Biografía Breve de Monseñor Marcel Lefebvre
Marcel Lefebvre nació en Tourcoing
(Francia) el 29 de noviembre de 1905 en el
seno de una familia numerosa de industriales
de textiles del norte de Francia. De los 8
hijos, 5 se consagraron a Dios.
Después de terminar sus estudios
secundarios, Marcel siguió los pasos de su
hermano mayor René entrando al Seminario
Francés de Roma en octubre de 1923.
Monseñor Lefebvre tuvo siempre en alta
consideración al rector del seminario, el
Padre Henri Le Floch, quien lo formó en el
amor y en la veneración de las enseñanzas
de los Papas. El Rector del seminario
explicaba con energía las grandes encíclicas
que condenan los errores modernos, como
el liberalismo, el modernismo y el
comunismo.
Cursó sus estudios en la Universidad
Gregoriana de Roma, obteniendo el
Doctorado en Filosofía y Teología.
Mons Lefebvre en 1983
El 21 de septiembre de 1929, Marcel
Lefebvre, fue ordenado sacerdote por Mons.
Lienart, en Lille, Francia.
De 1930 a 1931 se desempeñó como Vicario en una parroquia obrera de
Lille, mientras esperaba el permiso de su obispo para poder entrar a la
comunidad misionera de los Padres del Espíritu Santo.
Comenzó su noviciado el 1º de septiembre de 1931. Después de haber hecho
su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1932, se embarcó el 12 de
noviembre de ese año rumbo a Libreville (Gabón), en África, donde fue
nombrado profesor del seminario, cargo que ocupó hasta 1934, fecha en la que
fue nombrado rector del mismo hasta 1938. En esta fecha, al sufrir de paludismo
y estando completamente agotado, fue enviado por sus superiores a “descansar
en la selva" en una misión.
De 1938 a 1945, el Padre Marcel es superior de varias misiones en Gabón.
Allí muestra tener un gran sentido apostólico, talento de buen organizador y
excelente administrador, estando siempre atento a mejorar tanto espiritual
como materialmente las condiciones de los misioneros y de los fieles.
En octubre de 1945 fue llamado a Francia en donde es nombrado rector del
Escolasticado de Filosofía de los Espiritanos, en Mortain (Normandía). Se dedica
entonces a reconstruir la casa, que había sufrido daños durante la guerra, y a
formar a sus seminaristas sobre todo según las enseñanzas de los Papas.
El 25 de junio de 1947 fue nombrado Vicario Apostólico de Dakar (Senegal),
África, y el 18 de septiembre 1947, fue consagrado obispo por el Card. Liénart
en la Iglesia de Notre Dame des Anges, en Tourcoing, Francia.
En 1948, Pío XII lo nombró Delegado Apostólico para los países del África
Francesa; el equivalente de Nuncio Apostólico. Es elevado al rango de Arzobispo
titular de Arcadiópolis en Europa. Como el Delegado Apostólico debe ser el
representante del Papa en una diócesis, 26 prefecturas apostólicas y 17
vicariatos apostólicos, en un territorio que abarcaba desde Marruecos y el
Sahara, hasta Madagascar y La Reunión, a través del África Occidental Francesa,
Camerún, África Ecuatorial y Somalia Francesa, con una población católica de
más de dos millones de fieles.
Siendo Arzobispo de Dakar (Senegal) en 1949, el Ministro francés de Ultramar
lo condecora con la Cruz de Caballero de la Legión de Honor de Francia.
Por lo menos una vez al año, el Delegado Apostólico da cuentas al Papa de su
acción y al mismo tiempo recibe directivas de él. De esta manera estaba en
relación directa con todos los dicasterios de la Curia Romana.
En la Secretaría de
Estado, a la que
pertenece como
diplomático, Mons.
Lefebvre frecuenta a los
dos Substitutos: Mons.
Tardini y Mons. Montini;
éste último (futuro Pablo
VI) recibe al delegado
amablemente, pero no
muestra ninguna
simpatía por sus ideas.
Después de la
elección de Juan XXIII
en 1958, Mons. Lefebvre
fue reemplazado en su
Mons Lefebvre (a la izq.) con el Papa Pío XII (1952) cargo como Delegado
Apostólico, pero
permanece como arzobispo de Dakar.
Por su franqueza inflexible en la defensa de las enseñanzas de los Papas y por
su denuncia del "socialismo creyente" del presidente senegalés Senghor, le valió
la ira de este último y sin duda contribuyó a acelerar su dimisión, deseada por
Roma.
En 1962 es trasladado de la arquidiócesis de Dakar a la diócesis de Tulle, en
Francia, pero conservando el título personal de arzobispo. Los obispos franceses,
que no lo querían por sus posiciones conservadoras, presionaron a Roma para
que no fuese nombrado arzobispo de Albi, como se había previsto, y solo
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aceptaron su llegada a Francia con la condición de que fuese enviado a una
diócesis pequeña.
En la diócesis de Tulle, la situación era sombría a causa de la disminución de
las vocaciones, de la poca práctica religiosa, de la pobreza y del desánimo en
que vivían los sacerdotes. Sin embargo, Monseñor Lefebvre adopta medidas
enérgicas: anima a sus sacerdotes, visitándolos y apoyándolos. Quedó muy
impresionado por la diferencia que podía ver entre las misiones florecientes que
dejó en África y la desolación creciente que encontró en las diócesis de Francia.
Después de haber sido obispo de Tulle por solo 6 meses, el 26 de julio de
1962, Mons. Lefebvre fue elegido, por una amplia mayoría, Superior General de
los Padres del Espíritu Santo, la congregación misionera más grande del mundo,
con 5.000 miembros.
El 25 de enero de 1959, el Papa Juan
XXIII sorpresivamente anuncia la
convocatoria de un concilio ecuménico.
Mons. Lefebvre es nombrado miembro
de la Comisión Preparatoria Central del
Concilio, asistiendo a todas las sesiones,
en ocasiones presididas por el Papa, y
será testigo de enfrentamientos, a veces
violentos, entre la tendencia liberal y los
miembros conservadores de la Comisión.
Esto lo vio como un mal presagio del
futuro concilio.
Durante el concilio, ante el creciente
triunfo de las tesis modernistas, se
decide a crear, con los obispos más
conservadores, el Coetus
Internationalis Patrum (Grupo
Internacional de Padres) del cual fue su
primer presidente. Conoce entonces a
Mons. Antonio de Castro Mayer, obispo
de Campos, en Brasil, quien también
hará parte del Coetus. Por medio de su Mons Lefebvre en África (1950)
combate en el seno del Coetus y por sus
intervenciones, Mons. Lefebvre lucha contra la influencia modernista que se
extiende en el concilio, pero los resultados fueron insuficientes.
Sus intervenciones públicas contra la libertad religiosa, el ecumenismo y la
colegialidad lo hicieron famoso; lo que le valió la enemistad de muchos obispos
liberales y modernistas.
Como Superior General de los Espiritanos, lucha contra la relajación y las
desviaciones teológicas de su Congregación, pero lamentablemente sin éxito,
debido a que los superiores que nombra no son siempre dignos de su confianza.
Reforma y organiza la Congregación en un sentido siempre tradicional. Viaja por
el mundo entero visitando las casas de la Congregación, alentando y organizando
a sus miembros.
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En 1965, comienza la 'actualización' (aggiornamento) de las congregaciones
religiosas, pedida por el Concilio. Mons. Lefebvre quiere que esta reforma se
haga en el sentido de la corrección de desviaciones, y de una mayor santidad de
la vida religiosa. No se opone a todas las reformas, con tal que se inscriban en la
fidelidad a los fundadores.
En el Capítulo General de la Congregación, en 1968, algunos miembros
tratan de ponerlo a un lado y el estado de ánimo predominante en favor de las
reformas es malsano. Para no tener que firmar los decretos que pondrían a la
congregación al gusto moderno, Mons Lefebvre abandona el Capítulo General, y
una vez elegido su sucesor, se retira a una casa de huéspedes dirigida por
monjas en Roma. Tiene sesenta y tres años.
Entonces es solicitado por sacerdotes, y sobre todo por seminaristas, que
buscan una formación tradicional. Los dirige en un primer tiempo hacia el
Seminario Francés de Roma, dirigido por los Espiritanos, pensando que allí
podrían conservar una línea sana, pero por desgracia, no fue así, puesto que el
rector del seminario hacía poco caso de los consejos del Superior General.
Entonces Monseñor dirige a ciertos seminaristas hacia una sociedad religiosa
establecida en Roma (del P. Theodosios), y a otros hacia la Universidad Católica
de Friburgo, en Suiza.
Ante la insistencia de
sacerdotes y seminaristas que
le imploran fundar una obra
sacerdotal, entonces se en
Friburgo, Suiza, bajo el apoyo
del obispo, un amigo suyo,
quien le autoriza de buena
gana a abrir un "albergue" para
seminaristas de todos los
países.
Así nació el seminario.
Monseñor Lefebvre alquila
entonces doce habitaciones en
un albergue religioso en
Friburgo, y recibe a los
Mons. Lefebvre celebrando la S. Misa primeros candidatos el 13 de
octubre de 1969. El comienzo
fue difícil, los abandonos numerosos, además de que Mons. Lefebvre cae
gravemente enfermo.
En junio de 1970, compra una casa, igualmente en Friburgo, para albergar a
los seminaristas que continúan sus estudios en la universidad; por otro lado, con
el permiso de Mons. Adam, obispo de Sion (Suiza), acepta la casa de Ecône que
le regalan los propietarios, para instalar el Año de la Espiritualidad para los
recién llegados (de conformidad con el Concilio, en su Decreto sobre la
formación sacerdotal).
El 1º de noviembre de 1970, Mons. François Charrière, obispo de Friburgo
(Suiza), aprueba los estatutos de la Fraternidad San Pio X, escritos por Mons.
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Lefebvre, y la establece en su diócesis. La finalidad de la Fraternidad, fijada
en sus estatutos, es “el sacerdocio y todo lo que se relaciona con él y solo lo que
le concierne.”
Como los cursos en la Universidad de Friburgo se muestran insatisfactorios,
Mons. Lefebvre obtiene del obispo de Sion, el permiso de instalar un seminario
completo en Ecône, el cual experimentará un desarrollo rápido.
Frente a la angustia y al desaliento de muchos católicos, enfrentados a la
desaparición de la fe, al saqueo de la liturgia y a la pérdida de todo sentido
sagrado, Mons. Lefebvre toma su bastón de misionero y comienza a viajar a
través de Europa y del mundo entero, dando conferencias, animando a los fieles
desamparados e invitando a los sacerdotes perseguidos a agruparse y a
mantener la fe sin concesión.
En 1973, a pedido de una joven australiana, Mons. Lefebvre funda con la
ayuda de su hermana, la Madre Marie Gabrielle, religiosa del Espíritu Santo, una
comunidad religiosa, a la cual ya
había pensado durante la redacción
de los Estatutos de la Fraternidad.
Estos son los inicios de las Hermanas
de la Fraternidad, que se establecen
en una casa comprada en Albano-
Laziale, cerca de Roma. Su vocación
consiste en ser ayudantes discretas y
eficientes de los sacerdotes, mientras
que llevan una vida semi-
contemplativa.
Los Hermanos de la Fraternidad
se desarrollan hacia la misma época,
y la institución de las religiosas
Oblatas es contemporánea con la de
las Hermanas de la Fraternidad.
En 1971, unos laicos piadosos le
preguntaron a Mons. Lefebvre si no
tenía pensado fundar una Tercera
Orden. Esta Tercera Orden es erigida
finalmente en 1981, de acuerdo con
las reglas establecidas por el
fundador.
El 11 de noviembre 1974, se Mons Lefebvre predicando (1976)
realiza una visita apostólica por parte
de Roma a Ecône, a raíz de las denuncias de los obispos franceses que están en
contra de este seminario, porque mantiene la Misa antigua y la Tradición, y
porque recibe numerosas vocaciones, mientras que sus propios seminarios se
vacían.
El 21 de noviembre de 1974, Mons. Lefebvre, en una vibrante Declaración
afirma su apego a la Roma eterna y su rechazo “de la Roma neo-modernista y
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neo-protestante, que se manifestó claramente durante el Concilio Vaticano II y
después del Concilio con todas las reformas que de allí se originaron ...”
Monseñor Lefebvre es convocado en Roma para una "charla", pero de hecho
se encuentra frente a un tribunal compuesto de tres cardenales. El 6 de mayo
de 1975, la Fraternidad es injustamente "suprimida" por el obispo de Friburgo.
Mons. Lefebvre entonces interpone un recurso ante la Signatura Apostólica, pero
esta apelación es bloqueada por el cardenal Jean Villot, Secretario de Estado.
Con calma y en paz, y ante esa denegación de justicia, el prelado decide
continuar con su obra, considerando que la Fraternidad sigue existiendo, puesto
que su supresión es irregular y en todo caso injusta.
El 29 de junio de 1976, haciendo caso omiso de amenazas por parte de
Roma, y estimando que el combate que lleva a cabo es fundamental para la
defensa de la Misa y la fe, Mons. Lefebvre ordena a 13 sacerdotes y a 14
subdiáconos, sin las cartas dimisorias. Es entonces sancionado injustamente con
la suspensión a divinis que debería privarlo del ejercicio de todo acto
sacramental. Esta sanción no le incomoda ni lo limita, sino que, con una alta
visión de su deber, continúa dirigiendo el buen combate contra todas las
desviaciones que ya hacen vacilar a la Iglesia.
El 29 de agosto de 1976 celebra una misa solemne pública, en Lille
(Francia), ante más de 7.000 fieles, que la prensa mediatiza fuertemente,
tratándolo de obispo "rebelde".
Sin embargo, es recibido
en audiencia por el Papa
Pablo VI el 11 de
septiembre de 1976.
Monseñor descubre que ha
sido gravemente
calumniado ante al Papa. El
Papa sin embargo no quiere
ceder en nada en relación
con la Misa de San Pío V,
deseoso de imponer "su"
reforma, mientras que
Mons. Lefebvre, en nombre
Ordenaciones sacerdotales de la fidelidad a la Iglesia
perenne, no quiere y no
puede aceptar la Iglesia "conciliar" ni la nueva misa.
En septiembre de 1976, Monseñor publica su libro “Acuso al Concilio.”
El 18 de noviembre de 1978, tan solo un mes después de su elección, el
Papa Juan Pablo II recibe en audiencia a Mons. Lefebvre. La entrevista
comienza favorablemente, pero la intervención del cardenal Seper, presidente
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo estropea todo. El dossier de
Mons. Lefebvre es puesto en sus manos.
Es el comienzo de un proceso que dura muchos años, durante el cual el
fundador de Ecône va a menudo a Roma a defenderse y para tratar de obtener
un regreso de Roma a la Tradición, guardiana de la fe, o que por lo menos que
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ésta pueda ser practicada libremente por la Fraternidad. Pero ni el cardenal
Seper, ni su sucesor, el cardenal Ratzinger, se muestran dispuestos a hacer
ningún gesto favorable en este sentido.
En 1983, Mons. Lefebvre ya cada vez mas decepcionado con los textos de
sabor modernista de Juan Pablo II, está profundamente consternado por el
nuevo Código de Derecho Canónico, que traduce en leyes las desviaciones del
Concilio. Entonces contempla seriamente una consagración episcopal y toma el
camino de protestas públicas contra los escándalos cometidos en las altas
esferas de la Iglesia.
En 1985, Mons. Lefebvre entrega en Roma un estudio con treinta y nueve
proposiciones o Dubia [Dudas] sobre la libertad religiosa, en donde muestra la
discrepancia de la doctrina de la libertad religiosa conciliar con la enseñanza
anterior de la Iglesia.
En octubre de 1986 se produce el terrible escándalo de la reunión
interreligiosa de Asís, a la cual Monseñor Lefebvre responderá con una carta
firmada conjuntamente con Mons. de Castro Mayer.
En marzo de
1987 recibe la
respuesta de Roma
a sus Dubia. La
respuesta es
insatisfactoria. En
junio de 1987, el
arzobispo publicó
su libro sobre la
destrucción del
reinado social de
Cristo, Le
Destronaron.
El 29 de junio
de 1987, Mons.
Lefebvre anuncia
públicamente su Mons Lefebvre consagra a 4 obispos (1988)
intención de
procurarse sucesores en el episcopado. La respuesta a las Dubia sobre la libertad
religiosa del concilio era el signo que esperaba para proceder a las
consagraciones, ya que es más grave, explica, afirmar principios falsos que
hacer algo escandaloso. Fijó la fecha de la consagración de obispos para la
fiesta de Cristo Rey (octubre 1987).
Roma entonces reacciona y propone la visita de un cardenal que tendrá
solamente la tarea de información. Monseñor Lefebvre acepta esta visita y
comunica la noticia a los 4.000 fieles que asisten a la misa de acción de gracias
por sus 40 años de episcopado, el 3 de octubre de 1987.
El 11 de noviembre, el cardenal Gagnon comienza su visita de la Fraternidad,
que finaliza el 8 de diciembre en Ecône. ¡El cardenal no dudará en asistir a la
Misa Pontifical del arzobispo “suspendido,” y a la ceremonia de promesas de los
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jóvenes miembros en una Fraternidad “suprimida”! El informe del visitante es,
por lo que se pudo saber, favorable.
Mons. Lefebvre dejó en claro sus exigencias. El 2 de febrero de 1988
confirmó que consagrará al menos tres obispos, con o sin la aprobación del
Papa, por el bien de la Iglesia y la perpetuidad de la Tradición.
Se entablan entonces las negociaciones en Roma entre los representantes de
la Fraternidad y los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Estas se terminan el 5 de mayo con la firma de un Protocolo de acuerdo con
Roma. Pero al darse cuenta rápidamente de que el cardenal Ratzinger no está
dispuesto a concederle lo que pide, Monseñor se retracta del protocolo.
Consulta, y luego el 2 de junio de 1988, le escribió al Papa sobre su decisión
de consagrar cuatro obispos el 30 de junio de ese año.
El 30 de junio de 1988, procedió a la consagración de cuatro obispos en
Ecône ante 10.000 fieles y una multitud de periodistas. Durante la ceremonia,
Mons. Lefebvre explica claramente el
caso de grave necesidad en la que se
encuentra de transmitir el episcopado,
por el bien de la Iglesia, y pese a la
oposición de la jerarquía y de Roma. La
“excomunión,” dentro de la lógica de las
autoridades romanas, caerá al día
siguiente, pero queda en vilo. Ello no
hace sino confirmar la impotencia de un
modernismo otrora triunfante, pero que
ya se desintegra en una corrupción que
hace sentir sus hedores en toda la Iglesia.
Durante los tres últimos años que Dios
le dará, desde 1988 hasta su muerte en
1991, Mons. Lefebvre acompañará con su
presencia moral a los cuatro obispos
auxiliares, introducirá en su oficio a sus
herederos inmediatos, dejándolos conferir
en adelante las ordenaciones, a las que
asistirá con modestia.
Mons Lefebvre en 1990 A pesar de que su salud decae, hace un
último viaje intercontinental en 1990 para
visitar Gabón.
El 11 de febrero de 1991 dio su última conferencia a los seminaristas de
Ecône.
El 8 de marzo, celebró su última Misa y sale para París, pero en la noche del 9
de marzo a causa de dolores agudos despierta a su conductor y le pide que
regresen a Suiza.
Es hospitalizado de urgencia en el hospital de Martigny (Suiza). El 18 de
marzo es operado. Pero el 24 de marzo, Domingo de Ramos, su estado empeora
repentinamente.
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El 25 de marzo de 1991, fiesta de la Anunciación, Lunes Santo, a las 3:25
de la mañana, mientras que el Superior General y el P. Simoulin, director de
Ecône rezan a su lado, Mons. Lefebvre entrega su bella alma a Dios. R.I.P. †