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Analisis Fabula Polifemo

Este documento presenta un análisis detallado de dos estrofas del poema "Polifemo" de Góngora desde las perspectivas lingüística y semántica. El autor examina aspectos fonológicos, léxicos y verbales para caracterizar el tratamiento del vocalismo, consonantismo y campos semánticos en cada estrofa y comparar su ritmo y contenido. El objetivo es deducir la época, autor y escuela a la que pertenece el poema basándose únicamente en este análisis microestructural del
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Analisis Fabula Polifemo

Este documento presenta un análisis detallado de dos estrofas del poema "Polifemo" de Góngora desde las perspectivas lingüística y semántica. El autor examina aspectos fonológicos, léxicos y verbales para caracterizar el tratamiento del vocalismo, consonantismo y campos semánticos en cada estrofa y comparar su ritmo y contenido. El objetivo es deducir la época, autor y escuela a la que pertenece el poema basándose únicamente en este análisis microestructural del
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Comentario a dos estrofas del Polifemo

(«La fugitiva ninfa en tanto, donde» y


«Salamandria es del Sol, vestido estrellas»)

Ángeles Cardona
Universidad de Navarra

Nuestro comentario de un texto poético del Siglo de Oro se basa en el análisis de los
dos planos clásicos en los que se estructura la obra literaria, el plano de la expresión y el
plano del contenido, o dicho en forma más moderna, el análisis del co-texto y el análisis
del con-texto1. Para abreviar y no detenernos en la teoría, que pueden verla en nuestro
manual titulado Poetología2, vamos a empezar, directamente, el análisis de las dos
estrofas del Polifemo de Góngora, anunciadas en la síntesis de comunicaciones de este
Congreso: «La fugitiva ninfa, en tanto, donde»... y «Salamandria del sol, vestido
estrellas». Imaginémonos, antes de empezar, que nos han dado este texto sin autor y que
debemos deducir, autor, o escuela y época, por medio del análisis. Así, no
mencionaremos a Góngora hasta llegar al punto: «Localización del texto». Empecemos
por las microestructuras.

1
Vid. János Petófi, Vers une théoríe partidle du texte, Helmut Buske, 1975 y, del mismo, en
colaboración con A. García Berrio, Lingüística del texto y crítica literaria, Colección «Comunicación»
Madrid, Alberto Corazón Editor, 1978; D. Mignolo Walter, Elementos para una teoría del texto, Barcelona,
Ed. Crítica, 1978.
2
Benito Várela Jácome y Ángeles Cardona Castro, Poetología (Teoría y técnica de análisis de textos
poéticos... con 14 poemas resueltos), Barcelona, PPU, 1989.

Studia Áurea. Actas del III Congreso de la AISO, I, Toulouse-Pamplona, 1996

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
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MICROESTRUCTURAS. PLANO LINGÜÍSTICO

Nivel fónico
De las dos estrofas propuestas, en la Ia, «La fugitiva ninfa en tanto, donde» el autor
al presentar a la ninfa que huye («la fugitiva ninfa») pretende resaltar
fonosimbólicamente la blancura de sus miembros y el esplendor de su piel; es por esto
que en el vocabulario que elige para configurar los distintos versos oímos reiteradamente
la vocal más abierta y clara, la a. Veamos: fugitiva / ninfa, / hurta, / laurel, / ardiente,
/ tantos jazmines, / cuanta hierba /; la aliteración I da una /; / queja, a otro, / al sueño
da; nueva aliteración, la armonía /; por no abrasar... /, día. Por contaje, tenemos 24
vocales de abertura y claridad máxima. Estos 24 fonemas vocálicos se combinan con el
segundo fonema en la escala de abertura y claridad vocálica, e, el cual determina además
efectos rítmicos tales como: / ardiente / fuente / dulcemente, donde / se queja /
esconde / responde /. El segundo fonema abierto y claro entra, si nos fijamos, en
competencia con la a. La luminosidad auditiva de la estrofa {vid. Jakobson, Julia
Kristeva y Domingo Ynduráin)3 queda asegurada. Ahora bien, el autor quiere compensar
la claridad fónica que se desprende del material analizado y coloca, en puntos clave del
verso y de la estrofa, la primera vocal cerrada, posterior y velar, o: I en tanto /, donde /,
también con ciertas alteraciones, y en combinación con la más cerrada, también posterior
y velar u: I un ruiseñor a otro y dulcemente / o /al sueño da a sus ojos /, sintagma que
contrasta con la abertura total de «la armonía».
En cuanto a los fonemas consonanticos, tan importantes para Jakobson a efectos
rítmicos, nos encontramos con un predominio de la lateral I en distintas posiciones y su
reiteración en la anáfora «Dulce se queja, dulce le responde... y dulcemente». Por este
fonema, en combinaciones con la vibrante r, en distintas posiciones también, vemos que
la estrofa, adquiere desde el punto de vista fonosimbólico una movilidad que acentúan las
numerosas fricativas sordas s; pero como los últimos versos componen un cuadrito
mitológico «Dulce se queja, dulce le responde», etc., «y dulcemente / al sueño da sus
ojos la armonía, / por no abrasar con tres soles al día», el poeta ha elegido gran cantidad
de nasales m, n, ñ y ellas frenan el fluir del principio y dan al conjunto la placidez de un
cuadro en el que parecen moverse los miembros de nieve de la protagonista, la fuente...,
hasta que el sueño vence a la ninfa y ésta cierra sus ojos.
La estrofa siguiente presenta al actante masculino: llega Acis, «—polvo el cabello,
húmedas centellas / si no ardientes aljófares, sudando—», y eso hace variar el ritmo
fonológico al poeta. Nos encontramos con el contraste de la o semicerrada, velar,
posterior: / sol / vestido / latiendo / cielo / cuanto / que afecta a la rima, / sudando /
blando / y con una rima totalmente oscura para terminar, / pudo / mudo /. Pese a que la
aparición del protagonista masculino ha variado el ritmo vocálico oscureciendo los tonos
claros y luminosos que esparció por doquier la ninfa, también gusta el poeta del

P. Jakobson, Ensayos de Lingüística General, Barcelona, Seix Barral, 1975, pp. 347-395 y
Lingüística; Poética y Tiempo, Conversaciones con Pomorska Krystina, Barcelona, Crítica, 1981; Julia
Kristeva, La révolution du language poétique, París, Seuil, 1974; D. Ynduráin, «Para una función lúdica del
lenguaje», en Boletín Informativo de la Fundación Juan March, Madrid, 1974.

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COMENTARIO A DOS ESTROFAS DEL POUFEMO 277

contraste: Salamandria (4 fonemas abiertos, claros, a), estrellas (juega con la e y con la a
que marca rima, / centellas / bellas /).
Ésta es, pues, una característica fonológica de las dos estrofas: el contraste auditivo.
La estrofa segunda tiene mayor movimiento que la primera y ello se refleja en la
elección de las consonantes, lll rr s. Así / Salamandria / sol / / estrellas / cabello /
ardientes / aljófares / llegó / luces / /bellas / blando / cristal /...4
Es evidente que el cuadrito estático se perpetúa por medio de las nasales en
competencia, pero éstas quedan amortiguadas ante la abundancia de laterales, vibrantes y
fricativas... Así tendremos un nuevo personaje y distinto tratamiento del vocalismo y el
consonantismo.

Nivel léxico semántico

El poeta opera con el campo semántico de la naturaleza para crear un cuadrito idílico
en el que el «locus amoenus» se manifiesta con tintes barrocos, como veremos. Plantas,
flores y pájaros, una fuente y la alusión al obligado río componen la decoración.
Veamos:

laurel - un ruiseñor - fuente


tronco a otro [ruiseñor] - río
jazmines - cristal
hierba

El sol ardiente da vida al paisaje y marca, a través de distintas metáforas de


sustitución —metáforas puras— la hora en que tiene lugar la escena: es la hora del sol
ardiente.
Otro campo semántico lo forman los miembros de la «fugitiva ninfa», con los cuales
el poeta diseña un estereotipado retrato:

tantos jazmines - sus ojos


(blancos miembros) - tres soles (dos soles = los ojos de la ninfa + el sol)
la nieve de sus miembros

Pasemos a los adjetivos que son todos abstractos, porque la nota de color (la blancura
o el verde) se halla ya dentro de los nombres. Tenemos pues, estos adjetivos:
- fugitiva (antepuesto, epíteto como «figura retórica», pero, semánticamente,
especificativo);
- ardiente (pospuesto, especificativo en plan recurso literario y epíteto, desde el punto
de vista semántico);
- dulce (predicativo del sujeto, «ruiseñor»: «se queja dulce», «le responde dulce»).
Los verbos están en presente de indicativo (acción puntual a los ojos del lector) y son
«hurta», «esconde», «da». Hasta aquí podríamos decir que todos corresponden a un

4
Véase también W. Mignolo, Elementos para una teoría del texto literario, Barcelona, Ed. Crítica,
1978, pp. 212-227.

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
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campo semántico antitético (tomar y dar). Pero en los cuatro últimos versos, los verbos
«queja» y «responde» son, respectivamente, de sentimiento y de lengua, más la
reiteración del verbo, «dar», también en indicativo y un infinitivo que conecta
semánticamente con «sol ardiente» (verso segundo) y que ahora va en infinitivo,
«abrasar».
El campo semántico de la segunda estrofa es distinto. El autor pretende seguir con
todo pormenor el retrato de Acis, el actante protagonista, en un momento determinado.
Gracias al nombre, Acis, sabemos ya quién es «la fugitiva ninfa» protegida del sol
ardiente por un «laurel». La ninfa es Galatea: estamos, pues, ante la joven pareja que
burla la vigilancia del cíclope, Polifemo, ausente en nuestras estrofas.
Acis aparece en el momento del año de calor más violento (en la estrofa anterior de
«sol ardiente», el verano). Ahora bien, el autor precisa que «el can del cielo estaba
latiendo», «vestido estrellas» como la constelación a la cual pertenece, y estaba latiendo,
es decir, con vida, como la «Salamandria» que puede estar en el fuego —aquí del sol—
sin quemarse. ¿Cómo estaba Acis, visto por el poeta en el momento en que se aproxima
a Galatea?

Sudoroso > sudando

- húmedas centellas - ardientes aljófares (perlas)


(húmedas gotas de sudor abrasador como perlas [aljófares])
- boca [sedienta] en pos del cristal sonoro [la fuente]
- ojos [dirigidos] al cristal mudo [los miembros de la ninfa]

También hay un campo semántico destinado a completar la acción de la estrofa


anterior, dedicada a Galatea: los ojos de la ninfa (luces bellas que, a manera de lo que
hace Occidente, ocultan el sol) se hallaban, entregados al sueño blando. Como Occidente
nos priva de la visión del sol, el sueño (aquí Occidente) priva a Acis de la visión de los
dos bellos soles (los ojos de Galatea; ahora «luces bellas»).
Los verbos han dejado el presente puntual y, en su lugar, aparece el imperfecto
narrativo (estaba latiendo) y el pasado perfectivo (llegó, dio, pudo), con lo cual estamos
ante una acción terminada que el poeta relata porque ya ha sucedido y conoce en sus
pormenores. El gerundio, «viendo», tiene un matiz temporal, mientras «sudando» es un
gerundio modal.
En cuanto a los adjetivos, debemos decir que no son el material léxico más
importante de la estrofa. El autor repite «ardientes» «dulces» y «bellas», y confiere al
nombre la función adjetiva: polvo el cabello por cabello polvoriento.

Nivel sintáctico
El estilema base de estas dos estrofas es el hipérbaton, no ya como figura retórica
sino como forzada construcción latinizante que es preciso deshacer para interpretar
debidamente el significado de acuerdo con la concordancia de los distintos elementos.
Otro estilema-base es la elipsis y un tercer estilema lo constituyen las construcciones

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COMENTARIO A DOS ESTROFAS DEL POUFEMO 279

absolutas, las cuales se complican también porque la elipsis reaparece asimismo en


ellas. Ahora bien, si salvamos estos tres escollos, la sintaxis es sencilla.
La primera estrofa se organiza en forma bipartita y da comienzo con un nexo
temporal que asume el valor de una oración sincopada con el sentido de lo dicho en una
estrofa anterior: «En tanto [esto sucede]»

la fugitiva ninfa da tantos jazmines cuanta hierba esconde la nieve de sus miembros
sujeto verbo complemento de Objeto Directo

a una fuente > PROPOSICIÓN PRINCIPAL


Complemento de Objeto Indirecto

donde hurta un laurel su tronco al sol ardiente > PROPOSICIÓN


verbo sujeto Comp.Obj.Direc. Compl.Obj.Indir. SUBORDINADA LOCAL

Los cuatro versos siguientes introducen la reiteración del complemento predicativo


del sujeto: «Un ruiseñor se queja dulce (asíndeton), dulce le responde [un ruiseñor — >
elipsis] a otro» y...

la armonía (interpretamos la armonía que da vida a Galatea)


sujeto da sus ojos al sueño > PROPOSICIÓN PRINCIPAL
verbo Comp.Obj.Direc. Compl.Obj.Indir.

por no abrasar el día con tres soles > PROPOSICIÓN


verbo Comp.Obj.Direc. Compl.Circ.de Instrumento SUBORDINADA
CAUSAL FINAL

Fijémonos en el paralelismo de las construcciones, roto el hipérbaton.


La segunda estrofa complica más la sintaxis por pretender explicar la situación con el
menor número de elementos (poesía minimal). Veamos:

latiendo estaba el Can del cielo, vestido estrellas, Salamandria del Sol
Frase verbal sujeto Estas dos aposiciones a «Can del cielo»
Continuativa pueden desdoblarse oracíonalmente:
Ia) participio concertado;
2a) como si fuera Salamandria del sol.

En su conjunto, los dos versos funcionan como PROPOSICIÓN PRINCIPAL de

cuando Acis
SUBORDINADA sujeto
TEMPORAL, llegó —— > sudando, [siendo] el cabello polvo
pero, verbo GERUNDIO Proposición de GERUNDIO ABSOLUTO
a su vez CONCERTADO (elipsis=siendo)
PRINCIPAL de —> húmedas centellas, si no ai'dientes aliófares comnlemento obieto
directo de «sudando»

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
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Después del punto y coma (verso 5°, 2a estrofa, no bipartita como la anterior), sigue
siendo Acis el sujeto:

... y [Acis] viendo al sueño blando dulce Occidente de ambas luces bellas
sujeto GERUNDIO Compl. de Obj. Aposición Especificativa del Comp. Dir.
TEMPORAL Directo

dio su boca al sonoro cristal (la fuente)


verbo Comp. Obj.Direc. Compl. Obj. indirecto

[ ] y sus ojos — cuanto pudo — al cristal mudo (Galatea)


Comp. Obj. Direc. Compl. Obj. Indirecto

[Inciso Oracional: todo lo que [él] pudo. Relativo «a él le fue posible»]

PLANO TÉCNICO ESTILÍSTICO

Nivel métrico fonemático

Las dos estrofas que estamos analizando siguen la estructura de la octava real, estrofa
de ocho versos de arte mayor y rima alterna, conocida ya en el s. XIII, y tal como la
encontramos en nuestro texto (seis versos endecasílabos de rima alterna y un pareado,
también endecasílabo, para rematar), feliz creación de Bocaccio en el s. XIV. Reservada a
la lírica, a la épica y a las bucólicas, la octava rima, luego octava real, fue transmitida
por Boyardo, Bembo, Ariosto y consagrada en España por Boscán y Garcilaso hasta
llegar a Góngora. Procedamos al análisis concreto de nuestras dos octavas reales5. Lo
primero que hemos de considerar es el ritmo que consigue el poeta a base del juego
vocálico y consonantico (análisis fonemático) que estudiamos y no repetimos.
Un segundo punto viene marcado por la función de las distintas rimas a lo largo de
las dos estrofas (/onde /-ente /-ónde/-énte /-onde /-ente /-ía /-ía/ en la Ia octava y /-ellas /-
ando /-ellas /-ando /-ellas /-ando /-údo /-údo/ en la 2a octava. Los endacasílabos son
llanos, con lo cual se consigue un ritmo yámbico total. Se suceden las sinalefas
normales y convencionales («La fugitiva ninfa, en tanto, donde») con lo cual el verso
adquiere una fluidez y una «pastosidad» inconcebibles («hurta un laurel su tronco al sol
ardiente).
Los encabalgamientos suaves del I o y 2 o versos y del 3 o y 4 o nos conducen
gradualmente a verificar un silencio obligado, como en una partitura musical. El verso
5 o está bimembrado, lo cual se repite en la estrofa siguiente y debemos considerar, por

T. Navarro Tomás, Métrica española, Barcelona, Labor, 1983; Rudolf Baehr, Manuel de
versificación española, Madrid, Gredos, 1973; Kurt Spang, Ritmo y versificación (Teoría y Práctica del
Análisis Métrico y Rítmico), Murcia, Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1973.

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COMENTARIO A DOS ESTROFAS DEL POUFEMO 281

tanto, como un estilema del poeta. Vuelve a aparecer un encabalgamiento entre el 6o y 7o


verso, lo cual según Dámaso Alonso prepara para la quietud que el sueño da a la ninfa6.
Cambiamos de ritmo en la 2 a octava. El hipérbaton ya analizado y el
encabalgamiento dilatador entre el 2a y 5a versos (cuando [...] llegó Acis) nos obliga a
un esfuerzo en el recital, habida cuenta de que, bajando un tono la voz, hemos de
intercalar el paréntesis. Debemos además marcar como una unidad los versos I o y 2o, y
3 o y 4o, respectivamente.
Las bimembraciones constituyen un rasgo de estilo:
- Salamandria es del sol // vestido estrellas
- polvo el cabello // húmedas centellas
- su boca dio // y sus ojos cuanto pudo
- al sonoro cristal, // al cristal mudo.
Distinguiremos además los tipos de endecasílabos más variados, endecasílabos
polirrítmicos, que se combinan de forma caprichosa. Así veamos un muestreo de
endecasílabos enfáticos:
- hurta un laurel su tronco al sol ardiente (I a , 6a, 10a sílabas)
- tantos jazmines cuánta yerba esconde (id., id.)
- dulce se queja, dulce le responde (id., id.)
- polvo el cabello, húmedas centellas. (id., id.)
Consideremos algunos endecasílabos heroicos:
- Al sueño da sus ojos la armonía (2a, 6a, 10a sílabas)
- latiendo el Can del Cielo estaba cuándo (id., id.)
Veamos ahora algún tipo de endecasílabo sáfico:
- La fugitiva ninfa, en tanto, dónde (4a, 6a, 8a y 10a silabas)
- un ruiseñor a otro, y dulcemente. (4a, 6a, 8a y 10a sílabas)
Por último citemos unos endecasílabos melódicos:
- Salamandria del sol, vestido estrellas
- si no ardientes aljófares, sudando
- al sonoro cristal, al cristal mudo.
Con todo ello, el poeta consigue ser un gran creador de melodía por medio de la
combinación de los acentos, el vocalismo y el consonantismo del verso, así como por
medio de las sílabas y los encabalgamientos. Estamos ante la máxima musicalidad
alcanzable; lograda por medio de la combinación de los cuatro tipos de endecasílabo
italiano, verso ya muy trabajado en el Barroco.

Nivel estilístico. Función de la mitología

Todas las figuras retóricas y los tropos de mayor realce expresivo se dan cita en estos
16 versos. Lo primero que advertimos es que no podemos analizar estilísticamente las
dos octavas si prescindimos de la función que en ellas juega la mitología. En efecto, sin
movernos de los dos primeros versos, pero después de haber leído los 16 que nos

6
Dámaso Alonso, Góngora y el Polifemo, Vol. III, Madrid, Gredos, 7a ed., 1985, y «La simetría
bilateral», en Estudios Gongorinos, Madrid, Gredos, 1951; Colin Smith, «La musicalidad del Polifemo», en
RFE, Madrid, 1961; Alexander Parker, Introducción a El Polifemo, Madrid, Cátedra, 2a ed., 1984.

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
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ocupan, nos encontramos con «la fugitiva ninfa» (línea I a ), perífrasis que alude a
Galatea 7 («llegó Acis...») y, a renglón seguido, «hurta un laurel su tronco al sol
ardiente», de nuevo alusión esta vez, a Dafne, transformada en laurel por rehuir las
caricias de Apolo, el Sol. A la figura de Galatea, que en tan bucólico paisaje se entregará
al sueño, se superpone la figura de Dafne8 huyendo del sol abrasador. Este segundo mito
marcará, a base de una alusión y una perífrasis, el tiempo en que tiene lugar la escena:
verano de un mediodía, momento el más radiante y ardiente del sol. El «laurel hurta su
tronco al sol ardiente» (personificación) y «la ninfa da a una fuente» (paisaje bucólico)
«tantos jazmines cuanta hierba esconde la nieve9 de sus miembros», es decir, da la
blancura de sus miembros a través de las metáforas, jazmines y nieve; pero, además,
anda en competencia el verde de la hierba que oculta ese blanco impecable de la piel de la
ninfa que va a recostarse junto a una fuente, la cual puede servir de espejo a ese cuerpo
perfecto, medio oculto por la hierba, cuerpo que al retratarse en el agua se traduce en
jazmines entre la hierba. Fijémenos: Io) el poeta no ha necesitado adjetivos de color y lo
ha coloreado todo; 2a) ha dado la primacía al nombre, nombre muy bien seleccionado,
nombre y nombres que se suceden con toda su carga de color: jazmines, nieve (blanco),
laurel, hierba (verde), tronco (marrón oscuro),,/Menfe10 (transparencia del cristal, espejo)
y, por último, el único adjetivo que afecta a dos sentidos, ardiente (piel que se quema,
ojos que se deslumhran y se ciegan), lo ha colocado pospuesto, como especificativo de
sol.
El hipérbaton, la elipsis y hasta la sinestesia, ya presentes en los cuatro versos
analizados, hacen de nuevo su presencia en esta segunda parte de la estrofa, en la que
coloca el poeta un testigo animado de cuanto ocurre: el ruiseñor. El ruiseñor es una
imagen que ya aparece en Virgilio y, sin duda, de él la toma Petrarca {rima CCCXI).
Estudia M" Rosa Lida la aparición del ruiseñor, pájaro que canta el dolor de amores, en

7
Galatea. Hija de Nereo y de una ninfa marina. En contraste con el aspecto y la conducta casi
brutal del cíclope Polifemo, Galatea es toda dulzura y delicadeza. Enamorada del pastor Acis, no accede a
los ruegos de Polifemo. Éste, celoso, sepulta a Acis bajo una roca; pero Galatea, que oye los gritos del
desdichado pastor, acude en su ayuda y lo transforma en río. En Góngora, que toma la versión de Ovidio,
Metamorfosis XIII, y la reelabora libremente, de la sangre de Acis nace un río. Convertidos en agua, los
miembros de Acis llegan a Doris, nombre usado muchas veces como metonimia mitológica del mar. Doris
es madre de Galatea, por eso al terminar la fábula leemos: «Corriente plata al fin sus blancos huesos /
lamiendo flores y argentado arenas, / a Doris llega, que, con llanto pío, / yerno lo saludó, lo aclamó río». La
versión de Ovidio puede leerse en la magnífica traducción de José Antonio Millán en Fábula de Polifemo y
Galatea, edición Alexander Parker, Madrid, Cátedra, 1984, pp. 164-173 (versión bilingüe: latín/castellano).
8
Dafne. Ninfa arcadia. Hija del río Ladón. En otras versiones es hija del río Peneo de Tesalia o
también, hija del adivino Teresías. Su madre es la Tierra. Perseguida por Apolo, su padre la transformó en
laurel, «planta a la que alude su nombre». En Garcilaso: «A Dame ya los brazos le crecían» (soneto XIII).
9
«... la nieve de sus miembros». De acuerdo con Dámaso Alonso y F. González Ollé, la nieve alude
a la blancura de los miembros de Galatea, escondida por la hierba. También jazmines es una metáfora que
reemplaza a «miembros» del cuerpo de Galatea. Vid. además Dámaso Alonso, Góngora y el Polifemo, III
Madrid, Gredos, 7a ed., 1985, p. 661, y F. González Ollé, «Tantos jazmines cuanta hierba esconde», en
Revista de Literatura, Madrid, CSIC, XVI, 1953, pp. 136-146.
10
Fuente. Término de larga tradición poética que entraña todo el simbolismo del agua. Aparece en
los trovadores provenzales y en los Stillnovistas y en Petrarca que recrea sus múltiples significados
partiendo de Ovidio.

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
COMENTARIO A DOS ESTROFAS DEL POUFEMO 283

Bartolomé Leonardo Argensola, en Lope, Góngora, Cetina y Herrera. Aparece ahora


reiterado en forma anafórica el adjetivo dulce que reaparece por derivación («dulcemente»)
en el verso 5o.
En el pareado final, «la armonía» da sus ojos al sueño. La armonía, abstracto
polisémico, nos conecta con los ruiseñores que trinan dulcemente, pero también, y por
esta segunda acepción nos inclinamos, «la armonía de los miembros del cuerpo de la
ninfa» que va a empezar a dormir (valor incoativo de la expresión: «da sus ojos al
sueño»). Remata la octava la causal/final «por no abrasar con tres soles el día» / o «al
día» como supone también correcto Dámaso Alonso. De nuevo el verbo abrasar es un
verbo que lleva en su sema el color del fuego y su calor. Los tres soles son los ojos de
la ninfa y el sol, señor absoluto del paisaje en esta hora canicular. Soles para «ojos»,
imagen petrarquista.
La segunda estrofa —aparición de Acis11— con retrato o prosopografía más completo
del personaje y más concreto que el que dio para Galatea en la estrofa anterior, se inicia
(deshágase el hipérbaton) con una serie de metáforas de sustitución —metáforas puras—
que aluden de nuevo a la hora y estación del año en que la acción sucede: «El can del
cielo —Salamandria del sol, vestido estrellas— estaba latiendo, cuando [...] llegó Acis».
El Can del cielo es la constelación situada debajo y al Oriente de Orion. Da nombre a
dos constelaciones visibles en el hemisferio boreal: el Can Mayor (la estrella alfa, Sirio)
y el Can Menor (estrella alfa, Proción). El Can del cielo, con todas sus estrellas (vestido
estrellas) estaba latiendo, es decir, vivo («ladrando», dice Dámaso) dentro del mismo sol
abrasador, a manera de salamandra, animal (especie de tritón) que resiste el fuego, por lo
que fue identificado con el mismo fuego y considerado una manifestación de lo viviente.
Ya tenemos pues descodificada esta hiperbólica perífasis metafórica que ubica la acción
en el tiempo.
De nuevo hipérbaton: «sudando húmedas centellas, si no ardientes aljófares», por
gotas de sudor (metáforas que aluden al fuego de esas gotas —húmedas centellas— y al
deslizarse como perlas —aljófares—). Viene Acis con el cabello lleno de polvo ([siendo
polvo el cabello]). Las elipsis conceden a esta poesía clásica el valor de la mejor poesía
minimal de todos los tiempos.
Pasamos ahora a la acción escénica, retratado ya al héroe: «y viendo al sueño blando
dulce Occidente de ambas luces bellas», es decir, viendo que los párpados de la amada
{dulce Occidente) por ocultar los soles {ojos de la ninfa) le habían conferido un blando
sueño (de nuevo perífrasis metafórica), él, Acis, «dio su boca al sonoro cristal»
(metáfora de la fuente; es decir, bebió) y «dio sus ojos, cuanto pudo, al cristal mudo» (la
ninfa, reflejada en el agua: de nuevo la metáfora petrarquista, cristal, la amada a través de
sus finos miembros).

11
Acis. Pastor siciliano. Se le cree hijo del Dios latino Fauno. Enamorado de la ninfa Galatea sufre los
celos del cíclope Polifemo. La historia venía contada en Ovidio a través de Galatea: Mientras Escila peina a
Galatea / escucha, entre suspiros de sus labios: «Al menos tus amantes nunca fueron / feroces, y pudiste
rechazarlos...», etc. No así en Góngora, quien tras la dedicatoria al Conde de Niebla cuenta la fábula a
manera de autor omnisciente, en forma directa (3a persona narrativa).

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
284 Á. CARDONA

El poeta termina el pareado final con la enumeración de dos partes nobles (situadas en
la cara) de Acis: boca y ojos. Finalmente, cierra con un quiasmo antitético: «al sonoro
cristal, al cristal mudo», quiasmo a su vez metafórico, como vimos.

MACROESTRUCTURAS

Estructuración del texto


Podemos dividir en dos grandes retratos, con su paisaje manierista incluido, las
octavas analizadas: Io) retrato de la ninfa Galatea que aparece sin su nombre y con la
alusión o superposición del mito de otra ninfa, Dafne; y 2o) retrato de Acis —segunda
octava— con paisaje manierista y acciones incluidas. La primera estrofa admite una
bipartición formal, métrica y, al propio tiempo, semántica. Los cuatro primeros versos
nos darían la «aparición de la ninfa». Los cuatro finales colocan los testigos animados
del sueño de Galatea: la música de los ruiseñores entre las ramas. Ya no falta nada en
este escenario, pequeño cuadrito idílico: hay color, a través de los nombres, hay sonido o
música, a través del nombre {ruiseñor), los verbos (se queja y responde), el adjetivo
reiterado (dulce) y el adverbio (dulcemente).

Agentes
Tres son, como hemos visto, los agentes de la acción global: la ninfa Galatea, el
pastor Acis y los ruiseñores que les acompañan. Esto por lo que compete a los agentes
animados; pero también las plantas, los árboles, la fuente y ese sol abrasador sirven de
testigos y, a la vez, de marco a la acción.

Fuentes
Vistas las cosas así, hemos de dar cuenta de los precedentes de la fábula de Acis y
Galatea (aquí el tercer personaje no aparece). La fuente próxima es Ovidio que recupera de
la literatura helenística la fábula de Filoxeno de Citera (435-380 a. C.) y de Teócrito de
Siracusa (310-265 a. C.) en los Idilios, en los Fastos, y más concretamente, en las
Metamorfosis.

VALORACIÓN CRITICA

Localización

Las octavas analizadas nos remiten al Polifemo de D. Luis de Góngora y Argote


(1561-1625), quien, prescindiendo del intento de recuperación de la fábula ya
transformada en mito, por el italiano Marino (1569-1625) y por Stigliani, llevada a cabo
por el español Don Luis Carrillo y Sotomayor (1583-1610), reelaboró todos los temas
de esta fábula-mito con absoluta libertad. Al elegir la ottava rima para su composición
no olvidó ningún tópico de la poesía renacentista —Petrarca, Ariosto, Tasso— así como
de la musa épica —el poema épico-culto de Ercilla— con lo cual, a su originalidad,
adjuntaba el eco de la mejor tradición poética de los siglos áureos.

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...
COMENTARIO A DOS ESTROFAS DEL POUFEMO 285

Proceso poético y conclusiones


Ofrecemos el proceso de semiotización de una lengua ya muy elaborada poéticamente
en 1612, momento en que Góngora dedica al Conde de Niebla su Fábula de Polifemo y
Galatea, cuyas estrofas 23 y 24 hemos analizado. No es la originalidad lo que da valor a
estas octavas, sino su complicada y perfecta estructura barroca, el número de metáforas
puras —por otro lado fácilmente decodificables (basta tener un buen Diccionario de
Símbolos y combinar los elementos lingüísticos de los distintos sintagmas); las
desmesuradas imágenes, todas remiten, como vimos, a perífrasis hiperbólicas y
asimismo la descripción de este locus amanus ya barroquizado y la inclusión en él de la
acción de los personajes. Eso es lo que, sin duda, ha llevado a Elias Rivers a admirarse
de que en la España represiva y moralista del siglo XVII pudiera aflorar el materialismo
sensual de Ovidio, aderezado por el poeta que, para su época, dice Rivers, debió ser un
verdadero explosivo en Madrid.

AISO. Actas III (1993). Ángeles CARDONA. Comentario a dos estrofas del «Polifemo...

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