Contra La Historia Oficial
Contra La Historia Oficial
                                                                                                                                            1
                                                                                                        Reseñas              Intersticios Sociales
                                                                                                                             El Colegio de Jalisco
                                                                                                                             Otoño 2011
                                                                                                                             núm. 2
                          cuencia, la obra evidencia un manejo sistemático                   grandes hombres y la historia de bronce por una
                          de las obras de actores y fuentes de la época, así                 más compleja y clara a la vez. En ella la humani-
                          como de diferentes trabajos de una historiogra-                    dad de los sujetos históricos se hace presente.
                          fía mexicana que al día de hoy está consolidada.                       El texto tiene como intención debatir la his-
                          En esta acepción bien cabe señalar lo que el re-                   toria dicotómica entre el bien contra el mal que
                          conocido y respetado historiador mexicano Enri-                    se enseña aún en el sistema educativo en sus
                          que Florescano ha dicho en más de una ocasión.                     niveles básicos. Sin ser presunción, se diría que
                          Palabras más palabras menos, ha señalado que si                    los acontecimientos explicitados son conocidos
                          de algo hay que estar orgullosos en lo que dejan                   por la lectura hecha de las obras que Crespo cita.
                          las conmemoraciones del bicentenario de la in-                     Esto fue posible en mi tránsito en el posgrado o
                          dependencia y el centenario de la revolución, es                   por mi interacción con algunos colegas historia-
                          la amplia, rica y sólida producción de la historio-                dores. Otros, debo aclarar, me fueron novedosos
                          grafía mexicana. No obstante, y a decir del histo-                 y por primera vez me enteré de ellos. No siendo
                          riador, tal avance ha sido de claroscuros porque                   historiador de formación, comparto la idea de
                          los especialistas no han alcanzado el estatus de                   que el estudio de la política desprovista de con-
                          una masa crítica profesional que cuestione los                     texto histórico es igual, o más grave, que esta sea
                          problemas que aquejan al país.2                                    ainstitucional como una vez Giovanni Sartori le
                              Pese a esta problemática que enfrenta el cam-                  cuestionó a la ciencia política.3
                          po historiográfico se deriva otra. Esta consiste en                    La fortaleza nodal del libro radica en su inten-
                          cómo bajar, si se permite la expresión, los resulta-               ción por divulgar la historia. Así como hay gente
                          dos de las investigaciones y hacer comprensibles                   que estudia o se especializa en ramas como la
                          las coincidencias o divergencias que hay en el es-                 difusión de la ciencia o la cultura para hacerla
                          tudio de la historia a un público más amplio que                   amena, clara y comprensible, José Antonio Cres-
                          el de los especialistas o estudiantes de las ciencias              po hace gala de su experiencia como investiga-
                          sociales. En consonancia con lo anterior, el título                dor, docente y columnista para captar la aten-
                          y el hilo conductor desarrollado a lo largo de la                  ción de un lector promedio. Sobre su faceta como
                          obra, además de asegurar una intención, buscan                     líder de opinión no se puede dejar de mencionar
                          hacer entendible la historia política, y por lo tanto              la sonrisa que en más de uno ocasiona cuando
                          la difícil construcción del Estado mexicano.                       con fino humor comenta situaciones del pasa-
                              Cuando uno se adentra en el libro, la obra es                  do con frases, metáforas, o bien que son causa
                          clarificadora de los acontecimientos al situarlos                  de situaciones presentes. Este talante del libro lo
                          en su justa dimensión. El autor los ubica en un                    hace otro baluarte pues se aleja del especialista
                          agraciado equilibrio narrativo y con clara expo-                   con su jerga, forma y estilo.
                          sición lógica. El libro cuestiona la historia de los
                                                                                             3    Giovanni Sartori. “¿Hacia dónde va la ciencia política?”.
                          2   Enrique Florescano. “La escasa masa crítica”. Nexos. México:       Política y Gobierno. CIDE, vol. XI, núm. 2, segundo semestre de
                              Noviembre de 2007, pp. 32-36.                                      2004, pp. 349-354.
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         Otoño 2011
             núm. 2
     En esta tesitura, Contra la historia oficial es   sigue intacto; y que la conquista la hicieron los
un libro que de forma didáctica recorre alrededor      indígenas y la independencia los españoles.
de cuatro siglos de historia política; y es una obra       Santa Anna es la expresión de un México su-
que desde ya, y con los riesgos que ello implica,      rrealista, un espejo de las contradicciones y pa-
podría constituirse como un libro de texto en el       tologías que el país padeció en su conjunto, o
nivel de bachillerato o de licenciatura en donde       sigue padeciendo.
la historiografía no sea el eje central de forma-          Que el imperio de Maximiliano no fue tan
ción. Aunque también se puede incluir en un se-        conservador como se cree, y que de hecho intentó
minario sobre el sistema político mexicano. Pero       hacerles justicia social a los campesinos e indíge-
el texto de seguro trascenderá estos espacios y el     nas mexicanos, cuando en la mente de nuestro
público será más amplio.                               presidente Benito Juárez estos eran un lastre.
    El libro, con algunos errores de edición, está         Que el vínculo de Juárez con la legalidad es
estructurado en cuatro partes, además de una in-       más discurso. Juárez fue ante todo un político y
troducción y un epílogo en donde el autor aboga        como tal: “un digno precursor de la clase política
por una “historia al servicio de la ideología de-      posrevolucionaria que ha justificado el relego de
mocrática”. Este anhelo podría ser debatible en el     la ley cuando la gravedad de las circunstancias
campo historiográfico pero es comprensible desde       así lo aconseja”4 . La muerte se cruzó en su cami-
la formulación e implementación de las políticas y     no, si no uno de nuestros máximos héroes bien
los programas educativos en el nivel básico.           pudo pasar a villano favorito de la historia ofi-
    En la obra, José Antonio Crespo, después de        cial. Fue Porfirio Díaz quien lo revivió y lo colocó
explicar los acontecimientos, desmitificar o de-       en el pedestal en el que ahora está. Paradojas y
construir la historia oficial, da luces de cómo se     contradicciones de la historia, esta como las an-
pueden superar los lastres de la psicología co-        teriores, y ahora es Porfirio Díaz el villano his-
lectiva que han estancado a la sociedad o sim-         tórico y no tiene el lugar que merece. Por cierto,
plemente no permiten madurar. Su lectura por           ante el cercano centenario de su muerte, ¿existen
adolescentes, jóvenes y adultos será, sin dudarlo,     las condiciones mínimas para traer sus restos a
liberadora.                                            nuestro país?
    Al situar en su justa dimensión los aconteci-          Que Madero fue un revolucionario que no
mientos, el libro, entre otras cosas, dice que Her-    quería una revolución, que Estados Unidos es el
nán Cortés fue un hombre de su tiempo, un ge-          fulcro de la balanza en nuestra historia. Guste o
nio, un hombre que es difícil amar pero imposible      no, pero como dice José Antonio Crespo “gene-
de admirar. Moctezuma y la Malinche encarnan           ralmente no nos gusta”.
la cobardía y la traición, respectivamente, pero           El libro abiertamente va contra la historia ofi-
en ellos convergen procesos más amplios que            cial al colocar las partes de la película que el régi-
explican la derrota del poderoso y tiránico impe-
rio mesoamericano. El orden social del virreinato
                                                       4    José Antonio Crespo, op. cit., p. 231.
                                                                                                                               3
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                                                                                                                El Colegio de Jalisco
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                          men quita. Va contra una historia oficial que hace     Rafael Estrada Michel
                          glorioso el pasado. Va contra una forma de enal-       Universidad Iberoamericana
                          tecer y hacer heroicas las derrotas, o bien que la
                          nación ha sido construida por seres iluminados.        n   Manuel Gómez Morin y Efraín
                               Se opone a una historia oficial que destaca           González Luna
                          los siguientes valores: 1) la violencia como ins-          Una amistad sin sombras
                                                                                     Recopilación, notas y estudio preliminar de
                          trumento de cambio; 2) la exaltación del caudillo
                                                                                     Ana María González Luna y Alejandra
                          sin importar cómo llega al poder; y 3) idealiza a          Gómez Morin
                          los héroes perdonándoles sus abusos o la forma             México: FCE, 2010, 5 tomos.
                          en que han ejercido el poder, o bien presentán-
                          dolos como semidioses.                                 Sergio Lujambio, de memoria entrañable, le rega-
                               Finalmente, en su crítica a la historia oficial   ló a un grupo de amigos, panistas de viejo cuño
                          imperante, José Antonio Crespo, en el epílogo del      —no expanistas, porque no es seguro que ma-
                          libro, toma posición. Él aboga por una historia al     terialmente lo fueran—, un busto de don Efraín
                          servicio de la democracia con el riesgo, pese a ser    González Luna. Yo, que era muy joven, no asistí.
                          cívica hay que decirlo, de erigirse también en una     Pero como mis dos padres fueron, uno de esos
                          historia oficial al final de cuentas. Sin embargo,     bustos fue a dar a mi recámara de estudiante
                          es indudable que desde la formulación de las po-       y, después, a mi oficina de pasante de abogado.
                          líticas educativas constituir una historia cívica se   Desde ahí ha mirado, inquisitivo y exigente, toda
                          hace necesario. Consecuentemente discutir o re-        mi trayectoria profesional. Y lo que escribo que,
                          plantear los contenidos de lo que se enseña erige      ¡ay!, no puede siquiera compararse con este par
                          un campo de batalla; en este punto José Antonio        de plumas maravillosas que reseño.
                          Crespo sostiene abiertamente que la historia que           Desde sus dos casas, en las calles del Bosque
                          se debe enseñar debe estar al servicio de la ideo-     y del Árbol, en Guadalajara y en México, estos
                          logía democrática y sustentarse en valores como        corresponsales no dejaron de ver el bosque por
                          la legalidad, la civilidad y la negociación, y no la   hacerse cargo del árbol, ni viceversa. El género
                          violencia, la revolución y el providencialismo         epistolar aparece en este corpus como algo apa-
                          caudillesco que son los pilares de la historia que     sionante y redivivo, hoy, merced al Facebook y al
                          aún se enseña a millones de niños y jóvenes en el      Twitter, que sin embargo no dejan huella impre-
                          país. Éstos y otros planteamientos son desplega-       sa. Acercarse a los archivos, por la contra, per-
                          dos a lo largo del libro pero la última palabra la     mite no repetir ad nauseam las interpretaciones
                          tiene el lector l                                      canónicas: leer a los historiables, no sólo a los
                                                                                 historiadores.
                                                                                     Esta historia epistolar, como la de Acción Na-
                                                                                 cional, es parte, tal cual dice Javier Garciadiego,
                                                                                 de la historia de la revolución. De la “otra” histo-
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ria de la revolución. En el año del centenario, las   intelectuales tienen que dictar una y otra vez
cartas de Gómez Morin y González Luna se leen         la misma conferencia, ciclando y reciclando su
perfectamente tras La sucesión presidencial, La       mismo repertorio, o escriben mil veces el mismo
tormenta y Entre las patas de los caballos.           artículo para que se publique en muchas revistas
    De alguna manera, la cuenta que se da de          “arbitradas”, es grato ver que hubo quien escribió
Una amistad sin sombras (el título es espléndido,     con tanta fruición para ser leído por el amigo al
como que procede de don Manuel Gómez Morin,           que se admiraba y quería, y no simplemente para
y, como dice el presidente Calderón en su pre-        acumular puntos en el SNI. Una amistad así hace
sentación, “esta luminosa amistad se puso sin         pensar en los amigos epistolares que no se tienen
hesitaciones al servicio de la patria”) destierra     por culpa de la posmodernidad (no cuentan, des-
a su vez muchas sombras que son hijas del lu-         de luego, los contactos de Twitter).
gar común. No se encuentra en este diálogo de             Algunas originalidades que se hallan en los
treinta años sombra alguna de esa bifurcación         tomos: no sólo la reivindicación de la democracia
tajante, tantas veces repetida, entre los “católi-    (la efectiva, la del sufragio) cuando nadie o casi
cos” de González Luna y los “liberales” de Gómez      nadie quería creer en ella, sino la acuñación tem-
Morin en la fundación y cimentación de Acción         prana (1950) del término “virreyes” para referirse
Nacional. Hay, sí, como en todo lo humano, ma-        a los gobernadores de los Estados. Un término
tices y acentos en la pluma de uno y otro. Pero la    que cada vez se usa más entre los opinólogos ac-
impresión que queda al final del apasionante via-     tuales. O el de la “pareja presidencial” para hablar
je que comienza con la inquietud de formar una        de los Perón. Ahí está en las cartas.
editorial es que se debe a ambos corresponsales,          Las “primeras luces” para Una amistad sin
en dosis semejantes, algo que no se ha sabido         sombras se hallan en 1934. Todo comienza con
aquilatar lo suficiente, porque no se ve lo sufi-     la idea de fundar una sociedad editorial y libres-
ciente a la antigua España, a los años previos a      ca, justo cuando el maestro Gómez Morin está
1939 y al sur de nuestra América: la construcción     participando en la fundación del Fondo de Cul-
de una derecha (acéptese el término a beneficio       tura Económica, a invitación de don Daniel Cosío
de inventario) civilizada y civilizatoria, demo-      Villegas.
crática y democratizadora. Aquí están las “viejas         Pero no fue sino hasta 1939, el año de la fun-
voces reencendidas” de las que habló don Efraín       dación de Acción Nacional, cuando este par de
González Luna y que rescató años después Raúl         amigos ya entrañables se conocieron (es decir, se
González Schmal.                                      vieron). Y no sólo eso: a don Manuel le bastó la
    Por la fecha de nacimiento de ambos pro-          convivencia de unos cuantos días para proponer
hombres, esta es la generación del 98, la inme-       a don Efraín como candidato a la presidencia de
diata posterior a la del Ateneo, que a diferencia     la república, en aquel “arrebato” ya célebre de la
de la española se sabe capaz, aún, de detener la      asamblea constitutiva, que terminó por apoyar
tragedia nacional. En estas épocas en que los         “condicionadamente” a Almazán.
                                                                                                                            5
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                                                                                                             El Colegio de Jalisco
                                                                                                             Otoño 2011
                                                                                                             núm. 2
                              Las cartas permiten acercarse, también, a la       de México en el conflicto, a la reanudación de
                          difícil relación con la Unión Nacional Sinarquista,    las relaciones con la Unión Soviética y al comba-
                          que González Luna veía, lejos de estructurante de      te a las dictaduras argentina y española. Rafael
                          la nación, como una organización divisionista. Y       Caldera, por entonces, y muy influido por ambos,
                          también al Gómez Morin campeón de la autono-           fundó el Partido de Acción Nacional venezolana,
                          mía universitaria, que apareció como promotor          de efímera existencia, y deja sentadas las bases
                          de instituciones libres como la Escuela Bancaria       para la creación del Comité de Organización Polí-
                          y Comercial, el Tecnológico de Monterrey y la Es-      tica Electoral Independiente (COPEI). El latinoame-
                          cuela Libre de Ciencias Políticas y Sociales, con-     ricanismo comienza a imponerse, con muchas re-
                          cebida sobre el modelo de la parisina Universidad      miniscencias al Ariel de Rodó, y como una forma
                          Popular, o de la Institución Libre de Enseñanza        de oposición al izquierdismo de Roosevelt. Nunca
                          de Giner de los Ríos, a la que sin duda conoció        me ha gustado esta fase del panismo, tan poco
                          por lo menos en nombre a través de su padrino          permeable al liberalismo, tan incapaz de recibirlo
                          peninsular, don Benito Martínez.                       (La región más transparente les parece a los fun-
                              Pocos años después, el gran tema es la sus-        dadores un libro “sucio”, “mórbido”, “desorien-
                          titución en la dirigencia de Acción Nacional. Gó-      tado”), pero indudablemente hay que tratar de
                          mez Morin no se ve como indispensable, y es ya         comprenderla y colocarla en el complicadísimo
                          muy crítico con sus partidarios y con él mismo.        contexto internacional en que surgió.
                          In nuce estamos ante el Gómez Morin que, en sus             Con todo y su incomprensión hacia la repú-
                          años finales se carteó con un dejo de desespe-         blica española, tan fecunda en su transterraje
                          ranza con Luis H. Álvarez, pero apenas era 1944.       mexicano, algo muy bueno se obtuvo del hispa-
                              Se pueden contemplar también los dos fuegos        noamericanismo de ambos personajes: la edito-
                          a los que se halla el novel partido, por lo menos en   rial Jus rescata textos valiosísimos de la cultura
                          la prensa: las versiones angloamericanas en tor-       occidental del primer novecientos, y publica en
                          no de una supuesta –y absurda— vinculación con         español a Maritain, Chesterton, Péguy y Clau-
                          los nazis, y lo que muchos años después Salazar        del, en la sublime traducción de don Efraín. En
                          Maillén llamó “la conspiración de silencio” en los     el ámbito literario destaca también el interés por
                          medios nacionales. A Gómez Morin parece afec-          Ábside, la revista del padre Méndez Plancarte.
                          tarle mucho, González Luna, más místico, advier-       Pocos epistolarios revelan tan bien como este la
                          te el largo trecho que resta para la victoria en el    recepción, así fuera mínima, de la cultura cató-
                          terreno de las ideas.                                  lica anglosajona, francesa e italiana en el medio
                              Y si se está ante la historia de la revolución,    intelectual mexicano.
                          también se está ante cartas importantes para                Pero el catolicismo de las cartas no sólo es
                          comprender a las derechas latinoamericanas en          literario. Hay un punto mayor en ellas, que es de
                          el contexto de la segunda guerra mundial. Los          corte social. Quienes las escriben son hijos de
                          corresponsales son contrarios a la participación       Rerum Novarum. La salvación no vendrá en ex-
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clusiva a través de las letras, ni podemos resig-     ciones aparte— poca era la colaboración que ha-
narnos a ser esas “orugas doctas” —la expresión       llaban.
es de González Luna— que miran con desprecio               Son épocas que ya no consigue siquiera ima-
desde la altura de la hoja a los gusanos que se       ginar. El régimen coloca incluso a amigos y her-
arrastran por el suelo. La regeneración ha de ser     manos en posiciones clave para contradecir y
comunitaria o no ha de ser. Y, sin embargo de         minar la obra de Gómez Morin y González Luna.
preocupaciones sociales, queda el hermoso inter-      En El Grullo, el hermano de don Rafael Preciado
cambio de 1944 sobre la poesía a un tiempo pro-       Hernández, Porfirio, consiguió —según las car-
vinciana y universal del jerezano Ramón, como lo      tas— que el destacado “iusfilósofo” se abstenga
llamaba don Manuel, el inmenso López Velarde.         de competir contra el PRI en el distrito jalisciense
Un intercambio que previamente había sido res-        vecino de Autlán.
catado por el Centro Manuel Gómez Morin en un             Hacia 1949 el desaliento estaba más que
boletín de memorable belleza.                         justificado. Estos hombres, hombres de la gran
    Aunque es imposible referirse a todos los         guerra, critican a los “colaboracionistas” con el
temas tratados en las cartas, parece importante       régimen, se lamentan de la cobarde actitud ge-
destacar los intercambios de los últimos cuaren-      neralizada entre los mexicanos de tiempos de
ta, en que la posición de los demócratas de ins-      Alemán, contemplan un paisaje desolado. Tienen
piración católica aparece atacada por dos flan-       problemas —que aún existían en mi infancia—
cos: el de los fundamentalismos de derecha, que       incluso para conseguir candidatos a puestos de
desde la Autónoma de Guadalajara o la Unión           elección popular.
Nacional Sinarquista se ensañan en contra de              Y vino luego la campaña de 1952. Pocos
don Efraín, y el de los jacobinismos que ven en       procesos han visto enfrentados a candidatos de
la regulación de la materia religiosa inserta en la   tanta importancia: Henríquez Guzmán, Ruiz Cor-
Constitución de 1917 un cuerpo normativo de           tines, Lombardo Toledano. Por el PAN don Efraín,
imprescindible aplicación, lo que genera la do-       que rejuveneció, se personalizaba en el sentido
lorosa expulsión de don Aquiles Elorduy, el viejo     de Mounier, al contacto con la gente. ¡Qué des-
maderista, quien sale de Acción Nacional en un        cripciones, qué tersura la de sus cartas al amigo
hecho que más de uno ha interpretado como el          desde la trinchera!
rompimiento con la tradición liberal, la del pri-         Es, ante todo, y más allá de los éxitos electorales
mer Vasconcelos.                                      de su partido, la “degradación política” lo que les
    Los primeros años de la correspondencia dan       preocupa. Una degradación que se encarna en la
cuenta, también, de cómo los dos fundadores se        prensa, mercante y autocensora, en el sindicalismo
echaron a los hombros la labor de consolidar Ac-      charro de trabajadores y empresarios, en el fraude
ción Nacional, frecuentemente solos desde sus         electoral pero, sobre todo, en la falta de ciudadanía,
trincheras en el Consejo Nacional y en el Comité      en la sujeción vasállica de los habitantes de la repú-
Regional de Jalisco, en las que —buenas inten-        blica, que es en realidad una Res privata.
                                                                                                                               7
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                                                                                                                núm. 2
                              Destaca el intercambio que, en 1950, se re-       dicial fue utilizado con vergonzosas finalidades
                          fiere a la invitación que recibe el maestro Gómez     políticas, esta especie de resignación se encuen-
                          Morin para regresar a sus cursos de Derecho Pú-       tra presente. Se deriva, qué duda cabe, del senti-
                          blico en la UNAM, cuyos apuntes han sido rescata-     do trascendente que le imprimen a sus vidas, y en
                          dos por Alejandra Gómez Morin y Angélica Oliver       concreto a sus vidas políticas.
                          recientemente, para ser publicados por la Supre-          Los tomos contienen un epistolario entre dos
                          ma Corte de Justicia de la Nación. Don Efraín le      soledades, como las de Góngora o las de Ma-
                          aconsejó que aceptara la invitación, que volviera     chado. Poco a poco se fueron dando cuenta los
                          a sus lares, que el contacto con la juventud le       dos fundadores de que estaban solos. Sus amigos
                          haría bien a él y a Acción Nacional. Don Manuel       los traicionaron, los grandes y rebeldes pensado-
                          vaciló y terminó por rechazar la invitación.          res de los años previos se adhirieron al PRI y de-
                              En general, la correspondencia manifiesta la      jaron, con ello, de ser jóvenes, la calumnia llegó
                          gran tensión de los primeros años del partido que     por todos lados, la prensa no quiso ser libre ni
                          fundaron: participación en procesos electorales       independiente. El vasconcelista López Mateos era
                          que se saben viciados de origen, o radicalización     candidato presidencial del partido oficial…
                          del movimiento y acceso a cierto tipo de clandes-         Solos, o casi solos. Tanto la editorial como el
                          tinidad. Vacilaciones aparte, la respuesta de los     partido se iban fortaleciendo, silenciosamente,
                          señores se dio por el lado de la institucionalidad.   como crecen las ceibas y los abetos.
                          Y aunque fueron víctimas del fraude, recibieron           Resulta peculiar apreciar cómo los ataques
                          con esperanza los frutos de la “serie de verdade-     contra los dos pensantes fundadores de Acción
                          ros milagros de la perseverancia” —la frase es de     Nacional provenían más de la derecha que de la
                          don Efraín— en casos como el de Durango, el de Mi-    izquierda. Al alborear los años sesenta se pre-
                          choacán y, sobre todo, el de Chihuahua en 1956.       sentaba la grave cuestión de la incardinación del
                              El regustillo que queda al sumergirse en la       PAN a la Internacional Demócrata Cristiana, a la
                          ingente correspondencia podía sospecharse por         que don Efraín opuso argumentos. Y argumentos
                          quienes han tenido algún acercamiento con la          constitucionales, nada más. La visita de Rafael
                          historia de los primeros años del PAN. Da la impre-   Caldera y los movimientos que causó se hallan
                          sión de que los corresponsales tienen claro que       admirablemente descritos por la pluma de Gon-
                          en política la victoria individual se halla veda-     zález Luna, la otra gran pluma de Autlán, que no
                          da para quien entiende que moralmente no cabe         desmerece junto a la de don Antonio Alatorre.
                          más que beneficiar a la polis. Están muy lejos del        Luego, los ataques implacables de tecos, si-
                          “empirismo audaz y necio” —de nuevo Gonzá-            narcas y fundamentalistas, que no le perdonan
                          lez Luna— y de la sagacidad a la realpolitik que      a Gómez Morin el ser demócrata, el querer pare-
                          hace “triunfar” a los egoístas de siempre. Incluso    cerse a Madero. La publicación furtiva y alevosa
                          cuando don Efraín enfrentó el penoso asunto de        de textos antisemitas, ilegibles, en la editorial que
                          las calumnias de Saínz, en el que el aparato ju-      había fundado el maestro. Las cartas del postrer
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Vasconcelos en que los epítetos hacia su discípu-
lo Gómez Morin son dignos de una Kristalnacht.
Todo conspira, desde el integrismo fascista, en
contra de este par de católicos que se atrevieron
a ser demócratas.
    Y como, por la muerte de don Efraín, la co-
rrespondencia terminó naturalmente en 1964, es
posible apreciar la llegada de los nuevos tiem-
pos. El punto final a los tomos se llama Adolfo
Christlieb Ibarrola, otro detestado por los inte-
gristas. Los fundadores lo miran esperanzados.
Un nuevo, difícil, espléndido tiempo se abre para
México: el tiempo del cambio democrático de las
estructuras.
    Es el gran mensaje de este libro magnífico.
La “brega de eternidades” queda con él epistolar-
mente sistematizada. Y queda así merced a una
amistad verdadera, erudita y profunda que, como
hubieran querido Aristóteles y Cicerón, contribu-
yó al desvelamiento de la verdad. Al o’gormaniano
destierro de sombras.
    Un último apunte: las notas al calce son
magníficas, lo mismo que los apéndices en que
se explican las biografías de los personajes refe-
ridos en las cartas. Lo debemos todo al intrépido
par de nietas que hicieron ver la luz a tomos in-
dispensables para la valoración del novecientos
mexicano l
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