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ANUARIO DE PSICOLOG~A

Núm. 34 - 1986 (1)

HUMANISTA: HISTORIA,
LA PSICOLOGÍA'
CONCEPTO Y METODO

MANUEL VILLEGAS BESORA


Facultat de Psicologia
Universitat de Barcelona
Manuel Villegas Besora
Departament de Psicologia Bhica
Facultat de Psicologia
Avgda. Chile s/n
08028 Barcelona
Resulta algo artificioso asignar una fecha concreta al momento preciso
de la aparición histórica de la Psicologia Humanista. El largo periodo de
gestación que lleva consigo la formación de cualquier fenómeno o movimien-
t o científic0 y social convierte indefectiblemente en convencional toda
pretensión de exactitud. Sin embargo, pueden tomarse como criterio crono-
lógico aquellas fechas en las que se producen las primeras manifestaciones
públicas o deliberadamente fundacionales. De acuerdo con este criterio,
podemos hablar ya -en 1986- de 25 años de Psicologia Humanista.
En efecto, aunque el primer Encuentro Nacional de la American Asso-
ciation for Humanistic Psychology (AAHP) tuvo lugar en 1962, la Asocia-
ción se había constituido ya como tal en verano de 1961. Con anterioridad
en la primavera del mismo año, habia aparecido el primer número del Journal
o f Humanistic Psychology. De manera que puede considerarse 1961 como el
año en que la Psicologia Humanista nace a la luz pública.
Esta datación histórica discrepa de la de 1962, que, aunque errónea,
viene dándose tradicionalmente. El origen de este error parece estar en el
desconocimiento, o al menos desconsideración, por parte de muchos histo-
riadores (Buhler y Allen, 1972; Misiak y Sexton, 1973) de 10s hechos que
antecedieron a la celebración del Primer Encuentro Nacional de la AAHP
en 1962. SegÚn datos revelados recientemente por Clark Moustakas, hechos
públicos por Tom Greening (1985), editor del Journal of Humanistic Psycho-
logy, 10s articules de la Asociacion fueron formulados y aceptados oficial-
mente por el Comité Organizador en agosto de 1961. Este comité estaba
compuesto por cinco miembros, a saber: Abraham Maslow, Anthony Sutich,
Joe Adams, Dorothy Lee y el propio Clark Moustakas.
Otro punto, generalmente poc0 conocido, es la polémica que precedió
a la elección del calificativo humanistic aplicado tanto a la Revista como a la
Asociación. El nombre escogido inicialmente por el comité organizador,
aunque después de muchas discusiones y sin llegar a alcanzar un acuerdo
pleno, fue el de The American Associution o f Orthopsychology. Esta deno-
minación tuvo que ser sustituida, sin embargo, a causa de las protestas de la
Association o f Orthopsychiutry. Después de nuevas reuniones polémicas,
donde según el testimonio de Anthony Sutich (1975) se barajaron otros
muchos nombres, tales como Ontopsychology, Axiopsychology, Metapsy-
chology, Self Psychology, Autonomous Psychology, Self-directive Psycholo-
gy y Person Psychology, se llegó al acuerdo, no unánime, de sustituirlo por
el de American Association for Humanistic Psychology.
10 Manuel Villegas Besora

Vicisitudes semejantes habian acompañado la decisión relativa al titulo


definitivo que deberia llevar la revista de la Asociación. Fundada por Abra-
ham Maslow y Anthony Sutich en 1958, no publicó su primer número hasta
1961. El comité de redacción, en el que intervenian además de 10s organiza-
dores, Kurt Goldstein, Andras Angyal, Gordon Allport y Car1 Rogers, tenia
serias dificultades en encontrar un titulo apropiado. The Journal o f Self
Psychology era el propuesto inicialmente en consonancia con el titulo del
libro eolectivo The Self, editado por Clark Moustakas en 1956, en el que
habian participado la mayoria de 10s autores que ahora estaban comprometi-
dos en la redacción de la Revista.
En una carta del 29 de diciembre de 1959, dirigida a Anthony Sutich,
Stephen Cohen, estudiante de la Universidad de Brandeis donde enseñaba
Maslow y yerno suyo, propuso el titulo de The Journal o f Humanistic
Psychology. SegÚn el testimonio de Cohen, recogido por Tom Greening
(1985), Herbert Marcuse en una conversación con Maslow en Brandeis habia
sugerido el de The Journal o f Human Studies. Maslow, sin embargo, se
inclin6 finalmente, tal como consta en carta suya del 1 0 de mayo de 1960,
dirigida a Anthony Sutich, por el de The Journal o f Humanistic Psychology,
por oncerrar una mayor intencionalidad critica respecto a 10s principios
de la American Psychological Association (APA) y por circunscribirse
específicamente al campo de la psicologia.
El término Humanistic Psychology habia sido utilizado ya anteriormen-
te por el propio Maslow (1956) en un articulo titulado Toward a Humanistic
Psychology. Pero el primer0 en aplicar10 habia sido Hadley Cantril en un
articulo de idéntico titulo, aparecido en 1955 en la Review o f General
Semantics.
La problemática relativa a la elección del apelativo humanistic no era
puraanente nominal, sino que traducia una polémica de fondo. Maslow era
partidari0 del denominativo humanistic a causa de su identifieación con el
humanismo secular, en el que se contraponian humanistic y transpersonal.
En el polo opuesto se hallaba Clark Moustakas y Dsrothy Lee, para quienes
la denominación preferida era la de Self Psychology o bien Holistic Psycho-
logy, puesto que no concebian la distinción entre 10 humano y 10 sobrenatu-
ral. De acuerdo con las manifestaciones del propio Moustakas, ambos eran
teistas, no humanistas. Anthony Sutich, como ya hemos visto fue inducido
por Stephen Cohen a aceptar el apelativo humanistic. Finalmente el voto de
Joe Adams dirimió por mayoria la contienda, pero al precio de la dimisi6n
de Ilorothy Lee un año más tarde. La aceptación de 10s puntos de vista de
Maslow parece que pudo estar condicionada por el propósito inicial de que
la revista fuera administrada en conjunción con el comité editorial por el
Batronato de la Universidad de Brandeis. La carta de Stephen Cohen a
Anthony Sutich 10 insinuaba con estas sutiles palabras:

"Si este nombre le parece bien, significara que sus sentimientos son parecidos a 10s mios y a 10s
del Dt. Maslow".

Con el tiempo Anthony Sutich terminaria por abandonar la dirección


La Psicologia Humanista: historia, concepto y m i todo 11

de la revista y fundaria la suya propia, el Journal of Transpersonal Psycholo-


gy en 1969, de nuevo con Abraham Maslow en otro momento de su evolu-
ción.

1. ANTECEDENTES HISTORICOSE IDEOL~GICOS


DE LA PSICOLOG~AHUMANISTA

1.1. El Zeitgeist de una época


La Psicologia Humanista es fundamentalmente un movimiento progra-
matico, surgido en Norteamérica en la década de 10s sesenta, orientado a
promover una psicologia más interesada por 10s problemas humanos, que sea
"una ciencia del hombre y para el hombre" (B. Smith, 1969). Michel Fourca-
de (1982) la define como:

"un acercamiento al hombre y a la experiencia humana en su globalidad. Un movimiento científic0


y filosófico que comprende la psicologia en sus dimensiones dinámica y social, basada en una visión
holistica del hombre, redescubriendo asi formas tradicionales occidentales y orientales de conocimien-
to. Un conjunto de tecnicas de cambio individual y social, un conjunto de valores que conciernen las
...
relaciones del individuo y de la sociedad con una moral implícita o explicita Un movimiento contra-
cultural, que se ha extendido bajo la forma de 10 que se ha venido en llamar Movimiento del Potencial
Humano".

Como programa de amplio espectro filosófico-científic0 y socio-cultu-


ral, la Psicologia Humanista no pretende constituirse propiamente hablando
en ningún nuevo paradigma. (Caparrós, 1979, 1980; Rosal, 1982). A diferen-
cia de éstos, la tercera fuerza no nace de la cabeza minervea de ningún Freud.
El mismo Maslow (1970), considerado generalmente su inspirador, nos
recuerda que el movimiento de la Psicologia Humanista "no es obra de un
solo líder o de un gran nombre que 10 caracterice, sino de muchas personas",
como Erich Fromm, Kurt Goldstein, Karen Horney, Gordon Allport y Henry
Murray entre sus antecesores y Car1 Rogers, Rol10 May, Gardner Murphy o
Erik Erikson entre sus coetáneos.
Esta "tercera psicologia" en palabras de Maslow (1962) es considerada

"una Weltanschauung global, una nueva filosofia de la vida, una nueva concepcion del hombre, el
inicio de otros cien años de trabajo, siempre que podamos, naturalrnente. evitar antes un holocausto".

Como cualquier movimiento científic0 o social, la Psicologia Humanista


no surge de forma repentina, desconectada de su entorno histórico y contex-
tual. Su aparición pública se produce en un momento particularmente recep-
tivo, después de un largo periodo de incubación ideológica.
La década de 10s sesenta es especialmente sensible a este respecto y
presenta una apertura inusitada hacia el optimismo y la esperanza. Responde
a un cambio de las actitudes políticas y sociales y debe ser interpretada de
acuerdo con 10 que Juan XXIII llamó "el signo de 10s tiempos".
Manuel Villegas Besora

No es necesario recordar aquí 10s acontecimientos sociopoliticos y


culturules que caracterizaron la situación mundial durante la década de 10s
sesenta, ni 10 que afectaron especialmente la sociedad americana. Después
de dos guerras mundiales, el mundo occidental, inmerso en una oleada de
crecimiento económico y bierlestar social, experimentaba desde dentro una
revolución de sus costumbres y aspiraciones. El cuerpo, sometido en las
décadas anteriores a la represión sexual y militar, se rebelaba, libre de tabúes,
deseoss de nuevas estimulaciones sensoriales internas y externas. Las perso-
nas podian encontrarse libremente, conocerse y amarse, mis a116 de las
divisiones raciales, politicas y de clase.
Un informe elaborado a petición del presidente de 10s EE.UU. por la
Scranton Comission (1970) sobre las causas de la huelga estudiantil en mayo
de 1970 concluia que no se trataba de un problema especifico, sino de una
condición social de la vida moderna. El movimiento juvenil, se puede leer en
el informe, responde a "una celebración romántica de la vida, de 10s sentidos
y de la naturaleza". Este movimiento juvenil se presenta corno un rechazo de
10s ideales operacionales de la cultura americana, tales como "el materialis-
mo, la competitividad, el racionalismo, la tecnologia, el consumismo y el
militarisme".
Esta crisis, escriben Buhler y Allen en 1972:

"no ha estallado de repente. En Europa, desde principios de siglo, como ahora entre 10s jovenes
americanos, se piensa que vivimos en una gran hipocresia, con una moral a la que adherimos solo de
...
forma superficial Los jovenes europeos se dieron cuenta leyendo a Hesse, hace ya medio siglo, de
que la sociedad industrial era deshumanizadora. Ahora, 10s americanos claman por rejuvenecer la
existeni:ia. luchan por una vida genuina, honesta y humana. La Psicologia Humanista presta su apoyo
a estas reivindicaciones desde sus postulados filosoficos, psicologicos y éticos. Espera desarroilar un
papel principal contribuyendo a realizar las metamorfosis necesarias para la supervivencia del hombre.
Confia igualmente en que la capacidad inherente de la persona humana para dar sentido m i s allá de 10
absurdo ilegara a ser una fuerza positiva para la historia contemporánea".

Durante 10s años de apogeo contracultural, que acompañaron a la gue-


rra del Vietnam, la Psicologia Humanista atrajo a 10s estudiantes a quienes
disgustaba el conductismo mecanicista y anhelaban una psicologia centrada
en la persona, que creyera en la libertad y la dignidad humanas, protesta que
encontró en Chomsky (1971) uno de sus portavoces mis destacados. En una
entrevista concedida a Frick (1971), Maslow se hacia eco del impacto social
de la Psicologia Humanista en la juventud americana:

"Mi libro Toward a Psychology of Being, por ejemplo, ha sido muy vendido y leido y, sobre todo.
segun creo seguido entre 10s jovenes. Se han vendido ya unos 150.000 ejemplares y , aparentemente,
se 10 usa para ayudar a esa clase de comprension profunda en 10s grupos hippies Y entre muchos jove-
nes de 10s mas educados, universitarios, por ejemplo".

¿De dónde habia extraido la Psicologia Humanista unos postulados filo-


sóficos, teóricos y éticos a 10s que se atribuia un poder tan trascendente para
la vida humana? Una lectura heurística de 10s escritos de 10s pioneros del
movimiento de la Psicologia Humanista americana nos pone sobre la pista.
En ellos se revelan 10 que podriamos denominar influencias directas e indi-
rectas.
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método

1.2. Las pretendidas raices fenomenol6gicoexistenciales

Contrariamente a 10 que suele afirmarse (Buhler y Allen, 1972; Misiak y


Sexton, 1973; Fourcade, 1982) 10s psicÓlogos humanistas americanos no se
inspiraron directamente en la psicologia fenomenológica ni en la filosofia
existencial. Es mis, su conocimiento de estas corrientes de pensamiento es
tardia y superficial. En una entrevista publicada en este mismo' Anuario
(Villegas, 1982) Rogers 10 confesaba abiertamente:

"En realidad no he recibido una gran influencia de la filosofia existencial. La descubrí cuando ya
habia formulado mis propios puntos de vista y encontre que existían grandes coincidencias. Pienso que
...
10s autores que causaron mayor impacto en m i fueron Kierkegaard y Martin Buber Ni Heidegger, ni
Sartre, en cambio, influyeron nunca en mi investigacion".

Maslow (1962), que consideraba a 10s filósofos existenciales "muy difi-


ciles o imposibles de entender", admitía que habia sido muy poc0 tenaz en
el esfuerzo por conseguirlo. Para 61:

''la conclusion número uno es que 10s filosofos europeos y 10s psicologos americanos no se hallan
tan alejados 10s unos de 10s otros, como podria parecer a primera vista. Nosotros 10s americanos hemos
estado hablando en prosa todo este tiempo Y no 10 sabiamos. Naturalmente, en parte, este desarrolio
simultaneo en diferentes paises indica que las personas que con independencia mutua han llegado a la
misma conclusion, estan todas ellas respondiendo a algo real, exterior a eUas mismas".

Entre 10s psicólogos que hablaban en prosa, Maslow (1962,1968b) cita


a Allport, Rogers, Goldstein, Fromm, Erikson, Murray, Murphy, Horney y
May, que resultan "mucho m i s inteligibles". Su acercamiento al Existencia-
lismo se produjo, según confesión del propio Maslow (1968b), inducido por
algunos de sus colegas, entre ellos: Adrian Van Kaam, Rol10 May y James
Klee. En el Simposium sobre Psicologia Existencial en la Convención de
1959 de la APA, Maslow (1961) se expresaba asi:

"No sou existencialista, ni siquiera un estudioso dedicado Y cabal de este movimiento. Asi mismo.
debo confesar que estudié el existencialismo, mas que por su valor intrinseco, por el proposito de saber
qué puede darme como psicologo. Por eso trate de traducirlo constantemente en terminos que yo
pudiera usar. Ello explique acaso, porque no encontre en e1 una nueva y total revelacion, sino una
acentuacion, una confirmacion y un redescubrimiento de diversas tendencias existentes en la psicolo-
gia norteamericana".

Maslow llega incluso a declarar explícitamente en reiteradas ocasiones


(1961, 1962, 1968b, 1970) su disconformidad con el pensamiento existencial,
particularmente con el de Sartre, por no tomar en cuenta "10s hechos de la
genética y de la psicologia constitucional, su negación de la naturaleza huma-
na y en ultima instancia suprimir el término a causa de la ambigüedad de sus
significados". La razón de esta oposición esti en el ahistoricismo profesado
por Maslow (1962):

"Creo justo afirmar que ninguna teoria de la psicologia estara jamas completa, sino incorpora en
su centro la idea de que el hombre tiene su futuro en su propio interior. dinamicamente activo en el
momento actual. En este sentido puede tratarse el futuro como ahistorico al modo de Kurt Lewin".
14 Manuel Villegas Besora

I,a corriente del pensamiento fenomenológico-existencial europeo llegó


a Norteamérica tarde y mal, a través de múltiples mediaciones, casi todas
ellas psicológicas, como observa Caparrós (1980), que en no pocos casos
"han llegado a desprenderla de su sentido originaria". Maslow (1961) reco-
noce que la fenomenologia "tiene su propia historia en el pensamiento
americano, pero que en general%a languidecido".
La razón de que la fenomenologia americana no haya seguido un curso
histórico superponible a la europea radica, como dice Caparrós (1979) "en el
hecho de que la psicologia en este país (EE.UU.) carece de un pasado filosó-
fico". En realidad el primer contacto de la psicologia americana con el méto-
do fenomenológico se hace a través de la Gestalt, cuyas lecciones, dice
Maslow (1957) "todavia no han sido plenamente integradas en la psicologia".
La troducción al inglés de algunas obras sobre la Gestalt, asi como el estable-
cimieato de algunos de sus autores en EE.UU. constituyen el principal
puenle de unión fenomenológica entre ambos continentes. Pocos estudiosos
americanos 10 habian tendido antes, durante el periodo de apogeo de la
fenomenologia alemana. Entre ellos hay que citar a G. Allport, alumno de
W. Stcrn en Alemania y más tarde profesor de Harvard y a R. B. MacLeod,
traductor de Katz, defensor de la fenomenologia en el desierto americano y
reivindicador de la figura de William James.
Además de 10s gestaltistas, otros psicólogos y filósofos alemanes y
austriacos emprendieron el viaje americano a causa del nazismo. Entre ellos
10s esposos Buhler, M. Arnold, Heider, Sherer, W. Stern, Werner, etc., buenos
conocedores de la fenomenologia. Filósofos como A. Gunvitsch, discipulo
de Slumpf y Husserl, K. Goldstein y el neokantiano Cassirer. Su influencia
directa, sin embargo, en el panorama de la psicologia americana es escaso.
En 1959 A. E. Kuenzli edita The phenomenological problem, una selección
de catorce articulos publicados entre 1937 y 1957 por autores como Mac-
Leod, Snygg, Combs, Cantril, Newcombe, Luchins y Rogers.
Dentro del pensamiento mis específicamente existencial hay que
destacar la presencia en EE.UU. de M. Buber y P. Tillich. Puede considerarse
a estc! Último, nacido en Alemania y residente en EE.UU. desde 1933, como
el verdadero introductor del existencialismo. Al lado de estos filósofos y
teólogos europeos cabe considerar ademas la obra de William Barret (1958)
Irrational man: a study in existential phylosophy, que habia sido precedida
por una serie de articulos en 1947, titulados genéricamente What is existen-
tialism?, editados posteriormente en forma de libro, bajo el mismo titulo
(Barrett, 1964).
Las figuras más destacadas del existencialismo americano en relación
a la psicologia son, sin duda, Rollo May, editor de Existence (1958), largos
años profesor en Europa, buen conocedor de la filosofia continental, y
Adrian Van Kaam, de origen holandés, profesor de la Duquesne University,
editor de Humanitas y de la Review o f existential Psychology and Psychia-
try. La relación de estos autores, sin embargo, con la Psicologia Humanista
ha sido poc0 comprometida y, en general, no ha ido mis all6 de la simpatia
o el apoyo circunstancial. El propio Rollo May (1981, 1982) ocupa un
La Psicologia Humanista: historia, concepto y mktodo 15

lugar minoritari0 y critico dentro de la AHP y ha llegado a alejarse, en


ocasiones, del movimiento.
El hecho de que existan algunos elementos comunes entre la Psicologia
Humanista y la Existencial no es mis, como hemos tenido ocasión de exami-
nar detalladamente en otra parte (Villegas, 1981), que un paralelismo o
convergencia, producto del Zeitgeist de una época, pero en ningún caso,
fruto de una influencia directa. Weckowickz (1981) ha empleado la misma
expresión converging para referirse a la relación entre filosofia existencial y
Psicologia Humanista americana, "que se ha originado con independencia
de ella". Ch. Buhler (1972) reconoce implicitamente la independencia de
fuentes cuando afirma:
"Algunos de nosotros llevamos nuestra forma de pensar a América. Eramos E. Fromm, K. Horney,
K. Goldstein y yo. En Ambrica nuestro pensamiento convirgió en aspectos esenciales con el de Allport.
Maslow, Rogers, Bugental, Jourard. Moustakas y otros. Mas tarde se nos añadió V. Frankl".

La prioridad en el tiempo, dada la distancia geográfica e idiomática, no


conlleva, en efecto, necesariamente, influencia directa.
Maslow (1961) no veia en la filosofia existencial más que "la base filo-
sófica que actualmente le falta (a la psicologia)" y, en la psicologia derivada
de ella, "un apoyo adicional al establecimiento de otra rama de la psicologia:
la psicologia del completo y auténtico desarrollo del self y de su modo de
ser" para la que Sutich sugeria el nombre de Ontopsicologia. Estas palabras
de Maslow, pronunciadas en el Simposium ya referido de la APA en Cincin-
nati en 1959, hacian una clara referencia al tipo de psicologia que Maslow
pretendia promover: la Psicologia Humanista.
~ P u e d eafirmarse, pues, como hace Matson (1981) que "sin 10s prece-
dentes y antecedentes europeos es dudoso que ninguna de las versiones
americanas de la Psicologia Humanista se hubiera desarrollado en absoluto?"
O, de acuerdo con Fourcade (1982), ipuede considerarse acertado afirmar
que 10s psicólogos humanistas americanos estuvieron muy influidos en sus
origenes "por el pensamiento existencialista europeo, en particular por el de
Merleau-Ponty y Sartre"? Nuestra opinión al respecto es que la Psicologia
Humanista se fraguó en el seno de la sociedad americana en base a sus
propias tradiciones, sus propias crisis y sus propios referentes ideológicos.
El10 no significa que la psicologia fenomenológica europea no fuera utiliza-
da como factor amplificador y marco justificativo. Sin embargo, tanto el
curriculum de sus principales promotores como la posterior evolucion del
movimiento de la Psicologia Humanista, prueban no s610 la independencia
de sus fuentes, sino también la ignorancia de las bases filodficas y de las
exigencias metodológicas de la filosofia fenomenológico-existencial. A 10
sumo puede concederse con Misiak y Sexton (1973) que "el movimiento
migratori0 europeo contribuyó a acelerar su aparición y difusión".

1.3. Fuentes americanas de la Psicologia Humanista


El movimiento de la Psicologia Humanista con sus grandezas y sus mise-
rias es, en consecuencia, un fenómeno genuinamente americano. Lo es por
16 Manuel Villegas Besora

sus promotores y por las fuentes en que éstos se inspiraron.


Matson (1981) encuentra la matriz cultural del movimiento humanista
en la dialéctica especifica realismo e idealismo, que en América nacia,
curiosamente, del mismo tronco común: el pragmatismo, con su correlato
psicológico el funcionalismo. Aunque pudiera parecer que el pragmatismo
habia de favorecer la tendencia >onductista, a causa del énfasis que se ponia
en la acción, la mentalidad americana acentuaba más bien la acción humana
sobro el medio, que no la del medio sobre la acción. La escuela funcionalista
personificaba la convicción del hombre como actor y sus procesos mentales
como agentes instrumentales que le ayudan a enfrentarse con el mundo. Esta
alternativa, que demostró el carácter social, activo y volitivo de la conducta
humana, se enraizó posteriormente en las psicologias sociales de Charles H.
Cooley y Georges H. Mead. En el campo de la psicologia individual William
MC. Dougall sostuvo un conductismo "intencional". Para MC. Dougall (1923)
existian dos alternativas a la ciencia, la mecánica y la intencional.
John Dewey (1896), en particular, insistia en el carácter volitivo e
intencional de la acción ya desde su critica inicial al concepto mecanicista
del arco reflejo. Esta visión pragmática entroncaba con la Weltanschauung .
americana, 10s mitos de la igualdad de oportunidades, el individualisme y la
libertad: en una tierra prometida, en una hpoca de empresas y descubrimien-
tos la psicologia tenia que orientarse principalmente al esfuerzo, la acción y
la crcatividad. No habia lugar para el fatalismo o el determinismo, sino sólo
para la potencialidad y la adaptabilidad.
La aportación de 10s funcionalistas a la psicologia se referia a la psicolo-
gia del self, considerado como centro activo de la experiencia personal.
William James dedicaba su Principies o f Psychology (1890) a la descripción
de los estados de conciencia a través de la introspección. Para James la
importancia y significación personales (idiosincrasia) era el criteri0 primor-
dial, asi como la libre voluntad, la capacidad de compromiso y decisión.
Pau1 Tillich (1944) escribia a propósito de William James y de John
Dewey :

'".o mismo que estos filósofos americanos, 10s filósofos de la existencia rechazan la conclusión
del pensamiento racionalista que identifica la realidad con el objeto pensado, con las relaciones o las
esencias y aceptan la realidad tal como 10s hombres la vivencian de forma inmediata en sus vidas. Por
consiguiente, están entre 10s que consideraron la experiencia inmediata del hombre como una revela-
cion mas íntegra de la naturaleza y caracteristicas de la realidad, que la dada por la experiencia cogniti-
va".

Al igual que James, Stanley Ha11 queria una psicologia de la totalidad


del ser humano. Ambos pensaban que la psicologia debia explorar la rica
vida afectiva, que subyace al intelecto, en orden a comprender la esencia
de la humanidad. Estos puntos de vista prestaban las bases para las formula-
ciorles posteriores de teorias de la personalidad, tales como las de Gordon
Allport, Gardener Murphy, Abraham Maslow, George Kelly, Henry Murray,
Hadley Cantril o Car1 Rogers, todos 10s cuales, excepción hecha de Kelly,
se cncuentran entre 10s promotores inmediatos de la Psicologia Humanista.
Si nos centramos en la figura de Abraham Maslow, al que sin duda
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 17

cabe considerar, de acuerdo con Rogers (1982), como el principal iniciador


y promotor del movimiento de la Psicologia Humanista, aunque no, como
hemos visto, su unico fautor, podemos conocer en detalle las fuentes ideoló-
gicas que contribuyeron a la formación de su pensamiento.
En una entrevista en profundidad Maslow relataba asi a Frick (1971)
sus origenes:

"Mi tendencia era socialista dentro del socialisme americano. Norman Thomas era un gran héroe
para m i y tambien Upton Sinclair y Eugene Debbs en la universidad. Existe la tradición judia de 10
utópico y 10 6pico y yo aspiraba con gran decision al progreso de la humanidad. Queria una filosofia
empirica en el sentido del siglo XIX, esto es trabajar de manera empirica en 10s problemas filosóficos.
Habia hecho antes un intento en Cornell con Titchener y luego simplemente hui ... El gran momento
en que regresé a la psicologia fue cuando lei la obra de Watson Y tuve una gran iluminación. Era algo
...
pragmatico y parecia muy claro Pero siendo estudiante en Wisconsin. tropecé con Freud y Adler. El
...
primer trabajo que hice fue sobre psicoanálisis Asi tuve una actitud abierta respecto a la psicologia
desde el comienzo mismo y la utilice en términos de un ideal que todavia no existia... Me dediqué a la
psicologia teniendo muy claras en mi mente cuestiones que ahora liamamos humanistas. El conductis-
mo parecia entonces un programa para el humanismo y so10 cuando comprobamos que no funciona-
ba. me senti desencantado ... No soy contrario a l conductismo, excepto como filosofia y no me siento
...
sectari0 al respecto La idea de autorrealización se origino en el simple hecho de admirar y amar a dos
personas en particular y, m i s tarde, a otras: Ruth Benedict y Max Wertheimer".

La relación con Adler, a la que alude Maslow en este texto, no fue pura-
mente libresca. "Nunca conoci a Freud, ni a Jung", confiesa Maslow a F. G.
Goble (1970), "pero estuve en casa de Adler con quien mantuve innumera-
bles conversaciones".
En el prólogo a la primera edición de Motivation and personality Mas-
low (1954) hace una relación detallada de sus fuentes intelectuales. SegÚn
ella Max Wertheimer y Kurt Koffka le enseñaron Gestalt. Kurt Goldstein con
su libro T h e Organism (1939) ejercio una influencia "que todavia es decisiva
en la actualidad, al permitirme establecer un nexo entre la holistica y la diná-
mica". Testimonio de la influencia fundamental de Goldstein sobre su
concepcion psicológica esta frase de Maslow (1962) en el prólogo de la pri-
mera edición de Towards a Psychology of Being: "Mi deuda intelectual para
con Kurt Goldstein es tan grande que le he dedicado este libro". Aprendió
Psicoanálisis con David Levy y Abraham Kardiner y más tarde con Erich
Fromm y Karen Horney. Estudi6 antropologia con Ruth Benedict y también
con Margaret Mead, Gregory Bateson y Ralph Linton, llevando a cabo un
estudio de campo entre 10s indios Blackfoot del Norte de Alberta (Canadá).
Califica de decisiva su amistad con Gardner y Lois Murphy. Participó en
seminarios con E. Frenkel-Brunswik, D. Krech, D. Mackinon, R. S. Sandford
y E. Tolman. Conoció 10s escritos de Gordon Allpport, Henry Murray,
Andras Angyal y Car1 Rogers.
Entre sus lecturas literarias y filosóficas, Maslow destaca en su conversa-
ción con M. H. Ha11 (1968) las obras de A. N. Whithead, H. Bergson, Th.
Jefferson, A. Lincoln, PlatÓn y Spinoza. Folkways de W. G. Summers es
descrit0 como "el Everest de mi vida". Sobre su relacion con la filosofia exis-
tencial ya nos hemos pronunciado anteriormente; s610 recordar que fue
introducido en ella por Adrian Van Kaam y Rol10 May. En la entrevista
mantenida con Frick (1971) dice haber conocido, además, a M. Buber y ha-
18 Manuel Villegas Besora

ber trabajado con Aldous Huxley. Su formación académica, como se sabe, se


forjo dentro del conductismo y llevó a cabo su tesis doctoral sobre la con-
ducta sexual y de dominancia de 10s monos, bajo la dirección del Profesor
Harlow, con quien colaboró algún tiempo.
La influencia m6s básica de todas, aunque la mis distante en el tiempo,
es sin duda la de W. James, quien en una pequeña monografia publicada en
1907 con el titulo The energies of men sentaba las bases de su obra. James
se preguntaba por las condiciones especiales que permitian la manifestación
de ir~sospechadasfuentes de energia, amor y creatividad en la vida ordinaria
de las personas y describia 10s métodos para desarrollar estos poderes, con-
cluy endo con profética visión:

enemo em os dos cuestiones. la de la posible amplitud de nuestro potencial y la de las diversas formas
para ,rproximamos a el.. Necesitamos un estudio de varias formas de existencia humana que haga refe-
r e n ~ &a&10s diferentes caminos a través de 10s cuales las personas actualizan sus reservas de energia. Las
biografia y las experiencias individuales de cualquier otro tipo pueden proporcionarnos luz en esta
cuestiBn. Se trata de un estudio concreto ..., de un programa para una psicologia individual, superior
en imgortancia a cualquier otra cosa que conocemos".

A esta propuesta de James respondian, sin duda, las primeras investiga-


ciones de Maslow (1950, 1954) sobre la gente autorrealizada. La experiencia
cumbre era definida como el momento en que el potencial humano se actua-
liza.
Finalmente hay que destacar la relevancia que Maslow concede a More-
no. En una carta dirigida al director de Life Maslow (1968a) comenta a pro-
pósito de un extens0 articulo sobre Psicologia Humanista aparecido en la
revista:

"&luchas de las técnicas descritas en el articulo fueron inventadas originalmente por el Dr. Jacob L.
Moreno, quien todavía esta actuando Y probablemente inventando nuevas técnicas e ideas".

Estas son las principales influencias directas a las que Maslow alude
repcbtidamente. Aunque reconoce haber aprendido de todos y no haber acep-
tado "ninguna invitación a pertenecer a ninguna organización", no cabe duda
de que sus fuentes son casi todas americanas o, al menos, americanizadas en
Última instancia.
Otro tanto sucede con Rogers, tal vez el segundo autor mis representa-
tivo de la Psicologia Humanista después de Maslow, para quien 10s pensado-
res europeos que mis directa, aunque tardiamente, influyeron, fueron
Buber, de quien tom6 la teoria de las relaciones interpersonales, Kierkegaard,
de quien le impresionó su sentido de la individualidad y Otto Rank, tal vez la
influencia más primitiva de todas, de quien recibió el concepto de voluntad
positiva. De entre sus contemporáneos, Rogers cita con frecuencia a G. All-
port, Rol10 May y al propio A. Maslow. M. Polanyi, L. Whyte, A. Angyal y
A. Szent-Gyorgi influyen en su concepción de la ciencia. En sus escritos
actuales Rogers (1980) se remite con frecuencia a fisicos y filósofos contem-
porrineos en quienes cree hallar una confirmación de sus posiciones teóricas,
particularmente la furidamentación de la tendencia actualizante. Estos son:
F. Capra, fisico teórico, M. Murayama, filósofo de la ciencia e I Prigogine,
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 19

premio Nobel de química. En cualquier caso no hay que olvidar que para
Rogers la principal fuente de conocimiento la constituye su propia experien-
cia, y como tal no tiene demasiado interés la investigación de las fuentes
bibliográficas e ideológicas. En lineas generales, sin embargo, se puede afir-
mar, de acuerdo con Oatley (1981), que su posición personal se halla dentro
de la tradición americana encabezada por John Dewey. En efecto, como se
sabe, Rogers asistió durante su estancia en el Teachers College de Columbia
en 1925 a 10s cursos dirigidos por H. Kilpatrick, discipulo de Dewey, quien,
como se sabe, concebia la perfección no como una meta final, sino como un
proceso perpetuo de crecimiento.

2. GENESIS Y DESARROLLO DE LA PSICOLOG~AHUMANISTA

2.1. El periodo prefigurativo o de gestación


Aunque planificada durante la década de 10s cincuenta y ampliamente
difundida a partir de 10s sesenta, la Psicologia Humanista se incuba en la de
10s treinta con la obra de Gordon Allport (1937) y Henry Murray (1938).
Su concepción de la personalidad y de la motivación o de las necesidades
especificarnente humanas era un primer paso en la confrontación con el
conductisrno.
Durante la década de 10s años treinta, escribe Maslow (1971):

"empecé a interesarme en ciertos problemas psicologicos, que no podían ser manejados ni resueltos
por la estructura cientifica clasica, propia de la epoca: la psicologia conductista, positivista, cientifica.
libre de valores Y mecanom6rfica".

En la década siguiente (1940-1950) empiezan a abrirse paso las nuevas


tendencias terapéuticas de Rogers (1942). Un articulo de Maslow ( 1943)
sobre motivación lleva por titulo A theory of human motiuation. El primer
año de la década de 10s cincuenta ve la aparición del estudio de Maslow
(1950) Self-actualizing people: a study of psychological health, en el que
expresa 10s principios que llevan a la autorrealización. Otras obras o escritos
de cariz humanista. aunaue todavia no han recibido este calificativo. van
sucediéndose unas i otras. Rogers (1951) publica la primera de sus dos
obras básicas, Client-centered therapy. En 1954 sale la primera edición de
la obra mis trascendental de Maslow Motivation and personality. Allport
(1955) plantea las cuestiones fundamentales para una psicologia de la
personalidad en su célebre Becoming. En un libro titulado The Self Mousta-
kas (1956) recoge diversas aportaciones de distintos autores que podríamos
denominar pre-humanistas sobre la psicologia del si mismo. El concepto de
potencial humano aparece ya en el titulo del libro de Murphy (1958),
Human Potentialities. Mientras tanto, Rogers ha recibido el premio de la
APA a la investigación en el curso 1956-57 y en el libro de Koch (1959)
publica una extensa exposición sistematizada de su pensamiento.
20 Manuel Villegas Besora

Aunque fruto de inquietudes diferentes cabe reseñar la obra de John


Cohcn (1958), profesor de la Universidad de Manchester, titulada Humanis-
tic I'sychology, en la que pone de manifiesto su disconformidad con la
orientación reduccionista de la psicologia contemporánea, que descuida 10
especificamente humano del objeto de estudio de la psicologia.
El resto de 10s acontecimientos ya no puede considerarse entre 10s
antecedentes del movimiento de la Psicologia Humanista, sino que constitu-
ye sus primeras manifestaciones. La década de 10s sesenta se convierte en la
de su lanzamiento y consolidación, de forma que, a su término, Maslow
(1971) puede decir:

"Ida Psicologia actual se encuentra fragmentada Y practicamente se puede decir que hau tres (o
mas) ciencias o grupos cientificos, separados .y sin ninguna comunicacion entre si. En primer lugar
esta el grupo conductista. En segundo lugar esta el conjunt0 de psicologías originadas en Freud Y en el
Psico~malisis. En tercer lugar estan las psicologias humanistas o la llamada tercera fuerza, que es la
union de varios grupos psicologicos en una sola filosofia. De esta tercera psicologia es d e la que cluiero
hablag. Considero que incluye a la primera y a la segunda y he inventado para denominarla 10s termi-
nos el~iconductistaY epifreudiana".

El texto de Maslow refleja, claramente, un intento de superaci6n de la


crisis que la psicologia académica empezó a experimentar a partir de 10s
rep1;inteamientos autocriticos del conductismo en la década de 10s cincuenta.
Estos y otros replanteamientos escribe Caparrós (1980):

"No eran d e n o s a 10s que venian dandose hacia ya algun tiempo en el área del saber, que le propor-
ciono al neoconductismo su epistemologia, la filosofia de la ciencia y sus tesis sobre la naturaleza del
m@totiocientifico. Filósofos e historiadores de la ciencia, así como cientificos en general, desde finales
de 10s cuarenta, empezaron a distanciarse de 10s rigores del positivismo lógico, mostr6ndose más cons-
cientcs de 10s limites del conocimiento cientifico".

En el año 1955 el fisico R. Oppenheimer (1956) advertia a 10s psicólo-


gos reunidos en la Convención Anual de la APA sobre la necesidad de no
edificar la psicologia a partir de modelos fisicos anticuados y de abrirse al
plul-alismo met.odolÓgico.
La psicologia, en efecto, según reconocian Berelson y Steiner (1964) en
un trabajo en el que se pasaba revista a más de mil aportaciones de la psicolo-
gia científica, presentaba una visión "muy incompleta" del ser humano.
Contra esta visión reductora y limitada pretendia inicialmente reaecio-
nar la Psicologia Humanista, llevada por la aspiración a superar la orientacibn
detttrminista, deshumanizante y despersonalizadora de la psicologia empírica
del momento y dar respuesta a cuestiones mis especificas, derivadas de la
naturaleza creativa, libre y personal del sujeto humano.
Esta visión restrictiva de la psicologia cientifica habia sido expuesta por
Allport (1955) en términos de oposición entre dos tradiciones filos6ficas, la
lockeana (reactiva) y la leibnitziana (activa). Según esta dicotomia, tanto el
psicoanálisis como el Conductismo presentarian una imagen pasiva y reduc-
cionista del ser humano, propia de la tradición lockeana. Ambos serian
detarministas, en el sentido de abandonar al sujeto humano a merced de
estirnulos interiores (pulsiones) o exteriokes (medio-ambiente) dejando poco
o 11ingÚn lugar p a r i la espontaneidad, creatividad y responsabilidad. La
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 21

oposición a esta visión seria, de acuerdo con Berlyne (1981), casi el Único
punto en común en que coincidirian todos 10s humanistas.
La ruptura leibnitziana se habria producido ya inicialmente en el seno
del Psicoanálisis, particularmente entre 10s disidentes del circulo original de
Viena (Adler, Jung, Stekel, Rank, Ferenczi). Pero, sobre todo habrian sido,
según Matson (1964) 10s teóricos psicoanalistas de la segunda generación,
próximos a la figura de Adler (Fromm, Horney y Sullivan) quienes lucha-
ron m b denodadamente por restablecer la imagen fragmentada del hombre,
concebida "como un todo".
Paralelamente la crisis se extendia a amplias capas de la psicologia clini-
ca y de la personalidad. El momento álgido de esta oposición se plantea en
1956, a propósito de la controversia surgida entre Rogers y Skinner en la
Convención Anual de la APA, ampliamente difundida a través de la revista
Science. Refiriéndose a ella, y después de resumir las posiciones de Skinner,
Rogers (1961) concluye:

"Hasta el momento he intentado dar una imagen objetiva de algunos desarrollos en el terreno de las
ciencias de la conducta y del tipo de sociedad que surgiria de la aplicacion de estos avances... A mi
juicio, esto destruiria la persona humana, que he llegado a conocer en 10s momentos mas profundos de
la psicoterapia. En estos momentos entro en relación con una persona espontánea y responsablemente
libre, que es consciente de su libertad de elegir y de las consecuencias de su eleccion. Jamás podré creer
que, como afirma Skinner, todo eso sea solo una ilusion, ni que la espontaneidad, la libertad, la respon-
sabilidad y la eleccion no tengan existencia real... Por 10 tanto, sostengo que la ciencia no puede existir
sin una eleccion personal de 10s valores por 10s que hemos de regirnos. Estos valores que escojamos
...
permanecerán siempre fuera de la ciencia que 10s utiliza A menos que renunciemos a nuestra capaci-
dad de eleccion subjetiva como individuos y como grupos, siempre seremos personas libres, no simples
objetos de una ciencia de la conducta que nosotros mismos hemos creado".

2.2. La formación del movimiento de la Psicologia Humanista


El primer esbozo general de 10 que deberia ser la Psicologia Humanista
fue descrit0 por Maslow en 1954 en el encabezamiento de la lista de 10s
destinatarios de su correspondencia: "gente interesada en el estudio cientifi-
co de la creatividad, el amor, 10s valores mis elevados, la autonomia, el
crecimiento, la autorrealización y la gratificación de las necesidades básicas".
A mitad de la década de 10s cincuenta, según refiere Matson (1973)
Abraham Maslow y Anthony Sutich, junto con otros colegas establecieron
una red de intercambios ideológicos a través de canales epistolares, por 10s
que circulaban articulos que dieron más tarde origen al Journal of Humanis-
tic Psychology.
Los primeros encuentros formales donde se propuso el lanzamiento de
la Psicologia Humanista se desarrollaron en Detroit bajo el patrocini0 del
Merril Palmer Institute en 1957 y posteriormente en 1958. Abraham Maslow
y Clark Moustakas, que actuaba de anfitrión, invitaron a un grupo de colabo-
radores del libro editado por este Último en 1956, titulado The Self, entre
10s que se encontraban Dorothy Lee, Ros Mooney, Marie Rasey, Car1 Rogers,
David Smille y Frances Wilson. En 1960 con la aprobacion y bajo el patroci-
nio de la Universidad de Brandeis, se organizó un comité para el estableci-
miento de la Asociación para la Psicologia Humanista y de su revista, com-
22 Manuel Villegas Besora

puesto por Clark Moustakas, Abraham Maslow, Anthony Sutich, Dorothy


Lee y Joe Adams.
Los acontecimientos se desarrollaron posteriormente de acuerdo con
las fcachas que ya hemos establecido. En la primavera de 1961, aparición del
primer número del Journal o f Humanistic Psychology, que debia servir de
portavoz oficial de la American Association o f Humanistic Psychology,
constituida oficialmente en Gosto de 1961. Los principios programáticos
de iti Asociación, elaborados por Charlotte Buhler y James Bugental, a modo
de las Cuatro Nobles Verdades de Buda, se sintetizan en 10s siguientes pun-
tos:

1. Centrar la atencion en la persona que experimenta Y, por 10 tanto, en la vivencia como fenómeno
primdrio del estudio del hombre. Tanto las explicaciones teoricas, como la conducta manifiesta se
consicieran subordinadas a la experiencia misma y a su significado para la persona.
2. Acentuar las cualidades específicamente humanas, tales como la eleccion, la creatividad, la
valor,ccion y la autorrealizacion, como opuestas a la concepcion de 10s seres humanos en términos
mecaslicistas y reduccionistas.
3. Mantenerse fiel al criteri0 de significacion en la seleccion de problemas y procedimientos de
invesi~gacion,en oposicion al enfasis primari0 en la objetikidad.
4. Comprometerse con 10s valores Y la dignidad humanas e interesarse por el desarrollo del poten-
cial iriherente a cada persona. El punto central de esta vision es la persona tal como se descubre a si
misnia Y se relaciona con otras Personas o grupos sociales.

James Bugental redactó este mismo año, 1962, el primer manifiesto del
movimiento humanista, titulado Humanistic Psychology: a new breahtrough,
presentándolo a la Orange County (California) Psychological Association y
aparecido un año mis tarde en el American Psychologist (Bugental, 1963).
En noviembre de 1964 se organizó la Old Saybrok Conference, creada
para reexaminar la filosofia de la AAHP, asi como para reconsiderar 10s
temas y direcciones que estaba tomando. Se considera esta conferencia como
el acto de presentación en sociedad y su lanzamiento como "movimiento".
El reconocimiento definitivo de la American Association for Humanis-
tic Psychology se obtuvo en 1970, al ser aceptada como miembro de la
Amcjrican Psychological Association, División 32. La AAHP se constituyi,
tamhién por estas fechas en Asociación Internacional, desprendiéndose de
la primera A (American) y quedando como Association for Humanistic
Psyehology (AHP). Como tal ha celebrado ya diversos Congresos y Encuen-
tros Internacionales, 10s primeros en Holanda y Alemania. Recientemente se
han establecido contactos e intercambios con la UniÓn Soviética a través del
Instituto de Psicologia de MoscÚ y el de Tblisi en Georgia (Greening, 1984).
La existencia en Europa de diversas Asociaciones de imbito nacional, asi
como la celebración de varios congresos bienales (Ginebra, Roma, Paris,
Loradres, Zurich) son un claro exponente de su arraigo. La AHP mantiene
también una importante presencia en el continente asiático, particularmente
en la India, el Japón e Israel.
Puede sorprender que hasta el momento casi hayamos limitado la expo-
sisicin del desarrollo histórico de la Psicologia Humanista al de una Asocia-
cibtl, la AHP y a su Revista JHP. Pero es que en cierta manera la historia de
la Psicologia Humanista no es mis que la de las asociaciones que la promue-
vet1 y sus revistas. Criticamente hablando, en efecto, la Psicologia Humanista
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 23

no posee ni un cuerpo teórico especifico, ni una metodologia o tecnologia


comunes. En rigor, tal vez excesivo, puede decirse que la Psicologia Huma-
nista no existe, sino múltiples prácticas psicológicas, sobre todo en el campo
de la psicologia aplicada (psicoterapia, crecimiento, counseling, enseñanza,
grupos, etc.) con sus respectives postulados teóricos y, sobre todo, sus
técnicas especificas, que se remiten vagamente al ideari0 fundacional de la
AAHP. Muchas de estas pricticas, particularmente las de origen oriental,
son milenarias y no le deben a la Psicologia Humanista otra cosa mis que .un
campo abonado para su difusión en Occidente. Asi puede afirmarse, paradó-
jicamente, que no es que la Psicologia Humanista posea muchas tdcnicas,
sino que es la Psicologia Humanista la que es poseida por ellas.

2.3. Evolución posterior del movirniento de la Psicologia Humanista


La amplitud e imprecisión programaticas de la Psicologia Humanista
permitieron en un momento histórico determinado, la década de 10s sesenta,
agrupar bajo la etiqueta común de "humanista" a un conjunt0 de autores,
que hasta entonces habian actuado de forma autonoma e independiente en
10s diversos campos de la psicologia, preferentemente en psicoterapia y
psicologia de la personalidad. Maddi y Costa (1972), citan como mis nota-
bles a Allport, Maslow y Murray. De entre 10s asistentes a la Old Saybrook
Conference (1964), B. Smith (1982) destaca la presencia de 10s principales
psicólogos de la personalidad: Allport, Murray, Murphy y Kelly, que estaban
dispuestos a unirse a Rogers, Maslow y May en una tercera fuerza, que
todavia no habia levado anclas de sus aspiraciones científicas. Prevalecia en
todos ellos una insatisfaccion por la marcha de la psicologia académica en
general, pero creian también en una compatibilidad entre humanismo y
método cientifico. Lo que sucedió después fue algo imprevist0 por la mayo-
ria de ellos, que abandonaron consternados el movimiento ante la dirección
irracional y trascendentalista que tomaba.
Aunque se debe al propio Maslow la expresion "tercera fuerza" aplicada
a la Psicologia Humanista (Bugental, 1964), esta no es concebida por 61
como antagonica a las otras dos supuestas fuerzas. "Soy freudiano, soy
conductista, soy humanista", decia Maslow (1969), intentando significar su
concepción de la Psicologia Humanista como la de una superestructura mas
amplia, en cuyo seno podian albergarse todas las demas:

"Aun entre 10s psicologos humanistas. hay algunos que se oponen al conductisme Y al psicoanalisis
en lugar de incluir estas dos gsicologias en una estructura de rango superior y mas amplia. Creo que
algunos de ellos rondan 10s limites de la anticiencia y hasta de las Posiciones antirracionales en su
nuevo entusiasmo por la experiencia". (Maslow. 1 9 7 1 ) .

De modo semejante se expresaba George Kelly (1969), quien no creia


que la Psicologia Humanista se fuera a permitir el lujo "de prescindir del
estudio de la conducta". Y James Bugental (1967) afirmaba que la Psicologia
Humanista se distinguia "mas por 10 que es, que por aquell0 a 10 que se
opone".
24 Manuel Villegas Besora

El ideari0 programático de la Psicologia Humanista no se dirigia, pues,


inicialmente contra las aportaciones del psicoanilisis o del conductismo
co,mo métodos de trabajo, sino contra la autolimitación voluntaria de su ob-
jet0 ~d campo de la patologia o de la conducta observable. Lo que proponian
10s promotores del movimiento para la Psicologia Humanista era, en palabras
de Rugental (1967) "una com%leta descripción de 10 que significa existir
como ser humano".
Probablemente sea esa amplitud de miras 10 que permitió la rápida
expansión del movimiento, asi como su aceptación poc0 reticente por parte
de la psicologia académica, quizá porque, como observa Caparrós (1979)
veia en ella "una simple Weltanschauung humanista, mis que una auténtiea
alternativa científica". Una muestra elocuente de este reconocimiento fue
la elccción de Maslow como presidente de la APA el año 1968 y el estableci-
miento posterior, al que ya nos hemos referido, el año 1970 de la División
32 para la Psicologia Humanista.
La vaguedad de 10s propósitos iniciales de Maslow se pone de manifiesto
en un texto suyo de 1957. En 61 propone una serie de "deberias" para que la
psicologia sea mis humanista "si quiere madurar como ciencia y aceptar sus
plenas responsabilidades". Para el10 la psicologia debe interesarse mis por 10s
problemas humanos en general y menos por 10s corporativistas, fijar mis su
atención en las cuestiones filosóficas, estéticas y éticas, atreverse a ser mis
creativa y menos precavida, centrarse más en 10s problemas reales de las
personas y no tanto en 10s métodos, ser mis positiva y menos negativa. La
psicologia académica, concluye Maslow (1957):

"es exclusivamente occidental. Necesita beber igualmente de las fuentes orientales. Esta excesiva-
mentu orientada a 10 objetivo, 10 manifiesto, 10 conductual y necesita aprender mucho mas acerca de
10 subjetivo, 10 privado, 10 interior, 10 reflexivo. La introspeccion, rechazada como una técnica, debe-
ria retomarse en la investigacion psicologica.
La psicologia deberia estudiar al ser humano, n o como determinado por fuerzas exteriores, sino
como activo y autónomo, regulador de s i mismo, capaz de elegir Y centro de su propia vida Los ...
intelectuales tienden a perderse e n abstracciones Y palabras, olvidando la expenencia real original,
que es el principio de toda ciencia. Peligro Bste especialmente nocivo para la psicologia. Los psic6logos
deberfan dedicar mas tiempo al estudio intensivo de la persona singular y única y equilibrar con ello
su preocupacion por las cuestiones generales.
Finalmente, dado que empezamos a conocer mejor las necesidades legítimas d e crecimiento perso-
nal Y autorrealizacion... deberiamos irnponernos la tarea de crear una cultura capaz de promover la
salud".

Era fácil para una serie de autores, principalmente aquellos que perma-
necian alejados de 10s circulos académicos o que se movian en sus ámbitos
más periféricos, sentirse identificados con las propuestas de Maslow. De
acuerdo con Maslow (1962) pueden distinguirse tres grupos: 10s disidentes
freudianos y 10s neo-freudianos, 10s gestaltistas y lewinianos y, finalmente,
10s fenomenólogos y existencialistas.
Sin embargo, esta misma generosa amplitud respecto al objeto de la
psicologia y absoluta imprecisión relativa al método, al mismo tiempo que
atraia con fuerza a gran cantidad de entusiastas seguidores, la dejaba en total
indefensión. ~ Q u ése entiende, en efecto; por Psicologia Humanista? Nadie
puecte definirlo, hoy en dia, a ciencia cierta.
La Psicologia Humanista: historia, concepto y metodo 25

Para empezar, ya hemos hecho mención de 10s serios problemas que


existian relativos a su denominación: pudo haberse llamado metapsicologia,
onto-psicologia o psicologia del self entre otras muchas formas. La elección
del apelativo humanista fue, finalmente, resultado de un consenso convencio-
nal, no de la especificidad de su objeto.
En segundo lugar, pretendia inspirar con su hálito a todo el campo de
investigación psicológica. A la larga, esto se demostraria impracticable y
aparecerian las inevitables polémicas dentro y fuera del movimiento sin
posible reconciliación.
Por ultimo, las caracteristicas apuntadas del movimiento de la Psicolo-
gia Humanista se prestaron fácilmente a dar cobijo, más allá de las pretensio-
nes iniciales de sus pioneros, a todo tipo de tendencias y prácticas que proli-
feraron en la década de 10s sesenta. Asi, al lado de sistemas bien estructura-
dos aparecieron multitud de técnicas, principalmente grupales, orientadas a
provocar experiencias o a aumentar 10s estados de conciencia de una forma
indiscriminada. El propio Maslow hacia el final de su vida se mostraba cada
vez mis llevado hacia una psicologia trascendental, actualmente llamada
"transpersonal". Asi en 1968 expone en un memorándum dirigido al Salh
Institute o f Biological Studies su dedicación al desarrollo de 10 que podria
llamarse "una cuarta psicologia trascendental". Y en el prólogo de la segunda
edición de su obra Toward a Psychology of being (1968b):
"También debo confesar que considero a la Psicologia Humanista, esta tercera fuerza psicológica,
como algo transitorlo, como un allanarniento del camino hacia una cuarta psicologia aun mas elevada,
una psicologia trans-personal, trans-humana, centrada en el cosmos, mas que en el bien y las necesida-
des del hombre, que trasciende su naturaleza, su identidad Y su autorrealizacion".

Esta tendencia transpersonal de la Psicologia Humanista, sin embargo,


s610 se ha ido acentuando con el tiempo, particularmente a partir de la
década de 10s setenta. En sus momentos iniciales predominaban en el ámbito
de la Psicologia Humanista las técnicas orientadas al "crecimiento personal",
provinientes en su mayoria del movimiento del Potencial Humano. La sensa-
ciÓn de irracionalidad y desconcierto que introdujeron en su seno hicieron
exclamar a Sigmund Koch (1969):
"Este completo y extenso movimiento del Potencial Humano es, en realidad, una amenaza a la
dignidad humana. pues desafia cualquier concepción de la persona que haria la vida digna de ser vivida,
en un mayor grado que el conductismo. No obstante, su mensaje es parecido sorprendentemente al
del conductismo: destruye el contenido Y limite del yo, trasportándolo fuera del organismo. no sola-
mente a su periferia, sino exactamente a l espacio social, publico. Genera una retorica militante de
antirrigor y se burla tanto de las exigencias académicas, como de la vida. Como hombres preocupados
por la obstruccion desde arriba tienen una pasión por la colección interminable Y la elaboracion de
ingenieria de grupos".

La conciencia de esta tendencia autodestructiva de la Psicologia Huma-


nista no escapaba al propio Maslow, quien en 1970, poc0 antes de su muerte,
reconocia que la Psicologia Humanista "est6 siendo agotada por sus propias
fuerzas interiores". Y en la entrevista con Frick (1971) añadia:
"Muchos jovenes se fijan estas metas de una manera muy consciente: las metas idealistas de estos
valores B. estas metas finales de verdad, honestidad Y justicia, el abandono de la hipocresia Y la false-
26 Manuel Villegas Besora

dad. Los jóvenes 10 estan haciendo pero de una manera estúpida e ineficaz: 10 quieren ahora. Y no se
dan cuenta que es un proyecto para toda la vida y que no se logra en una única Y enorme experiencia
pico, En terminos psicoanalíticos ponen demasiado acento en el insight y muy poco en la elaboración.
La elabtrración lleva toda una vida Y no hau otra salida que trabajar ... Vi un distintivo que 10 resumia
a la perfeccibn. Alguien en la costa Oeste 10 fabricaba y decia! Nirvana, ahora".

Ile forma similar se expesaba Perls (1969) a propósito de 10s activado-


res de sentidos:

"Teaemos bastante gente correteando y coleccionando trucos Y mas trucos Y abusando de ellos...
El proccso de crecimiento es un proceso que ileva tiempo. ..
Entre la pseudo-espontaneidad de 10s
incitadores y el condicionamiento de 10s conductistas hay una persona de verdad, una persona que
toma posicion y se de fine".

En todas estas citas hay una alusión directa a 10 que supuso en la década
de 10s 60 la profusión de recursos tecnológicos provinientes del Movimiento
de Potencial Humano, encuadrado en el contexto más general de la Contra-
cultura (Roszak, 1969). Una definición estricta del Movimiento es práctica-
mente imposible. De acuerdo con Mann (1979) es un término global, creado
para designar un amplio espectro de enfoques, métodos y técnicas relativas al
pleno desarrollo de las capacidades humanas. La suposición básica es que el
ser humano no desarrolla todo su potencial a causa de las restricciones socia-
les a que se ve sometido en su vida ordinaria ya desde el nacimiento y a
través de la educación. Se trata, por tanto, de proporcionarle nuevas expe-
riencias -peak experiences- que posibiliten su renacimiento y reeducación.
El Movimiento del Potencial Humano se interesa por todos 10s campos
dondt: pueda producirse una expansión de la existencia humana: conciencia
sensorial, expansión emocional, movimiento espacial, visualización e imagina-
ción, empatia, habilidades paranormales, expresión creativa, inteligencia,
valorcs éticos, atención y voluntad, meditación, etc.
Para el10 pueden utilizarse cualquier tip0 de técnicas que de una manera
u otra contribuyan a esta finalidad. Mann (1979) las distribuye de acuerdo
con la siguiente clasificación:
- Manipulación fisológica: acupuntura, drogas psicodélicas, rolfing.
- Conciencia sensorial: avivamiento sensorial, hatha yoga, biofeedback.
- Expresión emocional: terapia primal.
.- Conducta personal: terapia conductual, role playing, terapia de cons-
tructos personales.
- Creatividad: solución creativa de problemas, sinktica.
-- Autoimagen: Maharishi, Gestalt, hipnosis.
- Interacción: grupos de encuentro.
- Reestructuración social: comunas, estilos alternativos de vida, univer-
sidades abiertas.
- Transpersonal: meditación, parapsicologia, estados alterados de con-
ciencia.
Las técnicas del Potencial Humano no van dirigidas a la curación propia-
mentct dicha, sino al crecimiento. Los centros donde se practican reciben el
nombre genérico de Centros de Crecimiento Personal (Grow Center). Estos
centros, surgidos al margen de instituciones oficiales terapéuticas, educativas
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 27

y administrativas se dirigen a un sector social especialmente sensible a las


propuestas de perfectibilidad: clases medias, económicamente bien remune-
radas, que aspiran a la promoción personal que no hallan en su vida ordinaria.
Su dependencia de 10s procesos socio-culturales concomitantes se hace
patente a través de su corta historia. Durante la década de 10s sesenta predo-
minan 10s grupos de encuentro no-directivo en consonancia con el espiritu
comunitari0 y anárquico de 10s movimientos contraculturales. A partir de 10s
setenta el foc0 se desplaza hacia 10 intra y transpersonal, de acuerdo con el
rearme religioso y moral de la sociedad americana. Al Centro de Crecimiento
le sucede el Ashram, que, en cierto modo, es su antítesis; a la permisividad
no directiva, la disciplina rígida impuesta por la fe y el líder religioso.

2.4. Situación actual


El enorme arsenal de técnicas o "trucos" como les llamaba Perls (1969),
desarrollados durante estos Últimos años, orientados a la autoexpresión, la
autorrealización y la autogratificación han producido la imagen popular en
la que se identifican o confunden Psicologia Humanista y Movimiento del
Potencial Humano. Esta situación plantea un verdadero dilema, relativo a la
delimitación actual de la Psicologia Humanista. ¿Continua siendo un progra-
ma psicológico o se ha disuelto en la práctica en un movimiento socio-
cultural? No es fácil responder a esta pregunta.
Floyd Matson (1981) defiende la distinción entre ambos en base a la
originalidad programática de la Psicologia Humanista, como alternativa a las
psicologias tradicionales. Alternativa o propuesta programática que todavia
no ha producido todos sus frutos y, como tal, continúa teniendo su justifica-
ción en el campo especifico de la psicologia.
Alternativa psicológica o propuesta social, iqué queda de todo el es-
fuerzo histórico que supuso el nacimiento de la Psicologia Humanista? En
una revisión de 10s Últimos veinte años de Psicologia Humanista Elizabeth
Campbell (1984), al tiempo que reitera su fe en 10s principios básicos de la
tercera fuerza, se muestra temerosa de que sus objetivos no se hayan conse-
guido y sus buenas intenciones no siempre hayan producido 10s efectos
deseados".
La misma autora hace un repaLo de un estudio prospectivo llevado a
cabo por ella entre 1973 y 1974 con la finalidad de detectar las tendencias
que en aquel entonces se abrian a la Psicologia Humanista para la siguiente
década. El estudio, resultado de 36 entrevistas en profundidad a 10s principa-
les lideres del movimiento humanista, señalaba siete objetivos principales:
el desarrollo de una teoria unificada para la Psicologia Humanista, una
mayor tendencia hacia el tratamiento holistico de 10s aspectos cognitivos,
afectivos, fisicos y espirituales, un desplazamiento de 10 personal hacia 10
socio-politico y el medio ambiente, una mayor aceptación sociocultural
de la Psicologia Humanista aplicada, un aumento de la investigacion en el
campo de la Psicologia Humanista y el desarrollo de metodologias mis
adecuadas para el estudio de la totalidad del ser humano, incluso en su
28 Manuel Villegas Besora

dimensión transpersonal, un diálogo mis abierto entre las diferentes escue-


las psicologicas y el humanismo, una mayor comunicación en el seno de la
Psicologia Humanista. La contrastación de estas predicciones con la realidad
actual lleva a E. Campbell (1984) a concluir que, aunque no haya indicios
de qtac la Psicologia Humanista haya conseguido un papel predominante
en la sociedad, sin embarg? se observa una creciente aceptación, aunque
difusa, de su enfoque.
La valoración que ha hecho recientemente Rogers (1985) con motivo
de la Quarter Century o f Humanistic Psychology Conference coincide
fundamentalmente con la de Campbell. Para Rogers la Psicologia Humanista
no ha producido un impacto profundo o significativo en la corriente psicoló-
gica de 10s EE.UU., a juzgar por 10 que se refleja en las universidades, escue-
las superiores y textos académicos. Igualmente se echa de menos un progra-
ma dc investigación y de doctorado, aprobado por la APA, a pesar de admitir
entre sus criterios la investigación desarrollada en contextos naturales, no
necesariamente experimentales:

"Pienso que una de las causas por las que la Psicologia Humanista es tenida en tan poca considera-
ción por la psicologia académica radica en la falta de contribuciones cientificas significativas ai campo
del conocimiento psicológico".

Por el contrario, la Psicologia Humanista, constata Rogers (1985) ha


producido un impacto enorme en el ámbito sociocultural, en el aprendizaje y
conocimiento experiencial. A través de 10s grupos intensivos, de la auto-
expresión, de las diversas formas de terapia, la vida de miles o tal vez mills-
nes de personas ha experimentado cambios importantes. "Nuestra cultura es
hoy muy diferente, gracias a la Psicologia Humanista".
Los análisis de Campbell y Rogers se dirigen fundamentalmente al eco
social o exterior de la Psicologia Humanista desde 10s inicios de su existencia
hasta nuestros dias. Si observamos las tendencias interiores del movimiento,
en cambio, podemos constatar una fuerte tensión que 10 divide. Mientras
para unos el movimiento debe permanecer dentro del campo psicológico, so
pena de destruirse, para otros hay que sobrepasar las fronteras de la Psicolo-
gia y abrirlo a nuevos horizontes, desprofesionalizándolo y convirti6ndolo en
un movimiento (contra-, sub-) cultural, patrimoni0 de la sociedad. De la
actualidad de esta problemática se hace eco la misma publicación oficial de la
AHP, el Journal o f Humanistic Psychology en el número de primavera de
1985, en un breve articulo de su director Tom Greening:

"Su ha sugerido suprimir la paiabra psicologia del titulo de la Asociación. Pero 10s miembros mas
antiguos c o n t i n u a remitiéndose al proposito inicial de Maslow de integrar la tradición humanista con
...
la psicologia La AHP, el JHP Y la División 32 de la APA siguen afirmando explícitamente la gloriosa
herencia y desarroiiando la orientación que echa sus raíces en la experiencia humana pasada Y en futu-
ras aspiraciones".

Nuestra postura personal, como historiadores, es la de considerar que la


Psicologia Humanista ha sido, en la práctica, invadida por tendencias surgidas
al mnrgen de su inspiración, al no haber desarrollado, a diferencia del Psico-
análisis o del Conduetismo, una metodologia propia. Este hecho produce la
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 29

ilusión en 10s practicantes de la Psicologia Humanista de la existencia de una


Psicologia Humanista, claramente diferenciada de las otras psicologias y
produce el extraño efecto de ver ceremonialmente hermanados en 10s congre-
sos a grupos de las mis diversas orientaciones. Es frecuente también observar
movimientos transfugacionales dentro del sistema en la suposición de que
todo, absolutamente todo, a pesar de la heterogeneidad, es con propiedad
Psicologia Humanista. La realidad, sin embargo, es que en el seno de la
Psicologia Humanista anidan actualmente multitud de técnicas, particular-
mente de psicoterapia o de "crecimiento personal" de las mis diversas
procedencias, cuyo denominador común es muy difícil, por no decir imposi-
ble, identificar. Por esta misma razón, como observa Caparrós (1980) resulta
poc0 menos que inútil cualquier intento de trazar una panorámica de su
status actual.
La tendencia presente es todavia hacia una mayor diversificación pro-
gresiva, de modo que nos encontramos ante un ingente corpus pragmático sin
un referente teórico bien definido. Ya en 1967 Bugental observaba que la
Psicologia Humanista "se encontraba en la situación paradójica de poseer un
enorme caudal de técnicas, por una parte, pero de presentar, por otra, serios
problemas metodolÓgicos7~.
Finalmente, otra característica determinante de la situación actual es el
predomini0 creciente, al que ya nos hemos referido, que est6 adquiriendo en
EE.UU. la llamada Psicologia Transpersonal, orientada hacia el misticisme
cósmico o religioso.
A la vista, pues, de la trayectoria histórica seguida por la Psicologia
Humanista desde sus origenes hasta nuestros dias, podemos concluir con
Moustakas (1985) que "humanista" no significa ya 10 mismo en 1985 que en
1959, sino que continúa mis bien entendiéndose de acuerdo a las concepcio-
nes y valores propios de cada uno, relatives a la libertad, la ciencia, la fe,
la naturaleza y experiencia humanas.

3. BASES CONCEPTUALES Y EPISTEMQLOGICAS


DE LA PSICOLOGÍA HUMANISTA

3.1. Un humanismo naturalista


La Psicologia Humanista se remite habitualmente a la teoria organismi-
ca como su marco de referencia conceptual. Su principio fundamental es la
tendencia actualizante del organismo. De hecho fue Goldstein (1940) el
primer0 en introducir el concepto de autoactualizaci6n según el cua1 todas
las caracteristicas y motivos del organismo están al servicio de esta tendencia
suprema:

"Las tendencia~que mantienen en funcionamiento el organismo no son mas que las fuerzas que
surgen de su tendencia a actualizarse tan plenamente como sea posible en términos de sus potencialida-
des".
30 Manuel Villegas Besora ,

La Psicologia Humanista, dice Campbell (1984), tiene un solo y Único


principio, a saber:

"suc dadas unas circunstancias nutritivas, el ser humano posee el potencial para desarrollarse como
una persona sana, que se autodetermina, autorrealiza y trasciende".

A este principio Rogers (1980) 10 llama "tendencia formativa'" verda-


dera vis a tergo, que para 61 no s610 se halla presente en 10s organismos vivos,
sino en todo el universo:

"Mi hipotesis es que en el UNverso hay una tendencia direccional formativa, que puede observarse
en el espacio estelar, en 10s cristales y microorga~smos,en 10s organismos mis complejos Y, finalmen-
te, en 10s seres humanos".

La tendencia actualizadora no seria mas que un derivado de ella:

"Podemos decir que en todo organismo, a cualquier nivel, existe un flujo subyacente hacia la reali-
zación constructiva de sus posibilidades inherentes. En 10s seres humanos existe tambien una tendencia
natural hacia un desarrollo mas complejo y pleno. El termino que mas se ha utilizado es el de tenden-
cia acttiolizante Y está presente en todo organismo vivo".

Esta tendencia en el plano psicológico significa que cada ser humano


"posce una tendencia autodirigida hacia la totalidad, hacia la actualización
de sus posibilidades". Es, además, selectiva y actúa s610 en una dirección
constructiva. Las posiciones actuales de Rogers (1980) buscan su apoyo en la
biologia, la física y la cosmologia. Pero inicialmente estaban basadas en la
experiencia en psicoterapia. Rogers (1951) habia observado que bajo ciertas
condiciones, llamadas por 61 "facilitadoras", se producia un movimiento
espontaneo del cliente hacia una mayor integración.
Esta tendencia que 61 llamaba actualizante encontraba su paralelismo
en la teoria motivacional de Maslow que llevaba también inexorablemente
hacia la autorrealización. Ambas teorias se hallan potencialmente contenidas
en la concepción holistica de J. C. Smuts (1926). "Aunque reconozco mi
deuda con el historiador britanico Lancelot Whyte", dice Rogers (1980):
"quede sorprendido al saber tiempo después que casi las mismas ideas se encontraban en un libro
anterior de Jan C. Smuts, el legendario soldado sudafricano, cuyo tema era la tendencia holistica,
totali~adoraen todos 10s estados de la existencia, fundamental en el universo".

Las ideas o conceptos basicos de la teoria holistica pueden resumirse de


la siguiente forma: El organismo humano tiene una naturaleza interna
intrinseca de necesidades y tendencias direccionales. El modelo holista de la
organización y el crecimiento de la personalidad es biológico. Las tendencias
direccionales organismicas orientan y controlan el desarrollo de la personali-
dad humana. El organismo ha de afirmarse en estas direcciones para asegurar
un crecimiento sano.
Existe un impulso natural hacia la autorrealización. El concepto de ,

autorrealización incluye la necesidad de establecer unidad y coherencia. Los


impulsos y tendencias bisicas del organismo humano son de naturaleza
positiva. El impulso humano tiene una orientación claramente social. La
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 31

conducta negativa y destructiva es consecuencia de una reacción a la frustra-


ción de necesidades estrechamente vinculadas a las tendencias direccionales
básicas, o producto de una reestructuración incongruente ante un medio
social hostil.
La personalidad humana se concibe como una organización y un proce-
so. El hombre tiene enormes potencialidades de crecimiento, todavia no
realizadas. La Psicologia Humanista acentúa el desarrollo de este potencial,
al tiempo que la concepción de una personalidad sana en oposición a la
visión psicopatológica del hombre y la sociedad.
La teoria organismica, formulada por Goldstein, coincide fundamental-
mente con la teoria holistica: el organismo est6 compuesto de distintas
partes articuladas entre si, que no actúan de forma disociada sino en condi-
ciones experimentales patológicas o bajo fuerte ansiedad. La autorrealización
es el Único y auténtico impulso del organismo. Los impulsos descritos por
la psicologia (hambre, sexo, poder, curiosidad, logro, etc.) no son distintos,
sino manifestaciones de un Único y básico impulso, el de la autorrealización,
hacia el que tiende el organismo de forma unitaria. Esto lleva a que las
necesidades pasen de uno a otro plano, según el lugar que ocupen en cada
momento. La autorrealización es la tendencia creadora de la naturaleza
humana, el principio orgánico según el cua1 el organismo llega a su pleno y
cabal desarrollo.
El concepto de autorrealización resulta pues nuclear en la concepción
humanista. Aparece originariamente en la teoria motivacional de Maslow
(1943, 1954), como el remate de la pirámide jerárquica de necesidades y se
ha ido repitiendo en sucesivos trabajos suyos de forma insistente. Conceptos
semejantes a 10s de Maslow pueden ser rastreados, según Frick (1982), en el
pensamiento de Adler (personalidad creativa), en el de Jung (individuación)
o en el de Karen Horney.
Aunque el concepto ha experimentado Últimamente una evolución
desde el inmanentismo al trascendentalismo, sus bases continúan siendo las
mismas: el organismo moviéndose naturalmente hacia la consecución de sus
fines. Pero jcuáles son esos fines?

3.2. Un humanismo axiológico y trascendental


A pesar de posibles matices diferenciales entre 10s autores que utilizan
el concepto (Rogers, Maslow, Frankl, Fromm), la suposición básica o general
de la que parten es la misma: existen valores cuya realización o alcance
constituyen la finalidad de la vida humana. La referencia a 10s valores se halla
ya en 10s documentos fundacionales y la bibliografia primigenia de la Psico-
logia Humanista. En el follet0 que acompañaba al boletin de inscripción de
la American Association for Humanistic Psychology podian leerse estas
frases de Bugental y Bühler:

"Quizas es mas importante para nosotros la convicción de que todos 10s seres humanos son basica-
mente creativos y que la intencionalidad y 10s valores son determinantes basicos de la acción humana".
32 Manuel Villegas Besora

lla misma Ch. Buhler (1962) es autora de un libro titulado Values in


Psychotherapy, que obtuvo notable resonancia en el momento de su apari-
ción. 'ranto Fromm con su concepto de conciencia humanista (1947) o el de
sociedad del ser y del tener (1976), como V. Frankl con su insistencia en la
necesidad de 10s valores para una existencia significativa, o Maslow con su
abundante literatura sobre mótivaciones i3 y teoria Z, New knowledge in
humun values (1959), Religious values and peak experiences (1964, 1970),
parten del supuesto que existe una meta o estado a alcanzar, predeterminado
organisticamente (Maslow) o incluso cosmológicamente (Teilhard de Char-
din).
Para resumir10 en unas cuantas palabras, dice Maslow (1971):
"El hombre tiene una naturaleza elevada y trascendente y esta es parte de su esencia, esto es de su
naturaleza biológica, como miembro de una especie que se ha desarrollado. Esto implica para m i alga
que valc mas que exprese claramente: un rechazo absolut0 del existencialismo tipo Sartre".

Muy esquemáticamente el presupuesto antropofilosÓfico de la teoria de


autorrealización puede expresarse de la siguiente manera: El ser humano se
halla en un punto culminante de la evolución cósmica. Su naturaleza organis-
mica lleva genéticamente inscrita la potencialidad de un desarrollo todavia
mas devado que está llamado a desplegarse durante la existencia individual y
colectiva hasta alcanzar su plenitud.
Esta visión globalizadora del proceso de autorrealización es un calco
perfccto de la visión teilhardiana de la evolución. Con razón Frank Severin
(1967) pudo hablar de la Psicologia Humanista de Teilhard de Chardin.
Segiin Severin, Darwin nos ofreció una comprension unificada de la naturale-
za, "el univers0 aparece como un gigantesco átomo, solamente comprensible
en s11 integridad total". En 61, el ser humano ocupa un lugar complementario
como todos 10s otros seres o elementos:

"constituye la noosfera o esfera de la conciencia, cuya función no se justifica por s i sola, sina en
funcion del conjunta. La antropogénesis es una continuación de la biogénesis y ésta de la cosmogéne-
sis. Las leyes de la biologia continuan aplicandose a la evolución, aun cuando ésta entre en las esferas
de la ysicológico Y 10 social".

Las consecuencias Últimas de la concepción holistica del "fenómeno


hurnano" llevan inexorablemente a una visión trascendentalista, tal como
histbricamente ha sucedido con todos 10s autores humanistas. Maslow (1967,
1968b, 1971), Rogers (1980), Fromm (1960,1976), Anthony Sutich (1968),
Frankl (1966), excepción hecha de Rol10 May (1982) han seguido el mismo
camino. Como observa May (1985), el humanismo significa para ellos la
pertenencia sin solución de continuidad del ser humano a 10s dos reinos, el
natural y el sobrenatural.
Para estos autores la dimensión religiosa de la Psicologia Humanista
(Fuller, 1982) es intrínseca a cualquier consideración del ser, del si mismo,
de la autorrealización y de la naturaleza humana. Maslow (1970) considera
que una psicologia holistica debe combinar las dimensiones "humanística,
transpersonal y transhumana" en una sola, puesto que el ser humano "posee
una naturaleza más elevada y trascendente que constituye su esencia".
La Psicologia Humanista: historia, concepto y mktodo 33

De este modo, la controversia inicial en el seno de la Psicologia Huma-


nista entre humanismo secular y teista, que tantas disensiones implicitas y
explicitas suscitó, se est& diluyendo en favor del segundo en la dirección de
un panteismo orientalista.
La tendencia actual de la Psicologia Humanista se coloca en 10 que
Smith (1985) llama la "tradición primordial", en la que psicologia, filosofia
y teologia constituyen un todo continuo indiferenciado. En clara alusión a
la critica que Leonard Geller (1982) hace del concepto de autorrealización,
admite que puede ser correcta aplicada a las posiciones iniciales de Rogers y
Maslow en las que se ignoraba el origen de la personalidad en la interacción
social. Pero este origen no demuestra que en 61 se agote toda la realidad.
Para Smith existe una realidad espiritual a la que llama "el inconsciente
sagrado". Asi como Marx desenmascaró el inconsciente social y Freud el
individual, la suprema oportunidad humana es profundizar todavia mis y
llegar a adquirir conciencia del inconsciente sagrado".
El proceso histórico seguido por la Psicologia Humanista hacia 10
espiritual o transpersonal parece indicar, justamente, que las primitivas teo-
rias de la autorrealización propuestas por Rogers o Maslow estaban inexora-
blemente condenadas a derivar hacia el trascendentalismo, dada su enuncia-
ciÓn intrínsecamente contradictoria. En efecto, si se concibe un ser en
"perpetuo proceso de llegar a ser" (Rogers) es imposible que nunca llegue a
ser, puesto que implicaria automáticamente la paralización del proceso de
devenir. Por el contrario, si se concibe una meta o vértice de la piramide
motivacional (Maslow) en la que se alcanza la plenitud del ser, esto conlleva
la negación de la continuidad del proceso y el cierre de toda ulterior evol.1-
ción. El Único proyecto, dice Maslow (1970) en clara alusión al lenguaje
existencialista de Sartre, que puede llevar a cabo el ser humano "esti biológi-
camente predeterminado: es el de llegar a ser hombre".
Pero, iqué significa ser hombre en un marco naturalista y esencialista,
al margen de la historia y de la cultura? Como quiera que el poslxlado
organismico-biologicista, con el que Maslow pretendia, todavia, mantenerse
dentro de una postura cientifico-naturalista, es incapaz de explicar la dimen-
sión histórica y cultural del ser humano, no queda otra opción que dar un
salto hacia adelante. La continuidad progresiva del proceso de autorrealiza-
ciÓn implica necesariamente la ruptura de 10s limites naturales o inmanentes
en una dirección trascendental.

3.3. Un humanismo no-dialéctico


Como es sabido el modelo de Maslow (1954, 1968b) concebia la moti-
vación humana estructurada en un sistema jerirquico de necesidades instin-
toides que emergian en un orden decreciente de control biológico: 1)necesi-
dades fisológicas, 2) necesidades de seguridad, 3) necesidades de pertenencia
y amor, 4) necesidades de aprecio, 5 ) necesidades de autorrealización. Segun
Maslow la progresión es hacia "llegar a ser completamente humano, todo 10
que la persona puede llegar a ser". A nivel de autorrealización, por tanto, el
34 Manuel Villegas Besora

foco se desplaza de las motivaciones de déficit hacia el cultivo de las poten-


cialidades y la satisfacción de las metanecesidades. El nexo jerárquico que
Maslow establece entre las necesidades, asi como el carácter progresivo o
dinámico de la motivaciÓn, en explicita oposición a las teorias homeostáti-
Fas, postula que la satisfacción de las necesidades inferiores conlleva automá-
ticamente la emergencia de las iuperiores.
Sin embargo, esta inexorable trayectoria de la motivación hacia niveles
superiores no parece responder a la evidencia empírica de la vida de la
mayoria de las personas. Smith (1973) y Geller (1982, 1984) en sendas
revisiones de la teoria motivacional de Maslow, desde el campo mismo de
la Psicologia Humanista, la critican duramente. Existe constancia de que el
propio Maslow poc0 antes de su muerte, ocurrida en 1970, era consciente
de esta incongruencia de su teoria. En la entrevista publicada por Frick
(1971), grabada el 23 de noviembre de 1968, Maslow reconocia, como ya
habia hecho públicamente el año anterior 1967, que la metamotivación no
parece sobrevenir de una forma automática luego de la gratificación de las
necesidades básicas:

"Es posible sentirse amado y respetado, y a pesar de eso tener una actitud cínica y nihilista y sentir
que nada vale la pena.. . Y no 610 cinismo Y nihilisme, sino también anomia, desesperanza Y pesimismo
que. lleva a la apatia.. Puede ocurrir. Y de hecho ocurre a una porción considerable de jovenes, que
...
desertan de la sociedad Y en muchos casos avanzan hacia la muerte Eso ha sido una sorpresa. Y no
10 hemos aprendido real Y plenamente hasta hace tres o cuatro aiíos. .. En reaiidad no tuve conciencia
de esta cuestión hasta hace un par de d o s... En mi caso me hace sentir mas misionero que nunca. Y
usted sabe. por Dios, que eso esta mai, porque hay valores".

Si las teorias de la autoactualización fallan tanto en sus pretensiones


trascendentales, como en su fundamentación organismica, el10 se debe a sus
presupuestos filosóficos de base. En efecto, ipuede sostenerse en el campo
de las ciencias histórico-sociales una filosofia estrictamente naturalista o
esencialista?
El concepto de potencialidad se basa en la suposición de un código
gendtico llamado a desarrollarse en el seno de un medio ecológico favorable,
pero sin confundirse con 61. En 1962 Maslow escribia:
"E1 hombre no se encuentra en la practica moldeado de acuerdo con la humanidad, ni se le enseña
a ser humano. El papel del medio ambiente es en la practica permitirle o ayudade a reaiizar sus propias
potencialidades, no las del ambiente. El ambiente no le infunde potencialidades ni capacidades, sino
que on forma embrionaria o incipiente Ya las posee, al igual que posee brazos y piernas en embrion.
La creatividad, espontaneidad, conciencia de si, autenticidad. interes por 10s demas y anhelo de la
...
verdad son potencialidades pertenecientes a su condicion de miembro de la especie Un maestro, una
madre o una cultura no crean un ser humano, 10 que hacen es mas bien permitir, promover o facilitar
la actualización de aqueiio que ya existe en embrion ... La cultura es el sol, el agua Y el alimento, pero
no es la semilla".

Esta concepción biologicista concibe el medio como un factor auxiliar,


no interactiva (Smith, 1985). En la moderna biologia existe una tendencia a
superar este planteamiento aislacionista y concebir el código genético, no
conto un conjunto de direcciones a desarrollar, sino como un conjunto de
reglas interactivas. (Murayama, 1977).
Huston Smith, aunque admite que tal vez sea cierta la critica de Geller
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 35

(1982) al concepto de autoactualizaciÓn, basada en el hecho de que la inte-


racción social es necesaria para la formación del ser humano, considera que,
sin embargo, no es por si sola suficiente. Para 61 esta cuestión remite a la
polémica entre racionalismo y empirismo, que ha tenido en psicologia, a
propósito de 10s universales lingüisticos de Chomsky, uno de sus máximos
exponentes o, en el campo de la filosofia, entre esencialismo y existencialis-
mo, en el que Smith encuadra la critica de Geller. Sin embargo, de acuerdo
con Geller (1984), la teoria de Maslow no admite una interpretación emer-
gentista, sino que es reductivamente biológica: tanto las estructuras como
10s contenidos de las necesidades humanas, incluso las mis elevadas, son
innatas y están genéticamente determinadas.
En este supuesto, jcuáles serian las condiciones auxiliares presentes en
el ambiente que actuarian de facilitadores, tales como el agua, la tierra y el
sol para usar el símil propuesto por Maslow? Rogers ha respondido a esta
cuestión a través del enunciado y de la descripción de las condiciones o
actitudes "facilitadoras" del proceso terapéutico centrado en la persona, que
han constituido el núcleo de su trabajo durante mis de cuarenta años. En
una reciente reelaboración de sus postulados Rogers (1978, 1980) 10 resume
asi:

"Para que el clima facilite el crecimiento deberian cumplirse tres condiciones, las cuales son apro-
piadas, tanto para describir las relaciones entre terapeuta y cliente. como entre padres e hijos, lideres
Y grupo, profesores y alumnos, administrados Y staff. En general seran adecuadas en cualquier situa-
ción en la que el proposito sea el desarrollo de la persona".

Las condiciones facilitadoras, como es sabido, se reducen para Rogers


bisicamente a tres: congruencia, empatia y aceptación. La cuestión critica
que se plantea al respecto es saber si estas condiciones se bastan por si
mismas, si son las necesarias y suficientes para facilitar por si solas el desarro-
llo de la persona. Que estas actitudes juegan un papel facilitador de la rela-
ción terapéutica parece que est6 fuera de toda duda después de 10s cuidado-
sos trabajos del propio Rogers (1967) y colaboradores (Rogers, Gendelin,
Kiesler, Truaux, 1967; Truaux y Mitchell, 1971). Sin embargo, ell0 no signi-
fica que porque la relacion sea buena o positiva, necesaria y automáticamen-
te se produzca el desarrollo, crecimiento o maduración de la persona.
Existe en la concepción de Rogers, 10 mismo que en la de Maslow, un
salto epistemológico que reduce todo el proceso a un despliegue interno de
potencialidades innatas e impide darse cuenta de la complejidad interactiva
del proceso. Los padres, maestros o terapeutas no son puramente facilitado-
res, sino que, aÚn en contra de su supuesta voluntad explicita de no interfe-
rir en el proceso autónomo de sus pupilos, actúan como verdaderos "agentes"
de su desarrollo.
Para dilucidar mejor esta cuestión puede sernos Útil el concepto vygots-
kiano de "zona de desarrollo potencial". Para Vygotsky (1934) la madura-
ción por si sola no seria capaz de producir las funciones psicologicas que
implican el empleo de signos y simbolos, que son originariamente instrumen-
tos de interacción, cuya apropiación exige inevitablemente el concurso y la
presencia de 10s otros. La noción de zona de desarrollo potencial sintetiza
36 Manuel Villegas Besora

la concepción del desarrollo como apropiación e internalización de instru-


mentos proporcionados por agentes culturales de interacción, de forma que
en cierto modo el desarrollo de las funciones superiores humanas es, necesa-
riamtmte, artificial. El papel del lenguaje en todo este proceso en la teoria de
Vygotsky es suficientemente conocido para que necesite una mayor explana-
d

ción.
El error de la Psicologia Humanista estaria en el hecho de postular una
"zona de desarrollo potencial" organismica, que s610 podria ser favorecida s
entorpecida por la acción social, pero no potenciada y desarrollada instru-
mentalmente por ella a través de la interacción mutua. Las condiciones
posilivas o negativas actuarian de facilitadores o inhibidores, pero no trans-
formarian instrumentalmente el proceso de evolución psicológica. SegÚn
esto las actitudes exigidas por Rogers para facilitar el desarrollo serian
necesarias, pero no suficientes por si mismas, al menos en todos 10s casos,
para facilitar el desarrollo del potencial humano.
Resumiendo, y muy sintéticamente, podria decirse que la Psicologia
Humanista presupone una identidad entre filogénesis y ontogénesis, mientras
que la teoria de Vygotsky las distingue, sosteniendo que la segunda no es
reflejo necesario de la primera. Para 61, el desarrollo humano s610 puede
enteuderse como síntesis producida por la confluencia de dos Órdenes
genhticos diferentes: la maduración orgánica y la historia cultural. Si esta
contraposición la hacia Vygotsky a propósito de la psicologia genética de
Piaget, cabe concluir, como señalan Varela (1979) y Ginsburg (1984), que la
Psicologia Humanista se halla mis próxima de la segunda que de la primera.

3.4. La cuestión del método en Psicologia Humanista


Delimitada la Psicologia Humanista por sus principios básicos como una
teoria esencialista, naturalista u organismica, deberia darse por supuesto que
sus métodos se mueven en el contexto de las ciencias naturales. Maslow 10
expsesaba asi en su entrevista con Frick (1971):

"La Psicologia Humanista que estoy desarroiiando y que confio en sistematizar incluye, mejor
dicho, es una estructura metodologica teorica y filosofica mas amplia que abarca la psicologia positivis-
ta sin rechazarla".

En el apéndice de Motivation and Personality, titulado Problems


gencrated by a positive approach to Psychology, Maslow (1954) proponia
un replanteamiento holistico de 10s temas básicos de la psicologia: aprendi-
zaje, percepción, memoria, motivación, cognición, personalidad, psicologia
clínica, social y animal. Para 61 las técnicas de estudio "in vitro" eran Útiles
y licitas, pero menos significativas que las realizadas "in situ". Los estudios
de disección, dice, son válidos, pero deben ser integrados en una visión
org;inismica. El cuerpo no es una colección de Órganos independientes, sino
integrados. Esta analogia le sirve a ~ a s l o wpara distinguir entre el método
analitico reductivo y el holistico, que para 61 es el más adecuado para el
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 37

estudio de las cuestiones psicológicas, especialmente las relativas a la persona-


lidad.
El punto de vista holistico era descrit0 por Maslow en contraposición al
atomistico como funcional mis que taxonómico, motivacional mis que cau-
sal, dinámico más que estático, propositivo mis que mecanicista. El concepto
de causalidad "múltiple" postulado por la física y la química modernas
lleva a Maslow (1970) a rechazar el modelo causa-efecto o estimulo-respues-
ta, en base a la concepción del organismo "no como un agente pasivo, en
quien 10s estimulos producen respuestas, sino como un agente activo, inmer-
so en una compleja relación mutua con la causa".
Esta visión interaccionista de Maslow, sin embargo, a penas ha dado
lugar a ninguna investigación seria en Psicologia Humanista, puesto que sus
intereses han ido por otros derroteros, centrándose en el desarrollo solipsista
del potencial interno o innato de la persona en un contexto ecológico o
naturalista, a veces por medio de estimulaciones psicodélicas, experiencias
extrasensoriales, regresiones, renacimientos, procesos desconectados todos
ellos de su dimensión intramundana. Por otra parte, el trabajo en grupos ha
perseguido en ocasiones experiencias de realidades ilusorias, producidas mis
bien bajo 10s efectos sugestivos de marathones vivenciales, en 10s que toda
interacción grupal o interpersonal est6 desprovista de su dimensión dialéctica
real.
La Psicologia Humanista, decia Kelly (1966), necesita una tecnologia
a través de la cua1 pueda expresar sus intenciones humanas. La humanidad
necesita concretarse, no sólo ser descrita o elogiada. El genuino respeto por
la dignidad humana exige el desarrollo de instrumentos de acción eficaces,
no d l o "proclamas encendidas de su elevada naturaleza o estatuas ecuestres
en su honor, erigidas en un ángulo del parque".
Desgraciadarnente la señal de alerta emitida por Kelly, casi a 10s inicios
de la Psicologia Humanista, apenas ha sido tomada en cuenta y el producto
tejido y destejido innumerables veces durante estos veinticinco años de
Psicologia Humanista ostenta un aspecto mis esiético que cientifico. Con 10
cua1 se ha producido el efecto doblemente paradójico de que la psicologia
científica por un lado se haya desentendido de 10s dominios rnás humanos u
holisticos que le proponia la Psicologia Humanista y, por otro, que la
Psicologia Humanista se haya ocupado de ellos de una forma puramente
experiencial. A la Psicologia Humanista se le puede aplicar aquella sutil
observación, que un vendedor de alfombras persas le hacía a un periodista
polaco en 1980, poc0 después de la revolución islámica del Irán:

"tQue hemos aportado nosotros 10s persas al mundo? Tres cosas: poesia, el arte de la miniatura y
alfombras. Tres cosas improductivas, sin ninguna utilidad inmediata, incapaces de hacer un mundo
automatizado, pero que 10 han hecho mas hermoso. Y si no entendeis esta distinción no podreis
entender porqué hemos rechazado la gran civilización moderna a donde nos queria llevar a palos el
Sha y hemos adoptado 10s valores tradicionales".

La Psicologia Humanista pasará probablemente a la historia como una


bella revolución. Es prematuro todavia señalar qué quedará de eila. En
cualquier caso, podra decirse en contra de 10 que pensaba Maslow (1968),
38 Manuel Villegas Besora

que no se ha tratado de una revolución interna desde el seno de la ciencia


misma, por 10 que no dari origen a un nuevo paradigma en el sentido de
Kuhn, sino externa a ella o contra ella. Y esta actitud de rebeldia la llevará
a su propia disolución en un imbito mis holistico que el de la psicologia, a
saber el de la filosofia o la religión, tal como apuntan ya sus tendencias
actuales. d

En efecto, si repasamos 10s principales alegatos programiticos de la


Psicologia Humanista (Maslow 1954, 1968, 1970, 1971; Matson 1964, 1973;
Giorgi 1970; Frick 1971; Chein 1972; Martinez 1982), observamos que
dedican la mayor parte de sus esfuerzos, espacio y tiempo a poner de mani-
fiesto las limitaciones del método cientifico, impuesto a la psicologia "por
decrcto" (Matson 1973). En contrapartida, nada o apenas nada es 10 que pro-
ponen como alternativa. Algunos, incluso, como Douglas y Moustakas
(1985) llegan a descartar la necesidad de un método para enfatizar la impor-
tancia "de una actitud comprensiva de la existencia y conducta humanas".
Ni siquiera el método fenomenológico es aceptado por estos autores por
considerar10 reductivo, analitico y objetivizador, aÚn reconociéndole su
adecuación para la comprensión del mundo de significación subjetiva.
Frick (1971) sintetiza muy bien 10s argumentos habituales de 10s psicó-
logos humanistas frente a las autolimitaciones de la ciencia psicológica con
estas palabras:

"1,it ciencia psicologica se ha mantenido extrañamente silenciosa y reacia a considerar estos proble-
mas humanos reales y complejos, 10s dilemas existenciales en la experiencia humana y en las relaciones
interpcrsonales. Partiendo de un concepto anticuado de la ciencia, 10s psicólogos han elegido un cami-
no de operacionalismo menos valiente y menos crativo, donde solo la conducta cuantificable y fácil-
mente mensurable se considera un tema respetable, digno de atencion de la ciencia y de su compleja
metodologia. En general la psicologia moderna se ha vuelto erudita, pero pedante: compleja, pero sin
trascetrdencia; muy profesional. pero en gran paxte ignorante e insensible frente a su tema, la persona.
En tdl'minos históricos, 10s psicologos han librado una larga Y dura batalla para lograr que se les respe-
tara y es en parte esta lucha por el reconocimiento Y el status cientifico 10 que ha dado lugar a esta
situacion tan ironica".

Los razonamientos de Frick son realmente incisives, pero no aportan


por si mismos ninguna alternativa, que es 10 que cabria esperar de ellos.
Ciertamente, el hecho de que la ciencia fracase en su intento de dar cuenta
por si sola de la totalidad, no justifica la ignorancia de una metodologia
rigurosa. Niel Jerne, premio Nobel de Medicina en 1984, comentaba en una
entrevista reciente con Antoine Dulaure (1985) a propósito de Kierkegaard,
a cuyo pensamiento otorgaba mayor influencia que a la de ningún stro
filósofo o cientifico:

"Wirkegaard no creia que se pudiera acceder nunca a una comprension profunda del mundo a
traves de la ciencia. El me enseño, a la vez. la seriedad de la ciencia Y una cierta distancia irónica de
elia Nuestra pequeñez no nos permitira m i s que llevar a cabo cosas pequefias; no estamos solos en el
mundo Y hay otras muchas cosas mas importantes que la ciencia".

Desde una Óptica histórica, Sigmund Koch (1971) arguye similarmente


que la idea que la psicologia, como las. ciencias naturales en las cuales se
bas6, es una disciplina acumulativa o progresiva "simplemente no ha sido
La Psicologia Humanista: historia, concepto y mktodo 39

comprobada por su historia". Sus argumentos son parecidos a 10s de Frick,


pero en contraste con 61 concluye m i s humildemente que: "la psicologia no
puede ser una ciencia coherente":

"Desearia poder ofrecer un final constructiva Y feliz. pero no puedo; estoy condicionado por mi
...
propia vision de la verdad La Psicologia Humanista empezo como una revuelta contra la asignifica-
cion, en contra de casi un siglo de constriccion por la prejuiciosa hipotesis de J. S. Mill (la extension
Y generalizacion de 10s métodos fisicos a las ciencias sociales) y cincuenta G o s de conductismo reduc-
tivo. En ninguna ocasion, sin embargo, logro la Psicologia Humanista una concepción completa de
la naturaleza humana".

De modo que la "revolución" cientifica que según Maslow (1962,


1968b) se estaba esbozando "al construir una filosofia de la ciencia 10 sufi-
cientemente amplia como para incluir el conocimiento basado en la experien-
cia", no se ha cumplido. Tal vez porque se habia planteado desde arriba,
también por decreto, esta revolución humanista no ha sido sentida por la
ciencia como una exigencia de su propio progreso. Utilizando una terminolo-
gia marxista-leninista podria decirse que no existian las condiciones objetivas
para ella, cuando Maslow en 1954 con la publicación de Motivation and
personality proponia "edificar sobre las bases verificables de la psicologia
cientifica, antes que oponerse a ella o desarrollar una psicologia rival".
El propósito inicial de Maslow (1954, 1962) de mantenerse fiel a la
ciencia, expresado en sus reiteradas propuestas de "ampliar el campo de juris-
dicción de la ciencia hasta incluir en él 10s problemas y datos de la psicologia
personal y experiencial" se ha diluido en la mis estridente fragmentación
tecnológica. La razón de este doble fracaso parece que debe buscarse, como
ya hemos apuntado, en un factor fundamental: la falta de método.
En efecto, ni la psicologia cientifica ha sido capaz de desarrollar un
método adecuado para incluir en su campo de análisis el mundo significativa
de la experiencia subjetiva, ni la Psicologia Humanista ha podido deshacerse
de sus prejuicios contra la actividad analitica por considerarla antihumana,
impidiéndose a si misma cualquier desarrollo metodológico.
La interpretación exclusivamente subjetivista que hace la Psicologia
Humanista de la experiencia humana, anatematiza en principio cualquier
intento de aproximación analitica, ni que sea cualitativa. Ya nos hemos refe-
rido al rechazo que la Psicologia Humanista hace del método fenomenológi-
co. En contrapartida las unicas alternativas que considera viables, son aque-
llas en las que no hay ningun grado de objetivación: la comprensión empatica
(Rogers), el enfoque dialógico (Buber, 1923; Martinez, 1982; Stanton,
1985; Friedman, 1985), el focusing (Gendlin), el awareness del ahora y aquí
de la Gestalt (Perls) o la heurística (Douglas y Moustakas, 1985).
Con estos presupuestos la Psicologia Humanista elude cualquier intento
de e ~ ~ e r i m e n t a c i óonverificación empírica de sus datos, 10 que de acuerdo
con Rychlak (1977) constituye un error grave, al privarse de una fuente
importante de conocimiento, limitindose el acceso a una cantidad ingente
de datos empiricos, que en muchos casos, según Child (1973) podrian ser
mejor interpretados por ella. Con la notable excepcion de Rogers, las teorias
humanistas, observa Smith (1981), han menospreciado la contrastación o
40 Manuel Villegas Besora

validación de sus resultados. Podrian mencionarse también como excepción


algurlos trabajos sobre la teoria motivacional de Maslow (Biesheuvel, 1980;
Wahb y Bridwell, 1976; Mathes, 1981; Roberts, 1973, 1977), o 10s trabajos
sobrc 10s efectos de la psicoterapia (Johnson, 1979), generalmente poeo
concluyentes.

Hasta el momento la Psicologia Humanista constituye una comunidad


extrtrmadamente diversificada, que presenta una matriz disciplinar amorfa,
pero reconocible gracias a ciertos principios filosóficos, conceptos generales
y valores científicos, pero sin modelos identificables de investigación, capa-
ces de validar sistemáticamente la adecuación de sus proposiciones.
En estas condiciones la única posibilidad de continuar hablando de la
Psicologia Humanista es remitiéndose, a nuestro juicio, a sus origenes progra-
maticos, inspirados en el funcionalismo, puesto que sus desarrollos eoncretos
escagan a cualquier intento de sistematización que no sea el mas pur0 y sim-
ple sincretisme. La Psicologia Humanista, al igual que en su momento la
Antipsiquiatria, tiene un valor critico o testimonial y como tal, destinado a
desaparecer en cuanto haya cumplido su misión, la de elevar la Psicologia a
preocuparse de problemas sustancialmente humanos. Cabria incluso apuntar
con Caparrós (1979) la posibilidad de considerar la Psicologia Humanista
como una necesidad histórica mientras haya psicologias "cientificas":

"Fara 10s psicologos que se identifican con e: método cientifico y hacen ciencia a través d e las
vicisitudes de la historia, contrapuntos críticos como Maslow les pueden resultar beneficiosos en el
sentido que les recuerdan que su ciencia apunta a u n objeto que es u n sujeto Y u n sujeto personal".

No parece, sin embargo, y a la vista de cóm0 se han ido desarrollando


histbricamente las cosas en el campo de la Psicologia Humanista, que ésta
haya conseguido actuar de revulsivo de la psicologia científica. De modo
que podemos acordar con Caparrós (1984):

"Mucho nos tememos que la cosa no pase de una queja testimonial. Quiza necesaria como u n
recordatorio d e 10s limites de la ciencia natural en su pretension d e conocer al hombre. Pero también
es necesario recordar que n o basta c o n apuntar a la dirnension subjetiva Y significativa de la conducta
humana. Hay que hacer posible su conocimiento descriptiva Y explicativo d e una manera fundada".

Y hacerlo, no de forma alternativa al conocimiento cientifico, sino


elaborando las mediaciones entre ambos tipos de conocimiento, entre ambas
forrnas posibles de leer e interpretar la conducta humana (Bolton, 1979;
Brown, 1974). Las dicotomias en psicologia (cientifico vs. humanista),
asi como la multiparadigmaticidad que la caracteriza tienen una justificación
puramente histórica. La psicologia, como dice Grauman (1981) tiene que ser
humana en toda su amplitud y profundidad. Debe ser una psicologia basada
en cl estudio cientifico de la persona en situación (Linschoten, 1953), una
La Psicologia Humanista: historia, concepto y método 41

psicologia que desplace el acento de la disposición al contexto (Brunner,


1982), una psicologia que reconozca su objeto en el sujeto mismo de la con-
ducta (Caparrós, 1979). Esta psicologia no sera la psicologia denominada
Humanista que conocemos ahora y que contrasta en algunos aspectos con el
rigor de la psicologia científica (Nuttin, 1982). Será, simplemente, una
psicologia humana.

RESUMEN

El articulo plantea una revisión del proceso de gestación de la Psicolo-


gia Humanista a través de la reconstrucción histórica de sus antecedentes
ideológicos y del contexto social en que aparece a principios de la década
de 10s sesenta.
~ntroduce,por otra parte, un anilisis teórico-critico de 10s conceptos
fundamentales de la Psicologia Humanista, poniendo de relieve sus dimensio-
nes organismicas, axiológicas y trascendentales, que implican una concep-
ción antropológica naturalista y a-histórica.
Examina, finalmente, 10s planteamientos programáticos de la Psicologia
Humanista, que resultan extremadamente ambiciosos a nivel de objetivos,
pero excesivamente cortos y difusos a nivel de realizaciones metodológicas.

The paper presents a revision of the process which gave birth t o the
Humanistic Psychology. The study is carried out through a historical recons-
truction of its ideological background and a description of the social context
in which it appeared at the beginning of the sixties.
It introduces, also, a theoretical and critica1 analysis of the basic con-
cepts of the Humanistic Psychology, emphasizing its organismic, axiologic
and transcendental dimensions which imply a naturalistic and nonhistorical
anthropological conception.
In the last part of the article, the programatic statements of the Huma-
nistic Psychology are revised. It can be deduced from this revision that they
are extremely ambitious at the level of objectives and too short and diffuse
at the level of methodological implementations.

L'article propose un reexamen du processus d'apparition de la Psycho-


logie Humaniste i travers le rappel historique de ses antécédents idéologiques
42 Manuel Villegas Besora

et du contexte social dans lequel elle advient au début des années soixante.
Tl introduit, par ailleurs, une analyse théorique et critique des concepts
fondamentaux de la Psychologie Humaniste en mettant en relief ses dimen-
sions organismiques, axiologiques et transcendantales qui impliquent une
vision anthropologique naturaliste et a-historique.
Finalement, i1 analyse les bases programmatiques de la Psychologie
Humaniste qui se veulent extrgmement ambitieuses au niveau des objectifs
mais se révelent tres limitées et diffuses i celui des réalisations méthodologi-
ques.

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17

El movimiento de la tercera
fuerza
Antecedentes filosóficos europeos
Precursores del existencialismo
Sóren Kierkegaard
Wihelm Dilthey
Expresiones modernas del existencialismo
Jean-Paul Sartre
Albert Camus
Karl Jaspers
Martin Buber
Fenomenología
Edmund Husserl
Martin Heidegger
Psicología existencial fenomenológica
Maurice Merleau-Ponty
Ludwig Binswanger
El movimiento de la tercera fuerza en los Estados Unidos
Psicología humanista estadounidense
Cordon Allport
Charlotte Bühler
Abraham Maslow
Rollo May
Cari Rogers
El grupo de Duquesne
Resumen

Hemos visto que la aparición de la psicología en Alemania durante el último cuarto


del siglo XIX ocurrió dentro de las expresiones conceptuales de un modelo de cien­
cias naturales y uno de ciencias humanas. La dependencia del prim ero en premisas
filosóficas de la pasividad esencial de la mente y la creencia en los planteamientos
empíricos se manifestaron al principio en la psicología estructural de Wundt y más

288
El movimiento de la tercera fuerza 289

tarde fueron elaboradas en los Estados Unidos por los conductistas. En cambio,
el m odelo de las ciencias hum anas tuvo diversas aplicaciones, pero como m ínim o
aceptaba el postulado de la actividad m ental así com o otros m étodos científicos
aparte de los em píricos. La psicología de la G estalt surgió de la corriente alem ana
de la actividad m ental de la conciencia no sensorial y reconocía la necesidad de
m étodos no analíticos para estudiar los procesos psicológicos. En este contexto, la
dinám ica de la m otivación inconsciente en el m ovim iento psicoanalítico se deriva­
ba de energía psíquica interna y proscribía la confianza exclusiva en los m étodos
em píricos.
El movimiento de la tercera fuerza en la psicología también provino de la tradi­
ción de actividad mental del modelo de las ciencias humanas. La expresión tercera
fuerza es en realidad una categorización general de varias orientaciones e intereses. Si
en la psicología del siglo XX el psicoanálisis se considera la “primera fuerza” y el
conductismo la “segunda”, la “tercera fuerza” será cualquier corriente que no sea
psicoanalítica ni conductista. Otros nombres se refieren a distintas vertientes de la ter­
cera fuerza. La psicología existencial indica las aplicaciones del existencialismo a las
cuestiones psicológicas. A veces se habla de psicología fenomenológica para señalar
formas peculiares de estudiar los sucesos psicológicos sin acudir a reduccionismos. Por
último, la psicología humanista es la de un grupo de psicólogos, sobre todo teóricos
estadounidenses, que ven al individuo en busca del desarrollo total de sus capacidades
o posibilidades y que rechazan cualquier explicación mecanicista o materialista de los
procesos psicológicos.
Así, el movimiento de la tercera fuerza consiste en un conjunto diverso de psicó­
logos y filósofos; pero es evidente que comparten algunos puntos de vista. Primero, el
movimiento reconoce la importancia de la libertad personal y la responsabilidad en las
decisiones de toda la vida que atañen a la realización de las posibilidades humanas.
Considera a la mente como una entidad activa y dinámica por la que el individuo expre­
sa capacidades exclusivas del hombre para la cognición, la volición y el juicio. Segun­
do, los psicólogos del movimiento no aceptan la reducción de los procesos psicológicos
a leyes mecánicas de hechos fisiológicos, sino que piensan que los seres humanos son
diferentes a otras formas de vida. El individuo, en el mismo proceso de definir su
humanidad, debe rebasar la satisfacción hedonista de las necesidades fisiológicas en
aras de sus valores personales y de actitudes sociales y filosóficas significativas. Así, el
movimiento de la tercera fuerza acentúa el yo y quiere favorecer la realización de la
personalidad definida como individual y únicamente humana.
El movimiento de la tercera fuerza no es un sistema coherente con principios
detallados que acepten todos sus seguidores. Es una orientación de la psicología que ha
reaccionado al reduccionismo inherente del tránsito de los procesos psicológicos a las
bases fisiológicas que representa la psicología conductista empírica. Como el psicoa­
nálisis, la tercera fuerza no surgió de los medios académicos de investigación universi­
taria, sino que sus raíces se encuentran en la especulación filosófica, la literatura y las
observaciones clínicas. Estas fuentes coincidieron después de la Segunda Guerra M un­
dial y dieron expresión al movimiento de la tercera fuerza en los continentes europeo y
americano.
290 Sistemas de la psicología del siglo X X

ANTECEDENTES FILOSÓFICOS EUROPEOS

En nuestro repaso de la filosofía europea de los capítulos 6 a 9, presentamos el avance


de los modelos rivales de los procesos mentales en términos de la aparición final de
postulados activo y pasivo para la mente en la psicología moderna. Sin embargo, ciertas
tendencias filosóficas siguieron elaborando la noción de actividad mental después de
las primeras expresiones formales de la psicología decimonónica. En conjunto, estas
tendencias de existencialismo y fenomenología formaron la base del movimiento de la
tercera fuerza.

Precursores del existencialismo

La esencia de la filosofía existencial es que el individuo es libre de definir la dirección


de su vida en una sucesión continua de elecciones, pero esa libertad le impone la res­
ponsabilidad por las consecuencias de sus decisiones, de modo que es también fuente
de angustia y aprensión. Antes de explorar la elaboración y las implicaciones de esta
definición, es importante señalar los temas existenciales comunes a muchas posturas
filosóficas desde la Antigüedad. En efecto, es posible argumentar que todos los mode­
los jerarquizados de actividad dinámica, que insistían en una posición holista, fueron
existenciales. Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino y otros filósofos enseña­
ban que la gente es libre de decidir su destino y que debe aceptar las consecuencias de
sus actos.
En el siglo XIX, el existencialismo moderno comenzó a surgir en las obras de
escritores como Fiodor Dostoyevski (1821-1881) y Friedrich Nietzsche (1844-1900).
Dostoyevski nació y se educó en Moscú, pero en 1849 fue exiliado a Siberia por sus
actividades revolucionarias. Cuando en 1859 volvió a la Rusia europea, volvió a escri­
bir y pronto mostró su genio como uno de los más grandes novelistas del mundo. Los
personajes de E l idiota (1869), Los hermanos Karamazov (1880) o Crimen y castigo
(1866) enfrentan y luchan con decisiones arduas al definirse ellos mismos y sus senti­
mientos acerca de Dios, los valores sociales y las ideas personales. Nietzsche, que es­
cribió sobre temas filosóficos, nació en Sajonia y estudió en las universidades de Bonn
y Leipzig. A los 24 años, fue nombrado profesor de filología clásica en la Universidad
de Basilea. Sus profundas reflexiones sobre las cuestiones de la vida lo llevaron a con­
cluir que Dios ha muerto y que el individuo, que no puede buscarlo para que le dé
seguridad, está solo y abandonado. Cada quien debe enfrentar solo las elecciones de la
vida y encarar sus consecuencias sin acudir a la tranquilidad divina.
En tanto que la literatura del siglo XIX retrató con viveza los principales temas
del existencialismo, el enunciado formal de los principios existencialistas modernos
surgió de una polémica teológica en torno de la forma de conocer y experimentar a
Dios. Como antecedente, hay que recordar que la interpretación de la actividad mental
dinámica en la estructuración del conocimiento, abanderada por Kant, se convirtió en
la fuerza dominante entre los intelectuales alemanes. Esta posición, el racionalismo,
glorificaba el valor de la razón en la búsqueda de las verdades últimas. El racionalismo
alemán del XIX fue articulado por Georg Hegel (1770-1831). Como filosofía, el
El movimiento de la tercera fuerza 291

racionalismo de Hegel sostenía que el progreso intelectual avanza por una secuencia en
la que una idea, o tesis, da lugar a la idea opuesta, la antítesis, y ambas se sintetizan
en una nueva unidad que a su vez se convierte en tesis y reinicia el ciclo. Este concepto
se convirtió en una forma de argumentación denominada dialéctica, que más tarde
adoptaron Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895), quienes aplicaron
el método dialéctico a la formación de su teoría del socialismo. Para nuestros fines, es
importante anotar que las opiniones de Hegel destacaban el lugar central del progreso
intelectual con la im plicación de una jerarquía de actividades intelectuales. El
racionalismo de Hegel encontró una audiencia bien dispuesta entre los teólogos alema­
nes, quienes veían la disminución de la fuerza de la autoridad de la Iglesia, pues les
ofreció una alternativa a los dogmas de la fe; ordenaba la naturaleza y pretendía esta­
blecer una ciencia de la teología, basada en demostraciones lógicas. Permitía ordenar
las actividades intelectuales del nivel primitivo del arte al intermedio de la religión y el
superior de la razón y la ciencia. La religión fue relegada al puesto de creencia de
segunda clase adecuada para mentes de segunda. Esta interpretación era congruente
con la atmósfera decimonónica que exaltaba la ciencia positivista por encima de todas
las formas de actividad intelectual. La ciencia era considerada el modelo que todas las
empresas intelectuales debían emular.
Sóren Kierkegaard. El clérigo luterano danés Sóren Kierkegaard (1813-1855) expre­
só una fuerte reacción al racionalismo de Hegel. La civilización occidental alguna vez
fue cristiana, pero — insistía Kierkegaard— la gente ha perdido la fe. Entonces, se echó
encima el cometido de enseñar el cristianismo a los cristianos y sostener la primacía de
la fe sobre la razón. Kierkegaard percibía la elevación de la razón, representada por el
racionalismo hegeliano, como una distorsión de la experiencia humana. Como lo dijo
en confianza, “es a la inteligencia y a nada más a lo que hay que oponerse. Tal vez por
eso yo, que estoy encargado de la tarea, fui armado con una inteligencia enorme”
(Kaufman, 1956). Kierkegaard acostumbraba cuestionar los verdaderos sentimientos
de los cristianos y los retaba a que demostraran algo más que una fe superficial.
Kierkegaard nació en Copenhague como el hijo menor de un comerciante exitoso.
Fue educado en un hogar religioso y estricto, pero pasó sus años en la Universidad de
Copenhague en rebelión contra su padre y sus ideas religiosas. Rechazado de la guardia
real danesa por su mala salud, Kierkegaard empezó a buscarse un lugar en la existencia.
Alrededor de 1835 sufrió una conversión religiosa que cambió su vida. En 1837, conoció
y se enamoró de una mujer llamada Regina Olsen. Durante su noviazgo, cuestionó la
autenticidad de su amor por ella. En 1841 rompió su compromiso y huyó a Berlín, donde
se sumergió en el estudio de la filosofía y terminó su primera obra importante, Lo uno o
lo otro. Volvió a Dinamarca y pasó el resto de su vida atacando las prácticas religiosas
de su país y abogando por un nuevo compromiso con el cristianismo.
Para Kierkegaard, la existencia se hace auténtica con la aceptación total de la fe.
La existencia no se estudia, se vive. Señaló tres niveles progresivos. El primero es
estético, caracterizado por la etapa infantil de vivir el momento según los dictados del
placer o el dolor. Aunque resulta una etapa importante, es primitiva en la medida en que
el individuo se destaca como observador de los sucesos de la vida y sólo responde a las
contingencias externas de acuerdo con el instante. Al nivel estético sigue el ético, que
292 Sistemas de la psicología del siglo X X

requiere valentía de parte del individuo, pues debe escoger entre los valores de la vida
y aceptar la responsabilidad de las consecuencias. El nivel superior de existencia es el
religioso. El individuo supera la moral social del nivel ético para escoger a Dios, lo que
es un acto de fe. En su obra Temor y temblor (1843), Kierkegaard evoca la historia de
Abraham preparándose para sacrificar a su hijo Issac por órdenes de Dios. Ese momen­
to, en el que Abraham levanta el cuchillo para matar a Issac, retrata los sentimientos de
fe de Kierkegaard. La religión es un salto en la oscuridad, acompañado de angustia,
miedo y aprensión. Para Kierkegaard, el cristianismo debe ser una experiencia subjeti­
va total, dirigida al interior por un participante comprometido por completo con Cristo,
no por un espectador. Entonces, el cristianismo es un absurdo. Así como no tiene senti­
do que el Creador se convierta en criatura en la persona de Cristo, profesar el cristianis­
mo no es razonable porque la fe va en contra de lo esencial de nuestras capacidades de
raciocinio. El cristianismo exige una fe en lo irracional. Kierkegaard no estaría de acuerdo
con la conclusión de Nietzsche de que Dios ha muerto, entendería su sensación de
muerte de Dios, porque la fe requiere que la persona renuncie a la seguridad de la razón
y se sumerja en lo desconocido.
Wilhelm Dilthey. Otra de las prim eras expresiones del existencialism o procede
de Wilhelm Dilthey (1833-1911), a quien citamos en el capítulo 11 como defensor de
alternativas al modelo de las ciencias naturales y que puso los principios existenciales
en un ángulo psicológico. En 1852, Dilthey comenzó sus estudios en Heidelberg, con la
intención de convertirse en alumno de teología, pero pronto se dedicó en exclusiva a
la filosofía. Después de estudiar el racionalismo de Kant, el empirismo de Hume y el
positivismo de Comte, Dilthey dio énfasis a la presencia histórica del individuo. Su
carrera docente lo llevó a varias universidades alemanas y al cabo a Berlín, donde per­
maneció hasta su retiro en 1906.

Dilthey defendía una “ciencia del espíritu”, opuesta a las ciencias naturales, para
entender la historicidad de los seres humanos, descubriendo lo que hay de individual y
particular en cada persona. La característica definitoria de cada quien es la conciencia
histórica. En su Esencia de la filosofía (1907), Dilthey escribió que la religión, el arte,
la ciencia y la filosofía son expresiones de experiencias vividas en el mundo, experien­
cias que no sólo comprenden las funciones intelectuales, sino también las metas, los
valores y las pasiones del individuo. En consecuencia, el acento de Dilthey en la expe­
riencia vivida afirm a la naturaleza básica individual de la conciencia que define la
existencia.

Las primeras expresiones de la filosofía existencial, representadas por Kierkegaard


y Dilthey, fueron continuadas en el siglo XX por un grupo de filósofos y escritores que se
apartaron de la postura religiosa de Kierkegaard y adoptaron enunciados más amplios del
yo y la psicología del individuo. Aunque como grupo alcanzaron algún renombre entre
las guerras, fue en los primeros años después de la segunda cuando los existencialistas
ejercieron su influjo en la vida intelectual de Occidente. Su propuesta de restaurar los
valores humanos y respetar la dignidad del individuo se atrajo una audiencia entre los que
habían sufrido la despersonalización de la industrialización bélica.
El movimiento de la tercera fuerza 293

Expresiones modernas del existencialismo

Jean-Paul Sartre. Quien fuera el existencialista más popular del siglo, Jean-Paul Sartre
(1905-1980), supo comunicar sus temas existenciales en novelas, obras de teatro y en­
sayos filosóficos. Después de graduarse como filósofo en 1929 en la Ecole Nórm ale
Supérieure, estudió en Alemania y recibió la influencia existencial y fenomenológica
de Edmund Husserl y M artin Heidegger, como se evidencia en su prim era obra filo­
sófica importante, El ser y la nada (1943). Su prim era novela de éxito, La náusea
(1938) fue seguida por más de 15 novelas, obras de teatro y compilaciones de relatos
cortos. En 1939, fue alistado como soldado raso del ejército francés. Poco después, lo
capturaron los alemanes durante la defensa fallida de la línea M aginot pero fue libe­
rado en 1941. Colaboró en la resistencia hasta el final de la guerra, dedicado a escri­
bir y enseñar en la clandestinidad. Durante la mayor parte de su vida se alineó con las
políticas de izquierda y comunistas, y con su compañera de muchos años, la filósofa
Simone de Beauvoir (1908-1986), se convirtió en una institución francesa y en el
vocero de varias causas políticas y sociales. Se rehusó a aceptar premios por su obra,
incluido el Nobel de literatura en 1964, argumentando que recibirlos comprometería
sus creencias.
El punto básico en las ideas de Sartre es que la existencia precede a la esencia. A
diferencia de las doctrinas aristotélicas y escolásticas que sostenían que la existencia
individual es una expresión de una esencia del ser general y metafísica, Sartre afirmaba
que la existencia define la esencia del individuo. En este sentido, somos lo que hace­
mos. Nuestra existencia no está definida por lo que podríamos llegar a ser, sino sólo por
lo que somos en este momento, el conjunto de nuestros actos. Por tal razón, es crucial
que avancemos de continuo entre elecciones, porque al decidir nos definimos y asegu­
ramos nuestro crecimiento personal. Cada uno es, pues, lo que quiere ser. Somos libres
de elegir, pero debemos aceptar la responsabilidad de nuestras elecciones. La única
compulsión de la vida es escoger.
El individuo vive su existencia y crea una esencia personal. Según Sartre, la esencia
de Dios es producto de los seres humanos, que le damos una existencia en nuestra mente.
Dios es reductible a la existencia humana. La distinción cualitativa entre los hombres y el
resto de la naturaleza es nuestra subjetividad, de la que Sartre afirmaba que es un privile­
gio enorme que concede una gran dignidad, pero que también nos condena a la libertad de
elegir. Entonces, como individuos, estamos llenos de angustia. Tenemos una responsabi­
lidad total y profunda que nos acompaña cada vez que tomamos una decisión. Por ejem­
plo, si decidimos ser veraces, esa decisión nos impone ante los otros una norma de
veracidad. Estamos desamparados. Sartre concluyó que, como Dios no existe, estamos
solos e inseguros y cada cual tiene la libertad de establecer sus propias reglas de compor­
tamiento sin ninguna guía divina. Estamos desesperados. De acuerdo con Sartre, nuestra
responsabilidad es con nosotros mismos, pues sólo de nosotros dependemos. No pode­
mos culpar a Dios o al “destino” de las malas decisiones; sólo a nosotros mismos. Así, la
psicología de Sartre se basa en la premisa existencial de la libertad radical de la existencia
individual.
294 Sistemas de la psicología del siglo X X

Albert Camus. Novelista y filósofo del existencialismo francés de posguerra, Albert


Camus (1913-1960) tomó como su tema literario central el valor al encarar los absur­
dos de la vida. Camus nació y creció en Argelia, que entonces era colonia de Francia,
sumido en la pobreza. En 1930, después de un ataque grave de tuberculosis, prosiguió
sus estudios de filosofía en la Universidad de Argel, aunque la carrera docente le estaba
vedada por su historial clínico. En Argel, se dedicó al teatro y el periodismo y durante
la Segunda Guerra Mundial editó en Lyon un periódico clandestino. Entre sus numero­
sas obras se encuentran el ensayo El mito de Sísifo y la novela El extranjero, ambas de
1942. Después de la guerra, Camus volvió a la dirección teatral y a la escritura y se
enfrascó en una acalorada polémica con Sartre sobre la aplicación de los principios
comunistas al gobierno y la sociedad. Las circunstancias de su muerte reflejan su sen­
tido del absurdo. El 4 de enero de 1960, al parecer no se decidía a trasladarse en auto o
en tren a su destino, y murió en un accidente de carretera con un boleto de tren para ese
mismo día en el bolsillo. En sus obras, Camus acostumbraba poner al individuo a mer­
ced de fuerzas externas que vuelven absurda la vida. Quiso identificar los recursos con
los que cuenta la persona y que le permitirían reorientar su vida en direcciones más
plenas si se hiciera del valor para tomar el control e imponer un sentido de finalidad.
Karl Jaspers. Al igual que Camus, Karl Jaspers (1883-1969) ahondó en el tema del
significado de la existencia y la importancia de éste para la psicología. Definía la filo­
sofía como una búsqueda en la libertad, la historia y la posibilidad de un significado en
la vida. Jaspers estudió m edicina y leyes en cuatro universidades alemanas antes
de incorporarse al personal del hospital psiquiátrico de Heidelberg. Especializado en
psicología, en 1913 Jaspers ingresó a la facultad de filosofía de la Universidad de
Heidelberg, donde prosiguió la elaboración de su base existencial para la psicología.
Sin embargo, como se rehusó a dejar a su esposa judía, los nazis lo hostigaron con
intensidad creciente durante los años treinta, y para 1938 había perdido su cátedra y se
le prohibió publicar. En 1945, cuando los estadounidenses liberaron Heidelberg, Jaspers
formó un grupo que reabrió la universidad y continuó con esa tarea hasta 1949, cuando
pasó a la Universidad de Basilea.
Jaspers solía expresar su interés por la existencia humana, lo que lo llevó a propo­
ner tres etapas. La primera etapa es el ser ahí, que coloca al individuo en referencia al
mundo de la realidad externa y objetiva. El ser uno mismo es la etapa que permite a la
persona estar consciente de sus elecciones y decisiones. El ser en sí es la etapa superior
de la existencia, caracterizada por la consecución de la plenitud del significado. Esta
etapa es el mundo trascendental del significado individual, al que abarca y comprende
en su totalidad; el individuo está en comunicación con el entorno social y físico, con lo
que la existencia se define por completo.
Martin Buber. El último representante del existencialismo filosófico moderno es
M artin Buber (1878-1965), quien nació en Viena y fue criado por su abuelo, un erudito
hebreo, en la ciudad predominantemente polaca de Lvov (ahora de Ucrania). En 1904,
Buber se graduó en filosofía en la Universidad de Viena y participó en el movimiento
sionista. Pasó cinco años en comunidades hasídicas de Galicia, estudiando las tradicio­
nes religiosas, culturales y místicas de sus antepasados. Instalado en Alemania, editó
El movimiento de la tercera fuerza 295

Der Jude (1916-1924) y con un católico y un protestante, Die Kreatur (1926-1930).


Fue profesor de religiones comparadas en la Universidad de Francfort de 1923 a 1933,
cuando el gobierno germano lo despidió. En 1938 fue a Palestina y enseñó filosofía
social en la Universidad Hebrea hasta su retiro en 1951. Se mantuvo activo dando con­
ferencias en Europa y América hasta su muerte.
Las obras de Buber son interesantes porque no destacaba la conciencia. Más que
el “diálogo del yo”, Buber insistía en el diálogo entre personas y entre el individuo y
Dios, como se aprecia en su libro Yo y tú (1923). De los dos participantes del diálogo
surge una unidad, de modo que los individuos se definen en términos de otros o de
Dios. Así, Buber añadió una dimensión social de crecimiento personal, que completó
otras expresiones del desenvolvimiento del yo en el marco teórico del existencialismo.

Este breve repaso de los filósofos existencialistas no es exhaustivo, pero refleja la


diversidad de las opiniones. Los existencialistas eran ateos tanto como religiosos, pesi­
mistas y optimistas, buscaban un sentido para la vida y la relegaban al absurdo. Sin
embargo, compartían el acento en la empresa del individuo por la existencia y la uni­
dad. Después de examinar la tendencia de la filosofía fenomenológica, veremos algu­
nas interpretaciones existencialistas de la psicología.

Fenomenología

En el capítulo 13 esbozamos las bases fenomenológicas de la psicología de la Gestalt


en términos de un planteamiento general de la psicología alemana, que se distinguía de
las alternativas analíticas de otras estrategias empíricas. No obstante, en relación con el
movimiento de la tercera fuerza, la fenomenología asume una función más crucial, lo
mismo como metodología que como expresión de las premisas comunes a muchas de
las posturas dentro del movimiento. En este contexto, la fenomenología se desarrolló
en una forma más concreta y elaborada que nuestro retrato como antecedente de la
psicología de la Gestalt.
En los planteamientos de la tercera fuerza, la fenomenología se concentra en el
estudio de los fenómenos tal como los experimenta el individuo, con el acento en la
manera exacta en que un fenómeno se revela en sí a la persona que lo está experimen­
tando en toda su especificidad y concreción. Como metodología, la fenomenología está
abierta a todo lo que sea importante para entender los fenómenos. Se requiere que el
sujeto que experimenta un fenómeno le preste atención tal como se le aparece en la
conciencia, sin prejuicios, tendencias ni orientaciones ni inclinaciones previas. Los
objetivos del método son:
1. Aprehender (literalmente, asir con la mente) la estructura del fenómeno tal
como se muestra.
2. Investigar los orígenes o las bases del fenómeno tal como se experimenta.
3. Destacar las formas posibles de percibir los fenómenos.
La tarea del fenomenólogo es investigar los procesos de la intuición, la reflexión y
la descripción. Así, no manipula los fenómenos, sino que deja que se revelen como son.
296 Sistemas de la psicología del siglo XX

La sustancia de la fenomenología se forma de datos de la experiencia y su signi­


ficado para el individuo. La fenomenología rechaza el reduccionismo de los métodos
empíricos de las ciencias naturales y se concentra en el significado y la importancia de
los fenómenos en la conciencia y el punto de vista de la persona en su conjunto.
E d m u n d Husserl. El fundador de la fenomenología moderna fue Edmund Husserl
(1859-1938), quien nació en Moravia, ahora provincia de la República Checa. De 1876
a 1878 estudió en Leipzig, donde atendió las lecciones de psicología de Wundt. En
1881, se cambió a Viena a estudiar matemáticas, y ahí fue influido por Franz Brentano,
cuya psicología del acto se convirtió en parte importante de la fenomenología de Husserl.
En 1886, Brentano envió a Husserl a La Halle, para que estudiara psicología con Stumpf.
Así, la dedicación de Husserl a la psicología llegó por medio de las ideas antirreduccionistas
de Brentano y Stumpf, más que de la investigación de Wundt, de los elementos que com­
ponen la conciencia. Husserl enseñó de 1900 a 1916 en Gotinga, y luego fue nombrado
director de filosofía de Freiburg, donde permaneció hasta su retiro en 1928.
El objetivo de Husserl era hallar una filosofía de la ciencia y su metodología, que
sería tan rigurosa como los métodos empíricos, pero que no exigiría la reducción del
objeto a sus constituyentes. Husserl distinguía entre dos ramas de conocimiento. Una
incluía las disciplinas que estudian la experiencia de la persona del mundo físico, lo
que requiere que ésta se dirija al entorno; y las definió como las ciencias naturales
tradicionales. La otra rama, la filosofía, toma por objeto el estudio de la experiencia
personal de uno mismo, el individuo orientado al interior. La principal implicación de
la distinción de Husserl es que la psicología ha de resolver cualquiera diferencia y
estudiar las relaciones de las experiencias interiores y exteriores de la persona.
Para Husserl, la conciencia no existe como agente mental abstracto ni como de­
pósito de las experiencias, sino que se define como conciencia de algo, es decir, la
conciencia existe como la experiencia individual de un objeto. Como reflejo de la no­
ción de Brentano de intencionalidad, Husserl afirmaba que todo acto consciente se
dirige a un objeto. Para estudiar la conciencia, Husserl introdujo el método de “reduc­
ción” fenomenológica, que no es el sistema empírico y elementarista de reducir los
hechos psicológicos a sus componentes, sino una forma de asir las imágenes destaca­
das de la conciencia penetrando en las “capas” de la experiencia. Husserl señalaba tres
clases de reducción fenomenológica:
1. Los “agolpam ientos” del ser, que especifican las relaciones en la experiencia
entre el individuo y el objeto de la conciencia al tiempo que retienen la unidad
esencial de tal experiencia. Por ejemplo, la experiencia descrita por “yo veo un
perro” se agrupa como sigue:

(ser) (acto de experimentar)

[[Y O ]
t
[VEO] [UN PERRO]]

t
(experiencia)
I
(objeto de la experiencia)
El movimiento de la tercera fuerza 297

Con este método, los procesos de la experiencia se articulan a la vez que se subra­
ya la unidad, que en cambio sería destruida si esos procesos fueran aislados y examina­
dos por separado.
2. La relación del mundo cultural con la experiencia inmediata. Esta reducción
reconoce la asimilación de valores y actitudes que la gente adquiere y lleva
consigo, con el resultado de que las formas culturales imponen un contexto
constante en el aspecto de las experiencias.
3. La reducción trascendental, que conduce a la persona del mundo fenoménico
de las experiencias concretas a un nivel de subjetividad que se eleva sobre la
realidad actual y luego a un nivel integrador de experiencia unificada. Según
Husserl, sólo vivimos una existencia verdaderamente humana si alcanzamos la
subjetividad trascendental.
Así, Husserl ofreció una alternativa al reduccionismo elementarista de los planteamientos
empíricos del modelo de las ciencias naturales. Husserl se sirvió de un método descrip­
tivo que se propuso hacer más completa la psicologia mediante una consideración de la
estructura esencial de la experiencia y sus objetos.
Martin Heidegger. Uno de los asistentes de Husserl en Freiburg, Martin Heidegger
(1889-1976), amplió estas interpretaciones de la fenomenología. Nacido en el estado
alemán de Badén, Heidegger pasó una breve temporada en un seminario jesuíta y luego
dedicó dos años a capacitarse como diocesano en Freiburg. Ahí conoció la tesis de
Brentano sobre el significado del ser en Aristóteles, un tema que Heidegger estudió
toda su vida. En 1909, comenzó a estudiar filosofía en la Universidad de Freiburg y se
graduó en 1914 con una tesis titulada La teoría del juicio en el psicologismo. Poco
después, como joven miembro de la facultad, se convirtió en asistente de Husserl, con
lo que inició una relación productiva, aunque turbulenta, que fomentó el avance del
movimiento fenomenològico. La carrera de Heidegger desde 1933 hasta su muerte es­
tuvo empañada por su relación polémica con el nazismo. En efecto, algunos registraron
ciertas declaraciones favorables de Heidegger, si bien sus estudiantes de esa época tam ­
bién han testificado que era antinazi. Después de la Segunda Guerra Mundial, Heidegger
se retiró e hizo pocas apariciones públicas. Siempre negó las acusaciones más vehe­
mentes de su supuesto colaboracionismo.
Su obra principal, El ser y el tiempo (1927), aunque está dedicada a Husserl con­
tiene las semillas de sus desavenencias posteriores. Husserl insistía en el estudio de la
filosofía como un examen de la conciencia, mientras que para Heidegger era el estudio
del ser. Heidegger escribió que la gente está enajenada de su propio ser. Argumentaba
que, a lo largo de la historia, la gente ha estado ligada al ser en términos de cosas u
objetos, y que se ha alienado del ser como vivir. Heidegger aplicaba la fenomenología
como medio de volver al acto de ser. La fenomenología (del griego phaínoo, “apare­
cer”) permite entender los fenómenos, siempre que no los introduzcamos en estructu­
ras preconcebidas. Así, para Heidegger la esencia de la psicología es el estudio de los
modos característicos de ser-en-el-m undo, pues si la gente está enajenada de su pro­
pio ser, va por la vida alienada y fragmentada psicológicamente hasta caer en última
instancia en una existencia psicòtica.
298 Sistemas de la psicología del siglo X X

Heidegger, pues, no se refería al individuo ni a la conciencia, porque estos térm i­


nos implican un objeto. En cambio, categorizaba la existencia según tres rasgos básicos
y relacionados:
1.Anim o o sentimiento. La gente no tiene, sino que es, estados de ánimo: estamos
felices, estamos tristes.
2. Entendimiento. En lugar de la acumulación de conceptos abstractos, hay que
examinar la conciencia como la búsqueda de la comprensión de nuestro ser.
Heidegger describía esta búsqueda como estar abiertos ante el mundo para
internalizar nuestra confirmación de la verdad o la falsedad de nuestra expe­
riencia; es decir, para que nos volvamos un auténtico yo.
3.Habla. Arraigada en el silencio interno de la persona, el habla como lenguaje
es el vehículo de nuestro conocimiento de nosotros mismos como seres.
Heidegger afirmaba que nuestra existencia es auténtica sólo después de asimilar el
concepto de la muerte e internalizar su significado subjetivo. La ansiedad es el miedo
a no ser, la antítesis del ser, que es el resultado de que el individuo no esté dispuesto a
enfrentar la muerte. Al aceptar y entender que somos finitos, comenzamos a penetrar
en el núcleo de nuestra existencia. Así, la peculiaridad de la vida humana radica en
nuestra comprensión, por mínima que sea, de nuestro propio ser.
La fenomenología de Husserl y Heidegger ofreció una estrategia para el estudio
del individuo como persona existencial. Juntos, el existencialismo y la fenomenología,
dieron una sustancia filosófica y una dirección metodológica al movimiento de la ter­
cera fuerza como sistema psicológico.

PSICOLOGÍA EXISTENCIAL FENOMENOLÓGICA

Como expresión de la psicología contemporánea, la corriente existencial fenomenológica


está muy vinculada a sus respectivas bases filosóficos. De hecho, el límite que separa a
la fenomenología existencial como filosofía de la fenomenología existencial como psi­
cología es vago. La psicología existencial fenomenológica es una aplicación de princi­
pios filosóficos, por lo regular en los medios clínicos y terapéuticos. Tales principios se
resumen como sigue:
1. La persona se considera un individuo que existe como ser-en-el-m undo. La
existencia de cada quien es única y refleja sus percepciones, valores y actitudes.
2. El individuo debe ser tratado como producto del crecimiento personal, no como
una instancia del ser humano en general. En consecuencia, la psicología debe
ocuparse de la experiencia individual de la conciencia para entender la existen­
cia humana.
3. La persona avanza por la vida luchando por contrarrestar la despersonalización
de la existencia en la sociedad, que la ha llevado a la alienación subjetiva, la
soledad y la ansiedad.
El movimiento de la tercera fuerza 299

4. El método de la fenomenología permite el examen de la experiencia individual.


Consideraremos brevemente a dos psicólogos representantes del movimiento europeo
de la psicología existencial fenom enológica: M aurice M erleau-Ponty y Ludwig
Binswanger. Aunque ambos son famosos como exponentes de los planteamientos
existenciales fenomenológicos, ninguno formuló un sistema general. En cambio, los
dos reflejan el esfuerzo de los psicólogos por asimilar las posturas básicas del existen-
cialismo para establecer formas convenientes de tratamiento que respalden la búsqueda
de autenticidad del individuo.

Maurice Merleau-Ponty

Maurice Merleau-Ponty (1908-1961) recibió una educación sólida en filosofía y cien­


cias empíricas y enseñó en las universidades francesas más eminentes. En 1927, cono­
ció a Sartre y comenzó una asociación prolongada que culminó en 1944, cuando editaron
juntos Les Temps Moderns, una revista dedicada a los temas filosóficos, políticos y
artísticos. En 1952, rompió con Sartre por sus diferencias sobre los beneficios para
Francia y la Unión Soviética de un gobierno marxista. Ese mismo año, Merleau-Ponty
fue nombrado director de filosofía en el Colegio de Francia, el más joven que haya
alcanzado ese prestigioso puesto.
En su obra más famosa, La fenomenología de la percepción (1944), Merleau-
Ponty describió la psicología como el estudio de las relaciones individuales y sociales
en tanto que vinculan de manera peculiar la conciencia y la naturaleza. Reflejando la
influencia de Husserl, Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty sostenía que la persona no es
una conciencia dotada de las características que la anatomía, la zoología y la psicología
empírica han propuesto, sino la fuente absoluta de la existencia. El individuo no ad­
quiere existencia a partir de hechos físicos previos, sino que se mueve hacia el entorno
y sostiene los hechos físicos al traerlos a su existencia. Entonces, la psicología es el
estudio de la intencionalidad individual. Para Merleau-Ponty, cada intención es una
atención, y no podemos atender algo a menos que lo experimentemos.
Merleau-Ponty señaló tres preguntas fundamentales que enfrenta la psicología
moderna:
1. ¿Es el ser humano un organismo activo o reactivo?
2. ¿La actividad está determinada desde el exterior o el interior?
3. ¿La actividad psicológica es de origen interno y puede la experiencia subjetiva
reconciliarse con la ciencia?
Merleau-Ponty creía que los procesos humanos no son explicables mediante la física y
que el método empírico positivo no puede ser adecuado para la psicología. En cambio,
el objeto principal de esta ciencia ha de ser la experiencia, que es privada e individual,
que ocurre en el interior de la persona y que no está sujeta a verificación y repetición
públicas. Así, el planteamiento adecuado de la psicología consiste en aprender los se­
cretos de la percepción interior, lo que sólo se consigue con los métodos descriptivos de
la fenomenología.
300 Sistemas de la psicología del siglo X X

Ludwig Binswanger

El segundo estudioso representativo de la psicología existencial fenomenológica es


Ludwig Binswanger (1881-1966), quien trató de integrar el movimiento, en particular
las obras de Husserl y Heidegger, con el psicoanálisis. Nació en Turgovia, Suiza, y
estudió en las universidades de Lausana, Heidelberg y Zurich, en la que en 1907 obtuvo
su título de médico. En 1910, sucedió a su padre como director del Sanatorio Suizo de
Bellevue, que había fundado su abuelo.
Con la noción de H eidegger del s e r-e n -e l-m u n d o (el ser ahí, el dasein),
B insw anger llam ó a su p lanteam iento daseins-analyse. A rgum entaba que el
reduccionismo de los métodos de las ciencias naturales es inadecuado, y acudió a la
fenomenología en busca de una explicación completa de la actividad mental. El objeti­
vo de Binswanger era hacer que el terapeuta aprehendiera el mundo del paciente tal
como éste lo experimenta. Restringió la aplicación del análisis a la experiencia actual del
paciente, representada en la conciencia y creía que tal análisis revelaría las estructuras de
los fenómenos interpretados en el contexto del significado definido por cada indivi­
duo. Las estructuras de significados fenoménicos describen la orientación de cada per­
sona en su mundo con respecto a los procesos de pensamiento, miedos y ansiedades y
relaciones sociales.
Binswanger aceptaba el acento psicoanalítico en las manifestaciones de los ins­
tintos en el desarrollo temprano, pero mantenía su importancia sólo en la medida en
que estén representados en la conciencia actual. En consecuencia, el pasado no existe
salvo en el presente, en lo que contribuye a la estructura de significado de cada persona.
La psicología de Binsw anger y sus aplicaciones a la psiquiatría asum ían que la
fenomenología es la herramienta crucial para descubrir el yo esencial de cada quien.
La aprehensión de las estructuras fenoménicas guía el proceso de ayudar al paciente a
m odificar los sentidos y las interpretaciones de la vida.

Tanto Merleau-Ponty como Binswanger representan el interés principal de la psi­


cología existencial fenomenológica en las aplicaciones en los medios clínicos. Los te­
mas existenciales del desamparo, la despersonalización y el absurdo brindan el contexto
para aceptar los problemas individuales de la existencia. Sin embargo, el terapeuta va a
entender la existencia neurótica sólo si se encuentra con el individuo en su propio nivel
de significado personal.

EL MOVIMIENTO DE LA TERCERA FUERZA EN LOS ESTADOS


UNIDOS

Como otros sistemas psicológicos traídos de Europa, el movimiento de la tercera fuerza


tiene en Norteamérica expresiones variadas y eclécticas. Varios psicólogos trataron de
incorporar algunas de las premisas e implicaciones del movimiento en las corrientes
conductistas o psicoanalíticas, mientras que un grupo diferenciado se adhirió a una
El movimiento de la tercera fuerza 301

postura existencial fenomenológica rígida. De cualquier forma, en todas las expresio­


nes del movimiento de la tercera fuerza, una noción común se opone a la postura
reduccionista dominante del conductismo materialista.

Psicología humanista estadounidense

La vertiente del movimiento de la tercera fuerza conocida como psicología humanista


consiste en un agrupamiento ecléctico de psicólogos que defendían diferentes interpre­
taciones de la personalidad. El término humanista refleja el interés en definir una psi­
cología que acentúe la existencia y la variabilidad hum ana, a diferencia de los
fundamentos biológicos del conductismo. Consideremos a algunos representantes de
las diversas interpretaciones de la psicología humanista.
GordonAllport. La teoría de la personalidad de Gordon Allport (1897-1967) se clasi­
fica en varios sistemas psicológicos, pero la presentamos aquí como parte de la psico­
logía humanista porque Allport, sobre todo al final de su carrera, postulaba un marco
teórico que coincidía con la base existencial del movimiento de la tercera fuerza. En su
estudio de la personalidad, Allport distinguía entre un planteamiento idiográfico, que
destaca al individuo y su variabilidad o singularidad, y uno nomotético, que se ocupa de
grupos y desestima las diferencias individuales. Como defensor del planteamiento
idiográfico, Allport insistía en la peculiaridad y la complejidad del individuo y propo­
nía una unidad básica de la personalidad que en última instancia determina la concien­
cia. Subrayaba asimismo el yo, o la función del ego, en la conciencia, que debemos
entender como manifestaciones actuales de metas integradas con un sentido individual
de las direcciones futuras. Reflejando la índole ecléctica del funcionalismo estadouni­
dense, Allport describía la personalidad en términos de rasgos o predisposiciones a
responder, de una manera parecida a los instintos de Freud o a las necesidades de Horney.
Como producto de la herencia genética y del aprendizaje adquirido, los rasgos de Allport
son estructuras mentales que dan cuenta de la congruencia del comportamiento de la
persona.
La noción de Allport de intenciones de la personalidad ilustra mejor su acuerdo
con la postura existencial fenomenológica. Este constructo consiste en las aspiraciones
y las esperanzas presentes y futuras que cada individuo define. En la teoría de la per­
sonalidad de Allport, las intenciones explican el proceso continuo de crecimiento
personal, además de que confieren al yo una unidad que da por resultado los esfuer­
zos personales, el sentido de individualidad y el conocimiento de uno mismo.
Charlotte Biihler. Nacida en Berlín y educada en varias universidades alemanas, en
1915 Charlotte Biihler (1893-1974) era estudiante de Külpe en la Universidad de Munich
cuando éste murió súbitamente. Un joven académico, Karl Bühler, que había servido
como médico del ejército alemán a comienzos de la Primera Guerra Mundial, llegó a
esa ciudad a hacerse cargo de los estudiantes de posgrado de Külpe. Charlotte y Karl se
casaron en 1916 y, dos años más tarde, ella culminó su doctorado. Los Bühler contribu­
yeron a la creciente reputación de la psicología en la estimulante atmósfera intelectual
de la Viena de entreguerras. De 1924 a 1925, Charlotte Bühler obtuvo una beca en la
302 Sistemas de la psicología del siglo X X

Universidad de Columbia, donde conoció a muchos de los psicólogos estadounidenses


más destacados del momento. A su regreso a Viena con un premio de investigación de
10 años, estaba en el camino de ganarse un lugar como pionera del planteamiento hu­
manista en la psicología del desarrollo en el ciclo vital.
La vida de los Bühler en Viena fue interrumpida por la invasión nazi y la anexión
de Austria a Alemania. Karl Bühler fue encarcelado por un breve lapso y luego de su
liberación en 1939, ambos partieron a Noruega y luego a los Estados Unidos. Después
de algunos años de ostentar puestos clínicos eventuales, en 1945 los Bühler se instala­
ron en California, donde Charlotte trabajó como psicóloga clínica en el Hospital Con­
dal de Los Angeles y en un puesto a medio tiempo en la Universidad del Sur de California.
De 1953 a 1972 se dedicó al ejercicio privado en Los Ángeles.
La postura sobre el desarrollo de Charlotte Bühler destacaba que el crecimiento
saludable es psicológicamente deliberado. El meollo de sus ideas sobre la personalidad
era su creencia en la importancia del equilibrio armonioso de las tendencias básicas a
la satisfacción de las necesidades, la adaptación autolimitadora, la expansión creativa y
la defensa de un orden interno. Sólo la primera entraña una clase de pasividad, y el
crecimiento durante toda la vida requiere de la dedicación a las otras tres tendencias.
Estos conceptos anticiparon la jerarquía de necesidades de Maslow, que explicaremos
enseguida. Bühler insistía en que se trata de un proceso de toda la vida.
Sus contemporáneos describían a Bühler como la encarnación de sus ideas psico­
lógicas. Burgental (1975/1976) se refiere a ella como “una persona muy real y a veces
formidable que conocía su propia mente y se ponía a hacer las cosas como creía que
había que hacerlas [...] Solía estar en movimiento, activa, haciendo, participando” (pp.
48-49). Bühler colaboró con Cari Rogers y sobre todo con Abraham Maslow en el
fortalecimiento de la psicología humanista estadounidense. Estimuló a los jóvenes aca­
démicos y promovió su crecimiento con sus actividades en la Asociación para la Psico­
logía Humanista, de la que fue presidenta en 1965-1966.
Abraham Maslow. Otra notable figura de la psicología humanista estadounidense
fue Abraham Maslow (1908-1970), a quien a veces se cita como el principal impulsor
de la popularización de la corriente. Maslow elaboró una noción de la personalidad
muy influida por el existencialismo europeo. Su posición se basaba en un marco teórico
motivacional que consistía en una jerarquía de necesidades, de los niveles biológicos
primitivos a la experiencia verdaderamente humana. Por ejemplo, hay que satisfacer las
necesidades fisiológicas del hambre y la sed antes de considerar las necesidades de
seguridad. Cuando éstas se cumplen, los individuos pasan a la satisfacción de su nece­
sidad de amor y pertenencia, luego a la de autoestima, la de conocimiento y, por último,
la de belleza. Maslow llamó autorrealización al proceso de crecimiento personal de
toda la vida mediante la satisfacción progresiva de las necesidades. El resultado propio
de la autorrealización es la personalidad armonizada, que emplea del todo sus dotes,
capacidades intelectuales y conciencia personal.
Rollo May. Después de obtener su doctorado en la Universidad de Columbia en 1949,
Rollo May (1909-1994) se dedicó al ejercicio privado en la ciudad de Nueva York. Su
libro de 1958, Existence: A New Dimensión in Psychology andPsychiatry (Existencia:
El movimiento de la tercera fuerza 303

una nueva dimensión en la psicología y la psiquiatría) fue una de las primeras intro­
ducciones a las posibilidades de los principios existenciales aplicados a la psicoterapia
y la teoría de la personalidad. En los primeros dos capítulos, May escribió un argumen­
to detallado en apoyo de la noción de que las interpretaciones existencialistas de la
actividad humana ofrecen la dirección necesaria de la investigación psicológica; es
decir, que la psicología requiere entender del todo la experiencia humana tal como
ocurre y en términos de las cuestiones exclusivamente humanas de la voluntad la elec­
ción y el crecimiento.
Cari Rogers. Las obras de Cari Rogers (1902-1987), quizá el más popular de los
psicólogos humanistas, gozan de una gran admiración. Su terapia centrada en el cliente
sostiene que el terapeuta debe entrar en una relación intensamente personal y subjetiva
con el cliente y actuar no como científico ni médico, sino como una persona que trata a
otra. Para el cliente, la terapia representa una exploración de sentimientos extraños,
desconocidos y peligrosos, y esto es posible sólo si el terapeuta lo acepta sin condicio­
nes. Así, éste debe tratar de entender lo que el cliente siente mientras avanza hacia la
aceptación personal. El resultado de esta relación empática es que el cliente se vuelve
cada vez más consciente de sus sentimientos y experiencias auténticas y su concepto
personal se hace congruente con la totalidad de su existencia.
Las ideas de Rogers sobre la personalidad son en lo esencial fenomenológicas en
tanto que se concentran en el yo que experimenta. Considera que al principio la persona
existe como parte del campo fenoménico de la experiencia y que la estructura concep­
tual del yo debe diferenciarse del campo general mediante el conocimiento propio. El
yo, pues, consta de conceptos organizados y congruentes, basados en las percepciones
de las características del “yo” o el “mí” y de las percepciones de las relaciones del “yo”
con los otros. Una vez que se conoce y acepta la estructura del yo, la persona queda
libre de tensiones y ansiedades internas.

Este breve repaso de las posturas de Allport, Bühler, Maslow, May y Rogers pretende
mostrar sus vínculos con el movimiento de la tercera fuerza. La psicología humanista
es ante todo una aplicación clínica de una psicología del individuo. Aunque acepta la
importancia de las influencias fisiológicas e instintivas en la personalidad, destaca el
crecimiento individual para alcanzar experiencias de realización total de las vastas po­
sibilidades de los recursos personales. Esta meta se logra con el reconocim iento
fenomenológico del conocimiento propio.

El grupo de Duquesne

La expresión más coherente de la psicología existencial fenomenológica en los Estados


Unidos se debe a los psicólogos de la Universidad de Duquesne en Pittsburgh. Muchas
de las obras de los estudiosos europeos han sido editadas de nuevo por esa universidad,
que al principio patrocinó la publicación de las investigaciones del momento en la Review
o f Existencial Psychology and Psychiatry. Desde comienzos de la década de los seten­
ta, el departamento de psicología de Duquesne sostiene el Journal o f Phenomenological
Psychology. Como el centro más activo de la psicología existencial fenomenológica de
304 Sistemas de la psicología del siglo X X

los Estados Unidos, el grupo de Duquesne representa una orientación casi única dentro
del eclecticismo que prevalece en los medios psicológicos académicos de ese país.
La fuerza motivadora del grupo de Duquesne fue Adrián van Kaam (n. 1920),
originario de Holanda, que es miembro de la orden sacerdotal que fundó Duquesne.
Van Kaam abogaba por una revisión de la psicología basada en los principios del
existencialismo y lejos del reduccionismo confinador de los modelos y los métodos
de las ciencias naturales. Luego de estudiar con los encabezadores del movimiento de
la tercera fuerza (Rogers y Maslow), Van Kaam abrió un instituto en Duquesne destina­
do a explorar el desarrollo de la espiritualidad, y lo dirigió hasta 1980.
La proposición de que la investigación psicológica acentúe los aspectos fenome-
nológicos es congruente con la definición de psicología como ciencia verdaderamente
humana. Un antiguo miembro del grupo de Duquesne, Amedeo Giorgi (n. 1931), se
educó como psicólogo experimental en la Universidad de Fordham. En su libro de 1970,
Psychology as a Human Science (La psicología como ciencia humana), defendió un
planteamiento más abierto para la psicología. Concluyó que la psicología ha de tener
por objeto a la persona, a la que “hay que acercarse en un marco de referencia que es
también humano, es decir, uno que no violente el fenómeno del hombre como persona”
(pp. 224-225). La descripción de las actividades de investigación del grupo de Duquesne
rebasa el alcance de nuestro libro, pero es importante reconocer que esta corriente de la
psicología estadounidense aporta el beneficio de varios puntos de vista sobre la natura­
leza de la investigación psicológica.

Para concluir este capítulo, es interesante advertir la similitud en las influencias del
movimiento de la tercera fuerza y el psicoanálisis como sistemas de psicología. Las
expresiones más claras de ambos tuvieron orígenes europeos y su efecto en los Estados
Unidos se ha dado sobre todo en las aplicaciones clínicas. Ambos sistemas carecen de
una base empírica, lo que limita su atractivo para la corriente principal de la psicología
estadounidense. Además, los dos aparecen fragmentados en sus versiones contemporá­
neas. Sin embargo, el movimiento de la tercera fuerza, a diferencia del psicoanálisis,
nunca tuvo una figura de referencia aceptada, función que en cambio cumplió en éste
Sigmund Freud. De hecho, los fundamentos filosóficos del movimiento de la tercera
fuerza consisten en un conjunto de diversas obras, que van de las literarias a los siste­
mas generales de la existencia humana. Trasladado a la psicología estadounidense, el
movimiento de la tercera fuerza influyó en las ideas psicológicas, en particular en las
aplicaciones terapéuticas, pero no se convirtió en una alternativa seria al conductismo
dominante.

RESUMEN

El movimiento psicológico de la tercera fuerza evolucionó del modelo activo de los


procesos mentales. Bien asentado en los principios del existencialismo, el movimiento
se centra en el individuo en búsqueda de la identidad, los valores y la autenticidad. Las
obras que en el siglo XIX escribieron Kierkegaard, Nietzsche, Dilthey y otros iniciaron
El movimiento de la tercera fuerza 305

la consideración de la persona como sola y deshumanizada. Las obras del siglo XX de


Sartre, Camus y Jaspers profundizaron la expresión del estado básico de ansiedad y el
sentimiento de lo absurdo de la existencia humana. Los trabajos metodológicos de
Husserl y Heidegger contribuyeron al avance de la fenomenología como medio de in­
vestigar el carácter holista de la experiencia hum ana. La psicología existencial
fenomenológica fue una aplicación de una nueva orientación en los medios clínicos,
representada en Europa por psicólogos como Merleau-Ponty y Binswanger. En los Es­
tados Unidos, los puntos de vista humanistas de Allport, Bühler, Maslow, May y Rogers
coincidían, en diversas medidas, con el movimiento europeo, y surgió un centro de
psicología existencial fenomenológica en la Universidad de Duquesne. En la psicología
contemporánea, el movimiento de la tercera fuerza es una corriente en buena parte
fragm entada. El m ovim iento, aunque no generó una alternativa com pleta a las
formulaciones conductistas, ha ejercido un influjo en las aplicaciones clínicas, espe­
cialmente en la terapéutica.

BIBLIOGRAFÍA

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Una aproximación histórica conceptual a Psicología Existencial.

Raúl Ángel Gómez

Resumen

La psicología existencial es una corriente de pensamiento que se enfoca en la experiencia humana y


en la búsqueda de sentido en la vida. Esta corriente tiene sus raíces en la filosofía existencialista, que
se desarrolló en Europa en la década de 1940 y que se centraba en la libertad, la responsabilidad y la
búsqueda de sentido en la existencia humana. La psicología existencial es una corriente que busca
comprender las experiencias subjetivas de los individuos y su relación con la libertad y la
responsabilidad. En este ensayo, se analiza la historia de la psicología existencial, sus antecedentes,
principales referentes y aportes, así como su relación con otras corrientes psicológicas y filosóficas.

Palabras Claves: Psicología existencial. Psicología y Filosofía existencial. Psicología Humanista.

Antecedentes

Los antecedentes de la psicología existencial se encuentran en la filosofía existencialista, que


se desarrolló a partir de la obra de Jean-Paul Sartre, Martin Heidegger y otros filósofos europeos en
la década de 1940. Estos pensadores abogaban por una comprensión de la existencia humana como
un estado de libertad y responsabilidad, que lleva consigo la posibilidad de tomar decisiones y darle
un sentido a la vida.

La psicología existencial también se ha nutrido en la teoría de la personalidad de Carl Jung,


que enfatizaba la importancia de la dimensión espiritual y trascendental de la experiencia humana.
En particular, Jung desarrolló el concepto de la sombra, que se refiere a los aspectos de la personalidad
que están ocultos o reprimidos, y que pueden ser explorados y comprendidos a través del proceso de
individuación (Jung, 1933).

Esta corriente ha enfatizado la importancia de la experiencia subjetiva y la búsqueda de


sentido en la vida. La obra de Martin Heidegger ha sido influente en la psicología existencial,
especialmente su concepto de "ser-en-el-mundo" (Heidegger, M. 2010).
Uno de los conceptos centrales de la filosofía de Heidegger es el "Ser" (Sein), que se refiere
a la existencia misma de las cosas. Según Heidegger, el Ser no es algo que podamos observar o
analizar desde el exterior, sino que es algo que se nos da en nuestra experiencia cotidiana del mundo.
Él argumenta que nuestra comprensión del Ser es fundamental para nuestra comprensión del mundo
en el que vivimos.

Otro concepto clave de Heidegger es la "temporalidad" (Zeitlichkeit), que se refiere al hecho


de que nuestra existencia está intrínsecamente ligada al tiempo. Heidegger sostiene que el tiempo no
es simplemente una medida cuantitativa de la duración, sino que es una dimensión esencial de nuestra
experiencia del mundo. El tiempo nos afecta de manera profunda y nos condiciona en nuestra
comprensión del Ser.

Un tercer concepto importante de Heidegger es la "angustia" (Angst), que se refiere a una


sensación de inquietud o ansiedad que surge cuando nos enfrentamos a la posibilidad de nuestra
propia muerte. Heidegger argumenta que la angustia es una emoción fundamental que nos obliga a
enfrentar la realidad de nuestra existencia finita y a reconsiderar nuestras prioridades y objetivos en
la vida.

Por último, para Heidegger, la “autenticidad” es un concepto clave en su filosofía porque es


la forma en que el ser humano puede enfrentar su propia finitud. Según Heidegger, el ser humano es
un ser finito, es decir, que está limitado en tiempo y espacio. Esta finitud es algo que el ser humano
a menudo trata de evadir o negar, pero según Heidegger, esto solo lleva a una existencia inauténtica.

La autenticidad, por otro lado, implica reconocer y enfrentar la propia finitud. Solo cuando el
ser humano se da cuenta de su finitud, puede empezar a vivir de manera auténtica, es decir, en armonía
con su ser más profundo. La autenticidad implica vivir de manera consciente, aceptando la propia
situación existencial y tomando decisiones fundamentales en consecuencia.

En resumen, para Heidegger, la autenticidad es la forma en que el ser humano puede enfrentar
su propia finitud y vivir de manera auténtica en el mundo. Al reconocer y aceptar su finitud, el ser
humano puede tomar decisiones fundamentales que le permiten vivir en armonía con su ser más
profundo y alcanzar una existencia auténtica.

Es importante mencionar la relación de psicología existencial con la psicología humanista,


que surgió en la década de 1950 en Estados Unidos de Norteamérica y, como verán en el próximo
ensayo, enfatiza la importancia de la experiencia subjetiva y la búsqueda de sentido en la vida
humana. En particular, la obra de Abraham Maslow sobre la jerarquía de necesidades y la
autorrealización ha sido muy influyente en la psicología existencial (Leahy, 2014).

Principales referentes y aportes

Como decíamos en la introducción uno de los principales referentes de la psicología


existencial fue el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, quien abogó por una comprensión de la
psicología que tuviera en cuenta la dimensión espiritual y trascendental de la experiencia humana.
Jung desarrolló el concepto de la sombra, que se refiere a los aspectos de la personalidad que están
ocultos o reprimidos, y que pueden ser explorados y comprendidos a través del proceso de
individuación (Jung, 1933).

También es importante referir en las prácticas terapéuticas derivadas de psicología existencial


al psicólogo estadounidense Rollo May, quien se enfocó en la importancia de la libertad y la
responsabilidad en la vida humana, y en cómo estas dimensiones pueden influir en el bienestar
psicológico, como se verá en el siguiente ensayo.

May también enfatizó la importancia de la creatividad y la expresión artística como medios


para explorar la experiencia subjetiva y encontrar sentido en la vida. En su obra "El hombre en busca
de sí mismo", May (1953) argumentó que la búsqueda de significado y propósito es una necesidad
fundamental de la vida humana, y que la psicoterapia puede ayudar a las personas a encontrar sentido
en sus experiencias.

A la hora de describir las derivas psicoterapéuticas de la psicología existencial es insoslayable


la figura de Viktor Frankl, quien desarrolló una teoría de la logoterapia basada en la idea de que la
búsqueda de sentido es una necesidad humana fundamental. En su obra "El hombre en busca de
sentido", Frankl (1946/2006) describe su experiencia en los campos de concentración nazis, y cómo
la búsqueda de sentido y propósito lo ayudó a sobrevivir a pesar de las terribles condiciones. Frankl
argumenta que la logoterapia puede ayudar a las personas a encontrar sentido y propósito en sus vidas,
incluso en situaciones extremadamente difíciles.

Aportes de la psicología existencial

La psicología existencial ha hecho varios aportes importantes al campo de la psicología y la


salud mental. En particular, esta corriente ha enfatizado la importancia de la experiencia subjetiva y
la búsqueda de sentido en la vida, lo que ha llevado a un mayor énfasis en la psicoterapia centrada en
el cliente y en la importancia de la relación terapéutica (Spinelli, 2007).

Por otro lado, la psicología existencial ha enfatizado la importancia de la libertad y la


responsabilidad en la vida humana, lo que ha llevado a un mayor énfasis en la psicoterapia existencial
y en la comprensión de cómo estas dimensiones pueden influir en el bienestar psicológico (Van
Deurzen, 2012).

Otro aporte importante de la psicología existencial ha sido la atención a la dimensión espiritual


y trascendental de la experiencia humana, lo que ha llevado a una mayor comprensión de la
importancia de la espiritualidad en la salud mental y el bienestar (Pargament, 1997).

Relación con la psicología de la tercera fuerza: coincidencias y divergencias

Si bien la historiografía clásica ha afirmado que la psicología existencial tiene una relación
estrecha con la psicología de la tercera fuerza, que surgió en la década de 1960 y que enfatizaba la
importancia de la experiencia subjetiva y la búsqueda de significado en la vida humana. En particular,
la obra de Abraham Maslow sobre la jerarquía de necesidades y la autorrealización ha sido muy
influyente en ambas corrientes (Leahy, 2014). Otros autores, tomando como fuente tanto a Maslow
como a Roger, afirman que si bien se puede encontrar interacciones conceptuales las mismas son el
resultado de una convergencia más que de una influencia (Villegas, 1986).

La psicología de la tercera fuerza también se enfocó en la importancia de la libertad y la


responsabilidad en la vida humana, y cómo estas dimensiones pueden influir en el bienestar
psicológico. En este sentido, la psicología existencial y la psicología de la tercera fuerza comparten
una preocupación por la experiencia subjetiva y la importancia de la autodeterminación y la
autorrealización en la vida humana.

Otro punto de contacto entre ambas corrientes es la importancia que ambas dan al desarrollo
personal y la realización de uno mismo como un proceso continuo de crecimiento y transformación.
En este sentido, tanto la psicología existencial como la psicología de la tercera fuerza enfatizan la
importancia de la autoexploración y el autorreflexión como medios para lograr una vida plena y
satisfactoria (Schneider, Bugental & Pierson, 2001).

Sin embargo, también hay algunas diferencias importantes entre estas dos corrientes. Por
ejemplo, mientras que la psicología existencial se enfoca en la experiencia subjetiva y la búsqueda de
sentido en la vida, la psicología de la tercera fuerza se enfoca en la autorrealización y el potencial
humano. Además, la psicología de la tercera fuerza tiende a enfatizar más la importancia de la
felicidad y la satisfacción en la vida, mientras que la psicología existencial se enfoca más en la
búsqueda de sentido y propósito (Schneider, Bugental & Pierson, 2001).

A modo de conclusión

En resumen, la psicología existencial ha sido una corriente importante dentro de la psicología y la


salud mental, enfatizando la importancia de la experiencia subjetiva y la búsqueda de sentido en la
vida humana. A través de la obra de importantes referentes como May, Frankl y Heidegger, la
psicología existencial ha desarrollado una comprensión profunda de la existencia humana y ha
coincidido conceptualmente con el desarrollo de otras corrientes como la psicología de la tercera
fuerza.

La psicología existencial ha enfatizado la importancia de la libertad y la responsabilidad en la vida


humana, así como la dimensión espiritual y trascendental de la experiencia humana. La comprensión
de estas dimensiones puede ayudar a las personas a encontrar significado y propósito en sus vidas, y
a lograr una vida plena y satisfactoria.

En última instancia, la psicología existencial nos recuerda la importancia de la experiencia subjetiva


y la búsqueda de sentido en la vida humana, y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y
la forma en que podemos encontrar significado y propósito en ellas. Como señala Danziger (1985),
la psicología existencial ha sido fundamental para enfatizar la importancia de la experiencia subjetiva
y la dimensión espiritual de la existencia humana. Además, Frankl (2006) ha señalado que la
búsqueda de sentido es una necesidad humana fundamental y que la falta de sentido puede contribuir
a problemas psicológicos y de salud mental. May (1953) también ha enfatizado la importancia de la
búsqueda de sentido en la vida humana y ha argumentado que la falta de sentido puede llevar a la
ansiedad y la depresión.

Referencias:
Danziger, K. (1985). Origins of the concept of neurosis. Journal of the History of the Behavioral
Sciences, 21(3), 197-210.
Frankl, V. (2006). El hombre en busca de sentido. Herder Editorial.
Heidegger, M. (2010). Ser y Tiempo. Fondo de Cultura Económica.
Leahy, R. L. (2014). Contemporary cognitive therapy: Theory, research, and practice. Guilford
Publications.
May, R. (1953). El hombre en busca de sí mismo. Paidós.
Pargament, K. I. (1997). The psychology of religion and coping: Theory, research, and practice.
Guilford Press.
Schneider, K. J., Bugental, J. F. T., & Pierson, J. F. (2001). The handbook of humanistic
psychology: Leading edges in theory, research, and practice. SAGE Publications.
Villegas, M. (1986). La Psicología humanista: historia, concepto y método. Anuario de psicología.
N° 34. Universidad de Barcelona.
Modelos Humanísticos existenciales en Psicología: Fenomenología, existencialismo y
psicologías hermenéuticas.
Mariana Rodríguez

Resumen
El objetivo del presente trabajo es indagar acerca de la trama de relaciones, perspectivas y
condiciones de posibilidad que construyen el modelo de abordaje humanístico existencial en
psicología. Surgido como reacción a las miradas positivistas hasta entonces dominantes, las
psicologías hermenéuticas se proclamaron como alternativas posibles a los determinismos
psicofísicos preeminentes el campo de la ciencia.
Sostenidos en el ideario del rescate de la libertad personal y subjetiva como características
únicas y propias de lo humano, este movimiento de psicólogos y filósofos defienden un enfoque
holístico y molar de la personalidad que considera la persona como un todo dinámico, en movimiento,
compuesto de emociones, sentimientos que lo hacen único y no generalizable.
Tras las consecuencias dejadas por las guerras mundiales, el armamentismo, el genocidio del
pueblo judío y lo que Hannah Arendt nombraba como “banalidad del mal”, esta corriente propone
una reflexión de la condición humana, las características de su existencia y su esencia.
A mediados de siglo XX la influencia de los procesos de inmigración político-académica
acercan a la escena norteamericana las concepciones de la psicología de la Gestalt vinculadas a la
percepción. Luego de la propuesta de la psicofísica experimental realizada por Wundt, la
radicalización del estructuralismo enunciado por Tichener y la apertura del funcionalismo propuesto
por James y Dewey, se habilitan tramas epistémicas más amplias en la relación sujeto-objeto.
En Norteamérica psicoanálisis culturalista de Sullivan, Horney, Fromm y Erickson entre otros,
incorporan los factores sociales, políticos e identitarios al análisis de la subjetividad y difunden las
ideas freudianas a un grupo más amplio de profesionales.
En el marco de la turbulencia de los años ´60 y ´70 se genera así el zeitgeist de una época que
permite el surgimiento de un movimiento social político y cultural impulsor de nociones como la paz,
la libertad, la lucha contra la opresión, el racismo y la aniquilación del hombre por el hombre. Un
movimiento cultural (o contracultural) que destaca la participación de los jóvenes en el mundo.
Este prospero campo epistémico, configura una psicología de mediados de siglo múltiple y
heterogénea dispuesta a romper con los cánones de épocas heredadas. Sin embargo es frecuente
encontrar dentro de la historiografía clásica (Villegas Bessora, 1986; Tortosa, Civera, Mayor, 2006)
una serie de afirmaciones que tienden a considerar el surgimiento y desarrollo de la tercera fuerza
como un producto de la creación institucional de la psicología humanista americana, invisibilizando
toda la trama de acontecimientos sociales políticos y culturales que trascienden la academia
norteamericana.
Desde una perspectiva historiográfica crítica, el trabajo busca interrogar las tramas de
relaciones, conceptos y actores desde una mirada amplia, dinámica, sagaz y problematizadora capaz
de generar nuevos conocimientos para la praxis actual.

Palabras Claves: Modelos humanista fenomenológico existencial. Psicologia y Filosofia existencial.


Movimiento de la tercera fuerza. Psicología Humanista.

Introducción
En el texto sobre “Los orígenes sociales de la Psicología Moderna” Danziger (1991) daba
cuenta de cómo la emergencia de una escuela o corriente no podría explicarse solo por la brillante
mente de un intelectual o la excelencia de una disciplina, sino también, y especialmente, por un
conjunto de problemáticas sociales, de sujetos colectivos e intereses intelectuales que atraviesan y
configuran las estructuras epistémico disciplinares. A partir de su estudio sobre los diversos modos
de “Nombrar la Mente” Danziger nos convoca a pensar en nuevas categorías capaces de trascender
las visiones internistas o externistas de la historia y construir nuevas herramientas críticas promotoras
de conocimientos decididamente diferentes.
En este marco nos proponemos hacer una historia crítica que al decir de Rose (1996) perturbe
y fragmente, ponga de manifiesto la fragilidad de aquello que parece sólido, “lo contingente de
aquello que parece necesario las raíces mundanas y cotidianas de aquello que reclama nobleza
excepcional” (p. 1). Una historia que nos permita interrogar el presente en el sentido de poder explorar
sus horizontes y sus condiciones de posibilidad con el objetivo no de imponer un juicio sino hacerlo
posible.
En esta dirección exploramos, acontecimientos, corrientes, ideas y prácticas que fueron
configurando un movimiento de propuestas teórico-praxiológicas, de inicios múltiples pero que se
reconocen en un particular modo de entender la subjetividad humana. Un fresco que no pretende
llegar a conclusiones acabadas sino solo realizar algunas pinceladas que expresen algunas claves
explicativas de las perspectivas teóricas.
En el caso de las corrientes que se identifican con el movimiento de la tercera fuerza, esta
complejidad se hace aún más evidente dado que su aparición y desarrollo suele estar íntimamente
vinculados a la caracterización social y a factores culturales idiosincrásicos de las sociedades
occidentales que habilitaron a la Psicología humanista. Más en concreto, a las coordenadas histórico-
políticas de una sociedad norteamericana característica de la década de los sesenta en que se instala
como narrativa original.
Las consecuencias sociales, económicas, políticas y culturales, el costo en vidas humanas en
un contexto de las guerras mundiales que azotaron el siglo XX, producen una reconfiguración de
temas y problemas vitales para la ciencia. Entre 1933 y 1945 se llevó a cabo la persecución y el
asesinato sistemático de aproximadamente seis millones de judíos europeos, ejecutado por el régimen
alemán nazi. Conocido por su término en hebreo Shoa (“catástrofe”) el holocausto, es el genocidio
de un pueblo, un colectivo identitario perseguido por su condición fundacional. El asesinato y la
destrucción de la vida comunal fue para el Estado nazi un objetivo natural que llevaba al exterminio
conocido por ellos como la “solución final de la cuestión judía” o sencillamente la “solución final”.
Constructo ideológico sobre el que sostuvo practicas antes impensadas en la historia de la humanidad
el racismo, el sentido por el cual un grupo étnico promueve la discriminación o persecución de otro
en función de una supuesta superioridad de esencias hereditarias promovió la visión del diferente
como otro amenazante que debía ser destruidos (Bokser Misses-Liwerant, 2016).
El 6 de agosto de 1945, desde un avión estadounidense se lanza sobre la ciudad japonesa de
Hiroshima la primera bomba atómica usada directamente sobre población civil. Tres días después el
ejército repite la acción sobre Nagasaki y deja como consecuencia alrededor de 200.000 muertos por
la radiación directa y 400000 más decesos por problemas de salud relacionados con la radiación
nuclear. Niños nacidos con malformaciones genéticas, la aparición de células cancerígenas en gran
parte de quienes parecían haber sobrevivido a la explosión1, ciudades desbastada y la naturaleza

1
De acuerdo a la Fundación para la Investigación de Efectos de la Radiación, con sede en Hiroshima, es probable que
esas personas con cáncer hayan sufrido una "redistribución cromosomática" ―RET/PTC (Reordenación de
Transformación/ Carcinomas de Tiroides Papilar―, siendo portadores de un gen propenso al cáncer, lo cual ha afectado
a sus descendientes, Además, agua, aire y tierra se contaminaron con las secuelas radioactivas, enfermando por décadas
a quienes bebieran o se alimentaran con productos de la zona, un efecto similar al causado por la explosión del reactor
nuclear soviético de Chernobyl (Bokser Misses, 2016)
contaminada fueron algunas de las consecuencias de intervenciones que no son sin la participación
de intelectuales en los conflictos bélicos. Con el nombre del proyecto Manhatan se llevaron adelante
una serie de estudios que contaron con más de 13.000 trabajadores (físicos, químicos, matemáticos,
biólogos) que pensaron, diseñaron y ejecutaron la bomba atómica. En 1965 en el documental de
televisión “The Decisión to Drop the bomb” el físico teórico estadunidense de origen judío Robert
Ophenhaimer se retractaba de esa acción y afirmaba, “Ahora me he convertido en la muerte, el
destructor de mundos». Amigo de Einstein, luego perseguido por el macartismo norteamericano,
Oppenhaimer había sido uno de los directivos del proyecto Manhatan que luego de su responsabilidad
inicial denuncia el potencial destructivo que la ciencia al servicio de la guerra.
La constatación de que el hombre puede ser el lobo del hombre cuestiona el sueño darwinista
de la “evolución” científica asociada a la idea de progreso y genera múltiples debates éticos. Con la
avanzada tecnológica de la física moderna se pone fin al conflicto mundial y se da inicio a una carrera
armamentista nuclear. En una frase que suele atribuírsele a Einstein luego de la Segunda Guerra, él
advertía los peligros que las investigaciones realizadas por colegas podían aparejar: “No sé con qué
armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”; En esa misma
línea nunca dudó en afirmar: “El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su
corazón"
En los años ´50 junto la expansión cultural de grandes producciones de Hollywood que
buscaban instaurar el llamado American Way Of Life (estilo de vida americano), el macartismo, la
violencia y la persecución de los pueblos afrodescendientes se hace cada vez más evidente. La
propagación de bienes de consumo en las familias blancas norteamericanas no alcanzaba a negar la
segregación de las minorías que no eran incluidas en este espacio. El llamado estilo americano tan
difundido por los soldados de las bases militares diseminadas en los distintos continentes, implicaba
la exaltación del consumo de artículos (desde alimentos envasados hasta televisión), productos
culturales (cine, música y programación televisiva) considerados emblemáticos de la modernidad y
la promoción de actitudes en torno a la político, la familia y la sexualidad encaminadas a la
conservación de prácticas y creencias “tradicionales”, como la autoridad indiscutible de los padres
sobre los hijos, la familia, la religión y la propiedad privada. El discurso anticomunista era
acompañado con la construcción de un enemigo que debía ser destruido, un cáncer que debía ser
extirpado y que encontraba en todo aquel que pudiera ser diferente una amenaza potencial.
Las turbulencias promovidas por la gran guerra y su continuación en la guerra fría le imprimen
al movimiento pacifista una dinámica particular. Las protestas contra la intervención de Estados
Unidos en Vietnam y la lucha por los derechos civiles especialmente violentados en el pueblo
afroamericano fueron incrementándose a lo largo de la década del ´60. El 6 de marzo de 1965, Alice
Herz se incinero a sí misma, cansada de escribir cartas contra la guerra siendo la primera de los ocho
activistas que se inmolaron para protestar contra la intervención en Vietnam. En octubre de 1967 se
llevaron adelante múltiples manifestaciones en distintas localidades norteamericanas. En Washington
unas 1000 personas se manifestaron frente al monumento a Lincoln y más tarde al menos unas 50.000
marcharon hacía el Pentágono con la idea de lanzar miles de flores sobre el pentágono pero la acción
fue fallida y muchas de esas flores acabaron siendo colocadas en los cañones de los fusiles de la policía
militar.
Como expresión de rechazo a la vida moderna occidental, el movimiento hippie expresó su
oposición a la idealización del consumo moderno (masificado a través de los medios de
comunicación) y la rigidez de las normas sexuales. La búsqueda de liberación de los cuerpos
sometidos en las décadas anteriores a la represión sexual y militar, buscaban revelarse exentos de
tabúes. Herederos de la llamada generación Beat, los hippies sostenían una actitud antibelicista y
repudiaban tanto el discurso militarista que utilizaba su gobierno para justificar la guerra como el
racismo y la discriminación contra el pueblo afrodescendiente. Su acercamiento a los barrios negros
y a sus expresiones culturales también sentaron las bases para el apoyo a los movimientos por sus los
derechos civiles. El emblema de “Haz el amor y no la guerra” cuestionaba el consumismo y el estilo
de vida burgués, defendiendo el amor libre, promoviendo el cese de las industrias bélicas y el rescate
de culturas antes ignoradas.
En ese sentido, los “hippies” constituyeron una contracultura que no sólo rechazó las normas
y aspiraciones de la modernidad occidental, el consumismo, y las estrategias militaristas y
anticomunistas de sus gobiernos, sino también desarrollaron un conjunto de ideas, significados y
prácticas centrados en la búsqueda de reconectar su experiencia y subjetividad con la naturaleza, la
humanidad y la espiritualidad, el uso de alucinógenos para “abrir la conciencia”, la vida en comunas,
la ruptura con los códigos sexuales y familiares prevalecientes, acciones ecologistas (vegetarianismo,
granjas autosustentables) así como las manifestaciones pacifistas multitudinarias que fueron algunas
de sus prácticas más notorias. En ellas, la música y el arte nacían de un profundo sentimiento de
reafirmación de la libertad, de crear algo nuevo, de romper con lo establecido y acabar con los
esquemas de una sociedad deshumanizada y belicista.
El propósito de crear una nueva humanidad que asegurara la paz mundial y un camino hacia
la plenitud y la igualdad, se expresaban en un nuevo ideario. “Imagine” (la canción compuesta por
John Lennon) es uno de los productos más representativos de esa propuesta. En ella, el llamado a
imaginar un mundo mejor es esencialmente una invitación a la rebelión sin armas, un mensaje,
expresado en forma de letras que hacían clara y abiertamente un llamamiento a crear algo nuevo.
«Imagina a toda la gente, Viviendo en paz, Quizás digas que soy un soñador, Pero no soy el único,
Espero que algún día te unas a nosotros, Y el mundo será uno solo»
Este movimiento contracultural, plasma una rebelión contra los valores dominantes con un
ideal capaz de subvertir las lógicas pragmáticas del capitalismo norteamericano e impulsar a nociones
como la paz, la libertad, la lucha contra la opresión y el racismo. En Europa, Australia y América
Latina el impacto generado por los distintos movimientos destacan la transformación y la creación
para una nueva sociedad. El mayo Francés, los estudiantes de Tlatelolco en México, la revolución
Cubana e incluso el mismo Cordobazo llevan adelante proyectos en el que la juventud se erige como
agente de cambio.
Tal como afirma Carpintero & Vainer (2018) en Francia, Jean-Paul Sartre había rechazado el
premio Nobel. Althusser iniciaba una nueva lectura estructuralista de Marx y las ideas de Antonio
Gramsci y la Escuela de Frankfurt comenzaban a ser rescatadas. El pensamiento de Wilhelm Reich y
Herbert Marcuse recorrían las grandes universidades del mundo mientras que el psiquiatra argelino
Frantz Fannon y el pedagogo brasileño Paulo Freire construían propuestas de una disciplina para la
liberación. Consignas como Seamos realistas, pidamos lo imposible, prohibido prohibir, La
imaginación al poder o “Las paredes tienen orejas, sus orejas tienen paredes” colmaban los muros
de las academias en las principales ciudades del mundo. Eric Hobsbawm (2017) afirmaba: "Los
mismos libros aparecían, casi simultáneamente, en las librerías estudiantiles de Buenos Aires, Roma
y Hamburgo (...) atravesaban océanos y continentes, de París a La Habana, a São Paulo y a Bolivia
(...) Los estudiantes de los últimos años sesenta no tenían dificultad de reconocer que lo que sucedía
en La Sorbona, en Berkeley o en Praga era parte del mismo acontecimiento en la misma aldea
global". Las reivindicaciones eran múltiples2 y daban identidad a una cultura caracterizada por la

2
Las mismas, abarcaban desde mayores libertades sexuales, educación igualitaria, movimientos antibélicos, feministas,
ecologistas, se planteaban ante todo conquistas en el ámbito social y cultural, aunque partían de la certeza de que "todo
es político".
búsqueda de alternativas e intentos de creación de nuevas formas de relaciones sociales, económicas
y políticas.
Sin pretender ser concluyentes en la presentación de los distintos acontecimientos que
impactaron en una de las décadas más ricas del siglo XX, es evidente que un complejo escenario
social teje un campo epistémico en el que las corrientes y paradigmas dominantes son puestas en
jaque.
En el espacio de la psicología, luego de la propuesta de la psicofísica experimental
pronunciada por Wundt, los estudios de los procesos mentales mediante la introspección arriban a
EEUU de la mano de Tichener. Discípulo de Wundt, Psicólogo, doctorado en el centro de
Investigación de Leipiz de Alemania, Edward Tichener se propuso identificar los elementos básicos
que componen la conciencia, mediante el procedimiento de introspección entrenada. En este sentido
se proponía conocer como las sensaciones se convertían en imágenes e ideas complejas mediante una
descripción precisa, categorizada y realizada por sujetos entrenados3.
De esta manera, al igual que Wundt buscaba estudiar las relaciones entre ideas y
representaciones, no obstante su rigurosidad metodológica extrema, desdibuja los aspectos más
voluntaristas y etnológicos de quien fuera su mentor. En una serie de debates llevados adelante con
Baldwin y los jóvenes de la escuela de chicago, quedaría plasmada la controversia entre psicólogos
del contenido y psicólogos del acto, controversia que en Estados Unidos adoptó una forma peculiar
enfrentando a quienes se interesaban en estudiar su función, desde el punto de vista de la adaptación
y el ajuste al medio. Si bien pronto recibirían su nombre de “escuelas”, sería Titchener quien acuñara
los términos de “Psicología Estructural” y “Psicología Funcional” dando entidad y forma a las
propuestas de la Escuela de Chicago (Brennan, 1999).
A mediados de siglo XX, la influencia de los procesos de inmigración político-académica
acercan a la escena norteamericana las concepciones de la psicología de la Gestalt. Aproximadamente
al mismo tiempo que los conductistas se revelaban en contra del estructuralismo y el funcionalismo
en Estados Unidos, en Alemania un grupo de jóvenes investigadores lo hacía en contra el programa
experimental de Wundt. La conciencia, afirmaban, no podía reducirse a ciertos elementos sin
distorsionar el verdadero significado de la experiencia consciente en la medida en que sería imposible

3
Con este objetivo organiza los contenidos mentales en tres tipos: imágenes, emociones y sensaciones puras que
conforman pensamiento complejos posibles analizarse en función de sensaciones más elementales.
experimentar cosas como piezas aisladas sin atender a las configuraciones totales y con significado
con las que se presentan4.
Con la llegada del nacionalsocialismo al poder en la Alemania Nazi, junto con el
desmantelamiento de los centros de investigación y la emigración forzosa de los principales
representantes de la psicología de la Gestalt (Koffka, Wertheimer y Köhler y Lewin) el foco neural
de esta corriente se trasladó a EE.UU. En un ambiente académico escéptico, cuantitativo y
conductista, las ideas gestálticas despertaron cierto interés, pero nunca fueron del todo asimiladas. La
complejidad de sus planteamientos, las dificultades idiomáticas y la prematura muerte de muchos de
ellos, fueron dificultades añadidas que, en ocasiones, favorecieron interpretaciones superficiales que
no siempre eran del todo correctas. Aunque cuestionando la visión molecular del conductismo, los
gestálticos remodelaron sus recursos investigativos y sostuvieron una explicación que les otorgó
cierto grado de legitimidad en la academia norteamericana.
Por su parte el psicoanálisis también atravesaba cambios y nuevas interpretaciones. En
Norteamérica un grupo de psicólogos y psicoanalista imbuidos en su época, incorporaban los factores
sociales, políticos e identitarios a un análisis que se pretendía más amplio del psiquismo humano. El
papel de la cultura en la construcción de la personalidad fue un factor determinante de las diferencias.
Según Tortosa (1998) en un diálogo imaginario Freud hubiera respondido que la naturaleza humana
era la base de la cultura y la Psicología del individuo la puerta para el estudio de la cultura, en tanto
que “neopsiconalistas” como Fromm, Horney o Sullivan, habrían respondido que la naturaleza
humana es un producto de la cultura y que las relaciones interpersonales son la clave para interpretar
la naturaleza humana.
En este escenario convergen y se sincronizan diversos autores que edifican el zeitgeist de
una época. Un movimiento cultural (o contracultural) que destaca la paz, la libertad, la lucha contra
la opresión, el racismo la participación de los jóvenes en el mundo y la aniquilación del hombre por
el hombre. Sin embargo, es frecuente encontrar dentro de la historiografía clásica (Villegas
Bessora, 1986; Tortosa, Civera, Mayor, 2006) una serie de afirmaciones que tienden a considerar el
surgimiento y desarrollo de la tercera fuerza solo como una consecuencia de la creación institucional
de la psicología humanista americana dejando de lado toda esa serie acontecimientos que atraviesan
el campo epistémico. Como plantea Klappenbach (2006) este tipo de narrativas míticas e identitarias

4
Al igual que no vemos trozos de color verde azul o rojo sino que lo que vemos son personas automóviles árboles y nubes
estás experiencias conscientes significativas e intactas conforman aquello en lo que el método introspectivo debiera
pueden sesgar un análisis profundo de la trama de relaciones sociales políticos y culturales que van
más allá de la academia norteamericana y plantean un escenario mas amplio.

Psicología Humanista.
Las transformaciones sociales y culturales de la década del ´60, son parte de los
acontecimientos más ricos del siglo XX. En ellos, la emergencia de nuevas epistemologías y nuevos
movimientos sociales (el feminismo, el movimiento por la paz, contra el racismo, el hipismo, etc.)
tienen significantes cardinales y distintivos: juventud y revolución.
En un bello fresco de época Buhler y Allen (1972), dos de los representantes claves de la
Psicología humanistas describían la emergencia de esta corriente a partir de una crisis que:
"no ha estallado de repente. En Europa, desde principios de siglo, como ahora entre los jovenes
americanos, se piensa que vivimos en una gran hipocresia, con una moral a la que adherimos solo
de forma superficial ... Los jóvenes europeos se dieron cuenta leyendo a Hesse, hace ya medio
siglo, de que la sociedad industrial era deshumanizadora. Ahora, los americanos claman por
rejuvenecer la existencia. Luchan por una vida genuina, honesta y humana. La Psicología
Humanista presta su apoyo a estas reivindicaciones desde sus postulados filosóficos, psicológicos
y éticos. Espera desarrollar un papel principal contribuyendo a realizar las metamorfosis
necesarias para la supervivencia del hombre. Confía igualmente en que la capacidad inherente de
la persona humana para dar sentido mas allá de lo absurdo llegara a ser una fuerza positiva para
la historia contemporánea".(Buhler y Allen, 1972. En Villegas, 1986. P.12)

En el ámbito disciplinar luego de su etapa de apogeo y esplendor el conductismo sufría sus


primeros resquebrajamientos y el psicoanálisis reinterpretaba sus fronteras. En el zeiguest de una
época en el que la fuerza de lo nuevo se respiraba en cada acto, no es extraño que un grupo de
psicólogos se encuentre encorsetado por las prescripciones científicas heredadas y dispuesto a
disputar un nuevo modo de concebir la ciencia. Una nueva visión de la psicología qué no destaque la
importancia del ambiente y del cuerpo como elementos aislados sino que valore las acciones del
espíritu humano en su integralidad.
En este marco, un grupo de psicólogos encabezados por Abraham Maslow, Buhler y Rollo
May inician un movimiento denominado tercera fuerza de la psicología. Afirmando que las otras dos
fuerzas de la psicología habían descuidado una cantidad importante de los atributos humanos,
consideraban que aplicando las técnicas utilizadas por las ciencias naturales para el estudio de los
seres humanos el conductismo comparaba a las personas animales de menor y el psicoanálisis se
concentraba principalmente en personas emocionalmente desequilibradas y en técnicas desarrolladas
para tratar con personas básicamente enfermas. De esta manera, lo que faltaba era un abordaje que
pudiera ayudar a los individuos sanos para llegar a estar más sano y alcanzar su mayor potencial. Lo
que se necesitaba era un modelo que resaltara las características únicas y aspectos positivos más que
sus aspectos negativos y estereotipo de modelos psicopatológicos.
Con el nombre de “Tercera Fuerza” este conjunto de estudiosos provenientes de distintas
tradiciones intelectuales (Brentano, Dilthey, Adler, Horney, Erikson, Reich, Otto Rank ), se oponen
a los modelos hasta entonces dominantes y proponen una ciencia centrada en lo humano. Una ciencia
capaz de atender a los aspectos más subjetivos de la personalidad, a las distintas capacidades y
potencialidades previamente dejadas de lado por el conductismo y por la teoría psicoanalítica clásica
tales como el amor, la creatividad, el sí-mismo, el crecimiento, el organismo, la gratificación básica
de la necesidad, la auto-actualización, los valores superiores, el ser, el llegar a ser, la espontaneidad;
el juego, el humor, la afectividad, la naturalidad, el calor, la trascendencia del yo, la objetividad, la
autonomía, la responsabilidad, la significación, el juego limpio, la experiencia trascendental, la salud
psicológica y conceptos afines” (Sutich, 1962).
La psicología humanista rechaza la idea de que la psicología debe ser completamente
científica (al menos al modo que lo postulaba el positivismo). De acuerdo a Maslow (1973) los
psicólogos suelen emplear el método científico como una forma de aislarse de los aspectos poéticos,
románticos y espirituales de la naturaleza humana. La psicología académica, concluye:
"es exclusivamente occidental. Necesita beber igualmente de las fuentes orientales. Esta excesivamente
orientada a lo objetivo, lo manifiesto, lo conductual y necesita aprender mucho más acerca de lo subjetivo, lo
privado, lo interior, lo reflexivo. La introspección, rechazada como una técnica, debería retomarse en la
investigación psicológica. La psicología debería estudiar al ser humano, no como determinado por fuerzas
exteriores, sino como activo y autónomo, regulador de sí mismo, capaz de elegir y ser centro de su propia vida”
(Maslow, 1957. En Villegas, 1986. p.24).

De esta manera, los psicólogos humanistas no escatimaron sus cuestionamientos al


reduccionismo ni al determinismo teórico-metodológico propuesto por las corrientes hegemónicas
en psicología. Al conductismo, le objetaron el carácter pasivo asignado al ser humano. Una especie
de máquina respondiente a la estimulación y las provocaciones ambientales. Un ente determinado por
condicionamientos externos cuya falta de particularidad lo vuelve elemento de control, predicción y
generalización. Rechazaban así la imagen de un organismo robotizado cuyas pautas podían ser
comparadas con las respuestas de animales en condiciones de experimentación despojados de
autonomía propia. Según Maslow (1966) el conductismo era una “ciencia mecánica” más que una
ciencia incorrecta, una escuela capaz de proporcionar una tecnología de aprendizaje (máquinas de
enseñar) que no podían comprender elementos como la motivación, la creatividad, la imaginación.
Esta perspectiva artificial y reducida producía una visión deshumanizante que impedía el abordaje de
los aspectos psicológicos y humanos más genuinos.
Asimismo, rechazan fuertemente que su disciplina tenga como objetivo la predicción y el
control de la conducta humana:
"Si pudiera afirmarse que la ciencia humanista tiene alguna meta más allá de la mera fascinación que plantea el
ministerio humano y el regocijo con el mismo ese sería la posibilidad de liberar a la persona del control exterior
y hacerlo menos predecible para el observador para hacerlo más libre más creativo más determinado por su
interior aunque quizás más predecible por sí mismo" (Maslow 1966 p. 40)

Por su parte, la diferencia fundamental con el psicoanálisis freudiano es que las personas son
vistas como personas con experiencias subjetivas más que como víctimas de sus motivaciones y
conflictos inconscientes. En este sentido los cuestionamientos apuntaban a su carácter determinista y
su infravaloración del papel de la conciencia en la comprensión de la conducta. La
psicopatologización de las observaciones sobre las cuales descansaban su edificio teórico, promovían
una concepción del ser humano como seres neuróticos o psicóticos determinados por aspectos
inconscientes provenientes del pasado. De acuerdo a Maslow (1966) el psicoanálisis ha dado lugar a
una psicología minusválida: “…cada vez resulta más claro que el estudio de especímenes lisiados
atrofiados inmaduros y enfermizos solo puede generar una psicología y una filosofía tullida (p. 180).
Esta mirada freudiana subrayaba los aspectos “enfermos” de las personas, sin atender a los
elementos saludables que dan sentido y valor a la vida (como el trabajo, el amor, la creatividad, el
arte, la bondad) que habían sido omitidas o patologizadas por Freud. Desde su posición existen
personas excepcionales cuyas vidas no pueden comprenderse por la mera ausencia de trastornos
mentales:
“La salud no es sólo la ausencia de enfermedad, o incluso lo contrario de eso. Cualquier teoría de la motivación
que valga la pena prestar atención, ha de tratar con las mas saltas capacidades de una personas sana y fuertes,
al igual que con las maniobras defensivas de los espíritus tullidos" (Maslow 1954 p. 14)

Si bien la transpolación de adjetivaciones numéricas al campo de las ciencias humanas puede


a veces resultar un recurso ambiguo (Carpintero,1980) el nombre de tercera fuerza les permitió a este
grupo de psicólogos agruparse en un espacio capaz de representarlos. Desde una dialéctica hegeliana,
esta propuesta no trataba de excluir, sino de integrar, de construir un amplio sistema, destinado a dar
cuenta de la integralidad de la naturaleza humana. Michel Fourcade (1982) la define como: “un
acercamiento al hombre y a la experiencia humana en su globalidad. Un movimiento científico y
filosófico que comprende la psicología en sus dimensiones dinámica y social, basada en una visión
holística del hombre, redescubriendo así formas tradicionales occidentales y orientales de
conocimiento” (Villegas, 1986, p. 11).
En este sentido, la intención de los primeros humanistas no era fundar un nuevo paradigma ni
una nueva escuela, sino introducir un nuevo espíritu, una nueva manera de hacer psicología, que
trascendiera las limitaciones del puro objetivismo y llenara el vacío dejado por los dos grandes
sistemas teóricos de la época (Gondra,1986). Con este objetivo, bajo el nombre de “Tercera Fuerza”
se ubican una serie de propuestas teórico-praxiológicas que no podrían responder a una escuela o a
un autor específico. Sino a un conjunto de perspectivas, reflexiones que se agrupan en función de su
reacción al reduccionismo académico y en defensa de valores de época tales como la humanidad.
Si bien como afirman algunos autores (Villegas, 1986; Caparros, 1980), la corriente del
pensamiento fenomenológico-existencial europeo “llegó tarde y mal a Norteamérica” es importante
destacar sus lecturas y mediaciones5. En este sentido, si bien Caparros (1980) plantea que las
múltiples lecturas del existencialismo por los norteamericanos “en no pocos casos han llegado a
desprenderla de su sentido originario” es importante destacar estas lecturas como parte de los
procesos de circulación y transnacionalización propio del pensamiento. De hecho Maslow (que había
considerado a los filósofos existenciales "muy difíciles o imposibles de entender"), admitía que había
sido muy poco tenaz en el esfuerzo por conseguirlo. Para el
''la conclusión número uno es que los filósofos europeos y los psicólogos americanos no se hallan
tan alejados los unos de los otros, como podría parecer a primera vista. Nosotros los americanos
hemos estado hablando en prosa todo este tiempo Y no lo sabíamos. Naturalmente, en parte, este
desarrollo simultaneo en diferentes países indica que las personas que con independencia mutua
han llegado a la misma conclusión, están todas ellas respondiendo a algo real, exterior a ellas
mismas" (Villegas, 1986. 14)

Este proceso implica la confluencia de diversas lecturas que coinciden en su base filosófica y
que asumen la influencia de autores como Adler, Rank, Jung y post-freudianos en la línea de la
psicología analítica del yo, así como a figuras de la cultura como (Marcuse, Wheelis, Marmor, Szasz,
Brown, Lynd y Schachtel) y otros que toman el relevo de la corriente psicológica organísmica
(Tortosa & Civera, 2006). En esta dirección, Maslow sitúa en la base del movimiento humanista a
representantes de la orientación terapéutica gestáltica, cultivadores de la semántica general y
psicólogos relevantes en el estudio de la personalidad como G. Allport, G. Murphy.

5
De hecho según Villegas (1986) el mismo Rogers reconoció "En realidad no he recibido una gran influencia de la
filosofia existencial. La descubrí cuando ya habia formulado mis propios puntos de vista y encontre que existían grandes
coincidencias. Pienso que los autores que causaron mayor impacto en mi fueron Kierkegaard y Martin Buber ... Ni
Heidegger, ni Sartre, en cambio, influyeron nunca en mi investigacion" (p. 13)
Según Wertheimer, uno de los autores fundamentales que ha compartido los distintos
escenarios de investigación en europea y Norteamérica, de esta heterogeneidad de ideas procede la
dificultad para definir la psicología humanista de forma nítida y en términos positivos, más allá de la
descripción de su posicionamiento ante otras teorías, sobre todo a la hora de precisar los propósitos
que la guían y las técnicas para su implementación. En este sentido, afirmaba que en la práctica, la
denominación de psicología humanista ha llegado a ser básicamente polisémica, razón por la que
resulta improbable que una definición explícita de ella satisfaga siquiera a una pequeña fracción de
las personas que se llaman a sí mismas “psicólogos humanistas” (Tortosa & Civera, 2006)
En la medida en que tanto los enfoques que provienen de la tradición fenomenológico-
existencial europea como los que son producto del fenómeno americano de psicología humanista
representan distintas perspectivas que eclosionan y se aúnan luego de un largo proceso de posguerra,
hemos optado por hablar de psicologías hermenéuticas o modelos hermenéuticos para nuestra
disciplina. Es decir una multiplicidad de corrientes teóricas que comparten ciertos núcleos comunes,
se articulan y tensionan con el modelo determinista planteado por la ciencia. En palabras de Maslow
sus inicios significaban:
“Una revolución, en el sentido prístino y más verdadero de la palabra, en el sentido en que Galileo,
Darwin, Einstein, Freud y Marx llevaron a cabo las suyas: es decir, una corriente que aporta
nuevas formas de percibir y pensar, nuevas representaciones del hombre y la sociedad, nuevos
enfoques de la ética y los valores, nuevas direcciones que seguir. Es en la práctica –añadía– un
aspecto de una Weltanschauung global, de una nueva filosofía de la vida, de una nueva
concepción del hombre, los inicios de otros 100 años de trabajo” (Maslow, 1968. En Carpintero
& Mayor 1990. p. 75).

Esta cartografía, da cuenta del desarrollo de una serie de diálogos y relaciones que en 1961 se
plasman en la fundación formal de la psicología humanista. De la mano de psicólogos como Maslow,
Buhler y Rollo May, se crea la asociación y se configura el núcleo de quienes un año más tarde,
llevarían adelante el Encuentro Nacional de la American Association for Humanistic Psychology
(AAHP) y la publicación del primer número del Journal of Humanistic Psychology6 (Villegas, 1986).
Como parte de las dinámicas de sociabilidad propias de la época, el movimiento se aglutina
en torno a la AAHP y la publicación que actúa de portavoz oficial, en los cuales se plasman algunos

6
Si bien como refiere Villegas (1986) tanto las fechas como el nombre (que cambia en 1969 por el de Association for
Humanistic Psychology) son parte de algunas omisiones y disputas historiográficas hoy hay cierto acuerdo en concebir
el inicio de la psicología humanista como parte de un proceso que tiene como fechas y mojones claves tanto la escena
norteamericana de la década del ´60 como la creación del Journal de la asociación.
puntos que dan forma y guía a la psicología humanistas. Tal como refiere Henao Osorio (2013) de
la carta fundacional, los tales principios implicaban:
1. Centrar la atención en la persona que experimenta y vivencia como fenómeno primario del estudio
del hombre. En esta dirección tanto las explicaciones teóricas, como la conducta manifiesta, se
consideran subordinadas a la experiencia misma y a su significado para la persona.
2. Acentuar las cualidades específicamente humanas, tales como la elección, la creatividad, la
valoración y la autorrealización, como opuestas a la concepción de los seres humanos en términos
mecanicistas y reduccionistas.
3. Mantenerse fiel al criterio de significación en la selección de problemas y procedimientos de
investigaciones, en oposición al énfasis primario en la objetividad.
4. Comprometerse con los valores y la dignidad humana e interesarse por el desarrollo del potencial
inherente a cada persona. El punto central de esta visión es la persona tal como se descubre a sí misma
y se relaciona con otras personas o grupos sociales.
De esta manera, sostenidos en el ideario del rescate a la libertad personal, la autorrealización
y el desarrollo del potencial humano, los psicólogos humanistas defienden un enfoque holístico y
molar de la personalidad que considera la persona como un todo compuesto de emociones,
sentimientos una entidad activa y dinámica, cuyas posibilidades y aspectos volitivo e intencional son
claves para su abordaje. Para estas teorías es fundamental la creencia en que las experiencias de cada
uno son únicas, y que la percepción del mundo de cada uno es crítica para su comprensión y
comportamiento.
Tal como expresa Villegas (1986) lo amplio y difuso de su ideario se prestó a dar cobijo a
distintos tipos de tendencias y prácticas que proliferaron en la década de los sesenta. Así, al lado de
sistemas bien estructurados aparecieron multitud de técnicas, principalmente grupales, orientadas a
provocar experiencias o a aumentar los estados de conciencia. En esta línea, se hace difícil hablar de
“el” método humanístico-existencia en la medida en que los terapeutas de estos enfoques utilizan una
gran diversidad de procedimientos, y se dan diferencias importantes entre los practicantes de uno y
otro enfoque.
Los desarrollos de la psicología motivacional de Maslow, la psicoterapia centrada en el
cliente, de Cari Rogers, la psicoterapia guéstáltica de Fritz Perls, el análisis transaccional de Berne,
el psicodrama de Moreno y las terapias corporales y energéticas son algunas de psicoterapéuticas que
abonan este campo. Si pretender ser concluyentes en este apartado avanzaremos con las tres primeras
a los fines de proporcionar unas pinceladas necesariamente simplificadoras y expositivas de su
variedad teórica y técnica.

Abran Maslow: De la Motivación a la Psicología Transpersonal


Considerado por muchos el fundador de la psicología humanista, no cabe duda que es, uno de
los psicólogos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX (Zalbidea, Carpintero & Mayor,
1990). Nacido en Brooklyn, Nueva York, Maslow era el mayor de los siete hermanos, cuyos padres
habían emigrado de Rusia. Si bien no tenía una buena relación con su padre (a quien describe como
amante del whisky de las mujeres y de las peleas) se ha destacado que la relación con su madre fue
aun peor7 . Aun así resulta interesante que Maslow viera la motivación para su trabajo en esta
conflictiva relación. Poco antes de la muerte de su madre, Maslow anoto el siguiente comentario en
su diario personal:
“siempre me he preguntado de donde procedían mi idealismo, mi interés por la ética, mi humanismo,
mi interés por la amabilidad, mi amor, mi amistad hacia los demás. Conocía ciertamente las
consecuencias directas de no haber tenido el amor de una madre. Pero la total confianza de mi vida
filosófica y toda mi investigación y mis teorías también tienen sus raíces en un odio y repulsión hacia
todo lo que ella significaba (Lowry, 1979, p. 958. Tortosa, 1998. p.598)

En 1930 se licenció, concluyó sus estudios de maestría en el 31 y en 1934 estaba finalizando


los de doctorado. En su tesis, abordo el establecimiento de dominio en una colonia de monos. De
acuerdo con sus estudios dicho dominio tenía más que ver con un tipo de “confianza interna”, que
con la fuerza física externa. Sus observaciones se extendieron también a la conducta sexual de los
antropoides afirmando que la misma estaba relacionado con el “dominio y la sumisión”. La pregunta
que quedaba expuesta era si la misma característica podía reiterarse en la actividad sexual humana.
Tras recibir su doctorado, impartió clases en Wisconsin antes de ir unirse a la universidad de
Columbia dónde se convirtió en asistente de investigación de investigación de Edward Thorndicke y
retomar sus propios estudios sobre la sexualidad humana entrevistando a estudiantes universitarios
de ambos géneros respecto de su conducta sexual8

7
Hoffman relata que Maslow llego a la madures con un constante odio hacia ella y nunca logró la más mínima
reconciliación. Incluso rehusó a asistir a su funeral. Describía a Rose Maslow como cruel ignorante y hostil, una mujer
tan poco amorosa que casi induce a sus hijos a la locura. En todas las referencias de Maslow hacia su madre, algunas
pronunciadas públicamente mientras su madre está aún viva no hay ninguna que exprese cordialidad o afecto (Hoffmann,
1988. P.7).
8
Si bien sus estudios fueron pioneros en el abordaje de la sexualidad humana Hofmann (1988) relata que pronto prescindió
de los varones pues se percató de que estos tendrían a mentir demasiado acerca de sus actividades sexuales (Tortosa,
1998)
El vivir en new York durante la década del ´30 y el ´40, le dio la oportunidad de entrar en
contacto con el grupo de intelectuales que habían emigrado a EEUU huyendo del terror nazi. En ese
marco, estudió con los gestaltistas Wertheimer y Kofka y con neopsicoanalistas como con Fromm,
Horney y Adler y los antropólogos M. Mead, R.Benedict, R. Linton y G. Bateson, además de recibir
la influencia de psicólogos de impacto en la tradición norteamericana como Allport, Murray, Rogerss
y Goldstein, entre otros.
A diferencia de Carl Rogers, Abraham Maslow no formuló una teoría de la personalidad en
sentido estricto, sino que se interesó más bien por el funcionamiento psicológico de las personas y
por las fuerzas que las mueven es decir las motivaciones que llevan a que la gente actué como actúa.
Desde una perspectiva claramente positiva acerca de la naturaleza humana, Maslow estima
que las personas tienden a satisfacer necesidades de dos tipos: deficitarias y de crecimiento. Las
necesidades deficitarias son las fisiológicas, las de protección y seguridad, las de pertenencia y amor,
las de la autoestima y la estima por los demás. Las necesidades de crecimiento son las propias de la
autorrealización y definen la vida en plenitud. Las necesidades fisiológicas, como beber, comer o
dormir, son las más básicas y poderosas de las deficitarias, de modo que el individuo que las
experimenta no se compromete generalmente en actividades distintas a las que llevan a su
satisfacción.
En esta concepción, afirma que las necesidades del ser humano poseen una organización
jerárquica ordenada que fue por él esquematizada en el diagrama comúnmente llamado “Pirámide de
las Necesidades”. En ella, cuanto más abajo en la jerarquía están las necesidades más básicas y más
parecidas a las de otros animales son, en contraste, cuanto más alto estén más “específicamente
humanas” podrán observarce. Así, las necesidades de seguridad tienden a dominar la conducta en
situaciones percibidas como peligrosas, física o psíquicamente. Las necesidades de pertenencia y
amor están relacionadas con la aceptación social y la interacción personal. Las necesidades de
autoestima y estima por los demás son necesidades de valoración y de búsqueda de un autoconcepto
positivo. La elevación de la autoestima comporta unas relaciones más satisfactorias con los demás.
La dinámica de esta ordenación hace que a medida que se satisface una necesidad inferior se
puede abordar la siguiente necesidad que se encuentra más arriba. Así, cuando las necesidades
fisiológicas (tales como el hambre, la sed y el sexo) se cubren, se pueden abordar las necesidades de
seguridad (protección frente a los elementos dolor, peligros inesperados, etc.). De esta manera, solo
cuando satisfacemos una de menor rango podemos enfocar nuestra atención al cumplimiento de una
de mayor nivel. Cuándo nuestras necesidades fisiológicas como el hambre la sed y el sexo están
previsiblemente satisfechas, podemos abocarnos a satisfacer nuestras necesidades de amor
pertenencia y/o seguridad. De tal modo, una vez satisfechas las necesidades de deficiencia, el
individuo se motiva para comenzar a desarrollar las necesidades de autorrealización, que suponen
desplegar sus posibilidades, capacidades y talento personal, con el consiguiente crecimiento
psicológico hacia la autorealización.
Con este concepto Maslow aludía a la tendencia inherente al organismo que lo impulsa hacia
el crecimiento y la diferenciación. Cuánto más alto nos encontremos en la jerarquía más fácil es
interferir en ella. De esta manera, el instinto fuerte de los animales se va haciendo cada vez más débil,
delicado y fácilmente vencible por el hábito la presión cultural. Esta fragilidad de las fuerzas de la
autorealización frente a la fuerza de las necesidades más básicas, hace que aunque el instinto innato
de alcanzar el potencial completo sea propio de todos los seres humanos muy pocos logren convertirse
en personas autorrealizadas9.
Según Maslow, estas personas autorealizadas (entre las que constaba a Albert Einstein,
Sigmund Freud, William James, y Abraham Lincoln, entre otros) tenían unas series de características
un tanto particulares y controvertidas: percibían la realidad de manera exacta y completa, mostraban
una gran aceptación de ellos mismos y de los otros, se manifestaban espontáneamente y de forma
natural, tenían necesidad de la privacidad, tendían a ser independientes de su entorno cultural,
demostraban una constante frescura de apreciación, tendían a tener experiencias místicas o álgidas
periódicamente, se preocupaban por todos los hombres y no solo por los amigos los parientes y los
conocidos, tendían a tener pocos amigos, tenían un sentido ético muy fuerte pero no aceptaban
necesariamente la ética convencional, tenían un buen sentido del humor nada útil y eran creativos
(Tortosa, 1998).
Maslow concluyó que su grupo de autorrealizadas eran personas destacadas que no carecían
de defectos:
“nuestros sujetos muestran muchos de los defectos humanos menores también están provistos de hábitos
absurdos destructivos o sin sentido pueden ser aburridos, testarudos, irritables no están ni mucho menos libres de una
gran variedad superficial del orgullo, de una parcialidad en sus propias creaciones, de la familia, de los amigos y de los
hijos, los arrebatos, de mal genio. Nuestros sujetos son de vez en cuando de una extraordinaria e inesperada rudeza hay
que recordar que son gente muy fuerte lo que les permite tener una frialdad fuera de lo común” (En Tortosa, 1998. p.603)

9
Otra de las características particulares que hacían que pocos individuos pudieran considerarse autorealizados se
encontraba en que tal estado requiriera de un conocimiento honesto de si mismos que muy pocos seres humanos lo tienen.
A este miedo por el saber de uno mismo llamo Complejo de Jonah (Tortosa, 1998)
Tal como refiere Tortosa & Civera (2006) una particularidad del pensamiento de Maslow es
que estaba interesado en lo que le pasaba a la gente después que hubieran satisfecho sus necesidades
básicas. En esa dirección, afirmaba que cuando las personas se convertían en personas autorrealizadas
entran en un modo diferente de existencia y, en lugar de ser deficientemente motivados, se convierten
en seres motivados que abrazan los valores más altos de la vida tal como la belleza la verdad la justicia
pudiendo amar sin ser posesivos
En los últimos años, defendió un nuevo tipo de psicología que pudiera ir más allá de la
experiencia personal. Una psicología transpersonal capaz de constitutirse en “Cuarta Fuerza”, de
centrarse en los aspectos místicos o espirituales de la naturaleza humana. En el prólogo de su libro
“Hacia una Psicología de la Existencia”, Maslow avanzó dicha visión:
“Considero que la humanista es la psicología de la tercera fuerza de transición. Una preparación para una aun más
alta cuarta psicología transpersonal trans-humana más centrada en el Cosmos que en las necesidades e intereses
humanas yendo más allá de la humanidad identidad autorrealización y cosas por el estilo estos nuevos desarrollos
pueden muy bien ofrecer una tangible útil y efectiva satisfacción del idealismo frustrado” (Tortosa, 1998. P. 605)

Carls Rogers: Enfoque centrado en la persona.


Considerado uno de los psicoterapeutas más notables de la psicología humanista, Carl Rogers
nació el 8 de enero de 1902 en un barrio residencial de Chicago. Fue el cuarto de seis hermanos de
una familia con fuertes convicciones cristiano- evangélicas que marcarían su juventud. Cuando tenía
12 años sus padres Walter Rogers (ingeniero civil) y Julia Rogers (ama de casa), decidieron
trasladarse a una granja situada a 25 millas de Chicago con el objetivo de proporcionarle una
atmósfera más sana y alejada de la ciudad.
Influido por el deseo de su padre, intentó ser granjero y se inscribió en la Facultad de Ciencias
Agrarias, pero no por mucho tiempo. En los primeros años de la universidad, gracias a su importante
participación en actividades religiosas, fue seleccionado para asistir a la Conferencia de la Federación
Cristiana de Estudiantes del Mundo en Pekín (China). En esta aventura, conoció por primera vez
culturas y religiones externas a las de sus padres que impactaron profundamente en su visión del
mundo10. De hecho, al regresar a la universidad de Wisconsin, Rogers cambio su especialidad de
agricultura por la de historia y en 1924, recibió la licenciatura. Poco tiempo después, a pesar de la
opinión contraria de su familia, se casó con Hellen Elliot desplazándose a Nueva York donde se
matriculó en la Unión Theological Seminary (uno de los seminarios más liberales del país). No

10
Casi inmediatamente después de declarar su independencia de dicha religión desarrolló una úlcera por la que tuvo
que ser hospitalizada durante varias semanas
obstante, en 1927 abandona definitivamente los estudios teológicos dedicándose exclusivamente a la
psicología11. En 1928, obtiene su título en psicología clínica en la universidad de Columbia y con una
tesis sobre la medida de la personalidad adaptada a los niños realiza su doctorado en 1931. Como
estudiante de posgrado, inicia su vida profesional como psicólogo en el Departamento de Estudios
Infantiles de la Sociedad para la protección de la infancia encontrando allí el espacio para generación
de su propia teoría.
Si bien era reacio a abandonar el entorno clínico, cuando la universidad estatal le propuso el
rango de catedrático, decidió empezar una nueva carrera en el mundo académico. En sus clases, tuvo
un buen número de discípulos, con los que llevó a cabo las investigaciones sobre el proceso
terapéutico, la generación de técnicas para valorar de manera objetiva la eficacia de la terapia (método
al que denominó Técnica Q12) y el uso de la audio-grabación en sesiones psicoterapéuticas.
Durante los doce años que vivió en Chicago escribió lo que algunos consideran el trabajo más
importante llamado “Terapia centrada en el cliente: sus prácticas actuales implicaciones y teorías”
publicado 1951, este libro marcó un cambio en su enfoque de la psicología. El método inicial de
Rogers basado en la no-directividad, y en la confianza de que el cliente sabría desarrollar su propio
camino hace un giro hacia una participación más activa del terapeuta. La identificación de que para
poder hacer un progreso era necesario que el terapeuta trabajara para entender y aceptar la realidad
subjetiva del cliente se constituye en una de sus últimas formulaciones (Barceló, 2012).
En 1957, vuelve a la universidad de Wisconsin donde mantuvo el doble puesto de profesor
de psicología y profesor de psiquiatría e hizo mucho por resolver las diferencias entre las dos
disciplinas. En 1963, se unió al Instituto Occidental de Ciencias Conductivas (WBSI) en California.
En WBSI se fue interesando cada vez más en los grupos de encuentro y en la formación sensitiva y
menos en la terapia individual.

11
En uno de los textos en los que retoma elementos de su autobiografía relata cómo pudo darse cuenta de la modificación
de sus creencias religiosas, a partir de la experiencia en grupos de aprendizaje autoorganizado: “La mayoría de aquel
grupo, al buscar las respuestas a sus propias preguntas, las encontraron fuera del ámbito religioso, que finalmente
abandonaron. Yo fui uno de ellos... Me parecía horrible tener que profesar una serie de creencias para poder permanecer
en una profesión. Quería encontrar un ámbito en el cual pudiera tener la seguridad de que nada limitaría mi libertad de
pensamiento” (Rogers, 2011. p. 9)
12
La técnica implicaba dejar a los clientes que se describieron así mismo tal y como eran en ese momento el (yo real) y
luego como les gustaría ser el (yo ideal) los dos yo se medían de tal manera que se permitiera la correlación entre ellos.
Por lo general cuando la terapia comienza la correlación entre los dos yo es muy pequeña pero si la terapia es efectiva la
correlación aumenta (es decir el yo real se hace más similar al ideal). Utilizando esta técnica el terapeuta puede determinar
la efectividad de su procedimiento en cualquier punto durante o después de la terapia.
Ya sea que se acuerde o no con sus propuestas, es claro que fue promotor de distintos
conceptos que transformaron la práctica. En esa dirección, rehúso a llamar a los individuos con
trastornos como “pacientes” (término tradicionalmente usado por los psicoanalistas) para llamar a
las personas que buscaban ayuda como “clientes”. Con este nombre, pretendía alejarse de la posición
psicopatológizante desde la que se abordaba a la persona y proponer una expresión que (a su modo
de ver) aludiera más a una persona activa, libre y responsable de sus propias decisiones.
Entre los conceptos fundamentales que Rogers desarrollo a lo largo de su obra es posible
destacar su teoría de la personalidad y el enfoque centrado en la persona. Constituida en torno las
nociones fundamentales del sí mismo y el organismo, su teoría de la personalidad atiende a la
experiencia sensitiva integral de la persona. Al igual que Maslow, postuló un impulso innato hacia la
autorrealización, es decir hacia la plenitud y el desarrollo de sus potencialidades. Con lo cual si la
gente utiliza esta tendencia a la realización cómo marco de referencia para vivir su vida, existen
muchas probabilidades de que vivan vidas plenas dejándose llevar por el proceso de valor
organísmico. En tanto sistema innato de orientación interior, este proceso hace que una persona se
aproxime y mantenga algunas experiencias que están de acuerdo con la tendencia a la realización y
evite otras que no lo están. Estás personas, viven lo que los existencialistas llaman una “vida
auténtica” es decir una vida dirigida más por los sentimientos internos y verdaderos, que por las
costumbres, creencias, tradiciones y valores o impuestas por otros.
“una de las cosas básicas que tarde mucho tiempo en descubrir y que todavía estoy aprendiendo es
que cuando una actividad se siente como si tuviera valor o que merece la pena, es que merece la
pena. Dicho de otra forma, he aprendido que mi sensación organísmica de la situación
verdaderamente vale más la pena que mi intelecto.
Toda mi vida profesional estado yendo por direcciones que otros han creído absurdas y por las
cuales tenía muchas dudas pero nunca me he arrepentido de moverme por direcciones que “sentía
bien” incluso aunque me he sentido solo o absurdo en el momento…. la experiencia es para mí la
autoridad máxima ni la biblia ni los profetas ni Freud ni de investigación ni las revelaciones de
Dios ni el hombre pueden tener prioridad sobre mi propia experiencia” (Rogers, 1961. pp 22-24.
En Tortosa, 1998)

Desde esta perspectiva, debido a las interacciones que se producen desde nuestra infancia son
muy pocos las personas que pueden vivir de acuerdo a dicho proceso de valoración organísmica. A
lo largo de la vida, la necesidad de atención positiva va generando condiciones de valía que luego
influirán en el despliegue de su vida. En esta dirección la necesidad de atención positiva en nuestra
infancia es clave. La atención positiva implica recibir cosas como amor, calor, comprensión y
aceptación por parte de la gente importante en la vida de un niño. Si se le da a un niño atención
positiva libremente el problema no surgirá, pero esta atención no siempre se da libremente. En
general, los padres u otras personas importantes dan a los niños atención positiva solo cuando actúan
o piensan de determinada forma. De esta manera establecen condiciones de valía: los niños aprenden
enseguida que para recibir amor tienen que actuar y pensar de acuerdo con los valores de las personas
importantes en su vida. Gradualmente, estos valores se van interiorizando y pueden reemplazar al
proceso de valoración organísmica instalándose como guía (DiCaprio, 1985)
Cuando las condiciones de valía reemplazan al proceso de valoración organísmico como guía
para vivir, la persona se vuelve incongruente, deja de ser sincera con sus propios sentimientos y puede
generar trastornos mentales. En este sentido, el objetivo de la psicoterapia debía ser ayudar a la gente
a vencer las condiciones de valía y volver a vivir de acuerdo con su proceso de valoración
organísmica. Mientras la gente viva sus vidas de acuerdo con los valores de otras personas en lugar
de con sus propios sentimientos, la experiencia será dirigida y ciertas experiencias que deberían haber
estado de acuerdo con el proceso de valoración organísmica serán rechazadas (Tortosa & Civera,
2006). Solo hay una forma de evitar las condiciones de valía impuestas en las personas y es prestarle
atención positiva incondicional. Con la atención positiva incondicional, se ama y se respeta la gente
por lo que realmente son; así pues no hay necesidad de que ciertas experiencias sean rechazadas.
Otras de las aportaciones más significativas se dirigieron a las características psicoterapéuticas
del enfoque centrado en la persona. En ella, su radical confianza en el cliente es clave. Junto a esta
confianza absoluta en la capacidad del cliente para dirigir su propia vida, su concepción se asienta en
la premisa de que el mundo personal se construye sobre los sentimientos, que siempre “son lo que
son”, es decir, que proporcionan una evidencia orgánica única que define la realidad de la persona.
A partir de esta experiencia y de la interacción con los demás, el individuo se forma una
imagen consciente de sí mismo (self). Cuando esta imagen discrepa del proceso de valoración
orgánica se producen desajustes psicológicos. En consecuencia, la psicoterapia Rogeriana se dirige a
facilitar la emergencia de una imagen de sí mismo que sea congruente con la experiencia o evidencia
orgánica personal. Para ello, resulta crucial la actitud del terapeuta que, es el aspecto que más atención
ha recibido en este enfoque.
El punto de partida del encuentro terapéutico es que el cliente se presenta a sí mismo en un
estado de incongruencia entre el self y el organismo, es decir, de discrepancia entre la manera de
percibirse a sí mismo y lo que realmente experimenta, la insatisfacción de sus necesidades orgánicas.
El proceso de integración, objetivo de la psicoterapia, consiste en percibir la construcción de un Yo
congruente con la experiencia, por medio del aumento de la consideración positiva incondicional
que el sujeto experimenta hacia sí mismo. Para conseguir esto, la actitud del terapeuta ha de ser la de
comprensión empática que implica la actitud activa del terapeuta.
En este marco Feixas & Miró (1993), subrayan algunas de las contribuciones fundamentales
la formulación de actitudes del psicoterapeuta necesarias para promover el cambio. Entre ellas,
destacan:
1. Consideración positiva incondicional. Concordante con el planteamiento fenomenológico-
existencial, supone una actitud de total respeto y aceptación de las vivencias y sentimientos del
cliente. Tal aceptación no supone estar de acuerdo o dar un beneplácito, sino entender que aquello
que expresa el cliente forma parte de su experiencia.
2. Empatia.-1 Se refiere a la actitud esforzada del terapeuta por apreciar y comunicar al cliente la
comprensión de los sentimientos y significados que expresa. Significa entrar en el mundo perceptual
del cliente y entenderlo tal como éste lo entiende. Esta comprensión de la vivencia del cliente fomenta
también su integración, además de la sensación de sentirse comprendido.
3. Congruencia. La congruencia o autenticidad en la actitud del terapeuta proviene del
reconocimiento de que la empatía, para ser efectiva, debe ser genuina y real. Debe existir congruencia
entre lo que el terapeuta dice, hace y siente. Supone que el terapeuta exprese también algunos de sus
sentimientos para proporcionar al cliente una imagen íntegra y congruente. Por ejemplo, si hay una
expresión del cliente que hace sentir mal al terapeuta (o bien cuando tiene dificultades para
comprenderlo), éste puede expresarlo. Por tanto, implica que el terapeuta exprese aquellos sentimientos
que le impiden ser empático.
A lo largo del siglo XX, el enfoque centrado en la persona se ha aplicado a muy diversas áreas
que van desde la religión, a la medicina, la ley, las relaciones culturales y políticas, los conflictos
internacionales y el desarrollo de la organización y la educación. En este sentido, sus teorías abarcan
no sólo las interacciones entre el terapeuta y el cliente, sino que también se aplican a todas las
interrelaciones humanas. Desde su perspectiva, tres condiciones que deben estar presentes para que
el ambiente todo (y no solo la relación con el terapeuta) sea promotor del desarrollo. El primer
elemento puede identificarse como autenticidad, realidad o congruencia. El segundo, es la actitud de
aceptación; el cuidado, el interés, el esmero que se entrega en la atención positiva incondicional. El
tercer aspecto, que facilita la relación es la comprensión empática, este tipo de escucha sensitiva y
activa es extremadamente rara en nuestras vidas pensamos que escuchamos pero rara vez escuchamos
con una comprensión real.

Fritz y Laura Perls: La psicoterapia guéstáltica


Nacida de la mano de Fritz Perls y de su esposa Laura Perls la psicoterapia Gestáltica
reconoce sus antecedentes tanto en la corriente de la Psicología de la forma alemana (difundida en
Norteamérica por psicólogos como Werteimer, Kholer y Kofka a partir de los procesos de emigración
academica a manos del nazismo)13 , el psicoanálisis (de Freud, Jung, Rank, et.)14, la fenomenología,
el existencialismo el budismo Zen15.
Esta perspectiva, fue elaborada entre 1930 y 1940 en Europa, Sudáfrica y Estados Unidos y
reconoce su deuda intelectual tanto con Wilhelm Reich16 (con quien se analizó poco después de
terminar su terapia con Horney) como con el psicodrama de Moreno (que influyó hasta tal punto que
muchos han llamado a la técnica guéstáltica “autopsicodrama imaginario”).
Su nombre “Gestalt” deriva del alemán y no tiene una traducción precisa al español. Se la
puede definir como “forma, estructura, configuración o totalidad, propiedades que no pueden ser
derivadas de la suma de sus partes”. Su fundamento principal es el “holismo”, pues la esencia del
pensamiento gestáltico consiste en que toda la naturaleza es un todo unificado y coherente.
En este horizonte, considera que el ser humano tiene una tendencia natural a completar su
existencia, no obstante este impulso puede malograrse, llegándose a una Gestalt incompleta. Para
Perls, una persona insatisfecha continúa elaborando asuntos inconclusos del pasado en su actividad
presente, impidiendo que nuevas figuras emerjan aquí y ahora. Así, se puede establecer la diferencia
entre un fondo fértil que provee de innumerables figuras que en su momento pueden ponerse en
relieve, y un fondo rígido formado por Gestalten incompletas que sólo permite surgir la misma figura
obsesivamente en mil variantes (Castañedo, 2020).

13
Aunque claramente diferentes en sus objetivos sus similitudes en torno a conceptos como totalidad”, “Guestalten” que
tienden a completarse, y dinámica figura/ fondo
14
De hecho Perls se inicia en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, donde realizó su análisis personal con Karen Horney,
cuando emigró a Sudáfrica fundó el Instituto Psicoanalítico Sudafricano. Fue después de haberse trasladado a los EE.UU.
cuando desarrolló su propio enfoque.
15
Perls estuvo en contacto con ambas concepciones, de las que parece que sacó su énfasis en el vivenciar el «aquí y
ahora», para entrar en contacto con la propia esencia. Como comenta Villegas (1986), su influencia viene del
existencialismo ontologista del segundo Heidegger, más que del pensamiento sartreano.
16
Perls se interesó por un lado por los trabajos de W. Reich sobre el cuerpo como sistema de defensa y coraza
caracterológica de ahí la importancia que la terapia Guestalt concede al cuerpo en terapia.
Al igual que proponía Jung, la terapia gestalt se identifica en el individuo una serie de
polaridades que aparecen en momentos específicos pero todas están ahí y forman parte de nosotros.
Desde esta perspectiva no hay incompatibilidad entre los opuestos, sino que somos nosotros quienes
los juzgamos y rechazamos erróneamente, dando como resultado el estrechamiento de la conciencia
y limitamos la capacidad de darnos cuenta. En este sentido, los mecanismos de defensa y bloqueos
apuntan a sepultar una polaridad debido al temor que le produce ella misma (o lo que pueda
desencadenar). Esta problemática puede superarse a partir de la toma contacto entre polaridades,
primero, viviendo plenamente cada polaridad, y, en segundo lugar, facilitándose el contacto con su
opuesto.
De estos principios generales surge una práctica concreta orientada al cambio terapéutico una
de cuyas finalidades es promocionar el “darse cuenta” de las emociones y del sentir del momento, el
continuo experienciar el “aquí y ahora”. En esta toma de conciencia el self se experimenta como una
totalidad y se busca una concentración espontánea en lo que le interesa al sujeto. Al no perder este
contacto con el ambiente el organismo descubre nuevas cosas, lo que significa dar un paso hacia lo
desconocido
Tal como afirma Feixas & Miro (1993) tres principios destacables de la terapia Gestalt son:
1. Valoración de la actualidad: lo temporal, lo espacial, y lo material. El “aquí y ahora” como la
condición situacional de la terapia. De esta manera, se intenta evitar todo lo que no está o no se
desarrolla en el presente intentando que el sujeto no se refugie en el pasado.
2. Valoración de la conciencia y aceptación de la experiencia, trascendiendo los discursos
intelectuales y las interpretaciones.
3. Valoración de la responsabilidad o integridad. Cada uno es responsable de su conducta, bien sea
ésta el deprimirse, enloquecer o incluso suicidarse.

Referencias
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https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-19182016000300011
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Zalbidea M. A., Carpintero H. y Mayor L. (1990). Condiciones del surgimiento y desarrollo de la
Psicología Humanista. Revista de Filosofía, 3, 71.

Psicología Positiva: ¿la continuidad de la Psicología Humanista en el siglo XXI?

Paulina Pereyra

Resumen.

La psicología humanista surgió en la década de 1960, a manos de la American Association

for Humanistic Psychology fundada por Abraham Maslow, conocido como el padre de la corriente,

y Anthony Sutich (Villegas Besora, 1986). Desde su inicio, la falta de un método y objeto concreto

llevaron a la diversidad de disciplinas dentro de esta corriente. Hubo psicólogos/as que, sin saberlo,

continuaron con las enseñanzas y aportes de la Psicología Humanista en sus propias teorías,
manteniendo una base humanista, pero dándole mayor importancia al trabajo académico y retomando

las tareas que se planteó la psicología antes de la segunda guerra mundial, como fue el caso de

Seligman, quien impulsó la Psicología Positiva (Vargas Téllez y Medina Pérez, 2014).

Las coincidencias en temática y pensamiento entre los primeros autores de la Psicología

Humanista y la Positiva son lo que lleva a mucha gente a creer que una fue planteada como derivación

de la otra, sin embargo, psicólogos como Seligman y Csikszentmihalyi, creadores del movimiento

positivo, veían al humanismo como aromaterapia o terapia de cristales, sin fundamento científico y,

por lo tanto, poco serio. A su vez, también hay psicólogos/as que comenzaron su carrera siendo parte

de la Psicología Humanista y terminaron en la Positiva, como María Martina Casullo.

En este texto se verá a la Psicología Positiva y su contraste con la Psicología Humanista, así

como sus diferencias y similitudes, teniendo en cuenta las fuentes de información que influyeron para

la formación de la Psicología Positiva y para los estudios que, aquellos dentro de esta rama, llevaron

a cabo.

Palabras clave: psicología humanista, psicología positiva, modelo PERMA, vida plena.

¿Por qué se da un cambio en la Psicología Humanista que se planteó en los 60’?

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la Psicología se había propuesto tres misiones: curar las

denominadas enfermedades mentales, lograr que la vida de las personas sea más satisfactoria y

fomentar el talento. La Psicología Humanista demostró un esfuerzo por añadir una nueva perspectiva

diferenciada de los enfoques conductistas y clínicos psicoanalíticos, consiguiendo generar un efecto

en la sociedad al ofrecer nuevas promesas que recuperarían los aspectos que la psicología de la época

había descuidado al dirigir su atención casi exclusivamente a la patología y su cura, así como al

individuo “enfermo”, dejando a un costado los objetivos más “positivos”, pero, sin embargo, no logró
generar una base empírica sólida y generó un movimiento de terapias de autoayuda (Seligman y

Csikszentmihalyi, 2000)

El movimiento humanista en la Psicología ha generado grandes aportes pero también ha

demostrado tener sus limitaciones debido a diversos factores, algunos de estos serían su flexibilidad,

que permitió una apertura a teorías con fundamentos epistemológicos y metodológicos débiles, la

falta de cuestionamiento a los principios epistemológicos de manera sistemática, generando un

bloqueo en el progreso del movimiento, y la falta de fundamentación científica en muchos de sus

conceptos (Vargas Téllez y Medina Pérez, 2014).

En 1986, Villegas Besora terminaba su escrito diciendo que en ese momento la Psicología

Humanista constituía una comunidad heterogénea con un conjunto desorganizado de disciplinas sin

una estructura clara, pero identificable gracias a ciertos fundamentos filosóficos, conceptos generales

y valores científicos compartidos, aunque sin modelos de investigación que puedan validar de manera

sistemática la pertinencia de sus proposiciones. La intención de Maslow, lograr una psicología de

estudios científicos sobre los aspectos positivos de las personas y el desarrollo humano, había

fracasado.

Psicología Positiva.

El Dr. Martin Seligman presentó como propuesta a esta nueva psicología en el año 1998,

aprovechando su puesto como presidente de la American Psychological Association (APA). En la

creación del proyecto también se destaca la participación de sus dos amigos y colegas de la

Universidad Mihaly Csikszentmihalyi y Ray Fowler, invitados por Seligman. La psicología positiva

surge como el intento de retomar aquello que la psicología predominante llevaba cien años ignorando:
la creatividad, el humor, el optimismo, la esperanza, el perdón, el sentido de la vida, la felicidad, por

nombrar algunos tópicos (Oro, 2009).

En el texto “introductorio” de la Psicología Positiva, Seligman y Csikszentmihalyi (2000),

dejan escrito que su mensaje con esta nueva propuesta es recordar a la disciplina psicológica que su

trabajo no se debe enfocar solo en el estudio de la patología, la debilidad y el daño, sino también en

el de la fortaleza y la virtud.

Esta disciplina se centra en tres campos: las fortalezas y virtudes de las personas, las

experiencias positivas y las instituciones sociales positivas.

En una charla TED, Martin Seligman (2004) habla sobre la nueva era de la Psicología Positiva,

explicando los objetivos que se planteó al crear esta corriente junto a sus compañeros, los cuales

fueron tres: la psicología debería preocuparse de las fortalezas humanas tanto como de sus

debilidades, debería ocuparse en construir fortalezas, no solo arreglar daños, y, por último, debería

encontrar la forma de estimular a personas con grandes talentos y ayudar a las personas “normales”

a alcanzar una vida plena. Este último objetivo formula una de las principales preguntas en la

Psicología Positiva, “¿cómo alcanzar la vida plena?”. De acuerdo a Seligman (Lupano Perugini y

Castro Solano, 2010), existen tres vías de acceso:

1. La vida placentera (emociones positivas).

Esta primera guía trata sobre experimentar la mayor cantidad de emociones positivas y/o

placeres en la vida, así como las habilidades para amplificarlos. Las formas de acceder a estos

momentos felices sería con el mindfulness o el savoring. La primera de estas técnicas es “un estado

mental que se alcanza a través del entrenamiento caracterizado por la atención plena de los propios

pensamientos, acciones o sensaciones” (Lupano Perugini y Castro Solano, 2010, p. 47). La segunda

habilidad, el savoring, consiste en “deleitar los sentidos de la forma más auténtica posible” (Lupano

Perugini y Castro Solano, 2010, p. 47), o, dicho en otras palabras, disfrutar el presente.
Sin embargo, este camino a la vida plena tiene tres importantes limitaciones (Seligman, 2004):

el nivel de emocionalidad positiva es un 50% hereditario, se produce la habituación, la cual genera

una necesidad de aumento permanente de estas emociones, y es poco maleable, ya que al ser

hereditario no supone una gran posibilidad de cambio.

2. Compromiso (engagement life/the good life)

Se plantea que al comprometerse con una actividad se puede derivar en un tipo de placer que

lleva al estado de flow, en este estado el sujeto se encuentra completamente sumergido en la tarea

que está realizando, prestando toda su atención a esta y viviéndola como si el tiempo se hubiese

detenido. Seligman (2004) cuenta que una forma de alcanzar la capacidad de flow es aprendiendo

nuestras mayores fortalezas y aplicarlas a las distintas actividades que realizamos día a día. Alcanzar

este estado requiere de esfuerzo y trabajo, por ende, compromiso.

3. Vida con significado (meaningful life)

Para alcanzar la vida plena a través de esta tercera vía también se deben conocer nuestras

mayores fortalezas, pero se pondrán a “servicio de” algo más grande que uno mismo, para ayudar a

los demás a desarrollar sus potencialidades.

Pero en 2011 (Seligman, 2011) se da un leve cambio en el paradigma positivo y se propuso el

modelo PERMA, según el cual la Psicología Positiva debía centrarse en el estudio del bienestar,

entendido como un constructo compuesto por cinco elementos: las emociones positivas (positive

emotion), el compromiso (engagement), los vínculos positivos (relationships), el significado

(meaning) y el logro (achievement). Estos componentes se deberían incrementar para promover el

"human flourishing" (florecimiento humano) (Mariñelarena-Dondena, 2016). Las tres vías

mencionadas anteriormente, la vida placentera, el compromiso y la vida con significado, se mantienen

en este modelo a través de las emociones positivas, el compromiso y el significado, respectivamente.


Los vínculos positivos refieren al sentirse integrado por una sociedad o comunidad, generando

interacciones que otorgan de un sentido a la vida de las personas. El logro es aquello que conseguimos

al plantearnos una meta y alcanzarla luego de haber puesto cierto esfuerzo, es esa fuerza que genera

dopamina en el cerebro, provocando una sensación de placer y activando los circuitos cerebrales que

nos llevan a marcarnos nuevas metas (Espin Cadena, K. A., 2019)

Psicología Humanista y Psicología Positiva.

Fue Maslow el primero en usar el término “psicología positiva”, considerado padre de la

Psicología Humanista, comienza con esta propuesta denunciando que las elites académicas no

incorporaban en sus estudios temas como el amor, la esperanza o el significado de vivir, criticando

los esfuerzos que habían realizado los/as psicólogos/as por intervenir en la enfermedad, ya que esto

era apenas una parte de lo que él consideraba que eran las tareas a tener en cuenta por la comunidad

científica (Correa Ramirez, 2021). Maslow señaló la importancia de conocer cómo es el hombre en

su mejor momento, lo que es y lo que puede llegar a ser, teniendo en consideración las motivaciones

positivas que lo llevan a actualizar sus potencialidades (Maslow, 1956). Si se tiene en cuenta el

propósito inicial de la Psicología Humanista, no es sorpresa que se observen conceptos similares entre

esta disciplina y la Psicología Positiva, con la diferencia de que esta última decidió abordarlos desde

una postura científica (Barragán Estrada, 2012), siendo definida como el “estudio científico de las

fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al

potencial humano, sus motivaciones y capacidades” (Contreras y Esguerra, 2006, p. 313).

Ambas corrientes enfatizan premisas fundamentales, como responsabilidad, esperanza,

emociones positivas, por nombrar algunas, pero, sin embargo, la epistemología con la cual la

Psicología Humanista continúa trabajando, mantiene las dos disciplinas separadas (Barragán Estrada,

2012).
Seligman y Csikszentmihalyi (2000) marcan la diferencia entre su disciplina y la Humanista

al decir, párrafos más abajo de mencionar la falta de pruebas empíricas de la “tercera fuerza”, que la

Psicología Positiva no busca lograr su cometido mediante la fe, el autoengaño, las modas, el

pensamiento ilusorio, etc., sino que van a adaptar el método científico para el estudio y comprensión

de la complejidad única del comportamiento humano.

Se debe mencionar que Seligman no reconoce a la Psicología Humanista o sus autores como

antecedentes que influenciaron su trabajo, ya que, en el momento de la creación de la Psicología

Positiva, tanto él como Csikszentmihalyi la veían como aromaterapia o tratamiento con cristales

(Seligman y Csikszentmihalyi, 2000), además de que Seligman (2018) dice no haber leído los trabajos

de Abraham Maslow hasta años después. Actualmente admiten su error al no haber tenido en cuenta

las intenciones originales de la Psicología Humanista y escribir opiniones guiadas por la imagen que

los seguidores de la corriente plasmaban.

Aunque estos autores no reconocen una influencia humanista en su trabajo, al menos en el

inicio, hay otros psicólogos/as positivos/as que, si mencionan fuentes provenientes de la corriente

Humanista, como se puede ver en Argentina que da más crédito de sus trabajos a figuras como María

Martina Casullo o Marie Jahoda, quienes comenzaron en la rama de la Psicología Humanista

(Mariñelarena-Dondena, 2016)

Psicología Positiva en Argentina.

Para los datos brindados en este apartado se tomará la investigación historiográfica realizada

por Luciana Mariñelarena-Dondena (2016), en la cual, mediante un estudio ex post facto retrospectivo

(Montero y León, 2007), analiza la recepción de la Psicología Positiva en Argentina en el periodo

comprendido entre 1998 y 2012. La autora realizó un estudio socio-bibliométrico de todas aquellas

publicaciones que trataran sobre Psicología Positiva, teniendo en cuenta a seis revistas científicas:
“Investigaciones en Psicología” (Universidad de Buenos Aires), “Psicodebate. Psicología, Cultura y

Sociedad” (Universidad de Palermo), “Perspectivas en Psicología. Revista de Psicología y Ciencias

Afines” (Universidad Nacional de Mar del Plata), “Fundamentos en Humanidades" (Universidad

Nacional de San Luis), "Interdisciplinaria” y "Revista Argentina de Clínica Psicológica”.

Los resultados mostraron que, del total de 1343 artículos publicados entre las seis revistas,

solo 224 (16,68%) refieren a temáticas relacionadas con la Psicología Positiva. También se observa

que la cantidad de publicaciones crece a través de los años con un pico en 2009 que luego decrece y

se mantiene constante. Los dos autores más activos fueron María Martina Casullo (13 artículos) y

Alejandro Castro Solano (14 artículos), quienes también ocuparon el segundo y tercer lugar,

respectivamente, en la lista de autores más citados en otros trabajos, el primero fue Martin Seligman.

Con respecto a cantidad de trabajos las siguientes en la lista son Elena Zubieta (8 artículos), Norma

Contini (7 artículos) y Mercedes Fernández Liporace (6 artículos). Los cinco términos más frecuentes,

entre las palabras claves, fueron Psicología Positiva, resiliencia, adolescentes, afrontamiento y calidad

de vida.

Se puede apreciar como la Psicología Positiva tuvo un recibimiento temprano en Argentina,

ya que en 1998 comenzaron a aparecer trabajos relacionados a esta corriente. En 2006 comienza a

incrementar su actividad gracias a Maria Martina Casullo, quien impulsó los primeros Encuentros

Iberoamericanos de Psicología Positiva en la Universidad de Palermo. En el mismo año, la revista

“Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad” comenzó a publicar, de manera casi exclusiva,

artículos sobre Psicología Positiva.

Respecto a las temáticas trabajadas por los diferentes autores, se observa un interés por las

variables salugénicas de la personalidad, tales como la calidad de vida, la autoestima, el

afrontamiento, la creatividad, los valores, entre otras.


María Martina Casullo, antes de su fallecimiento en 2008, se encontraba trabajando en la

capacidad para perdonar. Sostenía que “cuando se perdonan los pensamientos, los sentimientos y las

acciones del sujeto hacia quien es objeto del perdón se transforman en más positivos” (Mariñelarena-

Dondena, 2016, p. 39). El perdón, en tanto constructo psicosocial, implica un cambio interno y

prosocial hacia la persona o situación que se percibe como transgresora.

Alejandro Castro Solano trabaja en la construcción de instrumentos de evaluación de las

fortalezas humanas, tanto en niños como en adultos, teniendo en cuenta la influencia del contexto

cultural latinoamericano.

Elena Mercedes Zubieta trabaja aspectos de la Psicología Positiva, más específicamente

estudiar la relación entre representaciones sociales de la historia y comisiones de verdad con el

bienestar, pero desde un punto de vista que la enmarca en los campos de la Psicología Social y/o

Política.

Norma Contini investiga el comportamiento adolescente desde la perspectiva salugénica,

retomando los aportes de Aaron Antonovsky. Señala la necesidad de programas de intervención que

se focalicen tanto en la identificación como en la promoción de aquellas variables que apoyan un

desarrollo sano.

Mercedes Fernández Liporace trabaja en relación con el ámbito educacional, desarrollando

instrumentos e investigaciones que ayuden a evaluar el rendimiento académico y el ajuste psicológico

de estudiantes de diferentes niveles educativos.

Entonces, ¿se puede considerar a la Psicología Positiva como la continuación de la Psicología

Humanista?
Si nos guíamos puramente por la temática y los objetivos propuestos por ambas ramas se

podría decir que la Psicología Positiva fue una forma de lograr la Psicología Humanista con la que

Maslow soñaba, un estudio científico de las emociones positivas.

Sin embargo, no se debe olvidar que al momento de planear esta nueva corriente ninguna de

las personas que formaron parte de la creación se sentían identificados o atraídos por la Psicología

Humanista, debido a la deformación de la imagen que esta pasó a lo largo de los años. De igual modo,

hay quienes forman o formaron parte de la Psicología Positiva que sí se sintieron influenciados por

los humanistas y sus escritos, incluso algunos que formaron parte de las dos ramas. Se puede ver

cierta similitud incluso en esta paradoja, ya que Abraham Maslow, padre de la Psicología Humanista,

también negó haber leído o siquiera conocer los escritos de aquellos a quienes muchos llaman la

influencia de su rama, los fenomenológicos-existencialistas.

Tal vez no se pueda considerar a la Psicología Positiva como la continuación de la Humanista,

pero si se puede decir que las teorías de psicólogos como Maslow, Rogers, Antonovsky, por

mencionar algunos, influenciaron a algunos de los/as psicólogos/as del movimiento positivo,

logrando que se alcance el objetivo de una psicología científica de las emociones positivas.

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Capítulo El psiq
ía y o r - Je

psicología humanista
(o tercera fuerza
de la psicología)

La mente, el cuerpo y el espíritu


Hablando en términos generales, la naturaleza humana puede dividirse en tres componentes principales:
la mente (nuestro intelecto); el cuerpo (nuestra configuración biológica) y el espíritu (nuestra configura­
ción emocional). Diferentes filosofías y, más recientemente, distintas escuelas de la psicología han tendido
a hacer hincapié en uno de estos aspectos a expensas de los otros dos. Aparentemente, la determinación
de cuál filosofía o escuela de psicología prevalecía en un momento dado dependía en gran medida del
Zeitgeist. La década de 1960 fue una época problemática en buena parte del mundo. En Estados Unidos,
por ejemplo, la gente se involucraba cada vez más en la impopular guerra contra Vietnam y en el movi­
miento antibélico correspondiente; Martin Luther King Jr., John Fitzgerald Kennedy y Robert Kennedy
fueron asesinados; violentas protestas raciales tenían lugar en algunas de las principales ciudades del país.
Los "hippies" se mostraban en abierta rebelión contra los valores de sus padres y de la nación en general;
como les había ocurrido a los antiguos escépticos, pensaban que la vida no tenía sentido y, como los cíni­
cos, se inclinaban por abandonar las estructuras sociales y volver a la vida sencilla, natural. Cabe imaginar
que la "era de acuario" no era la mejor época para que la filosofía racional (con énfasis en la mente) o la
filosofía empírica (con hincapié en el cuerpo) prosperaran.
Durante las décadas de 1920
y 1930, las escuelas estructuralis-
ta, funcionalista y conductista, la
psicología Gestalt y el psicoaná­
lisis lograron coexistir y perse­
guir sus respectivos objetivos.
Hacia mediados del siglo xx, sin
embargo, el estructuralismo ha­
bía desaparecido como escuela,
y el funcionalismo y la psicolo­
gía Gestalt habían perdido su
sello particular al ser asimiladas
en otras perspectivas. En la dé­
cada de 1950 y principios de la
de 1960, únicamente el conduc-
tismo y el psicoanálisis seguían
teniendo influencia como es­
cuelas de pensamiento que ha­
bían permanecido intactas. En
los tiempos problemáticos que
describimos líneas arriba, el co­
nocimiento de los seres huma- ©Robodread/Drcamstmexom
nos que proporcionaban el conductismo y el psicoanálisis era percibido por muchas personas
como algo incompleto, distorsionado, o como ambas cosas. Había necesidad de una nueva
perspectiva psicológica, que no hiciera hincapié en la mente ni en el cuerpo, sino en el espíri­
tu humano.
A principios de la década de 1960, un grupo de psicólogos — encabezado por Abraham
Nlaslow— comenzó un movimiento al que se conoce como tercera fuerza de la psicología.
Los psicólogos en cuestión afirmaban que las otras dos fuerzas de la psicología, el conductis­
mo y el psicoanálisis, dejaban de lado varios atributos importantes del género humano. Según
indicaban, al aplicar las técnicas utilizadas en las ciencias naturales al estudio de los seres
humanos, el conductismo había equiparado a estos con los robots, con los animales inferiores
o con las computadoras. Desde la perspectiva de los conductistas, la humanidad no poseía
características realmente distintivas. Por lo que respecta al psicoanálisis, la principal crítica
consistía en que se concentraba sobre todo en las personas con trastornos emocionales y en
el desarrollo de técnicas para lograr que la gente anormal recuperara la normalidad. Lo que
faltaba, de acuerdo con los psicólogos de la tercera fuerza, era información que contribuyera
a que los individuos sanos fueran todavía más saludables, es decir, a que alcanzaran la pleni­
tud de su potencial. Lo que se necesitaba era un modelo del ser humano que hiciera énfasis
en su singularidad y en sus aspectos positivos, en lugar de resaltar los negativos. Tal fue el tipo
de modelo que los psicólogos de la tercera fuerza intentaron proveer.
Aunque la psicología de la tercera fuerza se volvió muy popular durante las décadas de
1960 y 1970, su renombre comenzó a decaer hacia la década de 1980. Al igual que el conduc­
tismo y el psicoanálisis, sin embargo, la psicología de la tercera fuerza sigue siendo importan­
te en la psicología contemporánea (véase, p. e., Gay, 2002). Esta escuela psicológica contrasta
vividamente con casi todas las demás, en virtud de que no asume un determinismo al explicar
la conducta humana. Más bien afirma que el hombre es libre de elegir su propio tipo de exis­
tencia. En lugar de atribuir las razones de la conducta a los estímulos, a los estados de pulsión,
a la genética o a las experiencias tempranas, los psicólogos de la tercera fuerza afirman que su
causa más importante es la realidad subjetiva. En vista de que esos psicólogos no adoptan el
determinismo, no puede considerárseles científicos en el sentido tradicional y, por otro lado,
tampoco hacen apología de serlo. Según ellos, en su forma actual la ciencia no está preparada
para estudiar, explicar o comprender la naturaleza humana. Lo que se necesita es una nueva
ciencia, una ciencia humana que no analice al hombre como las ciencias físicas estudian los
objetos físicos. En lugar de ello, su propósito sería examinarlo como un ser consciente, selec­
tivo, analítico, emocional y único en el universo. La ciencia tradicional no logra ese objetivo y,
por lo tanto, debe ser rechazada.

Antecedentes de la tercera fuerza


de la psicología
Tal como sucede con casi todos los elementos que participan en la psicología moderna, la
tercera fuerza de la psicología en realidad no tiene nada de nuevo. Sus antecedentes pue­
den ser rastreados desde las filosofías del romanticismo y el existencialismo, cuyos primeros
planteamientos derivan a su vez de los griegos antiguos. En el capítulo 7 comentamos que los
románticos —Rousseau, por ejemplo— insistían en que los seres humanos son más que má­
quinas (que es como los describían los empiristas y los sensualistas), y más que seres lógicos
y racionales (como los concebían los racionalistas). De manera similar a los antiguos cínicos,
los románticos desconfiaban de la razón, de los dogmas religiosos, de la ciencia y de las nor­
mas sociales como guías de la conducta humana. Desde su punto de vista, la única directriz
válida para ella eran los genuinos sentimientos de la persona. Los románticos (en especial
Rousseau) consideraban que los seres humanos son naturalmente buenos y gregarios, y que
si se les da libertad serán felices, estarán satisfechos y sus esfuerzos se orientarán a su núcleo

Copituio 18 Psicología humanista (o tercero fuerzo de lo psicología)


social- En otras palabras, basta concederle libertad para que la gente haga lo que es mejor para ■|PSICOLO
sí misma y para los dem ás. Si las personas actúan de manera autodestructiva o antisocial, se
debe a que ciertas fuerzas sociales han interferido en sus impulsos naturales. Las personas ■ayor i José Lu
nunca son m alas, pero los sistem as sociales sí pueden serlo, y muchas veces lo son. También,
en el capítulo 7, se habló de que los existencialistas (como Kierkegaard y Níetzsche) hacían
hincapié en la im portancia de que la existencia humana tuviera significado y en la capacidad
¿el hombre para elegir ese significado; esto también iba en contra de las filosofías empírica y
racionalista. Para Kierkegaard, la subjetividad es verdad; en otras palabras, son las creencias
del individuo lo que guían su vida y determinan su existencia. La verdad no es algo extemo a
la persona, que está a la espera de ser descubierta por medio de procesos de pensamiento
IS TO R
lógicos, racionales; se encuentra en el interior de cada individuo y es, de hecho, de su propia
creación. D e acuerdo con N ietzsche, Dios ha muerto y, por lo tanto, los seres humanos sólo
AYM
se tienen a sí m ism os. B ajo esa perspectiva, la gente puede asumir uno de dos enfoques res­
pecto de la existencia: aceptar la m oral convencional como una guía de vida y adaptarse a la
masa, o experim entar con las creencias, valores y la vida misma para llegar a sus propias cer­
tidumbres, desarrollar u na m oral particular y convertirse, por consiguiente, en superhombre.
Por supuesto, N ietzsche anim aba a las personas a tomar este último camino.
La tercera fuerza de la psicología combina las filosofías romántica y existencialista, dando mau y Heliodoro
lugar a lo que se d enom ina psicología humanista. Así, la tercera fuerza de la psicología y la
psicología hum anista so n lo m ism o, pero esta última denominación ha conseguido prevale­
cer. Sin em bargo, es im portante no confundir el término humanista con otros similares, como
humano o humanitario.

La frecuente confusión de los términos humano, humanista y humanitario Indica que muchas
personas no comprenden con claridad el significado de la postura humanista. Para que algo
pueda denominarse humanista, no es suficiente que tenga relación con los seres humanos.
Jugar; trabajar, construir; viajar y organizarse, por ejemplo, son actividades humanos. Esto, sin
embargo, no quiere decir necesariamente que sean humanistas. De manera similar cuando
esas u otras actividades son llevadas a cabo, digamos, con propósitos caritativos o filantrópi­
cos, alcanzan la categoría de humanitarios, lo cual puede ser muy importante, pero tampoco
determina su calidad de humanistas. Para que un esfuerzo o una ¡dea puedan calificarse
adecuadamente como humanistas, es preciso que involucren y se enfoquen en un concepto
especifico del hombre, un concepto que reconozca su estatus como persona, irreducible a
niveles más elementales, y su valía única como un ser potencialmente capaz de juioo y acción
autónomos. Un ejemplo pertinente de la diferencia entre la perspectiva humana y la huma­
nista es el caso del control conductual que se basa exclusivamente en el reforzamiento po­
sitivo. Este enfoque es humano (o humanitario), dado que involucra actitudes de generosidad
y compasión; a pesar de ello, no puede decirse que es humanista, en virtud de que detrás de
la modificación conductual sistemática sólo se hallan fuerzas extemas, y esto es incompatible
con un concepto del hombre como ser prepositivo y proactivo, y no meramente reactivo.
El punto focal de atención de la psicología humanista está en la especificidad del ser
humano, en aquello que lo distingue de todas las demás especies. Esta corriente se diferencia
de las otras formas de psicología en razón de que Interpreta al hombre no sólo como un
organismo biológico modificado por la experiencia y la cultura, sino como una persona,
como una entidad simbólica capaz de reflexionar en tomo de su existencia y de darle sen­
tido y dirección. (Kinget, 1975, p. v)

Si bien es cierto que el existencialismo constituye el principal componente de la psicolo­


gía hum anista, tam bién lo es que hay importantes diferencias entre la psicología existencialy
la psicología hum anista. U na vez que hayamos hablado sobre la fenomenología, que es una
técnica utilizada tanto por los psicólogos existencialistas como por los humanistas, revisare­
mos am bas corrientes y concluirem os el capítulo comparándolas.

Antecedentes de lo tercera fuerza de la psicología


, 607
I
La fe n o m e n o lo gía
A lo largo de esta obra hemos hecho referencia a diversas metodologías calificándolas como
fenomenológicas. En su forma más general, la fenomenología tiene relación con cualquier
metodología que se enfoque en la experiencia cognitiva a medida que ésta ocurre, sin preten­
der reducirla a sus partes constitutivas. Por lo tanto, la conciencia podría ser analizada sin
echar mano de la fenomenología, tal como lo hicieron Wundt y Titchener al reducir la expe­
riencia consciente a sus elementos básicos. Ahora bien, después de establecer esta distinción,
la fenomenología puede asumir muchas formas. La fenomenología de Johann Goethe y Ernst
Mach hada hincapié en sensaciones complejas, incluyendo postimágenes e ilusiones. Por su
parte, la fenomenología de Franz Brentano (1838-1917) y sus colegas se enfocaba en los actos
psicológicos, como el juicio, el recuerdo, la expectativa, la duda, el miedo, la esperanza y el amor.
Como comentamos en el capítulo 9, en la versión de fenomenología propuesta por Brentano,
el concepto de intencionalidad era enormemente importante. Brentano consideraba que
todos los actos mentales se referían (o pretendían referirse) a algo externo; por ejemplo, "Veo
un árbol", "Quiero a mi madre", o "Ese pastel estaba muy sabroso". El contenido del acto
mental podía ser real o imaginario pero, según Brentano, aquel siempre se refería (o pretendía
referirse) a algo. En el capítulo 14 mencionamos que la fenomenología de Brentano influyó en
los psicólogos gestálticos. A continuación veremos que también fue una pieza clave para el
desarrollo del existendalismo moderno, sobre todo por medio de la influencia que ejerció en
Edmund Husserl.
La meta de Edmund Husserl (1859-1938) era usar el tipo de fenomenología descrita por
Brentano en la creación de una base objetiva y rigurosa para realizar indagaciones filosóficas
y dentíficas. Husserl creía, al igual que Brentano, que la fenomenología podía emplearse para
construir un puente objetivo entre el mundo físico exterior y el mundo subjetivo interior.
Desde su punto de vista, era primordial que la fenomenología estuviera exenta de cualesquie­
ra ideas preconcebidas. En otras palabras, Husserl consideraba de la mayor relevancia reportar
exactamente aquello que apareciera en la conciencia, no lo que debería surgir en ella según
alguna creenria, teoría o modelo.
A pesar de lo anterior, como comentamos en el capítulo 9, Husserl pensaba también que
la fenomenología era capaz de rebasar el análisis de intencionalidad. Los estudios de inten-
donalidad determinaban de qué manera interactúan la mente y el mundo físico, así que resul­
taban esendales para las ciendas físicas pero, además del análisis de intencionalidad, Husserl
propuso un tipo de fenomenología que se concentrara en los procesos de pensamiento que
son independientes del mundo físico. Husserl la denominó fe n o m e n o lo g ía pura y estableció
que su propósito era poner al descubierto la esencia de la experiencia consciente. Mientras
que el tipo de fenomenología que se enfoca en la intencionalidad tiene que ver con el exterior
del individuo, la fenomenología pura involucra su interior. Así, el objetivo de esta última con­
siste en catalogar con predsión todos los actos y los procesos mentales mediante los cuales
interactuamos con los objetos o eventos del entorno. Husserl consideraba que antes de desa­
rrollar una filosofía, una ciencia o una corriente psicológica era preciso inventariar tales actos
y procesos, porque es en ellos en los que se basa todo el conocimiento humano.
La fenomenología pura de Husserl no tardó en evolucionar al existendalismo moderno.
Mientras que el interés de Husserl se centraba en la epistemología y en determinar la esencia
de los fenómenos mentales, los existencialistas se preocuparon por an a liz a r la naturaleza de
la existencia humana. En filosofía, la on to lo g ía es el estudio de la existencia, por lo menos
de acuerdo con el significado del término. Los existencialistas se interesan en dos cuestiona-
mientos ontológjcos: 1) ¿cuál es la naturaleza de lo humano? y 2) ¿qué implica ser un individuo
en particular? Por consiguiente, los existencialistas emplean la fenomenología para estudiar
ya sea las experiencias importantes que comparten los seres humanos, o las experiencias que
cada individuo tiene a medida que vive su existencia, como el miedo, el terror, la libertad, el
amor, el odio, la responsabilidad, la culpa, el asombro, la esperanza y la desesperanza.

608 » Capitulo 18 Psicología humanista (o tercera fuerza de la psicología)


La fenom enología de Husserl se convirtió en la psicología existencial gracias sobre todo a
uno de sus alum nos, M artin Heidegger, de quien hablaremos a continuación.

La psicología existencial
Es posible hallar anteced entes de la filosofía existencialista en épocas tan remotas como las de
los filósofos griegos; tal es el caso de Sócrates, que alentaba a las personas a conocerse a sí
mismas, y afirmaba que "u n a vida sin examen no vale la pena ser vivida". A pesar de ello,
tradicionalmente se considera que el inicio de la filosofía existencialista se dio con los escritos
de Kierkegaard y N ietzsche. El gran novelista ruso Fedor Dostoyevsky también es menciona­
do entre los prim eros pensadores existencialistas. Todos estos personajes pusieron a prueba
el significado de la existencia hum ana, y trataron de restaurar la importancia de los sentimien­
tos, las elecciones y la individualidad del ser humano, atributos que habían sido minimizados
por las filosofías racionalistas com o las de Kant y Hegel, así como por la concepción del indi­
viduo que se basaba en los conceptos newtonianos, como la propuesta por los empiristas
británicos y los sensualistas franceses.

Martin Heidegger
Nacido el 26 de septiem bre, Martin Heidegger (1889-1976) fue alumno de Husseri y luego
su asistente; m ás tarde le dedicaría su famoso libro Being and Time (Ser y tiempo) (1927). En
general, suele considerarse que el trabajo de Heidegger constituye un puente entre la filosofía
existencialista y la psicología existencial. Muchos — si no es que todos— de los términos y
conceptos que aparecen en los escritos de los psicólogos existencialistas actuales pueden ha­
llarse tam bién en la obra de Heidegger. Al igual que Husserl, Heidegger era fenomenólogo
pero, a diferencia de su antiguo maestro, usaba la fenomenología para examinar la totalidad
de la existencia hum ana. E n 1933 se convirtió en rector de la Universidad de Freiburg y, en su
discurso de aceptación del cargo — titulado "La universidad en el nuevo reino"—>se mostró
muy favorable respecto del partido nazi. Aunque Heidegger renunció al rectorado algunos
meses después de que los nazis asumieran el poder, nunca adoptó una postura firme en su
contra (Langan, 1961, p. 4). D e hecho, Farias (1989) deja bastante claro que Heidegger tuvo
estrecha relación co n el nazism o y estuvo involucrado en las actividades del régimen nazi.
Resulta irónico que alguien con inclinaciones políticas tan poco afortunadas tuviera una in­
fluencia de tal im portancia en la psicología humanista.
Dasein. H eidegger em pleó el término D asein para indicar que las personas y el mundo
son inseparables. Dasein significa literalmente "ser" (sein) "ahí" (Da), y Heidegger solía des­
cribir la relación en tre el individuo y el mundo como un "ser en el mundo". Una forma más
radical de establecer esta relación consiste en afirmar que los seres humanos no existirían sin
el mundo. L a m ente hum ana ilumina el mundo físico y es así como llegan a existir.
Sin embargo, el concepto de Dasein acuñado por Heidegger es aún más complejo. Ser tam­
bién implica "e x istir", y existir constituye un proceso dinámico. Existir como seres humanos
conlleva existir com o ninguna otra cosa. En el proceso de existir los hombres eligen, evalúan,
aceptan, rechazan y se desarrollan. Los seres humanos no son estáticos; siempre evolucionan
a algo distinto de lo que eran. Existir es volverse diferente: cambiar. La forma en que cada
persona en particular elige existir es un asunto individual pero, en todos los casos, la existen­
cia es un proceso activo. El sufijo Da ("ahí") de Dasein se refiere al lugar tempo-espacial don­
de ocurre la existencia; ahora bien, independientemente del sitio donde suceda, la existencia
(ser) es un fenóm eno com plejo, dinámico y único. A diferencia de todos los demás elementos
que conform an el universo, los seres humanos eligen la naturaleza de su propia existencia.

A utenticidad e in a u ten ticid ad . Para Heidegger era muy importante que los seres huma­
nos pudieran reflexionar sobre la finitud de su existencia. Desde su punto de vista, un prerre-

Lq psicología existencial
quisito para vivir una vida auténtica es percatarse de que "algún día moriré". Una vez que se
enfrenta esa realidad, el individuo puede poner manos a la obra y ejercitar su propia libertad
para crear una existencia significativa, que le permita tener un crecimiento, o devenir, perso­
nal constante.
Sin embargo, en vista de que darse cuenta de la propia mortalidad provoca ansiedad, las
personas suelen rehusarse a reconocer ese hecho, inhibiendo, por lo tanto, una plena com­
prensión de sí mismas y de sus posibilidades. De acuerdo con Heidegger, esto deriva en una
vida inautèntica. La vida auténtica se experimenta con un sentido de emoción, o incluso de
urgencia, porque el individuo sabe que su existencia es finita. Sabemos que es imperativo
explorar las posibilidades de la vida y alcanzar nuestra máxima realización en el tiempo que
tengamos a nuestra disposición. Por su parte, la vida inautèntica no implica la misma urgen­
cia, porque no hay una aceptación de la inevitabilidad de la muerte. El individuo sólo preten­
de, y esto es inautèntico. Otras formas de existencia inautèntica incluyen vivir una vida
convencional, acorde con los dictados de la sociedad, y hacer hincapié en las actividades pre­
sentes sin preocuparse por el futuro. La persona inautèntica cede su libertad y permite que
sean otros quienes tomen las decisiones relacionadas con su vida. En general, el discurso y la
conducta de los individuos auténticos reflejan de manera bastante precisa sus sentimientos
interiores, a diferencia de lo que sucede con los individuos inauténticos.

Culpa y ansiedad. Heidegger creía que si no ejercitamos nuestra libertad personal, experi­
mentaremos culpa. Debido a que la mayoría de la gente no ejercita en su totalidad su libertad
de elección, experimenta por lo menos cierta culpa. Todo lo que los seres humanos pueden
hacer para minimizar la culpa es tratar de vivir una vida auténtica, es decir, reconocer su ca­
pacidad de elegir su propia existencia y vivir de acuerdo con ello.
El hecho de que en algún momento futuro pasaremos a formar parte de la nada provoca
ansiedad, aceptarlo requiere valentía. Heidegger creía que elegir nuestra propia existencia,
en lugar de conformamos con lo que nos dicta la sociedad, la cultura u otras personas también
exige valor. Y, en general, vivir una vida auténtica aceptando todas las condiciones de la exis­
tencia y tomando decisiones personales, implica que debemos experimentar cierta ansiedad.
Desde la perspectiva de Heidegger, la ansiedad es una parte necesaria para vivir una vida
auténtica. Una de las razones de dicha ansiedad estriba en que las personas auténticas siem­
pre están experimentando con la vida, siempre están tomando riesgos y siempre están po­
niendo en juego su devenir. Penetrar a lo desconocido provoca parte de la ansiedad asociada
a la vida auténtica.
Otra razón por la que ejercitar la libertad en la vida personal ocasiona ansiedad es que
hacerlo nos convierte en responsables de las consecuencias de las elecciones correspondien­
tes. Los individuos libres no pueden culpar a Dios, ni a sus padres, ni a las circunstancias, ni
a la genética ni a cualquier otra cosa por lo que son; sólo ellos son responsables de su propia
vida. La libertad y la responsabilidad son inseparables.

Lanzamiento. A pesar de lo que se ha comentado en los párrafos precedentes, Heidegger


estableció ciertos límites a la libertad personal. Según él, los seres humanos somos lanzados
hacia el Da, o ahí, de nuestra vida particular por circunstancias que están fuera de nuestro
control. Este lanzamiento determina, por ejemplo, sí somos hombres o mujeres, altos o ba­
jos, atractivos o poco agraciados, adinerados o pobres, mexicanos o alemanes, la época histó­
rica en la que nos toca nacer, etc. El lanzamiento determina las condiciones bajo las cuales
ejercemos nuestra libertad. De acuerdo con Heidegger, todos los seres humanos son libres,
pero las condiciones en las que esa libertad se ejercita varían. El lanzamiento proporciona el
contexto de la existencia individual. Lo que Heidegger denominó lanzamiento también se ha
llamado facticidad, término que se refiere a los hechos que caracterizan la existencia humana.

MO j¡ Copituio 18 Psicología humanista (o tercera fuerza de la psicología)


r
Ludwíg Bin sw an ger 'EPSICO
Ludwig Binswanger (1 8 8 1 -1 9 6 6 ) obtuvo su título de médico por la Universidad de Zúrich en Mayor I José
1907; luego estud ió psiquiatría b ajo la supervisión de Eugen Bleuler y psicoanálisis con Cari
Jung. Binsw anger fu e u n o d e lo s prim eros psicoanalistas freudianos de Suiza, él y Freud
fueron am igos d u ran te tod a su vida. B ajo la influencia de Heidegger, Binswanger aplicó la I
fenomenología a la psiquiatría y, m ás tarde, se convertiría en un analista existencialista. Su
objetivo era integrar los escrito s de H usserl y Heidegger con la teoría psicoanalítíca. Adoptan­
do el concepto h e id eg g erian o d e D asein, Binswanger llamó a su enfoque psicoterapéutico
Daseinanálisis (o an álisis existencial).
IS T O J
Como casi tod os lo s p sicó log os existencialistas, Binswanger hada hincapié en "el aquí y
el ahora", consid erand o qu e el pasad o y el futuro sólo importan como manifestaciones en el
presente. Segú n B in sw anger, para com prender y ayudar a una persona es preciso aprender
Á Y fi
cómo ve ésta su prop ia vida e n un m om ento dado. Además, el terapeuta debe tratar de com­
prender las an sied ad es, lo s m ied os, los valores, los procesos de pensamiento, las relaciones
sociales y los significados individuales de esa persona en particular, en lugar de abordar esos
conceptos de m an era g en eral. C ada persona vive en su mundo privado y subjetivo y, por lo
tanto, su experiencia n o e s generalizable. in a u | Heliodoi
M odos d e e x is te n c ia . B in sw anger analizó tres modos de existencia distintos a los que los
individuos dan sen tid o m ed iante su conciencia. Se trata del Umwelt (el "mundo circundan­
te"), constituido p o r los o b jeto s y eventos que nos rodean; el M itw elt ("con el mundo"), es
decir, las in teraccio n es qu e so sten em os con otros seres humanos y el Eigenwelt (el "mundo
propio") o, e n otras p alabras, la experiencia privada, interna y subjetiva de la persona. Para
comprender ín teg ra m en te a u n individuo, es necesario que entendamos esos tres aspectos de
su existencia.
U no de los co n ce p to s m ás im portantes de Binswanger era el V/eltanschauung o el diseño
del m u n d o (p ercep ció n del m un do). E n general, el diseño del mundo se refiere a la manera
en que el individuo visu aliza la realidad y se relaciona con ella. Los diseños del mundo pueden
ser abiertos o cerrad o s, expansivos o restrictivos, positivos o negativos, simples o complejos,
entre otras m u ch as características. En cualquier caso, es por medio del diseño del mundo que
vivimos n u estras vidas y, po r lo tanto, tien e relación con todo aquello que hacemos. Si un
diseño del m u n d o e s in eficaz e n el sentido de que deriva en una gran cantidad de ansiedad,
miedo o culpa, la labo r d el terapeu ta consistirá en ayudar a su paciente a crear otras formas de
relacionarse co n el m u n d o, co n sus sem ejantes y consigo mismo.

Fun dam ento d e la e x is te n c ia . Binsw anger estaba de acuerdo con Heidegger en que el lanza­
miento pone lím ites a la libertad personal. Desde su punto de vista, las circunstancias en que
somos lanzad os d eterm in an nu estro fu n d am en to de la existencia, definido como las condi­
ciones bajo las qu e eje rcem o s nu estra libertad personal. No obstante, independientemente de
cuáles sean su s circu nstan cias, el individuo aspira a trascenderlas o, en otras palabras, a no ser
victimizado o co n trolad o p or ellas. Todos buscam os ser m ás allá del mundo. Con esta frase,
Binswanger n o se refería a la vida después de la muerte ni a ninguna condición sobrenatural,
sino a la m anera e n qu e la g en te trata de trasformar sus circunstancias mediante el ejercicio S i
de su libre albedrío.

La importancia del significado d e la vid a. Es posible que las personas sean lanzadas a la
vida en m edio de circu nstan cias negativas, como la pobreza, el incesto, la violación o la gue­
rra, pero ello n o im plica qu e sean devastadas por tales experiencias. Casi todos los existen­
cialistas aceptan la afirm ación de N ietzsche en el sentido de que "Lo que no me mata me hace

L o p s i c o l o g í a e x is te n c ia l
más fuerte" (Nietzsche, 1889/1998). La fortaleza proviene de hallar significado incluso en me­
dio de circunstancias negativas y de crecer a partir de ese significado. En su famoso libro Maris
Search fó r M eaning (El hombre en busca del sentido) (1946/1984), Viktor É. Frankl (1905-1997)
describió sus experiencias como cautivo en un campo de concentración nazi. Una de sus prin­
cipales observaciones fue que, incluso bajo las peores circunstancias, los prisioneros lograban
dar un significado a sus existencias y hallar algo por lo cual valiera la pena seguir viviendo:

Quienes estuvimos en los campos de concentración recordamos a los hombres que iban de
barraca en barraca consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les queda­
ba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre
se te puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de
la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino, (p, 86)

De acuerdo con Frankl (1964/1984), 'El sufrimiento deja de serlo en el momento en que
se le encuentra un sentido" (p. 135).
Al ejercer nuestra posibilidad de elección trasformamos los significados y los valores de lo
que experimentamos. Aunque las circunstancias físicas puedan ser las mismas para diferentes
personas, la manera en que las asumimos, interpretamos, valoramos, simbolizamos y respon­
demos a ellas depende de nuestra elección personal. Al ejercer nuestra libertad crecemos
como seres humanos; y, dado que el ejercicio de la libertad nunca tiene fin, el proceso de
evolución jamás se completa. El devenir caracteriza la vida auténtica, la cual, a su vez, es ca-
. racterizada por la ansiedad. Por otro lado, no devenir, o permanecer estancados, caracteriza
—junto con la culpa— la vida inauténtica, porque el individuo no intenta manifestar todo su
potencial humano.

Rollo May
R o llo M ay (1909-1994) introdujo el existencialism o de H eidegger en la p sicología estadouni­
dense a través de sus libros Existence: A New Dimensión in Psyquiatry and Psychology (Exis­
tencia: nueva dimensión en psiquiatría y psicología) (en colaboración co n A ngel y Ellenberger,
1958) y Existential Psychology (Psicología Existencial) (1961). En vista d e qu e los trabajos de
Binswanger apenas se habían traducido al inglés, M ay fue el principal respon sable de incor­
porar la filosofía existencialista europea (sobre todo la de H eidegger) a la psicología estadou­
nidense.
May nació el 21 de abril en Ada, Ohio. Ninguno de sus padres co n tó co n educación for­
mal y en su hogar había pocos estímulos intelectuales. C uando su herm an a m ayor desarrolló
psicosis, su padre dijo que aquello se debía a un exceso de ed ucación. M ay n o tenía una rela­
ción muy estrecha con sus padres, pero sentía un rechazo particular h acia su m adre (Rabi-
nowitz, Good y Cozad, 1989). Se recibió com o licenciado en letras p o r el O b erlin College en
1930 y luego como licenciado en teología por el U nion T heological Sem ínary, en 1938. Estan­
do en esta última institución, May conoció al filósofo existencialista Paul Tillich, convirtiéndo­
se en su amigo por el resto de la vida. En 1973 escribió Paulus: Rem íniscences o f a Friendship
com o tributo a Tillich, quien murió en 1965. Tras su titulación M ay fungió co m o m inistro re­
ligioso durante dos años en Montclair, Nueva Jersey. En la década de 1940 estudió psicoaná­
lisis en el William Alanson White lnstítute o f Psychiatry, Psychoanalysis and Psychology, y se
convirtió en psicoanalista en 1946. May se inscribió en un program a de d octorad o en la Uni­
versidad de Columbia, pero antes de concluir sus estudios co n trajo tuberculosis y estuvo a
punto de morir. Durante esa época de depresión, M ay estudió las perspectivas de Kierkegaard
y Freud en torno de la ansiedad; de vuelta en Columbia presentó el artículo "E l significado de
la ansiedad" como su tesis doctoral. En 1949, logró convertirse en el prim er d octor en psico­
logía clínica certificado por la Universidad de Columbia. M odificado, su artículo se publicó
como libro bajo el mismo título en 1950. O tras obras de M ay son The Art o f Counseling: How

M 2 | Capítulo 18 Psicología humorista (o tercera fuerza de lo psicología)


¡g Qive and Gain M ental Health (1939), The Springs o f Creative Living: A Study of Human Na-
¡ure and God (1940), Man's S earchfor Him self (El hombre en busca de sí mismo) (1953), Psycho-
logy and the Human Dilemma M psicología y el dilema del hombre) (1967), lave and Will (Amor
J voluntad) (1969), Power and Innocence: A Search for the Sources ofViolence (Fuentes de la
violencia) (1972), The Courage to Create ( la valentía de crear) (1975), Freedom and Destiny (Li­
bertad y destino) (1981), The Discovery ofBeing: Writings in Existential Psychology (El descubri­
miento del ser: Escritos en psicología existencial) (1983), yT heC ryfor Myth (La necesidad del
mito) (1991). May murió el 22 de octubre de 1994 aquejado de diversas dolencias.
Como muchos otros pensadores existencialistas, May se vio fuertemente influido por
Kierkegaard, quien rechazaba la creencia hegeliana de que la vida de los individuos sólo te­
nía sentido en relación con la totalidad de las cosas, a lo que Hegel denominaba el Absoluto.
Kierkegaard propuso que la existencia de cada persona constituye una entidad independien­
te, con su propio significado autodeterminado. Como mencionamos antes, desde su punto de
vista la subjetividad es verdad; es decir, la realidad del individuo está definida porsus creencias.

El d ilem a h u m a n o . May (1967) señaló que los seres humanos son tanto sujetos como ob­
jetos de la experiencia. Somos objetos en el sentido de que existimos físicamente y, por lo
tanto, las cosas nos ocurren. En nuestro papel de objetos no nos distinguimos de cualesquie­
ra otros objetos físicos estudiados por las ciencias naturales, y es como tales que somos anali­
zados por los métodos tradicionales de la ciencia: bajo el supuesto de que nuestra conducta
es provocada de manera muy similar a la de cualquier otro objeto físico. Sin embargo, además
de ser objetos también somos sujetos. En otras palabras, no nos limitamos a tener experien­
cias; además las interpretamos, las valoramos y hacemos elecciones a partir de ellas. Le da­
mos un significado a nuestra experiencia. Este aspecto dual de la naturaleza humana, que
May calificó como d ile m a h u m an o, nos hace únicos en el universo. Con la palabra dilema May
no quería hacer referencia a un problema irresoluble, sino, más bien, a la paradoja implícita
en la existencia humana.

A nsiedad n o rm a l y a n sie d a d n eu ró tica. Como otros existencialistas, May consideraba


que el hecho más importante en relación con los seres humanos es que son libres. No obs­
tante, como hemos visto, la libertad no da por resultado una existencia apacible. Por el con­
trario, conlleva responsabilidad, incertidumbre y, en consecuencia, ansiedad. Las personas
sanas (auténticas) ejercitan la libertad de relacionarse íntegramente con la vida y alcanzar
todo su potencial. El ejercicio de la libertad individual implica ir más allá del lugar que antes
se ocupaba, ignorar las expectativas (roles) que los demás imponen a nuestra conducta y, en
consecuencia, m uch as v eces actuar en contra de las tradiciones, las costumbres y los conven­
cionalismos. Todo ello provoca ansiedad, pero se trata de una ansiedad normal y saludable,
porque propicia el crecim iento personal (el devenir). Por su parte, la ansiedad neurótica no
favorece el crecim iento personal, pues es resultado del miedo a la libertad. Quienes experi­
mentan ansiedad neurótica viven la vida de manera que su libertad personal se ve disminuida
o erradicada. E se tipo de personas se adaptan a la tradición, a los dogmas religiosos y a las
expectativas ajenas, o a cualquier otra cosa que mine su posibilidad de hacer elecciones per­
sonales. K ierkegaard llam ó cerrazó n a esta situación neurótica. El neurótico se cierra, aislán­
dose de sí m ism o y de los dem ás, alienándose respecto de su propio yo. La autoalienación
ocurre siem pre que el individuo acepta como propios los valores que le dicta la sociedad, en
lugar de asum ir aquellos a los que llega de manera personal. La autoalienación deriva no sólo
en culpa, sino tam bién en apatía y desesperación. Los aterradores aspectos involucrados en la
libertad hum ana y las m uchas formas en que la gente trata de escapar de ésta son analizados
en la obra clásica de Erich Fromm , E scape from Freedom (El miedo a la libertad) (1941).
D e acuerdo con Kierkegaard, May y casi todos los demás existencialistas, tenemos dos
alternativas: ejercer nuestro libre albedrío y experimentar una ansiedad normal, o no ejerci­
tarlo y sen tirnos culpables. Por supuesto, ser humanos no es fácil, toda vez que este conflicto
entre ansiedad y culpa constituye un tema constante en nuestra existencia: "El conflicto se

L o p s i c o lo g í a e x iste n c ia )
presenta entre la necesidad que todo ser humano siente de esforzarse por alcanzar una ma­
yor autoconciencia, madurez, libertad y responsabilidad, y su tendencia a seguir siendo un
niño aferrado a la protección de los padres o de cualquier sustituto de los mismos" (May,
1953, p. 193).

La importancia del mito. Según May, los mitos nos ofrecen uno de los principales vehícu­
los para dar significado a la vida. "El mito es una forma de dar sentido a un mundo sin senti­
do. Los mitos son patrones narrativos que dan significado a nuestra existencia" (1991, p. 15).
Después de una larga e ilustre carrera como psicoanalista, May llegó a la siguiente conclusión
respecto de las personas que buscan ayuda profesional: "Como psicoanalista práctico he en­
contrado que la terapia contemporánea está completamente enfocada, cuando se toma todo
en consideración, en los problemas de la búsqueda de mitos que lleva a cabo el individuo"
(1991, p. 9). En concordancia con la conclusión de May, McAdams y País (2006) afirman: "El
proceso de poner la experiencia de vida en forma de narración significativa influye en el de­
sarrollo, el afrontamiento y el bienestar" (p. 210). Debido a que el mito es un tipo de (historia)
narrativa, la observación de May en el sentido de que una vida eficaz depende de mitos efica­
ces está respaldada por la recién desarrollada "terapia narrativa". La terapia narrativa exami­
na las historias mediante las cuales la gente vive y comprende su existencia, y la eficacia de
dichas historias (véase, p. e., Lieblich, McAdams y Josselson, 2004; McAdams, 2006; McLeod,
1997; Pennebaker y Seagal, 1999; Singer, 2004; White y Epston, 1990).
En su análisis de los mitos, May (1991) se muestra bastante de acuerdo con Jung: "Los
mitos individuales son generalmente variantes de algún tema central de los mitos clásicos....
Los mitos son patrones arquetípicos en la conciencia humana [y, por lo tanto], en dondequie­
ra que haya conciencia, habrá mito" (pp. 33,37).
Al igual que Nietzsche, Freud y Jung, May creía que las tendencias positivas y negativas
coexisten en todos los seres humanos, y que la tensión entre ellas constituye la principal fuen­
te de la creatividad. Para May, esto es lo daimónico responsable de la grandeza literaria, arte
dramática y artística, y también lo que se halla en el corazón de muchos mitos; por ejemplo,
y. los mitos que representan conflictos entre el bien y el mal, o entre Dios y Satanás. May (1969)
definió lo daimónico como

cualquier fundón natural que tenga el poder de apoderarse d e toda la persona. El se x o y el


erotismo, la ira y la cólera, y la sed de poder son algunos ejemplos. Lo daim ónico puede ser
creativo o destructivo, y por lo general es ambas cosas. [ ...] Lo daimónico es el impulso,
presente en todos los seres, de afirmarse a sí mismos, de reivindicarse, perpetuarse y reva­
lorarse. Lo daimónico se vuelve maligno cuando usurpa la personalidad total sin to m a r en
cuenta la integridad del ser, ni las formas o deseos únicos d e los demás y su necesidad de
integración. Luego se presenta com o excesiva agresividad, hostilidad y cru eldad ... to d o aqu e­
llo que más nos horroriza respecto de nosotros mismos y que reprimimos siem pre que nos
es posible o, más probablemente, lo que proyectamos en los demás. Pero esto constituye el
lado opuesto de la misma afirmación que potencia nuestra creatividad.Toda la existencia es
un flujo entre estos dos aspectos de lo daimónico. (p. 123)

May se muestra muy poco paciente hacia quienes describen al ser humano como comple­
tamente bueno o enteramente malo. Desde su punto de vista, tenemos el potencial de ser
ambas cosas, y en ello radica el drama de la existencia humana.
De acuerdo con May, los mitos cumplen con cuatro funciones principales: proporcionan
un sentido de identidad, dan un sentido de comunidad, respaldan nuestros valores morales y
ofrecen un mecanismo para afrontar los misterios de la creación. Sin embargo, lo más im­
portante es que "el hambre por los mitos es un hambre de comunidad. [...] Ser miembros de
nuestra comunidad implica compartir sus mitos" (1991, p. 45). Así, según May, los mejores
mitos son aquellos que alientan un sentido de parentesco entre los seres humanos. El mito del

R M | C o pitu lo 18 P sic o lo g ía hum anista (o tercera fuerza d e la p sic o lo g ía )


* nE PS1C
dividuo tosco, p op ular d uran te tan to tiem po en Estados Unidos, impulsa a la gente a vivir
aislam ient0' I la lleVa a la soledad y la vio!encia- La misma supervivencia depende de layor - Je
reemplazar los m ito s de P e rso n a s aisladas con otros en los que se les represente unidas. Por

ejemplo:

Despertam os d e un s u e ñ o q u e h a d u ra d o m u ch os siglos, para descubrimos inmersos en un


nuevo é irrefutable se n tid o d e m ito c o m o humanidad. N o s hallamos en un nuevo mundo
comunitario; n o p o d e m o s d e s tru ir las p a rte s sin destruir el todo. En este brillante encanto
ahora sabemos q u e s o m o s v e rd a d e ro s h erm an o s y hermanas, y que pertenecem os, por fin,
a la misma familia. (May, 19 9 1, p. 3 0 2 )

Ciencia humana. A diferencia de muchos pensadores existencialistas, May no se oponía al


estudio científico de los seres humanos. Sin embargo, rechazaba el empleo de los métodos
propios de las ciencias físicas para ello. Tales métodos, afirmaba, dejan de lado atributos que
son exclusivamente humanos. Para sustituirlos, May (1967) propuso la creación de una nueva
ciencia diseñada de manera específica para estudiar al ser humano:
jnau y

De m an era esq u e m á tica , la ciencia del s e r hum ano que sugerimos se ocupará del hombre
co m o fabricante d e sím bolos, c o m o razonador; co m o mamífero histórico, capaz de participar
en su com unidad, y p o s e e d o r d e la capacidad d e libertad y acción ética. 0 ejercicio de esta
ciencia n o re q u e rirá m e n o s reflexión u honesta disciplina que las mejores representaciones
de la ciencia e x p e rim e n ta l y natural, p e ro pondrá la iniciativa científica en un contexto más
amplio. Q u izá s e rá posible d e nu evo estudiar al hom bre científicamente y, aún así, seguir
considerándolo c o m o un to d o . (p. 19 9 )

Schneider (1998) elabora la ciencia humana imaginada por May, y analiza su relevancia
para la psicología contemporánea. Por otro lado, es bueno saber que el novedoso campo de la
psicología positiva (del cual hablaremos más adelante en este mismo capítulo) está avanzan­
do en la dirección sugerida por May.

George Kelly
George Kelly (1905-1967) nació el 28 de abril en una granja cercana a Perth, Kansas. Fue hijo
único; su padre era ministro presbiteriano y su madre ex profesora de escuela. Para cuando
Kelly nació, su padre había renunciado al sacerdocio y reasumido las labores agrícolas. En
1909, cuando Kelly contaba con cuatro años de edad, su padre adaptó un carromato para
mudarse con la familia a Colorado, d ond e estaban ofreciendo tierras gratis a nuevos coloni­
zadores. Incapaz de conseguir la cantidad de agua necesaria para satisfacer las exigencias del
terreno, la familia regresó a Kansas. L a form ación escolar de Kelly en aquel lugar consistió en
asistir a una escuela multigrado y en recibir lecciones de sus padres. A partir de los esfuerzos
familiares como pioneros, Kelly desarrolló un espíritu pragmático que lo acompañó a lo largo
de toda su vida: el principal criterio que utilizaba para juzgar una idea o un recurso era si éste
daba resultados.
Cuando K elly tenía 13 años fue enviado a W ichita, donde asistió a cuatro diferentes es­
cuelas de e n se ñ a n z a media en igual número d e años. Tras graduarse de la enseñanza secun­
daria asistió a la Universidad Friends de Wichita durante tres años, y luego al Park College de
Parkville, M issou ri, d on d e obtuvo su diploma de bachiller con especialidad en física y mate­
máticas en 1926. A K elly no le hizo impresión alguna su primera dase de psicología. Durante
varias sesio nes esp eró qu e se dijera algo interesante; por fin, derto día, el profesor escribió en
la pizarra la fórm ula "E-»R", y Kelly (1969) creyó que ahora sí escucharía algo relevante. Sin
embargo, tiem po d esp u és recordaría su decepción en los términos siguientes:

La psicología existencial i
Aunque puse toda mi atención a lo largo de varias clases, lo más que logré averiguar fue que
la " E ’ se refería a aquello que era necesario tener para obtener la "R", y que el único propó­
sito de la "R” era que la "E” tuviera algún sentido. Nunca conseguí saber qué significado tenía
la flecha; todavía sigo sin saberlo y la verdad es que casi he abandonado cualquier intención
de indagarlo, (p. 47)

A continuación Kelly ingresó a la Universidad de Kansas, donde obtuvo su diploma de


maestría en 1928, con especializaciones en psicología educativa y en relaciones industriales.
Mientras realizaba sus estudios en dicha institución, Kelly decidió que había llegado el mo­
mento de analizar el trabajo de Freud, pero el padre del psicoanálisis no consiguió impactar­
lo más de lo que lo había hecho la psicología E-*R: "No recuerdo cual de las obras de Freud
estaba tratando de leer, pero sí me acuerdo de la creciente sensación de incredulidad que
tenía al pensar que alguien pudiera haber escrito, y sobre todo publicado, aquel sinsentido"
(1969, p. 47).
El año siguiente fue muy arduo para Kelly, pues se desempeñó como profesor de medio
tiempo en un colegio para trabajadores de Minneapolis, impartió clases de oratoria para la
American Bankers Association, y ofreció lecciones de "americanización" para los inmigrantes
que querían convertirse en ciudadanos estadounidenses. En el invierno de 1928 se mudó a
Sheldon, Iowa, donde fungió como maestro de nivel básico universitario. Una de las respon­
sabilidades de Kelly consistía en dar lecciones de arte dramático, y es posible que esta expe­
riencia influyera en su teorización posterior. Fue en esa época que Kelly conoció a su futura
esposa, Gladys Thompson, una profesora de inglés que trabajaba en la misma escuela. Un año
y medio más tarde Kelly regresó a Minnesota, y luego volvió a Wichita para trabajar por algún
tiempo como ingeniero aeronáutico. En 1929 recibió una beca de intercambio, gracias a la cual
pudo estudiar por un año en la Universidad de Edimburgo, en Escocia. Mientras cursaba estu­
dios para obtener un diploma en estudios avanzados de educación en ese país, bajo la super­
visión del ilustre estadístico y psicólogo sir Godfrey Thompson, Kelly comenzó a interesarse
en la psicología. Su tesis versó sobre la predicción del éxito docente.
En 1930, al volver a Estados Unidos tras su experiencia en Escocia, Kelly ingresó a un
posgrado en psicología en la Universidad Estatal de Iowa, donde obtuvo su doctorado en
1931. En su disertación abordó los factores comunes en las discapacidades de habla y lectura.
Kelly comenzó su carrera académica durante la Gran Depresión, en el Fort Hays Kansas State
College. En aquella época abundaban las personas con problemas y Kelly ansiaba ayudarlas,
pero su capacitación en psicología fisiológica no le daba las armas suficientes para hacerlo.
Entonces decidió convertirse en psicoterapeuta. Además de su actitud pragmática, su falta de
entrenamiento en psicología clínica le dio una gran flexibilidad al tratar problemas emociona­
les, y llegó un momento en que sus observaciones derivaron en una teoría de la personalidad
de su propio cuño.
Poco tiempo después de su arribo a Fort Hays, Kelly desarrolló clínicas itinerantes en
apoyo del sistema de educación pública. Las clínicas lo pusieron en contacto con un amplio
rango de problemas emocionales experimentados tanto por alumnos como por profesores.
Muy pronto, Kelly hizo una notable observación. En vista de que no contaba con entrena­
miento en ningún enfoque terapéutico en particular, comenzó a experimentar con diferentes
puntos de vista y descubrió que cualquier cosa que contribuyera a que sus clientes se visualizaran
a sí mismos o a sus problemas de manera distinta mejoraba su situación. El hecho de que la expli­
cación propuesta fuera "lógica" o "correcta" aparentemente tenía poco que ver con su eficacia:

Comencé a fabricar "explicaciones". Ofrecía deliberadamente “interpretaciones absurdas" a


mis clientes. Algunas de ellas eran tan poco freudianas como podía lograrlo; por supuesto, al
principio las propuse con bastante tiento; pero luego, cuando com encé a ver lo que ocurría,
fui más atrevido. Mi único criterio era que la explicación tomara en consideración los hechos

Ufe Capítulo 18 Psicología humanista (o tercera fuerza de la p sicología)


relevantes tal como los visualizaba el diente, y que tuviera implicaciones que me permitieran
a b o rd a r la problemática de manera diferente en el futuro. (Kelly, 1969, p. 52)

En la declaración anterior se esconde la premisa fundamental de la perspectiva asumida


or ¡(eiiy: si el individuo tiene un problema psicológico o no, depende principalmente de la
juanera en que éste perciba las cosas.
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, Kelly se unió a la armada estadounidense, en
la que se le puso al frente del programa local de capacitación de pilotaje para civiles. Tras la
conflagración, impartió clases en la Universidad de Maryland durante un año y, en 1946, co­
menzó a trabajar como profesor de psicología y director de psicología clínica en la Universidad
Estatal de Ohio. A lo largo de los 19 años que prestó sus servicios en dicha institución, Kelly
fue perfeccionando su teoría de la personalidad y su enfoque psicoterapéutico. En 1955 publi­
có los dos volúmenes de su obra más importante, The Psychology of Personal Constructs (Psi­
cología de los constructos personales).
En 1960 el investigador y su esposa recibieron una beca del fondo de ecología humana, lo
cual les permitió viajar por todo el mundo hablando de la relación entre la teoría de Kellyylos
problemas internacionales. En 1965 aceptó un cargo en la Universidad Brandéis, en la que,
por algún tiempo, fue colega de Maslow. Kelly murió el 6 de marzo de 1967, a los 62 años de
edad. Entre los reconocimientos que se le concedieron están: la presidencia de las divisiones
clínica y de consejería de la APA, y la presidencia de la American Board of Examiners in Pro-
fessional Psychology, organización que tenía el propósito de mejorar la calidad de la psicolo­
gía profesional.

Alternativismo constructivo. Kelly observó que la principal meta de los científicos consis­
te en reducir la incertidumbre y, dado que desde su punto de vista ése es también el objetivo
de todos los seres humanos, afirmaba que todos somos un poco científicos. Sin embargo,
mientras los científicos crean teorías con la intención de predecir eventos futuros, quienes no
lo somos creamos sistemas de constructos para hacer pronósticos del porvenir. Si una teoría
científica o un sistema de constructos personal resultan eficaces, generan predicciones apro­
piadas y, por consiguiente, reducen la incertidumbre. Además, tanto las teorías científicas
como los sistemas de constructos son susceptibles de comparación empírica. En otras pala­
bras, es posible verificarlos en relación con la realidad y seguir revisándolos hasta que su ca­
pacidad para predecir los futuros eventos o experiencias sea satisfactoria. De acuerdo con la
perspectiva de Kelly, los constructos son categorías verbales. Por ejemplo:

Al conocer a otra persona podríamos calificarla con el constructo “amigable". Si la conducta


subsecuente de dicha persona es acorde con el constructo amigable, éste nos será útil para
prever su conducta. [En cambio] Si el nuevo conocido actúa de manera poco amigable, será
necesario calificarlo con constructos diferentes o emplear para ello el polo opuesto... del
constructo amigable-hostil. Lo importante es que los constructos se utilizan para prever el
futuro, de manera que deben ajustarse a la realidad. Desarrollar un sistema de constructos
que corresponda con bastante propiedad a la realidad es, en buena medida, un ejercicio de
prueba y error. (Hergenhahn y Olson, 2007, p. 409)

En opinión de Kelly, el hecho de que una experiencia sea físicamente agradable o desa­
gradable tiene poca importancia. Es más relevante si dicha experiencia valida o no las predic­
ciones generadas a partir de nuestro sistema personal de constructos. Kelly (1970) afirmó: *La
confirmación y la anulación de nuestras predicciones [tienen] mayor significado psicológico
Rué las recompensas, los castigos o... la reducción de las pulsiones" (p. 11).
A partir de su concepto del alternativismo constructivo, Kelly se sumó plenamente a la
corriente existencial. Según su punto de vista, las personas son libres de elegir los constructos

Lo psicología existencial
que usan en su interacción con el mundo. Esto significa que podem os visualizar e interpretar
los eventos de incontables maneras, toda vez que los constructos que utilizamos para ello
dependen de nuestra decisión personal. Nadie se ve forzado a ser víctima de las circunstan­
cias ni del pasado; todos somos libres de interpretar las cosas com o deseem os:

Sostenemos el punto de vista de que siempre existen construcciones alternativas disponibles


entre las cuales elegir para afrontar el mundo. Nadie necesita sentirse acorralado en una
esquina; no estamos forzados a sentimos completamente rebasados por las circunstancias;
nadie tiene por qué ser víctima de su biografía. (Kelly; 1955, vol. I, p. 15)

De acuerdo con Kelly, lo que establece una similitud entre las personas no son las expe­
riencias comunes, sino la manera en que interpretan la realidad. Si dos individuos emplean
más o menos los mismos constructos personales para enfrentarse al m undo, serán similares
sin importar cuán parecidas o diferentes hayan sido sus experiencias físicas. Kelly afirmó
también que, para realmente comprender a otra persona, es necesario que sepamos cómo
interpreta las cosas. En otras palabras, es preciso que estem os al tanto de cuáles son sus ex­
pectativas para que podamos optar por actuar en concordancia co n las m ismas. El tipo de
interacción social más profundo se da cuando este proceso es mutuo.

Kelly y Vaihinger. Aunque la naturaleza del pensamiento de Kelly es existenrialista, no con­


tamos con evidencias de que haya sido directamente influenciado por algún filósofo o psicó­
logo de dicha corriente. Sin embargo, sabemos que conocía la filosofía "co m o si" de Vaihinger.
Si bien existen diferencias importantes entre la filosofía de éste y la teoría de Kelly (véase
Hermans, Kempen y Van Loon, 1992), ambos hicieron hincapié en el p en sa m ien to proposi­
tivo, es decir, en la experimentación con ideas para ver a dónde cond ucen éstas. Kelly (1964)
comentó lo siguiente respecto de Vaihinger:

A finales del siglo pasado, un filósofo alemán, Hans Vaihinger, comenzó a desarrollar una
escuela filosófica a la que denominó “la filosofía del 'como si” '. En ella ofrecía un sistema
de pensamiento en el cual podría decirse que Dios y la realidad serían representaciones de
[proposiciones]. Con ello no quena decir que Dios o la realidad fueran menos ciertos que
cualquiera otro de los elementos que conforman el reino de la conciencia humana; única­
mente intentaba afirmar que quizá sea mejor considerar de manera hipotética todo aquello
que confronta al hombre. En cierta medida, supongo, estoy sugiriendo que la perspectiva de
Vaihinger tiene especial valor para la psicología Permítasenos por lo menos analizar el
tema... algo que quizá sena precisamente lo que Vaihinger hubiera propuesto que hiciéra­
mos. (p. 139)

La cita siguiente resume bastante bien la creencia de Kelly resp ecto de la importancia del
pensamiento propositivo y ejemplifica su relación con la filosofía existencialista: "S in impor­
tar cuál sea su naturaleza, ni tampoco cuáles sean los resultados que arrojará al final la bús­
queda de la verdad, los eventos que enfrentamos hoy en día están su jeto s a u na diversidad de
construcciones tan vasta como nuestro ingenio nos da la posibilidad de id ear" (1970, p. 1)-

Terapia del rol fijo. El enfoque terapéutico de Kelly reflejaba su creen cia de que los pro­
blemas psicológicos son dificultades de percepción, y de que la labor del terapeuta, por consi­
guiente, consiste en ayudar a que sus clientes visualicen las cosas de m anera diferente. Con
frecuencia, Kelly comenzaba sus procesos terapéuticos pidiendo al p acien te que escribiera
una autodescripción que le proveía de información acerca de cóm o se visualizaba a sí mismo,
al mundo y a los demás. Luego creaba un rol para que el pacien te lo interpretara durante más

18 Psicología humanista lo tercero fuerzo de la psicología)


eri0s dos sem anas. El personaje determinado por el rol era notablemente distinto del que
había dejado ver la autodescripción. El paciente se convertía en una especie de actor protago­
nista y el terapeuta fungía com o actor de soporte. Kelly denominó este enfoque como terapia
del rol fijo y confiaba en que el procedimiento contribuiría a que el paciente descubriera otras
formas posibles de interpretar su vida:

Lo que estoy diciendo es que lo que el hombre cuenta no es tan importante como aquello
que se atreve a hacen Para dar el salto es preciso que haga algo más que revelarse a sí mismo;
debe arriesgarse a sufrir cierta cantidad de confusión. Así, tan pronto como atisbe un tipo de
vida diferente, necesitará hallar alguna manera de sobreponerse al momento de parálisis que
implica el riesgo, pues es entonces cuando se plantea quién es en realidad: lo que era o
aquello en lo que está a punto de convertirse. (Kelly, 1964, p. 147)

Al interpretar el papel de actor de soporte, el terapeuta ayuda a que el paciente enfrente


ese momento de riesgo, proveyéndolo de experiencias que validen su nuevo sistema de cons-
tructos. D e acuerdo con Kelly, las personas que padecen de problemas psicológicos han
perdido su capacidad de hacer-creer y el objetivo del terapeuta debe ser ayudarlos a recupe­
rarla. La terapia del rol fijo de Kelly puede considerarse una versión temprana de la terapia
narrativa que com entam os previamente.
En la década de 1960 se hablaba mucho de la necesidad de que las personas fueran "ellas
mismas"; el consejo de Kelly era exactamente lo contrario:

Mucho se habla hoy en día respecto de ser uno mismo. Supuestamente, ser uno mismo es
saludable. Aunque, en lo particular, me cuesta un poco de trabajo comprender cómo se
puede ser otra cosa que uno mismo, supongo que la recomendación se da en el sentido
de que no debemos esforzamos por convertimos en algo distinto de lo que somos Esa me
parece una forma muy aburrida de vivir; de hecho, me indinaría a afirmar que todos haría­
mos bien al tratar de ser distintos de lo que somos. Bueno, no estoy seguro de si todos ha­
ríamos bien... quizá sería más adecuado decir que [si intentáramos ser distintos] la vida sería
mucho más interesante. (Kelly, 1964, p. 147)

Kelly se convirtió en uno de los personajes más influyentes de la psicología clínica de la


posguerra pero, en Estados Unidos, la popularidad de sus ideas se vio mermada. En Inglaterra,
sin embargo, sus puntos de vista se volvieron extremadamente populares — incluso después
de su m uerte— , sobre todo gracias a los esfuerzos de Donald Bannister, uno de sus discípu­
los. El conocim iento de la teoría de Kelly sigue siendo un requisito en casi todos los programas
de psicología clínica aprobados por la British Psychological Association (Jankowicz, 1987,
p. 483). El renom bre de la teoría de Kelly está aumentando de nuevo en Estados Unidos, es­
pecialmente en el área de la psicología industrial/organizacional (Jankowicz, 1987). Otros
ámbitos donde se le está aplicando son la formación de amistades, la psicología del desarrollo,
la percepción, la ciencia política y la psicología ambiental (Adams-Webber, 1979; Mancusoy
Adams-Webber, 1982); la depresión y el suicidio (Neimeyer, 1984; Parker, 1981); los trastor­
nos obsesivo-com pulsivos (Rigdon y Epting, 1983); el abuso en el consumo de alcohol y dro­
gas (Dawes, 1985; Rivers y Landfield, 1985); trastornos de la infancia (Agnew, 1985); temor a
la muerte y a las enferm edades físicas (Robinson y Wood, 1984; Viney, 1983,1984); parejas en
conflicto (Neimeyer y Hudson, 1984), y otros trastornos en las relaciones humanas (Leitner,
1984; Neim eyer y Neimeyer, 1985).
Neimeyer y Jackson (1997) ofrecen un panorama general conciso, pero muy informativo
de la vida de Kelly, el desarrollo de sus ideas y la relevancia de las mismas en la psicología
contemporánea.

Lo psicología «xistancioi
Psicología humanista
Abraham Maslow
Hay quienes afirman que Alfred Adler debiera ser considerado el primer psicólogo humanista,
toda vez que fue él quien definió como estilo de vida saludable aquel que reflejara una consi­
derable cantidad de interés social, además de que su concepto del self (sí mismo) creativo
subrayaba el hecho de que aquello que los individuos llegan a ser constituye en gran medida
una decisión personal. No hay duda de que la teoría de Adler tenía mucho en común con
otras que más tarde llegarían a denominarse humanistas. Sin embargo, por lo general es
Abraham Maslow (1908-1970) quien recibe el reconocimiento como principal responsable
de que la psicología humanista fuera considerada una rama formal de la psicología.
Maslow nació el 1 de abril en Brooklyn, Nueva York. Era el primogénito de los siete hijos
engendrados por una pareja de judíos rusos que migraron a Estados Unidos. Maslow recorda­
ba a su padre Samuel como un amante del whisky, las mujeres y las riñas (Wilson, 1972, p.
131). Su progenitor no le era agradable, pero llegó un punto en que pudo hacer las paces con
él; lo cual no ocurriría con su madre, a quien Maslow aborreció durante toda su vida:

[Maslow] alcanzó la edad madura sintiendo un irresuelto odio hacia ella y nunca consiguió
siquiera una mínima reconciliación. Incluso se negó a asistir a su funeral. De acuerdo con su
descripción, Rose Maslow era una figura cruel, ignorante y hostil, tan poco amorosa que casi
indujo a sus hijos a la locura. Entre todas las referencias hechas por Maslow respecto de su
madre —algunas de las cuales fueron emitidas públicamente estando ella todavía viva— no
hay ninguna que exprese aunque sea un atisbo de cordialidad o afecto. (Hoffman, 1988, p. 7)

Resulta interesante que Maslow encontrara en el odio que sentía por su madre la motiva­
ción para su trabajo en la psicología humanista. Poco antes de morir, Maslow escribió el co­
mentario siguiente en su diario personal:

Siempre me pregunté de dónde provenían mi utopismo, mi interés ético, mi humanismo, la


proclividad a la generosidad, al amor y a la amistad. Ciertamente conocía las consecuencias
directas que conlleva el carecer del amor materno. Pero todo el empuje de mi filosofía de
vida, y la totalidad de mis investigaciones y teorizaciones, tuvieron también su origen en el
aborrecimiento y la repulsión que sentía respecto de todo aquello que tuviera que ver con
ella [su madre], (Lowry, 1979, p. 958)

En vista de que la relación con sus padres no era buena, y siendo el único niño judío en su
vecindario, Maslow creció solo y con una intensa timidez, buscando refugio en los libros y en
las actividades escolares. Fue un excelente estudiante en la Boys High School de Broadway y
luego ingresó al City College de Nueva York. Mientras estudiaba en dicha institución se esfor­
zó por satisfacer el deseo de su padre de que se convirtiera en abogado, así que asistía al
mismo tiempo a la escuela de leyes. Sin embargo, insatisfecho con esos estudios, cierta noche
abandonó el salón de clases sin ocuparse siquiera de recoger sus libros. Debido a que en el
City College su desempeño era mediocre, decidió cambiarse a la Universidad de Comell, don­
de se matriculó en la clase de Introducción a la psicología que dictaba Edward Titchener. El
enfoque psicológico de éste no causó mayor impresión en Maslow, así que después de cursar
tan sólo un semestre en Cornell regresó al City College, — en parte— para estar cerca de su
prima, Bertha Goodman, a quien apreciaba mucho. De hecho, ambos contrajeron matrimo­
nio en 1928, cuando él contaba con 20 años de edad y ella 19, y llegaron a tener dos hijos.
Antes de su casamiento, Maslow se había inscrito a la Universidad de Wisconsin y Bertha se
le unió ahí. De acuerdo con el relato del propio Maslow, su vida en realidad dio principio
cuando él y Bertha se mudaron a Wisconsin.

620 j Capitulo 18 P síoo Ioqío humanljta (o tercero fuerzo de la p sico log ía)
A pesar de lo irónico que pudiera parecemos ahora, Maslow se prendó primero del con-
ductismo de John Watson, pues veía en él una manera de resolver los problemas humanos y
mejorar el mundo. Sin embargo, sus intereses cambiaron cuando el y Bertha tuvieron su pri­
mer hijo:

[La llegada de] Nuestro primer bebé me cambió como psicólogo. Hizo que el conductismo,
respecto del cual había sido muy entusiasta, me pareciera tan ridículo que no pude sopor­
tarlo más. Aquella fue la gota que derramó el vaso. [...] Me sentía aturdido por el misterio
y por la sensación de no tener realmente el control. Me sentía pequeño, débil e impotente
ante todo aquello. Diría que nadie que esté a punto de convertirse en padre puede ser corv
ductista. (M. H. Hall, 1968, p. 55)

Maslow se licenció en 1930, concluyó sus estudios de maestría en 1931, y los de doctora­
do en 1934, todo en la Universidad de Wisconsin. A continuación se convirtió en el primer
alumno de posgrado del famoso psicólogo experimental Harry Harlow. Su tesis abordó el
establecimiento de dominio en una colonia de monos. De acuerdo con sus observaciones,
dicho dominio tenía más que ver con un tipo de "confianza interna" que con la fuerza física,
punto de vista que quizá influyó en su teorización posterior. Durante esa época Maslowob­
servó también que la conducta sexual dentro de la colonia estaba relacionada con el dominio
y la sumisión, y se preguntó si lo mismo sería válido en referencia a la actividad sexual huma­
na, posibilidad que exploraría poco tiempo después. Tras recibir su doctorado, Maslowimpar­
tió clases en Wisconsin por un tiempo antes de unirse a la Universidad de Columbia, donde
se convirtió en asistente de investigación de Edward Thomdike. También comenzó sus pro­
pios estudios sobre la sexualidad humana, entrevistando a estudiantes universitarios de am­
bos géneros respecto de su conducta sexual; sin embargo, pronto prescindió de los varones,
pues se percató de que estos tendían a mentir demasiado acerca de sus actividades sexuales
(Hoffman, 1988). Maslow hizo importantes contribuciones a nuestro conocimiento de la
sexualidad humana, precediendo por varios años la famosa investigación de Kinsey. Por otro
lado, las habilidades como entrevistador que desarrolló a lo largo de esta investigación, más
tarde le permitieron analizar las características de los individuos psicológicamente sanos.
Tras laborar por un año y medio en Columbia, Maslow se mudó al Brooklyn College,
donde permaneció hasta 1951. Haber vivido en Nueva York durante las décadas de 1930 y
1940 le dio a Maslow la oportunidad de entrar en contacto con muchos eminentes psicólogos
europeos que viajaron a Estados Unidos huyendo del terror nazi. Entre ellos estuvieron Erich
Fromm, Max Wertheimer, Karen Homey y Alfred Adler. Este último empezó a ofrecer semi­
narios los viernes por la tarde en su propio domicilio y Maslow acudía a ellos con frecuencia.
Además, hacia la misma época, se hizo amigo de la famosa antropóloga Ruth Benedict. Mas­
low se obsesionó tratando de comprender a Ruth Benedict y Max Wertheimer, a quienes
consideraba personas realmente excepcionales; dicha obsesión evolucionaría hasta convertir­
se en su propia versión de la psicología humanista.
En 1951 Maslow asumió el cargo de presidente del Departamento de psicología de la
Universidad Brandéis en Waltham, Massachusetts, siendo ahí donde se convirtió en la figura
líder de la tercera fuerza de la psicología. En 1968, debido al creciente desencanto que sentía
en relación con la vida académica y a su debilitada salud, Maslow aceptó una beca que le
ofrecía la Saga Administrative Corporation. HoÉfman (1988) describe en los términos siguie-
tes este ofrecimiento:

Ueno de satisfacción, Laughlin [presidente y director de la Saga Corporation] le informó a


Maslow que la beca estaba lista. Su oferta comprometía a Maslow por un periodo de entre
dos y cuatro años, con estas condiciones: un salario generoso, un automóvil nuevo y una
oficina privada, decorada ex profeso y con servicios secretariales completos en la atractiva

Psicologia humanista
sede (de estilo universitario) que la Universidad de Stanford tenía en los suburbios. ¿Qué
tendria que hacer Maslow en reciprocidad? Nada. (p. 3 16)

Maslow aceptó y, tal como se le había anunciado, se le dejó en libertad de reflexionar v


escribir como deseara, privilegio que disfrutó ampliamente. Sin embargo, el 8 de junio de
1970 sufrió un ataque cardiaco mientras hacía jogging; murió en el acto, a los 62 años de edad
Gracias sobre todo a los esfuerzos de Maslow, la revista Journal o f Humanistic Psychology
fue fundada en 1961; ese mismo año se creó la American Association of Humanistic Psycho­
logists, teniendo como primer presidente a James F. T. Bugental. Adem ás, en 1971 se creó la
división de psicología humanista de la American Psychological Association (APA).

Principios básicos de la psicología hum anista. Entre las creencias compartidas por los
psicólogos cuya labor se desarrolla bajo el paradigma hum anista están las siguientes:

5 El estudio de animales no humanos aporta muy pocos aprendizajes valiosos respecto de


los seres humanos.
• La realidad subjetiva constituye la principal guía de la conducta humana.
• El estudio de los individuos resulta más informativo que el análisis de lo que tienen en
común los grupos de individuos.
• Es preciso hacer un esfuerzo por descubrir todo aquello que am plíe y enriquezca la expe­
riencia humana.
• La investigación debe buscar información que ayude a solucionar los problemas humanos.
| El objetivo de la psicología debe consistir en formular una descripción completa de lo que
implica la condición del ser humano. Tal descripción tendría que incluir la importancia del
lenguaje, el proceso de valoración, el rango completo de las em ocion es humanas, y las
formas en que buscamos y conseguimos dar significado a nuestras vidas.

Charlotte R. Bühler (1893-1974) fue uno de los m iem bros fundadores de la Association of
Humanistic Psychologist y fungió como su presidenta en 1965-1966. E n su influyente decla­
ración respecto de la psicología humanista (1971) elaboró varios de los principios que acaba­
mos de listar, y mostró su relevancia en tom o de temas com o la creatividad, la educación y la
psicoterapia.
La psicología humanista, que rechaza la idea de que la psicología d ebe ser completamen­
te científica, considera a cada ser humano como un todo indivisible. Cualquier intento por
reducirlo a hábitos, estructuras cognitivas o conexiones E -R da por resultado una distorsión
de la naturaleza humana. De acuerdo con Maslow (1966), los psicólogos suelen emplear el
método científico como una forma de aislarse de los aspectos poéticos, rom ánticos y espiri­
tuales de la naturaleza humana:

Dicho en pocas palabras, me parece que la ciencia y todo lo científico pueden y suelen ser
usados como una herramienta al servicio de una Weltanschauung (visión del mundo) distor­
sionada, parcial, desprovista de humor; de erotismo, de emoción y de sacralidad. Esta desa-
cralización puede utilizarse como defensa para evitar vemos desbordados por las emociones,
sobre todo aquellas relacionadas con la humildad, la reverencia, el dominio, el asombro y el
sobrecogimiento, (p. 139)

Los psicólogos humanistas rechazan rotundamente que su disciplina tenga como objetivo
la predicción y el control de la conducta humana, algo que m uchos psicólogos proclives al
cientificismo no tienen problema en aceptar:

18 PsicoloQio h u m o n is t o (o tercero fuerzo de lo psicología)


PEPSICO]
Si pudiera afirmarse que la ciencia humanista tiene alguna meta más allá de la mera fascina­
4ayor - José
ción que plantea el misterio humano y el regocijo con el mismo, ése seria la posibilidad de
liberar al individuo de los controles extemos y hacerlo menos predecible para el observador
(para hacerlo más libre, más creativo, más determinado por su interior), aunque quizá más
predecible para sí mismo. (Maslow, 1966, p. 40)

Así, los seres hu m anos son m ucho m ás que objetos físicos y, por lo tanto; los métodos
empleados por las ciencias físicas carecen de relevancia para su estudio. De manera similar, al
I ksToi
concentrarse en el an álisis de los individuos psicológicamente trastornados, el psicoanáli­
sis ha dado lugar a una psicología "m inusválida": "Cada vez resulta más claro que el estudio
A Y »
de especímenes lisiados, atrofiados, inmaduros y enfermizos sólo puede generar una psicolo­
gía y una filosofía m inusválidas" (Maslow, 1954/1970, p. 180). Desde la perspectiva de Maslow,
existen personas excepcionales cuyas vidas no pueden comprenderse por la mera ausencia
de trastornos m entales. Para entender a estas personas excepcionales es preciso estudiarlas
directamente:

La salud no es sólo la ausencia de enfermedad ni un antónimo de ésta. Cualquierteoría de la


motivación digna de ser tomada en cuenta debe considerar las más altas capacidades de
las personas sanas y fuertes, así como las maniobras defensivas de los espíritus lisiados.
(Maslow, 1954/1987, p. 14)

El argumento de M aslow n o era que la psicología debiera dejar de lado el intento de


ayudar a quienes padecen de problemas psicológicos, sino dejar en daro que tal esfuerzo
constituye únicam ente una parte de su finalidad. Más allá de esto, la psicología necesita esfor­
zarse por com prender a los seres humanos que están en proceso de alcanzar todo su poten­
cial. Es preciso que sepam os cóm o piensan esas personas y qué las motiva. Por consiguiente,
Maslow invirtió la m ayor parte de sus energías en tratar de comprender a los seres humanos
excepcionales.

La jerarq u ía de n e cesid a d es. Según Maslow, las necesidades del ser humano tienen una
organización jerárquica. Entre más abajo se hallen en la jerarquía, más básicas serán las nece­
sidades y tendrán mayor similitud con los requisitos de otros animales. En contraste, entre
más alto se ubiquen en la jerarquía, más claramente humanas podrá considerárseles.
Las necesidades se organizan de manera que sólo cuando satisfacemos una de menor
rango podemos enfocar nuestra atención al cumplimiento de una de mayor nivel. Cuando
nuestras necesidades fisiológicas (como el hambre, la sed y el sexo) están previsiblemente
satisfechas, podem os abocarnos a satisfacer nuestras necesidades de seguridad (protección
contra los elementos, contra el dolor y contra los peligros inesperados); cuando las necesida­
des de seguridad están razonablemente satisfechas, quedamos en libertad de buscar el cum­
plimiento de nuestras necesidades sociales, es decir, de pertenencia y amor (Ja necesidad de
amar y ser amados, de compartir nuestra vida con alguien especial); una vez que las necesida­
des sociales están adecuadamente satisfechas podemos centrar nuestra atención en las nece­
sidades de reconocimiento o autoestima (hacer una contribución apreciable al bienestar de
nuestros sem ejantes); si las necesidades de reconocimiento se cumplen satisfactoriamente,
estamos en posición de buscar nuestra realización personal. Maslow propuso que la jerar­
quía de necesidad es puede diagramarse como se muestra a continuación:

Psicología humanista r 623


O i É i w i i i i io n

V ir w U lw é t reconocimiento o autix-stima

Nbcmdaòn sociales (de pertenencia y amor)

f
Necesidades de seguridad

t
Necesidades fisiológicas

A uionrjtU aóón. R> tu torre ilinriAw Masiow se refería a alcanzar todo nuestro poten­
cial humana.

ftrtolEU l » i » n É l u t i m a u a m i hi personas sanas han satisfecho sufìcientemen


tofus resesidaa« Wisc» de segundad pertenencia, amor, respeto y autoestima, de manera
«h» « tir moM da prwwpalmantt por tendencias de autorrealización en términos de una
íeafaacaSr irinreTTu-'pda de tes ootenciaJes. las capacidades y los talentos, de! cumplimiento
tfrlinw dr ntaruda dMBna «no o vocación), de i r conocimiento integral (y una acepta­
os* t — nett) á t «. ''j^raieza .ntrírseca. de una incesante tendencia hacia la unidad, la
« W p o » o > w y «i r o (Madow. 1968, p. 25)
los m attai datw hacar « iu k i ios artistas deben pintar, los poetas deben escribir para
podar asur a* pa( conato memos. Lo que los seres humanos pueden ser es lo que deben
m £s pítese que sean M al a su propia naturaleza. Es a esta necesidad a la que nos referi-
«nci co» 0 armro de au&rreafizaoón. (Maslow, 1954/1987, p. 22)

FJ concepto de autotreakzadón se remonta por lo menos hasta Aristóteles; pero, con di-
ilni rtiMÉwi t i flAaoá» frttyp ar refería a la tendencia innata a poner de manifiesto las caiac-
o la esweia «fe ta especie a ta que se pertenece Por ejemplo, las bellotas tienen una
a nJHKti mnata • convertir« en robles y a exhibir las características de esa especie botánica.
|gng tcirirorfujo eí coacapao de la autorrealización en la psicología moderna, pero el signifi­
cado qur y NtasJow Ir dieron databa mocho del que le adjudicó Aristóteles. En contraste
con AfttfóMafc mattanti el término de auiorradización Jung, Maslow y Rogers (de quien
haUanmo» uno» párrafo* más adelante) se referían ai cumplimiento de todo el potencial de
un mdrtridiít, y na ai de la especie a la que éste pertenece.
Toda * * j que es imposible que cualquier persona alcance el completo desarrollo de su
potencial. Ma io » se refería a quienes han satisfecho sus necesidades jerárquicas como indi-
vid»o* ttM m k a d N fUit trtado de ¡as características de la gente automatizada se ofrece
«m pon) más adelante >
A medida que «e asciende por la jerarquía, las necesidades van haciéndose m is frágiles.
8a otras palabras, ta» necesidades fisiológicas y de seguridad tienen una larga historia de
«Mludén y anv en consecuencia, muy poderosas; por tu parte, las necesidades que ocupan
d tttoí más lito de la jsmyufe como las que corresponden al amor, la autoestima y la auto
fMafenoáOu aafi “más nuevas' y distintivas del ser humano, de manera que no cuentan con
una baa* laniAgfn tan aófcda Esto significa que es fácil interferir con su satisfacción. Entre

tm ? *; a>«M> * Fmtmmgm mwamilo la tmumto marco da ta pwuaoe»)


^ *Iio subamos por la jerarquía, más cierta será esta afirmación; por consiguiente, (a satis-
íaccjón de la necesidad de autorrealización — aun cuando constituya un requisito innato—
verse fácilmente obstaculizada. Respecto de la autorrealización, Maslow afirmó- "Esta
Naturaleza interior no es tan sólida, intensa e inequívoca como los instinto» animales. Más
bien es débil delicada, sutil y susceptible de permanecer ignorada ante los hábitos, la presión
^ jtiin l y (as actitudes equivocadas que provoca* (1968, p. 4).
ptof |o tanto, aunque todos los seres humanos poseemos una pulsión innata a autorreali-
uHios (es decir, a alcanzar todo nuestro potencial como humanos), son pocas las personas
autorreaüzadas. Otra de las razones por las que la autorrealización es un logro tan poco fre­
cuente estriba en que demanda una buena dosis de conocimiento honesto de uno mismo, y
la mayoría de los seres humanos sentimos temor de ese conocimiento:

Más que de cualquier otra clase de conocimiento, sentimos miedo de conocemos a noso­
tros mismos, pues sabemos que —de hacerlo— nuestra autoestima y autoimagen podrían
transformarse. [...] Aun cuando los seres humanos aman el conocimiento y lo procuran
—pues son curiosos—, también lo temen. Entre más ceaa está [ese conocimiento] de lo
personal más miedo les provoca, (p. 16)

El complejo de Jonás está relacionado con el miedo al autoconodmiento; Maslow (1971)


lo definió como *el miedo que se siente respecto de la propia grandeza, la evasión del des­
tino propio,... la huida de los mejores talentos que se poseen' (p. 34). De acuerdo con Mas­
low, con frecuencia, los seres humanos sentimos miedo de tener éxito y también de fracasar,
y este miedo— igual que el temor al autoconodmiento— incide en forma negativa en nuestra
autorrealización.

Características de las personas autorreaüzadas. Como hemos visto, Maslow consideraba


que la psicología había hecho énfasis durante demasiado tiempo en el estudio de los animales
inferiores y de los individuos psicológicamente trastornados. Para empezar a poner un reme­
dio a la situación, estudió a diversas personas que, desde su perspectiva, habían alcanzado el
punto de la autorrealización. Entre ellas se encontraban Albert Einstein, Albert Schweitzer,
Sigmund Freud, Jane Addams, William James y Abraham Lincoln. Maslow concluyó que los
individuos automatizados poseen las características siguientes:

• Perciben la realidad con precisión y en su totalidad.


• Demuestran una gran aceptación de sí mismos y de los demás.
• Se muestran espontáneos y naturales.
• Tienen necesidad de privaddad.
• Tienden a ser independientes del entorno y de la cultura donde se desempeñan.
• Demuestran una frescura inagotable en sus puntos de vista.
• Tienden a vivir experiendas místicas o "pico" cada cierto tiempo. Maslow (1954/1987)
describió las experiencias pico como

la sensación de horizontes ilimitados que se abran ante la lásta, la impresón de ser al mamo
tiempo más poderoso y también más vulnerable que nunca antes, una sensación de enorme
éxtasis, asombro y sobrecogimiento, la pérdida de la ubicación temporal y espacial yi por
úteno, la convicción de que algo «aremadamente importante y valioso ha ocurrido, de
manera que el sujeto se ve trastornado / fortalecido de algún moda mduso en su vida
cotidiana, por talas expenenc m<. (p 137)

• Se interesan en todos los seres humanos, en lugar de hacerlo únicamente en sus amigo«,
«míliarei y conocidos.

P i l c o l o g í o h u m a n ist a
• Tienden a tener pocos amigos.
• Poseen un firme sentido ético, pero no aceptan necesariamente la ética convencional
• Cuentan con un sentido del humor bien desarrollado, pero no hostil.
• Son creativos.

Maslow (1954/1987) concluyó que su grupo de personas autorrealizadas estaba conforma­


do por seres humanos sobresalientes, pero también señaló que no por ello carecían de defectos-

Nuestros sujetos muestran muchas de las imperfecciones menores propias de los seres hu­
manos. También están equipados con hábitos ridículos, inútiles o irreflexivos. Pueden ser
aburridos, testarudos, irritantes No están en absoluto libres de una bastante superficial vani­
dad, de orgullo y parcialidad respecto de sus propias producciones, y de las de sus amigos I
hijos. Los accesos de mal humor no son raros.
En ocasiones, nuestros sujetos son capaces de exhibir una extraordinaria e inesperada
crueldad. Debe recordarse que son personas muy enérgicas. Esto les permite desplegar;
cuando se requiere, una frialdad casi quirúrgica, superior al poder del ser humano promedio.
Si descubren que un conocido en quien han confiado por mucho tiempo es deshonesto,
terminarán tajante y abruptamente con la amistad, sin mostrar remordimiento alguno. Si se
trata de una mujer que está casada con alguien a quien no ama, cuando decida divorciarse,
lo hará con una determinación rayana en la crueldad. Algunos de ellos se recuperan tan rá­
pido de la muerte de sus seres queridos, que dan la impresión de no tener corazón, (p. 146)

Motivación por deficiencia, motivación del ser y percepción. Si una persona se desem­
peña en un nivel distinto del de la autorrealización, se dice que tiene una motivación defici­
taria. Esto quiere decir que el individuo está buscando elementos específicos para satisfacer
necesidades particulares y que sus percepciones están determinadas por dichos requisitos.
Jourard describe así la percepción motivada por la deficiencia (también conocida como
percepción de la deficiencia o percepción-D): "La percepción motivada por la deficiencia es
una búsqueda muy enfocada que se da en distintas áreas con la intención de encontrar los
objetos que satisfarán determinadas necesidades e ignorando al mismo tiempo todo aquello
que sea irrelevante para satisfacerlas" (1974, p. 68). La motivación por deficiencia (motiva-
ción-D) conduce a la percepción motivada por la deficiencia.
A diferencia de casi todos los psicólogos, uno de los intereses centrales de Maslow era
desentrañar qué le ocurre a las personas después de que sus necesidades básicas quedan satis­
fechas. Su respuesta fue que la gente que satisface sus necesidades básicas y alcanza el punto
de la autorrealización se adentra a un modo de existencia diferente. En lugar de estar motiva­
dos por la deficiencia, estos individuos están motivados por el ser (motivación-S). La motiva­
ción del ser tiene que ver con la adopción de valores existenciales más elevados, como la
belleza, la verdad y la justicia. Las personas motivadas por el ser también son capaces de sen­
tir lo que se llama amor-S (motivado por el ser), el cual, a diferencia del amor-D (motivado
por la deficiencia) no es posesivo ni insaciable. En comparación con la percepción-D, la per­
cepción del ser (percepción-S) no implica la búsqueda de elementos específicos en el entor­
no. Por lo tanto, el individuo que interactúa con el mundo mediante la percepción-S está
abierto a un rango de experiencias más amplio que la persona que lo hace por medio de la
percepción-D.

Psicología transpersonal. Casi al final de su vida, Maslow comenzó a reflexionar en torno de


un nuevo tipo de psicología que rebasara los límites de la experiencia personal. Esta psicolo­
gía transpersonal constituiría una cuarta fuerza y se enfocaría en los aspectos místicos, extá­
ticos o espirituales de la naturaleza humana. En el prefacio de su obra Toward a Psychology of
Being (Hacia una psicología del ser) (1968), Maslow describió su visualización de la cuarta fuer­
za de la psicología:

626 t Coprtulo 18 Psicología humanista (o tercera fuerzo de la psicología)


Considero que ... la tercera fuerza de la psicología, [es decir, ia] humanista, es una prepara­
ción para una aún más "elevada" cuarta psicología, transpersonal, transhumana, centrada en
e|cosm os m ás que en las necesidades y en los intereses humanos, que supere los límites de
lo humano, de la identidad, de la autorrealización, y otros aspectos semejantes. [...] Estos
nuevos desarrollos bien podrían ofrecer una satisfacción tangible, útil y eficaz al "idealismo
frustrado" de muchas personas sumidas en callada desesperanza y, sobre todo, de los jóve­
nes. Estas psicologías prometen el desarrollo de la filosofía de vida, del sustituto de la religión,
del sistema de valores, del programa existencial que esas personas han estado echando de
menos. Sin lo trascendente y lo transpersonal nos volvemos enfermos, violentos y nihilistas,
o bien caem o s en la desesperanza y la apatía. Necesitamos algo "más grande que nosotros
mismos”, que nos sobrecoja y nos comprometa a asumir un nuevo sentido naturalista, em­
pírico, no edesial. (pp. iii-iv)

Maslow vivió lo suficiente para atestiguar cómo Anthony J. Sutich (1907-1976), que había
sido cofundador del Journal o f Humanistic Psychology, fundara el Journal of Transpersonal
Psychology, en 1969. El artículo "Los alcances más lejanos de la naturaleza humana" de su
autoría apareció como nota principal de la nueva publicación. (No confundir este escrito con
el libro de lecturas que se publicó postumamente [1971] bajo el mismo título.) La psicología
transpersonal tiene mucho en común con las psicologías, filosofías y religiones no occidenta­
les. Por ejemplo, todas ellas reconocen la meditación como una forma de entrar en contacto
con estadios de conciencia más elevados. Muchas personas interesadas en el ocultismo y la
parapsicología se han sentido atraídas por la psicología humanista y, sobre todo, por la psico­
logía transpersonal. Quizá debido a que estos temas suelen ser percibidos como ajenos al
reino científico, la APA ha desoído las peticiones para crear una división de psicología trans­
personal.
Entre los numerosos honores a los que Maslow se hizo acreedor están su elecdón como
presidente de la APA en el año 1967-1968. Para la época de su muerte, ocurrida en 1970, las
ideas de Maslow ejercían influencia no sólo en el terreno de la psicología, sino también en
áreas como la medicina, la mercadotecnia, la teología, la educadón y la enfermería. Aunque
la influencia de Maslow ha disminuido, no es infrecuente que su teoría de la motivadón forme
parte del currículo en cursos de psicología, educadón y negodos. Coon (2006) especula cuáles
son las razones por las que Maslow sigue resultando atractivo:

Quizá se debe a que su teoría de la motivación encama ideales democráticos profundamen­


te sentidos, expresados en términos psicológicos. Además, es esperanzador y optimista, in­
cluso utópico en su sueño de una posible Eupsiquia [comunidad de buenas intenciones].
Dado el adecuado conjunto de condiciones psicológicas y sociales, cualquiera de nosotros
tiene el potencial de convertirse en un todo emocionalmente feliz,satisfecho y creativo... o.
en términos de Maslow, de autorrealizarse. Es el estadounidense de automejoramiento lle­
vado a su conclusión psicológica definitiva, asumiendo con actitud impertérrita nuestro de­
recho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad, (pp. 270-271)

Cari Rogers
Cari Rogers (1902-1987) nació el 8 de enero en Oak Park, un suburbio de Chicago, Illinois.
Cuarto de un total de seis hijos, Rogers tuvo una relación más estrecha con su madre que con
su padre, un exitoso ingeniero civil que pasaba fuera de casa mucho tiempo. En el próspero
suburbio de Oak Park, Rogers fue compañero de estudios de Emest Hemingway y de los hijos
del famoso arquitecto Frank Lloyd Wright. Rogers describe a su familia como muy unida y
extremadamente religiosa. Las amistades ajenas al círculo familiar no eran bien vistas:

Psicología humonisfo
Creo que las actitudes hacia las personas que no pertenecían a nuestra gran familia pueden
resumirse esquemáticamente como sigue: los demás se comportan en forma sospechosa y
eso no se aprueba en nuestra familia. Muchos de ellos juegan cartas, van al cine, fuman, beben
y participan en otras actividades... algunas de las cuales ni siquiera pueden mencionarse. Por
lo tanto, lo mejor es mostrar tolerancia hacia ellas puesto que tal vez sólo saben comportar­
se de esa manera, mantenerse a distancia de cualquier comunicación estrecha con ellas, y
vivir la vida dentro del seno familiar (Rogers, 1973, p. 3)

No es de sorprender que Rogers haya sido un chico solitario en la escuela ni que, al igual
que Watson, encontrara refugio en los libros, leyendo todo lo que caía en sus manos, inclu­
yendo enciclopedias y diccionarios. Cuando Rogers tenía 12 años de edad, se mudó junto con
su familia a una granja ubicada a 40 kilómetros al oeste de Chicago. El propósito del cambio
respondía a la intención de ofrecer una atmósfera más saludable y religiosa a la familia. En
vista de que su padre insistía en manejar la granja científicamente, Rogers desarrolló un in­
tenso interés en la ciencia, leyendo todo lo que podía respecto de los experimentos agrícolas.
Rogers conservó ese interés durante toda su vida profesional, aun cuando se desempeñaba en
una de las áreas más subjetivas de la psicología. Cuando se graduó del bachillerato trató de
convertirse en agricultor; de hecho, al matricularse en la Universidad de Wisconsin en 1919,
eligió estudiar agricultura. En sus primeros años universitarios, Rogers participó de manera
muy dinámica en las actividades de la iglesia y, en 1922, fue elegido para asistir a la conferen­
cia de la World Student Christian Federation en Pekín (Beijing), China. Durante su viaje de
seis meses, por primera vez Rogers tuvo contacto con gente de diferentes culturas y distintas
religiones. En cierto momento de la aventura, Rogers escribió a sus padres para declarar su
independencia de la conservadora religión que estos practicaban; casi inmediatamente des­
pués desarrolló una úlcera que lo llevó a permanecer hospitalizado por varios meses.
Tras retomar a la Universidad de Wisconsin, Rogers abandonó la agricultura y empezó a
estudiar historia. Se recibió en 1924 y, poco después de su graduación, contrajo matrimonio
con su amor de toda la vida, Helen Elliot, con quien procrearía dos hijos. Al poco tiempo de
casarse, la pareja se mudó a Nueva York, donde Cari se inscribió en la agrupación religiosa
liberal denominada Union Theological Seminary y, simultáneamente, se dio oportunidad de
tomar clases de psicología y educación en la cercana Universidad de Columbia. Tras pasar dos
años en el seminario, las dudas de Rogers en tomo de si el enfoque religioso era el más eficaz
para ayudar a la gente, hicieron que optara por dedicarse de tiempo completo a sus estudios
en la Universidad de Columbia; ahí obtuvo su maestría en psicología clínica en 1928 y su doc­
torado en 1931. Su tesis abordó la evaluación de la adaptación de la personalidad en los niños.
Una vez habiéndose doctorado, Rogers entró a trabajar en el Child Study Department
de la Society for the Prevention of Cruelty to Children, en Rochester, Nueva York, donde ha­
bía laborado como becario mientras cursaba el doctorado. Rogers vivió ahí varias experiencias
que lo llevaron a desarrollar su propia versión de psicoterapia. Por ejemplo, la institución
estaba dominada por terapeutas formados en la tradición psicoanalítica, de manera que con­
sideraban que su misión consistía en "indagar" la causa del problema del cliente y luego com­
partir el hallazgo con él. Al principio Rogers siguió también ese procedimiento. En cierto caso
concluyó que el rechazo que mostraba una madre hacia su hijo se debía a la conducta delicti­
va de éste, pero sus intentos por compartir ese descubrimiento con aquella mujer fueron com­
pletamente infructuosos. Rogers (1961) describió así lo que ocurrió entonces:

Terminé dándome por vencido. Entonces le dije [a la madre] que, aunque habíamos hecho
el intento, todo parecía indicar que habíamos fracasado. [...] Ella estuvo de acuerdo. Así que
conduimos nuestra entrevista, nos dimos la mano y la mujer salió del consultorio. Luego se
dio la vuelta y preguntó: "¿Usted también atiende pacientes adultos?". Cuando le respondí
que sí, dijo:"Muy bien, en ese caso me gustaría que me ayudara", tras lo cual volvió a sentar-

628 t Capitulo 18 Psicología humanista (o tercera fuerza de la psicología)


se en la silla de la que acababa de levantarse y comenzó a hablar sin p au sa s o b r e la d e se s­
peranza que sentía respecto de su matrimonio, la problemática relación que so ste n ía c o n su
marido, su sensación de fracaso y su confusión, un discurso muy distinto del estéril "H istorial
del caso" que había proporcionado antes. Fue en ese momento que d io p rin d p io la verda­
dera terapia. |
Este incidente fue uno de los muchos que me ayudaron a experimentar el hecho —del
que sólo fui verdaderam ente consciente después— de que es el diente quien sabe qué le
duele, en qué dirección d ebem os ir, cuáles de sus problemas son cruciales y qué experiendas
ha acallado. C o m en cé a pensar entonces que, a menos que tuviera una necesidad personal
de demostrar mi inteligencia y sabidun'a, haría mejor en confiar en el diente para determinar
en qué dirección debía encaminarse el proceso, (pp. 11-12)

Fue mientras era empleado del Child Study Department que Rogers escribió su primer
libro The Clinícal Treatment ofthe Problem Child (Tratamiento clínico del niño problema) (1939),
cuya publicación le hizo acreedor al ofrecimiento de un cargo académico en la Universidad
Estatal de Ohio. Rogers se mostraba renuente a abandonar la práctica clínica pero, cuando la
Ohio State le garantizó la posibilidad de ingresar con el rango de profesor titular, decidió —a
los 38 años de edad— iniciar una nueva carrera en el mundo académico. En Ohio Rogéis
comunicó sus propias ideas en tomo del proceso terapéutico mediante su hoy famosa obra
Counseling and Psychotherapy: Newer Concepts in Practice (Orientación psicológica y psicotera­
pia: nuevos conceptos en práctica) (1942). En general, se cree que en este libro se describe la
más importante alternativa al psicoanálisis. El enfoque psicoterapéutico de Rogers fue consi­
derado revolucionario, ya que eliminaba la necesidad de plantear un diagnóstico, buscar las
causas de los trastornos y catalogar los trastornos. Además, Rogers se rehusaba a calificar a los
individuos trastornados como "pacientes", a diferencia de lo que hacían los psicoanalistas;
desde su punto de vista, las personas que buscan ayuda son "clientes"’. Gendlin (1988) afirma
que la alternativa propuesta por Rogers al psicoanálisis era nada menos que una "guerra con­
tra la autoridad inconmovible" (p. 127).
Como parte del esfuerzo bélico, en 1944 Rogers decidió ausentarse temporalmente de la
Ohio State para convertirse en director de los servicios de consejería de la United Services
Organization en Nueva York. Un año después se trasladó a la Universidad de Chicago, donde
fungió como profesor de psicología y director de consejería. En el periodo de 12 años que per­
maneció en esa institución, Rogers escribió la que muchas personas consideran su mejor obra,
Client-Centered Therapy: Its Current Practice, Implications, and Theory (Psicoterapia centrada en
el cliente: práctica, implicaciones y teoría) (1951). Este libro marcó un cambio en su enfoque
psicológico. Originalmente éste era calificado como no directivo, porque se consideraba que,
en una atmósfera terapéutica positiva, los clientes resolverían automáticamente sus problemas.
La terapia se volvió centrada en el cliente cuando Rogers se percató de que el terapeuta debía
hacer un intento activo por comprender y aceptar la realidad subjetiva del cliente antes de
poder lograr cualquier tipo de progreso. Fue también en Chicago que Rogers y sus colegas pu­
sieron en práctica la primera tentativa de evaluar objetivamente la eficacia de la psicoterapia.
Para poder lograr el objetivo anterior, Rogers empleó un método denominado técnica Q
(también conocida como técnica de clasificación Q), creado por el investigador de formación
británica William Stephenson (1953). La versión de Rogers consistía en hacer que el cliente se
describiera a sí mismo en sus condiciones actuales (self [sí mismo] real), para luego hacerlo en
términos de cómo le gustaría ser (self [sí mismo] ideal). Ambos self (sí mismo) eran evaluados
de manera que fuera posible establecer una correlación entre ellos. Por lo general cuando
este tipo de terapia da inicio, la correlación entre ambos self (sí mismo) es muy baja pero, si la
terapia es eficaz, va aumentando. Esto quiere decir que el self real va volviéndose más similar
al self ideal. Usando esta técnica, el terapeuta puede determinar la eficacia de sus procedi­
mientos en cualquier momento durante, o después, de la terapia (véase, p. e., Rogers, 1954;
Rogers y Dymond, 1955).

Psicología humanista
En 1957 Rogers regresó a la Universidad de Wisconsin, donde asumió una doble respon­
sabilidad como profesor de psicología y psiquiatría, haciendo grandes contribuciones para
resolver las diferencias entre ambas disciplinas. En 1963 se unió al Western Behavioral Scien­
ces Institute (WBSI) en La Jolla, California. En el WBSI, Rogers fue interesándose cada vez
más en los grupos de encuentro y en el entrenamiento en la sensibilidad, al tiempo que su
inclinación por la terapia individua] disminuía. En 1968 renunció al WBSI junto con 75 de sus
colegas y formó el Center for the Studies of the Person, también en La Jolla. Ahí siguió traba­
jando con grupos de encuentro, pero amplió sus intereses a la educación y la política interna­
cional. En 1985 organizó el Proyecto Viena por la Paz, logrando reunir a líderes de 13 países
y, en 1986, condujo talleres por la paz en Moscú. Rogers continuó activo en estos y otros pro­
yectos más hasta su muerte, ocurrida el 4 de febrero de 1987 a consecuencia de un paro car­
diaco tras someterse a una cirugía de cadera.
Rogers fue acreedor a numerosos honores. Fungió como presidente de la APA en 1946-1947
y, en 1956, compartió con Kenneth Spence y Wolfgang Köhler el primer premio Distinguished
Scientific Contribution otorgado por esa asociación. La recepción de ese reconocimiento con­
movió a Rogers hasta las lágrimas, porque creía que sus compañeros psicólogos habían consi­
derado que su trabajo era acientífico: "Mi voz se ahogó y el llanto comenzó a fluir cuando fui
llamado al frente... para recibirlo [el premio]" (Rogers, 1974, p. 117). En 1972 recibió el Dis­
tinguished Professional Contribution Award otorgado también por la APA, convirtiéndose en
la primera persona en la historia de esa institución en recibir tanto el galardón por contribu­
ción distinguida como el premio por aportaciones profesionales.

La teoría de la personalidad de Rogers. A petición de otras personas, Rogers desarrolló


una teoría de la personalidad que explica los fenómenos observados por él durante el pro­
ceso terapéutico. Los rudimentos de su teoría fueron presentados por primera vez en su dis­
curso de aceptación de la presidencia de la APA (Rogers, 1947) y luego fueron ampliados en
su obra Client-Centered Therapy (Psicoterapia centrada en el cliente) (1951). La declaración más
completa de su teoría constaba en un capítulo titulado "A Theory of Therapy, Personality, and
Interpersonal Relationships, as Developed in the Cliente-Centered Framework" ("Terapia,
personalidad y relaciones interpersonales") (Rogers, 1959).
Al igual que Maslow, Rogers postuló la existencia de una pulsión humana innata hacia la
autorrealización, y afirmó que si las personas usan esta tendencia a la realización como marco
de referencia en su vida, existe una fuerte probabilidad de que tengan una existencia plena y
logren, en última instancia, desarrollar todo su potencial. Quienes consiguen dicho objetivo
estarían viviendo de acuerdo con el proceso de valoración organísmica. Mediante este pro­
ceso las personas se hacen propensas a vivir y mantener experiencias acordes a la tendencia a
la realización y, por otro lado, a dar por finalizadas y evitar las que sean discordantes con ella.
Estos individuos encuentran la motivación en sus propios sentimientos genuinos y viven lo
que los existencialistas denominan "una vida auténtica", es decir, una vida motivada por sus
sentimientos internos reales más que por costumbres, creencias, tradiciones, valores o con­
venciones impuestas por los demás. En este sentido, Rogers replantea la creencia defendida
tanto por los cínicos de la Antigüedad como por Rousseau, en el sentido de que los sentimien­
tos personales tienen primada como guías de acción. En la cita siguiente (Rogers, 1961) po­
demos ver una gran similitud entre el antiguo cinismo, la filosofía romántica de Rousseau y la
psicología humanista de Rogers:

Uno de los aspectos básicos que me llevó mucho tiempo descubrir; y acerca del cual todavía
estoy aprendiendo, es que cuando se siente que una acción es valiosa o q ue vale la pena
llevarla a cabo, realmente vale la pena hacerla Expresado de otra manera, he aprendido que
la totalidad de mi sensación orgánica respecto de una situación es más confiable que mi in­
telecto.

630 i Copitulo 18 Psicología humanista (o tercera fuerza de lo psicología)


D u ra n te toda mi vida profesional he optado por tomar caminos q u e otros consideraban
y r e s p e c t o de los cuales yo mismo tenía muchas dudas. Sin embargo, nunca m e
in s e n s a t o s
h e a r r e p e n t i d o d e elegir direcciones que "sentía correctas", aun cuando al h acerlo frecuen­
t e m e n t e t u v i e r a la sensación de soledad o torpeza, | . H Para mí, lo experiencia es lo autoridad
suprema. [.. 1 Es imposible que la Biblia los profetas, Freud, las investigaciones, las revelacio­
n e s d e D i o s o del hombre mismo puedan tener mayor relevancia q u e m i propia exp e rie n ­

c i a (P P - 2 2 - 2 4 )

por desgracia, según Rogers, son muy pocas las personas que viven de acuerdo con sus
sentimientos más íntimos (es decir, siguiendo el proceso de valoración organísmica). El pro­
blema surge en virtud de la necesidad de consideración positiva que experimentamos enla
infancia. La consideración positiva implica recibir amor, calidez, compasión y aceptación de
las personas que son importantes en la vida del niño. Si se da consideración positiva irrestric­
ta al niño no emergerá problema alguno, pero esto es poco frecuente. En general, los padres
(u otras personas relevantes para ellos) brindan consideración positiva a los niños únicamen­
te si estos actúan o piensan en ciertas formas. Esto establece las condiciones de valía. Los
niños aprenden pronto que, para recibir amor, deben actuar o pensar de acuerdo con los va­
lores de las personas que son importantes en su vida. Poco a poco, a medida que los niños los
interiorizan, dichos valores van reemplazando el proceso de valoración organísmica como
guía para vivir. Cuando los individuos viven su existencia de acuerdo con los valores de al­
guien más, en lugar de hacerlo con base en sus propios sentimientos, sus experiencias sufren
una especie de edición y aquellas que hayan tenido como fundamento el proceso de valora­
ción organísmica son negadas:

A fin de conservar el amor de sus padres, el niño interioriza como propios valores ypercep­
ciones que no ha experimentado en realidad. Luego niega a la conciencia las experienaas
organísmicas que contradicen tales interiorizaciones. En consecuencia, su autoconcepto con­
tiene elementos falsos que no están basados en lo que es, en su experientia. (Rogers, 1966,
P» 192)

De acuerdo con Rogers, sólo hay una forma de evitar la imposición de condiciones de
vaha en las personas y ésta consiste en darles una consideración positiva incondicional Al
recibir una consideración positiva incondicional, el individuo es amado y respetado por lo
que realmente es; por consiguiente, no tendrá necesidad de negar o distorsionar ciertas expe­
riencias. Únicamente quien experimenta una consideración positiva incondicional podra con­
vertirse en una persona plenamente funcional (o persona con funcionamiento óptimo):

Si un individuo sólo experimenta consideración positiva incondicional, no desarrollara condicio­


nes de valía, la autoconsideración será incondicional, las necesidades de consideración positiva
y de autoconsideración nunca discreparán de la valoración organísmica, y el individuo seguirá
siendo psicológicamente adaptado y plenamente funcional. (Rogers, 1959, p. 224)

Cuando las condiciones de valía reemplazan el proceso de valoración organísmica como


guía de vida, la persona se vuelve incongruente. Desde la perspectiva de Rogers, la persona
incongruente tiene, esencialmente, las mismas características de la persona inauténtica de
los existencialistas. En ambos casos, el individuo deja de ser honesto respecto de sus propios
sentimientos. Rogers consideraba que la incongruencia es la causa de los trastornos mentales
y creía, por lo tanto, que el objetivo de la psicoterapia consiste en ayudar a la gente a sobrepo-

P sl& o lo g io hum anista


nerse a las condiciones de valía y volver a vivir de acuerdo con sus procesos de valorac
organísmica. Rogers (1959) describe en los términos siguientes esta meta:

Ésta, como podemos ver es la alienación básica del ser humano. No ha sido fiel a sí mismo
a su propia valoración organísmica de la experiencia peno, en un esfuerzo por preservar la
consideración positiva de los demás, ahora llega a falsificar algunos de los valores que expe­
rimenta y a percibirlos sólo en términos basados en los valores de otras personas. Sin em­
bargo, ésta no ha sido una elección consciente, sino un natural —y trágico— desarrollo
ocurrido en la infancia La trayectoria evolutiva hacia la madurez psicológica, la trayectoria
que sigue la terapia consiste en erradicar esta alienación del funcionamiento del hombre, en
lograr un self (sí mismo) que sea congruente con la experiencia y en restaurar un proceso
de valoración organísmica unificado como regulador de la conducta, (pp. 226-227)

Cuando las personas viven de acuerdo con su proceso de valoración organísmica, se dice
que son plenamente funcionales. El individuo plenamente funcional asume la vida de manera
muy similar a como lo hace la persona autorrealizada descrita por Maslow.
Rogers apreciaba en todo su valor el hecho de que el crecimiento del ser humano puede
verse facilitado por otras relaciones además de la que se establece entre terapeuta y cliente. Ro­
gers (1980) describió así las condiciones que deben caracterizar cualquier relación capaz de
contribuir al crecimiento personal:

Son tres las condiciones que deben estar presentes para que haya un clima que propicie el
crecimiento. Estas condiciones son pertinentes sin importar que estemos hablando de la re­
lación entre terapeuta y diente, padre e hijo, líder y seguidor; maestro y alumno, o jefe y subal­
terno. Las condiciones son aplicables, de hecho, a cualquier situación que tenga como meta
el desarrollo de la persona. [...] El primer elemento podría denominarse autenticidad, vera­
cidad o congruencia [...] La segunda actitud de importancia para la creación de un clima de
cambio es la aceptación, la comprensión o el reconocimiento, lo que he denominado "consi­
deración positiva incondicional". [...] El tercer aspecto que facilita la relación es la comprensión
empático. [.. | Esta dase de escucha sensible, activa, es excepcionalmente rara en nuestras
vidas. Pensamos que escuchamos, pero muy rara vez lo hacemos con verdadera compren­
sión y empatia No obstante, este tipo tan especial de escucha constituye una de las fuerzas
de cambio más poderosas que conozco [las letras cursivas son nuestras], (pp. 115-116)

La psicología centrada en la persona que propuso Rogers ha sido aplicada en áreas tan
diversas como la religión, la medicina, el orden público, las relaciones éticas y culturales, la
política y los conflictos internacionales, así como en el desarrollo organizacional (Levant y
Schlien, 1984); también en la educación (Rogers, 1969,1983), el matrimonio (Rogers, 1972),
el empoderamiento personal (Rogers, 1977) y el futuro (Rogers, 1980).
En el capítulo 21 añadiremos algunos comentarios respecto de las aportaciones de Rogers
a la psicología profesional.

Comparación entre las psicologías existencial


y humanista
Las psicologías existencial y humanista tienen bastantes puntos en común como para justifi­
car que muchas veces se les agrupe bajo el nombre de "psicología existencial-humanista" o
simplemente, psicología humanista. La siguiente es una lista de las creencias compartidas por
ambas corrientes psicológicas:

Copiluio 16 Psicología h u m a n is t a (o te r c e r a fuerza de lo psicología)


lo s seres humanos poseen libre albedrío y son, por lo tanto, responsables de susacciones.
El método m ás apropiado para estudiar a los seres humanos es la fenomenología, es decir,
P® DE PSICOl
el análisis de la experiencia subjetiva intacta.
para poder comprenderlo, el ser humano debe estudiarse como un todo. El elementalis-
Mayor - José Lui
m0 de cualquier tipo distorsiona la interpretación de la naturaleza humana.
Los seres humanos son únicos y, por consiguiente, todo aquello que se aprenda respecto
de otros an im ales e s irrelevante para su comprensión.
Cada ser humano es único; en consecuencia, cualquier cosa que aprendamos en relación
con uno de ellos es irrelevante para la comprensión de los demás.
0 hedonismo no constituye una motivación importante para la conducta humana. En
ilSTOR
lugar de buscar placer y evadir el dolor, los seres humanos buscan dar sentido a sus vidas
y caracterizarlas por el crecimiento personal.
Experimentar una vida auténtica es mejor que vivir una existencia inautèntica.
ÍA Y M
En vista de que poseen atributos únicos, como el libre albedrío, los seres humanos no
pueden estudiarse con eficacia utilizando la metodología científica tradicional. Quizá sea
posible analizarlos con objetividad pero, para ello, será necesario crear una ciencia nueva
y exclusivamente humana.
lAmau y Heiiodoro
La principal diferencia entre las psicologías existencial y humanista estriba en los supues­
tos de cada una respecto de la naturaleza humana. Los humanistas suponen que los seres
humanos son básicamente buenos y que, por lo tanto, si se les coloca en un entornosaludable
vivirán de manera natural en armonía con sus semejantes. Desde la perspectiva humanista, la
motivación más importante en la vida es la tendencia a la realización, un atributoinnatoyque
orienta a las personas hacia las actividades y eventos que son propicios para la autorrealiza-
ción. Por su parte, los existencialistas conciben la naturaleza humana como esencialmente
neutral. Para ellos, lo único que traemos al nacer es la libertad de elegir la naturaleza de nues­
tra existencia. Esto es a lo que Jean-Paul Sartre (1905-1980) se refería con su famosa decla­
ración "La existencia precede a la esencia". De acuerdo con la perspectiva de Sartre y de la
mayoría de los filósofos existencialistas, al nacer no contamos con una esencia humana. So­
mos libres de elegir nuestra propia esencia como seres humanos únicos. Nos convertimos en
aquello que escogemos: "El hombre no es más que lo que hace de sí mismo. Tal es el principio
fundamental del existencialismo" (Sartre, 1957, p. 15). Podemos ejercer nuestra libertadcrean­
do cualquier tipo de vida que deseemos, ya sea buena o mala. Así según los existencialistas, la
principal motivación en la vida consiste en darle significado haciendo efectivas las elecciones.
Muchos pensadores existencialistas han llegado a la conclusión de que, si carece de significa­
do, la vida no vale la pena de ser vivida; en cambio, cuando la existencia tiene sentido, los
seres humanos podemos tolerar casi todo tipo de condiciones. Frankl citaba a Nietzsche al
decir: "Quien tiene por qué vivir puede soportar prácticamente cualquier cómo’ (1946/1984,
p. 12). Frankl sostenía que los seres humanos sólo cuentan con una fuerza motivacional, a la
cual llamaba "voluntad de sentido" (1946/1984, p. 121).
En general, el punto de vista que tienen los humanistas respecto de los seres humanos
hace que se muestren optimistas en relación con estos y con su futuro. De hecho, afirmanque
si existiera la posibilidad de hacer que las sociedades sean compatibles con nuestra naturale­
za, podríamos vivir juntos, en paz y armonía. Por su lado, los existencialistas son más pesimis­
tas. Para ellos, el ser humano carece de un sistema de guía integrado y sólo cuenta con la
libertad de elegir. En vista de que somos libres, no podemos culpar a Dios, ni a nuestros padres,
ni a la genética ni a las circunstancias por nuestras desgracias; los únicos responsables somos
nosotros mismos. Esta responsabilidad hace que concibamos nuestra libertad más como una
maldición que como una bendición, por lo cual muchas veces optamos por no ejercerla, con­
formándonos con adoptar los valores que otros han formulado. En su famoso libro Escape
from Freedom (El miedo a la libertad) (1941), Erich Fromm (1900-1980) afirma que frecuente­
mente lo primero que hacen las personas al darse cuenta de que tienen libertad, es intentar
escapar de ella afiliándose con alguien o con algo capaz de reducir o eliminar sus elecciones.

Comparación entre las psicologías existencial y humanista


Otra distinción importante entre los psicólogos existencialistas y los humanistas, radica
en que, para los primeros, el reconocimiento de que la muerte es una realidad inevitable re­
sulta extremadamente importante. Antes de que vivir una existencia fructífera y plena sea una
posibilidad plausible, es indispensable que reconozcamos el hecho de que nuestra vida es fi­
nita. Los psicólogos humanistas no reparan tanto en el significado que tiene la muerte para la
existencia del hombre. Para conocer un análisis más amplio de las diferencias entre la filosofía
existencialista y la psicología humanista, véase DeCarvalho (1990).
En el capítulo 21 comentaremos las similitudes que existen entre la tercera fuerza de la
psicología y el posmodemismo contemporáneo.

Evaluación
La psicología humanista moderna dio inicio como movimiento de protesta en contra del con-
ductismo y el psicoanálisis. El conductismo consideraba que hay mucha similitud entre los
seres humanos y otros animales. Los inconformes afirmaban que el conductismo se concen­
traba en tipos de conducta triviales, y omitía o minimizaba los procesos mentales y emocio­
nales que hacen únicos a los seres humanos. Por su parte, el psicoanálisis se enfocaba en los
individuos anormales, y hacía hincapié en la motivación inconsciente o sexual, al mismo
tiempo que pasaba por alto a los individuos sanos cuyas principales motivaciones incluían el
crecimiento personal y el mejoramiento social. Los psicólogos humanistas criticaban la psico­
logía científica en general, porque su actuación se basaba en las ciencias físicas al asumir el
determinismo y buscar la legitimidad de distintas clases de eventos. La psicología científica
también concebía la singularidad del ser humano, característica muy importante para la psi­
cología humanista, como una molestia; únicamente las leyes generales tenían relevancia. Por
otro lado, en vista de que la ciencia y la evaluación confiable son inseparables, la psicología
científica dejaba muchos atributos humanos de importancia fuera de su análisis, debido a la
dificultad que entraña evaluarlos. Procesos como el de la voluntad, la valoración y la búsque­
da de significado son ejemplos de tales atributos, al igual que emociones como el amor, la
culpa, el desaliento, la felicidad y la esperanza.

Críticas
No debe sorprendemos que la psicología humanista también haya sido blanco de críticas.
Cada uno de los aspectos siguientes se ha enarbolado como evidencia de su falta de solidez:
• La psicología humanista se identifica con el conductismo con base en los trabajos de
Watson y Skinner. Ambos señalaron que los eventos del entorno constituyen la causa
de la conducta humana, y negaron la importancia de los hechos (eventos) mentales. Sin
embargo, otros conductistas— como McDougall y Tolman, por ejemplo— toman en con­
sideración ambos tipos de hechos y los integran en su análisis de la conducta.
• La psicología humanista subestima la naturaleza acumulativa de la ciencia, al insistir en
que a la psicología científica no le interesan los atributos humanos más elevados. El pro­
blema estriba en que todavía no estamos preparados para estudiar tales atributos. Para
escribir poesía, primero debemos aprender a escribir. El tipo de psicología científica que
critican los psicólogos humanistas ofrece el fundamento para el futuro estudio de carac­
terísticas humanas más complejas.
• La descripción que ofrecen los psicólogos humanistas respecto de los seres humanos es
probablemente una de las más favorables que pueden hallarse en siglos de producción
poética, literaria o religiosa. Representa un tipo de pensamiento idealista que no cuenta
con el respaldo de los hechos acumulados por la psicología más objetiva. No debemos
omitir los hechos sólo porque no nos son gratos.
• La psicología humanista critica el conductismo, el psicoanálisis y la psicología científica
en general, pero las tres corrientes mencionadas han hecho aportaciones significativas al
mejoramiento de la condición humana. En otras palabras, las tres han hecho lo mismo
que la psicología humanista señala como una de sus metas principales.

18 PsioologíQ hum anista (o te rc e ra fuerza d e la p s ic o lo g ía )


Si la psicología humanista rechaza la metodología científica tradicional como medio para
| eVajUar las proposiciones formuladas en relación con los seres humanos, ¿qué se usará en
su sustitución? En caso de que la respuesta sea la intuición o el razonamiento, sería más
apropiado hablar de filosofía o incluso de religión, y no de psicología. El enfoque huma­
nista para estudiar a los seres humanos suele describirse como un retomo al pasado pre-
científico de la psicología.
Al rechazar la investigación animal, los psicólogos humanistas están volviendo la espalda
a una extremadamente valiosa fuente de conocimiento respecto de los seres humanos. No
aprovechar los hallazgos de la teoría de la evolución en el estudio de la conducta humana
constituye, por decir lo menos, un retroceso.
Muchos de los términos y los conceptos que los psicólogos humanistas emplean son tan
vagos que desafían la posibilidad de definirlos y verificarlos con claridad. Incluso haycon­
fusión en torno de la definición de la psicología humanista. Tras buscar una definición de
la disciplina en el Journal of Humanistic Psychology, en varios libros sobre el tema y en los
programas de la División de Psicología Humanista de la APA, Michael Wertheimer (1978)
llegó a la siguiente conclusión:

Resulta difícil discrepar con objetivos como la autenticidad, la realización del potencial inhe­
rente en cada ser humano, la creación de relaciones interpersonales realmente significativas,
el contacto pleno con nuestros sentimientos más íntimos y la expansión de nuestra contien­
da. Pero, ¿qué es en realidad la psicología humanista? Parafraseando un viejo chiste judío, si se
preguntara a dos humanistas qué es la psicología humanista, lo más probable es que se ob­
tuvieran por lo m enos tres definiciones incompatibles entre sí... Es muy difícil encontrar una
definición explícita de la psicología humanista capaz de satisfacer induso a la pequeña frac­
ción de personas que se autodenominan “psicólogos humanistas", (pp. 739,743)

Aportaciones
Para ser justos con los psicólogos humanistas, es preciso señalar que, por lo general, no se
quejan de que el conductismo, el psicoanálisis y la psicología científica no hayan contribuido
a la comprensión de los seres humanos. Por el contrario, lo que han hecho es afirmar que el
conductismo y el psicoanálisis sólo explican una parte del asunto, y que quizá ciertos atributos
humanos importantes no pueden ser analizados por medio de los métodos y supuestos tradi­
cionales de la ciencia. Como dijo William James, si los métodos existentes son ineficaces para
estudiar ciertos aspectos de la naturaleza humana, lo que debe descartarse no son tales aspec­
tos, sino los métodos. La psicología humanista no pretende prescindir de la indagación cien­
tífica, sino ampliar nuestra concepción de la ciencia para que podamos usarla para estudiarlos
atributos humanos superiores.
La expansión del dominio de la psicología constituye la principal aportación de la psico­
logía humanista. Hoy en día esta disciplina tiene mayor tendencia a estudiar la totalidad de la
persona. Ya no nos interesa únicamente cómo aprenden, piensan y maduran biológica e inte­
lectualmente las personas, sino también de qué manera formulan planes para lograr sus
nietas futuras, y por qué ríen, lloran y dan sentido a sus vidas. Muchos consideran que el pa­
radigma humanista ha insuflado nueva vida a la psicología. Recientemente se ha desarrollado
un nuevo campo de acción llamado psicología positiva que, como la psicología humanista
tradicional, explora los atributos humanos positivos. Sin embargo, de acuerdo con Seligman
y Csikszentmihalyi (2000), si bien las aspiraciones de la psicología humanista eran admira­
bles, en general no puede decirse lo mismo respecto de sus logros:

Por desgracia, la psicología humanista no consiguió hacerse con una buena cantidad de fun­
damento empírico y engendró un enorme número de movimientos terapéuticos de auto-

C o m p aroció n entre las psicologías existenciol y humanista


ayuda. En algunas de sus encamaciones, se hizo hincapié en el self (sí mismo) y se alentó un
egocentrismo que minimizó el interés en el bienestar colectivo. La futura polémica determi­
nará si esto ocurrió debido a que Maslow y Rogers se adelantaron a su tiempo, porque esas
deficiencias eran inherentes a su perspectiva original, o en razón del desbordado entusiasmo
de sus seguidores. No obstante, uno de los legados del humanismo de la década de 1960
queda en evidencia en cualquier librería; las secciones de "psicología” cuentan por lo menos
con 10 anaqueles repletos de libros sobre sanadón con cristales, aromaterapia y necupera-
dón del niño interior por cada estante de obras que pretenden mantener algún estándar de
erudiaón. (p. 7)

Seligman y Csikszentmihalyi (2000) describen los rasgos que tienen en común la psicolo­
gía positiva y la psicología humanista, y también las distinciones entre ambas:

[El propósito de la psicología positiva] es recordamos que la psicología no implica únicamen­


te el estudio de patologías, debilidades y daños; también tiene que ver con el análisis de
fortalezas y virtudes. [Además, nos recuerda que] El tratamiento no consiste sólo en arreglar
lo que está descompuesto, sino además en cultivar lo mejor La psicología no es tan sólo una
rama de la medicina que se ocupa de la enfermedad y la salud; es algo mucho más grande
que eso.Tiene que ver con el trabajo, la educación, el entendimiento, el amor; el crecimiento
y el juego.X en esta búsqueda de lo mejor; la psicología positiva no se apoya en el pensamien­
to idealista, la fe, el engaño a uno mismo, las modas pasajeras o la superficialidad; por el
contrario, trata de adaptar las mejores características del método científico a los problemas
singulares que presenta la conducta humana a quienes desean comprenderla en toda su
complejidad, (p. 7)

Tanto los psicólogos positivos como los primeros psicólogos humanistas concuerdan en
que la salud mental es algo más que la ausencia de enfermedades mentales. Hoy en día se usa
el término florecimiento para describir a las personas que no sólo están libres de padecimien­
tos mentales, sino también que — lo cual es más importante todavía— están llenas de vitali­
dad y tienen un funcionamiento óptimo en su vida personal y social. Keyes (2007, p. 95)
calcula que únicamente una quinta parte de la población adulta de Estados Unidos vive este
florecimiento. Una de las metas principales de la psicología positiva es incrementar ese nú­
mero en todo el mundo, y los primeros psicólogos humanistas no dudarían en apoyar tal ob­
jetivo. De hecho, las características de los individuosflorecientes son esencialmente las mismas
que Maslow utilizó para describir a las personas autorrealizadas, o las que Rogers mencionó
como propias de las personas plenamente funcionales.
Para obtener información adicional acerca de la psicología positiva, véase Aspinwall y
Staudinger, 2003; Firestone, Firestone y Catlett, 2003; Fowers, 2005; Keyes, 2007; Keyes y Haidt,
2003; López y Snyder, 2003; Seligman, Steen, Park y Peterson, 2005.

Resumen
La década de 1960 fue muy turbulenta en todo el mundo, y también sirvió como escenario
para el surgimiento de un grupo de psicólogos que consideraban que el conductismo y el
psicoanálisis, las dos fuerzas de mayor importancia en la psicología de la época, habían des­
cuidado aspectos muy relevantes de la existencia humana. Lo que se necesitaba era una ter­
cera fuerza que hiciera hincapié en el lado positivo, creativo y emocional de los hombres. Esta
tercera fuerza de la psicología es una combinación de la filosofía existencialista y la concep-
dón romántica en torno de la humanidad; el resultado se conoce como psicología humanista
o tercera fuerza de la psicología. Los psicólogos humanistas son fenomenológicos. En la etapa

C apitu lo 18 P sico logía humanista (o tercera fuerza de la psicología)


■ DE PSICOU
■ma, Brentano y Husserl desarrollaron la fenomenología o estudio de las experiencias
ctaS/ conscientes, a medida que éstas ocurren y sin ideas preconcebidas acerca de su na- Mayor I José L
*n aleza- De acuerdo con Brentano, todos los actos conscientes pretenden (se refieren a) algo
Ara de sí mismos. Un ejemplo es la declaración ''Veo una niña". Husserl pensaba que un
dio cuidadoso y objetivo de los fenómenos mentales podía funcionar como un puente
^tre la filosofía y la ciencia. Además del tipo de fenomenología que se enfoca en la intencio­
n a d , Husserl propuso un segundo tipo: una fenomenología pura que analiza la esencia de
la experiencia subjetiva. Por consiguiente, para Husserl la fenomenología podía estudiar la
mente orientada al exterior u orientada al interior.
I lISTOfl
De acuerdo con el uso que le dieron los existenrialistas, la fenomenología se convirtió en
el estudio de la totalidad de la existencia humana. Tal estudio se enfoca en el rango completo ÍAYM
de la experiencia cognitiva y emocional de los seres humanos, incluyendo la ansiedad, el mie­
do el temor, la alegría y la angustia. Heidegger, uno de los alumnos de Husserl, expandió
la fenomenología a la indagación existencial. Heidegger estudiaba el Dasein, o el estar en el
mundo. La palabra Dasein significa "ser ahí" o, desde un planteamiento humano, "existir ahí",
y la existencia constituye un proceso complejo que tiene que ver con la interpretación y la eva­
luación de las propias experiencias y con la formulación de elecciones respecto de las mismas. A m a u y H e lio d o ro
Heidegger consideraba que, aunque los seres humanos cuentan con libre albedrío, son
"lanzados" a las circunstancias de la vida por eventos fuera de su control. El lanzamiento
determina condiciones como si el individuo es hombre o mujer, acaudalado o pobre, física­
mente agradable o desagradable, etc. Depende de cada persona sacar lo mejor de la vida sin
importar las circunstancias. El crecimiento positivo se da cuando la persona explora las posi­
bilidades de vida mediante sus elecciones. La elección, sin embargo, exige adentramos en lo
desconocido y esto genera ansiedad. Así, desde el punto de vista de Heidegger, ejercer la
libertad propia demanda valentía, pero únicamente ejerciéndola podemos vivir una vida autén­
tica, es decir, la vida que elegimos y de la cual somos, por consiguiente, completamente res­
ponsables. Si una persona vive de acuerdo con valores ajenos, significa que está viviendo una
vida inautèntica. Para Heidegger, el primer paso hacia la experimentación de una vida autén­
tica consiste en asumir la inestabilidad de la muerte (del no ser). Una vez que el individuo
comprende y afronta la finitud, puede proceder a vivir una vida fructífera, plena y auténtica.
Binswanger aplicó las ideas filosóficas de Heidegger a la psiquiatría y la psicología. Bins-
wanger denominó su enfoque psicoterapèutico como Daseinanálisis, es decir, el estudio de la
manera en que el individuo afronta su "ser en el mundo". Binswanger dividió el Dasein en el
Umwelt (el mundo físico), el Mitwelt (el mundo social) y el Eigenwelt (las percepciones perso­
nales del individuo). De acuerdo con Binswanger, cada persona asume las experiencias de la
vida mediante un Weltanschauung, o diseño del mundo, que es una orientación general hacia
la existencia. Binswanger intentaba comprender los diseños del mundo de sus pacientes; si el
diseño del mundo de uno de ellos demostraba ser ineficaz, el terapeuta sugería otros alterna­
tivos y potencialmente más eficaces. Al igual que Heidegger, Binswanger creía que las circuns­
tancias a las que somos "lanzados" ponen límite a nuestra libertad personal. El lanzamiento
crea lo que Binswanger llamó fundamento de la existencia, a partir del cual comenzamos el
proceso de devenir mediante el ejercicio de nuestra libertad. De acuerdo con Binswanger,
todos los individuos intentan elevarse por encima de su fundamento de la existencia y lograr
un "ser más allá del mundo", es decir, superar sus circunstancias actuales mediante su tras- Unr
formación con base en la libre elección.
May fue el principal responsable de llevar la psicología existencial a Estados Unidos y, por
extensión, al resto de América. Al igual que los demás psicólogos existenrialistas, May consi­
deraba que la vida normal y saludable involucra la experimentación de ansiedad, porque vivir
una vida auténtica exige aventurarse a lo desconocido. Si una persona es incapaz de afrontar
la ansiedad normal, desarrollará ansiedad neurótica y pasará de una vida auténtica a una de
conformidad o demasiado restrictiva. Además, en vista de que las personas con ansiedad
neurótica no ejercen su capacidad humana de elección, experimentan culpa. En consecuencia,
la vida auténtica está caracterizada por la ansiedad normal y por la culpa, y la vida inautèntica
lo está por la ansiedad neurótica y la culpa. May creía que las personas sanas adoptan mitos
que les proporcionan un sentido de identidad y comunidad, respaldan sus valores morales, y
les ofrecen una manera de lidiar con los misterios de la vida. Los individuos que no adoptan
tales mitos se sienten aislados y temerosos, y terminan muchas veces por buscar ayuda profe­
sional. Al analizar la eficacia de las historias que determinan cómo experimentan la vida las
personas, la terapia narrativa refleja la creencia de May en el valor pragmático de los mitos.
Según él, los mitos suelen reflejar lo daimónico, es decir, el potencial de cualquier atributo o
función humanos de volverse negativos si se les expresa en exceso. May consideraba que casi
todos los aspectos únicos de los seres humanos son elusivos a la metodología científica tradi­
cional y que, por consiguiente, si queremos estudiar al hombre es necesario crear una nueva
ciencia humana.
Kelly, quien no se formó como psicólogo ch'nico, puso a prueba diversos enfoques para
ayudar a las personas emocionalmente trastornadas. Uno de sus hallazgos fue que todo aque­
llo que provocara que sus clientes se vieran a sí mismos y a sus problemas desde una pers­
pectiva distinta derivaría en una mejoría. Con base en esta observación, Kelly concluyó que
los problemas mentales son en realidad problemas de percepción, y sostuvo que los seres
humanos son libres de conformarse a sí mismos y al mundo de la manera que ellos elijan. Para
lograrlo crean un sistema de constructos que ponen o debieran poner a prueba empíricamen­
te. Es posible usar cualquier cantidad de constructos para construir una situación. En otras
palabras, siempre podemos visualizar el mundo de diversas maneras, así que, cómo lo haga­
mos, dependerá de nuestra elección personal. Igual que Vaihinger, Kelly alentaba el pen­
samiento propositivo, esto es, la experimentación con ideas para ver a dónde nos conducen
éstas. En la terapia del rol fijo, Kelly hada que sus clientes escribieran una autodescripción;
luego creaba un papel totalmente diferente de su personalidad para que aquellos lo represen­
taran. Al ofrecerles apoyo y ayuda en la ejecución de su papel, Kelly se convertía en una espe­
cie de actor de soporte, cuya actuación contribuía a que sus clientes se visualizaran en forma
distinta. Una vez que el cliente se percataba de que había maneras alternativas de visualizar
su propio self (sí mismo), su vida y sus problemas, frecuentemente se daba una mejoría. Se­
gún Kelly, los neuróticos han perdido la capaddad de "hacer-creer", y la labor del terapeuta
consiste en restaurarla. La terapia de rol fijo de Kelly puede considerarse como una versión
temprana de la terapia narrativa.
De acuerdo con Maslow, quien generalmente es considerado fundador de la tercera fuer­
za de la psicología, las necesidades humanas están organizadas en una jerarquía. Si el individuo
satisface adecuadamente sus necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales (de pertenencia
y amor) y de reconocimiento y autoestima, estará en posición de autorrealizarse. Al llevar una
vida caracterizada por la plenitud, la espontaneidad y la creatividad, la persona autorrealizada
estará motivada por el ser y no por la deficiencia. En otros términos, en vista de que la perso­
na ha satisfecho sus necesidades básicas, no tiene necesidad de buscar cosas específicas en el
entorno. En lugar de ello puede asumir el mundo de forma íntegra y abierta, así como adoptar
los valores más elevados de la vida. Poco antes de morir, Maslow propuso una cuarta fuerza
de la psicología, o psicología transpersonal, que explora la relación de las personas con el
universo, y hace énfasis en los aspectos místicos y espirituales de la naturaleza humana.
Rogers conduyó que la única forma de comprender a una persona radica en determinar
cómo apreda las cosas, es decir, en determinar su realidad subjetiva. Este punto de vista de­
rivó en la famosa terapia centrada en el cliente, de Rogers, la cual constituyó la primera alter­
nativa terapéutica importante al psicoanálisis. Rogers también fue el primer clínico en intentar
cuantificar la eficacia de la terapia. Para ello utilizó la técnica Q (o técnica de dasificación Q),
que permite la comparación entre el self (sí mismo) real y el self (sí mismo) ideal de las perso­
nas en diversos momentos del proceso terapéutico. Al igual que Maslow, Rogers postuló una
tendencia innata hacia la realización. Para que esa tendencia pueda cumplirse, el individuo
tiene que usar el proceso de valoradón organísmica como marco de referencia para vivir su

Coprtulo 18 Psicología humonista (o tercero fuerza de la psicología)


vida; en otras palabras, es preciso que empleemos nuestros propios sentimientos internos
para determinar el valor de nuestras experiencias. Quienes viven de acuerdo con su propio
proceso de valoración organísmica logran convertirse en personas plenamente funcionales (o
personas con funcionamiento óptimo) que viven una vida auténtica. Por desgracia, toda vez
que los seres humanos tenemos la necesidad de obtener una consideración positiva, muchas •
veces permitimos que las personas importantes para nuestra existencia nos impongan condi­
ciones de valía. Cuando las condiciones de valía reemplazan el proceso de valoración organís­
mica como marco de referencia para vivir su vida, el individuo se vuelve incongruente y
experimenta una vida inauténtica. De acuerdo con Rogers, la única forma de evitar la incon­
gruencia consiste en que la persona reciba consideración positiva incondicional de las perso­
nas que son importantes en su vida.
Las psicologías existencial y humanista comparten las creencias siguientes: los seres hu­
manos poseen libre albedrío y son, por lo tanto, responsables de sus acciones; la fenomeno­
logía constituye el método más apropiado para estudiar a los seres humanos; los seres
humanos deben ser estudiados como seres integrales, sin dividirlos en forma alguna; en vista
de que el hombre es único como especie, la investigación animal es irrelevante para su com­
prensión; no existen dos seres humanos iguales; la búsqueda de significado representa la
motivación más importante para el ser humano; todos los hombres deben aspirar a vivirvidas
auténticas; y, en vista de que los seres humanos son únicos, la metodología científica tradicio­
nal es ineficaz para estudiarlos. La principal diferencia entre las psicologías existencial y hu­
manista estriba en que la primera considera que la naturaleza humana es neutra, mientras
que la última parte de la premisa de que es esencialmente buena. De acuerdo con los psicólo­
gos existencialistas, toda vez que no tenemos una naturaleza innata o un sistema directriz,
debemos elegir nuestra propia existencia. Los psicólogos existencialistas consideran la liber­
tad como una maldición y como una bendición al mismo tiempo, además de considerar que
casi todos los seres humanos intentan huir de ella.
La psicología humanista ha sido criticada por equipararse con el conductismo en cuanto
a las formulaciones de Watson y Skinner y omitir, en consecuencia, el trabajo de otros con-
ductistas que se ocuparon de la importancia de los hechos (eventos) mentales y de la conducta
determinada por metas; también se le censura no haber logrado comprender que los esfuer­
zos científicos de la psicología primero deben concentrarse en los aspectos más simples de los
seres humanos, para luego poder estudiar aquellos de mayor complejidad; por ofrecer una des­
cripción más positiva de los hombres, sin contar con el respaldo de los hechos; por minimi­
zar o pasar por alto las aportaciones positivas del conductismo y del psicoanálisis; por sugerir
métodos de indagación que implican un retomo a la historia precientífica de la psicología; por
tener más puntos en común con la filosofía y la religión que con la psicología; por dejar de
lado una valiosa fuente de información al rechazar la validez de la investigación animal, y por
emplear términos y conceptos tan vagos que imposibilitan su clara definición o verificación.
La principal contribución de la psicología humanista ha sido la expansión del dominio de esta
disciplina, por medio de la exhortación a investigar todos los aspectos de los seres humanos,
y que la concepción científica de la psicología cambie para permitir el estudio objetivo de los
atributos exclusivamente humanos. En tiempos recientes ha surgido el campo de la psicología
positiva, corriente que estudia los atributos humanos positivos, pero de manera más cientí­
ficamente rigurosa y menos egocéntrica de lo que solía hacerlo la psicología humanista tra­
dicional. Sin embargo, tanto la psicología humanista tradicional como la psicología positiva
insisten en que la salud mental es algo más que la ausencia de padecimientos mentales. Am­
bas describen a las personas verdaderamente sanas en términos de su capacidad para experi­
mentar una vida emocionante y significativa. Mientras que los psicólogos positivos se refieren
a ese tipo de individuos como florecientes, los psicólogos humanistas tradicionales los califi­
can como autorrealizados (Maslow) o plenamente funcionales (Rogers).
0 Ejercidos de análisis

1. ¿Qué es la tercera fuerza de la psicología? ¿Cuáles son las limitaciones de las otras
dos fuerzas, según los psicólogos de la tercera fuerza?
2. Describa la fenomenología de Brentano. ¿A qué se refería Brentano con el término
intencionalidad? ¿Qué quería decir Husserl mediante el concepto fenomenología
pura?
3. ¿Qué hizo Heidegger para enriquecer la fenomenología? Defina los términos y
conceptos siguientes, los cuales forman parte de la teoría de Heidegger: Dasein
autenticidad, devenir, responsabilidad y lanzamiento.
4. Describa el método de Daseianálisis propuesto por Binswanger. Defina los términos
y conceptos siguientes, todos los cuales forman parte de la teoría de Binswanger:
Umwelt (mundo circundante), Mitwelt (con el mundo), Eigenwelt (mundo propio),
diseño del mundo, fundamento de la existencia y ser más allá del mundo.
5. ¿Cuál es la relación entre ansiedad y culpa, según la teoría de May? ¿Cuál es la
diferencia entre la ansiedad normal y la ansiedad neurótica?
6. Según May, ¿cuál es el dilema humano?
7. De acuerdo con May, ¿con qué funciones cumplen los mitos en la existencia huma­
na? ¿Qué determina el contenido de los mitos clásicos? ¿Unos mitos son mejores
que otros?
8. Describa la relación entre la creencia de May respecto de la importancia del mito
en la vida del individuo y la terapia narrativa contemporánea.
9. Describa el tipo de ciencia que May creía necesario crear para poder realizar un
estudio eficaz de los seres humanos.
10. ¿A qué se debe que Kelly sostuviera que todos los seres humanos tienen algo de
científicos?
11. Describa los conceptos altemativismo constructivo y pensamiento propositivo, acu­
ñados por Kelly.
12. Describa el enfoque psicoterapéutico de Kelly. ¿Qué quiso decir Kelly al afirmar
que los problemas psicológicos son problemas de percepción? ¿Qué técnicas em­
pleó para ayudar a sus clientes a recuperar su capacidad de hacer-creer?
13. ¿Cuáles son los principios fundamentales de la psicología humanista?
14. Resuma la jerarquía de necesidades de Maslow.
15. ¿A qué se debe que haya tan pocas personas autorrealizadas, según Maslow?
16. Liste las características que, de acuerdo con Watson, identifican a las personas au­
torrealizadas.
17. ¿Cuál es la diferencia entre motivación por deficiencia y motivación del ser? Men­
cione un ejemplo de cada caso.
18. Describa a qué se refería Maslow al hablar de la cuarta fuerza de la psicología o psi­
cología transpersonal.
19. ¿Qué hizo Rogers para tratar de evaluar la eficacia de la psicoterapia?
20. ¿Cuáles son las características de las personas incongruentes, según Rogers? Inclu­
ya en su respuesta un análisis del proceso de valoración organísmica, de la necesi­
dad de consideración positiva y de las condiciones de valía.
21. Según Rogers, ¿cuál es la única forma en que puede evitarse la incongruencia?
22. Según Rogers, ¿cuáles son los tres componentes principales en cualquier relación
que facilite el crecimiento personal?
23. ¿Cuáles son las similitudes y cuáles las diferencias entre las psicologías humanista
y existencial?
24. Resuma las críticas que se han hecho a la psicología humanista y mencione cuáles
han sido las aportaciones de la misma.

Copitulo 18 PitoolOQío humonista (o tercero fuerza de lo psicología)


25. Compare el campo contemporáneo de la psicología positiva con la psicología hu­
manista tradicional.

s u g e r e n c ia s de lecturas complementarias
Coon, D. J- (2006). "Abraham H. Maslow: Maslow, A. H. (1968). Toward a psychology of
Reconnaissance for Eupsychia", en D. A. being (2a. ed.). Nueva York: Van Nos­
Dewsbury, L. T. Benjamin Jr. Y M. Wer­ trand Reinhold.
theimer (eds.), Portraits o f pioneers in Maslow, A H. (1971). Thefarther reaches ofhu­
psychology (vol. 6, pp. 255-271). Washing­ man nature. Nueva York: PenguinBooks.
ton, DC: American Psychological Asso­ Maslow, A. H. (1987). Motivation and perso­
ciation. nality (3a. ed.). Nueva York: Harper &
Hoffman, E. (1988). The right to be human: A Row. (Trabajo publicado originalmente
biography o f Abraham Maslow. Los Ánge­ en 1954.)
les: Tarcher. May, R. (1991). The cryfor myth. Nueva York:
Inwood, M. (2000). Heidegger: A very short Norton.
introduction. Nueva York: Oxford Uni­ Rogers, C. R. (1980). A way of being. Boston:
versity Press. Houghton Mifflin.
Jankowicz, A. D. (1987). "Whatever happe­ Royce, J. R. y Mos, L. P. (eds.). (1981). Huma­
ned to George Kelly? Applications and nistic psychology: Concepts and criticisms.
implications", en American Psychologist, Nueva York: Plenum.
pp. 42, 481-487. Schneider, K J. (1998). "Toward a science of
Kelly, G. A. (1964). "The language of hypo­ the heart: Romanticism and the revival of
theses: Man's psychological instrument", psychology", en American Psychologist,
en Journal o f Individual Psychology, 20, 53, pp. 277-289.
pp. 137-152. Seligman, M. E. P. y Csikszentmihalyi, M.
Kirschenbaum, H. (1979). On becoming Carl (2000). "Positive psychology: An intro­
Rogers. Nueva York: Dell. duction", en American Psychologist, 55,
pp. 5-14.

Glosario

Altemativismo constructivo Idea pro­ Ansiedad normal Surge cuando se vive


puesta por Kelly, según la cual siempre es una vida auténtica. (Véase también Vida
posible vernos a nosotros mismos y al auténtica.)
mundo que nos rodea de diversas maneras. Autoalienación De acuerdo con los exis­
Ansiedad Sensación que surge cuando tencialistas, la condición que surge cuando
confrontamos lo desconocido, por ejemplo, las personas aceptan como guía de vida
cuando pensamos en la muerte o cuando valores distintos de aquellos que han
nuestras elecciones nos llevan a enfrentar adoptado libre y personalmente.
nuevas circunstancias de vida. De acuerdo Autodescripción Descripción personal que
con los existencialistas, es imposible vivir Kelly pedía a muchos de sus clientes que
una vida auténtica sin experimentar ansie­ hicieran antes de comenzar su programa
dad. terapéutico.
Ansiedad neurótica Temor anormal a la Autorrealización De acuerdo con Rogers y
libertad, resultante de que el individuo Maslow, la tendencia humana innata hacia la
experimenta una vida que minimiza la integridad. Las personas autorrealizadas
importancia de la elección personal. están abiertas a la experimentación y
adoptan los valores más elevados de la
existencia humana.
Binswanger, Ludwig (1881-1966) Aplicó la Dilema humano De acuerdo con May, la
filosofía existencialista de Heidegger a la paradoja que resulta de la naturaleza dual de
psiquiatría y a la psicología. Desde su punto los seres humanos, como objetos a los que
de vista, uno de los prerrequisitos para les ocurren las cosas, y como sujetos que
ayudar a los individuos emocionalmente asignan significado a sus experiencias.
trastornados consiste en determinar cómo se Diseño del m undo (Weltanschauung)
ven a sí mismos y cómo visualizan el mun­ Término usado por Binswanger para definir
do. (Véase también Daseinanálisis y Diseño la orientación fundamental de las personas
del mundo.) hacia el mundo y la vida.
Cerrazón Término usado por Kierkegaard Eigenwelt Término utilizado por Binswan­
para calificar el tipo de vida que experimen­ ger para calificar las experiencias privadas,
tan las personas defensivas, inauténticas. íntimas de las personas.
Complejo de Jonás Según Maslow, el Fenomenología Estudio introspectivo de
miedo al propio potencial de grandeza. las experiencias humanas intactas.
Condiciones de valía De acuerdo con Fenomenología pura Metodología pro­
Rogers, las condiciones que nos imponen las puesta por Husserl para descubrir la esencia
personas importantes en nuestra vida, y con de los actos y procesos mentales mediante
que debemos cumplir para que nos den una los cuales obtenemos todo conocimiento.
consideración positiva.
Florecim iento De acuerdo con los psicólo­
Consideración positiva incondicional gos positivos, el estado en el que uno se
De acuerdo con Rogers, el ofrecimiento de halla libre de padecimientos mentales y, por
consideración positiva sin establecer condi­ lo tanto, está en capacidad de vivir una vida
cionantes previos. entusiasta, significativa y eficaz.
Culpa Sensación que se da más intensa­ Fundamento de la existen cia Término
mente cuando se vive una vida inautèntica. usado por Binswanger para definir las
Daimónico Según May, cualquier atributo o circunstancias a las que se ven lanzadas las
función humanos, cuya existencia moderada personas y de acuerdo con las cuales deben
es positiva pero, en exceso, resulta negativa. hacer elecciones. (También se le llama
facticidad.) ( Véase también Lanzam iento.)
Dasein Término empleado por Heidegger
para referirse al concepto de "ser en el Heidegger, M artin (1889-1976) Expandió
mundo". El mundo no existe sin los seres la fenomenología de Husserl para incluir el
humanos, y estos no existen fuera de él. En examen de la totalidad de la existencia
vista de que los hombres existen en el humana.
mundo, es ahí donde deben ejercer su libre Intencionalidad Idea de Brentano, en el
albedrío. Ser en el mundo significa existir en sentido de que todos los actos mentales se
él, y esto implica interpretar y valorar las refieren a algo externo al acto mismo.
experiencias propias, además de hacer
elecciones en tomo de dichas experiencias. Jerarquía de n ecesid ad es La idea de
Maslow en el sentido de que las necesidades
Daseinanálisis Método psicoterapèutico de
humanas se organizan en una jerarquía, y
Binswanger, el cual requiere que el terapeuta
que aquellas que ocupan los niveles inferio­
comprenda la perspectiva del mundo que
res de la misma deben ser adecuadamente
tiene su cliente. El Daseinanálisis examina el
satisfechas antes de centrar la atención en
modo en que la persona "es en el mundo".
las de los niveles superiores. Las necesidades
Devenir Una de las características de la más básicas y poderosas de la jerarquía son
vida auténtica, porque las personas auténti­ las fisiológicas, seguidas por las de seguri­
cas siempre devienen en algo distinto de lo dad, las sociales (de pertenencia y amor), y
que eran. El devenir representa el crecimien­ las de reconocimiento y autoestima. Cuando
to normal y saludable del ser humano. todas las necesidades de los niveles inferio-

C o p rtu lo 18 P s ic o lo g ie hu m an ista (o te rc e ra fu e rz a d e la p s i c o l o g i a )
es de la jerarquía han sido adecuadamente Ontología El estudio de la naturaleza de la
satisfechas, se dice que la persona está existencia.
Lutorrealizada.
Pensamiento propositivo De acuerdo con
Kelly, George (1905-1967) Hizo hincapié Kelly, la experimentación con ideas para ver
en que siempre es posible construir de diver­ a dónde conducen éstas.
sas maneras nuestro self (sí mismo) y el
Percepción del ser Aquella que supone
mundo que nos rodea. Según el punto de
integralmente "lo que está", porque no
vista de Kelly, los problemas psicológicos pretende localizar elementos específicos
son, esencialmente, problemas de percep­
para satisfacer ciertas necesidades. (También
ción. se le llama percepción-S.)
Lanzamiento De acuerdo con Heidegger y
Percepción motivada por la deficiencia
Binswanger, las circunstancias que caracteri­
Aquella cuyo propósito es localizar en el
zan la existencia de la persona y que rebasan
entorno aquello que satisfará una necesidad.
su propio control. (Véase también Funda­
(También se le llama percepción de la
mento de la existencia.)
deficiencia o percepción-D.)
Maslow, Abraham (1908-1970) Psicólogo
Persona incongruente Término utilizado
humanista que hizo énfasis en la tendencia
por Rogers para calificar a los individuos
innata en el ser humano hacia la autorreali-
cuyo proceso de valoración organísmica ha
zación. Maslow afirmó que el conductismo y
sido reemplazado por las condiciones de
el psicoanálisis sólo proporcionaron una
valía como guía de vida.
comprensión parcial de la existencia huma­
na, y que las aportaciones de la psicología Proceso de valoración organísmica De
humanista (o tercera fuerza de la psicología) acuerdo con Rogers, el sistema directriz
la completaría. interno, innato, que las personas pueden
utilizar para "mantenerse en el camino'
May, Rollo (1909-1994) Psicólogo que
hacia la autorrealizadón.
desempeñó un papel decisivo en llevar la
filosofía existencialista y la psicología Psicología existencial Rama de la psicolo­
existencial a Estados Unidos y, por ende, al gía contemporánea que fue influendada por
resto de América. la filosofía existendalista. Los conceptos
clave de la psicología existendal induyen los
Mitwelt Término usado por Binswanger siguientes: libertad, individualidad, respon­
para referirse al ámbito de las interacciones sabilidad, ansiedad, culpa, lanzamiento y
sociales. autenticidad.
Motivación del ser Para Maslow, el tipo de Psicología humanista Rama de la psicolo­
motivación que caracteriza a las personas gía que está estrechamente alineada con la
autorrealizadas. En virtud de que la motiva­
psicología existencial. A diferenda de ésta,
ción del ser no está determinada por las
sin embargo, la psicología humanista supone
necesidades, adopta los valores más eleva­ que los seres humanos son básicamente
dos de la existencia humana, como la buenos. Es decir, que si factores negativos
belleza, la verdad y la justicia. (También se le del entorno no reprimen su desarrollo, el
llama motivación-S.) hombre vivirá una existenda humanitaria.
Motivación por deficiencia De acuerdo La psicología humanista se ocupa de exami­
con Maslow, la motivación que está nar los aspectos más positivos de la natura­
determinada por la satisfacción de alguna leza humana, mismos que el conductismo
necesidad específica. (También se le y el psicoanálisis han dejado de lado.
llama motivación-D.) (También se le llama tercera fuerza de la
psicología.)
Necesidad de consideración positiva De
acuerdo con Rogers, la necesidad de obtener Psicología positiva Campo de la psicología
respuestas positivas de las personas que son contemporánea que explora los atributos
importantes en nuestras vidas. positivos de los seres humanos, pero lo hace
de manera menos egocéntrica y más riguro­ Sistemas de constructos Según Kelly, el
sa desde el punto de vista científico de lo conjunto de constructos personales con base
que ocurría en casi todos los casos en la en los cuales las personas hacen prediccio­
psicología humanista tradicional. nes respecto de los eventos futuros.
Psicología transpersonal La cuarta fuerza Terapia del rol fijo El enfoque terapéutico
de la psicología propuesta por Maslow, la de Kelly mediante el cual se asigna al cliente
cual se ocupa de la relación entre el indivi­ un papel con características claramente
duo y el cosmos (universo) y, al hacerlo, se distintivas respecto de las que éste usa para
enfoca en los aspectos místicos y espirituales autodescribirse. En este tipo de enfoque el
de la naturaleza humana. terapeuta actúa en gran medida como un
actor de soporte. (Véase también Autodes-
Realidad subjetiva La conciencia de las
cripción.)
personas.
Terapia narrativa Examina las historias
Responsabilidad Subproducto insoslayable
mediante las cuales las personas viven y
de la libertad. Somos libres de elegir nuestra
comprenden su existencia; además, de ser
propia existencia, así que tenemos responsa­
necesario, alienta el reemplazo de las
bilidad absoluta sobre la misma.
historias ineficaces por otras que sí puedan
Rogers, Cari (1902-1987) Psicólogo huma­ lograr su cometido.
nista cuya psicoterapia no directiva y centra­
Tercera fuerza de la psicología Véase
da en el cliente fue considerada por muchas
Psicología humanista.
personas como la primera alternativa viable
del psicoanálisis como método para tratar a Umwelt Término empleado por Binswan-
la gente con problemas. Al igual que la de ger para referirse al mundo físico.
Maslow, la teoría de la personalidad de Valentía De acuerdo con los existencialis-
Rogers hizo hincapié en la tendencia innata tas, un atributo necesario para vivir una vida
hada la autorrealización. Según él, el auténtica, porque ese tipo de existencia está
individuo tiende siempre a la autorrealiza­ caracterizada por la incertidumbre.
ción, a menos que su proceso de valoración
organísmica sea desplazado por las condi­ Vida auténtica Según los existencialistas, el
ciones de valía como guía de vida. La única tipo de vida que se elige libremente y que no
manera de evitar la creación de condiciones está determinada por los valores de otras
de valía consiste en dar a las personas una personas. En ese tipo de vida los sentimien­
consideración positiva incondicional. (Véase tos, valores e interpretaciones propios
también Condiciones de valía, Proceso de actúan como guía de conducta.
valoración organísmica, Autorrealización Vida inautèntica Aquella que se vive de
y Consideración positiva incondicional.) acuerdo con valores que no se han elegido
Ser más allá del mundo Término acuñado personal y libremente. Se trata de una vida
por Binswanger para referirse al devenir. Los caracterizada por la culpa.
individuos sanos siempre intentan trascen­
der lo que son.

C a p i t u l o 18 P s i c o l o g í a h u m a n is t a ( o te/cera fu e r z a d e la p s i c o l o g í a )

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