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Evangelio en Tiempos de Pandemia, Ciclo A, 04 Noviembre 2020.

Comentario evangelio cotidiano.
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Evangelio en tiempos de pandemia

Ciclo A.

P. Nelson Chávez Díaz


Párroco san Juan Bautista – Curicó

Lucas 14, 25-33.

1. Jesús expresa que para que alguien quiera ser su discípulo tiene que tomar
decisiones radicales tales como optar por un “amor exclusivo por él” que se
expresa en la fórmula: “no me ame más que..”. Las palabras de Jesús son
exigentes y claras: el discípulo tiene que cultivar “un amor más grande” ya que
sólo así es posible decidirse por Él. No es tanto una renuncia cuanto una opción
de amor. Y a continuación Jesús enuncia un segundo requisito, que es cargar con
la “propia cruz” y seguirlo. Finalmente termina el evangelio de hoy con un relato
en donde se destacan los valores de la reflexión, la madurez y la previsión
cautelosa para asumir una empresa “arriesgada” como lo es “seguir” al Señor . Es
decir, el seguimiento del Señor no es solamente o simplemente un entusiasmo del
momento sino que exige permanencia.
2. Sabemos que el Señor Jesús llama algunos para convertirlos en discípulos y
luego en apóstoles; este evangelio de hoy nos vuelve a plantear una reflexión
acerca de las exigencias, las condiciones y las opciones que hacemos por el
Señor. En este sentido una primera pregunta que nos podemos hacer es la
siguiente: ¿qué tanto determina nuestra fe en Jesucristo toda nuestra vida?
Porque ser “seguidores” del Señor implica ciertamente, de parte nuestra, haber
hecho una “opción” clara, decisiva y permanente por Jesús y los valores de su
Reino. Y toda “opción” apela siempre a la libertad personal; ¿qué tanto de “opción”
tiene nuestra práctica religiosa cristiana? ¿O más bien nuestro cristianismo tiene
más de “religiosidad heredada” que se expresa en actos de piedad, cumplimiento
de normas, celebraciones de ritos, etc..? El Señor Jesús nos invita a hacer una
“opción” por él, elegirlo a Él. La frase de Jesús que dice: “Son muchos los
llamados y pocos los elegidos” también podríamos decirla de otra forma: “Son
muchos los llamados pero pocos los que eligen”. Otro aspecto del evangelio de
hoy que nos puede ayudar a saber cuál es la calidad de nuestra práctica cristiana
tiene que ver con las “renuncias”. Aquí la pregunta será; ¿qué renuncias
importantes he hecho en mi vida por amor al Señor? Se trata de entender que,
desde un lado positivo, toda renuncia es la elección de un “bien mayor o mejor”.
Aquí el Señor habla de “renunciar a todo lo que se posee”. A lo mejor podemos
pensar que, si tenemos poco, nuestra renuncia será más fácil. Sin embargo, el
acento está puesto en otro punto: en el amor mayor que tengamos por el Señor y
las cosas del Señor. En el fondo es la pregunta que toca el corazón y los apegos
que allí se instalan. ¿Qué tan libres para amar al Señor Jesús y qué tan libres
estamos para “amar como el Señor” a los demás? Por último, y tal vez la condición
siempre más difícil y desafiante será la experiencia de la cruz. El Señor Jesús nos
dice que “tenemos que cargar con nuestra propia cruz”. El teólogo Segundo
Galilea en un hermoso y profundo libro titulado “El camino de la espiritualidad”
plantea que la cruz, en la experiencia espiritual, posee tres categorías, a saber: la
primera cruz forma parte de la condición humana: somos limitados y vulnerables,
nos acaece el sufrimiento, la frustración y la muerte. Siendo esta una “condición
humana” sin embargo, estamos llamados a vivir estas experiencias desde al modo
de Cristo; la segunda categoría dice relación con la cruz como el precio de nuestro
propio camino de conversión; liberarse de los apegos, de los egoísmos, de
nuestras tendencias agresivas que nos autodestruyen y destruyen a otros, será
siempre un camino difícil que implicará sufrimiento y renuncia. Y en tercer lugar
está la experiencia de la cruz como precio por el seguimiento del Señor: sufrir
rechazo, crítica y persecución y hasta la muerte solamente por seguir “por amor” al
Señor ciertamente es la cruz más sublime y las más eminente. Las pregunta que
nos podemos plantear, entonces, para cerrar esta reflexión de hoy pueden ser:
teniendo en cuenta estas tres dimensiones de la cruz: ¿cuál es aquella que más
nis cuesta cargar?. ¿Cuál es aquella que más nos libera?.

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