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Luego de Haber Salido Del Jardín Del Edén

Ver. 3 - Caín y Abel presentaron ofrendas a Dios en un tiempo determinado. Caín ofreció los frutos de su cosecha, mientras que Abel ofreció un sacrificio de sangre mediante los primogénitos de su rebaño. Dios aceptó la ofrenda de Abel pero no la de Caín, enfureciéndolo.

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Luego de Haber Salido Del Jardín Del Edén

Ver. 3 - Caín y Abel presentaron ofrendas a Dios en un tiempo determinado. Caín ofreció los frutos de su cosecha, mientras que Abel ofreció un sacrificio de sangre mediante los primogénitos de su rebaño. Dios aceptó la ofrenda de Abel pero no la de Caín, enfureciéndolo.

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Luego de haber salido del Jardín del Edén, Adán y Eva tuvieron dos hijos.

(Génesis 4:1-2)  Y el hombre conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a


luz a Caín, y dijo: He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR.  (2)  Después
dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador
de la tierra.

Evidentemente sus padres les hablaron de Dios, ya que ambos decidieron


presentar una ofrenda al Señor. 
(Génesis 4:3-5)  Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR
una ofrenda del fruto de la tierra.  (4)  También Abel, por su parte, trajo de los
primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el SEÑOR miró
con agrado a Abel y a su ofrenda,  (5)  pero a Caín y su ofrenda no miró con
agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó.

Cada uno presentó el producto de su trabajo.  Pero, ¿por qué una ofrenda fue
aceptada y la otra no?   Algunos dicen que Abel ofreció lo mejor (la grosura de
los primogénitos), mientras que Caín sólo presentó algunos frutos.  Esta
explicación tiene sentido…pero quiero que veamos esta situación desde otra
perspectiva, pues hay un mensaje más profundo…

Caín y Abel estaban dando una ofrenda a Dios como una forma de
congraciarse con Él.  Querían acercarse a Dios, pues ellos también habían
quedado fuera de esa relación cercana que un día había gozado Adán.  Dios
aprovechó esa oportunidad para enseñarles (a ellos, y también a nosotros) la
forma correcta de acercarse a Él.

Ofrenda de Abel: Sangre


Abel ofreció un sacrificio animal, lo cual implica derramamiento de sangre. 
Dios aceptó esta ofrenda porque esa era la única forma en que el hombre
puede recibir perdón. 
(Hebreos 9:22)  Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin
derramamiento de sangre no hay perdón.

El sacrificio de Abel estaba apegado a lo que Dios iba a revelar más tarde
como la forma de acercarse a Él.  Si nos acercamos a Él con pecado,
morimos.  Pero si al acercarnos, alguien muere por nosotros, entonces
podremos reconciliarnos con Dios sin morir. 
(Levítico 17:11)  Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he
dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la
sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.

(I Pedro 1:17-20)  Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga


según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra
peregrinación;  (18)  sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana
manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro
o plata,  (19)  sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin
mancha, la sangre de Cristo.  (20)  Porque El estaba preparado desde antes
de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos
por amor a vosotros.
Ofrenda de Caín: Frutos
La ofrenda de Caín eran los frutos de la tierra, que representan las obras.  Dios
quería hacernos saber que no podemos acercarnos a Él y tratar de ganar su
favor con nuestra propia “justicia”. Las buenas obras no nos salvan, sino sólo el
sacrificio sustituto, es decir, la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, el único
justo.
(Rom. 3:20-26)  Porque por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el conocimiento del
pecado.  (21)  Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido
manifestada, atestiguada por la ley y los profetas;  (22)  es decir, la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay
distinción;  (23)  por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, 
(24)  siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención
que es en Cristo Jesús,  (25)  a quien Dios exhibió públicamente como
propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia,
porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos
anteriormente,  (26)  para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El
sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.

¿Cómo considera Dios nuestras propias obras de justicia?


(Isaías 64:6)  Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de
inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja,
y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.

REACCIÓN DE CAÍN
Al dar una ofrenda a Dios, uno debería buscar quedar bien con Él.  Tal vez esa
era la intención original de Caín, pero luego salió a luz dónde estaba su
corazón.  La Biblia dice que él  “se enojó mucho y su semblante se demudó ”
(4:5).
Si Caín hubiera estado interesado en agradar a Dios, hubiera cambiado sus
frutas por ovejas, y se las hubiera ofrecido al Señor.  Pero evidentemente él
estaba más interesado en hacer lo que quería, que en agradar a Dios. 

Aún así, Dios le dio la oportunidad de recapacitar y arrepentirse.


(Génesis 4:6-7)  Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y
por qué se ha demudado tu semblante?  (7)  Si haces bien, ¿no serás
aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú
debes dominarlo.

En Su misericordia, Dios le advirtió que el pecado estaba a la puerta, pero aún


estaba a tiempo para cerrar la puerta.  Si él quería realmente agradar a Dios,
debía poner sus ojos en el Señor, y no es sus propios deseos y emociones.

Pero, en lugar de arrepentirse, Caín le dio rienda suelta a sus emociones.


(Génesis 4:8)  Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció
que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo
mató.

En lugar de cerrar la puerta al pecado, como Dios le había advertido, la abrió


por completo.
(Proverbios 17:19)  El que ama la transgresión, ama la contienda; el que alza
su puerta, busca la destrucción.

De nuevo, en Su misericordia, Dios le dio a Caín la oportunidad de confesarse


y arrepentirse. 
(Génesis 4:9)  Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel?
Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?

En lugar de arrepentirse y humillarse ante el Señor, Caín se llenó de orgullo, y


esa fue la causa de su caída.
(Proverbios 16:18)  Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la
caída, la altivez de espíritu.
(Proverbios 18:12)  Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo,
pero a la gloria precede la humildad.
(Mateo 23:12)  Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que
se humille, será ensalzado.

Todos fallamos.  Aún así, Dios está dispuesto a perdonarnos.  Pero para recibir
Su gracia, debemos ser humildes y arrepentirnos. 
(Santiago 4:6-10)  Pero El da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los
soberbios pero da gracia a los humildes.  (7)  Por tanto, someteos a Dios.
Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros.  (8)  Acercaos a Dios, y El se
acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble
ánimo, purificad vuestros corazones.  (9)  Afligíos, lamentad y llorad; que
vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza.  (10)  Humillaos en la
presencia del Señor y El os exaltará.

CASTIGO DE CAÍN
Ya que no se arrepintió, Dios castigó a Caín.
(Génesis 4:11-12)  Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca
para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.  (12)  Cuando cultives el
suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra.

Caín era un hombre de la tierra, labrados.  Pero a partir de ese momento, la


tierra iba a colaborar con él.  De ser un hombre sedentario, se vería forzados a
ser nómada.

Aun ante esto, Caín no se humilló ante Dios, sino que le reclamó con orgullo:
(Génesis 4:13-14)  Y Caín dijo al SEÑOR: Mi castigo es demasiado grande
para soportarlo.  (14)  He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de
tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá
que cualquiera que me halle me matará.

En ese momento, Caín quería morir, porque ya no podría hacer lo que tanto
amaba: trabajar la tierra.  Pero Dios le dijo que no iba a morir con su vergüenza
delante de él.  ¡Tal vez así tendría tiempo para arrepentirse!
(Génesis 4:15)  Entonces el SEÑOR le dijo: No será así; pues cualquiera que
mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el SEÑOR una señal sobre
Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matara.

¿Acaso no hay muchas personas como Caín?  Cuando les va mal, le reclaman
a Dios.  No aceptan el castigo de sus malas decisiones, pero tampoco quieren
obedecer a Dios.  En su soberbia, creen que Dios está a su servicio, y no
reconocen que Él es Dios, y es a Él a quien debemos servir y obedecer. 

La historia se repite…pero que el mal ejemplo de Caín no se replique en


nuestra vida. 
Ver. 3 — Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín
presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el
Señor.
“Al llegar el tiempo de la cosecha”

Este versículo en Reina-Valera fue traducido como “Y aconteció andando el


tiempo”, que contiene la palabra hebrea ‫ – קֵ ץ‬quets, que significa término, o al
final del tiempo, o “al final de los días”. En este caso nos habla del tiempo
determinado por Dios para que Caín y Abel hicieran una ofrenda, por lo que
esta expresión pudo referirse al Shabát (sábado en hebreo), que es el final de
los días de la semana, el día que Dios bendijo y declaró como santo (Génesis
2:3) al final de la creación. El Shabát es el día dedicado al Señor, un día para
adorarlo y para mantener una comunión semanal con la humanidad. Y el
sacrificio permitiría a los oferentes acercarse libremente al Señor cada semana
para mantener una estrecha relación con su Creador.
“Pero el séptimo día [Shabát] es un día de descanso y está dedicado al
Señor tu Dios…” — Éxodo 20:10a (NTV)

Por otro lado, tenemos la propuesta de la traducción de la “Nueva Traducción


Viviente” (NTV), en la que nos habla del tiempo de la cosecha, cuando los
frutos de la tierra y los primogénitos del rebaño están disponibles. Las
Escrituras no nos informan exactamente cuando ocurrió este evento, pero
debió haber sido entre el momento en que los hijos de Adán tuvieron la edad
suficiente para seguir el ejemplo de sus padres y que pudieron llevar a cabo
sacrificios por si mismos; y por otro lado, esto debió haber sucedido antes del
nacimiento de su hermano, Set, quien tomaría el lugar de Abel (Genesis 4:25).
Así que tenemos una ventana de tiempo de al menos 100 años porque Set
nació cuando Adán tenía 130 años.
“Y Adán vivió ciento treinta años, y engendró un hijo a su imagen y
semejanza, y le puso por nombre Set.” — Génesis 5:3 (RVC)

“Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el


Señor”
Esta es la primera mención de un sacrificio hecho por el hombre en las
Escrituras. Y aunque su origen no se explica en el Antiguo Testamento,
podemos inferir que los procedimientos y requerimientos del sacrificio debieron
haber sido transmitidos de Adán y Eva a sus hijos, como nos lo revela el Nuevo
Testamento en Hebreos 11:4 y Romanos 10:17. La fe de Abel fue aprendida.
“Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de
Cristo.” — Romanos 10:17 (NTV)

Nuestros primeros
padres disfrutaron de una convivencia y comunicación directa con Dios
(YAHWEH en hebreo) cuando habitaban en el Jardín del Edén (hasta ese
momento no había necesidad de ningún sacrificio), y fueron testigos de las
consecuencias de la desobediencia de los mandamientos del Señor. Así que
después de la caída y expulsión del Paraíso fue necesario la introducción del
sistema de sacrificios periódicos como un medio por el cual los pecadores
pudieran acercarse nuevamente a YAHWEH. El libro de Hebreos nos habla del
principio fundamental para el perdón de los pecados, el cual es aplicado desde
que Dios hizo el primer sacrificio para proveer de una apropiada vestimenta de
pieles de animales (Génesis 3:21) para Adán y Eva, hasta el sacrificio de sangre
que hizo Jesucristo en la cruz.
“Según la ley, casi todo es purificado con sangre; pues sin
derramamiento de sangre no hay perdón.” — Hebreos 9:22 (RVC)

Además, nuestros primeros padres debieron haber instruido a todos sus hijos a
ser agradecidos con ofrendas como una expresión de gratitud a Dios, a quien
le debían todo lo que tenían; también a no acercarse al Señor con las manos
vacías, y sobre todo la importancia de adorar correctamente a Dios.
“Celebrarás la fiesta de los panes sin levadura. Tal y como Yo te lo
ordené, comerás panes sin levadura durante siete días en el mes de
Aviv, que es la fecha establecida, porque en ese mes saliste de
Egipto. Y nadie debe presentarse ante Mí con las manos vacías.”
— Éxodo 23:15 (RVC)

Observe que la adoración de


Dios no es una invención nueva. El concepto del sacrificio fue originado en la
mente de nuestro Señor con la intención de que la gente se pudiera acercar y
tener comunión con Él. Una vez que la causa de la separación, el pecado,
hubiera sido expiada a través de la transferencia de los pecados al animal que
es ofrecido (chivo expiatorio), la ira de Dios que estaba destinada originalmente
para los pecadores era adjudicada a un “substituto” inocente. El sacrificio, era
consumido por el fuego, el cual representa la ira de Dios. YAHWEH sabía que
el corazón humano se rebelaría en contra del sacrificio de sangre necesario
para acercarse a Él. Además, el hombre en su orgullo piensa que sus buenas
obras y actos de purificación reemplazan la verdad acerca del sacrificio
substituto y la expiación de los pecados que nos ofrece Dios como medio para
acercarnos a Él. Sin embargo, el sacrificio es el mecanismo instituido por Dios,
y es el mismo camino que ofreció más adelante al pueblo de Judá, pero fue
rechazado tal y como lo hizo Caín.
Judá rechaza el camino del Señor — “Esto dice el Señor: «Deténganse
en el cruce y miren a su alrededor; pregunten por el camino antiguo, el
camino justo, y anden en él. Vayan por esa senda y encontrarán
descanso para el alma. Pero ustedes responden: “¡No, ese no es el
camino que queremos!”.” — Jeremías 6:16 (NTV)
A pesar de toda la
enseñanza que Dios les dio, y aunque Caín y Abel se encontraban bajo las
mismas circunstancias (al haber nacido fuera del Jardín del Edén de los
mismos padres pecadores y de quienes heredaron la misma naturaleza
pecaminosa), vemos que sus ofrendas para sacrificio fueron muy diferentes.
Observe que la Biblia no menciona que la ofrenda de Caín haya constado de lo
mejor de sus frutos, o que fueran los primeros frutos, sino que solo trajo
“algunos de sus cultivos”. Caín al no seguir las instrucciones para el sacrificio
mostró un corazón orgulloso, rebelde e incrédulo, porque presentó una ofrenda
que era fruto y obra de sus manos.

“El sacrificio del malvado es detestable, sobre todo cuando lo ofrece


con malas intenciones.” — Proverbios 21:27 (NTV)
 “Si presentas al Señor una ofrenda de grano de la primera porción de
tu cosecha, lleva grano fresco, molido y tostado sobre el fuego.”
— Levítico 2:14 (NTV)
Además, su ofrenda muestra la ignorancia de Caín acerca de su condición
pecadora, con sus consecuencias de muerte y juicio (tal y como ocurrió con sus
padres), despreciando este gran privilegio para enmendar su situación, para
que sus pecados fueran limpiados y para estar cerca del Señor. Pareciera que
Caín solo fue a llevar la ofrenda porque era tiempo de hacerlo, o para cumplir
con lo que sus padres le pidieron, pero sin ningún deseo o motivación interna
para llevarlo a cabo. Por lo tanto, él y su ofrenda fueron rechazados.

“Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor


—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, Yo los haré tan blancos
como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, Yo los haré tan
blancos como la lana.” — Isaías 1:18 (NTV)

La frase “Caín presentó” nos indica que él llevó la ofrenda a un lugar


determinado en donde se debía de presentar, un altar para adorar al Señor.
¿Pero en dónde estaba este altar que utilizaron Caín y Abel?

El Jardín del Edén y el Templo de Dios

De acuerdo a las
enseñanzas judías, el jardín del Edén simboliza el Templo de Dios. Lo que nos
explican es que el primer “Templo” en la tierra fue el “Jardín del Edén” que se
encontraba dentro de la tierra de Edén. Y como tenemos 3 divisiones en el
Templo, también las tenemos en la tierra del Edén.

El Jardín del Edén tenía 2 secciones: La primera, era el área en donde Dios
periódicamente se encontraba con Adán y Eva, que corresponde al “Lugar
Santísimo” del Templo, en donde estaba el “Arca de la Alianza y el Asiento de
la Expiación” en donde se encontraba la presencia del Señor,  o la gloria de
YAHWEH.

La segunda sección del Jardín del Edén incluye el resto del mismo,
correspondiendo al “Lugar Santo” del Templo al este del “Lugar Santísimo”, en
donde los sacerdotes llevaban a cabo sus tareas ceremoniales. Se piensa que,
por esto, el rey Salomón decoró el templo con flores, granadas y palmeras para
asemejar al Jardín del Edén. También, talló querubines en las paredes,
haciendo referencia a los ángeles que protegían al Paraíso.

La tercera división corresponde al área afuera del “Jardín del Edén” pero dentro
de la tierra de Edén que rodeaba al jardín. Esta es la tierra que habitaron Adán
y Eva después de que fueron expulsados del paraíso por la puerta del este. La
tierra de Edén corresponde al atrio del Templo, el área en donde se encontraba
el altar del Templo para las ofrendas quemadas.

Por lo que se piensa que el altar al que Caín y Abel trajeron sus ofrendas se
encontraba afuera de la entrada al este del Jardín del Edén dentro de la tierra
de Edén, en donde estaba la “Gloria del Señor”, a quien se le presentaron los
sacrificios para la expiación de los pecados.

La palabra “altar” viene del hebreo  ַ‫ – מִ ְזּבֵח‬mitsbeáj, que a su vez viene de la


raíz ‫ – ָזבַח‬tsaváj, sacrificio, matanza, por lo que mitsbeáj que significa “lugar del
sacrificio”. De forma que, el altar es el lugar donde la sangre del sacrificio es
salpicada (o rociada) para la expiación del pecado. Por lo que la vida del animal
sacrificado es presentada como un substituto de la vida de la persona que
ofrece el sacrificio.
“Porque la vida del cuerpo está en la sangre. Les he dado la sangre
sobre el altar con el fin de purificarlos, para hacerlos justos ante el
Señor. Es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la
purificación.” — Levítico 17:11 (NTV)
“Luego los sacerdotes mataron los chivos como ofrenda por el pecado y
rociaron su sangre sobre el altar para hacer expiación por los pecados
de todo Israel.”— 2 Crónicas 29:24a (NTV)

Ver. 4 — Abel también presentó una ofrenda: las


mejores partes de algunos de los corderos que eran
primeras crías de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a
su ofrenda.
“Abel también presentó una ofrenda”
La palabra ofrenda viene del hebreo ‫ – מִ נְחָ ה‬minjá, que se utiliza para describir
un “regalo a Dios” que pueden ser tanto ofrendas de animales como de frutos
de la tierra.
En este caso la
ofrenda de Abel fue “el más excelente sacrificio” de acuerdo a lo designado por
Dios, demostrando que él hizo este sacrificio por fe porque entendió que él se
podía acercar a YAHWEH a través de un sacrificio de la sangre del mejor de
sus corderos (una víctima inocente y sin defectos). Su ofrenda fue la
manifestación exteriorizada de su fe interna, mostrando su reverencia,
humildad, sinceridad y obediencia hacia el Señor, pero lo más importante fue
que su sacrificio reveló una fe más profunda en el pacto de Dios, en el Salvador
prometido a sus padres (Jesucristo). Podemos concluir que fue el estado de su
corazón, el de un hombre justo, el que hizo toda la diferencia para que Dios
aceptara su acto de adoración. Abel sabía que él merecía la muerte y el ser
juzgado por sus pecados, pero al encontrar un substituto en el sacrificio estaba
glorificando a Dios.

“Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que
la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre
justo, y Dios aprobó sus ofrendas. Aunque Abel murió hace mucho
tiempo, todavía nos habla por su ejemplo de fe.” — Hebreos 11:4
(NTV)
[Dice el Señor]”Entonces todas las iglesias sabrán que Yo Soy el que
examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a
cada uno de ustedes lo que se merezca.” — Apocalipsis 2:23b (NTV)

“las mejores partes de algunos de los corderos que eran primeras


crías de su rebaño”
Abel no solo trajo al mejor de sus corderos, sino que también seleccionó “las
mejores partes” como parte de su ofrenda, esto hace referencia a la grasa del
animal, la cual más adelante, en tiempos de Moisés, sería reclamada por el
Señor como suya por su dulce aroma.
“Y entonces el sacerdote lo quemará sobre el altar. Es una ofrenda
especial de alimento, un aroma agradable al Señor. Toda la grasa le
pertenece al Señor.” — Levítico 3:16 (NTV)

Desde la primera ofrenda de Abel presentada al Señor vemos que apunta al


sacrificio futuro que haría Cristo por toda la humanidad, el primogénito de
YAHWEH , el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, un Cordero sin
mancha ni defecto.

“«Dedícame a todos los primeros hijos varones del pueblo de


Israel. Todo primer nacido, tanto de los seres humanos como de los
animales, me pertenece».” — Éxodo 13:2 (NTV)
“Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por
nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación
correcta con Dios por medio de Cristo.” — 2 Corintios 5:21 (NTV)

En el siguiente artículo terminaremos el estudio de este versículo con la


respuesta de Dios con respecto a las ofrendas que ofrecieron Abel y Caín
respectivamente y sus consecuencias.

¡Qué Dios los bendiga!

Ir al principio de Génesis 4 – Introducción

“El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda”


Esta declaración
involucra el misterio de cómo fue que Caín y Abel supieron si su ofrenda fue
aceptada por Dios. Tal vez, fue que Dios se los dijo directamente, como lo hizo
cuando conversó con Caín en Génesis 4:6-7, pero no vemos ningún dialogo en
este versículo para confirmar la forma en la que se enteraron de Su veredicto.
Así que se ha sugerido otra forma más sorprendente en la que Dios les
comunicó Su aprobación. Se piensa que fuego que provino del cielo o de la
espada de fuego ardiente que protegía la entrada del Jardín del Edén,
consumió la ofrenda de Abel, pero dejó intacta la de Caín, esta conjetura está
basada en diferentes pasajes en las Escrituras en las que el Señor muestra su
aceptación de una ofrenda de esta forma, como cuando Moisés y Aarón
construyen el Tabernáculo, o cuando el rey David compró y dedicó el terreno
en donde su hijo construiría el primer Templo de Jerusalén, o cuando años
después el rey Salomón dedicó el Templo en el mismo lugar.
“Un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y consumió la
ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los
israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.”
— Levítico 9:24 (NTV)
“Allí David edificó un altar al Señor y sacrificó ofrendas quemadas y
ofrendas de paz. Cuando David oró, el Señor le contestó enviando fuego
desde el cielo para quemar la ofrenda sobre el altar.” — 1 Crónicas
21:26 (NTV)
“Cuando Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo que consumió
los sacrificios y las ofrendas quemadas, y la gloriosa presencia del
Señor llenó el templo.” — 2 Crónicas 7:1 (NTV)

La lección de la historia es que Dios aceptó a Abel primero y luego a su


ofrenda, porque Dios evalúa tanto nuestros motivos e integridad como la
calidad de lo que ofrecemos. Cuando entregamos algo al Señor o a los demás,
nuestro corazón debe de estar alegre por lo que podemos dar, así que demos
lo mejor de nuestro tiempo, dinero, posesiones y talento.
“Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y
esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras
del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”.”
— Hechos 20:35 (NTV)
“Todo lo que den es bien recibido si lo dan con entusiasmo. Y den según
lo que tienen, no según lo que no tienen.” — 2 Corintios 8:12 (NTV)

Por lo que no existe el


requisito de que una persona deba de ser pura antes de presentar su sacrificio
para que este sea aceptado por Dios, sino que al contrario, porque no somos ni
puros, ni santos, en todos nuestros actos de adoración debemos de tener fe en
la revelación que Dios no ha dado a través de Su palabra, aceptarla con un
espíritu de humildad en nuestros corazones y actuar en base al nuevo
conocimiento. A través de la fe, Dios nos muestra Su gloria, y crecemos
confiando en Él.

“Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por
medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro
Señor hizo por nosotros.” — Romanos 5:1 (NTV)
“Pues, una vez que depositamos nuestra fe en Cristo Jesús, de nada
sirve estar o no circuncidado. Lo importante es la fe que se expresa por
medio del amor.” — Gálatas 5:6 (NTV)

Adicionalmente tenemos que aceptar que somos pecadores y que buscamos


Su perdón con nuestro arrepentimiento sincero. Porque el pecado tiene el
horrible poder de bloquear nuestro camino hacia Dios para que tengamos
comunión con Él. A través del arrepentimiento, más conocemos nuestros
corazones y más nos alejamos del pecado para caminar en el Espíritu.

“Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por


su estatura, porque Yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la
manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el
Señor mira el corazón.” — 1 Samuel 16:7 (NTV)

Vemos como Caín y Abel son hermanos muy cercanos en carne y sangre, pero
tan alejados en espíritu. Jesús nos habla acerca de la misma reacción que
tiene la gente cuando escucha Su evangelio, ya que causa una división entre
creyentes e incrédulos, justos y los malvados, ovejas y las cabras.

[Dice Jesús]“¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No, ¡vine a


causar división entre las personas! De ahora en adelante, las familias
estarán divididas, tres a Mi favor y dos en Mi contra, o dos a favor y
tres en contra.” — Lucas 12:51-52 (NTV)
“Algunos de la multitud, al oír lo que Jesús decía, afirmaron:
«Seguramente este hombre es el Profeta que estábamos esperando»…
Pero otros expresaban: «¡No puede ser!… Así que hubo división entre
la multitud a causa de Él.” — Juan 7:40-41, 43 (NTV)

Ver. 5 — Pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto


hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.
En este pasaje se revela por primera vez la división entre la mortal antipatía de
la religión carnal y la espiritual. Este patrón lo tenemos a lo largo de toda la
historia de la humanidad en donde tenemos dos tipos de adoradores: Caín y
Abel. Siguiendo el ejemplo de Caín están las personas incrédulas, orgullosas,
con el corazón endurecido, y de mente carnal que están en contra de la verdad
divina, que desprecian el evangelio de salvación, el único camino en el que un
pecador puede ir al Padre; pero que intentan agradar a Dios con formas de su
propia invención, pero como Caín no son recibidos en sus pecados.

“Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían
respeto al Señor… Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante
los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con
desprecio.” — 1 Samuel 2:12, 17 (NTV)
El resultado de esta actitud los lleva a una
falsa adoración a través de falsas religiones. Por eso, Jesús les dice a los
maestros de la ley religiosa y a los fariseos, quienes aparentaban ser personas
justas y rectas, pero que en realidad estaban llenos de avaricia e hipocresía y
los hace responsables a ellos y a sus antepasados de matar gente justa desde
los tiempos de Abel.

“Como consecuencia, se les hará responsables del asesinato de toda la


gente justa de todos los tiempos, desde el asesinato del justo Abel hasta
el de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron en el templo, entre el
santuario y el altar.” — Mateo 23:35 (NTV)

El liberalismo y las filosofías post-modernistas nos dicen que todo está bien.
Pero este versículo nos dice lo contrario, ya que la humanidad está separada
de Dios, y sin fe, las personas no pueden volver a nacer espiritualmente en la
familia de Dios. Caín rechazó la revelación del Señor, y hoy también,
lamentablemente, hay multitudes que lo siguen rechazando.

“Pues no entienden la forma en que Dios hace justas a las personas


ante Él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a
su propio modo de hacerse justos ante Él tratando de cumplir la ley.”
— Romanos 10:3 (NTV)
“De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee
acercarse a Dios debe creer que Él existe y que Él recompensa a los que
lo buscan con sinceridad.”— Hebreos 11:6 (NTV)

“Pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda”


¿Pero por qué no fue aceptada la ofrenda de Caín? Si él era agricultor y trajo el
fruto de su trabajo, que para él debió de ser el resultado de un arduo trabajo en
la tierra maldecida por Dios. Vemos más adelante que Dios instituye el “festival
de los primeros frutos” y las ofrendas son frutos de la tierra como los que trajo
Caín.

“En segundo lugar, celebra el Festival de la Cosecha cuando me traigas


los primeros frutos de tus cosechas. Por último, celebra el Festival de la
Cosecha Final cuando termine la temporada de la cosecha, una vez que
hayas cosechado todos los cultivos de tus campos.” — Éxodo 23:16
(NTV)

La diferencia fue como lo vimos en el espíritu con el que se habían hecho las
ofrendas. Las Escrituras no mencionan que Caín trajera los mejores frutos, o
los primeros de su cosecha. Pareciera que sólo lo hizo para aparentar y quedar
bien con los demás, o por obligación de cumplir en la fecha establecida, pero
sin ninguna motivación para hacerlo, o por el contrario, lo pudo haber hecho de
forma arrogante y orgullosa para presumir los mejores especímenes de su
cosecha. Cualquiera que haya sido el escenario, la actitud de Caín al llevar su
ofrenda debió haber sido irreverente ya que menospreció la instrucción divina
para el sacrificio, no mostró ningún sentido de dependencia en el Señor, ni
amor, ni confianza, ni adoración, fue guiada por su naturaleza pecaminosa y
carnal, característica del mundo. Pero Yahveh vio el corazón y espíritu de Caín
y lo rechazó. Pero como Caín no hizo su ofrenda en fe, esta se convirtió en un
pecado para él.

“Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que


ofrendas quemadas, quiero que me conozcan. — Oseas 6:6 (NTV)
“Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo
en espíritu y en verdad.” — Juan 4:24 (NTV)

Cuando el profeta Amos advirtió al pueblo de Israel acerca del exilio a Asiria,
una de las razones que les dio es que Dios no aceptaría sus ofrendas porque
las traían de forma hipócrita, y mencionó que desde el éxodo de Egipto durante
los 40 años en el desierto las ofrendas de los Israelitas eran para dioses
paganos.

[Dice el Señor]“«Odio todos sus grandes alardes y pretensiones, la


hipocresía de sus festivales religiosos y asambleas solemnes. No
aceptaré sus ofrendas quemadas ni sus ofrendas de grano. Ni siquiera
prestaré atención a sus ofrendas selectas de paz… Israel, ¿acaso era a
Mí a quien traías sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el
desierto? No, servías a tus dioses paganos —Sacut, tu dios rey y Quiún,
tu dios estrella—, las imágenes que hiciste para ti mismo.” — Amos
5:21-22, 25-26
Lamentablemente hoy en día en la iglesia, la adoración de muchos cristianos
profesantes de buena reputación es similar a la ofrenda que llevo Caín al
Señor, ya que no es hecha de corazón. Y sus oraciones no son escuchadas
por Dios, porque siguen en su pecado alejados de Él.

“El Señor no soporta las ofrendas de los malvados, pero recibe con
agrado la oración de los justos.” — Proverbios 15:8 (DHH)

“Esto hizo que Caín se enojara mucho”

Cuando Caín llevó su


ofrenda ante el Señor, no lo hizo por fe, ya que él no admitió que en él hubiera
pecado, por lo tanto para él la sangre no era necesaria. También negó que él
estuviera separado de Dios, su actitud era como si todo estuviera bien entre él
y Dios. Caín, sin ningún remordimiento, ofreció el fruto de sus “buenas obras”
— la cosecha del sudor de su frente. Caín estaba molesto porque después de
todo su esfuerzo fue rechazado. Y como nos revela Judas en su epístola, Caín
se volvió un apóstata y un rebelde al igual que ocurrirá al final de los tiempos
con los falsos maestros que seguirán los pasos de Caín.

“¡Qué aflicción les espera! Pues siguen los pasos de Caín, quien mató a
su hermano. Al igual que Balaam, engañan a la gente por dinero; y,
como Coré, perecen en su propia rebelión.” — Judas 11 (NTV)

El enojo de Caín demuestra su actitud, ya que se da cuenta que él no puede


acercarse y adorar a Dios en sus términos, en lugar de los revelados por la
palabra de Dios. Y como resultado se llenó de ira contra Dios y contra su
hermano, en parte con Dios, porque lo había avergonzado públicamente y le
había dado preferencia a su hermano menor; y en parte con Abel, porque había
recibido más honor de parte de Dios y, por lo tanto, era probable que tuviera
más respeto y privilegios de sus padres y de sus otros hermanos que él.
“Todo el que odia a un hermano, en el fondo de su corazón es un
asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene la vida eterna en él.”
— 1 Juan 3:15 (NTV)

El pasaje ilustra el progreso del pecado en el corazón de Caín. En primer lugar,


la desilusión y el orgullo dañado, agravados por la envidia hacia su hermano, lo
conducen a la ira, que despierta el espíritu de venganza que terminó en
violencia y el asesinato de Abel. Vemos el cumplimento de la promesa de Dios
acerca de la rivalidad de la semilla de la serpiente y la semilla de la mujer
representado por Caín y Abel, entre el malvado y el justo.

“Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la


descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le
golpearás el talón.” — Génesis 3:15 (NTV)

“y se veía decaído”

Caín se entregó a un
sentimiento de resentimiento y condenación por la deshonra, y a una ira
maligna contra Abel. Para este punto, Caín albergaba un espíritu malvado de
descontento y rebelión contra Dios. Las Biblia no da indicios de que Caín
quisiera saber cuál fue el error en su ofrenda, o que viera la forma de corregir el
problema, o que buscara el perdón y la sabiduría de Dios, al contrario, se dejó
llevar por sus sentimientos carnales de vergüenza, pena, y envidia hacia su
hermano.

“¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso
no surgen de los malos deseos que combaten en su interior? Desean lo
que no tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo.
Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan
y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que
desean porque no se lo piden a Dios.” — Santiago 4:1-2 (NTV)

Para concluir recordemos que Jesucristo ha eliminado al pecado, la posibilidad


de muerte, y de ser juzgado, dándonos vida eterna y nos ha acercado para que
tengamos comunión con Dios. Solamente “el más excelente y perfecto
sacrificio” del Hijo de Dios lo pudo lograr.

“Si eso hubiera sido necesario, Cristo tendría que haber sufrido la
muerte una y otra vez, desde el principio del mundo; pero ahora, en el
fin de los tiempos, Cristo se presentó una sola vez y para siempre para
quitar el pecado mediante Su propia muerte en sacrificio.” — Hebreos
9:26 (NTV)
“Y ahora todo esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de
Cristo Jesús, nuestro Salvador. Destruyó el poder de la muerte e
iluminó el camino a la vida y a la inmortalidad por medio de la Buena
Noticia.” — 2 Timoteo 1:10 (NTV)

Así que como Abel pongamos toda nuestra fe en Jesucristo, quien perfecciona
nuestra fe. Porque la fe proviene de Dios, Él es la fuente eterna que nos
permite recibir la verdad de la Palabra de Dios y lleva a nuestras almas a la
presencia de Dios. Fe es la conexión viva entre nuestros corazones que la
reciben y Dios que nos la provee. A diferencia de las personas con
sentimientos religiosos, que aunque sean muy fuertes, nunca elevarán el alma
de esa persona más allá de su fuente, la cual no es divina ni eterna, ya que
procede de la misma persona. Por lo tanto, los sentimientos no pueden
conectar las almas de las personas con Dios. Los sentimientos se enfocan en
la misma persona, sus dudas y obscuridad; mientras que la fe se enfoca en
Jesucristo, Su luz y paz. Los sentimientos fluctúan dependiendo de las
condiciones del individuo; pero la fe se basa en la verdad inmutable de Dios y
el eterno sacrificio de Jesucristo.

“Pues todo hijo de Dios vence a este mundo de maldad, y logramos esa
victoria por medio de nuestra fe.” — 1 Juan 5:4 (NTV)
“Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a
Dios por todo lo que Él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un
sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a Él le agrada. Esa es
la verdadera forma de adorarlo. No imiten las conductas ni las
costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en
personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces
aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es
buena, agradable y perfecta.” — Romanos 12:1-2 (NTV)

¡Qué Dios los bendiga!

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