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Derechos Humanos: Tercera y Cuarta Generación

Este documento trata sobre los derechos humanos de tercera y cuarta generación. Explica que los derechos de tercera generación, también llamados derechos de solidaridad, incluyen el derecho al desarrollo, derecho a un medio ambiente sano, derecho a la paz y derecho al patrimonio común de la humanidad. Los derechos de cuarta generación están relacionados con el mundo digital y la ciudadanía digital, e incluyen derechos como la libertad de expresión en el ciberespacio. El documento analiza estas

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Derechos Humanos: Tercera y Cuarta Generación

Este documento trata sobre los derechos humanos de tercera y cuarta generación. Explica que los derechos de tercera generación, también llamados derechos de solidaridad, incluyen el derecho al desarrollo, derecho a un medio ambiente sano, derecho a la paz y derecho al patrimonio común de la humanidad. Los derechos de cuarta generación están relacionados con el mundo digital y la ciudadanía digital, e incluyen derechos como la libertad de expresión en el ciberespacio. El documento analiza estas

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
DERECHOS HUMANOS DE TERCERA Y CUARTA
GENERACION

ASIGNATURA: Derecho Constitucional II

DOCENTE: Dr. David Alonso Ttica

ALUMNO: Wilbert Quispe Vallenas

CODIGO: 021220135i

CUSCO – PERU
Mayo, 2023
RESUMEN

Los derechos humanos son derechos inherentes a todas las personas. Definen las

relaciones entre los individuos y las estructuras de poder, especialmente el Estado.

Delimitan el poder del Estado y, al mismo tiempo, exigen que el Estado adopte medidas

positivas que garanticen condiciones en las que todas las personas puedan disfrutar de

sus derechos humanos.

La naturaleza del ser humano, tanto física como espiritual, es el que da origen al

gran abanico de derechos existentes, y el nivel de complejidad de las sociedades

actuales, genera que los actores jurídicos, tengan que estar en constante creación de

nuevos derechos, que protejan aspectos innatos de la persona, como la libertad, la vida,

entre otros, así como derechos que nacen de la convivencia en sociedad, o derechos

solidarios, como el derecho a un medio ambiente sano, derecho a la paz, derecho al

desarrollo, entre otros, y los de cuarta generación que vendrían a ser aquellos que se

relacionan con el mundo digital, nuevo derechos que deben de protegerse porque se

encuentran vulnerables con el avance acelerado de la tecnología.

Palabras Claves: Derechos humanos, derechos de tercera generación, derecho de

cuarta de generación.
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCION.......................................................................................................................4
CAPITULO I...............................................................................................................................6
Nociones Básicas.........................................................................................................................6
Dignidad humana.........................................................................................................................7
Definición....................................................................................................................................8
Principios de derechos humanos................................................................................................10
Características de los derechos humanos....................................................................................12
CAPITULO II............................................................................................................................14
Derechos de tercera Generación:................................................................................................14
Principales derechos de tercera generación:...............................................................................15
El Derecho al Desarrollo............................................................................................................15
Derecho a un medio ambiente sano............................................................................................16
El derecho a la paz.....................................................................................................................18
El derecho al patrimonio común de la humanidad......................................................................18
CAPITULO III...........................................................................................................................20
Derechos de cuarta generación...................................................................................................20
Derechos humanos en el ciberespacio........................................................................................21
La libertad de expresión como derecho de cuarta generación.....................................................22
Criticas a los derechos de cuarta generacion..............................................................................23
CONCLUSIONES.....................................................................................................................26
REFERENCIAS.........................................................................................................................28
INTRODUCCION

Los derechos humanos son universales porque están basados en la dignidad de

todo ser humano, con independencia de la raza, el color, el sexo, el origen étnico o

social, la religión, el idioma, la nacionalidad, la edad, la orientación sexual, la

discapacidad o cualquier otra característica distintiva. Puesto que son aceptados por

todos los Estados y pueblos, se aplican de forma igual e indiscriminada a todas las

personas y son los mismos para todas las personas en todos los lugares.

En nuestro tiempo estamos presenciando lo que se denomina “derechos humanos

de la tercera generación”. Los derechos de esta generación son también llamados

“derechos de solidaridad”. En términos generales, se refieren al derecho de los pueblos

para reclamar ciertas prestaciones de la sociedad internacional. Sólo con la finalidad de

dar una idea más exacta de lo que comprende esta tercera generación, mencionaremos

algunos: derecho a la paz, derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente

equilibrado, derecho a beneficiarse con el patrimonio común de la humanidad, derecho

a la comunicación, derecho al desarrollo. Esta terminología se emplea para designar a

los sujetos a los que el derecho de la tercera generación está destinado a proteger, y aquí

nos damos cuenta de que no se trata de un individuo. Tampoco atañe a una determinada

clase social. Aquí, en la “tercera generación”, se trata de un grupo humano.

Mientras que los de cuarta generación de los derechos humanos será la

expansión del concepto de ciudadanía digital, que presenta tres dimensiones. En primer

lugar, como ampliación de la ciudadanía tradicional, enfatizando los derechos que

tienen que ver con el libre acceso y uso de información y conocimiento, así como con la

exigencia de una interacción más simple y completa en el mundo digital. En segundo

lugar, ciudadanía entendida como lucha contra la exclusión digital, a través de la


inserción de colectivos marginales en el mercado de trabajo en una Sociedad de la

Información. Por último, como un elemento que exige políticas de educación ciudadana,

creando una inteligencia colectiva que asegure una inserción autónoma a cada país en

un mundo globalizado.

Al entrar en juego un nuevo elemento definidor de la ciudadanía, asistimos a la

aparición de nuevos valores, derechos y estructuras sociales que se encuentran

actualmente en un período de incubación; nuevas formas de interrelación humana

amplificadas por la tecnología, nuevas comunidades virtuales cuyo criterio de

pertenencia de adscripción no es el territorio, ni la lengua compartida, sino un nuevo

modelo visionario de la sociedad que encuentra en la comunicación no presencial un

elemento de unión entre individuos. Todo ello nos lleva a la consideración de una nueva

comprensión de los derechos humanos, que reflexione constantemente sobre el sentido

de la relación entre los desarrollos técnicos y el entorno humano. La influencia de la

tecnología informática sobre el mundo de la cultura puede además dotar de significado a

un conjunto de principios éticos que sin ella acabarían siendo poco más que una

voluntariosa declaración de intenciones.

Todas estas generaciones de derechos tienen algo en común: han venido

informadas por la posición del ciudadano frente al Poder, a diferencia de la cuarta

generación de derechos, que surge fruto de la evolución tecnológica. Su característica

fundamental, como recoge muy acertadamente Gómez Sánchez, radica en que si las tres

primeras generaciones son producto de la evolución política la cuarta generación de

derechos es producto de la evolución científica y técnica.


CAPITULO I

Nociones Básicas

Los derechos humanos son inherentes a la naturaleza humana, sin ellos no se

puede vivir como ser humano. Pueden ser definidos como el conjunto de derechos por

los cuales se afirma la dignidad de la persona frente al Estado; es decir, son derechos

públicos subjetivos que tienen como correlativa obligación las limitaciones,

obligaciones o prestaciones que ha de observar el Estado en favor del individuo.

De acuerdo con Luigi Ferrajoli, un derecho subjetivo es “toda expectativa

jurídica positiva (de prestación) o negativa (de no lesión)”; es una expectativa que se

forma una persona con respecto a la acción u omisión de otra. Esta concepción inicial

nos lleva a dos conceptos básicos del derecho: derecho y deber. Los derechos humanos

son derechos subjetivos, son expectativas formadas en todas las personas en relación

con la acción u omisión de los Estados, las empresas, los poderes fácticos y del resto de

las personas respecto a ciertos bienes primarios constitutivos de lo que se considera la

dignidad humana.

Existen muchos derechos subjetivos, pero no todos ellos califican como

derechos humanos o derechos fundamentales, los cuales son “aquellos derechos

universales y, por ello, indispensables e inalienables, que resultan atribuidos

directamente por las normas jurídicas a todos en cuanto personas, ciudadanos o capaces

de obrar”.

Sobre la naturaleza de los derechos humanos existen dos perspectivas

principales desde hace muchos siglos. Una sostiene que los derechos humanos son

aquellos que el Estado otorga en su orden jurídico. La segunda manifiesta que el Estado

sólo los reconoce y los garantiza en alguna medida. En la primera perspectiva se


encuentran diversas concepciones o matices positivistas; en la segunda, la de derecho

natural, las escuelas son muy diversas unas de otras.

En conceptos jurídicos, en el positivismo se expresa que es el orden jurídico el

que otorga la calidad de persona al ser humano; es decir, persona es una categoría

jurídica que se puede conceder o no, o de la cual se puede excluir a un ser humano o a

un grupo de ellos, como pueden ser los esclavos, los extranjeros, las mujeres, por

razones de raza o por preferencias sexuales. En cambio, en las concepciones de derecho

natural el ser humano, por el solo hecho de existir, es persona y posee derechos y

obligaciones; o sea, el Estado no puede desconocer esta situación, lo único que realiza

es el reconocimiento de este hecho, y a partir de él se garantizan diversas series de

derechos, a los cuales en la actualidad se les denomina derechos humanos.

Dignidad humana

Humberto Nogueira Alcalá ofrece una definición clara: “La dignidad de la

persona es el rasgo distintivo de los seres humanos respecto de los seres vivos, la que

constituye a la persona como un fin en sí mismo, impidiendo que sea considerada un

instrumento o medio para otro fin, además de dotarlo de capacidad de

autodeterminación y de realización del libre desarrollo de la personalidad.”

De la dignidad de la persona humana irradia la libertad y la igualdad como

principios básicos que se van a concretar en derechos humanos. Germán J. Bidart

Campos señala que, asimismo, del concepto de dignidad derivan los derechos

personalísimos, como los derechos a la vida, a la integridad física y psíquica, al honor, a

la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al estado civil, y el propio derecho a la

dignidad personal.

La concepción de la dignidad humana no conduce a un individualismo; al

contrario, reconoce el valor de la comunidad: yo exijo respeto a mi dignidad frente al


Estado, grupos y otras personas que poseen igual dignidad. Soy consciente de todo lo

que debo a los otros y cuanto los necesito. Me comunico mediante un idioma que

aprendí de mis semejantes, así como mil otros aspectos y pensamientos que configuran

mi personalidad, y cada uno de los demás tiene su propia dignidad, que debo respetar.

Cada persona es un universo que convive con terceros universos, cuya esencia es la

misma que la suya: la dignidad humana. En el seno de la comunidad tengo el derecho a

ser yo mismo, a mi independencia y a mi individualidad.

Los derechos basados en la dignidad humana no convierten al hombre en una

“mónada”, según expresión de Marx, sino destacan su calidad de persona, impulsan al

hombre a superarse y a lograr, dentro del marco social, su realización como ser humano.

Esta realización no la consigue en forma aislada y egoísta, sino en la sociedad y

persiguiendo finalidades no sólo dentro de las fronteras nacionales, sino con una

perspectiva más amplia: la realización propia, entre la de millones de destinos, como

hombre y ciudadano de un mundo.

Definición

Partiendo que los derechos humanos se conciben como el reconocimiento

positivizado de aquellos atributos vinculados a la dignidad humana, se trae a colación,

en primer término, lo expresado por Álvarez (2005), quien afirma que los derechos

humanos son un conjunto de principios y garantías básicas para el ser humano,

representadas por afirmaciones o ratificaciones del valor dignidad y el respeto de la

persona frente al Estado. El autor antes citado los califica como derechos supraestatales

que emanan de la propia naturaleza del hombre, “son esencialmente derechos naturales

consustanciales de la misma esencia del hombre mismo.” (p. 21). Sánchez (2006), por

su parte, desde un contexto general, señala que “los derechos humanos, son derechos

inalienables y pertenecientes a todos los seres humanos; necesarios para asegurar la


libertad y el mantenimiento de una calidad de vida digna, y están garantizados a todas

las personas en todo momento y lugar.”.(p. 19). De lo anterior, se desprende una de las

características más representativas de los derechos in examine, su inalienabilidad.

Igualmente, se aluden los objetivos que se persigue con el reconocimiento de estos

derechos y libertades públicas, así como la generalidad de los sujetos a los cuales se les

debe garantizar su libre ejercicio.

Vistas las definiciones anteriores, se debe destacar la explicación que efectúa

Ferrajoli (2007), para determinar cuáles son estos derechos calificados como

fundamentales. Al respecto el autor citado da tres respuestas diferentes, la primera de

ellas basada en la teoría del derecho. Manifiesta que en el terreno teórico-jurídico la

noción más acertada de los derechos fundamentales es la que los relaciona con los

derechos que le asisten a todos por su condición de persona, sea como ciudadano o por

tener capacidad de obrar; siendo por ello, como se observará más adelante, inalienables

e indisponibles. Sin embargo, el autor admite que la respuesta anterior ilustra sobre “qué

son” los derechos fundamentales y no “cuáles son”. Ferrajoli (2007), procede así a dar

una segunda respuesta, esta vez partiendo del derecho positivo, es decir, desde un punto

de vista de la dogmática del derecho. Señalando que los derechos fundamentales son

aquellos reconocidos como tales en los ordenamientos jurídicos internos y en los

instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Sin embargo, el autor citado

formula una tercera respuesta bajo el paradigma de la filosofía política, refiriéndose a la

pregunta: ¿Cuáles derechos deben ser garantizados como derechos fundamentales?. En

este sentido Ferrajoli (2007) se apoya en tres criterios axiológicos. El primero de ellos

es el nexo existente entre “derechos humanos y paz”, que se instituye en la Declaración

Universal de 1948. Según el cual deben garantizarse todos aquellos derechos cuya

garantía son requerimiento ineludible para alcanzar la paz, v. gr. el derecho a la vida, los
derechos civiles y políticos, la libertad y los derechos sociales o prestacionales

necesarios para garantizar adecuados niveles de calidad de vida. Un segundo criterio en

que se soporta el autor citado para estructurar su respuesta, lo constituye la relación

entre derechos, igualdad y diferencias culturales. En primer término, el referido a la

igualdad en los derechos, como la libertad, el derecho a la no discriminación y la

objeción de conciencia. Asimismo, en los derechos sociales dirigidos a reducir las

asimetrías socio-económicas entre las personas. Como tercer criterio, Ferrajoli (2007)

hace referencia al rol de los derechos fundamentales como leyes del más débil. Afirma

que todos los derechos que tienen la categoría de fundamentales son leyes que cumplen

un rol alternativo frente a la “ley del más fuerte” que impera en caso de no existir las

leyes de los más débiles, v. gr. el derecho a la vida contra aquél más fuerte que puede

colocarla en riesgo; los derechos que deben salvaguardarse frente a las actuaciones

arbitrarias de quienes ejercen una posición de dominio y, los derechos prestacionales o

sociales contra las órdenes de aquellos que tienen mayores poderes en lo social y

económico.

Principios de derechos humanos

I. El principio del minimum inderogable: Se refiere, en principio, a un mínimo

de prerrogativas inviolables y no susceptibles de relajamiento o de ser

restringidas, sino como consecuencia de un ejercicio de ponderación de derechos

humanos en colisión. Es decir, como derivación de los conflictos que se suscite

entre los contenidos esenciales o bienes jurídicos protegidos.

II. Principio de proporcionalidad: Este principio posee una gran importancia a

los fines de determinar aquellas condiciones que deben ser satisfechas para

establecer alguna limitación al libre ejercicio de un derecho humano. Si bien, es

cierto que excepcionalmente un derecho fundamental puede ser objeto de


restricción, como se dijo, tal hecho debe cumplir con ciertos requerimientos

formales y sustanciales.

III. Principio pro homine: Las reglas contentivas de formas de reconocimiento de

los derechos humanos deben ser interpretadas de manera latu sensu, es decir del

modo más amplio o extensivo posible para, de ese modo, garantizar el libre

ejercicio del derecho sin limitaciones, salvo los casos de colisión referidos ut

supra. De allí, el principio pro homine, según Álvarez (2005), alude a que las

normas de los derechos humanos deben interpretarse “de forma que resulte

favorable al hombre, por el simple hecho de ser un miembro de la especie

humana.” (p. 30)

IV. Principio de irreversibilidad: Este principio es una derivación del minimun

inderogable al cual se hizo referencia anteriormente, pues una vez positivizada

una regla de esta naturaleza, no puede derogarse. Encuentra igualmente la

irreversabilidad manifestación en el hecho que, reconocidos los derechos

humanos en un tratado, convenio o acuerdo; éste no puede ser desconocido o

suprimido por lo Estados firmantes.

V. Principio de Progresividad: El propio texto constitucional reconoce de manera

expresa el principio de progresividad en la protección de los derechos humanos,

según el cual, el Estado se encuentra en el deber de garantizar a toda persona

natural o jurídica, sin discriminación de ninguna especie, el goce y ejercicio

irrenunciable, indivisible e interdependiente de tales derechos. Tal progresividad

se materializa en el desenvolvimiento sostenido, con fuerza extensiva, del

espectro de los derechos fundamentales en tres dimensiones básicas, a saber: en

el fortalecimiento de los mecanismos institucionales para su protección. En este

ámbito cobra relevancia la necesidad de que la creación, interpretación y


aplicación de las diversas normas que componen el ordenamiento jurídico, se

realice respetando el contenido de los derechos fundamentales.

Características de los derechos humanos

Los derechos humanos tienen características que los hacen distinguirse de los

demás derechos que componen el ordenamiento jurídico. Se caracterizan por lo

siguiente:

I. Universales: Todos los seres humanos, independientemente del país de

procedencia, están protegidos por los derechos humanos. Son derechos que

están reconocidos de forma natural, de los cuales derivan otras garantías

recogidas en los órdenes jurídicos de las diferentes naciones. Por tanto, todos

los Derechos Humanos amparan a todas las personas.

II. Inderogables: Los derechos humanos representan una necesidad básica para

todos los seres humanos y, como tal, no se pueden anular. Aunque algunos

derechos pueden ser excepcionalmente restringidos por circunstancias muy

concretas, otros, como el derecho a la vida, son inamovibles. Un caso

excepcional tuvo lugar durante la pandemia vivida en 2020. Con la

declaración del estado de emergencia, algunos de estos derechos se vieron

suspendidos de forma temporal en muchos países.

III. Subjetivos: El carácter subjetivo de los Derechos Humanos viene subrayado

porque son títulos que pertenecen a cada persona, al individuo, no son

derechos colectivos. Son derechos que les son reconocidos de forma natural,

por el mero hecho de nacer, de existir, de ser personas.

IV. Inalienables: Ningún ser humano puede renunciar a los Derechos Humanos,

ni mucho menos puede ser despojado de ellos. Del mismo modo, no se

pueden ceder ni mercantilizar. La persona es titular de estos derechos y no


dejará de serlo, ni por decisión propia. Son derechos que no pueden ser

revocados por las leyes y que deben ser protegidos por los gobiernos.

V. Indivisibles: Los Derechos Humanos fueron concebidos como un todo que

no se puede fragmentar. El principio de indivisibilidad hace que sean propios

e inherentes a la persona. Además, son derechos que no se pueden disociar,

no se puede concebir una parte de los Derechos Humanos sin tener en cuenta

todos los demás.

VI. Interdependientes: Cada uno de los Derechos Humanos está estrechamente

ligado al resto, es decir, no se puede vulnerar un derecho sin que los demás

se vean afectados. Por este mismo principio, no es posible ejercer solo una

parte, sino que todo el conjunto atiende al mismo rango de importancia y

debe ser defendido y garantizado.

VII. Imprescriptibles: La legitimidad de los Derechos Humanos no se desvanece

con el paso del tiempo, no tienen un plazo determinado de validez. Por eso,

existen múltiples mecanismos legales que los promueven y velan por su

protección.

VIII. Progresivos: Su carácter progresivo hace referencia a que los Derechos

Humanos no se han alcanzado en todos los lugares al mismo tiempo. Podría

definirse como un proceso en el que los Estados trabajan para que todas las

personas podamos disfrutar de una vida digna, en libertad e igualdad.

CAPITULO II
Derechos de tercera Generación:

Los derechos colectivos son derechos humanos específicos de los cuales son

titulares ciertos grupos humanos. Los derechos colectivos son parte de los llamados

derechos de tercera generación cuyo reconocimiento internacional fue históricamente

posterior a la de los derechos civiles y políticos (primera generación) y a la de los

derechos económicos, sociales y culturales (segunda generación). Esta clasificación en

generaciones, por supuesto, es puramente metodológica y no implica jerarquización

alguna, al menos desde un enfoque integral de los derechos humanos.

Se empieza a considerar para la aplicación de los derechos de tercera generación

al pueblo como sujeto y no solamente al estado, por lo que el derecho internacional ya

no puede verse más como un derecho solamente interestatal cuyos sujetos son estados,

sino que por el contrario las personas que forman el pueblo son los beneficiados de

dichos derechos. Los derechos humanos también tienen su característica histórica, es

decir que están sometidos al devenir social en general.

Los derechos de tercera generación, y por tanto también los derechos colectivos,

sirven de complemento a los de las dos generaciones anteriores en cuanto se refieren a

la creación de condiciones concretas para el ejercicio de estos últimos. Por ejemplo: el

derecho de tercera generación al desarrollo crea condiciones para ejercer efectivamente

el derecho de segunda generación al trabajo. Así mismo, el derecho de tercera

generación a un medio ambiente sano es una condición necesaria para ejercer derechos

de primera generación como el derecho a la vida o a la integridad física.

Principales derechos de tercera generación:


El Derecho al Desarrollo

El derecho al desarrollo está reconocido de diversas maneras en las

declaraciones internacionales de derechos humanos. De una manera implícita a través

del reconocimiento genérico del derecho a la igualdad, a la libertad, a la libre

autodeterminación de los pueblos. De una manera directa y específica se reconoce el

derecho al desarrollo en multitud de textos internacionales. El derecho al desarrollo

podemos definirlo como el derecho en virtud del cual, toda persona y todos los pueblos,

tienen derecho a participar en el proceso de desarrollo mundial y a obtener la parte que

en justicia les corresponde de los beneficios proporcionados por el mismo. El derecho al

desarrollo corresponde tanto a las personas como individuos como a los pueblos y los

Estados. Estos derechos intentan proteger las prerrogativas de los individuos y los

pueblos al desarrollo. Con la clara comprensión de que es imposible pensar en el respeto

a los derechos fundamentales si los derechos básicos no se encuentran asegurados y no

se garantizan las condiciones para que un Estado y su población se desarrollen

dignamente. La creación de condiciones nacionales e internacionales que posibiliten un

desarrollo verdadero es responsabilidad de los estados, de la comunidad internacional y

de todos los pueblos, individuos y grupos.

En la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo, de

Diciembre de 1986, se afirma que es el Estado el que tiene el deber primordial de crear

condiciones que favorezcan la realización del derecho al desarrollo, así como la

obligación de adoptar medidas individuales y colectivas con las cuales formular

políticas adecuadas de desarrollo internacional. También señala la necesidad de

producir acciones sostenidas que impulsen un desarrollo más rápido de los países en

vías de desarrollo. El derecho al desarrollo se fundamenta en la dignidad de la persona

humana. Así lo reconoce el artículo 2 de la Declaración sobre el Progreso y el desarrollo


en lo Social, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su

Resolución 2542 (XXIV), el 11 de Diciembre de 1969: El progreso social y el

desarrollo en lo social se fundan en el respeto de la dignidad y el valor de la persona

humana... Si el derecho a la vida es el presupuesto básico y necesario para la realización

de todos los demás derechos, el derecho al desarrollo es la consecuencia del

cumplimiento de todos los derechos, tanto los civiles y políticos, como los económicos,

sociales y culturales y de los derechos de la Tercera generación. El derecho al desarrollo

está unido a los derechos civiles y políticos; a los que protegen el trabajo, la familia, la

propiedad individual y colectiva, la no discriminación, el respeto a las diferencias, el

derecho a la educación y a la protección y conservación de todas las manifestaciones

culturales, el derecho a la autodeterminación, el derecho al control de todos sus

recursos, al reconocimiento igualdad y soberanía, el derecho a la paz, etc. El derecho al

desarrollo comprende, en consecuencia, una serie de derechos que se pueden sintetizar

en el derecho al desarrollo político, en el derecho al desarrollo económico y en el

derecho al desarrollo cultural.

Derecho a un medio ambiente sano

El derecho a disfrutar de un medio ambiente sano está reconocido en las

principales declaraciones internacionales de derechos humanos de tres formas distintas,

aunque convergentes: Genéricamente, a través del reconocimiento del derecho a la vida,

entendido en todas sus acepciones. Artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos

Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su

persona”. También de una forma genérica, a través del reconocimiento del derecho a la

salud. Artículo 25.1. De la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda

persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia,
la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia

médica y los servicios sociales necesarios”.

De forma específica y explícita está reconocido el derecho al medio ambiente

sano en múltiples textos internacionales. En la Declaración Universal de los Derechos

Humanos no aparece explícitamente reconocido este derecho. Pero un sector importante

de la doctrina actual señala la conveniencia de incorporar este derecho a una futura

modificación y actualización de la Declaración Universal por parte de Naciones Unidas.

En el artículo 12,2b del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se

establece, entre las medidas que deben adoptar los estados partes del pacto, el

mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente.

Hay dos declaraciones importantes firmadas en Río de Janeiro, dentro de la

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en Junio

de 1992, en las que se reconoce específicamente y con un amplio desarrollo el Derecho

al Medio Ambiente Sano: En el Principio Nº 1 de la Declaración de Principios o

Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, se afirma que los seres

humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.

Aunque la necesidad de la armonía entre el hombre y la naturaleza se remonta a las

épocas más primitivas de la historia de la humanidad, y se pone de manifiesto en todas

las religiones, desde las más primitivas hasta las principales religiones actuales, la toma

de conciencia del derecho al medio ambiente sano, con carácter general por parte de

todas las sociedades y de todos los gobiernos, se ha producido a lo largo de las tres

últimas décadas, especialmente a partir del Congreso de Estocolmo de 1972.

El Derecho a un Medio Ambiente Sano tiene su fundamento en la dignidad de la

persona y está estrechamente vinculado con: el derecho a la vida, al desarrollo y a la paz

El fundamento inmediato del derecho al medio ambiente sano consiste en la necesidad


de asegurar el medio ambiente en condiciones que permita asegurar la pervivencia de la

especie humana, y en consecuencia, como instrumento asegurador de la realización de

los demás derechos humanos.

El derecho a la paz

En los derechos humanos de tercera generación, como lo anotamos, se halla el

derecho a la paz. “A partir de la Carta de las Naciones Unidas la comunidad

internacional ha iniciado un proceso todavía inconcluso de positivación del derecho a la

paz como un derecho humano autónomo, expresión no sólo de las exigencias de la

solidaridad internacional, sino también de los derechos humanos progresivamente

incorporados al moderno derecho internacional de los derechos humanos”. “De sobra es

conocido que hay pocos anhelos tan humanos como el deseo de paz. La mayor parte de

las personas aspiran, por encima de cualquier otra cosa, a desarrollar su existencia en

paz.

El concepto de paz que ahora estamos manejando, no obstante, debe ir más allá

de la ausencia de guerra, porque, desde nuestra perspectiva, no se puede hablar de

verdadera paz si no es en una situación en la que se cumplen unos requisitos mínimos de

respeto a la libertad y de justicia”. La Asamblea General de las Naciones Unidas

expidió la Resolución 33 del 15 de diciembre de 1978, por la cual se aprobó la

Declaración sobre la Preparación de las Sociedades para Vivir en Paz, y la Resolución

39 de noviembre 12 de 1984, por la cual se aprobó la Declaración sobre el Derecho de

los Pueblos a la Paz.

El derecho al patrimonio común de la humanidad

“La comunidad internacional es una comunidad de Estados. La humanidad,

entidad distinta de la simple sociedad interestatal, se constituye en comunidad de

participación en el disfrute de los espacios y bienes calificados como patrimonio común


de la humanidad, no conservando los Estados más que un limitado y controlado derecho

de gestión. Comunidad de Estados y comunidad de personas y de pueblos, la comunidad

internacional que el Derecho internacional anticipa es, también, necesariamente, una

comunidad de bienes”. “Hablar de una propiedad común de toda la humanidad significa,

hoy en día, tanto como reconocer que existen algunos bienes que, por su propio valor,

no pueden pertenecer a seres humanos aislados o a comunidades o Estados. Significa

que el respeto que nos merece la dignidad humana implica que algunos bienes

pertenecen a la humanidad en su conjunto, y no se puede disponer de ellos sino de la

forma en que lo disponga la humanidad. ”La declaración de un bien o una zona

geográfica como patrimonio común de la humanidad implica, por tanto, varias

consecuencias: en primer lugar, y como es evidente, que nadie puede apropiarse de ella;

en segundo lugar, que debe existir una autoridad internacional que gestione su uso y

conservación; en tercer lugar, que cualquier beneficio que surja como consecuencia de

su explotación debe ser compartido equitativamente por toda la humanidad; en cuarto

lugar, que las áreas o recursos designados como propiedad común podrán ser utilizados

sólo con fines prácticos y en beneficio de todos; por último, que dichas áreas o recursos

serán protegidas y preservadas para su uso por las generaciones futuras”931. Este

derecho humano se reconoció en la Convención para la protección del Patrimonio

Mundial, Cultural y Natural, adoptada en la Conferencia General de la Organización de

las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su 17ª

reunión celebrada del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972, en París.

CAPITULO III
Derechos de cuarta generación

En la literatura jurídica actual numerosas voces ya pregonan la aparición de una

nueva gama de derechos relacionados con la sociedad de la información que

configurarían una cuarta generación de derechos humanos. Aquí se plantean dos clases

de derechos: (i) varios derechos que ya han logrado el reconocimiento en muchos

países, como la libertad de expresión, el derecho a la protección de los datos sensibles, a

la privacidad, al secreto de la comunicaciones, entre otros; y, (ii) otros derechos de

nueva data que recién están naciendo,

Como los derechos del cibernauta en el mundo digital. Varios autores y

organismos, incluso, han adelantado ya varios proyectos y declaraciones sobre los

derechos digitales. Una de las primeras fue la de Robert B. Gelman, quien en 1997

difundió una propuesta de “Declaración de los Derechos Humanos en el Ciberespacio”

delineada sobre la base de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

En la Declaración de Itacuruçá se consagra el derecho al acceso democrático a la

sociedad del conocimiento. Consta también la Declaración de Independencia del

Ciberespacio de John Perry Barlow, de 1996, donde se entiende a Internet como un

camino abierto para la mejora de la condición humana y de la sociedad. La Declaración

de Florianópolis recoge la aspiración de los países Latinoamericanos de integrarse en la

sociedad de la información. El año 2008, Emilio Suñé publicó su Declaración de

Derechos, mucho más innovadora. Entre estos esfuerzos destaca la “Declaración

conjunta sobre libertad de expresión e Internet” suscrita el 1.º de junio de 2011 por las

diversas relatorías para la libertad de expresión de la ONU.

Derechos humanos en el ciberespacio


Ahora que acabamos de dar la vuelta a la esquina la llegada de un nuevo siglo,

no será el mundo físico el único escenario bélico donde se libren en las guerras del

futuro, donde se diriman las disputas de poder en todas las esferas. Ni el concepto de

invasión ni el de esclavitud seguirán siendo los mismos. No será necesario invadir un

país, ni tampoco poner grilletes en muñecas y tobillos atar las manos a sus ciudadanos,

si podemos reeducar el deseo, convertirlos en consumidores, colonizar las conciencias a

través de valores implícitos en los productos audiovisuales. Los nuevos colonialismos

no obligan a sus provincias al pago de onerosos impuestos, sino que se invaden sus

mercados de productos y servicios de todo tipo. En esencia, los mecanismos de

dominación y de limitación de los derechos humanos en este nuevo espacio de

información o ciberespacio tienen más que ver con la limitación del acceso a las

condiciones necesarias (ya sean técnicas, económicas o culturales) que permitirían el

desarrollo de formas más avanzadas de participación pública y de intercambio y libre

expresión de ideas y creencias. Las fronteras dejan de ser barreras impermeables cuando

los llamados flujos transfronterizos de información (TDF - transborder data flow) las

atraviesan a través de cables y satélites de la misma forma en que los fantasmas

atraviesan los muros de los castillos ingleses. En este entorno técnico y político a la vez,

que definimos como una nueva esfera de comunicación y realidad, se está librando

probablemente una de las batallas fundamentales por la libertad de expresión. Por ello

se hace especialmente relevante hablar de la condición de los derechos contenidos en

Declaración del 48 en el nuevo entorno del ciberespacio, y de los ataques que pueden

sufrir a través de las tecnologías de la comunicación y la información.

El gran atractivo de Internet es su naturaleza abierta. Los intentos de restringir el

libre flujo de información en Internet, así como los intentos de restringir lo que puede

decirse por el teléfono, supondrían una limitación onerosa y nada razonable de los bien
establecidos principios de privacidad y libertad de expresión. La aparente inmaterialidad

de los ataques precisa otras formas de análisis. En el mundo real, los ataques a los

derechos humanos en forma de acciones políticas tienen una traducción casi inmediata

en términos de hambre, discriminación, flujos migratorios o de refugiados, recorte de

libertades civiles, etc. En el ciberespacio, dichas acciones cobran un cierto carácter de

invisibilidad frente al escrutinio público. La polución del aire, de la tierra o del agua

puede ser mensurada de forma objetiva a través de dispositivos y aparatos diseñados a

tal efecto, y los datos así obtenidos pueden constituirse en infraestructura de políticas de

regeneración del medio ambiente. Por el contrario, no resulta tan sencillo medir el grado

de contaminación en una información, o detectar en un producto audiovisual el modelo

de sociedad o los valores que se transmiten de forma soterrada. No resulta sencillo, por

ejemplo, evaluar el impacto discriminatorio que pueda tener una política educativa que

puede tener como efecto la creación de distientos niveles de capacidad de acceso y uso

de los medios informáticos y telemáticos por parte de estudiantes de diferentes clases

sociales.

La libertad de expresión como derecho de cuarta generación

En este contexto no sería sólo uno de los derechos humanos fundamentales, sino

también una condición de posibilidad para la defensa y el desarrollo de los demás

derechos. En un nuevo orden en el que la información se convierte en el recurso

estratégico por excelencia, la falta de libertad de expresión hace que la vida humana

pierda una de sus características más sustantivas. También surgen otras libertades

esencialmente relacionadas con la anterior, a saber, la libertad de pensamiento en todas

sus manifestaciones, y la libertad de buscar y recibir información. Esto ya aparece

reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, donde cobra

un papel fundamental el reconocimiento de la libertad de pensamiento, de conciencia y


de religión (art. 18), la libertad de investigar y de recibir información (art. 19), y la

libertad de opinión y de difundirla sin limitación de fronteras, por cualquier medio de

expresión (art. 19).

Uno de los problemas que enfrenta la libertad de expresión en los regímenes

democráticos nace de la preocupación de los gobiernos por el control de los contenidos

que circulan a través de Internet. Y una de las claves que articula la acción de los

gobiernos en ese sentido es la indistinción entre contenidos ilegales y contenidos

inadecuados. Aparte de los problemas técnicos, existe el contexto moral. Cada sociedad

tiene valores diferentes, y formas diferentes de aplicar dichos valores. También tiene

criterios acerca de lo que es permisible y lo que no lo es. En algunos países existe una

exacerbada sensibilidad sobre contenidos de carácter erótico o sexual, mientras que se

permite la exhibición no clasificada de imágenes de extrema violencia o violencia

psicológica. Otros países son más restrictivos en relación a contenidos violentos, pero

más permisivos en cuanto a contenidos eróticos. El reto será establecer formas de

armonizar las diferentes sensibilidades nacionales con el carácter global del fenómeno

de las autopistas de la información. Los sistemas de clasificación privados plantean

serios problemas de libertad de expresión, y además acrecientan los riesgos de una

censura arbitraria por parte de gobiernos o de instituciones privadas que se arrogan un

papel protector de sectores sociales que requieren especial cuidado. Estos sistemas de

clasificación y filtrado se pueden llegar a utilizar para excluir puntos de vista

minoritarios.

Criticas a los derechos de cuarta generacion

Bustamante Donas, propone la ética como fuente catalizadora de los derechos

humanos de cuarta generación, y el escenario en que discurre su propuesta es el

tecnológico, muy marcado por las nuevas vías de comunicación y en ellas, claro está las
del ciberespacio; esta visión tiene expresivo e importante soporte en el trabajo de

Gelman, y su propuesta de «Declaración de los Derechos Humanos en el ciberespacio».

Sin embargo estas propuestas no dejan de reflejar nuevos entornos de la actuación de los

mismos derechos, sobre todo de los derechos civiles de primera generación como el de

libertad de pensamiento o de expresión, y los culturales de segunda generación como el

de gozar de los beneficios de la ciencia y tecnología, que salen a luz frente a nuevas

amenazas como las restricciones del uso de internet, la privacidad del servicio en línea,

etc. En cuanto al tema ético este no es exclusivo de estos nuevos derechos, esta

arraigado en todos los otros, de ahí que no logra ser distintivo de transformación social.

Es conocido que para algunos autores, de la talla del profesor brasileño Paulo

Bonavides, los derechos de cuarta generación son a la democracia, a la información y al

pluralismo, como reflejo de la globalización política y el ánimo de asegurar el futuro de

la ciudadanía y la libertad de todos los pueblos; lo que en realidad nada nuevo aporta,

los derechos a la democracia y a la información están insitos en la primera generación y

el derecho al pluralismo (evidentemente cultural, social, político, etcétera) también e

inclusive con asistencia, en algunos matices, a la tercera generación.

Algunas veces, por ejemplo, se habla del derecho a la identidad digital, del

derecho al olvido, del derecho a acceder a Internet, entre otros. ¿Son en verdad estos

derechos radicalmente nuevos, distintos a los derechos que están consagrados antes? Al

menos hemos de admitir que la respuesta no es tan evidente. No es tan evidente porque,

entre otras razones, de alguna forma todos estos derechos pueden encuadrarse en

derechos previamente consagrados en los tratados internacionales. Así, el derecho a la

identidad digital no parecería ser distinto del derecho de la persona natural a tener su

propia identidad, su propia imagen, su propia voz. El derecho al olvido –aquel derecho a

ser borrado de ciertas bases de datos, de ciertos sitios de Internet, etc.– tendría su
precedente en el derecho a la privacidad, a la protección de los datos personales o

sensibles, o en el derecho a la autodeterminación informativa, allí donde estos fueren

reconocidos. Inclusive más fácil es encuadrar el derecho a acceder a Internet como parte

de aquel gran derecho a la información, al que ya desde la Declaración Universal de los

Derechos Humanos de 1948 se le reconocen tres facultades.

CONCLUSIONES

1.- Los derechos de tercera generación son aquellos considerados como derechos

colectivos o solidarios, ya que velan por los derechos de un grupo de personas, en la


búsqueda de un bien común, como por ejemplo el derecho a un medio ambiente sano,

no es un derecho que solo tenga que ver con el interés de una persona, sino con el

interés de un colectivo, que busca el bienestar del grupo, a acceder a un medio ambiente

sano, esto también implica que el estado tenga que crear políticas que cuiden y protejan

este derecho, en armonía con el desarrollo económico de las empresas.

2. Mientras los derechos que Cuarta Generación, aún existe una discusión si es válido su

reconocimiento como tal, porque solo son la ampliación de derechos de primera,

segunda y tercera generación, aun se observa que falta un trabajo teórico que siente las

bases necesarias, para que los derechos de cuarta generación se puedan diferenciar del

resto de derechos. Una valida base teórica, jurisprudencia, y estudios filosóficos, es el

camino que se debe recorrer para la creación de verdaderos derechos de cuarta

generación.

3. Existen muchas posiciones al respecto de los derechos de quinta generación, algunos

autores los reconocen como aquellos derechos que en un futuro tendrán que ver con los

derechos a la clonación y la integración de una parte humana y una parte robótica, aun a

pesar de ese escenario de ciencia ficción, no estamos lejos de esa realidad, ya que

observamos un avance acelerado de la ciencia y la tecnología, pero como también

observamos aun no definimos teóricamente muchos conceptos que sirvan de base para

la consolidación de los derechos de quinta generación, situación que observamos, con

los derechos de cuarta generación, en mi opinión, si no se sientan las bases teóricas

necesarias, no podemos concebir los derechos de quinta generación, ya que solo serán

ampliación de los derechos anteriores. Pero es de suma necesidad que los derechos

evolucionen y se adecuen a las nuevas realidades que nos trae el mundo del futuro,

necesitaremos reforzar nuestras creencias filosóficas con respecto a conceptos de

libertad y dignidad humana, ya que como indicamos, no solo hablamos de seres


humanos en un futuro lejano sino de seres mitad humanos y mitad robóticas, que obliga

que nuestras creencias y valores tengan que actualizarse, o simplemente ser descartadas

para dar paso a nuevas ideas. También el derecho está obligado a legislar las nuevas

conductas que se den a consecuencia de esta nueva simbiosis, como siempre lo ha hecho

a lo largo de la existencia de las sociedades. Donde el respeto a la libertad y la dignidad

sea el fin supremo de las sociedades del futuro. Y la ética sea el instrumento que regule

las conductas humanas en materia de clonación y fusión de partes humanas y robóticas.

Como volvemos a recalcar, es de suma importancia que los estudiosos del derecho se

embarquen en la consolidación teóricas de conceptos que nos ayude a enfrentar este

nuevo escenario que se nos viene como sociedad.

REFERENCIAS

I. Carpizo, J. Los derechos Humanos: Naturaleza, denominación y características


(2011) Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de derecho
Constitucional. Recuperado de
https://www.scielo.org.mx/pdf/cconst/n25/n25a1.pdf
II. Capítulo 1: los derechos Humanos (2015) Biblioteca Virtual del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Unam. Recuperado de
https://funceji.files.wordpress.com/2017/09/lectura-3.pdf

III. Derechos Humanos, Derecho Internacional humanitario Manual Para Las


Fuerzas Armadas. Ministerio De Defensa. Dirección General De Educacion Y
Doctrina Recuperado Lima Peru. Recuperado de
https://www.mindef.gob.pe/informacion/documentos/
manual_ddhh_ffaa_2010.pdf

IV. Nava G., J. G., (2012). Doctrina Y Filosofía De Los Derechos Humanos:
Definición, Principios, Características Y Clasificaciones. Razón Y Palabra,
(81), recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/1995/199524700001.pdf

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