2do. de sec.
Tema 11 II Bimestre
Con la fuerza del Espíritu
En el día que llamamos Pentecostés -cincuenta días después de la Resurrección-, Jesús envió su
Espíritu sobre los apóstoles. Ellos recibieron una luz y una fuerza que los transformó totalmente. Ya
no tenían miedo a nada. Predicaban que Jesús está vivo y viven realmente como hermanos. Desde
aquel día existió la Iglesia.
Algo parecido debería pasar también con nosotros, sus fieles. El Espíritu de Jesús viene a cada uno
de nosotros para hacernos seguir las huellas de Jesús. El Espíritu nos anima cuando nos hundimos y
queremos abandonar todo. Con el Bautismo y la Confirmación, vive en nosotros, dándonos luz y
fuerzas para que sigamos la obra de Jesús.
• ¿Crees que el Espíritu Santo es Dios y está presente en la Iglesia? Menciona una evidencia de ello.
Sí, según la fe cristiana, el Espíritu Santo es Dios y está presente en la Iglesia. Una evidencia de la
presencia del Espíritu Santo en la Iglesia se encuentra en los relatos bíblicos y las enseñanzas de
Jesús y los apóstoles.
Una de las evidencias más destacadas se encuentra en el libro de los Hechos de los Apóstoles en
el Nuevo Testamento. Después de la ascensión de Jesús, los discípulos se reunieron en Jerusalén
y recibieron la promesa de Jesús de enviarle al Espíritu Santo como su ayuda y guía. En el día de
Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre ellos en forma de lenguas de fuego,
capacitándolos con poder y llenándolos de una nueva vida y valentía para proclamar el
evangelio.
Iluminando el camino
15
Si ustedes me aman, cumplirán mis Mandamientos. 16Y YO rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito
para que esté siempre con ustedes:17el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque
no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque Él permanece con ustedes y estará en
ustedes.
Jn 14,15-17
Han pasado casi dos mil años y nuestra Iglesia sigue viva y con fuerza. Es la realidad del Espíritu
Santo que habita en ella y que la fortalece, la santifica y la ilumina siempre. Una promesa hecha por
Jesús a sus apóstoles y que la vemos hasta nuestros días entre la comunidad. El Espíri tu Santo,
tercera persona de la Santísima Trinidad, actúa real y sustancialmente en la Iglesia de Dios,
asistiéndola en todo momento y haciendo que esta Iglesia perdure hasta el fin del mundo.
Artísticamente expresada en forma de paloma o en lenguas de fuego, o en viento, el Espíritu Santo
está donde quiere, como quiere, cuando quiere y en quien quiere. Es así que podemos afirmar que
en donde se observe amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza
(los frutos del espíritu (Gal 5, 22-23), pues ahí está el Espíritu Santo. Es concluyente, el Espíritu de
Dios habita entre nosotros desde nuestro Bautismo, lo llevamos dentro y obramos por Él cuando
brotan sus frutos y está en la Iglesia alentando y avivando la fe de los creyentes, asistiendo a su
Magisterio, sus obispos y sacerdotes y a todo el pueblo reunido en torno al Señor. Es, por tanto,
necesario reconocer que somos guiados por el Espíritu de Dios que grita “Abba Padre” (Rom 8, 15) y
que nos hace hijos de Dios en cada momento de nuestras vidas.
Actividad
Revisen las citas bíblicas y extraigan los dones o carismas del espíritu santo: Is. 11, 1-5 y 1
Corintios 12, 8-10
Isaías 11:1-5: En este pasaje, se mencionan los dones o carismas del Espíritu Santo que reposarán sobre
el Mesías que vendrá. Estos dones incluyen sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor
de Jehová. Capacitarán al Mesías para gobernar con justicia y discernimiento.
1 Corintios 12:8-10: En esta carta de Pablo, se enumeran varios dones o carismas del Espíritu Santo
dados a los creyentes. Algunos de los dones mencionados son palabra de sabiduría, palabra de ciencia,
fe, dones de sanidades, hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de
lenguas e interpretación de lenguas. Estos dones son otorgados por el Espíritu Santo para edificar y
fortalecer la Iglesia.