Compendio Micología Médica
Compendio Micología Médica
MICOLOGÍA
MÉDICA
AUTORES
Dr. C. Rogelio de Jesús Treviño Rangel
Dr. C. Mariana Elizondo Zertuche
Dr. C. Carmen Amelia Molina Torres
Dr. C. Olga Carolina Rojas García
Dr. C. Gloria M. González González
Micología Médica
PRIMERA EDICIÓN
Compendio de Micología Médica
Prólogo
Índice
Tema Página
01.- Propiedades generales, clasificación y estructura de los hongos.
Diagnóstico de laboratorio de las micosis…………………………………. 1
02.- Trichophyton spp., Microsporum spp. y Epidermophyton spp.: tiñas o
dermatofitosis……………………………………………………………... 7
03.- Malassezia spp.: pitiriasis versicolor……………………………………… 15
04.- Trichosporon spp.: piedra blanca y tricosporonosis………………………. 19
05.- Sporothrix schenckii: esporotricosis………………………………………. 23
06.- Fonsecaea pedrosoi, Phialophora verrucosa, Cladophialophora carrionii:
cromoblastomicosis…………………………………………….. 27
07.- Madullera mycetomatis, Scedosporium apiospermum: micetoma
eumicótico………………………………………………………………….. 33
08.- Coccidioides immitis y Coccidioides posadasii: coccidioidomicosis……... 37
09.- Histoplasma capsulatum: histoplasmosis………………………………….. 43
10.- Paracoccidioides brasiliensis: paracoccidioidomicosis…………………… 49
11.- Blastomyces dermatitidis: blastomicosis…………………………………... 54
12.- Candida albicans y Candida no-albicans (C. parapsilosis, C. krusei, C.
tropicalis y C. glabrata): candidosis………………………………………. 58
13.- Cryptococcus neoformans: criptococosis………………………………….. 65
14.- Aspergillus spp.: aspergilosis………………………………………………. 70
15.- Fusarium spp.: queratitis, enfermedad sistémica, etc……………………… 76
16.- Pneumocystis jiroveci: pneumocistosis……………………………………. 81
17.- Rhizopus, Lichteimia, Mucor: cigomicosis………………………………… 85
Referencias………………………………………………………………………... 92
Los hongos son un complejo y fascinante grupo de organismos eucariontes tan grande, que se
calculan alrededor de 200,000 especies, pero se cree que hay más de 1 millón y medio; viven en
los medios más variados, y solo alrededor de 400 son necesariamente patógenos para mamíferos
Las primeras descripciones morfológicas de los hongos hacen referencia a un material
“fungus”=sponge, “algo con muchos poros”, que es el aspecto que tienen los macromicetos.
De acuerdo con la posibilidad de apreciar las características morfológicas básicas, los hongos
pueden ser macroscópicos o microscópicos. Los hongos macroscópicos, denominados también
setas o champiñones, que alcanzan hasta algunas decenas de centímetros, están constituidos por
agregaciones miceliales formando cuerpos fructíferos o carpóforos en donde se localizan,
además, estructuras de reproducción sexual (basidios con basidiosporas). Los macromicetos están
formados por una fructificación carnosa llamada píleo (“sombreo”), unido por su parte central al
ápice de un estípite (o tallo) bien diferenciado.
Los hongos tienen gran importancia para conservar el equilibrio en la naturaleza, puesto que
desintegran, o reciclan casi todos los restos orgánicos; intervienen en la producción de humus del
suelo, muy importante para su fertilidad (biodesintegración); también participan de manera
indeseable en el biodeterioro pudiendo ser una amenaza para los cultivos (fitopatógenos). Por si
mismos, los hongos sirven como alimento o se utilizan en la elaboración de otros: pan, vino,
cerveza, quesos, etc. Se utilizan en procesos industriales, como la elaboración de ácido cítrico.
También sirven para obtener antibióticos como la penicilina, las cefalosporinas, la griseofulvina y
el ácido fusídico, así como hormonas y enzimas.
Figura1. Estructura de un talo o micelio de mohos y levaduras, y en la parte inferior dos formas poco frecuentes.
Fuente: Arenas Guzmán, R. (2000). Micología médica ilustrada (4a. ed.).
Al conjunto de estructuras que conforman una colonia de hongo se le denomina talo unicelular o
disociado si se refiere a las levaduras, o talo pluricelular si se refiere a los hongos filamentosos.
El talo está constituido por dos partes: 1) talo o micelio vegetativo que asegura el desarrollo, la
nutrición, la fijación y la edificación de la parte reproductora, y 2) talo o micelio reproductor,
donde se forman los órganos de reproducción. Puede estar representado por hifas, levaduras o
pseudohifas (blastosporas que no se separan) (figura 2). Los hongos que tienen una fase
parasitaria levaduriforme (talo disociado) y una saprofítica filamentosa, y que en respuesta a
cambios ambientales pasan de esta última fase a 25 °C a la fase de levadura a 37 °C, o viceversa,
se llaman dimorfos.
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Figura 2. Fase micelial y de levadura con talo reproductor y vegetativo.
Fuente: Arenas Guzmán, R. (2000). Micología médica ilustrada (4a. ed.).
Levaduras. Las estructuras somáticas son células únicas, redondas, ovales, alargadas o
cilíndricas, de pared delgada o gruesa. El diámetro de las diferentes formas oscila entre 2 y 15
μm. Por lo general se reproducen por gemación en posición polar y en ocasiones por fisión.
Algunas veces la gema permanece unida a la célula madre, y este proceso se repite formando
cadenas celulares largas llamadas pseudohifas (Figura 2). Las levaduras dan lugar a colonias de
forma redonda, con bordes en general bien definidos; tienen un aspecto húmedo; tienen una
consistencia suave y en la mayoría su crecimiento es evidente en 24-48 horas. La superficie
puede ser plana, convexa, plegada o embonada; su aspecto puede ser opaco o brillante. Los
colores son variables: blanco, beige, marrón, negro, salmón, rosa, etc. (Figura 3A).
semanas. Algunos hongos producen pigmentos que le dan un color característico dependiendo de
la especie.
A B
Reproducción
La reproducción se realiza por medio de esporas o conidios y puede ser sexuada (teleomorfa) o
asexuada (anamorfa). La reproducción sexuada o perfecta se produce por la unión de dos núcleos,
mientras que la asexuada o imperfecta (anamorfa) se da a partir de un micelio aéreo o
reproductor, sin fusión de los núcleos. La reproducción sexuada se relaciona con cambios
evolutivos y adaptativos para sobrevivir a modificaciones ambientales, mientras que la asexuada
asegura una amplia diseminación en la naturaleza. La reproducción anamorfa es la mejor
conocida y, por lo general, sirve para identificar al hongo; suele llevarse a cabo por medio de
esporas generadas por una célula especializada o conidiógena, las cuales son externas y se llaman
conidios (Figura 4), y sólo en las zigomicotas son internas y se llaman esporangiosporas (Figura
4).
Los conidos son estructuras bien definidas (redonda, oval, alargada, triangular, etc.) uni o
pluricelular (con tabiques transversales, longitudinales o mixtos); su tamaño varía de 2 a decenas
de micrómetros. La disposición de los conidios es variable y característica de la mayoría de los
géneros fúngicos; pueden ser únicos o dispuestos en grupos adquiriendo diversas modalidades,
por ejemplo: si se forman por articulación de las hifas se denominan artroconidios; si se forman a
partir de una fiálide, fialoconidios; si se forman a partir de una anélide, se llaman aneloconidios;
aquellos que al salir de una célula conidiógena dejan en ella un poro se llaman poroconidios, etc.;
en el género Candida, bajo condiciones deficientes de nutrientes se forman estructuras de
resistencia, generalmente redondas y de doble contorno en su pared, llamadas clamidoconidios.
Micosis
Las infecciones causadas por hongos microscópicos se llaman micosis, y toman su nombre de la
parte del organismo que invade (p. ej. onicomicosis) o del hongo que las causa
(coccidioidomicosis). Los agentes de las micosis pueden ser de origen endógeno y exógeno. Los
hongos endógenos se encuentran en mucosas o tegumentos de individuos sanos, y solo en estados
especiales del huésped (inmunodepresión, diabetes, antibioticoterapia) se convierten en
patógenos, por ejemplo, Candida. Los hongos exógenos viven fuera del ser humano o de los
animales; algunos son parásitos obligatorios (dermatofitos), otros son saprobios (Aspergillus,
Mucor) y excepcionalmente se convierten en patógenos. La mayoría de los hongos penetra por
vía cutánea o aérea. Algunos son cosmopolitas y otros están delimitados a zonas endémicas
(Blastomyces, Coccidioides).
La fisiopatología de los hongos es principalmente explicada por las reacciones inmunitarias que
monta el hospedero en el sitio de invasión aunque en algunos hongos se conocen ciertos factores
de virulencia como: termotolerancia, crecimiento sumergido, resistencia a fagocitosis, mimetismo
molecular, excreción de enzimas, utilización de iones como hierro y calcio, y adhesión. En
general, las micosis son de evolución subaguda o crónica, pueden durar años o ser letales. Como
los hongos liberan pocas toxinas, no suele haber fiebre ni modificaciones sanguíneas.
Con algunas excepciones el recurso más sencillo útil y rápido es el examen microscópico con
hidróxido de potasio (KOH) al 10%, pero tiene la desventaja de no colorear los elementos
parasitarios. El uso del cromógeno blanco de calcoflúor permite tener aún mayor sensibilidad
que la tinción de Schiff pero se requiere de un microscopio de fluorescencia y un filtro con
longitud de onda óptimo para el cromógeno. El examen para detectar Cryptococcus neoformans
requiere el uso de tinta china comercial.
La histopatología, además de revelar los elementos parasitarios de los hongos, aporta información
útil en el diagnóstico diferencial con tuberculosis y otras dermatosis. Las técnicas más utilizadas
son la hematoxilina eosina y las técnicas de Schiff y Grocott con sus diversas variantes, donde los
hongos se tiñen de color rojo y negro respectivamente.
Las pruebas serológicas son importantes herramientas diagnósticas. Los ensayos detectan
marcadores de infección tales como antígenos fúngicos y metabolitos o anticuerpos a antígenos
fúngicos. La detección de anticuerpos por fijación del complemento e inmunodifusión se utiliza
para el diagnóstico de histoplasmosis, aunque son comunes las reacciones cruzadas. Otras
micosis que son detectadas con aceptable sensibilidad por detección de anticuerpos son la
coccidioidomicosis y paracoccidioidomicois.
Introducción
Estas micosis fueron descritas por los griegos y romanos; éstos últimos la llamaron tinea, que
significa larva o polilla, seguramente por su aspecto en la localización cefálica; éste término fue
introducido por Felix Cassius en el siglo V. Algunas descripciones del tratamiento empírico a
base de resinas datan del siglo XVII. Un jesuita utilizaba dicho procedimiento en México, en
indígenas tarahumaras. Fernando Latapí en 1945 describió en nuestro país los primeros casos de
tiña imbricada en la sierra norte de Puebla y fue pionero en el uso de la griseofulvina en México.
Agente etiológico
colonias color blanco, algodonosas con un pigmento rojizo o rojo oscuro en el reverso (Figura 1,
A y B).
Género Microsporum. La especie observada más a menudo y más importante es M. canis. Se
caracteriza por generar colonias de crecimiento rápido con abundantes hifas aéreas que dan un
aspecto velloso a la superficie; el centro adopta un color café (marrón) claro y un color amarillo
anaranjado en los bordes y al reverso (figura 2A). Se observan macroconidios fusiformes de 7 a
20 por 30 a 60 micrómetros, con extremos afilados y paredes gruesas con espículas o equinuladas
(figura 2B); presentan 5 a 15 septos.
A B C
A B
Género Epidermophyton. Solo tiene una especie patógena para el ser humano, E. flocossum, que
es antropófila y para fines prácticos no afecta los pelos de la cabeza. Se caracteriza por generar
colonias radiadas y finamente pulverulentas de crecimiento rápido, color verdoso (caqui) (Figura
3A). Forma macroconidios de 7 a 12 por 20 a 40 micrómetros de diámetro, de paredes delgadas,
en forma de mazo o clava con un extremo redondeado y con 4 septos (Figura 3B). No hay
microconidios, pero hay numerosas clamidiosporas, sobre todo en colonias viejas.
A B
Epidemiología
Los dermatofitos causan micosis cosmopolitas que predominan en zonas tropicales. Constituyen
70 a 80% de todas las micosis y tienen una frecuencia del 5% de la consulta dermatológica. Se
consideran las enfermedades más frecuentes por hongos. Aparecen en sujetos de cualquier edad,
raza o sexo, así como en cualquier medio socioeconómico u ocupación. Se difunden del suelo al
ser humano, de los animales a éste o de una persona a otra de manera directa o por medio de
fómites. El último estudio realizado en México para analizar la distribución de los dermatofitos
entre 1996 y 2006 reveló que las especies más frecuentemente encontradas fueron Trichophyton
rubrum (71.2%), seguida de T. tonsurans (6.9%), T. mentagrophytes (5.5%), Microsporum canis
(4.5%) y Epidermophyton floccosum (1.3%). Las forma clínica más vista fue tinea unguium
(59.9%), seguida de tinea pedis (24.5%).
Patogenia e inmunidad
Los dermatofitos son hongos queratinofílicos que limitan su presencia a estructuras que contienen
queratina: pelo, uñas y capa córnea. Las estructuras fúngicas que transmiten la enfermedad son
artroconidios o clamidioconidios que se encuentran en los epitelios de descamación o en pelos.
Inician la infección por un fenómeno de adherencia a la capa córnea; después, estos elementos
germinan y empiezan la invasión de los queratinocitos; la infección se confina al estrato córneo y
los anexos; excepcionalmente afecta la capa granulosa. La colonización produce una reacción del
huésped debida a los productos metabólicos del hongo que actúan como factores de virulencia;
las queratinasas o proteasas digieren queratina y liberan antígenos (glucoproteínas) fúngicos;
elastasas relacionadas con enfermedad aguda y lipasas vinculadas con enfermedad crónica. En
algunos pacientes hay reacción inflamatoria intensa, en otros en mínima e incluso puede haber un
comensalismo asintomático entre hongo y huésped.
El grado de respuesta depende de dos factores: 1) la especie causal; las cepas zoofílicas y
geofílicas generan mayor inflamación, y 2) del grado de hipersensibilidad del hospedero. El
desarrollo de inmunidad celular (IC) se correlaciona con hipersensibilidad retardada y muestra
vínculo con curación clínica y eliminación del dermatofito; mientras que la falta o los defectos de
IC predisponen a dermatofitosis crónica o recurrente.
En la piel cabelluda, el hongo se reproduce en la capa córnea y penetra e invade la vaina del pelo;
se extiende hacia la profundidad sin sobrepasar la zona queratógena (franja de Adamson). Los
artroconidios pueden invadir la vaina del pelo sin destruir la cutícula (endothrix) o perforar y
alterar esta última, produciendo una vaina externa de conidios (ectothrix). En la dermatofitosis de
las uñas, la destrucción de la queratina es por la formación de canales, dentro de los cuales se
presentan hifas.
Enfermedades clínicas
1. Tiña de la cabeza o tinea capitis: Es propia de los niños ya que usualmente cura sola en el
momento de la pubertad; las epidemias por M. canis se relacionan con afección de perros o
gatos. Puede ser seca o inflamatoria. La variedad seca se manifiesta por descamación y “pelos
tiñosos”: pelos cortos (2-3 mm) gruesos, quebradizos, deformados y en ocasiones, con una
vaina blanquecina (Fig. 4, A y B). Las tiñas tricofíticas (endothrix) originan alopecia difusa
con placas pequeñas e irregulares intercaladas con los pelos sanos; en ocasiones se observan
solo como puntos negros (granos de pólvora) (Figura 4A). Las tiñas microspóricas (ectothrix)
originan una o pocas placas redondeadas, de mayor tamaño que las anteriores; todos los pelos
cortos se encuentran al mismo nivel y dan la impresión de haber sido cortados con segadora de
césped (Figura 4B). En ambas variedades, el prurito es mínimo. El querión de Celso es una
tiña inflamatoria ocasionada sobre todo por M. canis y T. mentagrophytes. Se manifiesta por
una masa inflamada y esponjosa constituida por pústulas y abscesos múltiples; hay
adenopatías satélite y dolor a la presión, pero no fiebre (Figura 4C); sin tratamiento, puede
dejar alopecia definitiva.
A B C
2. Tiña del cuerpo, tinea corporis: Es una tiña de la piel glabra (lampiña); se caracteriza por
placas eritematoescamosas redondeadas, con bordes activos vesiculosos; se extiende en
dirección excéntrica y deja la parte central sana o con poca descamación (Figura 5A). Hay
prurito leve, la evolución es crónica o pueden curar solas. A menudo se observan epidemias
familiares con una fuente común (gato o perro infectado con M. canis).
3. Tiña de la ingle, tinea cruris: Predomina en varones adultos. Afecta una o ambas regiones
inguinales, puede extenderse al periné, la región púbica, el abdomen y las nalgas. Se
caracteriza por placas eritematoescamosas con bordes vesiculosos; casi nunca hay pústulas
(Figura 5B). La evolución es crónica y pruriginosa. Es frecuente en zonas calurosas y en
quienes permanecen sentados mucho tiempo.
4. Tiña de las manos o tinea manuum: Predomina en varones adultos y es poco frecuente en
niños. Los factores predisponentes son ocupación manual y sudoración. Afecta a una o ambas
palmas; se manifiesta por anhidrosis, hiperqueratosis difusa, y descamación pulverulenta o
placas eritematoescamosas; hay acentuación en los pliegues de flexión (Figura 5C).
A B C
5. Tiña de la barba, tinea barbae: Es exclusiva de varones adultos; afecta la zona de la barba o el
cuello. Se caracteriza por pústulas foliculares aisladas o agrupadas, de evolución crónica y que
dejan alopecia cicatrizal; por lo general este cuadro se relaciona con adenopatías cervicales
retroauriculares (Figura 6B).
6. Tiña de los pies, tinea pedis o pie de atleta: Predomina en varones adultos, pero también se
observa en mujeres y niños. Afecta pliegues interdigitales, plantas y bordes de los pies. Se
manifiesta por escamas, maceración, grietas y fisuras (intertriginosa), o por escamas y áreas de
A B
7. Tiña de las uñas, tinea unguium u onicomicosis dermatofítica: Son las onicopatías más
frecuentes; predomina en adultos de 30 a 60 años de áreas urbanas. Frecuentemente afecta
uñas de los pies (70%). Predisponen los traumatismos y la causa principal es T. rubrum (87%).
La forma clínica más frecuente es la subungueal distal lateral donde la manifestación más
importante es la hiperqueratosis subungueal. Las uñas son opacas, de color amarillento, café
(marrón) o grisáceo, son friables y están erosionadas, los bordes dan la impresión de
duplicarse (Figura 7A). La evolución es crónica y progresiva. Otras formas menos frecuentes
son la onicomicosis blanca superficial y subungueal blanca proximal caracterizadas por
pequeñas zonas de color blanco porcelana con superficie rugosa (Figura 7, B y C). Estas dos
formas clínicas se asocian a menudo con inmunosupresión.
A B C
Figura 7. Tiña de las uñas. A. Subungueal distal lateral, B. Blanca superficial, C. Subungueal blanca proximal,
Fuente: piel-l.org
Diagnóstico
• Estudio con luz de Wood: permite establecer si los pelos presentan fluorescencia o no y
en la práctica solo hay fluorescencia en pelos microspóricos y en infecciones por T.
schoenleinii (Figura 9 A).
• Examen directo: se lleva a cabo con KOH al 10%; en el caso de pelos, pueden emplearse
colorantes como el azul de lactofenol o negro de clorazol para facilitar la observación de
hifas, esporas o ambas, dentro del pelo o alrededor del mismo.
A B
Figura 8. A. Examen directo de escamas de piel mostrando hifas hialinas ramificadas, B. Examen directo de
escamas de uñas mostrando hifas artrosporadas. Fuentes: piel-l.org, thunderhouse4-yuri.blogspot.mx
A B C
Figura 9. A. Pelo positivo a fluorescencia con luz de Wood (M. canis), B. Típica parasitación ectothrix en pelo por
esporas de M. canis, C. Típica invasión endothrix con grandes esporas en pelo causada por T. tonsurans
Fuente: Mycology.adelaide.edu.au
• Cultivo: se efectúa en medio agar dextrosa de Sabouraud y/o agar Mycosel. La posterior
identificación del agente etiológico se logra al estudiar las características macroscópicas y
microscópicas de las colonias, velocidad de crecimiento, tamaño, color, aspecto y textura;
tipo de filamentos, septos, clamidiosporas, hifas especiales y características de los
macroconidios (mencionadas anteriormente).
Las tiñas secas de la cabeza curan solas al llegar a la pubertad; las formas inflamatorias
desaparecen de manera espontánea en semanas o meses; aun así, dada la contagiosidad de las
primeras y la morbilidad en las segundas, siempre deben ser tratadas por el médico. Los fármacos
recomendados son griseofulvina, terbinafina e itraconazol vía oral. Es posible agregar
antimicóticos tópicos, disulfuro de selenio o azoles en champú para eliminar las esporas viables
de la superficie de la piel cabelluda. El tratamiento dura de 2-3 meses. Se deben buscar animales
o parientes infectados y utilizar blanqueadores para desinfectar fómites. En otras ubicaciones,
como el cuerpo, las ingles, las manos y los pies, solo se recomiendan fármacos vía tópica como
toques yodados, imidazoles tópicos como miconazol o clotrimazol aplicados dos veces al día. En
general las uñas son resistentes al tratamiento tópico. La avulsión ungueal incrementa el índice de
curación de 47 al 82%, al igual que la combinación de un antimicótico sistémico con uno tópico.
Por vía oral es útil la griseofulvina, ketoconazol e itraconazol. Entre los medicamentos locales
más recomendables figura el barniz de tioconazol, la amorofilina, el ciclopirox, etc. Se
recomienda cuando hay pocas uña afectadas, en niños o ancianos, en pacientes con infecciones
mixtas o ante contraindicaciones para antimicóticos sistémicos.
Para la prevención son recomendables las medidas higiénicas generales; evitar el uso de ropa
sintética muy entallada y sudoración excesiva; secado cuidadoso de los pies después del baño;
evitar el abuso de calzado cerrado, de material plástico o de tenis. En uñas, corte y limado
frecuente durante el tratamiento; la aplicación de antimicótico local tras la curación, de
preferencia en barniz, previene recurrencias.
Introducción
Agente etiológico
La principal característica fisiológica de estas levaduras es la lipofilia; casi todas las especies
requieren de lípidos para su crecimiento como fuente de carbono. Con excepción de M.
pachydermatis, las especies tienen un absoluto requerimiento in vitro e in vivo de ácidos grasos.
Epidemiología
Estos hongos son de distribución mundial. En el caso particular de la pitiriasis versicolor, ésta
tiene predominio en zonas tropicales. En México es frecuente en los estados de las costas del
Golfo y del Pacífico. Afecta comúnmente a adolescentes y adultos jóvenes, probablemente
relacionado de manera directa con la mayor actividad de las glándulas sebáceas en este grupo de
edad, afectando de manera excepcional a ancianos.
encuentra bajo la continua influencia de cambios relacionados con la edad en la actividad de las
glándulas sebáceas, así como con la composición de ácidos grasos del sebo.
Patogenia e inmunidad
Como se comentó con anterioridad, las levaduras del género Malassezia forman parte de la
microbiota normal de la piel, primariamente se les encuentra en el infundíbulo de las glándulas
sebáceas, donde los lípidos, su principal fuente de energía, se encuentran fácilmente disponibles.
El alto contenido de lípidos de la pared celular de Malassezia, la cual provee estabilidad
mecánica y promueve osmorresistencia, puede favorecer su adhesión a las células del hospedero,
proteger a las levaduras de la fagocitosis, así como modular la respuesta inflamatoria en el
hospedero.
Enfermedades clínicas
Las entidades clínicas asociadas con estos hongos son las siguientes:
Otras infecciones causadas por Malassezia menos comunes son: onicomicosis, blefaritis y
blefaroconjuntivitis, dacriocistitis, otomicosis e infección sistémica (fungemia).
Diagnóstico
Las muestras clínicas a tomar para llevar a cabo el diagnóstico de infección superficial por
Malassezia serán escamas de piel recuperadas de las zonas afectadas. Las estrategias diagnósticas
son las siguientes:
• Estudio con luz de Wood: El análisis directo de las placas de pitiriasis versicolor en el
paciente bajo la luz de Wood (UV de baja intensidad) orienta en el diagnóstico preliminar
tras evidenciar fluorescencia amarillo-verdosa característica en las lesiones.
Figura 2. Imagen patognomónica en forma de “espagueti con albóngicas” de Malassezia spp. observada al examen
directo de escamas de piel teñidas con azul de lactofenol. Fuente: Gaitanis G, et al., Clin Dermatol, 2013.
Dependiendo de la severidad del cuadro clínico, el tratamiento puede ser tópico u oral
(sistémico). Dentro del primero se encuentran lociones, champús, cremas, geles y soluciones con
algún agente antifúngico imidazólico (generalmente ketoconazol). La terapéutica sistémica
incluye principalmente, además del ketoconazol, itraconazol, fluconazol o pramiconazol (un
nuevo agente contra la pitiriasis versicolor). La terbinafina no es efectiva contra la pitiriasis
versicolor. A la par del tratamiento farmacológico se recomienda evitar el uso desmedido de
productos grasos de aplicación tópica, así como tener hábitos higiénicos y limitar visitar lugares
tropicales secos y húmedos para evitar recidivas.
Introducción
El género Trichosporon fue designado por primera vez por Beigel en 1865, quien asoció estos
microorganismos a una infección benigna del cabello. La palabra Trichosporon se deriva del
griego y representa una combinación de Trichos (“pelo”) y sporon (“esporas”), lo cual hace
alusión a la presencia de nódulos irregulares a lo largo del pelo, consistente en una infección
fúngica, la cual posteriormente se caracterizó y nombró como piedra blanca. En 1890, Behrend
describió en detalle el agente causal de piedra blanca en la barba de un paciente y lo nombró
Trichosporon ovoides. Sin embargo, no fue sino hasta 1902 cuando Vullein propuso el nombre de
Trichosporon beigelii y desde entonces se han reportado otras especies del mismo género. No
obstante, gracias a los trabajos llevados a cabo por Guého y colaboradores el término T. beigelii
fue reemplazado por varias especies, llegándose a considerar a T. ovoides como el principal
agente etiológico de la piedra blanca. Hasta el momento se han descrito aproximadamente 36
especies, de las cuales al menos 6-8 tienen relevancia clínica.
Agente etiológico
Epidemiología
Figura 1. Crecimiento colonial de Trichosporon asahii (A) y micromorfología en un fresco con azul de lactofenol
de la misma cepa (B). Fuente: Mycology.adelaide.edu.au.
El modo de transmisión de la piedra blanca es el contacto directo con el hongo, el cual puede
darse por ausencia de hábitos higiénicos, bañarse con agua contaminada y excepcionalmente por
transmisión sexual. Los factores de riesgo para presentar la patología son el tener cabellera larga
y frecuentemente expuesta a largos períodos de humedad, hiperhidrosis y falta de aseo. En el caso
de la tricosporonosis, esta puede darse por translocación gastrointestinal o bien por
contaminación percutánea tras la colocación de catéteres endovenosos.
Patogenia e inmunidad
Como todo patógeno oportunista, Trichosporon spp. posee diversos factores de virulencia que le
permiten el establecimiento de la enfermedad y su posterior diseminación dentro del hospedero.
Estos factores se relacionan usualmente con el cambio fenotípico (o morfotipo), la habilidad para
adherirse a superficies bióticas y abióticas, termotolerancia, la expresión de componentes de la
pared celular y desde luego la síntesis y secreción de enzimas líticas.
Enfermedades clínicas
Trichosporon spp. puede causar infecciones sistémicas (conocidas como tricosporonosis), así
como también infecciones superficiales (denominadas piedra blanca). Las primeras se
documentan más en pacientes con malignidades hematológicas y algunas otras condiciones
médicas asociadas a inmunosupresión, mientras que las últimas se encuentran
predominantemente en individuos inmunocompetentes con hábitos higiénicos deficientes y
constante humedad en el cabello. No se conocen sus períodos de incubación.
1. Piedra blanca: se trata de una micosis superficial benigna que afecta principalmente el
pelo de la cabeza y se caracteriza por la presencia de nódulos o concreciones irregulares
de 1 a 3 mm de tamaño en el cabello afectado. Estos nódulos se encuentran ligeramente
pegados al pelo y no suelen invadir médula, folículo piloso ni piel adyacente (parasitación
“ectótrix”), son de textura blanda y pueden ser de color blanco o café claro. La mayor
parte de los casos se han reportado en niños y adultos jóvenes, particularmente mujeres
que suelen usar con frecuencia bandas sobre el cabello. Si bien la piedra blanca es
comúnmente encontrada en el pelo de la cabeza, también se le puede encontrar en barba,
bigote, cejas, axilas y vello púbico. Además de la piedra blanca, estos hongos pueden
eventualmente también causar otras infecciones superficiales, como por ejemplo la
onicomicosis.
Diagnóstico
Las muestras clínicas a tomar para llevar a cabo el diagnóstico de infección por Trichosporon son
pelos parasitados en el caso de piedra blanca, mientras que en casos donde se sospeche
tricosporonosis deberán ser sangre y puntas de catéter. Las estrategias diagnósticas son las
siguientes:
Figura 2. Examen directo de pelo parasitado con Trichosporon spp. evidenciando concreción. Fuente: Centro
Regional de Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
La piedra blanca se trata primordialmente con la remoción del pelo afectado seguido de terapia
antifúngica de aplicación tópica (bifonazol, ketoconazol). En el caso de la tricosporonosis, los
fármacos de elección son los triazoles (fluconazol y voriconazol principalmente). La anfotericina
B posee un actividad limitada contra Trichosporon spp. y las equinocandinas tienen muy poca o
nula actividad fungicida contra este hongo, por lo que no se recomienda su uso para el
tratamiento de la tricosporonosis. Para evitar contraer piedra blanca se recomienda instaurar
hábitos higiénicos. Por otra parte, no existen medidas preventivas específicas, como el uso de
vacunas para prevenir la tricosporonosis.
Introducción
Agentes etiológico
Son hongos dimorfos hialinos que pertenecen al complejo Sporothrix schenckii. Las cuatro
especies asociadas con esporotricosis en humanos son: Sporothrix schenckii sensu estricto, S.
brasiliensis, S. globosa, y S. luriei. En su forma saprofítica o in vitro a 30°C, el hongo crece en su
forma filamentosa, septada, hialina, conidióforos largos y conidios en su extremo distal. Estos
conidios son de dos tipos, hialinos formando un grupo de célula y marrones de pared delgada
distribuidos perpendicularmente a lo largo de la hifa. Durante la fase de levadura a 37°C se
observan células alargadas con forma semejante a cigarrillos. Este dimorfismo es esencial para la
virulencia.
Epidemiología
En las última dos décadas se han reportado brotes en gatos, en Brasil, causados por S.
brasiliensis.
Figura 1. Endemia de la esporotricosis en México. Fuente: Rev Latinoamer Patol Clin, Vol. 59, Núm. 3, pp 147-171
• Julio - Septiembre, 2012.
Patogenia e inmunidad
Enfermedades clínicas
Inicia como un nódulo que se ulcera, generalmente en dedos o mano, que evoluciona a un
chancro en una o dos semanas, posteriormente a parecen nódulos en forma ascendente
que siguen el trayecto linfático regional, estos nódulos se ulceran si en paciente no es
tratado. Estas úlceras se hacen crónicas, sus bordes son eritemato-violáceos indurados. En
México se describe esporotricosis en cara en niños de áreas rurales, principalmente
linfangítica.
2. Esporotricosis cutánea fija: se presenta hasta en el 24% de los casos. La forma fija es
crónica y localizada. Donde ocurre el traumatismo la lesión permanece localizada, se
forma el chancro esporotricósico de forma única, que puede ser verrugosa de bordes
definidos. → No duele
3. Formas atípicas: son muy pocos frecuentes (1%). Un pequeño porcentaje puede presentar
manifestaciones atípicas cutáneas, casos de dacriocistitis, infecciones en hueso y
diseminación sistémicas en pacientes con VIH. Otras formas inusuales de esporotriosis,
pueden ser las formas diseminadas en pacientes con alguna inmunosupresión. Se han
reportado pocos casos de esporotricosis pulmonar.
A B
Figura 2. A. Esporotricosis linfangítica (forma clásica), B. Esporotricosis cutánea fija. Fuente: Dermatología Rev
Mex Volumen 55, Núm. 4, julio-agosto, 2011.
Diagnóstico
• Examen directo: es poco útil, a la toma de muestra del chancro esporotricósico (pus,
secreción, tejido) se le realizan coloraciones especiales como PAS y Grocott
(mentenamina de plata) pero es difícil poner en evidencia la levadura, reportada como en
forma de puros o cigarrillos.
• Biopsias: las biopsias se toman del chancro o nódulo, deben enviarse en solución
fisiológica al laboratorio para poder cultivarlas y en formol para hacer las inclusiones en
A B
Introducción
La cromoblastomicosis es una micosis subcutánea, crónica causada por hongos dematiáceos. Los
agentes etiológicos más aislados son F. pedrosoi y C. carrionii. En menor frecuencia se aíslan P.
verrucosa y R. aquaspersa y raramente especies del género Exophiala. Los agentes causales son
hongos filamentosos pigmentados saprofitos que se han encontrado en el suelo, maderas, materia
orgánica en descomposición. La cromoblastomicosis es una micosis endémica que se presenta en
países tropicales y subtropicales. Su mecanismo de infección es por inoculación traumática del
hongo en la piel. Se caracteriza por lesiones nodulares, verrugosas, exofíticas, ulceradas,
localizadas generalmente en miembros inferiores, también pueden encontrarse en tórax, brazos,
manos y cara.
El primer caso fue descrito en Brasil en 1911 por Alexandrino Pedroso, quien reportó la
presencia de cuerpos esféricos marrones oscuros localizados en células gigantes, de una biopsia
de lesiones nodulares y ulceradas en pierna y pie de un paciente diagnosticado con dermatitis
verrugosa. La primera publicación data de 1920 por Pedroso & Gómes de 4 casos de dermatitis
verrugosa en Brasil incluyendo el primer caso reportado por Pedroso. En México el primer caso
diagnosticado y publicado fue en 1940, por el Dr. Manuel Martínez Báez. El año siguiente el Dr.
Antonio González Ochoa identificó al hongo F. pedrosoi.
Agente etiológico
A B
Figura 2. A. Escamas de piel con KOH al 10% mostrando los cuerpos escleróticos, B. Cultivo en agar dextrosa de
Sabouraud, colonia verde-oliva aterciopelada. Fuente: The University of Adelaide. National Mycology Reference
Center.
Epidemiología
El grupo de riesgo de padecer esta enfermedad son los campesinos, personas de zonas rurales que
trabajan en el campo o individuos en constante exposición con el agente etiológico en las zonas
endémicas. Los hongos tienen su hábitat en el suelo, plantas, astillas de madera, materia orgánica
en descomposición. La enfermedad es prevalente en el mundo sin embargo la mayoría de los
casos reportados son de climas húmedos de regiones tropicales y subtropicales de América, Asia
y África, en Europa es poco frecuente. F. pedrosoi representa el principal microorganismo
aislado encontrado en áreas húmedas y C. carrionii en climas semiáridos. Existe una alta
prevalencia de la enfermedad entre las zonas comprendidas 30° latitud norte y 30° latitud sur,
zona tropical y subtropical. La mayoría de los casos reportados ocurren en Latinoamérica, Asia,
África y Australia. Los países con mayor número de casos son: Madagascar, Brasil, México,
República Dominicana, Venezuela y el sur de China.
La cromoblastomicosis es una enfermedad ocupacional, de áreas rurales, que afecta a agricultores
o granjeros, personas mal nutridas y con poca higiene. El rango de edad afectado está entre los 40
a 50 años, se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres. Las localizaciones de
las lesiones son en las extremidades con predominio de miembros inferiores.
Figura 3. Distribución geográfica de cromoblastomicosis según los casos reportados. Fuente: Queiroz-Telles, F.
Chromoblastomycosis: a neglected disease. 2015. Rev. Inst. Med. Trop. Sao Paulo, 57(19):46-50.
Patogenia e inmunidad
La cromoblastomicosis se inicia con un traumatismo en piel, los conidios del hongo penetran
hasta tejido celular subcutáneo, la enfermedad generalmente permanece localizada y la
diseminación se ha reportado en pocos casos. Los conidios en el tejido se transforman a las
llamadas células muriformes o cuerpos escleróticos. La evolución de la enfermedad es crónica, la
primera lesión se desarrolla en el sitio de inoculación, suele presentarse como una pápula que se
extiende lentamente hasta formar lesiones extensas, que pueden ser placas, úlceras o verrugas.
Histopatológicamente se evidencia una acantosis, hiperplasia pseudoepiteliomatosa, que aparece
como una primera respuesta celular, en la dermis puede encontrarse una reacción granulomatosa
con microabscesos, células plasmáticas, linfocitos, macrófagos, células gigantes y en su interior
los cuerpos es creróticos o “copper pennies”. Las severidades de las manifestaciones clínicas se
han correlacionado con la respuesta inmune Th1 y Th2, y la eficiente respuesta inmune celular,
depende de la interacción entre las células del sistema inmunitario y la pared del hongo, el cual es
probable que promueva esta activación. Los factores relacionados con la virulencia de estos
hongos están poco estudiados, se ha reportado el dimorfismo, la composición de la pared celular,
la melanina, la secreción de exoenzimas, como fosfolipasas, esterasas, DNasas, ureasas, se cree
que puedan actuar en la invasión y degradación de los tejidos.
Enfermedades clínicas
La localización de las lesiones, generalmente son las extremidades, que son las áreas expuestas
no protegidas. Se reporta miembros inferiores como los más afectados, pero puede presentarse en
cualquier área anatómica.
1. Tipo nodular: se caracteriza por una lesión tipo pápula que se eleva en forma progresiva,
descamativa eritematio violácea.
2. Tipo placa o psoriasiforea: se caracterizan inicialmente como una pápula que avanza de
forma lenta, descamativa, pruriginosa o no, que se extiende superficialmente, sangran con
facilidad, observándose puntos de hemorragia. Pueden progresar a grandes placas con
bordes eritematosos y escamas perladas.
3. Tipo verrugosa: las lesiones tienen un crecimiento exofítico (crecimiento hacia afuera),
pueden evolucionar con aspecto de coliflor, en ocasiones péndulas, descamativas.
4. Tipo úlcera: las lesiones se caracterizan por poseer un borde indurado, violáceo,
descamativo y un fondo granulomatoso.
A
B
Figura 4. A. Lesión ulcerada con borde eritematovioláceo, B. Lesión ulcerada y cicatriz acrómica. Fuente: Dra.
Rojas OC, Decanato de Ciencias de la Salud, UCLA, Venezuela.
Diagnóstico
• Examen directo: al microscopio se debe buscar la forma parasitaria del hongo, que son
las células fumagoides o cuerpos escleróticos. Esto es patognomónico de la enfermedad.
Las células fumagoides son estructuras esféricas de 6 a 8 µm de diámetro color café de
paredes gruesas con un tabique central, podemos verlos aislados o agrupados. Su forma
de reproducción es por fisión binaria. En ocasiones en las escamas más superficiales,
podemos ver emerger de las células fumagoides, hifas septadas.
• Cultivo: las muestras tomadas de las lesiones se siembran en medios micológicos con
todas las condiciones de asepsia. El medio clásico es agar dextrosa de Sabouraud, puede
utilizarse el agar papa dextrosa e incubarse a 30°C. Todos los agentes etiológicos de
cromoblastomicosis son de crecimiento lento, en 1 semana podemos observar un
crecimiento incipiente de la colonia, puede tardar hasta 4 semanas para poder visualizar
las características macroscópicas. Todas las colonias son de color oscuro.
Macroscópicamente no se pueden diferenciar las especies. Para la identificación
morfológica se debe identificar el tipo de esporulación.
• Biopsias: éstas deben de recibirse en solución fisiológica para poder hacer el examen
directo con KOH y cultivar en medio agar dextrosa de Sabouraud. La histopatología con
hematoxilina eosina (H&E), revela las células fumagoides dentro de macrófagos o células
de Langhans o afuera en el tejido. En la dermis puede observarse una reacción
granulomatosa y células propias de una respuesta inflamatoria.
Introducción
El micetoma es una micosis subcutánea crónica, que se caracteriza por tumoración, fistulización
y emisión de “granos”. Los agentes etiológicos pueden ser hongos o bacterias. Los micetomas
producidos por hongos se denominan, micetomas eumicóticos o eumicetomas.
Agente etiológico
Los agentes de eumicetomas son clasificados de acuerdo a la producción de granos, los más
frecuentes son los granos negros y en menor proporción encontramos los granos blancos o
grisáceos. Cuatro agentes etiológicos causan 90% de eumicetomas en el mundo: Madurella
mycetomatis, M. grisea, productores de granos negros y Scedosporium apiospermum y
Leptosphaeria senegalensis, productores de granos blancos.
Los eumicetomas son causados por hongos filamentosos septados, negros o hialinos. Las especies
del género Madurella, en su forma saprofítica, filamentosa, se encuentran en el suelo o
vegetación contaminada de zonas tropicales y subtropicales. En su forma tisular a 37°C, podemos
observar granos negros con un diámetro de 0.5-1mm, redondeados o lobulados, pueden agregarse
en forma de masas alcanzando 4 mm, son duros, esta masa compacta suele contener hifas unidas
por una sustancia de “cemento”. Pueden observarse las hifas en la periferia del grano, hacia el
centro del grano pueden verse vesículas y un color más pálido. En condiciones de cultivo in vitro
a 30°C van a desarrollar colonias oscuras parduzcas de crecimiento lento, micelio aéreo corto con
pigmento difusible. La identificación se realizará de acuerdo a el tipo de conidiación.
A B
Figura 1. A. Grano negro de eumicetoma, B. Cultivo en agar papa dextrosa a 30°C. Fuente: Centro Regional de
Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Epidemiología.
Los micetomas se presentan en zonas geográficas bien definidas, esta región está localizada
alrededor del Trópico de Cáncer, entre 15°C latitud Sur y 30°C latitud Norte definido como
“mycetoma belt”. Afecta a las poblaciones más pobres, áreas rurales de África, Latinoamérica y
Asia. Los países con más alta incidencia son Sudán, Somalia, Senegal, India, Yemen, México y
Venezuela. El clima predominante de estas regiones tropicales y subtropicales es un clima seco
con precipitaciones de 500-1000 mm y temperaturas que varían de 10-20°C a 20-40°C. Esta
región se caracteriza por una baja humedad y alternancia de lluvias y estaciones secas.
Estudios epidemiológicos demuestran que los hombres se afectan más que las mujeres (4:1) en la
segunda a cuarta década de la vida (20-40 años). Se considera una enfermedad ocupacional de
personas que trabajan en el campo de zonas rurales, mal calzados o sus extremidades
desprotegidas. La mayoría de los casos se presenta en miembros inferiores un (75%)
especialmente los pies. En un reciente estudio realizado en México, la mayoría de los casos
fueron actinomicetomas, los agentes etiológicos más aislados en los casos de eumicetomas fueron
M. mycetomatis y Scedosporium apiospermum la mayoría de los pacientes fueron agricultores del
sexo masculino.
Patogenia e inmunidad
con un material filante. La lesión crónica puede destruir cartílago y hueso. Se han determinado
los niveles de citosinas involucrados en estos procesos, estudios sugieren que la inmunidad
mediada por células juega un importante rol en la patogenia del eumicetoma. Es limitado el
conocimiento que existe sobre la respuesta inmune en los eumicetoma. En un estudio reciente de
eumicetoma por M. mycetomatis, encontraron niveles elevados de Th1 (IFN-γ, TNF.α, IL-1β y
IL-2) en pacientes a quien los habían tratado con cirugía y Th-2 (IL-4, IL-5, IL-6 e IL-10)
fueron significativamente bajos. Se ha demostrado una significante asociación entre el
incremento de IFN-γ y ausencia clínica de micetoma y niveles bajos de IL-10 con la cura.
Enfermedades clínicas
Las lesiones se desarrollan en forma progresiva y crónica, un 75% ocurre en miembros inferiores,
en pies principalmente, también pueden presentarse en espalda, extremidades superiores y cabeza
en ese orden de frecuencia. Su período de incubación es desconocido, las lesiones inician con
aumento de volumen y deformidad en el lugar del traumatismo, lesiones de aspecto nodular que
se abren al exterior y drenan los granos. Múltiples trayectos fistulosos en el tejido abren y drenan,
después de la descarga cierran, cicatrizan y producen fibrosis. Estas fístulas están conectadas
unas con otras, posteriormente abren en otra zona. Con frecuencia ocurre en el dorso del pie y en
la planta. La descarga es usualmente serosa, serosanguinolenta o purulenta. La afectación de
hueso depende de la cronicidad y del agente etiológico, así como del estado inmune del huésped.
Las alteraciones más frecuentes son periostitis, osteofibrosis y osteólisis con formación de
geodos o cavidades.
Figura 2. A. Eumicetoma en pie derecho, B. Micetoma en pierna izquierda. Fuente: Dra. Rojas OC, Facultad de
Medicina. Departamento de Microbiología, UANL. Dr. Mendez-Tovar C.M.N Siglo XXI.
Diagnóstico
La toma de muestra se realiza de una fístula activa o una zona fluctuante (zona de contenido
líquido). El material obtenido que puede ser secreción con granos debe dividirse en dos una para
observación directa y otra para cultivo. Si no está drenando ninguna fístula, puede hacerse una
biopsia
• Biopsias: éstas deben de colocarse en solución fisiológica para cultivarse o para enviarla a
histopatología, debe ir en formol. Puede colorearse con H&E, se observa una reacción
granulomatosa con microabscesos acompañado de polimorfonucleares, macrófagos,
plasmocitos y linfocitos. Los granos los podemos observar en el centro de la reacción. Se
describe la forma del grano y sus características pueden orientar al diagnóstico.
Introducción
El primer caso registrado de coccidioidomicosis fue estudiado por Posadas y Wernicke en 1892.
El paciente era un soldado residente del norte de Argentina que presentaba lesiones tumorales y
úlceras de piel de varios años de evolución. El agente etiológico fue considerado al inicio como
coccidia. En 1900, Ophuls y Moffitt descubrieron la naturaleza fúngica de la enfermedad y
además describieron el ciclo biológico de Coccidioides immitis. En México, los primeros reportes
de coccidioidomicosis los publicaron Cicero en 1932 y Madrid en 1948. Los exhaustivos trabajos
de González Ochoa lograron la delimitación de las zonas endémicas en este país. Fisher y
colaboradores en 2002, describieron a C. posadasii como una nueva especie que representa a los
aislamientos clínicos obtenidos de Arizona, Texas, México y Argentina (especie no-californiana)
mientras que C. immitis representa a las aislamientos californianos (especie centrada en
California).
Agente etiológico
C. immitis y C. posadasii son hongos dimórficos. La fase filamentosa se obtiene en los medios
convencionales de laboratorio como agar dextrosa de Sabouraud o agar micosel a temperatura
entre 25 y 30 °C produciendo en 3 a 5 días colonias vellosas, blancas (Figura 1).
Microscópicamente se observan hifas hialinas septadas con artroconidios en forma de barril (3 ×
5µm) separados entre sí por un espacio denominado artículo o célula disyuntora. La fase de
levadura o tisular es muy difícil de obtener in vitro a 37 °C. Sin embargo, en las muestras
clínicas se observa esta fase, la cual está caracterizada por esférulas de doble pared que pueden
llegar a medir hasta 120 µm de diámetro con endosporas de 2 a 5 µm de diámetro (Figura 2). A
pesar que C. immitis y C. posadasii difieren genéticamente y de distribución geográfica, no es
posible distinguirlas fenotípicamente y las diferencias genéticas no tienen significancia clínica o
terapéutica.
Figura 1. Cultivo de Coccidioides spp. en agar dextrosa de Sabouraud a temperatura ambiente. Fuente: Centro
Regional de Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Figura 2. Coccidioides spp. Fase filamentosa evidenciando artroconidios a partir de un cultivo a temperatura
ambiente (A) y fase tisular o levadura con presencia de esférulas en muestra clínica (B). Fuente:
Mycology.adelaide.edu.au.
Epidemiología
Coccidioides spp. se distribuye en forma variable en los suelos de las zonas endémicas. El hongo
tiene como hábitat principal el suelo alcalino de áreas semidesérticas. En Estados Unidos la zona
endémica más importante comprende a: Arizona, California, Nevada, Nuevo México, Utah y
Texas. En México la zona endémica comprende a: Baja California, Sonora, Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí, Jalisco,
Sinaloa y Nayarit (Figura 3). Otras regiones de menor importancia en el continente americano
La vía de infección más frecuente es la aérea a través de la inhalación de los artroconidios por el
hospedero, el riesgo de adquirir la infección es más frecuente en aquellas personas que visitan o
son residentes en las áreas endémicas y principalmente las relacionadas con actividades que
impliquen erosión de suelo como soldados, agricultores, arqueólogos, albañiles y deportistas. Es
raro que se presenten casos de coccidioidomicosis cutánea primaria por la introducción del
microorganismo mediante un traumatismo. La coccidioidomicosis no se transmite de persona a
persona o de animal a persona. El período de incubación de la enfermedad es alrededor de 4
semanas. La enfermedad puede afectar a individuos de cualquier edad. Los varones se infectan
con mayor frecuencia, probablemente por la relación con la exposición ocupacional al polvo
contaminado. El embarazo es un factor de riesgo para el desarrollo de coccidioidomicosis severa
o diseminada presumiblemente por la depresión inmunológica o por los niveles elevados de
estrógenos que favorecen la reproducción del hongo. La incidencia de esta micosis varía con la
estación del año, siendo más alta en verano. En Estados Unidos se calculan 45, 000 a 80, 000
casos por año. La situación epidemiológica actual en México se desconoce ya que desde 1995,
no se cuenta con registros de la incidencia de esta enfermedad debido a que fue excluida del
informe para el registro epidemiológico nacional.
Patogenia e inmunidad
llena de endosporas, éstas están rodeadas de una sustancia mucilaginosa que van a conservar al
liberarse hacia los tejidos circundantes cuando la pared de la esférula sufre rupturas. Cada
endospora tiene capacidad para convertirse en esférula, repitiendo este ciclo dentro del
hospedero.
Enfermedades clínicas
1. Coccidioidomicosis pulmonar primaria: Los pulmones son casi siempre el foco primario
de infección. Usualmente se presenta el primocontacto de forma asintomática. El único
parámetro de infección es una intradermorreacción coccidioidal positiva. La forma
sintomática que semeja un cuadro gripal se manifiesta por una variedad de signos y
síntomas; los más comunes son tos, usualmente seca, fiebre moderada, sudoraciones
nocturnas, dolor torácico, artralgias, cefalea y fatiga. En 0.5-2% de los casos, los síntomas
pueden ser más severos, con fiebre constante, tos con expectoración mucopurulenta y
hemoptisis; tomando el cuadro clínico el aspecto de una neumonía que cursa con
compromiso del estado general, anorexia, dolor pleural intenso e incluso derrame pleural.
Puede acompañarse de artralgias y de adenopatías axilares, cervicales e inguinales.
Diagnóstico
• Cultivo: Coccidioides spp. crece entre 3 y 7 días a 25-30 °C como un hongo filamentoso
usualmente sobre una amplia variedad de medios de cultivo microbiológicos (Figura 1).
Deben sembrarse siempre en tubos tapón de rosca y nunca en placas petri. Debido a la
naturaleza infectante del hongo, los cultivos deben realizarse en laboratorios
Introducción
El primer caso de histoplasmosis fue reportado en 1905 por Darling en la autopsia de un paciente
en Panamá. Como no se obtuvieron cultivos microbiológicos, el agente etiológico fue
considerado un protozoario y se le denominó H. capsulatum. En 1913, Rocha-Lima relacionó al
microorganismo con la linfangitis epizoótica de los equinos, la cual es producida por H.
capsulatum variedad farciminosum y dilucidó su origen fúngico. En nuestro país los primeros
casos se reportaron por Perrín y Martínez-Baez en 1949. Sin embargo, los trabajos clínicos y
epidemiológicos de González Ochoa y Aguirre Pequeño dieron la mayor información de esta
enfermedad en México.
Agente etiológico
Epidemiología
Figura 1. Cultivos de las fases de levadura (A) y filamentosa (B) de H. capsulatum. Fuente: Centro Regional de
Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Figura 2. Morfologías microscópicas de la fase de levadura (A) y filamentosa (B) de H. capsulatum. Fuente: Centro
Regional de Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL y Mycology.adelaide.edu.au.
si están infectados con H. capsulatum y excretan al hongo en sus heces. Por esta razón, la
enfermedad se puede adquirir con facilidad en minas, casas abandonadas, cavernas y cuevas.
La infección con H. capsulatum puede suceder de una exposición pasiva que ocurre durante las
actividades típicas del día a día o de una exposición activa relacionada a actividades
ocupacionales y recreativas. Esta enfermedad se considera ocupacional; los grupos de más alto
riesgo son mineros, espeleólogos, topógrafos, albañiles y trabajadores en la demolición de
edificios, guaneros, agricultores, avicultores, arqueólogos y viajeros de ecoturismo. La
enfermedad se presenta en cualquier edad, aunque la mayor frecuencia está en tercera o cuarta
décadas de la vida.
La vía de entrada del microorganismo es a través del aparato respiratorio, por la inhalación de los
conidios y la enfermedad no es contagiosa. El período de incubación es en promedio de 7 a 10
días.
Patogenia e inmunidad
La mayoría de las persona que han sido infectadas con H. capsulatum tienen diseminación
asintomática; muy raramente esto puede llevar a histoplasmosis diseminada aguda o crónica. Sin
embargo, debido a que la diseminación es la regla, la infección latente posiblemente persiste por
toda la vida y la reactivación podría presentarse si el hospedero se encuentra inmunosuprimido.
Enfermedades clínicas
2. Histoplasmosis cutánea primaria: Es muy poco frecuente (0.5%), la infección se inicia por
la penetración del hongo a través de traumatismos cutáneos y suele presentarse en
recolectores de guano, limpiadores de gallineros, etc. Se forma un complejo primario
conformado por un chancro con linfangitis y adenitis. Generalmente tiende a desaparecer
debido a que el hongo no tiene afinidad hacia el tegumento. En pacientes
inmunosuprimidos las lesiones pueden no involucionar y se observan lesiones gomosas-
ulceradas, nodulares o vegetantes.
constituidas por un foco central de necrosis, el cual se encapsula dando una masa rígida y
fibrosa; la calcificación se lleva a cabo en años. En pacientes inmunosuprimidos éstas
lesiones encapsuladas pueden diseminar la enfermedad hacia otros órganos, aún después
de varios años (5-10 años). En estos pacientes la histoplasmina es positiva y la serología
es negativa o positiva débil.
Diagnóstico
• Cultivo: Especímenes como esputo, lavado bronquial, sangre, exudados, médula ósea se
siembran en agar dextrosa de Sabouraud y agar Mycosel. Se incuban a 28 °C y
aproximadamente a las 2 semanas (aunque puede tomar hasta 6 semanas) se obtienen
colonias, que pueden ser de dos tipos: colonias blancas o colonias café-pardo; ambas son
vellosas y limitadas (Figura 1B). Deben sembrarse siempre en tubos tapón de rosca y
nunca en placas petri. Debido a la naturaleza infectante del hongo, los cultivos deben
realizarse en laboratorios especializados bajo estrictas medidas de bioseguridad. Al
microscopio se observan hifas septadas con macroconidios espiculados y microconidios
(Figura 2B). H. capsulatum es un hongo dimórfico dependiente de temperatura y
nutrientes; por lo tanto la fase de levadura (Figura 2 A) se obtiene a 37 °C en medios
como agar sangre, infusión cerebro-corazón, se generan colonias pequeñas blanco-
amarillentas similares a las de Staphylococcus epidermidis (Figura 1A).
• Histopatología: Para biopsias o a partir de muestras como esputo, exudados, LCR, etc. se
recomiendan las coloraciones de PAS, Giemsa, Grocott, Gomori. Al microscopio se
observan levaduras intracelulares en general dentro de polimorfonucleares y macrófagos.
• Pruebas serológicas: las dos pruebas más utilizadas para cuantificar anticuerpos son la
inmunodifusión y la fijación de complemento. Ambas pruebas son útiles para el
diagnóstico y la última indica además el pronóstico. Por otro lado, se ha desarrollado una
prueba inmunoenzimática para cuantificar antígeno circulante en suero y orina. La
detección de antígeno se utiliza también para seguimiento de la respuesta a la terapia
antifúngica. Cuando los niveles caen a nivel basal se considera éxito en la terapia, la
persistencia en los títulos de antígeno significa que la infección activa continua y una
elevación en los niveles de antígeno se interpreta como una recaída.
Introducción
En 1908 Lutz observó al microscopio una levadura multigemante a partir de muestras faríngeas
de un paciente con severas lesiones orales, además obtuvo el crecimiento de un hongo en su fase
filamentosa y demostró el dimorfismo fúngico. Veinte años después, Almeida denominó al hongo
como Paracoccidioides brasiliensis. En 2009, Teixeira y colaboradores describieron una nueva
especie a la que denominaron como P. lutzii. En México, el primer reporte de
paracoccidioidomicosis fue realizado por González Ochoa en 1950.
Agente etiológico
P. brasiliensis y P lutzii son hongos dimórficos. La fase filamentosa se obtiene en agar dextrosa
de Sabouraud o agar Mycosel incubados entre 25 y 30 °C. El crecimiento es lento y después 3 a 4
semanas se desarrollan colonias de aspecto algodonoso de color blanco-amarillento. Al
microscopio se observan hifas septadas, hialinas que presentan clamidosporas intercalares o
terminales y conidios piriformes de pared lisa que miden de 3 a 8 µm (Figura 1A). La fase de
levadura se obtiene en agar dextrosa de Sabouraud con extracto de levadura con incubación a 37
°C, se desarrollan en 1 a 2 semanas colonias cremosas, rugosas de color blanco-amarillento. Al
microscopio se observan levaduras esféricas de pared delgada de aproximadamente 5 a 30 µm
con múltiples blastoconidios de 2 a 6 µm de diámetro (imagen característica de rueda de timón)
(Figura 1B).
Epidemiología
Figura 1. Fase filamentosa (A) y fase de levadura (B) de P. brasiliensis. Fuente: botit.botany.wisc.edu/ y
www.microbeswithmorgan.com/.
El suelo ácido es importante para el desarrollo del hongo; la mayoría de los casos se presentan en
las zonas donde se siembra café, algodón y tabaco. Las zonas endémicas corresponden a regiones
tropicales y subtropicales; son tierras de abundantes bosques y ríos, con inviernos cortos y
veranos lluviosos.
En áreas endémicas, la enfermedad se presenta con mayor frecuencia en hombres (relación 13:1).
Está comprobado que la hormona β-estradiol protege a las mujeres adultas del desarrollo de la
enfermedad, pero no de la infección; se inhibe la conversión de la fase filamentosa a la de
levadura de P. brasiliensis. La paracoccidioidomicosis es propia de agricultores, campesinos,
personas que viven en áreas rurales, en especial los que trabajan en zonas cafetaleras,
algodoneras y tabacaleras.
Patogenia e inmunidad
La puerta de entrada a través de piel y mucosas también es viable. La inoculación directa por
traumatismos en piel y mucosas, en especial mucosas oral y anal, esto se explica porque la
mayoría de los enfermos son trabajadores rurales que tienen la costumbre de masticar hojas de
coca, limpiarse los dientes con fragmentos vegetales, así como la zona ano-rectal con ramas u
hojas. No se ha demostrado la transmisión directa de persona a persona.
Enfermedades clínicas
Diagnóstico
• Examen directo: El material biológico se coloca entre porta y cubreobjetos con una gota
de KOH al 10%. Al microscopio se observan levaduras multigemantes, compuestas por
una célula madre (10 a 40 µm de diámetro) con un patrón múltiple de gemación típico (2
a 6 µm) dispuestas a su alrededor (simula una rueda de timón).
• Histopatología: Las biopsias son de gran utilidad para el diagnóstico, porque resalta las
células multigemantes, especialmente con las coloraciones de Grocott, hematoxilina
eosina y PAS.
• Pruebas serológicas: Se han desarrollado varias pruebas serológicas útiles para fines de
diagnóstico y seguimiento de pacientes y altamente sensibles: inmunodifusión, fijación de
complemento, contrainmunoelectroforesis y ELISA para detección de anticuerpos.
Introducción
Gilchrist describió y reportó el primer caso de blastomicosis en 1894 en Estados Unidos, sin
embargo pensó que se trataba de un protozoario. Años más tarde caracterizó al agente etiológico,
al cual denominó como Blastomyces dermatitidis. Durante mucho tiempo se creyó que la
blastomicosis era una micosis exclusiva del continente americano, limitada principalmente a
Estados Unidos, Canadá, México y América central; hasta que Broc y Haddad en 1952 reportaron
el primer caso de blastomicosis en Tunisia. Actualmente hay reportes de esta micosis en otros
países del continente africano como: Congo, Sudáfrica, Uganda, Marruecos y Mozambique. En
nuestro país, el primer reporte fue realizado por Martínez-Baáez y González-Ochoa en 1954.
Agente etiológico
Epidemiología
La zona endémica más importante se encuentra en Estados Unidos, e incluye los estados
comprendidos entre los Ríos Mississippi y Ohio (Illinois, Wisconsin, Arkansas, Kentucky y
Mississippi). En Canadá en las provincias que rodean los Grandes Lagos. En la región central de
África, se han reportado casos en autóctonos en Uganda, Nigeria, Túnez, Sudáfrica y Zimbabue.
B. dermatitidis se ha aislado del suelo en zonas ribereñas de ríos y lagos; el hongo requiere alta
humedad y un pH ácido (6.0 a 6.5), lo que le permite mantenerse latente durante los períodos
invernales.
Figura 1. Fase filamentosa (A) y fase de levadura (B) de B. dermatitidis. Fuente: thunderhouse4-yuri.blogspot.mx/ y
www.cdc.gov/fungal/diseases.
Patogenia e inmunidad
La infección con B. dermatitidis empieza con la inhalación de conidios que alcanzan los alvéolos
y la subsecuente eliminación del microorganismo por fagocitosis broncopulmonar. Los
macrófagos alveolares destruyen a los conidios. El hongo sufre la transición hacia la fase de
levadura, el crecimiento sucede en el pulmón y los organismos pueden diseminarse a otros
órganos mediante la sangre. Se induce inmunidad y se presentan reacciones inflamatorias,
inicialmente es una respuesta supurativa con fagocitos polimorfonucleares y el subsecuente
influjo de monocitos-macrófagos. Esta respuesta piogranulomatosa es distintiva de la
blastomicosis, aunque pueden encontrarse necrosis o fibrosis. Típicamente, el granuloma de
blastomicosis no se caseifica.
Enfermedades clínicas
Diagnóstico
• Examen directo: El material biológico se coloca entre porta y cubreobjetos con una gota
de KOH al 10%. Al microscopio se observan los blastoconidios monogemantes, de pared
gruesa y refringente de 8 a 15 µm de diámetro (Figura 1B). La característica de esta
levadura radica en que la célula hija es casi del mismo tamaño que la madre y las divide
un septo grueso de base ancha.
Introducción
Agente etiológico
Candida spp. son organismos levaduriformes que pueden adoptar una forma redondeada, oval o
cilíndrica (dependiendo la especie y las condiciones de crecimiento) y tienen un tamaño
aproximado de 2-5 µm de diámetro. Recientemente se han descrito cambios importantes en la
epidemiología de las infecciones causadas por levaduras oportunistas de Candida, con un
aumento progresivo de especies de Candida no-albicans (NAC), destacando particularmente
Candida parapsilosis, Candida tropicalis, Candida glabrata y Candida krusei.
Epidemiología
La distribución de las especies patógenas de Candida, así como sus perfiles de susceptibilidad
antifúngica son sumamente importantes en la toma de decisiones terapéuticas, sobretodo en el
caso de las infecciones profundas, como la candidemia. Esta distribución varía por región
geográfica, de un centro a otro y de una unidad a otra. En América Latina se cuenta con muy
pocos estudios epidemiológicos de esta naturaleza y, aunque C. albicans se considera el principal
patógeno asociado con candidemia, recientemente se ha descrito un incremento en infecciones
debidas a especies de Candida no-albicans (NAC). En términos generales C. parapsilosis es más
frecuente en población pediátrica, mientras que C. glabrata lo es en el extremo contrario de la
vida, por su parte C. tropicalis afecta principalmente pacientes oncológicos con malignidades
hematológicas. Particularmente en Monterrey, Nuevo León se sabe que el agente etiológico más
frecuente de candidemia es C. parapsilosis (37.9%), encontrándose precedido por C. albicans
(31.9%) y C. tropicalis (14.8%).
Patogenia e inmunidad
Las especies de Candida son parte de la microbiota normal humana y se encuentran típicamente
en el tracto gastrointestinal como colonizadores comunes del aparato genitourinario y piel. La
patogénesis de la candidosis sistémica generalmente resulta de la combinación de una carga
fúngica incrementada con alguna alteración en piel y membranas mucosas. En particular,
Candida es experta en adherencia a superficies y formación de biopelículas tanto en sustratos
corporales como en dispositivos prostéticos, incluyendo catéteres urinarios y endovenosos. Estos
hongos son capaces de convertirse de fase levaduriforme a la fase hifal (morfogénesis) en el
proceso de adhesión a una superficie. Adicionalmente, la formación de biopelículas puede
conducir a la resistencia a la terapéutica tanto por impedimento mecánico como por expresión
génica de mecanismos de resistencia antifúngica. Otros factores de virulencia presentes en
Candida spp. son: expresión de adhesinas, secreción de enzimas líticas extracelulares (proteasas
aspárticas, fosfolipasas, esterasas, hemolisinas, etc.) y el cambio fenotípico, entre otros.
• Adhesinas y biopelículas: Las adhesinas son una serie de proteínas y polisacáridos que
permiten la adherencia del microorganismo a diversas superficies, como por ejemplo,
materiales prostéticos. Una vez adherido el hongo a una superficie, puede propiciarse el
desarrollo de toda una comunidad microbiana altamente organizada, conocida como
biopelícula o biofilm, la cual brinda capacidad defensiva, persistencia de la infección, así
como mayor resistencia a las agresiones de la respuesta inmune y la terapia antifúngica.
Enfermedades clínicas
La candidosis es una de las infecciones fúngicas más frecuentes y polimórficas que aquejan al ser
humano, asociándosele un amplio abanico de entidades clínicas (espectro clínico), las cuales,
para fines prácticos, clasificaremos de la siguiente manera:
1. Candidosis mucocutánea:
1.1 Candidosis oral: A esta entidad se le conoce también como algodoncillo o “muguet”.
Es común en recién nacidos debido a la desregulación del pH, pero también se
presenta en adultos especialmente después de antibioticoterapia prolongada o
inmunosupresión crónica. La enfermedad se caracteriza por la presencia de placas
pseudomembranosas, cremosas y blanquecinas con fondo eritematoso, las cuales se
acompañan de ardor y dolor.
1.3 Candidosis gastrointestinal: Ésta puede afectar tanto esófago, como estómago,
peritoneo e intestino. Los principales factores de predisposición para presentar esta
variedad clínica son neoplasias (frecuentemente leucemia), así como cirugías
abdominales/gastrointestinales mayores y cateterismo (diálisis peritoneal).
Clínicamente es posible apreciar placas blanquecinas sobre un fondo eritematoso,
acompañando el cuadro se encuentra disfagia en esofagitis y episodios diarréicos en
la candidosis entérica.
2. Candidosis cutánea:
2.3 Candidosis del área del pañal: Caracterizada por la presencia de placas eritemato-
escamosas altamente pruriginosas en toda el área cutánea en contacto directo con el
pañal, éstas se puede acompañar de vesículas y pústulas. La humedad de toda esa
zona condiciona la presentación de la enfermedad.
3. Candidosis profunda:
3.1 Candidosis del tracto urinario: La candiduria asintomática transitoria puede ocurrir
durante el tratamiento antibiótico o corticosteroide, lo cual promueve el crecimiento
de Candida a través de los tractos gastrointestinal y genital. La mayoría de las
infecciones del tracto urinario inferior resultan de la diseminación local de las
levaduras de los sitios antes mencionados. Esta variedad clínica es mucho más común
en mujeres (4:1) y los síntomas frecuentemente referidos son disuria y tenesmo
vesical. El cateterismo vesical y la cirugía urológica son importantes factores de
predisposición.
Figura 1. Espectro clínico de la candidosis. Candidosis interdigital (A), onicomicosis por Candida (B), endoftalmitis
(C), algodoncillo o “muguet” (D), candidosis oral (E), candidosis gastrointestinal (F), vulvovaginitis por Candida
(G), balanitis por Candida (H), candidosis del área del pañal (I). Fuente: Micología médica básica, Bonifaz A. 2015
y Mycology.adelaide.edu.au.
Diagnóstico
Las muestras clínicas a analizar para llevar a cabo el diagnóstico de candidosis son variadas e
incluyen: escamas de uña y piel, orina, esputo, lavados bronquiales, líquido cefalorraquídeo,
pleural y peritoneal, sangre, así como biopsias tisulares y puntas de catéter.
Las herramientas diagnósticas se detallan a continuación:
peritoneal, líquido pleural, etc. Para el cultivo se emplean medios estándar como lo son el
agar dextrosa Sabouraud con o sin adición de sangre o agar BHI (infusión cerebro
corazón). Algunas especies no crecen en presencia de cicloheximida, lo cual deberá
tomarse particularmente en cuenta al momento de realizar el cultivo. Candida spp. es un
hongo de crecimiento rápido (24-48 h), que da lugar a colonias blanquecinas, lisas (en
ocasiones rugosas), húmedas, limitadas y en algunos casos opacas (Figura 2A). Hay
medios de cultivo selectivos de género, entre estos se encuentran: Biggy-Nickerson y el
medio cromogénico CHROMagar Candida.
Figura 2. Candida sp. Cultivo en medio sólido (A), prueba de filamentación o generación de tubo germinal (B) y
producción de clamidoconidios (C). Fuente: Mycology.adelaide.edu.au.
Para los casos de infección superficial cutánea se recomienda el uso de imidazoles de aplicación
tópica (cremas, geles, óvulos), los más empleados son: bifonazol, clotrimazol, ketoconazol y
miconazol. Por otra parte, la terbinafina, ciclopiroxolamina y amorolfina son muy utilizadas para
el manejo de las onicomicosis. El tratamiento de primera elección en candidemia son las
equinocandinas (caspofungina, micafungina o anidulafungina) y fluconazol/anfotericina B como
tratamientos alternativos.
Es importante basar la terapia en una adecuada identificación del aislamiento clínico recuperado
del paciente y un posterior estudio de susceptibilidad antifúngica. Algunas especies poseen
resistencias intrínsecas a ciertos fármacos. Si la infección tuvo un foco infeccioso, este debe
removerse obligatoriamente. Una medida de control sumamente importante para prevenir estas
infecciones a nivel hospitalario es la adherencia de todo el personal del cuidado de la salud,
especialmente médicos y enfermeras, a los protocolos de lavado adecuado de manos, sobretodo
en áreas tan críticas como UCI y UCIN.
Introducción
Cryptococcus neoformans fue aislado por primera vez del jugo del durazno por Sanfelice en 1894
en Italia y nombrado originalmente Saccharomyces neoformans. En el mismo año, Busse efectuó
la primer descripción de un caso de criptococosis y aisló un cultivo levaduriforme de una lesión
tipo sarcoma de la tibia infectada de una joven mujer. Debido a que ambos aislamientos no eran
capaces de fermentar azúcares ni de formar ascosporas, lo cual es un criterio del género
Saccharomyces, en 1901 Vuillemin reclasificó estas levaduras dentro del género Cryptococcus.
El neurotropismo característico de C. neoformans se reconoció originalmente en 1914 por Versé.
Más adelante, la heterogeneidad antigénica de este hongo se confirmó en 1950 por Evans, quién
identificó tres serotipos: A, B y C. Un cuarto serotipo, D, se descubriría más tarde, en 1968.
Agente etiológico
Epidemiología
La gran mayoría de los pacientes con criptococosis sintomática diseminada tienen una condición
de inmunocompromiso que predispone a la infección, la más común a nivel global en la
meningoencefalitis criptococósica es la infección con VIH. La carga global de la enfermedad se
estima en cerca de 1 millón de casos con 700,000 muertes anuales. Otras condiciones de
predisposición importantes son: corticoterapia prolongada, transplantes, neoplasias, sarcoidosis,
etc.
En México hay muy poca estadística referente a esta micosis. Sin embargo, en 2005, Barriga y
colaboradores llevaron a cabo un análisis retrospectivo (1980-2004) de 2, 940 casos de
meningoencefalitis en un hospital de referencia nacional, aislándose Cryptococcus sp. con una
incidencia del 9.8%. Por otra parte, Castañón Olivares y su grupo de trabajo reportaron en 2009,
por primera vez, la distribución de los genotipos circulantes de Cryptococcus spp. en nuestro
país.
Patogenia e inmunidad
Dentro de los factores de virulencia propios de C. neoformans se pueden citar los siguientes:
Enfermedades clínicas
2. Infección del SNC: Las manifestaciones clínicas son variadas e incluyen cefalea, fiebre,
neuropatías craneales, alteración del estado mental, letargia, pérdida de la memoria, etc.
En pacientes con VIH severamente inmunosuprimidos y cursando con criptococosis del
SNC la carga fúngica es usualmente elevada y puede alcanzar niveles de más de 1 millón
de levaduras por mililitro de LCR, trayendo consigo además un incremento considerable
de la presión intracraneal. La criptococosis del SNC se puede presentar en tres variedades:
meningitis, meningoencefalitis y criptococomas (granulomas criptococales), siendo la
primera la más frecuente y por lo regular se manifiesta en forma subaguda o crónica y
gradual (Figura 1B).
Figura 1. Enfermedades clínicas asociadas a Cryptococcus neoformans. Criptococosis pulmonar (A), criptococosis
del SNC (criptococomas) (B) y criptococosis cutánea (C). Fuente: Mycology.adelaide.edu.au.
Diagnóstico
Figura 2. Cryptococcus sp. Cultivo en medio sólido (A) y tinta china evidenciando levaduras capsuladas (B).
Fuente: Mycology.adelaide.edu.au.
Introducción
Agente etiológico
La familia Aspergillaceae está compuesta por 180 especies aproximadamente; de las cuales cinco
o seis son consideradas patógenas oportunistas. Se considera que el 95% de las aspergilosis son
ocasionadas por tres especies: A. fumigatus, A. flavus y A. niger. A nivel macroscópico, las
colonias de Aspergillus pueden ser negras, marrones, verdes, amarillas o de otro color en función
de la especie y de las condiciones de crecimiento (Figura 1). El aspecto de la colonia puede
orientar la identificación inicial, sin embargo; la identificación definitiva se logra mediante la
morfología microscópica de las hifas y la estructura de la cabeza aspergilar.
Estos microorganismos son hongos filamentosos, hialinos, los cuales forman hifas septadas
ramificadas que producen las clásicas “cabezas aspergilares” en condiciones in vitro y algunas
veces in vivo. Cada cabeza aspergilar se compone de un conidióforo con una vesícula terminal,
que porta una o dos capas de fiálides. A su vez, las fiálides generan columnas de conidios
pequeños esféricos que constituyen la forma infecciosa a partir de los cuales se desarrolla la fase
micelial (filamentosa) del hongo (Figura 2). La disposición o arreglo de cada una de estas
estructuras representa la morfología microscópica característica de cada especie para su
identificación. Hoy en día existen muchos casos donde pueden ser necesarios métodos
moleculares para la identificación de las especies crípticas del complejo de especie.
Figura 1. Morfología macroscópica de Aspergillus spp. Fuente: Centro Regional de Control de Enfermedades
Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Epidemiología
Los hongos productores de esta enfermedad son ubicuos, ocupan el primer o segundo lugar de los
hongos contaminantes del ambiente; suelen aislarse frecuentemente del aíre, tierra, plantas,
materia orgánica en descomposición y especialmente en los alimentos como pan, dulces,
alimentos para aves, granos, etc. Muchos brotes nosocomiales están asociados a obras de
construcción y a ductos contaminados.
Algunas especies del genero Aspergillus son parte de la microbiota habitual del cuerpo como la
orofarínge, fosas nasales, piel, saco lagrimal, oído y tubo gastrointestinal. La vía principal de
entrada al organismo es la respiratoria y llega fácilmente hasta los alvéolos ya que los conidios
miden de 2 a 3µm, también puede ser por traumatismos cutáneos, saprofitar piel quemada o
lesionada. No existe predilección de género, por lo que afecta a hombre y mujeres por igual en
todas las edades. Por otra parte, la ocupación juega un papel importante en la adquisición de
algunas variedades de la enfermedad; por ejemplo las personas que manejan granos (maíz, trigo,
centeno, etc.) aspiran grandes cantidades de conidios. Las formas invasivas de la aspergilosis
están ligadas a ciertos factores de riesgo, entre los que se encuentran la desnutrición, tuberculosis,
absceso amebiano primario, alcoholismo crónico, carcinomas pulmonares, pacientes con
neutropenia, leucemia, trasplantes de órganos, corticoterapia y pacientes VIH-SIDA, en estos
últimos es común que se presente la forma diseminada de la enfermedad.
Patogenia e inmunidad
En la aspergilosis alérgica, los conidios se inhalan con frecuencia y saprofitan las mucosas lo cual
provoca la producción anormal de moco y eosinofilia local tisular. En casos severos el epitelio se
destruye y se cubre por fibrina, células inflamatorias, restos celulares y escasas estructuras
fúngicas, las sintomatología se debe a las reacciones de hipersensibilidad. En el desarrollo del
aspergiloma, después de la inhalación, los conidios, llegan a antiguas cavidades pulmonares
producidas por tuberculosis o cáncer, aquí forman una masa micelial amarilla-café o verdosa la
cual está rodeada de fibrosis. El centro del aspergiloma está formado por fibrina, restos celulares
y estructuras fúngicas (hifas, conidios y cabezas aspergilares), lo que provoca una obstrucción
bronquial. La aspergilosis invasiva, una infección pulmonar grave; la cual se presenta con mayor
frecuencia en pacientes con inmunosupresión (leucemia, linfomas, corticoterapia, trasplante de
órgano); los conidios se adhieren a la membrana basal pulmonar y germinan hasta formar hifas
septadas y ramificadas provocando un infarto hemorrágico debido a la invasión micótica lo que
podría afectar una rama de la arteria pulmonar, lo cual provoca trombosis. En los casos crónicos
se observan numerosas hifas septadas, sin conidios; los alvéolos están llenos de material fibroso;
hay poca respuesta tisular a la infección, compuesta por escasos linfocitos y fibroblastos. Esta
presentación clínica se disemina con facilidad por la inmunosupresión del huésped y por la
invasión del hongo debido a una enzima hidrolítica similar a la tripsina que facilita la extensión
de las lesiones.
Enfermedades clínicas
A B
Figura 3. A. Condensación parenquimatosa en lóbulo superior derecho con retracción mediastinal e imagen cavitada
y efecto de masa en su interior (flechas), B. Condensación del lóbulo superior derecho, con cavitación y efecto de
masa en su interior, con signo de "media luna creciente" (flechas), signo de Monod (aspergiloma).
3. Aspergilosis invasiva: es una patología poco frecuente y de muy mal pronóstico; sin
embargo, en los últimos años se han incrementado los casos debido a que es una entidad
subdiagnosticada y el 30% de los casos aprox., no se confirma. Se observa en paciente
con inmunosupresión (leucemias, corticoterapia, trasplantes, linfomas), neutropenia
importante (< 500 neutrófilos/mm3). En esta patología se invade parénquima pulmonar
con infiltrados basales en un principio y después diseminados. La enfermedad inicia con
lesiones pulmonares crónicas, posteriormente se presenta una neumonía necrosante o de
abscesos; cuando se presenta de forma aguda la mortalidad es del 95%. La sintomatología
se presenta con tos constante, expectoración mucopurulenta, hemoptisis, fiebre persistente
de 38°C por 5 a 7 días, dolor pleural, disnea, astenia y adinamia. Cuando el proceso
avance se genera trombosis de los vasos y necrosis localizada; llegando a diseminarse
hacia diversos órganos como: hígado, intestino, riñones, bazo, corazón y sistema nervioso
central (SNC). Con frecuencia el diagnóstico se retrasa debido a la frecuente obtención de
resultados negativos en los cultivos de esputo y hemocultivos. Las especies que generan
aspergilosis invasiva con más frecuencia son: A. fumigatus, A. niger y A. flavus.
Estos microorganismos pueden ser causantes también de patologías como: rinosinusitis,
aspergilosis cutáneas (úlceras necróticas, onicomicosis y micetoma), así como también
infecciones en oído y ojos.
Diagnóstico
Como en el caso de otros hongos del medio ambiente, el diagnóstico de la aspergilosis impone
tener cierta cautela al proceso de la evaluación del aislamiento de las especies de Aspergillus a
partir de la muestra clínica. La recuperación de una cepa a partir de tejido extirpado
quirúrgicamente o de localizaciones estériles y la obtención de resultados anatomopatológicos
positivos (hifas septadas de ramificación dicotómica) deben interpretarse como significativas en
todos los casos; y debe analizarse detalladamente cualquier aislamiento con contaminación
frecuente (ejemplo, respiratorio).
• Biopsia. Son indispensables para los casos en que los exámenes directos y cultivos no
sean contundentes. En los casos pulmonares se presentan zonas de infiltración, necrosis,
trombosis e infarto; el agente etiológico aparece en forma de hifas delgadas septadas,
ramificadas con ángulos de 45° y en ocasiones se observan cabezas aspergilares con la
tinción de Gomori-Grocott.
• Molecular. Una de las pruebas con mayor utilidad es una reacción en cadena de la
polimerasa (PCR) y MALDI-TOF, uno de los métodos de diagnóstico e identificación
más nuevos.
La aspergilosis alérgica se trata dependiendo de los datos clínicos y los valores de IgE e IgG y
eosinófilos; la terapia utilizada es a base de antihistamínicos y corticoterapia. Para la aspergilosis
pulmonar se puede emplear anfotericina B, sin embargo; el voriconazol es utilizado como
tratamiento de elección en la aspergilosis invasiva y actualmente se ha reportado el empleo del
posaconazol en la aspergilosis pulmonar con buenos resultados.
Introducción
Es una enfermedad emergente y actualmente Fusarium spp., ocupan uno de los primeros lugares
en queratitis micótica en el mundo. La fusariosis es causada por diversas especies oportunistas de
Fusarium: F. solani, la más virulenta y responsable de hasta el 50% de los casos, F. oxysporum
(20%) y F. verticillioides (10%). Las infecciones causadas por estos hongos, son muy variables;
pueden causar dos tipos de enfermedad, localizada y diseminada. Son los principales agentes
etiológicos de las úlceras corneales o queratitis micótica (pacientes inmunocompetentes); en
ocasiones otomicosis y onicomicosis. Los primero reportes en México fueron en 1963; realizados
por el grupo de trabajo de De Buen, Gómez Leal y colaboradores, quienes han estudiado la
queratitis micótica y otras micosis oculares en nuestro país.
Agente etiológico
Figura 1. Morfología macroscópica de Fusarium spp. Fuente: Centro Regional de Control de Enfermedades
Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Epidemiología
La fusariosis es una enfermedad cosmopolita ocasionada por especies de Fusarium, son hongos
que están en el ambiente (aire, tierra, agua, plantas y vegetales), en madera, paja, granos, etc. Es
importante resaltar que muchas especies de Fusarium son fitopatógenas y están distribuidas en
todo el mundo. Son frecuentes en lugares con climas cálidos y húmedos, donde proliferan los
mohos.
Por otra parte la fungemia es una enfermedad que afecta principalmente a pacientes con
inmunosupresión grave, en particular; aquellos aquejados de trastornos hematológicos malignos;
entre éstos sobresalen las leucemias, debido a que es fundamental que exista neutropenia para que
el padecimiento se establezca, en particular cuando ésta es prolongada. Otros factores asociados
son: terapia esteroidea y trasplante de órganos; donde existe una incidencia de 5.97 casos por
1000 trasplantes de órgano sólido. Existen pocos reportes en pacientes con SIDA, debido a que
estos pacientes presentan linfopenia. Este padecimiento se presenta tanto en niños como en
adultos.
Patogenia e inmunidad
Las especies incluidas en el género Fusarium constituyen una causa cada vez mayor de infección
diseminada en pacientes con inmunosupresión. Estos hongos son frecuentemente aislados de
queratitis micótica sobre todo en personas que llevan lentes de contacto; a pesar de las sustancias
que segregan las glándulas de la conjuntiva palpebral y las lagrimales, así como las estructuras
propias del globo ocular, confieren una barrera protectora contra este tipo de infecciones. La
invasión corneal es consecuencia de alguna erosión, lesión traumática o quirúrgica que permita la
entrada de manera directa a estos hongos, o bien una vez que la úlcera está formada, la parasitan
tiempo después.
De acuerdo a algunos estudios se sabe que estos hongos producen diversas micotoxinas como la
fumonisina B1, que provoca mayor toxicidad celular, además producen proteasas no solo como
factor de virulencia para la adaptación, sino que también están relacionadas con la resistencia a la
anfotericina B.
Enfermedades clínicas
Las manifestaciones clínicas de la fusariosis son muy variadas ya que pueden presentarse
patologías localizadas o sistémicas en función del estado inmunológico del paciente.
1. Neumonía: es uno de los cuadros más frecuentes (50% de los casos) en los pacientes con
neutropenia; el cuadro clínico es similar al de la aspergilosis, es decir, con infiltrados
alveolares o intersticiales no específicos, nódulos y cavidades.
Figura 3. Queratitis micótica por Fusarium spp. Fuente: Buitrago Torrado, MF. 2013. Salud UIS.
3. Infección diseminada: se considera una forma clínica frecuente, con afección de diversos
órganos y sistemas. Sin embargo, este tipo de patologías provocadas por Fusarium suelen
ser muy polimorfas, por lo que es necesario el aislamiento del hongo en el laboratorio en
repetidas ocasiones para considerarlo el agente etiológico.
Diagnóstico
Para realizar un diagnóstico adecuado será necesario llevar a cabo una buena toma de muestra; en
el caso de queratitis micótica deberá realizarse un raspado de la base y bordes de la úlcera
corneal, dicha toma deberá ser realizada por personal calificado, por ser un procedimiento
delicado. Para el resto de las patologías pueden ser sangre o esputo la muestra que sea enviada al
laboratorio.
• Examen directo. Con las muestras se realiza una observación directa en KOH al 10%. Al
microscopio pueden observarse hifas anchas septadas, tortuosas e irregulares y poco
ramificadas, sin embargo; estos exámenes directos a pesar de ser rápidos tienen bajos
índices de sensibilidad (40 - 60%) dando falsos negativos.
• Cultivo. Es la prueba de oro para el diagnóstico llegando alcanzar hasta un 75% de los
cultivos positivos, los cuales dependen de una buena toma de muestra y muy importante
que el paciente no esté bajo tratamiento antimicótico.
• Biopsia. Son procedimientos de apoyo cuando los exámenes directos son negativos,
donde se observa un proceso inflamatorio agudo y supurativo, con zonas de necrosis
coagulativa. Al teñirse con PAS o Gomori-Grocott observándose las hifas septadas,
hialinas.
• Molecular. Por otra parte están las pruebas moleculares como la PCR que tiene una
sensibilidad y especificidad de entre el 70-93% y 89-100% respectivamente.
Para la queratitis micótica el tratamiento sigue siendo un problema al menos para México, ya que
sólo contamos con un antimicótico oftálmico (natamicina o pimaricina), donde la respuesta ha
sido variable, pero la mayoría de los casos responden entre los 15 a 30 días con aplicación
constante. El voriconazol se ha aplicado en últimas fechas con buenos resultados.
Introducción
Agente etiológico
Es un hongo extracelular, ubicuo, unicelular y no cultivable que tiene gran afinidad por su
huésped y se considera que el humano es su reservorio exclusivo. No se ha podido cultivar in
vitro en medios rutinarios, solo en líneas celulares, lo que ha dificultado su estudio. Sin embargo,
las características morfológicas que se han descrito son: carece de ergosterol en su pared celular,
pero poseen una similitud con las ascosporas fúngicas; escasez de organelos, pobre desarrollo
mitocondrial, y carencia de organelos invasivos, posee β-glucanos en su pared.
Epidemiología
Patogenia e inmunidad
Hasta hoy en día no está clara la forma en la que se desarrolla la enfermedad; sin embargo, se
manejan dos hipótesis al respeto: la primera es que la infección por P. jirovecii inicia en etapas
muy tempranas, lo cual se fundamenta con el hallazgo de anticuerpos específicos en niños de 1 a
2 años de edad y éstos disminuyen conforme aumenta la edad. A partir de esta infección en la
infancia el microorganismo permanece de forma latente en el organismo por varios años, y al
haber un cambio en el estado inmunológico del paciente ocurre una reactivación. La segunda
hipótesis y la más aceptada en la actualidad es la adquisición de una infección reciente, donde son
importantes el inóculo y el estado inmune del hospedero. Se cree en la posibilidad de trasmisión
de persona a persona; esto es muy importante en el medio hospitalario principalmente por los
pacientes VIH-SIDA, ya que por lo general comparten los mismos espacios. Aunque no se
conoce con exactitud el mecanismo de trasmisión, ya que no se ha identificado la forma infectiva,
se ha propuesto que sea de forma muy similar a la tuberculosis, es decir, por vía aérea.
La respuesta inmune es fundamental para la defensa del huésped; algunos estudios indican que
son tres las condiciones que limitan el desarrollo del microorganismo: linfocitos CD4, interferón
gamma (INF-γ) y macrófagos alveolares; estos últimos fagocitan y destruyen a P. jirovecii,
activados por un receptor de manosa. Todo este proceso es facilitado por anticuerpos específicos
y el complemento.
Enfermedades clínicas
Figura 2. Radiografía de tórax evidenciando neumonía intersticial por P. jirovecii (vidrio despulido). Fuente: Dr.
Drewes J. Servicio de Radiología, CDT Hospital Barros Luco Trudeau, Chile.
Diagnóstico
• Examen directo. Las tinciones son el método más efectivo y fácil para establecer el
diagnóstico, entre las cuales se encuentran diversas tinciones histológicas y citológicas en
la detección de P. jirovecii, como Gomori-Grocott la cual se considera el estándar de oro,
PAS, entre otras. La inmunofluorescencia se ha empleado tanto en procedimientos
directos o indirectos con excelentes resultados y sensibilidad superior al 90%, la cual
depende de la sensibilidad del anticuerpo monoclonal utilizado; algunos son específicos
para los quistes u otras formas (trofozoítos y esporozoítos).
• Serología. Otras técnicas que se han utilizado para la detección de anticuerpos específicos
son: ELISA y Western blot, con resultados variables.
• Molecular. La prueba de PCR es muy eficaz, no solo para la identificación rutinaria del
padecimiento; las muestras pueden provenir de LBA, esputo por expectoración inducida,
así como biopsias; además que esta técnica puede ser de gran ayuda para la investigación
de los diferentes tipos de hábitat.
Es importante enfatizar que tanto la anfotericina B, como los principales derivados azólicos
(ketoconazol, itraconazol, fluconazol, voriconazol y posaconazol) no tienen actividad frente a P.
jirovecii; su inactividad se debe a que este microorganismo no forma membranas con ergosterol.
El eje central de la profilaxis es que se administre el SMX/TMX, y el restablecimiento de la
inmunidad del paciente VIH-SIDA, es decir, que su cuenta de linfocitos CD4 sea >200/µl.
Introducción
Es una micosis causada por un grupo de hongos patógenos oportunistas, los cuales se
caracterizan por dar cuadros agudos rinocerebrales y pulmonares que cursan con trombosis;
invasión vascular, isquemia tisular e infartos. Las especies más aisladas de estos hongos son:
Rhizopus arrhizus, Mucor circinelloides y Lichtheimia corymbifera (antes Absidia), entre otros.
La mucormicosis o cigomicosis es una enfermedad que se conoce desde mediados del siglo XIX.
En 1815 se comunicó el primer caso en humanos en un paciente con tuberculosis pulmonar.
Agente etiológico
Desde el punto de vista macroscópico este grupo de hongos crecen en medios convencionales
tales como agar dextrosa de Sabouraud o agar papa dextrosa, crecen con rapidez y producen
colonias lanosas, algodonosas de color gris –marrón en un periodo de 12 -18 horas, tienden a
llenar los tubos y cajas Petri (Figura 1); dichas colonias son indistinguibles entre sí a simple vista.
La identificación a nivel de género y especie se basan en sus características morfológicas
microscópicas, resistencia térmica, así como algunas pruebas bioquímicas. Al examen
microscópico, son hongos filamentosos con hifas cenocíticas (sin septos) hialinas anchas que
pueden presentar algunos septos infrecuentes. Las esporas asexuadas de estos hongos se
encuentran en un esporangio y se denominan esporangiosporas. Los esporangios se encuentran en
el extremo de los esporangióforos un tipo tallo que termina en un ensanchamiento llamado
columnela. La presencia de estructuras radiculares, llamadas rizoides, resulta de utilidad para la
identificación de género específico de algunos de estos hongos (Figura 2).
Figura 2. Morfología microscópica de los mucorales A. Rhizopus spp., B. Lichtheimia spp., C. Mucor spp. Fuente:
Centro Regional de Control de Enfermedades Infecciosas, Depto. Microbiología, UANL.
Epidemiología
La cigomicosis se presenta con la misma frecuencia entre hombres y mujeres, con un discreto
predominio en el género masculino (6:4) y se han reportado en todas las edades, Bonifaz y col.,
han observado una mayor incidencia en adultos jóvenes entre la segunda y cuarta década de la
vida, debido a que han visto que presentan el mayor factor de predisposición, la diabetes mellitus
tipo 1 y 2 descompensada. Por otra parte reportan también casos de niños recién nacidos hasta
ancianos, con un promedio de edad de 35 años.
El periodo de incubación es desconocido para la mayoría de sus formas clínicas, es una entidad
rara; sin embargo, ha tenido un aumento en las últimas décadas. La incidencia mundial se calcula
entre 430 y 1700 casos por cada 1 000 000 habitantes. En los países latinoamericanos no hay
datos precisos. Los factores de riesgo más importantes para esta enfermedad son: 1) diabetes
mellitus descompensada, 2) enfermedades hematológicas y 3) otros: desnutrición, prematurez,
colitis amebiana, tratamiento con citotóxicos, administración de antibióticos por tiempos
prolongados, pacientes trasplantados.
Patogenia e inmunidad
Así el daño ocurre de forma coordinada y favorecido por diversos factores: defectos en la
migración de macrófagos, inmunosupresión celular, en especial los macrófagos (neutropenia) o
los defectos de funcionalidad (corticosteroides), aunado a la hiperglucemia y acidosis (diabetes),
todo esto permite el rápido crecimiento fúngico; el proceso termina con daño a las células
endoteliales por el hongo, permitiendo una rápida angioinvasión y trombosis de los vasos,
seguida de una necrosis y diseminación de la infección.
Por otra parte a la par con los anteriores fenómenos en pacientes con diabetes descompensada, se
presenta un proceso alterno; la degradación de grasas y proteínas, péptidos y aminoácidos, los
cuales terminan en cuerpos cetónicos (acetoacetato, β-hidroxibutirato y acetona); estos alteran la
permeabilidad de la barrera hematoencefálica, lo que favorece la diseminación de estos hongos
hacia el sistema nervioso central. Si los cuerpos cetónicos son producidos en exceso pueden ser
degradados por los mucorales, a través del complejo cetona-reductasa que se activa precisamente
en la acidosis.
Los factores de virulencia reportados sobre todo para Rhizopus spp., son su capacidad de
reducción morfológica, secreción de rizoferrina, que es un sideróforo natural y receptor de los
iones de hierro ferroso, posee el complejo cetona-reductasa que se activa en la acidosis y permite
la degradación de cuerpos cetónicos; producción de toxinas como la rizotoxina, capacidad de
angioinvasión y la capacidad de captar el hierro del grupo hemo.
Enfermedades clínicas
En caso de que haya una progresión, el edema se acentúa y aparece una fistula de la que
drena material purulento y fétido, el ojo presenta midriasis (dilatación pupilar) y fijación
pupilar; letargia, y disminución de los reflejos corneales. En el tabique nasal la zona
necrótica se extiende y fácilmente se rompe, el paciente se queja de cefalea intensa y
senos paranasales, hay mayores cambios mentales (letargo y delirio) y fiebre moderada,
desorientados e inconscientes en muchos de los casos. En este punto con un diagnóstico
adecuado y control todavía el paciente puede tener un buen pronóstico y finalmente, en
caso de que la patología persista, los datos clínicos se acentúan, el edema persiste, la
úlcera se transforma en área necrótica de gran extensión, tanto a nivel de párpado como
de tabique nasal y la piel adyacente. En caso de afectación en paladar éste se extiende
hasta formar una úlcera pronunciada; el hongo causa osteolisis (etmoides, esfenoides,
etc.) (Figura 3), en el avance del hongo va causando invasión, trombosis hasta llegar al
sistema nervioso central, el paciente se queja de dolor intenso y pronto surge la perdida
de la consciencia e incluso con convulsiones, estadio que es prácticamente letal.
2. Pulmonar: Es la segunda forma clínica que se observa con mayor frecuencia en pacientes
neutropénicos, leucémicos, linfomatosos o bien tratados con corticosteroides; y en menor
grado en diabéticos descompensados. El pronóstico y la evolución también son graves,
con una mortalidad cercana al 80% en un lapso de 5 a 30 días. Esta enfermedad es
considerada primaria y raras veces se presenta a partir de casos rinocerebrales, inicia por
la inhalación de conidios del ambiente, es por esto que la enfermedad puede ser
nosocomial, el hongo invade las paredes bronquiales y tejido peribronquial, por lo cual el
cuadro inicia como una bronquitis o bronconeumonía, se pueden observar masas o
cavitaciones como en la aspergilosis pulmonar, con espacio aéreo creciente. La
sintomatología más común es la fiebre moderada, tos con expectoración, hemoptisis,
disnea y dolor torácico pleural, este foco pulmonar en raras ocasiones puede diseminarse
vía hematógena a cerebro, intestino y piel. A los rayos X no se observan signos
patognomónicos; la imagen radiológica solo indica neumonía no específica e infarto. Los
agentes etiológicos que se aíslan con mayor frecuencia en esta enfermedad son: Mucor
circinelloides, Rhizopus spp., y Lichtheimia corymbifera.
A B
D C
Figura 3. Imágenes de mucormicosis rinocerebral. A. Edema unilateral y periorbital, B. Úlcera palatina, C. Extensa
necrosis: nasal, parpado y globo ocular, D. Destrucción de tabique nasal y tejidos adyacentes. Fuente: Romero-
Zamora JL, et al. Rev Med Hosp Gen Mex, 2000.
Figura 4. Cigomicosis cutánea en un paciente con leucemia linfoblástica aguda. Fuente: Marlis Täger F., et al. Rev
Chil Infectol, 2012.
4. Diseminada: Muy poco frecuente y de muy mal pronóstico, con una tasa de mortalidad
del 95% de los casos; esta entidad se inicia con frecuencia después de una cigomicosis
rinocerebral, pulmonar o cutánea, las cuales generan lesiones trombóticas, e infartos en
indistintos órganos como: bazo, estómago, hígado, riñones, corazón, meninges y cerebro.
Los síntomas dependen del órgano afectado.
Diagnóstico
• Cultivo. Se realizan en agar dextrosa de Sabouraud o agar papa dextrosa, éstos son de
menos importancia ya que estos hongos son contaminantes del medio ambiente y son
parte habitual de la microbiota de las vías respiratorias superiores, es importante realizar
el cultivo cuando se trata de corroborar el diagnóstico e investigar el agente etiológico,
estos cultivos deben hacerse en repetidas ocasiones para evitar confusiones.
• Biopsia. Las tinciones de biopsias con PAS o Grocott presentan una imagen de reacción
inflamatoria con la presencia de hifas gruesas cenocíticas, hialinas y dicotómicas, además
de edema, necrosis, acompañadas de abundantes polimorfonucleares y células
plasmáticas, lo más importante es observar la angioinvasión en los tejidos.
A B
Figura 5. Imágenes de diagnóstico de cigomicosis. A. KOH al 10% de exudado de lesión cutánea, B. Biopsia teñida
con PAS de lesión de úlcera cutánea. Fuente: Marlis Täger F., et al. Rev Chil Infectol, 2012.
El tratamiento sigue actualmente siendo un grave problema, ya que la mayoría de los autores
reportan fracasos terapéuticos, con índices de mortalidad del 40 al 95% de los casos. El éxito de
la terapia consiste en el diagnostico precoz y del control de la enfermedad adyacente
(hiperglucemia), cetoacidosis y la inmunosupresión. Dentro de los antifúngicos más utilizados
son: anfotericina B el tratamiento de elección, azoles (posaconazol y voriconazol) y
equinocandinas (caspofungina). Es importante aunado al tratamiento realizar un desbridamiento
quirúrgico, aplicación de oxígenos hiperbárico que actúa como fungicida frente a estos hongos;
sin embargo no está a la alcance de todos los hospitales.
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Compendio de
Micología Médica
Se terminó de elaborar en OCTUBRE del año 2016; en
Monterrey, Nuevo León, México