II.
CULTIVO DE MICROALGAS
Son llamadas microalgas a una gran cantidad de especies que constituyen el fitoplancton que
abarca desde organismos autótrofos hasta microflagelados y microciliados auxótrofos.
Su posición taxonómica ha sido de gran polémica entre botánicos y zoólogos, como ejemplo
podemos mencionar el grupo de los dinoflagelados, conocidos por unos como microalgas y por
otros como protozoarios.
En este trabajo no pretendemos apoyar o rechazar ninguna de las líneas en relación a la
sistemática taxonómica pero mencionaremos los ejemplos más representativos por su
importancia en acuacultura de acuerdo con la clasificación que se muestra en la Tabla 1,
seguida por Guillard, 1973, 1975; Hirata, 1974 y Watanabe et al., 1978.
Estas especies aportan un alto contenido nutricional para peces, crustáceos y moluscos,
además de ofrecer facilidades de manejo en sistemas de cultivo tanto en laboratorio como en
producción a gran escala con fines comerciales.
1. CONSIDERACIONES GENERALES DE LOS CULTIVOS DE MICROALGAS
Muchos factores contribuyen para el desarrollo óptimo de los cultivos de microalgas, algunos
de éstos afectan las características del crecimiento.
Los recipientes de cultivo más comúnmente usados son de materiales no tóxicos como las cajas
de Petri, matraces Erlenmeyer, matraces Ferenback, carboys o garrafas, etc., adecuados para
cultivos de laboratorio. Para cultivos a gran escala los recipientes de plástico, madera y
concreto son los más recomendables, incluyendo los estanques rústicos en áreas rurales son los
sistemas más económicos.
En cultivos masivos la aereación es un factor muy importante para la homogenización de los
nutrientes y para evitar la sedimentación de las microalgas. Las diatomeas suelen acumularse
en lugares donde el agua no se mezcla, esto también depende de la forma del recipiente de
cultivo que cuando no es adecuado retarda el crecimiento.
Otro factor importante es la penetración de la luz en el cultivo; en los cultivos masivos la
profundidad es tan grande que la intensidad de la luz insidente no es suficiente para la
fotosíntesis, hasta el fondo del tanque. En los cultivos masivos a la intemperie la penetración
de la luz es más efectiva, pero se debe reducir la intensidad de la luz fuerte, cubriendo estos
estanques con una malla. En cultivos a gran escala es recomendable la inyección de CO2 (0.5%)
para contribuir al proceso fotosintético.
Para muchas especies de Diatomeas la temperatura óptima oscila entre los 15 y 20°C, pocas
especies de esta familia crecen a más de 28°C, las cloroficeas pueden soportar altas
temperaturas; un ejemplo es el cultivo masivo a la intemperie de Chlorella saccharophila, cuyas
temperaturas oscilan entre 12.5 – 30°C (Hirata et al., 1974, 1975, 1977; Torrentera, 1983).
El crecimiento y la división celular son afectados por la intensidad de la luz y el fotoperíodo
(horas de iluminación y obscuridad) en relación también a la temperatura, por ejemplo en
Diatomees a 20°C y 1,000 lux se obtiene un crecimiento favorable