TEMA 10
EL CONTRATO DE SEGURO
10.1.- RÉGIMEN LEGAL Y ELEMENTOS FUNDAMENTALES DEL SEGURO:
El interés, el daño y el riesgo.-
10.2.- CONCEPTO.
10.3.- CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS DE SEGURO.
10.4.- CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE SEGURO
10.5.- ELEMENTOS PERSONALES.-
10.6.- FORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN DEL CONTRATO.- 10.6.1.-
Formación del contrato. 10.6.2.- Documentación del
contrato: La Póliza. 10.6.3.- Deber de declaración del
tomador del seguro.
10.7.- DURACIÓN DEL CONTRATO Y PRESCRIPCIÓN.-
10.8.- OBLIGACIONES DE LAS PARTES.- 10.8.1.- Obligaciones
del asegurador. 10.8.2.- Obligaciones y deberes del
contratante.
10.1.- RÉGIMEN LEGAL Y ELEMENTOS FUNDAMENTALES DEL
SEGURO: El interés, el daño y el riesgo.-
Aparece regulado en la Ley 50/1980, de 8 de octubre,
de Contrato de Seguro.
Sus preceptos tienen un carácter imperativo, a no ser
que en ellos se disponga otra cosa. No obstante, se
entenderán válidas las cláusulas contractuales que sean más
beneficiosas para el asegurado (artículo 2 LCS). Además,
las cláusulas limitativas de los derechos de los asegurados
deberán ser aceptadas por escrito (artículo 3 LCS);
exigencia que no alcanza a aquellas cláusulas que definen y
delimitan la cobertura del riesgo.
Son elementos fundamentales del seguro:
1º.- El interés.-
Es la relación con contenido económico entre un sujeto
y un bien. De esta definición se obtienen los tres
elementos que lo constituyen: un sujeto que siempre ha de
existir, aunque pueda estar indeterminado hasta el momento
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del siniestro; un objeto, que puede ser un bien de
cualquier naturaleza (una cosa mueble o inmueble, material
o inmaterial, etc., entre las que se encuentra la misma
persona humana); y una relación económica entre el sujeto y
el bien, lo que supone que aquel obtenga una utilidad
económica de éste y que esa relación sea susceptible de una
valoración pecuniaria.
2º.- El daño.-
El daño en el seguro se concibe como la lesión total o
parcial del interés existente (daño emergente) o previsto
(lucro cesante en sentido amplio), que se produce cuando se
realiza el riesgo asegurado.
3º.- El riesgo.-
Riesgo es la posibilidad de un evento dañoso. La
posibilidad se encuentra entre la imposibilidad (es decir,
cuando un evento no se puede verificar) y la certeza {esto
es, cuando es seguro que un evento se verificará en un
momento determinado). Entre estos dos extremos, la
posibilidad tiene diversos grados y se denomina
probabilidad a cada uno de estos grados.
La posibilidad del evento va referida a que este ha de
ser futuro e incierto, porque no se sabe si se producirá o
no o porque se sabe que el hecho se producirá pero se
ignora cuando. El artículo 4 LCS declara nulo este contrato
si en el momento de su conclusión no existía el riesgo o
había ocurrido el siniestro.
10.2.- CONCEPTO DEL CONTRATO DE SEGURO.-
El seguro es el contrato por el cual el asegurador,
mediante la percepción de una prima, se obliga frente al
asegurado al pago de una indemnización, dentro de los
límites pactados, si se produce el evento previsto.
Expresa el artículo 1 LCS que “el contrato de seguro
es aquel por el que el asegurador se obliga, mediante el
cobro de una prima y para el caso de que se produzca el
evento cuyo riesgo es objeto de cobertura a indemnizar,
dentro de los límites pactados, el daño producido al
asegurado o a satisfacer un capital, una renta u otras
prestaciones convenidas”.
10.3.- CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS DE SEGURO.-
Aunque los criterios de clasificación son muy
diversos, podemos señalar como división más importante la
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que distingue entre seguros de daños en sentido estricto
(de concreta cobertura de necesidad o con función
indemnizatoria efectiva) y seguros de personas o de sumas
(de indemnización presunta o de abstracta cobertura de
necesidad).
A su vez, dentro de estos grandes grupos se pueden
hacer varias distinciones, y entre ellas la siguiente:
1º.- Seguro de daños: Seguros de cosas (de incendios,
transporte, robo, etc.); Seguros de crédito (crédito,
crédito a la exportación, hipotecas); Seguro de beneficio
esperado; Seguro de deudas {seguro de responsabilidad civil
y reaseguro).
2º.- Seguros de personas: Seguros de accidentes;
seguro de enfermedad y Seguros de vida (para caso de
muerte, supervivencia y mixto).
10.4.- CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE SEGURO.-
El contrato de seguro tiene los siguientes caracteres:
1º.- Es un contrato aleatorio, ya que las partes
ignoran en el momento de su conclusión si se verificará el
siniestro, o al menos cuándo se efectuará, y generalmente
cuál será la entidad de las prestaciones económicas de las
partes, de manera que desconocen el beneficio que cada una
de, ellas podrá obtener del contrato.
2º.- Es siempre un contrato oneroso y además las
prestaciones de las partes son correlativas (por lo que se
dice que el contrato es bilateral y sinalagmático), ya que
la prestación del asegurador, que deriva de su garantía,
que se concreta en su obligación de pagar una cantidad si
se verifica el siniestro, se corresponde con la del
contratante, relativa al pago de la prima.
3º.- Es un contrato de duración (o de ejecución
continuada) y único; aun cuando se subdivida en periodos.
4º.- Es un contrato consensual, del que deriva la
obligación del asegurador de entregar un documento
probatorio del mismo al tomador del seguro.
5º.- Normalmente es un contrato de adhesión, ya que el
asegurador predispone las condiciones generales; sin
embargo, hay supuestos en los que esto no sucede, pues son
los tomadores de seguros de gran potencia económica los que
las imponen, como sucede en los seguros referentes a los
llamados “grandes riesgos”.
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10.5.- ELEMENTOS PERSONALES.-
1º.- ASEGURADOR.-
El asegurador es la persona que asume la obligación
del pago de la indemnización cuando se produce el evento
asegurado.
El ejercido de la actividad aseguradora está reservado
a las sociedades anónimas, sociedades mutuas, mutualidades
de previsión social y sociedades cooperativas. Las
entidades aseguradoras deben obtener previamente la
oportuna autorización administrativa y estar inscritas,
además, en un Registro especial que se lleva en el
Ministerio de Economía y Hacienda.
2º.- TOMADOR DEL SEGURO Y ASEGURADO.-
La LCS denomina tomador del seguro a la persona que,
actuando por cuenta propia, concluye el contrato de seguro
con el asegurador, de forma que ha de entenderse que es el
contratante o tomador del seguro. Queda obligado con el
asegurador al cumplimiento de los deberes y obligaciones
que derivan del contrato, salvo aquellos que por su
naturaleza se deban cumplir por el asegurado. No obstante,
si no es el asegurado, no es el acreedor frente al
asegurador de la obligación fundamental que pesa sobre él,
es decir, del pago de la indemnización.
Asegurado es el titular del interés que se asegura y
acreedor frente al asegurador de la obligación fundamental
que pesa sobre él, es decir, del pago de la indemnización.
Además, en los seguros de personas se suele designar
como beneficiario de la prestación a una persona distinta
del asegurado (lo cual es necesario en el seguro para caso
de muerte).
10.6.- FORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN DEL CONTRATO.-
10.6.1. Formación del contrato.-
El contrato de seguro es de carácter consensual y, por
consiguiente, se perfecciona cuando se unen la oferta y la
aceptación, cualquiera que sea la forma -oral o escrita- en
que se hayan manifestado.
La Ley, sin embargo, exige a efectos probatorios que
el contrato y sus modificaciones o adiciones se formalicen
por escrito. La entrega del documento es, sobre todo, en
interés del tomador del seguro y por ello se impone la
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obligación al asegurador de entregarle la póliza u otro
documento (art. 5 LCS).
En la formación del contrato la Ley ha querido dar un
distinto alcance a las manifestaciones de las partes hechas
por escrito con anterioridad a su celebración, Así,
mientras que la solicitud de seguro no vincula al
solicitante, de forma que no puede considerarse como una
verdadera oferta del contrato por parte del presunto
tomador del seguro, la proposición de seguro hecha por el
asegurador vincula a su proponente durante el plazo de
quince días, de manera que aceptada por el tomador del
seguro, se perfecciona el contrato.
10.6.2.- Documentación del contrato: La Póliza.-
La póliza es el documento que recoge el contrato de
seguro. Debe contener una serie de menciones que recogen
los elementos esenciales del contrato:
1. Nombre y apellidos o denominación social de
las partes contratantes y su domicilio, así como la
designación del asegurado y beneficiario, en su caso.
2. El concepto en el cual se asegura.
3. Naturaleza del riesgo cubierto.
4. Designación de los objetos asegurados y de su
situación.
5. Suma asegurada o alcance de la cobertura.
6. Importe de la prima, recargos e impuestos.
7. Vencimiento de las primas, lugar y forma de
pago.
8. Duración del contrato con expresión del día y
la hora en que comienzan y terminan sus efectos.
9. Si interviene un mediador en el contrato, el
nombre y tipo de mediador.
Entre ellas se incluyen también las condiciones
generales del contrato, “que en ningún caso podrán tener
carácter lesivo para los asegurados, habrán de incluirse
por el asegurador en la proposición de seguro si la hubiere
y necesariamente en la póliza de contrato o en un documento
complementario, que se suscribirá por el asegurado y al que
se entregará copia del mismo. Las condiciones generales y
particulares se redactarán de forma clara y precisa. Se
destacarán de modo especial las cláusulas limitativas de
los derechos de los asegurados, que deberán ser
específicamente aceptadas por escrito” (artículo 3 LCS).
10.6.3.- Deber de declaración del tomador del seguro.-
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El contratante, antes de la conclusión del contrato,
tiene el deber de declarar las circunstancias que delimitan
el riesgo que quiere que cubra el asegurador. Esta
declaración sirve para que el asegurador valore el riesgo y
decida justamente si lo asume o no, y en el caso de que
decida celebrar el contrato, determina el justo precio o
prima que debe pagar el contratante.
“El tomador del seguro tiene el deber, antes de la
conclusión del contrato, de declarar al asegurador, de
acuerdo con el cuestionario que éste le someta, todas las
circunstancias por él conocidas que puedan influir en la
valoración del riesgo. Quedará exonerado de tal deber si el
asegurador no le somete cuestionario o cuando, aun
sometiéndoselo, se trate de circunstancias que puedan
influir en la valoración del riesgo y que no estén
comprendidas en él” (artículo 10 párrafo 1º LCS).
“El asegurador podrá rescindir el contrato mediante
declaración dirigida al tomador del seguro en el plazo de
un mes, a contar del conocimiento de la reserva o
inexactitud del tomador del seguro. Corresponderán al
asegurador, salvo que concurra dolo o culpa grave por su
parte, las primas relativas al período en curso en el
momento que haga esta declaración. Si el siniestro
sobreviene antes de que el asegurador haga la declaración a
la que se refiere el párrafo anterior, la prestación de
éste se reducirá proporcionalmente a la diferencia entre la
prima convenida y la que se hubiese aplicado de haberse
conocido la verdadera entidad del riesgo. Si medió dolo o
culpa grave del tomador del seguro quedará el asegurador
liberado del pago de la prestación” (artículo 10 párrafos
2º y 3º LCS).
10.7.- DURACIÓN DEL CONTRATO Y PRESCRIPCIÓN.-
“1.- La duración del contrato será determinada en la
póliza, la cual no podrá fijar un plazo superior a diez
años. Sin embargo, podrá establecerse que se prorrogue una
o más veces por un período no superior a un año cada vez.
2.- Las partes pueden oponerse a la prórroga del
contrato mediante una notificación escrita a la otra parte,
efectuada con un plazo de, al menos, un mes de anticipación
a la conclusión del período del seguro en curso cuando
quien se oponga a la prórroga sea el tomador, y de dos
meses cuando sea el asegurador.
3.- El asegurador deberá comunicar al tomador, al
menos con dos meses de antelación a la conclusión del
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período en curso, cualquier modificación del contrato de
seguro.
4.- Las condiciones y plazos de la oposición a la
prórroga de cada parte, o su inoponibilidad, deberán
destacarse en la póliza.
5.- Lo dispuesto en los apartados precedentes no será
de aplicación en cuanto sea incompatible con la regulación
del seguro sobre la vida.” (artículo 22 de la LCS).
Las acciones que se deriven del contrato de seguro
prescribirán en el término de dos años si se trata de
seguro de daños y de cinco si el seguro es de personas
(artículo 23 LCS).
10.8.- Obligaciones de las partes.-
10.8.1.- Obligaciones del asegurador.-
1º.- Entrega de la póliza.-
“El contrato de seguro y sus modificaciones o
adiciones deberán ser formalizadas por escrito. El
asegurador está obligado a entregar al tomador del seguro
la póliza o, al menos, el documento de cobertura
provisional. En las modalidades de seguro en que por
disposiciones especiales no se exija la emisión de la
póliza el asegurador estará obligado a entregar el
documento que en ellas se establezca” (artículo 5 LCS).
2º.- Cobertura del riesgo.-
El asegurador se obliga a cubrir el riesgo asegurado,
de forma que, antes de que se produzca el evento previsto
en el contrato, debe tener una determinada conducta, con el
fin de estar en condiciones de hacer frente a la prestación
monetaria si se produce el evento (realización de contratos
de reaseguro, constitución de las necesarias provisiones,
mantenimiento de cierto grado de liquidez etc.).
3º. Pago de la prestación.-
“El asegurador estará obligado al pago de la
prestación, salvo en el supuesto de que el siniestro haya
sido causado por mala fe del asegurado” (artículo 19 LCS).
El asegurador, en el caso de que se produzca el evento
cuyo riesgo es objeto de cobertura, deberá pagar la
prestación convenida, esto es, el asegurador ha de pagar la
indemnización cuando se produzca el siniestro.
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La cuantía de la prestación debida por el asegurador
depende del daño sufrido por el asegurado y de cuales sean
los límites que el contrato haya fijado para el
resarcimiento de este daño.
“El asegurador está obligado a satisfacer la
indemnización al término de las investigaciones y
peritaciones necesarias para establecer la existencia del
siniestro y, en su caso, el importe de los daños que
resulten del mismo. En cualquier supuesto, el asegurador
deberá efectuar, dentro de los cuarenta días, a partir de
la recepción de la declaración del siniestro, el pago del
importe mínimo de lo que el asegurador pueda deber, según
las circunstancias por él conocidas. Cuando la naturaleza
del seguro lo permita y el asegurado lo consienta, el
asegurador podrá sustituir el pago de la indemnización por
la reparación o la reposición del objeto siniestrado”
(artículo 18 LCS).
“Si el asegurador incurriere en mora en el
cumplimiento de la prestación, la indemnización de daños y
perjuicios, no obstante entenderse válidas las cláusulas
contractuales que sean más beneficiosas para el asegurado,
se ajustará a las siguientes reglas:
1º.- Afectará, con carácter general, a la mora del
asegurador respecto del tomador del seguro o asegurado y,
con carácter particular, a la mora respecto del tercero
perjudicado en el seguro de responsabilidad civil y del
beneficiario en el seguro de vida.
2º.- Será aplicable a la mora en la satisfacción de la
indemnización, mediante pago o por la reparación o
reposición del objeto siniestrado, y también a la mora en
el pago del importe mínimo de lo que el asegurador pueda
deber.
3º.- Se entenderá que el asegurador incurre en mora
cuando no hubiere cumplido su prestación en el plazo de
tres meses desde la producción del siniestro o no hubiere
procedido al pago del importe mínimo de lo que pueda deber
dentro de los cuarenta días a partir de la recepción de la
declaración del siniestro.
4º.- La indemnización por mora se impondrá de oficio
por el órgano judicial y consistirá en el pago de un
interés anual igual al del interés legal del dinero vigente
en el momento en que se devengue, incrementado en el 50 por
100; estos intereses se considerarán producidos por días,
sin necesidad de reclamación judicial. No obstante,
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transcurridos dos años desde la producción del siniestro,
el interés anual no podrá ser inferior al 20 por 100.
5º.- En la reparación o reposición del objeto
siniestrado la base inicial de cálculo de los intereses
será el importe líquido de tal reparación o reposición, sin
que la falta de liquidez impida que comiencen a devengarse
intereses en la fecha a que se refiere el apartado 6.º
subsiguiente. En los demás casos será base inicial de
cálculo la indemnización debida, o bien el importe mínimo
de lo que el asegurador pueda deber.
6º.- Será término inicial del cómputo de dichos
intereses la fecha del siniestro. No obstante, si por el
tomador del seguro, el asegurado o el beneficiario no se ha
cumplido el deber de comunicar el siniestro dentro del
plazo fijado en la póliza o, subsidiariamente, en el de
siete días de haberlo conocido, el término inicial del
cómputo será el día de la comunicación del siniestro.
Respecto del tercero perjudicado o sus herederos lo
dispuesto en el párrafo primero de este número quedará
exceptuado cuando el asegurador pruebe que no tuvo
conocimiento del siniestro con anterioridad a la
reclamación o al ejercicio de la acción directa por el
perjudicado o sus herederos, en cuyo caso será término
inicial la fecha de dicha reclamación o la del citado
ejercicio de la acción directa.
7º.- Será término final del cómputo de intereses en
los casos de falta de pago del importe mínimo de lo que el
asegurador pueda deber, el día en que con arreglo al número
precedente comiencen a devengarse intereses por el importe
total de la indemnización, salvo que con anterioridad sea
pagado por el asegurador dicho importe mínimo, en cuyo caso
será término final la fecha de este pago. Será término
final del plazo de la obligación de abono de intereses de
demora por la aseguradora en los restantes supuestos el día
en que efectivamente satisfaga la indemnización, mediante
pago, reparación o reposición, al asegurado, beneficiario o
perjudicado.
8º.- No habrá lugar a la indemnización por mora del
asegurador cuando la falta de satisfacción de la
indemnización o de pago del importe mínimo esté fundada en
una causa justificada o que no le fuere imputable…
(artículo 20 LCS).
10.8.2.- Obligaciones y deberes del contratante.-
1º.- Obligación de pago de la prima.-
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“El tomador del seguro está obligado al pago de la
prima en las condiciones estipuladas en la póliza. Si se
han pactado primas periódicas, la primera de ellas será
exigible una vez firmado el contrato. Si en la póliza no se
determina ningún lugar para el pago de la prima, se
entenderá que éste ha de hacerse en el domicilio del
tomador del seguro” (artículo 14 LCS).
La prima puede ser única para toda la duración del
contrato o bien periódica si se ha fijado una determinada
cantidad que corresponde a cada uno de los periodos en que
se divide la duración del contrato. Su pago se exige de
forma anticipada al iniciarse el contrato o bien al
comienzo de cada uno de los periodos.
La prima es indivisible, de manera que aun cuando el
contrato cese en el curso de un periodo, el asegurador no
está obligado a la devolución de la parte proporcional.
“Si por culpa del tomador la primera prima no ha sido
pagada, o la prima única no lo ha sido a su vencimiento, el
asegurador tiene derecho a resolver el contrato o a exigir
el pago de la prima debida en vía ejecutiva con base en la
póliza. Salvo pacto en contrario, si la prima no ha sido
pagada antes de que se produzca el siniestro, el asegurador
quedará liberado de su obligación. En caso de falta de pago
de una de las primas siguientes, la cobertura del
asegurador queda suspendida un mes después del día de su
vencimiento. Si el asegurador no reclama el pago dentro de
los seis meses siguientes al vencimiento de la prima se
entenderá que el contrato queda extinguido. En cualquier
caso, el asegurador, cuando el contrato esté en suspenso,
sólo podrá exigir el pago de la prima del período en curso.
Si el contrato no hubiere sido resuelto o extinguido
conforme a los párrafos anteriores, la cobertura vuelve a
tener efecto a las veinticuatro horas del día en que el
tomador pagó su prima” (artículo 15 LCS).
Deberes:
2º.- “El tomador del seguro o el asegurado deberán
durante el curso del contrato comunicar al asegurador, tan
pronto como le sea posible, todas las circunstancias que
agraven el riesgo y sean de tal naturaleza que si hubieran
sido conocidas por éste en el momento de la perfección del
contrato no lo habría celebrado o lo habría concluido en
condiciones más gravosas” (artículo 11 LCS).
El fundamento de este deber ha de encontrarse en que,
incidiendo el riesgo en la causa del contrato, la
alteración del mismo -bien porque se agrave o se reduzca-
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produce un desequilibrio en las prestaciones de las partes,
en forma no prevista por ellas en el momento de la
conclusión del contrato.
“El tomador del seguro o el asegurado podrán, durante
el curso del contrato poner en conocimiento del asegurador
todas las circunstancias que disminuyan el riesgo y sean de
tal naturaleza que si hubieran sido conocidas por éste en
el momento de la perfección del contrato, lo habría
concluido en condiciones más favorables. En tal caso, al
finalizar el período en curso cubierto por la prima, deberá
reducirse el importe de la prima futura en la proporción
correspondiente, teniendo derecho el tomador en caso
contrario a la resolución del contrato y a la devolución de
la diferencia entre la prima satisfecha y la que le hubiera
correspondido pagar, desde el momento de la puesta en
conocimiento de la disminución del riesgo” (artículo 13
LCS).
3º.- “El tomador del seguro o el asegurado o el
beneficiario deberán comunicar al asegurador el
acaecimiento del siniestro dentro del plazo máximo de siete
días de haberlo conocido, salvo que se haya fijado en la
póliza un plazo más amplio. En caso de incumplimiento, el
asegurador podrá reclamar los daños y perjuicios causados
por la falta de declaración. Este efecto no se producirá si
se prueba que el asegurador ha tenido conocimiento del
siniestro por otro medio. El tomador del seguro o el
asegurado deberá, además, dar al asegurador toda clase de
informaciones sobre las circunstancias y consecuencias del
siniestro. En caso de violación de este deber, la pérdida
del derecho a la indemnización sólo se producirá en el
supuesto de que hubiese concurrido dolo o culpa grave”
(artículo 16 LCS).
El fundamento de este deber es triple: el asegurador
debe estar informado de que el siniestro se ha producido,
para adoptar las medidas internas correspondientes; debe
preparar la liquidación técnica del siniestro, con la
colaboración, si es necesario, de peritos; y, por último,
esa declaración establece un estado provisional de los
hechos del siniestro, que hace más difícil su manipulación
posterior de forma perjudicial para el asegurador.
4º.- “El asegurado o el tomador del seguro deberán
emplear los medios a su alcance para aminorar las
consecuencias del siniestro. El incumplimiento de este
deber dará derecho al asegurador a reducir su prestación en
la proporción oportuna, teniendo en cuenta la importancia
de los daños derivados del mismo y el grado de culpa del
asegurado. Si este incumplimiento se produjera con la
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manifiesta intención de perjudicar o engañar al asegurador,
éste quedará liberado de toda prestación derivada del
siniestro. Los gastos que se originen por el cumplimiento
de la citada obligación, siempre que no sean inoportunos o
desproporcionados a los bienes salvados serán de cuenta del
asegurador hasta el límite fijado en el contrato, incluso
si tales gastos no han tenido resultados efectivos o
positivos. En defecto de pacto se indemnizarán los gastos
efectivamente originados. Tal indemnización no podrá
exceder de la suma asegurada. El asegurador que en virtud
del contrato sólo deba indemnizar una parte del daño
causado por el siniestro, deberá reembolsar la parte
proporcional de los gastos de salvamento, a menos que el
asegurado o el tomador del seguro hayan actuado siguiendo
las instrucciones del asegurador” (artículo 17 LCS).
El fundamento de este deber se encuentra, no solo en
la defensa de los intereses del asegurador, en el sentido
de que el asegurado no debe agravar la deuda que aquél
tiene con él, sino también en la defensa del asegurado de
sus propios intereses y en una exigencia de buena fe.
El incumplimiento de este deber da derecho al
asegurador a reducir la prestación en la proporción
oportuna, teniendo en cuenta la importancia de los daños
derivados del mismo y el grado de culpa del asegurado.
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