Oblatos en Uruguay: Fundación y Desafíos
Oblatos en Uruguay: Fundación y Desafíos
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LA FUNDACIÓN
LA PRIMERA COMUNIDAD
EL CAMPO GAUCHO
LA CULTURA ANTICLERICAL
EL AÑO 1935
LIBERTAD
CONCLUSIÓN
Erase una vez… así comenzaban las historias que nos contaban nuestros abuelos. Eran
historias maravillosas que después de muchas peripecias tenían un final alegre. Las historias
reales son iguales, pero el final es también el comienzo de otras historias o, si quieren, la
continuación. Es la historia del proyecto de amor de Dios sobre la humanidad que es siempre
nuevo, pero que es sumamente paciente porque recomienza cada vez que hay cambios de
personas, de épocas, de grupos, de culturas.
“En 1928, Mons. Fernando Damiani, Vicario General de la Diócesis de Salto (Uruguay), viajó a
Roma llevando en su cartera, entre otros, un pedido de Mons. Arrospide, primer Obispo de
Melo: buscar alguna Congregación religiosa que quisiera acudir en socorro de su angustia
pastoral, una Diócesis nueva que abarcaba media República del Uruguay, medio millón de
habitantes y sólo siete parroquias servidas por otros tantos sacerdotes, algunos entrados en
años y en achaques, que debían atender cada uno un Departamento, de territorio no menor de
9.000 kilómetros cuadrados con sus 40 o 50.000 habitantes...
Naturalmente, la Providencia dirigió los pasos de Monseñor Damiani en Roma hacia la Curia
General de los Oblatos” (P. Álvaro Vega, Historia de la Congregación de los Misioneros
Oblatos de María Inmaculada, San Esteban, Córdoba, 1971, p. 47).
¿Quién podía ir a Uruguay? La segunda Provincia de Estados Unidos tenía las condiciones
más favorables, ya ha trabajado en una misión similar: Río Grande, varios Oblatos hablan
Español y la misma España es todavía parte de la Provincia de Texas. Le toca al Provincial
visitar Uruguay para la nueva fundación.
Mientras P. Labouré está en Uruguay muere el fundador del Uruguay moderno, José Batlle y
Ordoñes, que después de una gira por Europa a comienzo del siglo XX y después de haber
estudiado los socialismos cristianos de entonces, propone y logra un sistema político muy
adelantado por la época que le vale la aprobación popular. Había regalado a su pueblo cosas
que otros pueblos alcanzarían más tarde con sudor y sangre: profundas reformas sociales,
las ocho horas laborales, la seguridad social, la protección del niño y de la mujer. Pero no
pudiéndose casar por la Iglesia porque ligado a una mujer casada tiene que soportar el
desprecio de la clase alta católica. Desde el diario “El Día” entabla entonces una polémica
sutil y agresiva en contra de las instituciones católicas que habían despreciado a él y a su
señora. En su última enfermedad fue asistido por una Hermana Capuchina que
probablemente le propuso la confesión. Pero sus colaboradores, profundamente laicistas,
impedían el acercamiento de los sacerdotes. Parece que para poder llevarle los sacramentos,
un sacerdote se disfrazó de medico. La hermana Capuchina participó de los funerales de
Batlle estando en el grupo de los familiares.
Este clima de amor y odio entre católicos y laicistas fue el aspecto cultural más importante
que tuvieron que enfrentar los Oblatos en Uruguay desde el comienzo. Hostigada, luchada y
cuestionada en los aspectos más importantes de la fe católica, la Iglesia sufrió por un siglo
una sutil persecución que varias veces hizo templar la comunidad eclesial. Pero, después de
la oposición inicial, la Iglesia supo conquistarse un papel importante e imprescindible que las
visitas de Juan Pablo II en 1987 y 1988 visibilizaron y confirmaron.
LA FUNDACIÓN
“Esta fundación en Uruguay no podía haber comenzado bajo los mejores auspicios según el
texto y el espíritu de los primeros artículos de nuestras santas Reglas.
El R. P. Provincial lo subrayó mucho en su acta de visita del 18 de octubre de 1929. Como
Oblatos no podemos esperar un campo de acción más conforme a nuestra vocación de
misioneros de los pobres.
El trabajo que estamos llamados a realizar es, por excelencia el trabajo por el cual nuestro
Fundador instituyó nuestra Congregación” (P. Centurión al Superior General, 16 de junio de
1931, en Missions OMI, diciembre de 1931).
“Durante la primera misión estaba con nosotros el P. Diez. Hemos dado doce misiones, de las
cuales cinco en la diócesis de Salto, dos en la de Melo, y cinco en la arquidiócesis de
Montevideo. Esta circunstancia ha sido verdaderamente providencial. Durante este tiempo
(más de tres meses) y en las tres diócesis de Uruguay, tuve la ocasión de ver de lo que se
trata” (Ídem, p. 667).
LA PRIMERA COMUNIDAD
“Hemos tomado posesión de ella (la casa) el primero de enero de 1931, algunos días después
de la llegada del Hermano Santiago Martínez, valioso ‘aguinaldo’ que nos trajo el Niño Jesús
el 24 de diciembre. La casa es cómoda. Si los Padres de Texas nos vieran, envidiarían nuestra
suerte… no se hizo nada de extraordinario. Entramos simplemente. Dios quiso que nuestros
comienzos tuvieran el sello de sus obras: la humildad. La cama, el despacho, el armario y dos
sillas, he aquí todos los muebles de nuestros cuartos. Con el tiempo, poco a poco, se
proveerá a lo necesario” (P. Centurión al Superior Provincial, 4 de febrero de 1931, en Missions
OMI, diciembre 1931, pp. 670-671).
Después de haber hablado del trabajo misionero de los primeros meses, P. centurión dice en
su relación:
“En una obra tan delicada como es la fundación de nuestras Misiones en Uruguay, al servicio
de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, y de las almas abandonadas, objetivo
principal de nuestra querida Congregación, tenemos necesidad de mucho amor d Dios. Nos
esforzaremos sobretodo de corresponder a este amor, sin tener en cuenta los sacrificios y las
penas de una vida laboriosa. Es eso que probablemente quería transmitirnos nuestro
Reverendísimo Padre General en la paterna carta que nos escribió: ‘Para mi es una gran
consolación, en medio del mucho quehacer no siempre grato, que me vale casi todos los días
mi titulo de jefe de la gran familia de los Oblatos, de poderme renovar con la lectura de una
carta como la de ustedes, donde expresan los sentimiento verdaderamente apostólicos que
tendrían que latir en cada corazón de Oblato digno de su vocación. Llamados por la
obediencia a dejar obras tanto más amadas porque les costaron penas y sudores, para ir a
entregarse en un país desconocido a la salvación de las pobres almas, que hasta podrían ser
difíciles e ingratas, ustedes salen o mejor han salido contentos y llenos de buena voluntad IN
NOMINE CHRISTI, sin mirar atrás, con el único deseo de trabajar lo mejor posible en Uruguay,
por la mayor gloria de Dios, la salvación de las pobres almas abandonadas y el honor de
nuestra querida Congregación’” (Relación de P. Centurión al Padre Provincial, 4.2.1931, in
Missions 1931, p. 666-677).
En seguida los Oblatos se dan cuenta de que hay dificultades distintas, no comunes. Todavía
no se habla de secularización, pero el proceso está en marcha. El eje del proceso de
secularización es la familia.
“Una gran dificultad que impide que un buen número de matrimonios civiles sean
regularizados según el espíritu de la Iglesia, es la ley del gobierno de Uruguay en este punto.
Hay clara separación entre Iglesia y Estado. La ley prohíbe que el matrimonio eclesiástico
pueda ser celebrado antes del matrimonio civil. Pero la dificultad no es sólo ésta, porque es lo
mismo en Estados Unidos y en otros lados. La dificultad consiste en que el juez pide,
cualesquiera que sean los interesados, un impuesto de $21 up. Por ese motivo los
casamientos por lo civil son muy pocos, sobretodo en el campo. Y la gente vive en
concubinato, siendo esta situación conocida o, por lo menos, admitida tácitamente por el
gobierno: por eso, la gran mayoría del pueblo de Uruguay es de descendencia ilegítima; y, por
lo que tiene que ver con nuestro ministerio, no hay manera de remediar este mal, a pesar de la
buena voluntad del sacerdote y de los interesados. De los 46 bautismos que hice en dos
lugares, solamente 3 eran hijos de padres casados civilmente, los demás ‘de padre
desconocido’ o ‘de madre desconocida’” (Ídem, p. 670-671).
El tema familia fue acarreando todos los demás temas culturales, sociales y religiosos. La
secularización, apoyada en la promulgación de leyes que la favorecían y en la toma del poder
de las instituciones educativas, logró “educar” a todo el pueblo en la mentalidad secularizada.
En ese momento las diócesis de Uruguay eran tres: Salto, Melo y Montevideo.
“Querido Padre Provincial, dejando el Uruguay, usted tenía un presentimiento: faltaba la cruz
de fundación. Llegó y muy pesada sobretodo para usted (se refiere al nombramiento a Padre
General de P. Labouré), pero esta cruz nos trajo el apoyo y la bendición de lo Alto. Sí,
alegrémonos. El estandarte de la Congregación se levanta en estas regiones. Se ve desde
lejos y la quieren en otras diócesis. En dos ocasiones, Mons. Francisco Aragone, arzobispo de
Montevideo, me dijo: ‘Padre Centurión, quiero que los Oblatos de María Inmaculada estén acá
en Montevideo; prométame que pronto los tendré’. Y su grandeza Mons. Miguel Paternain,
Obispo de Melo, me escribió una carta muy conmovedora de la que, dentro de poco, les
enviaré una copia” (Ídem p. 676-677).
El pueblo de Paso de los Toros había sido fundado en 1877 y su primer nombre fue Santa
Isabel. La feligresía fue atendida, hasta 1893, por la Vice Parroquia de San Gregorio de
Polanco, luego por la parroquia de Durazno, ciudad al sur, distante 60 Km de Paso de los
Toros, hasta que, a fines de 1903, fue erigida a parroquia. El primer sacerdote que atendió la
capilla fue el Pbro. Felipe Pereda hasta 1902, luego Don Manuel Espinosa hasta 1905, luego
Don José Defunchio, hasta setiembre, y Don Eugenio Melía hasta mayo de 1906. A este le
sucedió Don Leovigildo Quiroga por tres meses y Don Generoso Reuchetti hasta fines de
setiembre. El 28 de setiembre tomó posesión de la parroquia Don Perfecto Castro hasta 1918
cuando le sucedió el presbítero Augusto Vivas que fue párroco hasta 1920. El sacerdote Sixto
Alonso Cabrera fue párroco hasta 1925. en 1921 comenzó el proyecto de la actual Iglesia
parroquial. El párroco siguiente, Don Eusebio Galindo que siguió los trabajos de la
construcción de la Iglesia y estuvo de párroco hasta 1931, cuando los Oblatos asumieron la
parroquia (P. Daniel Franco OMI, Monografía de Paso de los Toros, Buenos Aires, enero de
1950, p. 35-86).
A casi cien Km. En la orilla del Río Negro estaba San Gregorio de Polanco que tiene una
historia muy distinta.
La parroquia había nacido en 1866 y se había nombrado teniente cura del pueblo al Pbro.
Miguel Ángel Cuñarro que celebraba en una casita comprada por el Sr. Lucas Bevans. Pero
después de ocho meses de permanencia en san Gregorio del P. Cuñarro, el Sr. Bevans vendió
la casita que servía de Iglesia. Los feligreses se enfervorizaron hasta encontrar un bienhechor
que compró la casita y la donó a la curia.
“La vida religiosa florecía en las parroquia, a pesar de las dificultades que surgían de todas
partes y la persecución taimada y torpe de un grupo de ilustres ciudadanos. Estos señores
eran tan cultos y valientes que, sin temor algunos apedreaban la iglesia durante las
ceremonias religiosas, y cometían otras tropelías que más vale dejar en el olvido eterno, pero
que dieron al pueblo el apodo y la fama con que aún se la conoce en el resto de la República.
En este tiempo el párroco vivía casi por completo aislado de sus fieles. Salir, era exponerse a
ser ultrajado. Pocos, muy pocos, eran los que se atrevían a visitarle en su domicilio. Pero,
como dijimos, a pesar de todo esto, la vida piadosa y edificante de un buen número de fieles
era el gran consuelo del ministro de Dios, que se hallaba como cordero entre rapaces.
Esta fue sin duda la causa de la breve permanencia de los sacerdotes que se iban sucediendo
unos a otros, hasta que llegó un día, día aciago y triste del año 1913, en que las campanas de
San Gregorio enmudecieron. El pueblo entraba en una larga y triste agonía.
Entretanto en el paraje denominado Paso de los Toros se había formado un pueblo y una
parroquia. Desde allí venía de vez en cuando el sacerdote para bautizar a los nacidos en el
curso del año, aunque esto dejaban de hacer muchas familias… así transcurrió la vida o,
mejor, la agonía de esta porción de la heredad del Señor, hasta que los PP. Oblatos de María
Inmaculada se hicieron cargo de la parroquia a fines del año 1931” (Luis G. González, San
Gregorio de Polanco y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, Publicación mensual de la diócesis
de Florida Melo, Florida, enero de 1941, p. 37-43).
En Paso de los Toros los Oblatos siguen la importante labor de los anteriores sacerdotes,
mientras que en San Gregorio tienen que fortalecer la comunidad, trabajar para que la Iglesia
sea aceptada y conquiste un lugar de importancia en el pueblo.
Además los Oblatos recorren con mucha frecuencia los demás pueblos, constituyendo
comisiones y grupos, y recorriendo la vasta y poblada campaña, preparando y celebrando
regularizaciones de casamientos, primeras comuniones, bautismos, organizando la
catequesis, apoyando y formando las catequistas.
Recordamos que hasta entonces la vida eclesial de esa vasta zona se reducía a una visita por
año sobretodo para la celebración de los bautismos. Podemos bien decir que los Oblatos en
esa zona fueron los fundadores de la Iglesia.
P. Emiliano Diez es párroco de la Parroquia Santa Isabel hasta 1937. Morirá a la edad de 55
años en Córdoba. “Hacía varios años que su salud estaba quebrantada, pero siguió siempre
trabajando como esforzado apóstol, sin preocuparse mayormente de cuidarla. Murió en la lid
como buen soldado del Señor… Es el primer Oblato de la Provincia que muere en América…
Al P. Diez sucedió en el Curato de Paso de los Toros el R. P. Ceferino Castellanos, quien tomó
posesión de la Parroquia el día 15 de Agosto de 1937” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso
de los Toros, p. 108-109). Los Oblatos tienen que enfrentar el problema de la construcción del
templo. “A este fin reunió la Comisión Pro-templo, de señoras, iniciando una colecta general
en la Villa y entre las familias emigradas, residentes en Montevideo.
Persistiendo aún las dificultades que encontrara el P. Diez, dada la magnitud de la obra y lo
costoso de los trabajos, especialmente en el frente de la iglesia, casi todo obra de escultores;
lo recaudado en la colecta no daba para hacer mucho ya que cualquier detalle requería miles
de pesos. Empezó por lo más elemental y necesario: cubrir el techo con teja española para
evitar las lluvias en el interior. Puso también canaletas de zinc en los desagües, que aún
siguen dando trabajo.
No dudamos que el P. Castellanos hubiese proseguido con las obras hasta su terminación, si
la Obediencia no le hubiese requerido para otro puesto de responsabilidad en la
Congregación, cuando solo llevaba cuatro años al frente de esta parroquia” (P. Daniel Franco,
Monografía de Paso de los Toros, p.109). En 1941 P. Daniel Franco deja la Parroquia de San
Gregorio y asume la Parroquia de Santa Isabel hasta 1959, cuando también fue trasladado a
Argentina.
No es sin razón una necesaria nota polémica: ¿Cómo poder llevar adelante una misión como
la de Uruguay, si los Oblatos eran continuamente trasladados para Argentina? La nota
polémica se vuelve aún más crítica si nos damos cuenta de que los traslados sacaban de
Uruguay las personas que estaban trabajando bien.
La construcción del templo movió a todo el pueblo y fue también una ocasión de crecimiento
espiritual. P. Daniel Franco, después del entrenamiento en San Gregorio, logra formar una
comunidad muy viva y activa. Son innumerables los grupos que surgen y la parroquia es
también un puntal para el desarrollo social del pueblo.
“El día 9 de octubre de 1941, previo decreto de erección canónica, otorgado por el Excmo. Sr.
Obispo diocesano, Mons. Don Miguel Paternain, quedó establecida en la Parroquia la Cofradía
de la Doctrina Cristiana, cuyo cometido es la instrucción Catequística de la niñez…
Los primeros oratorios que se establecieron fueron: Iglesia Parroquial, Colegio María
Auxiliadora, San Juan Bosco… Ntra. Sra. Del Carmen (puente Centenario), Nerea. Sra. Del Pilar
(Barrio Midland) y en Rincón del Bonete a cargo de la Srta. Maestra Blanca Castrillón.
Posteriormente se crearon dos nuevos Oratorios: santa Teresita (Cuchilla la Gloria) y San
José, en el Parque del Círculo C. de Obreros…
Al comenzar las actividades del año, las Catequistas son previamente instruidas mediante un
cursillo de pedagogía catequística…
Los domingos hay una Misa especial para los Niños. En el ‘Pequeño Misal del Niño’ siguen
atentamente todas las oraciones de la Misa. Se hace en forma dialogada, rezando las niñas
una parte y otra los niños…
Para obtener la perseverancia de la niñez instruida en los Oratorios y conducida al altar
mediante la primera Comunión, se establecieron en la Parroquia las Congregaciones de San
Luis Gonzaga y de Santa Teresita del Niño Jesús…
La Acción Católica fue implantada en la Parroquia de Santa Isabel en día 4de Julio de 1937…
Círculos de estudio. Semanalmente se reúnen todos los socios. En esta reunión se hace
estudio de la Sagrada Escritura, Reglamento y lecciones de A. C., Liturgia, Encíclicas
Pontificias, y doctrina social de la Iglesia, Vida interior (mística y ascética) y especialmente
Religión. Se lee y comenta la revista social y cuestiones de interesante actualidad…
Instrucción religiosa… para Señoras y señoritas… para Profesionales y Empleadas… para
Empleadas domésticas…
Obras de las Manzaneras. Se ha dividido el pueblo en varias zonas, las que han sido
distribuidas entre los socios de A. C. Periódicamente visitan el radio que les pertenece
interesándose por todos sus habitantes, por su salud, si hay matrimonios para regularizar,
hijos para bautizar o legitimar, enfermos que no hayan llamado al Sacerdote…
Ejercicios Espirituales…” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p. 121-137).
Entre tantas actividades, P. Daniel Franco, logró también terminar la construcción del Templo
junto a las Capillas, un Colegio para Varones y la Casa de Ejercicios Espirituales.
“Uno de los problemas más arduos que se le presentaban al Párroco al hacerse cargo de esta
feligresía, y al mismo tiempo de más urgente necesidad, era la terminación de la Iglesia
Parroquial, ya que otras obras de capital importancia para su adelanto espiritual, reclamaban
también con urgencia su turno. Entre otras estaban la construcción de cuatro Capillas en los
diferentes barrios y el Colegio de varones. En parte se ha solucionado con la construcción de
las capillas de la Virgen de los Treinta y Tres, la de Ntra. Sra. Del Pilar que está por terminarse
en estos instantes y la de San José, en la Casa de los Ejercicios Espirituales construida en el
año 1943 en el Parque del Círculo Católico de Obreros.
Nos falta otra a Santa Teresita en la Cuchilla de la Gloria, en Chamberlain, y el Colegio de
Varones…
En cuanto a la terminación de la Iglesia, ya hemos visto lo realizado por nuestros
predecesores, especialmente por el P. Castellanos, quien a pesar de los esfuerzos realizados,
lo recaudado fue insignificante para la magnitud de la obra. Como es lógico, la dificultad es
cada vez mayor, ya que los contribuyentes son siempre los mismos, y está muy fresco el
recuerdo de sus últimas donaciones.
Por otra parte se imponía la terminación de una obra que demasiado tiempo ya, había
ofrecido el triste espectáculo de un esqueleto abandonado. Pero ¿qué hacer ante la
perspectiva tan poco halagüeñas?...
La oración fue nuestro recurso. Se recurrió con fervor a Aquel que todo lo puede y para quien
era la obra proyectada. Al pié del Altar de Jesús, y a las plantas de su Madre Inmaculada, fue
donde recibimos la inspiración del ‘Plan Quinquenal’. Nos retiramos de allí llenos de fe y de
optimismo.
PLAN QUINQUENAL. Consiste este plan en conseguir treinta y tres personas, -fue elegido este
número en memoria de los Treinta y Tres Orientales que en heroica y legendaria empresa,
conquistaron la Independencia de nuestra Patria.
Cada uno de estos 33 debía suscribir el compromiso – no se le pedía nada – de donar, -
siempre que se llegase a suscribir la cantidad necesaria para la terminación de la obra, - la
suma de pesos 1.500 en el plazo de cinco años. De ahí el nombre de plan quinquenal. Podía
ser donación propia o por medio de suscriciones mensuales de $ 25, recaudados entre el
vecindario. En caso de no poderse suscribir la suma calculada para la terminación de la obra,
$ 50.000, a nadie se le pediría un centésimo. O se terminaba o se dejaba como estaba…
Como recuerdo de esta Campaña se debía erigir un altar dedicado a la Virgencita de los
Treinta y Tres, con una copia del cuadro de Blanes de los 33 Patriotas, y dos lápidas con los
nombres de los 33 donantes” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p.139).
A pesar de la sequía y, por consiguiente, de la crisis económica que afectó Uruguay en el año
1943, la suma se recaudó con creces y en 1950 se pudo inaugurar el Templo.
La construcción del templo, signo muy fuerte de la generosidad de la gente y también de su
fe, y las intensas actividades espirituales, formativas, sociales de la parroquia Santa Isabel,
hablan muy favorablemente de los Oblatos que lograron modelar una comunidad con una
envergadura no común, sobretodo en Uruguay donde la Iglesia tuvo dura lucha con la
secularización y donde la Iglesia era pobre en recursos y en personal, sea sacerdotes que
laicos.
“Intérpretes de los anhelos del Excmo. Sr. Obispo Mons. Paternain, de que lo antes posible un
sacerdote viniera a residir aquí, los PP. Oblatos trataron de preparar el ambiente para poder
edificar una casita aunque fuese modesta, para residencia del sacerdote… En febrero del año
1933 quedaron constituidas dos Comisiones Pro Casa Parroquial… al someter el plano de
aprobación eclesiástica, el Sr. Obispo Mons. Paternain fijó el 3 de septiembre para la
inauguración y nombramiento de párroco. Para esa fecha la casita estaba pronta. Ese día iba
a empezar una nueva época y una vida nueva.
Como preparación para la toma de posesión de la parroquia, el R.P. Daniel Franco trató de que
se predicara una misión. Con ese fin invitó a sus hermanos en religión, los Misioneros
Oblatos, PP. Pedro Centurión y Jesús Calleja, a que predicaran en San Gregorio una misión de
15 días. Después siguieron por todos los centros poblados de campaña durante varios
meses… Poco tiempo después de la inauguración de la Parroquia llegaba el P. Juan Pedro
Echeberry, omi, como vicario cooperador. Durante el espacio de tiempo que estuvo entre
nosotros secundó admirablemente a su cura, dando muestras de verdadero celo apostólico.
Una de sus obras fue regularizar en la campaña de la parroquia, que él recorría
constantemente, cien matrimonios durante unos 14 meses. Dio nuevo impulso a los centros
catequísticos existentes y organizó otros nuevos” (Luis G. González, San Gregorio de Polanco
y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, Publicación mensual de la diócesis de Florida Melo,
Florida enero de 1941, p. 37-43).
P. Daniel Franco queda en San Gregorio hasta el año 1941. En esos años desafía la hostilidad
de los anticlericales del pueblo y logra formar una buena comunidad parroquial. “Enseño
catecismo con la ayuda de proyecciones luminosas y de un cine para aficionados por el cual
andan locos los niños. Organicé competencias deportivas que les gustan. Para preservar
nuestros mayores y alejarlos de los centros de perdición, hemos formado un club muy
provisto de juegos y comodidades que no tiene comparación con ninguna parroquia de la
República. Funciona tan bien que vació al club socialista de la ciudad.
Naturalmente todo esto salió muy caro y me costaron reproches indirectos de la autoridad,
que no se explica en cómo de tantos gastos por estas obras cuando nuestras cuentas no
aparecen en nada en las entradas generales. Y hay una razón. Es esta: el 95% de las sumas
gastadas vienen de los masones, de gente indiferente u hostil a la religión. En cuanto al resto,
lo debo a mis amigos. Si no hubiera hecho nada, la parroquia no tendría ni un centavo en la
caja. También tengo que decir que para estas obras parroquiales encontré, espero, la solución
al problema económico” (Daniel Franco, San Gregorio, diciembre de 1938, en Missions OMI,
junio-septiembre de 1939, p. 194-195).
EL CAMPO GAUCHO
“La parroquia de San Gregorio tiene una extensa campaña. En los principales centros de
población se ha trabajado incesantemente para poder edificar capillas, a fin de atender a las
necesidades espirituales de aquellos lugares. Existen ya cuatro capillas: en Achar, hace años,
y en Pampa desde fines de 1938. Las de Piedra Sola y Curtina, recién terminadas, serán
inauguradas D.M. este mes por S.E.Rma. Mons. Paternain. Hay además una capilla-rancho en
el pueblo de los Cuadrados. Estas capillas, como toda la campaña, son mensualmente
visitadas por el R.P. Florencio Domínguez, OMI, digno sucesor del P. Etcheberry como vicario
cooperador de la parroquia. Pocos serán los paisanos de nuestra campaña, que no hayan
visto desde 1937, al P. Domínguez en su volantita, llevando el más precioso tesoro: la
antorcha de la fe, que alumbra el sendero de la vida eterna” (Luis G. González, San Gregorio
de Polanco y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, publicación mensual de la diócesis de
Florida Melo, Florida, enero de 1941, pp. 37-43).
“La parroquia de San Gregorio tiene una campaña pobladísima diseminada en un radio
aproximado de 270 Kilómetros. Para atender debidamente a las necesidades espirituales de
sus numerosos habitantes, dada la forma en que está poblada, (difícilmente se andará una
legua sin encontrar una o varias viviendas), no bastarían media docena de sacerdotes ni
todos los días del año. Hubo que resignarse a elegir para la visita mensual los lugares que por
su población y su posición geográfica dentro de las cincuenta y cuatro leguas parroquiales
ofrecieran mayores ventajas, y de ahí mayor éxito al sagrado ministerio. Los lugares elegidos
fueron los siguientes: Carpintería, Laureles, San Benito, Arroyo del Medio, Pampa, Curtina, Los
Cuadrados, Once Cerros y Cerro Chato. Quedan aún dos de relativa importancia, Rincón de los
Machados y Paso Hondo, donde aún no han podido solucionarse las dificultades que existen
para la visita mensual del sacerdote, pero esperamos, con la ayuda de Dios, poder
solucionarlas.
En cuanto a Achar y Piedra Sola, dada su excepcional importancia, ya eran atendidas
mensualmente. De esta forma se da a la mayor parte de los moradores de la campaña una
excelente oportunidad de instruirse en la religión (Codex Históricus de la Parroquia de San
Gregorio, p.59).
A pesar de las dificultades, los Oblatos cumplen con las visitas mensuales y con la formación
de los grupos de catequesis atendidos por las catequistas del lugar. Uno de los frutos ha sido
la formación de un laicado que sigue dando su aporte a la Iglesia.
En los centros de catequesis del campo “asisten… un promedio de ciento cincuenta niños;
cifra en realidad baja, si se considera el número elevado de habitantes, pero no, si
consideramos las grandes dificultades con que se tropieza, siendo las principales la
indiferencia y no pocas veces la oposición de los padres y la dificultad de conseguir, en
algunos de ellos, catequistas competentes y sobre todo constantes…
Entre los fieles de campaña se ha logrado introducir la Misa, que podríamos llamar
semidialogada. Después de no pocos ensayos se pudo llegar a hacer un método sencillísimo
y al alcance de todos: chicos y grandes, mediante el cual siguen en voz alta y paso a paso al
sacerdote en toda y en cada una de las partes, ceremonias y oraciones de la santa Misa,
dándose cuenta al mismo tiempo del significado de ellas. Por voluntad de todos y por el
aporte personal de algunos, se imprimió un folletito sobre la misa con un apéndice de
devociones útiles y un variado número de cánticos religiosos…” (Codex Historicus de San
Gregorio, p. 61).
El presbitero Sisto Cabrera que, antes de la llegada de los Oblatos, atendía Paso de los Toros
y San Gregorio, había comenzado la construcción de las capillas de Campaña: en el 1924 la
de Achar, luego había empezado la de Curtina que fue terminado por P. Florencio Domínguez
OMI en 1941. Los Oblatos siguieron su rumbo con las capillas de Pampa en 1938, la de
Piedra Sola en 1941 y una provisoria en Los Cuadrados. Hubo comisiones Pro-templo
también en Laureles y Once Cerros. No todo se pudo realizar, en primer lugar porque el campo
empezaba a desplomarse, luego por la dificultad de comunicación, la falta de caminos y los
arroyos que cuando crecían impedían el paso.
LA CULTURA ANTICLERICAL
Si alguien preguntara sobre las dificultades que los Oblatos tuvieron que enfrentar en
Uruguay, podemos decir con mucha claridad que fueron sobretodo obstáculos culturales que
sintetizamos en la palabra Secularización, que a veces se manifestaba como anticlericalismo,
pero sobre todo en la propuesta de modelos de vida y de vivencia social que a veces se
oponían a los valores cristianos.
“Son características bien marcadas de este pueblo: la irreligión, el curanderismo, las brujerías
y supersticiones, el juego, el crimen y el suicidio. Hasta la muerte ha sido objeto de la más
refinada burla. Entre los mil hechos que he presenciado para probar todo lo dicho voy a relatar
solo el siguiente por ser un tanto original. No hace mucho que murió el señor X preso de una
tremenda borrachera. Sus compañeros de alcoholismo quisieron hacerle un sepelio ejemplar:
para ello uno tomó el lugar del sacerdote y otros formaron la coral. Cuando todo estaba
pronto empezó a desfilar el fúnebre y siniestro cortejo, la coral entonaba canciones nada
decentes y morales mientras el oficiante, con un hisopo que se había fabricado al efecto,
rociaba el cadáver con caña, bebida favorita del difunto…
la masonería floreciente en el pueblo y compuesta por una paisanada bruta e ignorante era la
escuela antirreligiosa, donde se inculcaba el odio más refinado a la Iglesia y sus ministros”
(Codex Historicus, Parroquia Nuestra Sra. Del Carmen de San Gregorio, 1933, p. 4-5).
Personalmente recuerdo todavía la mancha negra de alquitrán en la pared de la antigua casa
parroquial provocada por anticlericales. En la parroquia todavía se conservan dos grandes
libros de la Masonería: la Historia de la Masonería y el Catecismo Masón, signo de una muy
fuerte presencia masón en San Gregorio. La logia estaba a pocas cuadres de la parroquia.
En 1934 en Piedra Sola, P. Daniel Franco con la feligresía comienzan a juntar fondos para
construir la capilla. Los tres estancieros “en cuyo campo sería posible edificarla estaban de
común acuerdo para negarlo, no solo como donación sino aún comprado, y comprado a
cualquier precio…” (Carta a Mons Paternain, 14 de abril de 1934, Archivos de la parroquia de
San Gregorio). El motivo era la oposición anticlerical a la Iglesia. Un milagro logró convencer a
uno de los estancieros.
En Paso de los Toros “Existe también el Centro auxiliar de estudiantes católicas… Este centro
se reúne con regularidad todas las semanas, y realiza todos sus estudios y campañas con
entusiasmo. En las reuniones se dilucidan las dificultades que pueden surgir en los estudios
al rozar cuestiones religiosas o filosófico – cristianas” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso
de los Toros, p. 134). Una de las participantes de este grupo me dijo no hace mucho: “En el
liceo teníamos muchos problemas porque los profesores atacaban a la religión católica. P.
Franco nos preparaba para responder a los ataques”.
En Curtina el clima es muy similar al de San Gregorio. “Esta población, que cuenta con muy
cerca de los mil habitantes, situada a 15 leguas de San Gregorio, tiene una historia religiosa,
interesante, si se quiere, pero harto desalentadora. Aún se recuerdan los tiempos en los que
el sacerdote tenía que entrar en ella, por decirlo así, escoltado, para su seguridad personal y
para el libre ejercicio del Sagrado Ministerio. En varias oportunidades las cruces de Misión
rindieron tributo al odio y al furor antirreligioso de algunos pobladores; una de ellas, la
penúltima, en los mismos días de la Misión y en el preciso momento en que uno de los
confabulados entretenía a los misioneros en amena conversación. De nada sirvió que a
renglón seguido se pusiera una de hierro, porque también ella desapareció ignorándose hasta
la fecha su paradero” (Codex Historicus de la Parroquia de San Gregorio, p. 72-73).
“Después que se estableció la ley de la obligatoriedad del matrimonio civil, y más tarde la del
divorcio, con la prohibición de realizar los casamientos religiosos sin el certificado del
casamiento civil, a precio de altas multas, la población de nuestras campañas han perdido la
noción de la necesidad del sacramento del matrimonio… Es por eso que, aún en medio de
hogares mal constituidos, como resultado de esta memorable tournée, no hemos obtenido
que 12 casamientos religiosos. Que Dios confunda a los políticos masones que nos han
dejado tal heredad!” (P. Alvaro Vega OMI, Rio Branco, mayo de 1936, en Missions OMI,
diciembre de 1937, p. 555).
A esa cultura también los Oblatos intentaron dar respuestas a cada problema: el matrimonio,
la educación, los bautismos, la comunión, etc. Se trataba de contrastar, frenar, contener al
secularismo. Se fundaron colegios para la educación católica, sindicatos católicos, hospitales
católicos, Partidos políticos católicos etc. Se intentaba responder con una cultura católica a
la cultura laica del país. Por otro parte no se trató solamente de lucha frontal. Hubo
acercamientos y elementos interesantes. Por ejemplo los masones ayudaron a P. Daniel
Franco a construir el Centro de Jóvenes en San Gregorio. Por otra parte también los Oblatos
fundaron tres Colegios, uno en San Gregorio de Polanco, otro a Paso de los Toros y otro, en el
año 1950, en la Parroquia San Rafael, en el Cerro de Montevideo.
En las logias podían participar los hombres, pero no las mujeres. Un dicho común de aquel
tiempo era: “los hombres a la logia y las mujeres a la Iglesia”. Ese simple hecho salvó a la
Iglesia, porque las mujeres fueron valientes en la Iglesia como los masones en las Logias. Por
otra parte las mujeres católicas eran codiciadas por sus virtudes. Los hogares más masones
tuvieron siempre la presencia católica en las personas de las mujeres. Esas circunstancias
evidentemente fueron evolucionando hacia una más aceptada presencia de la Iglesia en la
sociedad uruguaya.
Actualmente la Iglesia está muy fuertemente presente en todos los niveles de las
instituciones del país. El intento de encerrar a la Iglesia en la esfera estrictamente privada no
ha tenido éxito. El signo de eso es la cruz de la Misa del Papa en 1987 que quedó como
monumento histórico en un lugar público y la estatua de Juan Pablo II a lado de la cruz. Un
detalle simpático es la esposa del Presidente de la Republica que es integrante de su
parroquia y miembro activo de “los vicentinos”.
La realidad uruguaya, como hemos visto, hizo comprender a los Oblatos que su carisma
misionero para ser eficaz tenía que diversificarse y ampliar el abanico de sus respuestas: las
visitas al campo, la regularización de sacramentos, la formación de comunidades, la
formación catequística, la relación y el apoyo al desarrollo social de los lugares donde
estaban presentes, los colegios, la preparación para responder a los ataques ideológicos de
los laicistas, el apoyo a las mujeres en su compromiso cristiano, el diálogo con los
adversarios.
Pero el ministerio principal fue el de las Misiones Populares. Cuando P. Labouré llega al
Uruguay para responder a las necesidades de la diócesis de Salto, es acompañado por P.
Prieto el cual comienza en seguida su trabajo misionero predicando Misiones populares “sin
descanso, hasta que cayó, víctima de su celo y de sus fatigas apostólicas” (P. Daniel Franco,
Monografía de Paso de los Toros, p.98).
“Desde hace dos años, el P. Etcheberry, de la Provincia del Midi, recibió su obediencia para el
Uruguay. Entrado en el Noviciado de Nuestra Señora del divin auxilio, siendo ya sacerdote,
había apenas hechos sus primeros votos cuando la obediencia lo encargó de este campo de
acción tan lejano. Desde entonces, P. Etcheberry es casi continuamente en gira apostólica en
el sur y en el este de la diócesis de Salto. No es imaginable la alegría de esos pobres
inmigrantes de comprender la Palabra de Dios en su lengua materna.
Los Vascos son apenas medio millón. Su patria son las orillas del Golfo de Vizcaya, pero
muchos han emigrado en Argentina y Uruguay” (Missións OMI, Junio-setiembre 1935, p. 453-
454).
124 años antes, P. Eugenio de Mazenod, a las 6 de la mañana, en Aix en Procence, predicaba
en Provenzal para los Obreros de su ciudad para que pudieran entender la Palabra de Dios en
su lengua materna.
EL AÑO 1935
En 1935 los Oblatos participan del Congreso Eucarístico de Buenos Aires y comienzan a
trabajar en ese país. Nada especial en eso. Argentina es un país católico, tienen necesidad de
sacerdotes y misioneros.
Pero algo frenaba el desarrollo de la Misión. Uruguay por la experiencia de secularización que
estaba experimentando hubiera tenido que ser considerado de otra manera. Su cultura
distinta respeto a los otros países de América Latina ameritaba un tratamiento diferente y
una evangelización que dialogara y al mismo tiempo desafiara eso distinto. Pero los Oblatos,
como todas las instituciones eclesiales, sin querer y sin culpa, en ese momento se sintieron
agredidos y respondieron con propuestas más de enfrentamientos que de desafío, de
opuesta alternativa, más que de diálogo creativo y fructífero, acuerdos entre no beligerantes
que tienen soldados de un lado y de otro, más que coexistencia entre distintos que aceptan
las diferencias, suportación entre vecinos que compraron la casa en la misma cuadra. La
cultura laicista, por ejemplo, quiso relegar la religión en el ámbito privado, la religión fue
creando espacios privados donde vivir sin ser molestada. En fin, los Oblatos llegaron en
Uruguay en 1929, justo en el momento donde todo eso se iba gestando e iba creciendo. El
merito de ellos fue el haber salido al campo, al los barrios, hacia fuera con su carisma
misionero. Hubieran tenido que insistir en su postura y recurrir a la metodología de la Palabra
de Dios del antiguo y del Nuevo Testamento, frente a los grandes Imperios: desde la semilla,
desde el grano de mostaza ir haciendo los caminos de las transformaciones según el
Evangelio.
Junto a las dificultades, hubo aciertos: el desarrollo de la Parroquia de Paso de los Toros que
abarcaba muchos aspectos de la vida religiosa y social, la participación de los Oblatos al
desarrollo del pueblo, a los acontecimientos de la vida de la gente, dio como resultado una
comunidad bien formada, que perdura hasta ahora.
En San Gregorio los Oblatos lograron formar desde la ‘nada’, desde el desprecio hacia la
Iglesia expresado muy burdamente, una comunidad respetada.
Las campañas y los pequeños pueblos que el sacerdote visitaba una vez al año, tuvieron no
solamente una mayor atención, sino una evangelización sistemática. Muchos de los laicos
que fueron formados en campaña, en los centros de catequesis, y que ahora viven en
pueblos y ciudades siguen su dedicación a la vida eclesial.
Podríamos seguir en el subrayado del aporte de los Oblatos a la Iglesia de Uruguay, pero,
indudablemente, lo que influyó en su trayectoria fue la compleja situación de un país con un
desarrollo laico muy fuera del normal en América Latina.
“Las dificultades de desarrollo en Uruguay inducirán los misioneros a retirarse poco a poco de
esta República. Concentrando sus fuerzas principalmente en Argentina, en donde se
dedicarán particularmente a la predicación de las misiones” (Donat Levasseur OMI, Histoire
des Missionnaires Oblats de M. I., Montreal, 1986, vol. II, p. 83).
Argentina llegará a ser Vice-Provincia en 1956 e incluirá Uruguay. En 1946 se había cerrado la
casa de Salto desde donde los Oblatos habían salido por más de 15 años por las Misiones
Populares.
La relación al Capitulo de 1947 del Provincial de España, P. S. Lucas, refleja esa situación:
Queda un puñadito de Oblatos en Uruguay: dos en Paso de los Toros, dos en San Gregorio de
Polanco y dos en San Rafael (Cerro).
“Se aproxima la fecha de inauguración del templo (San Rafael) y el R. P. Centurión se apresuró
a designar quienes se harían cargo del mismo y de la inminente fundación y parroquia. Fue
así como los PP. Eustaquio Martínez y Alvaro Vega, el uno procedente de Buenos Aires y el
otro de Río Branco (Cerro Largo) se encontraron en Montevideo en los primeros días del mes
de agosto de 1939, para preparar lo necesario y hacerse cargo de las dos fundaciones, la de
la Unión y la del Cerro, hospedándose, mientras llegaba el día, en el colegio de los Hnos. de la
Sda. Familia, en Agraciada 1960, con quienes manteníamos estrecha amistad desde los días
lejanos de nuestra fundación en salto Oriental” (El Sembrador, Boletín de la Parroquia San
Rafael, marzo de 1964).
La parroquia San Rafael está bastante alejada del centro de la ciudad. Está en la falda del
Cerro de Montevideo. Allí hay varias Plantas Frigoríferas que exportaban carne en todo el
mundo. Se contaban 10.000 obreros trabajando en esos establecimientos.
“Es una parroquia pobre en todo sentido. Cuando hemos llegado, la población de la parroquia,
obrera en la casi totalidad, estaba más que alejada de la religión. Podemos decir que se
oponían a la religión. Hoy la oposición es casi terminada y el alejamiento desaparece poco a
poco. Se trabaja sobretodo con los jóvenes. Los Padres que colaboran son dos.
A lado del terreno de la parroquia (2.500 m2) tenemos un terreno (propiedad de la
Congregación) de 7.500 m2. El arzobispo nos vende ahora el terreno y nos confía la parroquia
in perpetuum. Esto nos interesa mucho, porque el lugar es muy lindo y nosotros queremos
una casa de misioneros en Montevideo, que sea propiedad de la Congregación” (P. S.Lucas,
Relación al Capitulo de 1947 de la Vice Provincia de España y Sud América, en Missions OMI
1948, p. 26-27).
En 1950 se inaugura del Colegio Parroquial como servicio a la comunidad y como respuesta a
la escuela laica que excluye la formación religiosa. Será por muchos años el centro de la vida
parroquial y llegará a tener 700 alumnos.
“Están ya ultimándose los detalles finales de la primera etapa de nuestro Colegio Parroquial
‘San José’. Como todos saben eso quiere decir en otras palabras que se ha acabado hasta
donde llega el dinero con que se cuenta. En adelante nos toca trabajar y esperar que Dios
ilumine a alguna alma buena para que pronto la segunda etapa sea realidad… podemos avisar
a las familias de la Parroquia que desde este mes pueden inscribir sus hijos varones para 10
y 20 grado” (Boletín Parroquial, El Sembrador, enero de 1950, p 7).
La crisis económica que tendrá en el 1956 el año oficial de comienzo, pero ya se presiente. En
ese año las exportaciones de carne comenzaron a menguar y el Cerro comenzó, como todo el
país, una fase de descenso.
En 1957 se predican una vez más las Misiones Populares, pero el éxito no es como lo de
antes. En el Boletín Parroquial el comentario sobre las Misiones incluye algunas preguntas: “…
¿Por qué muchos no acudieron a escuchar?... ¿Por qué muchos que escucharon tales
verdades, cuando se trató de amoldar su vida a tales verdades, se hicieron los sordos?...
Puede haber algunas excusas: por ejemplo la preocupación de la inmensa mayoría de las
familias, por el trabajo de los frigoríficos, amenazado de muerte…, la existencia de problemas
íntimos en las familias…,” (El Sembrador, enero de 1958).
El mismo año tuvo comienzo la muy dura dictadura. En 1974, P. José Accorinti, Oblato
argentino, Cura Párroco de San Rafael, tiene que volver rápidamente a Buenos Aires,
amenazado. Son años oscuros para la Delegación.
EL 18 de junio de 1956 había nacido la Viceprovincia de Argentina. Eso significó una mayor
concentración de fuerzas en esa República y una menor atención a Uruguay.
Por Uruguay habían pasado Oblatos de distintas nacionalidades: Francia, Luxemburgo, Italia.
Recordamos: P. Etcheberry, P. Emilio Trottemenu, Viktor Kirsh, P. Salerno, pero desde 1977,
serán los Oblatos Italianos que se encargarán de la Delegación de Uruguay.
“Desde 1971, algunos Oblatos de Italia se unieron a los Oblatos de la Provincia de Argentina-
Uruguay que trabajan en Uruguay. En 1976, cuatro ex misioneros italianos de Laos se unen a
sus compañeros. El año siguiente (1977) las fundaciones de Uruguay son confiadas a la
Provincia de Italia y erigidas en Delegación”(Donat Levasseur OMI, Histories des
Missionnaires Oblats de M. I., Montreal 1986, vol. II, p. 370).
“El jueves 9 de diciembre (1976) tuvo lugar la reunión del Distrito, presentes los PP. A. Alberti,
Sup., José Borghese, C. Mattiussi, el hno. Carmine Scognamiglio y los Padres recién llegados
de Italia: Bramante Marchiol,Pelis Angelo, Sion Luigi, Mario Biffi.
Se han tratado varias cuestiones con respeto a la organización del distrito que tendría que ser
reconocido por la administración provincial de Italia, como Delegación de la Provincia Italiana
en Uruguay (Libro de acta de los consejos de Delegación y Distrito de Uruguay, 9 de diciembre
de 1976).
En febrero de 1985 llegan al Uruguay, invitadas por los Oblatos, las COMI, Instituto secular
fundado por un Oblato de Italia: P. Gaetano Liuzzo.
San Rafael
A fines de los años ’70 el territorio de la Parroquia San Rafael cuenta con 35 mil personas. A
fines del 2000 la población es de 120 mil personas, con muchos asentamientos precarios
nuevos.
Para responder a esa realidad, se implementa la formación de los laicos con los que se va al
encuentro de la gente, apuntando sobretodo al surgimiento de comunidades vivas en los
distintos barrios. En 1986 surge la Capilla Madre de Dios, que luego será Casa de Formación,
se construye una nueva Capilla en Las Torres. En 1993 se construye la Capilla Nuestra Señora
de la Fortaleza en Casabó, en La Paloma se trabaja sobretodo con los niños y en 1994 surge
la Capilla El Buen Pastor. El Colegio Parroquial comienza a atender chicos muy pobres
asistidos por el Instituto del Menor INAME. En agosto de 2003 surge una pequeña Capilla en
el asentamiento COTRAVI, en el 2004 se construye una Capilla en otro asentamiento:
Maracaná. En el 2003 la Parroquia asume dos centros para niños carenciados, además del
Centro Nuestra Señora de Luxemburgo nacido por iniciativa de P. Kirsh. Por impulso de la
comunidad del barrio La Vía, el Movimiento Shonstadt abre en el 2004 el Centro Providencia
para los niños y adolescentes carenciados del barrio, sin olvidar el Hogar San Gabriel en el
barrio La Boyada surgido en el año 1981.
Rincón de la Bolsa
Los Oblatos llegan a Rincón de la Bolsa en 1977. El territorio parroquial se extiende por 20
Km, del 20 al 40 de la Ruta 1. Ya existen 4 Capillas: Playa Pascual, Autodromo, Colonia
Wilson, la Capilla de las Hermanas Dominicas en Parque Postel.
Es urgente crear una presencia estable de sacerdotes, por eso se compra una casa en Playa
Pascual. Luego es necesario ir hacia la gente, formar a los jóvenes y desarrollar las
comunidades en sus barrios. Son emprendimientos que tienen éxito y un medio para eso son
las Misiones Populares realizadas en casi todos los barrios. En 1984 se compra una casa en
Villa Rives que se transforma en Capilla, desde 1985 hasta 1989 se construyen las Capillas de
Santa Mónica (1987), Villa Olímpica, Playa Penino (1987), Montegrande (1988), Sofima
(1989), en los años siguientes se construye la Capilla de San Fernando y la de Delta.
La construcción de tantas Capillas indica una cosa muy importante: los Oblatos han
prácticamente fundado la Iglesia en muchos de esos barrios sea del Cerro que de Rincón de
la Bolsa, así como lo fueron en la zona entre San Gregorio de Polanco y Paso de los Toros en
los años ’30.
LIBERTAD
La parroquia de San Isidro y Nuestra Señora de los Dolores (Libertad) es una parroquia con
una comunidad viva. ¿Por qué los Oblatos asumen una parroquia en marcha? En primer lugar
por la escasez de sacerdotes en el Uruguay, luego porque constituye una base para las
situaciones difíciles que les han tocado a los Oblatos en 75 años de presencia en el Uruguay.
Para poder ayudar a los más pobres, se necesita tener algunos puntos de apoyo y uno de
ellos es la Parroquia de Libertad.
CONCLUSIÓN
Es el signo de las novedades que han aportado los Oblatos Italianos a la Delegación.