MARCO TEÓRICO.
La ética es considerada una de las ramas de la filosofía más importantes. Está ligada
estrechamente con conceptos como la moral la cual es considerada como su sinónimo, los
valores y la cultura principalmente, y se destaca al momento de tomar decisiones porque “tiene
que ver con el proceder de los hombres en relación a su conciencia y responsabilidad” (Gurria,
1996, p.37), además de su comportamiento. La moral está directamente relacionada con la
ética.
De acuerdo con Cañas (1998), se debe entender como moral “al conjunto de reglas, valores,
prohibiciones y tabúes inculcados ya sea por las costumbres sociales, la religión o cualquier
ideología” (p.2).
La ética es percibida por muchos autores de diversas maneras, pero como aseguran Ramos
(1996) y Cañas (1998) su finalidad es encontrar el bien, estudiando los fundamentos, causas y
razones de lo bueno y lo malo de la conducta humana. “Esto implica una reflexión de los actos
morales y una revisión crítica sobre la validez de dicha conducta” (Cañas, 1998, p.2).
Sin embargo, para efectos de la investigación, la definición de ética más adecuada y que es
capaz de sintetizar las definiciones anteriores, es aquella propuesta por Connock y Johns
(1995), en donde mencionan que hablar de ética es hablar de justicia, de decidir entre lo que
está bien y lo que está mal, es definir cómo aplicar reglas que fomenten un comportamiento
responsable tanto individual como en grupo. Es también la esencia de cada persona y se
encuentra muy en el fondo de nuestros valores, los cuales afectan las decisiones de cada
persona. En resumen, existen reglas que son impuestas por la sociedad y son estos los que
juzgan lo correcto, lo incorrecto y lo que parece más justo. Igualmente, implementan leyes con
la cuales se logra mantener el orden. Así, con este sistema, se ven involucrados los intereses
propios de la misma sociedad y el fin común.
Se presenta el marco teórico que fundamenta esta investigación, partiendo de las
teorías axiológicas de los valores, las cuales comprenden el subjetivismo y objetivismo
axiológico, para luego tratar la conceptualización de los valores, especificando su
implicancia con la ética, así como sus características, jerarquía y clasificación.
Posteriormente, se describen los valores objeto de estudio y luego se explica su
vinculación con los valores organizacionales, puesto que este estudio de valores se
enmarca dentro de una sociedad.
Tanto la ética como la moral se refieren a la preocupación por la conducta y
especialmente por aquel tipo de conducta que se transforma en costumbre. Sin
embargo, y a pesar de ello, el vocablo “ética” se ha asociado frecuentemente con el
carácter y la conducta, mientras que el vocablo moral se ha asociado con mayor
frecuencia al de costumbre. La historia de la ética y de la reflexión sobre la moral
permite, a nuestro juicio, concebir la ética en su sentido amplio como el discurso teórico
sobre la moral y reservar el término moral para referirse a aquel contenido más próximo
a la conducta en la medida en que se hace costumbre y a las cualidades o
disposiciones de la persona en tanto que es persona.
Quizá sean estas concepciones las más afines a nuestra forma de utilizar las
expresiones ética y moral y, de forma especial, al referirnos a la educación ética y a la
educación moral. Por supuesto que en esta concepción sobre la ética y la moral no nos
referimos en exclusiva a la persona en tanto que sujeto individual, sino que incluimos
también una visión social y práctica que abarcaría la manera de ser de los pueblos. Así,
pues, al referirnos a la educación moral nos estamos refiriendo a lo que clásicamente
se ha concebido como la educación de las cualidades que los seres humanos
poseemos para poner de manifiesto nuestra humanidad y para formar sociedades
igualmente humanas. Y es así también como al referirnos a la educación ética nos
estamos refiriendo a la educación de aquellas cualidades que permiten a los seres
humanos reflexionar sobre la moral y lo moral. La necesidad de educar moralmente
hoy, puede establecerse como mínimo en los siguientes niveles:
En primer lugar, en un nivel micro ético que hace referencia a la fuente de malestar La
posibilidad de educar moralmente se construye en el marco de un modelo basado en la
construcción autónoma y racional de valores, principios y normas, que procura el cultivo
de la autonomía personal, el desarrollo de formas de razonamiento práctico y de
principios de valor comunes y colectivos, la construcción de normas y proyectos
contextualizados que impliquen compromiso personal en intereses colectivos, y la
formación de aquellas disposiciones que son necesarias para que cada uno de nosotros
seamos capaces de actuar de acuerdo con nuestro juicio moral construido a partir de
criterios personales. generada por la ausencia de principios y normas personales en
sociedades como la nuestra, en las que la confusión y la falta de seguridades absolutas
en torno a los valores es, como ya hemos indicado, una de sus características. Esta
fuente de malestar conduce fácilmente a que nuestra existencia comporte situaciones
graves de desconcierto y frustración sistemática y a no ser que se preste la atención
debida a la construcción de criterios morales propios y formas de actuar coherentes que
nos permitan decidir cómo queremos orientar nuestra vida.
En segundo lugar, y en un nivel meso ético, nuestra sociedad está caracterizada no
sólo como indica Daniel Bell (1976) por un «juego entre personas», un juego de
relaciones interpersonales y grupales a diferencia del «juego contra la naturaleza» que
caracteriza a la vida humana en la sociedad preindustrial y a diferencia también del
«juego contra la naturaleza fabricada» que se caracteriza, a nuestro juicio, por un juego
para conservar la naturaleza y regular las consecuencias del abuso y del poder de la
«naturaleza fabricada»
En tercer lugar, y en un nivel macro ético, íntimamente relacionado con el anterior nivel
meso ético, nuestras sociedades democráticas no gozan de buena salud. Es necesario
apreciar, mantener, incorporar en nuestros hábitos personales y profundizar, en
definitiva, las formas de ser y actuar democráticas. La democracia como medio y la
justicia social como fin son argumentos suficientes para defender el cultivo de la razón y
de los procedimientos dialógicos como garantías para poder plantearse conflictos y
para crear y recrear principios y normas. La búsqueda y logro de estos objetivos
justifican cualquier preocupación por la educación mor En tercer lugar, y en un nivel
macro ético, íntimamente relacionado con el anterior nivel meso ético, nuestras
sociedades democráticas no gozan de buena salud. Es necesario apreciar, mantener,
incorporar en nuestros hábitos personales y profundizar, en definitiva, las formas de ser
y actuar democráticas. La democracia como medio y la justicia social como fin son
argumentos suficientes para defender el cultivo de la razón y de los procedimientos
dialógicos como garantías para poder plantearse conflictos y para crear y recrear
principios y normas. La búsqueda y logro de estos objetivos justifican cualquier
preocupación por la educación.
CONCLUSIONES
Como conclusión solo queda decir que los valores son importantes en todas las ramas
de la ciencia en la tecnología y en el estudio ya que sin estos no tendríamos ética y no
seriamos profesionales en las cosas que hacemos día con día.
Cada persona es única y especial y por tal motivo le confiere valor y significado a la
realidad, pero esta perspectiva de realidad crece de acuerdo con nuestra historia de
vida, así mismo tiene que ver con factores psicológicos, sociales y económicos; y de
acuerdo a estos factores vamos creando, encontrando y a veces distorsionando el
significado a la vida, por lo que cada persona valorara de manera diferente. De estas
valoraciones que tenemos acerca de la realidad nace el valor hacia las personas, hacia
las cosas, hacia los animales, hacia la vida y hacia nosotros mismos.
Se pudo comprender más a fondo sobre los valores morales, estos valores lo
aprendemos en el núcleo familiar y los vamos incrementando con nuestras
experiencias, y de los valores morales aprendemos a valorar a nuestros semejantes, a
nuestra persona y hacia la vida.
De nuestra valoración individual como persona es como hacemos crecer y mermar la
autoestima, y como vimos cuando se tiene una autoestima normal respetamos nuestra
persona y nuestros actos, pero cuando la autoestima se encuentra inflada o baja se
llegará a cometer actos negativos que perjudiquen nuestra persona y la de los demás.
Para evitar en gran medida los problemas éticos-morales se deben poner en práctica
principios éticos que establezcan los parámetros y reglas que describan el
comportamiento que una persona puede o no exhibir en determinado momento.