El mundo de Sofía: resumen general
El mundo de Sofía es una novela cuyo argumento es la historia de la filosofía.
Sofía es un joven de apenas 14 años que un día empieza a recibir cartas de un maestro, cuyo
nombre pronto descubre que es Alberto Knox. En cada una de esas cartas, que luego también
se convierten en encuentros en persona, Sofía aprende todo sobre las diferentes corrientes
filosóficas de la historia.
Desde los mitos de la Antigüedad, Platón y Aristóteles hasta el Existencialismo de Sartre y el
feminismo de Simone de Beauvoir pasando por San Agustín, Descartes, Hume o Marx, la
protagonista aprende no solo conceptos, sino también a razonar.
Gracias a ese viaje que comparte con su maestro, Sofía empieza a plantearse todo y consigue
responder preguntas sobre su propia existencia, algo que al principio le daba dolor de cabeza.
Así se da cuenta de que tanto ella como Alberto Knox son en realidad personajes de un ser
superior, Albert Knag, que ha decidido escribir y regalar a su hija Hilde un libro sobre
filosofía.
Capítulo I: El Jardín del Edén
Sofía Amundsen, de 15 años, regresa a casa y, en el buzón, encuentra una carta dirigida a
ella. En el interior, se encuentra con un mensaje en forma de pregunta: «¿Quién eres?». Algo
más tarde, recibe una segunda misiva cuestionándole “¿De dónde viene el mundo?”.
Sofía no deja de dar vueltas a la cabeza tratando de buscar unas respuestas que le parecen
imposibles. Para pensar, siempre va a un escondite en el jardín de su casa.
Pasan unos días y llega una tercera carta, pero esta vez dirigida a Hilde Moller Knag, a quien
no conoce de nada y hace que todo le parezca aún más extraño.
Capítulo II: El sombrero de copa
De nuevo, Sofía recibe un nuevo mensaje en la que su emisor, que es todo un misterio, le
habla de la Filosofía y de un curso sobre esta materia que iba a recibir en forma de cartas.
El curso comienza con una carta en la que se compara filosofar con la curiosidad, la
imaginación y el asombro de un niño. Estas capacidades son las que actúan como motor de
nuestra mente.
Sofía se da cuenta de que con las conversaciones banales, aburridas e ignorantes que
mantiene con su madre (su padre murió), no podrá estimular su mente, por lo que decide
guardar en secreto las cartas e ir completando el curso en su jardín secreto.
Capítulo III: Los mitos
La siguiente carta introduce a Sofía en la Historia de la Filosofía, comenzando por los mitos.
En la Antigüedad la única manera que las personas tenían de explicar ciertos fenómenos era
mediante los mitos. Se creía que los dioses estaban para salvar a los humanos, y sus gestas se
contaban a través de relatos mitológicos. Además, para asegurarse el buen hacer de los dioses
y evitar cualquier mal, se celebraban ritos.
Sofía entiende pues que la labor de un filósofo es encontrar respuestas, y que en su momento
los mitos eran la solución.
Capítulo IV: Los filósofos de la naturaleza
El curso continúa y Sofía comienza a aprender sobre los filósofos griegos y su intención de
encontrar explicaciones a los fenómenos naturales (por ejemplo, las cosechas). Su objetivo
era alejarse de los mitos y dar con respuestas de corte más científico.
Los primeros filósofos sobre los que hablan las cartas son Tales, Anaximandro, Anaxímenes,
la escuela de Mileto, Parménides, Heráclito, Empédocles y Anaxágoras. Aunque de
diferentes modos, todos estos autores consideraban que había una materia prima de la que
derivaba el resto del mundo.
Sofía se da cuenta de que la Filosofía le empieza a gustar porque consiste en pensar y no solo
en estudiar y memorizar.
Capítulo V: Demócrito
En su siguiente misiva, su misterioso maestro le plantea una nueva pregunta a Sofía y le
introduce en las ideas de Demócrito. Este filósofo planteó por primera vez que las cosas
estaban formadas por átomos, unas partículas de muy pequeño tamaño y todas distintas unas
de otras, lo que les permitía combinarse y tomar infinitas formas. Cuando ese algo ha muerto,
los átomos pueden volver a unirse en algo totalmente diferente.
Sofía se sorprende al ver que Demócrito, que entonces solo contaba con su inteligencia y no
con un laboratorio, ya pudo comprender algo como el átomo. La protagonista está de acuerdo
con el filósofo en que todo fluye y puede desintegrarse.
Capítulo VI: El destino
Sofía, tras recibir nuevas preguntas, decide enviar una carta a su maestro para aclarar sus
muchas dudas. La respuesta que recibe le explica qué es el destino.
Para ello le cuenta quién fue el Oráculo de Delfos, un santuario consagrado al dios Apolo al
que los griegos acudían para que encontrar respuestas sobre el pasado y el futuro.
Nuestra protagonista reflexiona sobre cómo, en la actualidad, muchas personas siguen
creyendo que hay situaciones que son fruto del destino (por ejemplo, las enfermedades como
castigo de dios).
Un día al despertar, Sofía se encuentra bajo su cama un pañuelo rojo donde pone «Hilde». De
nuevo, el misterio del nombre de esa niña desconocida.
Capítulo VII: Sócrates
Sofía siempre había pensado que su maestro era también quien depositaba las cartas, por lo
que estaba obsesionada con pillarle in fraganti. Sin embargo, en una carta es el propio
maestro quien le dice que su mensajero es su perro. Además, también le revela su nombre:
Alberto Knox.
El curso continúa ahora explicando a los filósofos de Atenas, que se centraron en el ser
humano y no solo en la naturaleza.
Sofía conoce así la historia de Sócrates, el primero en establecer que el diálogo era el mejor
modo de llegar al verdadero conocimiento. Platón continuó con esta idea de que hablando y
preguntando es como realmente se aprende. Sócrates siempre iniciaba una conversación
manteniendo su famoso «Yo solo sé que no sé nada», ya que consideraba que él no era sabio,
sino que estaba en constante aprendizaje.
Capítulo VIII: Atenas
Sofía recibe por primera vez un vídeo en lugar de una carta. En este vídeo su maestro le
ensaña la antigua Atenas y su Acrópolis. Lo que más extraña a la protagonista es que las
imágenes parecen reales, hasta el punto de que su profesor parece estar allí con Sócrates y
Platón.
Capítulo IX: Platón
Cuando Sofía recibe la siguiente carta, intenta seguir al perrito mensajero para ver de dónde
viene y dónde está Alberto Knox, pero no logra alcanzarlo.
En esta carta su maestro le habla de Platón, discípulo de Sócrates, gran filósofo y fundador de
la Academia. Este autor dividió el mundo en dos: el mundo de los sentidos, donde se
encuentra todo lo que fluye y podemos percibir con los sentidos, y el mundo de las ideas,
donde reside la esencia de todas las cosas y el conocimiento eterno e inmutable. Del mismo
modo, el ser humano está formado por un cuerpo material y un alma inmaterial.
Para Platón lo que vemos y percibimos con los sentidos no es más que una «copia» de la idea,
que es a lo que realmente debemos aspirar a conocer.
Capítulo X: La Cabaña del Mayor
Sofía regresa al lugar donde perdió de vista al perro cuando intentó seguirlo. Así llega a una
laguna donde, en la otra orilla, hay una casa roja. Con una barca que había allí, logra cruzar y
decide entrar. Sin duda, ese era el hogar de su maestro y del perro. No obstante, cuando oye
los ladridos del perro, indicando que estaba cerca, se asusta y sale corriendo. Antes, eso sí,
coge una carta que había en la mesa y que estaba dirigida a ella. Como siempre, dentro
encuentra preguntas filosóficas.
Ya en casa, su madre le hace preguntas para saber dónde ha estado. Sofía le cuenta todo sobre
su excursión, sin especificar que una persona misteriosa está enviándole cartas. Su madre le
responde que esa casa donde ha estado se conoce como «La Cabaña del Mayor» y que lleva
tiempo deshabitada, aunque nuestra protagonista sabe que eso no es verdad
Antes de que acabe el día, Sofía decide escribir una carta a su maestro para pedirle disculpas
por haberse colado en su cabaña.
Capítulo XI: Aristóteles
Igual que Platón, Aristóteles creía que hay dos mundos, pero está en desacuerdo con que la
idea sea primero que la «copia» material. Para Aristóteles, tras ver algo, el ser humano ha
creado la idea, y no al revés, ya que no podemos nacer con ideas innatas.
Otros dos conceptos que introduce Aristóteles es que cada cosa individual se constituye de
«materia» y de «forma». Además, considera que, para alcanzar la felicidad, el ser humano
debe utilizar todas sus capacidades y posibilidades.
Capítulo XII: El helenismo
Con la explicación del Helenismo, Sofía comprende la unión que se estableció entre Grecia,
Egipto y el Oriente. Al menos hasta que la época romana comenzó.
Durante esta etapa de contactos surgieron nuevas religiones, lo que aumentó las dudas de las
personas en cuanto a la vida y la muerte. Esto hizo que la Filosofía buscase respuestas más
centradas en la salvación.
Una de las corrientes más interesantes, como aprende Sofía, es la de los cínicos, que
consideraban que la felicidad no depende del lujo y del dinero, pero tampoco de la salud. Por
otro lado, los estoicos opinaban que todas las personas formamos parte de la misma razón
universal. Por último, los epicúreos, discípulos de Epicuro, plantea como algo necesario para
vivir el no tener miedo a la muerte.
Durante esta época también aparece el neoplatonismo, cuyo máximo representante es Plotino.
Según estos autores Dios es Uno y está por encima de nuestro «yo» individual.
Capítulo XIII: Dos civilizaciones
Las clases continúan hablando de las civilizaciones indoeuropeas, que eran politeístas y
acostumbraban a representar a sus dioses. Creían que la historia sucedía en ciclos y que el
alma de reencarnaba.
Los semitas sin embargo tenían un solo dios y consideraban que el mundo había empezado
con él. Ellos, al contrario de los indoeuropeos, no podían realizar representaciones de su dios.
En este contexto, Sofía aprende también sobre el pueblo judío y su creencia de que sus reyes
eran hijos de dios. Así es como aparece la figura de Jesús, que salvaría al mundo entero. A
partir de ahí, al considerarlo un hijo del dios cristiano y ser capaz de resucitar, su figura y la
religión se extienden por el resto del mundo. A ello ayudan personas como el rey Constantino
o San Clemente, el primer miembro de la Iglesia de Alejandría, ciudad simbólica de la
Antigüedad.
Sofía, por su parte, vuelve a la cabaña y allí encuentra postales dirigidas a Hilde.
Capítulo XIV: La Edad Media
Alberto Knox cita a Sofía en una iglesia y acude vestido de monje. Allí le explica todo sobre
los filósofos cristianos, para los que la religión era el motor y la explicación de todo.
La Edad Media comienza con el afianzamiento del cristianismo en lo que antes había sido el
Imperio Romano. El clero ahora es el garante de todo el conocimiento y también el encargado
de impartirlo. En consecuencia, toda la literatura medieval (o casi toda) está firmada por
miembros de la Iglesia y tiene un componente didáctico.
Los filósofos cristianos más importantes fueron San Agustín, que se interesó por el origen del
mal, y Santo Tomás de Aquino, que unió la fe y la razón y planteó que se puede llegar a Dios
por ambos caminos.