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La Destrucción Poética en Leopoldo María Panero: Teoría y Estructura de Los Géneros: Lírica

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UPV/EHU

La destrucción poética en
Leopoldo María Panero
Teoría y estructura de los géneros: lírica
Profesor: Juan José Lanz
Realizado por Sofía López Munera
05/12/2022

Curso académico 2022/2023


ÍNDICE

1. Introducción y marco del poema

2. Análisis temático

3. Recursos en el plano morfosintáctico: diseño retórico y modelo


compositivo

4. Recursos en el plano pragmático: tropos y análisis léxico. Modelo


simbólico

5. Recursos en el plano fónico: métrica y otros fenómenos en el plano


fónico

6. Conclusión

7. Bibliografía
1. Introducción y marco del poema
En este trabajo procederé al análisis del poema La poesía destruye al hombre…
perteneciente al poemario El último hombre (1984) de Leopoldo María Panero (1948-
2014), desde un plano hermenéutico-interpretativo, temático, morfosintáctico,
pragmático y fónico.

La poesía destruye al hombre...

La poesía destruye al hombre


mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Solo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía.

El último hombre (1984) de Leopoldo María Panero

Leopoldo María Panero, hijo del poeta Leopoldo Panero (uno de los poetas más
importantes del régimen franquista) fue incluido por José María Castellet en la
antología de los Novísimos de 1970, cuyos versos fueron extraídos de su primera obra
Por el camino de Swan (1968). El grupo de poetas que agrupa Castellet en su antología,
da lugar a una generación cuya poesía se caracteriza por la renovación de esta desde una
vanguardia poética. Rompen con la estética social propia de la generación del 50,
caracterizada por ese compromiso político para con la realidad social del momento,
porque piensan que ha fracasado y que han dejado a un lado el proceso literario. De esta
manera surgen los Novísimos, cuyas características principales (a nivel general) podrían
resumirse en la búsqueda del carácter rupturista de la vanguardia, distanciamiento del
realismo social creando una poesía alejada de la realidad y más individualista, el
culturalismo mediante el uso de un lenguaje culto y de referencias mitológicas,
literarias, cinematográficas, etc., el surrealismo que desarrollan los poetas del 27 (de
gran influencia en estos autores) y el tema de la metapoesía.

En concreto, la poesía de Leopoldo María Panero se caracteriza por ser


heterodoxa y culturalista. Respecto a los aspectos formales, se podría decir que opta por
la escritura automática, imagenería surrealista y resistencia a la interpretación racional;
rechazo del metro y ritmo tradicionales por la preferencia del verso libre. Influye,
además, sus experiencias en psiquiátricos, generando una compleja visión del mundo en
la que resuenan filósofos como Nietzsche, Lacan, Cioran y Sartre, entre otros, y por
poetas como Baudelaire, Pound, Eliot y de forma destacable, Mallarmé.

El último hombre (1984), al que pertenece La poesía destruye al hombre… es un


poemario donde aparece la muerte en sus más variadas formas (otro de los temas
recurrentes en los Novísimos). En este caso, a manos de la poesía, se describe un
asesinato poético donde el poeta reflexiona sobre la destrucción del yo, del lenguaje
poético, la existencia, la vida y la muerte así como de la belleza.

El lenguaje que utiliza el poeta en general se caracteriza por ser irreverente y


“sucio”, que contrasta con el carácter culturalista propio de la generación en la que se
inserta. En este caso, es más bien crudo y descarnado, sutilizado por las imágenes y
lenguaje poético, transmitiendo de una forma desgarradora el sentido desprendido del
poema del que hablaré más adelante.

2. Análisis temático

Temáticamente, es muy destacable la reivindicación de la autonomía del arte y


de la metapoesía, empezando por el título: La poesía destruye al hombre. Además, está
muy presente la disolución del yo y búsqueda de la identidad que aspira a conseguir
mediante la poesía como forma de destruir para crear, para evocar esperanza y saciar o
anestesiar la herida de la existencia. Esto se refleja también en otra obra que resuena en
este poema: Narciso en el acorde último de las flautas (1979), donde se produce esa
identificación del yo poético con Narciso pero desde el rechazo, porque solo encuentra
imágenes distorsionadas de sí mismo que lo llevan a una visión esperpéntica de la
realidad. Se odia porque esa imagen le impide llegar a constituirse como sujeto único.
Esto lo lleva a la constante negación de todo y a entrar en bucles obsesivos que se filtran
en la realidad cotidiana.

En este caso, hay un proceso complejo de identificación que se da a través de los


animales y que desde un punto de vista existencialista, podría decirse que se envidia la
inconsciencia de estos para con su propia existencia, puesto que no se encuentran bajo
el yugo de tener que acoger la responsabilidad de existir de forma activa, sino
simplemente de vivir al no ser conscientes de lo que implica esa dicotomía. Así, la
contemplación de la muerte es el origen de la inspiración, porque el origen del mal es el
nacimiento tal y como se refleja en el verso el sacrílego bosque de la vida. La
autodestrucción convive en la poesía con la búsqueda, a veces, ilusionada, de encontrar
una razón para vivir. Trata de destruirse en el acto de creación poética para volver a
constituirse en una unidad. El resultado de esa lucha entronca con la búsqueda de
identidad, como se señala en el verso buscándose en vano a sí mismos, referido a los
monos con los que se identifica al compartir un ancestro común pero que cuentan con la
suerte de no estar capacitados para asumir la existencia desde una consciencia cruda. De
esta forma, a partir de esta reflexión existencialista, se puede observar que el poema
funciona perfectamente al sustituir la palabra poesía por vida y viceversa:

La vida destruye al hombre

mientras los monos saltan de rama en rama

buscándose en vano a sí mismos

en el sacrílego bosque de la poesía

las palabras destruyen al hombre

¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre

De poesía!

Solo es hermoso el pájaro cuando muere

destruido por la poesía=vida.

Al hacer este ejercicio de sustitución e identificación, se puede observar que el sentido


del poema aflora de una manera más directa y menos paradójica. Se subvierten, desde
un existencialismo descarnado, los conceptos de vida y muerte. La muerte es la que
libera; en cambio, tanto la poesía como la vida se muestran como mecanismos de
tortura: la vida por arrojar al sujeto a una existencia que no elige y que lo supera; la
poesía por implicar una desesperante y poco efectiva forma de encontrarle el sentido a
esa existencia porque choca con los propios límites del lenguaje y del yo, dando lugar a
un abismo del que tampoco puede salir el sujeto. La poesía no edifica, destruye y forma
parte del mal porque supone un entramado de engaños del pensamiento y del lenguaje,
donde parece ahogarse en los límites de este: las palabras destruyen al hombre. El reino
del Arte es ficticio, falso y además está sustentado por un yo difuso y ficcional del cual
se escinde el propio poeta para terminar escindiéndose de sí mismo, construyendo un
universo poético entrópico y angustiante. La búsqueda de la belleza y del sentido, solo
asoman cuando aparece esa muerte paradójicamente creadora sólo es hermoso el pájaro
cuando muere destruido por la poesía. El elemento del pájaro, a través del cual se
produce la identificación total de la voz poética, simboliza la libertad así como la
represión de esa libertad a la que representa, al igual que la vida y la poesía son la
misma cosa que implica la muerte, la creación y la destrucción; el pájaro implica una
potencial libertad y opresión (como cuando se les enjaula o priva de su vuelo, de su
capacidad y derecho de ser). En este sentido, el asesinato poético del pájaro podría
representar la belleza de la muerte en libertad en contraposición de una vida enjaulada
que atenta contra el propio sentido de ser del animal, representando la agonía de una
existencia que te supera, como constantemente refiere la voz poética.

Como conclusión, Panero aborda desde la metapoesía el tema de la herida


existencial, de la vida y la muerte, de la búsqueda de la belleza así como la capacidad
creadora y destructiva de las palabras, desde el desgaste y trampas del lenguaje, en
relación con la búsqueda de la propia identidad.

3. Recursos en el plano morfosintáctico: diseño retórico y modelo


compositivo
Este poema responde a un esquema constructivo lineal, puesto que muestra una
estructura paralelística que se desarrolla de forma lineal. Esto puede observarse en la
repetición paradigmática y metapoética de los versos primero y quinto. Se caracteriza
también por presentar, en cuanto al contenido, una estructura deductiva en la que, desde
el principio, se nos expone el tema de este: la destrucción del hombre, la muerte del
hombre a manos de la poesía y que concluye en el noveno verso.

Pese a no contar con signos de puntuación que vayan delimitando las partes del
poema, puede verse la linealidad de este de la siguiente forma:

1 La poesía destruye al hombre

2 mientras los monos saltan de rama en rama

3 buscándose en vano a sí mismos

4 en el sacrílego bosque de la vida

5 las palabras destruyen al hombre

6 ¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre


7 de vida!

8 Solo es hermoso el pájaro cuando muere

9 destruido por la poesía.

En primer lugar, como ya he apuntado con anterioridad, se plantea el tema que es la


destrucción del hombre a manos de la poesía. A continuación se conecta esto a través
del adverbio de tiempo mientras, que introduce la imagen de los monos: a la vez que el
hombre está siendo destruido, estos disfrutan de la inconsciencia que supone el castigo
de la existencia y de contar o reconocer la propia identidad. Luego, vuelve a aparecer el
tema principal a través del material del que se sirve la poesía para destruir al hombre:
las palabras; cuyo poder se equipara, mediante la conjunción copulativa y, a las ansias
de la mujer de devorar vida, esos cráneos a los que remite la voz poética (lo que podría
interpretarse como la obsesión del hombre por la poesía y por las mujeres, su
perdición). Y ya termina con la conclusión del poema a través del conector solo, a partir
del cual introduce que en esa destrucción poética, solo hay belleza cuando el pájaro
muere.

Respecto a la relación del contenido del poema, se da más de una forma


paradigmática que sintagmática, puesto que los elementos de los cuales se sirve el
poema para poder tejer su significado son: la poesía y las palabras (versos 1-5-9), el
hombre y las mujeres (versos 1-5-6) y los monos y el pájaro (versos 2-8). A partir de
estos, se van construyendo distintas relaciones que de forma analítica van aportando
nuevas significaciones (o temas secundarios) que refuerzan el sentido del poema y que
culminan en el último verso, de forma sintética, con la belleza de la destrucción/muerte
poética del hombre=pájaro (cuya identificación ya justifiqué en el apartado anterior).

4. Recursos en el plano pragmático: tropos y análisis léxico.


Modelo simbólico
El modelo pragmático de este poema se correspondería con el modelo vacío o
neutro. Se trata de un poema que no es ni egotivo ni apelativo puesto que el emisor y
receptor están generalizados y el autor y lector, implícitos. Este modelo es propio de la
poesía filosófica o descriptiva, a partir de la cual, se desprende una sensación como si el
autor empírico no dirigiese a nadie el poema, como si fuese una reflexión lanzada al
vacío.
Las figuras retóricas que podemos encontrarnos en dicho poema son la
personificación de la poesía: concepto abstracto al que se le pretende dar una
materialidad y además unas cualidades o capacidades propiamente humanas, como la de
destruir. Otra figura retórica de sentido sería la paradoja que conforma el verso
sacrílego bosque de la vida: a través del cual se muestra esa contradicción primera que
supone el acto de nacer como el profanamiento de la propia vida (lo que podría
relacionarse con el castigo divino y el mito de Adán y Eva). También está presente la
antítesis entre la vida y la muerte, como conceptos constantes en el poema. Destaca
también un paralelismo entre el primer y quinto verso de su estructura; así como una
sinécdoque en esos mismos versos por utilizar las palabras como referencia al arma
poética. Otra figura de sentido es la impactante imagen, formada por metáforas, que se
genera en el sexto y séptimo verso, separado el sentido por un encabalgamiento presente
en casi todo el poema. El último verso sería una metáfora donde se concentra el sentido
último del poema, siendo este, en su totalidad, una alegoría existencial fundada en la
poesía=vida.

5. Recursos en el plano fónico: métrica y otros fenómenos en el


plano fónico
Como he mencionado en la introducción del estilo de Leopoldo María Panero, se
trata de un poema que no responde a un modelo métrico tradicional, sino que está
escrito en verso libre por ese carácter rupturista de vanguardia alejado de lo racional y
que se sirve de la escritura automática como recurso surrealista. Emplea un lenguaje
descarnado y sencillo aunque culto, mediante el cual consigue transmitir con más
crudeza el sentido que se desprende del poema. Todo esto, justifica su pertenencia al
grupo de los Novísimos.

El ritmo del poema es más bien poco fluido por los encabalgamientos. Estos
producen un entrecortamiento entre cada una de las ideas que evocan los versos,
generando una sensación inacabada o infinita en el sentido que se desprende de estos.

En el plano fónico puede observarse paranomasia entre hombre-hambre, como


figura de dicción. También destaca la gran presencia de la fricativa /s/, la sonoridad en
los grupos consonánticos /tr/, /br/ y /cr/ que le aportan gran fuerza al poema; las nasales
/m/ y /n/ así como la vibrante múltiple /r/.

En cuanto a las vocales, la que más presencia tiene es la/e/, luego la /o/ y por
último la /a/.

La sonoridad que caracteriza este poema es, por tanto, angustiante e iracunda;
siendo transmitidas esas sensaciones mediante la recurrencia en la utilización de la
combinación de los grupos consonánticos donde la mayor presencia la tiene la vibrante
múltiple /r/; y por otro lado, en el ámbito vocálico, destaca la vocal semicerrada /e/ en
contraste con la semiabierta /o/ y la vocal abierta /a/.

6. Conclusión
La poesía destruye al hombre… se trata de un poema que presenta las
características generales del grupo de los Novísimos al que pertenece Leopoldo María
Panero, en relación con una escritura alejada de la realidad de carácter surrealista. Es un
poema metapoético y existencial, en tanto a que reflexiona sobre la propia poesía, la
cual equipara a la vida desde la supuración de la consciencia de la herida existencial.
Emplea un lenguaje culto a través del cual aborda otros temas como son la muerte, la
búsqueda de la belleza, la identidad, la libertad (como subtema implícito en la
destrucción y la muerte) y el desgaste del lenguaje.

Tiene una estructura deductiva tomando el esquema constructivo lineal, a partir


del cual va organizando cada una de las ideas que completan el sentido y esencia del
poema a partir de relaciones paradigmáticas. Mediante el uso de estructuras
paralelísticas y encabalgamientos, así como a través de esa interrelación paradigmática,
evoca una sensación de poema-collage, en su totalidad.

El modelo comunicativo o pragmático al que responde es al vacío o al neutro


porque se trata de un poema en el que el yo poético está implícito y diluido en esa
reflexión filosófica que conforma el propio poema. No apela a nadie salvo a la propia
poesía como proceso literario metapoético como metáfora del proceso existencial.

Es un poema rico en tropos y figuras retóricas, entre las cuales, destacan sobre
todo las figuras de sentido como la imagen, metáfora, antítesis y paradoja.

Y del plano fónico decir que se trata de un poema escrito en verso libre con un
ritmo entrecortado (no fluido) por los encabalgamientos que producen pausas como
expectación significativa. La sonoridad complementa el sentido del poema generando
sensaciones de angustia, frustración y rabia mediante la presencia y fuerza de la
combinación de una serie de grupos consonánticos en los que destaca la vibrante
múltiple /r/ y por otro lado, la fricativa /s/ y las nasales. Más allá de esto, no aparecen
muchas figuras de dicción salvo una paranomasia entre hombre/hambre.

Al asomarse a este poema, puede observarse que María Panero se trataba de un


sujeto que exploraba, a través de la poesía, su mundo interior desde un lugar periférico
de su propio yo así como los límites del lenguaje poético; creando su propio universo y
desentrañando una forma muy personal de sentir y percibir el mundo, que da lugar a una
poesía de gran fuerza y valor literario que animo a descubrir.
7. Bibliografía
PANERO, Leopoldo María. (1984). El último hombre. (vol.3) Madrid,
Libertarias.

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