Portela Huracán
Portela Huracán
ASESINO, YO
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iv   !N~   LucIA Pna"KI.A                              a_ .,.,,~ ......,..... '1ft y...... nu._                                                      •
INDICE
Prólogo ........................................................................................................vi i
Huracán ......................................................................................................97
tal vez lo confundieron con otro. En fin, no sé. En nuestra casa del
mi.h~unanitQ.fl13_,,-bo Y-Yº-·_
de traslación, más bien lenta ... iHum r Malo, malo ... -se secaba el Imagino cómo debieron sentirse los estimados televidentes de las
sudor de la frente con la manga de la camisa-o Precipitaciones, tantos tres y pico de la madrugada, que seguro eran millones, ante aquella
milímetros. Presión atmosférica, mascuantos hectopascales. Velocidad oscuridad. Creo que escuché unos gritos a lo lejos. No sé. Ni Stephen
de los vientos huracanados ... j Uf! Muy fuertes, fortísimos ... iHace dé King hubiera inventado algo más terrorífico)
      cadas que no se veía algo como estol Pero mantengan la calma, ¿eh?                                        En lo que a mí respecta, no tenia ningún miedo. No eS que yo sea
     -volvía a secarse el sudor-o Hay que mantener la calma, estimados te                                  muy valiente, qué va. Desde niña p'!gecí toda clase de terror,,~. Fueron
      levidentes, y cumplir con las orientaciones del Estado Mayor de la De                                muchos, demasiados. Tantos, que vivía en perpetua zozobra, mor                           .,\ j.,:" I
     fensa Civil para casos de ca ... ca ... catástrofe.... Pobre tipo. A la legua                                                                                                            " l'·"~
                                                                                                            diéndome las uñas, con un nudo en la garganta ... Pero cuando tomé la
     se le notaba el miedo, las ganas de mandar a la porra al puñetero                                                                                                                       "
                                                                                                            decisión, a fines de los noventa, desaparecieron todos como por arte J' \\
     Estado Mayor con todas sus malditas orientaciones, y salir corriendo                                   de magia. ¡Zas! Fue como una especie de exorcismo. Ni siquiera volví                      .        \.
     como alma que lleva el diablo. Claro que correr no tenía sentido. No                                   ¡¡teller R"~adiJJas"Ahora, con el corte de la electricidad, sólo me preo        1"
     lIeg-.lría a ninguna parte.                                                                            cupaba que mi hermanito fuera a despertarse por causa del calor.
                                                                                                             Porque la noche estaba caliente, húmeda, pegajosa, y él, sin ventilador...
     2       Una de las canciones rm,s popu! ares. del cuarteto bri táoico The Beades. (Las depreslones
             tropicaJes, las tormentas y los huracanes que se originan ro el Atlántico Norte St:)O hau
             tizadm, en cada temporada cidónica~ siguiendo un orden alfabético, alternando los gé          3	   Popular escritor norteamericano contempórineo. ha escrito numerosas novelas de terror 
neros,o sea. que a uno ma-.cu!inosigu.e Uno femeninu '1 viceversa. y alternando también 'f de ciencia ficción. Es también cuentista y guionista. (No le complacl61a verslón cine
lustres idiomas COn más hablantes en d área de Centroamérica y el C1ribe: eSp.1ñol~ inglés matográfica que hiroStanley Kuhrick en 1980 de su novela TIw S/aining(El resplandor),
y francés. ELP). publicada en 1976. Para m(, con el mayor respeto, es unnue los poquísimos casos en la
historia del cine en que la pelkula resulra muy superior al libro. ELP).
           El Bebo no era ningún chamaco. Nada d(, eso. Con 561" tft,. Míos                                 u omisio!le~, que son legales en unos países y en otros no. según el
        menos que yo, no le filltaban fuerzas pam arruinarme los planes. Y                                  'sis;;;; de gohierno. De manera que sobrevivíamos. mal que bien,
       trataría de hacerlo, desde luego. Siempre lo hada. No quiero decir                                   gracias a las remesas que nos enviaba un amigo de papá desde los Es
       que él fuera violento, que me maltratara o algo por el estilo, no, Pero                              tados Unidos. Se suponía que en algún mornento de nuestra era par
       ten[a un lado Aliosha Karamázov francamente insoportable .• Cuando                                    tiríamos al exilio, para volver a reunir a la familia, o lo que quedaba
       empezaba con aquello de que el Señor nos ama a todos y que de                                       de ella. Pero hada falta un permiso de salida de Inmigración, que no
       bíamos buscar la salvación de nuestras almas y no sé qué más,no había                                 llegaba (aún no llega). El Bebo, con su problema de la columna, no
       forma de pararlo. Y~.k_dJ!'Ia: Ay, Bebo, por favor, déjame en paz...                                 era apto parad servicio militar. Eso era bueno, porque en caso con
    < y él: ¿Pero qué dic~jDéjate en paz tú a ti misma! Deja que                                             trario se hubiera declarado objetor de conciencia y sabe Dios lo que
       el Señor entre en tu corazón ... y cosas así. Mejor que no se despertara.                             hubiese ocurrido. En cuamo a mí... digamos que apenas existía, que
           En medio de la oscuridad, fui a sentarme en el poyo de la ventana                                 apenas existo. Vamos, que no peso ni cien libras. Según los hombres
      ~ue d.a al portal. Silencio absoluto. Ni los grillos del jardín chirriaban.                            de este país, tan adictos a las masas y los volúmenes, soy ojos verdes,
       ~ez se habían largado con su música a otra parte. He oído que los                                      pelo largo y nada más. ¿Qué interés podría tener alguien en rete
       animalc;:jos perciben la inminencia de los desastres naturales mucho                                  nerme en un lugar o en otro? Nada, que no entiendo la demora con
       mejor que nosotros, que sin satélite y radares no percibimos nada de                                  el permiso de salida. Pero me da igual. Oh, sI. Ya desde entonces me
       nada, Quién sabe. El hecho es que aún no soplaba la más mínima                                         daba igual. En esta vida hay muchas cosas que no entiendo.
       brisa. La noche estaba clara, despejada, COn luna y estrellas y todo eso.                                  El Bebo tampoco entendía. Pero él sí que se lo tomaba a pecho.
       De no ser por la TV, nadie hubiera sospechado que se nos venía                                         Durante algún tiempo estuvo muy, pero que muy ansioso, incapaz de
       encima un huracán, y de los má~"po.cªlíptico~. Mis ojos (<<de gata»,                                   concentrarse en nada, loco porque acabáramos de largarnos de una
      decía el Nene) se adaptaron enseguida a la oscuridad. Prendí un ci.                                     cahrona vez -dccía-, a cualquier parte, aunque fuera a Tombuctú.
      garrillo. Aún no era el momento, no había que apresurarse. Per                                         Porque además semía que nos vigilaban, que habían pinchado
      rnanecí allí, fumando, contemplando la noche, durante varias horas.                                     nuestro teléfono para espiar nuestras conversaciones privadas, que
       No pensaba en nada. No tenía nada en qué pensar. El Beho, por                                          merodeaban por los alrededores de la casa (vestidos de paisano, claro,
      suerte, no se despertó.                                                                                  para que no se les viera lo policial, ¡como si pudieran engañar a al
           Al filo del amanecer, me bajé del poyo. Estiré las piernas. Según                                  guien 1), en fin, que pretend ¡an aniquilarnos. Yo le preguntaba
      mis cálculos, ya era hora de entrar en acción. Sigilosa, procurando no                                  quiénes y él me respondía que ellos. ¿Quiénes más podrían ser? Ellos.
      tropezar con nada, fui hasta el cuarto de mi hermanito, en el fondo                                      Los perros. Los hijoeputas. LÜsde siempre. Yo le preguntaba si estaba
      de la casa. Ah[ estaba él, con la ventana abierta, arrebujado entre las                                  seguro, si no-serian figuraciones suyas, sí, porque a fin de cuentas era
      sábanas. Ajeno al calor, a la inminente visita de Michelle y a mis pro                                  un poco absurdo ... Él me miraba con cara de horror. Decía: ¿Un poco
      pósitos, dormía como un tronco. Vaya sueño glorioso, pensé.                                              queeeeeé? ¡Ay, María de las Mercedes Maldolladol ¡Tú como
          Ni el Bebo ni yo trabajábamos. Cmfnuestros antecedentes:.nadie                                       siernpre, en las nubes, en los jardines colgantes de Babilonia!5 Estás
      nos hubiera dado un empleo que no fu~~~;;~ l~ ~g~j"Culi:~-;~ o en la                                     más loca ... Entre eso y la muerte del Nene, tan inexplicable, rni her
      construcción. No eran antecedentes penales, no habíamos cometido                                         manito estuvO al borde de una crisis de nervios.
      ningún delito. O quizá sí. Depende del punto de vista. Hay acciones,                                         Entonces, un buen día, se iluminó. O sea, decidió que estaba bueno
                                                                                                               ya de ser católico, lo que para él equivalía a ser razonable en exceso,
      "	   Personaje de /)i'til'ya &TlIffJIJ1.'Otry (Los berman()5 Karamásov)~ última noveJa de Fi(K.f{)(
           I}ovswiev!'iki. puhlkada en f 881. Al principio de: la novela, está de luwício en un mo
           nasterioow.ooxn. (Se supnnra que la novda contaría la histoda de su vida piadosa y es            5    Jardlnesdel palaciodd rey NabuC1xlonosor Jl. del siglo VI J. C., considerados una de las
           iav{)fila. Sin embargo, el personaíe más brillante y atractivo, el auténtico protagonista,             siete maravillas del mundo antíguo. (E~tar ahí, según mi maestra de tercer grado, era
           e~ su hermano Iván, nihilisra, proflccidental y bellaco. Menos rnal,digo yn~ pues mucho                aJ!,7tlasí como estar en las nubes, volando en el upelfn de la lx}bería en vez de atender al
           me temo que con el puhrecttü Alioma nos hubiésemus aburrido de Jo lindo. ELP).                         pi7.arrún. ELP).
                                                                           >                                  "'IF ele
                                                                                                                         lo Y'laJU, .... ,"UINO. \'O Y " ' _ C1V1HtnI                 1M
lIa 	                               ·INA LucIA """'...
    falto de pasión, de auténtico fervor religioso, y se metió:l protestante.                 yo he tomado suelen dejar notas antes de ponerla en práctica. Escriben
    Se hizo evangelista, creo. Aunque no estoy segura. Tal vez fuese lu                      algo como «No se culpe a nadie ... " o, por el contrario, «La culpa la
    terano, o anabaptista, o pentecostal... En realidad no sé. Era una secta                  tiene Fulano de Ta!"'». o qué sé yo. Todo eso siempre me pareció muy
    cuyos practicantes se la pasaban dando brincos y alaridos. A veces                        patético. Vamos, como si quisieran darle una suprema importancia a
    calan en trance y se revolcaban por el piso, ponian los ojos en blanco                    un acto que, si lo miramos con un poco de objetividad, no es nada re
    y hasta soltaban espuma por la boca, vaya, corno si tuvieran un ataque                    levante. Ya sé que hay otras opiniones al respecto, pero en fin. Sea cual
    de epilepsia, y consideraban todo eso terriblemente espiritual. Yo                        sea el asunto de que se trate, siempre hay otras opiniones. Si algo se
    respeto las creencias de los demás, de veras que sI. Pero aquellos cre                   sobra1 entre las personas, es justo eso: las opiniones. De cualquier
    yentes espasmódicos y vocingleros me ponlan los pelos de punta. No                         modo. yo no hubiera sabido qué escribir en mi nota sin que sonara
    podía con dios. Cuando venian a casa, me encerraba en mi cuarto.                           falso o ridículo. El Nene siempre me decia que tengo talento para la
    Sí. para que no me dijeran que yo llevaba colgado del cuello un ins                       literatura, pero no sé. no lo creo. Toda mi obra (jjc je, mi obral) se
....	trumento de tortura. ¡Dios mío, un instrumento de tortura! Los muy                        reduce a cinco o seis cuentos, de los cuales he publicado sólo uno, en
    aimr.males se referían a una crucecita de oro de lo más inofensiva. Y                      una revista mexicana. Así que no le dejé al Bebo ninguna nota. Ahora
    si err:pezaban con los aullidos y los berridos. me iba al parque de la                     me pregunto si, de haberlo hecho, eso no hubiera cambiado el curso
    esquina y me sentaba a leer en mi banco favorito, debajo de un flam                       de los acontecimientos. Quién sabe. Me parece que no.
    boyán. Por cierto, ahí leí un libro que ahora mismo no recuerdo de                               En mi mente, le di un beso a mi hermanito. Y un abrazo. Y
    qué trata ni quién lo escribió, pero que me gustaba muchísimo en                            muchos besos más. Aunque yo no sea tan fervorosa ni tan pasional,
    aquella época, no sé por qué. La campana de Islandia. creo que se                           tampoco soy una piedra. Me hubiera gustado tocarlo de verdad. Pero
    lIamaba.f' ¿No es un lindo titulo? Pero volvamos a los evangelistas, o                      no debía correr riesgos. De manera que me despedí sólo en mi mente.
    quienes fueran. La cuestiÓn con ellos es que, pese a toda la bullanga                       Le dije que lo quería mucho-mucho, a pesar de las latas evangelistas
    que armaban, en cierto modo ayudaron a mi hermanito. Eso hay que                            (era cierto). Que ojalá no me extrañara demasiado. Le deseé suerte
     reconocerlo. Con sus extravagancias lo mantenían entretenido, a salvo                      con lo del permiso de salida, que le llegara pronto y pudiera reunirse
    de la angustia, el alcoholismo y las noches de insomflio. Verdad que                        eon papá. Y me fui, antes de que los vientos comenzaran a arreciar y
    se volvió m uy latoso con io del Señor que nos ama a todos, pero al                          las hojas de la ventana a dar bandazos. Nunca volvimos a vernos.
    menos dormía tranquilo de vez en cuando. Como aquella ma                                        Cuando salí al portal ya amanecía, aunque apenas había luz. El
    drugada, ertJ!wcra! del huracán Michelle, en que entré a su cuarto                          cielo estaba tan empedrado, tan gris, que deprimía a cualquiera. El
    subrepticiamente.                                                                            olor a humedad era muy fuerte. De un momento a otro empezarían
        Cogí la linterna y el llavero, que estaban encima de la mesita de                        a caer los primeros goterones. Y luego, casi enseguida, el diluvio. Por
    noche. Los vientos ya comenzaban a soplar con alguna fuerza, pero                            las condiciones del tiempo. era evidente que Michelle ya había entrado
    aún había una calorana sofocante, por la baja presión atmosférica.                           en la isla grande. ¿Por dónde? Vaya uno a saber. Si el ojo del ciclón
    Sólo enfriaría más tarde, cuando empezara a llover. Dudé por un se                           atravesaba La Habana, de por sí tan destruida, sería la í;"atástroTe¡más
    gundo entre cerrar o no la ventana. Preferí dejarla abierta. No quería                        colosal de los últimos cincuénta años. Por un instante sentí algo pa
    que el Bebo se despertara aún. ¿Para qué? Ya se despertaría más ade                          recido al patriotismo. Odié a Michelle.·        ...
    lante, cuando la cosa se pusiera realmente fea. También me pregunté                               Del portal salí al pasillo exterior que conduce al garaje. Las ven
    si no debía dejarle una nota. Las personas que toman la decisión que                          tanas laterales de la casa contigua estaban todas cerradas. Estupendo,
                                                                                                  pensé. No quería que nadie me viera.
    6   Novela del escritor islandés HaUtlór Laxness (1902-1998). ganador del Premío Nohet
        de 1955. (Y del Premio Stalin de Literatura en t952. Para la Academia de futocolmo,     7   Aunque el DRAh.' no rrtonoce 'sobrar' como verbo reflexivo en ninguna de 1>U$ acep
        por lo vís;to.. algunos cHlaboracionis.mos son respetables y Otros no. ELP).                ciones, en Cuba se emplea asf. Es un cubanismo sintáctico,
                                                                                                                                                             ...   _-_._                  .. _-
r
                                                                                                                                                                           ..   _~--~~_
             Abe( el portón. Ahí adentro, en el garaje, estaba oscuro como bocu       no sé si hombre o mujer, iba a pie por el callejón de Montero Sánchez.
         de lobo. Olía a herrumbre, a moho, a gasolina. Con la linterna en           O por el de Crecherie. No sé. Iba por un callejón perpendicular a 23.
         cendida, me subí a la camioneta Ford y traté de ponerla en marcha,           Se tambaleaba. Se caía de rodillas. Se levantaba, al parecer con tre
         No era fácil. Lo logré al tercer intento. No revisé el tanque del com       mendo esfuerzo, y daba uno.s paSo.s. Vo.lvía a caerse, aho.ra de bruces.
         bustible, pues ya lo había hecho la tarde anterior. Esa camioneta era        Volvía a levantarse. Caminaba de nuevo, con una pata coja ... Hasta
         una antigualla, una auténtica pieza de museo. Cada vez que un tu            que la cortina de agua se convirti6 en una pared de agua y ya no vi
         rista la vela, enseguida quería comprarla. O si no, retratarse jUnto a       más nada. ¿Qué habrá sido de aquella persona? Jamás lo. supe.
        ella. O filmarla en movimiento. Verdad que se movía de puro mi.                    A ciegas, seguí rodando, aho.ra un poco. más rápido.. Algo tenía que
         lagro, sin que le hubieran cambiado un solo componente en más de             suceder conmigo, ¿no? Estaba segura de eso. Y en efecto., algo sucedió.
        cuatro décadas. Si no es un récord Guinness, le anda cerca.                        De pronto, la camioneta pegó como un brinco. y se detuvo. Claro
             Ya en la calle, miré por el retrovisor. El portón seguía abierto. Pero   que yo no tenía cinturón de seguridad. Po.r poco salgo disparada
        no iba a apearme para cerrarlo. Qué va. En el garaje no había nada            contra el parabrisas. De hecho, me di un buen to.rtazo en la frente con
        que pudieran robarse, y a lo mejor hasta servía de refugio a alguien.         el timón, o con algo, no sé. ¿Qué Co.ño. había pasado.? El motor seguía
        Siempre hay vagabundos, pordioseros, borrachos, viejos locos quese            encendido, pero la camioneta no avanzaba. Intenté dar marcha atrás
       fugan de sus casas y luego no tienen dónde meterse cuando llegan los           y nada, tampoco. podía. Nunca se vio una camioneta más inmóvil que
        tllH:;lcanes. También hay perros y galOS callejeros. En fin, todo lo que      aquella. ¡Ni un mulo hubiera o.Puesto tanta resistencial Aparte de
        yo deshllba era a lejarme de allí lo más rápido que pudiera. A eSlas al      «coño», mascullé otras palabrotas, aún más gruesas. En general no
       turas ya había empezado a llover y el viento sacudía las copas de los          soy boquisucia. Las blasfemias, si la. sueltas con frecuencia, pierden
       árboles como si quisiera desguazarlas. De modo que arranqué veloz ..•          eficacia. Mejor reservarlas para las grandes ocasio.nes.
       bueno, más o menos veloz, rezando por que el dinosaurio Ford no                     Mientras, un ¡¡quido tibio me corría por el rostro.. Me IOqué. Era
       fuera a darme candanga! justo ahora.                                           sangre. Me miré en el retro.visor. La herida en la frente no. lucía tan
            Creo que rodé varios kilómetros sin rumbo fijo. Di algunas                bonita. Qué raro que no me doliera. Aunque eso no tenía mucha im
       vueltas. Llegué hasta el puente de hierro del Almendares y luego re           portancia. Traté de aVanzar otra vez, y nada. Se apagó el mo.tor. Creo
       gresé, por un camino distinto. No me interesaba ir a ningún sitio en           que si me hubiera apeado en aquel mo.mento, quizá hubiese tenido
       particular. Sólo rodaba y rodaba. La lluvia era cada vez más intensa.          más suerte. Pero no lo hice. Me quedé allí, dentro de la camioneta. A
       El viento la inclinaba ora en una dirección, ora en otra. Hacía remo          mi alrededor todo era agua. La lluvia repiqueteaba contra el para
       linos, espirales, trombas. Yo. iba un poco despacio., pero sin detenerme.      brisas de un modo infernal. No. sería extraño que 10 reventara, pensé,
       Al principio tenía cierta visibilidad. Recuerdo vagamente las calles           y esa idea me devolvió la tranquilidad.
      del Vedado, sombrías, desiertas, sin vehículos ni peatones. Las farolas              Lo cierto es que la camioneta se había atascado. en un bache. Nada
      del alumbrado público, apagadas. Las de la camioneta, igual. Yo era             extraordinario, después de todo. Ya se sabe que las calles del Vedado.,
      como un fantasma que recorrfa.yna ciudad fantasma. p'o.r prim~ra                al igual que otras muchas en La Habana, están llenas de huecos, al
      vez en muchos años, me sentía'fel~                                              gunos muy grandes y peligrosos para cualquier vehículo.. En uno de
            El paisaje 'fued~sd¡b~já~~¡;;setras la cortina de agua. Era de es        esos vine a caer. S610 con una grúa se hubiera podido sacar la ca
      perarse. Nada puede un limpiaparabrisas de medio. siglo contra la               mioneta de allí. Y el problema con estos baches, aparte de lo.S atascos
      lluvia torrencial. Lo último que distinguí fue una silueta humana. Yo           y los neumáticos ponchados, es que se inundan cada vez que llueve
      rodaba en mi cacharro de lo más beatífica por la calle 23 y alguien,            un poco fuerte. Una simple tormenta tropical los hace desbordarse,
      g   CaManga: Cubanismo para denotar un problema u obs.táculo.
                                                                                     .------        :;:SU
r   1l1li                                        IN. L....,........... 
                                            EL YIIt}U, IL A.U'Nclt vn y (traflt ('lUAN""                          1M
          no digamos ya Un hurncán. As! que el nivel del a¡¡ua fue ascendiendo           una cerca, unos arbustos, un automóvil, y al final sólo tocó la ca
          hasta alcanzar el motor, y éste Se apagó, como es n¡¡tu"".                     mioneta con una de sus ramas. Yo llevaba tres días inconsciente.
              Pero eso no lo supe hasta mucho después. En aquel momento no               Aparte de la herida en la frente, que hubo que suturar, no tenía otras
          sabía ni hostia. Encerrada en la camioneta, me molestaban el olor de           lesiones visibles. Me habían hecho algunas radiografías y pruebas, y
          la sangre, tan parecido al del cobre, y el calor. Porque habla mucha           nada. Todo parecía estar en orden. Pero no había que confiarse. La
          sangre y mucho calor. Al menos así lo recuerdo. Me preguntaba si no            conmoción había sido muy fuerte. Yo debía permanecer allí, en ob
          seria conveniente bajar los cristales, para que se fuera el aire vidado        servación, unos días más. En cuanto a lo de hablar... -sonrió-, pues
          y entrara toda esa lluvia demendal y todo ese viento que rugía como            no había prisa. Ya hablaría más adelante. Por el momento era mejor
          los mil demonios ... Entonces fue cuando sentí el otro golpe. Ése sí me        que guardara reposo absoluto.
          dolió. Muchísimo. Pero sólo por un segundo, o quizás menos. Tras el                 Cuando el gordo se fue, eché un vistazo en derredor. En la sala
          dolor, vino la calma. Una rara sensación de plenitud, de bienestar.            de emergencias había otras camas y otros pacientes, familiares de los
        . Podía oír la lluvia yel viento, sí, pero muy atenuados, ComO si estu           pacientes y amigos de los pacientes y de los familiares, enfermeras y
         ~ran a miles de kilómetros de allí. Luego me entró sueño. Poco a                 novios de las enfermeras, la que limpia el piso, la que prepara el café,
          ~, me envolvió la oscuridad.                                                    el que vende pirulles ... Nada, que aquello parecía el camarote de los
              Nq, tuve suerte. Desperté en la sala de emergencias del hospital            hermanos Marx. 1O Todos charlaban, discutían, opinaban, interrum
          Fajardó. Me habían puesto una transfusión, un suero, una máscara                piéndose unos a otros. En lo alto de una pared, frente a la hilera de
          de oxígeno, un vendaje alrededor de la cabeza y no sé cuántas cosas             camas, había un televisor encendido. A todo volumen, por supuesto.
          más. i Hasta me habían cambiado el vestido por una especie de hati             Conque «reposo absoluto», ¿eh?
          long09 gris! Qué rabia. Mi primer impulso fue el de arrancarme todos                Me puse a mirar la TV. Las aventuras de Michelle seguían acapa
          aquellos trastos, incluido el batilongo. Pero no pude ni mover un               rando la atención. Tras salir de acá, había continuado su paso con
          dedo. Me sentía muy débil, mareada, con una jaqueca espantosa.                  rumbo Noroeste por el Golfo de México, y ahora estaba acabando con
              Apenas la enfermera vio que yo me había despertado, salió co               la Louisiana o con la Florida, no recuerdo bien. En cuanto a Cuba, e!
          rriendo. Enseguida apareció un médico. Un gordo cincuentón, con                 ojo del ciclón había cruzado por el centro. A la capital sólo habían
          cara de cumpleaños. Lo primero que me dijo fue: ¡Ajajá! ¡Así que te            llegado las bandas exteriores. O sea, la parte más «floja» de! fe
          nemos los ojos verdes! Y se abalanzó para estudiármelos con una lin             nómeno. Lo que yo había visto en mi accidentado paseo, toda aquella
          ternita. Luego me quitó la máscara de oxígeno y me preguntó cómo                 furia de agua y viento, no era nada en comparación con lo que había
          me sentía, y también mi nombre, dirección, teléfono, parientes cer              pasado por el centro de la isla grande, al que más tarde la ONU de
          canos, etc. No le respondí nada. No tenía ganas de hablar. Él aceptó             clararía oficialmente «zona de desastre». Hacia allá se había dirigido
          aquel silencio como lo más natural de! mundo. Me preguntó si yo                  buena pa rte de la prensa nacional e internacional. Las imágenes to
          podía oírlo. Asentí con los ojos (hacerse e! sordo es mucho más difícil          madas desde el aire, que aparecían ahora en pantalla, eran todo lo ho
          que hacerse el mudo, al menos para mí). Entonces volvió a ponerme                rribles que cabía esperar. Pura devastación, igual que en la costa ca
          la máscara y habló él. No recuerdo todo lo que dijo, sólo algunas cosas.         ribeña de Centroamérica.
          Lo que había caído encima de la camioneta era un álamo. Claro que                    Luego transmitieron un reportaje acerca de un pueblito llamado
          no me golpeó de lleno con el tronco, pues en tal caso me hubiera hecho           ¡!cara, en la región central. Era uno de esos bateyes ll insignificantes
          papilla. Vamos, quien haya visto álamos sabrá que pueden ser más
          altos que una caSa de dos plantas. Éste, en su caída, aplastó primero            111    Comediantes norteamericanos de la primera mitad del siglo XX. Se refren::: 3 la escena
                                                                                                  del camamteen el film A Niglu al Ihe- ()pf!n¡ (Una noche en la úpera) (935), considerada
                                                                                                  una de ¡as mejores de la comediografla mundial. (Mi preferido es Harpo. el mudo.
            9   Ikui¡ongo: Voz cubana que significa hata l,¡trEta   ue mujer.                     Gt1.tucho me pare<:edemasiaJo hablantín 'J, en ocasiones. bastante puj6n. ELP).
                                                                                           11 
   &k'y: Voz carlbe usada en las Antillas p<lra designar pequeños villorios en ingenios azu~
                                                                                                  carero,~ u ott'll dase de fin,as.. 
101 .... LuoI. ".,.'" '!:',,4J4$IIJ.'t.;;.,... .1. AIIIIM.,. tu, nttnI mI.MM 109
    que ni aparecen en los mapas. Si recuerdo e! nombre eS porque me                                    vuelan, pero que ION vientos hablan hecho volar. También dejaron al
    hizo gracia que los lugareños se autodenominaran -jicarenses •• En                                  rededor de una decena de víctimas fatales. Eso no es mucho para una
    verdad Miche!1e se había ensañado con aquel sitio. No quedaba ni                                    ciudad con más de tres millones de habitantes, de modo que no hubo
    un bohío ll en pie, ni una palma, nada. El aspecto de los jicarenses era                            catástrofe humanitaria. Sólo que una de esas víctimas fue mi her
    muy similar al de los damnificados centroamericanos. Entre ellos no                                 manito el Bebo. Encontraron su cuerpo tirado en la calle, a unas
    había indígenas. Sólo negros y mulatos. Por lo demás, a simple vista                                cuadras de casa. Estaba muy magullado, con fracturas múltiples, una
    se les notaba la miseria, e! hambre, e! desamparo. Y ahora, para colmo,                             de ellas en la base del cráneo. Qué sucediÓ exactamente, no lo sé. Creo
, 	 les había caído un huracán. Sin embargo,cuandoe! periodista les pre                                que nunca lo sabré. Dadas las circunstancias, me temo que resultarla
    guntó cómo se sentían, ellos respondieron que muy bien. Oh, s!. Ma                                  muy difícil, tal vez imposible, averiguarlo. Y para qué especular, para
    ravillosamente bien. Cualquiera hubiese creído que ironizaban, pues                                  qué, me pregunto, si de todas formas él no va a volver...
    a fin de cuentas la pregunta era un poco idiota. Pero no. LoS ¡j.:arenses                                Ahora estoy sola en nuestra casa del Vedado. Ya ni sé porqué digo
    hablaban en serio. ¡Se sentían muy bien! ¡Habían soportado el hu                                    «nuestra ». Debe ser por la costumbre. El permiso de Inmigración aún
    {~cán, síl ¡Y soportarían todo lo que tuvieran que soportar por la                                   no llega. El amigo de papá sigue enviándome algún dinerito mes tras
    patti!Ly)a revolución! I Y lucharían contra el imperialismo yanqui, sí!                              mes, y con eSO voy tirando. La camioneta Ford, como es de suponer,
    ¡Hasta Ja'l1ltima gota de sangrel ¡Y que viviera por siempre el in                                  después del incidente del bache y el álamo, paSÓ a mejor vida. Tengo
    mortal comandante en jefe! Todo eso 10 soltaron a grito pelado, agi                                 una cicatriz bien fea en la frente, pero me da igual. Si la oculto detrás
    tando los puños con frenesí, como para que no quedara la menor duda                                  de un flequillo es para no llamar la atención en la calle. No soporto
    acerca de lo bien que dios se sentían. Válgame Dios, pensé, y luego                                  que los extraños anden mirándome, siempre me ha gustado pasar
    dicen que yo estoy loca ... En la sala de emergencias se escucharon al                              inadvertida. No voy a acudir a un ciru jano plástico, suponiendo que
    gunas carcajadas. ¡Mira p'a eso, por tu vida! ¡Están del carajo, esos                                esa posibilidad estuviera a mi alcance, por la misma razón que no voy
    guajiros ñongosl 13 ¡Jo jo jol Creo que nadie reprendió a los risueños.                               a tener un perro, ni voy a ocuparme de arreglar el jardín, ni vaya in
    Ya se sabe que la gente de ciudad suele ser un tanto burlona con la                                   tentar escribir una novela ... Nada de eso tiene sentido para mí. Porque
    gente de campo.                                                                                       persisto en mi decisiÓn. Vaya si persisto. Cada año, desde el I ro de
         Si de veras el gordo creía que yo iba a decirle algo acerca de mi,                               junio hasta el 30 de noviembre, que es la temporada ciclónica, me
    estaba muy equivocado. Nada le dije, ni mi nombre. ¿Para qué? No                                      dedico a ver los noticieros en la TV. As! me entero de lo mal que anda
    era asunto suyo. Permanecí varios días en silendo, más callada que                                    el mundo y de lo bien que está todo en mi país. Pero 10 que más me
    una ostra en el fondo del océano. Él trataba de sonsacarme, cada vez                                  interesa es el parte meteorológico. Oh, sí. No me pierdo ni uno. Como,_
    más nervioso. Me decía que los pacientes anÓnimos no estaban per                                      Penélope a su Odisea, yo espero un huracán. 14 	                     "'••
    mitidos, que él no era mi niñera y no tenia por qué aguantar mis ca
    prichos, y hasta me amenazó con remitirme al psiquiatra. Pero no
    consiguió nada. En cuanto pude, me fugué del hospital. Sólo entonces
    me enteré de lo otro.
        Como se conoce, las bandas exteriores de Michelle causaron un
    sinnúmero de estragos en La Habana. Derrumbes, penetraciones del
    mar, gran parte del tendido eléctrico por el suelo, junto a los cables
    del teléfono, árboles y toda clase de objetos que normalmente no
                                                                                                          14   En La Odiml. de Homero, Pe~lope espera durante veinte largos anos el regreso de su
                                                                                                               cónyuge()dí~reyde ftaca~aquien le fue.siemprc fiel. (Y mira quel:l nor.elomcreda...
        .2 	 11oJlfa: Voz caribe que significa choza..                                                         Pero el amor es así, nada tiene que ver con lo que )a gente merezca o deje de merecer.
        13 	 Ñongo: Término des:pettivo coloquial cuhano que significa bruto, UrlO, ignorante. (Se             ELP)
             U~ sobre todo aplicado a la gente del campo, los guajiros) que a veces no son tan brutos
             nada, pero la gente de la ciudad cree que sí. ELP).