Tema 1 Filosofía
Tema 1 Filosofía
TEMA 1: LA FILOSOFÍA
I. Introducción
        1. Los "significados" de la palabra filosofía
        2. Comentario de texto
II. Mileto. El nacimiento de la filosofía (del mito al logos)
        1. El mito
        2. El logos.
III. Breve historia de la filosofía
        1. La filosofía griega: el origen de la filosofía
        2. La filosofía medieval: Al servicio de la teología.
        3. La filosofía moderna: Hacia la autonomía de la razón.
        4. La filosofía contemporánea: A la búsqueda del sentido
IV. Filosofía, ciencia, técnica y mito. Las funciones de la filosofía.
V. Bibliografía
                                               I. Introducción
                                          2. Comentario de texto
Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni al llegar a viejo, de filosofar se canse.
Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven. Quien afirma
que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha
llegado aún el momento o que ya lo dejó atrás. Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo;
uno para que, aun envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del
pasado; el otro para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir.
(...)
Acostúmbrate a considerar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que todo bien y todo mal están
en la sensación, y la muerte es pérdida de sensación. Por ello, el recto conocimiento de que la muerte no es
nada para nosotros hace amable la mortalidad de la vida, no porque le añada un tiempo indefinido, sino
porque suprime el anhelo de inmortalidad
Nada hay terrible en la vida para quien está realmente persuadido de que tampoco se encuentra nada
terrible en el no vivir. De manera que es un necio el que dice que teme la muerte, no porque haga sufrir al
presentarse, sino porque hace sufrir en su espera: en efecto, lo que no inquieta cuando se presenta es
absurdo que nos haga sufrir en su espera. Así pues, el más estremecedor de los males, la muerte, no es
nada para nosotros, ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está
presente, entonces nosotros no somos. No existe, pues, ni para los vivos ni para los muertos, pues para
aquéllos todavía no es, y éstos ya no son. Pero la gente huye de la muerte como del mayor de los males, y
la reclama otras veces como descanso de los males de su vida.
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Fue fundada antes del año 1000 a. C. por colonizadores que habían tenido que abandonar la Grecia
continental por falta de recursos. Mileto estaba completamente entregada al fructífero comercio que
animaba la costa jonia. Esta situación resulta privilegiada para el nacimiento de la filosofía por los siguientes
motivos:
    1. La actividad comercial favorece el olvido de asuntos religiosos para dedicarse a actividades más
       prácticas y racionales: estudios sobre la naturaleza, astronomía y navegación.
    2. Es importante reseñar que la religión griega carecía de un sacerdocio estable o de una doctrina
       ideológica ortodoxa. Esto diferencia a los griegos de otras culturas teocráticas como la egipcia o
       babilónica. Una cierta libertad religiosa es fundamental para el desarrollo de la ciencia, la
       filosofia...
    3. Su situación geográfica, en medio de las grandes civilizaciones de la época, facilitaba los contactos
       con la ciencia babilónica y egipcia, muy avanzadas en astronomía y matemáticas. Además,
       ayudaba a relativizar la importancia de los dioses de cada cultura, puesto que no todos podían ser
       los verdaderos.
    4. Se produce el ascenso de los comerciantes a clase social dominante alejando el fantasma de la
       tiranía y favoreciendo una vida social y política más participativa, el inicio de la democracia
       ateniense.
    5. La prosperidad económica trajo consigo el ocio, elemento esencial en la vida para poder dedicarse
       a la contemplación filosófica.
Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración, al principio,
admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes, luego, avanzando poco a poco y planteándose
problemas mayores, como los cambios de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y la generación del
Universo. Pero el que se plantea un problema o se admira reconoce su ignorancia. (Por eso también el que
ama los mitos es en cierto modo filósofo, pues el mito se compone de elementos maravillosos.) De suerte
que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento y no
por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya
existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida.
                                                 1. El mito
El mundo griego anterior al siglo VI a.C. vivía instalado en una actitud mítica ante el mundo. El nacimiento
de la filosofía supone lo que normalmente se conoce como paso del Mito al Logos, de una explicación
mítica de la realidad a una explicación racional de la misma.
La actitud mítica consiste en utilizar mitos, relatos o leyendas para comprender y dominar el mundo,
casi siempre apelando a la intervención de fuerzas mágicas o sobrenaturales. El ser humano,
sobrepasado por la angustia ante el futuro y ante la ignorancia del entorno, crea relatos que lo
tranquilicen, le ayuden a controlar el mundo, le den un sentido a la vida humana. Podemos hablar de los
siguientes rasgos característicos del mito:
    1. Personifica y diviniza las fuerzas naturales: la muerte, la vida, el amor, el trueno, la guerra, la
       lluvia... son dioses a los que se puede pedir una intervención beneficiosa para el individuo y el grupo
       mediante oraciones y plegarias. La religión politeísta griega tenía fuertes rasgos antropomórficos,
       esto es, concebía a los dioses del mismo modo que a los seres humanos, tanto en el aspecto físico
       como en el psicológico y moral. Jenófanes y Platón criticaron esta actitud porque rebajaba
       demasiado lo divino.
    2. Los sucesos del mundo se hacen depender de la voluntad de un dios: si no llueve es porque no se
       ha rendido culto al dios de la lluvia. En el mundo reina el capricho, la arbitrariedad de los dioses y,
       por lo tanto, en la actitud mítica el mundo se presenta como un Caos.
    3. Exige una adhesión emocional y acrítica
    4. Los mitos griegos fueron compilados por los poetas Hesíodo (Teogonía, Los trabajos y los días) y
       Homero (Ilíada, Odisea) alrededor del s. VIII a. C. Los mitos fueron un aspecto fundamental de la
       vida del hombre griego: todo lo que necesitaba saber para sobrevivir (astronomía, agricultura,
       navegación...), vivir una "vida ejemplar" (matrimonio, trabajo, educación, guerra...) o legitimar el
       orden social (origen divino de los reyes...) está en sus mitos. Unido a esto, en la mitología griega
       (así como en la judeo-cristiana) se reflejan actitudes sexistas y racistas que encuentran en ella
       justificación. Por ello, la lectura de los mitos requiere que diferenciemos los aspectos histórico,
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        poético, novelesco, filosófico, ético... de los prejuicios bárbaros e irracionales.
    1. Mitos cosmogónicos: Nos narran el origen del universo y del ser humano. Ejemplo: el Génesis
       del Antiguo Testamento.
    2. Mito de renovación: Nos cuentan como, a partir de su origen, el mundo degenera y, transcurrido
       cierto tiempo, debe ser destruido para renovarse completamente. Ejemplo: La conflagración
       universal de los estoicos o Heráclito.
    3. Mitos escatológicos: Relativos al fin del mundo. Algunos sitúan el fin de un mundo en el pasado
       (ej. mitos del "diluvio"), otros hablan del fin del mundo en el fin de los tiempos (ej: Apocalipsis)
    4. Mitos "históricos": Estos mitos suelen transformar simples hechos históricos en leyendas con un
       gran significado político. Suelen mezclar las aventuras de los hombres y los dioses. Por ejemplo,
       la Ilíada y su tratamiento de la guerra de Troya
En el Principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del
abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Dijo Dios: "Haya luz" y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad...
En el principio de todas las cosas la Madre Tierra emergió del Caos y dio a luz a su hijo Urano mientras
dormía. Contemplándola tiernamente desde las montañas, él derramó una lluvia fértil sobre sus hendiduras
secretas, y ella produjo hierbas, flores y árboles, con los animales y las aves adecuados para cada planta.
La misma lluvia hizo que corrieran los ríos y llenó de agua los lugares huecos, creando así los lagos y los
mares.
Veamos ahora los mitos acerca del origen del hombre. Obsérvense también las semejanzas entre
ambos relatos :
El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y
ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra,
ni había hombre que labrara el suelo. Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del
suelo. Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y
resultó el hombre un ser viviente.
Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado...
a. Algunos niegan que Prometeo creara a los hombres, o que algún hombre brotara de los dientes de una
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serpiente. Dicen que la Tierra los produjo espontáneamente, como el mejor de sus frutos, especialmente en
la región del Ática, y que Alalcomeneo fue el primer hombre que apareció, junto al lago Copais en Beocia,
incluso antes que existiera la Luna. Actuó como consejero de Zeus con ocasión de su querella con Hera, y
como tutor de Atenea cuando ésta era todavía una muchacha. Estos hombres constituían la llamada raza
de oro; eran súbditos de Crono, vivían sin preocupaciones ni trabajo, comían solamente bellotas, frutos
silvestres y la miel que destilaban los árboles, bebían leche de oveja y cabra, nunca envejecían, bailaban y
reían mucho; para ellos la muerte no era más terrible que el sueño. Todos ellos han desaparecido, pero sus
espíritus sobreviven como genios de los felices lugares de retiro rústicos, donantes de buena fortuna y
mantenedores de la justicia.
b. Luego vino una raza de plata, comedora de pan, también de creación divina. Los hombres estaban
completamente sometidos a sus madres y no se atrevían a desobedecerlas, aunque podían vivir hasta los
cien años de edad. Eran pendencieros e ignorantes y nunca ofrecían sacrificios a los dioses, pero al menos
no se hacían mutuamente la guerra. Zeus los destruyó a todos.
c. A continuación vino una raza de bronce, hombres que cayeron como frutos de los fresnos y estaban
armados con armas de bronce. Comían carne y pan, y les complacía la guerra, pues eran insolentes y
crueles. La peste terminó con todos.
d. La cuarta raza de hombres era también de bronce, pero más noble y generosa, pues la engendraron los
dioses en madres mortales. Pelearon gloriosamente en el sitio de Tebas, la expedición de los argonautas y
la guerra de Troya. Se convirtieron en héroes y habitan en los Campos Elíseos.
e. La quinta raza es la actual de hierro, indignos descendientes de la cuarta. Son degenerados, crueles,
injustos, maliciosos, libidinosos, malos hijos y traicioneros.
En este último texto se relata la historia de la humanidad tal y como la cuenta el poeta Hesíodo. Como
puede observarse, coloca al principio de los tiempos un paraíso donde el hombre vive en armonía con la
naturaleza; el mismo Edén que en la mitología judeo-cristiana. Al paraíso con su raza de oro le sigue una
raza de plata: la plata es el metal asociado a la luna, lo femenino y, por tanto, es una raza caracterizada
por el matriarcado y de inferior rango a la edad de oro. Recuérdese que es a la mujer a quien se suele
culpar de la expulsión del Edén en la mitología judeo-cristiana. El matriarcado concluye con la victoria de
Zeus en el Olimpo y la instauración de un patriarcado feroz en la Grecia clásica. Las tres razas restantes
nos hablan de los tres pueblos que invadieron Grecia sucesivamente. Este relato es un ejemplo que
mezcla el mito cosmogónico (origen del hombre) y el mito histórico ( las sucesivas invasiones que sufrió
Grecia)               junto              a               un             componente                 sexista.
Un hecho muy interesante comentado más arriba es que a menudo los mitos son relatos que justifican
ideologías inaceptables con componentes sexistas o racistas. Valgan como ejemplos las figuras de Eva
y Pandora que son el origen de los males de la humanidad, las causantes de la expulsión del paraíso
tanto en la mitología griega como en la judeo-cristiana.
Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr
sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. (...) Yahveh Dios
replicó: "¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te prohibí
comer?" Dijo el hombre: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí". Dijo, pues, Yahveh
Dios a la mujer: "¿Por qué lo has hecho?" Y contestó la mujer: "La serpiente me sedujo, y comí".
Prometeo fue inmediatamente a ver a Atenea y le dijo que lo dejara entrar secretamente en el Olimpo, cosa
que ella le concedió. Una vez allí, encendió una antorcha en el carro ígneo del Sol y luego arrancó de éste
un fragmento de carbón vegetal incandescente que metió en el hueco formado por la médula de una
cañaheja. Luego apagó la antorcha, salió a hurtadillas y entregó el fuego a la humanidad.
Zeus juró vengarse. Ordenó a Hefesto que hiciera una mujer de arcilla, a los cuatro Vientos que le insuflaran
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la vida y a todas las diosas del Olimpo que la adornaran. Y envió a esa mujer, Pandora, la más bella jamás
creada como regalo a Epimeteo, bajo la custodia de Hermes. Pero Epimeteo, a quien su hermano advirtió
que no debía aceptar el regalo de Zeus, se excusó respetuosamente. Más enfurecido aún que antes, Zeus
hizo encadenar a Prometeo desnudo a una columna de las montañas del Cáucaso, donde un buitre voraz le
desgarraba el hígado durante todo el día un año tras otro; el tormento no tenía fin, porque cada noche
(durante la cual Prometeo estaba expuesto al frío y la escarcha) el hígado volvía a crecer hasta estar
nuevamente entero.
Pero Zeus, poco dispuesto a confesar que se había mostrado vengativo, excusaba su crueldad haciendo
circular una falsedad: decía que Atenea había invitado a Prometeo al Olimpo para tener con él un amorío
secreto.
Epimeteo, alarmado por la suerte de su hermano, se apresuró a casarse con Pandora, a la que Zeus había
hecho tan tonta, malévola y perezosa como bella, la primera de una larga casta de mujeres como ella. Poco
tiempo después abrió una caja que según le había advertido Prometeo a Epimeteo, debía mantener
cerrada, y en la cual le había costado gran trabajo encerrar todos los Males que podían infestar a la
humanidad, como la Vejez, Fatiga, la Enfermedad, la Locura, el Vicio y la Pasión. Todos ellos salieron de la
caja en forma de una nube, hirieron a Epimeteo y Pandora en todas las partes del cuerpo y luego atacaron a
la raza de los mortales. Sin embargo, la Esperanza Engañosa, a la que también había encerrado Prometeo
en la caja, les disuadió con sus mentiras de que cometieran un suicidio general.
Son evidentes los componentes sexistas tanto en la figura de Eva como en la de Pandora. También es
muy interesante la figura de Prometeo, símbolo de la rebeldía del hombre frente a los dioses.
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A partir del s. VI a.C. se inicia en Grecia un gran acontecimiento espiritual: la superación de la actitud
mítica ante el mundo en favor de una actitud racional que apuesta por la razón como el instrumento de
conocimiento y de dominio de la realidad. Las características centrales de esta nueva actitud racional
frente al mundo son:
    1. Las cosas no suceden arbitrariamente, según el capricho de los dioses, sino que las cosas
       suceden según necesidad, de acuerdo a leyes. El mundo, por tanto, no es un Caos, sino un
       Cosmos, un todo ordenado.
    2. Debajo de las apariencias de cambio caótico los griegos descubrieron el orden. La naturaleza, en
       su comportamiento, se atiene a una ley natural. Pitágoras (s. VI a. C.) y los pitagóricos pensaron
       que esta ley natural era una ley matemática, adelantándose así a la ciencia moderna.
    3. El mejor instrumento para conocer y dominar la realidad no es el mito sino la razón, el logos. El
       mundo es racional, en el mundo hay logos (razón, leyes, necesidad). Nosotros poseemos un
       logos o razón que debemos emplear para el conocimiento de la realidad y construir nuestros
       valores y nuestra moral.
Por ejemplo, Tales de Mileto, el primer filósofo, afirmaba que el primer principio del universo es el agua.
Las razones materiales que pudieron llevar a Tales a pensar que el arjé es el agua son las siguientes: a)
Todo lo que está vivo en la naturaleza está también húmedo. Por ejemplo: las plantas, los alimentos, la
sangre... b) Tales se había formado en Egipto y Mesopotamia, zonas donde el desbordamiento de los ríos
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era la fuente de la vida en la región. c) La Tierra está en reposo porque se apoya sobre el agua. Tales
explicó el modo en que todas las cosas surgen a partir del agua mediante procesos físicos y no mediante
la intervención de los dioses. Dijo Tales que todo surge a partir de la evaporación o la condensación del
agua. Así, la tierra es agua fuertemente condensada mientras que el aire surge de la evaporación del agua.
El período clásico de la filosofía se sitúa en los siglos V y IV a.C. en Atenas. La filosofía se consolida
como actividad intelectual que, sin abandonar los grandes problemas del origen y estructura del mundo,
se aplica a otros temas más cercanos a la vida concreta del hombre, a su ética y a su forma de organizar la
vida social. En esta tarea sobresalen Sócrates, Platón y Aristóteles, cuya labor se desarrolló en Atenas,
ciudad donde nació la primera democracia moderna.
Por ejemplo, Platón, en su libro República, propone una ciudad ideal que estaría gobernada por filósofos
que, mediante la razón, habrían accedido al conocimiento de la Idea del Bien. De este modo, los gobiernos
ya no estarían en manos de los "elegidos por los dioses" sino de los más preparados para gobernar.
La filosofía helenística, época que arranca con la expansión del imperio de Alejandro Magno -s. III a.C.-,
la filosofía adquiere un nuevo carácter mucho más práctico. La necesidad de encontrar nuevos valores en
un mundo en el que ha desaparecido la ciudad griega como marco de referencia hace que los filósofos sean
maestros de vida y conducta, que ayuden a los seres humanos a alcanzar la felicidad.
Por ejemplo, para los epicúreos la felicidad consiste en la buscar el placer y evitar el dolor, para los
estoicos la felicidad está en aceptar imperturbables el destino, para los cínicos la felicidad consiste en vivir
como los animales y renunciar a las normas sociales que son meras convenciones.
Además durante el Renacimiento asistimos a un cambio de mentalidad radical sobre la concepción que el
ser humano tiene del universo y de sí mismo. Frente a un mundo centrado en Dios, un mundo teocéntrico
como era el mundo medieval, el hombre moderno se encuentra en un mundo en el que él es el centro, un
mundo antropocéntrico. En este contexto, la filosofía abandona progresivamente la tutela de la teología y
adquiere plena autonomía para llevar a cabo su actividad. En esta lucha por la autonomía de la razón
destacan los movimientos filosóficos del racionalismo, empirismo y, posteriormente, el idealismo, cuyos
máximos representantes serán Descartes, Hume y Kant. A pesar de sus profundas diferencias, es una
constante en sus planteamientos la exigencia del uso correcto de la razón a fin de admitir solamente
aquellos conocimientos que estén bien fundamentados. Esta exigencia culminará en el grito de guerra de
los ilustrados "atrévete a pensar por ti mismo", en su lucha por superar los prejuicios religiosos y
políticos.
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pueden progresar las sociedades humanas. Sin embargo, todos los intentos de plasmar en la realidad estos
planteamientos ideológicos fracasaron y condujeron a las terribles guerras mundiales del s. XX. Así, por
ejemplo, el coqueteo del nazismo con Nietzsche o la tiranía de Stalin en el régimen "marxista" de la Unión
Soviética.
Tras la segunda guerra mundial la filosofía abandona el terreno político y se refugia en el individuo. Se
busca un nuevo sentido a la existencia del hombre que parece haber perdido toda referencia al haber
entrado en una dinámica de autodestrucción. En este sentido puede citarse el éxito de algunos best-
sellers filosóficos como Ética para Amador de Savater o Más Platón y menos Prozac de Lou Marinoff.
Sin embargo, las atrocidades cometidas en el último siglo (bombas nucleares, campos de concentración...)
relacionadas con la ciencia y con la técnica han cuestionado la validez acrítica del pensamiento científico-
técnico. La ciencia, dice Max Weber (1864-1920, sociólogo alemán), puede ofrecer al hombre
conocimientos para transformar el mundo, cálculos para prevenir, dominio, poder, pero no puede
establecer valores, no puede señalar qué es deseable o bueno y qué no lo es, no puede mostrarnos cómo
podemos vivir mejor nuestra vida, ni hacia dónde encauzar la historia. Ni la ciencia ni la técnica pueden
resolver los problemas más íntimos e importantes del ser humano: su angustia ante la muerte, ¿cómo debo
actuar, cómo puedo vivir mejor?...
...teniendo en cuenta que, como acabamos de decir, han naufragado ya todas esas ilusiones que veían en
la ciencia el camino "hacia el verdadero ser" "hacia el arte verdadero"; "hacia la verdadera naturaleza";
"hacia el verdadero Dios" ; "hacia la felicidad verdadera"; ¿cuál es el sentido que hoy tiene la ciencia como
vocación? La respuesta más simple es la que Tolstoi ha dado con las siguientes palabras: "La ciencia
carece de sentido puesto que no tiene respuesta para las únicas cuestiones que nos importan, las de qué
debemos hacer y cómo debemos vivir". Difícilmente podría discutirse el hecho de que, efectivamente, no
responde a estas cuestiones (...). Pensemos ahora, por ejemplo, en una ciencia altamente desarrollada
desde el punto de vista científico como es la Medicina moderna. El "presupuesto" general de la tarea médica
es, expresado en sus términos más simples, el de que hay que conservar la vida como tal y hay que
disminuir cuanto se pueda el sufrimiento. Se trata de un supuesto muy problemático. El médico, gracias a
sus recursos, mantiene vivo al enfermo incurable aunque éste le suplique que lo libere de la vida, aunque
los parientes, para quienes esa vida carece ya de calor, que quieren verla liberada del dolor o que no
pueden soportar los costos que implica el mantenerla (puede tratarse, por ejemplo, de un loco paupérrimo)
estén deseando consciente o inconscientemente, y no sin razón, la muerte del enfermo. Sólo el Código
Penal y los supuestos sobre los que la Medicina se asienta impiden que el médico se aparte de esta línea
de conducta. La Medicina no se pregunta si la vida es digna de ser vivida o cuándo lo deja de ser. Todas las
ciencias de la naturaleza responden a la pregunta de qué debemos hacer si queremos dominar
técnicamente la vida. Las cuestiones previas de si debemos y, en el fondo, queremos conseguir este
dominio y si tal dominio tiene verdaderamente sentido son dejadas de lado o, simplemente, son respondidas
afirmativamente de antemano.
Ante la incapacidad de la ciencia y la filosofía para dar respuesta mediante la razón a los problemas
más fundamentales del ser humano los mitos y las religiones siguen ocupando un lugar principal en el
desempeño de esta labor. Nuestras sociedades siguen produciendo mitos que, aunque han abandonado el
objetivo de explicar el origen del mundo, sí que expresan ideales de conducta, justifican determinadas
formas políticas y decisiones históricas, e intentan mostrar el sentido de la vida. Estos nuevos mitos se
difunden a través del cine y la televisión. El problema reside en que, al igual que con los antiguos mitos
griegos y judeocristianos se siguen justificando acríticamente determinados valores o actitudes inaceptables
(véase como ejemplo el cine bélico norteamericano de los últimos años o el sexismo intolerable de las
telenovelas).
La filosofía ha quedado en una situación preocupante: apartada por la ciencia y la técnica, saberes que
han puesto en peligro la supervivencia de la especie y del planeta, y derrotada por el mito que continúa
reforzando valores injustificables. He aquí cuatro textos que intentan responder a la pregunta de cuál puede
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ser la función actual de la filosofía.
    1. En primer lugar, puede entenderse que el papel de la filosofía viene determinado por su condición
       de saber de segundo orden.
    2. Obsérvese que cada una de las diferentes ciencias tiene como objeto de estudio una parcela
       concreta de la realidad: la biología se ocupa de investigar a los seres vivos, las matemáticas a los
       números, la sociología los distintos tipos de sociedad... Por esto se dice que las ciencias son
       saberes                            de                         primer                         orden.
       Inmediatamente nos asaltan las preguntas: ¿De qué se ocupa la filosofía? ¿Cuál es el objeto de
       estudio de la filosofía? La respuesta es desconcertante: La filosofía no se ocupa de nada en
       concreto, no es un saber de primer orden sino de segundo orden. Esto quiere decir que la filosofía
       aspira a utilizar los conocimientos de las diferentes ciencias (biología, psicología, física,
       matemáticas, economía, sociología...) para crearse una visión global del universo que nos sirva
       para cambiar el mundo y a nosotros mismos. La filosofía, en tanto saber de segundo orden,
       aspira a generar una perspectiva integradora de todas las ciencias utilizando como guías la
       claridad conceptual y el rigor argumentativo. El objetivo final de la filosofía es alcanzar una
       visión del mundo crítica y abierta al diálogo.
    2. El filósofo español Jesús Mosterín afirma que la misión de la filosofía es ayudarnos a vivir bien,
       resaltando sobre todo su aspecto ético.
Vivir seriamente consiste en tomar las riendas de nuestra propia vida, en asumir la dirección de nuestra
vida, en conducirla con el rumbo o hacia la meta deseada, lo cual supone que deseamos mantener algún
rumbo o alcanzar alguna meta. La vida seria es como un arco tensado, es un vivir activo y desde dentro, no
un mero dejarse vivir desde fuera, como la boya a la deriva que todas las olas y corrientes agitan y llevan.
Si todo nos da igual, si no pretendemos ir a sitio alguno, tampoco precisaremos de ningún tipo de
orientación. Pero si seriamente tratamos de vivir lo mejor posible, tendremos que orientarnos globalmente.
Esta orientación vital ha sido proporcionada en el pasado por las religiones y (más recientemente) por las
ideologías políticas, tanto en el caso de los grandes movimientos de masas, como el cristianismo, el islam,
el nacionalismo o el comunismo, como en el de las pequeñas sectas y las facciones marginales. La
situación cultural de nuestra época se caracteriza por el estrepitoso fracaso de todas las religiones e
ideologías como guías de nuestra manera de pensar y de vivir. El derrumbe de estos viejos idearios nos ha
dejado como náufragos intelectuales en un mar sin puntos de referencia.
Nunca en el pasado los humanes (es decir, los seres humanos, hombres y mujeres) habíamos sido tan
libres como ahora, ni habíamos estado tan bien informados como ahora. Y, sin embargo, nuestro
desasosiego y nuestra desorientación son obvios, así como nuestra carencia de respuestas claras y
soluciones compartidas a los problemas de nuestro tiempo, tanto personales, como ecológicos y políticos.
El human actual, radicalmente desorientado dejado huérfano y a la intemperie por el descalabro de las
religiones e ideologías, y confrontado a retos inéditos y acuciantes, requiere una brújula intelectual, una
cosmovisión, una sabiduría. Busca una orientación filosófica a la altura de nuestro tiempo, pero no la
encuentra. La filosofía que necesitamos está aún por hacer [...].
La filosofía se puede considerar desde dos puntos de vista: como una profesión o especialidad académica
(al mismo nivel que el derecho contencioso-administrativo, la arqueología sumeria o la física de plasmas) o
como una dimensión humana, asunto de todos. Pienso que este segundo sentido es el fundamental. La
filosofía como disciplina académica y profesional sólo tiene sentido y justificación en la medida en que
contribuya a la filosofía como dimensión humana. ¿Cuál es la tarea de la filosofía (como dimensión humana)
en nuestro tiempo? Ayudarnos a vivir bien y con los ojos abiertos. La filosofía como amor a la sabiduría
consiste en la búsqueda consciente y reflexiva de la buena vida en, el ansia ilustrada de vivir lo mejor
posible.
Jesus Mosterín: "La insuficiencia de la Filosofía actual" en Claves de la razón práctica, nº 248. pp. 20-21.
    3. Karl Raimund Popper y Bertrand Russell son dos filósofos del s. XX, de formación científica,
       que defendieron el uso de la filosofía como un arma contra el fanatismo y la intolerancia. Ambos
       entienden la filosofía como el uso autónomo de la razón para liberarnos de los prejuicios
       aprendidos. Solamente si la filosofía nos ayuda a ser más críticos e independientes nos sirve de
       algo. El primer texto pertenece a Karl Popper.
Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos; o permítasenos decir, si ellos no son conscientes de
                                                                                                               8
tener problemas filosóficos, tienen, en cualquier caso, prejuicios filosóficos. La mayor parte de estos
prejuicios son teorías que [los humanos] inconscientemente dan por sentadas o que han absorbido de su
ambiente intelectual o de la tradición.
Puesto que pocas de estas teorías son conscientemente sostenidas, constituyen prejuicios en el sentido de
que son sostenidas sin examen crítico, incluso a pesar de que puedan ser de gran importancia para las
acciones prácticas de la gente y para su vida entera.
Una justificación de la existencia de la filosofía profesional reside en el hecho de que los hombres necesitan
que haya quien examine críticamente estas extendidas e influyentes teorías (...).
Toda filosofía debe partir de las dudosas y a menudo perniciosas concepciones del sentido común acrítico.
Su objetivo es el sentido común crítico e ilustrado: una concepción más próxima a la verdad y con una
influencia menos perniciosa sobre la vida humana.
El segundo texto pertenece al libro Los problemas de la filosofía de Bertrand Russell. Este libro es muy
conocido por ser una iniciación amena y sencilla a los problemas filosóficos más complejos.
De hecho el valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre.
El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del
sentido común, de las creencias habituales en su tiempo, en su país, y en su sociedad, y de las que se han
desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este
hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definitivo, obvio, los objetos habituales no le suscitan problema
alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. (...)
La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que
suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la
tiranía de la costumbre.
                                               V. Bibliografía
    1. Aristóteles: Metafísica de Aristóteles. García Yebra, V. (ed., trad.), 2ª edición, 1ª reimp. Madrid:
        Editorial Gredos, 1987.
    2. Biblia de Jerusalén. Ubieta, J. A. et al. (trad.), Madrid: Alianza editorial, 1994.
    3. Bugarín Lago, A.: Filosofía, León: Editorial Everest, 2000.
    4. Echano Basaldúa, J. et al.: Filosofía. Barcelona: Editorial Vicens-Vives, 1998.
    5. Echegoyen Olleta, J.:Historia de la filosofía. Vocabulario y ejercicios. Madrid: Editorial Edinumen,
        1996.
    6. García Gual, C.: Epicuro. 1ª edición, 2ª reimp. Madrid: Alianza editorial, 1985.
    7. Graves, R.: Los mitos griegos. Gómez, E. (trad.), 1ª edición, 8ª reimp. Madrid: Alianza editorial,
        1993.
    8. Linde, A.; Martín L.; Mougan, C.: Pragmata: Filosofía 1º de Bachillerato. Madrid: Editorial McGraw-
        Hill, 1998.
    9. Mosterín, J.: "La insuficiencia de la Filosofía actual". Claves de la razón práctica, nº 248, pp. 20-21.
    10. Nietzsche, F.:La filosofía en la época trágica. Moreno Claros, L. F. (trad.), Madrid: Valdemar, 2003.
    11. Popper, K. R.: ¿Cómo veo la filosofía? en Bontempo Ch. (ed.): La lechuza de Minerva. Madrid:
        Cátedra, 1979 (Agotado)
    12. Russell, B.: Los problemas de la filosofía. Xirau, J. (trad), 3ª edición. Barcelona: Editorial Labor,
        1991.
    13. Weber, M.: El político y el científico. Rubio, F. (trad.), 18ª edición. Madrid: Alianza editorial, 1997.