U n i d a d E d u c a t i v a Té c n i c o H u m a n í s t i c o “ O M A S U Y O S S E C U N D A R I O ”
“ COM U N I CA CI Ó N Y L E N G U A J E S ”
EL DEBATE CURSO: 3° “A”
° dos partes o
El debate es una forma de comunicarse que consiste en la confrontación de diferentes puntos de vista respecto a un mismo tema. El encuentro se realiza entre
más (dos personas o grupos) en el que un asunto específico es abordado desde diferentes concepciones.
En un ambiente escolar y académico, el debate resulta una herramienta útil para analizar temas de estudio y permitir alcanzar un mayor nivel de conciencia. No se trata de
una pelea o de una burla hacia el otro, sino de una conversación entre personas que se respetan y se escuchan.
Es comprensible que las personas tengan diferentes opiniones y reacciones sobre un mismo tema, especialmente si están relacionadas con la política o la ética. A través de
un debate es probable que las partes no cambien de parecer, pero sí que puedan comprender mejor a aquellos que piensan distinto.
CARACTERÍSTICAS DEL DEBATE:
Los debates se caracterizan por lo siguiente:
Consiste en un intercambio organizado y argumentado de ideas y/o puntos de vista.
Puede darse entre dos o más personas, de manera oral o, en ocasiones, escrita.
Cuenta con un moderador para distribuir el tiempo de habla de manera equitativa y asignar los turnos, manteniendo el orden en el debate.
La confrontación argumental se da en base a una serie previamente acordada de reglas o normas de debate.
Suele haber un público presenciando el debate. Dependiendo de quién haya sido más elocuente en sus argumentos, el público puede elegir un “ganador”.
El cometido del debate es llegar a algún tipo de conclusión a partir de las ideas expuestas.
Un debate se caracteriza por ser un momento de encuentro seguro para la confrontación de ideas, a través del respeto y sin violencia (de lo contrario, sería un enfrentamiento).
TIPOS DE DEBATE:
Puede haber muchos tipos y estilos distintos de debate, dependiendo del ambiente en el que tengan lugar: atendiendo al conjunto de reglas o normas que se acuerden de
antemano. Sin embargo, dependiendo de si existe un conjunto oficial de reglas para debatir o si éstas se fijan de manera espontánea e improvisada, podemos distinguir entre
los debates formales y los debates informales, respectivamente.
Debates formales: cuentan con reglas claras y preestablecidas, y un moderador que vela por el cumplimiento de las mismas. En ellos las formas deben cuidarse y
generalmente el tema a discutir está muy bien acotado. Por ejemplo, un debate informativo que ofrece una autoridad a una audiencia especializada o de prensa.
Debates informales: caracterizados por la libertad argumentativa, no suelen estar acordados de antemano, ni contar con reglas formalmente establecidas.
Tampoco suelen tener un moderador, y que permiten intercambiar los puntos contrapuestos de manera armoniosa. Suelen ser muy interesantes y genuinos
porque afloran los pensamientos y las emociones de cada participante, sin premeditarlos. Por ejemplo, debates que se originan durante una cena familiar o
durante una clase de la escuela.
Los debates, tanto formales como informales, pueden estructurarse con diferentes tonos de comunicación:
Un tono informativo. La información a debatir se presenta de manera completa, basada en hechos y evidencias. Un orador puede ser quien presente esos datos
y la audiencia puede ser quien realizará preguntas para despejar dudas.
Un tono argumentativo. Los datos que intentan dar razones sobre un punto de vista deben tener un respaldo confiable que lo avale para que el debate no resulte
una discusión sin sentido entre las posturas contrapuestas.
Un tono persuasivo. Un orador (o grupo al que representa) puede tener la intención de convencer a una audiencia. Para eso, empleará técnicas de convencimiento
desde la lógica, emotividad o simpatía.
ELEMENTOS DE UN DEBATE FORMAL:
Un debate formal cuenta con los siguientes elementos o pasos a seguir para poder llevarlo a cabo:
Planificación del tema o hipótesis a debatir, de manera clara y acorde al público al que se dirige.
Organización de los equipos (desde el orador o representante del grupo, audiencia, moderador, entre otros).
Determinación de la estructuras o momentos para que cada parte tenga la palabra. Por ejemplo, un orador puede responder las preguntas del público solo tras
finalizar su discurso.
Iniciación del debate propiamente dicho, que puede estar a cargo o no del mediador o moderador.
Ejecución del debate, con los respectivos momentos para que cada parte pueda hablar.
Conclusión del debate, que puede constar de unas pocas palabras del moderador, para darle un cierre al encuentro.
ESTRUCTURA DEL DEBATE
La estructura que rige a los debates normalmente está acordada de antemano, y forma parte de las normas o reglas de debate, conocidas por quienes participarán en él. Sin
embargo, a grandes rasgos todo debate formal consta de cuatro fases:
Apertura. A cargo del moderador, la apertura consiste en una introducción al tema del debate, haciendo énfasis en su vigencia, importancia o actualidad, y también las dos
posturas que se enfrentarán en el debate. Luego hace lo mismo con quienes debatirán, explicando su nivel de experticia en el asunto y su recorrido profesional o académico.
Cuerpo del debate. En este apartado el protagonismo corresponde a quienes debaten, quienes dispondrán generalmente de dos bloques de tiempo de igual extensión, para
primero exponer un punto de vista, luego el otro, y finalmente argumentar a favor o en contra. La interacción entre los debatidores debe ser mediada por el moderador
cuando haga falta.
Preguntas y respuestas. Una vez expuesto el grueso del debate, normalmente el moderador formula algunas preguntas de interés general, de modo que los dos debatidores
puedan responderlas a su manera. Finalmente, el moderador podrá abrir la participación del público para que haga, a su vez, las preguntas que considere pertinentes.
Conclusión. En este último apartado se hará un breve resumen de lo expuesto, y se anunciará, en caso de haberlo, el ganador del debate, o la conclusión alcanzada en conjunto
por los debatidores. Se trata del cierre del debate.
OBJETIVOS DE UN DEBATE
Todo debate tiene el cometido fundamental de contrastar los puntos de vista disponibles en una materia, a través de dos o más expositores, de manera seria, argumentada y
frontal, de modo tal que quienes asistan al debate puedan recibir información pertinente y puedan hacerse una opinión propia.
Esto significa que el cometido del debate no es realmente ganar, pues no se trata de un concurso, si bien cada debatidor se esforzará por convencer lo más posible a los demás
de su punto de vista, como es normal.
REGLAS DE UN DEBATE
Las reglas de un debate pueden ser muy diversas, pero en general suelen parecerse a lo siguiente:
El moderador cuenta con la autoridad a lo largo del debate, y debe usarla para establecer las condiciones más justas, equitativas y respetuosas posibles para el
despliegue de las ideas.
El debate debe ocurrir de manera organizada, pacífica y respetuosa, sin argumentos ad hominem, ni ejercicios de violencia física o psicológica.
Los debatidores deben circunscribirse al tema del debate, y no abandonarlo a favor de otros que les sean más afines o convenientes.
La interrupción del otro debe evitarse, si bien es posible contar con derecho a réplica y, en ciertos casos, con la autorización de relevo del moderador.
Las intervenciones deben ser lo más breves y concretas posible, para no acaparar el tiempo e impedir al otro expresarse.
REGLAS DE CONDUCTA
Para que un debate se desarrolle de manera adecuada y en armonía, es necesario que cada parte respete ciertas reglas generales de conducta:
Ser tolerante ante las diferencias de los demás.
Escuchar sin interrumpir.
No subestimar ni burlarse del que piensa diferente.
Evitar alzar la voz para interrumpir al que está hablando.
Evitar dispersarse o hablar de temas ajenos al debatido.
Criticar con fundamentos o con propuestas mejores a las criticadas.