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UNSAM-Madiedo-Ilustración 1

Este documento resume y compara dos obras literarias de la Ilustración, Robinson Crusoe de Daniel Defoe y Cándido de Voltaire. Robinson Crusoe exalta los valores de la Ilustración como la estabilidad, la austeridad y la utilidad, mostrando al protagonista como un héroe que progresa bajo la tutela de Dios. Cándido, por el contrario, muestra el lado oscuro de la época y critica las filosofías optimistas a través de las desgracias que sufre su protagonista.

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Este documento resume y compara dos obras literarias de la Ilustración, Robinson Crusoe de Daniel Defoe y Cándido de Voltaire. Robinson Crusoe exalta los valores de la Ilustración como la estabilidad, la austeridad y la utilidad, mostrando al protagonista como un héroe que progresa bajo la tutela de Dios. Cándido, por el contrario, muestra el lado oscuro de la época y critica las filosofías optimistas a través de las desgracias que sufre su protagonista.

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Profesorado en Letras

LITERATURA DE LA ILUSTRACIÓN

Primer ensayo
Curso: 1° cuatrimestre 2020
Lucia Belén Madiedo
35.560.640
Los claroscuros de la Ilustración: la exaltación del movimiento en
Robinson Crusoe y la postura crítica [Redac.: ¿sobre qué?] en Cándido

Este ensayo se propone contraponer dos formas de presentar y entender el presente del
siglo XVIII, la modernidad y la Ilustración; y realizar un esbozo de las tensiones propias
del hombre ilustrado de la época.

La Ilustración surge a principios del siglo XVIII como un proyecto de ruptura frente a
un modelo [precisar cuál] que se ha quedado en el tiempo, que oprime las libertades del
pueblo y abusa del poder. Es tal el exceso de los monarcas, que muchos intelectuales
preveían el caos, el desorden, la revolución. Es por esto que Kant advierte en su
Respuesta a la pregunta: ¿qué es la ilustración? que “quizá mediante una revolución
sea posible derrocar el despotismo, pero nunca se consigue la verdadera reforma del
modo de pensar, sino que tanto los nuevos como los viejos prejuicios servirán de
riendas para la mayor parte de la masa carente de pensamiento” (p.2). Es esta una
forma de desalentar la revolución que podemos llamar “superficial”, por ser
simplemente la destrucción de aquellos que mandan, para ser reemplazados luego por
nuevos déspotas en una repetición del ciclo. A lo largo del texto, Kant hace hincapié en
la importancia del gradualismo hacia la libertad del pueblo. Este proceso gradual es el
quid del proyecto ilustrado, en donde se establece un sistema de tutores. Foucault lo
explica en términos muy claros: “[La Ilustración] es un proceso que nos libera del
‘estado de tutela’. Por ‘estado de tutela’ entiende un cierto estado de nuestra voluntad
que nos hace aceptar la autoridad de otros, para nuestra conducción en los dominios
donde conviene hacer uso de la razón.” (p.4) Es decir, el hombre, en ese estado de
“minoría de edad”, necesita tutores que se ocupen de las decisiones racionales, que les
digan qué hacer y cómo.

En Robinson Crusoe, Defoe plantea de forma directa a Dios como el tutor del
protagonista, a través de la voz de su padre. Robinson está en la minoría de edad aún, e
incluso busca rechazar el tutelaje hacia una vida errática —la vida de los marineros, lo
más alejado de la razón y las buenas costumbres—, y sólo en su isla accede a la mayoría
de edad. Se podría creer que lo hace solo, es decir sin tutor, sin embargo, como sostiene
Kant: “Pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa
minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro”. (p.1)

1
El punto de inflexión de Robinson [¿respecto de qué?] sucede luego de enfermarse
violentamente, después de decidir no respetar el tutelaje divino, y tras recuperarse hallar
en la Biblia al mismo tutor que había dejado en su hogar: al Dios Padre.

“En el intervalo de esas operaciones, tomé la Biblia y empecé a leer,


[…] habiendo abierto el libro al azar, las primeras palabras que leí
fueron estas: ‘Invócame en el día de tu aflicción, yo te liberaré y tú
me glorificarás’.” (p.121)

Es en ese momento en que accede a la libertad que conlleva la mayoría de edad y a la


responsabilidad sobre ella misma.

De esta manera, Defoe exalta la importancia del sistema que propone la Ilustración de
una forma sumamente didáctica, en donde queda muy claro que quien escapa de él
obtiene malos resultados, mientras que, si sigue el camino recto, de estabilidad,
austeridad, utilidad y moderación, obtiene felicidad. Watt, en Mitos del individualismo
moderno sostiene que “Crusoe es castigado por su tendencia al vagabundeo, por su
deseo de una vida más aventurera de la que le convendría en el supuesto de que hubiese
obedecido a su padre y se hubiese quedado en casa.” (p.177)

No es casualidad que esta obra tuviera un carácter alegórico, ya que nace en una época
en donde comienza a crecer el pueblo alfabetizado —al cual hay que moldear—, por lo
que la literatura se vuelve una herramienta por demás conveniente para la tarea. Es por
esta razón que “mientras en la pintura la conexión con las clases superiores sigue
existiendo temporalmente, la novela se acerca al concepto del mundo de las clases
medias.” (Hauser, p.179) También esto resulta en una literatura más prosaica. Dice
Hauser: “El estilo ingenioso, rebuscado y aristocráticamente afectado cede el paso a un
tono más natural y más burgués.” (p.181) En otras palabras, la literatura se adecua a las
nuevas masas lectoras, tanto por supervivencia de los autores como asumiendo un rol
pedagógico clave para la formación de una sociedad regida por valores específicos.

Robinson Crusoe es entonces una novela moralizadora, que educa; Bajtin la denomina
también una “novela de desarrollo”, en la cual “la transformación del propio héroe
adquiere una importancia para el argumento, y en esta relación se reevalúa y se
reconstruye todo el argumento de la novela.” (p.212)[.] Es decir, el valor didáctico de la
novela es el crecimiento de su protagonista, hasta convertirse en el héroe, ícono de la
Ilustración. Pero, aún más, “la transformación del hombre se realiza dentro del tiempo

2
histórico real, con su carácter de necesidad, completo, con su futuro y también con su
aspecto cronotrópico. […] El hombre se transforma junto con el mundo, refleja en sí el
desarrollo histórico del mundo.” (p.214)[.] Sumando a su carácter didáctico, Defoe
enseña a sus lectores a adaptarse a un mundo en medio de un cambio socio-cultural y
económico —el colonialismo y paso a la modernidad—; en palabras de Habermas, “la
idea de ser ‘moderno’ dirigiendo la mirada hacia los antiguos cambió con la creencia,
inspirada por la ciencia moderna, en el progreso infinito del conocimiento y el avance
infinito hacia la mejoría social y moral.” (p.20) Lo que expresa Habermas es que se
plantea este proceso desde un[a] lente positivo y optimista, lo cual puede verse en
Robinson Crusoe. Incluso, para que la obra sea más convincente, dice Watt en Mitos del
individualismo moderno que el autor insistió repetidas veces “en que la obra fuese
considerada un texto plegado a la verdad de la historia, esto es, que no era una obra de
ficción.” (p.161) Y si bien es cierto que su novela se basó en la historia verídica de
Alexander Selkirk, marinero escocés abandonado en 1705, Robinson Crusoe se alejó
muchísimo de esta primera inspiración, adaptándose a la misión pedagógica de Defoe,
ligada a su necesidad de asegurar la utilidad de su libro, valor burgués que se traslada a
su obra, como “la tendencia que tiene Crusoe a juzgar a sus amigos y conocidos no
como personas en sí mismas, sino como objetos que tal vez pueda utilizar en beneficio
propio. […] Crusoe es un estricto utilitarista.” (Watt, p.180) Robinson no genera
amistades o vínculos afectivos con nada ni nadie en la obra, sino que genera contratos o
somete. Tanto Xury, como Viernes y los pobladores posteriores de la isla aceptan
felizmente el sometimiento que Robinson impone desde su fantasía imperial.

“Primeramente, le hice saber que su nombre sería Viernes. […]


Asimismo, le enseñé a decir ‘amo’ y le di a entender que éste había de
ser mi nombre.” (p.232)

“En poco tiempo Viernes fue capaz de hacer todo mi trabajo tan bien
como yo mismo.” (p.237)
Horkheimer y Adorno sostienen que “la Ilustración reconoce en principio como ser y
acontecer sólo aquello que puede reducirse a la unidad; su ideal es el sistema, del cual
derivan todas y cada una de las cosas.” (p.62) También que “la ilustración se relaciona
con las cosas como el dictador con los hombres. Éste los conoce en la medida en que
puede manipularlos.” (p.64) Es decir, la Ilustración ofrece una solución frente a la

3
otredad —todo aquello desconocido— que a la burguesía le aterra no poder controlar:
un sistema.

Como se dijo en el comienzo de este ensayo, Robinson es el ícono, el héroe, de la


Ilustración y la modernidad. Cándido es justamente todo lo opuesto. Voltaire en
Cándido nos muestra el lado oscuro de la época que Defoe describe como tan feliz, en
el cual las desgracias son en general un desencadenante de dichas.

Así como Robinson confía en la Providencia, Cándido, al comienzo de su aventura, cree


con admiración en la filosofía de su tutor, Pangloss, que tantas similitudes tiene con la
religiosa: “—Está demostrado —decía— que las cosas no pueden ser de otro modo:
pues si todo ha sido hecho para un fin, necesariamente todo es para el mejor fin.” (p.6)
Sin embargo, a lo largo de la historia “en todas partes Cándido no ve a su alrededor más
que la negación del optimismo que le había inculcado Pangloss: desgracias, codicia y
crueldad.” (Pujol, “Introducción” en Cándido, p.23) Es decir, a través de los ojos de un
protagonista ingenuo y soñador, Voltaire da muestra de las grietas a estas filosofías que
recuerdan a la religión y la contradicción de las mismas en un modelo ilustrado. Logra
dejarlo claro haciendo uso del absurdo hiperbólico [“Evidentemente, las piernas están
destinadas a llevar calzas, y llevamos calzas.” (p.6)] y pone a prueba la fe del
protagonista con un desfile de desdichas que dan muestra exagerada de cruda
cotidianeidad de la época: guerras, inquisición, abusos, profanaciones, desastres
naturales y otras tragedias que afectaban a culpables e inocentes en igual medida. La
función de Cándido en el texto es “chocar con el mundo tal como va y, así, revelarlo tal
cual es.” (Starobinski, p.140) La pasión —que, a diferencia de Robinson, no procura
controlar—, que es su motor durante toda la obra, lleva al protagonista a sufrir castigos
en extremo exagerados a razón de sus faltas. Comienza siendo echado por un beso y
llega a ser condenado a muerte junto con Pangloss, “el uno [Pangloss] por haber
hablado y el otro [Cándido] por haber escuchado con aire de aprobación…” (p.19)

Con respecto al sistema de tutores con que Robinson logra en su isla la felicidad, en
Cándido se asume mal comprendido. Pareciera que Voltaire juzga al burgués promedio
como a su protagonista, “que de entrada sólo habla y obra en dependencia de otros […],
fácil de embaucar, que no gobierna su propio destino…” (Starobinski, p.143) Cándido
busca tutores, sin poder discernir si son realmente merecedores del título o no, en todos
los personajes con quienes se aventura. Incluso llega a dejar sus decisiones en materia
de la razón en manos de un mestizo, Cacambo, algo impensado en el siglo XVIII.
4
Otra forma en la que Cándido se contrapone a Robinson Crusoe es la preocupación del
autor por la verosimilitud del texto. Mientras que Defoe trató de asegurar la veracidad
de los hechos que ocurren en su obra, Voltaire lleva al extremo del ridículo la velocidad
en la que ocurre la catarata de sucesos que, como dice Starobinski, no son una cadena,
sino un desfile; y lleva a estas circunstancias a lo grotesco y obsceno. Si bien no deja de
ser un reflejo de lo que el autor desprecia de la sociedad, sí lo exagera de modo que no
pasa inadvertido para ningún lector.

Mientras Defoe desarrolla un personaje que manipula y controla todo a su alrededor,


Voltaire nos presenta a un muchacho del que todos se aprovechan, ya sea por su
generosidad o por su ingenuidad. Es a través del sufrimiento y el hastío que Cándido
pierde el positivismo y podría considerarse que alcanza “la mayoría de edad”. Sin
embargo, no es a través del dolor que la Ilustración propone esta madurez. Al fin de
cuentas, Cándido no ha aprendido nada al final de su travesía, sino que ha perdido la
capacidad de ver al mundo esperando lo mejor de él (o asumiendo que todo lo que
sucede es lo que debe suceder en el mejor de los mundos).

Starobisnki sostiene que “cuando Martín exclama ‘trabajemos sin razonar’ está
formulando el mandamiento del nuevo orden humano.” (p.156) Sin embargo, se
contradice con el proyecto de Kant, que rechaza al hombre máquina, autómata. Cándido
nunca se acerca al ideal ilustrado. Hacia el final de la obra, existe una comunidad, se
genera un sistema y hay una rutina interminable sin ningún objetivo más que obtener un
“remedio psicológico” (Starobinski, p.157). Todos los participantes son infelices y se
conforman con su triste destino.

Robinson Crusoe es una promesa de un futuro en donde el ser humano es útil, crítico,
tolerante frente a la diversidad, que promueve un sistema ordenado, que controla la
naturaleza y sus pasiones al servicio del progreso.

Cándido, en cambio, resalta las dificultades que presenta el mundo para la concreción
del proyecto ilustrado, siendo la más importante la falta de comprensión frente al
movimiento y sus pretensiones para con el hombre aún en la minoría de edad. A su vez,
es una respuesta frente al desencanto del mismo Voltaire frente al mundo, “quizás su
verdadero objetivo sea hacer una amarga corrección a su propio e invertebrado
optimismo.” (Pujol, “Introducción” en Cándido, p.23)

5
Al fin de cuentas, la dialéctica entre ambas posturas es necesaria para el análisis certero
y productivo de un proyecto y, a la distancia, de las disyuntivas ideológicas de una
época.

Muy buen trabajo en todos los aspectos evaluados: redacción, orden expositivo,
interpretación y análisis, fundamentación textual, uso de la bibliografía y respeto a
las formas académicas de presentación.

Nota: 10.

Del presente trabajo, sólo podrán ser evaluados en el final oral los textos marcados
en rojo en la siguiente bibliografía:

Bibliografía

 Adorno, Theodor y Horkheimer, Max. Dialéctica de la Ilustración, Madrid,


Trotta, 1998.
 Bajtin, Mijail. “La novela de educación y su importancia en la historia del
realismo”, en Estética de la creación verbal, Madrid, S/D, Siglo XXI, 1999.
 Defoe, Daniel. Robinson Crusoe, Mexico, Empresas Clute de Panamá, 1967.
 Foucault, Michel. ¿Qué es la Ilustración?, S/D, S/D, 1994, Traducción: Jorge
Dávila.
 Habermas, Jürgen. “La modernidad, un proyecto incompleto”, en La
posmodernidad, Barcelona, Kairós, 1983.
 Hauser, Arnold. “Rococo, Clasicismo y Romanticismo”, en Historia social
de la literatura y el arte, T. II, Barcelona, Labor, 1993.
 Kant, Immanuel. “Respuesta a la pregunta: ¿Qué es el Iluminismo?”, S/D, S/D,
S/F, País Global, Compilación: Felipe Gonzales.
 Starobinski, Jean. “La escopeta de dos tiros de Voltaire”, en Remedio en el mal;
crítica y legitimación del artificio en la era de las luces, S/D, S/D, S/F.
 Voltaire. “Cándido” en Cándido y otros cuentos, Barcolena, RBA Editores,
1994
 Watt, Ian. Mitos del individualismo moderno, Madrid, Cambridge University
Press, 1999.
 Watt, Ian. Robinson Crusoe: Burguesía y novela, Buenos Aires, Carlos Pérez
Editor, 1969.

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