UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA
NUTRICION Y DIETOTERAPIA
ALIMENTACION EN LA ETAPA ADOLESCENCIA
INTEGRANTES
GALAN RAMOS, Fiorella
GARCÍA HUAMÁN, Kory
MENDOZA BARRIOS, Sarita
TUMBES, PERÚ
2021
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ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN...............................................................................................................3
II. OBJETIVOS.......................................................................................................................4
III. MARCO TEÓRICO........................................................................................................5
3.1. ALIMENTACION EN ADOLESCENCIA................................................................5
3.2. NECESIDADES NUTRICIONALES........................................................................6
3.2.1. PROTEINAS.......................................................................................................6
3.2.2. GRASAS.............................................................................................................7
3.2.3. HIDRATOS DE CARBONO.............................................................................7
3.2.4. VITAMINAS........................................................................................................8
3.2.5. MINERALES......................................................................................................8
3.2.6. AGUA..................................................................................................................9
3.2.7. ERRORES NUTRICIONALES MAS FRECUENTES...................................9
IV. CONCLUSIONES........................................................................................................11
V. RECOMENDACIONES...................................................................................................12
VI. BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................14
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I. INTRODUCCIÓN
La etapa de la adolescencia se caracteriza por un acelerado crecimiento y
desarrollo en el nivel fisiológico, psicosocial y cognoscitivo que afecta las
necesidades del/la adolescente. Los requerimientos nutricionales en
adolescentes dependen de los fenómenos normales de la pubertad asociados
a la maduración sexual y al estirón de crecimiento que influyen en la velocidad
de ganancia de peso y talla los cuales ejercen una influencia importante en los
requerimientos de nutrientes. El crecimiento longitudinal acelerado durante la
adolescencia contribuye al 15% de la talla final del adulto; su contribución al
peso del adulto se aproxima al 50%.1 Por lo tanto está claro que la nutrición
desempeña un papel significativo en la duplicación de masa corporal, no es
sorprendente que los requerimientos nutricionales se eleven durante el período
de mayor crecimiento.
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II. OBJETIVOS
Objetivo General
Aprender sobre la alimentación en la adolescencia.
Objetivos Específicos
Dar a conocer la importancia de la buena alimentación en la
adolescencia.
Identificar y definir la alimentación en la adolescencia.
Contribuir a la promoción de la alimentación en la adolescencia.
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III. MARCO TEÓRICO
III.1. ALIMENTACION EN ADOLESCENCIA
La adolescencia es el periodo que comprende la transición de la infancia a la
vida adulta. Se inicia con la pubertad y termina sobre los veinte años cuando
cesa el crecimiento biológico y la maduración psicosocial. Es una etapa
compleja en la que acontecen cambios importantes, tanto a nivel físico,
hormonal y sexual (pubertad), como social y psicoemocional. En este periodo
se asiste a un gran aumento en la velocidad de crecimiento corporal, y se
alcanza el pico de masa ósea. Así, se adquiere el 50% del peso definitivo, el
25% de la talla, y el 50% de la masa esquelética.
La alimentación del adolescente debe favorecer un adecuado crecimiento y
desarrollo y promover hábitos de vida saludables para prevenir trastornos
nutricionales. Esta etapa puede ser la última oportunidad de preparar
nutricionalmente al joven para una vida adulta más sana. Pero, por otra parte,
en esta época pueden adquirirse nuevos hábitos de consumo de alimentos,
debido a varios factores: influencias psicológicas y sociales, de los amigos y
compañeros, el hábito de comer fuera de casa, el rechazo a las normas
tradicionales familiares, la búsqueda de autonomía y un mayor poder
adquisitivo. La gran demanda de nutrientes, sumadas a los cambios en el estilo
de vida y hábitos dietéticos, convierten a la adolescencia en una época de alto
riesgo nutricional.
III.2. NECESIDADES NUTRICIONALES
Durante la adolescencia se producen cambios importantes en la composición
corporal. Aumenta el ritmo de crecimiento en longitud y aparecen fenómenos
madurativos que afectan al tamaño, la forma y la composición corporal,
procesos en los que la nutrición juega un papel determinante. Estos cambios
son específicos de cada sexo.
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Las ingestas recomendadas en la adolescencia no se relacionan con la edad
cronológica sino con el ritmo de crecimiento o con la edad biológica, ya que el
ritmo de crecimiento y el cambio en la composición corporal, van más ligados a
esta. El principal objetivo de las recomendaciones nutricionales en este periodo
de la vida es conseguir un estado nutricional óptimo y mantener un ritmo de
crecimiento adecuado, lo que conducirá a mejorar el estado de salud en esta
etapa y en la edad adulta y a prevenir las enfermedades crónicas de base
nutricional que pueden manifestarse en etapas posteriores de la vida.
III.2.1. PROTEINAS
Los requerimientos de proteínas se establecen en función de las necesidades
para mantener el componente corporal proteico y obtener un crecimiento
adecuado. En cuanto a las proteínas las recomendaciones se establecen en 1
g/kg para ambos sexos entre los 11 y 14 años, y 0,9 y 0,8 respectivamente en
varones y mujeres, entre los 15 y 18 años. El límite máximo tolerable de
ingesta proteica es el doble de las recomendaciones. Deben aportar entre el 10
y el 15% de las calorías de la dieta y deben ser predominantemente de alto
valor biológico (origen animal).
o Carnes: Res, cerdo, conejo, pollo, gallina, gallo, pato.
o Menudencia: Hígado, molleja, bazo, ubre, sesos, pulmones, y lengua.
o Mariscos: Pescado, camarones, cangrejos.
o Huevos
III.2.2. GRASAS
En relación con la ingesta de grasa, sirven para esta edad las
recomendaciones generales de una dieta saludable: La grasa total
representará el 30% de las calorías totales. Los ácidos grasos saturados
supondrán como máximo el 10% del aporte calórico total. La ingesta de
colesterol debe ser inferior a 300 mg/día. No existen unas recomendaciones
específicas de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, aunque una
alimentación variada y equilibrada suele aportar cantidades suficientes de los
mismos.
Se incluyen alimentos como:
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•Grasas de origen animal: Manteca de cerdo, gallina, res, crema y mantequilla.
• Grasas de origen vegetal: Aceite de maíz, girasol, algodón, soya y canola,
aguacate, coco, semilla de maní y semillas secas y margarina.
III.2.3. HIDRATOS DE CARBONO
Los requerimientos calóricos son superiores a los de cualquier otra edad y
pueden estimarse por el método factorial que supone la suma de metabolismo
basal, actividad física, termogénesis inducida por la dieta y coste energético del
crecimiento y aposición de nutrientes.
Los hidratos de carbono deben representar entre el 55-60% del aporte calórico.
Se aconseja que este aporte sea en su mayoría en forma de carbohidratos
complejos, aportados con los cereales, frutas y vegetales, que constituyen
además una importante fuente de fibra. La recomendación de esta última es de
0,5 g/kg de peso.
Entre los Alimentos que conforman el grupo están
• CEREALES: Maíz, arroz, trigo y avena.
• LEGUMINOSAS: fríjol de toda variedad, soya, lentejas, garbanzos y arvejas
• RAÍCES Y PLÁTANOS: se incluyen alimentos que contienen gran cantidad de
harina como: yuca, papa, camote, remolacha, plátano y guineo.
III.2.4. VITAMINAS
En este grupo de edad las necesidades de vitaminas aumentan respecto a
otras etapas de la infancia, debido al crecimiento acelerado y al aumento de los
requerimientos de energía. Necesitan un aumento del aporte de tiamina,
riboflavina y niacina, que participan en la obtención de energía a partir de los
macronutrientes. La vitamina B6 y el ácido fólico son necesarias para la
síntesis de ADN y ARN, y las vitaminas A, C y E participan en la función y
estructura celular.
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Existe gran variedad de frutas como la guayaba, lima, naranja, mango verde y
maduro, mora, manzana, granada, anona, piña, durazno, guineo, melón,
zapote, mamey, mandarina, pera, papaya, sandía, ciruela, tamarindos y otras.
Entre las verduras están: zanahoria, rábano, cebolla, lechuga, repollo, pepino,
coliflor, brócoli, tomate, berenjena, pimiento, vainitas, hojas verdes como la
espinaca, berro, perejil, chipilín, acelga y hojas de rábano.
III.2.5. MINERALES
Las necesidades de minerales también están aumentadas en la adolescencia,
sobre todo las de hierro, zinc y calcio, no cubriéndose con la dieta en algunas
ocasiones. Existe una mayor demanda de hierro debido al incremento de masa
magra y volumen sanguíneo, y la ferropenia es el déficit nutricional más
frecuente a esta edad. La padecen entre un 10-15% de adolescentes, siendo
más frecuente en deportistas, y en general en mujeres con pérdidas
menstruales abundantes. En ellas habría que aconsejar alimentos ricos en
hierro y un aporte adecuado de vitamina C, que aumenta la absorción de
hierro. Se aconseja como ingesta adecuada para calcio, fósforo y magnesio en
este grupo de edad 1.300 mg/día de calcio (el contenido aproximado de 1 litro
de leche y/o derivados), de ahí que se aconseje tomar 3/4 a 1 litro de lácteos al
día, cantidad que un elevado porcentaje de adolescentes no llegan a alcanzar.
Una dieta variada y equilibrada, con el aporte calórico total recomendado, es la
mejor garantía para la ingesta correcta de otros minerales tales como el zinc,
magnesio, cobre, cromo, fósforo y selenio.
III.2.6. AGUA
Las necesidades de agua se estiman en 2000 a 2500 ml/día.
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III.2.7. ERRORES NUTRICIONALES MAS FRECUENTES
Aunque hay diferencias locales, la gran influencia de la industria alimentaria,
por una parte, y la publicidad y medios de difusión por otro, hacen que los
hábitos alimentarios que vamos a exponer tiendan a ser comunes a todo el
mundo occidental.
III.2.7.1. Irregularidades en el patrón de ingesta
El estilo de vida del adolescente le lleva con frecuencia a comer fuera de casa,
suprimiendo o restringiendo comidas, que son reemplazadas muchas veces por
pequeñas ingestas entre las comidas principales. Éstas disminuyen el apetito,
suelen tener bajo poder nutritivo y alto valor calórico, favoreciendo además
problemas como la obesidad, caries dental y malos hábitos dietéticos.
La asistencia frecuente a restaurantes de comidas rápidas, y la disponibilidad
de alimentos precocinados en el propio domicilio, han contribuido también a
cambios de hábitos alimentarios, con mayor consumo de grasa total, grasa
saturada, colesterol, azúcares y sodio, y un menor consumo de fibra, frutas y
vegetales, incluso con déficits de micronutrientes, vitaminas y minerales,
alejándose cada vez más de la dieta mediterránea tradicional. En casa, el
hábito de estar muchas horas ante la televisión, y la inactividad física y
sedentarismo facilitan asimismo el picoteo.
III.2.7.2. Consumo frecuente de “snacks”
Se trata de diferentes alimentos sólidos o líquidos tomados entre las comidas, y
en general ricos en mezclas de grasas y azúcares. Suelen ser comprados en
tiendas, cafeterías, kioscos o directamente en máquinas expendedoras.
Proporcionan una cantidad elevada de energía con poca densidad de
nutrientes, y un aporte excesivo de grasas y azúcares simples, o bien de sal,
suponiendo incluso entre un 10-30% del total energético de la dieta diaria.
Aunque muchas veces se les atribuye propiedades negativas, su consumo
ocasional no debería tener consecuencias nutricionales siempre que el
conjunto de la dieta del adolescente “compense” dicho consumo, y en casos de
mucha actividad física incluso pueden ayudar a aportar la energía que se
necesita, debiendo únicamente seleccionar el producto adquirido. Aquí están
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incluidas también muchas bebidas azucaradas y refrescos. Una excesiva
ingesta de bebidas “blandas” puede desplazar a alimentos y bebidas de
elevado interés nutricional como la leche, por lo que deberían ser sólo una
opción de consumo ocasional.
III.2.7.3. Consumo de alcohol
El alcohol aporta calorías vacías además de sus conocidos efectos nocivos
sobre el apetito y múltiples órganos y sistemas. También es frecuente en esta
edad el inicio del consumo de tabaco y drogas y anticonceptivos orales.
III.2.7.4. Dietas no convencionales.
Dietas vegetarianas, macrobióticas, de alimentos naturales, etc, comienzan con
frecuencia a practicarse en esta época. Dietas restrictivas Puede aparecer una
preocupación excesiva por la imagen corporal, basándose en un determinado
ideal de belleza, iniciándose así los regímenes para adelgazar que conducen a
una ingesta insuficiente de muchos nutrientes, sobre todo en mujeres. Además,
estas personas incrementan la actividad física o incluso inician conductas
purgativas para el mantenimiento del peso. Existe el riesgo de que esta
práctica conduzca a un verdadero trastorno de la conducta alimentaria.
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IV. CONCLUSIONES
La alimentación en la etapa de la adolescencia es de vital importancia ya que
en esta etapa los requerimientos nutricionales son mayores debido al
crecimiento y los cambios que en esta etapa se presentan, por tanto, los
requerimientos deben satisfacerse de manera efectiva. lo que permitirá que el
adolescente tenga un mayor y mejor desempeño tanto en lo académico, físico,
mental y psicológico.
Es vital que los padres se involucren en esta etapa ya que es precisamente en
la adolescencia donde los jóvenes suelen presentar conductas y hábitos como
la imposición de dietas, consumo de bebidas azucaradas, comidas rápidas.
snack o el consumo de alcohol en cantidades que alteran y no proporcionan los
requerimientos nutricionales que el adolescente necesita y por lo tanto pueden
presentar un factor que afecte el desarrollo normal de este.
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V. RECOMENDACIONES
Hay que asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad
biológica y la actividad física, que permita el crecimiento adecuado y
mantener un peso saludable, evitando sobrecargas calóricas en los
casos de maduración lenta.
La distribución calórica de la ingesta debe mantener una proporción
correcta de principios inmediatos: 10-15% del valor calórico total en
forma de proteínas, 50-60% en forma de hidratos de carbono y 30-35%
como grasa.
El reparto calórico a lo largo del día debe realizarse en función de las
actividades desarrolladas, evitando omitir comidas o realizar algunas
excesivamente copiosas. Es fundamental reforzar el desayuno, evitar
picoteos entre horas y el consumo indiscriminado de tentempiés. Se
sugiere un régimen de cuatro comidas con la siguiente distribución
calórica: desayuno, 25% del valor calórico total; comida, 30%; merienda,
15-20%, y cena 25-30%.
La mejor defensa frente a las deficiencias y excesos nutricionales es
variar la ingesta entre los alimentos de los diversos grupos de alimentos.
Así, hay que moderar el consumo de proteínas procurando que éstas
procedan de ambas fuente, animal y vegetal, potenciando el consumo
de cereales y legumbres frente a la carne.
No se aconsejan el consumo de la grasa visible de las carnes y el
exceso de embutidos y se recomienda aumentar la ingesta de pescados
ricos en grasa poliinsaturada, sustituyendo a los productos cárnicos, tres
o cuatro veces a la semana. Se debe potenciar el consumo del aceite de
oliva frente al de otros aceites vegetales, mantequilla y margarinas. Los
productos de bollería industrial elaborados con grasas saturadas deben
restringirse. El consumo de tres huevos a la semana permite no
sobrepasar las recomendaciones de ingesta de colesterol.
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Los hidratos de carbono se consumirán preferentemente en forma
compleja, lo que asegura un aporte adecuado de fibra. Para ello se
fomentará el consumo de cereales (pan, pasta, arroz); frutas,
preferentemente frescas y enteras; verduras, hortalizas, tubérculos y
legumbres. Se evitará el exceso de zumos no naturales y el consumo de
hidratos de carbono simples, presentes en los productos
industrializados, dulces, o añadidos en forma de azúcar a los alimentos
en el propio medio familiar. Debe potenciarse el consumo de agua frente
a todo tipo de bebidas y refrescos, que contienen exclusivamente
hidratos de carbono simples y diversos aditivos.
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VI. BIBLIOGRAFÍA
1. Marugán J, Monasterio L, Pavón P. Alimentación en el adolescente.
[internet]. Chile: Hospital Clínico Universitario de Valladolid. [citado el 11
de julio de 2021]. disponible en:
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/alimentacion_adolesc
ente.pdf
2. Ministerio de salud pública y asistencia social. Guía de alimentación y
nutrición para adolescentes. Salvador: Ministerio de Salud. 2007 [citado el
11 de julio de 2021]. disponible en:
http://asp.salud.gob.sv/regulacion/pdf/guia/Guia_alimentacion_nutricion_a
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3. Barriguete J, Vega S, Radilla C, Barquera S, Hernández L, Rojo L, Murillo
E. Hábitos alimentarios, actividad física y estilos de vida en adolescentes
escolarizados de la Ciudad de México y del Estado de Michoacán.
[internet] México: . Rev Esp Nutr Comunitaria 2017; 23(1). [citado el 11 de
junio de 2021. Disponible en:
https://www.renc.es/imagenes/auxiliar/files/RENC_2017_1_06._Vega_y_L
eon__S._CONDUCTAS_ALIMENTARIAS_EN_ADOLESCENTES_DE_MI
CHOACAN.pdf
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