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Detalle estatua de Bernini
de Gange con palabras
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latinas grabadas en un
capitolio romano
Presencia Griega y Latina
en el Léxico Español
Semana 4
El latín en lo cotidiano,
científico y valórico naval
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN
ARMADA DE CHILE
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Graecia capta ferum victorem cepit et artis /
intulit agresti Latio
La Grecia conquistada conquistó a su fiero vencedor e introdujo
las artes en el rústico Lacio
Versos de Horacio - Epístolas, 2, I Á Augusto
La fusión del griego y el latín
Los griegos presentes en Italia desde el siglo VIII a. C. habían enseñado a los pueblos itálicos la
escritura, pero además su lengua les sirvió para denominar múltiples objetos y conceptos que sus
rústicas lenguas no habían acertado a expresar (Intef, s.f.).
Hacia el año 150 a.C., Roma venció a Grecia. Pero, el poder militar no pudo someter las bases de
aquella cultura de fina sensibilidad, elegancia y armonía que se imponía en las instituciones
educativas. De esta forma, el gran siglo de la cultura latina crece a la sombra de la griega. Por eso es
que la cultura de Roma es greco-latina (Galarza y Villano, 2016).
Orígenes y expansión del latín
El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, entre los Apeninos y
el mar Tirreno, en una región llamada Latium (Lazio en italiano, Lacio en español), de donde proviene
el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos.
De las varias formas dialectales del latín primitivo (cada ciudad del Lacio tenía la suya), enseguida
acabó imponiéndose la de Roma, a causa de su pronta hegemonía sobre toda la región. Este latín
“romano” se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio de Roma, primero en
Italia, más tarde en los países ribereños del Mediterráneo occidental (incluida la Península Ibérica)
hasta abarcar finalmente la Europa central, desde las Islas Británicas hasta Rumanía (Galarza y
Villano, 2016).
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo V, el latín continuó siendo la
lengua común de gran parte de este territorio, hasta su fragmentación y transformación en las
distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX).
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El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
El latín vulgar
Al latín “hablado”, corriente, popular, se le llama latín vulgar (del vulgo o pueblo). Es una lengua en
continua evolución y con diferencias dialectales entre las regiones de la misma Italia, y más aún entre
las diferentes provincias del Imperio (así, por ejemplo, puede hablarse de la existencia de un latín
“hispano”, “galo”, “africano”, etc.).
Al descomponerse el Imperio y empezar la Edad Media, la evolución y fragmentación de la lengua se
aceleran y acentúan hasta que el latín se convirtió en otra lengua, en parte igual y en parte distinta
del latín tradicional, a la que ya en el siglo IX empezó a llamarse lingua romana rustica, de donde
procede el nombre de lenguas románicas o romances, para denominar a las diversas lenguas
nacionales a que dio lugar. No obstante, muchas de las diferencias entre estas y el latín literario ya
se habían iniciado en el latín vulgar.
El latín literario
A partir del siglo III a.C. comienza la literatura en latín y, con ella, el latín literario, culto, escrito. Tras
un primer período de formación que tiene lugar en el siglo I a.C., el latín literario, fijado ya por las
primeras gramáticas, se convierte en una de las grandes lenguas literarias de la antigüedad (lenguas
“clásicas”), y como tal, a diferencia del latín vulgar, permanece prácticamente inalterado y unificado a
través de los siglos. Autores como Cicerón, Virgilio y Tácito, entre otros, dan fe de ello en distintas
épocas de la antigüedad. Las ideas principales de Cicerón quedaron recogidas en autores
posteriores como San Agustín, Dante o Petrarca.
Este latín culto, además de ser la lengua de la literatura en sentido estricto, fue la lengua en la que se
transmitió todo el legado cultural romano: derecho, ciencia, lingüística, filosofía, etc.
Figura 1: Lápida funeraria donde se cita la gens de los Cilúrnigos
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 3
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Continuidad del latín
A lo largo de la Edad Media, el latín siguió siendo lengua de expresión de la cultura y alcanzó una
revitalización extraordinaria en el Renacimiento (los humanistas como Erasmo o Luis Vives eran
consumados latinistas). Como lengua de expresión culta y científica su uso se mantuvo hasta el siglo
XVIII (Descartes, Leibniz, Newton, Linneo); y como lengua oficial de la Iglesia católica se ha
mantenido en la liturgia y en sus documentos (en las encíclicas papales, por ejemplo) hasta la
actualidad.
Ese carácter de vehículo de expresión universal de la cultura, romana primero y europea después
hizo que el latín estuviera presente en los estudios de los niveles medio y superior de todos los
países civilizados durante muchos siglos.
A esta causa se debe también que todas las lenguas europeas, no solo las lenguas románicas,
hayan visto enriquecido su vocabulario con un gran número de palabras de raíz latina (cultismos).
Asimismo, puede apreciarse en muchas de esas lenguas el mantenimiento del uso habitual de
expresiones latinas, no únicamente en el nivel culto del lenguaje, sino también muchas de ellas en el
nivel coloquial (Galarza y Villano, 2016).
Algunas expresiones del latín medieval se siguen utilizando en nuestro vocabulario, como son:
Grosso modo (aproximadamente)
Vox pópuli (conocido y repetido por todos)
In fraganti (en el mismo momento en el que se está cometiendo el delito o una acción criticable)
Mare magnum (abundancia confusa de cosas y personas)
Sui géneris (dicho de algo que es de un género, tipo o clase muy singular y excepcional)
A priori (antes de examinar el asunto de que se trata)
A posteriori (después de examinar el asunto de que se trata)
Ex profeso (con intención)
Peccata minuta
(error o falta leve, pequeña)
Ipso facto
(inmediatamente, en el acto)
Figura 2: Monjes medievales en un scriptorium (lugar para escribir)
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 4
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Valores a través de la lengua latina
Hasta nuestros días han llegado construcciones, literatura y elementos artísticos del mundo romano,
todo lo cual fue llevado adelante por una población que se reunía en torno a una serie de virtudes
personales y públicas.
Este concepto, la virtud pública y privada, viene del latín virtutem, propiamente valor físico, pues se
relaciona con vir, el varón, y la palabra vis (fuerza, potencia), cuyo plural es vires (fuerzas). Es así
como al relacionar virtudes con vires, acaba significando toda serie de cualidades, fuerzas o
potencialidades de actuación de un individuo, y es de esta manera que su derivado “virtual” designa
a todo aquello que está en potencia, que es posible gracias a la fuerza interior de algo o a sus
cualidades interiores, pero no todavía en activo.
El ciudadano romano convivía cotidianamente con esta serie de valores, los cuales eran
considerados fundamentales (del latín fundus: base, fondo, la heredad o dominio) y que se entiende
como una cualidad "que sirve como base, que forma la parte principal de algo". Los valores son la
base de toda la estructura social y organizacional en la antigua Roma, un ideal hacia el cual todos
debían aspirar, poseer y proteger.
Para los investigadores, las cualidades que dieron a la República Romana la fuerza moral necesaria
para conquistar y civilizar el mundo estaban relacionadas con las ocupaciones y el modo de vida de
los primeros siglos de la república. Por ejemplo, la pietas, que expresa la actitud de aceptación y
respeto de los derechos de los dioses, además del cumplimiento de los deberes con la patria, los
padres y con quienes exista vínculo (Castilla, Martín y Sánchez, 1989).
Figura 3: Roma no paga traidores
Óleo de 'La muerte de Viriato, líder de los lusitanos', de José de Madrazo. Museo del Prado
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 5
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Valores navales
La formación valórica es fundamental y se aplica de manera transversal a lo largo de la carrera de
todos los que conformamos esta institución. Cada uno de estos preceptos morales da cuenta de un
camino que se debe recorrer para engrandecer a la persona y fortalecer de manera cotidiana y
profesional el producto de nuestro trabajo.
Lealtad
La palabra "lealtad" está formada con raíces latinas y significa "cualidad de ser respetuoso de la ley".
Sus componentes léxicos son: lex, legis (ley), -alis (relativo a), más el sufijo -dad (cualidad).
En Roma, como hasta la actualidad, el juramento de los soldados, en su amplio sentido, significaba
la máxima expresión de lealtad a las instituciones, al emperador y al ejército, reflejada a través de la
estricta disciplina y obediencia a los superiores.
Cada persona, como ejemplo de integridad moral y orgullo del cives (ciudadano) romano, debía
actuar respecto de la tradición. Por ello, juraba fidelidad (del latín fidelitas que significa
"cualidad relativa a la lealtad o la fe"), ante los estandartes como elementos sacros
(relacionados con los dioses), que eran venerados hasta el punto que su pérdida en combate
se consideraba motivo de agravio (Subirats, 2013).
Con la adopción del cristianismo como religión oficial, el sacramento militiae (militar) se transformó
tanto en su formulación como en su concepción, prestando juramento en nombre de la Trinidad
cristiana. Es así como sirven a Dios el ciudadano y el soldado, pues responden con lealtad a quien
reina por la voluntad del Creador.
Este concepto llega hasta nuestros días como una devoción sincera y voluntaria hacia una causa.
Representa la obligación moral de ser veraz con el servicio y para con las leyes de la fidelidad, del
honor y de la entereza. La “lealtad” es una cualidad que lleva en sí la franqueza, la hidalguía y la
nobleza. En toda agrupación de seres humanos que trabajan por un fin común, la “lealtad” es
indispensable. Sin ella no hay armonía ni éxito en la tarea o en el cumplimiento de la misión.
La persona que es leal a otra, la defiende, la prestigia en todas partes, la ayuda con consejos y
sugerencias. Le coopera en el trabajo con la misma sana y desinteresada intención que si lo hiciera
para sí mismo, también le advierte de todo lo que pueda serle adverso.
La “lealtad” consiste, por lo tanto, en:
• El cumplimiento honrado y digno del deber; las personas leales se guían por la veracidad.
• El rechazo a la adulación, las acciones bajas, egoístas o vengativas.
• Un valor de fidelidad de triple acción: hacia los superiores, hacia los subordinados y hacia los
iguales. Es el cumplimiento de la ley natural de amor al prójimo.
Es desleal el que miente, el que oculta defectos o vacíos al servicio, el que murmura y critica a
espaldas de las personas; el superior que no ayuda ni reconoce los méritos de sus subalternos, el
subalterno que no coopera en el servicio o no cumple las órdenes honradamente. La deslealtad
deliberada quebranta la disciplina.
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 6
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Deber
Procede del latín debere y este de dehibere, formado del prefijo de- (alejamiento, privación) y el
verbo habere (tener), que a su vez se asocia a *ghabh- (dar, recibir). Se podría decir que debere
significó tener algo procedente de otro y, por tanto, ser deudor de él, es decir, “estar obligado para
con el otro”, lo que deriva en “estar obligado a algo”. Esto aplica al terreno moral y a
la responsabilidad que conlleva. De hecho, debere, en gran parte de los casos, se emplea en
latín como uno de los principales modales, como por ejemplo en: existimare debetis (debéis
considerar), labore debes (debes esforzarte o debes trabajar).
En todos estos casos, lo que expresa es la obligación de realizar algo, la que puede ser de tipo
lógico, moral, social o de otra índole.
Para los romanos, el soldado acepta su muerte, porque tiene el deber de hacerlo, no como una
muerte carente de significado, sino porque la forma más honrosa de dejar este mundo era caer
luchando en defensa de un ideal. Este deber se extendió más allá de la batalla, formando parte de
una tradición mantenida por un colectivo. De esta manera, tomaron importancia táctica y simbólica
los estandartes militares, pues invocaban emociones y enfatizaban la identidad colectiva, además de
poseer una calidad sagrada y representar el poder público. El estandarte es la viva imagen de la
cultura, cuyos elementos transmiten un mensaje (Kavanagh, 2015). Por esta razón, debían estar
siempre a la vista el águila, la bandera y la insignia (aquilae, vexilla et signa).
Figura 4: Estandartes militares (signa militaria)
Emblema del poder y magnificencia del Imperio romano
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El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Si el enemigo arrebataba los símbolos de la legión, había un decaimiento general, que podía ser
enmendado solo con su recuperación, aunque significara la pérdida de vidas, las cuales no eran
consideradas como bajas normales, sino que pasaban a tener la calidad de sacrificios, lo que
aumentaba el prestigio del soldado, su honra y elevaba a su gens (familia), por sobre el resto de sus
pares.
Podemos señalar entonces que “deber” significa una obligación que afecta a cada persona de obrar
según los principios de la moral, la justicia o su propia conciencia. Señala la forma como cada cual
debe proceder. El deber se impone con igual vigor en todas las jerarquías y, aunque se suba en
grado, nadie puede desligarse de las obligaciones morales o militares, que le conciernen, estén o no
escritas.
El “cumplimiento del deber” debe materializarse con abnegación, aunque sea penoso y origine
enemistades, venciendo con energía y constancia las dificultades y los fracasos. Este engrandece
moralmente a las personas, al mismo tiempo satisface su conciencia.
Honor
Procede del latín honos, honoris, que describía cualidades como rectitud, decencia, dignidad, gracia,
fama, respeto, etc., deseables en las personas que ejercían un cargo público. De ahí también las
palabras: honesto, honrado, honradez, honra, honorable, etc.
Hay que tener en cuenta que el significado de honos, honoris en latín, no es el que se aplica hoy en
día. Ni honra ni honor definen exactamente las virtudes personales, sino su glorificación pública, que
es distinto. En latín honos significaba originalmente el premio público que se le da a aquel al que se
le supone o se cree es recto o decente, y este premio de reconocimiento suele ser un cargo público,
de carácter político. Propiamente en latín los honesti eran aquellos a los que el pueblo había honrado
con un cargo. Se entiende entonces que una persona sea honrada (honoratus: premiado con un
cargo público) cuando los ciudadanos reconocen en ella su valor. Así, la carrera política y escalafón
de cargos públicos hasta llegar al Senado se llamaba cursus honorum (camino o carrera de honores)
que exigía un conjunto de magistraturas que debían ejercerse en orden y con ciertos requisitos.
En Roma, antes de la aparición del ejército profesional, la misión de defender el país era un honor
reservado únicamente a los ciudadanos, a la usanza de las polis griegas. Este acto concedía al
beneficiario una calidad social superior a sus pares, que estaban impedidos de luchar por razones
físicas.
La asignación de responsabilidades a un subalterno, confería dignidad y respeto inmediato. Con el
paso del tiempo, en las legiones surgió cierto número de puestos que llevaban aparejados un honor
particular que, en el caso de los librarius (escribientes) y el cornicularius (nombre dado por la
condecoración formada por dos pequeños cuernos que colgaban de su casco) les concedía el
privilegio de integrarse en el cuartel general de la legión o adscribirse al personal del gobernador
(Subirats, 2013).
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 8
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
El “honor” es un valor unido a la virtud, al mérito y, muchas veces, al heroísmo, que hace a una
persona merecedora del respeto y admiración por parte de la ciudadanía. Por esta razón, cuando
decimos “rendir honores” hacemos alusión a la solemnidad con la que se reconoce a una persona o
emblema patrio.
En el ámbito naval, es una cualidad moral que impulsa al marino a comportarse de manera tal que
pueda conservar su propia estimación y ser digno del respeto de los demás. Esto se demuestra por
la corrección de sus actos en el servicio y en las actividades de la vida privada.
El “honor” del marino no solo debe impulsarle a defender su nombre y prestigio personal o el de
nuestra familia u hogar, sino también, y, ante todo, el de nuestra Patria, su bandera y la Armada. Por
ello, nunca se rinde y Prat forjó este valor en el lema: "Vencer o Morir".
Figura 5: Arturo Prat Chacón
Óleo sobre tela de Thomas Somerscales
Museo Naval y Marítimo de Valparaíso
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 9
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Integridad
La palabra integridad viene del latín integritas, integritatis (totalidad, robustez, salud o buen estado
físico, y también honestidad y rectitud). El vocablo se deriva del adjetivo integer, que se compone del
prefijo in- (no) y la raíz tangere (tocar, alcanzar: intacto, entero, no tocado, no alcanzado por un mal).
La integridad es la cualidad del que no está tocado ni alcanzado por mal o daño alguno (sea físico o
moral). Es el valor que nos permite vivir de una manera congruente con los demás valores, los
garantiza, no es negociable (Núñez, 2016).
La integridad apela a lo más profundo de la conciencia e impulsa a actuar en consecuencia con ella,
por eso es tan importante cultivar las virtudes que nos permitan elegir el bien común por sobre
cualquier otro beneficio personal (Paladino, Debeljuh y Del Bosco, 2005). Es la principal
característica que debe poseer un marino cuando jura a su bandera.
Ser íntegro es hacer lo correcto siempre, en especial cuando no se es observado. La integridad es la
consecuencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Lo que decimos no es relevante si no va
ligado a lo que hacemos. Esta coherencia es lo que realmente cuenta y, como marino, es lo que
perciben sus subordinados, quienes depositan en el superior su capital más preciado, su confianza.
En definitiva, la integridad demanda que no quebrantemos lo pactado y, si lo llegamos a hacer,
admitamos las razones e intenciones verdaderas de nuestros actos, sin culpar a las circunstancias o
la influencia de otras personas. Corresponde a la libertad para actuar, siendo honestos con nosotros
mismos (Núñez, 2016).
Ni toda la información del mundo, ni el mejor análisis, ni los códigos de ética más perfectos, ni el
ambiente más favorable pueden evitar la soledad y la pesadumbre al momento de tomar una
decisión que nos complica y que puede ir en perjuicio de uno mismo. Al final del camino, es la
conciencia la que diferencia a una persona de otra en su integridad profesional y moral.
Solo quien está auténticamente ubicado en el centro de su vida, quien es íntegramente
él mismo, o por lo menos apunta a serlo, puede tener una visión panorámica de su
situación y decidir prudentemente, teniendo en cuenta todos los elementos relevantes,
con el margen de autonomía necesario para elegir conscientemente. Ser uno mismo, sin
fisuras, quiere decir que la estructura de la personalidad está apoyada en un conjunto
de valores coherentes, que entran en juego cuando se establece el orden de prioridades
al momento de decidir y actuar. (Paladino et al., 2005, pág. 12).
Figura 6: Juramento a la Bandera
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 10
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Valentía
La palabra “valentía” tiene su origen etimológico en el latín. Sus componentes léxicos son: valere
(permanecer en plenitud de fuerza, salud y vigor), ente (agente, ser), más el sufijo -ia (cualidad). Por
lo que significa "cualidad del que tiene fuerza, salud y vigor".
Los ascensos en las legiones romanas estaban determinados por la “valentía” como soldado, aunque
también influía la posición económica y social de la familia. Cada acto superior en combate recibía
reconocimiento público, por lo cual no era extraño ver miembros de una cohorte luciendo las armillae,
que correspondían a anchas pulseras que formaron parte del repertorio de los dona militiae
(recompensas militares), del mismo modo que los torques (gruesas piezas de plata que se usaban
originalmente en el cuello y luego en la armadura). Estos símbolos se concedían en parejas, como
premio por obtener la victoria mediante la fuerza de las armas y, genéricamente, por el valor
demostrado por el soldado u oficial, donde los mejor preparados podían destacar entre sus pares.
Si el condecorado no era el soldado a título individual, sino toda la cohorte, era el Aquila (águila) la
que recibía una corona, que era colocada en las garras o sobre las alas y se fundía d el mismo metal
precioso. De la misma manera, el estandarte de plata era concedido por mostrar valor en batalla.
Actualmente, la “valentía” es aquella manifestación humana, o cualidad del ánimo, que impulsa a la
persona a cumplir con su deber o acometer, resueltamente, grandes empresas, sin intimidarle
amenaza ni peligros. Se asocia al aliento o vigor en la ejecución de tal acción. Se demuestra en los
grandes actos (como en una guerra o una emergencia), pero también en las pequeñas acciones
cotidianas (al decir una verdad dolorosa a un ser querido). Tiene su expresión máxima en el arrojo
que muestra el héroe en el combate, al sacrificar su propia existencia y morir por la Patria.
No debe confundirse con temeridad (exponerse o arrojarse a los peligros irresponsable e
irreflexivamente). Se trata de vencer el miedo, sin negarlo, pero sobreponiéndose a él con serenidad
y buen juicio. Solo se expone la vida por un bien mayor.
Fácil es comprender la importancia del alto nivel de
entrenamiento físico y táctico que debe tener un marino para
desempeñarse en sus funciones de defensa de la nación. Pero
demostrar “valentía” no se logra sin preparación espiritual. Es
por esta razón que dicho valor fundamental se inculca y está
presente en la formación de cada uno de los integrantes de
nuestra Institución.
Un claro ejemplo es el triunfo en el Combate Naval de Angamos,
que jugó un papel fundamental en la obtención de la victoria
definitiva en la Guerra del Pacífico. En aquella serie de episodios
se destaca la valentía, abnegación y profesionalismo de las
dotaciones de la Marina, cuyo recuerdo dio lugar a la
conmemoración del Día del Suboficial Mayor Naval, como una
forma de agradecimiento de la Institución al valor del personal
Gente de Mar que ha dedicado su vida a la Armada y a la Patria.
Figura 7: Suboficiales Mayores de la Armada de Chile
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 11
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Patriotismo
La palabra “patriotismo” está formada con raíces latinas, cuyos componentes léxicos son: patria
(padre, descendencia, familia), más el sufijo -ismo (doctrina). Por lo que significa "doctrina de amor a
la patria" (sentimiento basado en la lealtad al padre).
El concepto de patria, de acuerdo con algunos historiadores, nace en el siglo XVI, en tanto que el
patriotismo surge en el siglo XVIII; acepción que, a través del desarrollo de la humanidad, permitió la
afirmación del sentimiento nacional. Sin embargo, con una mayor objetividad y con un sentido
histórico más preciso, se destaca que el concepto de patria ha variado profundamente a lo largo de
los siglos.
El término ha sido utilizado para describir el amor y devoción hacia la patria o nación. Por ejemplo,
tanto en las antiguas civilizaciones orientales, como en Grecia, la patria estaba representada por los
dioses de sus ciudades, por lo que el patriotismo era un sentimiento de fidelidad cívico-religioso a las
tradiciones y las instituciones de la ciudad. En Roma, el concepto de patriotismo era asociado con la
fidelidad al imperio, en tanto que los bárbaros, en sus principios de pueblo nómada, conceptuaban su
patriotismo como fidelidad a la horda fuera de toda referencia territorial y fue hasta después de sus
conquistas territoriales cuando adquirieron un sentido territorial.
Es así como en el ámbito del espacio habitado, las primeras grandes ciudades registradas
históricamente se situaban en la Antigua Mesopotamia (hoy Irak) y el concepto de país se
enmarcaba a los límites territoriales de la urbe. Ciudades como la famosa Babilonia exacerbaban el
sentimiento de patria únicamente sobre las personas que nacían, crecían o habitaban dentro de sus
murallas.
Posteriormente, en la antigua Roma, la patria o nación no solo correspondían a la ciudad, sino
también a las provincias que formaban parte del sacro imperio. Es por lo que en Roma existía el Ius
Civile para ciudadanos romanos y el Ius Gentium para los extranjeros (conjunto de reglas), esto
como mecanismo de segregación poblacional y cultivo de patriotismo. En la edad media fueron los
reinos, ducados, feudos, etc. En la edad moderna los burgos y las primeras ciudades-Estado
(algunas todavía subsisten) fueron las que acapararon el sentimiento de amor y pertenencia de sus
habitantes.
El sentimiento patriótico ha llegado a adquirir arraigos profundos en los pueblos que debieron luchar
con ardor por la integridad de su vida libre, próspera y soberana, para preservar la supervivencia
como nación. Este concepto llega hasta el día de hoy con toda aquella carga histórica. El
“patriotismo” es el amor y respeto a la Patria. Es decir, poseer el hábito que nos impulsa a tributar a
la Patria y a todo lo que se relacione con ella, el honor y servicio debido, sin considerar los
sacrificios que sea menester llevar a cabo.
El “patriotismo” debe inculcarse en el servicio y fuera de él, y la mejor manera de hacerlo es
amando y conociendo la historia de la Patria, respetando la bandera y el escudo de armas que la
simboliza y difundiendo estas tradiciones y sentimientos, tanto a los subalternos como al mundo
civil.
Figura 8: Reconstrucción Juan Fernández
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 12
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Referencias
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http://etimologias.dechile.net
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Distancia (INBAD).
Galarza, C., Villano, F. (2016). Raíces griegas y latinas. Seminario Teológico Bautista.
Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF). El latín en la
historia. Ministerio de Educación y Formación Profesional de España. En:
http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/latin/esl422ca3.php
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http://www.inep.org/diccionario-de-administracion-publica/p/pa-pat/patriotismo
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16 de Anejos de Gladius. Madrid: Ediciones Polifemo. Consejo Superior de Investigaciones
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Paladino, M., Debeljuh, P. y Del Bosco, P. (2005). Integridad: respuesta superadora a los dilemas
éticos del hombre de empresa. Journal of Economics, Finance and Administrative Science, 10(18-
19), 9-37. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=360733600001
Subirats, Ch. (2013). El ceremonial militar romano. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de
Barcelona.
Imágenes
Portada. Detalle estatua de Bernini de Gange con palabras latinas grabadas en un capitolio romano
(libre de derechos). https://www.timetoast.com/timelines/el-latin-vulgar-y-clasico
Figura 1. Lápida funeraria donde se cita la gens de los Cilúrnigos en la muralla romana de Gijón,
Asturias (libre de derechos). http://ceres.mcu.es
Figura 2. Monjes medievales en un scriptorium. https://libroabiertoblog.wordpress.com/tag/monjes-
medievales/
Figura 3. Óleo de 'La muerte de Viriato, líder de los lusitanos', de José de Madrazo, que representa
la popular expresión “Roma no paga traidores”. Imagen: Museo del Prado, hospedada en Fundación
Wikimedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Muerte_de_Viriato_por_Jos%C3%A9_Madrazo.jpg
Figura 4. Estandartes militares (signa militaria), con la sigla de la expresión latina Senatus Populus
Que Romanus (El Senado y el Pueblo Romano): Emblema del poder y magnificencia del Imperio
romano. https://www.guioteca.com/mitos-y-enigmas/que-significa-la-famosa-sigla-spqr-simbolo-y-
emblema-de-la-antigua-roma/
Presencia Griega y Latina en el Léxico Español 13
El latín en lo cotidiano, científico y valórico naval - Semana 4
Figura 5. Arturo Prat Chacón. Óleo sobre tela de Thomas Somerscales, que se encuentra en el
Museo Naval y Marítimo de Valparaíso. Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile.
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-70952.html
Figura 6. Juramento a la Bandera. Compañía de Oficiales de Reserva Naval.
http://www.cornav.cl/reserva-naval/graduacion-de-guardiamarinas-rn/
Figura 7. Suboficiales Mayores de la Armada de Chile. Libro de la Defensa 2010. O
https://www.admisionarmada.cl/desempeno-profesional-y-escala-jerarquica/postulacion/2011-03-
18/114817.html H
Figura 8. Reconstrucción Juan Fernández. Imagen propiedad Armada de Chile.
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