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La Última Advertencia

El documento describe una conversación entre varios espíritus de la naturaleza que están enojados con la humanidad por haber olvidado su conexión con la naturaleza y haber dañado el planeta. Deciden que es hora de acabar con la humanidad usando fuego, agua, tierra y viento. Más adelante, dos ácratas discuten sobre la tormenta que se avecina y la necesidad de convocar a los humanos para una última reunión antes del fin.
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La Última Advertencia

El documento describe una conversación entre varios espíritus de la naturaleza que están enojados con la humanidad por haber olvidado su conexión con la naturaleza y haber dañado el planeta. Deciden que es hora de acabar con la humanidad usando fuego, agua, tierra y viento. Más adelante, dos ácratas discuten sobre la tormenta que se avecina y la necesidad de convocar a los humanos para una última reunión antes del fin.
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Ciudad en llamas

Preludio

Eran las cuatro cuarenta de la madrugada, en esas horas


siempre pasan cosas raras, normalmente no las advertimos
nos la pasamos dormidos y pasan desapercibidas. Pero el tiempo
existe, las horas existen, mismas que pasan en la madrugada
tienen su función, quizá sea la hora de la mística y del
misterio, quizá sea cuando las fuerzas del cielo convergen con
las del suelo.

Esa mañana subimos al monte, para encontrar las entrañas de la


tormenta, escuchamos al empíreo gruñir rugidos etéreos para
dar aviso de su llegada. Salimos a tiempo de ahí, justo antes
de que el cielo desahogara su iracunda colera contra nosotros,
ejércitos de nubes arrojaban con furia su lluvia a la tierra
inundando esta era, o al menos eso pareciera.

Eran las luchas persas, las luchas griegas, las grecas, las
germanas, las romanas, las nórdicas, las guerras tribales, las
guerras floridas, las guerras en el norte y más allá de la
gran muralla. El mundo se resumía en una isla, no pequeña pero
tampoco inmensa. La tierra estaba cansada de tanta sangre
derramada, por tantos boquetes en sus campos y al ver los
prados llenos de soldados de ambos lados sin importar el
bando.

El cielo escuchó las súplicas de Gea y se apiadó de su hermana


Reunió a sus hijas las nubes y a sus compañeros los vientos.
Habló con el agua del mar, del cielo, y de las sólidas
montañas. Le pidieron al Sol que un día sin su luz los dejara,
como señal de advertencia, para aquellos que tengan
clarivivencia. Pero el sol, que no pudo negar su amor por sus
hijos se negó a dejarlos ni un día sin su calor, sin embargo
accedió a que la Luna los cubra, que vuelva el cielo rojo como
reflejo de nuestro enojo y cualquiera que se atreva a alzar
los ojos los perderá tras el cerrojo.

“Los humanos escucharán- dialogaban los Bosques, los Ríos, el


extenso Desierto y la cálida Sabana, estaban también la
Tundra, la Luna, la creciente tormenta, el huracán y el volcán
Estaba también el espíritu animal, pero una parte de él estaba
ausente, indolente el ser humano negó su conexión con su raíz,
es por esto que animales ya no se sentían identificados, pues
negaban su ser y no solo acababan con los de su especie.

“Los humanos escucharán- repitió el espíritu de la salvaje


Selva, -por mucho tiempo ellos nos han escuchado y nos han
permitido que los guiemos en su camino; desde la cuna a la
tumba siempre de ellos hemos cuidado.”

“Los acurrucábamos en nuestras ramas y los cubrimos con


nuestro espeso manto de follaje arbolado”
Dijeron al unísono Bosque y Sabana.
“Les mostramos el camino de las estrellas cuando abandonaron
su arbolada morada y emprendieron su viaje por este mundo”
Decía con melancolía el firmamento mientras miraba a sus
pequeñas estrellas.
“Les enseñamos a cazar y más que eso la importancia de la
unidad”
Proclamó el lobo aullando a la Luna.
“Les enseñamos a nadar, les enseñamos a pescar y aprendieron a
navegar, congelamos nuestros mares, abrimos caminos en
diferentes lugares para que pudieran pasar”
Recordaron los Espíritus de la Tierra.

“Quizá nuestro más grande error fue haberles entregado el


fuego- se lamentó el Espíritu del Sol- cuando con este
iluminaban sus moradas dejaron de lado las enseñanzas de su
Sol y de su Luna. Con el fuego nació su ego y apareció su
orgullo, se olvidaron de nosotros, creyeron que ellos eran los
dueños y creyeron que podían conquistar los ríos, incendiaron
las selvas y mataron a las ballenas con tal de expandir su
infortunado imperio.”

“Olvidaron la unidad, en pequeños grupos tribales cada vez más


distantes a distancia equidistantes refugiados en murallas
piramidales. Se creyeron el centro de la humanidad y por
voluntad muchas veces decidieron amedrentar a su vecindad.
Nos traicionaron a sus hermanos los simios y nos encerraron en
sus mismas jaulas con cristales, entre concreto y el acero.”

“Se olvidaron de la divina cacería y comenzaron a cazar por


afán y empeño. el fuego se convirtió en su arma favorita y
aprendieron a disparar sin importar quién se atravesara en
la mirilla, olvidaron quién les transmitió el sagrado arte de
ser un guardián y fue así como nos comenzaron a cazar y de sus
hermanos los lobos ahora quedamos pocos.”

Así continuaron los reclamos, fueran tantas sus penas, su


dolor y su gélida tristeza que se olvidaron de todo lo bueno
que tenía el ser humano y fue así como dejaron la esperanza de
lado. Tomaron una decisión y en su sentencia no hubo ningún
perdón, la tierra aceptó, el cielo lloró y el mar en pena se
ahogó, sin embargo, aún así todos estuvieron de acuerdo,
acabarían con su más bella creación, y darían un final a los
hijos del universo.

El plan estaba trazado, el plazo fue dado.


El eclipse sería el primer llamado.
Señal de que el final al fin había comenzado.
Fuego y Agua, Tierra y Viento terminarán con ellos.
El Agua desde su superficie, del cielo al mar en cíclicos
tormentos inundarán las tierras de sus pueblos, los fértiles
campos y los suaves prados.
El fuego por su parte y desde el centro regresará a la
superficie por las entrañas de la tierra, los volcanes
estallarán, las montañas se incendiarán la tierra se partirá y
de ahí lava brotará. Y así acabará con el resto de la
humanidad. Los terremotos serán los preludios antes de que
comience el acto y la historia se borre con el impacto de un
solo tajo.

Día 3. Aaaaag.

Ágata ciudad apóstata rodeada de extravagantes y colosales


estatuas, merodeaba ágiles agentes ácratas, ahí donde el agave
no se sirve por la tarde.
Que con aglutinación forman gran conglomeración que avanza con
paso aglutinante por las calles, entre los muelles y en los
parques. Se agranda la enfermedad
agramatical y como un esquimal empiezan a acostumbrarse a
estar sin calor y con dolor con un agravante frío que quema.
Sienten su indiferencia al sumirse en sus penas.
Hacen lo que ellos quieren, toman el agraz vino que les
agravia las entrañas pero les hace decir, va quiero más.
Agrio es el río que atraviesa la ciudad con agresividad y
llega hasta los campos agros donde el agua lejos del metal y
del concreto encuentra en la tierra consuelo y navega hasta el
subsuelo dando de tomar al vigoroso Maguey para hacer aguamiel
en los días que cae el aguacero.

Aguantan los astutos agentes ácratas su vista se siente


cansada y su corazón nublado. Les duele que estos humanos
hayan dejado de lado al amor, enterrado en un agujero sin fin
ahora marchan sin abrocharse las agujetas.

Fue ahí en la parte más gris de la ciudad donde el astuto


ácrata apun con algo de alegría en su corazón se reunió con
la persona que lo contactó. “Hace tres días que no sale el
sol, bloqueado por el smock con agotamiento la gente camina
ya mi a prisa, ahondan las horas esperando a que suene la
campana y sin compaña van directo al bar a ahogarse en un mar
de agraz azafrán.”
“Ahora que puedo verte mi corazón está feliz de tenerte
consigo, gracias por haber venido, bienvenido a mi nido
cariño, espero no hayas sufrido en el camino.”
“Por mi no te preocupes, me conoces bastante bien y sabes que
me gusta recorrer la tierra por todos sus caminos, ese siempre
ha sido mi destino.

A esta altitud la ciudad en lejanía con el mar no me deja de


sorprender, pareciera una alucinación el hecho de que ya no
miren más al sol, que se pierdan las estrellas y que la luz de
las alturas reemplazadas por farolas que solo iluminan el alud
que borra la ciudad con ímpetu.” Mientras el joven ácrata
hablaba con aladas palabras pasaba un señor con sombrero,
barba y corbata, alzó la mirada y solo vió a la joven crinada
de bellas mejillas y hermosa cabellera, hablando sola con la
mirada atravesando el lejano monte, “Vaya joven tan bella,
exclamó, pero si tan solo no estuviera tan loca me gustaría
conocerla..” y por un momento al horizonte también miró y
suspiró pero rápido su mirada bajó, miró su reloj y dijo “Oh
por Dios, ya son más de las dos será mejor que regrese a la
faena que mirando jóvenes por más bellas que sen no haré más
plata con eso..” dijo esto y al voltear la espalda continuó
caminando por la ladera alcanzando la masa más cercana que iba
por la lateral derecha, giraron a la izquierda y se perdieron
a la deriva.

“Se acerca la tormenta, se nos agota el tiempo.


Debemos proseguir con lo pactado pero antes debemos
convocarlos para un último encuentro y afinar el acto.
Nos veremos esta noche a las doce en el gélido muelle,
no dejes que te vean ni dejes que te sigan. Nuestras
vidas corren riesgo, y si no hacemos nada por los otros
esto acabará con todos.
Se acerca el fin, la herida se abre y la grieta se expande
demasiado tarde para voltar a otro lado; tienen que enterarse
antes que se acabe. Quienes nos quieren no temen
quienes no quieren no entienden, a pesar de llevar en
sus manos su destino al final también irán conmigo en
el ocaso de su camino. Pero por hoy estoy de acuerdo contigo
no es su momento, y en el fondo sé que aún están vivos
tarde o temprano llegarán pero esta no es forma de ponerles
final aunque quizás se trate de un verdadero indulto para su
asunto y acabar con esto de manera piadosa antes de que ellos
mismos se extingan de la manera más tormentosa.”

“Tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos de brazos


cruzados -pero ellos no pueden ver ni a quien tienen al lado-
aún no lo entiendes querido ellos no pueden mirar a los ojos
a quien tienen a lado porque no pueden ver ni a sus propias
manos. Demasiado tiempo han negado sus sentimientos demasiado
tiempo han negado sus sentimientos, demasiado peso le han dado
al pensamiento y tan poco a sus sentimientos que se los lleva
el viento de la tormenta. ¿Aún no lo ves corazón? Es tanto el
dolor que tienen en su interior que están aterrados de aceptar
que han errado, por su supuesto morirán ahogados pero no por
el agua derramada por el firmamento eterno sino que será por
pena cuando se den cuenta de lo que han perdido. Antes de
partir será inevitable sentir y aunque sea hermoso todo sentir
seré demasiado tarde para evitar el fin. Tienen que recordar
lo importante del sentir. que la vida se mueve por el amor.

En la tierra de Ágata el agua no cesaba de reunirse


acercándose desde las alta llanuras amenazaba con
soltura el plan de las alturas, el viento ha sido soplado y
desde los alisios sonaron en altavoces el hartazgo denunciado
por la alianza sin almirantazgo el alicaído rostro del ser
humano seguía avanzando sin embargo algo en el ambiente estaba
cambiando se sentían algo raros y se miraban los brazos y
algunos astutos comenzaron a alebrestar con alegorías de
alegrías de tiempos pasados ahumados y aún ahusados para los
tiempos que ahora están pasando.
Sin embargo aunque algunos comenzaban a entender lo que
sucedía no encontraban la forma de narrar su mensaje y
moviéndose y gritando de manera salvaje solo ahuyentaron a los
oídos sordos de la gente que iba pasando, pronto quedaron
aislados y comenzaron a sentirse como en jaque de un ajedrez
dictado por un juez que hará todo por no perder.

Tan hermoso que es el sentir pero ellos ya no logran ni


sonreir cuando ven el sol salir, o sentir la brisa en la cara
de un día gris, el calor de un abrazo que calienta mejor que
un abrigo en los fríos tiempos de invierno, o incluso el
sentir de cuando no estás aquí y lloré por tí, o como cuando
lloraron a los que se marcharon de su lado pero con júbilo
recordados en rituales ceremoniales. Ahora solo lloran cuando
pierden la partida, no obtienen el bono o pierden el trono,
infelices seres de carbono mejor que se los lleve el ozono
para no sufrir más sus cronos. Creeme yo también los amo, los
amaba cer nacer y los acompañaba al morir, ellos compartían
ese amor por la vida veían el campo crecer en primavera y
llegado el verano cosechar los granos aceptando la efímera
muerte de las flores preciosas porque sabían que llegando el
otoño florece el retoño y en el invierno aguantan el frío y
con tras año mantenian la promesa de vivir otro año.

Pero ya no miran el alfalfa crecer, en las alhóndigas solo hay


alhajas que adoran con alharacas, el ahuehuete ya no crece en
el Ajusco. Alforjas ante un frío que no existe en el ambiente,
cerraron con candado los altos muros levantados, de
indiferencia, e indolencia, e inclemencia dejando fuera al
hambriento, a sus hijos e hijas, a las desprotegidas, a los
peregrinos que vienen de lejos buscando en su techo consuelo,
al oprimido, al amigo, hasta sus seres queridos. Han aprendido
con tanto afán a temerle al dolor que al mismo tiempo
olvidaron que es esa la conexión primera que nos hace sentir
identificados, extender la mano, dar un abrazo, un beso y
decir te quiero compartir el pan y el queso, compartir lo
bueno, compartir la risa, sentir juntos la brisa.

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