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Libro de Jonas y Miqueas

Este documento presenta un resumen del libro bíblico de Jonás. Comienza con una breve biografía de Jonás y características del libro. Luego describe los cuatro segmentos principales de la historia: 1) Jonás huye de Dios hacia Tarsis; 2) Jonás ora desde el vientre de la ballena; 3) El arrepentimiento de Nínive ante el mensaje de Jonás; 4) El enojo de Jonás porque Dios perdona a Nínive. El propósito final del libro es mostrar la inmensa misericordia

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Libro de Jonas y Miqueas

Este documento presenta un resumen del libro bíblico de Jonás. Comienza con una breve biografía de Jonás y características del libro. Luego describe los cuatro segmentos principales de la historia: 1) Jonás huye de Dios hacia Tarsis; 2) Jonás ora desde el vientre de la ballena; 3) El arrepentimiento de Nínive ante el mensaje de Jonás; 4) El enojo de Jonás porque Dios perdona a Nínive. El propósito final del libro es mostrar la inmensa misericordia

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INSTITUTO: DAMASCO

CLASE: profetas menores

Maestro: lila cruz

ALUMNO: GABRIEL ZHUILEMA

FECHA: 05/03/20

LIBRO DE JONAS
BIOGRAFIA
Jonás (en hebreo, ‫יֹונָה‬, pr. Yōnā), que significa "paloma", en latín Ionas, o en árabe ‫ي((ونس‬
("Yūnus"), fue un profeta de Yahveh, en el Antiguo Testamento, y del Tanaj judío; es el quinto
de los profetas menores del Nevi'im, hijo de Amitai. En el Corán (Corán 37 (As-Saaffat), 139–
148), Jonás es también uno de los profetas del islam

La biblia no menciona el tiempo o la fecha de cuando nació ni de cuando murió, se sabe que
vivió en tiempos de Jeroboam II, rey de Israel (783–743 a.C.) su padre fue Amitai, la biblia no
menciona quien fue su madre, su nombre cuyo significado es “paloma” o “paloma de la paz”.
Jonás vivió en Israel y fue destinado por Dios para ser un profeta, después Dios lo envía a
predicar a Nínive pero Jonás huyo de la presencia de Dios, descendió a jope y estando ahí subió
a una embarcación cuyo destino era Tarsis, Jonás durante el viaje descendió a la parte baja de la
embarcación y se quedo profundamente dormido mientras una fuerte tormenta los azotaba, el
patrón de la embarcación llego a Jonás y lo despertó y le dijo que clamara a su dios para que
tuviera compasión de ellos, Jonás junto a los demás tripulantes decidieron echar suerte para saber
por quien es que había llegado la tempestad, y la suerte había caído sobre Jonás, y los demás
tripulantes le cuestionaron el porqué estaba allí, Jonás les explico todo y que huía de Dios,
momentos después pidió ser arrojado al mar, ya que la gran tempestad venia por él, los demás
tripulantes lo lanzaron y Jonás momentos después fue tragado por un gran pez y duro en su
vientre tres días y tres noches hasta que el gran pez lo vomito en tierra firme, nuevamente por
segunda vez fue mandado por Dios a Nínive, y en esta ocasión Jonás obedeció, tardo tres días en
llegar, cuando llego empezó a pregonar que esa ciudad seria destruida en cuarenta días, Jonás al
ver que la gente de Nínive se arrepintió de su mal camino y de que Dios igualmente se arrepintió
de enviarles lo que había dicho, oro a Dios reprochándole el porqué de su decisión hasta el punto
que le pidió mejor que le quitase la vida a seguir viviendo, y Jonás salió de la ciudad hiso una
enramada y se sentó para ver lo que pasaba con la ciudad (Jonás estaba enojado porque lo que
había pregonado no se cumpliese y perdiera prestigio y quedara mal ante los demás y como un
mentiroso), Jonás vio crecer una calabacera que le dio sombra y se alegró pero a la mañana
siguiente Dios la quito y Jonás se desmayaba y nuevamente se enojó y dijo a Dios que mejor era
la muerte que la vida. Esto es todo lo que se sabe de Jonás, no se ha encontrado otra fuente de
información sobre Jonás.

CARACTRISTICAS DE LIBRO DE JONAS

Este libro es diferente de los demás libros proféticos porque cuenta la historia del profeta y no
enfatiza sus profecías. Es más, su mensaje al pueblo de Nínive se sintetiza en sólo un versículo
(3:4).Jonás es una narración histórica. Jesús lo menciona también como ilustración de su muerte
y resurrección (Mt. 12:38–42).

Aunque colocado en el canon entre los libros proféticos, Jonás se distingue de ellos en que su
mensaje contiene sólo la breve profecía a Nínive; la historia es su mensaje. Esa historia tiene que
ver con uno de los más profundos conceptos teológicos que aparece en el A.T. Dios ama a todos
los pueblos y desea derramar sobre ellos su perdón y misericordia.

Jonás fue divinamente comisionado para ir a Nínive. Sin embargo, él resentía amargamente el
hecho de que Dios amara y cuidara de la gente mala. El libro no enseña que Dios ama a los
malos porque son malos, sino más bien porque son humanos.

Se enfatiza la manera como Jonás intentó resistir la misión que Dios le dio, que era predicar una
advertencia al pueblo de Nínive, una gran ciudad en la antigua Asiria.

PROPÓSITO: Mostrar la inmensidad de la gracia de Dios. El mensaje de salvación es para todos


los pueblos. Dios los ama y desea darles su misericordia si se arrepienten.

Algunos lectores de la Biblia insisten en interpretar este libro como una alegoría o una parábola.
Sin embargo, esos enfoques pasan por alto la propia interpretación literal de Jesús acerca de
Jonás.

Este libro tiene un notable valor simbólico, recogido por el NT en las palabras de Jesús acerca de
la “señal de Jonás”. Al pedirle algunos escribas y fariseos que hiciera una señal milagrosa, Jesús,
relacionando su propia muerte con la historia del profeta, les responde que ya no habrá otra señal
que la de Jonás.

Hablando de su muerte y resurrección, Jesús declaró: “Porque como estuvo Jonás en el vientre
del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres
días y tres noches” (Mt 12:40; Lc 11:29–32). Por tanto, el libro de Jonás es mucho más que una
historia.

DESARROLLO
BOSQUEJO:

I. Jonás huye de Jehová (1:1–17)

II. Oración de Jonás (2:1 – 10)

III. Nínive se arrepiente (3:1–10)

IV. El enojo de Jonás (4:1–11)

I. JONÁS HUYE DE JEHOVÁ (1: 1-17)

1:1-3 La mención de Amitai, el padre de Jonás, es la única noticia que el libro de Jonás facilita
para la identificación personal del profeta. Dios ordena a Jonás ir a Nínive, la capital de Asiria, a
predicarles que se arrepintieran y dejaran de hacer el mal, porque si no se arrepienten los va a
destruir. Para eludir el encargo de ir a predicar a Nínive, capital de Asiria, Jonás se
embarca en Jope rumbo a Tarsis situada en una región del Mediterráneo, probablemente en el sur
de España. Dios le dijo a Jonás que fuera a Nínive, como ochocientos kilómetros al noreste de
Israel, a advertirles del inminente castigo y a declarar que podían alcanzar misericordia y perdón
si se arrepentían. Jonás no habla mucho de la maldad de Nínive, pero el profeta Nahum nos
ofrece mayor información. Dice Nahum que Nínive había caído en pecados como:

 Pensar cosas malas contra Dios (Nah. 1:9) 2. Explotar al desvalido (Nah. 2:12) 3. Ser
cruel en la guerra (Nah, 2:12, 13) 4. Adorar ídolos, prostitución y brujería (Nah. 3:4).

La razón por la que Jonás no quería ir a Nínive es porque Nínive era un gran enemigo de su
pueblo, Israel, y Jonás prefería ver a Nínive destruido; sabía que si se arrepentían, los perdonaría
y no destruiría a Nínive. Como un israelita nacionalista, quería que los asirios fueran dañados, no
ayudados. 1:4-7 En el viaje se formó una tormenta, y la razón resultó ser la desobediencia de
Jonás, poniendo en peligro la vida de la tripulación del barco. Mientras la tormenta rugía, Jonás
dormía bajo cubierta. Aunque estaba huyendo de Dios, la conciencia no le molestaba. Los
tripulantes echaron suerte para descubrir al culpable. Les dio resultado, pero solo porque Dios
intervino para que Jonás supiera que no podía huir de él. 1:8-12 Jonás sabía que había
desobedecido y que la tormenta era por culpa suya, pero no dijo nada hasta que los marineros
echaron suerte y la suerte cayó sobre él (1:7). Entonces estuvo dispuesto a perder la vida para
salvar a los marineros, aunque no había querido hacer lo mismo por la gente de Nínive. Jonás
odiaba tanto a los asirios que había perdido toda perspectiva. 1:13-16 Al tratar de salvarle la vida
a Jonás, aquellos marineros paganos demostraron tener más compasión que Jonás, porque este no
quería anunciar a los ninivitas el castigo que Dios iba a imponerles. Les pidió que lo tiraran al
mar, y el mar se aquietará; y así ocurrió, lo tiraron al mar, y el mar se aquietó en su furia. Jonás
desobedeció a Dios. En su huida, se detuvo y se sometió a Dios. Entonces la tripulación de la
nave adoró a Dios porque vieron que la tormenta se aquietó. 1:17 Jehová tenía todo preparado:
Indica que Dios estaba en el control de la situación. El gran pez hizo simplemente lo que se le
dijo que hiciera. Se trata de un milagro cuyos detalles no se revelan. No sabemos si el pez fue
especialmente creado o si era una ballena modificada; tampoco sabemos cómo pudo Jonás
respirar en su vientre durante 72 horas. Dios decidió que permaneciera allí tres días y tres
noches.

II. LA ORACIÓN DE JONÁS (2:1 – 10)

Esta es una oración de agradecimiento, no una petición de liberación. Jonás simplemente estaba
agradecido de no haberse ahogado. Fue librado de una forma espectacular y lo sobrecogía pensar
que había escapado de la muerte. Aun dentro del pez, Dios escuchó la oración de Jonás.

En la oración que hizo Jonás en el vientre del pez grande, se arrepintió, y lo que más le dolía, era
el no poder volver a contemplar el santo templo de Dios; y después de su oración es cuando Dios
lo salvó.
Fue necesario un milagro de liberación para que Jonás hiciera lo que Dios le había mandado.
Como profeta, Jonás estaba obligado a obedecer la voz de Dios, pero había tratado de eludir sus
responsabilidades.

Estos tres días en el vientre del pez son símbolo de los tres días que Jesús estaría muerto, como
nos cuenta el mismo Jesús en Mt. 12:40 y Lc.12:29. Esta es la única señal que le será dada a esa
generación de que Jesús es el Mesías esperado. A los tres días, el pez grande vomitó a Jonás en
una playa, por orden de Dios.

III. NÍNIVE SE ARREPIENTE (3: 1-10)

3:1-4 En el tercer capítulo, Dios le volvió a dar la orden de ir a Nínive. Jonás debía predicar solo
lo que Dios le decía. Era un mensaje de condenación contra una de las ciudades más poderosas
del mundo. Jonás fue, predicó el arrepentimiento, diciéndoles que si no lo hacían, Nínive sería
destruida en 40 días.

Nínive que tenía de 50 a 100 kilómetros de diámetro. Era una ciudad grande en extremo, a la que
había que dedicar tres días para recorrerla.

La labor profética de Jonás en este libro, se limita a un versículo (3:4), donde anuncia y repite
escuetamente que Nínive será destruida, sin exponer doctrina, ni formular siquiera un llamado a
la conversión.

3:5-10 El pueblo pagano de Nínive creyó el mensaje de Jonás y se arrepintió. Se vistieron de


cilicio y ayunaron el rey, los príncipes y todo el pueblo... ¡y hasta a los animales no se les dio
nada de comer! Dios no destruyó a Nínive, porque se arrepintieron de su mal camino. Dios
correspondió con misericordia y canceló el castigo. El Señor había dicho que cualquier nación
contra la que hubiera dictado castigo escaparía del mismo si se arrepentía (Jer. 18:7-8). Dios
perdonó a Nínive, como había perdonado a Jonás.

V. EL ENOJO DE JONÁS (4:1–11)

4:1 Los judíos de la época de Jonás no querían compartir el mensaje de Dios con las naciones
gentiles, Jonás pensaba que Dios no podía salvar a una nación pagana tan perversa. Jonás se
enojó contra Dios, porque ¡perdonó a Nínive!

4:2-4Jonás reveló por qué no había querido ir a Nínive (1:3). No quería perdón para los ninivitas:
los quería destruidos. No entendía que el Dios de Israel era también el Dios del mundo entero. Y
aquí Jonás le pide a Dios que le quite la vida.

Los eventos en 4:5–11 ocurrieron durante los “cuarenta” días entre el primer día de la visita del
profeta y el reconocimiento de Jonás, al fin de ese período, de que Nínive había sido librada (1-
4). Dios trató tiernamente a Jonás como lo había hecho con Nínive e Israel, y como lo hace con
nosotros. Dios pudo haber destruido a Jonás por su ira desafiante, pero optó por enseñarle una
lección.

Jonás salió de la ciudad probablemente el tercer día de su visita, y construyó un refugio en las
llanuras desérticas y abiertas al oriente .Se metió deprimido en una enramada. Probablemente él
esperaba ver una gran exhibición de fuego y azufre.

Dado que Mesopotamia en general no tiene árboles, Dios hizo crecer una calabacera,
probablemente una planta que crece rápidamente y posee amplias hojas parecidas a la de la
palma, llamada ricino que creció al lado y por encima del refugio de Jonás, de modo que él tuvo
sombra, y que le protegía muy bien contra el sol; pero al día siguiente Dios la secó, y otra vez
Jonás se enojó contra Dios, porque el sol le quemaba mucho.

Jonás se enojó porque la calabacera se secó, pero no se hubiera enojado por lo que le hubiera
sucedido a Nínive. Y las dos veces le pidió la muerte. Dios lo desafía a considerar lo que valen
los ninivitas. “Que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda”: Este es un
modismo que indica que los ninivitas, aun cuando no son moralmente inocentes, están
indefensos y perplejos, sin saber cómo escapar del juicio divino. Sin un profeta, seguirían
atrapados en su maldad.

CONCLUSION Y COMPARACION CON NUESTROS DIAS


el libro de Jonás es un reflejo de nosotros mismos. A veces creemos que por ser Iglesia somos
más privilegiados y merecedores de la gracia de Dios en nuestras vidas. Algunos llegamos
incluso a pretender identificar a los “cristianos de raza pura” utilizando parámetros como los
años que llevamos acudiendo a la iglesia o el número de familiares conversos. En cualquier caso,
llegamos a la discriminación, deseando la no conversión de aquellos que bajo nuestro punto de
vista no son dignos de merecerla. Cuán diferentes eran las enseñanzas de Jesús, exhortándonos a
amar incluso a nuestro propio enemigo.

El llamado de Jonás es un llamado para nuestros días, dejar atrás todo “racismo espiritual” y
gozarnos de la salvación de todo hombre sin importar su condición.

No podemos escondernos de Dios. Lo que Él desea es llevar a cabo a través de nosotros lo que
debe suceder, a pesar de todas nuestras objeciones y dilaciones. Efesios 2:10 nos recuerda que Él
tiene planes para nosotros, y se encargará de que nos ajustemos a ellos. ¡Sería mucho más fácil si
nosotros, a diferencia de Jonás, nos sometiéramos a Él sin tardanza!

El amor de Dios se manifiesta a sí mismo en Su accesibilidad para todos, a pesar de nuestra


reputación, nacionalidad, o raza. La gratuita oferta del Evangelio es para toda la gente en todos
los tiempos. Nuestra tarea como cristianos es ser los medios por los que Dios le diga al mundo
sobre la oferta, y regocijarnos en la salvación de otros. Esta es una experiencia que Dios quiere
que compartamos con Él, no siendo celosos o resentidos de aquellos que vienen a Cristo en
“conversiones de último minuto” o quienes vienen a Él a través de circunstancias diferentes a las
nuestras.

Dios salvó a los marineros cuando imploraron misericordia. Dios salvó a Jonás cuando oró
dentro del pez. Dios salvó a los ninivitas cuanto aceptaron el mensaje de Jonás. Dios contesta la
oración de los que lo invocan.

LIBRO DE MIQUEAS
BIOGRAFIA

Su nombre entra dentro de la onomástica común judaica. Es originario de Moreset, a unos 45


kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Como Isaías, profetizó en los tiempos de Joatam (739-735),
Acaz (735-727) y Ezequías (727-693). Puesto que Miqueas anuncia el castigo de Samaría como
futuro, sigúese que comenzó su predicación antes del 722-21, fecha de la caída en poder de los
asirios de la capital del reino septentrional. Jeremías alude a una de las profecías de Miqueas
proferida en tiempo del rey Ezequías, relativa a la destrucción de Jerusalén.

De acuerdo con sus propias palabras (Joh_1:1), Miqueas profetizó durante los reinados de Jotam
(740-731 a.C.), Acaz (731-716 a.C.) y Ezequías (716-686 a.C.). Como su muerte se produce
durante la administración de Ezequías y antes del período de transición de Manasés (696-642
a.C.), parece probable una fecha entre los años 704 y 696 a.C.

No sabemos ninguna otra particularidad de su vida privada o profética, ni siquiera sobre sus
posibles y verosímiles relaciones con su contemporáneo Isaías.

CARACTERISTICA

Miqueas se caracteriza por ser un profeta de juicio. Dios se muestra como juez universal. Sus
mensajes fueron dirigidos a ambas ciudades (Jerusalén y Samaria). Dice: “El remanente de Jacob
será en medio de muchos pueblos como el rocío del Eterno,… asimismo el remanente de Jacob
será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva,
como el cachorro del león entre las manadas de ovejas… tu mano se alzará sobre tus enemigos, y
todos tus adversarios serán destruidos” (Miqueas 5:7-9).

La declaración introductoria de Miqueas (1.1) está escrita en prosa, pero toda la compilación
profética que le sigue es poesía. La forma poética ofrecía a sus contemporáneos una ventaja: su
ritmo les permitía memorizar mejor el mensaje. Para nosotros, la desventaja consiste en que son
mayores las dificultades a la hora de traducirla a otro idioma. Miqueas se expresa en oraciones
muy cortas (en las cuales no sobran palabras), utilizando abundantes paralelismos y varios juegos
con los nombres (a los cuales los hebreos atribuían una importancia especial), además de giros
poéticos. También emplea numerosas imágenes. Por ejemplo, en lugar de decir que el Señor
perdonará o hará desaparecer nuestros pecados, declara: «Sepultará nuestras iniquidades, y
echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados». No puede evitar el vocablo «pecados»,
pero nos describe su entierro en las profundidades del océano, de donde no pueden ser extraídos
jamás.

DESARROLLO

En el libro de Miqueas distinguimos tres partes bien definidas. La primera (1-3) contiene
predicciones de juicio contra la Casa de Israel y la Casa de Judá. En la segunda (4-5) habla de la
esperanza de la restauración mesiánica, y la tercera parte (6-7) contiene las invitaciones de Dios
al arrepentimiento con la consiguiente promesa de la futura salvación.

Miqueas es una profecía acerca del Señor, quien no tiene rivales perdonando pecados y
compadeciéndose de los pecadores. Compasivo, mantiene el antiguo pacto acordado con
Abraham y sus descendientes. Miqueas se refiere a la «grandeza del nombre de Jehová» (5.4;
véanse también 4.5; 6.9), así como al rostro de Jehová (3.4), a su gloria (2.9), sus caminos (4.2),
sus pensamientos (4.12), su poder (5.4), su justicia (6.5; 7.9), y su justificada ira (7.9) y furor
(5.15; 7.18) contra todas las manifestaciones de corrupción moral.

En la primera visión, el Señor desciende de su santo templo en los cielos para testificar contra su
pueblo (1.2). El más notable factor en la forma cómo el Señor maneja este caso es la distancia
que debió recorrer para presentar su alegato contra Israel (6.2), estando dispuesto aun a sentarse
en el banquillo del defensor y dejar a su pueblo presentarle todas las quejas que tuviera sobre el
trato recibido de su Dios (6.3). ¡Más alguien que se arrepienta verdaderamente tendrá en el Señor
a su abogado defensor (7.9)!

Aunque Babilonia no era aún una potencia independiente de Asiria, se predice la cautividad
babilónica (que ocurrió un siglo más tarde) como el juicio de Dios sobre aquellos que se han
rebelado contra él (1.16; 2.3, 10; 4.10; 7.13). Pero como en el caso de Isaías, el colega de
Miqueas, existe la esperanza de que se salve un remanente, ya sea de este cautiverio, o como un
pueblo espiritualmente restaurado (la Iglesia) en los días del Mesías (2.12, 13; 4.6, 7; 5.3, 7, 8;
7.18). El Señor liberará el remanente (2.12, 13; 4.3-8, 10; 5.9; 7.7).

Miqueas tuvo que censurar al liderazgo de la nación por oprimir al rebaño que se le había
confiado. Sin embargo, la gran compasión de Dios determina sus actitudes y acciones hacia su
pueblo, representado como una hija errante (1.13; 4.8, 10, 13). Gracias a la compasión que una
vez lo llevó a redimir a Israel de Egipto (6.4), redimirá a Judá de Babilonia (4.10). Su compasiva
fidelidad hacia Abraham y los patriarcas (7.20) se renueva con cada generación. Este mensaje
apunta a la cuestión central de toda la profecía: «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y
olvida el pecado del remanente de su heredad?» (7.18). La compasión de Jehová (7.18, 19) es el
precioso atributo que ninguna falsa deidad puede igualar. La compasión y la fidelidad al pacto
son cosas que solamente pueden atribuirse a Dios. La esperanza del pueblo de vivir bajo la plena
bendición de Dios estaba relacionada con la venida del Mesías. Dios en su amor, conociendo las
glorias de su gracia que se manifestarían en Jesús, siempre declaró que el día de su venida y el
futuro reino eran los acontecimientos en los que sus fieles debían depositar las esperanzas.

CRISTO REVELADO

Las profecías sobre Cristo hacen que el libro de Miqueas esté lleno de aliento y esperanza.
Comienza con una maravillosa descripción de la venida de Jehová (1.3-5). Corresponderá a
posteriores profecías describir los detalles de su entrada en la historia. Pero desde el principio
queda establecida la disposición de Dios de descender y vivir entre los hombres.

La primera profecía mesiánica tiene lugar en un escena pastoril. Después que su patria había sido
profanada y destruida, un remanente de los cautivos sería reunido como ovejas encerradas en un
aprisco. Después, alguien los sacaría de allí y los haría atravesar la puerta que conduce a la
libertad (2.12, 13). Este alguien es su «Rey» y «Señor». Todo el episodio concuerda
maravillosamente con el anuncio de Jesús sobre la libertad de los cautivos (Luk_4:18), mientras
de hecho los libera física y espiritualmente.

Mic_5:2 es una de las más famosas profecías de todo el Antiguo Testamento. Confirma que la
profecía bíblica es «la palabra del Señor» (Mic_1:1; Mic_2:7; Mic_4:2). El término «palabra» de
Jehová (Mic_4:2) es un título aplicable a Cristo (Joh_1:1; Rev_19:13). La profecía de Mic_5:2
es explícitamente mesiánica («Señor en Israel») y especifica el lugar de nacimiento del Mesías,
cuando Belén era una localidad apenas conocida. Sus palabras fueron pronunciadas muchos
siglos antes de aquel suceso; no tenía indicios locales en que apoyarse. Otro aspecto de esta
profecía es que no puede haberse referido a cualquier líder nacido en Belén. Cristo es el único al
que pudo haberse referido, porque él equipara Señor con eterno: «Y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad». Esta profecía declara de una forma sublime tanto la
humanidad como la deidad del Mesías.

La profecía de Mic_5:4-5 afirma el papel de pastor del Mesías («apacentará»), su ungimiento


(«con poder de Jehová»), su deidad («con grandeza del nombre de Jehová»), y su humanidad
(«su Dios»), su dominio universal («será engrandecido hasta los fines de la tierra»), y su
condición de líder de un reino de paz («Y éste será nuestra paz»).

El punto culminante de la profecía (Mic_7:18-19), más el versículo final (Mic_7:20), aunque no


mencionan el nombre del Mesías, se refieren indudablemente a él. Al expresar su misericordia
divina y su compasión, él es quien «sepultará nuestras iniquidades» y las hundirá en las
profundidades del océano, para que Dios pueda perdonar los pecados y reemplazarlos con la
verdad.

EL ESPÍRITU SANTO EN ACCIÓN


Una referencia sobresaliente al Espíritu de Dios ocurre cuando Miqueas contrasta la autoridad
que respalda su ministerio con la de los falsos profetas de su tiempo. Mientras otros hacían ruido
inventando historias bajo la apariencia de profecías, el verdadero poder, la fuerza y la justicia
que sostienen el mensaje de Miqueas procedían de su ungimiento por el «Espíritu de Jehová»
(3.8).

CONCLUSION Y COMPARACION A NUESTROS TIEMPOS

La generación de Miqueas fue reemplazada por la actividad mercenaria de gobernantes, jueces y


profetas infieles (3.11). Compárese a éstos con «el gran pastor de las ovejas» (Heb_13:20), cuya
compasión le llevó a entregarse a sí mismo por ellas, hasta derramar su sangre. De la misma
manera, Miqueas, un verdadero profeta de Dios, estuvo dispuesto a pagar un alto precio por
llevar a cabo su ministerio, aun el de deambular desnudo proclamando el mensaje que se le había
encomendado.

Miqueas tiene mucho que contribuir a la comprensión de nuestra actual relación con el Señor
Jesucristo. La liberación de los muy extendidos pecados morales y religiosos de la avaricia y la
idolatría de aquellos remotos días, puede obtenerse hoy siguiendo a Jesús por los caminos del
reino de Dios. La profecía de Miqueas debe hacer que todos nos maravillemos ante el
incomparable Jehová, quien se reveló a sí mismo en la humanidad de Jesús como la compasión y
la verdad personificadas de Dios.

Dios da advertencias para que no tengamos que sufrir Su ira. El juicio es seguro si las
advertencias de Dios no son escuchadas y Su provisión por el pecado en el sacrificio de Su Hijo
es rechazada. Para el creyente en Cristo, Dios nos disciplinará –no por odio- sino por el amor que
nos tiene. Él sabe que el pecado destruye y quiere que seamos íntegros. Esta plenitud que es la
promesa de restauración, espera a aquellos que permanezcan obedientes a Él.

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