REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL ARÍSTIDES BASTIDAS (UPTAB)
INDEPENDENCIA- EDO. YARACUY
REGLAS SEMÁNTICAS Y SINTÁCTICAS PARA LA
CONSTRUCCIÓN DE UN DISCURSO Y MENSAJE
Autor:
Wade Duran
C.I 24.797.564
Profa. Luisana Estee
Unidad Curricular: Lectura y comprensión
Trayecto Inicial 2020-VI Sección “220501”
San Felipe, octubre 2020.
INTRODUCCIÓN
La palabra, hablada o escrita, normalmente desencadena una interpretación en quien la
percibe o la lee, en un proceso muchas veces inconsciente y automático; tanto es así que hace
mucho tiempo, en la época clásica, se pensó que el lenguaje era transparente en el sentido en
que no había opacidad entre el signo y su contenido y que, por tanto, era posible descifrar lo
que quería decir. Asimismo, el valor representativo de las lenguas radicaba en su capacidad
para analizar, duplicar, componer y ordenar las cosas representadas.
De hecho, también se creía que las categorías del lenguaje coincidían con las categorías del
pensamiento, razón por la cual todas las lenguas expresaban de modo diferente el diseño
perfecto de un lenguaje común y universal (Foucault, 1969). No es extraño que éste sea el
antecedente filosófico que reivindican las teorías lingüísticas modernas que privilegian el
valor representativo del lenguaje, posición que suelen adoptar también las teorías nativistas
que son, por naturaleza, universalistas.
Sin embargo, como futura estudiante de fonoaudiología, sé que cuando la palabra deja de
responder al orden al que pertenece quien escucha o lee, la transparencia se pierde, el
lenguaje se vuelve opaco, y se manifiesta una diferencia que incide en la interpretación no
sólo de lo dicho, sino del mismo decir. Tales situaciones suelen presentarse como efecto de
una búsqueda estética, pero éste no es el caso que analizaré en este contenido. La distancia
entre interlocutores también se genera cuando uno de ellos está en un proceso de cambio
lingüístico y discursivo peculiar, en tanto que su interlocutor no está exactamente en la
misma posición, pero está interpelado por esta habla y debe interpretarla para que el diálogo
continúe.
Entonces, se trata de un fenómeno propio de procesos de adquisición de lenguaje o de
situaciones de aprendizaje que involucran nuevas esferas y condiciones de uso de lenguaje.
Con el objeto de mostrar el modo en que funciona en ellos la relación entre léxico, sintaxis y
discurso, se verá que tal relación involucra los problemas que acabo de mencionar: la
naturaleza del lenguaje, de la escritura y, fundamentalmente, el modo en que el sujeto se
constituye como hablante y, por tanto, la manifestación en el uso no sólo de su conciencia
sino también de su inconsciente.
DESARROLLO
Semántica y Sintaxis.
Sin lugar a dudas, las teorías formales admitieron que era necesario integrar el aspecto
semántico en la gramática, pues no es posible pensar la sintaxis, es decir, la organización de
las palabras en frases, sin las especificaciones del léxico.
Uno de los modos más sencillos de ilustrarlo es tomar en cuenta la diferencia que existe entre
verbos transitivos, intransitivos, o verbos con preposición, diferencia de la que hablan todas
las gramáticas, con mayor o menor detalle. En tanto que el primero exige solamente quién
ejecuta la acción, el segundo, como todos los verbos transitivos, requiere además la
especificación del objeto que se lee, aunque en este caso el objeto puede considerarse
incorporado al verbo, por eso es tan gramatical la frase Leí la novela toda la tarde como Leí
toda la tarde.
Por ejemplo, leer comparte con considerar el hecho de que ambos verbos solicitan dos
componentes, quién lee y quién considera, por una parte, y lo leído y lo considerado, por otra.
Así, dos verbos pueden seleccionar la misma clase de componentes, pero el significado de la
construcción puede variar radicalmente según el significado del verbo, como es el caso del
perro teme al niño o el perro atemoriza al niño, enunciados en los que el niño y el perro
participan de los hechos de manera totalmente distinta. El léxico, en general, y no sólo el
verbo, realiza una selección no sólo categorial, como hemos mostrado con los verbos
transitivos e intransitivos, sino también una selección semántica.
El léxico, entonces, impone restricciones semánticas en su combinatoria y, de ese modo,
condiciona la posibilidad de obtener ciertas estructuras. Desde esta posición, se sostiene,
entonces, que la sintaxis está estrechamente vinculada al léxico, tan estrechamente que
algunas escuelas gramaticales han postulado que la sintaxis debe acudir a un conjunto de
entradas léxicas que contengan especificaciones gramaticales y otras, que un léxico
suficientemente rico en especificaciones gramaticales puede sustituir a la gramática. De esta
forma, es posible pensar que la mente efectivamente opera con los rasgos que constituyen la
estructura de significado de las palabras, rasgos que resultan relevantes desde el punto de
vista sintáctico y que forman parte de todas las lenguas.
Por ejemplo, hay autores que sostienen que hay verbos que permiten una alternancia locativa,
es decir, permiten decir untar grasa en el eje o untar el eje con grasa, pero hay verbos que la
rechazan, como verter. La diferencia radica, según algunos autores, en que en el primer caso
“el agente aplica una fuerza a la sustancia y a la superficie de forma simultánea , empujando
la una contra la otra”, por tanto se puede expresar tanto que el agente actúa sobre el contenido
como que lo hace sobre el continente. En el segundo caso, es la gravedad quien realiza el
trabajo, de modo que no se puede interpretar que el agente actúe sobre el continente, y por
esa razón, se anula la posibilidad de la alternancia. El razonamiento actualiza, de algún modo,
un supuesto que se manifestaba en la distinción entre agramaticalidad y anomalía semántica,
en los inicios del generativismo.
En aquel momento, el ejemplo sirvió para demostrar que la gramaticalidad no estaba
vinculada con la secuencialidad que postulaba el conductismo para la producción de lenguaje,
en la que cada unidad elicita la siguiente, ni con los modelos de producción de lenguaje en
cadena de la primera formulación psicolingüística basados en la probabilidad estadística que
permite anticipar la unidad que se va a utilizar a partir de la que se acaba de usar. Como se
puede advertir, la posibilidad de concebir el impacto de los rasgos del léxico sobre la
combinatoria sintáctica depende tanto de una concepción acerca de la relación entre lenguaje
y pensamiento como de una concepción acerca de la clase de relación entre lenguaje y
realidad. Respecto de la relación entre lenguaje y pensamiento, se plantea la factibilidad de
una semántica conceptual que admite que el lenguaje del pensamiento cuenta con conceptos
básicos que son representaciones de los significados de las palabras que se expresan con
recursos distintos en la gramática de las distintas lenguas y, en cuanto a la relación entre
lenguaje y realidad, se privilegia la función representativa del lenguaje, que sostiene que el
lenguaje remite al mundo, da cuenta del estado de cosas del mundo. Ahora bien, la
posibilidad de que sea el orden de la designación, el orden de las entidades de la realidad, el
que determine los límites de la combinatoria de las unidades lingüísticas, es contraria a la
clase de relación que la lingüística europea continental, desde de Saussure en adelante, había
postulado entre lenguaje y realidad.
No se puede hablar de anomalía semántica en Incoloras ideas verdes duermen furiosamente si
se adopta el punto de vista de que el lenguaje constituye un orden absolutamente diferente del
orden de las cosas y se deja de lado una concepción representativa del lenguaje que se basa
en la denotación. Es sabido que su concepción de signo anula la tradición anterior en tanto,
como luego acentuará Louis Hjelmslev, el signo ya no es signo de algo que está fuera del
lenguaje. El hecho de que una palabra determinada entre en una cantidad de combinaciones,
como en el caso de los ejemplos ofrecidos por de Saussure con el vocablo luna en «la luna se
levanta, la luna crece, decrece, la luna se renueva, sembraremos en luna nueva, pasarán
muchas lunas antes de que eso ocurra», o el hecho de que esa misma palabra se diga en otros
idiomas con otros términos que probablemente organicen el orden del significado de modo
diferente, prueban que la palabra sólo tiene valor por su relación con otras.
En ese orden de ideas inmediatamente me permito definir la semántica, que traducido se
refiere al estudio de diversos aspectos del significado, sentido o interpretación de signos
lingüísticos como símbolos, palabras, expresiones o representaciones formales. La semántica
puede estudiarse desde diferentes puntos de vista. Semántica lingüística, trata de la
codificación y decodificación de los contenidos semánticos en las estructuras lingüísticas.
Semántica lógica, desarrolla una serie de problemas lógicos de significación, estudia la
relación entre el signo lingüístico y la realidad. Semántica en ciencias cognitivas, intenta
explicar por qué nos comunicamos, y cuál es el mecanismo psíquico que se establece entre
hablante y oyente durante este proceso.
Por otra parte, La sintaxis es la parte de la gramática que estudia las reglas y principios que
gobiernan la combinatoria de constituyentes sintácticos y la formación de unidades superiores
a estos, como los sintagmas y las oraciones gramaticales. Dada una oración, esta puede
dividirse en constituyentes sintácticos, cada uno de los cuales, a su vez, es divisible en otros
constituyentes. Un árbol sintáctico es una representación de las relaciones jerárquicas entre
los constituyentes sintácticos.
El impacto de un discurso depende en gran medida de la creatividad del orador, así como de
la fortaleza de sus argumentos. Identifica las ideas principales y las palabras que te
acompañaran durante todo el discurso. Redacta el discurso. Calcula el tiempo que durará el
discurso.
Ensaya el discurso hasta que te sientas cómodo, exponiéndolo cuántas veces sea necesario. Es
importante que tengas en cuenta que el discurso sirve para exponer ideas y generar debates
pero también para proporcionar información y proponer soluciones a problemas. Por esto
puede haber diferentes maneras de estructurar un discurso y los puntos propuestos en este
artículo te pueden ayudar a tener un contexto general de cómo preparar tu discurso y que éste
tenga el éxito que esperas.
2. La producción de lenguaje escrito
2.1. La producción de lenguaje y la naturaleza de la escritura
La producción de lenguaje escrito. En este apartado volveré al nivel microestructural que nos
ocupa, esto es, la relación entre semántica y sintaxis, pero esta vez desde el punto de vista de
la producción de lenguaje. Desde esta perspectiva se advierte que la selección semántica y
categorial que realiza el léxico se sostiene mejor cuando se habla de una lengua internalizada,
de una lengua virtual. En el ámbito de la actuación las construcciones no se juzgan por su
gramaticalidad, sino por su aceptabilidad, debido a las limitaciones de los recursos de
atención y memoria de los hablantes.
Una consecuencia derivada de esta definición es que los fenómenos propios de la actuación,
tales como las pausas, las vacilaciones, los errores, las construcciones suspendidas o
incompletas, las repeticiones, quedan fuera del foco de interés de esta lingüística.
Considerada la situación de este modo, la imbricación léxico y sintaxis acontece con
regularidad y automaticidad sólo en el ámbito de una lengua caracterizada formalmente. Sin
embargo, las pausas y los errores de la actuación, excluidos por la lingüística generativa,
posibilitan inferir los mecanismos de la producción de lenguaje, como establecieron
tempranamente ya las primeras corrientes psicolingüísticas. Los modelos cognitivos que
resultaron del estudio de los errores espontáneos que cometían los hablantes en tiempo real
fueron formulados a partir de unidades de análisis breves, mayoritariamente enunciados.
Por tal razón, los modelos pueden prestar especial atención a fenómenos como los que nos
ocupan en este trabajo, que no suelen ser considerados por los investigadores que han
estudiado la producción escrita.
2.2. La relación entre discurso, sintaxis y léxico en la producción escrita de novatos en
ámbitos de discurso especializado
La producción de lenguaje escrito. En este apartado volveré al nivel microestructural que nos
ocupa, esto es, la relación entre semántica y sintaxis, pero esta vez desde el punto de vista de
la producción de lenguaje. Desde esta perspectiva se advierte que la selección semántica y
categorial que realiza el léxico se sostiene mejor cuando se habla de una lengua internalizada,
de una lengua virtual. En el ámbito de la actuación las construcciones no se juzgan por su
gramaticalidad, sino por su aceptabilidad, debido a las limitaciones de los recursos de
atención y memoria de los hablantes.
Una consecuencia derivada de esta definición es que los fenómenos propios de la actuación,
tales como las pausas, las vacilaciones, los errores, las construcciones suspendidas o
incompletas, las repeticiones, quedan fuera del foco de interés de esta lingüística.
Considerada la situación de este modo, la imbricación léxico y sintaxis acontece con
regularidad y automaticidad sólo en el ámbito de una lengua caracterizada formalmente. Sin
embargo, las pausas y los errores de la actuación, excluidos por la lingüística generativa,
posibilitan inferir los mecanismos de la producción de lenguaje, como establecieron
tempranamente ya las primeras corrientes psicolingüísticas. Los modelos cognitivos que
resultaron del estudio de los errores espontáneos que cometían los hablantes en tiempo real
fueron formulados a partir de unidades de análisis breves, mayoritariamente enunciados.
Por tal razón, los modelos pueden prestar especial atención a fenómenos como los que nos
ocupan en este trabajo, que no suelen ser considerados por los investigadores que han
estudiado la producción escrita.
Conclusión
Habíamos comenzado señalando el riesgo de perder la diferencia que se pretende analizar en
la producción lingüística de quienes están ingresando en un ámbito de discurso especializado,
en este caso en particular, el de estudiantes en su primer año de vida académica. Por esto es
necesario detenerse en estas «diferencias» para determinar regularidades de funcionamiento
en la lengua y en el discurso, algo que he intentado hacer al volver sobre la relación entre
léxico y sintaxis, relación que pone a prueba no sólo el modo en que concebimos la relación
entre lenguaje y realidad, sino también el modo en que se resuelve la dupla lenguaje y
pensamiento.
La estabilidad, la regularidad de tal interfaz está dada por la coactivación de elementos de
distintos órdenes, vinculada con la familiaridad con un género discursivo, en este caso, con la
lingüística como disciplina. Retomar los principios del modelo de la gradualidad lingüística
propuesto de la lengua español con los datos surgidos de esta investigación mostró que su
concepción de signo como pasaje permite establecer con mayor precisión tales regularidades.
Son especialmente fructíferos, para dar cuenta de esta situación de producción de lenguaje,
sus postulados respecto de que son los recorridos interpretativos los que estabilizan los rasgos
semánticos de unidades, que incluso mínimas, sólo definen su sentido en textos, y que,
además, tales recorridos interpretativos se definen en el intertexto definido por el género y el
discurso.