Anatomía y Función de la Charnela Toracolumbar
Anatomía y Función de la Charnela Toracolumbar
Charnela o bisagra se denomina a las regiones de la columna vertebral que proveen un cambio de
dirección en las curvaturas raquídeas. Son zonas de transición morfológica y funcional, que quedan
sometidas al intercambio de fuerzas ascendentes y descendentes.
CUERPO VERTEBRAL
La vértebra dorsal tipo, tiene un cuerpo más grande que una vértebra cervical y más pequeño que
una vértebra lumbar. Su diámetro transversal es casi igual a su diámetro anteroposterior. En la zona
posterior del cuerpo, cercana a los pedículos, se encuentran dos carillas articulares para las costillas.
Cada costilla se articula con la carilla inferior de la vértebra superior y la carilla superior de la
vértebra inferior. La cara posterior del cuerpo vertebral, es muy cóncavo en relación con el agujero
intervertebral.
PEDÍCULOS
Se implantan en la mitad superior de la cara posterior del cuerpo vertebral. Suelen ser más cóncavos
en su cara inferior que en su cara superior.
LÁMINAS
APÓFISIS ESPINOSAS
Son largas y bastantes inclinadas en sentido caudal. Dependiendo del nivel, pueden ubicarse hasta
dos espacios vertebrales por debajo de su nivel.
APÓFISIS TRANSVERSAS
Se desprenden a cada lado, posterior a los pedículos, están inclinadas en sentido posterior. En su cara
anterior, cerca de su extremo libre, presentan una carilla articular para el cuello de la costilla.
APÓFISIS ARTICULARES
Se implantan por arriba y por debajo de las apófisis transversas. La carilla superior está orientada
hacia atrás, hacia afuera y levemente hacia arriba. La carilla inferior tiene la orientación contraria.
CARACTERÍSTICAS ESPECIALES DE LA 12° VÉRTEBRA DORSAL
Esta disposición debería permitir que el raquis dorsal tuviera una movilidad particularmente libre,
sobretodo en rotación, pero esto no es posible por la existencia de las costillas. Por el contrario, el
movimiento de rotación es prácticamente nulo en el raquis lumbar, salvo cuando está en ligera
flexión. Esta rotación es del todo imposible cuando el raquis lumbar está en extensión. (1)
A diferencia de las vértebras dorsales tipo, la 12° vértebra dorsal posee una sola carilla para la cabeza
de la costilla 12°, y su apófisis transversa no posee articulación para esta, lo que hace que no exista
relación de la costilla con el disco intervertebral.
Hay pues, una cierta ruptura de la armonía del movimiento que favorece las tensiones padecidas en
esta región. De alguna manera T12 al ser una vértebra charnela tendrá la difícil tarea de adaptarse a
las fuerzas y movimientos descendentes desde el tronco y ascendentes desde los MMII.
MIOLOGÍA
Cabe mencionar, al músculo Serrato póstero-inferior, que tiene gran influencia en la región. Por sus
inserciones establece el vínculo funcional directo entre la charnela y la porción inferior de la parrilla
costal, pero también posee una acción conjugada con el serrato póstero-superior a través de una
gran unión aponeurótica dorsal denominada “la zona ingrata”. Su espasmo genera dolores lumbares
altos en su zona de inserción, con PG en las costillas bajas 4/5 cm por fuera de las transversas. (3)
Relaciones anteriores
La charnela toracolumbar tiene una relación estrecha con el espacio retroperitoneal (4). El mismo
está ubicado por delante de la columna y por detrás de la cavidad peritoneal. La base muscular está
formada a ambos lados por el cuadrado lumbar y el psoas mayor, más lateralmente por el transverso
del abdomen y por arriba alcanza el diafragma. Dentro de este espacio se encuentran alojados los
riñones con las glándulas suprarrenales, los grandes vasos (arteria Aorta y vena Cava inferior) y la
cadena ganglionar simpática, todos recubiertos por tejido conjuntivo laxo y adiposo.
Además, encontramos conexiones fasciales con la cavidad abdominal y la pared anterior del
abdomen, a través de la fascia del músculo transverso del abdomen.
Esto nos remite nuevamente a el primer enunciado osteopático de A. T. Still: EL CUERPO FUNCIONA
EN UNIDAD. (5)
A la vértebra T12, podríamos denominarla “vértebra hemorrágica” debido a la relación estrecha que
presenta con la arteria Aorta abdominal. Recordamos que el hiato aórtico del diafragma está
formado por el entrecruzamiento fibroso de los pilares que lo mantienen contra el raquis y está
situado a nivel de T12, bien adosado a la columna y levemente hacia la izquierda, cerca de la línea de
gravedad. Esto determinaría una influencia vascular sub-diafragmática, de la masa visceral
abdomino-pélvica y de la vascularización de los miembros inferiores. También debemos recordar que
el tono de los vasos está dictado por el sistema simpático, y por delante de T12 encontramos un gran
centro nervioso denominado plexo solar o celíaco.
Otra relación, es la incidencia mecánica del diafragma sobre las presiones de la cavidades torácica y
abdominal, debido a que éste músculo trabaja en sinergia con los músculos que forman el suelo
pelviano y la pared abdominal, especialmente el transverso del abdomen. Ellos conforman parte de
las estructuras que L. Busquet denomina “el apoyo anterior hidroneumático” (6).
La charnela también se relaciona con el sistema venoso ácigos, hemiácigos y con el sistema linfático.
Lo cual nos lleva a pensar en la posible influencia de las disfunciones de la charnela con respecto al
sistema de drenaje visceral y de los miembros inferiores.
El sistema venoso ácigos y hemiácigos recoge la sangre de la 12° costilla, de las venas lumbares y de
la cúpula renal. Nuevamente nos remite a comprender la importancia de las disfunciones de la
charnela Toracolumbar con respecto a los procesos discales y articulares vertebrales de toda la
columna lumbar.
El sistema linfático se une para formar el conducto torácico en la mitad de la población entre las dos
primeras vértebras lumbares y en la otra mitad entre las dos últimas vertebras dorsales, recogiendo
la linfa de los dos sistemas lumbares. En el 30% de las personas que el conducto torácico se une
entre la 1° y 2° lumbar, se forma una dilatación llamada Cisterna de Pecquet, en la cual desaguan
también los linfáticos intestinales. Es por ello, que una liberación de la zona va a favorecer el retorno
venoso y linfático, que es de vital importancia en patologías que cursen con un exudado, inflamación
y que requieran de una recogida de catabolitos y sustancias de desecho de todas las zonas por
debajo del diafragma.
Plexo Celíaco o Solar
Es parte del sistema vegetativo abdominal. Consiste en una serie de ganglios y fibras nerviosas
aferentes y eferentes. Está ubicado en los orígenes del nacimiento del tronco celíaco y la arteria
mesentérica superior. Está delimitado por arriba por el orificio aórtico del diafragma, las arterias
renales por debajo y las cápsulas suprarrenales por los lados. Se lo proyecta en profundidad, 2 o 3 cm
por debajo del 7º cartílago costal derecho. Está constituido por los siguientes ganglios principales: los
ganglios Semilunares, los ganglios mesentéricos superiores y los ganglios renales o aorticorrenales.
Ya fue mencionada su relación con los riñones y las glándulas suprarrenales, pero según refiere
Barral, el riñón es mantenido en su lugar por la atracción diafragmática hacia arriba y por detrás por
las fijaciones al colon y al hígado en el caso del lado derecho, pero especialmente por el tono de los
músculos del abdomen (7).
Plexo lumbar
Es importante considerar el origen del plexo lumbar, que emerge rodeado por delante con la fascia
posterior renal (membrana de Zuckerkandl) la grasa renal y los riñones, la 12° costilla por arriba, la
aponeurosis del cuadrado lumbar lateralmente, y necesita atravesar el vientre de los músculos Psoas
para continuar su recorrido.
Entonces, relacionado íntimamente con la Charnela Toracolumbar, se encuentran los nervios 12°
intercostales, los nervios abdominogenitales mayores o ilio-hipogástricos; los nervios
abdominogenitales menores o ilio-inguinales, y los nervios génito-crurales.
-Nervio abdominogenital menor o ilio-inguinal: inerva la piel del monte de venus en las mujeres y el
escroto en el hombre.
De esto se deduce la repercusión que puede tener localmente o a distancia un espasmo muscular o
una hipomovilidad vertebral, y sus implicancias clínicas.
Vale recordar que las glándulas suprarrenales son liberadoras del antiinflamatorio natural que es la
cortisona. Esto reviste importancia clínica para considerar en los casos de disfunciones
neurovegetativas con aumento del tono simpático (recordando que el cortisol es la hormona del
estrés), una llave de tratamiento es la estimulación de dichas glándulas a través de la manipulación
de la charnela, que resultará también de ayuda en cualquier proceso que requiera la liberación de
antiinflamatorios naturales.
Por su disposición, la charnela Toracolumbar, tiene relación directa con la pleura parietal (4). La
pleura parietal constituye la pared externa de la cavidad pleural. Si bien recibe diferentes nombres de
acuerdo a la región, en este caso interesa la porción costal que se extiende más allá del pulmón hasta
las costillas 11° y 12° y la porción diafragmática. Entre la costilla 11° y 12°, el riñón se encuentra en
contacto con el fondo de saco pleural. De modo que cualquier antecedente bronco-pulmonar que
presente nuestro paciente podrá, potencialmente, tener repercusiones clínicas y biomecánicas en la
charnela Toracolumbar.
BIOMECANICA
Ejes de rotación
Las charnelas en general, son zonas donde el eje de rotación global de cada curvatura cambia (1). De
esta manera, el eje global a nivel cervical se encuentra por detrás de las vértebras cervicales, a nivel
cervico-dorsal traspasa anteriormente el canal medular y se posiciona por delante del plano de las
facetas, volviendo otra vez detrás al traspasar la charnela toracolumbar. La estructura espinal en
forma de curvas y el mecanismo de disipación de carga mecánica a través de movimientos
oscilatorios (rotaciones) entre los diferentes elementos vertebrales, hace que el eje global de
rotación tenga mucha importancia en el duro trabajo de soportar la gravedad. En este mecanismo,
las charnelas juegan un papel fundamental al poder, gracias a su estructura anatómica particular,
facilitar el movimiento oscilatorio (facetas articulares).
Según Caroline Stone, las disfunciones en las charnelas son frecuentemente la causa de dolores en
zonas vertebrales inter-arco. (8)
En otras palabras, su particularidad anatómica y biomecánica, permite que mientras el MMSS oscila
en rotación en un sentido, el MMII oscile en rotación en el sentido inverso (como por ejemplo en la
marcha). Esta situación de quedar en medio de las rotaciones/contra rotaciones, hace que su
movimiento sea poco y más bien adaptativo. Sin embargo, no deja de ser fundamental, ya que la
pérdida del mismo en caso de disfunción, requerirá mecánicamente a estructuras adyacentes a
cumplir esa función (principio de las Hipo-Híper movilidades).
Cualquier cambio de curva implica un cambio en la orientación de las facetas. Esto hace de las
vértebras de transición, estructuras anatómicas únicas que se ven forzadas a lidiar con dos vectores
mecánicos de movimiento actuando en planos distintos. Como mencionamos anteriormente, las
charnelas no son zonas especialmente móviles, pero su movilidad es esencial para el
comportamiento de las curvaturas que unen. Sumado a este aspecto, existe muchísima variación en
la orientación de las facetas que, por si mismas, son causa de disfunciones a este nivel.
Algunos autores (9) llaman a la charnela toracolumbar la “rótula funcional”, cómo una zona de
movimiento neutro alrededor de la cual se realiza el movimiento torácico y lumbar, especialmente en
las rotaciones.
SINDROME DE MAIGNE
En este punto, vale la pena introducir el Síndrome de la charnela dorso-lumbar descrito por R.
Maigne en 1972 (15). Maigne describe el síndrome dorso-lumbar como el origen de, al menos, el
30% de las lumbalgias comunes que se ven en consulta. Él las define como una “lumbalgia baja de
origen alto”. La manifestación más frecuente de este “Síndrome de la charnela dorso-lumbar” es una
lumbalgia baja que simula en todo, una lumbalgia de origen lumbosacro o sacroilíaco. Pero también
puede manifestarse como dolores abdominales bajos pseudo viscerales, dolores que simulan una
bursitis trocantéra o, más raro, un dolor en zona púbica(15). Las manifestaciones dolorosas coinciden
con la distribución de los nervios raquídeos correspondientes (D12, L1), quienes al encontrarse
comprometidos por la disfunción dorso-lumbar, generan las alteraciones tisulares reflejas,
consecuencia de un “Síndrome célulo-periostico-miálgico de origen vertebral”(16). Esto es puesto en
evidencia por el examen clínico.
1. Rama anterior
2. Rama posterior
B) Los dolores proyectados a partir de la charnela dorso-lumbar ocupan el territorio cutáneo de estos
nervios, asiento de una celulalgia refleja. Pero estos dolores se perciben como dolores profundos.
2. Dolor pseudo visceral y de la ingle (rama anterior). La rama anterior de la D12 va a ser la encargada
de dar sensibilidad a la rama púbica. Es por ello que, si existe una disfunción osteopática a este nivel,
puede provocar un dolor referido en el pubis, lo que conocemos como pubalgia.
La charnela Toracolumbar puede presentar en sus carillas inferiores de T12, disfunciones como las de
la columna lumbar. Dichas disfunciones serán evaluadas y tratadas de la misma manera que la
columna lumbar, con la única diferencia que debemos ubicarnos a la altura correspondiente a
T12-L1.
En sus carillas superiores, T12 puede presentar disfunciones del tipo dorsal, es decir: Bilaterales en
flexión o posterioridad, Bilaterales en extensión o anterioridad y Unilaterales en Imbricación y
desimbricación.
Se evaluarán y tratarán como la columna dorsal, con la única diferencia que debemos ubicarnos a la
altura correspondiente a T12-T11.
En el caso de las disfunciones bilaterales, se trata de lesiones de grupo que generalmente afectan el
segmento T11 a L1. Se encontrará dolor dorso-lumbar con restricción de las latero flexiones y
rotación bilateral. La flexo-extensión depende de que lesión se trate.
REPASO:
Es una disfunción fisiológica, adaptativa o traumática y puede ser de un grupo. Genera lo que
llamamos una zona plana o anterioridad.
La vértebra dorsal sufre una disfunción en extensión bilateral en relación a la subyacente, es decir,
sus dos carillas articulares póstero inferiores sufren una disfunción en convergencia o imbricación
sobre las superiores de la vértebra subyacente, es decir, una disfunción en donde las carillas
articulares se encuentran imbricadas en ambos lados con la imposibilidad de desimbricarse en
flexión.
Como signos palpatorios, tendremos las apófisis espinosas más próximas entre sí y más profunda o
desplazada hacia anterior la que se encuentra en disfunción. Será dolorosa a la presión fricción
determinando un esclerotoma positivo significativo. Este tipo de disfunción tendrá repercusiones
neurovegetativas y cráneo sacras debido a la tensión que impondrá a la cadena latero vertebral
simpática y al tubo dural en ese desplazamiento anterior especialmente patógeno. Además se trata
de una disfunción en extensión en una curva primaria que tiende a la flexión, por lo que, la
resolución de estas disfunciones, resulta de imperioso interés en el abordaje osteopático.
La zona plana es realmente una disfunción de hipomovilidad lo que llevará a que la columna
compense por arriba o por debajo con hipermovilidades. Por tal motivo resulta zonas planas dorsales
bajas con hipermovilidades lumbares altas y sus consecuencias a nivel inguinal, a nivel del psoas,
diafragma, lumbalgias, etc.
En el test de movilidad constataremos una limitación del movimiento de flexión entre estas dos
vértebras, pero también habrá cierta resistencia a las inclinaciones laterales.
Hablamos de una disfunción fisiológica, adaptativa o traumática que puede ser de grupo.
La vértebra dorsal sufre una disfunción en flexión bilateral en relación a la subyacente, es decir, sus
dos carillas articulares póstero inferiores sufren una disfunción en divergencia o desimbricación
sobre las superiores de la vértebra subyacente.
Como signos palpatorios tendremos las dos apófisis espinosas más separadas y una de ellas se
encontrará más posterior que las demás, siendo esta la vértebra ápex.
En el test de movilidad constataremos una limitación del movimiento de extensión entre las dos
vértebras al que puede asociarse una limitación en rotación.
A: Disfunción de Imbricación
La vértebra dorsal sufre una disfunción en extensión asociada con una rotación y una inclinación
lateral (sidebending), lo que significa que sufre una restricción de la movilidad de flexión, rotación e
inclinación lateral en relación con la vértebra subyacente.
En este caso, la carilla articular de la apófisis articular inferior sufre una convergencia o imbricación:
no puede desimbricarse de la carilla subyacente cuando la vértebra realiza una flexión, creando así
un punto fijo que obliga a la vértebra dorsal a realizar una rotación y una inclinación para llegar hasta
la flexión.
En el test de rebote en decúbito prono, tendremos más posibilidades durante el empuje anterior en
el nivel disfuncional, pero podrá retornarse a la flexión con dificultad.
En el test de movilidad específica, se constatará una mayor libertad hacia la extensión, la rotación y la
inclinación lateral derecha, así como una restricción hacia la flexión, la rotación y la inclinación lateral
izquierda de la vértebra lesionada en relación a la subyacente.
La vértebra dorsal sufre una disfunción en flexión asociada con una rotación y una inclinación lateral
(sidebending), lo que significa que sufre una restricción de la movilidad de extensión, rotación e
inclinación lateral, en relación con la vértebra subyacente.
En este caso, la carilla articular de la apófisis articular inferior con restricción de la movilidad es la del
lado opuesto a la rotación y a la inclinación.
Esta carilla sufre una disfunción en divergencia no puede recubrirse la carilla subyacente cuando la
vértebra realiza una extensión, creando así un punto fijo que obliga a la vértebra a realizar una
rotación y una inclinación lateral del mismo lado para llegar hasta la extensión.
Tomamos como ejemplo la desimbricación de T12 del lado iquierdo. Como signos palpatorios, y en el
caso, por ejemplo, de una disfunción en desimbricación, encontraremos: la apófisis transversa
derecha más posterior que la izquierda, sobre todo en hiperextensión, señalando así una rotación
derecha disfuncional; una apófisis espinosa más alejada que la subyacente y ligeramente desviada
hacia la izquierda.
Al realizar el test de Mitchel encuentro que la posterioridad derecha se hace más evidente cuando el
paciente está en posición de esfinge y se esconde en posición de flexión de tronco. Esta disfunción es
mantenida por el músculo intertransverso del lado de la inclinación lateral.
En el test de rebote en decúbito prono, tendremos dificultades para realizar una extensión durante el
empuje anterior, pero tendremos un retorno correcto hacia la flexión.
En el test de movilidad constataremos: una mayor libertad de movimiento hacia la flexión, la rotación
y la inclinación lateral derecha; y una restricción hacia la extensión, la rotación y la inclinación lateral
izquierda en relación con la subyacente.
Varias vértebras dorsales sufren una disfunción en la inclinación lateral de un lado y en la rotación
del lado opuesto, sin un componente de flexión-extensión (1ª ley de Fryette). Las vértebras se
encuentran en un estado de easy flexión (tienen grados de libertad de movimiento entre la posición
neutra, la flexión y la extensión).
Como es una disfunción de grupo tendremos que la vértebra ápex es la que está más lateralmente
ubicada.
Ejemplo: T11-T12-L1 en NSIRD que produce una restricción hacia el SDRI en posición neutra de
flexión-extensión.
Como signos palpatorios, y en el ejemplo citado, encontraremos: las apófisis transversas derechas de
T11-T12-L1 más posteriores que las izquierdas, en posición neutra de flexión-extensión; las apófisis
espinosas de las mismas vértebras ligeramente desviadas hacia la izquierda.
Al realizar el test de Mitchel encuentro varias posterioridades del mismo lado y no varían en los
cambios de posición del test.
    ●   Dolores dorso-lumbares
    ●   Dolores en trocánteres
    ●   Dolores en la zona de la ingle
    ●   Hipermovilidad supra/subyacente
    ●   Restricción de la movilidad diafragmática
    ●   Pierna corta por cuadrado lumbar o psoas
    ●   Afectación visceral.
La evaluación de la charnela toracolumbar sigue los principios generales de la evaluación del raquis.
Observación:
Las disfunciones somáticas se determinan por palpación, debiendo estar presente la tríada de
disfunción: esclerotoma - dermatoma - miotoma positivos.
Palpación:
    ●   Quick scaning: paciente sentado. El terapeuta rodea con su brazo el cuerpo del paciente para
        controlar tronco. Con la mano en puño, contacta la vértebra a evaluar, quita el slack del
        tejido y realiza un rebote rítmico para determinar el grado de rigidez.
    ●   Test de movilidad lateral: paciente sentado. El terapeuta coloca su mano sobre los hombros
        del paciente para realizar un movimiento lateral del cuerpo de la persona. Su otra mano
        coloca el dedo pulgar al costado de la apófisis espinosa a evaluar. Se compara la capacidad de
        movimiento lateral de ambos lados.
    ●   Test de pulgares ascendentes: paciente de pie. El terapeuta coloca ambos pulgares sobre las
        apófisis transversas de la vértebra a evaluar. Se pide al paciente una flexión anterior del
        tronco. El pulgar que es arrastrado prematuramente, indica la presencia de una disfunción
        homolateral. Recordar que es un test inespecífico.
    ●   Test de Thomas: paciente en decúbito dorsal. El terapeuta realiza la triple flexión de uno de
        los miembros inferiores del paciente, el otro miembro queda estirado sobre el plano de la
        camilla. Si el miembro estirado es atraído en flexión de cadera, el test PODRÍA indicar que el
        Psoas esta acortado.
    ●   Test del Psoas desde los MMII: paciente en decúbito dorsal. El terapeuta toma los tobillos
        del paciente de manera pasiva los acerca entre sí. La discrepancia en la longitud de un
        miembro inferior, indicaría el acortamiento del músculo psoas homolateralmente. Es
        necesario verificar lo longitud de los MMII con el test visual.
    ●   Test del Psoas desde MMSS: paciente en decúbito dorsal. El terapeuta toma las muñecas del
        paciente y de manera pasiva las lleva a flexo-elevación. Una discrepancia en la longitud del
        miembro superior, indicaría la presencia del músculo psoas corto homolateralmente.
    ●   Test de Mitchell: paciente en decúbito ventral. Apoya sus manos a la altura de sus hombros.
        Va a realizar un empuje con sus brazos para lograr la extensión de su columna hasta el nivel
        que el terapeuta desea testear. Luego, realiza una flexión de su columna llevando los
        isquiones a contactar con los calcáneos. El terapeuta coloca sus pulgares sobre las apófisis
        transversas de la vértebra en la cual ha detectado una posterioridad. Verifica si éste
        parámetro desaparece con la flexión o extensión de la columna. De ésta manera puede
        diagnosticar si el parámetro de rotación está asociado con la flexión o extensión del raquis.
TRATAMIENTO
Inducción miofascial de la entrada torácica inferior: (11) Esta técnica se aplica en zonas del cuerpo
donde existen estructuras miofasciales con recorridos transversos.
Terapeuta: sentado al costado del paciente, en una posición confortable, una mano es colocada con
la palma hacia arriba debajo de la zona de la charnela toraco-lumbar, la otra mano es colocada con la
palma hacia abajo sobre el apéndice xifoides. Se aplica una presión suave con la mano superior,
atravesando lentamente los tejidos y hasta sentir la carga de peso con la mano inferior. Una vez que
encuentra ésta posición, parte una escucha y persecución de las tensiones hasta que el movimiento
se detiene. La técnica debe repetirse 3 veces sin retirar los contactos.
Terapeuta: en finta anterior hacia cefálico, busca la barrera del movimiento, retrocede hacia la
interbarrera, y aplica la técnica de Energía muscular (3 contracciones de 5 segundos cada una
aproximadamente, y luego busca una nueva barrera. Repetir tres ciclos), ganando así, recorrido hacia
la extensión de la cadera.
Terapeuta: finta doble, coloca una de sus manos para sentir la zona de las fibras activas y utiliza sus
antebrazos sobre la cresta ilíaca y la parrilla costal para buscar acortar loa parámetros del músculo y
“silenciar” los reflejos aberrantes. Mantiene la posición durante aproximadamente 90 segundos o
hasta sentir que las fibras “se derriten”. Vuelve a la posición inicial de manera lenta y pasiva.
Terapeuta: toma los codos del paciente, y con sus dedos índice y mayor sobre las apófisis articulares
de T12 para percibir la tensión. Desde los codos del paciente, dirige los parámetros para corregir la
disfunción diagnosticada. En el caso de una ERS derecha, lleva el tronco a flexión, inclinación lateral
izquierda, rotación izquierda hasta la barrera del movimiento, luego afloja levemente los parámetros
hasta la interbarrera, y pide una contracción en el parámetro de rotación, mantenida durante 5
segundos. Repite 3 veces y luego busca una nueva barrera del movimiento en los 3 parámetros.
Ahora pide una contracción en flexión lateral y repite el mismo procedimiento. Finalmente pide la
contracción en extensión de columna y repite el procedimiento.
Terapeuta: toma contacto con el hueso pisiforme sobre la apófisis transversa a desrotar. Con su otra
mano realiza la fijación de la vértebra inferior con el borde cubital sobre la apófisis transversa
heterolateral. La técnica se realiza de manera rítmica hasta percibir el cambio en la calidad del
movimiento.
Terapeuta: se coloca detrás del paciente con finta doble o finta anterior, contacta su esternón sobre
las manos del paciente, y rodea el cuerpo del paciente para hacer contacto con sus manos sobre el
esternón de la persona. Reduce los parámetros asta sentir la tensión en la zona de la charnela. se
realiza un movimiento de Lift empujando con el peco del terapeuta en sentido cefálico.
Paciente: sentado al borde de la camilla (a caballo de la misma). Brazos en corazón por parte del
paciente.
Terapeuta: en finta doble por detrás del paciente, contacta el pisiforme de su mano en la apófisis
transversa que desea desrotar, con la otra mano toma los codos del paciente para manejar los
parámetros del cuerpo. Rotamos y flexionamos al paciente reduciendo el slack. Pedimos que tome
aire y al soltar realiamos una rotación con un cambio de finta, y aplicamos el thrust en rotación pura.
                                               IMAGENES
Radiología:
Las alteraciones funcionales de la columna dorsal se reconocen con las proyecciones a-p (antero
posterior) y lateral.
En la proyección a-p se pueden reconocer claramente los cuerpos vertebrales con las raíces de los
arcos y las apófisis espinosas; sin embargo, no son reconocibles las apófisis articulares ni la cápsula
articular. Por regla general, están representados los extremos costales, que limitan con el disco
intervertebral; el cuello de las costillas, lateralmente; y el tubérculo costal; la cápsula articular de las
articulaciones costotransversales son visibles en los segmentos inferiores. Debido al trayecto
inclinado hacia abajo de las apófisis espinosas, sus extremos (a nivel de la columna dorsal media) se
proyectan en el cuerpo vertebral de la vértebra situada inmediatamente por debajo o incluso hasta 2
niveles por debajo. No se pueden valorar las asimetrías de posición de las apófisis espinosas. Sólo es
posible sospechar una rotación de la vértebra en el caso de que dicha asimetría se presente junto a
una proyección asimétrica de las raíces de los arcos vertebrales y de su distancia frente al límite
externo del cuerpo vertebral. En este caso, las raíces de los arcos vertebrales se proyectan más
ampliamente en el lado de la rotación y, con menor amplitud, en el lado contrario. Estas rotaciones
no son raras: la vértebra rota generalmente hacia la convexidad.
En la proyección lateral es posible valorar bien la forma del cuerpo vertebral y del disco
intervertebral, así como el agujero intervertebral, la hendidura articular y las apófisis articulares.
Frecuentemente, las costillas se proyectan sobre el arco vertebral y la apófisis espinosa. La
numeración de cada uno de los cuerpos vertebrales toma como referencia, en la proyección a-p, el
diafragma. En casos especiales, puede realizarse una radiografía con una aguja colocada en un
espacio interespinoso para ayudar a la localización. En la radiografía lateral se pueden reconocer
posiciones incorrectas, alteraciones del crecimiento (enfermedad de Scheuermann) y alteraciones
degenerativas del disco. Según LEWIT, en las radiografías a-p pueden observarse alteraciones del
espacio intercostal en caso de bloqueo de la articulación costal.
Capítulo 5: Que sabemos hoy? Estudios científicos sobre la temática.
Sabemos que las técnicas de manipulación osteopáticas (OMT) tienen un efecto neurovegetativo(12).
Sabemos que la orientación de las facetas articulares son independientes del género, la edad y el
grupo étnico. La asimetría en la orientación facetaria se encuentra en el tórax. Todas las facetas
tóraco lumbares están posicionadas en un plano oblicuo. En el plano transversal, todas las facetas de
T1 a T11 se colocan con una inclinación anterior de aproximadamente 25 ° a 30 ° desde el plano
frontal. Las facetas de T12-L2 están orientadas más cerca del plano medio sagital del cuerpo
vertebral (rango medio, 25.89 ° –33.87 °), mientras que las facetas de L3-L5 están orientadas lejos de
ese plano (rango medio, 40.40 ° -56.30 °). La orientación facetaria transversal en la unión
tóracolumbar es altamente variable (~ 80% con ~ 101 ° y ~ 20% con 35 °). Todas las facetas están
orientadas más verticalmente desde T1 (~ 150 °) a L5 (~ 170 °). Las orientaciones sagitales facetarias
de las articulaciones interapofisarias lumbares no son equivalentes. Podemos concluir que las
asimetrías en la orientación de las facetas es una característica normal en el tórax, por lo tanto
requiere que nos adaptemos al tejido a la hora de manipularlo (13).
También sabemos que la OMT genera cambios fisiológicos en el estómago (15), cambiando la
mioactividad eléctrica del mismo.
Un estudio realizado por Giovanni Minarini, Michael Ford y Jorge Estevez, investigó el efecto
inmediato de la manipulación torácica de la columna vertebral en relación a los efectos obtenidos en
el sistema nervioso autónomo, dirigido a tres segmentos elegidos arbitrariamente, T2 / T5 / T11.
Los resultados mostraron un aumento significativo en los valores de rMSSD (root mean square of
successive difference) en el grupo de intervención, demostrando cambios significativos en la
actividad simpática-parasimpática.
La OMT parece impactar en la actividad autonómica al mejorar el SNP en el corto plazo. Los efectos
parasimpáticos fueron manifestados mayormente después de la intervención (16)
La manipulación a alta velocidad y baja amplitud de la columna torácica parece ser capaz de influir
en la actividad autonómica al corazón. (18)
La investigación está demostrando que existe una relación entre la manipulación de la columna
torácica, el dolor de hombro y la función del hombro. Si bien la fisiología subyacente a dicha relación
aún no está clara, la homeostasis y la respuesta alostática del cuerpo pueden proporcionar una
explicación para la relación regional interdependiente (19).
Se demostró que seis a ocho sesiones de manipulación cervical superior y torácica superior eran más
efectivas que la movilización y el ejercicio en pacientes con cefaleas de origen cervical, y los efectos
se mantuvieron a los 3 meses(20).
La manipulación de la columna torácica parece útil para la reducción de las puntuaciones de dolor y
el nivel de discapacidad en pacientes con mielopatía cervical leve atribuida a hernia discal (21).
Los resultados de este estudio sugieren que las técnicas de manipulación torácica inferior pueden ser
beneficiosas para reducir la inhibición del músculo trapecio inferior comúnmente asociada con
muchos síndromes posturales (22).