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Sorolla

Joaquín Sorolla fue un pintor español del siglo XIX conocido como el Pintor de la Luz. Se especializó en pintar escenas costumbristas de la luz, el mar y España, usando pinceladas espontáneas para captar la luz y las sombras.

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Joaquín Sorolla fue un pintor español del siglo XIX conocido como el Pintor de la Luz. Se especializó en pintar escenas costumbristas de la luz, el mar y España, usando pinceladas espontáneas para captar la luz y las sombras.

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Joaquín Sorolla Bastida nació en Valencia en 1863,y fue uno de los grandes pintores españoles

del siglo XIX. Es conocido como el Pintor de la Luz.

Se quedó huérfano junto a su hermana Concha cuando sólo tenía dos años por culpa de una
epidemia de cólera, y ambos fueron acogidos por su tía Isabel, hermana de su madre. Su tío
intentó enseñarle a Sorolla, su oficio, el de cerrajero, pero pronto quedó claro que su
verdadera vocación era la pintura.

Su tío acabó matriculándolo en 1876 (cuando tenía 13 años) en la Escuela de Artesanos de


Valencia, donde compartió estudio con artistas que después lo seguirían en su estilo, como
Juan Antonio Benlliure o Ignacio Pinazo. De la Escuela de Artesanos pasó a la Escuela Superior
de Bellas Artes y al completar sus estudios comenzó a enviar sus trabajos a concursos
provinciales y nacionales.

Mandó tres marinas (cuadros de barcos) a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid,
1881, aunque pasaron desapercibidas por no seguir el estilo que era más apreciado en la
época; obras históricas y dramáticas.

Visitó el Prado, y estudió la obra de Velázquez (Estudio de Cristo, influenciado por el suyo) y la
de otros artistas, y comenzó una estapa realista, cuya influencia se ve en cuadros posteriores
como Otra margarita, 1892.

En 1883, tras años sin ningún reconocimiento, consiguió una medalla en la Exposición Regional
de Valencia, y el año siguiente, una Medalla de Secunda Clase en la Exposición Nacional por su
obra Defensa del parque de artillería de Monteleón, que había hecho expresamente para la
exposición, siguiendo deliberadamente una temática histórica y oscura. Llegó a decirle a un
amigo: “Aquí, para darse a conocer hay que hacer muertos”, lo que nos hace pensar que no
era precisamente la clase de pintura que él más disfrutaba hacer, más que por el
reconocimiento.

Gracias a una beca que ganó en 1884 por El crit de Palleter, se fue a estudiar a Roma, donde
conoció el arte clásico y renacentista. En París, junto a su amigo y también pintor Pedro Gil,
entró en contacto con los impresionistas y su forma de captar el color, e incorporó esto en su
trabajo, sin avandonar las temáticas que a él realmente le gustaba hacer: costumbristas, de
paisajes y escenas marinas.

Si tuviéramos que describir la extensión de la obra de Sorolla en unas pocas palabras, estas
serían luz, mar y España.

Le gustaba trabajar al aire libre. Se llevaba sus lienzos y su caballete a la playa y se quedaba a
trabajar de pie bajo el sol durante horas, o se construía estudios improvisados con sombrillas y
toldos. Al parecer, alguna vez se le escapó alguna sombrillaaue acabó dándole a algún bañista.
Es lo primero que se nos viene a la cabeza al pensar en Sorolla: niños corriendo por la playa,
vestidos agitados por la brisa, y fiesta (Castilla, la fiesta del pan, 1913). Solía pintar mucho el
jardín de su casa, las distintas zonas desde distintos ángulos, detalles de los árboles y las flores.

Fue durante su segundo viaje a París en 1894, ya casado y con su familia, cuando desarrolló su
llamado estilo “luminista”.

El luminismo nace en la zona de Valencia y se caracteriza sobre todo por tratar los temas desde
un punto de vista plástico. Está muy influenciado por la modernidad que llegó desde el
extranjero y se ve en todo el panorama español. Está principalmente vinculado a una clase
acomodada como una alternativa al estilo académico. En el luminismo se valoran las
cualidades plásticas; la luz, el movimiento y las texturas, que Sorolla representó
maravillosamente en sus cuadros. Es un estilo en el que está muy presente el sentimiento de
identidad nacional. En el caso de Sorolla, por ejemplo, las fiestas que retrató, o las
interminables escenas en la costa del Mediterráneo.

A partir de 1893 empezó a exponer en diferentes ciudades europeas y recibió premios que
consolidaron aun más su posición en la indutria del arte.

También trabajó mucho el retrato. Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós, Machado, Blasco
Ibáñez, Alfonso XII. Todas las celebridades de la época querían tener su retrato hecho por
Sorolla, lo que le vino muy bien a su reputación y a su bolsillo. En sus retratos se ve una gran
capacidad de captación psicológica de los personajes, además de interesantes juegos con la luz
y las sombras. La imagen de su retrato de Benito Pérez Galdós (1894) fue utilizada para los
billetes de 1000 pesetas.

Además de pintar fiestas y niños jugando en la playa, denunció mediante su obra cuestiones
sociales, con cuadros mas cercanos a un realismo social que formaron parte de sus primeros
éxitos, como Aún dirán que el pescado es caro 1894 o Triste herencia, 1899.

Aún dirán que el pescado es caro es una escena sacada del libro Flor de mayo, que sucede en la
playa del barrio del cañaveral en Valencia. La escena del cuadro es el momento después de
que haya sucedido un accidente en el interior de la bodega de un barco de pesca, en la queel
muchacho que ha sufrido el accidente, y su torso desnudo, son el mayor foco de luz de la obra.
En este cuadro se ve un estilo diferente del usual en la obra de Sorolla, con unos valores
formales más estructos (dibujo más marcado, contornos definidos, composición equilibrada…).
Contrasta el dramatismo de este cuadro con otros que realizó en la misma época, como puede
ser Comida en la barca, 1898, con una temática similar pero un sentimiento mucho más
relajado y costumbrista. O Regreso de la pesca, 1894, en el que vemos sus características
pinceladas largas y despreocupadas en el movimiento de las olas.

Fue un maestro de los brillos y los reflejos, y la que es considerada su obra cúlmen donde se ve
esto en Niños en la playa, 1910.

Pintó mucho a su familia. A su esposa Clotilde, sus hijas y su hijo. Su esposa era su musa, y la
pintó muchísimo. Hay por lo menos 34 lienzos, 15 notas de color y 40 dibujos de ella realizados
por él. Madre, de 1895, la retrata ella después de haber dado a luz a su hija Elena. Clotilde
García del Castillo, 1910, Clotilde con traje de noche, 1910, Joaquín Sorolla García vestido de
blanco, 1896, Elena con traje amarillo, 1909, Mis chicos, 1897, o Mis hijos, 1904, donde sus
tres hijos son los protagonistas, Elena entre rosas, 1907, Elena en la playa, 1909, María vestida
de labradora valenciana, 1906, La siesta, 1911, donde vuelven a aparecer los tres junto a
Clotilde, o joaquín, 1912 son sólo algunos ejemplos de las veces en que Sorolla pintó a su
familia, que, según muchos historiadores, era lo que él más quería.

Con La siesta, un cuadro que hizo para ámbito privado en el jardín de unos amigos en San
Sebastián, se permitió una libertad expresiva que refleja una gran modernidad en su uso del
color en grandes manchas, y en la pincelada abocetada que no es precisa ni en los rostros.

Sus tres hijos se iniciaron en la pintura por decisión propia. Joaquín acabó decantándose por la
fotografía, Elena fue escultora, y fue María la que le dio mayores esperanzas a su padre en este
sentido. En una carta a Clotilde, le dijo a su mujer que la animara a seguir, dándole un consejo:
“Dile a María que trabaje al aire libre, pues los pintores modernos no deben hacer ni pintura ni
dibujos negros sino en colores… y dila que haga lo que sienta(… )”

Su obra llegó más allá de Europa, hasta Estados Unidos. En 1911 firmó un encargo para
Hispanic Society of América, son sede en Nueva York, para pintar una serie de catorce murales
titulada Visión de España. En estos murales representa escenas características de las diferentes
provincias, y para poder llevarlo a cabo realizo un viaje por toda España para documentarse.
Esta producción está vinculada con la pintura regionalista y el tinte nacionalista de toda la obra
de Sorolla. Algunos ejemplos de pruebas son Abuela y nieta del valle de Ansó, 1912, y Tipos de
valle de Ansó, 1912. Este trabajo tuvo mucha importancia para España, porque estaba
mostrando a los Estados Unidos, específicamente a una de las mayores ciudades de Estados
Unidos, el costumbrismo de nuestro país.

Murió en 1923, tres años después de sufrir una hemiplajia que le causó una parálisis en todo el
lado derecho de su cuerpo, impidiéndole seguir pintando. Su última obra, que había estado
pintando en su jardín antes de sufir el derrame que le causó la hemiplajia, fue el Retrato de
Mabel Rick, Señora de Pérez de Ayala, que se quedó incompleto.

Se cree que la enfermedad que lo persiguió durante los últimos años de su vida pudo tener
que ver con las sustancias tóxicas presentes en los pigmentos que utilizaba: mercurio y azufre
en el bermellón, blanco de plomo y el verde de Scheele, una combinación de cobre y arsénico.

Unos años más tarde, en 1932, Clotilde reabrió su casa en Madrid como el Museo Sorolla, y
Joaquín fue el director del museo hasta su muerte en 1948.

A pesar de las distintas temáticas que desarrolló a lo largo de su carrera, algo que se mantiene
de principio a fin es la frescura de sus trazos, espontáneos, marcados, libres. Y su captación de
las luces y las sombras; tanto cuando plasmaba escenas diurnas y luminosas en el exterior,
como cuando retrataba a personajes en el interior, o incluso en sus cuadros más oscuros, lo
que es indudable es su maestría en la captación de la luz.

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