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Hora Santa Por La Paz

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HORA SANTA

POR LA PAZ

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO


Canto: “Cantemos al amor de los amores”

ORACIONES PREPARATORIAS

Primera OFRECIMIENTO

Lector: Iniciamos esta Hora Santa En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

TODOS. Amén.

TODOS. Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes de esta
comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser apóstoles
entre nuestros hermanos.

LECTOR: Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los hombres, hermanos
nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con
el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu
gloria. Por nosotros, los creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.

TODOS. Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la fe, la alegría de la esperanza que arraigas en nuestros
corazones, el don del amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de nuestros hermanos.

LECTOR. Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo. Vives desde siempre
y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la sabiduría y la Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas
y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.

TODOS. Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre, que estés formado de nuestro mismo barro, que conozcas
nuestras angustias, depresiones y miedos, que hayas saboreado nuestras mismas alegrías, ilusiones y éxitos.

LECOR. Maestro, háblanos al corazón, porque tu Palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y nos hace sabios
con la sabiduría de Dios.

TODOS. Te queremos escuchar hoy con la atención de María de Betania, con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de
María tu Madre, que atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a
mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta Hora de Adoración. AMÉN.
Segunda LA DE SAN ALFONSO MA. DE LIGORIO

Hacemos alternada la oración para una mayor participación.

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en este Sacramento, lleno de piedad y de amor,
esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte.

Creo que estás presente en el Sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las
gracias que me has hecho, especialmente por haberte dado Tú mismo en este Sacramento, por haberme concedido por
mi Abogada a tu Madre amantísima y haberme llamado a visitarte.

Adoro a tu Santísimo Corazón, y deseo adorarlo por tres fines. El primero, en acción de gracias por este insigne beneficio
de la Eucaristía. En segundo lugar, para desagraviarte por todas las injurias que recibes de tus enemigos en este
Sacramento. Y finalmente, porque deseo adorarte con esta Hora Santa en todos los lugares de la tierra donde estás
sacramentado con menos culto y más olvido.

Me pesa de haber ofendido tantas veces a tu divina bondad en mi vida pasada. Propongo con tu gracia no ofenderte más
en adelante. Y ahora, por más miserable que me vea, me consagro enteramente a ti, renuncio a mi voluntad y te la entrego
por completo, con mis afectos, deseos y todas mis cosas.

De hoy en adelante, haz de mí, Señor, todo lo que te agrade. Yo solamente quiero y te pido tu santo la perseverancia
final, y el perfecto cumplimiento de tu santa voluntad.

Te encomiendo las almas del Purgatorio, especialmente las que fueron más devotas del Santísimo Sacramento y de la
Virgen María. Te encomiendo también la conversión de todos los pobres pecadores.

Finalmente, amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos a los de tu Corazón amorosísimo, y así unidos los ofrezco
a tu Eterno Padre y le suplico, en nombre tuyo, que por tu amor los acepte y escuche. Amén.

Canto: “Altísimo Señor”

Silencio

ORACIÓN

Concédenos, Señor, el espíritu de tu amor, a fin de que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fomentemos
entre todos los hombres la paz él mismo nos dejó. Por Jesucristo, nuestro Señor. Todos: Amén.

+ Lectura el santo Evangelio según san Juan


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y
haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino
del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu

Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir:
‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se
lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.

Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti Señor Jesús.


MEDITACIÓN PERSONAL

El secreto del apostolado es el amor, pues éste es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre y de la
humanidad entera. Es el valioso aporte que tienen que ofrecer en los esfuerzos por superar la violencia, porque «la paz
es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar" y aceptar la paz que Cristo nos ofrece
es decirle “Creo en Ti”

Canto: “Nadie te ama como yo”

OREMOS TODOS
Guía: Ahora, todos juntos a una misma voz, pidamos a Dios nos conceda la verdadera paz que necesitamos y que necesita
nuestro mundo.

Oración para pedir la paz


Dios mío, enséñame el secreto de una paz estable y sólida; enséñame a ordenar armoniosamente mi vida interior, de
manera que asegure el predominio de la voluntad y de la razón sobre todos mis sentimientos, sobre todos mis actos, y
enséñame, a someter mi voluntad a la tuya. Enséñame a permanecer unido a Ti, enraizado en la caridad, de manera que
conserve un equilibrio humilde y tranquilo. En los sufrimientos del cuerpo y en los sinsabores del alma, enséñame a decir
piadosamente el Amén liberador. En las tentaciones que turban y envilecen, concédeme poner mi alma en Ti; en las
contradicciones, en las palabras agrias e injuriosas, concédeme que guarde la paciencia, la serenidad y el silencio.
Concédeme que no tema las dificultades, las contradicciones, las luchas; que no me queje, que no murmure, y que, a toda
pena, a todo fastidio, mezcle un poco de tu amor. Que no me exaspere ante la violencia y brusquedad de los hombres y
que soporte con ecuanimidad el mal humor y la cólera. Que en el silencio y en la esperanza adquiera esa fortaleza, ese
temple de alma, que permanezca sin perturbación, Señor en tu paz.

Amén.

Canto: “Hazme un instrumento de tu paz”

Supliquemos el perdón de Dios


Guía: Tenemos la certeza que Dios siempre escucha nuestras oraciones, que vuelve su rostro hacia nuestras miserias, ve
nuestras opresiones y esclavitudes, acudamos a Él para que, con mano poderosa y brazo fuerte, nos de su sabiduría y
fuerza, para que vivamos una auténtica conversión; en este momento en que nuestra patria sufre la violencia que se ejerce
sobre la dignidad de las personas y que clama al cielo el don de la justicia y de la paz.

Después de cada suplica respondemos cantando:


- Perdón, oh, Dios mío. Perdón e indulgencia.
Perdón y clemencia. Perdón y piedad.
• Porque hemos permitido que la violencia se incremente en nuestra patria. Por el miedo y la inseguridad en que
viven los niños, los adolescentes, los jóvenes, las familias y las comunidades de México.
• Por la violencia que se vive dentro de las familias, por nuestras omisiones y por acostumbrarnos a vivir en un
mundo violento. . Por todos los signos de violencia, que van acabando poco a poco con la vida comunitaria.
• Por nuestra indiferencia al dolor de las víctimas, por la sangre de los niños abortados, por la sangre de las mujeres
asesinadas.
• Por los que han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Por la pérdida de la vida social, la convivencia
armónica y pacífica.
Guía: Proclamemos en la presencia real de Jesucristo, Príncipe de la paz, en comunión con toda la Iglesia que peregrina
en México, e invoquemos a nuestro Padre bueno y misericordioso, para que se digne darnos la paz, diciendo a cada una
de nuestras peticiones:

R. Dios de Amor, concede la paz y la reconciliación a nuestros pueblos.


Lector 1: Que quienes participamos y experimentemos al Señor en este Santo Sacramento de vida eterna, haga brotar en
nosotros la fuente de la paz, que nos hace instrumentos tuyos de pacificación y fraternidad.

Lector 2: Para todos nuestros gobernantes, escuchen y respondan a las peticiones de los ciudadanos por la paz y la justicia.

Lector 1: Ponemos en tu corazón de Padre a todos los jóvenes de todas las partes del mundo, para que crezcan en valores,
y busquen la paz que Dios ofrece al mundo.

Lector 2: Padre de Bondad, conviértenos en mensajeros del Evangelio, Buena Noticia de Salvación, para que sean muchos
los que se vean libres del odio, la violencia y la opresión.

Lector 1: Dios de bondad te rogamos por todos los cristianos y todas las personas de buena voluntad, para que nunca
pierdan la esperanza en la posibilidad de la paz y que encuentren en tu Iglesia, consuelo, acogida, escucha y verdadera
fraternidad.

Canto: “Necesito de ti”

Guía: Concluyamos este momento de adoración y unamos nuestras voces en el deseo de Cristo, “Mi paz os dejo, mi paz
os doy” diciendo:

Señor Jesús, Tu eres nuestra Paz.

Mira nuestra Patria dañada por la violencia

y dispersa por el miedo y la inseguridad.

Consuela el dolor de quienes sufren.

Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernen.

Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos

y provocan sufrimiento y muerte.

Dales el don de la conversión.

Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes,

a nuestros pueblos y comunidades.

Que, como discípulos misioneros tuyos,

ciudadanos responsables,

sepamos ser promotores de justicia y de paz para que, en Ti,

nuestro pueblo tenga vida digna. Amén.

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


S. Nos diste Señor, el pan del cielo.

R. Que contiene en sí todo deleite.


S. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de
tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto
de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Bendición con el Santísimo Sacramento


Aclamaciones

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo nombre.

Bendijo sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Bendito sea el nombre de Jesús.

Bendito sea su sacratísimo Corazón.

Bendita sea su preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto: “Se cierra el Sagrario”

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