Este libro corresponde al tomo 161 de la colección Travaux de l'Institut Frans:ais d'Études
Andines (ISSN 0768-424X)
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Pontificia Universidad Católica del Perú
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Impreso en el Perú - Printed in Peru
Primera edición, diciembre de 2002
Fotografía de solapa
Franklin Pease García Yrigoyen en el decanato de la Facultad de Letras de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, en noviembre de 1998. Archivo Franklin y Mariana Pease.
Fotografías de cardtula
Peruviae Auriferae Regionis Typus (1574), Diego Méndez. Biblioteca Nacional del Perú
Don Felipe Túpac Amaru I (siglo XIX), Anónimo. Museo Nacional de Arqueología,
Antropología e Historia del Perú
El Inicio de la Procesión (siglo XVII), Anónimo
La Procesión del Corpus Christi en el Cuzco. Arzobispado del Cuzco (Fotografía: Daniel
Giannoni)
Chaco de vicuñas (detalle). Trujillo del Perú (siglo XVIII), Baltasar Jaime Martínez Compañón
(Fotografía: Daniel Giannoni)
Descención de la virgen al lugar sagrado del Sunturhuasi, Anónimo. Iglesia del Triunfo, Catedral
del Cuzco (Fotografía: Colección Privada)
FLORES ESPINOZA, Javier F., ed.
El hombre y los Andes. Homenaje a Franklin Pease G.Y./
Javier Flores Espinoza y Rafael Varón Gabai, eds.--
Lima: PUCP, 2002.
/PEASE GARCÍA YRYGOYEN, FRANKLIN/BIOGRAFÍAS/BIBLIOGRAFÍAS/
POBLACIÓN INDÍGENNINDÍGENAS/ CONQUISTNCOLONIN
ETNOHISTORIA/HISTORIOGRAFÍA/ICONOGRAFÍA/ETNOGRAFÍA/
ARQUEOLOGÍA/ANTROPOLOGÍA/HISTORIA/PERÚ/COSTNSIERRA/
HISTORIA DEL ARTE/HISTORIA ECONÓMICNHISTORIA DEMOGRÁFICA/
LIN GÜÍSTI CNCRÓNI CASI
Catherine Julien
Western Michigan Universi~y
Punchao en España
AUNQUE VARIOS AUTORES han escrito sobre la imagen llamada Punchao (Rowe
1946: 294; Duviols 1976; Zuidema 1974-76; Ziólkowski 1997), no han podido
informarnos que pasó con esta imagen luego de su captura en Vilcabamba en
1572, al mismo tiempo que fue tomado preso Túpac Amaru. Ahora podemos
contar esta historia. La imagen fue llevada a España por el virrey Francisco de To-
ledo cuando éste regresó del Perú en 1581. Toledo falleció en Escalona en mayo de
1582, y su hacienda fue embargada poco después por el Consejo de Indias. Algu-
nos objetos -específicamente unos lienzos pintados y un ídolo de oro- fueron
llevados a Madrid, y al parecer jamás fueron devueltos. Los lienzos de Toledo y un
ídolo de oro aparecen en el registro realizado cuando las colecciones reales fueron
inventariadas después del fallecimiento de Felipe II, en 1598. El ídolo parece ser
Punchao y de ser este el caso, estuvo en Madrid en la Casa del Tesoro, cerca del Al-
1
cázar, hasta por lo menos principios del siglo XVII.
Punchao llegó a España, como constataremos luego, ¿pero era esta imagen el
objeto principal del culto solar? Varios autores de los siglos XVI y XVII mencio-
nan una que representaba al sol en el Cuzco de los incas, pero no utilizan el nom-
bre Punchao para referirse a ella. Este nombre solamente lo usan los autores que
escribieron luego de la toma de Vilcabamba. Sin embargo, podemos vincular a
Punchao con una imagen que representaba una aparición del sol en figura huma-
na, que el joven Inca Pachacútec vio en Susurpuquio en vísperas del ataque chan-
ca. Luego, cuando re-edificó al Coricancha, Pachacútec mandó hacer una imagen
que representaba a este personaje. Ella era la imagen principal del sol y vivía en este
templo. No sabemos si estaba en el Cuzco cuando los españoles llegaron en 1533.
Pizarro la buscó sin éxito (Toledo en Levillier, 1924, Vol. IV: 344-45). Según Bar-
tolomé de Segovia, quien escribiera en 1553, "[e]ste Sol escondieron los indios de
tal manera que hasta hoy no ha podido ser descubierto: dicen que el Inca alzado lo
1 El inventario se llevó a cabo entre octubre de 1598 y diciembre de 161 O (Sánchez Cantón,
1956-59, l: XVI-XVIII).
El hombre y los Andes
2002, t . II, pp. 709-715
71 O Catherine Julien
2
tiene consigo" (Molina 1943: 37). Segovia tenía razón, ya que el ídolo fue hallado
durante la toma de Vilcabamba.
Nuestra identificación de Punchao y de su llegada a España depende de las des-
cripciones hechas de esta imagen. Existen cinco de ellas: una de Juan de Betanzos
en su Suma y narración de los Incas (1987: 51-52 [1551-57: primera parte, Cap.
XXXI]); otra del virrey Toledo, que figura en una carta al rey, Felipe II (Levillier
1924: 344-45 [1572]); una tercera, de Cristóbal de Molina, en su Relación de las
fdbulas y ritos de los ingas (1989: 60-61 [1576]); una cuarta, presentada por Anto-
nio de Vega en su historia del colegio jesuita del Cuzco (1948: 4-5 [c. 1600]); y la
quinta y última, por el escribano que hizo el inventario de las colecciones de Felipe
II luego de su muerte (Sánchez Cantón 1956-59, II: 347 [1598-1600]). Tanto
Betanzos como Molina vinculan la imagen con una aparición que el Inca Pacha-
cútec vio en vísperas del ataque de los chancas sobre el Cuzco. Las descripciones de
Toledo y Vega se basan en observaciones de la estatua hechas luego de su captura
en Vilcabamba, entre 1572 y 1581. La última descripción fue hecha en Madrid,
cuando se inventariaron las colecciones reales. Nuestro objetivo central aquí es es-
tablecer, en la medida de lo posible, si las descripciones se refieren a un mismo ob-
jeto, al que se llamó Punchao. Presentamos primero las descripciones y luego las
comparamos.
La imagen en la época prehispánica
Escribiendo entre 1551 y 1557, Betanzos es el primer autor que describe esta
imagen. La menciona en el contexto de la reedificación de las casas principales del
sol, luego de la toma del poder de Pachacútec. Betanzos establece un vínculo entre
la figura de la imagen y la aparición que Pachacútec vio en vísperas del ataque
chanca:
"Mando Ynga Yupangue [Pachacútec] y los demas señores que biniesen alli los
plateros que en la c;:iudad auia y los mejores officiales y dandoles todo aparejo allí den-
tro en las casas del sol les mando que hiziesen vn niño de oro mac;:ic;:o e baziadizo e que
fuese el tamaño del niño del altor e proporc;:ion de vn niño de vn año y desnudo
porque dizen que aquel que le hablara quando el se puso en orac;:ion estando en el
sueño que viniera a el en aquella figura de vn niño muy resplandec;:iente y que el que
vino a el despues estando despierto la noche antes que diese la batalla a Uscovilca
como ya osemos contado que fue tanto el rresplandor que bio que del rresultaua que
no le dejo uer que figura tenia y ansi mando hazer este ydolo al tamaño e figura de vn
niño de hedad de vn año el cual bulto se tardo de hacer vn mes en el cual mes tuuieron
grandes sacrific;:ios e ayunos y este bulto acauado mando Ynga Yupangue que aquel
señor que auia señalado por mayordomo del sol que tomase el ydolo el qua! le tomo
con mucha rreuerenc;:ia e bistiole vna camiseta muy rricamente tejida de oro y lana e
de diuersas labores e puso le en la cabec;:a c;:ierta atadura segun su vso y costumbre dellos
e pusole luego una borla segun la del del [sic] estado de los señores y enc;:ima della le
2 Se ha atribuido esta relación a un tal Cristóbal de Malina (llamado "el Chileno") que acompañó a
Diego de Almagro a Chile, pero es más probable que ella haya sido escrita por Bartolomé de Se-
govia (Pease 1995a: 30, 430).
Punchao en España 711
puso vna patena de oro y en los pies le calc;:o vnos zapatos oxotas que los llamen ansi-
mismo de oro y estando ansi el bulto llego Ynga Yupangue a do el bulto estaua el cual
yba descalc;:o y como llegase a el hizole sus mochas y gran rreuerenc;:ia mostrandole
gran rrespecto e ansi tomo el bulto del ydolo en sus manos e lleuole a do hera la casa e
lugar a do el auia de estar ... " (Betanzos 1987: 51-52 [Ms.: Cap. XI, fol. 21)).
Betanzos da a entender que esta imagen era el objeto principal del culto incaico
al sol.
Cristóbal de Molina también relaciona la imagen principal del sol con la apari-
ción de Susurpuquio:
"Dizen que antes que fuese señor yendo a uissitar a su padre Viracocha Ynca questaua
en <;aquiajaguana [testado] Sacsahuana cinco leguas al Cuzco al tiempo que
[Pachacútec] llegó a vna fuente llamada Susurpuquio vido caer vna tabla de cristal en
la misma fuente dentro en la qual vido vna figura de yndio en la forma siguiente: en la
cauec;:a del colodrillo della a lo alto le salian tres rrayos muy rresplandec;:ientes a
manera de rrayos del sol los vnos y los otros y en los enquentros de los brac;:os vnas cu-
lebras enrroscadas en la cauec;:a vn llayto como ynca y las orejas horadadas y en ellas
puestas vnas orej [er]as como ynca y los trajes y vestidos como ynca; salíale de [entre
renglones y testado] la cauec;:a de vn leon por entre las piernas y en las espaldas otro
leon los brac;:os del qua! parec;:ian abrac;:ar el vn hombro y el otro y vna manera de cule-
bra que le tomaua de lo alto de las espaldas abajo y que asi uisto el dicho bulto y figura
hecho a huir Ynca Yupanqui y el bulto de la estatua le llamo por su nombre de dentro
de la fuente diciendole: veni aca hijo no tengais temor que yo soy el sol vuestro padre y
se que aueis de sugetar muchas nac;:iones tened muy gran cuenta conmigo de me
rreuerenc;:iar y acordaros en vuestros sacrific;:ios de mi. Y asi desaparec;:io el bulto y
quedo el espejo de cristal en la fuente y el ynca le tomo y guardo en el qua! dic;:en des-
pues vio todas las cosas que queria. Y rrespecto desto [entre renglones] mando hacer en
siendo señor y teniendo posible vna estatua figura del sol ni mas ni menos de la que en
el espejo auia visto" (Melina 1989: 60-6 1 [Ms.: fo l. 6v]).
La descripción de Molina presenta ciertas dificultades, pues él escribió después
de que Punchao llegase al Cuzco desde Vilcabamba, y es casi seguro que estuvo
presente. Es posible que le haya atribuido ciertos rasgos a la aparición que eran
propios de la imagen. Jamás ha sido necesario que ambas se parezcan en todo. Ello
no obstante, Molina establece la misma relación entre la imagen y la aparición que
3
Betanzos, y también que ambas tenían figura humana.
Punchao después de Vilcabamba
El Virrey Toledo fue el primero en describir la imagen luego de su captura en
Vilcabamba:
"El ydolo punchau que quiere dezir dia y es el de el sol que dio las leyes de culto desde
la cibdad del cuzco a todo el Reino es la piec;:a que digo a su magestad que llevaron
quando se gano esta tierra a vilcabamba con que se conservo aquella provincia y los
comarcanos ... es de oro vaziado con un corazon de masa en una caxica de oro dentro
3 Cabo (1890-93, III: 157 [Lib. XII, Cap. XII]) describe a Punchao, pero es evidente que su des-
cripción fue tomada de Malina.
7 12 Catherine Julien
del cuerpo del ydolo y la masa en polvos de los corazones de los yngas pasados con la
significacion de las figuras que tiene que como estava todo en acto executandose ase
hallado mas cierta y verdadera razon de todo esto que lo que agora avía de quando se
gano esta tierra de agora cuarenta años / tenia una manera de patenas de oro a la re-
donda para que dandoles el sol relumbrasen de manera que nunca pudiesen ver el
ydolo sino el resplandor éstas cortaron los soldados para hazer sus partes porque su
magestad me manda que si viere algunas cosas de estas se las embie y porque no se
ofrece agora persona particular mediante dios lo que oviere de estas cosas llevare yo
con la buena licencia de su majestad" (Levillier 1924, IV: 344-45).
Por primera vez se menciona que los restos de los corazones de los Incas muer-
tos se guardaban dentro de la estatua. Este detalle se repite en las descripciones
posteriores de Punchao. Además, Toledo menciona las patenas de oro que servían
para reflejar el sol y dificultar la mirada, que fueron repartidas entre los soldados
que participaban en la campaña de Vilcabamba. Al final, el virrey se ofreció a llevar
la imagen a España personalmente.
Punchao fue descrito con mayor detenimiento por Antonio de la Vega, un je-
suita que a juzgar por los detalles que brinda, parece haber visto a Punchao cuando
la imagen estuvo en el Cuzco:
" ... el gran Punchau ... era de oro finísimo fabricado en figura humana en forma de
Inca, estaba asentado en una silla, o sitial, que los indios llaman hana, toda de oro
sólido y finísimo, horadadas las orejas y en ellas los orejones, o zarcill os que hasta hoy
día vemos que traen los indios principales y descendientes de Incas; tenía su corona y
borla al modo que usaban los reyes de acá y al que ahora usan los indios, los que lla-
man llautus, quitada la borla colorada, porque esa es insignia real; por las espaldas y
hombros le salían unos Rayos de oro macizo, y lo que más admira, en la composición
o fábrica de este Idolo, era que en medio de la silla o h ana estaba como una piña, o pan
de azúcar, cuya punta se encajaba por las partes inferiores en las entrañas o intestinos
del ídolo, y esta bola, al modo de piña o pan de azúcar, estaba compuesta de los híga-
dos y corazones quemados y convertidos en polvos y cenizas de los Reyes Incas que
habían muerto, e iban muriendo, cubiertas y guardadas por encima con una capa de
oro fino. Para dar a entender, que el gran Punchau, hacedor y fabricador del so l y de
todas las criaturas, tenía en el cielo, a los emperadores Incas, en lo íntimo de su alma y
corazón ... Tenía el Ido lo a los dos costados, como en guarda y defensa, dos Sierpes de
oro (que son las insignias y armas, fuera de la borla, que tomaron los Reyes Incas) y
dos leones bien formados, también de oro y de todo este tan notable aparato, duran
hasta hoy día algunas reliquias, y lo máduvis [sic: ¿debe leer demds?] soterraron los in-
dios en sus huacas o adoratorios, y los españoles en la conquista cogieron todo lo que
pudieron, y buena parte se ha enviado a España y se ha tragado la mar" (Vega 1948
[1600]: 4-5).
Vega se refiere a que la estatua estaba vestida como un Inca, que le salían unos
rayos de oro y además, que estaba sentada en una silla. Menciona, al igual que To-
ledo, que dentro de la estatua había una masa compuesta por, en este caso, "los hi-
gados y corazones" de los Incas muertos. Veremos que estos detalles ayudan a
identificar la imagen en las colecciones reales.
Punchao en España 713
Punchao en España
¿Llegó Punchao a España con el virrey Toledo? Parece que sí, aunque no es fácil
constatarlo. No aparece ningún "idolo de oro" en el inventario de bienes pertene-
cientes al virrey, realizado a su muerte en 1582. Llegamos a saber que Toledo tuvo
un objeto que podría haber sido Punchao sólo gracias a que un sobrino suyo recla-
mó la devolución de unos lienzos y de un "idolo" que fueron llevados a Madrid,
cuando los bienes de su tío fueron embargados por el Consejo de Indias (AGI,
Lima 1, n. 41, fol. 3; Julien 1999: 72). Los lienzos fueron inventariados con los
bienes de To ledo cuando se hizo el embargo y son los mismos que aparecen luego
en las colecciones reales Qulien 1999: 72). Como estas pinturas estuvieron en la
Casa del Teso ro, es lógico entonces pensar que la imagen también llegó allí. El in-
ventario de esta colección revela el siguiente artículo:
"2.633. Un hídolo de oro bajo, que tiene un rostro de hombre del pecho arriba con
brazos y manos; que asienta sobre una peana del mismo oro, de tres figuras de gatos
con algunas culebras, sembradas por el cuerpo; en las orejas tiene dos piedras colora-
das, agujeradas con un penacho de tres ganchos de dicho oro, que suben quatro dedos
de la cabeza, y la dicha figura y asiento; asienta sobre una chapa del mismo oro re-
donda, de que sale un medio huebo de dicho oro, que está embutido de cierto betún,
que dicen ser pi timas de los yngas; pesa, como está dicho, seis marcos y seis onzas. No.
38 en dicho cofre no. 5. Tasado a quinze reales y medio el veynte y dos, que monta
ciento y setenta y siete mill ochocientos y ochenta y ocho maravedís" (Sánchez
Cantón 1956-59 [1598-1610], II: 347).
Como veremos luego, esta descripción coincide bien con las otras antes citadas.
Sin embargo, lo que asegura la identificación de Punchao es la mención de las "pi-
timas" de los Incas, aun cuando parece haber algún malentendido. "Pitimas" son
cataplasmas que se aplicaban encima del corazón, no cenizas de los mismos. Por su
aspecto, la sustancia dentro de la estatua fue descrita como un "betún". Pareciera
que el recuerdo de lo que este betún era fue algo deforme. Aun así,..,.este y otros de-
talles de la descripción nos ayudan a confirmar que la imagen sí era Punchao.
Es útil correlacionar las diversas descripciones de la imagen llamada Punchao y
la aparición de Susurpuquio (Cuadro 1). Betanzos es el único autor que describe la
imagen sin haberla visto, y quizás por eso brinda muy escasos detalles. Entre los
autores que la describieron luego de su salida de Vilcabamba, se nota que ninguno
se refiere a su ropa: camiseta, llauto u ojotas. Sólo en el caso de las orejeras parece
que la imagen todavía las llevaba puestas; la de las colecciones reales tenía piedras
coloradas en ellas. Al parecer, la ropa fue retirada de la imagen en algún momento.
Palabras finales
Ahora bien, ¿con las descripciones disponibles podemos identificar al ídolo in-
ventariado en la Casa del Teso ro con el Punchao capturado en Vilcabamba? Me
parece que sí, a pesar del malentendido sobre qué llevaba en su interior. ¿Podemos
identificar el Punchao traído de Vilcabamba con una imagen fabricada por Pacha-
cútec, que representaba la aparición que éste vio en Susurpuquio? Esta identifica-
714 Catherine Julien
ción es más difícil, sobre todo porque Molina es el autor que nos brinda los deta-
lles que más ayudan a confirmarla. Con toda probabilidad, él vio a Punchao
cuando éste fue retirado de Vilcabamba. Molina describió la aparición de Susur-
puquio poco después, de modo que lo que vio pudo haber afectado lo que escribió.
Contra esto podemos argumentar que la aparición no se parecía en todo a la ima-
gen. Ni Molina ni Betanzos nos permiten pensar que la aparición estuvo sentada.
Además, Molina menciona que ella tenía un puma sobre su espalda y la cabeza de
otro entre las piernas. La imagen de Punchao tenía pumas a los costados o como
parte de la silla, pero no de la forma y manera que describiera Molina. Entonces,
por lo menos en el caso de estos detalles, Molina no usó lo que conocía de la ima-
gen para describir la aparición.
En estos casos siempre habrá lugar para la duda. Podría ser que Punchao aún
exista y su hallazgo sería sumamente importante. Sin embargo, es más probable
que la imagen haya sido fundida en algún momento después de haber sido inven-
tariada en la Casa del Tesoro. De ser este el caso, el único medio con el que conta-
mos para saber algo más es buscando en los archivos españoles. Quizás en sus fon-
dos documentales se conserve alguna referencia de cuál fue el destino de Punchao.
Fuentes
"Suma y narracion de los yngas que los yndios nombraron capac cuna que fueron
señores en la s:iudad del Cuzco y de todo lo a ella sub jeta" [1551-1557] , de Juan
de Betanzos. Fundación Bartolomé March, Palma de Mallorca.
"Relación de las fabvlas i ritos de los ingas" [1576], de Cristóbal de Molina. Bi-
blioteca Nacional, Madrid. Ms. 3169, fols. 2-36.
Bibliografía
Fuentes impresas
Betanzos 1987 [1551-1557).
Cobo 1890-93.
Levillier 1924, IV.
Malina el almagrista 1943 [1553).
Molina el cuzqueño 1989 [1576).
Sánchez Cantón 1956-59.
Segovia [véase Malina el almagrista].
Vega 1948 [1600).
Fuentes secundarias
Duviols 1976.
Julien 1999.
Pease G.Y. l 995a.
Rowe 1946.
Ziólkowski 1997.
Zuidema 1974-76.
Punchao en España 715
Cuadro 1
Concordancia entre las descripciones de Punchao
Betanzos Malina Toledo Vega Inventario
niño de un yndio un Inca hombre
año
oro vaciado oro sólido oro bajo
asentado en asentado en una
una silla silla
una atadura tres rayos por las espaldas un penacho de
en la cabeza resplandecientes y hombros, tres ganchos de
salen de la cabeza unos rayos de oro en la cabeza
oro macizo
en las orejas, en las orejas, en las orejas,
orejeras como orejones como dos piedras
Ynca traen los Incas coloradas
una borla un llauto como corona y borla
según la del Ynca al modo de los
estado de los reyes de acá
señores
encima una tenía patenas de
patena de oro oro a la redonda
vestido con trajes y vestidos
una camiseta como Ynca
de oro y lana
zapatos ojotas
de oro
en los brazos a los costados algunas culebras
unas culebras dos sierpes de sembradas por
enroscadas oro y dos leones el cuerpo
entre las piernas, tres figuras de
una cabeza de gatos en la silla
león
en las espaldas,
otro león
dentro del ídolo, dentro de la la silla se asienta
un corazón de silla, una bola, sobre un medio
masa, de polvos de polvos de los huevo,
de los corazones hígados y rellenado de un
de los Yngas corazones de los betún hecho de
pasados reyes Incas pitimas de los
Yngas
en una cax1ca con una capa el medio huevo,
[¿cajita?] de oro fina de oro de oro