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02 - Novena en Sufragio de Las Almas Del Purgatorio

Este documento presenta una novena en sufragio de las almas del purgatorio. Incluye oraciones, meditaciones y lamentos de las almas del purgatorio pidiendo ayuda a los vivos. El propósito es recordar la comunión de los santos y la capacidad de los vivos de aliviar el sufrimiento de las almas en purgatorio a través de la oración y los sufragios.
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02 - Novena en Sufragio de Las Almas Del Purgatorio

Este documento presenta una novena en sufragio de las almas del purgatorio. Incluye oraciones, meditaciones y lamentos de las almas del purgatorio pidiendo ayuda a los vivos. El propósito es recordar la comunión de los santos y la capacidad de los vivos de aliviar el sufrimiento de las almas en purgatorio a través de la oración y los sufragios.
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NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Por la señal de la santa cruz …


Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero,
a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa,
si una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser Vos quien sois,
bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del
Purgatorio ¡ay! Tal vez las eternas llamas del infierno. Propongo firmemente
nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y
ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! Tenga yo, Jesús mío, la dicha de
confesarme bien, enmendar la vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido
por vuestra Sangre preciosísima, y por los dolores de vuestra afligidísima
Madre. Así sea.
Oración al Eterno Padre – (Para todos los días)
Padre Celestial, Padre amorosísimo, que para salvar las Almas quisisteis que
vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen
purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su
sangre en la cruz por nuestro amor: ¿Cómo dejaríais sufrir largo tiempo a
esas Almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo
vuestras amadísimas hijas? ¿Cómo permitiríais fuese malograda Sangre de
tan grande valor? Compadeceos, pues, de esas pobrecitas Almas y libradlas
de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía, y libradla de
la esclavitud del pecado. Y si vuestra justicia divina pide satisfacción por las
culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este
novenario. ¡Ay!, de poquísimo, de ningún valor son: es verdad; pero yo las
uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su
Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos han existido en la
tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que
celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.
Así sea.
DÍA PRIMERO
Petición
Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de
conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los
que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes
aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo
pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.
Meditación
Es un artículo de fe, que las Almas de los que mueren con alguna culpa venial
sin haber satisfecho plenamente a la justicia divina por los pecados ya
perdonados, están detenidos en un lugar de expiación que llamamos
Purgatorio.
Es también un artículo de fe, que nosotros podemos aliviar a aquellas Almas
afligidísimas. Si: en virtud de la comunión de los Santos hay plena
comunicación de bienes espirituales entre los Bienaventurados que triunfan
en el cielo, los cristianos que militamos en la tierra, y las Almas que sufren en
el Purgatorio. En virtud de esta comunicación de bienes podemos con mucha
facilidad y mérito nuestro bajar al Purgatorio con nuestros sufragios, y a
imitación de Jesucristo después de su muerte, librar a aquellas Almas, y
alegrar al cielo con un nuevo grado de gloria accidental, procurando nuevos
príncipes y moradores a aquella patria felicísima. ¡Oh admirable disposición
de la Sabiduría Divina! ¡Oh! ¡qué dicha y felicidad la nuestra! Viéndose Dios
obligado a castigar a aquellas sus hijas muy amadas busca medianeros que
interceden por ellas, a fin de conciliar así el rigor de la justicia con la ternura
de su misericordia infinita. Y nosotros somos estos dichosos medianeros y
corredentores; de nosotros depende a suerte de aquellas pobres Almas. Haz,
pues, amado cristiano, con fervor este santo Novenario, no faltes a él ningún
día; ¿Quién sabe, si abrirás el cielo a alguno de tus parientes y amigos ya
difuntos? ¿Y serás tan duro e insensible, que les niegues este pequeño
sacrificio, pudiéndoles hacer tan gran favor y a tan poca costa?
Oración – A Jesucristo sudando sangre en el huerto
¡Oh Jesús amantísimo, alegría de los Ángeles y gloria del cielo! ¿Cómo os
contemplo anegado en un mar de amargura en el huerto de Getsemaní?
¡Ah!, responde San Agustín, rogabais y sudabais sangre por las horribles
penas que habían de sufrir las Almas en el Purgatorio. ¡Y que no pueda yo
consolaros, oh Dios mío, y regocijar a la celeste Jerusalén, librándolas de tan
terribles tormentos! A lo menos aceptad, oh Padre Celestial, la tristeza y
agonía que Jesús sufrió por ellas y por mí.
Si; por mi está su alma triste hasta la muerte; por mi causa baja un Angel del
cielo a consolarme; mío es este sudor y mía esta Sangre preciosa que baña la
tierra. Yo os la ofrezco, oh Dios de amor; aceptadla en expiación de mis
culpas y sufragio de las Almas. Y pues es sangre de valor infinito, dejad caer
una gota sobre mi corazón, y quedarán borradas mis culpas. Caiga una gota
de ella en el Purgatorio, y se apagarán sus horribles llamas. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
En sufragio de las Santas Almas tomar la generosa resolución de asistir al
Novenario cada día, o de suplir haciendo la Novena en casa, si alguno
estuviese impedido de ir a la iglesia.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Esposas muy queridas del Señor, que encerradas en la cárcel del Purgatorio
sufrís indecibles penas, careciendo de la presencia de Dios hasta que os
purifiquéis, como el oro en el crisol, de las reliquias que os dejaron las culpas;
¡con cuanta razón desde aquellas voraces llamas clamáis a vuestros amigos
pidiendo misericordia! Yo me compadezco de vuestro dolor, y quisiera tener
caudal suficiente para satisfacer deuda tan crecida: y aunque más pobre que
vosotras mismas, os ofrezco y aplico cuantas indulgencias pueda ganar en
este día, y cuántas obras meritorias hiciera, a excepción de aquellas que por
alguna necesidad particular aplicare. Pero siendo tan pobres mis méritos,
para satisfacer por vosotras a la Justicia Divina, recurro a la piedad de los
justos, a los riegos de los Bienaventurados, al tesoro inagotable de la Iglesia,
a la intercesión de María Santísima, y al precio infinito de la Sangre de
Jesucristo. Conceded, Señor, a estas pobres Almas, sobre todo a aquellas
ligadas a mí por el vínculo de parentesco y de amistad, el deseado consuelo y
descanso. Pero confío también, Almas agradecidas, que tendré en vosotras
poderosos medianeros, que me alcancen del Señor gracia con que deteste
mis culpas, adelante en la virtud, sojuzgue las pasiones y llegue a la eterna
bienaventuranza. Así sea.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el
purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo,
intercede para que les perdone sus deudas y los saques de aquellas tinieblas
a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu
Hijo bendito.
Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu
Hijo por las almas del purgatorio.
V/. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.
R/. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V/. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R/. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V/. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R/. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padrenuestro.
V/. De la puerta del infierno
R/. Saca, Señor, sus almas.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, oye mi oración.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te
rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar
de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que
tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que,
pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino
que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
V/. Dales, Señor, el descanso eterno.
R/. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
LAMENTOS DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Romped, romped mis cadenas ¡Ah! Siquiera con mi suerte,
Alcanzadme libertad: Amigos, escarmentad
¡Cuán terribles son mis penas!
Mirad que no son extraños
¡Piedad, cristianos, piedad!
Los que sufragios imploran:
Una chispa que saliera ¡Ay! Son amigos, y lloran
de este fuego tenebroso Sin alivio luengos años:
montes y mares furioso ¿Fue por ventura fingida
en un punto consumiera: Nuestra primera amistad?
Ya que podéis, nuestras llamas
Soy tu padre, hijo querido,
Compasivos apagad
Quien tu compasión reclama,
Con más acerbo dolor Penando en horrible llama:
al réprobo en el infierno No me dejes en olvido:
no atormenta en fuego eterno, No las ternezas me pagues
la Justicia del Señor: con desamor y crueldad.
vuestra deuda con la mía
Ni hayas tú de bronce el pecho
con tiempo cautos pagad.
hija infiel de madre tierna
Tendrán término mis males: al descanso y luz eterna
¡Oh dulcísimo consuelo! acelérame el derecho.
más ¿cuándo alzaré el vuelo? Te di el ser: ¿y no me libras
¡Ay! Son siglos eternales, de la horrenda obscuridad?
los instantes que transcurren
Sacrificios, oraciones,
Sin ver, oh Dios, tu beldad.
piadosos ofrecimientos,
Mil veces ¡necio de mí! limosnas y sacramentos,
Por un momentáneo gusto ayunos y humillaciones,
En tus manos, oh Rey justo, aceptará por rescate
Y en esta prisión caí, de Dios la inmensa bondad.
Tus huesos y tu memoria Romped, romped mis cadenas
pronto también losa fría Alcanzadme libertad:
cubrirá; mas ¡qué alegría! ¡Cuán terribles son mis penas!
cuando en los reinos de gloria ¡Piedad, cristianos, piedad!
ya felices te alcancemos
¡Oh celestial claridad!
RESPONSO POR LOS DIFUNTOS
V). Líbrame, Señor, de la eterna muerte en aquel tremendo día, en que se
conmoverán los cielos y la tierra: cuando vengas a juzgar al mundo con el
fuego.
V). Temblando estoy, y temo al considerar el juicio final, y la cólera que le
seguirá en que se conmoverán los cielos y la tierra.
V). El día aquel será un día de ira, de calamidad y de miseria: día grande y
lleno de amargura cuando vengas a juzgar al mundo con el fuego.
V). Concédeles, Señor, el descanso eterno y alúmbreles la luz perpetua.
V). Líbrame, Señor, de la eterna muerte en aquel tremendo día.
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Padre nuestro …
V). Y no nos dejes caer en la tentación.
R). Más líbranos de mal
V). De las puertas del infierno
R). Saca, Señor, sus almas
V). Descansen en paz.
R). Así sea.
V). Señor, oye mi oración
R). Y mi clamor llegue a Ti.
V). El Señor sea con vosotros
R). Y con tu espíritu
Oración
Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, concede la remisión de todos
los pecados a las almas de tus siervos y siervas a fin de que alcancen con
estas súplicas piadosas el perdón que siempre imploraron. ¡Oh! Señor, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Así sea.
V). Concédeles, Señor, el descanso eterno
R). Y alúmbreles la luz perpetua
V). Descansen en paz
R). Así sea
V). Que sus almas, y las de todos los difuntos, descansen en paz
R). Así sea.
DIA SEGUNDO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti
nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te
suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios
de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del
purgatorio, para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.
Meditación
Ven, mortal, tú que vives como si después de esta vida no te quedase nada
que temer, ni que esperar: ven, penetra con el espíritu en aquellas horrendos
calabozos, en donde la Justicia Divina acrisola las Almas de los que mueren
con alguna culpa venial; mira si, fuera del infierno, pueden darse penas
mayores, ni aún semejantes a las que allí se padecen; dice San Agustín: pues
éstas exceden a todo cuanto se puede sentir, ver o imaginar en este mundo.
¿Y quiénes son estas Almas tan horriblemente atormentadas en el
Purgatorio? ¡Ay!, ¡qué motivo éste tan grande para hacernos temblar! Son
obra maestra de la mano del Omnipotente, y vivas imágenes de su divinidad;
son amigas, hijas y esposas amadísimas del Señor: ¡y no obstante son tan
severamente castigadas! Dios las amó desde la eternidad, los redimió con la
sangre de sus venas, ahora las ama con un amor infinito, como que están en
su gracia y amistad divina; ¡y no obstante sufren penas imponderables! ¡Ah!
¡Purgatorio! ¡Cuán claramente nos manifiestas la justicia y santidad de Dios!
¡Qué horror debes inspirarnos al pecado! Pues si con tanto rigor trata Dios a
sus estimadísimas esposas por faltas ligeras; ¿cómo serás tratado tú,
pecador, tú que vives abandonado al arbitrio de las pasiones? Si en el árbol
verde hacen esto, en el seco ¿Qué harán? Si el hijo y heredero del cielo es así
castigado por faltas que a muchos parecerán virtudes; ¿Cómo serás castigado
tú, pecador y enemigo de Dios, por vicios y pecados tan horrendos y
abominables? Piénsalo bien, y enmienda tu vida.
Oración – a Jesús preso por nuestro amor
¡Oh Padre Celestial!, no me espanta el ver a nuestras Esposas tan
severamente castigadas en el Purgatorio. Las infelices ofendieron un día a
vuestra divina Majestad despreciando vuestra ley santísima. Lo que me
pasma es ver entregado por el traidor Judas y preso como facineroso ¡ay!, ¿a
quién?; a Jesús, centro de vuestras complacencias infinitas. ¡Ay! Le veo con
una soga al cuello, tirado por tierra, atadas sus manos, cargando de oprobios
y de cadenas. Mas por otra parte ¡oh dichosas cadenas!, ellas son mi
esperanza, y serán el consuelo y alivio de las benditas Almas del Purgatorio.
Sí; Padre de clemencia, usad con ellas y conmigo de misericordia; pues Jesús
se deja prender para darnos libertad, aceptad las ignominias, injurias y golpes
cruelísimos que padece por nuestro amor. Aceptadlas en remisión de
nuestras culpas y en sufragio de nuestros hermanos difuntos; dadles la
libertad que con ansia esperan para alabaros eternamente en el cielo. Así
sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Asistir mañana y todos los días que se pueda, al santo sacrificio de la Misa, en
sufragio de las Almas del Purgatorio.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DÍA TERCERO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta vida o
en la otra: concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de los que,
habiendo pecado, no pudieron, por falta de tiempo, o no quisieron, por falta
de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta vida y están padeciendo
ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos pronto a su
descanso.
Meditación
Considera, amado cristiano, el tormento que causa a las Almas el fuego
abrasador del Purgatorio. Si el fuego de este mundo, creado para servicio del
hombre y efecto de la bondad divina, es ya el más terrible de todos los
elementos; ¡Qué será el fuego del Purgatorio, encendido por un Dios
santísimo y justísimo, para con él demostrar el odio infinito que tiene al
pecado? Es tal, dice San Agustín, que el fuego de este mundo comparado con
él no es más que pintado. Considera cuáles son las faltas por las que Dios
infinitamente bueno y misericordioso castiga a sus amadísimas esposas con
tanto rigor y verás que son faltas leves, y a veces un solo pecado venial. ¡Oh!,
y ¡y qué mal tan grave debe ser éste delante de Dios, cuando es tan
severamente castigado en el Purgatorio! En efecto, el pecado venial es leve,
si se lo compara con el mortal; pero en sí es mayor mal que la ruina de todos
los imperios y que la destrucción del universo: es un mal tan espantoso, que
excede en malicia a todas las desgracias y calamidades del mundo: es un mal
tan grande, que si cometiéndolo pudieses convertir a todos los pecadores,
sacar a todos los condenados del infierno, librar a todas las Almas del
Purgatorio, aun entonces no debieras cometerlo: pus todos estos bienes no
igualarían la malicia del pecado más leve: porque aquellos son males de la
criatura, y éste es un mal y una ofensa hecha al mismo Creador. ¿Puedes oír
esto sin horrorizarte, y sin mudar de conducta? ¡Ah!, llora, cristiano, tu
ceguedad: y a la claridad del fuego espantoso del Purgatorio, comprende, por
último, ¡cuán grave mal es cometer el pecado venial! ¡Pero! ¡ay! Es un mal
tan grande; ¡y tú, lejos de llorarle, lo cometes sin escrúpulo, a manera de
juego, pasatiempo y diversión!
Oración – A Jesús conducido de tribunal en tribunal
¡Oh padre amantísimo! Cuando considero las innumerables ofensas que cada
día cometo contra vuestra soberana Majestad; cuando me veo siempre
iracundo, soberbio, vengativo, falto de virtudes y lleno de defectos, no puedo
menos de temblar al postrarme a vuestros pies. ¿Y cómo me atreveré yo a
interceder por las afligidas Almas del Purgatorio, siendo yo merecedor de
penas más graves que las suyas? No obstante, me anima vuestro benignísimo
y pacientísimo Hijo. ¡Ah! Si le veis cargado de cadenas y conducido de
tribunal en tribunal, es por mi amor. Si a pesar de ser Juez de vivos y
muertos, oye las más inicuas acusaciones y falsos testimonios, si le veis
insultado, escupido, abofeteado y pisoteado, es por amor mío. Aceptad,
pues, oh Padre amantísimo, la paciencia inalterable de mi dulce Redentor;
aceptad su silencio, humildad y mansedumbre asombrosa. Estas virtudes
confunden y condenan, es verdad, mi altivez, mis impaciencias e ímpetus de
ira y de venganza; mas por tan sublime santidad, perdonaréis a las pobres
Almas del Purgatorio y purificándome de mis imperfecciones y pecados me
transformaréis todo en Vos. ¡Oh! Concededme estas gracias, Jesús mío
benignísimo.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Mañana procuraremos sufrir con paciencia así los trabajos que Dios nos
envíe, como las molestias del prójimo en sufragio de las benditas Almas del
Purgatorio.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA CUARTO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados veniales en
este mundo o en el otro: danos temor santo de los pecados veniales y en
misericordia de los que, por haberlos cometido, están ahora purificándose en
el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de sus penas,
llevándoles a la gloria eterna.
Meditación
Por horrorosos que sean los tormentos que padecen las Almas del
Purgatorio, por espantosas que sean las llamas en que se abrazan; no
igualarán jamás la pena vivísima que sienten al verse privadas de la vista clara
de Dios. Si tan terribles penas sienten las Almas viéndose privadas del
hermosísimo rostro de Dios, ¿Cuál debería ser tu desconsuelo, oh pecador,
que vives privado de su gracia y amistad? Las Almas benditas del Purgatorio
no poseen aún a Dios, es verdad; pero están seguras de poseerle un día, por
que son amigas, hijas y esposas suyas muy queridas. Pero tú, infeliz, sabes
que, viviendo como vives, no poseerás jamás a Dios. Sabes que desde el
momento en que te rebelaste contra Él, perdiste su gracia, y con ella la rica
herencia de la gloria. ¡Ah! ¿Cómo dices, Padre nuestro que estás en los
cielos? Te engañas; Dios ya no es tu padre, ni tu señor ni tu rey. ¿Sabes quién
es tu padre y señor? ¡Ay de ti! Es el demonio. A él te entregaste pecando: él
es tu compañero inseparable: tú eres su esclavo. Si Dios rompiera el hilo de
tu vida ¡ay! El demonio se apoderaría de ti, y arrastraría su presa al fuego del
infierno. ¡Ay! ¿Crees esto, pecador, y no obstante duermes tranquilo? Dios
todopoderoso es tu enemigo, tiene firmada contra ti la sentencia de
condenación eterna; ¿Y tú en lugar de borrarla con una buena confesión,
juegas, ríes, te diviertes, pasas días, meses, años y la vida entera en el
pecado? ¡Oh deplorable ceguedad!
Oración – A Jesús tratado como loco y pospuesto a Barrabás
¿Qué decíais, oh Ángeles del cielo, cuando veíais a la Majestad y Sabiduría
infinita tan vilmente despreciada en casa de Herodes y en el pretorio de
Pilatos? ¿Cómo? ¡Vos, oh Jesús mío, vestido de irrisión y tratado como loco!
Vos, Rey de cielos y tierra, conducido así por las calles de Jerusalén, cargado
de oprobios e ignominias. Vos, el Hijo de Dios, pospuesto al más vil
facineroso. Pero ¡ay de mí!, ¡yo también os he tratado de necio prefiriendo
las locas máximas del mundo a vuestra ley sapientísima! ¡Yo también,
ingrato, os he abandonado y pospuesto muchas veces! ¡Ay!, merecía estar
para siempre privado de vuestra presencia amabilísima: pero ya que por mi
sufristeis escarnios tan crueles, tened compasión de mí y de las pobras Almas
del Purgatorio. Si, Jesús mío, por esas vuestras ignominias curad mi vanidad y
soberbia; por aquellos gritos que oísteis en casa del juez: Crucifícale,
crucifícale, haced que yo crucifique mis pasiones, para que junto con las
Almas del Purgatorio logre un día alabaros eternamente en la gloria. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Mañana en sufragio de las benditas Almas, y en satisfacción de las palabras
altivas que hubiéremos dicho, mortificar nuestra lengua callando en las
contrariedades.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA QUINTO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron por su
culpa o no tuvieron bastante caridad con el pobre, castigas en la otra con la
penitencia que aquí no hicieron: concédenos las virtudes de la mortificación y
de la caridad y acepta misericordioso nuestra caridad y sufragios, para que
por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.
Meditación
Figúrate, cristiano, a un alma que haya llevado en este mundo una vida
enteramente semejante a la tuya. Que haya vivido tibia, inmortificada,
distraída en los ejercicios de piedad como tú, sin tener horror más que al
pecado mortal y al infierno, y que haya tenido la dicha de hacer una buena
confesión, morir en gracia, e ir al Purgatorio, ¿Qué pensará en aquel terrible
fuego? ¡Ay!, dos pensamientos la afligirán sobremanera.
Primer Pensamiento: Pude librarme de estas penas, y no quise
¡Sí; yo misma he encendido las llamas! ¡Yo soy la causa de estas penas
atrocísimas! Dios no hace más que ejecutar la sentencia que yo en el mundo
pronuncié contra mí misma. ¡Qué medios no me había proporcionado para
ahorrarme estos tormentos! Caricias, amenazas, beneficios, todo lo había
agotado: gracias singularísimas de inspiraciones, buenos ejemplos, libros
piadosos, padres amantes, celosos confesores y maestros, predicadores
fervorosos, remordimientos continuos, todo lo había empleado. Estoy
sufriendo penas y tormentos acerbísimos; ¡y yo los he querido! ¡Podía
evitarlos tan fácilmente, y no quise!
Segundo Pensamiento: Yo querría librarme ahora del Purgatorio, y no puedo
¡Oh! Si pudiera yo ahora volver al mundo, dirá cada una de aquellas Almas,
¡Con qué gusto me sepultaría en los desiertos, pasaría noches enteras en
oración, me arrojaría en estanques helados, y me retorcería entre espinas!
¡Ay, pobres infelices Almas! No era necesario nada de eso: con mucho menos
podíais apagar esas abrasadoras llamas; sin hacerme más de lo que hacíais
cada día, pero haciéndolo con perfección, evitabais estos tormentos. Si: los
mismos Sacramentos, pero recibidos con mejores disposiciones; las mismas
Misas, pero oídas con más recogimiento y atención; las mismas devociones,
pero practicadas con más fervor; las mismas mortificaciones, ayunos y obras
de misericordia, pero hechas con menos ostentación, únicamente por
agradar a Dios, os hubieran librado de esas penas. Ahora no os canséis; ya no
es tiempo de merecer: ya es llegada para vosotras aquella noche en la que
nadie puede hacer obra alguna meritoria: ahora es necesario sufrir penas
inexplicables, y sufrirlas sin ningún mérito … ¡Y yo lo he querido! ¡Pude
facilísimamente evitar estos tormentos, y no quise! ¡Quisiera poder evitarlos
ahora, y no puedo!
Oración – a Jesús azotado en la columna
¡Oh Jesús amabilísimo! ¡Vos desnudo y azotado por mí! Vos la inocencia y
santidad infinita, despedazado por mi amor. ¡Ay!, ¡que extraño es, se paguen
caro en el Purgatorio los gustos del pecado, si así pagáis Vos en vuestro
purísimo cuerpo los pecados del mío! ¡Ay infeliz de mí! Yo soy quien merecía
ese castigo y, no obstante, lejos de mortificar mis apetitos, y castigar con
penitencias una carne impura, no busco sino delicias y regalos. Mas no serás
así en adelante, dulcísimo Jesús. Caiga sobre mi corazón una gota de esa
Sangre preciosa, y arrepentido abrazaré la mortificación, y quedaré todo
encendido en vuestro santo amor. Y vos, Padre celestial, ya que vuestro Hijo
Santísimo satisfizo a vuestra divina Justicia, perdonad mis culpas, usad de
clemencia con las benditas Almas del Purgatorio, aceptad en sufragio de ellas
todo cuento yo sufriere en este día, aceptad la cruel flagelación de Jesús y los
dolores de su Madre Santísima. Así Sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Mañana hacer alguna mortificación corporal en sufragio de las benditas
Almas del Purgatorio.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA SEXTO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y
parientes y distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las
ánimas del purgatorio, pero especialmente por los padres, parientes y amigos
de cuantos hacemos está novena, para que logren el descanso eterno.
Meditación
Es verdad que las Almas del Purgatorio padecen imponderables penas, y sin
mérito; pero las padecen con una paciencia y resignación admirables.
Conocen a Dios con luz perfectísima, le aman con purísimo amor, y desean
ardentísimamente poseerle; pero al ver sus faltas bendicen y adoran la mano
justa y amorosa que las castiga. ¡Oh!, ¡y con cuánta resignación exclaman:
Con razón nos castigáis, Señor, pues cuando pecamos no temimos vuestro
poder y justicia, frustramos los designios de nuestro amor y sabiduría,
despreciamos vuestra majestad y grandeza, y ofendimos vuestras
perfecciones infinitas. ¡Justo es que seamos castigados! ¡Oh cristiano!,
¿puede darse locura mayor que la tuya? Te reconoces deudor a la Justicia
Divina de horribles penas por los pecados enormes que cometiste en la vida
pasada y por las innumerables faltas en que al presente caes todos los días;
sabes que no basta confesarte; que la absolución borra, sí, la culpa; mas no
condonando toda la pena; es preciso satisfacer a la Justicia divina en éste o
en el otro mundo; y no obstante jamás te cuidas de hacer penitencia. Ahora
podrías expiar tus culpas fácilmente y con tanto mérito tuyo: una confesión
bien hecha, una Misa bien oída, un trabajo sufrido con paciencia, una ligera
mortificación, una limosna, una indulgencia, un Vía Crucis hecho con
devoción, podría excusarte espantosos suplicios; y tú todo lo descuidas, todo
lo dejas para la otra vida.
Oración – a Jesús coronado de espinas
¡Oh amabilísimo Redentor mío! ¡Vos Rey inmortal de los siglos, coronado de
espinas! ¡Oh!, ¡si esa vuestra corona se clavase en mi cabeza para arrancar de
una vez mi soberbia y malos pensamientos! ¡Oh!, ¡si a lo menos una de esas
espinas atravesara mi conciencia y no me dejara reposar hasta que hubiese
mudado de vida! No quiero yo más, Señor, coronarme de flores en este
mundo, sino de espinas por vuestro amor. Y vos, Padre misericordiosísimo,
aceptad en sufragio de las pobres Almas del Purgatorio aquellas
humillaciones y dolores acerbísimos que sufrió vuestro amable Hijo cuando le
coronaron de espinas. Por aquellas asquerosas salivas, por aquellos escarnios
con que le ultrajaban, por aquella sangre que corría de su cabeza santísima,
por aquel dolor que atravesó el corazón de su angustiadísima Madre, aliviad,
os suplico, a las afligidas Almas del Purgatorio, y concededles pronto la
corona de la gloria. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
En sufragio de las Almas del Purgatorio aplicar los cien días de indulgencia
que se puedan ganar, diciendo devotamente: Jesús, José y María, os doy el
corazón y el alma mía.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA SÉPTIMO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la muerte,
recibiendo bien los últimos sacramentos y purificándose de los residuos de la
mala vida pasada, los purificas en el purgatorio con terribles tormentos: te
suplicamos, Señor, por los que murieron sin prepararse y por todos los
demás, rogándote que les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir
bien los últimos sacramentos.
Meditación
Las Almas en el Purgatorio están padeciendo tormentos y penas
inexplicables; no pueden merecer, ni esperar alivio sino de los vivos; y éstos,
ingratos, no se cuidan de ellas ¡Pobres Almas! ¡Qué tormento tan grande será
para vosotras este olvido de los mortales! ¡Podrían tan fácilmente aliviaros y
libertaros del Purgatorio; bastaría una Misa, una comunión, un Vía Crucis,
una indulgencia que aplicasen; y nadie se cuida de ofrecérosla!
¿Y quienes son esos ingratos? ¡Ah!, son vuestros mismos parientes y amigos,
vuestros herederos, vuestros hijos mismos. Ellos se alimentan y recrean con
los bienes que les dejasteis, y ahora, desconocidos, no se acuerdan ya de
vosotras. ¡Pobrecitas Almas! Con mucha más razón que David podéis decir: si
un extraño que no hubiese jamás recibido ningún favor de mi mano, si un
enemigo me tratara así aunque me fuera sensible, podría soportarlo con
paciencia: ¡pero tú, hijo mío, que me debes tantos beneficios y te sustentas y
regalas con el sudor de mi rostro; tú, hija mía, por quien pasé tantos dolores
y noches tan malas; tú, esposo, tú, esposa mía, que tantas pruebas recibiste
de mi amor, siendo objeto de mis desvelos y blanco de mis incesantes
favores; que tú me trates así; que descuidado los sufragios que tanto te
encargué, me dejes en este fuego sin querer socorrerme! ¡Ah!, ésta sí que es
ingratitud y crueldad superior a toda ponderación.
¡Pobres Almas! Pero más pobres e infelices seremos nosotros si no las
socorremos. Acuérdate, gritan los difuntos, de cómo yo he sido juzgado;
porque asimismo lo serás tú. Tú también serás del número de los difuntos, y
tal vez muy pronto. Y por rico y poderoso que seas, ¿Qué sacarás de este
mundo? Lo que nosotras sacamos, y no más, las obras. Si son buenas, ¡qué
consuelo! Si malas, ¡qué desesperación! Como tú hayas hecho con nosotras,
harán contigo. – Ay de aquel que no hubiese usado de misericordia! Porque
le espera, dice el Apóstol Santiago, un juicio sin misericordia. ¿Y no tiemblas
tú, heredero y testamentario insensible para con los difuntos? Si el Juez
supremo arroja lleno de indignación al infierno al que niega la limosna a un
pobre que tal vez era enemigo de Dios por el pecado; ¡Con cuánta justicio y
rigor condenará al que niegue a sus amadísimas esposas los legados y
sufragios de bienes que les pertenecían?
Oración – a Jesús llevando la cruz a cuestas
¡Oh dulcísimo Jesús, y qué sensible habrá sido a tu corazón mi olvido a
indiferencia para con las Almas del Purgatorio; pues tanto las amas por una
parte y por otra eres tan caritativo, que cuando subías a la montaña del
Calvario olvidabas tu dolor acerbísimo para consolar a aquellas piadosas
mujeres que lloraban tu suerte. Aplaque, pues, ¡Oh Padre Celestial tu ira, la
caridad inmensa de tu Hijo Santísimo! Acepta esos dolorosos pasos que da,
oprimido con el enorme peso de la cruz: acepta esas tres lastimosas caídas
junto con los escarnios y golpes cruelísimos que recibe, y con el sudor y
sangre que derrama por nuestro amor. Yo te lo ofrezco todo en remisión de
mi poca paciencia en los trabajos, y en sufragio de las pobres Almas del
Purgatorio. ¡Ah! Compadécete de sus lágrimas, enjúgalas, oh Padre
clementísimo, y haz que dichosas participen cuanto antes de la gloria de tu
rostro divino en la patria celestial. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
El mayor sufragio que reclaman las benditas Almas, el más necesario para
nosotros y el más acepto a Dios es hacer una buena confesión, sin callar
pecado alguno al confesor.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA OCTAVO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado
aficionados a los bienes terrenales y olvidados de la gloria, los retienes
apartados del premio, para que se purifiquen de su negligencia en desearlo:
calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que gocen
pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los
bienes celestiales, que no deseemos desordenadamente los terrenos.
Meditación
Supongamos, cristiano piadoso, que movido de estas mediaciones haces una
sincera y dolorosa confesión, y ganando a la indulgencia plenaria de este
santo Novenario, sacas un Alma del Purgatorio. ¡Oh!, ¡qué grande será tu
dicha! Yo diré que miro como aseguraba tu salvación. ¡Y no harás lo posible
para lograrlo? No pienses, alma cristiana, ser ésta una reflexión piadosa; es
promesa formal de Jesucristo, verdad eterna que no puede faltar a su
palabra. No nos dice en el sagrado Evangelio: “Bienaventurados los
misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” Fundado en estas
palabras infalibles, hasta ahora, dice San Gregorio, yo no sé que se haya
condenado ninguno que hubiese usado de misericordia con el prójimo. ¡Ah!,
Dios quiere mucho a las Almas; todo cuanto se hace por ellas lo mira,
agradece y premia como si a El mismo se le hiciese. “En verdad os digo, que
todo cuanto habéis hecho con uno de estos pequeños hermanos míos, lo
habéis hecho conmigo.” ¡Ah!, dichosos cristianos, si socorréis a las pobres
Almas del Purgatorio; venid, os dirá un día nuestro liberal Juez, venid
benditos de mi Padre Celestial; aquellos pobres Almas tenían hambre, y
vosotros, comulgando, las habéis alimentado con el pan de vida de mi
sacratísimo Cuerpo; morían de sed, y oyendo o haciendo celebrar Misas les
habéis dado a beber mi Sangre preciosísima; estaban desnudas, y con
vuestras oraciones y sufragios las habéis vestido con una estola de
inmortalidad; gemían en la más triste prisión, y con vuestros méritos e
indulgencias las habéis sacado de ella. Y no es precisamente a las Almas a
quienes habéis hecho estos favores; a Mí me los habéis hecho: pues todo
cuanto vosotros hicisteis por ellas, Yo lo miro por tan propio, como si lo
hubieseis hecho por mí mismo. Por lo tanto, venid, benditos de mi Padre
Celestial, a recibir la corona de gloria que os está preparada en el cielo. ¿Y no
querrías, cristiano, lograr tanta dicha? Pues en tu mano está.
Oración – a Jesús clavado en la Cruz
¿De qué trabajos puedo quejarme, oh Jesús dulcísimo, cuando os contemplo
clavado en Cruz, desamparado de nuestro Padre Celestial, padeciendo la más
cruel sed y agonía por mi amor? ¿Cómo no esperaré, cuando por todas esas
llagas abiertas pedís misericordia y perdón? Sí; aliéntate pecador; pronto está
Dios a borrar tus culpas pasadas: alentaos también vosotras, Almas benditas
del Purgatorio, ya se acerca la hora de vuestro rescate y de vuestra libertad.
Mañana, con las comuniones que se os ofrecerá, será el dichoso día de
vuestra redención. ¡Oh! Haced que así sea, dulcísimo Jesús; moved el corazón
de estos fieles para que no nieguen este sufragio a las Almas; apagad la sed
ardentísima que esas Almas tienen de veros, de gozaros, de reinar con Vos y
bendeciros por siglos infinitos. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Hacer una limosna en sufragio de las Almas del Purgatorio
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos
DIA NOVENO
Acto de Contrición
Oración al Eterno Padre
Petición
Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa:
mira propicio a tus hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver
tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado y; mirándolos,
compadécete de sus penas y perdona lo que les falta para pagar por sus
culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y
Santas; los de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y
reciban de tus manos su libertad y la gloria eterna.
Meditación
Ved aquí el día feliz; hoy con las numerosas comuniones y sufragios que los
fieles han ofrecido al Señor, no sólo en ésta sino en tantas otras iglesias,
muchas de aquellas Almas ayer tan afligidas y desgraciadas, han pasado a ser
dichosos habitantes y príncipes felicísimos de la corte celestial. Ya ven cara a
cara la Majestad infinita: ya poseen a Dios, Aquel que en sí contiene cuanto
hay de amable, de grande, de deliciosos y perfecto. ¡Ay!, ¡si pudieses, amado
cristiano, penetrar hoy en aquella dichosa patria y contemplar el contento de
aquellos Bienaventurados! ¡Qué canticos entonan en acción de gracias al
Dios de las misericordias, y a los generosos cristianos que las han sacado del
Purgatorio! ¡Oh!, ¡cómo dan por bien empleadas las penas que en este
mundo padecían! ¡Oh!, ¡con cuánta alegría está diciendo cada una de ellas:
dichosas confesiones y comunicaciones; dichosas las misas que oía, las
limosnas, oraciones, penitencias y obras buenas que yo practicaba; dichosas
las burlas y escarnios que yo sufría por ser devota! ¡Y qué dicha, cristiano, la
tuya, si has logrado librar del Purgatorio a alguna de aquellas Almas! ¿Qué
súplicas, pies, tan fervorosas no harán a Dios por ti? ¿En qué necesidad
podrás encontrarte que no cuiden de socorrerte? ¿Qué empeño no pondrán
en conseguirte las gracias necesarias para vencer las tentaciones, adquirir las
virtudes y triunfar de los vicios? Y si alguna vez te vieren en peligro de pecar y
de caer en el infierno, ¡con cuánto celo dirán al Señor!: ¿Y permitiréis, oh
gran Dios, que se pierda eternamente un cristiano que me ha librado a mí de
tan horribles penas? ¿No prometisteis que alcanzarían misericordia los que
hubiesen usado de misericordia con el prójimo? ¿Y consentiríais ahora que
cayese en el infierno aquel que con sufragios me abrió las puertas del cielo?
¡Ah, dichosos cristiano!, ¡cuánto envidio tu dicha! Persevera, y ten por segura
la palma de la gloria.
Oración – a las benditas Almas del Purgatorio, por los sufragios ofrecidos en
este Novenario
¡Oh Almas dichosas y felices, a quienes nuestro dulcísimo Jesús acaba de
admitir hoy en su patria celestial! Os felicitamos y unimos nuestra alegría con
la vuestra, y con la de los Ángeles y Serafines: juntamos nuestras acciones de
gracias con los cánticos y alabanzas que vosotras cantaréis al Creador por tan
inestimable beneficio. ¡Qué dicha también la nuestra, si con estos sufragios
os hemos acelerado la posesión de tanta gloria! Sí; triunfad en el cielo: pero
no olvidéis a vuestros pobres hermanos que militamos aún en este valle de
lágrimas; echad una mirada compasiva sobre nosotros: ¡mirad a cuantos
peligros estamos expuestos y de cuántos enemigos nos vemos rodeados!
Ahora que sois tan poderosas delante de Dios, interceded por nosotros para
qué siendo fieles y constantes en su servicio, podamos en vuestra compañía
alabarle y glorificarle un día eternamente. Así sea.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Obsequio
Formar una firme resolución de ofrecer todas nuestras obras satisfactorias en
sufragio de las pobrecitas Almas del Purgatorio.
Oración para todos los días a Las Almas del Purgatorio
Oración Final para todos los días
Lamentos de las Almas del Purgatorio
Responsorio de los Difuntos

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