[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
64 vistas31 páginas

INTRODUCCIÓN Indigenas

El documento describe la evolución de los derechos de los pueblos indígenas en el derecho y las políticas internacionales en las últimas décadas. Se destaca la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en 2007 y su reconocimiento de los derechos a la libre determinación y a sus tierras, territorios y recursos. También se ha ampliado el trabajo sobre los derechos de los pueblos indígenas en órganos regionales de derechos humanos

Cargado por

Sutjani Rosal
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
64 vistas31 páginas

INTRODUCCIÓN Indigenas

El documento describe la evolución de los derechos de los pueblos indígenas en el derecho y las políticas internacionales en las últimas décadas. Se destaca la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en 2007 y su reconocimiento de los derechos a la libre determinación y a sus tierras, territorios y recursos. También se ha ampliado el trabajo sobre los derechos de los pueblos indígenas en órganos regionales de derechos humanos

Cargado por

Sutjani Rosal
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 31

INTRODUCCIÓN

Los derechos de los pueblos indígenas se han perfilado en los tres últimos

decenios como destacado componente del derecho y las políticas internacionales gracias a un
movimiento impulsado a escala nacional, regional e

internacional por pueblos indígenas, la sociedad civil, mecanismos internacionales y Estados. El


sistema de derechos humanos de las Naciones

Unidas (sus mecanismos, leyes y políticas) ha ocupado un lugar central en

este proceso mediante órganos como el Grupo de Trabajo sobre Pueblos

Indígenas de las Naciones Unidas, que cumplió innovadoras funciones de

las que hoy se ocupan el Consejo de Derechos Humanos y sus mecanismos

en colaboración con otras instancias destacadas, como el Foro Permanente

de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas.

Uno de sus principales logros fue la aprobación en 2007 por la Asamblea

General de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de

los pueblos indígenas, que en 2010 contaba con el apoyo de la inmensa

mayoría de los Estados Miembros de las Naciones Unidas y no tenía oposición de ninguno. Fue
fruto de decenios de negociación entre los Estados y

los pueblos indígenas, que, con ánimo de colaboración, se mancomunaron

para respaldar la Declaración. En ella se relacionan los derechos humanos

con los pueblos indígenas y sus situaciones concretas, lo cual contribuye a

enmendar su exclusión histórica del sistema jurídico internacional.

Las actividades internacionales relativas a los pueblos indígenas también se

han ampliado en órganos regionales de derechos humanos, como los sistemas africano e
interamericano de derechos humanos, y se han incorporado

en esferas del derecho y las políticas internacionales tan diversas como el

medio ambiente (incluido el cambio climático), la propiedad intelectual y

el comercio.
El presente folleto informativo ofrece una sinopsis de fácil lectura en torno al

sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas y los derechos de los

pueblos indígenas. Con él se pretende ofrecer al lector lo siguiente:

• Un resumen de los derechos de los pueblos indígenas;

• Una sinopsis de los órganos y mecanismos internacionales de

derechos humanos relacionados con los pueblos indígenas;

• Una descripción de las actividades de la Oficina del Alto

Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

(ACNUDH) relacionadas con los pueblos indígenas;

• Un breve resumen de los sistemas regionales de derechos humanos

que dan cabida a los pueblos indígenas y protegen sus derechos

humanos; y

• Una relación de algunos organismos de las Naciones Unidas que,

más allá del marco de los derechos humanos, se ocupan de las cuestiones relativas a los pueblos
indígenas.

En el folleto informativo se indican también otras fuentes de información.

¿Quiénes son los pueblos indígenas?

Hay pueblos indígenas en todos los continentes, del Ártico al Pacífico

pasando por Asia, África y las Américas. No existe una definición de pueblo indígena aceptada
unánimemente en el contexto del derecho y las políticas internacionales; en la Declaración no se
establece definición alguna.

De hecho, en sus artículos 9 y 33 se afirma que los pueblos y los individuos

indígenas tienen derecho a pertenecer a una comunidad o nación indígena, de conformidad con
las tradiciones y costumbres de la comunidad o

nación de que se trate, y a determinar su propia identidad. En el Convenio

Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre pueblos


indígenas y tribales en países independientes se establece la siguiente distinción entre pueblos
tribales y pueblos indígenas a la vez que se subraya

la importancia de la conciencia de la identidad indígena:

1. a) Los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones

sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la

colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por

sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial;

b) Los pueblos en países independientes, considerados indígenas por

el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o

en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de

la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales

fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica,

conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de
ellas.

2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse

un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del
presente Convenio.

Pese a la ausencia de una definición universalmente aceptada, una serie

de criterios contribuyen a la definición de pueblo indígena. El principal es

el criterio de conciencia de la propia identidad indígena, al que se suman

los que propone José Martínez Cobo en su "Estudio del problema de la

discriminación contra las poblaciones indígenas"1, a saber:

• Continuidad histórica con las sociedades anteriores a la invasión y

precoloniales que se desarrollaron en sus territorios;


• Singularidad;

• Carácter no dominante; y

• Determinación de preservar, desarrollar y transmitir a futuras

generaciones sus territorios ancestrales y su identidad étnica de

acuerdo con sus propios patrones culturales, sus instituciones sociales

y sus sistemas legales.

El Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas

añade a esto lo siguiente:

• Un vínculo fuerte con el territorio y los recursos naturales circundantes;

• Sistemas sociales, económicos o políticos singulares; e

• Idiomas, cultura y creencias singulares.

Muchos pueblos indígenas que habitaban determinadas zonas antes de la

llegada de otros suelen conservar características culturales y políticas singulares, en particular


estructuras políticas y legales autónomas, y comparten

una experiencia de sujeción a otros, especialmente a grupos no indígenas,

y un fuerte vínculo histórico y permanente con sus tierras, sus territorios y

sus recursos, incluso cuando practican estilos de vida nómadas. Aunque el

estatuto jurídico de los pueblos indígenas no equivale al de las minorías,

con frecuencia, aunque no siempre, son minoría en los Estados en que residen. Las minorías y los
pueblos indígenas comparten una serie de derechos

semejantes conforme al derecho internacional, aunque cabe apuntar que

la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos

indígenas tiene un carácter más amplio que los instrumentos legales internacionales relativos a las
minoría

DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Los derechos de los pueblos indígenas conforme al derecho internacional

han evolucionado partiendo del derecho internacional vigente, incluidos los


tratados de derechos humanos, en función de las circunstancias en que se

encontraban estos pueblos y de sus prioridades, como los derechos a sus

tierras, territorios y recursos y a la libre determinación.

Por desgracia, muchos pueblos indígenas siguen encontrando problemas

diversos en la esfera de los derechos humanos. De hecho, el ejercicio de

sus derechos dista de ser perfecto. Algunas de las mayores dificultades a

las que hacen frente los pueblos indígenas en el ámbito de los derechos

humanos derivan de la presión de que son objeto sus tierras, territorios y

recursos como consecuencia de actividades relacionadas con el desarrollo

y la extracción de recursos. Sus culturas siguen amenazadas y la protección

y la promoción de sus derechos se ven coartadas.

Los pueblos indígenas han tenido un acceso sin precedentes a procesos

jurídicos y normativos relativos a los derechos humanos y han participado

plenamente en ellos, indicio de su influencia en las decisiones internacionales que les afectan. A
continuación se analiza esta dinámica con mayor

detenimiento.

A. Declaración de las Naciones Unidas sobre los

derechos de los pueblos indígenas

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de

las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas el 13 de

septiembre de 2007 por 144 votos a favor, 11 abstenciones y 4 votos

en contra (los de Australia, el Canadá, los Estados Unidos de América y

Nueva Zelandia). Desde entonces, varios Estados han modificado su posición, entre ellos los 4 que,
pese a haber votado en contra, se han sumado

a la Declaración.

En la Declaración, que es el instrumento más amplio relativo a los derechos


de los pueblos indígenas existente en el ámbito del derecho y las políticas internacionales, figuran
normas mínimas en materia de reconocimiento,

protección y promoción de estos derechos. Aunque no se aplica de forma

uniforme o coherente, la Declaración orienta normalmente a los Estados y

los pueblos indígenas en la elaboración de las leyes y políticas que repercuten en estos pueblos, en
concreto en el establecimiento de medios para

atender mejor las reclamaciones que presentan. A continuación se repasan

algunos de los derechos sustantivos más importantes que se enuncian en la

Declaración y, en un sentido más amplio, forman parte del derecho y las

políticas internacionales.

Libre determinación

Aprobando la Declaración, la Asamblea General de las Naciones Unidas

ha afirmado que los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación y, en consecuencia,
a establecer libremente su condición política y

perseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural. El artículo 3

de la Declaración coincide con el artículo 1 común del Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos y del Pacto Internacional de Derechos

Económicos, Sociales y Culturales.

Los pueblos indígenas consideran la libre determinación un derecho central

reconocido a escala internacional. A su vez, el ejercicio del derecho a la

libre determinación complementa al ejercicio de otros derechos.

Todos los derechos enunciados en la Declaración son indivisibles y están

relacionados entre sí, sin que sea excepción a ello el derecho a la libre

determinación. Su efecto se extiende a los demás derechos, que deben

leerse a la luz de la libre determinación de los pueblos indígenas, como el


derecho a la cultura, que puede abarcar la autonomía de estos pueblos en

el ámbito cultural.

Por lo que se refiere al derecho de los pueblos indígenas a la autonomía

o el autogobierno, en el artículo 4 se afirma lo siguiente: "los pueblos indígenas, en ejercicio de su


derecho a la libre determinación, tienen derecho

a la autonomía o al autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus

asuntos internos y locales, así como a disponer de medios para financiar

sus funciones autónomas". A la par que el derecho a la autonomía, los

pueblos indígenas tienen derecho, de conformidad con el artículo 34 de la

Declaración, a "promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y sus propias


costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos,

prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos...".

El derecho a la libre determinación va íntimamente ligado a los derechos

políticos de los pueblos indígenas, entre ellos el derecho a participar en la

adopción de decisiones en asuntos que afectan a sus derechos y la obligación de los Estados de
celebrar consultas y cooperar con ellos para obtener

su consentimiento libre, previo e informado antes de adoptar y aplicar medidas legislativas o


administrativas que los afecten. En ambos casos, y de

conformidad con su derecho a la libre determinación, los pueblos indígenas

tienen derecho a participar por medio de sus instituciones representativas

(véase el artículo 18).

El Mecanismo de expertos de las Naciones Unidas sobre los derechos

de los pueblos indígenas llevó a cabo un estudio pormenorizado de los

pueblos indígenas y su derecho a participar en la adopción de decisiones,

de 2009 a 2011, y el Relator Especial sobre los derechos de los pueblos

indígenas preparó informes sobre cuestiones temáticas y países concretos


centrados en los derechos de participación de estos pueblos. La labor del

Mecanismo de expertos y del Relator Especial amplía la jurisprudencia

sobre el tema que van generando, por ejemplo, el Comité de Derechos

Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos. En el marco de este entendimiento

progresivo de los derechos de los pueblos indígenas surge sistemáticamente

el tema de la necesidad de recabar su consentimiento para realizar actividades que tengan efectos
apreciables en ellos y en sus tierras, territorios y

recursos2.

Derecho a las tierras, territorios y recursos

En la Declaración se reconoce el derecho de los pueblos indígenas a sus

tierras, territorios y recursos, incluidos los que han poseído tradicionalmente

pero en la actualidad están controlados por otros, de hecho o de derecho.

Muchos pueblos indígenas ven como rasgo definitorio su relación con sus

tierras, territorios y recursos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos

ha recalcado lo siguiente:

La estrecha relación que los indígenas mantienen con la tierra debe

de ser reconocida y comprendida como la base fundamental de sus

culturas, su vida espiritual, su integridad y su supervivencia económica. Para las comunidades


indígenas la relación con la tierra no es

meramente una cuestión de posesión y producción sino un elemento

material y espiritual del que deben gozar plenamente, inclusive para

preservar su legado cultural y transmitirlo a las generaciones futuras3.

Sobre la base de interpretaciones actuales y autorizadas del derecho

vigente de los derechos humanos propuestas por órganos creados en virtud

de tratados de derechos humanos de las Naciones Unidas y mecanismos


regionales de derechos humanos, en el artículo 26, párrafo 1, se reconoce,

en líneas generales, el derecho de los pueblos indígenas a las tierras, territorios y recursos que
tradicionalmente han poseído, ocupado o utilizado o

adquirido, mientras que en el párrafo 2 se mencionan las tierras, territorios

2 Mecanismo de expertos sobre los derechos de los pueblos indígenas, opinión Nº 2: los

pueblos indígenas y el derecho a participar en la adopción de decisiones (A/HRC/18/42,

anexo).

3 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni c. Nicaragua, sentencia de 31 de

agosto de 2001, serie C, Nº 79, párr. 149.

y recursos que poseen con arreglo a conceptos indígenas consuetudinarios de "propiedad". En el


párrafo 3 del artículo 26 se determina que los

Estados asegurarán el reconocimiento y protección jurídicos de esas tierras,

territorios y recursos. En el artículo 27 se determina que los Estados establecerán y aplicarán


procesos por los que se reconozcan y adjudiquen los

derechos de los pueblos indígenas en relación con sus tierras, territorios y

recursos.

Derechos económicos, sociales y culturales

Las disposiciones de la Declaración y el Convenio Nº 169 de la OIT son

consonantes con las interpretaciones de los derechos económicos, sociales

y culturales llevadas a cabo por el Comité de Derechos Humanos y el

Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales4. Al igual que en

el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en

la Declaración y el Convenio Nº 169 de la OIT se afirman los derechos

de los pueblos indígenas a la salud, la educación, el empleo, la vivienda,

la salud, la seguridad social y un nivel de vida adecuado. Reviste especial


importancia el artículo 3 de la Declaración, en el que se enuncia su derecho

a determinar libremente su desarrollo económico, social y cultural.

Frente al mundo exterior, y a menudo también dentro de las comunidades

indígenas, la singularidad cultural de los pueblos indígenas se considera

uno de los rasgos que los definen. Partiendo del derecho a la igualdad

cultural, la Declaración consta de numerosas disposiciones encaminadas a

impedir el trato discriminatorio y hostil por motivos culturales, así como medidas positivas en
favor de las culturas de estos pueblos. A este respecto cabe

mencionar el derecho a no ser sometidos a asimilación ni a la destrucción

de su cultura; el derecho a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres culturales; el


derecho a impartir sus convenciones culturales y a obtener

la repatriación de sus restos humanos; y el derecho a "mantener, controlar,

proteger y desarrollar" su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones


culturales tradicionales. En vista del lugar que ocupa

la cultura en la identidad de muchos pueblos indígenas, en la Declaración

se reconoce asimismo el derecho de los individuos indígenas a pertenecer

a una comunidad o nación indígena de conformidad con las tradiciones y

costumbres de la comunidad o nación de que se trate.

4 Véanse, por ejemplo, Comité de Derechos Humanos, Observación general Nº 23 (1994),

sobre el derecho de las minorías, y Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,

Observación general Nº 21 (2009), sobre el derecho de toda persona a participar en la vida

cultural. Consúltese asimismo Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Masacre

Plan de Sánchez c. Guatemala, serie C, Nº 116, sentencia de 19 de noviembre de 2004.

Derechos colectivos

Los derechos de los pueblos indígenas tienen, por definición, carácter colectivo. Dicho de otro
modo, se confieren a individuos indígenas que se organizan en pueblos.
Aunque también se reconocen derechos individuales, es innovador el grado

en que se reconocen en la Declaración los derechos colectivos. Antes de la

Declaración, el sistema internacional de derechos humanos había asimilado

con lentitud el concepto de concesión de derechos a grupos, excepción

hecha del derecho a la libre determinación. Por lo general, se daba por

sentado que los derechos de los individuos bastarían para garantizar una

protección y promoción adecuadas de los derechos de proyección colectiva, como el derecho a la


cultura5. Sin embargo, con la aprobación de la

Declaración la comunidad internacional ha afirmado claramente que deben

reconocerse los derechos colectivos de los pueblos indígenas para que

estos puedan disfrutar de sus derechos humanos.

Igualdad y no discriminación

La igualdad y la no discriminación son objetivos destacados en los que se

sustentan la Declaración y el Convenio Nº 169 de la OIT sobre pueblos

indígenas y tribales. De hecho, en los artículos 1 y 2 de la Declaración se

articula el derecho de los pueblos indígenas, a título colectivo e individual,

al disfrute de todos los derechos humanos. Los pueblos y los individuos

indígenas son:

libres e iguales a todos los demás pueblos y personas y tienen derecho a no ser objeto de ningún
tipo de discriminación en el ejercicio

de sus derechos, en particular, la fundada en su origen o identidad

indígenas.

El reconocimiento de sus derechos en general está totalmente justificado

desde la perspectiva de la igualdad y la no discriminación, a la luz de

la discriminación de que han sido objeto históricamente como pueblos y

como individuos. El enfoque basado en la igualdad y la no discriminación también promueve el


reconocimiento de los derechos colectivos a sus
tierras, territorios y recursos como equivalentes de los derechos de las personas no indígenas a su
propiedad, según lo determinado por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos6.

5 Véase, por ejemplo, el artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en

el que se hace referencia a las "personas que pertenezcan a... minorías".

6 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni c. Nicaragua; caso de la Comunidad

Indígena Sawhoyamaxa c. el Paraguay, serie C, Nº 146, sentencia de 29 de marzo de 2006.

Derechos afirmados en tratados, acuerdos y otros

arreglos constructivos entre los pueblos indígenas

y los Estados

Otro rasgo singular de la Declaración es que en ella se prevé el derecho

de los pueblos indígenas "a que los tratados, acuerdos y otros arreglos

constructivos concertados con los Estados o sus sucesores sean reconocidos,

observados y aplicados y a que los Estados acaten y respeten esos tratados, acuerdos y otros
arreglos constructivos". En esta cita se aprecia la perspectiva cada vez más internacional que se
adopta en esos documentos7.

Condición de la Declaración conforme al derecho

internacional

Aunque en sí la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos

de los pueblos indígenas no tiene carácter formalmente vinculante, en ella

figuran derechos y libertades, como la libre determinación y la no discriminación, que se enuncian


en el derecho convencional internacional de derechos humanos de carácter vinculante y en
algunos casos cabe considerar

parte del derecho internacional consuetudinario. Obedece a un consenso

mundial sobre los derechos de los pueblos indígenas. Además, según la


Oficina de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de las Naciones Unidas, "una

'declaración' es un instrumento solemne que se utiliza solo en casos muy

especiales, en cuestiones de grande y verdadera importancia y cuando se

espera obtener el máximo de observancia"8. En ese sentido, la Declaración

de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas es

merecedora del máximo respeto. Así lo confirma la manera en que está

redactado el primer párrafo del preámbulo, según el cual la Asamblea

General, al aprobarla, estuvo "guiada por los propósitos y principios de

la Carta de las Naciones Unidas y la buena fe en el cumplimiento de

las obligaciones contraídas por los Estados de conformidad con la Carta"

(sin negritas en el original). Además, con ocasión del Día Internacional de

los Pueblos Indígenas del Mundo de 2008 el Secretario General de las

Naciones Unidas declaró lo siguiente:

La Declaración supone un avance clarividente en el tratamiento

que deben recibir los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Establece el marco a partir del cual los Estados pueden crear o reanudar relaciones con los pueblos
indígenas. Como fruto de más de

dos decenios de negociación, ofrece a los Estados y los pueblos

7 Véase también el "Estudio sobre los tratados, convenios y otros acuerdos constructivos entre

los Estados y las poblaciones indígenas" (E/CN.4/Sub.2/1999/20).

8 Informe de la Comisión de Derechos Humanos sobre su 18º período de sesiones

(E/3616/Rev.1), párr. 105.

10

indígenas una oportunidad única de estrechar sus relaciones, promover la reconciliación y velar
por que no se repita el pasado.

B. Convenio Nº 169 de la OIT sobre pueblos indígenas


y tribales en países independientes, 1989

El Convenio Nº 169 de la OIT y su predecesor, el Convenio Nº 107 de

la OIT relativo a la protección e integración de las poblaciones indígenas

y de otras poblaciones tribales y semitribales en los países independientes,

de 1957, son los únicos que se ocupan en particular de los derechos de

los pueblos indígenas. El Convenio Nº 169 de la OIT se centra fundamentalmente en la no


discriminación9. En última instancia, su alcance no es

tan amplio como el de la Declaración, si bien trata de los derechos de los

pueblos indígenas al desarrollo, a su derecho consuetudinario, a sus tierras,

territorios y recursos, al empleo, a la educación y a la salud. Además,

cuando se aprobó en 1989 puso de manifiesto el mayor grado de atención internacional puesta en
la solicitud de los pueblos indígenas de mayor

control sobre su manera de vivir y sus instituciones. En el momento en que se

redacta el presente folleto habían ratificado el Convenio Nº 169 de la OIT

22 países, principalmente de América Latina.

C. Ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas

a escala regional y nacional

Durante el último decenio una serie de novedades jurídicas de ámbito regional ha contribuido en
gran medida a la evolución de la jurisprudencia internacional relativa a los pueblos indígenas. Las
decisiones mencionadas de

la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la decisión de la Comisión

Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos en el caso Endorois confirman que los derechos
de los pueblos indígenas a sus tierras, territorios y

recursos, así como el principio de su consentimiento libre, previo e informado, forman ya parte del
corpus del derecho vinculante de los derechos

humanos

. Día Internacional de los Pueblos Indígenas del

Mundo, 9 de agosto
En 1994 la Asamblea General proclamó el 9 de agosto Día Internacional

de los Pueblos Indígenas del Mundo. Ese día del año se celebró en 1982

la primera reunión del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas.

Se celebra cada año y suele ir acompañado de conmemoraciones y actividades de alto nivel, en


particular en el ámbito del ACNUDH, en la Sede de

las Naciones Unidas en Nueva York, organizadas por el Foro Permanente

y por órganos de las Naciones Unidas. Cada vez se conmemora más

37

el 9 de agosto en distintos países, lo cual contribuye a poner de manifiesto

y dar a conocer en todo el mundo la situación de los pueblos indígenas.

1. Introducción.

La diversidad cultural, étnica y lingüística de América Latina y Las Antillas no

impide la percepción de ciertas tendencias comunes y significativas, sobre todo en

países con una importante presencia indígena, como Bolivia, Colombia, Ecuador,

Guatemala y México.

En este ensayo analizaremos el actual movimiento indígena emergente, su

plataforma de derechos, los avances realizados en algunos países y sus dificultades.

También, los esfuerzos nacionales e internacionales, tanto gubernamentales como

indígenas, para la formulación, análisis y reconocimiento de los derechos de estos

pueblos expresados en algunos instrumentos legales.

2. La situación de los pueblos indígenas.

En América Latina y Las Antillas hay distribuidos 400 pueblos indígenas con

lenguas y culturas particulares, mayoritariamente concentrados en zonas rurales. Sin

embargo, en la actualidad se advierte de manera creciente su presencia en las ciudades,


que engrosa los espacios de la pobreza urbana. Los cinturones de nuestras ciudades, con

sus villas de miseria y barrios sin los servicios básicos mínimos, prueban la difícil

situación de los migrantes campesinos e indígenas. Hay una clara correlación entre la

pobreza y la condición étnica, cuyos indicadores de ingresos, analfabetismo, mortalidad

y morbilidad, servicios básicos y otros, la ratifican.

La diversidad étnica y demográfica genera una variedad de políticas estatales

hacia los pueblos indígenas. Algunos funcionarios asumen esa diversidad como

problema; otros, como virtud. Sin embargo, de forma progresiva, los líderes de los

movimientos indígenas, los gobiernos y la cooperación internacional van identificando

las características virtuosas del desarrollo en sociedades multiétnicas y particulares, así

como sus obstáculos.

3. La debacle de la tradición indigenista.

Un rasgo de estos últimos tres decenios es la evidente debacle de la antigua

tradición de integrar de manera uniforme la sociedad nacional sin tomar en cuenta la

Síntesis de la ponencia presentada por el autor en el III Congreso Anual de la Federación

Iberoamericana de Ombudsman, Lima, Perú, 6-8 de septiembre de 1998. ** Presidente del


consejo directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América

Latina y del Caribe y ex vicepresidente de Bolivia

personalidad de los pueblos indígenas. Hace años era impensable la posibilidad de

reforzar la identidad cultural, histórica y lingüística de éstos.

Sin embargo, dicha tradición, caracterizada por el integracionismo y el

paternalismo, cede paso, poco a poco, nuevas políticas basadas en la participación, la

concentración de intereses y el fomento de formas de desarrollo de los pueblos


indígenas acordes con los grandes objetivos del desarrollo nacional.

4. Los derechos de los pueblos indígenas.

En términos generales, los pueblos indígenas de la región demuestran la

importancia de su presencia territorial y demográfica, distribuida no sólo en las zonas

rurales, sino también, y de forma acelerada, en los centros urbanos de las grandes y

medianas ciudades.

Sus lenguas, además de haberse mantenido en el ámbito cotidiano y familiar,

fueron adquiriendo espacios públicos significativos, aunque todavía minoritarios. Las

reformas educativas con un enfoque intercultural y bilingüe impulsaron su uso público y

educativo.

Las comunidades y pueblos fortalecieron el desarrollo de la conciencia de su

particularidad cultural y de los derechos que de ella se desprenden. Por ello, han

propuesto una serie de reivindicaciones que forman una plataforma propia de lucha

impulsada por una vasta red de organizaciones de base étnica, desde comunales hasta

las coordinadoras regionales y las confederaciones nacionales. En medio de la crisis, las

economías indígenas se han articulado de diversas formas en el mercado interno

nacional y algunas de ellas están incursionando con éxito en el comercio internacional.

5. El derecho a la tierra, al territorio y a los recursos naturales.

El conjunto de reivindicaciones se refiere a la cuestión de las tierras como

fundamento de la vida económica, de los territorios como espacio de reproducción

social, y del medio ambiente como condición de supervivencia.

En este contexto, el derecho a la tierra y los recursos naturales es concebido no

sólo como medio de producción o como tierra equivalente a la parcela, sino como

territorio y base material que permita el desarrollo físico, cultural y social de los pueblos

indígenas. Por eso se reclama la tenencia y propiedad comunitaria y colectiva, el


reconocimiento de ese derecho en la Constitución y las leyes, la inmovilización de

tierras y territorios, la demarcación de las áreas ocupadas tradicionalmente y la

titulación sobre los territorios demarcados.

6. Los derechos colectivos.

Las organizaciones indígenas, de acuerdo con su identidad étnica, proclaman su

derecho al idioma propio y la educación en sus lenguas maternas sin desdeñar el

castellano; al patrimonio cultural; acceso a la justicia y libertad a ejercer los principios y

prácticas de su derecho consuetudinario.

7. El derecho al desarrollo propio.

Se reclama al Estado el derecho a ejercer un nivel de autogestión de sus propios

asuntos en el ámbito de su propia dinámica. Por ello mismo, el reconocimiento a la

facultad de dirigir sus cuestiones en el marco del sistema jurídico nacional y a la toma

de decisiones en el ámbito local y regional; a tener sus organizaciones de desarrollo, a

elegir sus dirigentes como lo hacían según sus usos y costumbres, sin injerencia de

entidades ajenas. Plantean también la creación de mecanismos innovativos que faciliten

el funcionamiento de sus actividades productivas.

Reclaman el derecho a estar informados sobre los diferentes proyectos de

desarrollo y mucho más si afectan directamente la situación de los habitantes indígenas;

a recibir recursos financieros, así como el reconocimiento de competencias. Es de

destacar que en nuestra experiencia con los pueblos indígenas de varios países, ninguno

aspira a convertirse en estado independiente, excepto los "indígenas de Ginebra", una

especie en vías de extinción.

a) Desarrollo con identidad.


Durante muchos años prevaleció la idea de que desarrollo y preservación de la

identidad étnica, cultural y social eran dos objetivos antagónicos. Se creía, de forma

equivocada, que el logro del primero significaría el consiguiente sacrificio de la

segunda. Más aún, se argumentó con frecuencia que las prácticas culturales particulares

de los pueblos indígenas eran obstáculos para impulsarlo. Por eso, el desarrollo siempre

fue de arriba abajo, de afuera adentro, y sustituyó la lengua, la cultura, la tecnología, las

prácticas productivas y culturales de los pueblos.

Sin embargo, el capital inicial del desarrollo es precisamente la riqueza cultural

y social de los pueblos, potencializada con nuevos mecanismos y recursos.

El ejemplo contemporáneo más contundente de este planteamiento es, sin duda,

la educación. Cuando ésta se entendió y ejerció como un proceso de castellanización, es

decir, como un medio de eliminación de la lengua materna y su reemplazo por la

"lengua nacional", el fracaso fue más frecuente que el éxito. Además, el desgaste de

recursos humanos y materiales fue inconmensurable. Ahora el aprendizaje a partir del

"capital lingüístico" original muestra éxitos sorprendentes, disminuye costos y convierte

la educación en una inversión, no en un gasto.

b) Desarrollo autónomo.

Éste implica la existencia y el reconocimiento de la capacidad de los pueblos

para decidir sobre su sistema organizativo interno, la gestión de ellos mismos de su

desarrollo económico, social y cultural, y la conservación de un grado razonable de

competencia para autorregularse.

No encierra el derecho ni el proyecto de constituir estados independientes, como

lo motivaría la autonomía o autodeterminación externa, pero sí un régimen jurídico y

político nacional que haga posible una coexistencia armónica y complementaria de la

diversidad étnica y cultural.


c) Desarrollo sustentable.

Un estudio realizado por la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la

Cuenca Amazónica (COICA), que analiza las experiencias de varias comunidades

involucradas en "proyectos económicos" ejecutados con apoyo externo en los últimos

años, señala los siguientes componentes para comprender la idea de "sustentabilidad"

desde el punto de vista indígena.

• Viabilidad ecológica: basada en un concepto de manejo de recursos y no

de su explotación, sobre todo cuando se trata de recursos frágiles y

poseídos en colectivo, como sucede en una alta proporción de regiones

indígenas.

• Viabilidad económica: basada en la diversificación, el uso cuidadoso del

financiamiento, la combinación eficiente de recursos locales y créditos o

apoyos externos, y la generación progresiva de autonomía financiera.

• Viabilidad sociocultural: basada en el sano equilibrio entre el

abastecimiento familiar con un objetivo cultural, es decir, la subsistencia

material y la persistencia cultural, y la producción para el mercado como

un fin pecuniario, entendido como el crecimiento económico y la

innovación cultural.

• Viabilidad política: basada en la retención del control, por parte de la

comunidad, de los procesos de desarrollo desde la concepción de los

proyectos hasta su ejecución; de los recursos naturales y económicos de

la comunidad; de la autosuficiencia y, por tanto, de la independencia

económica; y del mantenimiento y alteración de los lazos sociales y

culturales, la afirmación de la identidad y la dignidad cultural.

Los movimientos indígenas de la región plantean, con los matices propios de


cada país, la necesidad de combinar la derrota de la pobreza con la sostenibilidad, el

desarrollo socioeconómico con el sostenible. La consigna implícita parece ser dejar de

ser pobres, pero sin suicidarnos destruyendo el medio ambiente ni perder la riqueza

étnica y cultural.

d) Desarrollo nacional.

Los pueblos indígenas comprenden su propio desarrollo como un componente

del nacional, vinculado a los grandes objetivos de los países, claramente incorporado a

las dinámicas del mercado y, sobre todo, basado en una enorme voluntad de poner su

esfuerzo para lograrlo.

Las críticas frecuentes sobre el supuesto propósito de los pueblos indígenas de

fundar sus propios estados no debe dirigirse a la mayoría del actual liderazgo indígena.

Debemos reconocer que los movimientos indígenas aspiran a participar de los

beneficios de desarrollo del conjunto de la nación y en el diseño de los planes y

proyectos nacionales.

Existe una inconformidad generalizada por la marginalización tradicional y la

serie de experimentos de modelos, concepciones y prácticas de desarrollo en los que los

receptores, muchas veces las víctimas, son los pueblos indígenas.

También existe una evidente y creciente disconformidad con el rol de guardianes

del medio ambiente y recursos naturales. Las visiones ecologistas, en algunos países,

subestimaron la importancia de los pueblos indígenas en favor de los animales y la

riqueza forestal.

8. El derecho a la participación política.

De forma paralela a la consolidación del proceso democrático se incrementó el

reclamo del derecho a la participación en la democracia desde sus propias instituciones

y dinámicas como pueblos.


Este fenómeno implica la necesidad de replantear la relación con los estados.

Cada vez es más difícil mantener las típicas formas de exclusión electoral por la

carencia de documentos de identificación personal. También crece la inconformidad de

reducir la participación electoral al apoyo por uno u otro candidato.

Surge como un legítimo reclamo el derecho al protagonismo político en los

ámbitos de los gobiernos locales y en las regiones, incluso en algunos países como

Bolivia, Ecuador, Colombia, Guatemala y México, en el orden nacional, en los

parlamentos y dependencias de la administración central.

Una observación pertinente: varias organizaciones indígenas privilegian los roles

desempeñados por los hombres en el conjunto de sus derechos. En cambio, las

características propias de las mujeres indígenas tienden a ser minusvaloradas o, incluso

en algunos casos, soslayadas. La perspectiva de género en todo este debate merece

mayor atención.

9. Los rasgos de un nuevo liderazgo.

a) Liderazgo democrático y participativo.

El movimiento indígena evolucionó de un liderazgo carismático, basado en las

cualidades personales de los dirigentes de turno, hacia uno genuino, colectivo,

participativo y con crecientes mecanismos de control social, en los ámbitos local y

regional, antes que en el nacional o internacional, sin desmerecer su importancia.

Las principales organizaciones indígenas de la región poco a poco van

consolidando relaciones diferenciadas de los ámbitos político y técnico de sus

sociedades, entidades consultivas de asesoramiento y apoyo técnico. Incluso, en algunos

casos, se recurre a la participación de personas no indígenas, nacionales o extranjeras.

b) Del liderazgo local al liderazgo con propuestas regionales y nacionales.

La nueva dirigencia tiene una actitud propositiva y decidida. La ancestral lucha

indígena dispersa, basada en personalismos, en países como Ecuador, Bolivia y


Colombia, avanzó de la lucha local a la elaboración de planteamientos y acciones de

alcance regional y nacional. Pasó de la mera actitud contestataria a una de búsqueda de

opciones factibles.

Esa ampliación de la interlocución indígena está sustentada en algunos casos en

una activa articulación de las economías indígenas con el mercado. Por ejemplo, los

naturales de la región de Otavalo, en Ecuador, los cocaleros, productores de quinua y

pueblos negros de Bolivia. En Honduras, el surgimiento del movimiento indígena está

influido por el contacto con el mercado de mariscos de Florida. En Guatemala es

destacada la presencia de los comerciantes de Quetzaltenango o el sector de

exportadores de hortalizas al mercado norteamericano.

En algunos países con liderazgo indígena nacional su visión, discurso y

planteamientos amplios lograron la solidaridad y la participación de importantes

sectores del mundo no indígena.

10. Capacidad de procesamiento y agregación de demandas.

Las comunidades y pueblos indígenas han desarrollado una conciencia de su

particularidad cultural y de los derechos que de ella se desprenden. Han propuesto una

plataforma de reivindicaciones impulsada por una vasta red de organizaciones de base

étnica, desde el ámbito comunal hasta las confederaciones nacionales y las

coordinaciones regionales.

11. Afiliación democrática.

La multiplicidad de movimientos indígenas de la región estuvo comprometida,

en los últimos años, con la recuperación de las libertades democráticas. Varias de ellas

fueron creadas en la lucha antidictatorial, en el combate por los derechos humanos, los

valores democráticos, las libertades y los derechos ciudadanos.

De modo general, el movimiento indígena de los noventa ha optado por el

escenario democrático como el espacio donde se deben identificar, analizar y solucionar


sus planteamientos. Sin embargo, es perceptible una afiliación crítica a éste, a fin de

enriquecerlo, transformarlo y profundizarlo con las virtudes de sus propias tradiciones.

Así, los cuestionamientos abarcan críticas al sistema de representación

monopolizada por partidos políticos excluyentes a indígenas; al sistema electoral que no

incluye formas de designación, criterios de selección de autoridades, de control social;

al sistema político de partidos, cerrado, impermeable ante la sociedad, representatividad

escasa; al sistema jurídico que no se abre fácilmente al "derecho consuetudinario".

12. Participación política.

En algunos países, los movimientos sociales y étnicos se relacionan con formas

y mecanismos políticos de participación. De modo progresivo, fueron adquiriendo tintes

políticos y partidistas en busca de espacios antes reservados a las organizaciones no

indígenas de las sociedades nacionales, sobre todo en el orden local. En Ecuador,

Bolivia, México y Guatemala existe de 20 a 35 por ciento de autoridades indígenas

como alcaldes y concejales elegidos por votación libre y popular. Las alcaldías

encabezadas por indígenas en Quetzaltenango (Guatemala), Guamote (Ecuador) y otras

en Bolivia son ejemplos interesantes.

Sin embargo, a escala regional o departamental la presencia es menor, existe un

solo indígena en los nueve consejos departamentales. Las reformas constitucionales de

Ecuador (recientemente concluidas), Guatemala y México (en proceso) permitirán

mayores avances en la participación indígena.

En el ámbito del Poder Legislativo empieza a perfilarse una presencia indígena

significativa, aunque minoritaria, en Bolivia, Guatemala, Ecuador y México, con

alrededor de diez por ciento de parlamentos indígenas. Ellos sobrellevan, junto con su

inexperiencia, las penurias y deficiencias típicas de las minorías parlamentarias de unos

congresos nacionales subordinados al Poder Ejecutivo, pero también un acelerado


proceso de provechoso aprendizaje.

En Ecuador, Bolivia, México, Guatemala y Colombia también asoma una activa,

aunque minoritaria, presencia indígena en los centros de decisión política del gobierno

federal y los mandos de los congresos nacionales. Por ejemplo, en Ecuador la doctora

Nina Pacari, indígena quichua, fue elegida como segunda vicepresidenta del Congreso

ecuatoriano.

13. Construcción de relaciones pan-étnicas.

Uno de los roles del nuevo liderazgo indígena consiste en la articulación de

relaciones panétnicas, regionales o nacionales, que no nieguen los valores locales; que

sean factores positivos para la recuperación de las identidades reprimidas o latentes y

permitan construir movimientos colectivos unitarios y plataformas comunes.

Conforme los contactos y rearticulaciones de esa relación panétnica se

desarrollan, se constata que las organizaciones piramidales generalizadas no

corresponden a las características organizativas de los pueblos indígenas, sino a una

especie de estructura reticular y horizontal.

Tal vez la experiencia más lograda sea la Confederación de Nacionalidades

Indígenas del Ecuador (Conaie), aunque aún no incluya al pueblo negro. También

podemos mencionar la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), con

algunas dificultades internas.

14. Relación con otros sectores no indígenas.

En los años setenta, en algunos países, sobre todo en los que aún no habían

realizado procesos de reforma agraria, hubo una estrecha relación entre los movimientos

indígenas y los ecológicos en el marco de la defensa conjunta de la tierra y el territorio.

Ese mensaje indígena repercutió, por ejemplo, en escenarios internacionales, como la

Cumbre para la Tierra realizada en Río de Janeiro en 1992. En ese mismo sentido

coadyuvaron otras iniciativas, como el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre
los Pueblos Indígenas, la declaratoria del Año Internacional de los Pueblos Indígenas

(1993) y la del Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas.

En algunos países de la región, el contexto de la lucha antidictatorial generó

condiciones favorables para una relación con otros sectores de trabajadores, la cual no

siempre fue fácil. Hubo complejos procesos de persuasión y convencimiento sobre la

relevancia de la dimensión étnica en el análisis, elaboración de propuestas y la

construcción de movimientos sociales.

La posterior apertura y la vigencia de las libertades democráticas creó un

escenario favorable para ganar más adeptos y adhesiones de los sectores no indígenas.

Además, la propia visión de los líderes indígenas fue interpelando, de forma progresiva,

a la sociedad nacional. En ese ambiente se construyó una interesante plataforma de

derechos indígenas con aspectos comunes, a pesar de la gran diversidad de los

movimientos de esa naturaleza en el continente.

15. Las respuestas iniciales de los estados.

a) Respuestas legales y jurídicas.

Nuestra región está inserta en un nuevo marco constitucional. El proceso

reciente comienza con la reforma brasileña (1988) y culmina con la ecuatoriana, el caso

más destacado por la participación indígena, su capacidad de diálogo con diferentes

sectores políticos y sociales, así como por sus resultados.

En la década de los noventa, varios países reformaron sus constituciones

políticas: Colombia (1991), México (1992), Paraguay (1992), Chile (Ley Indígena de

1993), Perú (1993), Bolivia (1994), y Argentina (1994) y Ecuador (1996 y 1998).

Guatemala y México, después de los Acuerdos de Paz y los Acuerdos de San Andrés,

respectivamente, hoy están embarcados en reformas constitucionales para el

reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas.

Los nuevos textos constitucionales, en los casos de Bolivia, Ecuador, México y


Paraguay, tienden a reconocer el carácter multicultural de los estados y la existencia de

los pueblos indígenas en su interior como entidades singulares con atributos culturales y

lingüísticos propios y con derechos específicos (comunidades, pueblos, entidades

territoriales y nacionalidades).

Algunas reformas fortalecen el régimen de comunidades indígenas (Bolivia,

Guatemala y Colombia) como entidades de derecho público y habilidades para ejercer

ciertos niveles de autoridad y autogestión en sus territorios.

El acceso de los pueblos indígenas a los recursos naturales fue legislado dentro

de las limitaciones constitucionales sobre recursos naturales no renovables. La reforma

constitucional de Nicaragua, al considerar la creación de las regiones autónomas de la

costa atlántica, puso en primer plano la asociación de los pueblos indígenas con los

recursos naturales.

Los derechos sociales y culturales de los pueblos indígenas, como lengua, salud,

tradiciones, vestimenta, también son parte de esta reforma. En casi todos los países con

población indígena las lenguas están alcanzando reconocimiento y protección

constitucional y se promueve la educación bilingüe e intercultural como una política

pública.

El derecho consuetudinario es el marco del reconocimiento de los principios y

prácticas del derecho indígena. De forma particular, se ha avanzado en el

reconocimiento de las autoridades indígenas tradicionales, de su jurisdicción y sus

facultades administrativas en la resolución alternativa de conflictos, siempre que no

sean contrarias a las disposiciones constitucionales.

b) Respuestas institucionales.

En los últimos años empieza a surgir en algunos países una nueva concepción de

una gestión estatal con participación campesina. Justamente, el modelo más destacado, a

pesar de su relativo funcionamiento, es el ecuatoriano Consejo Nacional de


Planificación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros (Conpladein), de

composición transministerial y del mismo nivel del Consejo Nacional de Desarrollo

(Conade). También es llamativo, en el caso de México, el anterior Consejo Nacional de

Justicia Social y Desarrollo, creado en 1994, con un consejo mixto, gubernamental y de

personalidades indígenas.

En varios países se están modificando las instituciones encargadas de la relación

entre el gobierno y los pueblos y comunidades indígenas. Se trata de avanzar del olvido

y la marginalización centrada en instituciones como ventanillas únicas de atención y

ayuda a los pobladores indígenas hacia la creación de oficinas nacionales de diversos

nombres y rangos, varias de ellas cercanas a la institución presidencial. En Bolivia,

Ecuador y Perú tienen jerarquía y función ministerial; en Guatemala y Chile se trata de

corporaciones o fondos especiales para atender las necesidades de desarrollo; en México

tienden a transformarse en procuradurías de los derechos indígenas.

Esta transformación positiva de la atención institucional pública a los pueblos

indígenas está bien simbolizada en la respuesta del movimiento indígena ecuatoriano al

ofrecimiento del anterior presidente, Bucaram, de crear un Ministerio de Asuntos

Indígenas. El principal dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del

Ecuador (Conaie) agradeció el ofrecimiento y le dijo: "No queremos un ministerio para

los indígenas, queremos todos los ministerios".

El ciudadano común más desamparado en sus relaciones con los mecanismos y

funcionarios estatales es, sin duda, el habitante de los pueblos indígenas. La modalidad

de atención a los pueblos indígenas, según los países de la región, se ubica entre la

creación de un adjunto especializado y una atención institucional, no sectorializada.

16. El apoyo internacional.

En los últimos años fueron creándose instrumentos legales favorables al

reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Por ejemplo, la Declaración


Universal de Derechos Humanos, el Pacto sobre Derechos Económicos, Sociales y

Culturales, el Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos, la Declaración y el Programa de

Acción de Viena, adoptados por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de

1993.

Asimismo, se desarrollaron normas internacionales para superar las tendencias

integracionistas predominantes hasta la década de 1980. Ahora se tiende a establecer un

estatuto de derechos de los pueblos indígenas como el Convenio 169 de la Organización

Internacional del Trabajo (OIT) y el Convenio Constitutivo del Fondo Indígena ya

vigentes, así como los proyectos de Declaraciones de Derechos Indígenas en las

Naciones Unidas y en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Algunos organismos de las Naciones Unidas y de la OEA, los bancos multilaterales y el

FIDA, la Unesco, la Unicef, el Instituto Indigenista Interamericano y la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos están incorporando nuevos principios y normas

de funcionamiento basados en el derecho a la participación, la obligatoriedad de la

consulta y la protección de los derechos culturales.

También contribuyeron a elevar la visibilidad de la temática indígena la

declaración del Año Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, en 1993, y la

proclamación del Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo,

durante el lapso de 1994 a 2004, a fin de mejorar la cooperación internacional en temas

relacionados con los derechos humanos, desarrollo sostenible, educación, salud,

organización y otros.

Otros documentos son la Declaración de Río de Janeiro de 1992, en la que se

aprobó el compromiso de los estados al reconocimiento de la identidad étnica y cultural

de los pueblos indígenas y su legítimo derecho a participar en el desarrollo sostenible.

La propia Agenda 21 reconoce la importancia del rol de los pueblos indígenas en el

desarrollo saludable y sostenible. Por su parte, el artículo 8° del Convenio sobre


Biodiversidad se refiere al derecho de los pueblos indígenas a mantener y preservar el

conocimiento y las prácticas indígenas de conservación y utilización de la diversidad

biológica en función de un reparto equitativo de sus beneficios. Similares acuerdos

están contenidos en el Convenio sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre

Desertización.

Organismos multilaterales tienen unidades especializadas para apoyar el

desarrollo de los pueblos indígenas. El Banco Mundial (BM) se guía por la Directriz

Operativa 4.20, que fomenta el respeto a la dignidad y las especificidades étnicas y

culturales de los pueblos indígenas. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene

la Unidad de Pueblos Indígenas y Desarrollo Comunitario que, al igual que el BM,

disponen evaluaciones de impacto medioambiental y social de los proyectos de

desarrollo.

La Comunidad Europea, en la reciente reunión de Bruselas[1998], dio pasos

fundamentales para establecer estrategias y criterios concretos en su trabajo relacionado

con los pueblos indígenas. Varios países consolidaron la dimensión étnica como algo

fundamental. Por ejemplo, Alemania, cuyo Ministerio de Cooperación Técnica publicó

un documento que incluye como dimensiones transversales la pobreza, el género y la

etnicidad. De la misma forma, Dinamarca, los Países Bajos, Bélgica, España y otros.

Estos cambios favorecen una participación directa de los beneficiarios en el

desarrollo, el mejoramiento de capacidades institucionales y de recursos humanos

indígenas, el fortalecimiento de las organizaciones de base y la promoción de sus

derechos.

17. Conclusión.

En este sentido es fundamental la prosecución de los trámites de los proyectos de

declaraciones interamericanas en la OEA y el de las Naciones Unidas para que los

derechos de los pueblos indígenas puedan tener una referencia moral internacional.
En este proceso es fundamental el rol creciente de las organizaciones indígenas

en su lucha por el reconocimiento de sus derechos.

Destaca la coincidencia de las agendas de modernización de los estados, las

reivindicaciones de los pueblos indígenas y la cooperación internacional. Mientras

algunos países aún tienen dudas sobre el reconocimiento de la naturaleza multiétnica de

sus sociedades y estados, junto con la inclusión de los derechos indígenas en sus textos

legales y constitucionales, otros, como Ecuador, tal vez hayan llegado al techo jurídico

alcanzable en las actuales condiciones históricas.

18. Bibliografía.

BOUZAS, Roberto y Ricardo French-Davis (1998) "Las condicionantes económicas

internacionales y la gobernabilidad de los países en desarrollo". La Paz: CAF-ILDIS

(mimeografiado).

COMAS D' ARGEMIR, Dolors (1998) Antropología económica. Barcelona: Ariel.

COMUNIDAD EUROPEA (1998) "Proyecto de documento de trabajo de los servicios

de la comisión sobre el apoyo a los pueblos indígenas en la cooperación al desarrollo de

la Comunidad y de los estados miembros" (mimeografiado).

También podría gustarte