El Espejo Embrujado
Había una antigua mansión en las afueras del pueblo, conocida
por su historia de tragedias y extrañas desapariciones. La casa
estaba vacía desde hace décadas, y nadie se atrevía a acercarse a
ella. Sin embargo, un día, un hombre llamado Michael heredó la
mansión de un pariente lejano y decidió explorarla.
Mientras caminaba por los oscuros pasillos polvorientos, llegó a
una habitación olvidada en la planta baja. En el rincón de la
habitación, encontró un espejo antiguo y ornamentado. Se sintió
atraído por él y decidió limpiarlo. Mientras frotaba el espejo, una
voz susurrante emergió de su reflejo.
"Michael... estás atrapado aquí... como yo..."
El susurro era frío y lúgubre, y Michael miró su reflejo con horror.
Entonces, su imagen en el espejo comenzó a distorsionarse y se
volvió una versión retorcida y siniestra de sí mismo. El reflejo
extendió una mano esquelética a través del vidrio, tratando de
alcanzarlo.
Michael retrocedió, pero antes de que pudiera escapar de la
habitación, la puerta se cerró con un golpe estruendoso y se
bloqueó. El espejo seguía susurrando su nombre y parecía
arrastrarlo hacia su superficie.
Mientras luchaba por mantener su cordura, Michael notó que en
el espejo podía ver horribles escenas del pasado de la mansión:
asesinatos, suicidios y torturas. Las almas atormentadas de las
víctimas parecían atrapadas en el espejo, y ahora, Michael
también estaba destinado a unirse a ellas.
A medida que el espejo lo absorbía lentamente, el susurro se
volvía más fuerte y más desesperado. La habitación se llenó de
un frío glacial y la oscuridad lo envolvió por completo. Michael se
dio cuenta de que nunca más saldría de la mansión embrujada,
convertido en un prisionero de un espejo maldito que añadiría su
alma a la colección macabra.
Y así, la mansión siguió siendo un lugar de terror y misterio, y
aquellos que se acercaban a ella podían escuchar los susurros
siniestros del espejo embrujado, advirtiéndoles de los peligros
que acechaban en su interior.