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Monición 29 de Enero 2023

El documento presenta la homilía de una misa dominical. Comienza con una bienvenida y luego presenta las lecturas bíblicas del día, incluyendo extractos de Sofonías, 1 Corintios y el Sermón de la Montaña. El tema principal que atraviesa las lecturas es la predilección de Dios por los humildes y los pobres. Finaliza con una oración de los fieles.

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Monición 29 de Enero 2023

El documento presenta la homilía de una misa dominical. Comienza con una bienvenida y luego presenta las lecturas bíblicas del día, incluyendo extractos de Sofonías, 1 Corintios y el Sermón de la Montaña. El tema principal que atraviesa las lecturas es la predilección de Dios por los humildes y los pobres. Finaliza con una oración de los fieles.

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Monición de entrada

Buenas noches amados hermanos. En el cuarto domingo del tiempo


ordinario, les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para
celebrar la santa misa dominical. Con humildad y sencillez, comencemos
poniéndonos de pie, para entonar juntos el canto de entrada

Monición a la primera lectura (Sofonías 2, 3; 3, 12-13)


Con la profecía de Sofonías vemos con claridad cómo la primera lectura se
ha seleccionado para anticipar ya de alguna manera, desde el antiguo
testamento,  la enseñanza de Jesús en el evangelio: esta vez es la
predilección de Dios por los pobres y humildes. Escuchemos.

PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Sofonías 2, 3; 3, 12-13
Buscad al Señor los humildes,
que cumplís sus mandamientos;
Buscad la justicia,
buscad la moderación,
quizá podáis ocultaros
el día de la ira del Señor.
Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde,
que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá
maldades,
ni dirá mentiras,
ni se hallará en su boca una lengua embustera;
pastarán y se tenderán sin sobresaltos».
Monición al salmo responsorial.
El salmo 145  habla de la protección de Dios a los más débiles y
desprotegidos del mundo: los oprimidos, los hambrientos, los cautivos, los
ciegos, los que se doblan, los peregrinos, los justos, los huérfanos y viudas.
Mientras que «trastorna el camino de los malvados». Unamos nuestras
voces al salmista diciendo todos: Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,


él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R. 

El Señor abre los ojos al ciego,


el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R. 

Sustenta al huérfano y a la viuda


y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R. 

Monición a la segunda lectura (1 Corintios 1, 26-31)


Coincide bastante también la segunda lectura que vamos a leer, con el
mismo tema que las otras dos: el elogio de la humildad. Las divisiones y
cismas de la comunidad de Corinto, de las que hablaba Pablo en la lectura
del domingo pasado, tienen su raíz normalmente en el orgullo, en nuestra
tendencia a sentirnos superiores a los demás. Escuchemos.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 26-31
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo
humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo
necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil
del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder.
Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no
cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en
presencia del Señor.
Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para
nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Y así —como dice la Escritura— «el que se gloríe, que se gloríe en el
Señor».
Palabra de Dios.
Aleluya, monición del evangelio.
Así como los discípulos se le acercaron a Jesús para escuchar ese sermón,
hoy nos acercamos nosotros también para escuchar atentamente. Nos
preparamos cantando el aleluya.
Aleluya
“Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en
los cielos.”
Aleluya

Lectura del evangelio


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se
acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

Dichosos los pobres en el espíritu,


porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de
cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo».
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES

1. Por la Iglesia, para que sepa vivir con pobreza de espíritu y así
descubra la verdadera riqueza, que es Dios. Oremos.

2. Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que, al intentar


vivir con la Iglesia las bienaventuranzas del Reino,  Dios les llene
de su sabiduría y de su felicidad. Oremos. 

3. Por los que gobiernan las naciones, especialmente  por los de


nuestro país, para que, renunciando a sus intereses personales,
trabajen con entusiasmo y honradez por lograr el bien
común. Oremos.

4. Por los más necesitados de nuestra sociedad, especialmente los


pobres,  los cautivos, los hambrientos y los que buscan la
felicidad y aún no la encuentran, para que Dios, en su infinita
misericordia, se haga presente en medio de ellos y les brinde su
auxilio. Oremos.

5. Por esta asamblea eucarística, para que Jesús, hecho alimento


para nuestras vidas, nos transforme interiormente y nos haga
gustar el secreto de la verdadera felicidad. Oremos.

COMUNIÓN
«Dichosos los limpios de corazón,  porque ellos verán a Dios»,
nos ha dicho el evangelio de hoy. Con un corazón limpio y dispuesto,
acerquémonos a recibir el Cuerpo del Señor. Los que estén
preparados para recibir la sagrada comunión hacen una fila en el
centro y una en cada costado, los demás nos sentamos y meditamos
el momento.

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