a parábola del sembrador explicada y lo que nos enseña
La parábola del sembrador explica cómo diferentes personas reciben el
mensaje del reino de Dios. En la parábola, se compara el corazón del ser
humano con un terreno. Se usa vocabulario relacionado con la agricultura
para explicar la importancia de tener el corazón preparado para recibir la
Palabra de Dios.
Encontramos el texto de la parábola en 3 de los Evangelios: Mateo 13:1-23,
Marcos 4:1-20 y Lucas 8:5-15. Fueron varias las ocasiones en las que Jesús
usó narraciones cortas simbólicas (parábolas) para comunicar verdades
espirituales. En esta ocasión él relató la parábola ante muchas personas, y
luego dio la interpretación a sus discípulos.
Un sembrador salió a sembrar su semilla. Mientras sembraba, una parte cayó
junto al camino y fue pisoteada; y las aves del cielo la comieron. 6 Otra parte cayó
sobre la roca y, cuando creció, se secó porque no tenía humedad. 7 Otra parte
cayó entre los espinos, y los espinos crecieron al mismo tiempo y la ahogaron. 8 Y
otra parte cayó en buena tierra y, cuando creció, llevó fruto a ciento por uno”.
Hablando de estas cosas, exclamó: “El que tiene oídos para oír, oiga”.
(Lucas 8:5-8)
Vemos que es una parábola bastante sencilla. Habla sobre un sembrador
que salió a sembrar y echó la semilla en diferentes tipos de terreno. Todas
las semillas eran iguales, lo que varió fue el terreno. Las que cayeron en
buen terreno, dieron buen fruto. Pero las demás encontraron terrenos más
difíciles que impidieron que la semilla se aferrara, creciera y diera fruto.
La explicación de Jesús
Los discípulos de Jesús le preguntaron el significado de la parábola y Jesús
les explicó
Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Los de junto
al camino son los que oyen pero luego viene el diablo y quita la palabra
de sus corazones para que no crean y sean salvos. 13 Los de sobre la roca
son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo. Pero estos no
tienen raíz; por un tiempo creen y en el tiempo de la prueba se
apartan. 14 En cuanto a la parte que cayó entre los espinos, estos son los
que oyeron pero, mientras siguen su camino, son ahogados por las
preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a la
madurez. 15 Pero en cuanto a la parte que cayó en buena tierra, estos son
los que, al oír con corazón bueno y recto, retienen la palabra oída y llevan
fruto con perseverancia.
(Lucas 8:11-15)
El significado de los símbolos
Por lo tanto, tomando en cuenta la propia explicación dada por
Jesús, podemos ver lo que significa cada uno de los símbolos que él
usó en el relato.
La semilla: la palabra de Dios, el mensaje de Dios para cada persona.
Los 4 tipos de terreno: diferentes tipos de personas y su reacción al
escuchar las buenas nuevas de salvación.
Los de junto al camino: aquellos que oyen el mensaje de forma
superficial, sin darle demasiada importancia.
Las aves del cielo: el diablo, que no desea que las personas sean
salvas.
Los de sobre la roca: reciben el mensaje con gozo, pero no
profundizan ni dejan que alcance lo más profundo de su ser. No
crecen espiritualmente porque no permiten que el mensaje eche
raíces.
Los espinos: los que dan más importancia a las preocupaciones de la
vida, las riquezas y los placeres. No tienen lugar en el trono de su
corazón para Dios.
La buena tierra: los que reciben el mensaje de Dios con el corazón
abierto, están preparados para dejar que Dios reine en sus vidas y los
guíe en todo momento. Tienen corazón recto y deseoso de amar y
obedecer a Dios.
El fruto: la evidencia en la vida de las personas transformadas por el
mensaje de Jesús. Ellos mismos comienzan a esparcir la semilla con
perseverancia y alcanzan a otros con la Palabra de vida
Lo que aprendemos con la parábola
La exhortación de Jesús a las personas fue “El que tiene oídos para oír,
oiga” (Lucas 8:8). Esto quiere decir que es una parábola para reflexionar y
examinar la condición del corazón. ¿Cuál tipo de terreno somos? ¿En cuál
tipo de terreno estamos sembrando?
Por un lado, debemos meditar sobre la condición de nuestro corazón.
¿Estoy permitiendo que Dios reine en todas las áreas de mi vida? ¿Vivo para
él y tomo tiempo para escuchar su voz? ¿Estoy sembrando activamente y
dando fruto para la gloria de Dios?
Por otro lado, si servimos a Dios y vivimos para él, somos llamados a
sembrar la semilla del evangelio dondequiera que vamos. Esta es una labor
preciosa, pero a veces puede ser frustrante si no vemos los frutos
deseados.
Sabemos que estamos sembrando la semilla correcta. La diferencia está en
el terreno. ¿En quién debo invertir mi tiempo? ¿Dónde está el terreno
preparado para recibir la semilla? Debemos pedir a Dios que nos guíe para
encontrar la buena tierra, los que están preparados para recibir su mensaje
de salvación.
No debemos permitir que la frustración y el desánimo se apoderen de
nosotros cuando no vemos los resultados que anhelamos. ¡Es necesario
perseverar! Obedecer a Dios es lo más importante. Puede que hoy
encontremos terrenos rocosos o caminos llenos de espinos. Pero si
llevamos fielmente la Palabra de Dios, algún día encontraremos la buena
tierra que dará fruto a ciento por uno.