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Monografía Copepodos

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FACULTAD DE CIENCIAS VETERINARIAS Y BIOLÓGICAS

CARRERA DE BIOLOGÍA MARINA


CULTIVO DE ALIMENTO VIVO

SEMINARIO: COPÉPODOS EN LA
ACUICULTURA

INTEGRANTES:

- ARMAS GÁSTULO, LUCÍA


- ASTUHUAMAN, JOSÉ
- ALVAREZ COSAR, CESAR
- ALTAMIRANO COBEÑAS, MICAELA
- BOTTO MAZZONE, GAETANO RAFAEL
- DELGADO MIGONE, DIEGO

2022-1
ÍNDICE
1. Introducción
2. Aspectos generales de los copépodos
2.1. Biología
2.2. Morfología
2.3. Taxonomía
3. Copépodos como alimento vivo
3.1. Consumo
3.2. Valor nutricional
3.3. Microbiología
4. Parámetros
4.1 Temperatura
4.2 Salinidad
4.3 Dieta
5. Métodos de Cultivo
5.1. Según Anzueto, 2014
5.2. Según Mujica, 1995
5.3. Segun Drillet G., Frouel S., Sichlau M., Jepsen M., Hojgaard J. & Joarder
A., 2011
6. Enriquecimiento
7. Aplicaciones en la Acuicultura
7.1. Copépodos como dieta en larvicultura
7.2. Copépodos como dieta en crustáceos
7.3. Copépodos como bioindicadores
7.4. Copépodos como controladores biológicos de larvas de mosquitos
8. Dificultades
9. Perspectiva Peruana
10. ¿Cómo hacer un cultivo casero?
10.1. Equipo
10.2. Cosecha
10.3. Observaciones
11. Conclusiones y Reflexiones
12. Referencias
1. Introducción

Durante el desarrollo de la acuicultura se ha observado una estrecha relación en la


nutrición de los cultivos con la obtención de buenos individuos. Tanto peces, como
moluscos, crustáceos o equinodermos requieren de un alimento balanceado para
desarrollarse y obtener las características deseadas por lo que el alimento artificial
podría no bastar para cubrir estos requerimientos por lo que emplear alimento vivo
es una opción muy factible sobre todo para la crianza en las primeras etapas de vida
(larvicultura) ya que la supervivencia de estos se aumenta al proporcionar una
calidad nutritiva mayor y fácil de aceptar para las larvas durante esta fase tan crítica
y sensible.
Al recurrir al alimento vivo nos fijamos en los atributos generales que los hacen
propicios para su uso como el tamaño, la digestibilidad, las facilidades y crecimiento
del cultivo en masa o la composición nutricional que pueda presentar. Gracias a esto
es que encontramos diversas opciones, una de estas son los copépodos que se
presentan como la mejor opción nutricional para peces tanto de agua dulce como de
los marinos en vista a que corresponden a la mayor parte de la dieta cuando estos
son larvas. Sin embargo, aún se sigue alimentando en demasía con artemias y
rotíferos dentro de los criaderos principalmente por lo que todavía no se desarrollan
en su totalidad métodos de producción a escala masiva que impliquen tanto la
eficiencia como la rentabilidad. Esto no sólo acarrea el hecho de vacíos en la
acuicultura sino que repercute directamente en el desarrollo y supervivencia de los
alevines, sobretodo de los peces marinos ya que estos, en su mayoría, tienden a
disponer más de los copépodos en su medio natural ya sea por las altas densidades
poblacionales de estos o por el número de especies encontrados en su medio
(Dhont, 2013).

Figura 1. Factores que afectan la ingestión de alimentos vivos (Kolkovski, 2013).

2. Aspectos generales de los copépodos


2.1. Biología
Estos microcrustáceos pertenecen a una subclase denominada Copepoda
que abarca a grupos de individuos microscópicos forman parte del
zooplancton que habitan tanto en ecosistemas de agua dulce como en
marinos. Como se sabe, son parte de la cadena alimenticia siendo
fundamentales para organismos filtradores o larvas durante todo el desarrollo
o una etapa de su vida.

En cuanto a su reproducción sexual, se encuentra que estos animales


emplean una abertura genital ubicada en el primer segmento abdominal para
aparearse. Luego del apareamiento y la eclosión de los huevos se
desarrollan seis estadios naupliares que son de suma importancia para el
cultivo del alimento vivo en vista de las variaciones de tamaño que pueden
llegar a alcanzar de entre 38 μm a 65 μm lo que implica una facilidad para
suministrarlos a peces con una apertura de boca más pequeña. Luego de la
etapa naupliar se logra el estadio de copepodito (la forma más cercana a la
de los adultos) que también pasará por otros seis cambios antes de
presentarse la forma ya madura (Dhont, 2013).

Figura 2. Esquema del ciclo de vida de los copépodos (Dhont, 2013).

2.2. Morfología

Los copépodos son artrópodos crustáceos que comparten las características


comunes de este grupo filogenético encontrándose en este el tan afamado
exoesqueleto de quitina y la fusión de la cabeza con el tórax (cefalotórax).
Por otro lado, encontramos estructuras propias del clado como los apéndices
articulados ubicados en la zona ventral del cefalotórax y el ojo naupliar
situados en la cabeza. Algunas de las características morfológicas que
encontramos son las diferencias en el grosor de los segmentos abdominales,
pero en una mayor medida se puede denotar la diferencia entre el largo de
las antenas de los órdenes más conocidos siendo que los Harpacticoida
poseen un menor tamaños de estas mientras que los Calanoida tienen la
mayor longitud de entre los tres órdenes alcanzando incluso el abdomen, y
finalmente están los Cyclopoida no abarcan ni antenas largas ni cortas
(Dhont, 2013).

Figura 3. Clasificación y diferencias entre los tres órdenes de copépodos


(Khodami, 2017).

2.3. Taxonomía

Como ya se ha mencionado, en el rubro de la producción de copépodos se


emplean sólo tres órdenes: Calanoida, Harpacticoida y Cyclopoida, dentro de
los cuales se prefiere realizar un cultivo mixto o mono de las especies de
Calanoida con lo que encontramos tanto a Acartia, Centropages y
Eurytemora spp. Otra gran importancia para el desarrollo de los cultivos es la
alimentación que cada orden posee encontrando que los para Calanoida se
les necesita suministrar fitoplancton, en vista de esto, encontramos una de
las razones por las que es mucho más sencillo su cultivo sobre los otros
grupos de copépodos que presentan una alimentación omnívora (como los
Cyclopoida) o sólo se alimentan de bacterias y biofilms (Harpacticoida) lo que
de por sí genera un mayor gasto con lo que no los convierte en un cultivo tan
rentable y eficiente (Dhont, 2013).
Figura 4. Alimento vivo más empleado en la acuicultura (Prieto, 2020).

3. Copépodos como alimento vivo.

3.1. Consumo

El consumo de estos organismos es mucho más abundante en peces


marinos, especialmente peces con una abertura de boca pequeña durante
sus estadios larvales, además, la calidad que representan es mayor en varios
casos sobre otros alimento vivos debido a que poseen los nutrientes más
adecuados para los cultivos y porque también son más fáciles de digerir
(Dhont, 2013).
Los peces que más usan copépodos en la alimentación son el pargo rosa
(Pagrus auratus), el mero (Epinephelus coioides), el pargo rojo (Lutjanus
campechanus), el pez payaso de cola amarilla (Amphiprion clarkii), el
lenguado (Hippoglossus hippoglossus), el bacalao (Gadus morhua) y la
lubina (Lates calcarifer) (Dhont, 2013)
Por otro lado, se los puede usar para alimentar otros tipos de organismos
como corales, moluscos o crustáceos, en sí, se emplean más para la
alimentación de organismos marinos tanto en la acuicultura como en la
acuariofilia.
3.2. Valor nutricional

Los copépodos no son capaces de sintetizar los ácidos grasos de cadena


corta a ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) por lo que se puede optar por
suministrarlos. Sin embargo, encontramos excepciones a la regla como los
Harpacticoida que se ha encontrado una característica ya que producen
PUFAs.

A pesar de que no todos presentan PUFAs, Copepoda es el único alimento


vivo con la capacidad de concentrar valores mucho más elevados tanto de
PUFA como de HUFA (ácidos grasos altamente insaturados), ambos ácidos
grasos esenciales o precursores de estos necesarios para el correcto
desarrollo celular y supervivencia de las especies de interés acuícola, por
otro lado, superan por demasía a artemias y rotíferos en el contenido de DHA
y EPA siendo así los que mayor contenido de estos presentan (Dhont, 2013;
Hernández, 2017).
En cuanto al valor proteico, se ha encontrado una mayor digestibilidad debido
a que a diferencia de otros alimentos vivos se presenta en su composición
una enorme cantidad de aminoácidos libres (FAA) que son mucho más
fáciles de asimilar que las proteínas enteras u otro tipo de aminoácidos
(Dhont, 2013).

Figura 5. Contenido porcentual de lípidos neutrales (NL) y polares (PL) y de


20:4 n-6 (ARA), 20:5n-3 (EPA) y 22:6n-3 (DHA) en copépodos adultos (250-
800 μm) y nauplios (80-150 μm) colectados de un pozo abierto noruego,
copépodos enriquecidos con Isochrysis y RotiMac y nauplios de Artemia de
1-día de edad con DC-DHA Selco (data obtenida de Mereen et al., 2008) y de
adultos de Acartia tonsa (A-Rho) y nauplios (N-Rho) en un crecimiento en un
cultivo de Rhodomonas baltica (data de Stottrup et al., 1999). (Dhont, 2013).

En el gráfico se puede evidenciar la cantidad mayor de HUFA que poseen los


copépodos sobre rotíferos y artemias enriquecidos, aún así, la cantidad de
lípidos neutrales es mayor en estos dos últimos alimentos vivo, pero se ha
demostrado que es preferible adoptar una mayor cantidad de fosfolípidos
como base de la dieta en larvas puesto a que en un medio natural es mucho
más importante en su desarrollo cosa que es provista de mayor manera por
los copépodos. El único percance que se puede abarcar es una menor
cantidad de ácido araquidónico (ARA - Omega 6), sin embargo, esto se ve
compensado por la enorme proporción de ácido eicosapentaenoico (EPA) y
ácido docosahexaenoico (DHA - Omega 3) (Dhont, 2013).

Figura 6. Contenido de pigmentos y vitaminas en copépodos adultos (250-


800 μm) y nauplios (80-150 μm) colectados de un pozo abierto noruego,
rotíferos enriquecidos con Isochrysis y RotiMac y nauplios de Artemia de 1-
día de edad enriquecidos con DC-DHA Selco (data obtenida de der Meeren
et al,m 2008) (Dhont, 2013).

En cuanto a la cantidad de vitaminas, encontramos que las artemias


enriquecidas equiparan a los copépodos sin enriquecimiento, algo muy
destacable de esto es la cantidad de Astaxantina que funciona como
precursor de la vitamina A que junto a la E es capaz suprimir la peroxidación
de lípidos lo que es importante para los peces con altos contenidos de PUFA.
Debido a la cantidad de factores nutricionales es recomendable brindar
copépodos durante la fase sensible o como un complemento en vista de que
poseen nutrientes esenciales para mejorar el crecimiento, la supervivencia o
una mayor proporción de alevines con un desarrollo normal (Dhont, 2013).

3.3. Microbiología

Como en todo alimento vivo, siempre existe un riesgo en la introducción de


microorganismos patógenos, en el caso de los copépodos encontramos que
las mayores amenazas giran en torno a parásitos y bacterias del género
Vibrio ya que forman parte del ciclo de vida de algunos huéspedes. Aún así,
el riesgo que se conlleva a nivel microbiológicos es mucho menor es este
clado que en otros como Artemias o rotíferos por lo que estos
microcrustáceos son capaces de tolerar la filtración y el respectivo lavado
cuando se encuentran en los cultivos. Por otro lado, se ha encontrado que
existe una relación entre bacterias y copépodos porque influyen en una
mayor producción y eclosión de huevos tanto por la relación que tienen en
los ecosistemas acuáticos como los procariontes que albergan en sus
sistema digestivo teniendo a: Bacili y Actinobacteria en su flora, y
conviviendo con Alphaproteobacteria, Deltaproteobacteria y Synechoccoccus
en su ecosistema. Por otro lado, también existe una importancia en las
bacterias que descomponen materia orgánica y compuestos nitrogenados
porque proporcionan un mejor ambiente de desarrollo (Dhont, 2013;
Comisión Europea, 2015).

4. Parámetros
4.1. Temperatura

La temperatura es uno de los factores abióticos más importantes que regula


el ciclo de vida de todos los organismos. En la biología de los copépodos
este factor ha sido ampliamente estudiado (Miller y Marcus, 1994; Chinnery y
Williams, 2003; Matias-Peralta et al., 2005; Cook et al., 2007; Rhyne et al.,
2009). Cuando se cultiva una especie, es importante conocer su temperatura
óptima, ya que la mayor parte de la energía del metabolismo se dirigirá a
procesos como crecimiento, tiempo de desarrollo y reproducción y por lo
tanto aumentará el rendimiento de su cultivo.

Está bien documentado que la duración del desarrollo de los copépodos


disminuye conforme se incrementa la temperatura, hasta llegar a un punto
máximo (Lee et al., 2003; Chinnery y Williams, 2003; Rhyne et al., 2009), en
este sentido es importante que los organismos cultivados maduren más
rápido pero sin afectar otros procesos biológicos, como la supervivencia, así
como buscar especies que resistan amplios intervalos de temperatura.
Generalmente las especies de zonas costeras, especialmente en los
estuarios, son más resistentes que las que habitan en los océanos.

La temperatura también afecta otros aspectos de la biología de los


copépodos, como el porcentaje de hembras ovígeras de una población, el
tiempo de puestas, la fecundidad, el éxito de la eclosión de los huevos
(Bonnet et al., 2009; Rhyne et al., 2009) y la proporción de sexos (Lee et al.,
2003).

La temperatura también tiene efectos sobre la composición de ácidos grasos


de los copépodos. En especies como Amonardia, sp. cuando se mantienen
en temperaturas bajas (6ºC) la cantidad de PUFA es mayor que a
temperaturas más altas (20ºC). Esta respuesta está asociada a la necesidad
de mantener una fluidez adecuada de las membranas celulares y de
organelos (Cossins y Proser, 1978). Otras investigaciones señalan que la
cantidad de lípidos es más alta a temperaturas bajas que a temperaturas
altas, debido a que estos compuestos son empleados como reservas de
energía para la supervivencia en periodos fríos, cuando no hay nutrientes
disponibles y para la reproducción (Takashi y Ohno, 1966).

Corkett y Zillioux (1975) al estudiar la producción de huevos en varias


especies de copépodos transportadores de huevos en sacos y no
transportadores, encontraron que dentro del intervalo de tolerancia para cada
especie la disminución de temperatura favorece la producción de huevos en
especies de los géneros que no acarrean sacos de huevos como Acartia y
Temora. Landry (1975) y Klein-Breteler y González (1988) mencionan que los
cambios de temperatura se reflejan en las tallas y concluyen que todos
aquellos efectos de aclimatación que se ven en el campo se pueden
reproducir en el laboratorio, así lo demostraron con los copépodos Acartia
clausi, Temora longicornis y Pseudocalams elongatus, ya que encontraron
que a altas temperaturas se observan tallas menores.

4.2. Salinidad

Son pocos los trabajos que existen acerca de los efectos de este parámetro
en la biología de los copépodos. Hagiwara (1995) describió algunas
características de mantenimiento del copépodo Tigriopus japonicus, cultivo
en cajas petri a diferentes salinidades (4,8,16 y 32%) alimentados con
Tetraselmis tetrathele, encontrando que a 32% de salinidad se obtienen más
nauplios, alcanzando además el máximo crecimiento poblacional; por otra
parte sugieren que las salinidades no afectan la proporción de sexos.

Este factor ambiental afecta las respuestas funcionales y estructurales de los


invertebrados, salinidades sub o supra normales requieren exhaustivos
ajustes de los mecanismos osmorreguladores de los individuos, provocan
modificaciones en la proporción relativa de solutos, en los coeficientes de
absorción y en la saturación y disolución de gases (Kinne, 1964). Las
respuestas estructurales a las variaciones de salinidad se basan, en última
instancia, en diferencias en las tasas metabólicas que afectan al crecimiento
y a la capacidad reproductiva (Miliou, 1996).

En ensayos realizados sobre Tisbe holothuriae, Miliou & Moraitou-


Apostolopoulou (1991) hallaron que salinidades sub o supra óptimas
conducen a un crecimiento prolongado en los individuos, un decrecimiento en
la producción de huevos y bajo consumo de oxígeno. Además se observó
una reducción en la longitud total del cuerpo de las hembras de T.
holothuriae (Miliou, 1996). La energía ahorrada gracias a la disminución de
las tasas de crecimiento, la baja en la tasa reproductiva y una menor
consumición de oxígeno; compensa la necesidad de energía extra para la
regulación osmótica e iónica (Miliou, 1996).

Se documentó que Pararobertsonia sp. (Zaleha & Farahiyah-Ilyana, 2010),


posee un amplio rango de tolerancia a la salinidad (de 5‰ a 45‰), sin
embargo, la exposición directa a salinidades extremas podría conducir a la
mortalidad de los individuos.

4.3. La dieta

Los copépodos tienen una gran variedad de hábitos alimenticios, los


calanoides son filtradores selectivos y pueden llegar a alimentarse en forma
preferente de una o varias especies de microalgas (Ohs et al., 2010).
Los copépodos harpacticoides son principalmente detritívoros y
ramoneadores, y se alimentan de bacterias, macroalgas, biofilm, microalgas
y dietas artificiales (Guidi, 1984), pero aunque estos organismos tengan una
amplia variedad de fuentes alimenticias no quiere decir que no sean
selectivos. Los ciclopoides se consideran omnívoros y se alimentan de
organismos planctónicos y bentónicos e incluso presentan canibalismo, ya
que se comen a sus nauplios y copepoditos (Anzueto, 2014).

Luego de que las microalgas son ingeridas, la digestibilidad y la composición


bioquímica son los principales factores que determinan su valor nutricional
para los copépodos y para cualquier otro organismo, por eso, la identificación
de dietas microalgales que promuevan buenas supervivencias y crecimientos
poblacionales es primordial para el cultivo de copépodos (Anzueto, 2014).
La tasa de ingestión, el crecimiento y la reproducción de los copépodos
depende de la calidad y cantidad de las microalgas disponibles en el medio,
cuando éstas son óptimas, la tasa de crecimiento poblacional aumenta y por
lo tanto el cultivo se maximiza (Band-Schmidt et al., 2008).

Entre las especies de microalgas que se usan comúnmente en la


alimentación de copépodos marinos se encuentran Isochrysis galbana,
Tetraselmis suecica, Nannochloropsis oculata, Chaetoceros muelleri,
Rhodomonas sp. y Pavlova lutheri, debido a su aceptable composición, con
altos contenidos de HUFA y altas tasas de crecimiento (Knuckey et al., 2005;
Puello-Cruz et al., 2009; Ohs et al., 2010); además de proteínas
(aminoácidos esenciales) y otros nutrientes como vitaminas como el ácido
ascórbico, pigmentos y esteroles (Brown, 2002).

4.4. Oxígeno

La baja tensión de oxígeno en los tanques de cultivo probablemente aumente


la mortalidad y disminuya la fecundidad de los copépodos. Marcus (2004)
informó que 1,4 ml l-1 O2 (2 mg l-1 O2) no afecta la mortalidad pero
disminuye la fertilidad en A. tonsa a 0,7 ml l−1 O2 (1 mg l−1 O2), tanto la
fertilidad como la mortalidad se ven negativamente afectadas.Sin embargo, dentro de
una especie, algunas poblaciones experimentan rutinariamente la hipoxia natural
podría evolucionar hacia una población más resistente como sugiere el trabajo de
Oppert (2006).

4.5. Luz

El ritmo de la luz es un factor importante que controla el desempeño


fisiológico de los copépodos, activando en ocasiones la producción de etapas
de diapausa (Marcus, 1982; Alekseev et al., 2007). Este factor afecta la
producción de huevos y el éxito de la eclosión de cultivos de Acartia sp. una
exposición más prolongada a la luz aumentó el éxito de eclosión de los
huevos a las 48 horas (Camus y Zeng, 2008; Peck et al., 2008). Sin
embargo, es probable que los procedimientos de cultivo que se mantienen
constantes a lo largo del tiempo en condiciones particulares seleccionen
rasgos específicos. Por ejemplo, cultivos de A. tonsa de la Universidad
Técnica Danesa (DTU-Aqua) han perdido su ritmo diario de alimentación y
producción de huevos debido al exceso de disponibilidad de alimentos y
ausencia de depredadores a lo largo de 150 generaciones (Tiselius,1995).

El espectro de luz también es un parámetro que debe estudiarse porque las


radiaciones ultravioleta (UV) suelen generar efectos nocivos al reducir el
éxito de la eclosión de los huevos y aumentar la mortalidad, aunque algunas
especies supralitoral son más resistentes que las especies de aguas abiertas
(Chalker-Scott, 1995; Kane y Pomory, 2001; Karanas et al., 1979; Saito y
Taguchi, 2003). Aunque los rayos UV podrían utilizarse potencialmente como
un manipulador para aumentar la pigmentación, ya que parece haber una
compensación entre el riesgo de depredación (pigmentación baja) y el riesgo
de daños por rayos UV (pigmentación alta) en el zooplancton (Hansson,
2000). Ya que la mayoría de las larvas de peces son depredadores visuales
(Hunter, 1981), por lo que sería preferible un alimento con una pigmentación
"más alta" y, por lo tanto, más visible.

5. Métodos de cultivo
5.1. Según Anzueto, 2014

El principal método de cultivo es el aislamiento mediante métodos de arrastre


superficial con una redes de zooplancton de 243 µm y un copo de 202 µm
para colectar las especies planctónicas presentes. Los organismos
colectados se transportaron en bolsas de plástico al laboratorio
correspondiente.
Una vez en el laboratorio los organismos fueron aclimatados en acuarios de 20 L a
una temperatura de 20±1ºC, salinidad de 35 g∙L-1 y luz continua y fueron
alimentados ad libitum con la microalga Isochrysis sp. Para mantener en
suspensión las microalgas y para mantener la concentración de oxígeno
cercana a la saturación, los organismos se mantuvieron con aireación suave
y continua, suministrada con piedras aireadoras, el flujo de aire se controló
con llaves de aguja. Los copépodos que presentaron comportamiento
planctónico se aislaron con la ayuda de un microscopio estereoscópico y
pipetas Pasteur. Los organismos aislados de la misma especie o con
características similares, fueron colocados en cajas Petri, para observar su
morfología, a continuación, se pusieron en matraces Erlenmeyer de 1 L y se
alimentaron con la misma microalga.

5.2. Según Mujica, 1995

En los laboratorios correspondientes se cultivaron Tigriopus sp. a partir de


ejemplares capturados en pozas intermareales del sector La Pampilla de
Coquimbo (IV Región, Chile). Estos se mantuvieron en acuarios de vidrio de
cinco litros, entre noviembre de 1994 y enero de 1995. La especie podría
corresponder tentativamente a T. californicus, única del género descrita para
las costas de Chile.
Para determinar la temperatura y salinidad óptimas en el desarrollo de la
especie, los copépodos se cultivaron en nueve tratamientos diferentes,
producto de la combinación de tres temperaturas (16,5°, 21° y 25°C), y tres
salinidades (26%o, 34,5%o y 40,6%o). Estas condiciones fueron
seleccionadas de acuerdo a antecedentes previamente establecidos (Mujica
et al., 1990). Las temperaturas requeridas se lograron usando calentadores
eléctricos provistos de dimer, mientras que para las salinidades se utilizaron
diluciones y evaporaciones.
Veinte copépodos adultos, entre los cuales se incluyeron tres hembras
portadoras de huevos, fueron cultivados en cada una de 15 cápsulas
plásticas con 100 ml de agua de mar filtrada a 60 mm. Durante veinte días, a
temperatura y salinidad constante de 21°C y 26%o, los copépodos se
alimentaron con tres dietas diferentes. En tres grupos de cinco cápsulas cada
uno, se incluyó la microalga Nannochloris sp., la levadura Saccharomyces
sp. y una mezcla en proporción 1: 1 de microalga y levadura. Las dietas
fueron suministradas diariamente en una concentración aproximada de
600.000 cél/ml.

5.3. Segun Drillet G., Frouel S., Sichlau M., Jepsen M., Hojgaard J. & Joarder
A., 2011

Los copépodos harpacticoides son copépodos epibentónicos, en muchos


casos con nauplios pelágicos, y se ha demostrado que tienen cualidades
nutricionales superiores en comparación con la Artemia y los rotíferos (Cutts,
2003; Drillet et al., 2006b). Las especies de peces planos, gobios,
salmónidos, ciénidos y blénidos a veces se consideran comedores
obligatorios de harpacticoides, al menos durante un período de su ciclo de
vida (Coull, 1990). La mayoría de los harpacticoides se pueden cultivar a
altas densidades (por ejemplo, de 10.000 a 400.000 individuos L-1 en
sistemas de gran área/volumen proporcionados mediante la incorporación de
estructuras 3D en los tanques de crianzas (Stottrup y Norsker, 1997). Sin
embargo, la mayoría de los harpacticoides son portadores de huevos
(Williams y Jones, 1994) y la recolección de nauplios puede resultar difícil en
sistemas grandes. Esto se ha resuelto recientemente en un sistema de
crianza semi automático que produce de 1 a 2 millones de nauplios diarios en
promedio en un sistema de 600L (Steenfeldt, 2008) y sistemas de producción
que son capaces de generar hasta 8.2 millones de nauplios de Nitokra
lacustris por día en 266 L.(Rhodes, 2003). Los copépodos ciclopoides con
nauplios pelágicos obligatorios son pelágicos y se usan ocasionalmente en
acuicultura y densidades de ~5000 ind L-1 son posibles de lograr en cultivos
(Phelps et al., 2005; Su et al., 2005).Los ciclopoides definitivamente ofrecen
un gran potencial para la acuicultura y el comercio de acuarios, pero no han
sido estudiados intensamente tal vez debido a las dificultades en recolección
de nauplios de cultivo (Støttrup, 2006) y en la falta de posibilidades de
almacenamiento de huevos. Los copépodos calanoideos son pelágicos y
están presentes en toda la columna de agua. Han sido particularmente
estudiados en acuicultura porque son presas naturales para las larvas de
peces. Nauplios de copépodos calanoideos han sido alimentados con éxito a
una amplia variedad de especies de peces, incluidos el bacalao, el halibut, la
platija y el barramundi.

Se han propuesto varias especies de copépodos calanoideos como


candidatas para la producción acuícola; y las especies comúnmente
estudiadas son de los siguientes géneros Acartia, Eurytemora, Gladioferens,
Parvocalanus y Centropages (O'Bryen y Lee, 2005). Las densidades
máximas de las especies de calanoides cultivadas propuestas para la
acuicultura son dentro del rango de 100 a 1000 adultos L-1 (Støttrup y
McEvoy, 2003), pero estudios recientes han demostrado que los cultivos a
pequeña escala alcanzan densidades de 4000 A. tonsa ind L-1 mientras
mantienen una densidad baja e independiente de la mortalidad (Drillet et al.,
2006a).

6. Enriquecimiento

Existen diferentes suplementos alimentarios o enriquecedores que se emplean en


los cultivos de copépodos, los cuales varían según la especie y los estadios en los
cuales se encuentran estos. Teniendo en cuenta que existen especies omnívoras
como Acartia tonsa que se pueden alimentar con una dieta a base de
dinoflagelados, nauplios y ciliados, se ha demostrado que microalgas como
Rhodomonas sp. proveen mejores resultados ya que esta es rica en EPA y DHA
permitiendo un mejor desarrollo del cultivo (Vega, 2017). Otro suplemento que ha
llegado a enriquecer el desarrollo de copépodos es la diatomea Chaetoceros
muelleri. En el caso de otros suplementos, se utilizan comúnmente dietas
elaboradas a base de levadura, como también la mezcla de dos microalgas de
importancia comercial como son Spirulina sp. y Chrolella sp. (Gomez, s. f.) a
diferentes condiciones donde se pueden producir en función a lo requerido o
solicitado.

7. Aplicaciones en la Acuicultura

7.1. Copépodos como dieta en larvas de peces

La principal importancia de los copépodos en la acuicultura recae en su


eficiencia como alimento de alevines de peces, siendo esto posible gracias a
su gran adaptabilidad a condiciones de cultivo, tolerancia al manejo, cortos
ciclos de vida y una alta fecundidad, eclosión y supervivencia, al igual que un
superior perfil nutricional comparado a artemias y rotíferos (Puello et al.,
2011). De la Parra et al. 2005, García et al. 2005, determinaron que el uso de
algunas especies de copépodos significaron un incremento significativo en
peso y longitud total en larvas de Sphoeroides annulatus al igual que una
supervivencia y homogeneidad en tallas de larvas de Lutjanus guttatus
(Puello-Cruz et al. 2004, García-Ortega et al. 2005).

7.2. Copépodos como dieta en larvas de crustáceos

Es conocida la importancia de los copépodos en la larvicultura de múltiples


peces de agua salada. Sin embargo, el uso de copépodos no se limita a
estos organismos acuáticos, ya que, múltiples estudios de copépodos como
dieta de crustáceos comerciales como Litopenaeus vannamei han sido
realizados. Córdova, et al. (2010) evidenciaron el efecto del suministro de
copépodos (Acartia sp. y Calanus pacificus) en el cultivo de L. vannamei,
donde se concluyó que a pesar de la degradación de la calidad del agua, que
no llegó a afectar a supervivencia, el uso de copépodos en acuicultura de
moluscos es completamente viable en la etapa de preengorde. Puello et al.
(2011) afirman que las larvas del camarón blanco no mostraron preferencias
entre el copépodo Pseudodiaptomus euryhalinus y Artemia, concluyendo que
en lo que respecta a la factibilidad económica, el uso de copépodos obtuvo
mejores resultados.

7.3. Copépodos como bioindicadores

Una característica poco conocida acerca de los copépodos es su gran


afinidad a cambios químico-físicos en el ambiente. Estudios realizados por
Chandler & Green (2001) y Forget et al. (1999) demuestran su sensibilidad y
efecto tóxico de la exposición a metales (cadmio, arsénico o cobre) y
plaguicidas (carbofurano, diclorvo o malatión) en Tigriopus brevicornis. Este
estudio determinó la agudeza del efecto de cada contaminante en
copépodos, siendo las más graves las mezcla metal - pesticida, cadmio -
malathion. Esta información nos podría dar indicios de presencia de estos
agentes tóxicos en centros de acuicultura marina cercanas a zonas de
embalse, locación donde se espera con mayor posibilidad estos elementos
gracias a las actividades mineras y agrícolas traídas por el río.

7.4. Copépodos como controladores biológicos de larvas de mosquitos

Las larvas de mosquito de los géneros Anopheles, Aedes y Culex son


reconocidos mundialmente como principales contaminantes de sistemas de
cultivo. Por ello, Marten et al. (2007) nos indica como los copépodos
ciclopoides han demostrado ser más efectivos para el control práctico de
mosquitos que cualquier otro invertebrado depredador de larvas de
mosquitos desde hace unos 25 años. Su potencial operativo se ve reforzado
por el hecho de que la producción en masa resulta sencilla y económica. Por
ello, el uso de copépodos en la acuicultura podría resultar de gran ayuda en
grandes centros de acuicultura dulceacuícola.

8. Dificultades

8.1 Vectores de enfermedades y virus

Una de las principales dificultades encontradas al momento de masificar el


uso de copépodos como alimento fue la posibilidad de que estos sean
posibles vectores de enfermedades generadas principalmente por bacterias
heterótrofas y del género Vibrio (Puello et al., 2011). Rodriguez et al. (2006)
reportó la relación entre la presencia de bacterias luminiscentes del género
Vibrio con la alta mortalidad de larvas de camarones de L. vannamei. Con el
fin de contrarrestar esta dificultad, Puello et al (2011), resolvieron esta
problemática sanitaria desarrollaron siembras en agar marino y tiosulfato de
citrato bilis sacarosa con el uso de diferentes disoluciones de homogeneizado
de copépodos y agua de cultivo con el cual llegaron a concluir que
controlando la alimentación y calidad del agua se podía reducir
considerablemente la presencia de estas bacterias. Por otro lado, existen dos
importantes virus que afectan a algunos copépodos, siendo estos el virus del
Síndrome de Mancha Blanca y el Síndrome de Cabeza Amarilla. Para ello,
existen algunas especies de copépodos que no se ven afectadas por estos
virus, como son el caso de P. euryhalinus y T. monozota (Cruz et al, 2002).

- Dificultad de lograr cultivos de alta densidad sin lado negativos, como una
disminución en el éxito de eclosión o altas mortalidades (Jepsen et al., 2007;
Peck y Holste, 2006).

9. Perspectiva Peruana

En el Perú, la acuicultura tiene como una de las principales variantes alimenticias


respecto a la artemia a los copépodos, por ende hay muchas investigaciones con
especies nuevas de copépodos, para así expandir la variedad de alimento vivo.
Dentro de los copépodos más comunes en el mar peruano tenemos Paracalanus
parvus, Centropages furcatus, Acartia danae y Acartia tonsa.
De las principales cultivadas tenemos a T. japonicus, Tiste, Amphiascella, Calanus,
etc.
En la última conferencia dada por las organizaciones del Banco Mundial, Ministerio
de la Producción, Programa Nacional e Innovación de Pesca y Acuicultura y la
Universidad Jorge Basadres, mencionan la importancia de las altas tasas de DHA en
copépodos cultivados (T. turbinata, P. serricaudatus y A. southwelli) respecto a la
artemia y otro rotífero. Así mismo presentaron un resultado de un proyecto en el cual
se comparó el uso de T. turbinata en larvas de Amphiprion frenatus y los resultaron
mostraron un mayor crecimiento y mejor coloración en aquellos que fueron
alimentados con el copépodo. Igualmente paso con otro trabajo en el cual se
cultivaron Hippocampus kuda y hubo mayor crecimiento con copépodos respecto a
artemia y rotíferos.

10. ¿Cómo hacer un cultivo casero?

En esta sección se abordará cómo realizar un cultivo casero de copépodos ya que


los otros alimentos vivos tienen la capacidad de poder cultivarlos caseramente y
Copepoda no es la excepción. Para ello, se seguirá la metodología detallada por
Blue Reef Tank (2021).

10.1. Equipo

Para el equipo, se busca emplear como recipiente algún contenedor, botella


o taper de 1.7 litros. Durante los primeros días, se debe aumentar lentamente
el volumen de la solución de cultivo con agua salada y con una dosificación
del cultivo de microalgas hasta lograr un color verde claro. Cuando ya se
tenga el recipiente lleno de la solución de cultivo, se necesitará agregar una
mayor proporción de microalgas pudiendo usarse dos tapas de botella
solamente cada vez que el agua se vuelva clara.

10.2. Cosecha

La primera cosecha ocurre después de 5 a 7 días al observar que hay una


mayor cantidad de copépodos nadando. Para esto se necesita un tamiz, en
el caso no se cuente con uno se puede realizar este por medio de un tubo
PBC y una malla fina o papel filtrante. Sobre la cosecha, se necesitarán
alrededor de 3 tazas (750 ml) cada vez que se quiera extraer, cabe resaltar
que realizar una cosecha periódica ayuda al mantenimiento del cultivo y a
mantener una población estable. Después de la primera cosecha, se puede
recolectar cada 2 o 3 días rellenando cada vez que se realiza con el agua
salada faltante.

10.3. Observaciones

- Es mejor tener dos o más culturas ejecutándose, en caso de que una


de ellas falle.
- Se puede dividir entre recipientes para el cultivo, vertiendo la mitad en
un recipiente vacío y rellenando con agua salada lo faltante en
ambos.

11. Conclusiones y Reflexiones

Conocer a fondo acerca de los copépodos nos da a entender la importancia


de estos organismos dentro de la acuicultura. Como previamente fue
mencionado en este trabajo, las múltiples utilidades que poseen como
alimento, bioindicadores o controladores biológicos nos exige conocer acerca
de su funcionamiento interno y métodos de cultivo con el fin de utilizar este
recurso de forma exitosa.
Los investigadores deben de estudiar cuidadosamente muchos parámetros
importantes y novedosos que podrían ayudar a mejorar las técnicas de cultivo
de copépodos.
La comunidad científica, por ejemplo, debería emprender investigaciones
para comprender las vías catabólicas de los lípidos en varias especies de
copépodos, ya que esto ayudaría a desarrollar alimentos económicos para
los copépodos capaces de bioconvertir los ácidos grasos.

12. Referencias

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