SEMANA 2 – DÍA 13
Cómo pierdo la vida en abundan Permitiendo que el enemigo defina mi
identidad
«Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». (2
Corintios 10:4-5)
A principios del siglo XVI, el intercambio comercial entre Guatemala y España se realizaba
a través del entonces llamado, Golfo Dulce, situado en el departamento de Izabal, al norte
de Guatemala, hoy conocido como Río Dulce. Pero este intercambio comercial fue afectado
por los constantes ataques de los piratas del Golfo de México. Por lo tanto, la corona
española decidió edificar lo que hoy conocemos como el Castillo de San Felipe,
básicamente, una fortaleza armada con cañones y poblada de soldados., desde la cual se
controlaba toda la región. Así se combatió el constante ataque de los piratas.
A través de los años, los ejércitos han sabido el valor estratégico de una fortaleza. Por eso,
el imperio británico se consolidó en puntos estratégicos de todo el mundo, a través de los
cuales controló la navegación marítima.
Vulnerables por el dolor.
En el mundo espiritual sucede algo similar. Nuestro enemigo tratará por todos los medios
de controlar nuestra vida y para eso intentará establecer fortalezas en nuestro corazón.
¿Cómo lo hace?
El objetivo de nuestro enemigo es golpear fuertemente nuestro corazón para producir un
dolor tan grande que nos desubique, y nos fuerce a actuar de una manera descontrolada.
Satanás sabe que cuando estamos bajo un intenso dolor, no nos queda mucho tiempo para
razonar y, por lo tanto, quedamos en un estado de vulnerabilidad, es decir, en peligro de
tomar malas decisiones.
A mí me ha pasado, cuando accidentalmente me he golpeado cambiando la llanta del auto,
o jugando algún deporte, que estoy propenso a decir cosas que no debería. Y tiene que salir
a la luz mi carácter cristiano para contenerme.
Así mismo, cuando somos lastimados profundamente en nuestro corazón, estamos
propensos a tomar determinaciones que fácilmente se pueden convertir en acuerdos con el
enemigo.
Por ejemplo, cuando alguien ha sido traicionado por un amigo o amiga, siente un dolor
profundo en el corazón y no sabe qué hacer con él. En medio de ese caos aparece el diablo
para sugerirnos: «No vuelvas a confiar en nadie, pues las verdaderas amistades no existen».
«Estás solo, debes reconocerlo». «Jamás vuelvas a abrir tu corazón». Si nosotros
accedemos a esta propuesta, pronto nos encontraremos pronunciando la siguiente
declaración: «No existe la verdadera amistad» o «Yo no tengo amigos porque sólo causan
dolor».
La Palabra de Dios llama a estos acuerdos con el enemigo: «fortalezas». Como lo
explicábamos en la introducción, una fortaleza es un punto estratégico desde donde se
controla una región. Eso es lo que hace el enemigo cuando logra convencernos de un
argumento como los citados anteriormente. Veamos lo que dice la Biblia acerca de las
fortalezas: «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo». (2 Corintios 10:4-5)
El diablo no tiene que poseerte para controlar una parte de tu vida o de tu corazón. Con que
logre establecer una de estas fortalezas en tu interior, lo habrá logrado. Y como su función
es hurtar, matar y destruir, con esos argumentos colocados estratégicamente en nuestro
sistema de pensamiento, logrará hurtar las bendiciones que Dios tiene en mente brindarnos,
matar todo lo bueno que Dios ha plantado en nuestro corazón y destruir así los buenos
planes y propósitos para nuestro futuro.
En mi experiencia como pastor, he descubierto que muchas personas, aún cristianos que
tienen mucho tiempo de haber entregado su corazón al Señor, ignoran que están
funcionando en base a acuerdos con el enemigo. He conocido cristianos que no desean
involucrarse en ninguna iglesia, porque han hecho un acuerdo similar a éste: «no vuelvo a
involucrarme». ¿Qué sucedió en el pasado? Tuvieron una experiencia dolorosa en el trabajo
del Señor, y no se dieron cuenta que cuando el enemigo sugirió: «declara que jamás vuelves
a trabajar en una iglesia», estaba estableciendo una fortaleza, y desde ella, los mantiene
aislados del gozo de pertenecer y servir en una congregación local.
Conozco a un amigo que trataba con aspereza a todas las mujeres, aún a su esposa y a sus
hijas.
En varias reuniones traté de convencerlo de que cambiara su manera de relacionarse con
ellas, pues esa actitud lo conduciría a la destrucción de su hogar y a dañar permanentemente
el corazón de sus hijas, pero nada parecía dar resultado. Y no fue sino hasta que el Señor le
mostró el estado de su corazón, que él entendió que en su ignorancia había hecho un
acuerdo con el enemigo.
En su adolescencia, cuando tenía 12 años, se había enamorado intensamente de una linda
jovencita, pero lo traicionó y lo abandonó por otro muchacho. Él quedó profundamente
herido, golpeado. Le había dado todo su cariño y respeto, la había tratado como a una reina.
Sin embargo, ella no valoró todo ese amor. En medio de ese dolor apareció el enemigo con
una sugerencia: «Ella te traicionó porque la trataste muy bien. Pero esa no es la manera en
que las mujeres quieren ser tratadas. Si hubieras actuado con más rudeza., no te habría
traicionado».
«De ahora en adelante, debes tratar a todas las mujeres con aspereza para que no te vuelvan
a traicionar, y así no vuelvas a sentir este terrible dolor». Gracias a Dios, el Señor Jesús
permitió a mi amigo encontrar y destruir ese acuerdo con el enemigo y la relación con su
esposa e hijas cambió radicalmente. Ahora él disfruta de una vida plena junto a ellas. Más
adelante en este libro le enseñaré cuál es la manera para destruir esos acuerdos con el
enemigo.
Identificando fortalezas
La Palabra de Dios nos da esperanza. Por eso Pablo dice: «... las armas de nuestra milicia
no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas».
No importa cuáles sean los acuerdos que usted haya hecho con el enemigo, y cómo están
condicionando su presente, Dios pone a su disposición armas espirituales para destruir esas
fortalezas y recuperar el terreno que el enemigo se ha robado en su corazón.
Y esa es la razón de este libro: Ayudarle a restaurar su corazón al estado original. Al
exponerle al estudio de la Palabra de Dios con esta lectura, ella es capaz de llevarle a los
últimos rincones de su corazón y sacar a luz cualquier fortaleza que el enemigo haya
plantado en usted. «Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que
cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la
médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa
creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a
quien hemos de rendir cuentas». (Hebreos 4:12-13, NVI)
Estructura de una fortaleza
A continuación veremos, inspirados en el manual The Batltie For The Men's Heart (La
batalla por el corazón de los Hombres – Traducción de Walter N.) de Larry Boiden, el
proceso que se da para que en nuestro corazón se levanten fortalezas.
Paso 1: Evento o patrón ¿Qué acontecimientos en su familia, la escuela, la cultura, su
vecindario o personas importantes en su vida, formaron su identidad o la visión de usted
mismo? Estos pudieron ser positivos o negativos. Observe con cuidado los que tuvieron
mayor impacto emocional o fueron modelos claros en su vida.
Paso 2: Mensaje Recibido ¿Cómo interpretó usted estos acontecimientos o patrones?
¿Cuál fue el menaje que escuchó?
Paso 3: mentira creíble ¿Cuál fue la mentira que creyó acerca de Dios, de usted mismo o
de la manera en que funciona el mundo a raíz de ese mensaje?
Paso 4: Promesa realizada ¿Qué prometió a usted mismo que haría o dejaría de hacer
para evitar el dolor, demostrar que los demás estaban equivocados, u obtener lo que
deseaba? Esto puede ser consciente o inconscientemente.
Paso 5: Dolor que desea evitar / placer que desea conseguir. De los acontecimientos
negativos o de los patrones de su vida, ¿Cuál es el dolor que usted experimentó y que trató
de evitar? ¿Cuáles son los temores que vinieron debido a ese dolor?
¿Cuáles son lo deseos más profundos debajo de esos miedos?
¿Cuál es el placer que busca?
¿Cuáles son los deseos más profundos debajo del placer que busca?
Paso 6: La postura del falso yo ¿Qué desea usted aparentar? Esa postura es su falso yo:
es quien usted liega a ser como resultado de este proceso: los mensajes, las mentiras y las
promesas. Esa es una identidad falsa que usted se ha formado. Esa identidad que usted ha
elegido es una versión distorsionada de su verdadero yo. Los mensajes, las mentiras y las
promesas que hay detrás de esa falsa postura, normalmente no tienen sentido racional
para la mente adulta, pero ejercen un inmenso poder en nuestras vidas.
Bitácora de Vuelo:
SEMANA 2 –DÍA 13
Cómo pierdo la vida en abundancia: Permitiendo que el enemigo defina mi identidad.
Quiero invitarlo a que hoy tome un tiempo de oración y pregunte al Señor:
¿Ha logrado el enemigo colocar alguna fortaleza en mi mente? ¿Cuál?
¿Hice algún acuerdo cuando estaba en aquel profundo dolor? ¿Cuál?
¿Hay alguna determinación del pasado que me esté robando la vida en abundancia?