Logoterapia
“Si puedo encontrar el para qué,
puedo soportar cualquier cómo”,
Nietzsche.
• Para los filósofos y pensadores modernos como Hegel,
el logos se refiere a una abstracción racional, es decir, al
razonamiento, pensamiento o concepto absoluto. En
efecto, se considerará, además, que el logos como razón es
un principio universal de la raza humana, y se construye en
el lenguaje, que es la expresión de todo razonamiento.
• Es decir, podríamos entender la palabra “Logos” como
aquella que da una razón necesaria para la existencia.
• La logoterapia se define como la sanación a través del
sentido. Es una escuela de psicoterapia que pretende
ayudar al individuo a encontrar el sentido de su vida sin
importar lo adverso de las circunstancias que puedan
rodearlo o de la sensación de vacío existencial.
• Una crisis, una enfermedad o una aflicción dejan de preocupar cuando se
sitúan en contextos comprensibles. Ya sabemos que la ayuda exterior sólo
alcanza hasta cierto punto, porque cuando uno se encierra en sí mismo,
nada ni nadie podrá ayudarle. Sin embargo, a la vista de una situación con
un sentido comprensible, el ser humano se dará a sí mismo una nueva
oportunidad. Ésta fue la revolucionaria labor precursora de Viktor E.
Frankl: con sus investigaciones, haber descubierto lo importante que es
tener la vista puesta en el sentido de lo que el destino depara a las
personas, sobre todo a las que están desesperadas y mentalmente
trastornadas.
• Para Freud, la raíz de esta angustiosa enfermedad está en la ansiedad que
se fundamenta en motivos conflictivos e inconscientes. Frankl diferencia
varias formas de neurosis y descubre el origen de algunas de ellas (la
neurosis noógena) en la incapacidad del paciente para encontrar
significación y sentido de responsabilidad en la propia existencia.
• Freud pone de relieve la frustración de la vida sexual; para Frankl la
frustración está en la voluntad intencional.
• La logoterapia considera a la neurosis como un producto de determinados
procesos de aprendizaje y se esfuerza por tanto en influir en la neurosis
introduciendo algo así como un «volver a aprender» o «procesos de
recondicionamiento» es decir, la neurosis es desarrollada a partir de un
vacío existencial.
• Si ahora nos preguntamos qué es lo que produce y puede originar el vacío
existencial, se nos ofrecerá la siguiente explicación: Por contraste con el
animal, al hombre no le dicen los instintos ni las pulsiones lo que tiene
que hacer. Y por contraste con épocas anteriores, hoy día no hay ya
tradiciones que le digan lo que debe hacer. Al no saber lo que tiene que
hacer y al no saber lo que debe hacer, el hombre no sabe ya tampoco a
ciencia cierta qué es lo que él quiere.
• El sentido debe descubrirse y hallarse de manera independiente y por sí
mismo. Por tanto, el modelo médico no se puede aplicar sin más a la
frustración existencial. Si ésta es una neurosis, entonces se trata de una
neurosis sociógena. Porque es un hecho sociológico.
• ¿Qué se entiende por «sentido»?
• El sentido es relativo en la medida en que está relacionado
con una persona específica involucrada en una situación
específica. Uno podría decir que el sentido difiere, primero,
de hombre en hombre, y, segundo, de día en día, incluso,
de hora en hora.
• En la actualidad vivimos en una época en que las
tradiciones se están perdiendo y desvaneciendo. De modo
tal que, pese a que nuevos valores son creados a partir del
descubrimiento de sentidos singulares, lo contrario
también sucede. Los valores universales están en
decadencia. Esta es la razón por la cual cada vez más gente
está atrapada en un sentimiento de apatía y vacío o, como
usualmente se le llama, de vacío existencial.
El vacío interior
• La depresión no solo depende de que uno esté sin ocupaciones, sino más bien de
que uno considere su vida como carente de sentido o no. En una palabra, no solo
existen estómagos vacíos sino también existe un vacío interior, y este existe tanto
sin trabajo como con trabajo, por consiguiente, existe a pesar del trabajo, es más,
a veces incluso existe a través del trabajo.
• La sociedad contemporánea aspira a satisfacer todas las necesidades del hombre,
es más, como sociedad de consumo, hasta produce algunas necesidades para
luego poderlas satisfacer; solo una necesidad queda sin ser satisfecha, a saber, la
necesidad más humana de todas las necesidades humanas, es decir, aquella
necesidad del hombre que yo llamo su «voluntad de sentido»: esta en medida
muy amplia permanece frustrada.
• ¿Y cómo se exterioriza concretamente este sentimiento omnipresente de carencia
de sentido o sentimiento de vacío? En el aburrimiento y en la indiferencia;
podemos definir el aburrimiento como una falta de intereses y la indiferencia
como una falta de iniciativa: en muchos casos al hombre de hoy le falta un
verdadero interés por el mundo y ni hablar de que tome la iniciativa de cambiar
algo en el mundo.
• En la actualidad, la educación, ya no puede seguir sus principios
tradicionales, sino que debe promover la capacidad de tomar
decisiones de manera independiente y auténtica. En un tiempo en
el que los Diez Mandamientos parecen haber perdido su validez
incondicional, el hombre debe aprender, más que nunca, a escuchar
los diez mil mandamientos que emergen de las diez mil situaciones
únicas de las cuales está compuesta su vida.
• El logoterapeuta no es ni un moralista ni un intelectual. Su trabajo
está basado en un análisis empírico, es decir, fenomenológico, y un
análisis fenomenológico de la experiencia que el hombre de la calle
tiene de los valores demuestra que uno puede encontrar sentido en
la vida mediante la creación de una obra, o por la realización de un
hecho, o experimentando la bondad, la verdad o la belleza, o
vivenciando la naturaleza y la cultura; o, finalmente, a través del
encuentro con otro ser único en la más profunda singularidad del
ser humano, en otras palabras, amándolo.
• El hombre se enfrenta a un sufrimiento inevitable, el hombre es un ser
que, tarde o temprano, ha de morir y, antes de ello, ha de sufrir, se debe
evitar el sufrimiento todo lo posible es deseable. Pero ¿qué ocurre con el
sufrimiento ineludible? La logoterapia enseña que el dolor debe ser
evitado tanto como se pueda. Pero tan pronto como un destino penoso no
pueda modificarse, no solo debe ser aceptado, sino que también ha de ser
transmutado en algo significativo, en un logro.
• Podríamos hablar ahora de la autotrascendencia señala el hecho
antropológico fundamental de que el existir humano siempre hace
referencia a algo que no es ese mismo existir, a algo o a alguien, a un
sentido que hay que cumplir o a la existencia de un ser humano solidario
con el que se efectúa un encuentro. Por tanto, el hombre no llega a ser
realmente hombre y no llega a ser plenamente él mismo sino cuando se
entrega a una tarea, cuando no hace caso de sí mismo o se olvida de sí
mismo al ponerse al servicio de una causa o al entregarse al amor de otra
persona.
• No debemos sentirnos avergonzados por experimentar
desesperación existencial, juzgándola como si se
tratara de una enfermedad emocional, ya que no es un
síntoma neurótico sino una conquista humana. En
primer lugar, es una manifestación de sinceridad y
honestidad intelectual.
• No obstante, si un joven acepta esa prerrogativa y
desafía el sentido de la vida, debe ser paciente, lo
suficientemente paciente como para esperar que el
sentido se le haga evidente. La logoterapia enseña que
el hombre, en el fondo, está atravesado por una
«voluntad de sentido»
TÉCNICAS LOGOTERAPÉUTICAS
• En casos de neurosis noógenas, la logoterapia es una
terapia específica. En otras palabras, lo que necesita un
paciente que ha caído en la desesperación por el aparente
sinsentido de su vida es logoterapia más que psicoterapia.
Esto, sin embargo, no es así en los casos de neurosis
psicógenas. Aquí, la logoterapia no puede contraponerse a
la psicoterapia; ella misma representa una más entre las
escuelas de psicoterapia.
• La aplicación clínica de la logoterapia ciertamente se sigue
de sus implicaciones antropológicas. Las técnicas
logoterapéuticas denominadas derreflexión e intención
paradójica se apoyan en dos cualidades esenciales de la
existencia humana, las capacidades del hombre para
autotrascenderse y autodistanciarse
• Derreflexión.
• Quien vive con ansiedad no piensa en algo fuera de lo que
le aflige, pues, se encuentra encerrado en un laberinto en
el que los pensamientos se repiten miles de veces, hasta
llevarle al cansancio y a sentirse extenuado. Pero, con el
uso de esta técnica, el paciente puede sustituir el
pensamiento obsesivo y focalizarlo en algo de mayor
provecho. Esta técnica también va acompañada del humor,
pues, el logoterapeuta, por medio del humor, puede ayudar
al paciente a que vaya hacia eso que teme y lo enfrente,
hasta que la cosa temida pierda relevancia.
• La derreflexión surge como una técnica logoterapéutica
para contrarrestar la hiperreflexión, o la preocupación que
surge ante una idea fija que no termina de marcharse.
• La derreflexión encuentra su campo de aplicación en el caso del insomnio. Es
comprensible que si se está preso de la angustia de una noche insomne, quiera
dormirse; pero es precisamente este querer el sueño el que impide dormirse, ya
que la premisa indispensable para dormir es la de relajarse.
• De esto se desprende el que la psicoterapia considere más urgente quitar la
atención que está concentrada en el síntoma que el síntoma mismo. La
derreflexión busca precisamente evitar la autobservación compulsiva, haciendo
que el paciente se ignore a sí mismo. Mientras más nos concentramos en dormir,
más trabajo nos cuesta conciliar el sueño. Cuando nos damos por vencidos, tal vez
es cuando nos quedamos dormidos. En el proceso conocido como derreflexión a la
persona se le pide que ignore el problema para de esta manera hacerlo más
efectivo en lo que desea hacer y reducir así el nivel de ansiedad.
• Pero para ignorar algo, se necesita que actúe prescindiendo de eso y se dirija a
otra cosa. Y en la medida en que logre poner en primer plano en su consciencia un
objetivo que pueda restituir a la vida su plenitud de sentido, como para que valga
la pena vivirla, pasarán a segundo plano su persona y sus dificultades.
• Ejemplo: Supongamos que una pareja tiene
problemas sexuales, el hombre tiene un
problema de impotencia. La mujer piensa que
ella ha dejado de gustarle, él piensa que ya no
sirve como hombre, en cada intento cada uno
tiene esto en la cabeza y cada relación sexual es
frustrante. Se les indicará lo siguiente. En el
próximo intento sólo preocúpense en tener juego
previo, sólo eso, mentalícense en que van a ser
ese día dos chamacos de secundaria, en el que
sólo habrá besos abrazos y ya.
• Intensión paradójica
• En la logoterapia distinguimos tres patrones (o
tipos) patógenos de reacción. El primero puede
describirse de la siguiente manera: el paciente
reacciona ante un síntoma dado con el temor de
que ese síntoma pudiera volver a aparecer, es
decir, con angustia de expectativa, y esa angustia
de expectativa lleva consigo el que el síntoma
vuelva luego a aparecer realmente: suceso que
no hace más que consolidar al paciente en su
temor original.
• Los pacientes hablan de una «angustia de la angustia», y lo
hacen por cierto con toda espontaneidad. ¿Y cómo es
motivada por ellos esa angustia? Generalmente tienen
miedo a desmayarse, a sufrir un infarto, o a tener una
apoplejía. ¿Y cómo reaccionan ante su angustia de la
angustia? Con la huida. Por ejemplo, evitan salir de casa. De
hecho, la agorafobia es el paradigma de ese primer patrón
de reacción de angustia neurótica.
• «Las fobias y las neurosis obsesivo-compulsivas se deben
en parte al esfuerzo por evitar la situación en que surge la
angustia»
• La intención paradójica implica que el paciente sea
alentado a hacer o desear que suceda precisamente lo que
él teme
• Para entender la eficacia terapéutica de esta técnica debemos considerar
el fenómeno denominado «ansiedad anticipatoria». El paciente reacciona
ante un hecho con una temerosa expectación de su recurrencia Pero el
miedo tiende a hacer, precisamente, que suceda lo que uno teme, y eso
mismo hace la ansiedad anticipatoria. De esta manera se establece un
círculo vicioso.
• Se debe alentar al paciente para que haga o desee que ocurra lo que
teme, se genera una inversión de la atención. El temor patógeno es
reemplazado por el deseo paradójico. En ese mismo acto se quita el viento
de las velas de la ansiedad anticipatoria.
• Por ejemplo, un estudiante universitario se quejaba de estar muy ansioso
por un examen oral que debía rendir —digamos— un viernes. Le sugerí
que tomara su agenda y escribiera en cada día de la semana, en
mayúsculas, la palabra «ANSIEDAD». Por así decirlo, se le sugiere que
planificara vivir una semana de ansiedad. Se sintió muy aliviado después
de hacer esto, porque ahora sufría solo de ansiedad, pero no de ansiedad
por la ansiedad.
• El segundo patrón de reacción patógena no se
observa en los casos de neurosis de angustia
sino en los de neurosis obsesiva. El paciente se
halla bajo la presión de las ideas obsesivas
que se precipitan sobre él, y reacciona ante
ellas tratando de reprimirlas. Trata, por tanto,
de ejercer una presión contraria. Pero esa
presión contraria no hace más que intensificar
la presión original.
• Ahora bien, lo que caracteriza a la neurosis obsesiva no es,
como en el caso de la neurosis de angustia, una huida, sino
la lucha, el combatir contra las imágenes obsesivas.
Debemos preguntarnos de nuevo qué es lo que al paciente
le mueve a hacerlo. Y se ve que una de dos: o el paciente
teme que las ideas obsesivas sean más que una neurosis y
señalen la existencia de una psicosis. O el paciente tiene
miedo de que él pudiera poner en práctica las imágenes
obsesivas de contenido delictivo, haciendo algo a alguien —
a alguien o a sí mismo—. De una o de otra manera, el
paciente que sufre de neurosis obsesiva no tiene angustia
de la angustia misma, sino que tiene angustia de sí mismo.
• Pues bien, es tarea de la intención paradójica romper los
dos mecanismos del círculo y desquiciarlos
• Ejemplo: «Llegó a mi consulta un joven con un grave tic de guiñar los ojos. Le
sobrevenía ese tic, siempre que tenía que conversar con alguien. Como la gente
solía preguntarle qué le pasaba, él se ponía cada vez más nervioso. Le envié a un
psicoanalista. Pero regresó después de una serie de sesiones, para decirme que el
psicoanalista no había podido encontrar la causa, y menos aún ponerle remedio.
Entonces yo le recomendé que la próxima vez que hablara con alguien, guiñase los
ojos lo más posible, para mostrar a su interlocutor lo bien que sabía hacerlo. El
pensaba que yo debía de estar loco, por darle tales recomendaciones, porque eso
lo único que conseguiría sería agravar su estado. Y se fue. Durante unas cuantas
semanas no volvió a aparecer. Pero un día volvió y me contó, todo entusiasmado,
lo que entretanto le había sucedido: Como no le había parecido nada bien mi
propuesta, no pensó ni por un momento en ponerla por obra. Pero el tic del
parpadeo se fue agravando. Una noche, al recordar lo que yo le había dicho, se
dijo para sus adentros: Ya he probado todo lo que había que probar, y nada ha
dado resultado. ¿Qué podrá pasarte, si pruebas una vez lo que ése te ha
recomendado? Y, al día siguiente, se propuso guiñar los ojos lo más posible, con el
primero que se encontrase. Para su gran sorpresa, no fue capaz —ni lo más
mínimo— de hacerlo. Desde entonces no volvió a verse ya en él el tic de guiñar los
ojos.»
Sufrimiento significativo.
Asegurar que el sufrimiento tiene un sentido
equivale a decir que tiene un para qué, a
encontrarle alguna justificación, un acomodo en la
existencia humana. No obstante, esto no querría
decir que exista un único y exclusivo “para qué”
adecuado a toda la humanidad, objetivo; muy al
contrario, cada individuo debe descubrir en su
propia existencia dicha justificación, debe encontrar
el sentido particular a sus sufrimientos.
• Frankl plantea tres tipos de valores que llevan a la persona al encuentro
del sentido —y junto con ello se divisa una catalogación diversa del : el
primer tipo de valores son los de creación, en donde la persona se da al
mundo en forma de trabajo, realizando una acción productiva, pudiéndose
vislumbrar en ello.
• El segundo tipo de valores son lo de experiencia (o vivencia), en los cuales
la persona realiza sentido a partir de lo que recibe del mundo, de los
encuentros existenciales y del amor, donde se aprecia siendo el ser que
puede amar.
• Dice Frankl que cuando no es posible la realización de valores del tipo de
los mencionados (creativos y vivenciales), sólo queda la realización de
otros, con primacía respecto a los anteriores, los llamados valores de
actitud, desde donde se despliega en todo su esplendor el , el hombre
capaz de sufrir dignamente, pero sobre todo de encontrar caminos plenos
de sentido aun en situaciones de fracaso .
• La vivencia del sufrimiento humano implica un acto de sacrificio para
soportar y sostener tal sufrimiento.
• “Un ejemplo de sufrimiento significativo, tomado de mi
propia experiencia, es la historia de un viejo médico
clínico que me consultó por su depresión, luego del
fallecimiento de su esposa. Aplicando el método del
diálogo socrático, le pregunté qué habría sucedido si
hubiera muerto él en lugar de su esposa. «Cómo habría
sufrido ella», dijo. Repliqué, «ve usted, doctor, el gran
sufrimiento que ella ha evitado, y ha sido usted quien
le evitó sufrir de tal manera; ahora bien, usted tiene
que pagar por ello, sobreviviendo y viviendo el duelo.
Nuestro diálogo lo indujo a descubrir el sentido de su
sufrimiento, el sentido del sacrificio por su mujer”
• Para generar estas reflexiones es muy útil el uso de parábolas.
Las parábolas son narraciones breves que, a través del simbolismo,
expresan una enseñanza moral. Es una forma literaria con un objetivo
didáctico: utiliza la analogía o la semejanza para expresar su enseñanza.
“Una enfermera, durante su interacción con un paciente, le cuenta una
parábola o narra un cuento que ilustre el hecho de que ningún ser humano
está exento de enfermar.
«La parábola del grano de mostaza». Gotami, nacida en la India, se casó y fue
a vivir a la casa de la familia de su esposo. Tuvo un hijo, pero el pequeño
murió y así comenzó su pena. Tomó a su hijo y fue de casa en casa pidiendo
una medicina para él. La gente se burlaba y se reía de ella. Un hombre,
apenado por ella, le dijo que buscara ayuda con el hombre más sabio en el
mundo.
Cargando con su hijo a cuestas, ella pidió al gran maestro una medicina para
salvar a su hijo. El maestro le dijo que había hecho bien en recurrir a él. Le
indicó que recorriera la ciudad y que debería traer un grano de mostaza de
aquella casa en la que nadie hubiera sufrido o muerto. Ella fue de casa en
casa y no pudo encontrar una en la que nadie hubiera sufrido. Reconoció que
su hijo no era el único niño que había sufrido y que el sufrimiento es una ley
común a toda la humanidad.”
• «Algunos años después de la segunda guerra mundial examinaba un médico a una
mujer judía que llevaba una pulsera hecha de dientes de niño montados en oro.
“Bonita pulsera”, observó el médico. “Sí —respondió la mujer—. Este diente de
aquí era de Miriam, este otro de Ester, este de Samuel…” La mujer mencionó el
nombre de sus hijas e hijos por orden de edad. “Nueve hijos —añadió la mujer—,
y todos ellos fueron conducidos a la cámara de gas.” Impresionado, el médico le
preguntó: “¿Cómo puede vivir usted con semejante pulsera?” A lo que respondió
tranquilamente la mujer judía: “Actualmente cuido de un orfanato en Israel.”»
• Incluso del sufrimiento puede extraerse sentido, y esta es la razón última de que la
vida, a pesar de los pesares, siempre permanezca portadora potencial de sentido.
Pero, ¿quiere esto decir que el sufrimiento sea algo indispensable para encontrarle
un sentido a la vida? De ninguna manera. Personalmente solo quiero poner de
relieve el hecho de que el sentido es algo que se puede alcanzar a pesar de —más
aún, mediante— el dolor, en el supuesto naturalmente de que nos enfrentemos a
un dolor inevitable. Si el sufrimiento en cuestión fuera evitable, lo más razonable
—es decir, lo que tiene más sentido— sería quitar su causa, ya sea esta psicológica,
biológica o sociológica. Sufrir innecesariamente sería masoquismo más que un
gesto heroico.
El sufrimiento inútil
• Es verdad que a veces cuesta encontrar sentido al sufrimiento, pero entonces tenemos
que asumir que la realidad es mucho más de lo que nuestra limitada mente puede
abarcar.
• El dolor es una parte inevitable de la vida. Ahora bien, ni todo lo que sufrimos es
necesario, ni todo lo doloroso es prescindible. Hay un dolor útil, que nos ayuda a
aprender y a crecer, y otro inútil, que nos deja anclados a un sufrimiento sin
sentido. Hay dolores inevitables y que favorecen nuestra evolución, y otros totalmente
gratuitos y estériles.
• Ejemplo: la pérdida de un ser querido inevitablemente genera una gran tristeza y en
ocasiones también rabia, melancolía, impotencia… se hace necesario entonces acoger y
expresar estas emociones genuinas y naturales, que juegan un papel esencial en este
proceso. Con ellas se inicia un periodo de duelo que, bien gestionado, nos permite
elaborar la pérdida y adaptarnos a la nueva situación. En este caso, hablamos de dolor.
• Si ante la misma pérdida no hay un duelo bien elaborado en el que manejar la parte
emocional de forma sana, entonces aparece el sufrimiento, que puede tomar muchas
formas: culpa, arrepentimiento, depresión, lucha contra la realidad… Si hablamos de
duelo, en ocasiones también aparece en forma de una fidelidad mal entendida («no me
permito ser feliz porque él no está»), de dependencia («sin ella no puedo estar bien»),
de sensación de injusticia que encadena a la rabia («con lo bueno que era, es una
injusticia») o de una evitación del dolor (no expresarlo, hacerse «el/la fuerte», etc…).
• Una de las mayores fuentes de sufrimiento nace de la no
aceptación. Compramos números para la lotería del sufrimiento
cuando nos empeñamos en negar la realidad de lo que nos toca
vivir, cuando nuestra tozudez o egocentrismo no nos deja asumir
que las cosas son distintas a las expectativas que nos habíamos
formado, cuando nos agotamos luchando por cambiar algo que
está fuera de nuestra responsabilidad, cuando nos quedamos
pegados al dolor del pasado… La aceptación, pues, es una de las
claves para mantener a raya el sufrimiento.
• Para «estar bien” no puedes caer en la negación. Si has fracasado
admite tu error, si tu relación de pareja no va bien, reconócelo y
evita un sufrimiento innecesario. No niegues lo que ha sucedido
porque eso solo servirá para atrasar la sanación emocional.
• A veces también olvidamos algo sumamente importante y
fundamental. La realidad es frustrante, por regla general no vas
obtener todo lo que quieres. Y debes aprender a vivir con ello.
• Así emprende un camino para aprender a asumir sus limitaciones,
a dejar de plantearse metas inalcanzables y aspirar a
fantasías. A reconocer sus errores en vez de sólo limitarse a
evitarlos y, sobre todo, a sacar conclusiones positivas de los
mismos. Aprende que es beneficioso canalizar sus energías en una
meta alternativa cuando otra se le vea imposibilitada. Cuántas
veces no se habrá quedado inmóvil ante el primer inconveniente,
piensa para sus adentros. Cuántas cosas no habrá realizado por no
cumplir su idea de perfección. Debe acostumbrarse a no idealizar ni
buscar el perfeccionismo.
LA REGLA DEL OSO IDIOTA
• Esta regla comienza con la “O” del oso.
¿Usted quiere algo?
OBTENGALO!!!
“OBTENGA” lo que usted quiere, juéguese la vida para obtenerlo!!! Corra el riesgo!!!,
comprométase con su deseo!!!
¿Qué busca? ¿El amor de ésa persona “tan especial”?… ¿Esa casa “tan soñada”?… ¿Ese trabajo?…
VAYA, SALGA A BUSCARLO Y OBTENGALO!!!
Pero…, uno puede darse cuenta que a veces es imposible obtener lo que quiere. Entonces, ¿qué
dice la regla en segundo lugar?
¿No puede “OBTENER” lo que quiere?…
Y siguiendo con la “S”, la segunda letra del oso nos dice:
SUSTITÚYALO!!!
“SUSTITÚYALO” por otra cosa !!!
• – Esa persona “tan especial y única” no me quiere… Pues bien, que lo quiera otra persona.
– Esa otra tampoco me quiere…. Entonces, busque un marinero!!! Cómprese una mascota!!!
– Ah… No!!! IMPOSIBLE SUSTITUIRLA!!! “Como ésa persona no hay…”
• Entonces, ¿qué nos dice la regla en tercera instancia?…
¿No lo pudo “OBTENER”?… ¿No lo puede “SUSTITUIR”?…
Y siguiendo con la “O”, la tercera letra del oso nos dice:
OLVÍDELO!!!
• -Ah No, “Imposible”…
¿Cómo imposible?
– Siii, “Imposible olvidarla !!!” -“Éso si que es i-m-p-o-s-i-b-l-e!!!”
Ahhh… “¿Imposible?”
• Entonces… si no lo puede OBTENER, si no consigue SUSTITUIRLO, si no quiere OLVIDARLO… La
“REGLA” dice que Ud. es un “IDIOTA”.
Alteraciones en la percepción de sentido
• Estar receptivo al sentido es necesario reforzar la flexibilidad en tiempos
de pérdidas, es decir, ser capaz de dejar marchar lo perdido para aceptar y
dar forma a las nuevas posibilidades de sentido. No es una tarea fácil. Es
posible que quien sumido en esta situación, no es capaz de recurrir a una
fuente de sentido distinta de la «existencia para alguien» vea alterada
toda percepción de sentido en caso de pérdida, con todas las
consecuencias patológicas que ello acarrea.
• La sensación de falta de sentido suele aparecer cuando no entendemos
algo; cuando se altera un orden establecido, se pierde una tradición o
irrumpe el caos; cuando vemos que todo se desmorona porque una
certeza, una esperanza o una cuestión vital resultan engañosas.
• No se puede negar que una pérdida genera este tipo de sensación. ¿Acaso
hay alguien que pueda comprender realmente la muerte de un familiar?
¿Alguien es capaz de situar una casualidad terrible dentro de un orden?
¿Quién entiende que una desgracia le ocurra precisamente a él? ¿Y
cuándo una pérdida no hace añicos una esperanza?
• La sensación de falta de sentido también suele aparecer cuando nos
sentimos impotentes y desvalidos, es decir, «no autoeficaces». Esto
significa que en el esfuerzo por actuar de manera creativa nos vemos muy
limitados o topamos con una verdadera frontera infranqueable ante la
cual no nos queda más remedio que reconocer que, hagamos lo que
hagamos, las cosas no se pueden cambiar.
• Conviene enfrentar la situación de pérdida con la realidad de cada uno: la
pérdida no autoriza a evitar responsabilidades y a realizar lo que pide el
duelo. Conviene en este momento, revisar cómo se resolvieron los duelos
pasados.
• Surgirán preguntas como: ¿por qué me ha sucedido a mí?, ¿qué sentido
tiene lo que ha ocurrido? etc, que conviene ser sustituidas por otras
como: ¿cómo puedo llevarlo de la mejor manera posible?, ¿qué puedo
aprender de lo que me está ocurriendo?
• Es importante situar la pérdida en relación con el momento vital en el que
la persona se encuentra, y con ello orientarse a aceptar el cambio de rol
de persona en función de la situación que está experimentando.
• Es un momento adecuado para revisar y reforzar las propias creencias
pues pueden contribuir en la aceptación de la perdida.
• Comprender la tristeza como expresión del amor que se ha compartido
con alguien o algo. Este amor se expresa en la tristeza de la pérdida.
• Otorgarse un espacio soledad, de encuentro con uno mismo.
La sensación de falta de sentido también suele aparecer cuando una persona logra sus
objetivos.
• El enunciado resulta extraño porque la consecución de un objetivo siempre
supone un beneficio. Independientemente de si el objetivo tiene sentido o no, su
consecución implica, en cualquier caso, haber tenido un «sueño» visionario que se
ha hecho realidad.
• Sin embargo, no pocas veces el resultado no es satisfacción para la persona, sino
merma del sentido del objetivo. Por consiguiente, los objetivos personales aportan
sentido cuando se perciben y se persiguen, pero no obligatoriamente cuando se
consiguen.
• La explicación de este rompecabezas es la siguiente: conseguir un objetivo implica
reorientar, es decir, abandonar el objetivo ya conseguido y aceptar los nuevos. Esto
requiere la misma dosis elevada de flexibilidad que tanto cuesta tener cuando hay
que superar una pérdida, y de ahí la paradójica situación donde los beneficios,
especialmente los beneficios elevados que reporta la satisfacción completa de un
deseo, también tienen su lado de pérdida, porque se pierde el anhelo, el sueño y
el temor que anteceden al beneficio y que son la salsa de la vida.
Transitoriedad y eternidad
• La vida está limitada por la muerte, pero la muerte también
está delimitada por nuestra biografía. Ésta es una de las
singulares reflexiones de la logoterapia de Frankl: también
la muerte tiene unas fronteras que no puede traspasar.
• La muerte no detenta ningún poder sobre el pasado de
nuestras vidas ni puede adueñarse de nuestras biografías.
La muerte no puede cambiar nuestra historia personal, ni
deshacer lo vivido, ni hurtar nada de la verdad eterna. Todo
lo que se ha hecho realidad durante nuestra vida, con o sin
nuestra intervención, pero en estrecho contacto con
nuestra existencia, sigue existiendo por su cualidad e
identidad como un hecho histórico de validez eterna.
• Por tanto, la tan aparentemente poderosa muerte también está limitada
por una línea divisoria que incluso podemos identificar. Se trata de la línea
del presente, donde nuestra biografía acaba de manera provisional. Como
hemos comprobado, la muerte no puede cambiar nada de nuestra historia
vivida, pero sí es capaz, dentro de sus límites, de secuestrar el futuro al
presente. En cualquier momento, es decir, en «cualquier punto de la línea
del presente», la muerte puede convertir el fin provisional de nuestra
biografía en un final definitivo.
• Desde este punto de vista, los vínculos y compromisos que sellamos en
nuestra vida adquieren otro valor. Todo lo que vinculamos a nuestra «vida
terrenal» será nuestra inclusión en una existencia que superará nuestra
presencia en el mundo y constituirá la cualidad de nuestra vida y la
identidad de nuestra persona. Todo lo que nos llega, nos toca y dejamos
que nos rodee se combinará con lo que algún día será nuestra historia
personal, con su inicio, su final y su verdad.
• Las personas que son conscientes de la importancia de su existencia viven
mentalmente más sanas. Sobre todo son conscientes de la importancia de
los vínculos y compromisos que contraen voluntariamente.
• Una vida humana en crecimiento necesita referencias con las que
familiarizarse: un osito de peluche en la cabecera de la cama o un
cobertizo cubierto de hiedra en el jardín del abuelo. Necesita cosas y
personas que ocupen un lugar propio,
• el lugar al que pertenecen. Esta vida crecerá entonces en un mundo
ordenado y alegre, con un ritmo de vida regular, con una clara división
entre el bien y el mal y recibiendo señales inequívocas de los adultos. En
este mundo ordenado y alegre, el joven nota con certeza evidente que él
también tiene un sitio: el suyo propio, el que le corresponde, el lugar
donde es bienvenido, el lugar donde su presencia es buena, el lugar que
nadie le disputará porque es el suyo y el de nadie más. Esta certeza intuida
permite al joven madurar en paz.
• Quien nunca ha pertenecido a ninguna familia, lugar o
marco ideológico con sus rituales y símbolos, errará en
algún momento por el mundo sin encontrar su sitio, un
objeto o un contenido con el que poder comprometerse.
Las crisis de conciencia y de orientación se expresan a
menudo en una añoranza por la patria o el origen
extrañado.
• Alfred Adler en su teoría de la psicología individual, donde
habló sobre la necesidad del sentimiento de pertenencia, al
que denominó Sentimiento de Comunidad. Adler afirmaba
que todo comportamiento del ser humano está
encaminado a la búsqueda del sentimiento de pertenencia,
de estar integrado en una comunidad y en sociedad.
• Refuerzo
• Para ti qué es logoterapia.
• ¿qué es una neurosis noógenas?
• ¿Cuál es el sufrimiento inútil y cuál el
significativo?