Wayra Libro
Wayra Libro
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así podremos decir ¡lo logramos! Y con una
tranquilidad grata al igual que las nubes, nos
evaporaremos y mediante fuertes vientos
llegaremos a la gloria del cielo, llegaremos a
las alturas, en donde los sueños existen y en
donde los sueños son posibles.
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Wayra no podía olvidar y dejar el pasado
atrás, en verdad aunque uno muera de dolor,
no puede expresar lo que siente su corazón.
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Luchemos por el desarrollo, el progreso y la
realización de un estado que sueña con el
cambio y no con la resignación.
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DEDICATORIA
Dedicamos este texto a nuestros
padres por su apoyo moral y
económico en momentos difíciles
para que podamos seguir
satisfactoriamente nuestra
carrera y ser unos grandes
profesionales.
A todas las personas que nos
apoyaron a culminar este texto.
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AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Dios por
acompañarnos y guiarnos en el
transcurso de nuestra carrera,
por ser nuestra fortaleza en los
momentos de debilidad y por
brindarnos una vida llena de
aprendizaje, experiencias y
sobre todo felicidad.
Damos gracias a nuestros padres
por apoyarnos en todo momento,
por los valores que nos han
inculcado y por habernos dado la
oportunidad de tener una
excelente educación en el
transcurso de nuestras vidas.
Sobre todo por ser un excelente
ejemplo de vida a seguir.
Un especial agradecimiento a
nuestros docentes de nuestra
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Alma Mater, en especial de
nuestra Escuela Profesional.
CAPÍTULO I
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WAYRA
I
Las calles se abarrotaban por la
muchedumbre, era notorio el grito de reclamo;
el silencio parecía desvanecerse, en el clamor
popular; la ciudad por un momento podía
respirar, dicha y tranquilidad, junto al cielo
pulcro y celestial, ajeno por un instante de la
contaminación y el caos vehicular.
Se divisaba en el horizonte una ciudad bella y
radiante, que desconocía por un momento el
caos que venía siguiendo día tras día; todos
eran conscientes que pronto esto acabaría;
que solo era una utopía,, que luego se
convertiría en una pesadilla.
Era una ciudad que por momentos se volvía
rebelde frente al abuso y la crueldad,
reclamando airadamente sus derechos;
aunque muchas veces se confundían las
marchas y las protestas con la violencia y la
destrucción de la propia ciudad, a la cual ellos
tanto amaban.
La ciudad tenía que despertar de aquel sueño
oscuro que la realidad parecía ponerle en el
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camino. Había que dejar de lado la paz y la
tranquilidad e incursionar en la dura batalla
por la igualdad, por el bienestar y la
tranquilidad.
Las banderas y las pancartas, se hacían
notar.
El malestar que había dentro de la población;
reflejaba el resentimiento y la decepción de un
gobierno corrupto y traidor.
La ciudad se paralizaba pues el clamor del
pueblo era el que por un momento dominaba.
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Pasaban horas, días, semana hasta incluso
meses en donde la incesable protesta, por la
justicia y la equidad aún no acababa. Todo se
tornaba oscuro, en las pequeñas casitas como
en las inmensas mansiones que paraban
resguardadas por agentes de seguridad, las
playas junto al mar parecían rugir con
agresividad, las olas golpeaban con mucha
crueldad, pues tal vez representaban la furia
que el pueblo tenía que manifestar.
Tal vez este episodio de las olas del mar nos
quiera dar a conocer algo, porque siempre la
naturaleza tiene lecciones que enseñar. Tal
vez nos quiere reflejar que todos somos como
las olas del mar que llega un momento en que
nos elevamos tanto que terminamos
reventando por la furia y el miedo que nos
estaba atormentando, pero que luego de tanto
rencor y resentimiento, acabamos mansos y
calmados, en las orillas de la resignación o en
la gloria del triunfo de nuestra manifestación.
Sabemos que este cambio de agresividad a
pasividad, es sólo una manifestación de la
reflexión que cada individuo realiza frente a
una situación, con el propósito de volver de
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nuevo a las profundidades del océano, en
donde todo es tan oscuro en donde nuestros
miedos se ven confundidos por la falta de
claridad y por la corriente que nos arrasa con
todo en los momentos de caos y confusión.
Debemos ser conscientes que regresamos
con la intención, de surgir de nuevo, como
olas y terminar en las orillas de la gloria, sólo
así podremos decir ¡lo logramos! Y con una
tranquilidad grata al igual que las nubes, nos
evaporaremos y mediante fuertes vientos
llegaremos a la gloria del cielo, llegaremos a
las alturas, en donde los sueños existen y en
donde los sueños son posibles.
Muchos llegaran de eso estoy muy seguro,
pero lo cierto es que pocos se quedaran, ya
que en esta vida los errores están al orden del
día; solo el que procure no caer en esta
tentación se quedará y los otros cual nubes
negras, por tanta maldad caerán
despavoridamente como lluvias violentas,
formando caos y destrucción, regresando de
nuevo a las profundidades del océano en
donde la lucha es constante, en donde los
sueños son casi imposibles y en donde la vida
es muy difícil.
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Los pobladores de esta ciudad sabían que no
era válido caer en cobardía, pues era la única
manera de que el gobierno escuche lo que
ellos pedían.
Y por otro lado la muchedumbre inmersa en
este reclamo popular, sabía que estaba
protestando, pero no sabían cuál era el motivo
que originó la protesta; mucho de esto se
daba por que en esta ciudad abundaba la
ignorancia, el abuso, la corrupción y el
egoísmo por parte de la población.
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Por otro lado el gobierno estaba plagado por
la injusticia y la corrupción, todos hacían lo
que querían, todos trataban de aprovechar al
máximo el poder que todavía ostentaban.
En este gobierno gracias al centralismo del
poder, se había formado una organización
llamada “satélite”, el cual involucraba a todo
cuanto poder ostentaba. Nadie podía
oponerse, pues la mayoría era la que
mandaba y pobre aquel, que intentara
perjudicar esta mafia, seguro que no viviría
para contarlo de cómo es como se paga la
traición en esta organización destinada a
gobernar sin límites y acostumbrada a sacar
del camino a quien considere un intruso para
sus intereses.
Esta ciudad y su población vivía tiempos de
caos y destrucción en donde la vida no estaba
garantizada por nada y donde los derechos
eran vulnerados como si nada. Todo el pueblo
a pesar de su resignación, todavía guardaba
en su corazón la esperanza de que aparezca
el salvador, la esperanza de que aparezca el
cambio que garantice su liberación.
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CAPÍTULO II
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Una mañana, exactamente a las 11:00 am.,
entro una llamada, el cual era muy insistente y
a las vez perturbadora, Wayra estaba jugando
justo por ahí y como era muy pequeño no
alcanzaba al teléfono, luego de unos
segundos aparece su madre y contesta el
teléfono. Terminaba la conversación, la madre
cuelga el teléfono muy nerviosa; tenía el rostro
muy pálido y los ojos muy brillosos como si
quisiera llorar, de esto se dio cuenta Wayra y
le preguntó: -¿Mamá qué pasa? ¿Por qué
quieres llorar? Y la madre muy cabizbaja y
con la voz entre cortada le dice:
- No pasa nada hijo… todo está bien.
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un corazón casi indomable; termina por
quebrarse y empieza a llorar silenciosamente
para que los muros no se den cuenta de que
por sus hermosos ojos grandes y penetrantes,
que por sus hermosas mejillas casi rojizas y
labios voluminosos discurrían las lágrimas
como pidiendo permiso.
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esto, sólo era un sueño oscuro, del cual no
podía despertar; quería pensar que sólo era
una equivocación o tal vez era una estrategia
para escapar de una persecución a la cual
estaba acostumbrada su esposo.
Ella sabía que Wayra no debía enterarse de
que su padre había muerto, porque tal vez iba
a ser una noticia muy traumática para su
edad, ya que apenas tenía seis años.
Ya eran más o menos la una de la tarde y
Marcela recién despertaba, pues se había
quedado dormida en el despacho de Dionisio.
Lo primero que hizo fue ir al cuarto de Wayra
para ver en qué cosas estaba andando; se dio
con la sorpresa de que se había quedado
dormido frente a la pelota que su padre le
había regalado. Marcela se acerco un poco
más y observó que Wayra había escrito algo
en dicho balón:
- “Los buenos nunca mueren, los buenos
vivirán por siempre en el corazón y en
mente de la gente por el cual se trabajo
constantemente”
Marcela volviose a quebrar, pues esas
palabras eran el fiel reflejo de que Wayra
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quería seguir quizás el mismo camino
peligroso que había seguido su padre. Ella no
quería que su hijo sea político ya bastante
había sufrido con Dionisio, el acalde de la
ciudad que hace unas horas lo habían
matado.
Luego de unas horas unas camionetas negras
veían se aproximar a la morada de Dionisio; el
timbre sonó como nunca como si la presencia
de esas personas los asustara. Enseguida
Marcela muy apresurada, abrió la puerta:
- Disculpa, buenas tardes… sentimos
mucho el deceso de su esposo, solo
veníamos a informarle que el velatorio se
realizará en este lugar el día de mañana a
las cinco de la tarde.
En seguida Marcela como conteniendo el
llanto, pregunto en donde se encontraba el
cuerpo de su esposo y ellos respondieron:
- No se preocupe de nada señora la
Municipalidad se está encargando de todo
eso.
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- ¡Basta!- dijo Marcela – le pregunté en
donde estaba, solo quiero que me
responda eso – replico muy enfurecida.
- Disculpa señora eso es una información
que no puedo revelar, sólo cumplo en
avisarle lo que se me fue encomendado.
Marcela muy furiosa por lo que estaba
pasando empieza a golpear al funcionario con
el cual estaba hablando. De pronto como por
arte de magia apareció Justino el mejor amigo
de Dionisio y le dijo:
- Cálmate Marcelita, Dionisio se
encuentra camino a la amorgue para saber
qué es lo que origino su muerte.
Y luego empezó a consolarla, pues el martirio
era evidente.
Luego de unos minutos todos los funcionarios,
incluyendo a Justino se fueron en sus lujosas
camionetas.
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CAPÍTULO III
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Al día siguiente, Marcela sabía que tenía que
ponerse fuerte para que Wayra no sospechara
nada. No tenía ningún familiar en la ciudad,
sólo tenía a su mejor amiga con la cual se iba
a quedar Wayra, mientras su madre iba al
velorio de su padre. En seguida llamo a
Valeria y ella aceptó.
Un fuerte grito hizo resonar la habitación, en
seguida Marcela muy preocupada entra al
cuarto de Wayra y lo encuentra llorando y muy
desesperada le preguntó qué es lo que
pasaba y él respondió:
- Mamá, soñé feo… soñé que habían
matado a papá.
- No te preocupes hijo – replico Marcela con
la voz nerviosa y entrecortada.
Ella sabía que Wayra no debía enterarse de
nada, ella quería que su hijo no sufra, porque
una noticia a esa edad podía destruirle la vida.
- Mamá tengo miedo – dijo Wayra muy
angustiado.
Y Marcela como contemplando el llanto de
Wayra, le dijo:
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- No temas tu madre está aquí contigo – y
empezó a abrazar a Wayra.
Pero Wayra no paraba de llorar, llegó un
momento en el que el silencio se
apoderaba del momento y Wayra un poco
más calmado le dijo a su madre:
- Papá, no quería abandonarme… peo vino
un señor y se lo llevó.
- No llores, hijo es sólo un sueño – dijo
Marcela muy angustiada al presenciar el
dolor de su hijo.
- Wayra presentía que algo raro pasaba;…
los sueños graficaban la fatídica realidad
por el cual atravesaba la persona que el
más amaba.
En medio de su inocencia, graficaba una
fatídica escena de nostalgia, Wayra tenía
muchas dudas y preguntas que tenían que
ser resueltas, de pronto una pregunta, se
hizo escuchar:
- Mamá ¿Dónde está mi padre, que le
paso? – replico en su inocencia.
Enseguida Marcela, tratando de esconder – la
realidad, sólo atino a abrazar a su hijo,
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aunque los ojos por un momento le querían
traicionar…
- Mamá que pasa ¿por qué quieres llorar?
Preguntó de nuevo Wayra.
- No pasa nada hijo, tu padre pronto volverá
– dijo Marcela.
- Y si no viene que pasará con nosotros
mamá – dijo Wayra.
- No pienses eso hijo, tu padre, desde
donde este nos protegerá…
Y Wayra respondió:
- Pero en mi sueño, mi padre me dijo que te
cuidara, parecía que una energía extraña
de él se apoderaba, yo trataba de
acercarme, pero él se alejaba, yo no
quería que se marchara, pero mientras
más me acercaba, él más se alejaba.
Llegó un momento en que casi ya, lo
perdía de vista y lo último que escuché fue
una voz que me decía ¡ten confianza en ti
mismo!
“Miski runa” y de pronto desapareció.
Estoy seguro que esa voz era de mi
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padre… mi padre se fue mamá… y Wayra
se puso a llorar.
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aguantar, para que Wayra no sospechara
a un más.
- De repente la nostalgia y el dolor, empezó
a ser invadida por los constantes toques
de timbre que en la escena se
presenciaban.
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- Hijo, te presento a mi mejor amiga
Valeria.
- Mucho gusto, es usted muy bella y muy
linda- Respondió Wayra, ya un poco
más tranquilo.
De repente Valeria, saco un juguete de su
bolso, y se lo dio a Wayra. Wayra cambio
repentinamente de ánimo porque el regalo
que le había traído Valeria era el juguete, con
el cual, el tanto soñaba.
- Gracias- dijo Wayra-Este es el juguete
que mi padre, prometió regalarme el
día que cumpla siete años.
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Marcela muy emocionada, dijo:
- Hijo, Hoy en la tarde saldré de viaje…
- ¿Dónde mi padre?- pregunto Wayra
- No hijo, iré a una reunión de trabajo-
replico Marcela muy angustiada ante la
interrogante de Wayra,que continuo
diciendo :
- Cuídese mucho madre y si lo ve a mi
padre dígale que lo quiero mucho y que
ande con cuidado…
- No te preocupes hijo tu padre muy bien
lo sabe – respondió Marcela casi al
borde del llanto.
De eso se dio cuenta Valeria y de inmediato
abrazo a Marcela que no pudo aguantar más
el dolor y cayó al sofá despavoridamente y
luego empezó a llorar como un niño cuando le
quitan su juguete.
Marcela sabía que Wayra no debía verla así,
pero el dolor acabo con su razón.
Valeria no sabía qué hacer, estaba entre la
espada y la pared, por un lado no sabía si
contarle a Wayra lo que estaba pasando o
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simplemente callar y seguir ocultando el
engaño.
- ¿Qué pasa mamita? – Replico Wayra
muy asustado
- No pasa nada- Respondió Valeria -
Solo fue un desmayo
- Ve hijo a tu cuarto - Dijo Marcela- Que
te quedaras por unos días con Valeria.
- Está bien madre - Respondió muy
amablemente Wayra.
En seguida subió las escaleras lentamente
como meditando, Wayra sabía que algo malo
estaba pasando, porque nunca vio a su madre
quebrarse de dolor como lo hizo hoy.
Ya casi subiendo el último escalón decide
quedarse quieto y esconderse junto al muro,
para descubrir lo que realmente estaba
pasando.
Marcela ya estaba más tranquila, aunque
tenía que apresurarse para llegar al velorio de
Dionisio. En seguida sonó el timbre muy
suavemente, como lo hacía siempre
Dionisio…Valeria fue a abrir la puerta y el que
apareció nuevamente, fue Justino muy
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elegante con su traje negro, y con el cabello
muy bien peinado
- Déjalo pasar- Dijo Marcela ya un poco
mas recuperada. En seguida Justino
entro en la morada, y el silencio hacía
notar los pasos, uno a uno, eran casi
parecidos al de Dionicio cuando
regresaba del trabajo.
- Toma asiento- Replico Marcela muy
Amablemente
- Gracias comadre- respondió Justino-
con la voz gruesa, aunque un poco
opacada por la audiencia al que había
asistido hace una hora.
- Espérame un toque Justino -Dijo
Marcela - que voy por mi cartera.
En seguida Valeria corrió detrás de Marcela
Para ayudarla a buscar su cartera.
Mientras todo esto pasaba Wayra estaba al
tanto de cualquier suceso que lo ayudará a
descubrir lo que estaba pasando.
Tenía todo la intención de escuchar la
conversación que su madre sostenía con
Valeria, pero no le fue posible, ya que la
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conversación se realizo en la Oficina de su
padre. Luego de dos minutos vio recién a su
madre quien le entrego una tarjeta a Valeria,
el cual en seguida paso a esconderlo debajo
de la maceta que se encontraba al lado de la
puerta de la oficina.
Pensando que era un buen escondite, para
que nadie diera con la tarjeta.
Enseguida Justino al ver que Marcela ya
estaba lista – replico de manera vacilante y
graciosa:
- ¡Ya Marcela vamos, que me estoy
mosqueando!
- Ya Justino vamos – respondió Marcela,
muy seria, como lo era siempre.
Marcela muy preocupada por no despedirse
de Wayra le encarga a Valeria que cuide a
Wayra. De nuevo la angustia parece
apoderarse de su cuerpo y de su mente al tan
solo pensar que saldrá de casa para enfrentar
el sufrimiento y la verdadera realidad…. Y se
cerró la puerta como cuando cierras un cofre
muy valioso el cual no quieres que nadie lo
abra.
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Enseguida Wayra esperaba que Valeria vaya
a cualquier parte para ver que había debajo
de la Maceta. Y como por arte de magia se
cumple lo que Wayra deseaba, Valeria sale de
casa, enseguida Wayra baja muy
apresuradamente, casi resbalando y levanta la
maseta y encuentra un papel blanco, el cual
decía:
Av. Arequipa 225 – “CALERA”…
Al toque Wayra pensó que tal vez era el lugar
en donde su madre había ido hace un
momento. Wayra sabía que debía ir con
cuidado por un momento se veía como súper
héroe o un detective en busca de descifrar el
misterio. En medio de su inocencia sale de
casa muy apresurado y a la vez contento con
ansias de llegar al destino para cumplir con su
cometido.
Una vez fuera de casa ya más o menos a las
tres de la tarde, decide tomar un taxi con
destino al lugar indicado.
El viaje demoró más o menos veinte minutos,
veinte minutos que parecían congelarse en el
tiempo. Wayra no sabía que tal vez eran los
últimos veinte minutos en el que todavía,
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podía sonreírle a la vida que todavía podía
tener su alma tranquila, que todavía aún
podía, gritar de alegría. Pero la vida tenía que
continuar y en seguida Wayra bajo del taxi,
justo al frente de una casa, que por lo cierto
era muy hermosa, Wayra se acercó un poco
más y un agente de seguridad lo detuvo, y en
seguida por ahí apareció una flotas de
camionetas, que a simple vista parecían muy
caras. El agente de seguridad dejó a Wayra y
corrió apresuradamente a una camioneta en
particular, Wayra aprovechó el momento y se
escondió en uno de los vehículos. Luego de
unos segundos bajo de la camioneta blindada,
un hombre muy alto, de aspecto muy
malvado; ordeno algo al agente de seguridad
y entro al velorio. Wayra parecía ya un poco
asustado porque el rostro del hombre con cara
de malvado lo había visto por algún lado.
No sabía dónde, pero ese rostro lo aterrorizó
un poco. Escondido Wayra en uno de los
vehículos decide acercarse a la puerta,
aprovechando que ya no estaba el agente de
seguridad cuidando. Una vez ya en la puerta,
la impresión que sintió su corazón fue
inmediata, sentía que el mundo se paralizaba,
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sentía por momentos que una energía extraña
de él se apoderaba, Wayra en medio de su
inocencia no sabía lo que estaba pasando, por
momentos quería huir de aquel lugar en
donde el llanto y la tristeza parecía reinar.
Wayra se acercó un poco más, para descubrir
que es lo que estaba pasando, no entendía
porque tanta gente estaba llorando.
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porque un cajón causaba el dolor de todo el
pueblo presente.
Wayra estaba como hipnotizado, paso de
momentos de paz y alegría a momentos de
angustia y melancolía. No sabía si huir
despavoridamente o enfrentar la realidad
existente. A sus seis años tuvo que tomar una
decisión, Wayra decidió tomar la segunda
opción, y preguntó a un caballero que estaba
justo al costado de la puerta de recepción.
Wayra le dijo, con una voz un poco nerviosa:
- Disculpa señor…
- Que pasa hijo – respondió el sujeto, luego
de haber despertado de los brazos de
Morfeo. Una vez ya consciente de la
realidad se dio cuenta que el niño con el
que estaba hablando era el hijo de Dionisio,
su peor enemigo, porque lo había
despedido por haber cometido actos de
corrupción.
En seguida Wayra lo miro de frente y le dijo:
- Disculpe busco a mi madre, no sé si la ha
visto.
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El sujeto se quedo en silencio, sabía que
Dionisio desde donde este sufría con el dolor
de su hijo.
¡Que pasa! – replico de nuevo Wayra ya un
poco más alterado, porque presentía que algo
malo estaba pasando….
- No pasa nada hijo – respondió el sujeto – a
tu madre no le visto. Pero… a tu padre sí.
El sujeto sabía que era el momento indicado
para cobrar venganza, era consciente también
que Dionisio ya estaba muerto, pero aún
quedaba lo que más quería. Y continuó
diciendo:
- Tienes que ser fuerte hijo, yo sé que tu eres
un niño valiente, tu padre me hablo mucho
de ti, el está muy orgulloso de que seas su
hijo… y continuo hablando.
En ese momento Wayra, empezó a presagiar
lo peor y se le vino en la mente el sueño en
donde su padre había muerto, en donde su
padre se le despedía sonriendo.
- ¿Dónde está mi padre? – replico Wayra un
poco ya lloroso.
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- Está al frente tuyo – respondió el sujeto,
casi sin remordimiento alguno.
- ¿Dónde? Que no lo veo – dijo Wayra, por
momentos ya quebrándose, recordando en
cada momento, lo que en el sueño le había
dicho su padre.
- Está al frente tuyo, ahí está tu padre
esperándote…
Y de nuevo Wayra ya sumergido en el llanto y
sin presagiar la intención del sujeto, dijo:
- Por favor, dígame dónde está mi padre…
Y continuó diciendo el sujeto.
- Está al frente – pero con una voz ya más
suave, como si estuviera conmovido por el
dolor del niño, por momentos quería dar
marcha atrás, porque, él también era padre
y se moriría de dolor al ver en esa situación
a cualquiera de los suyos.
- ¿Dónde? – replicó de nuevo Wayra,
mirándolo de frente, sin quitarle la vista de
encima.
Y de pronto Wayra ve en la tarjeta de
invitación del señor de alado que también
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estaba durmiendo, la foto de su padre. De
inmediato sin pensarlo dos veces, se lo saca
del saco, en medio del llanto se digna a leer la
invitación.
Y lo primero que hizo fue mirar al frente, y lo
único que vio fue un cajón y efectivamente su
padre se encontraba inerte.
En ese momento se paralizaron sus sentidos,
miraba a todo lado como si quisiera pedir
alguna explicación de lo que estaba pasando,
por momentos trataba de pensar que estaba
sumergido en un sueño oscuro…
Era demasiado sufrimiento para un niño de
apenas seis años. Wayra no quería creer que
papá había muerto, cayó de rodillas frente al
pavimento y empezó a llorar como nunca
jamás lo había hecho, luego de cierto tiempo
de haberse quebrado contemplando el suelo
en el afán de querer acercarse donde su
padre, vio a su madre que estaba arrodillada
frente al cajón de papá, enseguida corrió junto
a su madre y la abrazó diciendo:
-Papá murió mamá, se fue para nunca más
volver… y continuo llorando, como si el llanto
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pudiera de alguna manera calmar el dolor de
un niño que apenas estaba soñando.
Marcela sólo atinó a abrazarlo muy
fuertemente, y llenarlo de besos.
Ambos permanecieron contemplando los
restos de Dionisio, por al menos ya un buen
tiempo, ya se había hecho de noche, y la
gente poco a poco se iba retirando, Wayra
estaba a un costado de su madre, ya un poco
más calmado, por que las lagrimas se le
habían agotado…
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CAPÍTULO IV
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44
Al día siguiente la vida continuaba, aunque
todo el pueblo, estaba consternado por la
muerte de Dionisio, el alcalde que quiso ir
contra la corriente y acabar con los abusos d y
excesos que había en su pueblo.
La hora del entierro no se hacía esperar,
bombos y platillos lo acompañaban para darle
el ultimo adiós, al hombre que en el intento de
luchar por su pueblo, encontró al peor de los
enemigos; la muerte, de alguna manera fue el
hombre que inicio el camino para que el
pueblo luche por la paz y la justicia que tanto
se merece. Fue el hombre que promovió la
justicia social para superar la explotación, la
miseria y las desigualdades que no se
expliquen por el esfuerzo y la capacidad de
cada uno. Dionisio siempre pensó que sin
libertad y democracia no son posibles ni el
progreso ni la justicia, y por ello rechazaba las
dictaduras políticas y económicas. Gracias a
Dionisio se empezó a generar una revolución
social del pueblo, que trataba de imponer su
soberanía contra la opresión.
En conclusión fue un líder de las clases
oprimidas que arrastrando mil peligros
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enfrento a las dictaduras de turno propiciadas
por el grupo “Satélite”. Por su lucha constante
fue considerado un líder legendario, que vivirá
por siempre en el corazón de la gente.
Era ya más o menos las diez de la mañana,
y el cuerpo de Dionisio se acercaba al
cementerio en donde iba a ser enterrado. Al
lugar llegaron muchos simpatizantes entre
amigos, compañeros de trabajo, hasta
incluso miembros del Grupo “Satélite”, que
hipócritamente fingían estar dolidos.
También llegaron los padres de Dionisio
(Don José y Doña Mercedes) quienes le
comunicaron a Marcela, que su único
hermano, no iba a venir porque, el vuelo
que iba a tomar, se cancelo por problemas
climáticos.
Ese día Wayra ya estaba un poco más
calmado, porque vinieron los abuelos más
consentidores del mundo. Ya eran las once
de la mañana y el padrecito dio las últimas
bendiciones, para que se proceda con el
entierro. En ese momento el pánico y el
sufrimiento de apodero especialmente de
wayra, no quería creer, en ese momento,
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que su padre había muerto, no resistió ver
el sufrimiento de su madre, cuando poco a
poco iba desapareciendo, el ataúd de su
padre, cada segundo del entierro se
transformo en puros recuerdos que tal vez
jamás volverían a realizarse de nuevo.
Wayra sentía que todas sus alegrías,
también se habían sepultando junto con su
padre.
Se estaba hiendo el ser que más quería,
estaba muriendo el protagonista de sus
alegrías.
No pudo soportar ver tanta escena de
melancolía, que decidió huir en ruta
desconocida. Su madre quiso detenerlo,
pero los padres de Dionisio le dijeron que lo
dejara, que era lo mejor para que Wayra se
desahogara.
Wayra totalmente destrozado con los
sentimientos encontrados decidió huir al
establo, en donde se encontraba un
pequeño árbol, que le traía muchos
recuerdos.
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A penas llegó, las lágrimas y el llanto,
hicieron que Wayra quede descansando a
los pies del árbol.
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-Bueno hijo vamos – respondió, amablemente
el padre de Dionisio una vez llegado al
cementerio deciden ir en busca de Wayra,
para lo cual deciden separarse, Don José por
la derecha y Justino por la izquierda, y luego
de unos segundos comienzan la búsqueda.
En medio del recorrido parece oírse gemidos
como si estuvieran llorando; Justino al
escuchar el bullicio sale despavoridamente del
cementerio en medio del terror y el miedo.
Don José hace lo contrario, decide averiguar
qué es lo que estaba pasando, guiándose por
el ruido descubre que era Wayra el que
estaba llorando junto a la tumba de Dionisio.
De inmediato Don José va en busca de su
nieto para levantarlo del suelo, diciendo:
-Levántate hijo, que te estás haciendo mucho
daño.
-Déjame abuelito – déjame con mi padre por
última vez respondió Wayra, en medio de un
llanto total.
-Pero hijo, tienes que entender que a tu padre
no lo gustaría verte así – tu padre quiere que
seas valiente, tu padre no ha muerto, tu padre
siempre estará presente en tu corazón y en tu
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mente, el siempre te protegerá él será tu guía
para que no te desvíes por la vida.
-Vamos hijo a casa – replico de nuevo Don
José ya con la vos entrecortada.
-Déjame por favor abuelito, déjame llorarle a
mi padre… y Don José con unas gotas de
lágrima cayendo por el rostro, le dice a Wayra:
-Llora hijo, desahógate “vientecito”,
desahógate…
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-Te prometo abuelito, que voy a mover mar y
cielo para dar con los culpables de la muerte
de mi papito…
Y continuó llorando, junto al abuelo, la tumba
de su padre.
La oscuridad parecía ya asomarse, y ya era
hora de irse a casa, Wayra se había quedado
de nuevo dormido, en medio del llanto y el
delirio, el abuelo casi sin despertarlo, lo cogió
entre sus brazos y lo llevó rumbo a casa.
Todos estaban desesperados, porque, ya
hace buen rato no se aparecían, ni el abuelo,
ni los muchachos. De pronto sonó el timbre
como indicio de que la búsqueda ya había
acabado, Marcela adelantándose a Doña
Mercedes abre la puerta, y efectivamente, era
Don José que tenía entre los brazos a Wayra,
que todavía no había despertado.
-Llévalo a su cuarto Don José – dijo Marcela
muy preocupada por el estado de su hijo.
Y enseguida Don José lo llevó a su cuarto,
para que descansara más tranquilo Wayra. De
pronto se apareció Marcela y Doña Mercedes,
preguntando: ¿Qué es lo que había pasado?
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Don José respondió, un poco más tranquilo:
-A este angelito lo encontré hablando con su
padre, hasta se quedó dormido el condenado.
– ¡Ah! Y ¿qué es de Justino?
- Desde que se fue con usted no ha vuelto a
venir por acá – respondió un poco preocupado
Marcela.
-Ese Justino cobarde se asustó y se fue
corriendo como una señorita – empezó a
replicar de manera burlona Don José, casi por
momentos riéndose.
-¡Hay viejo! Respondió Doña Mercedes
Marcela un poco preocupada, dijo:
-Pobre Justino donde se había ido – Buena
creo que hay que ir a descansar, porque creo
que mañana será un día muy duro.
-¿Por qué hija? – preguntó Don José, un poco
desconcertado.
Marcela respondió, con un poco de rencor y
rabia:
-Es que mañana voy a averiguar qué es lo que
ocasionó, la muerte de Dionisio.
52
-Bueno, hasta mañana Doña Mercedes, hasta
mañana, Don José.
-Hasta mañana hija-respondió Don José con
un tono un poco desconcertante.
53
CAPÍTULO V
54
55
Al día siguiente… la vida tenía que continuar,
quizás Wayra no quería aceptar la realidad, y
quería seguir soñando año tras año, la sonrisa
del padre que tal vez se alejaría en la sombra
creciente del recuerdo…
Por su parte Marcela estaba convencida que
era el tiempo, el que repararía el sufrimiento, y
sabía que tenía que seguir viviendo no en la
sombra oscura del recuerdo, sino en el
anhelo, de que el sol saldría también para
ellos, sabía que era difícil olvidar, pero nada
imposible de lograr…
El amor por su hijo era lo único que ella
necesitaba para seguir viviendo, sabía que
Wayra estaba pasando por los momentos más
turbulentos del tiempo, y necesitaba el ser que
pudiera calmar su llanto, que lo aliente a
seguir sus sueños, que lo acompañe en los
momentos más difíciles de la vida, que le de
apoyo, que le de cariño… y que nunca lo
abandone y que le brinde su amistad, sin
interés alguno…
Las horas pasaban, el sol nunca salió, era el
presagio de que la tormenta, todavía, no había
terminado, por que el cielo permanecí
56
nublado, como contemplando la desgracia que
en todo el pueblo, se iba rumoreando.
Los rumores del pueblo, alejaban que a
Dionisio lo habían matado, porque tenía
pruebas suficientes para acabar con el grupo
“satélite”, la gente intentaba explicarse de una
y mil maneras, cual era la prueba que originó
su muerte. Muchas eran las hipótesis que se
planteaban los lugareños, pero la única
verdad sólo lo sabían Dionisio y las personas
que lo habían matado.
De pronto, sonó el timbre, y de inmediato
Wayra se despertó y su madre corrió
apresuradamente a ver quien estaba tocando,
pero al llegar a la puerta, don José estaba
conversando con un muchacho muy alto, flaco
y un poco agraciado. Marcela no lo dudo un
instante y se pronuncio diciendo:
- Buenos días muchacho, ¿A quién
buscas por acá?, el muchacho
respondió muy cordialmente, aunque
un poco asustado:
- Vengo a hablar con la esposa de
Dionisio le tengo que entregar un
recado que me encargo el Finado.
57
- ¿Qué recado? Pregunto Don José.
Y el hombre un poco más calmado,
respondió:
- Es que me hizo prometer, que si por
algún motivo, el ya no existiría, los
protegería de todo peligro, que pueda
sucederle a su familia.
Y Marcela muy angustiada por el relato,
lo toma de los brazos diciendo:
- De qué peligro estás hablando, ¿Quién
nos quiere hacer daño? - Responde
muchacho, no te quedes callado
- El “Grupo Satélite” señora- Respondió
Alejandro, con tono pausado
- ¿el Grupo Satélite? – replico Marcela
muy asombrada.
- Si – Respondió Alejandro- quieren
acabar con toda su familia, en especial
con su hijo.
- Y que tiene que ver mi hijo con todo
esto – replico Marcela
58
Y Alejandro muy nervioso, casi tartamudeando
se animo a contarle a Marcela, todo lo que
había pasado con su esposo:
- El grupo Satélite fue quien asesino a
Dionisio, ellos lo mataron, porque
Dionisio de empeño en darles la contra,
hasta el límite de conseguir las
pruebas, que comprometían,
incriminaban y encaminaban al grupo
Satélite a la destrucción. Pero Dionisio
no pudo ocultar mas la investigación,
porque alguien lo traiciono, un día
anterior al fatídico homicidio, Dionisio
me comento, que el Grupo satélite
tenía conocimiento de la investigación,
es por eso que decidió guardar toda la
información en el departamento del
servicio de inteligencia, del cual estoy
yo a cargo. Nuca me dijo el código o la
clave de la contraseña del archivo con
el cual lo había guardado. Solo me dijo
que esa clave la escogió en mención
del inmenso amor que le tenía a su hijo,
lo último que menciono fue que la clave
tenía que ver mucho con su hijo por
que representaba lo que Wayra era…
59
- Es por eso que deben huir muy lejos,
en donde la mafia no los pueda
encontrar. Ellos sienten miedo de poder
ser descubiertos y acusados por todos
los abusos que han realizado. Piensan
tal vez que Dionisio les dijo la clave,
para que puedan acusarlos; ellos
sienten temor que esas pruebas
aparezcan, es por eso que quieren
eliminarlos, para que no revelen nada.
- ¿Y quién le dijo al grupo satélite que lo
estaban investigando? Pregunto
enérgicamente Marcela.
Alejandro Respondió:
- No tengo, ni la menor idea, lo único que
se, es que alguien muy relacionado a
las actividades de Dionisio. Por que de
seguro también le conto que la clave
está relacionado con su hijo Wayra, por
eso es necesario que huyan, antes de
que los encuentren
Enseguida Marcela, comenzó a
caminar murmurando:
- ¡Dios mío, dame fuerzas que me estoy
derrumbando!
60
Parecía ver en el rostro de Marcela el
eslabón perdido en el laberinto oscuro
de la desesperación… no entendió
porque de un momento a otro el dolor
se apodero de su rostro y de su
corazón, ella sabía que la decisión que
ella tomaría lo haría pensando en lo
único que todavía le quedaba con vida.
Mientras tanto el abuelo se quedo por
unos momentos en shock, recién
entendía la magnitud del problema. Se
acerco a Marcela y la abrazó muy
fuerte, como si viera sufrir a su propia
hija, e intentó calmarla diciendo:
-No te preocupes hija vámonos a la Florida, yo
hay tengo una casa, es chica, pero bien
cómoda.
- Es una buena idea – replicó Alejandro –
nadie sospecharía que estarían en ese lugar,
además es una ciudad muy grande sería difícil
que los reconocieran.
-Pero Alejandro empezó a decir Marcela,
invadida por el llanto.
61
Alejandro, comprendiendo el dolor de Marcela
y considerando que no se debía perder más
tiempo… le dijo de nuevo:
- Tienes que hacerlo Marcela, tienes que dejar
“CALERA” e irte a la Florida ahí estarán bien
nada malo les pasará, hazlo por Wayra, hazlo
por el motivo que todavía te mantiene con
vida.
Marcela, en medio de lágrimas, comprendió
que tal vez era lo mejor para ella y para
Wayra, y con el dolor en el corazón aceptó
diciendo:
- Está bien, nos iremos a la Florida…
- Pero de inmediato, que ya no hay
tiempo – empezó a decir Alejandro muy
alegre por la decisión correcta que
Marcela había tomado.
Entonces ese mismo día de sol nublado,
cubierto casi por la oscuridad Don José, Doña
Mercedes, Marcela y Wayra, partieron a la
ciudad prometida, partieron a una nueva
ciudad en que tal vez podrían recobrar la
alegría y dejar atrás la pena y la desdicha.
Wayra era apenas un niño pero comprendía la
situación que estaba pasando, sabía que tenía
62
que regresar para cumplir con la promesa que
le había hecho a su padre, Wayra en medio
de llanto empezó a agitar sus manos
despidiéndose del pueblo que lo vio nacer,
Wayra era consciente que no era un adiós, si
no era un hasta luego.
63
CAPÍTULO VI
64
65
DESPUÉS DE TRECE AÑOS:
66
tranquilo a Wayra, un sentimiento que tal vez
pudo acabar con su vida, todos apreciaban lo
que Wayra eternamente manifestaba, pero
nadie se daba cuenta lo mucho que Wayra
sufría, Wayra era conciente que debía olvidar
el pasado, porque le estaba haciendo mucho
daño, también era conciente que lo que ahora
importaba, era el presente.
67
vanidad se empezaba a apoderar del destino
oscuro que su corazón no podía olvidar, acaso
tanta fama y popularidad podía desencadenar
en Wayra, el inicio de la crónica de una
muerte anunciada…
68
- ¡soy el poeta herido, que ha resucitado,
para nunca más ser vencido!
- ¡viva la alegría, que empiece a invadir
los senderos de mi vida!..
- ¡por fin vivo madre!
- Tontito - contesto Marcela, con voz
triste y acariciadora, como
comprendiendo el dolor de su hijo.
Era la primera vez que Wayra había
tomado. El alcohol le había debilitado el
cuerpo y lo había consumido casi por
completo. Ya todabía con la
conciencia un poco confundida,
preguntaba:
69
El remordimiento por lo que había
hecho, le punzaba por dentro y por
momentos quiso llorar, porque sentía
que estaba traicionando a los seres que
más quería.
70
Wayra un poco ahora conciente, trataba
de hacerse el dormido, para que su
madre ya no siga sufriendo al verlo
pálido y delicado.
- No deberías hacerlo…
71
- No caigas en el mal, te lo pido por
favor... y continúo contemplando el
sueño de su hijo.
72
Ya era más o menos la seis, y Wayra
tenía que despertar porque tenía que ir
a la universidad. Su madre ya a eso de
las seis y diez decide ir a su habitación,
para ver como se encontraba
el“Conquistador “, como lo llamaban en
el salón.
73
Wayra de la universidad, este nunca
llego, Marcela en medio de la angustia
y la desesperación llamo a su mejor
amigo “julio”, un chico no muy alto, de
formas esbeltas y graciosas. Julio le
comunico que supuestamente lo vio
tomar un bus que lo iba a llevar a su
casa.
74
- ¿Por qué lo haces hijo? ¿por qué?- no
entiendo
Wayra respondió:
- Tú no necesita beber….
- Si lo necesito mama- respondió Wayra
– Y replicando de nuevo, dijo:
- “dicen que el trago ayuda a olvidar” y
eso es lo que hago mama intento
olvidar el pasado que me ha hecho
mucho daño.
Y Marcela al escuchar tal relato, no le dijo
nada más e intento llevar a Wayra a su
cuarto. Una vez llegado, lo hecho en su
75
cuarto. Wayra por momentos no era
conciente de lo que pasaba y en medio de
su ebriedad, dijo unas palabras:
76
El único amigo que lo aconsejo que no
acudiera y no se metiera en ese mundo
oscuro, fue Julio. Que lamentablemente
no pudo hacer nada para alejarlo de
ese grupo que estaba acabando con su
futuro.
77
incesantemente, porque por más que
quería dejar de tomar, no podía. Wayra
se había dado cuenta que se
encontraba en círculo vicioso del cual
no podía salir, el sabia que esta batalla
solo lo ganaría con ayuda. Es por eso
que cada noche cuando llegaba
borracho de la calle, le lloraba a su
padre que desde donde este, no lo
abandone, lo suplicaba, que lo de, la
fuerza necesaria para enfrentar esta
dura batalla.
78
79
CAPÍTULO VII
80
81
Mientras Marcela no sabía qué decisión
tomar para la mejora de Wayra, hasta
que un miércoles, día nublado por las
constantes tormentas que asechaba la
ciudad, ocurrió lo que se venía
pronosticado Wayra no había salido de
su cuarto durante casi todo el día,
Marcela pensó que se había quedado
dormido o que tal vez se había
encerrado porque estaba deprimido.
82
averiguaría que es lo que estaba
pasando con Wayra.
83
A wayra le pesaban los parpados; tenía en la
boca un sabor, repugnante y amargo; miraba
la faz de su madre y pensaba cosas
incoherentes, el solo hecho de verse ya casi
acabado y ver a su madre sufriendo a su lado,
hizo que wayra se expresara preguntando:
84
- Madre, usted cree ¿Qué el padre este
orgulloso de su hijo?
Marcela respondió de nuevo,
abrazándolo:
85
- ¡hijo tú puedes! ¡no dejes que el vicio
acabe con tus sueños!
- Tú tienes que ser el principal
protagonista en esta lucha y llorando,
replico de nuevo:
86
- Ayúdame por favor…
87
En medio del silencio contemplaba el
cuerpo de su hijo, aunque luego ese
silencio fue vilmente ultrajado por la
bulla incesante que emitía la sirena de
la ambulancia
88
Lo primero que vio al despertar, fue el
rostro de una mujer que le preguntaba
constantemente:
89
La doctora Luciana, le responde, con
una voz muy encantadora:
90
- Por ahora, lo único que haremos, es
estabilizar el estado anímico de su hijo,
mediante terapias de rehabilitación.-
Respondió amablemente Luciana,
replicando nuevamente:
91
cuenta la doctora, quien se atrevió a
preguntarle a Marcela:
92
Al ver Wayra la angustia de su madre,
por hacer todo lo posible para que él se
curara, y al saber que no contaban con
un seguro, como la mayoría del pueblo,
so atrevió a decir airadamente:
93
Marcela estuvo emocionado era obvio
que iba a aceptar la propuesta de
Luciana. Pero Wayra no quiso,
diciendole a la doctora:
94
Luciana se sintió un poco nerviosa por
los piropos que Wayra le había
enviado. Pero de todas maneras, no
entendía por qué Wayra no quería
aceptar su ayuda.
95
silenciosa y dura de aquella mujer,
siempre esperando los golpes de la
vida.
96
empiece a latir tranquilo. Luego se
acerco donde Wayra y lo abrazo, como
cuando era un niño. Mientras Marcela
acariciaba a Wayra…, se atrevió a
preguntar:
97
- Tal vez algún día, al cruzar por la calle,
ya se saluden como colegas.
98
- Que no era el momento indicado para
tomar una decisión
Y en medio de la conversación, una
tumultuosa bulla, se acercaba a la
habitación, pero de pronto toda esa
bulla, como por arte de magia
desapareció…para que luego, julio, su
mejor amigo de la Universidad se
presentase , frente a Wayra ,
disfrazado de Caperucita Roja…….
Acompañado de muchos duendecitos
de diferentes colores.
99
Wayra reconoció, el esfuerzo que
habían hecho sus verdaderos amigos,
los que estaban presentes ahí, y no los
que lo llevaron a la boca del infierno, se
emociono tanto, que lo único que dijo
fue:
100
La noche se veía caer, y como siempre Wayra
no estaba sólo, estaba acompañado de la
mujer que le había dado valores, que luchaba
junto a él, que lo alentaba a seguir sus sueños
y luchar por sus anhelos, que con regaños
traba de calmar su rebeldía. Esa mujer que
estaba con él, en los momentos difíciles, que
le brindaba su apoyo, que le brindaba su
cariño sin interés alguno. Esa mujer como
ninguna era su madre.
101
CAPÍTULO VIII
102
103
Al día siguiente, Wayra había despertado un
poco más fuerte, aunque por momentos, le
entraba las ganas de escaparse para irse a
tomar como lo hacía antes. Pero esta
intención nunca prospero, porque Marcela
vigilaba todos sus pasos.
104
pasaban la mayor parte del día contándose,
sus alegrías y experiencias, como parte
esencial en la recuperación de Wayra.
105
una casa que se encontraba en el centro de la
ciudad, justo a unos pasos de un centro de
rehabilitación, en el cual Luciana acudía a
ayudar todos los jueves de cada semana
106
Luego de haberlos escuchado, Luciana
se pronuncio diciendo:
107
- “fueron tantas horas, tan solo y triste,
hasta que te vi, tu llenas mi vida, mi
alma, por eso siempre quédate aquí ...”
108
Luego Marcela al escuchar la breve
conversación de los muchachos, dijo:
109
Este día parecía que iba a ser muy
duro, porque había que mudarse a la
casa del abuela Mercedes, que se
encontraba de viaje. Tal como estaba
pronosticado, fue un día muy pesado.
- Vuelvo a nacer…
Tantos años vividos perdidos pasaron,
pero eso fue ayer,
110
Es que hoy me di cuenta que
importante es la vida
111
CAPÍTULO IX
112
113
Una noche después de cenar, el timbre
de la casa, sonó suavemente, Wayra
estaba solo en casa, porque mamá
había salido con unas amigas.
114
- No, wayra- respondió Luciana- yo no
busco a tu madre
115
- Pero, me lo puede dejar a mí, yo se lo
entrego cuando esté de vuelta por aquí.
Luciana con seriedad le responde:
116
- ¿Qué es lo que pasa Wayra?
- puedes confiar en mí que soy tu amiga
117
Muchas ves
invade a mi corazón,
a este dolor.
como explicarlo,
118
Pero algo debo ver en mi interior
mi corazón.
el pasado atrás.
119
Y mi corazón no puede ver mas allá
del horizonte.
no puede olvidar.
120
en verdad aunque uno muera
de dolor,
siente su corazón.
121
Wayra hizo pausa y prosiguió leyendo
Que mañana…
122
Y justo en ese momento apareció su
madre, muy emocionada de ver a
Luciana sentada, frente a Wayra. Ella al
igual que Wayra se quedo
desconcertada por la visita de Luciana.
Le pregunto cuál era el motivo de su
visita y Luciana respondió:
123
Por eso un día Marcela le propone a
Wayra, diciendo:
124
- He averiguado y todas las personas me
han indicado que el centro de
rehabilitación que se encuentra a dos
cuadras del mercado es especialmente
muy bueno, en las cosas de
drogadicción y alcoholismo.
125
CAPÍTULO X
126
127
Es entonces después de dos días, que
Wayra asiste por primera vez.
128
excepcionales de personas que habían
luchado demasiado por salir de ese
problema, menciono a Wayra y lo invito
a que manifestara su testimonio ..
Yo he vuelto a nacer
129
Porque he vivido años perdidos…
130
que mis sueños cumplió
Y culmino diciendo:
131
Y luego lo abrazo, muy fuerte, por un
largo rato.
132
así de alguna manera calmar su
tembladera.
133
Al día siguiente Wayra no acudió a la
rehabilitación, por que se había
empeñado en graficar su dolor, por
medio de la escritura casi todo el día se
encerró en su cuarto, su madre le
pregunto:
134
Wayra estuvo casi por un mes
esperando los jueves de cada semana,
era el único día en que ambos se
miraban
135
CAPÍTULO XI
136
137
Hasta que un jueves 25 de mayo llego.
Los padres de Luciana eran gente
adinerada, que querían que su hija se
case con Anthony, un joven rico de la
edad de Wayra. Justo ese jueves
Wayra estaba decidido en declararse a
Luciana. Pero ella ese día nunca llego.
Wayra pensó que había caído enferma.
Porque un jueves anterior, le comento
que le dolía mucho la cabeza. Por eso
es que decidió ir a buscarla a su casa, y
en medio del camino, también recordó
que Luciana le había comentado que
había conocido a un chico muy
bueno… y recordó también que por ese
motivo él había decidido declararse
ahora. Una vez llegado a su casa
decide llamar al celular de Luciana,
pero estaba apagado.
138
No sabía qué hacer para averiguar qué
había pasado con Luciana, y mientras
caminaba de un lado a otro, de pronto
apareció un deportivo, que se paró al
frente de su casa, Wayra se escondió
en uno de los árboles que había por la
zona para averiguar qué es lo que
estaba pasando.
139
Luciana y en seguida ambos se
subieron al auto. Wayra tenía que
averiguar lo que estaba pasando, así es
que toma un taxi que justo se apareció
por la zona.
El taxista le pregunto:
140
Luego de a ver pasado más o menos
una hora, Wayra seguía en el lugar,
hasta que de pronto paso lo
inesperado, Antony abrazo a Luciana
(como lo hizo Wayra, cuando llovía)
luego de unos minutos ambos se
besaron….
141
porque una tormenta negra cubría el
cielo de la florida.
142
Te Quiero
Desde aquel momento
En que te conocí
No deje de pensar en ti
Pues en ese momento comprendí
Que me estaba enamorando de ti.
143
Te juro que te quiero
Que tengo un amor sincero
Y que ya me desespero
Por besar tus lindos labios.
No encuentro el camino
Para que estés conmigo
Pues lo tengo decidido
Voy a ser más que tu amigo.
144
Pasión Del Amor
145
Todo el día pienso en ti
Desde que te conocí,
Tú eres mi amor, mi pasión
Lo eres todo para mí
Por eso eres la razón de mí vivir.
Mi Gran Amor
Fuiste tú mi tesoro,
Te vas para no volver;
Por tu ausencia ahora lloro,
Pues fuiste mi gran querer.
146
Como el cielo celeste,
Puro es mi corazón;
Dulce niña fuiste,
Sin ninguna aflicción.
147
Amarte tanto no pensé.
Fuiste tú mi tesoro,
Más valioso que el oro,
Ambiguamente ahora te lloro,
Por esa sutil simpatía que adoro.
148
Deprimido Por Ti Niña Primavera
Va pasando los días
Y ya te acercas a escondidas,
No sé pero te siento cada día;
No sé pero pienso en tu sonrisa
Tal vez será que te quiero ver a
escondidas.
Yo solo quiero mirarte de frente
Y amarte con toda mi mente,
Yo solo quiero decirte palabras,
Que te lleguen realmente al alma.
149
Sin importar de lo que pueda pasar
Y mucho menos voy a llorar,
Si es por ti que me voy a sacrificar.
150
Y no sé cuánto tiempo dure esto,
Y no sé si algún día,
151
Por esa niña de sonrisa bonita.
Te quiero, te amo,
Por ti mi vida he dado
Hasta las inspiraciones me has quitado, de mi
mente las has alejado.
¡Oh niña de sonrisa bonita!
Vida he dado, hasta las inspiraciones
Has quitado de mi mente,
Las has arrancado.
¡Oh niña de sonrisa bonita!
No me da miedo la muerte,
Solo temo no volver a verte
¡Oh niña de sonrisa bonita!
Aunque aparezca aburrida tu alma
Y tu corazón.
Te debilitas, porque si la belleza fuese
Un pecado, Dios no te perdonaría nunca.
Cada mañana de mi vida
152
Mi corazón me pregunta, dónde esta
Esa niña de sonrisa bonita
Que mis inspiraciones le necesitan,
Con su sonrisa me alegra la vida
Pero con su tristeza me da desdicha
La niña de la sonrisa bonita.
El Delirio De Mi Corazón
Que la llave sea el verso
Que el verso sea la llave
Que abra tu corazón.
No he de callar este amor
Seré capaz de bajar
Todos los astros
Para ti amor.
Hay mi amor,
No sabes cuánto sufro
153
Por no poder decirte
Que te amo.
Tus ojos,
Son como dos grandes
Diamantes
Que alumbran mi oscuridad
Quisiera ser un caramelo
Para endulzarte la vida
Así tengas más alegría.
Tu amor pide mi ser y mi
Ser pide tu amor
Mis ojos buscan esa luz
Que brilla en tu corazón.
Este amor que mata y hiere
Ese amor que nos da alegría
Con tu sonrisa mea legras
Cada día.
154
Mi Primer Amor
En este día empezó la primavera
Te veo como una linda flor
En una pradera
Nace en mí un afecto hacia tu persona
Cosa rara que yo siento ahora.
En este día tan hermoso y tan bello
Quiero decirte que te quiero
Decirte cuanto te amo
Cuánto deseo estar a tu lado,
Comenzó en mí el enamoramiento
Inclinación y afecto es lo que por ti yo
Siento tener, tenerte es lo que anhelo
Ven a mi lado cielo.
Yo siento que te tengo a mi lado
Siento que las flores desbordan tus labios
Pero todo esto no se ha realizado
155
Fue tan solo una ilusión causada
Por mis ojos
Quiero confesarte cuanto te amo.
Quiero confesarte cuanto te amo.
Confesarte el amor que siento por ti
Amor, sentimiento tan puro es
Es lo que siento por ti.
Eres tú lo que más quiero
Eres la razón de mí existir
Estar a tu lado es lo que quiero
Ya no lo puedo resistir
Sigues siendo para mí la persona ideal
Y aunque no lo quieras aceptar.
Yo te sigo queriendo igual.
156
Te Amo Tanto
Te amo tanto que, por ti la vida
Daría, te amo como a nadie en la
Vida he amado.
Te amo con todo mi corazón,
Te amo tanto que mi corazón al
Verte se llena de amor, te amo
Tanto que veo brillar en las
Estrellas tu hermoso rostro, te
Amo tanto que cuando te veo
Imagino ver un ángel.
Te amo con toda mi alma, alma
Que solo vive de ti, si tu no estas
A mi lado yo ya no tengo alma.
Si supieras cuanto te amo, sabrías
El dolor que siento cuando tu
No estás a mi lado.
Te amo tanto que por ti la vida daría
157
Te amo como a nadie he amado
Te amo con todo mi corazón que hasta
Mi corazón daría por ti
Corazón que está lleno de amor
Te amo con toda mi alma, Alma que solo
Vive de ti te amo tanto que te escuchó al
Otro lado del mundo
Si supiera cuanto te amo sabrías el
Dolor que me causas cuando
Tú no estás a mi lado.
Te amo tanto que veo brillar en las
Estrellas tu rostro te amo tanto que
Cuando te veo imagino ver un ángel
158
159
CAPÍTULO XII
160
161
Luego de haber leído uno a uno todos sus
versos, se sentó en el escritorio a escribir lo
que en esos momentos sentía. Todavía con
alguna esperanza de recuperar a Luciana.
162
que no soportaría verme así, creo que
moriría en la esperanza de que quedes aquí.
163
te lo suplico, no sabes lo mucho que te
amo, lo muchos que te adoro, lo mucho que te
quiero.
164
amarte tanto, que ahora solo me queda
refugiarme en mi llanto …
el corazón.
165
A veces pensó y siento
Y no la supiste a provechar.
166
Por eso tengo herido el corazón
se había apoderado de
167
se había apoderado del vacío que
instalaron en mi , el remordimiento,
agonizando en un momento y
168
tanto dolor que siento.
A veces pienso
si no te tengo a mi lado,
me he enamorado
no de ti,
si no de la soledad
que de mí se ha apoderado…
169
CAPÍTULO XIII
170
171
Al día siguiente el ruido del carro basurero y el
canto angelical de su madre lo hicieron
despertar, Wayra estaba un poco inconsciente
por lo sucedido el día de ayer.
172
- ¡Dios nuca te ha abandonado y hoy
tampoco lo hará! Y se fue alejando
lentamente…
173
Luego salió de la institución y se fue a la
universidad a averiguar qué requisitos tenía
que presentar para postular nuevamente, pero
ahora a la facultad de derecho, para ello tuvo
que renunciar a la carrera de medicina. Todos
pensaban que estaba loco, por que dejaba
una de las carreras más demandadas por los
jóvenes de esa ciudad.
174
Gracias por esa frase, Wayra pudo
superar las caídas y los golpes de la
vida.
175
Luego de haber pasado sesenta días,
Wayra celebraba su primer triunfo en
su nueva vida, había ingresado a la
universidad, específicamente a la
facultad de derecho.
Y Wayra contesto:
176
- ¡me aburrí atrozmente!- prefiero ir
ahora mismo a la universidad
177
metido en el mundo de la universidad. Y
cuando venía a casa lo hacía con libros,
tratando muchas veces de leerlos a
escondidas, para que Marcela no se dé
cuenta de los pasos que estaba siguiendo
Wayra.
Wayra le respondió:
178
pensamientos, de temores confusos y sueños
con ansias de triunfo.
179
180