RITUAL DE INSTITUCIÓN Y RENOVACIÓN DE LOS MINISTROS
EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN
INSTITUCIÓN Y RENOVACIÓN DE LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN
                                  RITO DENTRO DE LA MISA
                              INSTITUCIÓN DE LOS MINISTROS
  Terminada la proclamación del Evangelio, y dada la bendición con el Evangelio. Los que van a ser
  instituidos ministros extraordinario de la Comunión Eucarística por primera vez permanecen de pie,
  los demás podemos sentarnos.
  El sacerdote encargado de la formación dice:
  Sr. Arzobispo Don Alfonso Cortés los candidatos que aquí ve, son laicos de la
  Parroquia Purísima Concepción que están dispuestos a dar su tiempo al servicio de
  los más necesitados, es decir, a visitar a los enfermos, orar con ellos y llevarles la
  Sagrada Comunión, acompañar a sus familiares, para dar testimonio de servicio en
  nuestra comunidad parroquial.
  Como responsable de la formación de los ministros, puedo decir con satisfacción a
  Usted y a toda la comunidad aquí presente, que los candidatos han recibido la
  formación adecuada para desempeñar este servicio.
  Se dirige a los candidatos: Pueden sentarse.
  Ahora se ponen en pie los que van a renovar su compromiso como ministros extraordinarios de la
  Comunión Eucarística.
  El sacerdote encargado de la formación dice:
  Como responsable de la formación de los ministros, puedo decir con satisfacción a
  Usted y a toda la comunidad aquí presente, que los candidatos han recibido la
  formación adecuada para volver a desempeñar este servicio. Visitar a los enfermos,
  orar con ellos y llevarles la Sagrada Comunión.
  Se dirige a los candidatos: Pueden sentarse.
  Acabada la homilía, sigue la renovación de las promesas bautismales, todos de pie.
  RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO
  V. Ahora, antes de instituirles como ministros extraordinarios de la Sagrada
  Comunión, conviene que personalmente renueven sus promesas bautismales,
  junto con esta comunidad y en unión con toda la Iglesia, renuncien a todo lo que
  los aparta del Reino de Dios, prometiendo seguir a Jesucristo con la fidelidad de
  los discípulos y misioneros.
  V. ¿Renuncian ustedes a Satanás y a todas sus obras y seducciones?
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  R. Sí, renuncio.
  V. ¿Renuncian al pecado, para que puedan vivir en la libertad de los hijos de
  Dios?
  R. Sí, renuncio.
  V. ¿Renuncian a las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice?
  R. Sí, renuncio.
  V. ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?
  R. Sí, creo.
  V. ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María
  Virgen, padeció, fue sepultado, resucito de entre los muertos y está sentado a la
  derecha del Padre?
  R. Sí, creo.
  V. ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, en la Santa Iglesia católica,
  en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de
  los muertos y en la vida eterna?
  R. Sí, creo.
  V. Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en
  Jesucristo nuestro Señor.
  R. Amén.
  RITO DE ENVÍO
  Con estas palabras o semejantes, el Obispo exhorta a los futuros ministros diciendo:
  Hermanos: se les va a confiar el ministerio de poder comulgar la Eucaristía por sí
  mismos, distribuirla a los demás, llevarla a los enfermos y la administración del Viático.
  Queridos hermanos que son llamados a tan alto servicio en la Iglesia, deben procurar
  aventajar a los demás en el testimonio de fe y de vida cristiana, y vivir con más fervor
  este ministerio de unidad y amor: pues nos hacemos un solo cuerpo los que participamos
  de un mismo pan y de un mismo cáliz.
  Al distribuir a los demás la Eucaristía, ejercitarán la caridad fraterna, según el precepto
  del Señor, que dijo a sus discípulos, cuando les entregaba su cuerpo: “Esto les mando:
  que se amen mutuamente como yo los he amado”.
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  EXAMEN
  Terminada la alocución, permanecen de pie los elegidos, se presentan ante el Obispo, quien los interroga con
  estas palabras:
  V. ¿Quieren ser instituidos Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión?
  R. Sí quiero.
  V. ¿Quieren recibir el encargo de distribuir a sus hermanos el cuerpo del Señor, para
  servicio y edificación de la Iglesia?
  R. Sí quiero.
  V. ¿Están dispuestos a procurar diligentemente todo cuidado y reverencia en la
  distribución de la Eucaristía?
  R. Sí estoy dispuesto.
  V. ¿Están dispuestos a ejercer su ministerio en comunión conmigo y con la Iglesia, bajo
  la dirección de su párroco, y únicamente en el territorio y por el periodo de tiempo que
  se les indique?
  R. Sí estoy dispuesto.
  BENDICIÓN DE LOS ELEGIDOS
  Sólo los elegidos de pie o de rodillas permanecen de pie; el celebrante invita a los fieles a orar, diciendo:
  Hermanos: Supliquemos con fe a Dios, nuestro Padre, que se digne bendecir a estos hermanos
  nuestros, que han sido elegidos para el ministerio de distribuir la Sagrada Eucaristía a sus
  hermanos y reciban abundantes gracias espirituales.
  Los candidatos a ministros inclinan su cabeza para recibir la bendición
  OREMOS
  Dios de toda clemencia, Maestro y Guía de tu Iglesia,
  dígnate bendecir +, a estos hermanos nuestros, para que,
  distribuyendo fielmente a sus hermanos el alimento de la vida
  y confortados con el poder de este sacramento,
  tengan parte en el banque del cielo.
  Por Jesucristo nuestro Señor.
  R. Amén.
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  RENOVACIÓN DEL PERIODO DE SERVICIO DE LOS MINISTROS
  EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN (MESC) EN LA
  COMUNIDAD PARROQUIAL
  Ahora, los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión que en años anteriores fueron instituidos para
  servir en las comunidades, se ponen de pie.
  Con estas palabras o semejantes, el Obispo exhorta a los futuros ministros diciendo:
  Hermanos: Antes de extender por un nuevo período la encomienda de su servicio, es
  conveniente que los interrogue delante del pueblo de Dios.
  Después el Obispo les pregunta:
  V. ¿Están dispuestos a continuar ejerciendo el encargo de distribuir a sus hermanos el
  cuerpo del Señor, con todo cuidado y reverencia, en comunión conmigo y con la Iglesia,
  bajo la dirección de su párroco, y únicamente en el territorio y por el período de tiempo
  que se les indique?
  R. Sí, estoy dispuesto.
  El Obispo invita a todos los fieles a orar diciendo:
  V. Hermanos: Supliquemos con fe a Dios Padre que siga bendiciendo a estos hermanos
  nuestros.
  Los que renuevan su ministerio inclinan su cabeza.
  Después de un momento de silencio, con las manos extendidas hacia ellos, el Obispo dice la oración:
  Padre de clemencia, que, en tu Hijo único,
  confiaste a la Iglesia el pan de vida,
  prolonga tu bendición + sobre estos hijos tuyos,
  que con anterioridad elegiste,
  para que continúen entregando el alimento de la salvación a sus hermanos
  y crezcan constantemente en la fe y en el amor,
  para edificación de tu Iglesia.
  Por Jesucristo nuestro Señor.
  R. Amén.
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  BENDICIÓN DEL RELICARIO
  Ahora los nuevos ministros se acercan y presentan los relicarios nuevos al Obispo para que los bendiga.
  Bendito seas, oh Dios, que estableciste a tu Hijo único
  Sumo y Eterno sacerdote del Nuevo Testamento,
  y escogiste a estos hermanos para que fueran administradores de tus misterios;
  te pedimos que usen con reverencia y dignifiquen con su conducta estos Relicarios,
  que tu bendición los santifique y sean destinados
  para distribuir la Sagrada Eucaristía entre los enfermos.
  Por Jesucristo nuestro Señor.
  R. Amén.
  A continuación, el Obispo rocía con agua bendita a los ministros y sus Relicarios.
  Después pronuncia la siguiente fórmula:
  Reciban este relicario, para que puedan llevar la comunión a los enfermos, y puedan
  servir dignamente a la mesa del Señor y de la Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.
  R. Amén.
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  ORACIÓN DE LOS FIELES
  Oremos hermanos, al Señor, que nos dejó la Eucaristía como sacramento de la salvación
  y salud de su pueblo y de todos los hombres:
  R. Te rogamos, Señor.
  1. Para que el Hijo de Dios, conceda a los Obispos y presbíteros ser predicadores humildes y
  valientes de la Palabra divina y administradores fieles de los sacramentos de la Iglesia,
  roguemos al Señor. R /
  2. Para que el Señor, que quiso tomar nuestras dolencias y cargar con nuestras enfermedades,
  alivie los sufrimientos de nuestros hermanos enfermos en todo el mundo, roguemos al Señor.
  R/
  3. Para que Dios conceda su fuerza a todos los que cuidan de los enfermos y les conceda amor
  y entrañas de misericordia en su tarea, roguemos al Señor. R /
  4. Por estos hermanos nuestros que hoy han sido constituidos ministros extraordinarios de la
  Sagrada Comunión, para que continúen honrosamente el testimonio de Nuestra Madre
  Santísima y los santos, en el servicio de atención y de caridad para con los enfermos y sus
  familias, roguemos al Señor. R /
  Señor, Padre santo, escucha nuestras oraciones y haz que todos tus hijos participen de la
  Eucaristía como remedio de todos sus males. Por Jesucristo, nuestro Señor.
  R. Amén