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Apocalipsis 1:9 Viviendo en El Reino de Dios

El documento habla sobre el reino de Dios y lo que significa ser parte de él. Explica que el reino de Dios se refiere al reinado o autoridad de Dios sobre todas las personas y lugares. También discute que ser un creyente no es lo mismo que vivir en el reino de Dios, el cual requiere fruto espiritual y perseverancia. Finalmente, señala que sólo aquellos que perseveran hasta el final serán salvos.

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Apocalipsis 1:9 Viviendo en El Reino de Dios

El documento habla sobre el reino de Dios y lo que significa ser parte de él. Explica que el reino de Dios se refiere al reinado o autoridad de Dios sobre todas las personas y lugares. También discute que ser un creyente no es lo mismo que vivir en el reino de Dios, el cual requiere fruto espiritual y perseverancia. Finalmente, señala que sólo aquellos que perseveran hasta el final serán salvos.

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Miguel Guimet 1/16

VIVIENDO EN EL REINO DE DIOS

Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me
encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

Índice
1. El reino de Dios o reino de los cielos ......................................................................................................1
2. Ser parte de la iglesia, el cuerpo de Jesús ..............................................................................................6
3. Ser parte del reino de Dios, la tribulación y perseverancia ...................................................................8
4. Ser parte del testimonio del Espíritu, de la Palabra y el testimonio de Jesús .....................................11

1. El reino de Dios o reino de los cielos

• El reino de Dios, también llamado el reino de los cielos, es algo un tanto misterioso en el Nuevo
Testamento.
• El Antiguo Testamento no menciona el reino de Dios, o el reino de los cielos, pero si afirma que
Dios es Rey eterno, Rey grande sobre toda la tierra, y Rey sobre Su pueblo.

Salmo 10:16 (LBLA)


16 YHVH es Rey eternamente y para siempre; las naciones han perecido de su tierra.

Salmo 47:2 (LBLA)


2 Porque YHVH, el Altísimo, es digno de ser temido; Rey grande es sobre toda la tierra.

Isaías 33:22 (LBLA)


22 Porque YHVH es nuestro juez, YHVH es nuestro legislador, YHVH es nuestro Rey; Él nos salvará.

Isaías 44:6 (LBLA)


6 Así dice YHVH, el Rey de Israel, y su Redentor, YHVH de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el
último, y fuera de mí no hay Dios.

• Entonces, el reino de Dios, o reino de los cielos, empieza a ser revelado en el Nuevo Testamento.
• La mención del reino de Dios en el Nuevo Testamento es principalmente en los evangelios
sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas.

Libro Ocurrencias
Mateo = 47 veces
Lucas = 34 veces
Marcos = 14 veces
Hechos = 7 veces
1 Corintios = 4 veces
Juan = 2 veces
2 Timoteo = 2 veces
Apocalipsis = 2 veces
Romanos = 1 vez
Gálatas = 1 vez
Efesios = 1 vez
Colosenses = 1 vez
1 Tesalonicenses = 1 vez
Miguel Guimet 2/16

2 Tesalonicenses = 1 vez
Santiago = 1 vez
2 Pedro = 1 vez

• El reino de Dios es mencionado en el Nuevo Testamento 122 veces, en 120 versículos.

Mat 3:2; Mat 4:17; Mat 4:23; Mat 5:3; Mat 5:10; Mat 5:19; Mat 5:20; Mat 6:10; Mat 6:33; Mat 7:21; Mat
8:11; Mat 8:12; Mat 9:35; Mat 10:7; Mat 11:11; Mat 11:12; Mat 12:28; Mat 13:11; Mat 13:19; Mat 13:24;
Mat 13:31; Mat 13:33; Mat 13:38; Mat 13:41; Mat 13:43; Mat 13:44; Mat 13:45; Mat 13:47; Mat 13:52;
Mat 16:19; Mat 16:28; Mat 18:1; Mat 18:3; Mat 18:4; Mat 18:23; Mat 19:12; Mat 19:14; Mat 19:23; Mat
19:24; Mat 20:1; Mat 21:31; Mat 21:43; Mat 22:2; Mat 23:13; Mat 24:14; Mat 25:1; Mat 26:29; Mar 1:15;
Mar 4:11; Mar 4:26; Mar 4:30; Mar 9:1; Mar 9:47; Mar 10:14; Mar 10:15; Mar 10:23; Mar 10:24; Mar
10:25; Mar 12:34; Mar 14:25; Mar 15:43; Luc 4:43; Luc 6:20; Luc 7:28; Luc 8:1; Luc 8:10; Luc 9:2; Luc 9:11;
Luc 9:27; Luc 9:60; Luc 9:62; Luc 10:9; Luc 10:11; Luc 11:2; Luc 11:20; Luc 12:31; Luc 13:18; Luc 13:20; Luc
13:28; Luc 13:29; Luc 14:15; Luc 16:16; Luc 17:20; Luc 17:21; Luc 18:16; Luc 18:17; Luc 18:24; Luc 18:25;
Luc 18:29; Luc 19:11; Luc 21:31; Luc 22:16; Luc 22:18; Luc 23:42; Luc 23:51; Jua 3:3; Jua 3:5; Hec 1:3; Hec
8:12; Hec 14:22; Hec 19:8; Hec 20:25; Hec 28:23; Hec 28:31; Rom 14:17; 1Co 4:20; 1Co 6:9; 1Co 6:10; 1Co
15:50; Gál 5:21; Efe 5:5; Col 4:11; 1Ts 2:12; 2Ts 1:5; 2Ti 4:1; 2Ti 4:18; Stg 2:5; 2Pe 1:11; Apo 1:6; Apo 1:9.

• La relativa poca mención del reino de Dios, fuera de los evangelios sinópticos, es una indicación
del carácter misterioso y especial del reino.
• Por ejemplo, Mateo utiliza casi exclusivamente la expresión "reino de los cielos", mientras que
Lucas y Marcos utilizan la frase "reino de Dios".
• Analizando con un poco más de detalle, es posible notar que las ocurrencias del término, reino de
Dios o reino de los cielos, son principalmente en ciertos capítulos de los evangelios sinópticos.

Capítulo Ocurrencias
Mateo 13 = 12 veces
Lucas 18 = 5 veces
Lucas 9 = 5 veces
Marcos 10 = 5 veces
Mateo 5 = 4 veces
Mateo 19 = 4 veces
Mateo 18 = 4 veces
Lucas 13 = 4 veces
Marcos 4 = 3 veces

• Esta concentración en las ocurrencias, lleva a la conclusión que el reino de los cielos es un misterio,
el cual es revelado especialmente en los evangelios sinópticos, y que sólo podrá ser entendido por
los discípulos del reino.

Mateo 13:52 (LBLA)


52 Y Él les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es
semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

• Jesús utilizó las parábolas, como el medio para enseñar los misterios del reino de Dios, de forma
que fueran entendidos sólo por los discípulos.

Mateo 13:10–11 (LBLA)


10 Y acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?
11 Y respondiendo Él, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de
Miguel Guimet 3/16

los cielos, pero a ellos no se les ha concedido.

• Entonces, para entender el misterio del reino de Dios, es necesario ser un discípulo del reino, con
la capacidad de interpretar correctamente las parábolas del reino.
• El reino de los cielos fue el mensaje central de Juan el Bautista, el Elías que había de venir, y del
Señor Jesús, a lo largo de todo Su ministerio terrenal.

Mateo 3:1–3 (LBLA)


1 En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo:
2 Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3 Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto:
«Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas».

Mateo 4:17 (LBLA)


17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado.

• Para poder entender el misterio del reino de Dios, es necesario comprender, que tanto en
castellano como en el griego, la palabra reino tiene dos significados:
1. Reino, referido al territorio sobre el que el rey ejerce su autoridad.
2. Reinado, referido a la autoridad que tiene el rey sobre su territorio.

• Entonces, el reino de Dios o reino de los cielos, puede y debe ser traducido también como, el
reinado de Dios o el reinado de los cielos.
• Verá, cuando se habla del reino, la figura más común es la de un cierto territorio sobre el que un
rey es soberano.
• Pero, el sentido bíblico del reino de Dios, se entiende mejor con la palabra reinado, porque el reino
de Dios, es todo lugar, toda persona, o todo objeto, sobre el cual Dios reina.
• Como una primera conclusión, le animo a que entienda el reino de Dios, más como el reinado de
Dios, esto quiere decir, toda persona o lugar sujeto al reinado de Dios.

Mateo 13:37–39 (LBLA)


37 Y respondiendo Él, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre,
38 y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno;
39 y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

• De hecho, en especial los corazones de los verdaderos creyentes, la buena semilla, son una
genuina expresión del reinado de Dios.
• Sin embargo, hay una diferencia grande entre ser creyente y vivir en el reino de Dios.
• Todo el que se ha arrepentido de sus pecados, y cree en Jesús, habiendo recibido el Espíritu Santo,
es creyente.
• Sin embargo, ese creyente, si no tiene fruto espiritual, si no tiene crecimiento en la Palabra, y si
no está siendo transformado a la imagen de Jesús, es un creyente sin perseverancia.

1 Pedro 4:1–3 (LBLA)


1 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, armaos también vosotros con el mismo
propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado,
2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad
de Dios.
3 Porque el tiempo ya pasado os es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo
andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías.
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• Acerca de esta situación, hay un extenso debate, sobre si este creyente es salvo o no.
• Este debate es inútil, porque nadie es salvo, ya ahora, en este momento, sino que la salvación es
una promesa que se recibe en esperanza.
• Sólo será salvo, note que la salvación es futura, el que persevere hasta el fin.

Romanos 8:24–25 (LBLA)


24 Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por
qué esperar lo que uno ve?
25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

Mateo 10:22 (LBLA)


22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.

• Entonces el creyente, sin fruto, ni crecimiento espiritual, que no persevera, caerá, tropezará, y no
alcanzará la salvación.
• Por eso, la pregunta central es, si el creyente es un discípulo del reino o no.
• Recuerde que en la iglesia local, siempre habrá buena semilla y cizaña a la vez.

Mateo 13:30 (LBLA)


30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged
primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero”.

• Es de importancia eterna, que usted sea un discípulo del reino, y no sólo un creyente sin fruto.

Marcos 4:18–19 (LBLA)


18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la
palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas
entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril.

• Ahora, sin la gracia de Dios, nadie puede ser creyente, y sin la gracia de Dios, nadie será un
discípulo del reino.
• Ser parte del reinado de Dios, es el fruto del Espíritu, y no el mérito del creyente.

2 Timoteo 4:18 (LBLA)


18 El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A Él sea la gloria por
los siglos de los siglos. Amén.

• La salvación es por gracia, y la santificación, también es por gracia.

1 Pedro 1:5 (LBLA)


5 que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser
revelada en el último tiempo.

• Sin ninguna duda, Juan el evangelista, fue un discípulo del reino, con todos los frutos espirituales,
y en Apocalipsis 1:9, él se describe a sí mismo, con todas las características propias, del creyente
que vive bajo el reinado de Dios.
• Por eso, le animo a que considere este versículo con todo cuidado, y le pido, que usted se proyecte
dentro del versículo, y evalúe su condición de discípulo del reino.
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Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús,
me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

• Además, un discípulo del reino, es el que tiene un tesoro lleno de la Palabra de Dios, y de
experiencias en la vida de fe, que son vivencias y conocimiento espiritual, tanto antiguas como
nuevas.

Mateo 13:52 (LBLA)


52 Y Él les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es
semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

• Usted no puede ser un discípulo del reino, si no tiene fruto espiritual, o sea en su tesoro no tiene
cosas nuevas, y tampoco tiene cosas antiguas.
• Si su tesoro, su conocimiento de la Palabra, su santidad, su transformación a la imagen de Jesús, y
su servicio en el reino de Dios, es mínimo, entonces lo más probable es que usted sea un creyente
sin fruto, y no un discípulo del reino.

Proverbios 11:30 (LBLA)


30 El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio.

• La diferencia entre un creyente sin fruto, y un discípulo del reino, está en cómo describe su vida
cristiana:
1. El creyente sin fruto, describe su vida cristiana, diciendo “yo creo en Jesús”.
2. El discípulo del reino, describe su vida cristiana, diciendo “Dios reina en mi vida”.

• La diferencia está, en quién es la autoridad en la vida de ese cristiano, ¿es el cristiano que confía
en su fe?, o ¿es el cristiano que vive sujeto al reinado de Dios?
• Cuando describa su naturaleza cristiana, ya no diga, "soy cristiano porque creo en Jesús", más bien
diga, "soy cristiano porque Jesús reina en mi vida".
• El énfasis no está en creer, sino en permanecer (perseverar) en la fe hasta el fin.

Juan 15:4–10 (LBLA)


4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque
separados de mí nada podéis hacer.
6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan
al fuego y se queman.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.
8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

μένω (menō) (89/118) v. (*men-, cf. lat. māneō permanecer) 1. no moverse del sitio, permanecer, quedar,
estar quieto, no moverse; 2. quedar a pie firme, mantener su fuerza, no ceder; 3. quedar, permanecer,
habitar, vivir; 4. continuar existiendo, vivir, permanecer viviendo, perdurar; 5. no moverse del estado en
que se encuentra, permanecer, quedar.
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2. Ser parte de la iglesia, el cuerpo de Jesús

Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús,
me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

ἐγώ (egō) (12.700/2.668) (cf. lat. egō yo) yo, plural nosotros, nosotras.
Ἰωάννης (Iōannēs) 1. Juan; 2. el hijo de Zebedeo, el apóstol y autor de cinco Libros del Nuevo Testamento.
ἀδελφός (adelphos) (924/345) sust. (ἀ cop., δελφύς matriz) 7. de la misma fe, hermano, hermano de
Jesús.
συγκοινωνός (synkoinōnos) (0/4) adj. (σύν, κοινωνός participante), que participa en, participante,
partícipe.

• En el breve versículo de Apocalipsis 1:9, Juan, el evangelista, pondrá una nota biográfica, corta y
personal, describiendo su situación presente.
• Llamado a ser apóstol siendo joven, especial entre los apóstoles por su cercanía al Señor Jesús,
autor de cinco libros del Nuevo Testamento, y llegando a ser el último apóstol vivo, sin ninguna
duda, Juan es el perfecto ejemplo de un discípulo del reino.

Juan 13:23 (LBLA)


23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús.

• Apocalipsis 1:9, aunque breve, permite tener una clara idea, de lo que es la vida en el reino de
Dios.
• En este versículo hay 32 palabras, 16 de las cuales son artículos, preposiciones, o conjunciones, y
16 palabras son las portadoras de significado:

1. Ἐγὼ yo
2. Ἰωάννης, Juan
3. ἀδελφὸς hermano
4. συγκοινωνὸς compañero
5. θλίψει tribulación
6. βασιλείᾳ reino
7. ὑπομονῇ perseverancia
8. Ἰησοῦ Jesús
9. ἐγενόμην encontraba
10. νήσῳ isla
11. καλουμένῃ llamada
12. Πάτμῳ Patmos
13. λόγον Palabra
14. θεοῦ Dios
15. μαρτυρίαν testimonio
16. Ἰησοῦ Jesús

• Éstas 32 palabras comunican lo esencial en la vida de Juan:


1. ¿Quién es?
2. ¿Dónde está?
3. ¿Por qué está donde está?

• La única palabra de significado, que se repite dos veces es "Jesús", el Rey del reino de Dios.
• Si usted tuviera que describir su vida con 16 palabras de significado, respondiendo a las tres
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preguntas, ¿quién es?, ¿dónde está?, y ¿por qué está donde está?, ¿qué 16 palabras usaría?
• Juan inicia, describiéndose a sí mismo, como hermano y compañero.
• La iglesia no es un ejército, tampoco es una organización, menos es una institución, la iglesia es
una familia, donde todos sus miembros son hermanos y hermanas, familiares espirituales los unos
de los otros.

Efesios 2:19 (LBLA)


19 Así pues, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de
la familia de Dios.

• Hermano y hermana es todo aquel, que es hijo o hija del mismo padre o madre, o de ambos.
• En el caso exclusivo de la iglesia verdadera, en el cuerpo de Cristo, todos los creyentes, son
hermanos y hermanas, hijos e hijas de Dios.

Romanos 8:16–17 (LBLA)


16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios,
17 y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos
con Él a fin de que también seamos glorificados con Él.

• Al mismo tiempo, que Juan es hermano de todos los creyentes, él se llama a sí mismo compañero.
• En la iglesia local, que es parte del cuerpo de Cristo, no hay patrones, ni empleados, no hay
importantes, ni redundantes, todos son compañeros, los unos de los otros, para el servicio y la
ayuda, de los unos para con los otros.

1 Pedro 4:10 (LBLA)


10 Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.

• La iglesia tiene una sola Cabeza, que es Jesús, y debajo de la cabeza no hay una jerarquía, sino que
todos los creyentes son siervos los unos de los otros, y consiervos en el servicio del evangelio y de
la Palabra, dentro y fuera de la iglesia.

1 Corintios 9:23 (LBLA)


23 Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe (compañero) de él.

• Es necesario resaltar, que Juan no es anónimo, ni es desconocido, no es un número en el padrón


de creyentes, él es Juan, hermano de Jacobo, hijo de Zebedeo, y además hermano y compañero
de los creyentes en todo el mundo.
• En la iglesia, todos los creyentes tienen nombre, y son conocidos por su nombre, siendo parte
integral de la comunión de los creyentes.
• Dígame:
1. ¿Se siente usted hermano o hermana de los creyentes que congregan en su iglesia?
2. ¿Es usted su compañero o compañera?
3. ¿Es usted conocido, o conocida, por su nombre?

• Si usted ha respondido "sí" a las tres preguntas, entonces usted es parte de la iglesia, el cuerpo de
Cristo, y siendo parte de la iglesia, usted tiene acceso al reino de Dios.

1 Corintios 12:12 (LBLA)


12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo,
aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo.
Miguel Guimet 8/16

1 Corintios 12:27 (LBLA)


27 Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.

• Si alguien no es parte del cuerpo de Cristo, la iglesia, entonces no es parte, ni puede ser parte del
reino de Dios.
• El primer requisito para ser un discípulo del reino, es ser parte de la iglesia local, siendo así parte
de la iglesia verdadera, de la que Jesús Cristo es la Cabeza.

Colosenses 1:18 (LBLA)


18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y Él es el principio, el primogénito de entre los
muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía.

Efesios 1:22 (LBLA)


22 Y todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.

3. Ser parte del reino de Dios, la tribulación y perseverancia

Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús,
me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

θλῖψις (thlipsis) (135/45) sust. (θλίβω oprimir) 1. opresión que produce un sufrimiento interior, opresión,
angustia, tribulación, aflicción, sufrimiento, la angustia escatológica; 2. situación difícil que produce
angustia, peligro, angustia.
βασιλεία (basileia) (446/162) sust. (βασιλεύς rey) 1. poder real, señorío, soberanía, reinado, el reino o
reinado de Dios; 2. territorio donde se ejerce el poder real, reino; 3. tiempo en el que se ejerce el poder
real, reinado; 4. cargo de reinar, realeza.
ὑπομονή (hypomonē) (25/32) sust. (ὑπομένω quedar detrás) 2. poder o fuerza para soportar las cosas
sin flaquear, persistencia, perseverancia, paciencia; 3. lo que ayuda a uno a perseverar, esperanza,
expectativa.
Ἰησοῦς (Iēsous) (283/917) Jesús, el Señor, el Cristo, Dios, el Hijo de Dios.

• Ahora, Juan precisa la condición, en la cual él es hermano y compañero en Jesús:


1. En la tribulación.
2. En el reino.
3. En la perseverancia.

• Note, que Juan utiliza dos preposiciones diferentes, para describir su condición de ciudadano del
reino, primero utiliza "en", y más adelante utiliza "de" (en griego no hay preposición, sino que se
utiliza el modo genitivo).

Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me
encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

• La primera preposición "en", describe la condición de aquellos, que siendo participantes del reino
de Dios, por un lado sufren la tribulación causada por el mundo, y por el otro lado perseveran
guardando la fe y la santidad.
• El reino viene marcado con tribulación y perseverancia, ambas en Jesús.
Miguel Guimet 9/16

• Juan, escribió el libro del Apocalipsis, cuando se encontraba exiliado en la isla de Patmos.
• Patmos es una pequeña isla rocosa, de 16 km de largo y 9 km de ancho, en el mar Egeo, frente a
la costa oeste de Turquía, a 60 km del puerto de Mileto.
• Entonces, Juan desterrado en la pequeña isla, fue participante del sufrimiento de todo creyente,
por la oposición del mundo al Nombre de Jesús y a Su Palabra.
• El discípulo del reino mantiene una lucha espiritual constante, con dos frentes:
1. Por un lado la tribulación, que es la oposición del mundo, y la persecución.
2. Por el otro lado, la perseverancia, que es la lucha por la santidad, evitando el pecado.

• La tribulación es una clara muestra, que el creyente no es parte del mundo, y la perseverancia es
evidencia de la lucha por la santidad personal, evitando el pecado y la contaminación de la carne.
• Cuando un cristiano es amigo del mundo, o no mantiene su vida en santidad, entonces se hace
evidente de que no es parte del reino de Dios.
• El mundo buscará afligir a todos los que creen en Jesús, haciendo que las tentaciones acechen en
cada esquina, para que el creyente tropiece.
• Solamente el discípulo del reino, por la gracia de Dios y la unción del Espíritu Santo, será capaz de
perseverar, en el sufrimiento del mundo, y en el cuidado de su santidad, y esto hasta el fin, de
manera que pueda alcanzar la salvación en el día final.

Mateo 24:13 (LBLA)


13 Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.

• Pablo enseñó, que es necesario, que a través de muchas tribulaciones, el creyente logre entrar en
el reino de Dios.

Hechos de los Apóstoles 14:19–22 (LBLA)


19 Pero vinieron algunos judíos de Antioquía y de Iconio, y habiendo persuadido a la multitud,
apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
20 Pero mientras los discípulos lo rodeaban, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió
con Bernabé a Derbe.
21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra,
a Iconio y a Antioquía,
22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

• Note que entrar en el reino de Dios tiene un sentido doble, primero ser discípulo del reino en este
tiempo, sirviendo con la Palabra y guardando la santidad, y segundo, en el tiempo final, entrar al
reino milenial, donde Jesús reinará personalmente en Jerusalén.
• Esta enseñanza, de otro gran ciudadano del reino, Pablo, el apóstol enviado a los gentiles, aclara
bastante el panorama.
• Preste atención por favor, todo el que no ha padecido tribulación por causa de su fe y de la Palabra
de Dios, no ha entrado todavía en el reino de Dios.

Marcos 4:16–20 (LBLA)


16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra
enseguida la reciben con gozo;
17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la
aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen.
18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la
palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas
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entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril.


20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la
aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.

• Es probable, que usted se siente inclinado a pensar, ¿debo entonces buscar las tribulaciones, o
meterme en problemas para encontrar tribulaciones, a fin de ser parte del reino de Dios?
• No, claro que no, de ninguna manera, no es necesario ir a buscar las tribulaciones, porque todo el
que viva piadosamente en Cristo Jesús, y esté dando testimonio del evangelio y de la Palabra de
Dios, será, de todas maneras, atribulado y perseguido por el mundo.

2 Timoteo 3:12 (LBLA)


12 Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.

Juan 15:19 (LBLA)


19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí
de entre el mundo, por eso el mundo os odia.

• Entonces, no es que se busque las tribulaciones, es que la predicación del evangelio y la santidad
personal, traerán inevitablemente tribulación.

Mateo 5:10–12 (LBLA)


10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino
de los cielos.
11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros
falsamente, por causa de mí.
12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron
a los profetas que fueron antes que vosotros.

• Cuando el creyente no experimenta aflicción en el mundo, entonces, o no hay predicación de la


Palabra, o no hay santidad personal, o no hay ambas, y por lo tanto ese, así llamado creyente, no
es un discípulo del reino.
• En contraste, Pablo, hablando de la iglesia en Tesalónica, precisa las condiciones necesarias, para
ser considerado digno del reino de Dios.

2 Tesalonicenses 1:4–5 (LBLA)


4 de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por
vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis.
5 Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de
Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo.

πάσχω (paschō) (19/42) v. (etim. inc.) experimentar dolores, sufrimientos, males, afligirse, sufrir,
soportar, sobrellevar, padecer.

• La iglesia de Tesalónica había demostrado, perseverancia y fe en medio de las persecuciones y


aflicciones, lo que Pablo llamó "una señal evidente del justo juicio de Dios", según el cual, el
creyente es considerado digno del reino.
• Como dice Pablo en 2 Tesalonicenses 1:5, para ser digno del reino de Dios es necesario, que en
verdad se esté sufriendo.
• Pedro, también enseñó acerca de la condición necesaria, para tener amplia entrada en el reino
eterno.
• Pedro exhortó a sus lectores, a hacer firme su llamamiento y elección de parte de Dios, porque
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manteniéndose firmes nunca tropezarán, y de esa manera, se les concederá amplia entrada al
reino eterno del Señor y Salvador Jesús Cristo.

2 Pedro 1:10–11 (LBLA)


10 Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de
Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis;
11 pues de esta manera os será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesús Cristo.

• Le animo y exhorto entonces, a que persevere dando testimonio de Jesús y de Su Palabra,


guardando su santidad sin tropezar, y sin temer las aflicciones y tribulaciones que puedan venir
del mundo, porque al creyente que anuncia el evangelio, y que guarda su santidad, se le concede
amplia entrada al reino de Jesús.
• Acerca de las tribulaciones del mundo, es importante considerar que se acerca cada vez más la
gran tribulación, en la cual todos los creyentes serán perseguidos, encarcelados y muertos por
causa del testimonio de Jesús.
• En el tiempo de la gran tribulación, muchos creyentes, que ahora no sufren por causa del
evangelio, tendrán oportunidad de pasar por las aflicciones, que los harán dignos del reino de Dios.
• Por eso, le animo desde ahora, a que sea fiel en las pequeñas y pocas tribulaciones que el Señor
le da, y a que persevere guardando su santidad, para que no sea descartado antes de tiempo,
nunca llegando a ser parte del reino de Dios, ni experimentando la vida de creyente, como
discípulo del reino.

Daniel 12:1 (LBLA)


1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Será un
tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces; y en ese tiempo tu
pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro.

Lucas 21:19 (LBLA)


19 Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas.

4. Ser parte del testimonio del Espíritu, de la Palabra y el testimonio de Jesús

Apocalipsis 1:9 (LBLA)


9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me
encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

διά (dia) (1.427/666) prep. 4. por causa de, a cuenta de, a causa de, por.
λόγος (logos) (1.239/330) sust. (λέγω decir) 1. el acto de hablar, palabra, conversación; 2. la palabra
pronunciada, palabra; 4. la palabra escrita, relato, obra, libro, parte de una obra, texto; 5. la razón de Dios,
Logos, Palabra, Verbo, como designación de Jesús.
μαρτυρία (martyria) (11/37) sust. (μάρτυς testigo) 1. acción de dar testimonio, testimonio; 2. el
testimonio dado, declaración de un testigo, testimonio, testimonio, prueba, el buen testimonio dado
sobre alguien, reputación.
Ἰησοῦς (Iēsous) (283/917) Jesús, el Señor, el Cristo, Dios, el Hijo de Dios.

• El apóstol y evangelista Juan, termina su brevísima nota biográfica y personal, diciendo que se
encontraba en la isla llamada Patmos.
• No se trataba de vacaciones, tampoco que Juan, se hubiera mudado a otro lugar, no, de ninguna
manera, Juan estaba exiliado en la isla de Patmos, por causa de la Palabra de Dios y del testimonio
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de Jesús.
• Verá, un discípulo del reino, necesariamente pasará por tribulación, y deberá perseverar en Jesús,
sin importar las consecuencias.
• Juan, poderoso predicador del evangelio, desde el inicio de la iglesia cristiana, ya perseguido y
encarcelado, cuando sirvió en la primera iglesia cristiana en Jerusalén, ahora, más de 65 años
después, sigue sufriendo persecución por causa de la Palabra.

Hechos de los Apóstoles 4:18–20 (LBLA)


18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús.
19 Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios
obedecer a vosotros antes que a Dios;
20 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.

Hechos de los Apóstoles 5:17–18 (LBLA)


17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los
saduceos), se llenaron de celo,
18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública.

Hechos de los Apóstoles 5:40–41 (LBLA)


40 Ellos aceptaron su consejo, y después de llamar a los apóstoles, los azotaron y les ordenaron que no
hablaran en el nombre de Jesús y los soltaron.
41 Ellos, pues, salieron de la presencia del concilio, regocijándose de que hubieran sido tenidos por
dignos de padecer afrenta por su Nombre.

• Que gloria para el Señor Jesús, que honra para el discípulo, que fruto espiritual para la iglesia y
para los incrédulos, cuando un siervo de Dios, dedica el íntegro de su vida, sacrificándolo todo, por
causa del Nombre de Jesús y de la Palabra de Dios.

Marcos 10:28–30 (LBLA)


28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
29 Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre,
o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio,
30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e
hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.

• Dígame, ¿qué ha dejado usted por causa de Jesús y la predicación de la Palabra?


• Ahora, puede que le sorprenda que Juan no haya sido muerto después de tantos años de
ministerio público y persecución.
• Por ejemplo, recuerde que Herodes hizo matar a Jacobo, el hermano mayor de Juan, al inicio de la
iglesia cristiana.

Hechos de los Apóstoles 12:1–3 (LBLA)


1 Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos que pertenecían a la iglesia para maltratarlos.
2 E hizo matar a espada a Jacobo, el hermano de Juan.
3 Y viendo que esto agradaba a los judíos, hizo arrestar también a Pedro. Esto sucedió durante los días
de los panes sin levadura.

• Es necesario tener presente, que Dios es el que decide, cuándo termina el tiempo de ministerio en
el reino.

Deuteronomio 32:39 (LBLA)


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39 Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y
yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.

• Mientras el discípulo del reino, no haya concluido el ministerio que Dios le ha mandado, no hay
poder en el mundo, que lo pueda matar ni enmudecer.

Juan 7:30–31 (LBLA)


30 Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.
31 Pero muchos de la multitud creyeron en Él, y decían: Cuando el Cristo venga, ¿acaso hará más señales
que las que este ha hecho?

• Recuerde, que Juan, estando en el exilio en la isla de Patmos, recibió importante revelación
directamente del Señor Jesús, y a través del libro del Apocalipsis, la reveló al mundo entero, desde
el primer siglo, hasta el presente, y conforme a la voluntad de Dios por toda la eternidad.
• El ministerio de Juan, no terminaría, sin que antes revelara los eventos del fin al mundo entero.
• Por eso, no necesita tener temor, cuando el Señor considere que usted ha completado su servicio
en el reino, entonces lo llamará a Su presencia.

Apocalipsis 14:13 (LBLA)


13 Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante
mueren en el Señor». Sí—dice el Espíritu—para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van
con ellos.

• En el caso de Juan, Dios le dio un largo y sufrido ministerio, con muchísimo fruto, para la gloria de
Dios.

Juan 15:8 (LBLA)


8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.

• Sea que Dios le dé un ministerio corto, seguido de una rápida muerte, o que Dios le permita pasar
aflicción por causa del reino por mucho tiempo, en cualquier caso, es necesario que usted guarde
su santidad todos los días, que también estudie la Palabra, y que persevere hasta el fin, sin caer
en desánimo, así su ministerio llegara a ser, por la gracia de Dios, tan largo o más, como el de Juan.

Mateo 24:48–51 (LBLA)


48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: «Mi señor tardará»;
49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan,
50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe,
51 y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de
dientes.

• Juan, Pedro, Pablo, Esteban, y muchos otros discípulos fieles, siguieron el ejemplo de Jesús,
manteniéndose fieles en santidad y sirviendo, hasta el momento de su partida.

Juan 21:18–19 (LBLA)


18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero
cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras.
19 Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho
esto, le dijo: Sígueme.

2 Timoteo 4:7–8 (LBLA)


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7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe.


8 En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel
día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Hechos de los Apóstoles 7:54–60 (LBLA)


54 Al oír esto, se sintieron profundamente ofendidos, y crujían los dientes contra él.
55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a
la diestra de Dios;
56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios.
57 Entonces ellos gritaron a gran voz, y tapándose los oídos arremetieron a una contra él.
58 Y echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearle; y los testigos pusieron sus mantos a los
pies de un joven llamado Saulo.
59 Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60 Y cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Habiendo dicho
esto, durmió.

• Quiero animarle encarecidamente, a que usted imite ese magnífico ejemplo.

Hebreos 11:33–38 (LBLA)


33 Quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de
leones,
34 apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada; siendo débiles, fueron hechos
fuertes, se hicieron poderosos en la guerra, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros.
35 Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la resurrección; y otros fueron torturados, no
aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.
36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y hasta cadenas y prisiones.
37 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos
con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados
38 (de los cuales el mundo no era digno), errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de
la tierra.

• ¿Llegará usted a ser, como uno de esos héroes en la fe, sirviendo al Señor Jesús en toda tribulación,
santidad, persecución, cárcel y muerte?
• Bueno, depende, de tres características necesarias en su vida de fe:
1. Debe ser hermano y compañero de los creyentes en Jesús (parte de la iglesia).
2. Debe servir con la Palabra y el testimonio de Jesús.
3. Debe sufrir tribulación y perseverancia en Jesús, en el reino.

• Si usted no padece tribulación, entonces no puede afirmar que usted sea un discípulo del reino.
• A lo mejor, su fe es tan frágil, que no soportaría prueba alguna.
• Considere, que si su fe y santidad no se han formado a la imagen de Jesús, entonces, si usted fuera
sometido a tentación, persecución, sufrimiento, o muerte, lo más probable es que usted negara
su fe, y tristemente, es hasta posible que usted llegara a negar al Señor que lo salvó.

Lucas 16:10 (LBLA)


10 El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también
es injusto en lo mucho.

Mateo 24:9–14 (LBLA)


9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa
de mi Nombre.
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10 Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.
11 Y se levantarán muchos profetas falsos, y a muchos engañarán.
12 Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.
14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y
entonces vendrá el fin.

• Para terminar, le voy a dar unas breves pautas para llegar a ser, o crecer como discípulo del reino.

1. Aprenda los misterios del reino de Dios.

Mateo 6:31–34 (LBLA)


31 Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos
vestiremos?»
32 Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que
necesitáis todas estas cosas.
33 Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo.
Bástele a cada día sus propios problemas.

Marcos 4:11 (LBLA)


11 Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben
todo en parábolas.

Marcos 4:33–34 (LBLA)


33 Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, según podían oírla;
34 y sin parábolas no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos.

Marcos 4:23–25 (LBLA)


23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.
24 También les decía: Cuidaos de lo que oís. Con la medida con que midáis, se os medirá, y aun más se
os dará.
25 Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

2. Persevere en la fe y la santidad, sin desanimarse por las tribulaciones.

Hechos de los Apóstoles 14:21–22 (LBLA)


21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra,
a Iconio y a Antioquía,
22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

2 Tesalonicenses 1:4–5 (LBLA)


4 de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por
vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis.
5 Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de
Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo.

3. Dedique toda su vida y todas sus fuerzas al testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios.

Apocalipsis 1:1–2 (LBLA)


Miguel Guimet 16/16

1 La revelación de Jesús Cristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la dio a conocer, enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
2 el cual dio testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesús Cristo, y de todo lo que vio.

Marcos 10:24 (LBLA)


24 Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo: Hijos,
¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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