UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA
FACULTAD DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES
DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS AMBIENTALES
HONGOS
FITOPATÓGENOS
CURSO: MICROBIOLOGÍA AGRÍCOLA
Mblgo. M. Sc. Luis A. Sánchez Romero
Los hongos fitopatógenos causan más del 70%
de las enfermedades de plantas, son
organismos que pertenecen a grupos
filogenéticamente diversos; pero que, por
afectar cultivos agrícolas se estudian de
manera conjunta.
A este grupo pertenecen especímenes de tres
reinos diferentes, a saber: el Reino Protista, el
Reino Straminopila o Chromista y el Reino
Fungi, siendo el último donde se encuentran
los hongos verdaderos.
Comparten tres características esenciales, son
eucariotas, heterótrofos (organismos
desprovistos de clorofila que obtiene sus
nutrientes por absorción) y se reproducen por
propágulos.
La mayoría de las especies son mesófilas (20 -
30 °C), se desarrollan mejor en pH entre 4-7 y
en presencia de humedades relativas por
encima de 60%. Su cuerpo está compuesto de
un talo vegetativo llamado micelio, el cual
está formado por un conjunto de filamentos
tubulares ramificados llamados hifas. El
micelio puede o no tener tabiques
transversales, esta es la primera característica
útil para su identificación; así, si la hifa tiene
tabiques (septos) el micelio es septado y si no
los posee se denomina micelio cenocítico. Los
especímenes pertenecientes al Reino Protista
no presentan ningún tipo de talo.
SÍNTOMAS Y SIGNOS
Los agentes asociados a las enfermedades de las
plantas, al infectar y colonizar los tejidos provocan
diversas manifestaciones visuales que se
denominan síntomas. En el caso específico de los
hongos son capaces también de producir
estructuras reproductivas o de dispersión sobre el
tejido dañado, a los cuales se les llama signos.
Se debe tener cuidado, ya que los síntomas
causados por diferentes fitopatógenos (bacterias,
virus, nematodos, etc.) pueden ser muy similares
e incluso idénticos a los causados por factores
abióticos (excesos de luminosidad, intoxicación
por agroquímicos, déficit o exceso de fertilización,
déficit o exceso de agua, etc.).
Los síntomas pueden ser morfológicos (externos),
histológicos (internos) y fisiológicos. Algunos de los
síntomas visuales más comunes son: clorosis, necrosis,
marchitez, pudriciones secas o húmedas, disolución de
tejido y crecimiento anormal. Todas estas
manifestaciones observables a simple vista están
relacionadas con alteraciones en el tejido (histológicas)
como vacuolisis, plasmólisis, citolisis, hipertrofia e
hiperplasia, las cuales solo pueden ser evidenciadas con
equipo de alta resolución como los microscopios
electrónicos. Y por supuesto, también están asociadas a
desbalances fisiológicos como reducción o aumento en
la fotosíntesis o respiración, incremento en la
transpiración, inmovilización de nutrientes, hormonas o
precursores de vías metabólicas.
Síntomas localizados: Son aquellos que se
producen y desarrollan en una zona
específica o un órgano específico de la
planta, entre los más comunes están:
clorosis y halos cloróticos, necrosis
(manchas, pecas o puntos necróticos, sarna
(“Scab”) y antracnosis), agallas,
acucharamientos, verrugas, escobas de
bruja y llagas o chancros.
Síntomas sistémicos: Son los que aparecen
en una zona y se pueden extender al resto
del órgano o incluso a la planta entera,
entre ellos: pudriciones (suave y seca), mal
del talluelo (“Damping-off”), marchitez
(“Wilt”), muerte descendente (“Die-back”),
tizón (“Blight”) y muerte progresiva
(“Decline”).
Signos: son estructuras vegetativas, de
reproducción o diseminación de los
hongos, que se encuentran presentes en
el síntoma y que, en el caso de las royas,
los carbones y los mildiús permiten la
identificación del agente causal de la
enfermedad.
Sin embargo, pueden encontrarse
estructuras de agentes secundarios u
oportunistas en tejido sintomático
deteriorado, por lo que es importante
asegurarse de que se tratan de las
estructuras del agente primario de la
infección y no de un contaminante.
Signos en fase asexual: es posible
encontrar esporangióforos,
esporangios, zoosporas, conidióforos,
picnidios, acérvulos, esporodoquios y
conidios.
Signos en fase sexual: posible encontrar
estructuras de hongos en fase sexual,
pueden estar desnudas (libremente en el
tejido dañado) o formando cuerpos
fructíferos, llamados ascomas o ascocarpos
en el caso de los ascomicetes y
basidiocarpos en el caso de los
basidiomicetes.
Estructuras de resistencia
Todos los hongos fitopatógenos son capaces
de producir estructuras de resistencia o
sobrevivencia a condiciones adversas, las
más frecuentes son las clamidosporas, que
son celúlas de las hifas que se engruesan y
separan del resto del micelio; esclerocios,
que son masas compactas de micelio que se
melanizan y pueden sobrevivir por años sin
presencia del hospedero; oosporas, que son
resultado de la reproducción sexual de los
oomycetes y quistes que son estructuras
producidas por plasmodioforomicetes.