REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
             VICERRECTORADO ACADÉMICO
                ESCUELA DE PSICOLOGÍA
                Cátedra: Psicología Familiar.
                     Informe Interpretativo
Profesora: María Alejandrina González      Nombre: Kimberly Quiroz
                                     Introduccion
   La forma de organización básica para la supervivencia biológica y afectiva de
los individuos, y se configura alrededor de las funciones de conyugalidad y
sexualidad, reproducción biológica y social, subsistencia y convivencia. Además,
la familia como categoría amplia de consanguinidad es base fundamental de la
identidad, el apellido, el patrimonio, la historia compartida, la tradición de los
antepasados y atraviesa generaciones, tiempos y espacios muy diversos.
    Esta definición, aun cuando contempla aspectos tradicionales de la familia, es
decir, la describe como un espacio vital que se relaciona con patrones biológicos y
de supervivencia, también la caracteriza como un soporte para otro; en este
sentido, la familia constituye un papel importante como primer agente socializador
de los individuos, que a través del CVF, da las bases morales emocionales e
identitarias a sus integrantes.
Estresores
       Los estresores son los estímulos, condiciones o situaciones que generan
estrés. Se pueden encontrar muchas situaciones estresantes y también muchas
clasificaciones de las mismas.
Atendiendo al rol que desempeña la persona en la situación podemos hablar de:
       Estrés académico cuando por ejemplo es época de exámenes.
       Estrés laboral cuando por ejemplo hay que entregar resultados en un plazo
        muy ajustado.
       Estrés familiar cuando por ejemplo ha conflictos o falta de apoyo.
       Estrés económico cuando por ejemplo existe una situación de desempleo o
        hay problemas para pagar la hipoteca.
       Etc.
Atendiendo a la importancia del impacto de la situación sobre la persona
distinguimos:
       Estrés traumático para referirnos a situaciones violentas o dramáticas en
        las que puede estar en juego nuestra vida o la vida de las personas a
        nuestro alrededor. Algunos ejemplos son los accidentes, los atentados, las
        guerras, las enfermedades graves especialmente las de los niños etc.
       Sucesos vitales estresantes mayores, como las situaciones que cambian
        notablemente nuestras circunstancias como la muerte natural de un ser
        querido, un divorcio, un desahucio o la ruina económica.
       Sucesos vitales menores, como los problemas cotidianos que ocasionan
        alteraciones y emociones negativas en nuestra vida diaria. Un ejemplo es
        un pequeño golpe en el coche que nos deja sin vehículo durante unos días
        y nos obliga a llevarlo al taller y a tener que dar un parte al seguro.
        Estresores crónicos menores como el ruido incontrolable durante la jornada
         laboral o las temperaturas extremas en el lugar de trabajo.
   El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y conductual que
desarrollamos para afrontar y adaptarnos a las diversas demandas o situaciones
que nos vamos encontrando en el día a día.
   Actualmente, por desgracia, el estrés forma parte de nuestras vidas; a veces
tanto que podemos llegar a considerarlo incluso normal.
   Sin embargo, cuando no somos capaces de hacer frente de una manera
adecuada a las demandas con las que nos encontramos, tanto en la forma como
en el tiempo, podemos empezar a sufrir un deterioro en nuestra calidad de vida.
   Por tanto, una adecuada gestión del estrés empieza necesariamente por
conocer e identificar nuestras fuentes de estrés; esto que en principio parece fácil,
no lo es tanto, ya que los estresores no siempre son evidentes.
   Un estresor es una situación a la que está expuesta una persona y que, para
hacerle frente, necesita adaptarse a ella; es decir, son condiciones ambientales
generadoras de estrés.
   Pero, si observamos con atención a nuestro entorno, podemos comprobar
como ante la misma situación estresante unas personas reaccionan con mucho
estrés y otras se quedan como si no hubiera pasado nada.
   Y es que la clave de estresarnos no está tanto en el estresor en sí, sino en
cómo lo percibimos; es decir, nuestra percepción tanto del estímulo ante el que
nos encontramos como de los recursos de los que disponemos para hacerle
frente, son determinantes para que nuestro estrés se dispare o mantengamos la
calma.
   Existen determinadas características de los estresores que pueden hacer que
los percibamos como más estresantes.
Entre ellas destacan las siguientes:
            El cambio o la novedad de la situación, como por ejemplo mudarse a
             vivir a otra ciudad; ya que requiere por nuestra parte un mayor
             esfuerzo cognitivo y conductual.
            La falta de predictibilidad de la situación; es decir, el hecho de intuir
             que algo te va a ocurrir pero no saber cuándo, hace que ese algo nos
             genere una respuesta mayor de estrés.
            Incertidumbre acerca de lo que puede suceder en una situación; por
             ejemplo, el estrés que se produce al esperar a alguien que se retrasa
             sin saber qué le ha podido ocurrir.
            Situaciones en las que la persona no sabe qué hacer o en las que
             sobrepasan los recursos del individuo también son altamente
             estresantes.
   Por otro lado, hay que tener en cuenta que habitualmente cuando hablamos de
situaciones estresantes parece que solo nos referimos a aquellas con
connotaciones negativas, como por ejemplo un despido laboral o divorciarnos de
nuestra pareja; sin embargo, no hay que olvidar que existen momentos o
demandas del medio que tienen un carácter positivo que pueden estresarnos
igualmente. Siguiendo con los ejemplos anteriores, podemos decir que si nos
estresa divorciarnos también nos puede estresar casarnos; y que afrontar un
despido laboral es duro pero no menos que empezar en un nuevo trabajo.
    Crisis = Impacto en el estado funcional de la familia.
   La familia como sistema sociocultural abierto se enfrenta a situaciones críticas
inducidas por cambios biopsicosociales. Crisis e todo evento traumático, personal
o interpersonal dentro o fuera de la familia, que conduce a un estado de alteración
y que requiere una respuesta adaptativa de la misma.
Una crisis familiar es un evento de la vida, presente y pasado, que ocasiona
cambios en la funcionalidad de los miembros de la familia. El sano funcionamiento
de la familia requiere que estas crisis sean reconocidas y validadas por ella misma
como problemas potenciales, a fin de poder ser resueltas favorablemente.
    Eventos Críticos: Crisis normativas y paranormativas.
   Las crisis normativas también llamadas evolutivas están en relación con las
etapas del ciclo vital de la familia. Son situaciones planeadas, esperadas o que
forma parte de la evolución de la vida familiar. Cambios que obligadamente se
suscitan dentro de la familia, por lo que se llaman también intrasistémicas.
   Se pueden encontrar complejas transformaciones en los roles familiares. Los
periodos de transición de las familias son fuentes de estrés intenso. Las crisis
evolutivas que marcan la transición de una etapa a otra, son oportunidades de
crecimiento para cada uno de sus miembros al posibilitar la adquisición de nuevas
responsabilidades, roles, relaciones, compromisos, lo que va dando forma a la
identidad de cada uno y del grupo.
Las crisis normativas se desarrollan en 4 etapas.
1. Etapa constitutiva.
2. Etapa Procreativa.
3. Etapa de dispersión.
4. Etapa Familiar Final.
LAS CRISIS PARANORMATIVAS:
   Se definen como experiencias adversas o inesperadas. Eventos provenientes
del exterior (Inter sistémicos), que generalmente resultan impredecibles para la
familia.
   Estás crisis se asocian con grandes periodos de disfunción, durante los cuáles
los miembros de la familia presentan dificultades en la comunicación y para la
identificación de los recursos necesarios para resolverlas. Ejemplo: divorcio,
alcoholismo u actividades criminales.
   Tanto las crisis normativas como las paranormativas, pueden ser de 2 tipos;
que son las instrumentales y afectivas.
   Instrumentales: Aspectos dinámicos y mecánicos de la vida diaria. Afectivos:
Aquellos que amenazan las situaciones emocionales de la vida familiar.
   Las características instrumentales o afectivas no se muestran aisladas, si no
que con frecuencia interactúan y se potencian entre sí. Aquí se niegan o no se
desean reconocer, se evaden responsabilidades, mal interpretación.
    Todo tipo de crisis implica un importante peso sobre el funcionamiento familiar
y requiere de un proceso de adaptación capaz de mantener la continuidad de la
familia y de consentir el crecimiento de sus miembros. Las crisis pueden suceder
simultáneamente, así como presentarse varios eventos críticos a la vez.
    Cada una de las etapas del ciclo vital familiar conlleva crisis. La familia
requiere tantos periodos de adaptación como crisis se presenten. Se debe
investigar la forma en como la familia identifica y aborda las crisis, así como nivel
de conflicto alcanzado, cambios adoptados, grado de compromiso, solidaridad y
apoyo entre la pareja y el resto de la familia.
   La familia funcional no difiere de la disfuncional por la ausencia de problemas,
lo que las hace diferentes es el manejo que hacen de sus conflictos.
                                   Conclusión
   Es importante recordar, que las crisis se dan cuando se requiere un cambio en
las reglas, normas y la comunicación familiar, y cuando no se maneja
adecuadamente estas demandas, la familia puede experimentar disfunción. De
ahí, la importancia de desarrollar una comunicación fluida y unos comportamientos
flexibles a las necesidades del medio, por parte de todos los miembros, de tal
manera que se conserve la integridad familiar.
   Más aún, se espera que las familias no sólo han de sobrellevar los momentos
que se presenten durante su ciclo, sino que además sean el soporte a las diversas
crisis evolutivas o inesperadas que se viven. La familia enfrenta constantemente
cambios e incertidumbres, es decir, no se puede predecir con exactitud el
momento en el cual pasa de una fase a otra, o si en dicha fase se presentará un
evento abrupto que comprometa el desarrollo familiar y el de sus integrantes y
ponga al límite sus estrategias de afrontamiento.
                           Referencias Bibliograficas
   Barbeito. (2002). La familia y los procesos de socialización y reproducción
    sociopolíticas de la juventud. Estudios de Juventud, 1-11.
   Becerril, D. R. (2004). Nuevas formas familiares. Portularia, 219-230.
   Benítez, N., Abelleira, C., Fernández, J., & Touriño, R. (2010). Evaluación Familiar
    en Rehabilitación. Evaluación en Rehabilitación Psicosocial. (125-134). Valladolid:
    FEARP.
   Brullet, C. (2010). Cambios familiares y nuevas políticas sociales en España y
    Cataluña. El cuidado de la vida cotidiana a lo largo del ciclo de vida. Educar. 51-79.