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Parábola de los Dos Hijos: Reflexión

Este documento resume una homilía sobre la parábola de los dos hijos narrada en Mateo 21:28-32. La homilía explica que la parábola contiene preguntas que Jesús hace a los oyentes y lectores. Analiza los personajes de los dos hijos y su respuesta a la solicitud del padre de trabajar en la viña. Concluye que la diferencia entre los hijos radica en que el mayor se arrepintió y fue a trabajar, mientras que el menor no se arrepintió de no ir.

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Parábola de los Dos Hijos: Reflexión

Este documento resume una homilía sobre la parábola de los dos hijos narrada en Mateo 21:28-32. La homilía explica que la parábola contiene preguntas que Jesús hace a los oyentes y lectores. Analiza los personajes de los dos hijos y su respuesta a la solicitud del padre de trabajar en la viña. Concluye que la diferencia entre los hijos radica en que el mayor se arrepintió y fue a trabajar, mientras que el menor no se arrepintió de no ir.

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XXVI

 domingo  Ordinario  (A)                                                Prelatura  de  Juli  


(27.09.2020)                                                                                                                                            Mons.  Ciro  Quispe  

¿QUÉ LES PARECE?


(Mt 21,28-32)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos
del pueblo, 28 «Pero ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Dirigiéndose
al primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña”. 29 Y él respondió:
“No quiero”, pero después se arrepintió y fue. 30 Dirigiéndose al segundo, le
dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy, Señor”, y no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo
la voluntad del padre?» —«El primero»— le dicen. Dijo Jesús: «En verdad les
digo que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de
Dios. 32 Porque vino Juan a ustedes por camino de justicia, y no le creyeron,
mientras que los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Y ustedes, ni
viéndolo, se arrepintieron después, para creer en él.

¡Otra parábola! ¡Otra nueva parábola! Y será así los próximos domingos. Son cinco
domingos seguidos, o sea, cinco parábolas que la liturgia dominical nos propone para
reflexionar. La parábola, māsāl en hebreo, se construye a partir de un mundo de
relaciones semánticas y de significados. No es sencillo extraer su significado, aunque
parezca. Los mismos discípulos tuvieron dificultad para entenderlas. Después de que el
Maestro – cuenta este mismo evangelista – dijera la parábola de la cizaña, aquellos
pidieron en privado que les explicara su significado (13,36). Imagínate, querido lector,
aquellas personas, judíos, hombres de una misma cultura y religión, oyentes de la
palabra, reclamaban la explicación de una de las parábolas más conocidas del Nazareno.
No es inmediata su comprensión. Es mucho más complicado que una simple fábula.
Entre otras características, el māsāl o la parábola no es un discurso unilateral dirigido a
los oyentes, sino un diálogo, entre el Maestro y sus destinatarios. Con el māsāl Jesús
dialoga con su gente. Por eso, las preguntas que una parábola contiene no van dirigidas
solamente a los destinatarios físicos, sino también al lector, al lector de todos los
tiempos. No salte, y responde o intenta responder a las preguntas. Otra característica son
los mismos personajes. Cuando el māsāl o la parábola no le pone un nombre a un
personaje, el lector tiene que encontrar o darle un nombre pertinente. En la parábola del
epulón y Lázaro, necesitamos darle un nombre al rico indiferente. Así dicen los judíos y
así lo enseñan los biblistas. Es importantísimo ponerle un nombre a los personajes.
Búscale un nombre. Y quizás el tuyo encaje sin dificultad. Sucede casi siempre, cómo
en la parábola que acabamos de escuchar. ¿A cuál de los dos hijos pondrías tú tu
nombre? Son dos hijos, uno de ellos se identifica quizás contigo o al revés, tú con uno
de ellos. Por eso, antes de que intentes responder, vayamos lentamente analizando la
parábola

¿Qué te parece?
Déjate interrogar. Déjate interrogar no por cualquier personaje, sino por el mismo
Jesús, el Nazareno. ¿Qué les parece…? (28a) Pregunta Jesús a los sumos sacerdotes y a
los ancianos, los hombres religiosos de su tiempo. ¿Qué te parece…? Pregunta Jesús, te
pregunta hoy a ti, lector, hombre religioso de este tiempo. ¿Qué te parece?
En un cierto momento de la vida, hay que responder preguntas. Las preguntas
existenciales o las preguntas que te pone el Maestro. Preguntarse no hace daño, al
contrario. Así como el hombre es animal racional y animal social (zoon politikon) por

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XXVI  domingo  Ordinario  (A)                                                Prelatura  de  Juli  
(27.09.2020)                                                                                                                                            Mons.  Ciro  Quispe  

naturaleza, también el hombre, a diferencia de los otros animales, es un ser que se


pregunta. Esta es la otra diferencia esencial con el resto de las creaturas. ¿Qué te
parece? Pregúntate y verás que no es fácil dar una repuesta. Pregúntate sobre tu
existencia, verás que no es sencillo. Pregúntate sobre el sentido de lo que haces, verás
que no es simple. Pregúntate sobre el valor de tus elecciones, verás que no es cómodo.
Pregúntate sobre tu fe y tu religión, sobre tu conocimiento de la doctrina del Señor y tu
relación con Dios, verás que no es algo descontado. ¿Qué te parece? Pregunta el
Nazareno. Y de acuerdo a tu respuesta, identifícate con el hijo mayor o con el hijo menor.
¿Qué te parece? Sobre aquello que estás viviendo, tu familia, tus hijos, tus padres, tus
anhelos de toda la vida. ¿Qué te parece? Sobre tus relaciones, tus decisiones de trabajo,
de tu vida social y política. ¿Qué te parece? Sobre el esfuerzo que pones en tu
crecimiento económico y tu crecimiento espiritual. ¿Qué te parece? Sobre tu relación
con Dios y tu relación con la Iglesia, sobre tu relación con la doctrina del Señor y tu
relación con las enseñanzas de la Iglesia. ¿Qué te parece? El Papa Francisco, en muchas
de sus audiencias públicas, ha hablado de la necesidad de la misericordia. El mundo y
los hombres necesitamos de la terapia de la «miserikordyna». ¿Qué te parece? Igual que
necesitamos, en este mundo donde aumenta la indiferencia, de la «cariñoterapia». ¿Qué
te parece? El Papa ha pedido asimismo, en la Evangelium Gaudium, que la Iglesia sea
«Iglesia de salida», de salida hacia las periferias existenciales del mundo, y que no tenga
miedo de salir de sus seguridades, aunque se enferme. ¿Qué te parece? Luego, por
medio de la Laudato Sí, ha pedido que todos, religiosos practicantes o no, busquemos
una «espiritualidad ecológica», que sea fruto de una sana «conversión ecológica». ¿Qué
te parece? Después, con el texto de Amoris Laetitia, pide erradicar la violencia contra la
mujer y cualquier tipo de violencia, familiar y social; que no caigamos en la mentira
antropológica de la ideología del género, llamada gender, que niega la «diferencia y la
reciprocidad natural» entre el hombre y la mujer; que los divorciados y vueltos a casar
«no están excomulgados» y necesitan ser acogidos en la comunidad. ¿Qué te parece?
¡Atento! Atento a las incongruencias, entre lo que decimos y lo que hacemos!

Dos hijos
Sabemos que Dios Padre tiene solo un Hijo. En la tradición bíblica se sabe que Dios
tiene un hijo. Y que Israel es también hijo de Dios (Ex 4,22-23). Qué sorpresa para
aquellos los oyentes de la Palabra. ¿Qué te parece? Dos hijos tiene el Padre, aunque el
mayor y el menor sean un dolor de cabeza, serán siempre llamados «hijos». ¿Qué te
parece?
El Padre se acercó al mayor y le dijo «Hijo, anda a trabajar hoy…» (28b). Las
palabras y el gesto contienen mucha ternura: proserchomai, se acercó, se aproximó
serenamente. Y con la ternura de quien pide un favor le dijo «ve, anda a trabajar…» (no
es el «vete a trabajar», como se traduce a veces y que semánticamente suena fuera de
nuestro contexto). «Quiero que trabajes hoy, - le rogó el Padre – y trabajes en la viña»
(28b). Las viñas en Palestina no eran como los interminables viñedos iqueños que
conocemos. Eran viñas familiares, pequeñas parcelas. Y la viña da vino y el vino no
alegra sino a toda la familia. El vino es siempre una bebida comunitaria. Al menos en la
época del Nazareno. «Anda a trabajar – parafraseando – y trae alegría a tu familia». Es
el mandato del Señor. Trabaja y que tu trabajo produzca alegría para todos. «¡No
quiero!», dijo tajante el mayor. El padre curiosamente no insistió ni amenazó. Sin
embargo, aquel hijo casi malcriado luego se arrepintió (metamēlomai) y fue… ¿Qué te
parece?

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XXVI  domingo  Ordinario  (A)                                                Prelatura  de  Juli  
(27.09.2020)                                                                                                                                            Mons.  Ciro  Quispe  

Se acercó, del mismo modo, el Padre al menor, y le dijo con la misma actitud y con
la misma cordialidad que al mayor: «Hijo, ve a trabajar hoy a la viña». La respuesta, es
la respuesta que todo padre desea siempre escuchar. «Voy, Señor». Sin embargo, «no
fue» (30b). Tampoco aquel padre insistió. Pero quedó lastimado, seguramente ¿Qué te
parece? También el menor sabía que el vino produce alegría, familiar o social, como en
las bodas de Canaán. Sin embargo, en aquel momento, su egoísmo fue mucho más
fuerte; no explícito, pero presente. No traer vino, no traer alegría al hogar de todos, a la
casa común, al hijo menor no le preocupó mínimamente. ¿Qué te parece?

Metamēlomai
La diferencia entre el mayor y el menor, muy clara en el Evangelio, radica en el
arrepentimiento. Metamēlomai y metanoesis significan conversión (meta = cambia;
noesis = mente). Metanoesis = «cambia tu manera de pensar». Observa a los dos hijos.
Obsérvate a ti mismo. ¿Qué te parece? ¿Cuáles es tu nivel de arrepentimiento? Para la
edad que tienes, ya seas mayor o ya seas menor, Ante las distintas situaciones de la vida,
¿logras cambiar tu manera de pensar? ¿Ante aquello que la Iglesia te va enseñando,
cambias tu manera de pensar? ¿Ante aquello que Jesús, por medio de su Vicario, te va
instruyendo, cambias tu manera de pensar? Se pueden dar dos tipos de respuesta, pues
somos uno de los dos hijos. ¿Qué te parece? El mayor, que no quiso obedecer al inicio,
cambió su manera de pensar y después fue. Y tú, ¿estás dispuesto a «cambiar tu manera
de pensar» …? «¡No, Señor!», pero Señor, Tú sabes cómo soy yo… ¿Estás realmente
dispuesto a «cambiar tu manera de pensar» …? «¡Sí, Señor!», pero, Señor, Tú sabes
cómo soy yo …

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