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A Veces No. Edit.

El documento presenta breves historias sobre Valeria y Mariano, dos jóvenes que sueñan con encontrar a su amor ideal. Valeria asiste a clases de pintura para expresar sus sueños sobre su chico especial, mientras que Mariano se dirige a su primera clase de música, su único gran amor. Aunque toman caminos separados, el destino los reunirá ese día.

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A Veces No. Edit.

El documento presenta breves historias sobre Valeria y Mariano, dos jóvenes que sueñan con encontrar a su amor ideal. Valeria asiste a clases de pintura para expresar sus sueños sobre su chico especial, mientras que Mariano se dirige a su primera clase de música, su único gran amor. Aunque toman caminos separados, el destino los reunirá ese día.

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A veces no

Mónica Mansilla
“A quienes conocen el amor intenso, profundo, loco y bello amor que yace
sobre la piel, que persiste en los huesos, que cala el alma; la penetra, la atraviesa
y se queda para siempre en lo hondo del corazón…”
Agradecimientos

A mi esposo Walter, por su incondicional amor…

A Marta, Manuel, Emanuel, y Martín, mi querida familia.

A Verónica, mi amiga del alma, por todo.

A todos quienes confiaron en mí, colaboraron y me apoyaron.

A quienes fueron conociendo la historia en sus comienzos, y opinaron sobre la


misma dándome fuerzas para seguir escribiéndola…

A mis queridos alumnos, por el aliento y confianza en la historia, incluso desde la


idea misma.

A los portadores de secretos eternos, fuentes de inspiración en esta historia.


“Porque a veces no basta con amar con el alma y el corazón enteros,

Porque a veces los caminos no se cruzan, no se encuentran,

Porque a veces, a veces, simplemente es NO…”


1-
Valeria es una dulce joven de 16 años, tiene unos bellos ojos negros
que son capaces de “decir” con solo una mirada y una voz tan bella
que la mayoría de los chicos mueren por escuchar.

Es muy romántica…y soñadora… sueña, sueña todos los días con


su chico especial, ese que será único por sobre los demás. A diario,
en su mente, va construyendo a su amor ideal. Sabe que algún día lo
encontrará, se cruzarán por casualidad, se mirarán y él entenderá que
ella es su amor eterno, su único verdadero amor por siempre.

El chico que Valeria imagina, todavía no tiene nombre, pero sí, unos
hermosos ojos verdes… no, no son sólo verdes, más bien,
corrigiéndonos podríamos afirmar que los ojos imaginados por la
joven son verdes; pero con diminutos toques de gris, ojos bellos, que
cambian de matices durante el día y la noche, o si hay sol, o está
nublado, ojos que hablan, esos quiere Valeria, los que sean capaces
de decir, acariciar y amar…

Tiene la certeza de que debe observar a todos a su alrededor. No


quiere ni pensar lo que sucedería si su amor ideal estuviera cerca y
ella no pudiera verlo. ¡No se lo perdonaría nunca! ¡Nunca, nunca!
2-
Mariano, es un chico muy romántico, aunque no desee darlo a
conocer. Tiene 17 años, y unos ojos verdes que hacen suspirar a más
de una jovencita al verlo pasar.

Dicen por allí que su mirada es la más impactante de la escuela, del


pueblo, de la provincia y del mundoooooo!!!!!

Sueña con conocer a su chica ideal. Cada noche al acostarse,


construye en su cabeza el retrato de su amor.

Será dulce, y tendrá una hermosa voz, pero por sobre todas las
cosas será dueña de unos hermosos ojos negros…capaces de decir,
acariciar y amar.

No la buscará, sabe que aparecerá el día menos pensado.

Él se dará cuenta.

Una joven tan especial, no podrá pasar desapercibida. Él ya sabe lo


que hará, lo que dirá y, también, que sonreirá. De emoción… de
amor…
3-
Valeria, va a la escuela como todos los días, no sabe muy bien qué
le deparará la jornada. Hay rumores de posibles altercados sociales, y
de vez en cuando aparecen pintadas contra el régimen imperante.
Parece que solo unos pocos se atreven a expresar, y muchos de los
que lo han hecho ya no van a la escuela, no han sido vistos nunca
más.

Su cabeza hoy está en los temas que la profesora de Geografía les


tomará. Siente preocupación; tanto, que ha olvidado observar a su
alrededor, ha olvidado a su amor especial. Ojalá no lo cruce el día de
hoy, porque absorta en el material leído no lo verá o mejor dicho no lo
reconocerá.

Mientras repasa mentalmente los famosos accidentes geográficos


nota que ya está llegando a la casa de Soledad, una de sus dos
mejores amigas.

Se promete no charlar de otra cosa que no sea lo estudiado, sabe


que cada vez que pasa a buscar a su amiga del alma, no pueden dejar
de conversar, y no precisamente de la escuela.

Soledad siempre tiene algo para contar, y alguien de quien hablar.


Es un bello personaje, que conoce muy bien a Valeria, y también a “su
chico ideal”. Ella, tiene un amor, quizás no muy ideal, pero suyo al fin.

Juntas recorren las cuadras que las separan de la escuela, lo hacen


lentamente, repasando en voz alta los aspectos más importantes de la
materia estudiada.

Hoy, Valeria, no pensó en él, está muy ocupada.

Quizás por la noche, en la tranquilidad de su habitación, y en medio


de un gran suspiro repase las acciones del día, por si acaso, no sea
que haya cruzado a su amor y no lo haya percibido.
4-

Hoy ha sido un día ¡agotador!

Evaluación de Geografía, eterna, difícil.

Explicación de matemática.

Deberes, y más deberes.

La escuela me tiene muy ocupada.

No he estado atenta a mi alrededor para ver si él aparece.

Repaso los lugares por los que anduve, pero no.

Estoy segura de que no lo he cruzado, de ser así sus ojos se me


hubieran quedado grabados.
5-
Mariano camina tranquilo, su andar es lento. Él nunca se apura,
sostiene que no tiene sentido hacerlo, ¿Para qué?

Solo unos pocos pasos lo separan de su nueva escuela, allí lo


esperan muchas cosas, entre ellas sus nuevos compañeros de curso,
y el penúltimo año escolar.

Él todavía no se hace a la idea de terminar este ciclo. La situación


social que atraviesa el país es difícil todavía. Haber perdido a su
primo, un joven estudiante universitario, le ha roto el corazón, no tiene
dónde llorarlo, no puede expresar el dolor, no puede nombrarlo,
incluso hasta se le prohíbe recordarlo. Para él y su familia todo ha
cambiado, absolutamente todo.

Se siente solo. Llegar a la escuela cuando ya han pasado más de


siete meses de cursado no es fácil.

Le falta algo, o mejor dicho alguien. Si bien se ha prometido no


buscarla, la chica ideal aparece en su mente casi todos los días, y la
verdad él ya quiere que aparezca de cuerpo presente, así, de carne y
hueso, que tenga un nombre, una forma de ser, un corazón. Desea
que se encuentren, se tomen de la mano y se fundan en un eterno
beso.

No se lo ha contado a nadie, y no lo hará; ni sus mejores amigos,


los que quedaron en la otra escuela, lo saben. Sostiene que ese es su
mejor secreto, el más grande.

Tiene miedo de que otros puedan coincidir con él en la


caracterización de su “chica especial” y descubrirla antes, por eso no
habla del tema. A veces es preferible callar aunque se escuche una
vocecita interior que a gritos manifieste que es necesario contar, ya
que de ese modo uno se siente mejor, y acompañado en cada
situación.
6-
Mamá insiste en que debo contar.

Me pregunta todo el tiempo sobre la nueva escuela, los compañeros, los


profesores.

Yo no soy de hablar mucho, y le respondo con frases cortas.

Ella me pregunta sobre todo lo que hago en el día.

Y me aconseja.

_Vos sólo escuchá, no opinés, no te metas. Y nunca cuentes nada,


nadie debe saber de nuestro dolor, ni de nuestras penas. Cuidate,
siempre. No te metas en cosas raras. Acordate del pobre Martín…

Le respondo que sí, que me voy a cuidar.

La entiendo. Ella tiene miedo.

En el fondo, todos lo tenemos.


7-
Valeria tiene dos mejores amigas, Laura y Soledad, ellas son, en
principio, muy distintas.

Laura es un tanto callada, amiga del orden y las causas leales,


mientras que Soledad es demasiado extrovertida y extremadamente
sociable. Ellas son el combo perfecto para el complemento de Vale,
que las necesita a diario para vivir una vida más feliz.

Claro está que son sus cómplices, en todo lo referido al amor y a las
posibles travesuras. Ellas lo saben todo y obviamente conocen al
chico especial que su amiga ha dibujado en su imaginación, y del que
les ha dado la mejor descripción.

A Laurita no la convence mucho la historia que su amiga ha tejido


en su cabeza, no cree que sea posible tanta casualidad; más bien, ella
cree en las causalidades, y también en las probabilidades. Por su
parte, Sole, considera que la imaginación de su querida amiga es
incomparable. Cuando cruza a algún chico, según su criterio, similar al
de la imaginación de su amiga, comienza a mirar y mirar fijamente a
Valeria como indicándole que está allí, que no lo deje pasar y luego
estalla en carcajadas… Gran personaje Soledad, pero no sabe que al
amor de Valeria, ninguna persona lo puede detectar, porque es uno
de esos amores que se dan así, de golpe, en una mirada, en un guiño
del destino, en un abrir y cerrar de sueños.
8-

_ Yo no creo en esos amores, son demasiado ideales. Me dice Laura.

_ Yo ¡¡¡¡¡sí!!!! Son hermosos y románticos. ¡Imaginate! ¡Encontrar


esos ojos entre tanta gente! Grita Soledad.

_ Yo sé que lo voy a encontrar, les digo con tímida voz.

_Ojalá, me dice Laura.

_¡Obvio! Exclama Sole.

Las miro, y solamente agradezco tenerlas.


9-

Aquel día, Mariano preparó su mochila y partió hacia la escuela, por


alguna extraña razón su tranquilo corazón le daba señales que
indicaban que ese día no sería igual al resto… y no se equivocaba.

El camino se hizo largo. La emoción de tener su primera clase de


música lo impulsaba a caminar más rápido. Es que ése era, hasta el
momento su primer y único gran amor; y aunque solo se permitiesen
las marchas militares tenía la posibilidad de aprender un poco más
sobre lo que tanto adoraba.

Estaba feliz. Una felicidad momentánea, que le permitía olvidar, por


un rato, la tristeza imperante en su hogar, en su vida…
10-

Valeria había decidido asistir a las clases de pintura que se


dictaban en la escuela. Sus amigas esta vez no la acompañarían,
pero no le importaba, su interés por el arte era más fuerte, había
escuchado decir que, en este espacio y casi en secreto, la gente
podía dejar volar su imaginación sin prohibiciones, al menos entre
cuatro paredes, olvidándose del afuera, y sus restricciones,
lamentables por cierto.

Tal vez, pensaba, pudiera exteriorizar todo aquello que su corazón le


dictaba cada noche sobre su esperado chico “especial”
11-

Ambos asistieron al mismo lugar y transitaron el mismo camino pero


no en el mismo horario. Sin embargo, el destino los encontró cuando
Valeria regresaba muy alegre de su primera experiencia en pintura.

Fue un momento inolvidable, único y muy intenso. Ella pudo


percibirlo entre la gente, y su percepción la llevó a enfrentarlo. Estaba
allí, a unos pasos, se aproximaba… ¿Es posible sonreír sin motivos?
Sí. Ella lo descubrió cuando sus ojos oscuros encontraron los de él;
¿Era un sueño? No, no podía ser. El cruce de miradas solo duró
segundos que para ella fueron interminables. “Su chico”, el de su
imaginación… Lo había encontrado. Era él, su eterno y dulce primer
amor.
12-

Mariano, también lo supo. “Esa chica ¿era esa chica?,… pero,


¿cómo saber de ella?”

Se conformó, no la vería de nuevo, sería demasiada casualidad y él


ya no creía en las casualidades. Su mundo estaba lleno de “tristes
causalidades”.

Trató de no pensar, quizás se había equivocado y no era su chica,


no había escuchado su voz, ni observado bien su cabello. No, para
qué pensar, solo había sido un instante… pero de una extraña
felicidad.
13-

Valeria no podía ocultar lo sucedido. Quería contarles a las chicas el


extraño encuentro, no podía creer que estaba sola cuando lo vio. Sola.
Sin testigos.

Laura no le creería y Soledad daría gritos de alegría mientras


elaboraba en tiempo récord un plan para dar con el paradero de tan
especial persona.

Y así fue, las reacciones fueron, obviamente distintas, pero de apoyo


a la ahora, cada vez más “enamorada”.

Efectivamente Soledad ideó un plan. Este consistía en buscar la


mayor cantidad de datos. Ella tenía muchos amigos, y seguramente,
conseguiría información a la brevedad.

Mientras tanto, Valeria debía recordar la hora exacta del primer


encuentro para, de este modo, repetirlo. No podría quedarse ni un
minuto extra en la clase de pintura o perdería la posibilidad.

Otra opción era sentarse a esperar… pero la escuela era un tanto


grande, y era imposible cubrirla, ni siquiera con el mejor plan de
inteligencia que existiera en el mundo. Olviden la palabra “plan”,
estaba prohibida en esta época, tanto que podía llevarnos a la muerte.

Debían decidir rápidamente qué acciones comenzar a realizar.


. 14-

Esa noche Valeria apagó la luz y con los ojos bien abiertos recordó
al joven. Era imposible borrarlo de su mente.

El cruce de miradas no le aseguraba nada, quizás él la miró, pero


no la vio.

Sintió miedo. El plan de Sole tal vez los cruzaría nuevamente, pero
¿y después?

Se durmió, y en sueños abrazó con sus ojos oscuros, esos


hermosos ojos verdes…

Algo le dijo a la jovencita que esa noche, no le traería respuestas.


Solo la imagen de su posible amor.

En otro lugar, quizás no muy lejano, el dueño de sus pensamientos,


tampoco haya podido conciliar el sueño, tratando de buscar
explicaciones al estrepitoso vuelco que dio su corazón cuando cruzó a
aquella chica.
15-

Los días transcurrieron, y por más que hubiese un plan, seguido al


pie de la letra, el encuentro se hacía esperar, parecía lejano, e
imposible de concretar.

Valeria comenzó a desanimarse y hasta pensó en dejar de intentar.


Era la primera vez, desde que su chico habitaba su corazón, que
quería dejarlo salir.

Afortunadamente su amiga ya tenía todos los datos necesarios, solo


tenían que comenzar a actuar. Las chicas consideraban que eran los
suficientes para continuar con el plan que acercara a Valeria a su
amor ideal.

Mandarían cartas de amor, en principio anónimas y enigmáticas.


16-

Soledad exclama a viva voz:

_ ¡Se llama Mariano! Tiene 17 y va al curso de mi hermano

Dicen que es de hablar poco, y que le gusta la música. Parece que


toca la guitarra.

Todos creen que es un tanto misterioso, y tiene una especie de


triste actitud…
17-

Mariano, no pensaba más, él siempre sostenía que lo que tenía que


pasar, pasaría, sin búsquedas.

Los dos seguían asistiendo a la misma escuela, mantenían sus


horarios habituales, y escuchaban a hurtadillas los secretos
comentarios de algunos adultos sobre la falta de libertad, y el no “te
metas” porque si no…

El joven recibía cartas y notas de amor, anónimas y muy dulces.

Pero no; no se podían encontrar.


18-

Recibir la carta de una persona a quien le gustás es muy lindo, aunque no


tengas idea de quién es.

Hace poco que estoy en esta escuela, no conozco a mucha gente y mis
compañeras de curso no me registran demasiado.

No sé quién sea mi enamorada, sí sé que debe ser muy romántica. Eso me


gusta. Yo también lo soy.

Esperaré, seguramente podré conocerla.

No sé por qué motivo viene a mi mente la imagen de la chica a quien


crucé hace unos días. ¿Será que deseo que sea ella?
19-

Mariano encontró debajo de su banco otra carta. Escrita con letra


cursiva, bastante pequeña y rodeada de corazones.

Se apresuró a leerla y sin gesto alguno la guardó entre sus cosas


con mucho cuidado. Luego se hundió en sus pensamientos.
20-

No fue con el plan que Valeria encontró a Mariano.

Un buen día, en plena calle, y sin querer, el encuentro se produjo.

Valeria caminaba rápidamente. Hacía días que había dejado atrás


las acciones planeadas. No se habían visto. Fue solo cuando pasaron
uno al lado del otro que verdaderamente se encontraron.

La mirada fue más larga, acompañada ahora por una cálida sonrisa
y un “hola” tan cordial que parecían haberse conocido desde siempre.

Es que se conocían, en sus sueños, en su corazón.


21-

Lo vi de nuevo.

Y esta vez, lo saludé.

-Hola… dije en voz medianamente alta, mientras me perdía en su


mirada.

-Hola, me respondió, con un tono cordial.

Desde ese instante mi camino se llenó de colores.

Me dolía la panza.

Luché para no darme vuelta.

No lo hice.

Me arrepentí.

¿Sabrá que soy yo la de las cartas? No creo.


22-

Vi nuevamente a la chica del camino…

Tenía panaderos en sus manos, me causó sorpresa, y hasta ternura.

Es ella. Lo sé, casi con certeza.

Tuve ganas de darme vuelta, y mirarla…

Lo hice.

Me gustó.
23-

_ ¿Amor?, ¿quién cree en el amor? Dijo mi hermano a viva voz.

Esas son cosas de chicos. Hacé algo productivo Mariano, y olvidate del
amor. Lo único que te trae son problemas.

Lo escucho y me pregunto, ¿Qué sabe? ¿Cómo puede saber?

Y decido no contarle más.

Sigo con mi guitarra, a escondidas.

Dedicándole a mi amor algunas melodías…


24-

No dejo de mirarte, en el patio, en el camino, en la biblioteca


“saqueada de libros”, en las aulas, ahhhhh no dejo de mirarte. A
veces creo que vos también me mirás, pero no sé, no quiero hacerme
ilusiones; me dolería sufrir el desconsuelo al saber que ni por un
segundo has reparado en mí.

Quizás en unas horas, o en el día de mañana mis miedos se disipen


y me anime a confesar al mundo, y sobre todo a vos, lo mucho que te
quiero…
25-

Las vacaciones se acercan.

Mamá dijo que hay que visitar a los tíos.

Papá opinó que no, pero ella insistió y lo convenció.

Hace mucho que no los vemos.

Desde que Martín no está, ya no me gusta ir. La casa parece vacía, llena
de sombras y tristeza.

Allí todo es oscuro.

Mi tía no para de llorar… es que esa casa guarda los recuerdos de aquella
noche, la última noche en que vio a su hijo.

Solo lo contó una vez y fue suficiente para que retumbara en mis oídos
todos los días.

“Esa noche cenamos temprano.

Martín dijo que tenía mucho hambre.

Estaba eufórico pero no contestó a nuestros por qué.

Conversó mucho, me abrazó fuerte y reímos a carcajadas…

Hacía frío….

Nos acostamos.

En plena madrugada, escuchamos un ruido, un estruendo en la puerta de entrada. En


instantes nos aturdieron con gritos y golpes.

Casi no pudimos ver cuando lo llevaban…

Solo escuchamos sus alaridos pidiendo nuestra ayuda y sentimos la impotencia de no


poder protegerlo.
Se lo llevaron.

En instantes lo separaron de mí…

Se llevaron a mi hijo.

Hacía frío…

mucho…

y él estaba desabrigado”
26-

Estoy desesperanzada.

Él no se da cuenta. ¿Será que estoy muy apurada?

Siempre pensé en que lo sabríamos al instante, pero parece que


no.

Soledad dice que siga mandando cartas, o que me anime a más y


me dé a conocer.

Laura, opina con firmeza que “las chicas deben esperar a que el
chico les hable” y, que lo de las cartas, es entregarse demasiado.

Nunca las firmé, no hay modo de que sepa quién las manda,
siempre me aseguro de que nadie me vea mientras las escondo
debajo de su banco.

Las vacaciones se acercan. ¿Cómo voy a hacer?

Esperaré.
27-

No puedo arriesgarme, no me animo.

Voy a esperar el momento justo.

Pensé que cuando mi chica ideal apareciera, fácilmente podría


expresarle mi amor, pero no, no es así.

Estoy partido al medio, una parte mía siente que es ella y otra, la que
duda, me dice que no.

Tengo tiempo para esperar, no puedo guiarme por la intuición, aún


necesito escucharla, observar sus movimientos, apreciarla.

Toco en la guitarra los acordes de un tema de Serú… y me animo a


susurrar su letra.
28-

Valeria encontró a su chico, lo sabe.

Él tiene los hermosos ojos con los que ella soñó, esos capaces de
decir, acariciar, y amar.

Desafortunadamente, cree que él no se ha dado cuenta de que ella


es especial, tampoco de que lo mira como a ninguno más.

Esperará, qué otra cosa le queda. Ya nada más.

Las cosas no siempre son como uno las imagina.

Sin embargo, sostiene que falta poco para el encuentro, lo intuye.


29-

Nos hemos encontrado gracias al hermano de Soledad, él nos


invitó a su casa a comer torta de su cumpleaños.

Mariano estaba allí. Casi no pude respirar, comencé a sonrojarme,


y mis pasos, se hicieron pesados y lentos, cuando me dirigía a
saludarlo.

Mi timidez no me permitió mirarlo, me sentía observada por Sole


que, con todo su cuerpo, me decía que este era el día, que esta era
la oportunidad.

Por momentos sentí su mirada, supe que sus hermosos ojos


repararon en mí, como aquel día, en el camino. Pero, por alguna
extraña razón me negué a apreciarlos, como si una fuerza interior
me dijera que no debía ser yo quien demostrara mi amor. Al fin y al
cabo, le había enviado cartas, y él no había reparado en ellas. Si es
mi chico, tendría que haberse dado cuenta…

Aunque muriera por dentro no demostraría mis sentimientos, ni


ese día ni nunca.
30-

La he mirado mucho, mucho. Por momentos con una atención extrema y


ni por un segundo se ha fijado en mí.

Es la chica de mis sueños, esta vez lo puedo asegurar.

Pude escuchar su voz, y confieso que es la más bella y dulce que escuché
en mi vida.

También, aunque de lejos, me quedé en sus ojos negros, que hoy


estuvieron esquivos; sin embargo pude percibir que, de seguro, son
capaces de decir, acariciar, y amar.

Supongo que no quiere demostrarme nada. Lo entiendo. Será cuestión de


esperar.

Esta noche me iré a dormir tranquilo, sé que la encontré…


31-

-Ah no, ¡pero si sos de terror! ¡No podés! Exclamó Soledad,


moviendo sus manos para todas partes.

-¿Qué querías que hiciera? Le dije con un poco de bronca.

- Hablar, interesarte, mirarlo… Hacer que se diera cuenta que el


centro de tu atención era él. No, pero hiciste todo lo
contrario…hablaste con el mundo menos con él, miraste a todos
menos a él…

-No. No sé, no pude. No es fácil.

-¿Pero no es que te gusta? Acaso no querías verlo, de cerca, ¡bien


de cerca!

-Sí.

-¿Y entonces?

-No voy a dar el primer paso, nunca. Voy a parecer una tonta, ¿Y si
no le importo? ¿Si estoy equivocada y ni se dio cuenta que existo?

-No te entiendo, ¡no, no y no!


32-

Llegué a casa, por fin.

En mi cabeza resuenan las palabras de Sole, y su “NO TE PUEDO


CREER”. Yo tampoco.

Semanas esperando tenerlo cerca, para mirarlo, conversarle,


preguntarle cosas… y cuando lo tuve en frente no pude ni siquiera
moverme…

Solo sentí un peso en mi estómago, que me impedía hasta tragar la


torta.

Nunca antes me había pasado eso.

Ni siquiera cuando lo vi por primera vez en el camino.

O cuando escribí las cartas.

Nunca…
33-

Me gusta tanto la expresión distante de Valeria.

Sus esfuerzos por no demostrarme la más mínima atención me intrigan


aún más.

Me gustaría saber lo que piensa, lo que siente.

Quiero conocerla.

Me acercaré a ella de a poco, sin invadirla demasiado.

Quiero que conversemos.

Quiero que esta vez me preste atención, me vea.


34-
Las vacaciones por fin comenzaron.

Hace ya unos días que Mariano y yo, conversamos. No sé bien


cómo comenzamos a hacerlo.

Me ha contado que le gusta la música, y también el fútbol.

Comentó que le gustan los poemas, y que conoce varios. Sólo que
debe, obligatoriamente, guardarlos en su memoria.

No conozco muchas poesías, no nos permiten leerlas.

También me dijo que extraña su ciudad, sus amigos, su antigua


casa y los días de felicidad.

No he preguntado mucho, presiento que hay temas sobre los que


no quiere profundizar.

Todos dicen que él habla poco, yo creo que no es así.

Cuando estamos juntos podemos conversar horas.

Nos cuesta llegar a acuerdos, y a veces hasta nos peleamos un


poco, pero siempre, nuestra despedida es afectuosa. Es que
queremos encontrarnos de nuevo, lo más rápido posible.

De a poco, nos estamos haciendo cada vez más cercanos.

Mientras más lo conozco, más me convenzo de que es mi gran


amor.

Pero no lo sabrá. Todavía no.


35-

Empezamos a conocernos.

Ella es transparente, le gusta conversar y preguntar, es curiosa, nunca se


queda con dudas.

Puede escucharme horas, y contradecirme si es necesario.

Es sensible, soñadora y romántica.

Encierra en su persona, una extraña mezcla de fuerza y fragilidad, que


invita a abrazarla.

Le gusta el arte, pintar, expresarse, (en lo poco que se nos permite)


como a mí…

Y es loca por el chocolate, en todas sus formas.


36-

Volvemos lentamente por el camino arbolado, y entonces lo


escucho:

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche,

Escribir por ejemplo la noche está estrellada y tiritan, azules,


los astros a lo lejos”.

_Neruda, y su poema número 20, me dice.

No conozco a Neruda, él me advierte que no debo intentar buscar


sus libros, que están prohibidos. Me cuenta que conoció a este
escritor y a otros tantos gracias a su primo de la ciudad. No tiene
sus libros, nadie que aprecie su vida puede tenerlos. Él solo tiene
algunos versos guardados en su memoria, y en su corazón.

Me hace prometerle que no mencionaré este episodio.

Ya no tengo palabras. No me queda ni una sola. Solo la hermosa


sensación de poder guardar estos versos bien adentro de mi
corazón. No hace falta compartirlos son suyos y míos.
37-

Los padres de Mariano, hace días que no logran conciliar el sueño.

En poco tiempo se realizará el sorteo nacional para seleccionar a


quienes deberán dejar su casa y partir hacia el servicio militar.

Por estos tiempos, todo es expectativa entre los jóvenes que este
año cumplen 18.

Mariano, esta vez estará dentro de este grupo.

El sorteo se escuchará por radio nacional y al día siguiente los


resultados serán publicados en el diario.

Este número definirá el futuro de cientos de chicos por unos meses


o hasta por unos años.

¿Quién quiere marchar a lo desconocido con 18 años?


38-

Fuimos a tomar un helado.

De chocolate

A una heladería con nombre de chocolate.

Nunca vi a alguien comer tan lento,

Y hacer tal lío con un helado, je je.

Las servilletas no alcanzan, sus pequeñas manos están de color marrón,


pegajosas, un desastre.

Pero así y todo, no deja de hablar.

La observo.

No le digo nada.

Me da ternura.
39-

¡Qué vergüenza!

Soy un solo enchastre…

Tengo las manos pegajosas, y los cachetes colorados…

Hablo para que no perciba mis manos.

Para que no piense que soy un desastre total…


40-

Valeria y Mariano, vivían desconectados del mundo, de la cruda


realidad que los rodeaba.

Ella, no sabía más que del amor y los paseos.

Él, vivía la tristeza de la pérdida, y el silencio obligado al que lo


sometían sus padres por temor a que algo malo pudiera sucederle. La
familia estaba devastada, quizás para siempre.

Es que eran tiempos difíciles, en los que sólo se debía callar.

La libertad estaba vedada, nadie podía opinar.

Sólo unos pocos, se animaban a hacerlo y pagaban con su vida tal


osadía.

Mariano, conocía esta realidad. La misma le había hecho abandonar


su ciudad, ya que su papá suponía que irse a vivir a un pueblo,
alejaría a su hijo de todos los peligros. Muchos le habían dicho que en
las ciudades la situación estaba más complicada, con más redadas y
prohibiciones.

La falta de libertad estaba en todas partes, siempre, pero quizás en


los pueblos se notaba menos.

Y a todo esto se sumaba el sorteo para el servicio militar que se


realizaría en el mes de marzo.

Los tres últimos números del documento nacional de identidad de


Mariano estarían en ese sorteo.
41-

Comenzaron las clases, Mariano en su último año, y Valeria en el


penúltimo.

Las vacaciones fueron hermosas para ambos, ya que compartieron


muchos paseos y charlas.

Por ahora solo eso.

Si bien, ninguno ha ido más allá de la amistad, todos pueden ver las
miradas que se propinan, y ellas lo dicen todo.
42-

Mañana es el sorteo.

Cruzo los dedos.

No lo voy a escuchar. No quiero ni saber.

Ojalá “me salve”. Tengo mucho que hacer aquí.


43-

Mi mamá llora y mi papá calla. Hoy, se realizó el sorteo que deja dentro o
fuera del servicio militar obligatorio a los jóvenes que como yo, han
cumplido o cumplirán los 18.

No quise escucharlo por radio, mamá lo hizo, y ahora debe darme la


noticia.

_ 822- dijo- y rompió en llanto….

-Número alto, dijo papá, mientras miraba fijamente el suelo. Te vas para el
sur…agregó.

Qué decir…

Qué pensar…

Me quedan unos pocos meses, antes de partir a lo desconocido, para


convivir bajo las “leyes del orden”.

Unos meses, para dejar la escuela, la música y a mi gran amor.

No entiendo, no quiero, no siento que sea justo.

No quiero usar esa ropa verde, que todos en mi familia recordamos con
dolor.

Quiero estar acá, con vos, y aunque digan que mi ausencia durará máximo
un año, no puedo evitar sentir rechazo, impotencia, y bronca.

Justo ahora,

¿Por qué?

No lo sé.
44-
En mi casa papá habla del sorteo. Comenta sobre quienes
quedaron adentro y quienes se salvaron por número bajo.

En el pueblo nos conocemos todos, y están nombrando a algunos


chicos que van al mismo curso de Mariano.

Yo escucho atenta y pregunto:

_ ¿Qué es eso de los números bajos?

_ Si tu número es bajo, calculá menos de 300, no tenés que ir al


servicio militar obligatorio.

_ ¿Por cuánto tiempo se van estos chicos? ¿A dónde?

_ El tiempo tiene que ver con el lugar al que vas, si tu número es


arriba de 800 te vas a l sur, seguro, y ahí de un año no te salvás.

_ ¿Por qué tantas preguntas Valeria? Nunca te interesó este tema.

_ No me parece bien obligar a la gente.

_ ¡Cómo podés decir eso Valeria!, -me increpa mamá- el sistema es


así, no hay que cuestionarlo, ya te hemos dicho eso mil veces.

_Me parece injusto.

Solo pienso en ver rápido a Mariano y preguntarle por ese número,


mientras en mis oídos resuena la frase “ahí de un año no te salvás”
45-

Caminó lentamente por las calles desiertas, su día era gris, no había
sonidos, gente ni esperanzas. Debía irse, a un lugar desconocido, por
obligación.

Parece increíble que un estúpido sorteo decida el destino de una


persona.

¿Perdería a su amor?

Tanto tiempo la esperó y ahora que creía haberla encontrado se


desvanecía en un segundo.

Siguió su camino, parecía no recordar que la vida tenía días alegres.

Pensaba…

Recordaba el día en que la vio. ¡Cómo olvidarlo! si parece increíble


que uno encuentre a su chica especial entre tanta gente, en un lugar
inesperado y descubra en solo una mirada que no existirá otra, nunca,
en ningún lugar, en ningún momento.

No tiene tanto tiempo como suponía.

Debe buscar la forma de declararle su amor.


46-

He buscado a Mariano, casi todo el día.

Quiero preguntarle “su número”. Estoy ansiosa.

No lo encuentro por ningún lado.

Comienzo a sospechar que se irá.

Mis amigas dicen que hacer el servicio militar no es malo, que


enseña a las personas a ser más fuertes. Yo no lo sé. Lo único que
quiero es que Mariano esté cerca.

Amo la sensación que experimento cada vez que lo veo. El corazón


se me sale del pecho y mi mundo comienza a ser feliz.

Solo somos amigos…

Me conformo con tenerlo de ese modo, me resisto a la idea de


pensar que pueda estar alejada de él por tanto tiempo.
47-

Parece que tengo que esperar. Llegarán las instrucciones para que, sin
desearlo, haga todos los trámites para partir.

Mientras tanto, aprovecho para tocar la guitarra…

Tengo que contarle a Vale, sobre esta situación.

Ella con su dulce vocecita me tranquilizará.

Toco la guitarra…

Tengo que confesarle mi amor, es el momento.

No sé por qué pero las horas que me separan del día de mañana se me
hacen eternas.
48-

_ ¡Al fin te encuentro! Hace días que quiero preguntarte algo.

_ Y yo hace días que quiero decirte algo.

_ Vos primero entonces.

_ No, vos, dale.

_ El número, quiero saber si te tocó número alto o bajo, es que


escuché a mi papá hablar y bueno… eso…

_ Sí, mi número es 822. Me tocó el servicio militar. Mi viejo dijo que por ser
número alto me va a tocar bien lejos, en el sur.

_ ¿Cuándo te vas?

_ No sé, pronto.

_ ¿Tenés miedo?

_ No.

_ ¿Me vas a extrañar?

_ Mucho. ¿Y vos?

_ Más.

_ Podemos escribirnos cartas. Eso creo…no estoy seguro.

_ Sí…

_ Hermosas cartas como las que dejabas en mi banco.


_ ¿Lo sabías…?

_ Todo el tiempo.

_ Pensé que no te habías dado cuenta.

_ Siempre lo supuse, pero no quería arriesgarme. Sentía que si me


equivocaba iba a sufrir por el desengaño. Por eso me acerqué de a poco,
para reconocerte.

_ ¿Cómo es eso de reconocerme?

_Sí, porque ya te conocía, habitabas mis sueños, y mi corazón antes de que


nos viéramos por primera vez.

_ No sé qué decir.

_Entonces no digas nada.

_ ¿No hace falta?

_ No, no hacen falta palabras…

_ ¿Por qué?

_ Porque tus ojos, son capaces de decir, acariciar y amar.


49-

Me tiemblan las piernas.

Lo que tanto deseaba está sucediendo.

Habla con paciencia, con dulzura, con amor.

Ya no es un poema, ni una canción, es realidad.

Está frente a mí, me mira… y yo, ya no estoy aquí, me fui, me


perdí; en sus ojos, esos ojos verdes que me acompañan desde
siempre.
50-

_ ¿Me vas a esperar?

_Claro.

_ Puede ser mucho tiempo.

_ Sí, pero eso no importa.

_ Te quiero.

_Te quiero.
51-
Valeria y Mariano solamente se miran, ya no hay palabras.

Sus ojos hablan el lenguaje del amor.

Sus manos, lentamente se buscan, se alcanzan, se entrelazan.

El mundo a su alrededor no existe, no hace falta.

Están ellos, el uno para el otro.

Reconociéndose.

Sonriéndose.

Y ahora, dulcemente, besándose.


52-

No existen palabras que puedan explicar lo mucho que te amo…


53-

Existe una palabra que puede resumir lo que sentí al besarte: AMOR
54-

Llegó a casa el telegrama que me informa que debo presentarme a la


revisación médica que va a determinar si soy apto para hacer el servicio
militar.

Deberé faltar a la escuela.

En estos días he estado muy preocupado, la posibilidad de que tenga que


irme es casi cierta, y de ser así, no solo no veré a mi amor por un tiempo
sino que, según dicen los más grandes, ese lugar es horrible.

Le dicen COLIMBA, yo no sabía por qué, hasta que mi papá me lo explicó


en tres palabras: CORRE, LIMPIA, BARRE.
55-

Definitivamente hay cosas que no alcanzo a entender, o me niego a


hacerlo.

Por más de que me lo expliquen, y hablen de entrega y amor a la


Patria yo no puede entenderlo.
56-

Llegó el momento de la partida.

Los padres de Mariano lo llevan hasta la estación de ómnibus, desde


allí y una vez en Córdoba, lo enviarán a algún lugar del sur.

Él se ha despedido de todos, y especialmente de ella.

Se cuestiona haber perdido tanto tiempo antes de confesarle su


amor.

Ya es tarde para arrepentimientos, quedaron en escribirse. Si es que


puede.

El tiempo pasa rápido, en pocos meses más podrá abrazarla de


nuevo, y darle todos los momentos que se han perdido.

Se lleva sus ojos negros y el sonido de su hermosa voz.

Le deja sus ojos verdes y sus largos brazos para que la abracen
cada noche al intentar dormir, y cada mañana, al despertar.
57-

Adaptarse a un sistema tan riguroso, no es nada fácil.

Mariano, convive con decenas de desconocidos, cumpliendo


horarios, atendiendo a constantes gritos y realizando actividades
físicas de extrema rigurosidad.

Se siente solo, y triste.

Extraña a su familia, a su amada Valeria, sus actividades diarias, y


tocar la guitarra.

Creía que iba a poder mandar cartas, pero solo le dejarán escribir
una, y lo más breve posible. Allí todo el tiempo dicen que no hay que
ser “maricones”.

El joven recuerda las palabras de su padre, advirtiéndole que no


escribiera libremente, que esas cartas seguro iban a ser revisadas,
que tuviera cuidado.

Él sabe mejor que nadie, de lo que son capaces estas personas, y


también cómo cuidarse.

Va a escribir, pero con precaución. Ocultando lo que siente, una vez


más…
58-

Mariano me mandó una carta, la leí con emoción.

Solo unas líneas, que me permitieron imaginarlo escribiendo.

No pude evitar llorar, es que lo extraño mucho… Fueron pocos los


momentos que compartimos desde aquel hermoso primer y único
beso, pero los suficientes para no olvidarlo jamás.

Le voy a contestar. Tengo mucho para contarle.


59-

Han pasado unos meses desde que Mariano se marchó al servicio


militar obligatorio.

Tal como lo suponían sus padres se encuentra en el sur de nuestro


país, en Río Gallegos.

Solo escribió una carta, que manifiesta entre líneas el disgusto por
estar lejos, y el frío que sufre por las mañanas, cuando por costumbre
o para que aprendan, los despiertan a los gritos para comenzar la
jornada.

La carta cuenta poco, y quizás sea la primera y la última que pueda


enviar. Por estos tiempos, las reglas militares son inflexibles, de
seguro no le permitirán volver a escribir, y esta situación acrecentará
la ansiedad de sus seres queridos por saber de él.
60-

Hoy los argentinos despertaron con la triste noticia de que


Argentina entrará en guerra con Inglaterra. Nuestro país quiere
recuperar las Islas Malvinas.

Lo dijo su presidente, en un acto en la Plaza de Mayo.

Todos están expectantes, ¿Qué pasará?

El pueblo está impaciente, algunos exultantes, otros tristes.

¿Más muertes?

No. Nadie quiere más muertes…

Ya ha sido suficiente, ya no más.


61-
En casa comentan que la situación se ha puesto aún más difícil,
que nuestro país va a luchar en una guerra para recuperar nuestras
Islas Malvinas.

El pueblo una vez más se divide; algunos están de acuerdo, otros


no.

Le pregunté a papá quiénes irían a pelear y me dijo con


naturalidad:

_ Miembros de las fuerzas armadas, y los soldados.

_ ¿Qué soldados?

_ Los que están haciendo el servicio militar.

Se me cortó la respiración…

Y sin más comencé a llorar…

Entre sollozos pude escuchar los pasos de mamá que se acercaba


para calmarme.
62-

Llegamos.

Aquí todas son órdenes, y tonos imperativos.

Nos mandaron a cavar, sin más explicaciones.

Llevamos muchos días haciendo lo mismo.

El frío es insoportable.

Tenemos hambre.

Frío.

Hambre.

- Caven, vamos, no sean maricones. Nos dice este desconocido, que


nos insulta todo el tiempo.

Y cavamos, cavamos, cavamos… con frío, con hambre, con dudas.

¿Qué hacemos acá?

No. Acá tampoco se puede preguntar.


63-

Mi amor se fue a la guerra… ¿existe algo peor?

Tengo miedo…

En la tele dicen que todo está bien, que vamos ganando.

En mi casa, dicen “que pobres chicos… hay que mandarles


chocolates”

Tengo miedo…

Mi amor se fue a la guerra…

En la escuela escriben cartas, poemas y canciones…

Yo te escribo todas las noches, y te hablo como si pudieras


escucharme, te cuento sobre mis clases, mis pinturas y mis días.
Algunos dirán que estoy loca, pero tengo la certeza de que tu
corazón me escucha.
64-

Pasamos todo el día dentro de los pozos de zorro.

Pasamos varios días cavando.

Constantemente mojados, inundados.

El suelo aquí es de turba, esponjoso, lleno de agua.

Los que ordenan nunca nos mandan relevos, y los días se hacen
interminables.

Si no llevo mal la cuenta hace más de quince días que estamos aquí.

El frío es impresionante, cala los huesos. El hambre lo intensifica, el miedo


también.

Nos bombardean de día y también de noche…

Noche y día, día y noche, ya no sé cuándo dormimos.


65-

Somos muchos.

De Corrientes, Misiones, Córdoba…

Muchos.

Hablamos poco, creo que todos tenemos miedo.

Solo Manuel, el correntino, cuenta algunas anécdotas, y nos pregunta


cosas.

Yo, que no soy de mucho hablar, respondo con frases cortas, es que la
noche nos encuentra cansados, molestos, sensibles.

Pero es bueno que él hable, de esa manera las noches no son tan largas, o
al menos eso creemos quienes estamos lejos, y solos, absolutamente solos.
66-

Significado de guerra según el diccionario: “lucha o disputa


prolongada entre dos o más naciones durante la cual se producen
diversas batallas”

Significado de guerra según yo:

Maldita, maldita guerra…

Maldita…

Mil veces maldita…


67-

Con el paso de los días, días largos, eternos, los gritos se intensifican, el
hambre crece, la incertidumbre también.

El hombre desconocido, se hace llamar “señor”, y sigue gritando e


insultando.

Yo lo observo.

Lo escucho.

Le tengo miedo, tanto como a lo desconocido.

Él dijo “estaquear” y yo me quedé pensando.


68-
En casa comenzaron a comprar el diario, parece que todo el país,
sigue la guerra en sus páginas.

Hoy aparecía esta fotografía. Me detuve a observarla,


fijamente… ¿fervor?

Busco en el diccionario.

Fervor: Sentimiento intenso de entusiasmo y admiración hacia


alguien o hacia alguna cosa.
Releo.

Pienso; y vuelvo a leer.

¿Entusiasmo?

¿Admiración?

¿Sentimiento?

Y entre tantas preguntas expreso en voz alta y con indignación:

¡Qué entusiasmo!

¡Qué sentimiento!

¡Qué admiración!

Sigo hojeando, y entonces leo esta carta:


Me quedo con esta frase: “material de lectura a quienes están
exponiendo su vida”.

¿Quieren mandar material de lectura a quienes están en riesgo de


morir?

¿Creen realmente que ellos podrán leer?

Patético.

Vergonzoso.

Como esta guerra, esta absurda guerra, en la que quizás, esté


Mariano.
69-

Extraño… y escucho sus voces, esas que antes me molestaban, hoy son mi
única compañía.

_”Mariano, ¿cuántas veces te tengo que decir que acomodes tus


cosas!!!!!???”

-“¡Mariano! ¡Dejá la guitarra y vení a ayudar!!!”

-“Mariano, ¿estás enamorado? ¿Estás loco? Ja ja ja…”

-“Vos no digas nada… no cuentes…”

-“Te quiero…”
70-
Ellos robaron mi alegría, destruyeron a mi familia, me hicieron conocer el
dolor.

Primero me quitaron a Martín, y con él a mi hermana, que solo es un


cuerpo, sin alma, sin vida.

Ahora, de seguro, se llevaron a mi hijo a una guerra injusta, como todas.

Mi hijo Mariano, mi querido hijo…

Cada instante del día pienso en él, inevitablemente.

Ya no tengo corazón, él se lo llevó.

Siento dolor, dolor, y más dolor.

Por las noches despierto entre lágrimas, con una sensación de vacío, de
miedo, de incertidumbre que me impide moverme

Piden que escribamos cartas, que mandemos chocolates, que recemos por la
paz…

Yo pido que termine esta guerra, y que Dios te traiga hasta mí.

Luego cierro los ojos, quiero dormir. Tal vez te tenga en sueños, la única
forma posible de mitigar mi dolor.
71-

Ya no es posible distinguir entre el día y la noche.

Nadie duerme aquí.

Nadie come.

Nadie sueña.

Nadie habla.

Todos tratamos de sobrevivir.

Yo, te extraño. Aunque casi no me dé el tiempo.


72-
Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…

Te extraño… te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te


extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te extraño…te
extraño…te extraño…te extraño…
73-
Hoy leo que las mujeres se juntaron a rezar por la paz.

Paz.

Paz.

Paz.

Piden que recemos.

Yo rezo.

Yo pido.

Yo imploro, volver a verte para poder decirte, sin miedo alguno,


una y otra vez lo mucho que te quiero.
74-

La mamá de Valeria está preocupada.

Su hija está triste. No habla, no come, no pinta… no sonríe.

Teme que esté enamorada del muchacho de la carta.

Va a hablar con ella.

Va a decirle que no se vale sufrir por amor, que es muy joven, y que
quizás, solo esté maravillada.

¿Para qué sufrir?


75-

_ ¿Quién se cree mamá para cuestionar mi amor?

Claro que lo amo, sin importar mi edad, ni el tiempo que estuvimos


juntos.

Y no voy a reír, ni a pintar hasta que él vuelva al pueblo, hasta que


pueda verlo, mirarlo y quedarme entre sus brazos largos por ¡toda,
toda la vida!!!
76-

Dormí amor mío, eligiendo unos brazos que cobijen tu sueño; los míos que
desde aquí, a la distancia, te aprietan muy fuerte… tanto, que los huesos
comienzan a crujirme, y el dolor de los mismos se funde con el de mi
corazón…
77-

Lloro.
78-

En días como estos, días grises y fríos, un hilo de tristeza se une a mis
desgracias, y casi sin notarlo aparece una amarga desesperación que me
impulsa a negar que estoy absolutamente loco por pronunciar tu
nombre…Entonces, mientras sueño despierto, te observo dormir, y de
pronto, intempestivamente, abrazo tu alma con una fuerza parecida al
dolor para que te quedes en mí, por la eternidad toda…
79-

En mí

Tanto es lo que te amo

que me llevas sin dudarlo al ocaso

más extraño

al final de los caminos

al renacer de mi destino

Tanto es lo que te amo

que me pierdo cada día en las palabras

que pronuncias

y te llevo así prendido

en mis horas de agonía y también de mi alegría

Tanto es lo que te amo

que adoro

hasta el hartazgo la forma en que me miras,


tan sutil, hermosa y confundida

Tanto, tanto es lo que te amo

Que me cuesta pronunciarlo…

Que se me pega

en la piel…

Que me quema las entrañas

y recorre mi entender.

Tanto, tanto es lo que te amo…

que te pido por mi Dios

que nunca, nunca, nunca,

me abandones corazón.
80-

Te encuentro en mis sueños y en mis recuerdos, en mis pestañas y en mis


pupilas, en el color de mis mejillas, en el frío de mis manos. ¡Te encuentro
todo el día, entre estas sombras y estos estruendos, y en este caos, lleno de
miedo! Afortunadamente te encuentro, pero sin embargo, siento que no
puedo sobrevivir a este dolor, ya nada, ni nadie parece suficiente.
81-

Los días se hacen eternos, e idénticos.

Decir que te extraño ya no alcanza.

Unos amigos de papá comentaron algunos aspectos que son


comunes a todas las guerras, y yo no pude terminar de escuchar.

Me niego a creer que puedas estar sufriendo tanto.


82-

¿Es posible olvidar?

No.

No, cuando se tiene miedo, cuando el mundo se cae a pedazos y no


entendemos el por qué.

Cuando te rodea la muerte.

Cuando los enemigos se confunden; cuando crees que todos lo son.

No es posible olvidar.

Nunca,

Nunca,

Nunca.
83-

Se oyen disparos.

Gritos.

Luego sobreviene un silencio de muerte, e inmediatamente después


escucho los gemidos.

El correntino, Manuel, yace casi inerte.

Entonces le ruego, a los gritos, y mientras lo arrastro, que no se calle, que


me cuente historias, que me pregunte cosas, que esta vez responderé con
muchas palabras, y le contaré de mis dolores más intensos, de mis
ausencias, de vos, pero que no calle… Que abra los ojos, que sí voy a
mirarlo.

Pero no responde, ya no.

Le digo que yo también lloro, y que “sí es cosa de hombres”.

Y que no me deje solo, que no me abandone, que sus palabras me


sostienen cada día, cada noche.

Pero sus ojos, están fijos en el cielo, no sé cuál…

Me aferro a él, con fuerza, con mucha fuerza y mientras intento traerlo
conmigo, siento un dolor en el pecho, que me atraviesa, me hunde, me
inmoviliza, el dolor de la pérdida… otra vez.

Entonces, por primera vez en las Islas, lloro amargamente, mientras


alcanzo a escuchar que los estruendos comienzan otra vez.
84-

Ya se me hizo costumbre leer el diario.

Es una de las formas posibles de tener más información sobre lo


que pasa en las Islas, parece que allá hay corresponsales y van
mandando información real.

Mi papá lo dice todo el tiempo: “Los diarios no mienten”.

Leo este titular:

Solo me quedo con la pregunta.

No.

Ni en las Islas, ni en mi vida.

Sigo buscando en el diccionario.


VIRILIDAD: Conjunto de características que se atribuyen
tradicionalmente a un varón u hombre adulto, como la energía, el
valor, la entereza,

Esta vez no hay preguntas.


85-

Acá todo sigue igual.

Ya no sé cuántos días han pasado.

Supongo que muchos, lo noto en mi cuerpo, carcomido, sucio, y sin


fuerzas.

Ya casi no escucho, las bombas resuenan en el día y en la noche.

Ya no siento.

Ya no soy.

Hijos de puta, hijos de mil puta, todos los que me hicieron llegar a estar
acá.
86-

En el diario de hoy aparece un escrito invitando a que el pueblo


argentino escriba cartas a los soldados.

“No hace falta colocar el nombre y apellido…”

“Envíelo en la seguridad de que va a llegar a destino”

“Después dedique muchos minutos a orar”

“Esa también es una expresión de fidelidad”

No puedo escribir. No me sale, No puedo.

A vos sí te escribo, casi todos los días, y leo mis escritos en voz
alta. Tal vez, por algún extraño motivo, siento que mis palabras te
llegan. Quiero que así sea.
87-

No es que no te piense, sigo haciéndolo.

Lo que pasa es que acá uno casi no tiene tiempo de hacerlo.

Nadie nunca imaginó alguna vez estar en un lugar así, en una situación así.

Nadie nos explicó nada, al principio ni sabíamos donde estábamos.

Solo algunas voces, de compañeros jóvenes, como yo, se animaron a


pronunciar la palabra guerra.

En un abrir y cerrar de ojos, me encontré vestido con ropas verdes, un


casco y un arma en mis manos.

Yo, que tocaba la guitarra en la soledad de mi habitación y pronunciaba


secretamente la letra de las canciones prohibidas.

Que esperaba a mi chica ideal, para compartir una vida.

Que me quejaba de los retos, y de lo mucho que habla mamá.

Yo, hoy, tengo un arma en mis manos.

Yo, hoy debo matar para vivir.

¿Entendés que no es que no te pienso?


88-

Fuimos a misa.

Ahora vamos siempre.

Hay que rezar por los soldados, nuestros valientes.

En casa papá comentó que el diario sacó una noticia que decía que
el Papa Juan Pablo II se lo pidió a Galtieri.

Mi abuela muy devota me pidió que la acompañe; mientras me


sirve la leche cuenta que el Papa pidió a nuestro presidente el cese
de la guerra, y al pueblo rezar por la paz.
89-

Cielo.

Celeste.

Blanco.

Negro.

Rojo. Rojo. Rojo.

Negro.

Celeste.

Blanco.

Celeste y blanco.
90-
Hoy, mientras esperaba a mi abuela en la puertecita del frente
de su casa, escuché a unos vecinos hablar.

-Estamos perdiendo, de eso no hay duda. No les bastó con los


pibes que ya desaparecieron. Ahora los matan en la guerra.

-Hablá bajo che. No sabemos donde puede estar el enemigo.

-No pasa nada, están todos atentos a la guerra.

-Sí puede ser, pero no hay que arriesgarse.

-¿Quién puede creer que estamos ganando? Nadie, nadie.


91-

Durante la noche y el día los bombardeos continúan.

Los gritos y alaridos de dolor atraviesan la inmensidad de las Islas.

Cada vez son más los muertos, todo es sangre y horror.

En la trinchera de Mariano cada vez son menos, la mayoría no ha


podido sobrevivir.

La tristeza es tan grande que no da lugar al pensamiento.

Cuánto dolor, cuánto sufrimiento….


92-

Cada vez que te pienso sueño el momento en que me mires, y


justo en ese instante te me quedes en los brazos….
93-

Ya no tengo fuerzas.
94-

¿Cuándo acaba una guerra?

Sigo esperando, con el eterno y firme deseo de tenerte pronto, y


para siempre.

Me pregunto cómo estarás, y en algunas ocasiones si me pensarás.

Deshojo los panaderos del camino, mientras pronuncio mil “te


quiero” que ojalá el viento lleve hasta tus oídos.
95-

El ruido de su cuerpo al caer fue escalofriante.

Sus labios temblorosos, y sus miembros helados, pintaron de un gris


acero el escenario bélico.

La sangre, cual río caudaloso, se abrió paso entre sus ropas.

Sus ojos se cerraron.

La vio caminar por el camino arbolado.

Ahora lo sabía, era real. Posible. Ella estaba a su lado, sonriendo sin
decir palabra.

Bastaba observarla para imaginar su alma, y agradecer haber


ganado su corazón.

Se necesitaba tan poco para no dejar de amarla nunca.


_ ¿Me vas a esperar?

_Claro.

_ Puede ser mucho tiempo.

_ Sí, pero eso no importa.

_ Te quiero.

_Te quiero.
SOBRE LA AUTORA

Por Verónica Tarditti

Nacida bajo el signo de escorpio, el 26 de octubre de 1975, Mónica Valeria Mansilla


llegaba a la familia de Marta y Manuel como su primera hija mujer. Dueña de unos ojos
oscuros y rizos rebeldes creció con muchas sonrisas en su rostro y llena de amor. Sin
embargo, ella deseaba con todo su ser a quien nació siete años más tarde, su tan
esperado hermano Emanuel.

Entre intentos de domar sus rulos con trenzas y coletas, cuentos inventados por mamá
Marta e idas a trabajar, en su inseparable amiga de dos ruedas, de papá Manuel; Mónica
cursaba sus estudios primarios en la Escuela General San Martín. Más tarde, con 13 años,
ingresó al Instituto “25 de Mayo” para seguir con su escolaridad de nivel medio. Durante
esta época, forjó sólidas amistades que, hasta el día de hoy, conserva. También, por esos
años, miraba de reojo y se ruborizaba por un muchachito de Las Perdices que visitaba a su
tío Hugo.

En 1990, Mónica fue partícipe de un acontecimiento de suma importancia en su vida y que


tuvo repercusiones amorosas hasta la actualidad. Casi a finales del año, en noviembre, el
visitante perdiceño, quien desde hacía un tiempo contemplaba con ojos ya no tan
indiferentes a esa joven de trenzas, decidió declarársele. A partir de ese momento, son
inseparables. Ellos y Emanuel, dos años más tarde, casi exactos, recibieron al tan
esperado hermanito, entonces, pequeñín de la familia; Martín. Con él la casa de Manuel y
Marta se llenó, por tercera vez, de pañales, monerías, olor a talco,…a bebé.

Mientras Martín ensayaba sonrisas y conquistaba a todo el mundo, Mónica fue a estudiar
a la universidad. No resultó una elección fácil, pero el destino, finalmente, la decidió por
la Universidad Nacional de Río Cuarto. Allí se recibió de Profesora de Lengua y Literatura
y se trajo su título y varios amigos, esos de la vida, que siempre están. En paralelo, en
1999, la semilla de la pasión por las historias y los libros, sobre todo de amor, inició sus
primeros brotes. Incansable y curiosa, Mónica comenzó a dar un taller de lectura y
escritura en el comedor de la casa familiar. Sus primeros asistentes fueron chicas y chicos
del barrio, con quienes mantiene una hermosa relación.

En 2001, Mónica y Walter decidieron dar otro paso más en su relación y se casaron. Lo
hicieron con una ceremonia religiosa y una fiesta sencilla, pero llena de buenos deseos y
acompañados de sus seres queridos. Al mes siguiente, llegó a la familia la primera hija de
cuatro patas, Mili. Una gatita abandonada que conmovió tanto a Walter que no pudo
menos que llevársela a su casa. Dueña de unos ojos enormes y una cola corta, Mili,
Milagros, fue la encargada de recibir a los otros hermanos que se fueron sumando a la
familia Eusebio.

Profe de corazón y hasta los huesos, Mónica se desempeñó como docente en el IPEA 105
“Alfonsina Storni”, en el Instituto “Padre Francisco Azkúnaga”, de Las Perdices, y, desde
siempre, lo hace en su “segunda casa”, el Instituto “25 de Mayo”.

En el año 2013, los distintos relatos, escritos y no, que vivían en la cabeza de Mónica y su
pluma, se manifestaron con todas sus fuerzas. No pudo desoírlos más y le hizo a Walter
una propuesta arriesgada, comprometida y llena de amor. ¿Por qué no publicar sus
cuentos con ilustraciones de él? Así fue como su primer libro “Tanto esperar” nació y dio
lugar, al año siguiente, a su segundo libro “Milo se fue”. Ahora, redoblando la apuesta,
presenta su primera novela “A veces no”. No crean que esta historia culmina aquí. Les
aseguro que hay muchas más para contar y, porque, una vez que dieron el primer paso,
son imposibles de frenar.
Fuentes bibliográficas

 Artículos periodísticos Diario Esquiú. Buenos Aires. 1982.


 Tema musical: Eiti Leda. Serú Girán.
 Fotografías: Ignacio González.
 Cita del Poema 20 de Pablo Neruda.

Diseño de Tapa

 Ignacio González

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