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Impregilo Laudo (2011) PDF

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Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones

Washington, D.C.

Impregilo S.p.A.

c.

República Argentina

(Caso CIADI No. ARB/07/17)

Laudo

Miembros del Tribunal


Juez Hans Danelius, Presidente
Juez Charles N. Brower, Árbitro
Profesora Brigitte Stern, Árbitro

Secretario del Tribunal


Sr. Gonzalo Flores

Representando a Impregilo S.p.A.: En representación de la República Argentina:

Sr. R. Doak Bishop, Dra. Angelina María Esther Abbona


Sr. Craig S. Miles y Procuradora del Tesoro de la Nación
Sr. Roberto Aguirre Luzi Procuración del Tesoro de la Nación
Srta. Silvia Marchilli Posadas 1641
Sr. David Weiss Buenos Aires, Argentina
Sr. Joost Pauwelyn
King & Spalding LLP

Fecha de envío a las Partes: 21 de junio de 2011


Índice

I. HISTORIA PROCESAL .................................................................................................... - 2 - 

II. EL TRATADO DE PROTECCIÓN DE INVERSIONES ................................................ - 3 - 

III. ANTECEDENTES DE HECHO ..................................................................................... - 6 - 

IV. CUESTIONES JURISDICCIONALES......................................................................... - 17 - 

A. Primera excepción: Impregilo no cumplió con los requisitos establecidos en el


Artículo 8 del TBI Argentina-Italia.................................................................................. - 17 - 
B. Segunda excepción: el CIADI carece de jurisdicción y el Tribunal carece de
competencia para conocer sobre los reclamos indirectos o derivados de accionistas ... - 29 - 
C. Tercera excepción: los reclamos se refieren a cuestiones contractuales sobre las
cuales el Tribunal no tiene competencia ......................................................................... - 36 - 

V. FONDO DEL CASO ...................................................................................................... - 46 - 

A. Petitorios ..................................................................................................................... - 46 - 
B. La postura de las Partes .............................................................................................. - 47 - 
C. El razonamiento del Tribunal de Arbitraje ................................................................. - 53 - 
(i) El Contrato de Concesión ....................................................................................... - 53 - 
(ii) La inversión de Impregilo ...................................................................................... - 54 - 
(iii) Ejecución por parte de AGBA y finalización del Contrato de Concesión ............ - 56 - 
(iv) Expropiación ......................................................................................................... - 68 - 
(v) Trato justo y equitativo ........................................................................................... - 72 - 
(vi) Otros argumentos .................................................................................................. - 80 - 
(vii) Estado de necesidad ............................................................................................. - 81 - 
(viii) Compensación ..................................................................................................... - 87 - 
(ix) Intereses................................................................................................................. - 91 - 
(x) Costos y gastos ....................................................................................................... - 92 - 

VI. LAUDO ......................................................................................................................... - 93 - 

-1-
I. HISTORIA PROCESAL

1. El 25 de julio de 2007, la Secretaria General del CIADI registró una Solicitud de


arbitraje presentada por Impregilo S.p.A., una compañía constituida en Italia, contra la
República Argentina. La diferencia involucra una concesión de servicios de agua
potable y desagües cloacales regida por un Contrato de Concesión (en adelante, el
“Contrato de Concesión”) celebrado el 7 de diciembre de 1999 entre Aguas del Gran
Buenos Aires (“AGBA”), una compañía argentina en la que Impregilo tenía una
participación mayoritaria, y la Provincia de Buenos Aires. El Contrato de Concesión
fue rescindido el 11 de julio de 2006 por la Provincia.

2. El 8 de agosto de 2007, la Demandante designó al Juez Charles N. Brower, de


nacionalidad estadounidense, como árbitro. El 23 de octubre de 2007, la Demandada
designó a la Profesora Brigitte Stern, de nacionalidad francesa, como árbitro. El 22 de
mayo de 2008, el Presidente del Consejo Administrativo del CIADI designó al Juez
Hans Danelius, de nacionalidad sueca, como Presidente del Tribunal.

3. Mediante una carta de 27 de mayo de 2008, el Centro notificó a las Partes que, de
conformidad con la Regla de Arbitraje 6(1) del CIADI, el Tribunal se consideraba
constituido y el procedimiento iniciado en dicha fecha. También se notificó a las
Partes que el Sr. Gonzalo Flores, Consejero Jurídico Principal del CIADI, se
desempeñaría como Secretario del Tribunal. Posteriormente, fue sustituido por el Dr.
Sergio Puig de la Parra, Consejero Jurídico del CIADI. Luego de la partida del Dr.
Puig de la Parra del Secretariado del CIADI, el Sr. Flores fue designado nuevamente
como Secretario del Tribunal.

4. Se realizó una Primera Sesión entre el Tribunal y las Partes mediante una
teleconferencia el 16 de julio de 2008. Durante la Sesión, el Tribunal y las Partes
dialogaron sobre diversas cuestiones procesales, incluido el cronograma para la
presentación de los escritos. También se acordaron cronogramas alternativos que
dependerían de si la República Argentina presentaba excepciones jurisdiccionales o
no. Adicionalmente, se acordó que, de presentarse dichas excepciones, no se dictaría
un Laudo o Decisión por separado en materia jurisdiccional.

5. El 16 de octubre de 2008, la Demandante, de conformidad con el cronograma


acordado, presentó su Memorial sobre el Fondo en el que alegaba que la Demandada
había violado el Acuerdo entre la República Argentina y la República Italiana sobre
Promoción y Protección de las Inversiones (el “TBI Argentina-Italia”) y el derecho
internacional respecto de las inversiones de la Demandante y solicitaba una
compensación por daños y perjuicios. El 16 de enero de 2009, la Demandada presentó
un Memorial donde interponía excepciones a la jurisdicción del Centro y a la
competencia del Tribunal. El 16 de marzo de 2009, la Demandante presentó un
Memorial de Contestación sobre jurisdicción.

6. Del 4 al 6 de mayo de 2009, el Tribunal celebró una audiencia en la sede del Centro
en Washington, D.C. para tratar las cuestiones jurisdiccionales.

7. El 18 de agosto de 2009, la Demandada presentó un Memorial de Contestación


sobre el Fondo. La Demandante presentó una Réplica sobre el Fondo el 2 de

-2-
noviembre de 2009 y, posteriormente, la Demandada presentó una Dúplica sobre el
Fondo el 22 de enero de 2010.

8. Del 9 al 18 de marzo de 2010, el Tribunal celebró una audiencia sobre el fondo en


París. Las siguientes personas asistieron a la audiencia en nombre de la Demandante:
Sr. R. Doak Bishop, Sr. Craig S. Miles, Sr. Roberto Aguirre Luzi,
Prof. Joost Pauwelyn, Srta. Silvia Marchili, Sr. David Weiss, Sr. Louis Alexis Bret,
Sr. Esteban Sánchez y Sra. Carol D. Tamez del Estudio King & Spalding LLP, y el
Sr. Eduardo Albarracín de Impregilo S.p.A. Las siguientes personas asistieron a la
audiencia en nombre de la Demandada: Sr. Adolfo Gustavo Scrinzi,
Sr. Gabriel Bottini, Sr. Ignacio Pérez Cortés, Sr. Ignacio Torterola,
Srta. Alejandra Mackluf, Sr. Javier Pargament, Srta. Soledad Romero Caporale,
Srta. María Alejandra Etchegorry, Sr. Nicolás Grosse, Sr. Patricio Arnedo Barreiro y
Srta. Cristina Otegui, de la Procuración del Tesoro de la Nación Argentina.

9. El 26 de abril de 2010, cada Parte presentó un resumen cronológico sobre los


principales documentos del caso.

10. Las Partes presentaron sus reclamos de costos el 10 y 11 de mayo de 2010.

11. La Demandante presentó un escrito posterior el 11 de octubre de 2010 al que la


Demandada respondió el 19 de noviembre de 2010. De conformidad con la Regla
38(1) de la Reglas de Arbitraje del Centro, el Tribunal declaró cerrado el
procedimiento el 15 de abril de 2011.

II. EL TRATADO DE PROTECCIÓN DE INVERSIONES

12. El TBI Argentina-Italia fue firmado el 22 de mayo de 1990 y entró en vigencia el


14 de octubre de 1993. Está redactado en idioma español y en idioma italiano y
contiene, entre otras, las siguientes disposiciones:

“ARTÍCULO 1
Definiciones

A los fines del presente Acuerdo:

1. El término "inversión" designa, de conformidad con el ordenamiento jurídico del país


receptor e independientemente de la forma jurídica elegida o de cualquier otro ordenamiento
jurídico de conexión, todo aporte o bien invertido o reinvertido por personas físicas o jurídicas
de una Parte Contratante en el territorio de la otra, de acuerdo a las leyes y reglamentos de esta
última.

En este marco general, son considerados en particular como inversiones, aunque no en forma
exclusiva:

---

b) acciones, cuotas societarias y toda otra forma de participación aún minoritaria o indirecta en
las sociedades constituidas en el territorio de una de las Partes Contratantes;

---

-3-
ARTÍCULO 2
Promoción y Protección de las Inversiones

1. Cada Parte Contratante promoverá la realización de inversiones en su territorio por inversores


de la otra Parte Contratante y admitirá tales inversiones de conformidad con su legislación.

2. Cada Parte Contratante acordará siempre un trato equitativo y justo a las inversiones de
inversores de la otra. Cada Parte Contratante se abstendrá de adoptar medidas injustificadas o
discriminatorias que afecten la gestión, el mantenimiento, el goce, la transformación, la cesación
y la liquidación de las inversiones realizadas en su territorio por los inversores de la otra Parte
Contratante.

ARTÍCULO 3
Tratamiento Nacional y Cláusula de la Nación más Favorecida

1. Cada Parte Contratante, en el ámbito de su territorio, acordará a las inversiones realizadas por
inversores de la otra Parte Contratante, a las ganancias y actividades vinculadas con aquéllas y a
todas las demás cuestiones reguladas por este Acuerdo, un trato no menos favorable a aquél
otorgado a sus propios inversores o a inversores de terceros países.

2. Las disposiciones establecidas en el párrafo 1 del presente Artículo no se aplicarán a las


ventajas y privilegios que una Parte Contratante reconoce o reconozca a terceros países en
virtud de su participación en una unión aduanera o económica, en un mercado común, en zonas
de libre comercio, o como consecuencia de acuerdos regionales o subregionales, de acuerdos
económicos multilaterales internacionales o acuerdos para evitar la doble imposición, otros
acuerdos en materia impositiva o acuerdos para facilitar los intercambios fronterizos.

ARTÍCULO 4
Resarcimiento por Daños y Perjuicios

En caso que los inversores de una de las Partes Contratantes sufrieran pérdidas en sus
inversiones en el territorio de la otra Parte por causa de guerra o de otros conflictos armados,
estados de emergencia u otros acontecimientos político-económicos similares, la Parte
Contratante en cuyo territorio se ha efectuado la inversión concederá en lo relativo a
indemnizaciones un tratamiento no menos favorable del que otorgue a sus propios ciudadanos o
personas jurídicas o a los inversores de un tercer Estado.

ARTÍCULO 5
Nacionalización o Expropiación

1. (a) Cada Parte Contratante se compromete a no adoptar ninguna medida que limite, por
tiempo determinado o indeterminado, el derecho de propiedad, de posesión, de control o de goce
con relación a las inversiones realizadas por inversores de la otra Parte Contratante, salvo
disposiciones específicas de las leyes, de sentencias o decisiones emanadas de los tribunales
competentes y de otras disposiciones no discriminatorias de carácter general destinadas a
regular las actividades económicas.

(b) Las inversiones de los inversores de una de las Partes Contratantes, no serán directa o
indirectamente nacionalizadas, expropiadas, incautadas o sujetas a medidas que tengan efectos
equivalentes en el territorio de la otra Parte, a no ser que se cumplan las siguientes condiciones:
- que las medidas respondan a imperativos de utilidad pública, de seguridad o interés nacional;
- que sean adoptadas según el debido procedimiento legal;
- que no sean discriminatorias ni contrarias a un compromiso contraído;
- que estén acompañadas de disposiciones que prevean el pago de una indemnización adecuada,
efectiva y sin demora.

(c) La indemnización será equivalente al valor real de mercado que la inversión tenía
inmediatamente antes del momento en que las decisiones de nacionalizar o expropiar hayan sido
anunciadas o publicadas y será determinada teniendo en cuenta parámetros técnicos

-4-
internacionalmente aceptados. En el caso que el valor de mercado no pueda ser rápidamente
verificado, la indemnización se determinará en base a una justa evaluación de los elementos
constitutivos y distintivos de la empresa, como también de los componentes y de los resultados
de las actividades empresariales involucradas.

La indemnización comprenderá los intereses devengados hasta la fecha de su pago, de acuerdo a


la tasa de interés comercial normal. En caso de que no se llegara a un acuerdo entre el inversor y
la Parte Contratante que adoptó la medida, la determinación de la indemnización se realizará
según los procedimientos de solución de controversias indicados en el Artículo 8 del presente
Acuerdo. La indemnización, una vez determinada, será abonada sin demora en la moneda en la
que se efectuó la inversión o en una moneda libremente convertible aceptada por el inversor, y
su repatriación será autorizada.

2. Las disposiciones contenidas en el párrafo 1 del presente Artículo se aplicarán también a las
ganancias derivadas de una inversión, como asimismo, en caso de liquidación, al producido de
esta última.

---

Artículo 8
Solución de Controversias entre Inversores y Partes Contratantes

1. Toda controversia relativa a inversiones que surja entre un inversor de una de las Partes
Contratantes y la otra Parte, respecto a cuestiones reguladas por el presente Acuerdo será, en la
medida de lo posible, solucionada por consultas amistosas entre las partes en la controversia.

2. Si esas consultas no aportaran una solución, la controversia podrá ser sometida a la


jurisdicción administrativa o judicial competente de la Parte Contratante en cuyo territorio está
situada la inversión.

3. Si todavía subsistiera una controversia entre inversores y una Parte Contratante, luego de
transcurrido un plazo de dieciocho meses desde la notificación del comienzo del procedimiento
ante las jurisdicciones nacionales citadas en el párrafo 2, la controversia podrá ser sometida a
arbitraje internacional.

4. A partir del momento en que se inicie un procedimiento arbitral, cada una de las partes en la
controversia adoptará todas las medidas necesarias a fin de desistir de la instancia judicial en
curso.

5. En caso de recurrirse al arbitraje internacional, la controversia será sometida, a elección del


inversor, a alguno de los órganos de arbitraje designados a continuación:

a) Al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (C.I.A.D.I.) creado


por el "Convenio sobre el arreglo de diferencias relativas a inversiones entre Estados y
nacionales de otros Estados", abierto a la firma en Washington el 18 de marzo de 1985, cuando
cada Estado parte en el presente Acuerdo haya adherido a aquél. Mientras dicha condición no se
cumpla, cada una de las Partes Contratantes da su consentimiento para que la controversia sea
sometida al arbitraje de conformidad con el reglamento del Mecanismo Complementario de
Conciliación y Arbitraje del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones, o

b) A un tribunal de arbitraje "ad hoc" establecido para cada caso. El arbitraje se efectuará de
acuerdo con el Reglamento Arbitral de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho
Mercantil Internacional (C.N.U.D.M.I.) al cual se refiere la Resolución de la Asamblea General
de las Naciones Unidas N 31/98 del 15 de diciembre de 1976. Los árbitros serán tres. Si los
mismos no son nacionales de las Partes Contratantes, deberán ser nacionales de Estados que
tengan relaciones diplomáticas con ellas.

6. Ninguna de las Partes Contratantes que sea parte en una controversia podrá plantear, en
ninguna etapa del proceso de arbitraje ni de la ejecución de una sentencia arbitral, excepciones

-5-
basadas en el hecho de que el inversor, parte contraria en la controversia, haya percibido una
indemnización destinada a cubrir todo o parte de las pérdidas sufridas, en cumplimiento de una
póliza de seguro o de la garantía prevista en el Artículo 7 del presente Acuerdo.

7. El tribunal arbitral decidirá sobre la base del derecho de la Parte Contratante parte en la
controversia - incluyendo las normas de esta última relativas a conflictos de leyes-, las
disposiciones del presente Acuerdo, los términos de eventuales acuerdos particulares concluidos
con relación a la inversión, como así también los principios de derecho internacional en la
materia.

8. Las sentencias arbitrales serán definitivas y obligatorias para las partes en la controversia.
Cada Parte Contratante se compromete a ejecutar las sentencias de conformidad con su
legislación nacional y de acuerdo a las convenciones internacionales en la materia vigentes para
ambas Partes Contratantes.

9. Las Partes Contratantes se abstendrán de tratar, a través de los canales diplomáticos,


argumentos concernientes al arbitraje o a un proceso judicial ya en marcha hasta que los
procedimientos correspondientes hubieran sido concluidos, salvo que las partes en la
controversia no hubieran cumplido el laudo del tribunal arbitral o la sentencia del tribunal
ordinario, según los términos de cumplimiento establecidos en el laudo o en la sentencia.

---

ARTÍCULO 10
Aplicación de otras Normas

1. En caso que una cuestión estuviera regulada por el presente Acuerdo y también por otro
Acuerdo Internacional del que participen las dos Partes Contratantes, o por el Derecho
Internacional General, se aplicarán a las mismas Partes Contratantes y a sus inversores las
normas que sean en su caso más favorables.

2. En caso que una Parte Contratante, en base a leyes, reglamentos, disposiciones o contratos
específicos, hubiera adoptado para inversores de la otra Parte Contratante normas más
ventajosas que las previstas por el presente Acuerdo, se acordará a los mismos el tratamiento
más favorable”.

III. ANTECEDENTES DE HECHO

13. En la década de los noventa, los servicios de agua potable y desagües cloacales
en la Provincia de Buenos Aires eran suministrados por la compañía estatal de
servicios públicos Administración General de Obras Sanitarias de la Provincia de
Buenos Aires (“AGOSBA”). En 1996, la Provincia decidió privatizar estos servicios
y para ello sancionó la Ley N° 11.820 (el “Marco Regulatorio”) y creó el
Organismo Regulador de Aguas Bonaerense (“ORAB”) como ente regulador.
Asimismo, llevó a cabo un proceso de licitación para adjudicar las concesiones que
se crearían en diferentes partes de la Provincia.

14. Impregilo formó un consorcio con otras compañías internacionales (Sideco


Americana S.A. y Aguas de Bilbao Bizkaia) y, mediante el Decreto Provincial N°
2907/99 del 18 de octubre de 1999, se le adjudicó una de las zonas de concesión en
las que se había dividido el territorio de la Provincia. De conformidad con las
normas de la licitación, Impregilo y sus socios crearon y fundaron AGBA, una
compañía argentina. El 7 de diciembre de 1999, la Provincia y AGBA celebraron el
Contrato de Concesión para el suministro de servicios de agua potable y desagües
cloacales en un área que comprendía siete municipios.

-6-
15. El Contrato de Concesión incluía, entre otras, las siguientes cláusulas:

“1.4 OBJETO DE LA CONCESIÓN

El objeto de la Concesión comprende la realización de las siguientes actividades dentro de la


Zona de Concesión: la captación, potabilización, transporte, distribución y comercialización de
Agua Potable; la colección, tratamiento, disposición y eventual reutilización y/o
comercialización de Desagües Cloacales, incluyendo también los Desagües Industriales según lo
previsto en el artículo 3.14. En todos los casos el Servicio incluye el mantenimiento, el
proyecto, la construcción, la rehabilitación y la expansión de las obras necesarias para su
prestación.

---

1.6 EXCLUSIVIDAD. SISTEMAS DESVINCULADOS EN LA ZONA DE CONCESIÓN

La prestación del Servicio dentro de la Zona de Concesión será realizada con carácter exclusivo
por el Concesionario, con sujeción al Marco Regulatorio y a lo previsto en el artículo 5.6 y en el
presente.

---

1.7 PLAZO

El plazo de la Concesión será de treinta (30) años contados a partir de la Toma de Posesión.

---

1.8 MODALIDAD DE LA CONCESIÓN

El otorgamiento de la Concesión comprende el pago de un canon inicial de U$S 1.260.000


(dólares de los Estados Unidos de América un millón doscientos sesenta mil) por parte del
Concesionario. Dicha suma fue abonada por el Concesionario a la Provincia a la firma del
Contrato, y equivale a la cantidad ofertada por el Adjudicatario bajo la Licitación, en concepto
de precio por la Zona de Concesión. No obstante ello, el Concesionario se obliga a llevar a cabo
todas las inversiones necesarias para ejecutar el POES,1 y asegurar la correcta prestación del
Servicio según se estipula en el Contrato, cuya descripción figura en el Anexo F, quedando
sujetos los incrementos tarifarios previstos en el Anexo Ñ al cumplimiento de dichas
obligaciones.

1.9 ORGANISMO REGULADOR

El Concesionario, el Servicio y todo otro aspecto derivado de la ejecución del Contrato, estarán
bajo el control y la regulación del Organismo Regulador.

1.10 NORMAS APLICABLES

Las normas aplicables a la Concesión serán, en el orden de prelación que se indica:

1.10.1 El Marco Regulatorio


1.10.2 El Pliego
1.10.3 La Oferta
1.10.4 El Contrato y su decreto aprobatorio

1
El POES (Programa de Optimización y Expansión del Servicio) establece las metas cuantitativas y
cualitativas que el Concesionario debía alcanzar e incluye los Planes Quinquenales de conformidad con
el Capítulo 5 y el Anexo F.

-7-
1.10.5 Las normas que dicte el Organismo Regulador. Las normas reglamentarias actualmente
vigentes que sean aplicables al Servicio, continuarán aplicándose salvo que sean contradictorias
con el resto de las normas y disposiciones previstas precedentemente en este artículo.

---

3.2 DEBERES Y ATRIBUCIONES DEL CONCESIONARIO

Con relación a la prestación del Servicio, los deberes y atribuciones del Concesionario son los
establecidos en el Marco Regulatorio, este Contrato y las reglamentaciones del Organismo
Regulador. En especial, el Concesionario deberá realizar todas las tareas inherentes a la
prestación del Servicio, en las condiciones establecidas en las disposiciones aplicables, de modo
de garantizar la provisión eficiente a los Usuarios, la protección de la salud pública, y la
utilización racional de los recursos. El Servicio será provisto en condiciones que aseguren su
continuidad, regularidad, calidad y generalidad.

3.3 COBERTURA DEL SERVICIO

El Servicio de Provisión de Agua Potable por Conexiones Domiciliarias deberá extenderse para
atender al total de la población urbana que resida en la Zona de Concesión, según los términos
del POES y los Planes Quinquenales. El Concesionario deberá satisfacer de manera eficiente la
demanda de Agua Potable, brindando un Servicio que respete los niveles de calidad
establecidos en el Marco Regulatorio y el Contrato.

A su vez, el Servicio de Desagües Cloacales por Conexiones Domiciliarias deberá expandirse a


la población urbana, de modo de cumplir con las metas establecidas en el POES y los Planes
Quinquenales. El Concesionario deberá asegurar que la capacidad de las instalaciones de
colección y transporte de los líquidos residuales permita atender eficientemente la demanda
del Servicio y garantice el correcto funcionamiento de los sistemas.

Para la determinación de la zona urbana será aplicable la Ley 8912.

3.4 OBLIGATORIEDAD DE LA PRESTACIÓN

El Concesionario deberá mantener y renovar las instalaciones civiles y electromecánicas y


extender, renovar y/o reacondicionar las redes externas de distribución de Agua Potable y de
Desagües Cloacales, de tal modo de garantizar la prestación normal del Servicio, a todo
inmueble comprendido en el Área Servida y en el Área de Expansión, según lo previsto en el
POES y los Planes Quinquenales.

---

3.5 OBLIGATORIEDAD DE CONEXIÓN Y PAGO DEL SERVICIO

Los propietarios, consorcios de propietarios según la Ley 13.512, poseedores, y tenedores de


inmuebles ubicados en zonas urbanas y que se hallen en el Área Servida, estarán obligados a
conectarse a la red, pagando al Concesionario la Conexión Domiciliaria correspondiente.
Asimismo, estarán obligados a conectar y a instalar a su cargo los servicios domiciliarios
internos de Agua y Desagüe Cloacal, y a mantener en buen estado dichas instalaciones.

Por su parte, los propietarios, consorcios de propietarios, usufructuarios, poseedores y tenedores


de inmuebles ubicados frente a cañerías distribuidoras de Agua Potable o colectoras cloacales,
estarán obligados al pago del Servicio con arreglo al Régimen Tarifario, aun cuando el inmueble
no tenga conexión a las redes externas del Servicio. Quedan exceptuados los inmuebles
deshabitados cuando se hubiere solicitado la no conexión o la desconexión del servicio, en cuyo
caso deberán abonarse los cargos previstos en el Régimen Tarifario

---

-8-
5 PROGRAMA DE OPTIMIZACION Y EXPANSION DEL SERVICIO (POES)

5.1 CONCEPTO

El POES que deberá cumplir el Concesionario durante toda la Concesión, se prevé


como Anexo F, y comprende la expansión del Servicio, las metas de Servicio y los
planes de acción y las obras necesarias para alcanzar las metas y los compromisos
cuantitativos, cualitativos y de eficiencia del Servicio, y la obligación de cobertura geográfica,
que el Concesionario deberá cumplir y ejecutar en los términos allí previstos, de acuerdo a los
prescripciones del Marco Regulatorio y el Contrato.

El POES está conformado por seis (6) Planes Quinquenales correlativos, según se prevé en el
artículo 5.3. Asimismo, incluye las actualizaciones, precisiones y modificaciones incorporadas
por vía del informe anual de avance del POES, previsto en el artículo 6.5, una vez que éstas
sean aprobadas por el Organismo Regulador.

El incumplimiento del POES será considerado falta grave, según se prevé en el artículo
13.2.5.5.

5.2 OBJETO

El objeto del POES es proveer a la expansión del Servicio en la Zona de Concesión, y garantizar
el mantenimiento y la mejora de los sistemas necesarios para la prestación del Servicio,
posibilitando su administración y operación eficiente, de manera tal de cumplir los Niveles de
Servicio y las obligaciones previstas en el Marco Regulatorio y el Contrato.

5.3 PLANES QUINQUENALES

Para cada uno de los períodos quinquenales en que se divide la ejecución del POES, el
Concesionario propondrá al Organismo Regulador los respectivos proyectos de Planes
Quinquenales que detallen, ajusten y brinden las actualizaciones necesarias, a fin de cumplir
acabadamente los objetivos de cobertura y las metas de Servicio contenidos en el POES,
especificando las localidades en las cuales se ejecutará el POES.

El proyecto del primer Plan Quinquenal será presentado dentro de los tres (3) meses de la
firma del Contrato. Con respecto a cada uno de los Planes Quinquenales subsiguientes, la
propuesta respectiva deberá ser presentada con una antelación mínima de un año a la fecha de
expiración del lapso quinquenal respectivo. El Organismo Regulador podrá solicitar las
modificaciones y aclaraciones que estime necesarias. Una vez que se apruebe la propuesta del
Concesionario, ésta se convertirá en Plan Quinquenal, integrará el POES y será de
cumplimiento obligatorio. Las presentaciones del Concesionario deberán estar certificadas por
los Auditores.

---

12.1 RÉGIMEN TARIFARIO

El Régimen Tarifario para la prestación del Servicio, obra como Anexo Ñ.

12.1.1 NIVEL TARIFARIO

La determinación del nivel tarifario requerido conforme al artículo 28 II de la Ley 11.820, se


basará en el principio general del establecimiento de valores tarifarios que contengan los costos
de operación, mantenimiento y amortización de los servicios y permita un retorno razonable de
las inversiones del Concesionario, en el contexto de una administración y operación eficiente y
el fiel cumplimiento de las metas de calidad y expansión del servicio comprometidas.

12.2 VALORES TARIFARIOS Y PRECIOS

-9-
Los valores tarifarios y los precios vigentes que se aplican al suministro del Servicio a partir de
la Toma de Posesión, surgen por aplicación de las disposiciones del Régimen Tarifario.

12.3 MODIFICACIONES DE LOS VALORES TARIFARIOS Y LOS PRECIOS

12.3.1 PRINCIPIOS GENERALES

Sin perjuicio de lo establecido en el Régimen Tarifario, los valores tarifarios y precios del
Servicio regirán durante todo el plazo de la Concesión, salvo que ellos se modifiquen en virtud
de los mecanismos de revisión previstos en este artículo.

---

12.3.4 REVISIONES ORDINARIAS QUINQUENALES

Se consideran revisiones ordinarias las que puedan producirse por períodos quinquenales, en
virtud de modificaciones en las metas previstas en el POES, a partir del Plan Quinquenal
correspondiente al segundo quinquenio.

---

12.3.5 REVISIONES EXTRAORDINARIAS POR MODIFICACIÓN EN LOS ÍNDICES DE


COSTOS

12.3.5.1 Concepto

Son las que corresponda realizar cuando el Concesionario o el Organismo Regulador invoquen
un incremento o una disminución en los índices de costos de la Concesión, que supere en valor
absoluto el tres por ciento (3%), según lo establecido en el artículo 12.3.5.2.

El Concesionario no podrá solicitar revisiones


extraordinarias, por modificación de los índices de costos, sino después de transcurridos doce
(12) meses contados desde la última revisión, sin perjuicio de la acumulación de la variación
de los índices de costos a los efectos del cálculo de la modificación tarifaria correspondiente.

---

12.4 MODIFICACIONES AL RÉGIMEN TARIFARIO

12.4.1 Principios Generales

El Régimen Tarifario podrá ser modificado a partir del cumplimiento del tercer año de la
Concesión.

---

12.4.2 Causas de modificación a pedido del Concesionario

El Régimen Tarifario sólo podrá ser modificado a pedido del Concesionario, si éste demuestra
que:

a) No ha podido equilibrar la oferta y demanda del Servicio por razones imputables al


Régimen Tarifario vigente, pese a haber realizado todas las acciones tendientes a ello y haber
actuado eficientemente,

b) El Régimen Tarifario vigente no propende a un uso racional de los bienes y recursos


empleados para la prestación del Servicio, o no permite atender los objetivos sanitarios
vinculados directamente con la prestación,

- 10 -
c) En virtud de la modificación del Régimen Tarifario vigente obtendrá una significativa
reducción en los costos operativos, con los consiguientes beneficios para los Usuarios.

13. RESPONSABILIDADES Y SANCIONES

13.1 RESPONSABILIDAD DEL CONCESIONARIO

El Concesionario asumirá la Concesión a su propio riesgo jurídico, técnico, económico y


financiero, y será responsable ante la Provincia, los Usuarios y los terceros por el cumplimiento
de las obligaciones y los requisitos necesarios para prestar el Servicio, desde la Toma de
Posesión. En ningún caso la Provincia, el Concedente, el Organismo Regulador u OSBA2 serán
responsables frente a los Usuarios y a los terceros por las obligaciones asumidas por el
Concesionario.

---

13.2 SANCIONES

Sin perjuicio de lo establecido en el capítulo 14, en caso de incumplimiento de sus obligaciones


el Concesionario será pasible de ser sancionado con apercibimiento, multa e intervención
cautelar, según las disposiciones que se establecen a continuación.

---

13.2.5.5 Atrasos en el POES

Los atrasos en el cumplimiento del POES serán sancionados de conformidad con las siguientes
disposiciones:

a) Se aplicará una multa de cien mil dólares estadounidenses (US$ 100.000) por las demoras no
esenciales en el cumplimiento de una meta de Servicio aprobada o de una obra comprometida - -
-
b) Se aplicará una multa de hasta un millón de dólares estadounidenses (US$ 1.000.000) - - - por
las demoras esenciales en el cumplimiento de una meta de Servicio aprobada o de una obra
comprometida. - - -

---

14 EXTINCIÓN DE LA CONCESIÓN

14.1 CAUSAS DE EXTINCIÓN

La extinción de la Concesión tendrá lugar por vencimiento del plazo, rescisión por caso fortuito
o fuerza mayor, rescisión por culpa del Concesionario, rescisión por culpa del Concedente, y
rescate del Servicio por parte del Concedente.

---

14.1.3 RESCISIÓN POR CULPA DEL CONCESIONARIO

El Concedente podrá rescindir el Contrato por culpa del Concesionario, con fundamento en las
siguientes causas:

a) Incumplimiento grave de disposiciones legales, contractuales o reglamentarias aplicables al


Servicio.

2
OSBA es el equivalente de AGOSBA.

- 11 -
b) Atrasos reiterados e injustificados en el cumplimiento de las metas de cobertura previstas en
el POES.

---

h) Reiterada violación del reglamento del Usuario previsto en el artículo 13-II del Marco
Regulatorio.

i) Reticencia u ocultamiento reiterado de información al Organismo Regulador.

---

k) Falta de constitución, renovación o reconstitución de la garantía de cumplimiento del


Contrato en los términos previstos en el artículo 11.1, y de la garantía de cumplimiento de las
obligaciones del Operador prevista en el artículo 11.2

---

En los casos en que el incumplimiento o la infracción sean subsanables por su naturaleza, el


Organismo Regulador deberá intimar al Concesionario para que corrija su accionar, subsane en
alguna forma idónea la falta cometida y efectúe el correspondiente descargo, en el término que
se fijará según las circunstancias del caso, la naturaleza de la infracción y el interés público, que
en ningún caso será inferior a treinta (30) días. Vencido el término otorgado al Concesionario,
en la medida que se hubiere acreditado la infracción o el incumplimiento respectivo, el
Organismo Regulador comunicará dicha circunstancia al Concedente, quien podrá disponer la
rescisión del Contrato por culpa del Concesionario.

Sin perjuicio de ello, el Organismo Regulador participará en el trámite de rescisión, y elevará


sus conclusiones fundadas al Concedente.

---

16.7 JURISDICCIÓN

En caso de cualquier controversia relativa a la interpretación y ejecución del Contrato, el


Concedente y el Concesionario se someten al fuero en lo contencioso- administrativo
competente de la ciudad de La Plata, con renuncia expresa a cualquier otro fuero o jurisdicción
que pudiera corresponderles por cualquier causa”.

16. El Anexo F del Contrato de Concesión contiene detalles sobre el Programa de


Optimización y Expansión del Servicio (“POES”) que se menciona en el Artículo 5
del Contrato de Concesión.

17. El Artículo 1 del Anexo F, que regula los “Índices de Gestión”, especifica cuáles
son las metas relacionadas con la calidad del Servicio y la gestión empresarial que
permitan alcanzar los valores dentro de los plazos establecidos en la Tabla 1 del
Anexo – valores mínimos para eficiencia en micromedición (del 75% en el año 3 al
98% en el año 30), valores máximos para agua no contabilizada (del 40% en el año 3
al 25% en el año 30) y valores mínimos para continuidad del Servicio (del 96% en el
año 3 al 100% en el año 30).

18. El Artículo 2 del Anexo indica cuáles son las metas de expansión del Servicio con
respecto al servicio de agua potable y desagües cloacales (número de conexiones
nuevas mínimo por año), la instalación de medidores individuales para el servicio de
agua potable y la renovación y/o reacondicionamiento de cañerías.

- 12 -
19. El Anexo Ñ regula el Régimen Tarifario aplicable a la prestación del Servicio por
parte del Concesionario. En su Artículo 2, define a los sujetos obligados al pago del
Servicio y en su Artículo 4, las tarifas aplicables al Servicio Medido y No Medido. El
Artículo 10 establece los cargos de obra que deben abonar los usuarios cuando se
conecta el servicio público de agua potable y desagües cloacales. El Artículo 19
establece que el Concesionario tendrá derecho a facturar y cobrar todos los Servicios
que preste. El Artículo 29 regula el corte del Servicio ante un atraso en el pago de las
facturas por parte de los usuarios. El Artículo 20 establece la Moneda de Facturación
y establece lo siguiente:

“Si bien los valores tarifarios y precios se fijan en dólares estadounidenses, la facturación a los
Usuarios será efectuada en pesos. Para aplicar la conversión respectiva, se tomará en cuenta el
valor de paridad establecido en la Ley Nacional 23.928 de convertibilidad monetaria, o la
disposición legal que la reemplace, al día de cierre de los procesos de facturación”.

20. El 3 de enero de 2000, AGBA tomó posesión de la concesión y el 21 de marzo de


2000, AGBA presentó su primer Plan Quinquenal ante el ORAB. El 21 de julio de
2000, el ORAB solicitó que se realizaran modificaciones al Plan Quinquenal y el 8 de
noviembre de 2000, AGBA accedió a tal solicitud y presentó un Plan Quinquenal
modificado. El Plan modificado fue aprobado por el ORAB el 31 de enero de 2001.

21. En una carta del 17 de mayo de 2001 enviada al Ministro de Obras y Servicios
Públicos de la Provincia de Buenos Aires, AGBA señalaba que, a pesar de los
esfuerzos realizados por AGBA, existían dificultades significativas para recibir el
pago de los servicios por parte de los usuarios. Las tasas de incobrabilidad dentro de
la Zona de Concesión habían alcanzado cifras siderales de aproximadamente el 60%,
y ello había afectado la capacidad de AGBA de realizar las inversiones establecidas
en el programa de expansión. En consecuencia, AGBA enfrentaba una alteración
considerable del equilibrio económico y financiero de la Concesión y dificultades
significativas para obtener préstamos bancarios. Por lo tanto, también le había
resultado imposible alcanzar las metas del Plan Quinquenal vigente en ese momento.
A modo de conclusión, AGBA solicitaba la conformación de una comisión de trabajo
para analizar en forma conjunta las soluciones y alternativas apropiadas y que, como
medida provisional, se suspendieran temporalmente las metas de expansión hasta
tanto la referida comisión tomara una decisión.

22. El 30 de mayo de 2001, el Subsecretario de Servicios Públicos de la Provincia de


Buenos Aires respondió que la cuestión de las tasas de incobrabilidad constituía un
riesgo comercial que AGBA debía asumir de conformidad con el Contrato de
Concesión. No obstante, el Ministerio accedió a conformar una comisión de trabajo
cuya tarea estuviera destinada a realizar modificaciones contractuales que pudieran
armonizar los objetivos del Marco Regulatorio y el Contrato de Concesión con los
intereses de los usuarios en la zona correspondiente.

23. En una nota del 17 de julio de 2001, AGBA, haciendo referencia a la grave crisis
económica que atravesaba la Argentina, solicitó al ORAB que suspendiera
temporalmente la ejecución del POES. Dicha solicitud fue reiterada en una nota del
15 de agosto de 2001.

- 13 -
24. El 7 de agosto de 2001, el ORAB le solicitó a AGBA que no facturara los cargos
de obra en determinadas áreas de acuerdo con el Artículo 10 del Anexo Ñ del
Contrato de Concesión.

25. El 27 de agosto de 2001, el Área Técnica del ORAB determinó que el rendimiento
de AGBA durante el primer año de la concesión había alcanzado un nivel aceptable
de cumplimiento del POES. El Área Técnica también respaldó la solicitud de
suspensión del POES en vista de la difícil situación económica que atravesaba la
provincia y el país. Asimismo, el Área de Regulación Económica y el Área de
Normas y Reglamentos del ORAB también expresaron una opinión favorable el 23 de
noviembre de 2001 y el 3 de diciembre de 2001, respectivamente.

26. En una carta del 13 de septiembre de 2001, AGBA le solicitó al Gobernador de la


Provincia de Buenos Aires que interviniera y programara una reunión para discutir la
grave situación que había surgido en cuanto a la implementación del Contrato de
Concesión. El 27 de diciembre de 2001, AGBA le solicitó al Gobernador de la
Provincia que se mantuvieran negociaciones bilaterales en forma inmediata a fin de
determinar los mecanismos más adecuados para restaurar el equilibrio de la ecuación
económico-financiera del Contrato de Concesión, que había sido afectado por
diversos acontecimientos.

27. En una nota interna del 10 de octubre de 2001, el Área Técnica del ORAB
observó que, a pesar de los esfuerzos de AGBA, no se habían alcanzado ni las metas
establecidas en el Contrato de Concesión ni aquellas previstas en el POES. En vista de
ello, el ORAB decidió, el 17 de octubre de 2001, prohibir a AGBA el incremento de
las tarifas de acuerdo con el coeficiente indicado en el Anexo Ñ del Contrato de
Concesión.

28. El 6 de enero de 2002, el Gobierno Nacional argentino sancionó la Ley N° 25.561


de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario mediante la cual los
contratos de las empresas de servicios públicos fueron “pesificados” al nivel de
paridad cambiaria y se congelaron las tarifas. Dicha ley también autorizaba al
Gobierno a renegociar los contratos de las empresas de servicios públicos.

29. En una carta del 9 de enero de 2002 enviada al Gobernador de la Provincia,


AGBA señaló que los últimos acontecimientos económicos y sociales habían
empeorado aún más la situación de AGBA. AGBA solicitó una reunión en la cual
pudiera poner en conocimiento del Gobernador los múltiples factores que estaban
llevando a la concesión al borde del colapso.

30. El 11 de enero de 2002, el ORAB “pesificó” las tarifas de AGBA al nivel de


paridad cambiaria. El 24 de enero de 2002, AGBA exigió que tal decisión fuera
revocada por ser contraria no sólo al Contrato de Concesión sino también a la ley y a
la Constitución Argentina.

31. El 18 de febrero de 2002, el ORAB emitió la Resolución N° 14/02 que impedía a


AGBA cobrar cargos de obra.

- 14 -
32. El 19 de febrero de 2002, AGBA solicitó la renegociación del Contrato de
Concesión. Dicha solicitud fue reiterada en una carta del 17 de abril de 2002 enviada
al Gobernador de la Provincia.

33. El 28 de febrero de 2002, la Provincia sancionó la Ley N° 12.858. En virtud de


esta ley, el Poder Ejecutivo estaba autorizado a crear un Nuevo Marco Regulatorio
aplicable a los servicios de agua potable.

34. Mediante el Decreto N° 517/02 del 13 de marzo de 2002, la Provincia aprobó el


estatuto de la empresa Aguas Bonaerenses S.A. (“ABSA”), que se haría cargo de la
concesión de otras áreas de la Provincia de Buenos Aires, que hasta entonces habían
estado en manos de la compañía Azurix.

35. Mediante el Decreto N° 1175/02 del 13 de mayo de 2002, la Provincia creó una
Comisión Especial para la Evaluación del Impacto de la Crisis en las Tarifas y
Contratos de Servicios Públicos. La tarea que esta Comisión Especial debía llevar a
cabo consistía en analizar los problemas en el área de las empresas de servicios
públicos y proponer soluciones.

36. En una nota del 11 de junio de 2002 enviada al ORAB, AGBA hizo referencia a
modificaciones en las leyes impositivas que habían creado dificultades adicionales
para AGBA y solicitó que se revisara el Contrato de Concesión. AGBA explicó una
vez más la necesidad de una renegociación del Contrato de Concesión en una carta del
28 de junio de 2002 enviada al Gobernador de la Provincia.

37. El 23 de julio de 2002, el Subsecretario de Servicios Públicos de la Provincia,


mediante una nota enviada al ORAB, señalaba que AGBA se había comprometido en
el contrato a cumplir las obligaciones establecidas en el POES y a obtener por sus
propios medios los fondos necesarios para hacerlo. El Subsecretario no consideraba
razonable realizar ajustes en favor de AGBA dado que ello tendría efectos negativos
para los clientes, cuyos intereses económicos debían protegerse.

38. En una carta del 14 de agosto de 2002 enviada al Subsecretario, AGBA hizo
referencia a una reunión mantenida en su oficina el 2 de agosto de 2002 y remarcó
una vez más la necesidad de renegociar el contrato. AGBA reiteró su solicitud de una
renegociación en las cartas del 30 de septiembre y 24 de octubre de 2002 enviadas al
Gobernador de la Provincia y también en una carta enviada el 8 de octubre de 2002 al
Presidente de la Comisión Especial para la Evaluación del Impacto de la Crisis en las
Tarifas y Contratos de Servicios Públicos. También la reiteró en una nota enviada al
ORAB el 30 de octubre de 2002.

39. El 27 de agosto de 2002, el ORAB, mediante Resolución N° 56/02, suspendió el


derecho de AGBA de cortar el servicio de agua potable a aquellos usuarios que no
habían abonado sus facturas.

40. En un informe del 2 de diciembre de 2002 enviado al Presidente del ORAB, el


Área Técnica del ORAB determinó que AGBA había alcanzado sustancialmente las
metas establecidas para el primer año de la concesión (2000). En la Resolución N°
69/02 del 5 de diciembre de 2002, el ORAB resolvió que AGBA había alcanzado las
metas de expansión y calidad del servicio para el primer año de la concesión (año

- 15 -
2000), establecidas en el Anexo F del Contrato de Concesión e incluidas en el primer
Plan Quinquenal que era parte integral del POES.

41. El 30 de diciembre de 2002, mediante Resolución N° 77/02, el ORAB también


accedió a la solicitud de AGBA de suspender las obligaciones establecidas en el
POES para el segundo año de la concesión 2002, cuyo efecto sería que las medidas
que no fueran alcanzadas durante ese año no darían lugar a las penalidades previstas
en el Artículo 13.2.5.5 del Contrato de Concesión.

42. El 9 de junio de 2003, la Provincia dictó el Decreto N° 878/03 que establecía un


Nuevo Marco Regulatorio para la Prestación de los Servicios Públicos de Agua
Potable y Desagües Cloacales en la Provincia. De conformidad con el Decreto, el
Organismo de Control sería el Organismo de Control del Agua de Buenos Aires
(“OCABA”). El 17 de julio de 2003, AGBA impugnó el Decreto. Asimismo, en
reiteradas ocasiones – el 27 de agosto, 22 de septiembre y 2 de diciembre de 2003 y el
13 de enero de 2004 – AGBA solicitó la renegociación del Contrato de Concesión. El
30 de junio de 2004, el Gobernador de la Provincia rechazó la solicitud presentada por
AGBA de revocación del Decreto que establecía el Nuevo Marco Regulatorio.

43. El 26 de abril de 2005, la Provincia emitió el Decreto N° 757/05 que aprobaba un


Acta Acuerdo celebrada con ABSA. ABSA fue autorizada a realizar aumentos
graduales en las tarifas y se le otorgaron determinados subsidios. En su carta del 15 de
julio de 2005 enviada al Ministro y al Subsecretario correspondientes, AGBA
argumentó que AGBA fue discriminada respecto de ABSA y exigió el mismo trato.

44. Mediante carta enviada el 25 de agosto de 2005, el Subsecretario de Servicios


Públicos rechazó un pedido de AGBA en el que solicitaba que se le diera autorización
para realizar aumentos tarifarios.

45. El 10 de marzo de 2006, se dictó la Resolución N° 84/06 mediante la cual el


Ministerio de Servicios Públicos ordenó al OCABA recabar información sobre el
rendimiento de AGBA en su calidad de concesionario. OCABA emitió su informe el
21 de abril de 2006 donde concluía que AGBA había incumplido de diversas maneras
con las obligaciones derivadas del Contrato de Concesión y el POES.

46. En una carta del 14 de junio de 2006 enviada al Ministro y al Subsecretario de


Servicios Públicos y también al Presidente del ORAB, AGBA acusó a la Provincia de
no cumplir con las obligaciones derivadas del Contrato de Concesión y manifestó que,
a menos que ello fuera subsanado dentro de los 45 días subsiguientes, AGBA se vería
obligada a rescindir el Contrato de Concesión.

47. El 10 de julio de 2006, mediante Resolución N° 36/06, el OCABA impuso una


multa a AGBA por no haber respondido a ciertos reclamos en forma oportuna.

48. Por último, el 11 de julio de 2006, mediante Decreto N° 1666/06, el Gobernador


de la Provincia rescindió el Contrato de Concesión por culpa de AGBA de
conformidad con el Artículo 14.1.3 (a), (b), (h), (i) y (k) del Contrato de Concesión. A
través del Decreto N° 1677/06, el 13 de julio de 2006, el Gobernador de la Provincia
transfirió a ABSA la concesión del servicio de agua potable y desagües cloacales de la
que AGBA era titular.

- 16 -
IV. CUESTIONES JURISDICCIONALES

49. La República Argentina solicita al Tribunal de Arbitraje que dicte un laudo en el


que determine, conforme a la Regla de Arbitraje 41(4) del CIADI, la falta de
jurisdicción del CIADI y la falta de competencia del Tribunal para entender en el
caso:

(a) la falta de jurisdicción del CIADI y de competencia del Tribunal por cuanto
Impregilo no cumplió con los requisitos establecidos en el Artículo 8 del TBI
Argentina-Italia;

(b) en subsidio, la falta de jurisdicción del CIADI y de competencia del


Tribunal por cuanto el reclamo de Impregilo es un reclamo indirecto;

(c) en subsidio, la falta de jurisdicción del CIADI y de competencia del Tribunal


por cuanto el reclamo se refiere a cuestiones contractuales sobre las cuales el
CIADI no tiene jurisdicción; y

La República Argentina solicita también que el Tribunal de Arbitraje imponga a


Impregilo la totalidad de las costas del proceso y los honorarios profesionales en los
que Argentina hubiera incurrido conforme a la Regla 47(1)(j) de las Reglas de
Arbitraje.

50. Impregilo solicita:

(a) una declaración de que la controversia queda comprendida en el ámbito de la


jurisdicción del Convenio del CIADI y de la competencia del Tribunal; y

(b) una orden mediante la cual se desestimen todas las excepciones opuestas por
Argentina a la jurisdicción del CIADI y la competencia del Tribunal.

A. Primera excepción: Impregilo no cumplió con los requisitos establecidos en el


Artículo 8 del TBI Argentina-Italia
La República Argentina:

51. La cláusula de solución de controversias contenida en el Artículo 8(2) y (3) del


TBI Argentina-Italia requiere que los inversores sometan la controversia ante los
tribunales locales durante 18 meses antes de iniciar un arbitraje internacional. El uso
del verbo permisivo “podrá” (“potrá” en italiano) indica que un inversor no está
obligado a someter la controversia a un sistema obligatorio de solución de
controversias, sino que podría continuar con las consultas amistosas por el tiempo que
lo desee e incluso dejar la controversia latente indefinidamente. Sin embargo, no
significa que si el inversor desea iniciar un procedimiento de arbitraje internacional
esté exento de someter primero la disputa ante los tribunales locales y a partir de allí
esperar 18 meses antes de proceder con el arbitraje internacional.

52. De hecho, si las consultas amistosas no resultaran exitosas, entonces, de


conformidad con el Artículo 8(3), un inversor podría someter la disputa a arbitraje
internacional sólo si fue previamente presentada en la jurisdicción de los órganos

- 17 -
administrativos o judiciales competentes por al menos 18 meses. Una interpretación
diferente privaría a la primera mitad del Artículo 8(3) de todo propósito y efecto, en
violación de los cánones de interpretación de tratados de effet utile (efecto útil) o ut
res magis valeat quam pereat (la cuestión debe surtir efecto y no fracasar).

53. Al no haber cumplido Impregilo con el requisito del TBI Argentina-Italia de


someter la controversia durante 18 meses a la jurisdicción administrativa o judicial
competente de la República Argentina antes de presentar el arbitraje, el reclamo debe
ser rechazado. Los laudos dictados por los tribunales en los casos CIADI Wintershall
Aktiengesellschaft c. República Argentina3 y TSA c. República Argentina4 respaldan
la posición de la República Argentina en este sentido.

54. De hecho, Impregilo no sometió la controversia a la “jurisdicción administrativa o


judicial competente”; por lo tanto, bajo ninguna circunstancia puede considerarse que
haya cumplido con la condición establecida en el Artículo 8(3) del TBI Argentina-
Italia con respecto a su consentimiento de someter la controversia a arbitraje
internacional.

55. Asimismo, Impregilo no puede ampararse en la cláusula de la nación más


favorecida (“NMF”) contenida en el Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia para eludir
la obligación de acudir a la jurisdicción local durante 18 meses. Esta cláusula no
puede utilizarse para evitar la obligación de acudir a la jurisdicción administrativa o
judicial competente durante 18 meses. Existen como mínimo cuatro razones para
rechazar el argumento de que el Artículo VII del TBI Argentina-Estados Unidos
debería importarse al TBI Argentina-Italia por aplicación de la cláusula NMF: (i) no
le otorga efectos adecuados a los términos de la cláusula NMF; (ii) la cláusula NMF
alude al tratamiento “en el territorio”, mientras que el arbitraje tiene lugar fuera de
Argentina y de sus poderes soberanos; (iii) el acudir a los tribunales locales no puede
ser considerado desfavorable para los inversores; y (iv) la cláusula de los 18 meses es
una cláusula esencial del TBI y, por ende, Impregilo no puede alegar la cláusula NMF
para no cumplir con ella.

56. La cláusula NMF, contenida en el Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia, se


refiere a “inversiones realizadas por inversores de la otra Parte Contratante, a las
ganancias y actividades vinculadas con aquéllas y a todas las demás cuestiones
reguladas por este Acuerdo”. Hay dos elementos específicos enumerados –
“inversiones” y “ganancias y actividades vinculadas con […] las inversiones” –
seguidos, en la misma cláusula, sin separación de coma, por un tercer término general:
“todas las demás cuestiones reguladas por este Acuerdo”. Conforme al principio
ejusdem generis, el término general es aplicable exclusivamente al objeto de los
elementos específicos, es decir, las inversiones. Por lo tanto, cuando la cláusula NMF
requiere “un trato no menos favorable” para “todas las demás cuestiones reguladas
por este Acuerdo”, se está refiriendo a las cuestiones relativas a inversiones. El
arbitraje y sus precondiciones conforme al Artículo 8, entre las que se incluye el
requisito de recurrir a una jurisdicción local durante 18 meses, no alude a las

3
Wintershall Aktiengesellschaft c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/04/14 (“Wintershall”),
Laudo del 8 de diciembre de 2008, párrafos 114-22.
4
TSA Spectrum de Argentina S.A. c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/05/5 (“TSA”), Laudo
del 19 de diciembre de 2008, párrafos 98, 107 y 110-12.

- 18 -
inversiones, sino, en cambio, a un procedimiento de resolución de controversias en
virtud del TBI. Asimismo, el arbitraje CIADI no constituye un “trato” que Argentina
les brinda a sus inversores, sino un procedimiento al que Argentina es sometida por
iniciativa del inversor. Por consiguiente, la cláusula NMF no se aplica al Artículo 8.

57. El principio effet utile sustenta tal conclusión. Si el término general final, de la
cláusula NMF, “todas las demás cuestiones” comprendiera todo lo mencionado en el
TBI inclusive el Artículo 8, ello tornaría los dos primeros términos específicos
insignificantes –el TBI podría haber establecido sólo el término general final y éste
habría tenido el mismo significado–.

58. Asimismo, si bien la opinión de los precedentes que interpretan si la cláusula


NMF es aplicable a una cláusula de resolución de controversias se encuentra dividida,
los laudos universalmente coinciden en que, en virtud del Artículo 31 de la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, cada caso depende del
lenguaje y el contexto exactos de la cláusula NMF en cuestión.

59. La cláusula NMF también se encuentra limitada en su aplicación territorial. Cada


Estado sólo debe acordar un trato no menos favorable “en el ámbito de su territorio”
(“nel proprio territorio” en italiano). No exige trato más favorable fuera del territorio
del Estado. Conforme al TBI Argentina-Italia, el territorio de la República Argentina
es definido físicamente y se considera que comprende sus “límites terrestres y
marítimos” y sus “zonas marinas”. Dicha limitación territorial excluye las condiciones
de participación en un arbitraje CIADI del alcance de la cláusula NMF, porque el
arbitraje CIADI es un arbitraje genuinamente transnacional que se rige por un tratado
multilateral y se encuentra totalmente apartado de toda jurisdicción nacional, ya sea
del asiento del CIADI o del lugar donde se lleva a cabo el arbitraje, y mucho menos la
del Estado demandado. En consonancia con ello, no existe fundamento alguno para
invocar la cláusula NMF con respecto a las condiciones de recurso a arbitraje
internacional, entre las que se incluye el requisito de acceso a la jurisdicción local
durante 18 meses previos al arbitraje internacional en virtud del Artículo 8.

60. Por último, el Artículo 3(1) requiere que los Estados receptores otorguen “un trato
no menos favorable a aquél otorgado a sus propios inversores o a inversores de
terceros países”. Aun en el supuesto de que el Tribunal fuera a aplicar la cláusula
NMF al Artículo 8 (lo que no debería hacer) a fin de utilizar las disposiciones sobre
resolución de controversias del TBI Argentina-Estados Unidos, Impregilo tiene la
carga de establecer que aquél dispone un trato “más favorable” que el TBI Argentina-
Italia. Sin embargo, Impregilo no lo ha hecho ni podrá hacerlo.

61. Impregilo no tenía impedimentos para presentar reclamos judiciales. Impregilo no


alega —ni podría hacerlo— que fue privada del derecho de jurisdicción o de las
garantías del debido proceso. La prueba está en las numerosas decisiones adoptadas
por la Justicia argentina en menos de 18 meses, muchas de las cuales son definitivas.
Medidas como las aquí cuestionadas pueden y han sido juzgadas por los tribunales
argentinos y en muchos casos se han dictado decisiones sobre el fondo en plazos
menores al año. Ello demuestra que en la República Argentina existen recursos para
que el Poder Judicial resuelva rápidamente.

- 19 -
62. El Artículo 8 del TBI Argentina-Italia articula un mecanismo de resolución de
controversias secuencial y de múltiples etapas, que lleva finalmente, si fuera aún
necesario, a un consentimiento limitado a arbitraje por parte de ambos soberanos. Las
Partes diseñaron y negociaron dicho proceso como un todo y obviamente pensaron
que las disposiciones tenían significado. A Impregilo no debería permitírsele
reordenar el “paquete” negociado mediante la elección de partes de las docenas de
TBI celebrados por Argentina.

63. El propósito de las clausulas de “18 meses” es darle a los Estados la posibilidad de
resolver la controversia a través de sus órganos judiciales y potencialmente resolver
cualquier violación de derecho internacional. Esta es la razón de por qué ese
requerimiento ha sido negociado especialmente por Argentina con ciertos Estados y
por qué Estados exportadores de capital inclusive mantienen cláusulas similares con
plazos más prolongados.

64. Impregilo no puede eximirse de cumplir con el Artículo 8.2 del TBI Argentina-
Italia alegando la cláusula NMF ya que la cláusula de los “18 meses” fue
especialmente negociada, no sólo con Italia, sino con los demás Estados en cuyos TBI
se la incluyó. No se trata de una cláusula existente en todos los TBI suscriptos por
Argentina, lo que evidencia que fue la intención de los Estados negociadores de esos
tratados incluirla como una disposición especial y vinculante al igual que el resto de
las disposiciones de tales instrumentos. Prueba de ello es que luego de haber
celebrado tratados que no tenían la cláusula de los 18 meses, Argentina en ciertos
casos siguió celebrando tratados con cláusulas de 18 meses.

65. También puede hacerse referencia al análisis en el caso Vladimir Berschader c.


Federación de Rusia5 sobre la frase “todas las cuestiones relativas a” contenidas en
muchos TBI y similar a la frase “las demás cuestiones reguladas en este Acuerdo”
contenida en el Artículo 3(1) del Tratado Argentina-Italia. Los laudos dictados en los
casos CIADI Salini6, Plama7, Telenor8 y Wintershall9 también respaldan la posición
de la República Argentina sobre esta cuestión.

Impregilo:

66. El Artículo 8(2) del TBI establece que la controversia podrá ser sometida a la
jurisdicción administrativa o judicial del Estado donde se encuentra ubicada la
inversión. A diferencia de otros TBI, no establece que debe ser sometida a los
tribunales o autoridades locales. Por lo tanto, puede concluirse que someter la
controversia a los tribunales locales es una opción y no un requisito obligatorio.

5
Vladimir Berschader y Moìse Berschader c. Federación Rusa, Caso SCC N° 080/2004
(“Berschader”), Laudo del 21 de abril de 2006, párrafos 183-208.
6
Salini Costruttori S.p.A. e Italstrade S.p.A. c. Reino Hachemita de Jordania, Caso CIADI N°
ARB/02/13 (“Salini”), Decisión sobre Jurisdicción del 9 de noviembre de 2004, párrafos 116-19.
7
Plama Consortium Limited c. República de Bulgaria, Caso CIADI N° ARB/03/24 (“Plama”),
Decisión sobre Jurisdicción del 8 de febrero de 2005, párrafos 183-227.
8
Telenor Mobile Communications AS c. República de Hungría, Caso CIADI N° ARB/04/15
(“Telenor”), Laudo del 13 de septiembre de 2006, párrafos 83-101.
9
Wintershall, supra nota 3, párrafos 161-68.

- 20 -
67. Durante varios años Impregilo intentó de buena fe solucionar la diferencia
suscitada con Argentina, pero la controversia no hizo más que empeorar para
culminar finalmente con la rescisión ilegítima del Contrato de Concesión a mediados
de 2006.

68. Además, AGBA recurrió constantemente a los tribunales administrativos y


judiciales internos con la esperanza de que revirtieran las decisiones de la Provincia,
cosa que jamás ocurrió. Los tribunales argentinos tuvieron y aún tienen la oportunidad
de resolver sobre los hechos que generaron el presente arbitraje, no obstante lo cual o
bien no lo hicieron o bien respaldaron la postura del Poder Ejecutivo.

69. En el presente arbitraje, la República Argentina – más de ocho años después de


que se produjeran los primeros hechos que dieron origen a esta diferencia –
argumenta que el Tribunal no tiene competencia. Argentina sostiene (i) que Impregilo
no respetó el período de “consultas amistosas”, (ii) que Impregilo no respetó el
período de 18 meses para el sometimiento de la controversia a los tribunales internos,
y (iii) que la lectura que hace Impregilo del alcance de la cláusula NMF es incorrecta.

70. La excepción de la República Argentina no toma en consideración el hecho de que


los tribunales administrativos y judiciales de Argentina tuvieron oportunidad de
resolver sobre los hechos del presente caso. No obstante, o bien no resolvieron o no
respaldaron las medidas. Se trata de reclamos que se basaron exclusivamente en
cuestiones de índole contractual – si bien compartían los mismos antecedentes
fácticos que los reclamos planteados a este Tribunal al amparo del TBI – y los
tribunales argentinos contaron con mucho más que dieciocho meses para resolver
sobre los hechos que dieron origen a la presente controversia.

71. El Tribunal del caso TSA c. Argentina entendió que los períodos de tramitación
ante los tribunales administrativos o judiciales internos tienen por objeto permitir
“amplias posibilidades de obtener una compensación a nivel nacional dentro de dicho
período de tiempo”10. La CIJ en el caso Interhandel – en relación con el requisito del
agotamiento de los recursos internos en el derecho internacional consuetudinario –
entendió que “al Estado demandado debe permitírsele primero la oportunidad de
reparar, por sus propios medios y en el marco de su propio ordenamiento jurídico
interno, el ilícito supuestamente cometido contra la persona”11. Los tribunales
argentinos no lo hicieron a pesar de haber contado con tiempo más que suficiente para
ello. El hecho de que haya sido AGBA – y no Impregilo – la parte actora en esos
casos no es relevante a los efectos de la presentación de la controversia ante los
tribunales internos.

72. Por consiguiente, el argumento de Argentina de que no se cumplió con el período


de 18 meses pasa por alto el hecho de que se ha satisfecho el fin principal de ese
período – que los tribunales de Argentina tuvieran oportunidad de revertir las medidas
que dieron origen a la controversia – y que incluso estarían reunidos los requisitos que

10
TSA, supra nota 4, párrafo 110.
11
Caso Interhandel (Suiza c. Estados Unidos), Sentencia del 21 de marzo de 1959, 1959 ICJ Rep. 5,
27.

- 21 -
se exigen en el derecho internacional consuetudinario para el agotamiento de los
recursos internos.

73. Impregilo hace hincapié en que sería inútil intentar obtener un resarcimiento en el
sistema jurídico argentino. Los tribunales administrativos y judiciales de Argentina
tuvieron oportunidad de revertir las medidas del Gobierno argentino que dieron origen
al presente arbitraje al amparo del TBI. Así queda demostrado por la mera
presentación de la disputa ante este Tribunal por parte de Impregilo. Pero además, la
inutilidad de la tramitación de esta controversia durante dieciocho meses también
encuentra sustento en el hecho de que ello no podría conducir a que en ese plazo se
dictara una sentencia de fondo. En otras palabras, sería ineficaz recurrir a los
tribunales locales durante dieciocho meses e implicaría que Impregilo debería realizar
gastos desproporcionados.

74. Si la disposición que establece el período de 18 meses para el sometimiento ante


los tribunales internos fuera interpretada como un requisito obligatorio – cosa que no
es cierta – Impregilo invoca subsidiariamente la cláusula NMF contenida en el
Artículo 3(1) del TBI. El alcance de esta disposición es muy amplio, dado que en
realidad establece que el trato de NMF deberá extenderse a todas las cuestiones
reguladas por el TBI. Este amplio alcance incluye, claramente, la cláusula de
resolución de controversias del TBI. Por lo tanto, Impregilo solicita que se aplique la
cláusula de resolución de controversias contenida en el TBI Argentina-Estados
Unidos. Esta posibilidad ha sido aceptada en forma unánime por diversos tribunales
en casos en los que Argentina era una de las partes y en controversias que también
involucraban contratos de concesión similares al que es objeto del presente caso. Se
hace referencia a los casos Maffezini c. España12, Ambatielos13, Siemens c.
Argentina14, Gas Natural c. Argentina15, Suez c. Argentina16, National Grid c.
Argentina17 y Camuzzi c. Argentina18.

75. Los casos a los que se refiere la Demandada, es decir, Salini, Plama, Berschader,
Telenor y Wintershall pueden distinguirse fácilmente del presente caso.

76. Basándose en la cláusula NMF, Impregilo invoca la cláusula de resolución de


controversias contenida en el TBI Argentina-Estados Unidos, que no prevé el
12
Emilio Agustín Maffezini c. España. Caso CIADI N° ARB/97/7 (“Maffezini”), Decisión sobre
Jurisdicción del 25 de enero de 2000.
13
The Ambatielos Claim (Grecia c. Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte), Laudo del 6 de
marzo de 1956, UNRIAA, Vol. XII, 83.
14
Siemens AG c. Argentina, Caso CIADI N°ARB/02/8 (“Siemens”), Decisión sobre Jurisdicción del 3
de agosto de 2004.
15
Gas Natural SDG, S.A. c. Argentina, Caso CIADI N° ARB/03/10 (“Gas Natural”), Decisión del
Tribunal sobre Preguntas Preliminares a la Jurisdicción del 17 de junio de 2005.
16
Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A. e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A.
c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/03/17 (“Suez”), Decisión sobre Jurisdicción del 16 de
mayo de 2006.
17
National Grid Plc c. Argentina, CNUDMI (“National Grid”), Decisión sobre Jurisdicción del 20 de
junio de 2006.
18
Camuzzi Int’l S.A. c. Argentina. Caso CIADI N° ARB/03/7 (“Camuzzi II”), Decisión sobre
Jurisdicción del 10 de junio de 2005.

- 22 -
procedimiento de espera de 18 meses para que los tribunales internos resuelvan la
controversia antes de que el inversor pueda recurrir al arbitraje internacional. El TBI
Argentina-Estados Unidos únicamente establece un período de consulta de seis meses
para que las partes intenten resolver la controversia. Este período de seis meses
establecido en la cláusula de resolución de controversias del TBI Argentina-Estados
Unidos constituye un trato más favorable, dado que le permitiría a Impregilo saltarse
un paso formal, inútil y excesivamente oneroso establecido en el TBI.

77. Impregilo no ha sometido la presente controversia ante los tribunales


administrativos o judiciales de la República Argentina ni a ningún otro procedimiento
de resolución de conflictos aplicable que haya sido previamente acordado. Por lo
tanto, el primer requisito establecido en el TBI Argentina-Estados Unidos ha sido
cumplido.

78. El 24 de enero de 2006, Impregilo envió una carta al Gobierno Nacional argentino
mediante la cual le notificaba formalmente la disputa en cuestión y su intención de
resolver el problema mediante consultas y negociaciones, así como también su
intención de someter la controversia a arbitraje internacional al amparo del TBI si la
cuestión no podía resolverse a través de dichas consultas o negociaciones. El período
de seis meses desde que esta carta fue enviada concluyó el 24 de julio de 2006 y la
disputa continúa sin resolverse. Por ende, el segundo requisito establecido en el TBI
Argentina-Estados Unidos también ha sido cumplido.

El Tribunal de Arbitraje:

(i) El Artículo 8(2) y (3) del TBI

79. El Artículo 8(2) del TBI Argentina-Italia establece que, si una controversia no
puede resolverse en forma amigable, podrá ser sometida a la jurisdicción
administrativa o judicial de la Parte en cuyo territorio está situada la inversión. El TBI
no dispone que la parte “deberá” someter el caso ante un tribunal local.

80. Sin embargo, existe una fuerte conexión entre el Artículo 8(2) y el Artículo 8(3),
que establece que podrá iniciarse un arbitraje internacional cuando, luego de
transcurrido un plazo de dieciocho meses desde la notificación del comienzo del
procedimiento ante las jurisdicciones nacionales citadas en el Artículo 8(2), la
controversia entre el inversor y la Parte Contratante subsista.

81. En consecuencia, existe, por un lado, una cláusula que dispone que podrá iniciarse
un procedimiento ante los tribunales locales y, por otro, una cláusula que dispone,
como condición para el arbitraje, que tal procedimiento haya existido y que haya
tenido lugar durante dieciocho meses.

82. Por lo tanto, existiría una cierta ambigüedad en el texto del TBI y las dos
interpretaciones de ambos párrafos que se describen a continuación, al leerlos en
conjunto, parecieran ser posibles:

(a) La primera interpretación (Alternativa 1) haría hincapié en el término “podrá”


(“potrá”) y, por ende, en el carácter opcional del Artículo 8(2) y llevaría a la
conclusión de que, como el Artículo 8(2) establece que el inversor podrá someter la

- 23 -
controversia ante los tribunales locales, debería interpretarse que el Artículo 8(3)
significa que la condición de que se haya iniciado un procedimiento previo ante los
tribunales locales contenida en el Artículo 8(3) sólo se aplica si el inversor ha hecho
uso de esa opción y efectivamente inició un procedimiento ante los tribunales locales
mientras que, si no lo ha hecho, tendría plena libertad de proceder con el arbitraje
internacional sin más.

(b) La segunda interpretación (Alternativa 2) sería que, si bien el Artículo 8(2)


establece que el inversor podrá someter la controversia a la jurisdicción local, se
desprende del Artículo 8(3) que, si el inversor desea someter una controversia a un
arbitraje internacional, primero debe hacerlo ante la jurisdicción local y respetar el
período de espera de dieciocho meses.

83. El Tribunal de Arbitraje observa que, cualquiera sea la interpretación elegida, el


término “podrá” incluido en el Artículo 8(2) encuentra justificativo en el sentido de
que el inversor no se encuentra obligado a someter la disputa ante los tribunales
locales. La única interrogante que surge en relación con el texto del Artículo 8(2) es
cuáles serían las consecuencias jurídicas, si las hubiere, si el inversor no somete la
diferencia ante los tribunales locales.

84. Puede observarse que el término “podrá” también es utilizado en el Artículo 8(3)
respecto del inicio de un procedimiento arbitral. En este caso, tampoco existe
obligación alguna de someter la controversia al arbitraje internacional.

85. Por otro lado, cabe señalar que existen otros TBI que establecen que el inversor
deberá someter toda controversia ante los tribunales o las autoridades locales.

86. En opinión de este Tribunal de Arbitraje, las diferencias terminológicas entre los
TBI no significan necesariamente que se haya tenido la intención de generar una
diferencia sustancial. La ambigüedad a la que puedan dar lugar debe resolverse
mediante la lectura de las disposiciones teniendo en cuenta no sólo su redacción sino
también su contexto (cf. Artículo 31 de la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados). El contexto inmediato del Artículo 8(2) es el Artículo 8(3), y al leer
ambas disposiciones en conjunto, debe otorgárseles un significado razonable.

87. La Alternativa 1 mencionada anteriormente implicaría que si el inversor no


somete la controversia a la jurisdicción local, la condición establecida en el Artículo
8(3) del TBI no es aplicable. En otras palabras, el inversor siempre podría elegir
libremente entre el arbitraje internacional inmediato o dicho arbitraje precedido por
un procedimiento local durante un período de dieciocho meses como mínimo.

88. El Tribunal de Arbitraje considera poco probable que esto haya sido lo que tenían
en mente las partes contratantes del TBI. El Gobierno Argentino debe haber deseado
brindar primero una oportunidad a sus tribunales para resolver las controversias
suscitadas entre el Estado y los inversores extranjeros. Este beneficio no se
concretaría, por supuesto, si se interpretara el Artículo 8(3) según la Alternativa 1.

89. Más aún, el texto del Artículo 8(3) indica que contiene una condición general para
el arbitraje internacional y no existe excepción alguna para el caso de que no se haya
iniciado un procedimiento ante la jurisdicción local. Si la intención hubiera sido

- 24 -
establecer una excepción de esa naturaleza, el texto probablemente hubiese sido
diferente. Una redacción apropiada en ese sentido habría sido, por ejemplo: “Si la
controversia no ha sido sometida a la jurisdicción administrativa o judicial
competente conforme al párrafo 2 anterior, o si la controversia, luego de haber sido
sometida a tales jurisdicciones, subsiste dieciocho meses después de haberse iniciado
el procedimiento ante ellas, podrá ser sometida a arbitraje internacional - - -”.

90. Según el texto actual, el Tribunal considera que el Artículo 8(3) debe interpretarse
según la Alternativa 2 o, en otras palabras, debe considerarse que establece una
condición general que debe ser cumplida por el inversor que desea someter la
controversia a arbitraje internacional. La condición a cumplir es doble: en primer
lugar, debe someterse la controversia a la jurisdicción local y, en segundo lugar, debe
aguardarse dieciocho meses antes de recurrir al arbitraje internacional. Esta condición
no fue cumplida por Impregilo.

91. Esta conclusión, según la cual el Artículo 8(3) establece un requisito jurisdiccional
obligatorio – aunque limitado en el tiempo – antes de que pueda ejercerse el derecho a
someter un caso ante el CIADI, encuentra respaldo, además, en otras decisiones que
han arribado a la misma conclusión con respecto a cláusulas de similar redacción.

92. El tribunal en el caso Maffezini determinó que recurrir primero a los tribunales
locales era un requisito jurisdiccional que debía ser respetado:

“35. … las Partes Contratantes del ABI —Argentina y España—quisieron dar a sus respectivos
tribunales la oportunidad, dentro del plazo señalado de dieciocho meses, de solucionar la
controversia antes de que ésta pudiera ser sometida al arbitraje internacional […] Si éste hubiera
sido el único argumento del Demandante sobre esta material, el Tribunal habría tenido que
concluir que, en vista de que el Demandante no ha sometido el caso a los tribunales españoles
como lo exige el Artículo X(2) del ABI, el Centro carecería de jurisdicción y el Tribunal no era
competente para considerar el caso”19.

93. Wintershall adopta el mismo enfoque:

“155. Sin duda, la promoción y protección de las inversiones es uno de los objetos o propósitos
del TBI, pero en el TBI Argentina-Alemania esa promoción y protección ha de realizarse
“mediante un tratado” (o sea, conforme a los términos del Tratado, es decir, el TBI), lo cual no
podría de ningún modo excluir las disposiciones del Artículo 10(2). Si el objeto y propósito
perseguidos hubieran consistido en admitir un acceso directo, inmediato e irrestricto al arbitraje
del CIADI, la inclusión del Artículo 10(2) habría resultado ociosa y superflua. Por lo tanto, la
suposición y afirmación hechas en este procedimiento (y también en algunas decisiones dictadas
por los tribunales del CIADI) de que, siendo el objeto y propósito del TBI la protección y
promoción de las inversiones, debe presumirse un acceso directo irrestricto al CIADI va en
contra del texto (y del contexto) de este TBI, es decir, del TBI Argentina-Alemania.

4. Conclusión sobre el primer aspecto de la primera excepción preliminar sobre jurisdicción de


Argentina

156. En conclusión, por las razones arriba mencionadas, el Tribunal resuelve, en relación con
esta primera parte de la primera excepción preliminar opuesta por Argentina sobre jurisdicción,
que Wintershall (la Demandante) no podía dejar de cumplir lo dispuesto en el Artículo 10(2) del
TBI Argentina-Alemania antes de iniciar los procedimientos de arbitraje. Puesto que la

19
Maffezini, supra nota 12, párrafo 35.

- 25 -
Demandante no podía dejar de cumplir con lo dispuesto en el Artículo 10(2), el Tribunal carece
de competencia para entender en la reclamación y proceder a analizar el fondo de la diferencia”.

94. En conclusión, el Artículo 8(3) contiene un requisito jurisdiccional que debe ser
observado antes de que un tribunal del CIADI pueda declararse competente. Esta
decisión es congruente con aquella adoptada en Wintershall, donde se concluyó,
respecto de una cláusula muy similar contenida en el TBI Argentina-Alemania, que
“[e]l Artículo 10(2) contiene una cláusula de restricción temporal relativa al previo
accionamiento ante los tribunales locales; dicha cláusula obliga (y no simplemente
autoriza) al inversor a litigar (durante un período determinado) ante el foro local”20,
antes de que el derecho a someter la controversia ante el CIADI pueda siquiera
concretarse. Dado que Impregilo no ha cumplido con este requisito, el Tribunal no
puede determinar que existe competencia con fundamento en el Artículo 8(3) del TBI
Argentina-Italia.

(b) La cláusula NMF

95. Sin embargo, Impregilo también invocó la cláusula NMF contenida en el Artículo
3(1) del TBI Argentina-Italia y ha argumentado que, por aplicación de esa cláusula,
las normas más favorables contenidas en el TBI Argentina-Estados Unidos deberían
aplicarse a la controversia. De conformidad con la cláusula de resolución de
controversias establecida en el Artículo VII de dicho TBI, el inversor puede elegir
someter la controversia para su resolución ante los tribunales judiciales o
administrativos locales o bien someterla a los procedimientos de resolución de
conflictos previamente acordados o, luego de seis meses desde la fecha en que surgió
la controversia, someterla a arbitraje internacional.

96. El Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia establece que “[c]ada Parte Contratante,
en el ámbito de su territorio, acordará a las inversiones realizadas por inversores de la
otra Parte Contratante, a las ganancias y actividades vinculadas con aquéllas y a todas
las demás cuestiones reguladas por este Acuerdo, un trato no menos favorable a aquél
otorgado a sus propios inversores o a inversores de terceros países”.

97. En respaldo de su afirmación de que la cláusula NMF no puede aplicarse, la


República Argentina ha argumentado que:

(a) la interpretación de Impregilo no le otorga efectos apropiados a los términos


de la cláusula NMF,

(b) la cláusula NMF alude al tratamiento otorgado por la Parte Contratante “en
el ámbito de su territorio”, mientras que el arbitraje tiene lugar fuera de
Argentina y de sus poderes soberanos,

(c) el acudir a los tribunales locales no puede ser considerado desfavorable para
los inversores, y

(d) la cláusula de los 18 meses es una cláusula esencial del TBI y, por ende, no
puede ser dejada de lado por la cláusula NMF.

20
Wintershall, supra nota 3, párrafo 118.

- 26 -
98. En el punto (a), la República Argentina sustenta su argumento en el texto de la
cláusula NMF contenida en el Artículo 3(1) que se aplica al “trato” y que, antes de
referirse a “todas las demás cuestiones”, enumera a las “inversiones” y a “las
ganancias y actividades vinculadas con aquéllas”.

99. El Tribunal de Arbitraje opina que el término “trato” en sí mismo es lo


suficientemente amplio como para aplicarse también a las cuestiones procesales, tales
como la resolución de controversias. Asimismo, la frase “todas las demás cuestiones
reguladas por este Acuerdo” ciertamente es lo suficientemente amplia como para
incluir las normas de resolución de conflictos. El argumento de que el principio
ejusdem generis limitaría esta aplicación a cuestiones similares a las “inversiones” y a
las “las ganancias y actividades vinculadas con aquéllas” no resulta convincente, dado
que la redacción no permite leer la frase “todas las demás cuestiones” como un
equivalente de “todas las demás cuestiones similares” o “todas las demás cuestiones
de la misma especie”. Tampoco resulta convincente el argumento de que un concepto
de alcance general como “todas las demás cuestiones” tornaría superfluos los
términos “inversiones” y “ganancias y actividades vinculadas con aquéllas”
mencionados previamente, dado que, de hecho, incluir ejemplos típicos, incluso en
disposiciones de aplicación general, no es algo inusual en la redacción jurídica.

100. En cuanto al punto (b), el Tribunal de Arbitraje acepta que la frase “en el ámbito
de su territorio” limita el alcance de la cláusula NMF. Sin embargo, en el presente
caso, la cuestión de qué protección legal ofrecerá Argentina a los inversores
extranjeros no es, bajo ninguna circunstancia, un tema sobre el cual Argentina no
tenga poder de decisión alguno, ni está ligado a ningún territorio en particular. Por lo
tanto, el Tribunal considera que la frase “en el ámbito de su territorio” no excluye la
aplicación de la cláusula NMF a la resolución de controversias.

101. En cuanto al punto (c), el Tribunal de Arbitraje considera que la pregunta


relevante no es si recurrir a los tribunales locales es más o menos favorable para los
inversores que recurrir al arbitraje internacional. En realidad, lo que debe considerarse
es si la opción de recurrir a un procedimiento local o al arbitraje internacional, tal
como ocurre con el TBI Argentina-Estados Unidos, es más favorable para el inversor
que un procedimiento local obligatorio antes de poder tener acceso al arbitraje. En
general, y definitivamente en este caso, la respuesta a esta pregunta es evidente: un
sistema que brinda una opción es más favorable para el inversor que un sistema que
no brinda opción alguna.

102. Por último, el punto (d) plantea una situación más compleja. En este sentido, la
República Argentina ha señalado, entre otras cuestiones, que Argentina ha incluido en
muchos de sus TBIs, incluso aquellos concluidos con posterioridad al TBI Argentina-
Estados Unidos, una cláusula sobre procedimientos locales y un período de espera de
dieciocho meses. Ello podría considerase un indicio de que Argentina no tenía
ninguna intención de que dichas cláusulas fueran reemplazadas, a través de cláusulas
de NMF contenidas en los mismos TBIs, por las reglas del TBI Argentina-Estados
Unidos por ser más favorables para el inversor. Sin embargo, el argumento se torna
menos convincente en el presente caso, dado que el TBI Argentina-Italia (firmado el
22 de mayo de 1990) es anterior al TBI Argentina-Estados Unidos (firmado el 14 de
noviembre de 1991).

- 27 -
103. El Tribunal de Arbitraje también debe otorgarle una importancia particular al
texto de la cláusula NMF, la cual extiende su alcance a “todas las demás cuestiones
reguladas por este Acuerdo”. Dada la amplitud de este lenguaje, debe considerarse
que la cláusula incluye las normas de resolución de controversias.

104. El Tribunal de Arbitraje advierte, además, que existe un gran número de casos en
la jurisprudencia que indica que, al menos cuando existe una cláusula NMF que se
aplica a “todas las demás cuestiones” reguladas en el TBI, se incorporarán las
cláusulas de resolución de controversias más favorables contenidas en otros TBI. Los
casos más relevantes son Maffezini21, Gas Natural22, Suez23, Suez24 y Camuzzi25.

105. Incluso en algunos casos – aunque no en todos – donde las cláusulas NMF no
eran tan amplias y sólo establecían que se otorgara un trato de NMF a los inversores y
a las inversiones, los tribunales determinaron que ello era suficiente para incluir la
resolución de controversias. Algunos casos ejemplificativos son Siemens26, National
Grid27 y RosInvest28.

106. Sin embargo, la jurisprudencia no es completamente uniforme en la medida en


que existe al menos un caso en el que el tribunal determinó, a pesar de que la cláusula
NMF incluía “todas las demás cuestiones”, que era insuficiente para que la cláusula se
aplicara a la resolución de controversias. El caso mencionado es Berschader, pero
cabe señalar que uno de los árbitros estaba en total desacuerdo sobre este punto y que,
además, existían algunos elementos especiales que contribuyeron a ese resultado.29

21
Maffezini, supra nota 12, párrafos 38-64.
22
Gas Natural, supra nota 15, párrafos 41-49.
23
Suez, supra nota 16, párrafos 52-66.
24
Suez Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A. y Vivendi Universal S.A. c. Argentina, Caso
CIADI N° ARB/03/19 (“Suez II”), Decisión sobre Jurisdicción del 3 de agosto de 2006, párrafos 52-
68.
25
Camuzzi International S.A. c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/03/2 (“Camuzzi I”),
Decisión sobre Excepciones a la Jurisdicción del 11 de mayo de 2005, párrafos 120-21.
26
Siemens, supra nota 14, párrafos 87-90.
27
National Grid, supra nota 17, párrafos 79-94.
28
RosInvest c. Federación Rusa, Caso SCC N° V079/2005 (“RosInvest”), Decisión sobre Jurisdicción
de octubre 2007, párrafos 124-39.
29
Berschader, Opinión Disidente del Prof. Todd Weiler, párrafos 15-25; Berschader, Laudo sobre
Jurisdicción, párrafos 185 – 208. En particular, la cláusula NMF en el caso Berschader disponía que
se aplicaría “particularmente a los Artículos 4, 5 y 6” (traducción del Tribunal), es decir, trato justo y
equitativo, no expropiación y libre transferencia de fondos, pero no incluía dentro de la lista al
Artículo 10 del TBI que versaba sobre la resolución de controversias; en consecuencia, el tribunal
concluyó que el sentido corriente de “todas las demás cuestiones reguladas por este Tratado” no era
que la cláusula NMF se extendía a todas las cuestiones reguladas en el Tratado. Íd. párrafo 194.
Además, el tribunal señaló que no había claridad en la jurisprudencia al momento de celebración del
TBI en cuanto a si las cláusulas sobre arbitraje eran alcanzadas por las cláusulas NMF y, por lo
tanto, las Partes simplemente podían no haber contemplado esa situación. Íd. párrafo 202. Por
último, el tribunal tuvo en cuenta la práctica relacionada con los TBI de la Unión Soviética que
demostraba que la Unión Soviética implementaba una política de no prestar nunca su consentimiento
al arbitraje en un TBI respecto de cuestiones referidas a si un acto de expropiación había ocurrido o
no, práctica que derivaba de la particular opinión que mantenía dicho Estado sobre la soberanía. En

- 28 -
107. En otros casos en los que se consideró que las normas de resolución de
controversias contenidas en otros TBI no resultaban incorporadas por la aplicación de
las cláusulas NMF, dichas cláusulas no eran aplicables, según sus propios términos, a
“todas las demás cuestiones”, sino que disponían que se otorgara un trato de NMF a
los inversores o a las inversiones. El Tribunal de Arbitraje hace referencia en este
sentido a los casos Salini30, Plama31, Telenor32 y Wintershall33. De los laudos
mencionados se desprende que algunos tribunales han hecho reservas bastante fuertes
en torno a la evolución general de la jurisprudencia en esta área. Por lo tanto, resulta
claro que estas cuestiones continúan siendo controversiales y que la jurisprudencia
predominante que se ha desarrollado no es aceptada en forma unánime.

108. No obstante, el Tribunal de Arbitraje consideraría desafortunado el hecho de que


la determinación de estas cuestiones dependiera en cada caso de las opiniones
personales de cada árbitro. La mejor manera de evitar este resultado es llegar a una
decisión basada en la jurisprudencia siempre que pueda distinguirse la existencia de
una jurisprudencia clara. Es cierto, tal como fue señalado, que la jurisprudencia en
torno a la aplicación de las cláusulas NMF a las normas de resolución de
controversias no es del todo congruente. Sin embargo, en aquellos casos en que la
cláusula NMF ha hecho referencia a “todas las demás cuestiones” o a “toda cuestión”
regulada por el TBI, la conclusión ha sido casi unánime en el sentido de incluir las
normas de resolución de controversias. Sobre esta base, la mayoría del Tribunal
concluye que Impregilo tiene derecho a sustentar su reclamo, en este aspecto, sobre la
base de las normas de resolución de controversias contenidas en el TBI Argentina-
Estados Unidos y que no puede desestimarse el caso por la falta de cumplimiento con
los requisitos establecidos en los Artículos 8(2) y 8(3) del TBI Argentina-Italia.

109. La Árbitro Stern no está de acuerdo con la aplicación de la cláusula NMF a la


resolución de controversias. Sus conclusiones han sido volcadas en la opinión
concurrente y disidente que se adjunta.

B. Segunda excepción: el CIADI carece de jurisdicción y el Tribunal carece de


competencia para conocer sobre los reclamos indirectos o derivados de
accionistas
La República Argentina:

110. Impregilo alega poseer directa e indirectamente el 42,58% de las acciones de


AGBA e invoca esa participación accionaria y un aporte de capital realizado en su
carácter de accionista en AGBA como su inversión en Argentina. El caso de
Impregilo está basado en la supuesta afectación por parte de medidas de Argentina de

opinión del tribunal, ello “indicaba claramente” (traducción del Tribunal) que la Unión Soviética no
tenía intención de extender la cláusula NMF a cuestiones relativas a la resolución de controversias.
Íd. párrafo 204.
30
Salini, supra nota 6, párrafos 116-19.
31
Plama, supra nota 7, párrafos 183-227.
32
Telenor, supra nota 8, párrafos 83-101.
33
Wintershall, supra nota 3, párrafos 161-68.

- 29 -
ciertas garantías y protecciones otorgadas por el Marco Regulatorio y el Contrato de
Concesión, afectación que a su vez habría dado lugar al no cumplimiento del Tratado.

111. Impregilo no alega una sola afectación a sus derechos como accionista sino que
basa todos sus reclamos sobre medidas referidas exclusivamente al Contrato de
Concesión y al Marco Regulatorio, instrumentos bajo los cuales Impregilo no tiene ni
invoca derecho alguno. Se trata entonces de un típico reclamo indirecto o derivado —
en el cual un accionista reclama una indemnización por medidas adoptadas en
relación con la empresa en la que tiene acciones — respecto del cual el CIADI no
tiene jurisdicción ni el Tribunal competencia.

112. No hay duda de que las sociedades son entidades legales diferentes de sus
accionistas, con derechos y responsabilidades completamente diferentes. De igual
forma, ha sido ampliamente reconocido que un accionista no tiene acciones
individuales contra terceros por daños o perjuicios a la sociedad en la que tiene
acciones, aun si sufre pérdidas resultantes de los daños a la sociedad, tales como la
reducción del valor de sus acciones. El TBI no modifica la regla conforme a la cual
los accionistas no pueden presentar demandas por los daños sufridos por una sociedad
en la que tienen acciones. En este sentido, se hace referencia al caso Barcelona
Traction34. Una cuestión central en ese caso fue cómo trasplantar la figura jurídica del
accionista en una sociedad anónima del derecho interno al derecho internacional. La
respuesta dada por la Corte Internacional de Justicia fue que las características
esenciales de esa figura deben ser preservadas cuando forma parte de un reclamo
internacional. Los tribunales basados en tratados de inversión deben dar precisamente
la misma respuesta.

113. Las demandas relacionadas con controversias relativas a inversiones pueden


estar sujetas a la jurisdicción del CIADI siempre y cuando se satisfagan los requisitos
previstos en el Convenio del CIADI y el TBI. Los límites de la competencia de un
tribunal CIADI están definidos por criterios objetivos establecidos en el Artículo 25
del Convenio del CIADI. Al momento de redactar el Convenio del CIADI se
consideró la posibilidad de permitirle a los accionistas controlantes de las sociedades
locales entablar acciones directas. La razón era simple: muchos inversores operan a
través de una sociedad local (ya sea porque lo requiere el Estado receptor o por
elección de la sociedad) y tal sociedad quedaría excluida de la cobertura del Convenio
del CIADI al ser ésta un nacional del Estado receptor de la inversión. Empero, la
posibilidad de otorgarles a los accionistas controlantes de sociedades locales acceso
directo al sistema del CIADI respecto de los derechos de la empresa local fue
rechazada por completo. En su lugar se incluyó la posibilidad mencionada en el
Artículo 25(2)(b) in fine: la posibilidad de que una sociedad local, controlada por un
propietario extranjero, tenga el derecho de demandar a su propio Estado siempre que
las partes hayan acordado que la sociedad local sea tratada como nacional del Estado
receptor por estar sujeta a control extranjero. Este Artículo fue agregado por los
redactores precisamente para evitar los problemas relacionados con los reclamos por
acciones indirectas por parte de los accionistas extranjeros en sociedades de inversión
constituidas localmente.

34
Case Concerning the Barcelona Traction, Light and Power Company, Limited (Bélgica c. España),
Sentencia del 5 de febrero de 1970, 1970 ICJ Rep. 3 (“Barcelona Traction”).

- 30 -
114. Sin embargo, después de CMS c. Argentina35, varios tribunales adoptaron la
misma postura que en dicho caso de permitirles a los accionistas realizar demandas
indirectas en relación con la disminución del valor de sus acciones. Lo hicieron
ignorando por completo los contornos de los derechos subyacentes de las acciones en
todos los sistemas legales internos y haciendo la vista gorda a las ramificaciones de
una “solución” que le permita a cualquier accionista presentar una demanda en
relación con cualquier perjuicio causado a la sociedad. Esta solución resulta perversa
como cuestión de principio legal.

115. El tribunal de CMS y sus seguidores no trataron las ramificaciones de una


aceptación sábana que permitiría la realización de cualquier tipo de demanda por
daños indirectos por parte de los accionistas. La decisión de jurisdicción de Pan
American Energy c. Argentina36 es típica en su ambivalencia respecto de estos temas.

116. Por otra parte, fueron precisamente estos factores los que llevaron al tribunal de
GAMI c. México a desestimar los reclamos de GAMI37. Hay señales de que algunos
tribunales están comenzando a reconocer que el enfoque de CMS para los reclamos
por acciones indirectas no es sostenible. Al menos algunos tribunales ahora tratan el
inconveniente de las demandas potencialmente ilimitadas en relación con el mismo
daño. Por ejemplo, en Enron c. Argentina38, el tribunal propuso que se adoptara la
prueba de una “invitación”, mediante la determinación de si el inversor fue “invitado”
a invertir en el Estado receptor. Es suficiente mencionar esta prueba para demostrar
que es completamente subjetiva y claramente inaplicable.

117. Otros tribunales que debieron abordar este problema no brindaron ninguna
solución39.

118. De hecho, la admisibilidad de reclamos indirectos tiene varios problemas, uno de


los más agudos sigue siendo el doble o inclusive múltiple recupero. Muchos
tribunales en casos que involucran a Argentina han reconocido este problema40, pero

35
CMS c. Argentina, Caso CIADI N° ARB/01/8 (“CMS”), Decisión sobre Jurisdicción del 17 de julio
de 2003, párrafos 36-65.
36
Pan American Energy LLC, BP Argentina Exploration Company, BP America Production Company,
Pan American Sur S.R.L. y Pan American Continental, S.R.L. c. República Argentina, Casos CIADI
N° ARB/03/13 y ARB/04/8 (“Pan American/BP”), Decisión sobre las Excepciones Preliminares del
27 de julio de 2006, párrafos 209-22.
37
Gami Investments, Inc. c. Estados Unidos Mexicanos, CNUDMI, Laudo del 15 de noviembre de
2004, párrafos 26-43.
38
Enron Corporation y Ponderosa Assets, L.P. c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/01/3,
Decisión sobre Jurisdicción (“Enron”) del 14 de enero de 2004, párrafos 54-57.
39
Camuzzi I, Decisión sobre Excepciones a la Jurisdicción, párrafo 37, y Noble Energy Inc. y
MachalaPower Cia Ltda. c. República de Ecuador y Consejo Nacional de Electricidad, Caso CIADI
N°ARB/05/12 (“Noble”), Decisión sobre Jurisdicción del 5 de marzo de 2008, párrafos 77-83.
40
Ver Enron, Decisión sobre Jurisdicción, párrafos 54-57; Sempra Energy International c. República
Argentina, Caso CIADI N° ARB/02/16 (“Sempra”), Decisión sobre Excepciones a la Jurisdicción
del 11 de mayo de 2005, párrafo 102; Sempra, Laudo del 28 de septiembre de 2007, párrafo 395;
Suez, Decisión sobre Jurisdicción, párrafo 51; Pan American/BP, Decisión sobre las Excepciones
Preliminares, párrafos 209-22.

- 31 -
ninguno ha propuesto una solución. El tribunal de Sempra específicamente se refirió a
la posibilidad de un doble recupero “resultante, por un lado, de la indemnización que
recibirá el inversor como resultado del arbitraje y, por el otro, de la indemnización
que la empresa recibiría en el contexto de un ajuste renegociado de las tarifas o algún
otro mecanismo”41. Para el tribunal, el doble recupero no era probable. Sin embargo,
el doble recupero debe evitarse a través de consideraciones legales (tales como quién
es el dueño de los derechos afectados, quién tiene el derecho a la compensación, etc.)
y a través de la interpretación correcta de los instrumentos aplicables.

119. En el presente caso, AGBA ha iniciado acciones contra las medidas que también
cuestiona Impregilo en este arbitraje. Es claro entonces que el doble recupero es un
riesgo muy concreto y real en este caso. Ningún tribunal actuando conforme a la ley y
a la justicia puede admitir una acción que, además de inadmisible, produce una
posibilidad real para el demandado de tener que pagar dos o más veces por el mismo
daño.

120. En síntesis, el Centro carece de jurisdicción y el Tribunal carece de competencia


para entender sobre los reclamos indirectos como los presentados por Impregilo en el
presente procedimiento.

Impregilo:

121. Impregilo no reclama en base a derechos de AGBA, sino que plantea estos
reclamos en su propio nombre en carácter de inversor italiano titular de inversiones
protegidas por el TBI Argentina-Italia. El derecho internacional y los tribunales de
arbitraje en materia de inversiones han admitido reclamos planteados por accionistas
en la misma situación que Impregilo.

122. Impregilo plantea la presente controversia ante el Tribunal porque Argentina:

(a) nacionalizó directamente la inversión de Impregilo en AGBA sin otorgarle ningún


tipo de compensación;

(b) no le confirió a la inversión de Impregilo en AGBA un trato justo y equitativo;

(c) afectó, mediante la adopción de medidas injustificadas y discriminatorias, la


gestión, la operación, el mantenimiento, el uso, el goce, la adquisición, la expansión o
la liquidación de la inversión de Impregilo en AGBA;

(d) no le brindó entera protección y seguridad a la inversión de Impregilo en AGBA; y

(e) incumplió obligaciones específicas contraídas respecto de las inversiones de


Impregilo en AGBA.

123. La inclusión de los accionistas queda confirmada por el Artículo 1(1)(b) del TBI,
en el que se define a las inversiones como “todo aporte o bien invertido o reinvertido
por personas físicas o jurídicas de una Parte Contratante en el territorio de la otra”,
entre ellos “acciones, cuotas societarias y toda otra forma de participación aún

41
Sempra, Laudo, párrafo 395.

- 32 -
minoritaria o indirecta en las sociedades constituidas en el territorio de una de las
Partes Contratantes”. Así, la tenencia accionaria de Impregilo en AGBA constituye
una inversión protegida e Impregilo está habilitada para plantear un reclamo en
relación con ella.

124. La protección de los accionistas queda también confirmada por el Preámbulo del
TBI, que establece que el TBI contribuirá a estimular las iniciativas empresariales que
favorezcan la prosperidad de las dos Partes Contratantes. Los inversores italianos
creadores o titulares de acciones de sociedades argentinas contribuyen a “la
prosperidad de” Argentina. Así, el propio objeto y fin del TBI comprende a los
accionistas. El TBI no distingue en absoluto entre accionistas y otros tipos de
inversores.

125. Por otra parte, los reclamos de los accionistas cuentan con amplio
reconocimiento en el derecho internacional y en particular en el campo de los
arbitrajes en materia de inversiones. Ello es consecuencia natural de que el objetivo de
los TBI consista en alentar a los inversores extranjeros a adquirir acciones de una
sociedad local en el Estado receptor de la inversión, a menudo porque así lo exige el
Estado receptor. En el caso que aquí nos ocupa, el Gobierno Argentino exigió que el
Consorcio ganador de la licitación de la concesión de agua en la Provincia de Buenos
Aires constituyera una sociedad local. Si no protegiera a los inversores que se
encuentran en la situación de Impregilo, el TBI perdería toda relevancia y sentido.

126. Los reclamos de Impregilo no son reclamos que le correspondan a AGBA y, por
ende, sus reclamos no son indirectos. Impregilo planteó estos reclamos al amparo del
TBI en su propio carácter de inversor italiano en Argentina, y esos reclamos surgen
directamente de los derechos que le asisten en virtud del TBI. Que la calificación de
una acción como acción surgida al amparo de un TBI es independiente de que también
genere cuestiones o pretensiones locales es un hecho que cuenta con abundante
respaldo en la jurisprudencia de los arbitrajes en materia de inversiones. El caso
Vivendi c. Argentina presenta especial relevancia a los efectos de este caso. Los
reclamos en aquel proceso se referían principalmente a actos de las autoridades
argentinas que interfirieron en la ejecución de un contrato de concesión. El Comité de
Anulación no dudó de que el accionista extranjero pudiera plantear sus propios
reclamos al amparo del TBI Argentina-Francia42. En consecuencia, Impregilo está
habilitada a alegar que la conducta de Argentina importó la violación del TBI aun si
dicha conducta pudiera importar también la vulneración de los derechos de AGBA.
Los reclamos de Impregilo son reclamos surgidos del TBI y de ninguna manera puede
considerarse que importen el supuesto ejercicio de derechos legales de índole
contractual.

127. El Gobierno Argentino ha planteado permanentemente la misma excepción que


ya ha sido objeto de rechazo en diversas decisiones. A la luz de las decisiones de los
casos CMS, Azurix, los dos casos de Enron, LG&E, AES, Suez, BG, El Paso,
PanAmerican/BP, los dos casos planteados por Camuzzi, Continental Casualty, Gas
Natural, Siemens y Noble Energy, la excepción formulada por Argentina con base en

42
Compañía de Aguas del Aconquija S.A. y Vivendi Universal c. República Argentina, Caso CIADI N°
ARB/97/3 (“Vivendi”), Decisión sobre Anulación del 3 de julio de 2002, párrafo 73.

- 33 -
los supuestos reclamos “indirectos” o “derivados” carece de fundamento43. Además,
los reclamos de los accionistas también merecieron la confirmación del Comité de
Anulación que intervino en el caso CMS44.

128. Los reclamos de los accionistas cuentan con amplio reconocimiento en la


jurisprudencia del CIADI, incluso antes del caso CMS c. Argentina. Se hace referencia
a los casos AAPL c. Sri Lanka45, AMTc. Zaire46, Goetz c. Burundi47, Maffezini c.
España48 y Genin c. Estonia49. El Comité de Anulación del caso Vivendi debió
analizar si el inversor francés CGE podría haber planteado el reclamo en
representación de CAA, la sociedad local, en su carácter de accionista controlante de
esta última. El Comité consideró que la cuestión no tenía importancia ya que, de todas
formas, CGE podría haber planteado el reclamo por su tenencia en CAA, que
constituía una inversión protegida por el Tratado50.

129. Impregilo es titular de acciones de una sociedad – AGBA – y, por ende, es titular
de inversiones protegidas en los derechos contractuales y otros derechos de AGBA.
Tal como lo entendieron muchos tribunales anteriores, en tales circunstancias a los
accionistas como Impregilo les asiste el derecho directo a reclamar.

130. El caso Barcelona Traction no respalda la postura de Argentina. En ese caso, la


cuestión que se le planteó a la Corte Internacional de Justicia fue si, de conformidad
con el derecho internacional consuetudinario, Bélgica podía ejercer la protección
diplomática respecto de pérdidas sufridas por accionistas belgas de una sociedad
canadiense a raíz de los actos de las autoridades españolas que afectaron a esa

43
Ver, en general, CMS c. Argentina, Decisión sobre Jurisdicción; Azurix Corp. c. Argentina. Caso
CIADI N° ARB/01/12 (“Azurix”), Decisión sobre Jurisdicción del 8 de diciembre de 2003; Enron,
Decisión sobre Jurisdicción; LG&E Energy Corp., LG&E Capital Corp. y LG&E International, Inc.
c. Argentina. Caso CIADI N° ARB/02/1 (“LG&E”), Decisión sobre Jurisdicción del 30 de abril de
2004; AES Corp. c. Argentina, Caso CIADI N° ARB/02/17 (“AES”), Decisión sobre Jurisdicción
del 26 de abril de 2005; Vivendi I. Decisión sobre Jurisdicción; ver también Suez, Decisión sobre
Jurisdicción; BG Group Plc c. Argentina, Laudo Definitivo del 24 de diciembre de 2007; El Paso c.
Argentina. Caso CIADI N° ARB/03/15, Decisión sobre Jurisdicción del 27 de abril de 2006; Pan
American/BP. Decisión sobre las Excepciones Preliminares del 27 de julio de 2006; Camuzzi II,
Decisión sobre Jurisdicción del 10 de junio de 2005; Continental Casualty Company c. Argentina.
Caso CIADI N° ARB/03/9 (“Continental Casualty”), Decisión sobre Jurisdicción del 22 de febrero
de 2006; Gas Natural, Decisión del Tribunal sobre Preguntas Preliminares a la Jurisdicción;
Siemens, Decisión sobre Jurisdicción; Noble, Decisión sobre Jurisdicción.
44
CMS, Decisión del Comité ad hoc sobre la Solicitud de Anulación de la República Argentina del 1
de septiembre de 2006, párrafos 75-76.
45
Asian Agric. Prods., Ltd. (AAPL) c. Sri Lanka, Caso CIADI N° ARB/87/3, Laudo del 27 de junio de
1990, párrafos 20-21.
46
American Manufacturing & Trading, Inc. c. República de Zaire, Caso CIADI N° ARB/93/1, Laudo
del 21 de febrero de 1997, párrafo 5.15. El TBI aplicable definía a las inversiones como, entre otras
cosas, “una sociedad o acciones u otras participaciones en una sociedad o derechos sobre sus
bienes”.
47
Antoine Goetz et consorts c. República de Burundi, Caso CIADI N° ARB/95/3, Sentencia del 10 de
febrero de 1999, párrafo 35.
48
Maffezini, supra nota 12, párrafo 68.
49
Genin c. Estonia. Caso CIADI N° ARB/99/2, Laudo del 25 de junio de 2001, párrafos 324-25.
50
Vivendi, supra nota 42, párrafos 112-13.

- 34 -
sociedad. La Corte entendió que Bélgica no tenía jus standi y no analizó si el derecho
internacional constituía para los accionistas una fuente independiente de derechos y
protecciones. Además, la Corte en el caso Barcelona Traction reconoció
explícitamente la protección directa de los accionistas en los TBI51.

131. Impregilo hace referencia a otra decisión de la Corte Internacional de Justicia: el


caso ELSI. En ese caso, EE.UU. planteó una acción contra Italia al amparo del Tratado
de Amistad, Comercio y Navegación vigente entre ambos países por los daños
ocasionados a los accionistas estadounidenses de una sociedad italiana52. En la
sentencia, la Corte ni siquiera se refirió a la cuestión de si las disposiciones sustantivas
del tratado (entre otras, las garantías de entera protección y seguridad y de prohibición
de la expropiación de los bienes pertenecientes a nacionales estadounidenses sin que
medie compensación) les ofrecían protección a los accionistas estadounidenses
respecto de actos de las autoridades italianas dirigidos a la sociedad. Al analizar el
fondo de los reclamos, la Corte claramente consideró que el tratado protegía a los
accionistas.

132. El caso ELSI representa un precedente jurisprudencial mucho más relevante que
Barcelona Traction a los efectos del presente arbitraje. La proliferación de la
protección de los accionistas en los TBI y otros tratados de inversión significa que
actualmente el derecho internacional reconoce que la personalidad societaria no
excluye a la protección internacional de los accionistas afectados por medidas del
Estado receptor que afecten tanto a la sociedad como a los accionistas.

133. A lo largo de la excepción de Argentina aparece un argumento referente a las


políticas que sugiere una atomización de intereses, lo que teóricamente podría
redundar en el planteo de una multitud de reclamos contra Argentina al amparo del
TBI.

134. En primer lugar, este argumento hipotético es irrelevante. El aparente disgusto de


Argentina por las posibles ramificaciones de su conducta violatoria del TBI no
autoriza a los tribunales CIADI a pasar por alto o reformular el tratado de modo tal de
acomodar la tardía oposición de Argentina al instrumento que ella misma suscribió y
ratificó específicamente para atraer inversiones extranjeras.

135. Por otra parte, el argumento de la República Argentina sobre el posible doble
recupero por parte tanto de los accionistas como de la sociedad local es una cuestión
que corresponde abordar en la etapa de fondo. Pero además, y lo que es tal vez más
importante, Argentina llega incluso a alegar que el Tribunal debería determinar su
falta de competencia porque existe el posible riesgo de doble recupero, a pesar de que
Argentina ha adoptado medidas en perjuicio de la inversión de Impregilo desde los
primeros años de la concesión de AGBA y nacionalizó ilegítimamente la concesión
sin abonar ningún tipo de compensación. Por otra parte, los tribunales locales tuvieron
tiempo y oportunidades más que suficientes para otorgar una compensación, no
obstante lo cual no lo hicieron en ningún momento.

51
Barcelona Traction, supra nota 34, párrafo 90.
52
Case concerning the Elettronica Sicula S.p.A. (ELSI) (Estados Unidos c. Italia), Sentencia del 20 de
julio de 1989, 1989 ICJ Rep. 15.

- 35 -
136. Argentina también interpreta equivocadamente el Artículo 25(2)(b) del Convenio
del CIADI. En parte, el Artículo 25(2)(b) permite que las partes que prestan su
consentimiento convengan, a los efectos del Convenio del CIADI, en considerar como
inversor extranjero a una sociedad constituida en el Estado receptor y controlada por
un inversor extranjero, lo que le permitiría a esa sociedad plantear reclamos en su
propio nombre ante el CIADI. Sin embargo, el Artículo 25(2)(b) no reviste relevancia
a los efectos de la competencia del Tribunal para conocer de los reclamos de
Impregilo. El Artículo 25(2)(b) no hace más que conferir una opción; no produce
efectos sobre reclamos que procedan independientemente en virtud del Artículo 25(1)
y no afecta el derecho del inversor extranjero a recurrir al CIADI en su propio
nombre.

El Tribunal de Arbitraje:

137. El Tribunal de Arbitraje observa que Impregilo era una de las partes del
consorcio al que se le adjudicó la concesión de los servicios de agua potable y
desagües cloacales en un área determinada de la Provincia de Buenos Aires. De
conformidad con los requisitos aplicables, el consorcio formó una compañía
argentina, AGBA, con la que se celebró el Contrato de Concesión.

138. Del Artículo 1(1)(b) del TBI Argentina-Italia se desprende que las acciones de
Impregilo en AGBA estaban protegidas por el TBI. Si AGBA fue expropiada o
recibió un trato injusto respecto de la concesión – algo que deberá determinarse al
analizar el fondo del caso – dicha acción también debe considerarse como una
afectación de los derechos de Impregilo como inversor, derechos que se encontraban
protegidos por el TBI.

139. En opinión de este Tribunal de Arbitraje, la cuestión del doble recupero pareciera
ser un problema teórico más que un problema real en la práctica. Resulta obvio que si
se le otorgara una compensación a AGBA en un procedimiento local, ello afectaría los
reclamos que presentara Impregilo en virtud del TBI y, a la inversa, toda
compensación otorgada a Impregilo en un procedimiento internacional afectaría los
reclamos que AGBA pudiera presentar ante los tribunales argentinos.

140. En cualquier caso, tal como la propia República Argentina admite, existe amplia
jurisprudencia que demuestra que reclamos como los que ha presentado Impregilo
gozan de protección en virtud de los TBI aplicables. El Tribunal de Arbitraje no
encuentra motivo alguno para apartarse de dicha jurisprudencia.

C. Tercera excepción: los reclamos se refieren a cuestiones contractuales sobre


las cuales el Tribunal no tiene competencia
La República Argentina:

141. Todos los reclamos de Impregilo son reclamos contractuales sobre los cuales el
Tribunal no tiene competencia. Como lo expresó el Comité de Anulación en el caso
Vivendi, “‘donde la base fundamental de la reclamación’” es el contrato se tratará de
un reclamo contractual y no de un reclamo bajo el Tratado53.

53
Vivendi, supra nota 42, párrafo 101.

- 36 -
142. En el caso Impregilo c. Pakistán, el tribunal, siguiendo el análisis del Comité de
Anulación del caso Vivendi, realizó la distinción entre violaciones al contrato y
violaciones al tratado y recordó que el umbral para establecer una violación al tratado
era alto54.

143. Los reclamos de Impregilo en la presente causa se refieren a decisiones tomadas


en la implementación y el desarrollo de la Concesión de AGBA. Se refieren a
cuestiones vinculadas con la interpretación y la aplicación del Marco Regulatorio y el
Contrato de Concesión. Todos los reclamos de la Demandada son reclamos
contractuales que, parafraseando al tribunal del caso TSA c. Argentina, no tienen nada
que ver con los “derechos y obligaciones de una naturaleza diferente y más
fundamental” contenidos en el TBI55.

144. Si bien Impregilo pretende plantear una controversia con múltiples aristas,
queriendo dar la impresión de que existe un patrón de conducta que uniría las distintas
medidas cuestionadas, ello no cambia el hecho de que el resto de los hechos son
cuestiones eminentemente contractuales que requieren la interpretación de cláusulas
contractuales muy específicas y detalladas.

145. Los reclamos de Impregilo se relacionan básicamente con las siguientes


cuestiones: (i) la no construcción de tres plantas de afluentes cloacales (las plantas de
la UNIREC) en el área de concesión, (ii) la no actualización de la base de datos de
usuarios de AGBA, la no aplicación del “recargo por concesión”, el “cargo de obra” y
el “coeficiente cloacal”, la no aplicación de las disposiciones del Contrato en materia
de estabilización tributaria, el fomento de la morosidad de los clientes, el deber de
instalar medidores a pedido de los clientes y las demoras en las respuestas a los
clientes por parte de AGBA, (iii) la modificación del Marco Regulatorio en dos
oportunidades, (iv) el no haber respaldado a AGBA en sus esfuerzos para obtener
financiamiento, (v) el alegado trato discriminatorio de AGBA; y (vi) la rescisión del
Contrato de Concesión.

146. En ninguno de los reclamos presentados la alegada violación derivada del TBI se
sostiene por sí misma, sino que Impregilo presenta una violación contractual como
elemento o premisa fundamental de sus reclamos.

147. En enero de 1999, la Provincia aprobó el pliego de bases y condiciones de la


concesión. El consorcio formado por Impregilo decidió participar en dicho proceso.
El consorcio conoció el alcance de estas condiciones antes de realizar su oferta, pese a
lo cual, siguió interesado en el proceso de licitación y presentó su oferta. Al haber
presentado su oferta, el consorcio aceptó los alcances del pliego y de sus circulares
aclaratorias. El hecho de que Impregilo haya renunciado a toda otra jurisdicción con
anterioridad a la interposición del presente reclamo hace que el consentimiento al
arbitraje sea inválido.

54
Impregilo S.p.A. c. República Islámica de Pakistán, Caso CIADI N° ARB/03/3, Decisión sobre
Jurisdicción del 22 de abril de 2005, párrafos 260 y 267.
55
TSA, supra nota 4, párrafo 60.

- 37 -
148. El 18 de octubre de 1999 se otorgó la concesión sobre el área correspondiente al
consorcio formado por Impregilo. El 7 de diciembre de 1999, la Provincia y AGBA
firmaron el Contrato de Concesión. El Contrato de Concesión de AGBA
expresamente establecía que las controversias debían someterse al fuero contencioso-
administrativo competente de la ciudad de La Plata, con renuncia expresa a cualquier
otro fuero o jurisdicción que pudiera corresponderles por cualquier causa.

149. Pese a la claridad de las cláusulas mencionadas, Impregilo intenta enmarcar sus
reclamos dentro del TBI Argentina–Italia cuando es claro que aquellos son
exclusivamente contractuales, y por lo tanto, son las cláusulas de dichos instrumentos
contractuales las que deben tenerse en cuenta a fin de analizar la cuestión de la
jurisdicción.

150. Las cláusulas son totalmente claras en cuanto a que si las Partes consideraban la
existencia de una controversia, todo reclamo en tal sentido debía articularse a través
del foro allí establecido con exclusión de cualquier otro foro. La validez de dicha
cláusula está corroborada por los procesos iniciados por AGBA ante los tribunales
locales.

151. Es cierto que muchas de las mismas cláusulas fueron tratadas por el tribunal en el
caso Azurix c. República Argentina y que en dicho caso el tribunal consideró que la
renuncia no abarcaba el reclamo de la demandada porque “el Estado…no es parte en
ninguno de los Documentos Contractuales y no existe ningún compromiso de
renuncia de la Demandante a favor de Argentina”56. Argentina respetuosamente
considera que la opinión del tribunal fue equivocada y las razones esbozadas en su
decisión no son convincentes.

152. Además de que todos los reclamos de Impregilo son reclamos contractuales y
que por lo tanto el Tribunal carece de competencia en tanto el Tratado sólo se la
otorga “respecto a cuestiones reguladas por el [Tratado]”, AGBA, en donde Impregilo
es accionista, inició acciones ante los tribunales de la Provincia de Buenos Aires con
respecto a los mismos reclamos que alega Impregilo en el presente procedimiento.
AGBA ha impugnado no sólo actos administrativos vinculados con la concesión, sino
también las principales decisiones de las autoridades de la Provincia de Buenos Aires
en las cuales Impregilo basa su reclamo.

153. En virtud de lo expuesto, el Tribunal debiera rechazar los reclamos de Impregilo


por tratarse en su totalidad de cuestiones sobre las cuales el CIADI no tiene
jurisdicción. Por los mismos reclamos AGBA ha recurrido a los tribunales de la
Provincia de Buenos Aires. De hacerse lugar a los reclamos de Impregilo se correría
el riesgo de que Impregilo pueda obtener indemnizaciones en ese fuero y a través del
presente procedimiento, con el consecuente peligro que –de ser analizados los mismos
reclamos por un tribunal internacional – se corra el riesgo de generar decisiones
contradictorias e inclusive crear situaciones de “doble recupero”.

154. Asimismo, el Tribunal no puede fundar su competencia en la cláusula paraguas


contenida en el Artículo II(2)(c) del TBI Argentina-Estados Unidos. El Artículo 8 del
TBI Argentina-Italia está limitado a las “cuestiones reguladas por este Acuerdo”. La

56
Azurix, supra nota 43, párrafo 85.

- 38 -
cláusula paraguas del TBI Argentina-Estados Unidos no es una cuestión regulada por
el TBI Argentina-Italia, que no contiene cláusula paraguas alguna. En consecuencia,
no puede incorporarse una cláusula paraguas a través de la cláusula NMF. De hecho,
el Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia no incluye referencia expresa alguna a la
jurisdicción. El texto del Artículo 3(1) no cubre de manera clara e inequívoca el
alcance del consentimiento de Argentina al arbitraje del Artículo 8 del TBI Argentina-
Italia. Por otra parte, el texto “todas las demás cuestiones” no se refiere expresamente
al alcance del consentimiento del país receptor para someter una cuestión a arbitraje.
Argentina argumenta que el Tribunal carece de competencia sobre los reclamos
basados en la cláusula NMF del Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia respecto de la
cláusula paraguas del Artículo II(2)(c) del TBI Argentina-Estados Unidos. La última
no es un estándar de protección regulada por el TBI Argentina-Italia.

155. En cualquier caso, más allá de la cuestión puramente jurisdiccional, la cláusula


NMF del TBI Argentina-Italia no incorpora la cláusula paraguas del TBI Argentina-
Estados Unidos. La cláusula paraguas no se encuentra dentro del objeto cubierto por
la cláusula NMF, ni dentro del alcance territorial de esta última y cualquier intento de
ampliarla contravendrá las intenciones expresas de las partes del TBI Argentina-Italia.

156. Asimismo, el cumplimiento de las obligaciones de Argentina no constituye


tratamiento “en territorio [argentino]” en los términos del Artículo 3(1) del TBI
Argentina-Italia. Además, la cláusula NMF contenida en el TBI Argentina-Italia no
puede prevalecer sobre cuestiones centrales que deben considerarse negociadas por
las partes en forma específica. Una cláusula paraguas constituye una cuestión central.
El derecho internacional general no garantiza el cumplimiento de los compromisos
contractuales o de derecho local. La cláusula paraguas introduce una excepción a la
separación general de obligaciones conforme a los derechos internos e internacional
público. Si bien las partes pueden acordar apartarse de dicho principio básico de
derecho internacional general, dicha desviación constituye una cuestión central que
debe considerarse específicamente negociada.

Impregilo:

157. Independientemente de que los reclamos de Impregilo también puedan generar


cuestiones atinentes al Contrato de Concesión, Impregilo plantea una pretensión
surgida al amparo del TBI. A partir del mero hecho de que los reclamos de Impregilo
guardan algún tipo de relación con el Contrato de Concesión, Argentina arriba a la
equivocada conclusión de que todos los reclamos son reclamos contractuales sobre los
cuales el Tribunal no tiene competencia. Si bien Argentina ciertamente incumplió el
Contrato de Concesión en diversos aspectos y luego lo rescindió, no es ese el planteo
que Impregilo le efectúa a este Tribunal. En realidad, Impregilo alega que Argentina
violó el TBI al (i) confiscar la inversión de Impregilo; (ii) no conferirle a la inversión
de Impregilo un trato justo y equitativo; (iii) afectar la inversión de Impregilo con la
adopción de medidas injustificadas y discriminatorias; (iv) no cumplir los
compromisos contraídos respecto de la inversión de Impregilo; y (v) no conferirle
entera protección y seguridad a la inversión de Impregilo.

158. Existen importantes decisiones en la jurisprudencia arbitral que demuestran que


el mero hecho de que ciertos elementos de una diferencia relativa a una inversión
también importen incumplimientos contractuales (o se los pueda calificar de tales) no

- 39 -
basta para convertir a la controversia surgida al amparo del TBI en un reclamo
contractual no internacional o para excluir la jurisdicción del CIADI. En el caso
Vivendi, el Comité de Anulación aclaró que con frecuencia los reclamos
correspondientes a un TBI conllevan la necesidad de tomar en consideración las
cláusulas de un contrato a los efectos de determinar si efectivamente se produjo una
violación del TBI. Ello no impide que los reclamos sean reclamos surgidos de un
tratado respecto de los cuales se puede recurrir al arbitraje con arreglo al TBI. El
Comité entendió que el Tribunal se había equivocado al determinar que no podía
considerar ninguna alegación de violación del tratado que le obligara a interpretar o
aplicar el Contrato de Concesión57.

159. En decisiones del CIADI sobre jurisdicción dictadas respecto de circunstancias


comparables se rechazó en forma uniforme el argumento de que la existencia de
reclamos basados en una concesión, un contrato o una licencia priva de competencia
al Tribunal constituido con arreglo a un TBI. Por ejemplo, el Tribunal del caso Azurix
rechazó la excepción de Argentina según la cual el reclamo planteado por Azurix era
un reclamo contractual surgido del contrato de concesión celebrado entre la empresa y
la Provincia de Buenos Aires58. También se hace referencia a los casos LG&E59, Total
c. Argentina60 e IBM c. Ecuador61.

160. Argentina parece pasar por alto el hecho de que en esta controversia entran en
juego algunos de los más evidentes actos soberanos de un Estado: la imposición de
nueva normativa regulatoria, la modificación unilateral de las condiciones en que
debía desarrollarse el negocio y, lo que es aún más importante, la nacionalización
efectiva de la inversión de Impregilo sin abonar una compensación.

161. Más aún, aun si los reclamos de Impregilo fueran de índole exclusivamente
contractual, ello no necesariamente privaría de jurisdicción al CIADI, ya que “[d]el
texto general del Artículo 25(1) se desprende claramente que la jurisdicción del
CIADI puede extenderse a diferencias de índole puramente contractual”62. En la etapa
relativa a la jurisdicción, solamente cabe considerar si la “base fundamental” de los
hechos alegados en referencia al accionar del estado receptor, independientemente de
la calificación que reciban, podrían constituir violaciones de obligaciones
correspondientes a ese Estado en virtud de un TBI o de otro instrumento pertinente de
derecho internacional. Por consiguiente, aun si es necesario hacer referencia a los
contratos subyacentes, ello no convierte a los reclamos surgidos al amparo de un TBI
en meros reclamos contractuales.

57
Vivendi, supra nota 42, párrafos 112-13.
58
Azurix, supra nota 43, párrafo 76.
59
LG&E, supra nota 43, párrafo 62.
60
Total S.A. c. Argentina. Caso CIADI N° ARB/04/1, Decisión sobre Excepciones a la Jurisdicción del
25 de agosto de 2006.
61
IBM World Trade Corporation c. Ecuador. Caso CIADI N° ARB/02/10, Decisión sobre Jurisdicción
del 22 de diciembre de 2003.
62
SGS Société Générale de Surveillance S.A. c. Filipinas, Caso CIADI N° ARB/02/6, Decisión sobre
Jurisdicción del 29 de enero de 2004.

- 40 -
162. Impregilo reclama por violaciones específicas del TBI referentes a las
inversiones que realizó en la Argentina. Asumiendo como ciertos los hechos alegados
por Impregilo en este caso, está claro que esas alegaciones podrían demostrar la
existencia de violaciones del TBI. Que el Tribunal deba considerar el mérito de los
reclamos de Impregilo a los efectos de la jurisdicción resulta contrario a este criterio.

163. El derecho de acción de Impregilo a la luz del TBI no queda excluido por las
cláusulas de elección de jurisdicción del pliego de bases y condiciones o el Contrato
de Concesión ya que, independientemente de que los reclamos de Impregilo generen o
no cuestiones atinentes al Contrato de Concesión, Impregilo plantea una pretensión
surgida del TBI. Además, las cláusulas de elección de jurisdicción a las que se refiere
el Gobierno Argentino no producen ningún efecto en lo que respecta a la competencia
de este Tribunal. Esta misma excepción, basada en cláusulas prácticamente idénticas,
fue rechazada por el tribunal del caso Azurix63.

164. En cuanto a la referencia que hace la República Argentina sobre el pliego de


bases y condiciones, es necesario advertir la falta de identidad entre los reclamos
contemplados en el pliego de bases y condiciones y los reclamos que surgen del TBI.
Además, tal como lo indica el texto expreso de la disposición de elección de
jurisdicción incluida en el pliego de bases y condiciones, la naturaleza y alcance del
acuerdo de las partes de someterse a la competencia de los tribunales de la Provincia
se limitan a “cuestiones que surjan con relación a la licitación”.

165. Asimismo, la República Argentina interpreta incorrectamente el alcance del


Contrato de Concesión. Argentina sigue la misma línea de razonamiento que utiliza
respecto del Pliego de Bases y Condiciones para referirse a la cláusula de elección de
jurisdicción del Contrato de Concesión, tal como lo hiciera infructuosamente en
muchísimos casos planteados ante tribunales del CIADI. Sin embargo, esta
proposición no es procedente, por los mismos motivos aplicables en relación con el
pliego de bases y condiciones. Principalmente, el alcance de la cláusula de elección de
jurisdicción no se extiende a los reclamos surgidos del TBI. El texto expreso de la
cláusula de elección de jurisdicción deja en claro que su ámbito de aplicación se
limita a cualquier controversia relativa a la interpretación y ejecución del Contrato de
Concesión. Naturalmente, esto restringe las clases de reclamos que corresponde
someter a los tribunales de la Provincia a las controversias referentes al Contrato de
Concesión.

166. Toda renuncia a derechos relativos a las inversiones tales como los conferidos en
virtud de un tratado debe efectuarse de manera expresa e inequívoca y provenir de las
partes enfrentadas en la controversia. En el presente caso, Impregilo no ha renunciado
de ninguna manera a su derecho de recibir la protección ofrecida en el TBI Argentina-
Italia.

167. En este caso, Argentina prestó su consentimiento a la jurisdicción del CIADI


mediante la invitación abierta que les dirigió a los inversores italianos en el TBI. Al
prestar su consentimiento, Argentina no expresó ningún tipo de reserva en cuanto a la
aplicabilidad del Convenio del CIADI en su territorio ni denunció ese instrumento.
Aun si lo hubiera hecho, tal acto no afectaría la competencia del Tribunal por haberse

63
Azurix, supra nota 43, párrafo 77.

- 41 -
prestado el consentimiento a la jurisdicción del CIADI con anterioridad a dicha
notificación. Como Argentina es un Estado Contratante del Convenio del CIADI,
cualquier participación de sus subdivisiones políticas u organismos públicos ante el
Centro o sus tribunales requiere de la decisión del Estado Contratante y su previa
notificación al Centro.

168. De conformidad con el Artículo 25(1) del Convenio del CIADI, una subdivisión
política de un Estado Contratante puede estar legitimada para actuar ante un tribunal
del CIADI cuando ese Estado la hubiera acreditado ante el Centro. De conformidad
con el Artículo 25(3), el consentimiento de esa subdivisión política u organismo
público del Estado Contratante requiere de la aprobación del Estado, a menos que éste
notifique al Centro que no resulta necesario contar con tal aprobación.

169. Argentina no realizó tal acreditación ni notificó su aprobación. Como en ningún


momento la Provincia quedó acreditada ante el CIADI, ella no tiene facultades para
actuar ante éste y mucho menos para revocar el consentimiento que Argentina prestó
a la jurisdicción del CIADI por medio del TBI ni para adoptar disposición alguna en
relación con la jurisdicción del CIADI en el proceso iniciado por Impregilo contra
Argentina.

170. Argentina sugiere que Impregilo renunció a la jurisdicción del CIADI en


beneficio de los tribunales provinciales de lo contencioso-administrativo de la ciudad
de La Plata. La adhesión a esta proposición importaría para Impregilo una denegación
de justicia, así como la revocación de facto de las obligaciones que Argentina asumió
frente a ella por medio del TBI, dado que Impregilo quedaría sin un fuero adecuado al
cual recurrir para reivindicar los derechos que le confiere el TBI.

171. En el derecho argentino existe un principio consagrado ya hace mucho tiempo


por el cual solamente los tribunales nacionales están facultados a entender en casos en
los que sea parte la República Argentina o que involucren cuestiones de carácter
federal, como los tratados internacionales. En consecuencia, los tribunales de la
Provincia no tienen competencia para analizar los reclamos de Impregilo surgidos del
TBI.

172. Impregilo también invoca – por aplicación de la cláusula NMF del TBI – el trato
más favorable que se les confiere a los inversores estadounidenses en el TBI
Argentina-Estados Unidos. Dicho TBI contiene una “cláusula paraguas” en su
Artículo II(2)(c) que establece que cada Parte cumplirá las obligaciones que hubiera
contraído con respecto a las inversiones.

El Tribunal de Arbitraje:

173. De conformidad con el Artículo 8 del TBI Argentina-Italia, una controversia


entre un inversor de una de las Partes Contratantes y la otra Parte Contratante puede
someterse a arbitraje si se cumplen ciertas condiciones, siempre y cuando la
controversia surja del TBI o se relacione con él. En el presente caso, Impregilo alega
que sus derechos surgidos del TBI fueron violados en diversos aspectos. Argentina
sostiene que todos los reclamos presentados por Impregilo son reclamos contractuales
sobre los que el Tribunal carece de competencia.

- 42 -
174. En consecuencia, el Tribunal de Arbitraje debe considerar si los reclamos de
Impregilo constituyen reclamos al amparo del TBI o reclamos contractuales, o si
además de ser reclamos contractuales son también reclamos surgidos del TBI. Si
constituyen reclamos al amparo del TBI, el Tribunal de Arbitraje debe entonces
determinar si puede interpretarse que Impregilo, conforme a los términos del Contrato
de Concesión, ha renunciado a su derecho a una resolución de controversias como la
estipulada en el TBI. El Tribunal también debe determinar si tiene competencia para
resolver los reclamos contractuales como consecuencia de la cláusula NMF contenida
en el TBI.

175. Si bien la distinción entre reclamos contractuales y reclamos surgidos del TBI no
siempre resulta clara, el Tribunal de Arbitraje advierte que en el presente caso el
Contrato de Concesión aborda derechos y obligaciones contractuales específicos
mientras que el TBI versa sobre derechos y obligaciones de naturaleza diferente. En
consecuencia, por un lado, no todos los incumplimientos de las obligaciones de la
Provincia contenidas en el Contrato de Concesión calificarían como violaciones al
TBI. Por otro lado, algunos actos pueden involucrar cuestiones relativas a la
aplicación del Contrato de Concesión y también al cumplimiento de las obligaciones
de Argentina en virtud del TBI.

176. La distinción entre reclamos surgidos de un tratado y reclamos contractuales ha


sido un hecho controvertido en los casos planteados ante el CIADI con bastante
frecuencia. En el caso Vivendi, se planteó que una diferencia relativa a inversiones en
particular puede involucrar simultáneamente cuestiones de interpretación y aplicación
de un tratado y cuestiones contractuales. En tales casos, la interrogante de si existió
una violación a un tratado o un incumplimiento contractual son cuestiones diferentes
y cada una debe analizarse por separado64. El tribunal en el caso TSA Spectrum de
Argentina S.A. c. Argentina se basó en esta afirmación y agregó que si el contrato
contiene una cláusula específica de resolución de controversias, ello no obsta a que
pueda recurrirse al procedimiento de resolución establecido en el tratado, a menos que
exista un indicio claro en el propio contrato o en algún otro instrumento de que las
partes del contrato tuvieron intención de limitar la aplicación del tratado65.

177. En cualquier caso, como regla general, un incumplimiento contractual no es una


violación del derecho internacional. En el caso Hamester c. Ghana, el tribunal señaló
que “[l]a premisa básica es que sólo el Estado en su carácter de soberano puede violar
sus obligaciones internacionales”66 (traducción del Tribunal). Este principio ha sido
reafirmado por muchos tribunales del CIADI. Las siguientes citas son algunos
ejemplos:

64
Vivendi, supra nota 42, párrafo 101.
65
TSA supra nota 8, párrafo 58. Ver también SGS Société Générale de Surveillance S.A. c. Pakistán,
Caso CIADI N° ARB/01/13, Decisión sobre Excepciones a la Jurisdicción del 6 de agosto de 2003,
párrafos 146-47; Eureko B.V. c. Polonia, CNUDMI (“Eureko”), Laudo Parcial del 19 de agosto de
2005, párrafos 112-13.
66
Gustav F W Hamester GmbH & Co KG c. República de Ghana, Caso CIADI N° ARB/07/24, Laudo
del 18 de junio de 2010, párrafo 328.

- 43 -
Waste Management c. México:

“En opinión del Tribunal, una empresa no es expropiada sólo porque no se le pagan sus deudas
o porque se violan otras obligaciones contractuales para con la misma. En el presente caso no
hubo repudiación directa de la transacción y, si bien el Ayuntamiento firmó el Título de
Concesión sobre la base de una evaluación excesivamente optimista de su potencialidad,
también lo hizo Acaverde. No es función del Artículo 1110 indemnizar los emprendimientos
comerciales que fracasan, ante la ausencia de una intervención arbitraria del Estado que
equivalga a una paralización o confiscación virtual de la empresa”67.

Joy Machinery Limited c. Egipto:

“Puede realizarse una distinción general básica entre los aspectos comerciales de una diferencia
y otros aspectos relacionados con la existencia de determinadas formas de interferencia por
parte del Estado con la ejecución del contrato en cuestión”68 (traducción del Tribunal).

Impregilo c. Pakistán:

“El Estado sólo puede violar las obligaciones asumidas en el TBI en ejercicio de sus facultades
soberanas (“puissance publique”) y no como parte contratante. En otras palabras, el tratado de
protección a las inversiones sólo ofrece una vía de reparación al inversor cuando éste demuestra
que el daño reclamado es consecuencia del comportamiento del Estado receptor que actúa en
violación de las obligaciones que había asumido en el tratado”69 (traducción del Tribunal).

Noble Ventures c. Rumania:

“El Tribunal recuerda la regla consagrada de derecho internacional general que establece que en
circunstancias normales per se un incumplimiento contractual por parte del Estado no da lugar a
la responsabilidad internacional directa del Estado. Ello deriva de la clara distinción entre el
derecho local por un lado y el derecho internacional por el otro, que constituyen dos sistemas
jurídicos independientes”70 (traducción del Tribunal).

Azurix c. Argentina:

67
Waste Management, Inc. c. Estados Unidos Mexicanos (Número 2), Caso CIADI N° ARB(AF)/00/3,
Laudo Definitivo del 30 de abril de 2004, párrafo 160.
68
Joy Mining Machinery Limited c. Egipto, Caso CIADI N° ARB/03/11, Decisión sobre Jurisdicción
del 6 de agosto de 2004, párrafo 72.
69
Impregilo S.p.A. c. República Islámica de Pakistán, Caso CIADI N° ARB/03/3 (TBI Italia-Pakistán),
Decisión sobre Jurisdicción, párrafo 260, donde se cita, entre otras cosas, el estudio de
jurisprudencia incluido en Stephen M. Schwebel, “Justice in International Law” (Grotius / CUP),
Capítulo 26 : “De si el incumplimiento por parte de un Estado de un contrato celebrado con un
extranjero constituye un incumplimiento del derecho internacional”: “no sólo la doctrina respalda la
conclusión de que, si bien el mero incumplimiento por parte del Estado de un contrato celebrado con
un extranjero (cuya ley aplicable no es el derecho internacional) no constituye una violación del
derecho internacional, un acto ‘no comercial’ de un Estado que sea contrario a dicho contrato puede
llegar a serlo. Es decir que el incumplimiento de un contrato de esas características por un Estado en
el intercambio comercial ordinario no constituye, según la opinión predominante, una violación del
derecho internacional, mientras que el uso del poder soberano de un Estado, contrario a las
expectativas de las partes, para derogar o incumplir un contrato celebrado con un extranjero,
constituye una violación del derecho internacional. - - - - cuando el Estado utiliza su poder
legislativo o administrativo o ejecutivo como sólo un Estado puede utilizar sus facultades
gubernamentales para deshacer la expectativa fundamental sobre la cual las partes contratan - la
ejecución y no la falta de ejecución – su responsabilidad internacional entra en juego” (traducción
del Tribunal).
70
Noble Ventures, Inc. c. Rumania, Caso CIADI N° ARB/01/11, Laudo del 12 de octubre de 2005,
párrafo 53.

- 44 -
“El Tribunal reconoce que los incumplimientos contractuales de un Estado parte o de uno de sus
organismos normalmente no constituirían expropiación. Que uno o varios de dichos
incumplimientos puedan considerarse medidas equivalentes a una expropiación dependerá de si
el Estado o un organismo suyo ha incumplido el contrato en el ejercicio de su autoridad
soberana, o como parte en un contrato”71.

178. El Artículo 16.7 del Contrato de Concesión establece que toda controversia que
surja entre el Concedente y el Concesionario relativa a la interpretación y ejecución
del Contrato será sometida al fuero en lo contencioso administrativo competente de la
ciudad de La Plata y que las partes renuncian a cualquier otro fuero o jurisdicción que
pudiera corresponderles.

179. Lo primero que debe señalarse es que fue AGBA, y no Impregilo, quien celebró
el Contrato de Concesión y asumió este compromiso con respecto a la resolución de
controversias.

180. El Tribunal de Arbitraje considera que no puede interpretarse el texto del


Artículo 16.7 del Contrato de Concesión de modo que excluya la posibilidad de
acceder a un recurso previsto en el TBI ante una controversia sobre actos que pueden
constituir incumplimientos tanto del Contrato de Concesión como del TBI.

181. La proposición de que el compromiso asumido por AGBA en el Contrato de


Concesión debiera ser considerado como una renuncia por parte de Impregilo a su
derecho de iniciar un procedimiento basado en el TBI parece ser excesivo y poco
convincente.

182. Cabe señalar, además, que los reclamos principales de Impregilo en el presente
arbitraje se relacionan con actos que supuestamente constituirían expropiación, trato
injusto y discriminación, todos reclamos que van más allá de meros incumplimientos
contractuales, independientemente de que puedan superponerse, en gran medida, los
hechos que fundamentan ambos tipos de reclamo.

183. Sin embargo, el Tribunal de Arbitraje acepta que algunos de los reclamos de
Impregilo tienen que ver con meras cuestiones contractuales. Pero aun así, la pregunta
que surge es si estos reclamos, por aplicación de la cláusula NMF contenida en el
Artículo 3(1) del TBI Argentina-Italia y la cláusula paraguas contenida en el TBI
Argentina-Estados Unidos, pueden estar alcanzados por la competencia del Tribunal
de Arbitraje.

184. La protección sustancial que ofrece la cláusula NMF es muy amplia en cuanto a
que se relaciona con todas las cuestiones reguladas por el TBI. Sin embargo, la
referencia a cuestiones reguladas por el TBI establece un límite externo y es discutible
si los incumplimientos contractuales son cuestiones reguladas por el TBI.

185. No obstante, cabe señalar que todos los supuestos reclamos contractuales del
presente caso se relacionan con el Contrato de Concesión celebrado entre AGBA y la
Provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, incluso si pudiera utilizarse la cláusula NMF

71
Azurix c. República Argentina, Caso CIADI N° ARB/01/12, Laudo del 14 de julio de 2006, párrafo
315 (Laudo Azurix).

- 45 -
para incluir cuestiones contractuales, en el presente caso no existiría ninguna cuestión
semejante que involucre a Impregilo como parte de un contrato y, claramente, no
existiría fundamento alguno en el TBI que justificara analizar si la Provincia violó las
obligaciones contractuales que asumió frente a AGBA, dado que AGBA no es un
inversor protegido por el TBI.

186. De lo anterior se deduce que el interrogante acerca de si la cláusula NMF junto


con la cláusula paraguas podrían autorizar al Tribunal a analizar cuestiones
contractuales es una pregunta netamente teórica en el presente caso, dado que no
habría ninguna cuestión contractual a considerar entre Argentina e Impregilo.

187. Por lo tanto, el Tribunal de Arbitraje considera innecesario expresar una opinión
sobre si existiría una justificación para extender la protección a cuestiones
contractuales en otras circunstancias con base en una combinación de la cláusula
NMF y la cláusula paraguas.

188. Al mismo tiempo, el Tribunal de Arbitraje no puede aceptar el argumento de


Argentina de que todos los reclamos presentados por Impregilo son reclamos
contractuales sobre los cuales el Tribunal carece de competencia. De hecho, Impregilo
argumenta que su inversión fue expropiada y sometida a un trato injusto, cuestiones
que surgen claramente del TBI y que no constituyen exclusivamente reclamos
contractuales.

189. Por lo tanto, se hace lugar a la tercera excepción jurisdiccional planteada por
Argentina pero sólo en relación con aquellos incumplimientos contractuales que no
configuran al mismo tiempo violaciones a las obligaciones asumidas por Argentina
frente a los inversores en virtud del TBI.

V. FONDO DEL CASO

A. Petitorios

190. Impregilo solicita al Tribunal que:

(a) declare que Argentina violó el TBI Argentina-Italia y el derecho


internacional en relación con las inversiones de Impregilo,

(b) ordene a Argentina pagar una compensación en favor de Impregilo por todos
los daños sufridos más intereses compuestos hasta la fecha en que se realice el
pago en su totalidad, y

(c) ordene a Argentina sufragar las costas del arbitraje, incluidos los honorarios
y gastos del Tribunal y los costos de los abogados de Impregilo, sujeto al pago
de intereses compuestos hasta la fecha en que se realice el pago en su totalidad.

191. La República Argentina solicita que el reclamo de Impregilo contra la República


Argentina sea rechazado y se ordene a Impregilo sufragar todos los gastos y costos
derivados del arbitraje.

- 46 -
B. La postura de las Partes

192. Impregilo afirma que el Gobierno argentino:

(a) expropió o nacionalizó directamente la inversión de Impregilo en AGBA sin


otorgarle ningún tipo de compensación;

(b) no le confirió a la inversión de Impregilo en AGBA un trato justo y


equitativo;

(c) afectó, mediante la adopción de medidas injustificadas y discriminatorias, la


gestión, la operación, el mantenimiento, el uso, el goce, la adquisición, la
expansión o la liquidación de la inversión de Impregilo en AGBA;

(d) no le brindó entera protección y seguridad a la inversión de Impregilo en


AGBA; e

(e) incumplió obligaciones específicas contraídas respecto de las inversiones de


Impregilo en AGBA.

193. La República Argentina niega todas estas afirmaciones.

194. Las Partes han presentado los siguientes argumentos principales.

Impregilo:

195. El Contrato de Concesión y el Marco Regulatorio aportaban sólidas


protecciones y garantías para las inversiones. Las cuatro garantías principales eran
las siguientes: (i) protección frente a la devaluación y la inflación, mediante la
definición de las tarifas en dólares estadounidenses; (ii) garantías contra las
modificaciones unilaterales del régimen tarifario; (iii) acuerdo de que las tarifas
debían cubrir los costos y permitir obtener una tasa de retorno razonable; y (iv)
garantías de que la ecuación económica del contrato no sería objeto de modificación
unilateral sin que mediara una indemnización plena e integral.

196. Poco después de que AGBA tomara a su cargo el Contrato de Concesión, la


Provincia comenzó a desconocer los compromisos y las obligaciones que había
asumido, impidiendo así que AGBA generara los ingresos esperados que permitirían
la implementación del plan de obras exigido en el Contrato de Concesión.

197. Durante la licitación encarada en 1999, la Provincia se comprometió a entregar


tres plantas de tratamiento (las “plantas de la UNIREC”) para el manejo de los
efluentes cloacales en lo que sería la zona de concesión de AGBA. La Provincia
prometió que las plantas estarían en condiciones de funcionar para el año 2001.
AGBA actuó en función de la puntual puesta en operación de estas plantas de
tratamiento. Sin ellas, AGBA no podía ampliar la red de desagües a nuevas áreas ni
conectar a nuevos clientes en áreas ya servidas. Sin embargo, la Provincia no
finalizó las plantas sino después de haber nacionalizado la concesión de AGBA en
2006.

- 47 -
198. La  Provincia  y  el  ORAB  demoraron  o  negaron  intencionalmente  los 
pedidos  realizados  por  AGBA  para  la  actualización  de  las  categorizaciones  de 
clientes.  Poco  después  de  tomar  posesión  de  la  concesión,  AGBA  intentó 
recategorizar a aquellos clientes del servicio no medido que hubieran realizado 
mejoras  en  sus  inmuebles.  Si  bien  en  la  licitación  AGBA  había  recibido  el 
padrón oficial de usuarios actualizado, el ORAB impidió la recategorización de 
clientes hasta tanto pudiera verificar la valuación inmobiliaria correspondiente 
a  cada  cliente,  algo  que  jamás  concretó.  Además,  el  padrón  de  usuarios  que 
aportó la Provincia presentaba varias incoherencias y errores.

199. Por  otra  parte,  el  Contrato  de  Concesión  y  el  Marco  Regulatorio 
establecían  que  los  precios  correspondientes  a  los  clientes  no  medidos  se 
basarían  en  la  metodología  de  Valuaciones  de  1958  de  la  Provincia.  Las 
Valuaciones de 1958 contenían las tasaciones inmobiliarias correspondientes a 
la  zona  de concesión  y,  por  ende, resultaban  vitales  para  el  cálculo  del  precio 
que  deberían  pagar  los  clientes  del  servicio  no  medido.  Sin  embargo,  dicha 
metodología  de  valuación  no  era  compatible  con  el  padrón  de  usuarios  de 
AGOSBA que se les había suministrado a los oferentes durante la licitación. Al 
mismo  tiempo,  después  de  que  AGBA  tomara  a  su  cargo  el  Contrato  de 
Concesión,  la  Provincia  intentó  incrementar  su  recaudación  por  impuestos 
inmobiliarios  y  actualizó  la  metodología  de  Valuaciones  de  1958  a  la  de  las 
llamadas  Valuaciones  del  2000.  La  metodología  de  Valuaciones  del  2000 
mejoró los problemas de compatibilidad con el padrón de usuarios de AGOSBA. 
AGBA  intentó  utilizar  esta  metodología  de  valuación  más  actualizada  y 
compatible para valuar los inmuebles del servicio no medido correspondientes 
a nuevos inmuebles o inmuebles que registraran variaciones constructivas. Al 
impedir que AGBA aprovechara la metodología de valuación más actualizada y 
compatible  utilizada  por  la  Provincia  para  incrementar  su  propia  base  fiscal 
inmobiliaria,  el  ORAB  obstaculizó  indebidamente  los  ingresos  que  AGBA 
esperaba obtener.

200. El  ORAB  y  la  Provincia  también  modificaron  unilateralmente  el  Marco 
Regulatorio  al:  (i)  negarle  a  AGBA  su  derecho  a  cobrar  los  “cargos  de  obra” 
correspondientes a ciertas nuevas conexiones, y (ii) impedir que AGBA aplicara 
el coeficiente de 2001 para los servicios de agua y desagües cloacales. El ORAB 
demoró y terminó por prohibir la aplicación, por parte de AGBA, del coeficiente 
incremental por desagües más allá del primer año. 

201. La  conducta  de  la  Provincia  estuvo  motivada  por  el  deseo  político  y 
populista  de  impedir  aumentos  en  las  facturas  de  agua  y  desagües  cloacales. 
Los  funcionarios  provinciales  elegidos  por  el  pueblo  no  estaban  simplemente 
dispuestos a aceptar aumento alguno en las facturas de agua y desagües de los 
clientes  y  no  hicieron  esfuerzo  alguno  por  dar  cabida  a  los  derechos 
contractuales de AGBA a implementar aumentos, a pesar de que esa conducta 
resultaba  perjudicial  para  la  inversión  de  AGBA  y  los  planes  de  obras 
correspondientes al Contrato de Concesión. El accionar de la Provincia afectó la 
capacidad  de  la  empresa  y  de  sus  accionistas  para  obtener  el  financiamiento 
necesario para dar cumplimiento a sus propios compromisos correspondientes 
al plan de obras e inversiones.

- 48 -
202. La conducta regulatoria de la Provincia a principios de 2002 fue de mal en
peor. En enero de 2002 el Gobierno Nacional y la Provincia sancionaron leyes de
emergencia por las cuales se privó a AGBA de derechos contractuales y legales
fundamentales. En primer lugar, el día 6 de enero de 2002, el Gobierno Nacional
sancionó la Ley N° 25.561 de Emergencia Nacional (“Ley de Emergencia
Nacional”). La parte más destructiva de esta Ley fue la eliminación del derecho a
calcular las tarifas en dólares estadounidenses contemplado en los contratos de
concesión de servicios públicos. Por el contrario, el peso quedó devaluado a un tipo
artificial de cambio que luego empeoró cuando el Gobierno permitió la flotación de
la moneda. Seis días después de que el Congreso de la Nación sancionara la Ley de
Emergencia Nacional, el ORAB siguió los pasos del Gobierno Nacional y dictó la
Resolución N° 4/2002 por la cual “pesificaba” y congelaba las tarifas de AGBA.
Dicha resolución quedó luego confirmada mediante la Ley provincial N° 12.858
(“Ley de Emergencia Provincial”). Así, al igual que el Gobierno Nacional, la
Provincia eliminó el derecho consagrado en el Contrato de Concesión a calcular las
tarifas en dólares estadounidenses y expresarlas en pesos al tipo de cambio vigente
en la fecha de facturación. Esto produjo una reducción de dos tercios en los ingresos
de AGBA.

203. Al mismo tiempo, la Provincia exigió que AGBA diera cumplimiento a la


totalidad de sus obligaciones convencionales y regulatorias, y la obligó a participar
en un proceso de renegociación que supuestamente debía reconstruir el equilibrio de
la ecuación económica del Contrato de Concesión. Sin embargo, esto marcó el
principio del fin para AGBA y la inversión de Impregilo.

204. En primer lugar, la Ley de Emergencia Provincial frenó toda posibilidad de


inversión y financiamiento para AGBA y el Contrato de Concesión quedó
literalmente acabado. En segundo lugar, el proceso de renegociación impuesto por
la Provincia fue un fracaso.

205. En el año 2002, la mayor parte del sector provincial de agua y desagües ya
había vuelto a manos de la Provincia. Algunas zonas de concesión habían pasado a
manos de la nueva empresa estatal ABSA y la Provincia favoreció a su propia
empresa en perjuicio de AGBA, que era una pequeña empresa privada.

206. A la vez que en 2003 la Provincia aportaba a ABSA nuevos fondos que
sumaban millones de dólares, junto a la promesa de un aumento del 30% en las
tarifas a implementarse en 2005, la Provincia ignoraba el pedido de AGBA de que
se restableciera el equilibrio de la ecuación económica del Contrato de Concesión.
La Provincia también comenzó a implementar planes de obras en la zona de
concesión de ABSA, todos ellos financiados con el respaldo de la Provincia. No se
trata simplemente de una clara conducta discriminatoria en perjuicio de AGBA, sino
de un accionar que demostraba que la Provincia no estaba dispuesta a mantener a un
operador privado en el sector de agua y desagües cloacales.

207. A mediados de 2003 la Provincia dejó en claro su decisión de eliminar la


inversión de Impregilo en AGBA con el desmantelamiento del Contrato de
Concesión y el Marco Regulatorio. Por medio del Decreto del 9 de junio de 2003, el
Gobernador de la Provincia derogó la ley por la cual se había aprobado el Marco

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Regulatorio en el año 1996 y desmanteló las principales protecciones y garantías
que había ofrecido la Provincia en la privatización de 1999. El decreto del
Gobernador creó nuevas reglas que se apartaron radicalmente de las garantías
consagradas en el Contrato de Concesión y en el Marco Regulatorio aprobado en
1996.

208. En primer lugar, mientras que el Contrato de Concesión especificaba que las
tarifas se calcularían de conformidad con el costo económico de prestación del
servicio, el nuevo régimen regulatorio basó las tarifas en la capacidad de pago de los
clientes. En segundo lugar, AGBA ya no sería el prestador exclusivo en su zona de
concesión. En tercer lugar, las inversiones en la zona de concesión las elegiría e
implementaría la Provincia y no AGBA. En cuarto lugar, AGBA no tendría derecho
a cobrar el cargo de conexión o el cargo de obras por nuevos clientes o nuevas
conexiones. AGBA también perdería el derecho a cortar el servicio a los clientes
morosos.

209. Por último, en julio de 2006, la Provincia rescindió el Contrato de Concesión


con lo cual no quedó ningún operador privado en la Provincia ni en la Ciudad de
Buenos Aires. Como motivo, la Provincia alegó que AGBA había incumplido las
obligaciones que le imponía el Contrato de Concesión. Se trata de una acusación
que carece de todo mérito. De hecho, cualquier incumplimiento del plan de
inversiones por parte de AGBA se debió a los serios incumplimientos de los
compromisos asumidos por la Provincia mediante el Marco Regulatorio y el
Contrato de Concesión. Fue la Provincia y no AGBA la que se apartó de las reglas
de la concesión al derogar garantías fundamentales del contrato y en especial al
socavar la posibilidad misma del éxito de las inversiones con lo actuado en enero de
2002. La rescisión del Contrato de Concesión de AGBA no fue sino la culminación
del deseo político de la Provincia y del Gobierno Nacional de recuperar el control
del sector de agua y desagües cloacales.

La República Argentina:

210. Las medidas cuestionadas por Impregilo en el presente arbitraje constituyen


medidas generales adoptadas por la República Argentina y la Provincia de Buenos
Aires en un contexto de crisis sistémica y terminal. Estas medidas no violan ni el TBI
Argentina-Italia ni el derecho internacional. Esas medidas debieron adoptarse en el
contexto del colapso causado por la crisis económica, política y social más grave que
sufrió la República Argentina. Se trata de medidas que alcanzaron a todos los
habitantes de la Nación de la misma manera, ya fueran nacionales o extranjeros, y que
tuvieron por objeto permitir un reordenamiento de la economía que evitó que se
tornara inviable en el país toda actividad económica.

211. Impregilo busca escudarse en las medidas de emergencia adoptadas por la


Argentina y por la Provincia de Buenos Aires para sanear el fracaso de la Concesión
de AGBA. Dicho fracaso fue consecuencia de los altos riesgos asumidos por
Impregilo, las malas decisiones empresarias que ésta tomó y el deficiente desempeño
que tuvo a lo largo de la Concesión.

212. Impregilo a través de AGBA invirtió voluntariamente en una de las regiones más
críticas de la Provincia, con altos índices de pobreza, con un bajo índice de habitantes

- 50 -
con acceso a la red de agua (35,4% de promedio) y a la red de cloacas (13,4% de
promedio), y un alto índice de incobrabilidad (el 37% de los usuarios no pagaban sus
facturas en 1999). El consorcio integrado por Impregilo conocía (o debía conocer) las
características de la región.

213. Una muestra de lo poco atractiva que fue esta zona para los inversores radica en
el hecho de que la licitación de la región fue declarada desierta en el primer llamado a
presentar ofertas, y en el segundo llamado sólo se presentó el consorcio integrado por
Impregilo, a quién se le adjudicó la Concesión luego del pago de un canon de US$
1,26 millones.

214. AGBA se comprometió a realizar un fuerte programa de inversiones y de obras


en los primeros cinco años, a través del POES que ella presentó y que fue aprobado
por la Provincia.

215. AGBA se había comprometido a invertir 230 millones de dólares durante los
primeros cinco años y a lograr que, para el año 2004, el 74% de la población estuviese
conectada a la red de agua y el 55 % estuviese conectada a la red de cloacas. La
Concesionaria se había comprometido también a construir dos plantas de tratamiento
de líquidos cloacales y a rehabilitar cinco plantas de tratamiento ya existentes.

216. Pese a los compromisos asumidos por AGBA, al poco tiempo del inicio de la
concesión, AGBA dio muestras fehacientes de que no cumpliría con sus obligaciones.
En mayo de 2001, antes de la adopción de las medidas de emergencia que se discuten
en este caso, AGBA solicitó la renegociación del Contrato de Concesión y la
suspensión de sus obligaciones, alegando la elevada tasa de incobrabilidad y las
dificultades para obtener financiamiento. Estos eran dos riesgos que, voluntariamente,
había asumido AGBA como concesionaria.

217. Dos meses más tarde, AGBA reiteró su pedido de renegociación y suspensión
del POES, pero esta vez alegando la crisis económica que ya había comenzando a
golpear a la República Argentina. A través de este segundo pedido, AGBA pretendía
ocultar sus verdaderos problemas de gestión relacionados con la cobrabilidad y el
financiamiento.

218. Asimismo, AGBA buscaba excusarse de sus incumplimientos en la realización


del POES en la falta de construcción de dos plantas de tratamiento y la ampliación y
rehabilitación de una tercera por parte de la Unidad Ejecutora Provincial
(”UNIREC”). Sin embargo, las conexiones cloacales que vertían sus aguas en dichas
plantas representaban sólo el 34,7% de las conexiones totales a realizar por AGBA en
el primer quinquenio y las mismas sólo afectaban a algunos partidos y no al resto de
la zona de concesión.

219. Entre diciembre de 2001 y enero de 2002 la crisis argentina llegó a su pico más
alto. En enero de 2002 el Gobierno Federal dictó la Ley de Emergencia Nacional y al
poco tiempo la Provincia dictó una ley similar para el ámbito provincial. Una de las
primeras medidas que se aplicaron a los contratos de servicios públicos tanto a nivel
nacional como a nivel provincial fue la derogación de los sistemas de cálculo de
tarifas en dólares ya que ese sistema estaba atado a la vigencia del régimen de
convertibilidad que había sido aplicado en Argentina entre 1991 y 2001.

- 51 -
220. En el caso de AGBA, esta medida cobró significativa relevancia debido a que,
por las características propias de la población donde la compañía prestaba el servicio,
un aumento de tarifas de por lo menos un 200% no habría podido ser soportado.
Asimismo, debido a los serios problemas de cobrabilidad -producto de la ineficiencia
de AGBA-, un aumento de tal magnitud sólo hubiera empeorado su situación.

221. Dentro de este contexto, en una muestra de buena fe por lograr la continuidad de
la Concesión de AGBA, la Provincia dio por cumplidas las metas del POES respecto
del primer año de la concesión (2000), aunque AGBA no había cumplido con las
metas de expansión previstas para ese año. Simultáneamente, y en otra muestra de
buena voluntad, la Provincia suspendió las obligaciones de la compañía con respecto
al segundo año de la concesión (2001), cuando ya se vislumbraba que la compañía
tampoco podría cumplir las metas previstas para ese período. A partir de ese momento
y a fin de facilitar el proceso de renegociación del Contrato con AGBA, la Provincia
no sancionó a la empresa a pesar de sus permanentes incumplimientos.

222. Como respuesta a la situación imperante, la Provincia sancionó un Nuevo Marco


Regulatorio y abrió una instancia para el mejoramiento del contrato con AGBA
manteniendo los principios del marco anterior e incluyendo herramientas
fundamentales para facilitar la renegociación. Dicho marco fue invocado en
numerosas oportunidades por AGBA buscando beneficiarse con su aplicación.

223. El proceso de renegociación fracasó por la exclusiva responsabilidad de AGBA


que pretendía, entre otras cosas, un aumento tarifario desmedido del 93%, y
desentenderse de toda inversión en el área de la concesión.

224. AGBA amenazó a la Provincia con rescindir el Contrato de Concesión por culpa
de la Provincia si esta no hacía lugar a sus exigencias en el plazo de 45 días. Como
prueba del cumplimiento de sus obligaciones, invocó que AGBA no había recibido
sanciones, cuando ello se debía no a que no existieran incumplimientos sino a la
voluntad de la Provincia de no afectar la prestación del servicio público. Esta
situación no le dejó más remedio a la Provincia que rescindir el Contrato de
Concesión debido a los flagrantes incumplimientos de AGBA durante los seis años
que duró la concesión. En la rescisión del Contrato de Concesión, la Provincia siguió
el procedimiento y aplicó las causales previstas en el Contrato de Concesión. AGBA
interpuso un reclamo judicial contra el decreto de rescisión ante los tribunales
administrativos de La Plata en donde ha hecho una reserva de reclamar por daños.

225. No puede atribuirse responsabilidad a la República Argentina por los riesgos


asumidos por Impregilo y por la mala gestión de AGBA. De todas formas, aunque
estas particularidades en el caso no existiesen, las medidas adoptadas por la República
Argentina y la Provincia no fueron contrarias al TBI ni al derecho internacional
consuetudinario ni al derecho argentino.

226. El cálculo de daños presentado por Impregilo se basa en calcular los ingresos que
habrían obtenido por realizar inversiones que nunca se hicieron, financiadas con
crédito que nunca se obtuvo, por una evaluación inadecuada de negocios sustentada
en proyecciones financieras optimistas e incorrectas, debido a riesgos de negocios que
la firma no supo o no pudo tener en cuenta al evaluar la oportunidad del negocio. En

- 52 -
cualquier caso, las medidas que Impregilo cuestiona no causaron daño alguno a su
inversión, en tanto la misma tenía un valor neto altamente negativo al momento de
adoptarse esas medidas.

227. La República Argentina ha otorgado en todo momento un trato justo y equitativo


a la inversión de Impregilo de conformidad con el TBI y el derecho internacional.
Como se dijo, las medidas que Impregilo cuestiona tienen un carácter general sin
aspecto discriminatorio alguno. En particular, los inversores nacionales y extranjeros
que se encontraban en situaciones similares fueron tratados exactamente igual.

228. Las medidas adoptadas no constituyeron actos expropiatorios en violación del


TBI ni del derecho internacional, y no hubo ninguna privación sustancial de su
propiedad. Asimismo, los actos regulatorios de la Provincia y de la Argentina fueron
legítimos y proporcionados. En este caso cobra particular relevancia la potestad
regulatoria del Estado a fin de garantizar a sus habitantes el derecho humano al agua.

229. No existe arbitrariedad alguna en las normas adoptadas por la República


Argentina. Frente a la crisis terminal desatada, la República Argentina y la Provincia
tomaron una serie de medidas que se encontraban plenamente justificadas por la
necesidad de reducir en la medida de lo posible sus efectos, tanto sobre el país en
general como sobre las inversiones en particular.

230. Por otra parte, las obligaciones asumidas por la República Argentina en materia
de inversiones no desplazan las obligaciones asumidas en tratados de derechos
humanos. Por ello, las obligaciones que emanan del TBI no deben interpretarse
aisladamente sino en armonía con las normas de protección de los derechos humanos.
En particular, en este caso deben tenerse presente tratados de derechos humanos que
contemplan el derecho humano al agua.

231. Sin perjuicio de que la República Argentina no incumplió disposición alguna de


los tratados, las medidas cuestionadas se encuentran amparadas por el Artículo 4 del
TBI y bajo el estado de necesidad del derecho internacional. Su adopción fue la única
alternativa viable para evitar la disolución del Estado Argentino.

C. El razonamiento del Tribunal de Arbitraje

(i) El Contrato de Concesión

232. El 7 de diciembre de 1999 se celebró el Contrato de Concesión que le confería


una serie de derechos y obligaciones a AGBA, en calidad de concesionario, los cuales
se encontraban contemplados tanto en el Marco Regulatorio, como en el propio
Contrato. El Artículo 3.2 del Contrato disponía que AGBA debería, en particular,
“realizar todas las tareas inherentes a la prestación del Servicio, en las condiciones
establecidas en las disposiciones aplicables, de modo de garantizar la provisión
eficiente a los Usuarios, la protección de la salud pública, y la utilización racional de
los recursos”.

233. De conformidad con el Artículo 3.3, el suministro de agua potable y el servicio


de desagües cloacales debía expandirse según lo establecido en el POES y en los

- 53 -
Planes Quinquenales que iban a formar parte del Contrato y que eran vinculantes para
AGBA.

234. El POES (Anexo F del Contrato) disponía que AGBA debería expandir los
servicios de agua potable y desagües cloacales y alcanzar ciertas metas específicas en
cada región. Las redes de agua potable y desagües cloacales deberían expandirse
durante los primeros dos años con un determinado número de conexiones nuevas,
especificadas por partido, y la expansión debería continuar creciendo
significativamente a partir del tercer año. En el Artículo 1.8 del Contrato de
Concesión, AGBA se comprometía a realizar todas las inversiones necesarias para
implementar el POES.

235. A cambio, en el Contrato de Concesión se le otorgaban diversos derechos y


garantías a AGBA. De acuerdo con el Artículo 1.6 del Contrato de Concesión, AGBA
gozaría del derecho exclusivo de proveer el servicio dentro de la Zona de Concesión,
con sujeción al Marco Regulatorio y a ciertas disposiciones del propio Contrato.
Conforme al Artículo 3.5, los propietarios tendrían la obligación de conectarse a la
red de agua mediante el pago de la conexión domiciliaria a AGBA. También tendrían
la obligación de pagar por el Servicio de conformidad con el régimen tarifario
aplicable, aun cuando el inmueble no tuviera conexión con las redes externas del
Servicio. No obstante, esta disposición no sería aplicable respecto de inmuebles
deshabitados si hubiera mediado una solicitud de no conexión o de desconexión del
Servicio, las cuales se encontrarían sujetas a los cargos previstos en el Régimen
Tarifario para esos casos especiales.

236. El sistema de tarifas se detalla en el Anexo Ñ del Contrato de Concesión. En


dicho anexo, se establecían los precios a ser pagados por los Usuarios de AGBA, en
concepto de cargos de conexión y de obra que los usuarios debían pagar al conectarse
a los servicios de agua potable y desagües cloacales y también se autorizaba a AGBA
a interrumpir la prestación de sus servicios bajo ciertas condiciones cuando los
usuarios se retrasaban en el pago de sus facturas.

237. El plazo de la concesión era de 30 años, y el primer año de operaciones fue el


año 2000.

(ii) La inversión de Impregilo

238. Impregilo es titular del 42,58% de las acciones de AGBA y realizó una inversión
de capital por un valor de USD 21,3 millones en AGBA. En el presente caso,
Impregilo ha alegado, en gran medida, la violación de los derechos pertenecientes a
AGBA y puede, por lo tanto, considerarse que concibió a los derechos de AGBA
como inversiones protegidas.

239. Cabe destacar que AGBA es una compañía argentina, dado que fue constituida
de conformidad con las leyes de Argentina y fue inscripta en Argentina.

240. En su Artículo 25(2), el Convenio del CIADI provee una definición de las
compañías que pueden considerarse nacionales de un determinado Estado:

“(2) Se entenderá como ‘nacional de otro Estado Contratante’:

- 54 -
---
(b) toda persona jurídica que, en la fecha en que las partes prestaron su consentimiento a la
jurisdicción del Centro para la diferencia en cuestión, tenga la nacionalidad de un Estado
Contratante distinto del Estado parte en la diferencia, y las personas jurídicas que, teniendo en la
referida fecha la nacionalidad del Estado parte en la diferencia, las partes hubieren acordado
atribuirle tal carácter, a los efectos de este Convenio, por estar sometidas a control extranjero”.

241. En el Artículo 1 del TBI, se brinda la siguiente definición del término “persona
jurídica”:

“Por ‘persona jurídica’ se entiende, con relación a cada una de las Partes Contratantes, cualquier
entidad constituida de conformidad con la legislación de una Parte Contratante, con sede en el
territorio de esa Parte y por esta última reconocida, tales como entidades públicas que realizan
actividades económicas, sociedades de personas o de capitales, fundaciones y asociaciones,
independientemente de que su responsabilidad sea limitada o no”.

242. Es posible inferir que AGBA no es un inversor protegido en virtud del TBI.
Tampoco es una persona jurídica que, debido al control extranjero, las Partes
Contratantes hayan acordado tratar como un nacional de Italia, cuyos derechos serían
inversiones protegidas a los efectos del Convenio del CIADI y el presente arbitraje.

243. Una situación similar se presentó en el caso CMS c. Argentina, donde el tribunal
señaló lo siguiente:

“En […] opinión [del Tribunal], si bien la adquisición de acciones constituye una inversión a la
luz del Tratado, ni TGN como sociedad Argentina ni la Licencia constituyen una inversión en
los términos del TPPI. TGN, continúa el argumento, tiene sus propios activos, incluida la
Licencia; puesto que estos activos no constituyen una inversión en los términos del Tratado, la
reclamación de CMS, basada en la supuesta violación de los derechos de TGN en los términos
72
de la Licencia, no puede considerarse que surja directamente de una inversión” .

244. En el caso CMS, el tribunal asumió la jurisdicción, pero no sobre la base de los
derechos de la compañía argentina TGN, ni sobre los derechos relativos a la Licencia,
que no constituían una inversión protegida, sino en virtud de la participación
accionaria de CMS en la compañía argentina:

“El Tribunal […] no encuentra en el derecho internacional actual un obstáculo al concepto de


permitir reclamaciones de los accionistas en forma independiente de la sociedad relevante, ni
siquiera si esos accionistas son minoritarios o no controladores.

---

Debido a que los derechos del Demandante pueden ejercerse en forma independiente de los
derechos de TGN y de aquellos relativos a la Licencia […] y debido a que el Demandante tiene
una acción independiente bajo el Tratado respecto de la inversión protegida, el Tribunal
concluye que la presente controversia surge directamente de la inversión realizada y que, por
73
consiguiente, no existe un obstáculo al ejercicio de la jurisdicción en esta materia” .

245. De igual modo, AGBA no es un inversor protegido en virtud del Convenio del
CIADI o del TBI y sus derechos contractuales no pueden considerarse inversiones

72
CMS supra, nota 35, 17 de julio de 2003, párrafo 66.
73
Íd. párrafos 48 y 68.

- 55 -
protegidas. Por otro lado, las acciones de Impregilo en AGBA sí constituían
inversiones protegidas por el TBI. Sobre este punto, puede hacerse referencia a los
casos Suez y a la cita que sigue a continuación extraída de uno de estos casos:

“Las Demandantes, en su calidad de accionistas de AASA, tenían una participación indirecta en


la Concesión para operar el sistema de provisión de agua potable y desagües cloacales de
Buenos Aires por un período de 30 años. - - - En su calidad de titular de la Concesión, AASA
sólo tenía el derecho legal de recibir un flujo de ingresos proveniente de la operación del
sistema por un período de tiempo. - - - En su calidad de accionistas de AASA, las Demandantes
tenían una participación indirecta en esos mismos derechos. Las acciones de las empresas se
consideran “inversiones” en virtud del TBI Argentina-Francia (artículo 1 b)), el TBI Argentina-
España (artículo 1 b) 2)), y el TBI Argentina-Reino Unido (artículo 1 a) ii)). El valor económico
de dichas acciones se vería directamente afectado por cualquier medida adoptada en contra de
los activos de AASA. Por lo tanto, las Demandantes tenían inversiones susceptibles de
74
protección contra cualquier expropiación” .

246. En consecuencia, la inversión protegida en este caso es la participación


accionaria de Impregilo en AGBA. Ello sin perjuicio de que las medidas en principio
adoptadas respecto de AGBA puedan también afectar la inversión de Impregilo.

(iii) Ejecución por parte de AGBA y finalización del Contrato de Concesión

247. En una carta de fecha 17 de mayo de 2001, AGBA le comunicó al Ministro de


Obras y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires que había experimentado
grandes dificultades para recibir los pagos por parte de los usuarios de sus Servicios y
que ello había afectado su capacidad para realizar las inversiones requeridas por el
programa de expansión. De igual manera, dado que no había obtenido préstamos
bancarios, AGBA se había visto imposibilitada de cumplir con las metas del Plan
Quinquenal. En consecuencia, AGBA realizó el siguiente pedido:

“En los dieciséis meses que llevamos de gestión, AGBA ha dado muestras acabadas de su
capacidad para llevar adelante en forma eficiente la ejecución del Contrato de Concesión en
todo lo que respecta a aspectos que razonablemente estuvieron dentro de su esfera de control.
Los inconvenientes expuestos en los párrafos precedentes superan ese marco y, por tanto, hacen
necesario poner en marcha mecanismos correctores que permitan recomponer el equilibro del
Contrato a fin de poder cumplir con su finalidad.

En razón de lo expuesto, y a los fines de proceder con la urgencia que esta situación exige,
solicitamos la conformación de una comisión de trabajo con el objetivo de analizar en forma
conjunta las soluciones y alternativas que se estimen más adecuadas para alcanzar ese objetivo.

Solicitamos asimismo, se adopte como medida provisional, disponer la suspensión temporal de


las metas de expansión, hasta tanto la referida comisión alcance sus conclusiones.

Finalmente, solicitamos la activa cooperación del Concedente en el actual proceso de gestión de


la financiación ante el [Banco Interamericano de Desarrollo], en aquellos aspectos que puedan
resultar de su competencia”.

248. Poco tiempo después, en cartas de fecha 17 de julio y 15 de agosto de 2001,


AGBA solicitó al ORAB que suspendiera temporalmente la ejecución del POES. En
dichas cartas, AGBA hacía referencia a la grave situación económica. En una carta de
septiembre de 2001, AGBA mencionaba los “graves problemas que impiden el

74
Suez II, Decisión sobre Responsabilidad del 30 de julio de 2010, párrafo 130.

- 56 -
normal desarrollo de la Concesión” (traducción del Tribunal) y solicitaba al
Gobernador que interviniera personalmente en el asunto. En una carta posterior del 27
de diciembre de 2001, AGBA solicitaba que se realizaran modificaciones al Contrato
de Concesión a fin de recomponer el equilibrio original del Contrato. AGBA hacía
referencia a la imprevisible e inusual imposibilidad de cobrar las tarifas por los
servicios prestados en la zona de concesión y a la distorsión sobreviniente,
excepcional e impredecible de las condiciones del mercado financiero que restringían
el acceso al crédito e impedían el cumplimiento de los planes de inversión. Asimismo,
AGBA planteaba una serie de asuntos específicos, tales como la abrupta transición a
un sistema de tarifas medido, en violación del derecho de AGBA de obtener un precio
de mercado justo por sus servicios, las deficiencias en el padrón de usuarios y la
categorización incorrecta de usuarios, así como el incumplimiento por parte de las
autoridades de instalar las plantas de tratamiento de la UNIREC.

249. Se infiere, entonces, que desde fines de la primera mitad de 2001, AGBA
consideraba que la situación revestía una gravedad tal que no le permitía cumplir con
las obligaciones estipuladas en el Contrato de Concesión y que, por lo tanto, el
Contrato debía modificarse en favor de AGBA o se tendrían que tomar otras medidas
que lograran que la Concesión sea nuevamente un negocio viable para AGBA. A
pesar de que AGBA, en su carta del 27 de diciembre de 2001, se quejaba de la acción
o inacción de las autoridades respecto de asuntos específicos, parecería que AGBA, a
esa altura, atribuía sus dificultades a la situación económica en general y a la
dificultad para obtener los pagos por parte de los usuarios de sus servicios.

250. Sin embargo, AGBA también se refirió a una situación específica que explicaría
parte de las dificultades de cobrabilidad: existía un gran número de usuarios no
registrados conectados a la red de agua que no habían abonado los servicios
anteriormente. En su carta del 17 de mayo de 2001, AGBA manifestó que las
dificultades para el cobro de tarifas por los servicios prestados se habían agravado por
la incorporación de 80.000 usuarios que no figuraban en el padrón de usuarios de
AGOSBA y que representaban una tasa de incobrabilidad del 70% o incluso del 80%
en algunos barrios. A estos usuarios nunca se les había cobrado por la inversión o por
los servicios, lo que explicaba su renuencia a pagar.

251. No resulta claro si AGBA había sido advertida, con anterioridad a la celebración
del Contrato de Concesión, de la existencia de este gran grupo de usuarios a los cuales
nunca se les habían facturado los servicios brindados. En cualquier caso, la República
Argentina no ha presentado pruebas convincentes que demuestren que AGBA había
sido debidamente informada acerca de esta situación y, por consiguiente, el Tribunal
de Arbitraje reconoce que en este aspecto la República Argentina tenía un cierto
grado de responsabilidad por los problemas inesperados que AGBA debió enfrentar y
que complicaron considerablemente las metas de cobrabilidad que AGBA se había
fijado.

252. No obstante, dicha circunstancia no resulta suficiente para explicar la


imposibilidad de AGBA de cumplir con las obligaciones estipuladas en el POES y el
primer Plan Quinquenal en lo que respecta a las inversiones y la expansión del
servicio de agua potable y desagües cloacales.

- 57 -
253. Aun así, durante el primer período de la concesión, las autoridades de Argentina
mostraron un grado considerable de indulgencia y tolerancia respecto de cualquier
deficiencia en el rendimiento de AGBA. El 27 de agosto de 2001, el Área Técnica del
ORAB declaró que durante el primer año de la concesión, AGBA había cumplido con
el POES en un grado aceptable. Asimismo, el Área Técnica respaldó la solicitud de
suspensión del POES, en atención a las dificultades económicas que atravesaba la
Provincia y el país. Posteriormente, el Área de Regulación Económica y el Área de
Normas y Reglamentos del ORAB emitieron una opinión favorable el 23 de
noviembre de 2001, y el 3 de diciembre de 2001, respectivamente. Un año más tarde,
el 2 de diciembre de 2002, el Área Técnica del ORAB presentó un informe ante el
Presidente del ORAB en el que manifestaba que AGBA había cumplido
sustancialmente con las metas fijadas para el año 2000, el primer año de la concesión.

254. Finalmente, en la Resolución N° 69/02 del 5 de diciembre de 2002, el Directorio


del ORAB, en representación de la Provincia, resolvió lo siguiente:

“[…] del análisis realizado, puede observarse que el Concesionario ha cumplido con las metas y
calidad del servicio comprometidas para el año uno de la concesión, según las previstas en el
Anexo F del Contrato de Concesión - - -.

Que con relación a las metas de expansión del servicio de agua potable y desagües cloacales
previstas, cabe señalar que se ha cumplido con el número de conexiones mínimas para la región
B indicadas en el artículo 2.1.1 y 2.1.2 del Anexo F del Contrato de Concesión.

Que en este sentido el Concesionario realizó 46.588 conexiones nuevas de agua potable,
superando las 26.500 previstas para el año uno de la concesión (Artículo 2.1 del Anexo F), y
con relación a conexiones de desagües cloacales ejecutó 15.380;

Que si bien el Contrato de Concesión exigía como meta de expansión, poner en servicio un total
para toda la región de 26.000 nuevas conexiones de desagües cloacales, cabe mencionar que las
plantas depuradoras de dichos líquidos cloacales, no se encontraban disponibles en ese periodo,
a efectos de tratar los deshechos cloacales de dichas conexiones, impidiendo de ese modo al
Concesionario dar de alta a nuevos usuarios del servicio y consecuentemente habilitar el
servicio correspondiente a las mismas;

Que no obstante ellos, debe destacarse también que la finalidad de las metas de expansión
previstas en el contrato, es la liberación del servicio para su uso, y consecuentemente, el
aumento del número de usuarios servidos, a través de los cuales el Concesionario pueda a su vez
recuperar la inversión realizada en la obra de expansión;

Que la imposibilidad para el Concesionario de contar con las correspondientes plantas


depuradoras justifica la no ejecución de la totalidad de las conexiones previstas en el Anexo F,
respecto de desagües cloacales, toda vez que no es posible liberar al uso el servicio de desagües
cloacales sin el correspondiente tratamiento de los efluentes recolectados por el mismo, lo cual
además podía aparejar riesgos para la salud de la población, como así también alteraciones del
medio ambiente, por las cuales debe velar este Organismo Regulador.

Que por otro lado, se determinó que para la renovación y reacondicionamiento de cañerías de
agua potable, el Concesionario realizó 13.200 metros, lo que equivale a un 3,2% de la longitud
total, mientras que respecto a cañerías de desagües cloacales, renovó y/o reacondicionó 17.200
metros, lo que equivale al 2,7% de la longitud total.

Que ello implica, de acuerdo al Artículo 2.3 del Anexo F del Contrato de Concesión y a los
porcentajes comprometidos con relación a la renovación y/o reacondicionamiento anual de
cañerías de agua potable y desagües cloacales, que el Concesionario ha cumplido con el
porcentaje anual comprometido en el Anexo F del Contrato de Concesión - - -.

- 58 -
Que asimismo, el Concesionario ha dado cumplimiento a las metas de calidad de servicio,
conforme surge del informe de Área Calidad del Servicio obrante a fojas 431 que expresamente
establece “Con relación a la calidad del agua de consumo suministrada en la zona de concesión
Nº 2 y a las descargas de efluentes cloacales provenientes de las plantas de tratamiento de los
servicios concesionados y para el año uno de la concesión, se informa que los mismo se
encuentran comprometidos dentro de los parámetros establecidos por el Contrato (Anexo C y
D)”.

255. Por lo tanto, el Directorio del ORAB resolvió lo siguiente:

“ARTÍCULO 1: Aprobar el Informe Anual de Avance del POES y sobre Niveles de Servicio
presentado por [AGBA] correspondiente al año uno de la concesión, es decir, para el año 2000,
por los considerandos que anteceden;

ARTÍCULO 2: Determinar que [AGBA] ha cumplido con las metas de expansión y calidad del
servicio correspondientes al año uno (año 2000) de la concesión y previstas en el Anexo F del
Contrato de Concesión, el cual se plasma en el Primer Plan Quinquenal integrante del POES
aprobado por la resolución n° 07/01”.

256. Respecto del segundo año de la concesión, el año 2001, en una carta de fecha 13
de septiembre de 2001 dirigida al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires,
AGBA hacía referencia a la grave situación que se había originado en relación con la
implementación del Contrato de Concesión y solicitaba que se programara una
reunión para discutir la situación. El 27 de diciembre de 2001, AGBA le solicitó al
Gobernador de la Provincia que se mantuvieran negociaciones bilaterales en forma
inmediata a fin de determinar los mecanismos más adecuados para restaurar el
equilibrio de la ecuación económico-financiera del Contrato de Concesión, que había
sido afectado por diversos acontecimientos.

257. El Tribunal de Arbitraje también destaca las reiteradas solicitudes realizadas por
AGBA en 2001 para que se suspendiera temporalmente la ejecución del POES. El 30
de diciembre de 2002, el Directorio del ORAB, mediante la Resolución N° 77/02,
concedió a AGBA la solicitud de suspensión (llamada “neutralización”) de las
obligaciones del POES durante el segundo año de la concesión con el efecto de que
las medidas que no se habían cumplido en el curso de ese año no acarrearían las
multas previstas en el Artículo 13.2.5.5 del Contrato de Concesión.

258. En ese momento, la implementación del Contrato de Concesión se había visto


drásticamente afectada por las leyes de emergencia promulgadas en Argentina a
principios de 2002. El 6 de enero de 2002, el Gobierno Nacional Argentino promulgó
la Ley Nº 25.561 de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario mediante
la cual se pesificaron los contratos de servicios públicos a un valor de paridad y se
congelaron las tarifas. Se autorizó al Gobierno a renegociar los contratos de servicios
públicos. El 11 de enero de 2002, el ORAB pesificó las tarifas de AGBA a un valor
de paridad cambiaria. El 28 de febrero de 2002, la Provincia de Buenos Aires
incorporó algunos artículos de la Ley de Emergencia a la Ley Provincial Nº 12.858.
El 27 de agosto de 2002, mediante la Resolución N° 56/02, el ORAB suspendió el
derecho de AGBA de interrumpir la provisión del servicio de agua a aquellos usuarios
que no habían pagado las facturas. El 9 de junio de 2003, mediante el Decreto Nº
878/03, se implementó un Nuevo Marco Regulatorio para los servicios públicos de
agua potable y desagües cloacales en la Provincia de Buenos Aires. Mediante una
carta de fecha 25 de agosto de 2005, el Subsecretario de Servicios Públicos rechazó la
solicitud de AGBA de que se la autorizara a aumentar las tarifas.
- 59 -
259. AGBA intentó que se renegociara el Contrato de Concesión en diversas
oportunidades y solicitó que se recompusiera el equilibrio entre las partes ante las
nuevas circunstancias. Sin embargo, la posición de las autoridades parecía ser, en un
principio, que AGBA había asumido obligaciones y riesgos y que no había motivo
alguno para inclinar la balanza a su favor. Tras promulgarse la Ley de Emergencia, la
Provincia parecía estar preparada, en principio, para discutir las modificaciones del
Contrato. No obstante, no resulta claro si se llevaron a cabo negociaciones serias y la
República Argentina explica el resultado negativo haciendo referencia a las supuestas
demandas excesivas por parte de AGBA.

260. Existía una tensión creciente entre AGBA y la Provincia, que culminó en 2006
cuando el nuevo organismo regulador, OCABA, creado en 2003, emitió un informe
en el que concluía que AGBA había incumplido con las obligaciones del Contrato de
Concesión y del POES en varios aspectos. Ese mismo año, OCABA también multó a
AGBA por no haberse ocupado de ciertos reclamos oportunamente.

261. Cabe destacar que, en una carta de fecha 14 de junio de 2005, dirigida al
Ministro y al Subsecretario de Servicios Públicos y al Presidente del ORAB, AGBA
acusó a la Provincia de incumplir con las obligaciones del Contrato de Concesión y
declaró que, a menos que dicha situación se corrigiera en un plazo de 45 días, AGBA
ejercería su derecho de rescindir el Contrato de Concesión. Finalmente, el 11 de julio
de 2006, el Gobernador de la Provincia, mediante el Decreto Nº 1666/06, rescindió el
Contrato de Concesión por culpa de AGBA conforme al Artículo 14.1.3 (a), (b), (h),
(i) y (k) del Contrato de Concesión. En relación con ello, el Gobernador, mediante el
Decreto Nº 1677/06 del 13 de julio de 2006, transfirió la concesión de servicios de
agua y desagües cloacales de AGBA a ABSA, una compañía estatal que había sido
constituida en 2002 y ya había tomado el control de las concesiones de Azurix en
otras partes de la Provincia.

262. En el Decreto Nº 1666/06, el Gobernador de la Provincia expresó los siguientes


motivos para rescindir el Contrato de Concesión:

“Que en consonancia con la Resolución Nº 84/06 y en el ámbito del Marco Regulatorio vigente
y del Contrato de Concesión celebrado, numeral 14.1.3. última parte, el Organismo de Control
de Aguas de Buenos Aires, ha elaborado el informe requerido, fechado el 11 de abril de 2006,
dando cuenta de incumplimientos contractuales por el concesionario que encuadran en causales
de rescisión por culpa del mismo previstas en el numeral 14.1.3. del contrato de concesión;

Que en el contexto del referido numeral, caben a [AGBA] las siguientes imputaciones:

1) “Incumplimiento grave de disposiciones legales, contractuales o reglamentarias aplicables al


servicio” (inc. a del citado numeral 14.1.3);

2) “Atrasos reiterados e injustificados en el cumplimiento de las metas de cobertura previstas en


el POES” (inc. b de dicho numeral);

3) “Reiterada violación del reglamento del Usuario previsto en el artículo 13-II del Marco
Regulatorio” (inc. h);

4) “Reticencia u ocultamiento reiterado de información al Organismo Regulador” (inc. i);

- 60 -
5) “Falta de constitución, renovación o reconstitución de la garantía de cumplimiento del
Contrato en los términos previstos en el artículo 11.1, y de la garantía de cumplimiento de las
obligaciones del Operador prevista en el artículo 11.2” (inc. k);

Que se ha constatado la falta de cumplimiento oportuno por [AGBA] del “POES”, según
informe del Directorio del OCABA emitido en la fecha mencionada, retrasos estos injustificados
que perjudican el cumplimiento de las metas de cobertura previstas y que se han venido
verificando con alarmante reiteración, configurando tal incumplimiento grave afectación a la
calidad del servicio e índices de gestión que ameritan la rescisión por culpa del concesionario en
función del numeral 14.1.3., inciso b) del contrato de concesión;

---

Que la Resolución N° 69/02 aprobó el cumplimiento de metas y avances del primer año de
ejecución del primer plan quinquenal y su similar N° 77/02 estableció que sobre las metas de
cobertura del año dos de la concesión, es decir, las previstas para el año 2001, debía disponerse
la neutralización del plazo del plan de obras y expansión solicitado, determinando que los
porcentajes no ejecutados debían ser adecuados con intervención del Poder Concedente;

Que la referida neutralización del plazo del “POES” para el año dos de la concesión, no implicó
soslayar las metas comprometidas por el concesionario para ese año, sino prever que las mismas
debían ser readecuadas en los términos y bajo el procedimiento que establece la Ley de
Emergencia 12.858 con el Poder Concedente;

Que en efecto, el Director presidente del [ORAB] en nota de fecha 11 de septiembre de 2001,
elevada a consideración del Subsecretario de Servicios Públicos, remarcó que la solicitud de
neutralización no implicaba, en modo alguno, una eximición del “POES”. Así, señaló: “… este
Organismo Regulador estima que la evaluación del aplazamiento del plan quinquenal solo debe
circunscribirse a las metas de cobertura (obras de expansión), entendiendo atendible la causa
invocada y considerando prudente otorgar un plazo no mayor de 6 meses, para reanudar las
obras al tiempo exigido en el plan quinquenal”. En otras palabras, al término del plan
quinquenal deberán estar cumplidas todas las metas de cobertura indicadas en el mismo y en
igual sentido se expidió el Área de Regulación Económica del ORAB;

Que cuando el Directorio del ORAB dictó resolución autorizando para el año dos de la
concesión de AGBA la neutralización de los plazos del “POES” aprobado por Resolución N°
7/01, expresamente señaló que las metas de expansión y calidad del servicio correspondientes al
año dos del Primer Plan Quinquenal deberían ser adecuadas con intervención del Poder
Concedente en el marco del procedimiento de adecuación de los contratos de servicio público
dispuesto por Ley 12.858 y Decreto N° 1175/02 - - -;

---

Que de ello se desprende que la neutralización del plazo del “POES” autorizada por el ORAB
no eximía a AGBA de las metas comprometidas y que no habían sido ejecutadas en el año dos
de la concesión, puesto que ellas debían ser alcanzadas en los años siguientes del primer plan
quinquenal;

Que centrando la problemática en detalles puntuales, cabe consignar que surge del Anexo I de la
Resolución N° 7/01 que el concesionario se obligó a realizar inversiones por ochenta y seis
millones seiscientos sesenta y tres mil setecientos dólares estadounidenses para la expansión de
la red de agua potable en los diferentes partidos del área de concesión, no cumpliendo con sus
obligaciones conforme se desprende del informe realizado por el Organismo de Control;

Que en la ciudad de Belén de Escobar si bien la empresa cumplió con el porcentaje de población
servida prevista en el “POES”, esto es el 78,5%, no ejecutó la red de agua potable en los
siguientes barrios: a) Barrio Paravi donde se deberían ejecutar 2.740 m. de cañería de agua y
165 conexiones domiciliarias; b) Barrio Philips con 6.300 m. y 312 conexiones domiciliarias; y
c) Barrio ex Ruta 9 con 4.440 m. y 311 conexiones domiciliarias;

- 61 -
Que en el Partido de General Rodríguez [AGBA] no cumplió con las metas fijadas en el
“POES”, pues distribuye agua potable al 47,34% cuando se obligó a alcanzar el porcentaje de
55,3 de población servida;

Que la falta de cumplimiento de la metas estipuladas en el referido Partido se debió a la no


realización de las siguientes obras: a) Red de distribución en el barrio Porteño donde se
ejecutarían 18.750 m. de cañería de agua de distintos diámetros y 428 conexiones domiciliarias;
b) Red de distribución en el barrio Irigoyen donde se ejecutarían 13.700 m. de cañería de
distintos diámetros y 944 conexiones domiciliarias; c) Red de distribución en el barrio Los
Viveros donde se ejecutarían 13.250 m. de cañería de agua de distintos diámetros y 447
conexiones domiciliarias; d) Red de distribución en el barrio San Martín donde se ejecutarían
23.700 m. de cañería de agua de distintos diámetros y 853 conexiones domiciliarias; e) Red de
distribución en el barrio Orence donde se ejecutarían 9.900 m. de cañería de agua de distintos
diámetros y 262 conexiones domiciliarias; y f) Red de distribución en el barrio Ruta 24 donde se
ejecutarían 9.200 m. de cañería de agua de distintos diámetros y 157 conexiones domiciliarias;

Que en el Partido de José C. Paz el incumplimiento de las metas es elocuente pues del 58,2% de
población que “[AGBA] debía servir de agua potable, solamente alcanzó dicha meta respecto al
8,82%;

Que los motivos por los que en dicho Partido no se cumplieron las metas fueron la inejecución
de las siguientes obras: a) Obras de captación a partir de una batería de veintiún pozos a
ubicarse en una zona de captación comprendida en el Partido de Moreno, donde se debería
instalar una cámara de carga, el acueducto correspondiente de 36.250 m. de cañería de agua y
una cisterna de 10.000 m3; b) Las redes encargadas de la distribución ascienden a la suma de
209.000 m. de cañería de agua en distintos diámetros, con 23.900 conexiones domiciliarias;

Que en el Partido Malvinas Argentinas, el incumplimiento del servicio a nuevos usuarios es


prácticamente total, pues solamente se ha servido de agua potable al 5,29% de la población,
cuando la obligación impuesta a [AGBA] por el “POES” era servir al 67,2%;

Que en dicho Partido no se ejecutaron las siguientes obras: a) Obras básicas y habilitación del
barrio Grand Bourg Sur que incluían once perforaciones próximas al Acceso Norte, 16.300 m.
de cañería de impulsión, una cámara de carga, dos cámaras de llegada, dos cisternas, dos
sistemas de bombeo para la distribución en red; y b) Una red de distribución de 41.710 m. de
cañería de agua con 6.000 conexiones domiciliarias;

Que en el Partido de Merlo las metas impuestas al concesionario en el “POES” se orientaban a


servir al 83,1% de la población, pero el cumplimiento alcanzó a solo el 46,44% de los
habitantes;

Que los motivos por los cuales no cumplió con las metas en dicho Partido fueron la inejecución
de las siguientes obras: a) Obras básicas de captación barrio Libertad, que incluyen veintiséis
perforaciones además, una cámara de carga, un acueducto hasta Libertad y una cisterna de
10.000 m3. La cañería de impulsión tendrá una longitud de 27.600 m. de cañería de agua; b)
Respecto a la red de distribución que se debería haber ejecutado para la finalización del primer
quinquenio, las longitudes ascienden a 2386.300 m. de cañería de agua con 34.269 conexiones
domiciliarias para las primeras 2 etapas; c) Red de distribución de Merlo Norte con 52.100 m.
de cañería de agua y 7.150 conexiones domiciliarias;

Que en el Partido de Moreno, el informe del Organismo de Control de Aguas explicita que
[AGBA] no cumplió con las metas comprometidas en el “POES”, pues debía servir al 81,1% de
la población y solo alcanzó al 42,73%;

Que en ese Partido, las obras no ejecutadas fueron las siguientes: a) Obras básicas y de
distribución en La Reja, La Reja Grande y Francisco Álvarez, comprendiendo la realización de
una batería de ocho pozos a ubicarse en una zona de captación situada al sur – oeste del Partido,
próxima a la presa de embalse Ingeniero Roggero, 3.600 m. de cañería de impulsión y un tanque
de 1.000 m3; b) Redes de distribución y conexiones domiciliarias: La Reja: 54.200 m. con 3.058
conexiones domiciliarias, La reja Grande: 14.450 m. de cañería de agua con 3.136 conexiones

- 62 -
domiciliarias; Ampliación red de distribución barrio Trujuy, comprende la realización de una
batería de doce pozos ubicados al oeste de la zona a abastecer, próximo al aeródromo Mariano
Moreno y una cañería de impulsión de 10.150 m., la distribución se proyectó desde el tanque de
Trujuy con una longitud de 86.200 m. de cañería de agua con 9.913 conexiones domiciliarias; y
c) Obras en Lomas de Mariló: comparte la producción de la batería arriba nombrada y la red de
distribución a ejecutar ascendería a 60.700 m. de cañería de agua con 5.502 conexiones
domiciliarias;

Que en el Partido de San Miguel, de acuerdo al informe proporcionado por el Organismo de


Control de Aguas, no se cumplieron las metas del “POES” pues del 74,5% de la población que
debía ser servida de agua potable, solamente llegó el servicio a un 45,11%;

Que los motivos por los cuales no se cumplieron con las metas en dicho Partido fueron la no
ejecución de las siguientes obras: a) Obras básicas y de distribución para Bella Vista y Barrio
Muñiz, comprende la realización de trece perforaciones en una zona de captación próxima al
oeste de Bella Vista, la construcción de un tanque de 1.000 m3, 7.865 m. de cañería de
impulsión, 164.000 m. de redes de distribución de diversos diámetros con 15.638 conexiones
domiciliarias; b) Obras básicas y de distribución para ampliación barrio Santa Brígida,
comprende la ejecución de dos perforaciones, 150 m. de cañería de impulsión, 18.650 m. de
cañería de distribución con 2.395 conexiones domiciliarias;

Como corolario de lo expuesto, surge claramente que [AGBA] solamente cumplió las metas de
expansión de la provisión de agua potable para el Partido de Escobar, aunque no ejecutó la
totalidad de las obras comprometidas y que respecto al resto de los Partidos mencionados, los
incumplimientos del “POES” surgen palmarios, puesto que no ha alcanzado ningún parámetro
de expansión del servicio de provisión de agua potable;

---

Que el Anexo F del contrato de concesión también establece que al finalizar el quinto año de
concesión, el porcentaje de cobertura de usuarios con micromedición debía ser del 40%, pero el
concesionario, conforme el informe del Organismo de Control de Aguas, incumplió en su
totalidad tales metas al no haber colocado casi ningún medidor de consumo de agua;

Que la concesionaria tampoco cumplió la Resolución N° 21/04 dictada en el expediente N°


2430– 506/04, por la cual se le ordenó la instalación de determinados números de
micromedidores;

---

Que consecuentemente ha quedado demostrado que la concesionaria ha incumplido las metas de


micromedición, al no haber colocado medidores a los usuarios a efectos que al concluir el
quinto año de la concesión el sistema de facturación del servicio sea un cuarenta por ciento por
medición de consumo, manteniéndose en consecuencia en un cien por cien el régimen de
facturación no medido o por tasa;

Que de acuerdo al Anexo I de la Resolución Nº 7/01 el concesionario se obligó a realizar


inversiones por ciento cuarenta y cuatro millones doscientos cincuenta y tres mil seiscientos
dólares estadounidenses, para la expansión de la red de desagües cloacales en diferentes partidos
del área de concesión, para la cual debía ejecutar las obras descriptas en el Anexo de dicho acto
administrativo;

Que en la ciudad de Belén de Escobar la concesionaria alcanzó las metas del “POES” pero no
ejecutó la ampliación de la red cloacal en la zona ubicada al este de la planta depuradora
cloacal, que involucra unas trescientas conexiones domiciliarias;

Que, además [AGBA] debía ejecutar un nuevo módulo de la planta depuradora cloacal para
quince mil habitantes, obra que no realizó alcanzando el porcentaje de la población servida al
terminar el primer quinquenio de 56%;

- 63 -
Que en el Partido de General Rodríguez a fin de dar cumplimiento a las metas establecidas en el
“POES”, esto es servir de desagües cloacales al 43,4% de la población, se debería haber
ejecutado la ampliación de la red cloacal de los siguientes barrios: Los Viveros, La Armonía,
Solidaridad I, Rafa, y Casco Chico con seiscientas conexiones domiciliarias;

Que a su vez estaba prevista la ejecución de un nuevo módulo de la planta depuradora cloacal
para quince mil habitantes, obra que tampoco ejecutó la concesionaria; llegando el porcentaje de
la población servida al final del primer quinquenio al 42,01%;

Que en el Partido de José C. Paz, la prestadora no ejecutó ninguna de las obras comprometidas,
incumpliendo todas sus obligaciones de inversión;

Que debió haber construido una planta depuradora cloacal sobre el arroyo Pinazo con una
capacidad inicial para cien mil habitantes, a efectos de recibir los efluentes cloacales de José C.
Paz Sur, conducidos por un colector máximo que receptaría los líquidos de las redes colectoras
domiciliarias a instalar;

Que en José C. Paz Norte tampoco construyó la red que debía empalmarse con el sistema
cloacal del partido de Malvinas Argentinas;

Que debido a que la concesionaria no ha ejecutado ninguna de las obras comprometidas, el


porcentaje de población servida para esta localidad es 0%, lo que implica un incumplimiento
total y absoluto del “POES”;

Que en el Partido Malvinas Argentinas [AGBA] no ejecutó ninguna de las obras a que se había
obligado en función de las metas establecidas en el “POES” de servir de cloacas al 40,9% de la
población de dicho lugar;

Que en dicho Partido debió haber ejecutado el primer módulo de la planta depuradora cloacal
sobre el arroyo Claro con una capacidad de depuración de ciento sesenta y cinco mil habitantes,
construido las redes domiciliarias y colectores máximos para servir a la localidad en el
porcentaje estipulado y también las obras tendientes a conducir los líquidos cloacales de José C.
Paz Norte;

Que como consecuencia de dichos incumplimientos el porcentaje de la población servida del


Partido es 0%, lo que implica que no se alcanzó ninguna de las metas de expansión que
establecía el “POES”;

Que en el Partido de Merlo el concesionario se había obligado a extender el servicio de


provisión de desagües cloacales al 58,8% de la población del lugar, para lo cual debió haber
ejecutado las siguientes obras: a) Red colectora domiciliaria barrio Parque San Martín y
colectores máximos; b) Ampliación red colectoras domiciliarias barrio Libertad y Colectores
máximos;

Que con referencia a las conexiones domiciliarias, faltaron ejecutar cuarenta y seis mil
conexiones para llegar a las metas establecidas en el “POES” que eran de setenta y ocho mil
quinientas conexiones;

Que con respecto al tratamiento de los líquidos cloacales en el barrio Libertad, se debía
incrementar la capacidad de tratamiento de la planta depuradora cloacal a noventa mil
habitantes;

Que el porcentaje de población servida al final del primer quinquenio llegó tan solo al 23,77%,
cuando el “POES” obligaba a servir al 58,8% de los habitantes del Partido;

Que en el Partido de Moreno la concesionaria no ejecutó las siguientes obras: a) Ampliación red
colectoras domiciliarias en La Perlita, Villa Anita y Moreno 2000 con 148.400 m., los
colectores máximos correspondientes y 14.900 conexiones domiciliarias; b) Ampliación red en
Trujuy y Paso del Rey, con 130.000 m. de colectoras domiciliarias, 12.800 conexiones
domiciliarias y una estación de bombeo para 13.000 habitantes;

- 64 -
Que el porcentaje de población servida al finalizar el primer quinquenio, llegó al 20,96%
cuando por obligación contractual debía alcanzar al 57,8% de los habitantes de dicho Partido;

Que en el Partido de San Miguel [AGBA] debió haber ejecutado ampliaciones de redes
domiciliarias, colectores máximos y diecinueve mil doscientas conexiones domiciliarias para
completar las treinta y tres mil trescientas noventa y tres que estipulaban las metas del Plan
Quinquenal de Obras de Expansión, no cumpliendo tampoco con las metas comprometidas en el
“POES”;

Que se desprende de lo reseñado que [AGBA] tampoco ha cumplido con las metas de expansión
del servicio de desagües cloacales”;

263. Luego de un extenso relato de los aspectos respecto de los cuales AGBA no
había cumplido con sus obligaciones, la Resolución determinó:

“Que se trata de un incumplimiento contractual grave, reiterado y sistemático, pues AGBA no


ha ejecutado la mayoría de las obras de expansión del servicio de provisión de agua potable y de
desagües cloacales, a cuya construcción la obligaba el Anexo F del Contrato de Concesión;

Que en particular constituye una violación grave y flagrante que en los Partidos de José C. Paz y
Malvinas Argentinas la concesionaria no haya ejecutado ni una sola de las obras de desagües
cloacales comprometidas, por lo que no existe población servida, lo que implica un
incumplimiento total y absoluto del “POES” en este aspecto;

Que respecto a las normas de calidad del servicio las muestras de agua potable obtenidas
prueban que el valor del ion nitrato se encuentra excedido respecto de los parámetros
establecidos en el contrato de concesión;

Que en lo que hace a los desagües cloacales se utilizó el mismo método y los resultados indican
que las plantas depuradoras exceden parámetros de normas de calidad respecto de nitrógeno,
coliformes totales y demás compuestos;

Que de acuerdo al informe del Organismo de Control, la planta depuradora cloacal de Escobar
se encuentra fuera de régimen en casi todos los parámetros y la de San Miguel tiene un
funcionamiento casi nulo, ya que todos sus parámetros están elevados de acuerdo a la normativa
vigente;

Que en lo atinente a la calidad de abastecimiento del servicio el informe técnico resalta con
detalle que [AGBA] incumplió con sus obligaciones de mantenimiento de los tanques de reserva
de agua potable, encontrándose gran parte de ellos fuera de uso, dado su mal estado de
conservación;

Que los tanques fuera de uso y servicio por mal estado de conservación y mantenimiento son: a)
Escobar: Escobar Centro; b) General Rodríguez: Tanque de H° A° fuera de servicio; c)
Malvinas Argentinas: Barrio Primavera; d) Merlo: Merlo Centro y Parque San Martín; e)
Moreno: Moreno Centro, La Perlita, Trujuy (en servicio pero con importantes fisuras sin
reparar); f) San Miguel: San Miguel Centro y Barrio General Sarmiento.

Que también respecto al abastecimiento del servicio, el Anexo F del contrato establece que al
finalizar el primer quinquenio y/o en el plazo de cinco años, la presión de agua potable debía ser
de diez metros de columna de agua (10 m.c.a.), advirtiéndose que en todo el territorio de la
concesión la medición de la presión del suministro no alcanza a cumplir las metas proyectadas,
constituyendo prueba de ello los constantes y sucesivos reclamos de los usuarios;

---

Que [AGBA] ha incumplido los niveles de calidad de los servicios de agua potable y desagües
cloacales, según los parámetros fijados por los numerales 3.6 y 3.12 del Contrato de Concesión,

- 65 -
poniendo en riesgo permanente la salud y la vida de la población, sin tomar medidas tendientes
a rectificar o subsanar la situación lo antes posible;

Que por Resolución N° 52 del 24/07/02, el [ORAB], tomando en cuenta denuncias de vecinos
del Barrio Alem, de autoridades locales y los resultados de la inspección llevada a cabo por el
Área Técnica del Organismo en orden a que la planta depuradora de dicho Barrio se encontraba
abandonada, sin el mantenimiento necesario a cargo del concesionario para la prestación del
servicio sanitario, procedió a intimar a [AGBA] a cumplir con las obligaciones que asumiera por
el artículo 7.4 del Contrato de Concesión, indicándole que operara las instalaciones
correctamente;

Que la concesionaria consideró que por no constituir un área servida al momento de la toma de
posesión del servicio, no le correspondía la obligación de mantenerla en buen estado y menos de
operarla;

Que, sin embargo, la Ley 11.820 en el Capítulo X y el Contrato de Concesión en el Capítulo 7,


determinan el régimen aplicable a la concesión del servicio público sanitario, indicando que son
aquellos que el concesionario recibe en virtud del contrato, incluyendo los bienes que adquiera o
construya con el objeto de cumplir sus obligaciones derivadas del contrato, por lo que resulta su
deber administrar y mantener los bienes afectados al servicio en las condiciones que se
establecen en los capítulos de la Ley y del contrato citados;

---

Que el ORAB a través de Resolución N° 32/03 determinó que la Planta Depuradora de Bella
Vista, Partido de San Miguel, integraba la unidad de afectación del servicio público, en los
términos del artículo 43-II de la Ley 11.820, pues formaba parte del patrimonio de la ex
AGOSBA.

---

Que por tal motivo [AGBA] debió operarla en condiciones adecuadas que permitan garantizar el
mantenimiento de los efluentes cloacales para adecuarlos a los parámetros de calidad
contemplados en el Anexo D del Contrato de Concesión, según las previsiones del artículo 3.13
del Contrato de Concesión;

Que el informe del Área Técnica determinó que la Planta Depuradora de Bella Vista presentaba
un estado de abandono general, circunstancia que permite aseverar que no funcionaba y como
consecuencia de su estado, de la falta de mantenimiento y de operación, los efluentes no reciben
ningún tipo de tratamiento por lo cual se vierten crudos al cuerpo receptor;

Que por ello, habiendo incumplido [AGBA] las previsiones del artículo 3.13 del Contrato de
Concesión respecto de los efluentes de la Planta depuradora de Bella Vista, Partido de San
Miguel, como asimismo las normas contenidas en los numerales 7.4, 3.2, 3.3, 3.4 y
concordantes de dicho Contrato le fue aplicada la multa prevista en el artículo 13.2.5.2 inciso e)
del mismo y se la intimó a cesar en el incumplimiento, situación que actualmente en nada
cambió”.

264. Asimismo, la Provincia sostuvo que AGBA había incumplido con la obligación
asumida en el Contrato de Concesión de mantener una garantía de cumplimiento del
Contrato y una garantía de operación. Sobre este tema, la Provincia manifestó lo
siguiente:

“Que la afectación que este incumplimiento contractual produce al interés público de la


concesión es gravísima, hasta el punto que de declarar la rescisión por culpa del concesionario,
la Provincia carece de garantía para ejecutar, tal como lo establece el numeral 14.2.2.;

Que el incumplimiento es de naturaleza objetiva, y por sí solo causal suficiente a efectos de


decretar la rescisión de la concesión por culpa exclusiva del concesionario;

- 66 -
Que cabe concluir que la totalidad de los incumplimientos reseñados pueden ser subsumidos en
causales de rescisión por culpa del concesionario que prevé el artículo 14.1.3, toda vez que debe
tenerse presente en tal sentido que el concesionario se encontraba obligado a realizar inversiones
para ejecutar las obras comprometidas a efectos de alcanzar las metas de expansión y
optimización del “POES” y que la emergencia Nº 25.561 sancionada por el Estado Nacional, ni
su par provincial, la Ley Nº 12.858, relevaron al concesionario de observar las obligaciones
asumidas por el Contrato de Concesión;

Que, por el contrario, el artículo 10 de la Ley Nº 25.561, al que la Provincia de Buenos Aires
adhirió a través del artículo 3º de la Ley 12.858, expresamente establece que ni la eliminación
de las cláusulas de indexación, ni la pesificación de las tarifas de los servicios públicos, ni la
renegociación de los contratos de concesión, autorizan en ningún caso al prestador del servicio
público a suspenderlo o alterar el cumplimiento de sus obligaciones;

Que vale aclarar que el incumplimiento se encuentra en la instancia plenamente materializado y


en función de lo dispuesto por el artículo 14.1.3 penúltimo párrafo no resulta subsanable, no
pudiendo superarse ni tampoco revertirse; pues los daños y perjuicios a la población se han
consumado”;

265. La Provincia manifestó que el incumplimiento de las obligaciones por parte de


AGBA no podía subsanarse y agregó:

“Que corresponde destacar la carencia de acondicionamiento de las plantas depuradoras de


líquidos cloacales que impacta negativamente en el medio ambiente y la salud pública, como
también la falta de una inversión mínima que garantice el funcionamiento de las mismas en las
localidades ya indicadas;

Que el incumplimiento observado alcanza al 84% para las instalaciones de redes de agua y
prácticamente es total en cuanto al tendido de redes cloacales, circunstancias que han privado a
prácticamente 100.000 posibles nuevos usuarios disponer de agua potable y 150.000 posibles
usuarios de desagües cloacales en el ámbito de la concesión;

Que el perjuicio al interés público que ello ha ocasionado resulta irreparable, pues el Estado
provincial al decidir la privatización de los servicios sanitarios tuvo como finalidad principal la
mejora de las prestaciones existentes y su extensión a la población que en ese momento carecía
de agua y de cloacas;

Que transcurridos seis años desde la firma del contrato, [AGBA] ha incumplido la casi totalidad
de las metas comprometidas, no existiendo prácticamente inversión alguna en infraestructura de
servicio, con excepción de las obras de agua y cloacas en los Partidos de Escobar y General
Rodríguez;

Que resulta de importancia destacar que el concesionario ha violado de manera reiterada y


sistemática el Reglamento del Usuario, por cuanto no ha atendido debidamente los reclamos de
los mismos relacionados con la prestación o facturación de los servicios, ni les ha dado
respuesta en los plazos establecidos como tampoco ha contestado en debido tiempo y forma las
notas enviadas por el [ORAB] a efectos de dar satisfacción a quienes reclaman ante dicho
Organismo;”

266. La Provincia concluyó lo siguiente:

“Que de ello se desprende que la concesionaria también ha incurrido en las causales de los
incisos h) e i) del numeral 14.1.3 del Contrato de Concesión, que habilitan la rescisión por culpa
del concesionario por reiterada violación al reglamento del usuario y reticencia u ocultamiento
constante de información al que, a modo de síntesis, corresponde concluir que [AGBA] ha
incurrido en gran número de incumplimientos contractuales graves que habilitan al poder
concedente a rescindir el Contrato de Concesión por culpa exclusiva del concesionario,
conforme los términos del numeral 14.1.3. incisos a), b), h), i) y k) del Contrato de Concesión”;

- 67 -
267. En los párrafos iniciales de la parte dispositiva de la Resolución, se expresa lo
siguiente:

“EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, DECRETA:

ARTÍCULO 1º. Rescindir por culpa del concesionario, a partir de la fecha de notificación del
presente Decreto, el contrato de concesión celebrado con [AGBA], por encuadrar su accionar en
las causales previstas en el numeral 14.1.3. incisos a), b), h), i), k) y concordantes del referido
contrato.

ARTÍCULO 2º. [OCABA], una vez notificado el presente Decreto, deberá adoptar los recaudos
necesarios para la recepción y continuidad de la prestación del servicio público, de los bienes
afectados a su prestación y del personal que corresponda traspasar, en los términos del numeral
14.4.3. del contrato de concesión”.

(iv) Expropiación

268. La primera interrogante que se plantea es si la inversión de Impregilo, tal como


Impregilo reclama, fue expropiada o nacionalizada. Impregilo hace referencia a una
serie de medidas adoptadas por las autoridades argentinas a lo largo de todo el plazo
de la concesión que llevaron a la rescisión del contrato mediante el Decreto Nº
1666/06.

269. El Artículo 5 del TBI Argentina-Italia no contiene una definición del término
expropiación. No obstante, lo equipara con las figuras de la nacionalización, de la
incautación y con otras medidas de efectos similares, y establece las condiciones que
deben cumplirse en el supuesto de que dichos actos sean contrarios a las disposiciones
del TBI. Dichas condiciones establecen que las medidas (i) respondan a imperativos
de utilidad pública, de seguridad o interés nacional, (ii) sean adoptadas según el
debido procedimiento legal, (iii) no sean discriminatorias ni contrarias a un
compromiso contraído y (iv) estén acompañadas de disposiciones que prevean el pago
de una indemnización adecuada, efectiva y sin demora. En adelante, nos referiremos
conjuntamente a la expropiación y a la nacionalización como “expropiación”.

270. Como sucede en la mayoría de los demás TBIs, puede considerarse que, en los
términos del TBI Argentina-Italia, la expropiación consiste en una medida adoptada
por un Estado en ejercicio de su soberanía mediante la cual se priva involuntariamente
a un inversor de su propiedad. Asimismo, en este sentido, el término propiedad debe
interpretarse en un sentido amplio que abarque tanto bienes materiales como
inmateriales con valor económico, incluidas las concesiones y los derechos
contractuales del inversor. Resulta necesario establecer una diferencia entre la
expropiación y otras medidas de menor alcance que regulan o limitan el derecho de
usar la propiedad. Dichas medidas pueden también afectar gravemente al inversor
desde el punto de vista económico, pero no constituyen una expropiación. No
obstante, existen casos dudosos en los que las restricciones al uso de la propiedad son
tales que dejan al inversor con un mero derecho de propiedad nominal. Bajo ciertas
condiciones, estos casos podrían considerarse expropiaciones indirectas. Existen otras
situaciones en las que se adoptan medidas sucesivas que privan al inversor de su
derecho de administrar su propiedad y que, en cierta medida y como resultado de
varios actos, puede considerarse que lo han privado de su propiedad (la denominada
“expropiación progresiva”).

- 68 -
271. En este caso, AGBA era la titular de la concesión e Impregilo era su principal
accionista. Impregilo nunca fue privado de la titularidad de sus acciones en AGBA.
No obstante, Impregilo goza de la protección del TBI en su calidad de accionista, lo
que significa que si AGBA recibe un trato contrario a lo dispuesto en el TBI,
Impregilo puede recurrir a sus derechos como accionista. En este sentido, el Tribunal
también hace referencia al caso Azurix, en el que se trata una concesión similar en
otras partes de la misma Provincia75.

272. Durante el plazo de la concesión, se tomaron una serie de medidas que afectaron
los derechos de AGBA. Sin embargo, ninguna de ellas derivó en la pérdida de la
concesión. Tampoco podría considerarse que los efectos conjuntos de esas medidas
resultaron en la pérdida de derechos de propiedad. Sólo se produjo una pérdida
cuando la Provincia rescindió la concesión a través del Decreto Nº 1666/06. No
obstante, la rescisión de la concesión no equivale necesariamente a expropiación. De
hecho, en el Contrato de Concesión se establecieron diversas causales de rescisión
específicas y, si se produce la rescisión del Contrato de conformidad con dichas
disposiciones, esto no constituye un acto de expropiación por parte del Estado, sino
una medida adoptada por las autoridades públicas en su carácter de parte del Contrato.

273. Entre otras cosas, el Artículo 14.1.3 del Contrato de Concesión disponía lo
siguiente:
“El Concedente podrá rescindir el Contrato por culpa del Concesionario, con fundamento en las
siguientes causas.

a) Incumplimiento grave de disposiciones legales, contractuales o reglamentarias aplicables al


Servicio.

b) Atrasos reiterados e injustificados en el cumplimiento de las metas de cobertura previstas en


el POES.

---

h) Reiterada violación del reglamento del Usuario previsto en el artículo 13-II del Marco
Regulatorio.

i) Reticencia u ocultamiento reiterado de información al Organismo Regulador.

---

k) Falta de constitución, renovación o reconstitución de la garantía de cumplimiento del


Contrato en los términos previstos en el artículo 11.1, y de la garantía de cumplimiento de las
obligaciones del Operador prevista en el artículo 11.2.

---

En los casos en que el incumplimiento o la infracción sean subsanables por su naturaleza, el


Organismo Regulador deberá intimar al Concesionario para que corrija su accionar, subsane en
alguna forma idónea la falta cometida y efectúe el correspondiente descargo, en el término que
se fijará según las circunstancias del caso, la naturaleza de la infracción y el interés público, que
en ningún caso será inferior a treinta (30) días. Vencido el término otorgado al Concesionario,
en la medida que se hubiere acreditado la infracción o el incumplimiento respectivo, el

75
Laudo Azurix, supra nota 71.

- 69 -
Organismo Regulador comunicará dicha circunstancia al Concedente, quien podrá disponer la
rescisión del Contrato por culpa del Concesionario”.

274. En su Decisión del 11 de julio de 2006, mediante la cual se dispuso la rescisión


del Contrato, la Provincia de Buenos Aires hizo referencia a numerosos
incumplimientos de las obligaciones contractuales por parte de AGBA y fundamentó
la rescisión en lo establecido en los incisos a), b), h), i) y k) del Artículo 14.1.3 del
Contrato.

275. Impregilo sostiene que la decisión de rescindir la concesión fue en realidad una
decisión de carácter político basada en la política del régimen según el cual los
servicios públicos como los servicios de agua potable y desagües cloacales no deben
ser prestados por empresas privadas, sino por entidades del Estado o de las
Provincias. Desde esta perspectiva, la rescisión constituyó entonces un acto de
expropiación y los fundamentos de dicha decisión fueron sólo un pretexto para
transferir la prestación de los servicios a organismos públicos.

276. Impregilo fundamenta estos argumentos haciendo referencia a la política del


Presidente Kirchner sobre estos temas y a declaraciones realizadas por el Gobernador
de la Provincia, Sr. Felipe Solá, y el Ministro de Obras Públicas de la Provincia, el
Sr. Eduardo Sícaro.

277. El Tribunal de Arbitraje acepta la hipótesis de que el gobierno argentino haya


establecido como una meta política la transferencia de la prestación de los servicios
de agua potable y desagües cloacales a entidades públicas. No obstante, ello no lleva
necesariamente a la conclusión de que la rescisión del Contrato de Concesión con
AGBA constituyó un acto de expropiación. En este sentido, el Tribunal cita el caso
AES Summit Generation Limited y AES-Tisza Erömü Kft c. Hungría, en el que el
tribunal manifestó lo siguiente:

“10.3.23 No obstante, el hecho de que un tema se convierta en una cuestión política, - - - no


76
significa que se suprima la existencia de una política racional” (traducción del Tribunal).

278. Lo que resulta decisivo es si los fundamentos de la rescisión configuraron una


causal de rescisión legalmente válida de conformidad con las disposiciones del
Contrato de Concesión.

279. El Tribunal de Arbitraje advierte que los fundamentos de la decisión de la


Provincia de rescindir el Contrato de Concesión fueron muy amplios y específicos.
Dichos fundamentos incluyen una explicación detallada de las acciones de AGBA en
cada área por separado, esto es, la Ciudad de Belén de Escobar y los Partidos de
General Rodríguez, José C. Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno, San Miguel y
Escobar, e indican, en cifras precisas, que AGBA, durante el primer quinquenio,
incumplió significativamente con las obligaciones de realizar inversiones y de
alcanzar las metas de expansión de los servicios de agua potable y desagües cloacales.
El Tribunal no encuentra motivo alguno para dudar de la veracidad de la mayoría de

76
AES Summit Generation Limited y AES-Tisza Erömü Kft c. República de Hungría, Caso CIADI Nº
ARB/07/22 (ECT), párrafo 10.3.23.

- 70 -
las cifras que figuran en el Decreto, por lo que debe concluirse que AGBA no alcanzó
las cifras relativas a las inversiones y a la expansión de los servicios establecidas
como obligaciones en el POES y en el Plan Quinquenal.

280. Sin embargo, los incumplimientos de AGBA se vinculan, en cierta medida, con
incumplimientos por parte de la Provincia. En particular, la Provincia no entregó a
tiempo las plantas de la UNIREC que se había comprometido a entregar en el año
2001. Esto afectó la capacidad de AGBA de expandir las conexiones de desagües
cloacales en determinadas áreas, al menos durante el final del quinquenio, aunque ello
no justifica todas las irregularidades en el cumplimientos de sus obligaciones. AGBA
debió haber instalado otras plantas de tratamiento – algo que no pudo completar por
falta de fondos. Asimismo, como se mencionara anteriormente, la incorporación
inesperada de un gran número de usuarios nuevos con una tasa de cobrabilidad
particularmente baja hizo aún más difícil para AGBA honrar algunos de sus
compromisos.

281. Asimismo, debe plantearse si las obligaciones de AGBA se vieron limitadas – o


en qué medida fueron limitadas – por las Resoluciones del ORAB según las cuales, en
primer lugar, AGBA había cumplido con las metas de calidad y expansión del
servicio del primer año de la concesión (año 2000) y, en segundo lugar, las
obligaciones emergentes del POES correspondientes al segundo año de la concesión
(año 2001) fueron suspendidas y, como consecuencia, las medidas que no se habían
cumplido durante ese año no implicarían la imposición de las sanciones contenidas en
el Artículo 13.2.5.5 del Contrato de Concesión.

282. La Resolución ORAB Nº 77/02 nada dice, al menos en forma expresa, acerca de
los posibles efectos de la suspensión de las obligaciones de AGBA para el 2001
durante el tercero, cuarto y quinto año de la concesión (esto es, los años 2002, 2003 y
2004). Tampoco se establece por cuánto tiempo se suspenderían las obligaciones de
AGBA durante el segundo año. La postura de la República Argentina es que, si bien
las obligaciones de AGBA no debían cumplirse en 2001, tendrían que cumplirse
luego durante el primer quinquenio y, por lo tanto, antes de que finalizara el año 2004.
Esta postura se confirma por lo dispuesto en el Decreto Nº 1666/06 que pone fin a la
concesión. No obstante, podría argüirse que la suspensión habría sido efectiva en la
medida en que la Provincia y AGBA hubieran negociado la revisión de las
condiciones contractuales.

283. El Tribunal de Arbitraje considera que, en el análisis de si la rescisión de la


concesión de AGBA constituye un acto de expropiación, no es determinante el hecho
de que la Provincia haya comprendido correctamente las obligaciones de AGBA en
virtud del Contrato de Concesión. Lo que debe considerarse relevante es que la
Provincia, con cierta justificación, consideró que AGBA había incumplido en forma
grave con sus obligaciones contractuales y, sobre esa base, rescindió el Contrato de
Concesión. En opinión del Tribunal de Arbitraje, esto constituye causa suficiente para
descartar la hipótesis de que la rescisión podría considerarse un acto de expropiación
– directa o indirecta – u otro acto de privación de la propiedad de AGBA o de la
inversión de Impregilo. Tampoco se ha probado de ninguna manera que la rescisión
del Contrato de Concesión haya sido el último paso en una serie de medidas sucesivas
adoptadas por la Provincia con el propósito de privar a AGBA de la concesión o, en

- 71 -
otras palabras, que AGBA haya estado expuesta a un acto de “expropiación
progresiva”.

(v) Trato justo y equitativo

284. El Artículo 2, párrafo 2, del TBI, establece que se acordará siempre un trato
equitativo y justo a las inversiones. Asimismo, dispone que cada Estado se abstendrá
de adoptar medidas injustificadas o discriminatorias que afecten la gestión, el
mantenimiento, el goce, la transformación, la cesación y la liquidación de las
inversiones realizadas en su territorio por los inversores del otro Estado.

285. La frase “trato justo y equitativo” aparece en muchos TBIs. No es fácil de definir
y, en términos generales, se considera que exige, como mínimo, que se respete el
estándar mínimo de protección internacional que, de acuerdo con el derecho
internacional consuetudinario, cada Estado debe otorgar a la propiedad extranjera
dentro de su territorio. El Tribunal considera que el propósito de la frase “trato justo y
equitativo”, tal como aparece en el TBI en cuestión y en otros TBIs similares, consiste
en brindar una protección adecuada a las expectativas legítimas del inversor.

286. En cuanto a la relación precisa que existe entre el “trato justo y equitativo” y el
estándar mínimo del derecho internacional, los tribunales del CIADI han adoptado
dos enfoques principales.

287. De acuerdo con el primer enfoque, el principio de “trato justo y equitativo” debe
equipararse con el estándar mínimo de trato establecido por el derecho internacional
general. Por ejemplo, ésta ha sido la postura adoptada por el tribunal del caso CMS:

“En efecto, el estándar del trato justo y equitativo del Tratado y su vinculación con la necesaria
estabilidad y previsibilidad del entorno empresarial, que se fundamenta en compromisos legales
y contractuales solemnes, no es diferente del estándar mínimo del derecho internacional y su
evolución en el marco del derecho consuetudinario”77.

288. De acuerdo con el segundo enfoque, el principio de “trato justo y equitativo” es


un estándar autónomo y, en general, se considera que es más riguroso y que ofrece
mayor protección a los derechos de los inversores que el estándar mínimo de trato del
derecho internacional general. Por ejemplo, el tribunal en el caso Azurix adoptó esta
postura:

“Por su redacción, la cláusula permite interpretar las expresiones “trato justo y equitativo” y
“plena protección y seguridad” como niveles más elevados que los exigidos por el derecho
internacional. La finalidad de la tercera frase es fijar un límite mínimo, no un límite máximo, a
fin de evitar que estos niveles puedan interpretarse como inferiores a los exigidos por el derecho
internacional”78.

289. No obstante, la distinción entre estas dos interpretaciones no resulta decisiva en


el análisis del presente caso por las razones que se exponen a continuación.

77
CMS, supra nota 35, párrafo 284.
78
Azurix, supra nota 71, párrafo 361.

- 72 -
290. Si realmente existe una relación entre el trato justo y equitativo y las expectativas
legítimas de los inversores, estas últimas deben ser evaluadas teniendo en cuenta
todas las circunstancias. El Tribunal entiende que el principio de trato justo y
equitativo no puede ser diseñado para asegurar la inmutabilidad del orden jurídico, del
mundo económico y del universo social, y jugar el papel asumido por las cláusulas de
estabilización reconocidas específicamente a los inversores extranjeros con quienes el
Estado ha celebrado acuerdos de inversión. Este mismo enfoque fue el adoptado por
el tribunal del CIADI en el caso Parkerings-Compagniet AS c. Lituania:

“Cada Estado tiene el derecho y el privilegio innegables de ejercer su poder legislativo


soberano. Un Estado tiene el derecho de sancionar, modificar o derogar una ley a su entera
discreción. Con excepción de los casos en que existe un acuerdo, en la forma de una cláusula de
estabilización o de otra manera, no puede existir objeción alguna respecto de las modificaciones
que se realicen al marco regulatorio vigente al momento en que el inversor realizó su
inversión”79 (traducción del Tribunal).

291. Las expectativas legítimas de los inversores extranjeros no pueden consistir en


que el Estado nunca modificará el marco legal, particularmente en tiempos de crisis;
no obstante, sin duda los inversores deben gozar de protección en caso de que se
lleven a cabo modificaciones irrazonables al marco legal.

292. En este contexto, el Tribunal de Arbitraje observa que la existencia de


expectativas legítimas y la existencia de derechos contractuales son dos cuestiones
independientes. El tribunal de Parkerings-Compagniet ha hecho hincapié en este tema
al trazar una clara distinción entre las obligaciones contractuales según la legislación
nacional y las expectativas legítimas según el derecho internacional:

“Es evidente que no toda esperanza representa una expectativa conforme el derecho
internacional. La expectativa que la parte de un contrato puede tener respecto del cumplimiento
regular de las obligaciones de la otra parte no es necesariamente una expectativa protegida por
el derecho internacional. Dicho de otro modo, los contratos involucran expectativas intrínsecas
de cada una de las partes que no representan expectativas como se las entiende en el derecho
internacional”80 (traducción del Tribunal).

293. Christoph Schreuer también explica que los derechos contractuales no deben
equipararse con las expectativas legítimas:

“La conclusión lógica de este argumento colocaría a todos los acuerdos entre el inversor y el
Estado receptor bajo la protección del estándar de trato justo y equitativo. Si se aceptara esta
postura, el estándar de trato justo y equitativo no sería más que una cláusula paraguas
interpretada ampliamente”81 (traducción del Tribunal).

294. Por lo tanto, en la medida en que los actos de la Provincia sean exclusivamente
de naturaleza contractual, no pueden constituir una violación del estándar de trato
justo y equitativo sobre la base de una teoría de expectativas legítimas. En el caso

79
Parkerings-Compagniet AS c. República de Lituania [en adelante “Parkerings-Compagniet”] (Caso
CIADI Nº ARB/05/8), Laudo del 11 de septiembre de 2007, párrafo 332.
80
Íd, párrafo 344.
81
C. Schreuer, “Fair and Equitable Treatment: Interactions with other Standards”, Transnational
Dispute Management, Volumen 4, Edición 5, página 18 (septiembre de 2007).

- 73 -
Bayindir Insaat Turizm Ticaret Ve Sanayi A.S. c. República Islámica de Pakistán82, el
tribunal sostuvo que: “A fin de evitar cualquier omisión, el Tribunal agrega que un
incumplimiento del principio de trato justo y equitativo requiere de la realización de
un acto en ejercicio de poderes soberanos” (traducción del Tribunal).

295. Dado que el derecho de Impregilo como accionista de AGBA se encuentra


protegido por el TBI, el Tribunal de Arbitraje considera relevante evaluar el trato
recibido por AGBA, la empresa de la cual era accionista, ya que debe considerarse
que dicha acción ha afectado los derechos de Impregilo como inversor, derechos que
estaban protegidos por el TBI.

296. En el contexto de los TBI, los derechos y las obligaciones contractuales deben
distinguirse, en principio, de los derechos emergentes de los tratados, siendo el
criterio relevante si el Estado o sus entidades actúan en calidad de titulares de poder
soberano o como partes en un contrato.

297. Sin embargo, pueden existir casos en los que una entidad estatal que ha
celebrado un contrato con un inversor realice actos que no sólo constituyen un
incumplimiento del contrato, sino que, al mismo tiempo, representan un abuso de
poder como parte de la organización del Estado en perjuicio del inversor y, por lo
tanto, involucran la responsabilidad del Estado como parte de un TBI.

298. En el presente caso, muchos de los actos respecto de los cuales Impregilo
presenta reclamos se vinculan con la relación contractual existente entre AGBA y la
Provincia. Dichos actos incluyen, por ejemplo, los relacionados con el derecho de
AGBA respecto de los cargos de obra, los cargos de conexión y un mayor coeficiente
cloacal, así como otras cuestiones relacionadas con disposiciones específicas
contenidas en las cláusulas contractuales acordadas entre AGBA y la Provincia. Otros
problemas contractuales se han relacionado con la aplicación de cláusulas de
estabilización tributaria, la suspensión del derecho de cortar el servicio a los usuarios
morosos y la instalación de medidores a pedido de los usuarios. Otras medidas que
deben mencionarse en este contexto son la falta de entrega a tiempo por parte de la
Provincia de las plantas de la UNIREC y el hecho de que un gran número de usuarios
de servicios de agua potable y desagües cloacales con capacidad de pago
particularmente baja fueron incorporados al círculo de usuarios de AGBA, lo que hizo
aún más difícil para AGBA cumplir con sus obligaciones contractuales y lograr las
metas de expansión previstas.

299. Por lo tanto, el Tribunal de Arbitraje considera apropiado evaluar si los


supuestos incumplimientos contractuales, o alguno de ellos, pudieron afectar la
responsabilidad de Argentina en virtud del TBI por tratarse de un abuso del poder
público o por revelar un patrón dirigido a afectar a AGBA e, indirectamente, a
Impregilo, al ser uno de sus accionistas.

300. En este sentido, el Tribunal de Arbitraje realiza las siguientes observaciones


respecto de los supuestos incumplimientos contractuales que se describen a
continuación.

82
Bayindir Insaat Turizm Ticaret Ve Sanayi A.S. c. República Islámica de Pakistán, Caso CIADI Nº
ARB/03/29, Laudo del 27 de agosto de 2009, párrafo 377.

- 74 -
301. Impregilo ha manifestado que existen imprecisiones en las bases de datos
entregadas a AGBA como concesionario. En respuesta, la República Argentina
sostuvo que la Provincia analizó cada reclamo presentado por AGBA en relación con
la actualización de las bases de datos y permitió que se corrigieran los errores en los
casos en que correspondía. El Tribunal de Arbitraje no considera que este acto haya
constituido un abuso del poder público.

302. En cuanto al argumento de Impregilo de que se le prohibió a AGBA cobrar los


cargos de conexión, el Tribunal de Arbitraje observa que, de conformidad con el
Artículo 11 del Anexo Ñ, AGBA se encontraba facultada para cobrar un cargo de
conexión una vez que se le hubiera realizado una conexión domiciliaria a un usuario.
No obstante, existía un área en la que AGOSBA ya había instalado conexiones que
habían sido mejoradas por AGBA y la pregunta que surge es si AGBA tenía derecho a
facturar cargos de conexión por las instalaciones mejoradas. En su Resolución Nº
44/00, el ORAB señaló que el área ya se encontraba servida por AGOSBA (“área
servida”), que esto ya se les había aclarado a todas las partes interesadas durante el
proceso de licitación y que, por lo tanto, AGBA sólo tenía derecho en esta área a
facturar cargos por el uso de los servicios. El Tribunal de Arbitraje no puede
considerar que esto haya sido una aplicación irrazonable del Contrato de Concesión o
que haya involucrado de modo alguno al Estado como poder soberano.

303. En cuanto al argumento de Impregilo de que no se le pagaron a AGBA los


cargos de obra, el Tribunal de Arbitraje observa que, conforme a lo dispuesto en el
Artículo 10 del Anexo Ñ, los usuarios debían pagar un cargo de obra al momento de
la conexión del servicio público para la provisión de servicios de agua potable y
desagües cloacales. En su Resolución Nº 14/02, el ORAB manifestó que, en reiteradas
ocasiones, le solicitó a AGBA información sobre la justificación de estos cargos en
algunas áreas, pero que AGBA no lo hizo. Por lo tanto, el ORAB dispuso en su
Resolución que AGBA no podía imponer cargos de obra en dichas áreas hasta que el
ORAB, sobre la base de la información presentada por AGBA, analizara en mayor
detalle la situación. Mientras que la República Argentina argumenta que AGBA no
demostró fehacientemente que hubiera llevado a cabo obras de construcción por las
cuales estaría facultada para imponer cargos de obra, Impregilo sostiene que la
información requerida por el ORAB fue excesiva e innecesaria. Esto parece ser una
típica disputa contractual que no puede involucrar responsabilidad alguna en los
términos del TBI.

304. En cuanto al derecho de AGBA a un incremento del coeficiente de desagües


cloacales, el Tribunal de Arbitraje señala que el Artículo 4 del Anexo Ñ del Contrato
de Concesión establece como condición para la aplicación de dicho coeficiente que se
haya cumplido con la totalidad de las metas de expansión establecidas en el POES
correspondientes al año anterior. En cuanto al primer año (2000), pareciera ser que
AGBA recibió el incremento del coeficiente una vez dictada la resolución que
aprobaba el cumplimiento de sus obligaciones. Sin embargo, AGBA no obtuvo el
pago retroactivo dado que las autoridades consideraron que la demora en la
aprobación del cumplimiento de las metas se debía a la propia demora de AGBA en
brindar la información correspondiente. El Tribunal de Arbitraje no cuenta con
fundamentos para concluir que esta evaluación era injustificada o que se trataba de un
abuso de poder por parte del Estado. En cuanto al segundo año (2001), la República

- 75 -
Argentina sostiene que AGBA no cumplió con las metas establecidas en el POES sino
que recibió una suspensión de su cumplimiento. En este caso, no se había cumplido
con la condición que fija el Artículo 4 del Anexo Ñ.

305. Respecto del reclamo de Impregilo de que el ORAB incumplió con su obligación
de aplicar las cláusulas de estabilización tributaria del Contrato de Concesión, la
República Argentina argumenta que AGBA nunca solicitó una revisión
extraordinaria, a pesar de que podría haberlo hecho de conformidad con lo dispuesto
en el Contrato de Concesión. Por otro lado, la República Argentina sostiene que los
cambios impositivos formaban parte de los elementos que se discutieron durante el
proceso de renegociación. No existe ningún elemento que eleve la cuestión a una
controversia al amparo de un tratado.

306. En cuanto al reclamo de Impregilo sobre la suspensión del derecho de AGBA de


cortar el servicio a los usuarios por falta de pago, la República Argentina sostiene que
la decisión del ORAB de suspender la aplicación del mecanismo de corte del servicio
para determinados usuarios era una medida temporaria que se aplicaría durante la
emergencia económica. El Tribunal de Arbitraje observa que el Artículo 29 del Anexo
Ñ establece que el Concesionario no podrá efectuar el corte del servicio en
determinados casos, por ejemplo, cuando el Organismo Regulador ordene al
Concesionario suspender transitoriamente el corte, en casos imprevistos y
extraordinarios y por decisión fundada. Impregilo no demostró que la insistencia del
ORAB en aplicar dicha excepción haya constituido un abuso de poder en este caso.

307. Respecto del reclamo de Impregilo sobre la decisión del ORAB de obligar a
AGBA a instalar medidores a pedido de los Usuarios, el Tribunal de Arbitraje
entiende que, si bien esto supone un aumento de las obligaciones de AGBA, no
contradice ninguna de las disposiciones del Contrato de Concesión. El Artículo 1.9
del Contrato de Concesión establece que AGBA, en relación con la ejecución del
Contrato, estaba bajo el control y la regulación del ORAB, en su calidad de
Organismo Regulador. En este sentido, no se observa ningún abuso del poder público.

308. Respecto de la falta de entrega oportuna de las plantas de la UNIREC por parte
de la Provincia, el Tribunal de Arbitraje reconoce que el hecho de no haber contado
con estas plantas pudo haber dificultado considerablemente el cumplimiento por parte
de AGBA de algunas de sus obligaciones contractuales. Sin embargo, las razones del
incumplimiento por parte de la Provincia parecen ser de carácter financiero e incluso
aunque pudiera interpretarse como un incumplimiento contractual grave, por sí solo
no parece ser de una naturaleza tal que permita atribuirle responsabilidad al Estado en
su carácter de titular del poder público.

309. Asimismo, en relación con los demás supuestos incumplimientos contractuales,


el Tribunal de Arbitraje entiende que no existen elementos que involucren la
responsabilidad de Argentina en virtud del TBI. El Tribunal tampoco ha podido
encontrar pruebas que demuestren la existencia de un patrón de conducta de los
organismos del Estado cuya intención fuera perjudicar a Impregilo en su calidad de
inversor.

- 76 -
310. La cuestión de si Impregilo recibió o no un trato injusto e inequitativo debe
responderse, por tanto, en base a las acciones del Estado más allá de las que tomó la
Provincia en su carácter de parte del Contrato de Concesión.

311. Como contexto general, en primer lugar, cabe destacar que ya desde el comienzo
del plazo de la concesión, AGBA tenía dificultades para cumplir con las obligaciones
asumidas en el Contrato de Concesión. El 17 de mayo de 2001, AGBA envió una
carta a la Provincia, donde se refirió a las altas tasas de incobrabilidad en la zona de
concesión. AGBA mencionó que esto afectaba su capacidad para hacer las inversiones
necesarias y que se trataba de un cambio sustancial e imprevisible de las condiciones
en las que celebró el Contrato de Concesión. AGBA también experimentó dificultades
para obtener préstamos. Por todo ello, AGBA formuló la siguiente petición:

“En los dieciséis meses que llevamos de gestión, AGBA ha dado muestras acabadas de su
capacidad para llevar adelante en forma eficiente la ejecución del Contrato de Concesión en
todo lo que respecta a aspectos que razonablemente estuvieron dentro de su esfera de control.
Los inconvenientes expuestos en los párrafos precedentes superan ese marco y, por tanto, hacen
necesario poner en marcha mecanismos correctores que permitan recomponer el equilibrio del
Contrato a fin de poder cumplir con su finalidad.

En razón de lo expuesto, y a los fines de proceder con la urgencia que esta situación exige,
solicitamos la conformación de una comisión de trabajo con el objetivo de analizar en forma
conjunta las soluciones y alternativas que se estiman más adecuadas para alcanzar ese objetivo.

Solicitamos asimismo, se adopte como medida provisional, disponer la suspensión temporal de


las metas de expansión, hasta tanto la referida comisión alcance sus conclusiones.

Finalmente, solicitamos la activa cooperación del Concedente en el actual proceso de gestión de


la financiación ante el [Banco Interamericano de Desarrollo], en aquellos aspectos que puedan
resultar de su competencia”.

312. AGBA planteó un segundo pedido de eximición de sus obligaciones el 17 de


julio de 2001. En esta oportunidad, se refirió a las graves condiciones de mercado y a
las dificultades de obtener préstamos y solicitó una “neutralización temporal”
(traducción del Tribunal) del plazo previsto en el primer Plan Quinquenal.

313. En ambos pedidos de eximición de obligaciones planteados por AGBA, la


Provincia, si bien lo hizo después de oponer excepciones y de un largo período de
reflexión, reaccionó favorablemente.

314. Mediante la Resolución N° 69/02 del 5 de diciembre de 2002, el ORAB resolvió


que AGBA había cumplido con las metas de calidad y expansión del servicio
correspondientes al primer año de la concesión (año 2000), conforme al Anexo F del
Contrato de Concesión e incorporadas al primer Plan Quinquenal, el que forma parte
integral del POES. El 30 de diciembre de 2002, mediante la Resolución N° 77/02, el
ORAB accedió a la segunda petición de AGBA de suspender las obligaciones
asumidas en virtud del POES. También lo hizo para el segundo año de la concesión
(año 2001), cuyo efecto sería que las medidas que no fueran alcanzadas durante ese
año no darían lugar a las penalidades previstas en el Artículo 13.2.5.5 del Contrato de
Concesión.

- 77 -
315. Sin embargo, los problemas de AGBA no se resolvieron sino que se agravaron
por las medidas de emergencia impuestas a raíz de la crisis económica que afectó a
Argentina y por la falta de restauración del equilibrio de la ecuación económica a
través de una renegociación de los compromisos contractuales de AGBA.

316. El Tribunal de Arbitraje entiende que, en el análisis de si AGBA recibió o no un


trato justo y equitativo, los acontecimientos decisivos son aquellos que comenzaron
en el 2002, cuando se dictaron las leyes de emergencia. Está claro que las actividades
de AGBA se vieron afectadas en gran parte por las medidas de emergencia adoptadas
para hacer frente a la crisis económica y que tuvieron efectos sobre AGBA incluso
después de haber cedido la crisis unos pocos años más tarde.

317. El 6 de enero de 2002, el Congreso argentino adoptó la Ley de Emergencia que


declaró la existencia de una emergencia pública respecto de cuestiones sociales,
económicas, administrativas, financieras y cambiarias. Al amparo de esta ley, el
Estado adoptó medidas generales con la intención de renegociar los contratos de
servicios públicos. La ley se promulgó como Ley N° 25.561 de Emergencia Pública y
Reforma del Régimen Cambiario. Los contratos de servicios públicos se “pesificaron”
al valor de paridad y las tarifas se congelaron. El 11 de enero de 2002, el ORAB
“pesificó” las tarifas de AGBA al valor de paridad cambiaria. El 28 de febrero de
2002, la Provincia de Buenos Aires adoptó algunas de las disposiciones de la Ley de
Emergencia y dictó la Ley N° 12.858.

318. Para AGBA, esto tuvo un dramático impacto negativo en las proyecciones
económicas de la concesión. Tal como ocurría anteriormente, las tarifas del servicio
de agua potable y desagües cloacales iban a facturarse en pesos, pero mientras que
antes de la Ley de Emergencia, AGBA había podido confiar en la tasa de cambio
oficial de 1 peso = 1 dólar, ahora sólo podía cambiar pesos a la tasa de cambio vigente
en el mercado y el valor del peso en el mercado en relación con el dólar era
considerablemente más bajo que antes.

319. La cuestión que se plantea es si la “pesificación” constituyó un incumplimiento


de la obligación de Argentina establecida en el Artículo 2, párrafo 2, del TBI de
acordar un trato justo y equitativo a las inversiones de Impregilo.

320. En cuanto al Contrato de Concesión, la disposición relevante se encuentra en el


Artículo 20 del Anexo Ñ, que establece que las tarifas se fijan en dólares
estadounidenses pero que la facturación a los usuarios se hará en pesos. El Artículo
establece también que:

“Para aplicar la conversión respectiva, se tomará en cuenta el valor de paridad establecido en la


Ley Nacional […] de Convertibilidad Monetaria, o la disposición legal que la reemplace, al día
de cierre de los procesos de facturación”.

321. De esta disposición se desprende que las Partes consideraban la posibilidad de


que el valor de paridad 1 peso = 1 dólar podía modificarse durante el plazo de la
concesión aunque únicamente previeron el caso de que dicho valor se reemplazara por
otro dispuesto por ley. Esto significa, por ejemplo, que si por ley se fijaba un tipo de
cambio de 2 pesos = 1 dólar, este nuevo valor automáticamente resultaría aplicable al
Contrato de Concesión. En otras palabras, AGBA no contaba con ninguna garantía de

- 78 -
que el valor de paridad seguiría siendo el mismo y aceptó asumir el riesgo que
suponía cualquier cambio de dicho valor impuesto por ley.

322. El Artículo 20 del Anexo Ñ no aborda puntualmente el caso de un nuevo valor


de paridad que fijen las fuerzas del mercado en lugar de una ley. Por un lado, no
resulta obvio que las Partes hayan tenido la intención de que esta situación fuera
tratada de manera diferente respecto de un cambio en el valor de paridad impuesto por
ley. Por otro, no hay duda de que el texto del Artículo 20 no contempla esta situación.

323. Para el Tribunal de Arbitraje, no resulta claro cómo debería interpretarse y


aplicarse el Contrato de Concesión en este caso particular. Por ende, pueden darse
diferentes interpretaciones a si la “pesificación” constituyó o no una violación de las
obligaciones asumidas por la Provincia en virtud del Artículo 20 del Anexo Ñ del
Contrato de Concesión.

324. Existe, no obstante, otra disposición del Contrato de Concesión que debería
tenerse en cuenta: el Artículo 12.1.1., que establece que “[l]a determinación del nivel
tarifario requerido conforme al artículo 28 II de la Ley 11.820, se basará en el
principio general del establecimiento de valores tarifarios que contengan los costos de
operación, mantenimiento y amortización de los servicios y permita un retorno
razonable de las inversiones del Concesionario, en el contexto de una administración
y operación eficiente y el fiel cumplimiento de las metas de calidad y expansión del
servicio comprometidas”. Esto puede entenderse como la base fundamental de la
concesión, que debería mantenerse incluso en un contexto económico cambiante.

325. El Tribunal de Arbitraje entiende que, una vez que las condiciones de mercado
determinaron el valor del peso, se rompió el equilibrio establecido en el Artículo
12.1.1 y, de acuerdo con dicho artículo, era responsabilidad de la Provincia encontrar
soluciones adecuadas para restaurar dicho equilibrio y así acordar a AGBA un trato
justo y equitativo. En otras palabras, dado que el nuevo valor de paridad impuesto por
la derogación del valor establecido por ley tuvo efectos altamente perjudiciales para
AGBA, la Provincia debería haber ofrecido a AGBA un ajuste razonable de las
obligaciones estipuladas en el Contrato de Concesión.

326. De hecho, la Ley de Emergencia también preveía una renegociación de los


contratos de servicios públicos a fin de adaptarlos al nuevo régimen cambiario. Esto
podría haber sido la base para llegar a un nuevo equilibrio entre las Partes del
Contrato de Concesión y garantizar un trato justo y equitativo a Impregilo, en su
calidad de accionista de AGBA.

327. En este sentido, la documentación disponible demuestra que en reiteradas


ocasiones AGBA solicitó que se negociara una revisión del Contrato de Concesión.
AGBA formuló estos pedidos en distintas cartas dirigidas a varias autoridades con
fecha 19 de febrero, 17 de abril, 11 de junio, 28 de junio, 14 de agosto, 8 de octubre y
30 de octubre de 2002, como así también el 27 de agosto, 22 de septiembre y 2 de
diciembre de 2003, y el 13 de enero de 2004. Asimismo, el 13 de mayo de 2002,
mediante el Decreto N° 1175/02, la Provincia creó una Comisión Especial para la
Evaluación del Impacto de la Crisis en las Tarifas y Contratos de Servicios Públicos.

- 79 -
328. Cabe destacar también que el Nuevo Marco Regulatorio para la Prestación de los
Servicios Públicos de Agua Potable y Desagües Cloacales que establecía el Decreto
N° 878/03, incluía una serie de nuevos elementos que perjudicaban a AGBA. Preveía
la intervención del Estado en las decisiones corporativas (Artículo 47) y trasladó el
equilibrio a favor de los usuarios al introducir, por ejemplo, una tarifa de interés social
para usuarios residenciales con escasos recursos económicos (Artículo 55). Si bien el
Decreto N° 878/03 también preveía la renegociación de los contratos de concesión,
era obvio que la existencia de dicho Decreto tendría un fuerte impacto en la naturaleza
de las renegociaciones al hacer que, en la práctica, fuera necesario que AGBA
aceptara las reglas y los principios que establecía el Decreto. Así, el Nuevo Marco
Regulatorio modificó el equilibrio entre la Provincia y el concesionario de tal manera
que resultaba claramente desventajoso para el concesionario.

329. Asimismo, parece que la Provincia no estaba dispuesta a renegociar el Contrato


de Concesión. La postura de la Provincia queda reflejada en la nota enviada al ORAB
el 23 de julio de 2002, donde la Subsecretaría de Servicios Públicos de la Provincia
señaló que no debían hacerse ajustes que favorecieran a AGBA, en tanto ello tendría
efectos negativos para los usuarios, cuyos intereses económicos debían protegerse.

330. Dado que la alteración del equilibrio entre los derechos y las obligaciones de la
concesión se debió fundamentalmente a las medidas que adoptó el poder legislativo
argentino, era responsabilidad de Argentina actuar para efectivamente restablecer el
equilibrio sobre una base nueva o modificada. Si bien Argentina atribuyó el fracaso de
las negociaciones a lo que consideraba demandas irrazonables por parte de AGBA, no
adoptó ninguna medida para crear una base razonable para que AGBA pudiera
cumplir con sus tareas como concesionario, que habían sido afectadas por las leyes de
emergencia incluido el Nuevo Marco Regulatorio.

331. En estas circunstancias, el Tribunal de Arbitraje entiende que Argentina, al no


restablecer un equilibrio razonable en la concesión, agravó la situación de tal manera
que cometió una violación de su obligación en virtud del TBI de acordar un trato justo
y equitativo a las inversiones de Impregilo.

(vi) Otros argumentos

332. Impregilo sostuvo también que Argentina:

(a) afectó, mediante medidas injustificadas o discriminatorias, la gestión, la


operación, el mantenimiento, el uso, el goce, la adquisición, la ampliación o la
liquidación de la inversión de Impregilo;

(b) no confirió plena protección y seguridad a dichas inversiones; y

(c) violó compromisos específicos contraídos respecto de las inversiones de


Impregilo en AGBA.

333. Respecto del punto (a), el Tribunal de Arbitraje señala que el Artículo 2, párrafo
2, del TBI, establece en su primera oración que “[c]ada Parte Contratante acordará
siempre un trato equitativo y justo a las inversiones de inversores de la otra” y en su
segunda oración dispone que “[c]ada Parte Contratante se abstendrá de adoptar

- 80 -
medidas injustificadas o discriminatorias que afecten la gestión, el mantenimiento, el
goce, la transformación, la cesación y la liquidación de las inversiones realizadas en
su territorio por los inversores de la otra Parte Contratante”. El Tribunal interpreta que
la segunda oración es una especificación del deber general de trato justo y equitativo
que define la primera oración. Por consiguiente, el Tribunal entiende que, una vez
demostrado el incumplimiento de las obligaciones previstas en la primera oración, no
es necesario realizar otra evaluación basada en la segunda oración.

334. Respecto del punto (b) sobre el deber de “plena protección y seguridad”
contenido en el TBI Argentina-Estados Unidos que, según se plantea, se aplica en este
caso mediante la cláusula NMF del TBI Argentina-Italia, el Tribunal de Arbitraje
entiende que, como ocurre en este caso, cuando se incumple con la obligación de
acordar un trato justo y equitativo a las inversiones, resulta innecesario evaluar si
además se violó el deber de garantizar protección y seguridad plenas.

335. Respecto del punto (c), el Tribunal de Arbitraje, en relación con sus
interpretaciones sobre la distinción entre controversias planteadas al amparo de un
tratado internacional y aquellas que surgen de incumplimientos contractuales,
entiende que las obligaciones son obligaciones contractuales entre AGBA y la
Provincia que no están comprendidas dentro de la competencia del Tribunal (ver
párrafos 183-185 supra).

(vii) Estado de necesidad

336. Las leyes de emergencia de la República Argentina se promulgaron para dar


respuesta a la grave crisis económica que atravesaba el país. El Tribunal de Arbitraje
no tiene dudas de que era necesario adoptar medidas drásticas para salvaguardar la
estabilidad económica y política.

337. En relación con el TBI Argentina-Italia, las Partes evaluaron el posible impacto
del Artículo 4 del TBI y de las reglas sobre el estado de necesidad en el derecho
internacional.

338. El Artículo 4 del TBI establece que si “los inversores de una de las Partes
Contratantes sufrieran pérdidas en sus inversiones en el territorio de la otra Parte por
causa de guerra o de otros conflictos armados, estados de emergencia u otros
acontecimientos político económicos similares, la Parte Contratante en cuyo territorio
se ha efectuado la inversión concederá en lo relativo a indemnizaciones un
tratamiento no menos favorable del que otorgue a sus propios ciudadanos o personas
jurídicas o a los inversores de un tercer Estado”.

339. El Tribunal de Arbitraje entiende que la crisis económica que sufrió Argentina en
el 2002 puede interpretarse como un acontecimiento político-económico similar a una
emergencia nacional y que, por tanto, el Artículo 4 del TBI se aplica a esta situación.
Señala, sin embargo, que el Artículo 4 no contempla excepción alguna a las
obligaciones del Estado en cuyo territorio se ha efectuado la inversión sino que
simplemente brinda al inversor el derecho a un tratamiento no menos favorable del
que la Parte Contratante en cuyo territorio se efectuó la inversión otorga a sus propios
ciudadanos y el trato de nación más favorecida, en lo relativo a indemnizaciones.

- 81 -
340. El Tribunal de Arbitraje observa, entonces, que las Partes Contratantes, al
celebrar el TBI, contemplaron la posibilidad de que ocurrieran emergencias
nacionales o acontecimientos similares, pero entendieron que no era necesario dictar
reglas especiales además de aquella que prevé que un inversor que goza de la
protección del TBI no debería recibir un trato menos favorable del que se otorga a
otros ciudadanos o a inversores internacionales. Por lo tanto, las Partes no creyeron
necesario incluir en el TBI excepción alguna de las obligaciones de cada Parte
Contratante establecidas en el TBI.

341. Por lo tanto, el Tribunal no puede aceptar la interpretación de la Demandada, que


es contraria al sentido claro del texto, y coincide con la opinión de Impregilo de que el
Artículo 4 se aplica a las medidas adoptadas frente a una pérdida, no a las medidas
que provocan una pérdida. El sentido claro de la disposición es que los principios de
tratamiento del TBI – el de la nación más favorecida y el de tratamiento nacional –
deben aplicarse cuando un Estado trata de mitigar las consecuencias de una situación
de guerra u otra emergencia. Esto coincide con el análisis de la misma disposición
realizado por el tribunal del caso CMS cuando señala que:

“El significado claro del Artículo es establecer un trato mínimo al inversionista en el contexto
de las medidas adoptadas, respecto de las pérdidas sufridas en la emergencia, que no sea
diferente al otorgado a los nacionales o a otros inversionistas extranjeros. Este Artículo - - -
asegura que las medidas orientadas a compensar o minimizar las pérdidas no sean aplicadas de
una manera discriminatoria”83.

342. El mismo análisis hace el tribunal en los casos Suez:

“270. - - - [El] sentido evidente [de las disposiciones del TBI] consiste en imponer a las Partes
Contratantes la obligación de tratar por igual a las inversiones por pérdidas resultantes de
guerras, perturbaciones civiles y emergencias nacionales. En ellas no se hace ninguna
referencia, sea cual fuere, a otras obligaciones impuestas por esos tratados a las Partes
Contratantes; menos aún se exime de su cumplimiento”84.

343. El Tribunal llega entonces a la conclusión de que cualquier violación por parte
de Argentina no puede eximirse en virtud del Artículo 4. Sin embargo, no puede
interpretarse que el Artículo 4 excluye la aplicación del derecho internacional
consuetudinario a una situación de emergencia.

344. Por lo tanto, el Tribunal de Arbitraje debe evaluar la defensa de estado de


necesidad de Argentina en virtud del principio establecido en el derecho internacional
consuetudinario, el que las Partes reconocen que se encuentra codificado en el
Artículo 25 de los Artículos sobre Responsabilidad del Estado por Hechos
Internacionalmente Ilícitos adoptados por la Comisión de Derecho Internacional. Por
definición, el principio es estricto y difícil de cumplir. Según la CDI, el estado de
necesidad surge cuando existe un conflicto irreconciliable entre un interés esencial,
por una parte, y una obligación [internacional] del Estado que invoca la necesidad,
por la otra. Estas características especiales significan que el estado de necesidad solo

83
CMS, nota 77, párrafo 375.
84
Suez II, nota 74, Decisión sobre Responsabilidad, Caso CIADI Nº ARB/03/19, párrafo 203.

- 82 -
podrá alegarse raras veces para excusar el incumplimiento de una obligación y que
está sometido a limitaciones estrictas para prevenir cualquier posible abuso85.

345. Como Parte que invoca el estado de necesidad, Argentina debe cumplir con la
carga considerable de probar que debería permitírsele justificar el incumplimiento de
sus obligaciones internacionales válidas según el TBI por motivos de necesidad86.

346. En principio, el Tribunal de Arbitraje debe definir varios términos del párrafo 1
(a) del Proyecto del Artículo 25. En cuanto al significado del término “interés
esencial”, la CDI señaló que “la medida en que un interés determinado sea ‘esencial’
dependerá de todas las circunstancias y no puede prejuzgarse” y que “[s]e extiende a
los intereses particulares del Estado y de su población, así como de la comunidad
internacional en su conjunto”. En la opinión del Tribunal de Arbitraje, el término
“interés esencial” puede abarcar no sólo la existencia e independencia de un Estado,
sino también otros intereses subsidiarios pero no obstante “esenciales”, como la
preservación de una mayor estabilidad social, económica y ambiental del Estado87, y
su capacidad de responder a las necesidades fundamentales de su población. Se
desprende, por tanto, que además de la estabilidad general de Argentina, la necesidad
de suministrar servicios de agua y desagües cloacales a la población representa un
“interés esencial” que, respecto de los miles de usuarios, iba a satisfacerse a través de
la concesión de AGBA y que supuestamente les representaría un “peligro” salvo por
las acciones de las autoridades argentinas.

347. El Tribunal de Arbitraje debe considerar si la situación económica en Argentina


que llevó a la implementación de las leyes de emergencia (Ley Nacional N° 25.561
del 6 de enero de 2002 y Ley Provincial N° 12.858 del 28 de febrero de 2002)
constituía un “peligro grave e inminente” en relación con el interés esencial del
Estado. En este sentido, el Comentario de la CDI explica que “[a]demás de ser grave,
el peligro tiene que ser inminente en el sentido de próximo”88. De acuerdo con el
Comentario, la Corte Internacional de Justicia explicó en el Proyecto Gabčíkovo-
Nagymaros que “el Estado que lo invocara no podía ser el único juez de la necesidad,
pero cierto grado de incertidumbre con respecto al futuro no impedirá necesariamente
85
Ver Comisión de Derecho Internacional, Artículos sobre Responsabilidad del Estado, reimpreso en
THE INTERNATIONAL LAW COMMISSION’S ARTICLES ON STATE RESPONSIBILITY: INTRODUCTION,
TEXT AND COMMENTARIES, página 61 (James Crawford ed., Cambridge Univ. Press 2002) (2001);
ver también Documentos Oficiales de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Comisión de
Derecho Internacional, Cuarto Informe sobre Responsabilidad de los Estados, U.N. Doc.
A/CN.4/517 (2 de abril de 2001). Los Artículos de la CDI (y otros documentos sobre
responsabilidad del Estado) están disponibles online en www.stateresponsibility.com Comentario de
la CDI al Artículo 25, párrafo 2; ver también Comentario de la CDI al Artículo 25, página 14.
86
Comentario de la CDI al Capítulo V ( “Circunstancias que excluyen la ilicitud"), párrafo 8 ("Cuando
el comportamiento contrario a una obligación internacional es atribuible a un Estado y ese Estado
trata de eludir su responsabilidad invocando una circunstancia enunciada en el capítulo V - - -
[incluido el estado de necesidad] - - - la situación cambia e incumbe a ese Estado la carga de
justificar o excusar su comportamiento”).
87
Ver Comentario de la CDI al Capítulo V, párrafos 5-9 (se discuten casos en donde el “interés
esencial” en juego varía desde la estabilidad económica a la ambiental).
88
Comentario de la CDI al Artículo 25, párrafo 15. No obstante, el Comentario señala que la decisión
de la CIJ en el Proyecto Gabčíkovo-Nagymaros, establece que un “peligro” que se pueda producir a
largo plazo podría ser considerado “inminente” no bien se establezca que la realización de ese
peligro, no obstante cuan “lejana”, no es por ello menos “cierta” e “inevitable”.

- 83 -
a un Estado invocar el estado de necesidad, si el peligro está claramente determinado
sobre la base de las pruebas razonablemente disponibles en ese momento”89.

348. El Tribunal de Arbitraje observa los siguientes hechos, que son de público
conocimiento. A fines de 2001, los ahorros se retiraron en forma masiva de los
bancos. A fin de controlar la situación, el Gobierno dictó el Decreto N° 1570/01,
conocido como “Corralito”, el 1 de diciembre de 2001, mediante el cual se
restringieron las extracciones bancarias y se prohibieron las transferencias de divisas
al exterior. La situación desencadenó manifestaciones y decenas de muertos en
diciembre de 2001 lo que llevó, a su vez, a la renuncia del Presidente De la Rúa el 20
de diciembre de 2001. Cabe señalar que, en menos de 10 días, Argentina tuvo una
sucesión de cinco presidentes, quienes renunciaron uno detrás del otro. La situación
era efectivamente crítica y, a fines de ese mes, Argentina declaró el default de una
parte de sus obligaciones internacionales y abandonó el régimen de convertibilidad.

349. La crisis por la que atravesó Argentina en 2001-2002 dio lugar a una cesación de
pago masiva de la deuda pública tanto en el orden nacional como en el internacional.
La situación era tan alarmante que, por primera vez en su historia, la Asamblea
General de las Naciones Unidas decidió suspender el pago de la cuota de membresía
de Argentina debido a la crisis.

350. A la luz de los extensos informes referidos a la situación económica imperante


en Argentina antes del dictado de las leyes de emergencia90, el Tribunal de Arbitraje
reconoce que existía un peligro grave e inminente que comprometía el “interés
esencial” de Argentina asociado a su estabilidad social y económica en los términos
del párrafo 1 (a).

351. Otro interrogante que se plantea consiste en determinar si las medidas adoptadas
por Argentina eran “el único modo” por el cual lograría “salvaguardar un interés
esencial contra un peligro grave e inminente”.

352. De conformidad con el Comentario de la CDI, la invocación del estado de


necesidad “quedará excluida si existen otros modos (por lo demás legítimos), aunque
puedan ser más costosos o menos convenientes”91.

353. A pesar de que varios expertos de renombre se han ocupado de analizar si


Argentina podría haber manejado sus finanzas públicas y el resultante caos social de
un modo más eficaz, y de ser así, cuáles hubieran sido las alternativas, la respuesta
continúa siendo inconclusa. No obstante, como explicaremos a continuación, el
Tribunal de Arbitraje ha concluido que en el caso que nos ocupa no se ha probado
otro de los criterios establecidos para la admisibilidad de la defensa del estado de
necesidad: que el Estado afectado no debe haber contribuido a la crisis. Por
consiguiente, no será necesario responder al difícil interrogante sobre si las medidas
de Argentina constituían el único modo de salvaguardar sus intereses esenciales, dado
89
Id., párrafo 16.
90
Ver, por ejemplo, el Informe Pericial de la Dra. Liliana de Riz (13 de agosto de 2007) (donde se
analizan las apremiantes condiciones socio-económicas originadas por la crisis en Argentina en
general y en la zona de cobertura de AGBA en particular).
91
Comentario de la CDI al Artículo 25, párrafo 15 (se omitieron las citas).

- 84 -
que cualquiera fuera la respuesta, la doctrina de la necesidad no resultaría aplicable en
este caso por un motivo distinto.

354. Con respecto al requisito establecido en el párrafo 1 (b), el Tribunal de Arbitraje


ha determinado que las medidas adoptadas por Argentina no podrían haber afectado
seriamente el interés esencial de ningún otro Estado ni de la comunidad internacional
en su conjunto. El Comentario de la CDI dispone que “el interés de que se trate debe
predominar sobre cualquier otra consideración, no sólo desde el punto de vista del
Estado que actúe sino desde el de una evaluación razonable de los intereses
contrapuestos, sean individuales o colectivos”92. Frente a esta aclaración y en atención
a la naturaleza de los “intereses esenciales” de Impregilo, el Tribunal de Arbitraje no
puede coincidir con Impregilo en que sus intereses como persona jurídica italiana
deban ser tenidos en cuenta a la hora de sopesar intereses conforme lo previsto en el
citado párrafo 1 (b). Los intereses de unos pocos nacionales o entidades de un Estado
Contratante no constituyen un “interés esencial” del Estado en cuestión, ni se
condicen con la definición de dicho concepto, de lo cual se deduce que toda
afectación de dichos intereses es irrelevante a los efectos del párrafo aludido. En
consecuencia, la condición regulada por el párrafo 1 (b) se ha cumplido.

355. En relación con el párrafo 2 (a), el Tribunal de Arbitraje sostiene que la


“obligación internacional” se refiere a las obligaciones de Argentina frente a los
inversores italianos previstas en el TBI. El Tribunal de Arbitraje ha resuelto que el
principio de lex specialis consagrado en el Artículo 4 no obsta a que la Argentina
invoque el estado de necesidad, como tampoco se lo impiden las restantes
obligaciones contempladas en el TBI. Por ende, este criterio también se ha cumplido.

356. Por último, el Tribunal de Arbitraje aún debe decidir, de acuerdo con el párrafo 2
(b), si en realidad Argentina no se vería impedida de invocar la defensa del estado de
necesidad por haber “contribuido a que se produzca el estado de necesidad”. Surgen
ciertas dudas con respecto a la definición que debería asignarse al vocablo
“contribuido” como, por ejemplo, si la conducta debe haber sido deliberada (es decir,
si estuvo orientada a provocar el estado de necesidad), temeraria o negligente, o el
resultado de un grado de culpabilidad más leve93. El Tribunal de Arbitraje opina que
la contribución de un Estado a su situación de necesidad no debe haber sido
específicamente intencional o planificada y podría tratarse de una consecuencia de
políticas bien intencionadas aunque mal concebidas, entre otras causas. Ello responde
al sentido común, puesto que cualquier otra interpretación implicaría que en todos los
casos deberían mediar propósitos deshonestos del gobierno o, como ocurre en la

92
Comentario de la CDI al Artículo 25, párrafo 17. El Comentario también aclara que “[c]omo cuestión
terminológica, basta utilizar la frase ‘comunidad internacional en su conjunto’, en lugar de
"comunidad ‘internacional de Estados en su conjunto’ - - -”. Íd., párrafo 18.
93
En aparente respuesta a esta cuestión, el Comentario de la CDI remite a la decisión de la CIJ en el
caso Gabčíkovo-Nagymaros Project, en el que la Corte consideró que “como Hungría había
‘ayudado, por acción u omisión, a provocar’ la situación de presunta necesidad, no podía basarse en
esa situación como circunstancia que excluyera la ilicitud”. Comentario de la CDI al Artículo 25,
párrafo 20.

- 85 -
mayoría de los casos, de los sucesivos gobiernos que hubieran controlado el Estado
antes de que se configurara una situación de necesidad94.

357. Asimismo, el Tribunal de Arbitraje debe indagar qué nivel de contribución del
Estado que pretende invocar la necesidad debería considerarse suficiente para que la
defensa no prospere. De conformidad con el Comentario de la CDI, la “contribución a
la situación de necesidad debe ser suficientemente sustancial y no simplemente
incidental o periférica”95. El Comentario señala además que el umbral considerado a
la hora de determinar si un Estado ha contribuido a su “situación de necesidad” en los
términos del párrafo 2 (b) es menos exigente que el utilizado con el fin de comprobar
la existencia de un hecho de fuerza mayor (Proyecto de Artículo 23, párrafo 2 (a)) o
de un peligro extremo (Proyecto de Artículo 24, párrafo 2 (a)), toda vez que la
“necesidad debe definirse de manera más estricta”96.

358. En aplicación de estos principios, el Tribunal de Arbitraje reconoce que las


fuerzas del mercado y los distintos sucesos internacionales ocurridos en México, el
Sudeste asiático y Rusia, entre otros, afectaron la economía argentina y culminaron en
la crisis de principios del decenio de 2000. Sin embargo, a la luz de las pruebas
sustanciales presentadas por Impregilo, el Tribunal de Arbitraje ha concluido que las
políticas económicas implementadas por Argentina durante varios años antes de la
crisis hicieron que la economía del país se volviera vulnerable a crisis y presiones
externas y socavaron la sustentabilidad de su modelo económico en los planos
nacional y local97. El Tribunal de Arbitraje pone como ejemplo la omisión de
Argentina de ejercer en el largo plazo una disciplina fiscal que incluyera el control del
gasto de las provincias y de los subsidios que les otorgaba el Gobierno central, como
así también su incapacidad de adoptar políticas laborales y comerciales coherentes
con el régimen de convertibilidad vigente en el país. El gran endeudamiento público
resultante y la inflexibilidad de los mercados de Argentina coartaron la capacidad del
país de lidiar con los shocks externos, lo que la condujo a la crisis de 2001. De ello se
desprende que Argentina contribuyó de manera considerable a su “situación de
necesidad” conforme lo previsto en el párrafo 2 (b), por lo que no cumplió con el
requisito exigido por tal disposición.

359. Por consiguiente, la mayoría del Tribunal de Arbitraje concluye que Argentina
no ha podido cumplir con todas las condiciones establecidas en el Artículo 25 y que,
por ende, no puede invocar la defensa de estado de necesidad como fundamento
contra la ilicitud de los actos que han sido caracterizados como violatorios de las
obligaciones previstas en el TBI.

94
Esta conclusión no pretende caracterizar la intención que subyace a las medidas que se busca
justificar por medio de la defensa de estado de necesidad toda vez que, por definición, esas medidas
están destinadas a ser una respuesta a la crisis y no una contribución para provocarla.
95
Comentario de la CDI al Artículo 25, párrafo 20.
96
Íd., párrafo 20.
97
En este sentido, el Tribunal Arbitral destaca el Dictamen Pericial del Prof. Dr. Sebastián Edwards
(29 de octubre de 2009) párrafos 78-125 y la documentación respaldatoria correspondiente (donde se
analiza el modo en el que las políticas adoptadas por Argentina en la década de los ‘90
contribuyeron a su crisis de 2001).

- 86 -
360. Como cuestión de principios, la Árbitro Stern considera que la contribución del
Estado a una crisis económica no debe presumirse sin más y, en el caso particular, no
cree que se hayan presentado pruebas satisfactorias, sólidas y convincentes que
demostraran que las autoridades argentinas contribuyeron significativamente a la
crisis. Sin embargo, debido a que el Tribunal determinó que el incumplimiento del
deber de trato justo y equitativo continuó tras la crisis, la Árbitro concurre con la
decisión en cuanto al fondo.

(viii) Compensación

361. En lo que respecta a la compensación, el principio básico que corresponde


aplicar es el sentado por la Corte Permanente de Justicia Internacional en su fallo en
el caso Chorzów Factory98. Según dicho principio, la reparación debería subsanar las
consecuencias del acto ilícito en la mayor medida posible y restablecer las
circunstancias a la situación que probablemente se habría verificado de no habérselo
cometido. Dicho de otro modo, en principio, se debería colocar a Impregilo en la
misma situación en la que se encontraría si Argentina no hubiera dispensado un trato
injusto e inequitativo a su inversión.

362. En primer lugar, el Tribunal de Arbitraje señala que el precio de USD 1,26
millones pagado por AGBA por la concesión fue muy bajo en relación con la cantidad
de habitantes y en comparación con el precio por habitante pagado por Azurix por su
concesión sobre otras áreas de la Provincia de Buenos Aires. La diferencia
aparentemente respondía al hecho de que la concesión de AGBA abarcaba una zona
con una población de bajos recursos en la que la compañía se vería obligada a realizar
inversiones sustanciales a fin de alcanzar los objetivos del POES referidos a la
cobertura de los servicios de agua potable y desagües cloacales. Las inversiones
ascenderían a la suma de USD 16,74 millones durante el primer año (2000); USD
87,77 millones en el segundo año (2001); USD 173,79 millones en el tercero (2002);
211,82 millones en el cuarto (2003); y USD 230,92 millones en el quinto año (2004).

363. Dichas inversiones resultaban necesarias para expandir la red de agua potable y
desagües cloacales en la zona. La cantidad de conexiones existentes era
extremadamente baja y sólo alcanzaba al 35,4% (agua) y al 13,5% (desagües
cloacales) de la población. En virtud del POES, AGBA debía incrementar las cifras
mencionadas: con respecto al servicio de agua, a un 63,19% en el tercer año; hasta un
67,93% en el cuarto año y a 70,68%, en el quinto. En el caso de los desagües
cloacales, las conexiones debían proveer una cobertura igual al 41,63% en el tercer
año y luego alcanzar un 51,34% en el cuarto y un 55,80% en el quinto.

364. De los documentos informativos relacionados con la concesión (los informes de


Schroder) se desprende que la tasa de cobrabilidad de tarifas en la zona era reducida,
de un 63% inicial, aproximadamente. Sin embargo, a juzgar por el Plan de Negocios
de AGBA, dicha tasa aumentaría gradualmente hasta un 80% en el tercer año y se
elevaría a un 83% en el cuarto, para finalmente llegar a un 85% en el quinto año.

365. El Tribunal de Arbitraje entiende que la concesión estaba sujeta a riesgos


considerables y que su éxito dependería de la disponibilidad de fondos suficientes y

98
Caso The Chorzow Factory, CPJI, Serie A, página 1382.

- 87 -
del rápido aumento de la capacidad de pago de la población. Asimismo, la viabilidad
de la concesión estaría supeditada a la buena cooperación con las autoridades de la
Provincia y el cumplimiento por parte de ésta de las obligaciones asumidas en virtud
del Contrato de Concesión y en el POES. Sin perjuicio de ello, podría asumirse que
tratándose de una compañía constructora, a Impregilo también le atraía la posibilidad
de que la concesión le allanara el camino para la firma de contratos de construcción
en Argentina.

366. En poco tiempo se hizo evidente que la baja tasa de cobrabilidad representaba un
problema más serio de lo que AGBA hubiera esperado, circunstancia que también
dificultó la obtención del financiamiento requerido para sus inversiones. Las
negociaciones mantenidas con miras a recibir un préstamo del Banco Interamericano
de Desarrollo resultaron infructuosas, mientras que el Banco de la Provincia de
Buenos Aires negó un préstamo puente. Si bien en cierta medida es probable que los
obstáculos que AGBA enfrentó a la hora de recibir ayuda financiera hayan sido una
consecuencia de la situación económica imperante, es posible que las demoras en la
implementación del programa de construcción de plantas de tratamiento, que debían
ser construidas por la Provincia (plantas de la UNIREC) y por AGBA, hayan sido
también un factor relevante que incidió en la postura adoptada por las entidades
prestamistas.

367. En su carta del 17 de mayo de 2001, AGBA explicó a la Provincia que las tasas
de incobrabilidad eran altas y afectaban las posibilidades de AGBA de obtener
financiamiento. Como consecuencia de ello, le había resultado imposible cumplir con
las metas del Plan Quinquenal. AGBA entonces solicitó que se creara una comisión
de trabajo para evaluar su situación y que, de momento, se suspendieran
temporalmente las metas de expansión. La Provincia respondió el 30 de mayo de
2001, manifestando que el inconveniente suscitado en torno a las tasas de
incobrabilidad era parte del riesgo comercial asumido por AGBA. De todos modos,
accedió a la creación de la aludida comisión de trabajo. El 17 de julio y el 15 de
agosto de 2001, AGBA volvió a solicitar la suspensión temporal de la ejecución del
POES, invocando en esa oportunidad la situación económica como justificativo.

368. El Tribunal de Arbitraje considera que la postura adoptada posteriormente por


las autoridades fue en cierto modo ambigua. Mientras el 27 de agosto de 2001, el
Área Técnica del ORAB determinó que el desempeño de AGBA durante el primer
año de la concesión mostraba un grado aceptable de cumplimiento del POES, en una
nota interna del 10 de octubre de 2001, la misma Área sostuvo que no se habían
alcanzado los objetivos establecidos en el Contrato de Concesión ni los previstos en el
POES. No obstante, en la Resolución Nº 69/02 del 5 de diciembre de 2002, el ORAB
resolvió que AGBA había alcanzado las metas de expansión y de calidad del servicio
dispuestas para el primer año de la concesión (2000) en el Anexo F del Contrato de
Concesión e incorporadas al primer Plan Quinquenal que formaba parte integral del
POES.

369. De cualquier modo, resulta evidente para el Tribunal de Arbitraje que la


situación cambió a principios de 2002 con la sanción de las leyes de emergencia, que
tuvieron efectos drásticos sobre los derechos y las obligaciones contractuales de
AGBA. A partir de entonces, AGBA ya no pudo obtener créditos ni alcanzar las
metas del POES. De hecho, mediante la Resolución Nº 77/02 del 30 de diciembre de

- 88 -
2002, el ORAB aceptó suspender las obligaciones establecidas en el POES para el
segundo año de la concesión (2002). Para los años siguientes (2003, 2004 y 2005) no
se dispuso ninguna medida similar y es posible que AGBA haya asumido que sus
compromisos para esos años también habían sido suspendidos. Sin embargo, la
República Argentina ha declarado que lo que se pretendía era que todas las
obligaciones previstas para el primer quinquenio se cumplieran antes de que finalizara
dicho período. Impregilo parece considerar que las obligaciones de AGBA
continuarían suspendidas hasta tanto las partes acordaran posibles ajustes del Contrato
de Concesión.

370. El Tribunal ha concluido que la República Argentina concedió a AGBA un trato


que no fue ni justo ni equitativo, en violación del Artículo 2, párrafo 2, del TBI
Argentina-Italia. En particular, la República Argentina no había adoptado medidas
adecuadas para restablecer el equilibrio alterado por la pesificación y otras
consecuencias de la crisis financiera. Por ende, en la medida en que dicha omisión
haya causado un perjuicio a Impregilo, Argentina debería compensarla por los daños
sufridos a raíz del trato injusto e inequitativo del que fue objeto.

371. En principio, Impregilo debería probar que sufrió los daños por los que pretende
ser compensada. Sin embargo, no es posible determinar con certeza en qué situación
se encontraría AGBA y, por consiguiente, Impregilo, si la República Argentina no
hubiera violado el estándar de trato justo y equitativo. En consecuencia, no sería
razonable exigirle a Impregilo que demuestre la magnitud exacta del perjuicio sufrido.
En su lugar, deberán bastar probabilidades y estimaciones razonables como
fundamento de los reclamos de compensación.

372. Para respaldar su reclamo de indemnización, Impregilo se basa particularmente


en los informes periciales de Richard E. Walck y Leonardo Giacchino, mientras que
la República Argentina invoca otros dictámenes periciales, incluidos los de José Pablo
Dapena y Germán Coloma. En estos últimos dictámenes, los Sres. Dapena y Coloma
sostienen que la concesión no tenía ningún valor económico, por lo que no se justifica
entonces el pago de compensación alguna. Por su parte, los Sres. Walck y Giacchino
discrepan y consideran que AGBA habría obtenido ganancias considerables de la
concesión. Estiman las pérdidas sufridas por AGBA aplicando una combinación de
dos métodos: por un lado, un método basado en costos o activos y, por el otro, un
método basado en las ganancias. Asimismo, consideran que ambos métodos deben ser
tenidos en cuenta en este caso a los efectos de la valuación de daños, aunque le
asignan al método de las ganancias un peso mayor (dos tercios) que al método basado
en activos (un tercio). A su cálculo, añaden intereses compuestos y llegan así a valuar
la inversión de Impregilo a julio de 2006 en un total de USD 87.156.098, y a octubre
de 2008 (con intereses a una tasa del 15%) en un total de USD 119.362.503.

373. El Tribunal de Arbitraje observa que, de acuerdo con el Plan de Negocios de


AGBA, la concesión sería altamente rentable. No obstante, el Tribunal considera que
existen elementos que siembran dudas sobre si los pronósticos incluidos en el Plan de
Negocios eran realistas. En primer lugar, es evidente que la concesión abarcaba una
zona de riesgo poblada por habitantes de escasos recursos cuya capacidad (y
voluntad) de pago de servicios era muy limitada; así lo demuestran no sólo las
estadísticas sino también el hecho de que el canon que AGBA pagó por la concesión
fue muy bajo, prácticamente simbólico, y que el énfasis de la concesión estuvo puesto

- 89 -
en las abultadas inversiones que AGBA debía realizar a fin de cumplir las
obligaciones estipuladas en el Contrato de Concesión, que comprendían el POES y el
primer Plan Quinquenal.

374. Sin embargo, AGBA sólo realizó una mínima parte de las inversiones previstas.
De los hechos del caso surge claramente que, incluso desde el principio del período de
concesión y aun bastante antes de que la crisis financiera llegara a su punto
culminante, AGBA no podía conseguir los créditos que necesitaba para hacer
efectivas sus inversiones. Además, todo parece indicar que AGBA se encontró con la
desagradable sorpresa de que la tasa de cobrabilidad era sumamente baja en la zona de
la concesión, lo que seguramente frustró en gran medida sus expectativas sobre las
ganancias que la concesión generaría. Incluso si se considerase que la tasa de
cobrabilidad se vio afectada, en parte, por la gran cantidad de usuarios no registrados
de la red de agua potable y desagües cloacales que habían sido heredados de
AGOSBA, fue la propia AGBA la que, en principio, asumió el riesgo de que pudieran
obtenerse resultados insatisfactorios en lo referido a las inversiones y la cobrabilidad.

375. Al analizar las circunstancias en su totalidad, el Tribunal de Arbitraje no puede


concluir que se haya determinado con suficiente probabilidad que la concesión, aún
en ausencia de actos contrarios al principio de trato justo y equitativo, habría sido
rentable para AGBA.

376. De todos modos, es evidente que la Provincia, en cierta medida, contribuyó al


desarrollo desfavorable de la concesión al omitir las medidas tendientes a restablecer
el equilibrio que la pesificación había eliminado e imponerle a AGBA un Nuevo
Marco Regulatorio con efectos negativos para sus derechos contractuales. Las
medidas ligadas a la crisis económica fueron los factores que terminaron por impedir
que AGBA ejecutara la concesión sobre una base económica sólida.

377. Así, es posible adjudicar el fracaso de la concesión tanto a sucesos por los cuales
AGBA asumió un riesgo como a acciones u omisiones de la Provincia.

378. El hecho de que AGBA y la Provincia sean conjuntamente responsables por el


fracaso de la concesión torna inapropiado el cálculo de los daños en función de los
parámetros económicos convencionales, como el método basado en los costos o
activos, o el método basado en las ganancias. En realidad, la compensación adeudada
por la República Argentina como resarcimiento por el trato injusto e inequitativo
debería fijarse en función de una estimación razonable del perjuicio que podría
haberse causado a Impregilo.

379. El Tribunal de Arbitraje observa que los accionistas de AGBA hicieron aportes
de capital, principalmente en los años 2000 y 2001. Dichos aportes fueron una
inyección de capital que debía aplicarse en beneficio de la concesión. Es cierto que
Impregilo asumió un riesgo al aportar capital a AGBA pero, por otra parte, si la
concesión hubiera resultado exitosa, el capital contribuido habría redundado en
beneficios para Impregilo como accionista. Si bien el Tribunal admite que no es
posible valuar las potenciales ganancias o pérdidas y traducirlas a cifras precisas,
considera que, en principio, se debería obligar a Argentina a restituir la inversión a
Impregilo como compensación por no haber conferido a la concesión un trato justo y
equitativo.

- 90 -
380. Al indagar sobre si Impregilo, además de la compensación por su inversión,
tendría derecho a percibir una indemnización por su participación en las ganancias
potenciales provenientes de la concesión de AGBA, la respuesta dependerá de que
existan motivos suficientes para suponer que efectivamente se habrían obtenido esas
ganancias si Argentina hubiera dispensado a AGBA un trato justo y equitativo. Ello
habría estado supeditado a una serie de circunstancias, pero muy especialmente, a la
capacidad de AGBA de conseguir fondos suficientes y resolver los problemas de
cobrabilidad que caracterizaban a la zona de la concesión. En atención a la naturaleza
de dicha zona y a las dificultades experimentadas por AGBA al comienzo del período
de concesión, antes de que las leyes de emergencia complicaran su situación, el
Tribunal de Arbitraje tiene serias dudas sobre este punto. Impregilo no ha demostrado
que la concesión podría haber sido rentable de no haber mediado interferencia por
parte de las autoridades y los legisladores argentinos.

381. De lo expuesto se deduce que la compensación a ser otorgada a Impregilo


debería basarse únicamente en su aporte de capital. En lo que respecta al monto de
dicho aporte, el Tribunal de Arbitraje no tiene motivos para dudar de las cifras
presentadas por los Sres. Walck y Giacchino en sus informes. El Tribunal también
considera que las cifras indicadas no se ven alteradas por cambios internos en las
tenencias de los accionistas del consorcio de AGBA, es decir, las transferencias de
acciones de Sideco a Impregilo ocurridas en marzo de 2000 y abril de 2002. Según las
cifras incluidas en los informes de los Sres. Walck y Giacchino, los aportes de capital
de los accionistas a AGBA, principalmente en 2000 y 2001, ascendieron a USD
45.000.000, de los cuales USD 21.294.000 fueron contribuidos por Impregilo. Por
ende, el monto de la compensación asciende a USD 21.294.000.

(ix) Intereses

382. Las Partes disienten sobre si los intereses a aplicar a la compensación deberían
ser simples o compuestos. El Tribunal de Arbitraje observa que no existe uniformidad
de precedentes en la materia, aunque considera que en el caso que nos ocupa deberían
aplicarse intereses compuestos con el objeto de eliminar las consecuencias de la
conducta que ha llevado al Tribunal a resolver que existe una obligación de
compensar99.

383. Por otro lado, en opinión del Tribunal de Arbitraje, la tasa de interés del 15%
solicitada por Impregilo es excesiva a los efectos de regresar a Impregilo a la
situación en la que se encontraría si no se hubiera violado el TBI. El Tribunal estima
que a la luz de las circunstancias del caso sería adecuado y razonable aplicar una tasa
del 6%.

384. Debido a que el incumplimiento comprobado en este caso no configura una


expropiación sino que constituye una violación por parte de Argentina de su
obligación de conceder a la inversión de Impregilo un trato justo y equitativo, no
resulta clara la fecha a partir de la cual se deberían calcular intereses. El trato injusto
no tuvo lugar en ningún punto preciso en el tiempo y, en realidad, se sucedieron
99
Cf. Azurix supra nota 71, párrafo 440. También Metalclad Corp. c. México, TLCAN Cap. 11 Trib.
Arb., 30 de agosto de 2000, párrafo 128.

- 91 -
distintos hechos, acciones y omisiones que tuvieron efectos injustos acumulativos
para AGBA y, por ende, para Impregilo. Sin embargo, no cabe duda de que al 11 de
julio de 2006, cuando la Provincia rescindió la concesión, los incumplimientos del
TBI habían culminado. Por lo tanto, el Tribunal de Arbitraje concluye que será
apropiado tomar dicha fecha como punto de partida para el pago de intereses por parte
de Argentina100.

(x) Costos y gastos

385. El Tribunal de Arbitraje advierte que el presente caso ha originado una serie de
interrogantes jurídicos importantes y complejos y que ambas Partes han formulado
argumentos de peso en sustento de sus respectivas posturas. Las excepciones a la
jurisdicción planteadas por la República Argentina han sido rechazadas prácticamente
en su totalidad y, en lo que respecta al fondo de la causa, la postura de ambas Partes
ha prosperado solo parcialmente. En consideración de los hechos controvertidos del
caso en su conjunto, el Tribunal de Arbitraje encuentra razonable ordenar a cada una
de las Partes el pago de sus propios costos y gastos y la mitad de los costos incurridos
en relación con la labor del CIADI y del Tribunal de Arbitraje.

100
Cf. Íd. Azurix. También, Siemens AG c. Argentina, Caso CIADI Nº ARB/02/8, Laudo del 6 de
febrero de 2007, párrafos 349-350.

- 92 -
VI. LAUDO

El Tribunal de Arbitraje:

A. Declara que la diferencia se encuadra dentro de la jurisdicción del CIADI y la


competencia del Tribunal de Arbitraje y rechaza las excepciones a dicha jurisdicción
y competencia presentadas por Argentina, excepto en lo que respecta a los supuestos
incumplimientos contractuales, que exceden la competencia del Tribunal a menos que
simultáneamente configuren incumplimientos de las obligaciones asumidas por
Argentina frente a los inversores en virtud del TBI Argentina-Italia;

B. Declara que la República Argentina no violó el TBI Argentina-Italia por vía de la


expropiación o la nacionalización de la inversión de Impregilo en AGBA;

C. Declara que la República Argentina violó el TBI Argentina-Italia al no conferir un


trato justo y equitativo a la inversión de Impregilo;

D. Declara que, en consideración de lo dispuesto en el punto C, no resulta necesario


determinar si la República Argentina perjudicó la inversión de Impregilo a raíz de
medidas injustificadas y discriminatorias o si omitió otorgarle a dicha inversión
protección y seguridad plenas;

E. Resuelve que la República Argentina pague a Impregilo una compensación por los
daños sufridos equivalente a la suma de USD 21.294.000, más intereses anuales
compuestos a una tasa del 6% a partir del 11 de julio de 2006 hasta la fecha efectiva
de pago; y

F. Ordena a cada una de las Partes sufragar sus propios costos procesales y la mitad
de los honorarios y gastos asociados a la intervención del CIADI y del Tribunal.

Los puntos A, B y E del Laudo se decidieron por mayoría de votos, mientras que los
puntos C, D y F se resolvieron unánimemente.

Hecho en inglés y en español, siendo ambas versiones igualmente auténticas.

- 93 -
Profesora Brigitte Stern Juez Charles N. Brower
Arbitro Arbitro
Fecha: 5 (~ mOJo oI'e ..2.011 Fecha: /O~#620IJ
Sujeto a la opinion concurrente y Sujeto a la opinion concurrente y
disidente adjunta disidente adjunta

Juez Hans Danelius


Presidente del Tribunal
Fecha: '1 ,,11/ ~D .,2(J If

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