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Andrés Filomeno Mendoza Asesino Serial

Andrés Filomeno Mendoza Celis, apodado "El Feminicida de Atizapán", es un asesino en serie mexicano que se ha declarado culpable de asesinar a varias mujeres en Atizapán durante dos décadas, enterrando sus restos en su casa. La policía lo detuvo después de que el esposo de su última víctima, una mujer llamada Reyna, lo investigara por su cuenta y encontrara los restos de su esposa descuartizada en el sótano de la casa de Andrés. La fiscalía continúa excav

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Andrés Filomeno Mendoza Asesino Serial

Andrés Filomeno Mendoza Celis, apodado "El Feminicida de Atizapán", es un asesino en serie mexicano que se ha declarado culpable de asesinar a varias mujeres en Atizapán durante dos décadas, enterrando sus restos en su casa. La policía lo detuvo después de que el esposo de su última víctima, una mujer llamada Reyna, lo investigara por su cuenta y encontrara los restos de su esposa descuartizada en el sótano de la casa de Andrés. La fiscalía continúa excav

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EL ASESINO SERIAL DE ATIZAPÁN

Andrés Filomeno Mendoza Celis (Oaxaca; 29 de noviembre de 1947), apodado


como El Feminicida de Atizapán, es un asesino en serie mexicano. Fue capturado
en el municipio de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México

ANTECEDENTES
En 2015 trabajó como presidente del consejo de participación ciudadana de su
colonia durante la administración de la política y, en ese entonces presidenta
municipal, Ana María Balderas Trejo. La información sobre esta afiliación no puede
ser consultada dentro del portal IPOMEX (Información Pública de Oficio de los
Sujetos Obligados del Estado de México y Municipios)

SUCESOS
El asesino serial de Atizapán se ha declarado culpable ante el juez este jueves.
Andrés, de 72 años, permanece en prisión, desde el lunes, tras descubrir la policía
que su casa, en la calle Margaritas de la localidad mexiquense, era un
cementerio donde ha enterrado a mujeres durante dos décadas. Reyna González
fue la última víctima de la que la fiscalía acusa a este hombre. El marido acudió a
casa de Andrés en dos ocasiones cuando vio que ella no aparecía y que las niñas
estaban solas en casa, el fin de semana pasado. En la segunda ocasión pudo entrar
y descubrió los restos de su esposa, descuartizada, según algunas versiones
policiales que citan los medios de comunicación. Pero había más, un sótano y otras
estancias donde los especialistas judiciales continúan recabando pruebas.
“Yo lo único que quiero es decir la verdad, lo he hecho, ya ni modo”, han sido las
palabras del criminal ante el juez esta mañana, en una audiencia de más de cuatro
horas. “Ahí está su esposo [para corroborarlo]”, ha añadido, según la televisora
Milenio. En efecto, el esposo ha asistido a esta vista judicial negando con su
presencia las primeras informaciones de los vecinos en las que aseguraban que la
víctima, de 34 años, era madre soltera. Andrés la visitaba constantemente en la
tienda de celulares que ella regentaba en Atizapán, pero a decir del marido, no era
más que un amigo de la familia, al que tenía adoptado por lástima.
Un asesino en serie que venía matando mujeres desde 1991, con el mismo
procedimiento, una puñalada en el corazón y el desmembramiento posterior.
Algunos medios han informado de que asesinó a 30 mujeres, muchos de cuyos
nombres figuran en una libreta. En su casa han aparecido también numerosos
objetos personales de las víctimas, así como credenciales que las identificaba. El
Ministerio Público ha llamado a la población a denunciar cuantos casos de
desaparición consideren que puedan estar relacionados con este hombre, ahora
encarcelado
“No niego, me culpo”, dijo ante el juez Andrés, El Chino, a pesar de que sus
abogados le han recomendado un perfil más prudente. Pero el hombre parece tener
claro cuál va a ser su futuro. Las pruebas son inequívocas, decenas de huesos y
credenciales de mujeres aparecidas en las excavaciones que se efectúan en la casa
no dejan lugar a muchas dudas. Desde primera hora, los investigadores dieron por
factible que el caso remitía a un asesino en serie. Y cada día salen a la luz los
nombres de más mujeres, una vez que los familiares van identificando los objetos
hallados. Una máquina excavadora ha apoyado las tareas de exhumación en la
vivienda. Y la casa es un vertedero de cachivaches viejos tanto dentro como en una
pequeña azotea. Una especie de síndrome de Diógenes. Policía y familiares
tratarán de relacionar muchos de esos enseres con las víctimas.
El juez ha fijado un plazo de tres meses de investigación complementaria y una
medida cautelar de prisión. Andrés ya no podrá saludar a sus vecinos cordialmente,
como tenía por costumbre. Fue representante vecinal y ahora hacía campaña por
un partido político, por lo que mantenía relaciones con el vecindario. Los negocios
que compartían calle con la tienda de celulares de la última víctima, Reyna, dan
cuenta de la amistad que los unía. Siempre estaba de visita en la tienda, siempre,
a diario, han dicho a este periódico. Algunos han querido entender que tenían una
relación sentimental o que la mató por negarse a ello. El marido lo ha negado. El
matrimonio tenía dos hijas.
Andrés, al que nunca se le conoció una pareja, pero sí varios inquilinos en
dependencias anexas, convirtió la casa de la calle de las Margaritas en un santuario
del crimen durante años.

COMO FUE SU DETENCIÓN .


La detención de un presunto asesino serial de México que cometió crímenes
durante años se logró únicamente porque su última víctima desmembrada era la
esposa de un comandante de policía, quien pudo realizar su propia investigación.
Sin los fondos, la capacitación o el profesionalismo adecuados, los fiscales de
México no suelen detener a los asesinos sino hasta que los cadáveres se acumulan
tanto que son casi inevitables. Por ejemplo, en 2018, un asesino serial de la Ciudad
de México fue arrestado cuando se le descubrió transportando un cuerpo
desmembrado por una calle en un cochecito para bebés.
Un sospechoso que las autoridades han identificado como ‘Andrés’ está acusado
de matar y desmembrar a una mujer de 34 años llamada Reyna, quien tenía una
pequeña tienda de teléfonos, el 14 de mayo. Las autoridades no pueden
proporcionar los nombres completos de los sospechosos o de las víctimas en virtud
de la ley mexicana
Los investigadores encontraron zapatos de mujer, maquillaje y listas de nombres en
la vivienda del hombre de 72 años. También hallaron miles de piezas de huesos
enterradas bajo el piso de su casa, ubicada en Atizapán, un municipio del Estado
de México que forma parte del área metropolitana de la Ciudad de México.
Además, encontraron varias tarjetas de identificación que pertenecían a mujeres
que habían sido reportadas como desaparecidas desde hace cinco años, así como
partes del cuerpo de Reyna cuidadosamente seccionadas, una sierra
ensangrentada y un cuchillo en una mesa del sótano de la vivienda.
Sergio Baltazar, abogado de la familia de la víctima, dijo que el esposo de Reyna,
Bruno, pasó por la misma experiencia frustrante que muchos mexicanos cuando
acudió a la fiscalía luego de que su esposa desapareció.
“La verdad es que el ministerio público le quedó corto”, comentó Baltazar. “No le
quisieron ayudar”.
Pero como comandante de policía, Bruno contaba con medios a su disposición que
la mayoría de los mexicanos no tienen. Como los fiscales no estaban dispuestos a
ayudarle, Bruno accedió a las cámaras de vigilancia.
“Bruno hace muchos trabajos de investigación”, señaló Baltazar.
Reyna había quedado de llevar a Andrés, quien era amigo de la familia, a un
mercado mayorista del centro de la capital mexicana para comprar suministros para
su tienda.
Andrés, a quien la familia llamaba ‘El Viejo’, era considerado como una obra de
caridad por la pareja y sus hijos. Lo invitaban a su casa y lo alimentaban. Y se
suponía que ayudaría a Reyna a cargar las compras del mercado.
Cuando Reyna no regresó a casa, Bruno llamó a Andrés, quien dijo que no la había
visto y que ella no se había presentado para el viaje de compras.
Pero las cámaras de la policía mostraron a Reyna llegando a la calle donde Andrés
vivía, y nunca salió de allí.
Dos días después, cada vez más preocupado, Bruno fue a la casa de Andrés
acompañado por el hermano de Reyna. Cerca del sitio había unos policías
estacionados.
Andrés se puso nervioso, pero permitió que Bruno ingresara a su hogar, diciéndole
que no iba a encontrar nada. Y al principio así fue.
Pero luego Bruno llamó al teléfono de Reyna y lo escuchó sonando abajo, en lo que
resultó ser un sótano improvisado con una pequeña entrada. Encontró lo que
quedaba del cuerpo de su esposa.
Andrés trató de correr, pero los policías que estaban esperando aparecieron en el
sitio.
Baltazar dijo que Andrés admitió algunos homicidios al principio, pero luego se calló.
“Él dice que de cinco se acuerda, pero ya cuando le ponen las libretas (con listas de
nombres) enfrente, dice que no recuerda cuántos”, comentó Baltazar. Pero “él
refiere que hizo grabaciones” de los asesinatos.
Si bien los fiscales no se han atrevido a conjeturar un número de víctimas, las
tarjetas de identificación, los nombres encontrados en anotaciones a mano en la
vivienda y los fragmentos óseos muestran que podrían ser 15 o más.
Baltazar, el abogado de la familia, quiere que los fiscales investiguen si hubo
cómplices, dada la edad y condición física del sospechoso. “Cuesta creer que el
señor tuviera las fuerzas para hacer eso, probablemente pudiera haber cómplices”,
señaló.
No hay muchas posibilidades de que eso pase. En los pocos casos en los que
detienen al asesino, los fiscales de México parecen estar satisfechos con atribuirle
a un solo sospechoso la mayor cantidad de muertes que puedan. Para activistas
defensores de víctimas, como María de la Luz Estrada, quien es coordinadora del
Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, parece que, en ocasiones, los
investigadores favorecen las teorías del asesino serial solitario como una salida fácil
para no investigar más.
“Hablar de crimen serial en un contexto de impunidad me preocupa porque lo que
vemos es que no se investiga”, señaló Estada.
Los fiscales quizá sean lentos, pero los reclusos de una prisión hacinada estuvieron
a punto de resolver el asunto: Andrés tuvo que ser transferido a otra prisión esta
semana luego de que unos presidiarios de la primera instalación trataron de matarlo.

PROCESO DE INVESTIGACIÓN
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), informó que las
diligencias ministeriales en el inmueble de la colonia Lomas de San Miguel, donde
vivía Andrés “N”, presunto feminicida, de probablemente hasta 20 mujeres,
continuarán de manera indefinida, con el objeto de encontrar restos óseos y otros
indicios, que lleven a la identificación de las víctimas.
En estos trabajos, laboran policías de investigación, ministerios públicos, así como
especialistas antropólogos y arqueólogos forenses, genetistas, peritos en
criminalística, odontología, medicina legal y fotografía, además de Bomberos,
policías municipales y personal del Ayuntamiento de Atizapán.
De acuerdo con Delia García, Fiscal para Delitos de Género del Estado de México,
el cateo que se está llevando en el que fuera el domicilio de Andrés “N”, será
en tres etapas y está participando un equipo integral de investigación pericial.
“El cateo que se está llevando a cabo en el domicilio de Andrés “N” (feminicida de
Atizapán) se está llevando en tres distintas etapas, que es un aspecto metodológico,
que la Coordinación de Servicios Periciales de esta Fiscalía General respeta
mucho, justamente para poder tener una cabal claridad y un éxito en todas sus
prácticas periciales”, indicó.
La Fase 1 Comprende la excavación del área de patio y cocina con tapanco de
madera y láminas, que es la que actualmente se lleva a cabo, y consta de una
superficie de 20 metros cuadrados.
Fase 2 Corresponde a la habitación principal y un sótano, esta área es de dos
niveles, comunicados por un acceso y una escalera de madera. Esta superficie es
de aproximadamente 30 metros cuadrados aproximadamente.
Fase 3 Área de patio y dos baños; con una extensión de alrededor de 68 metros
cuadrados.
Andrés “N” de 72 años, fue vinculado a proceso este 20 mayo, hasta ahora, por el
presunto feminicidio de Reyna González de 34 años, que desapareció desde el 14
de mayo y cuyos restos fueron encontrados en el domicilio del indiciado, ubicado en
el municipio de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México.
Aunque en una primera declaración habría aceptado no solo ser el responsable de
este asesinato, sino de otros cuatro más, a lo largo de 20 años, al momento de estar
frente al juez de control, se reservó su derecho a declarar y guardó silencio. Hasta
que se terminen las diligencias de investigación, se lleve a cabo juicio y se determine
su culpabilidad, permanecerá en prisión preventiva en el penal de Barrientos, en el
Estado de México.
De acuerdo con datos proporcionados por la Fiscal Delia García, al momento de la
captura del sujeto y de la inspección de su domicilio, de inmediato se pensó que se
trataba de un asesino serial, pues fueron encontrados, junto con los restos
desmembrados de Reyna, restos óseos y objetos personales de otras personas,
además de una libreta con nombres de mujeres, el último el de Reyna, lo que hace
pensar que es una lista, pero eso tendrán que comprobarlo las investigaciones que
se lleven a cabo.
La Fiscalía llegó hasta Andrés “N”, debido a que familiares de Reyna denunciaron
su desaparición desde el 14 de mayo, indicando que la última vez que la vieron, se
dirigía a comprar artículos de telefonía para su negocio, acompañada de Andrés
“N”, quien, desde hace varios años, era “amigo” de la familia y de quien jamás
sospecharon que fuera un asesino.
Según explicaron familiares de la víctima, ya habían ido al domicilio de Andrés “N”
a preguntarle si la había acompañado a sus compras, pero él les dijo que no, que
no la había visto, pero luego de la denuncia por desaparición, el esposo de Reyna
regresó a preguntarle detalladamente y ante la negativa del sujeto, se metió a la
fuerza a su casa, descubriendo los restos de su esposa en lugar, por lo que de
inmediato lo detuvo y testigos llamaron a la Fiscalía.
La Fiscal Delia García informó que, al notificarles de este atroz hallazgo, se solicitó
una orden de cateo, para no errar en los procedimientos legales, y se hizo el
aseguramiento del inmueble en donde, certificaron que lamentablemente estaban
los restos de Reyna y al parecer de otras víctimas, juntos con objetos personales y
credenciales de mujeres reportadas como desaparecidas desde hace algunos años.
La investigación del caso y el análisis exhaustivo que se está haciendo a la casa del
indiciado, no tiene fecha de terminación, debido a que lo quieren hacer todo de
forma muy minuciosa para la identificación de las víctimas, cuyos familiares, por lo
menos de dos mujeres, cuyas credenciales de elector fueron encontradas en el
lugar, ya se han acercado para su identificación.

“Pruebas importantes ”

En las imágenes, dadas a conocer por Carlos Jiménez, se aprecia el fragmento de


una hoja de cuaderno en la que se puede leer “17 de diciembre del 94. A las 5 de
la mañana pasó a otra vida" y aparece el registro del que habría sido el
desmembramiento de una mujer de 28 años con residencia en Cuautepec, en el
Estado de México
En el interior de la casa también encontraron 12 celulares y 12 chips, 29 Cassette
con grabaciones y 20 videocasetes en formato Beta, así como una cámara del
mismo formato y un tripié, mismos que son analizados por peritos de la fiscalía
mexiquense, en los que el hombre de origen oaxaqueño grabó los asesinatos y
destazamiento de los cuerpos de las víctimas
PRIMERAS DECLARACIONES DE ANDRÉS “N” ( AL ASESINO SERIAL DE
ATIZAPÁN)
Si maté a Reyna y lo hice porque después de casi tres años de mantener una
relación sentimental, amenazó con dejarme para regresar y vivir bien con su esposo
Así lo manifestó en sus primeras declaraciones ante el agente del Ministerio
Público, Andrés “N”, presunto feminicida serial del municipio de Atizapán
Durante la audiencia inicial en la Sala seis de Juicios Orales del penal de Barrientos
en el municipio de Tlalnepantla, el MP leyó íntegra la declaración de Andrés que se
encuentra asentada en la Carpeta de Investigación, en la que agregó
“después de que tuvimos relaciones sexuales en la cocina de mi casa, Reyna
me dijo que era la última vez que estaba conmigo, por lo cegado por los celos
y la rabia tomé un filoso cuchillo y le asesté profunda puñalada en el cuello
que casi la degolló , “la subí a la mesa y aun cuando todavía estaba con vida,
le corte una de sus piernas y comencé a destazarla; la baje al sótano y ahí
termine de destazarla, le corte la cabeza, el cuero cabelludo y la piel como si
fueran bistecs, pues sabía de esto, ya que en algún tiempo fue carnicero: las
tripas y sus órganos los metí en dos cubetas”.
Luego de ello, el presunto feminicida explicó que cerro perfectamente la puerta del
sótano de su casa y después siguió con su vida con toda normalidad como si nada
hubiera pasado , Explicó que conoció a Reyna “N” hace tres años, pues ella tenía
un negocio de teléfonos celulares y accesorios para teléfonos y él regularmente la
visitaba para realizar recargas
A partir de ese momento, agregó, comenzó una gran amistad con Reyna y esta le
tenía gran confianza al grado de que le confesó que su esposo la engañaba con
otro hombre y que deseaba vengarse y fue así como comenzó la relación con él.
n la carpeta de investigación que consta de casi 100 hojas, el presunto feminicida,
dijo, que esa misma noche del jueves 14 de mayo, cuando privó de la vida a
Reyna, alrededor de las 8 de la noche, su esposo llego a su casa, ubicada sobre
la calle de Margaritas, en la colonia Lomas de San Miguel, para preguntarle por ella,
pues antes de que desapareciera su mujer le habló por teléfono para avisarle que
iba a ir a la ciudad de México para comprar mercancía para su negocio y que él la
iba a acompañar.
Sin embargo, indicó, aunque ya la había matado, en todo momento le dijo al esposo
que no sabía nada de ella y que incluso no la había visto.
Sin embargo, como fueron varias las personas que vieron a Reyna acompañada de
él y entrar a su domicilio esto entre las 11 de la mañana y la una de la tarde, antes
de que desapareciera, entre las que figuraban dos de sus inquilinos y una de las
hermanas de la occisa, el esposo regresó de nueva cuenta a la casa y en esta
ocasión le exigió que lo dejara entrar para buscarla y cerciorarse que en verdad no
estaba, lo cual hizo junto con la misma hermana de Reyna.
El presunto feminicida dijo que la primera mujer que asesinó fue hace 20 años
y que se llamaba Karen o Perla, a quien privó de la vida y descuartizo porque
le sacaba mucho dinero y no cumplía con sus exigencias.
Diez años después, agregó, de igual forma asesinó y descuartizó a una mujer,
a quien identificó como Berenice “S”, a quien sacó de un Bar conocido como
Marinela y la llevó a su casa para tener relaciones sexuales.
Lo mismo, señaló, sucedió con otras dos mujeres, a quienes identificó como Alín
y Flor y que sacó de un bar conocido como El Barrigón y a quienes también
asesinó y descuartizó, a estas mujeres, dijo, porque se burlaron de él y
pusieron en entredicho su hombría, además de que pretendieron dejarlo, a
pesar de que ya les había pagado “por sus servicios”.
“Dijo que a todas estas mujeres las sepulto en su casa, a algunas en la cocina
y otras en las recámaras.”
El presunto feminicida serial, dijo que al momento en que asesinó y
descuartizó a sus víctimas las videograbo e indicó que sus ropas, bolsas y
zapatos los guardo y sus nombres los dejó escrito en unas libretas “para
recordarlas”
VICTIMAS YA RECONOCIDAS
1. Reyna González Amador: mujer de 34 años casada y madre de dos hijas
desaparecida el viernes 14 de mayo de 2021. Trabajaba en un local donde
vendía celulares y se había quedado de ver con su esposo para trasladarse
al centro de la Ciudad de México y comprar mercancía, pero antes pasaría a
casa de Andrés Mendoza. El hombre obtuvo la confianza de la mujer cuando
poco a poco le llevaba celulares para que los reparara, así como
ofreciéndose para ayudarle a hacer ciertos trabajos. Su esposo era policía y
fue él quien encontrara el cuerpo descuartizado de su esposa al entrar a la
fuerza al domicilio de Mendoza.
2. Flor Ninive Vizcaíno Mejía: mujer de 38 años y madre soltera de dos hijas
que dejó en orfandad. Originaria del Estado de México, trabajaba como
hostess (profesión del sector de la hostelería y la gastronomía que se
encarga de dar la bienvenida al cliente) en Tlalnepantla, desapareció el 16
de octubre de 2016 y fue vista por última vez en esa ciudad.
3. Rubicela Gallegos Castillo: mujer de 32 años y madre soltera de un niño.
Originaria de Monterrey, Nuevo León, se mudó al Estado de México en busca
de una mejor vida para su hijo, trabajaba como repartidora de Uber Eats en
Tlalnepantla. Desapareció el 20 de julio de 2019 y fue vista por última vez en
un restaurante.
4. Norma Jiménez Carreón: desapareció el 6 de agosto de 2011 en
Tlalnepantla.
5. Berenice Sánchez Olvera: mujer con alrededor de 20 años que trabajaba en
un bar llamado «El Marinero».
6. Alyn y Gardenia: dos mujeres que conoció en un bar llamado «El Barrigón»
que cortejó, pero ambas lo rechazaron para tener una relación amorosa con
él, no existe una ficha para identificar a ninguna de las dos.

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