Caso Napoleon - Estrategia PDF
Caso Napoleon - Estrategia PDF
Documento de consulta gratuito para el uso exclusivo de/a Prof. MAURICIO CALERO, 2019-08-01
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                                                                                              01/2010-4842
                                                                                              Atul Sinha, alumno del MBA de INSEAD, escribió este artículo en julio de 1999 bajo la supervisión de los profesores
                                                                                              W. Chan Kim, Renée Mauborgne y Ludo Van der Heyden de INSEAD. Su objetivo es ser utilizado como base para un
                                                                                              debate en clase y no para demostrar la gestión, efectiva o no, de determinadas situaciones.
                                                                                              Traducido en su totalidad con el permiso de INSEAD. El traductor es el único responsable de la precisión de esta traducción.
                                                                                              This translation, Copyright © 2010 INSEAD. The original case is entitled “Napoleon Bonaparte: Victim of an Inferior
                                                                                              Strategy?”, Copyright © 2006 INSEAD.
                                                                                                                                    Distribuido por IESE Publishing, España. Si necesita más copias, contáctenos: www.iesep.com
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                                                                                              Camino a París, 19 de junio de 18151
                                                                                                     "¡Incomprensible coincidencia de fatalidades! ¿Por qué Grouchy no volvió al
                                                                                                     campo de batalla en cuanto se lo pedí? ¿Y por qué el jefe de Estado Soult sólo
                                                                                                     envió a un mensajero para recordárselo? ¡Seguro que Berthier habría mandado a
                                                                                                     12! Ney tampoco lo hizo mejor. ¡Ni siquiera acató mis órdenes! Me ha fallado
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                                                                                                     dos veces en pocos días. Al igual que d’Erlon, que dudó entre seguir mis órdenes
                                                                                                     o las de Ney en Ligny. Las dudas de d’Erlon permitieron a Blücher y a los
                                                                                                     prusianos escapar. El hecho de que, en vista de lo ocurrido, tuviera que dejar al
                                                                                                     valiente Davout atrás para proteger París durante mi ausencia puede que haya
                                                                                                     sido mi mayor desgracia. Masséna, Murat, Desaix, Berthier, Lannes, Bessières y
                                                                                                     Duroc: ¡os extrañé! ¡Qué diferente habría sido el resultado si hubiera contado
                                                                                                     por lo menos con uno de vosotros!
                                                                                              1    Los Mariscales Grouchy y Ney dirigieron, respectivamente, el ala derecha e izquierda del ejército francés
                                                                                                   en la batalla de Waterloo, que también testimonió la primera actuación de Soult como jefe del Estado del
                                                                                                   Emperador. Soult sucedió a Berthier, que había sido el jefe del Estado mayor favorito de Napoleón desde la
                                                                                                   primera campaña en Italia. Berthier murió en 1815, al enterarse de la vuelta de su Emperador del exilio en
                                                                                                   la isla de Elba. Masséna, Murat, Desaix, Berthier, Lannes, Bessières y Duroc fueron algunos de los
                                                                                                   excelentes mariscales y generales que, o bien habían fallecido antes o no participaron en la batalla de
                                                                                                   Waterloo.
                                                                                              de otras naciones europeas, Napoleón convenció al Senado para que le coronaran Empereur
                                                                                              des Français (Emperador de los franceses) en 18042.
                                                                                              Napoleón libró y ganó muchas batallas gloriosas, de las que Austerlitz (donde derrotó por
                                                                                              primera vez a las fuerzas combinadas del imperio ruso y austriaco) fue probablemente la más
                                                                                              importante. Su poder se basó en su destreza militar. A estas alturas, Napoleón gobernaba, de
                                                                                              manera directa o indirecta, media Europa. Aunque impuso prácticas francesas como el Code
                                                                                              Napoleon para integrar países en el imperio francés, e incluso designó a miembros de su
                                                                                              familia como nuevos herederos, procuró dejar a los países conquistados intactos. Creó los
                                                                                              reinos de Baviera y Wurtemberg, que en 1806 se unieron a la Confederación del Rin,
                                                                                              precursora de la actual Alemania.
                                                                                              Sin embargo, el uso del poder militar de Napoleón como principal instrumento de política
                                                                                              resultó insuficiente. Asediado por dificultades militares en España, sus consejeros apoyaban
                                                                                              cada vez más una implantación más equilibrada de las medidas políticas, económicas y
                                                                                              diplomáticas -además de las militares- para asegurar una Europa más integrada. Napoleón,
                                                                                              molesto por esta aparente oposición, se fue aislando de sus consejeros. Esta inherente falta de
                                                                                              equilibrio en las medidas de Napoleón haría mermar su influencia. El poder y el triunfo
                                                                                              fueron corrompiendo el liderazgo de Napoleón.
                                                                                              El primer exilio de Napoleón duró poco tiempo. La ineptitud del nuevo monarca Luis XVIII,
                                                                                              hermano pequeño de Luis XVI, permitió que escapara de Elba en marzo de 1815. Se enfrentó
                                                                                              con valentía a las tropas enviadas para capturarle y pronto le siguieron hasta París, donde fue
                                                                                              recibido como un liberador. De vuelta al poder, abogó por una nueva constitución más
                                                                                              democrática, y los veteranos de sus antiguas campañas acudieron a ayudarle.
                                                                                              Otra vez en el trono, Napoleón buscó la paz con sus aliados, pero ante su rechazo, recurrió a
                                                                                              la guerra. El resultado fue la Campagne des Cent Jours (la Campaña de los cien días) hacia
                                                                                              Bélgica, que acabó el 18 de junio de 1815 con la derrota definitiva en la batalla de Waterloo.
                                                                                              Se le envió a su segundo y último exilio a Santa Elena, una remota isla al sur del océano
                                                                                              Atlántico, donde murió el 5 de mayo de 1821. (Véase lista de fechas y acontecimientos
                                                                                              importantes de la vida de Napoleón en el Anexo 1)
                                                                                              2    Para más detalles sobre las contribuciones de Napoleón a la organización de la sociedad civil de Francia,
                                                                                                   véase el Anexo 1: Cronología Napoleónica.
—soldado anónimo.
                                                                                              Napoleón introdujo una nueva forma de pensar en cuanto a las estrategias de guerra de su
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                                                                                              •   Unidades del cuerpo: Napoleón creó un sistema corps d’armée, que aumentó la
                                                                                                  movilidad y la flexibilidad de las formaciones. Estas unidades operaban como ejércitos
                                                                                                  que se sustentaban por sí mismos y podían luchar independientemente durante periodos de
                                                                                                  tiempo limitados. Dentro de cada cuerpo, cada unidad tenía asignada una tarea diferente y
                                                                                                  se le equipaba en consecuencia. La movilidad era esencial. La única excepción era la
                                                                                                  Guardia Personal del Emperador, compuesta por soldados de élite que habían destacado
                                                                                                  en anteriores batallas. La Guardia normalmente estaba en la reserva, pero su presencia
                                                                                                  infundía confianza en los soldados que sabían que podían contar con esas tropas de élite
                                                                                                  para darle un giro a la batalla si ésta no iba bien.
                                                                                              •   Un pilar de comunicación entre los mariscales: las unidades de los cuerpos se
                                                                                                  coordinaban mediante un “pilar de comunicación de mariscales” que proporcionaba una
                                                                                                  conexión fundamental y directa con Napoleón. Cada cuerpo tenía su propio mariscal o
                                                                                                  general, que actuaba con una misión clara definida por Napoleón, aunque esta misión
                                                                                                  podía cambiar según las condiciones de la batalla. Debido a la gran flexibilidad de este
                                                                                                  sistema, Napoleón pudo implementar una estrategia de batalla más dinámica y novedosa.
                                                                                                  Poseía una extraña habilidad para encontrar el punto débil del enemigo e investigarlo y,
                                                                                                  una vez confirmado, dirigía todas las fuerzas disponibles a ese punto. Podía organizar los
                                                                                                  cuerpos de la manera que fuera necesaria dependiendo de las condiciones de la batalla.
                                                                                                  Los mariscales eran fundamentales ya que constituían la conexión más directa de
                                                                                                  comunicación con Napoleón.
                                                                                              •   El tiempo como arma estratégica: al considerar el tiempo, y no sólo la fuerza, como una
                                                                                                  de las variables, Napoleón introdujo una enorme flexibilidad en su enfoque estratégico de
                                                                                                  cada batalla. Las configuraciones dinámicas ofrecían múltiples posibilidades según de
                                                                                                  desarrollase la batalla. Las fuertes estructuras de comunicación le permitían modificar sus
                                                                                                  órdenes y tácticas de una forma muy directa.
                                                                                              Velocidad, sorpresa, flexibilidad y ajustes continuos eran algunas de las ventajas clave que se
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- Napoleón
                                                                                              Con declaraciones de este tipo, Napoleón atrajo tanto a sus soldados como oficiales, que
                                                                                              podían esperar una recompensa personal a cambio de valentía y obediencia en el campo de
                                                                                              batalla. La victoria prometida y la oportunidad de luchar por “su propio país y no por los
                                                                                              caprichos del rey" gustaron mucho entre los soldados franceses. Además, les guiaban
                                                                                              personas que, a pesar de su origen aristocrático, habían subido rangos y demostrado su
                                                                                              valentía en el campo de batalla.
                                                                                              El 26 de marzo de 1796, los tres comandantes de las divisiones del ejército de Italia -Sérurier,
                                                                                              de 57 años; Augereau, de 39; y Masséna, de 38- se encontraron con Napoleón y algunos de
                                                                                              3    Los comentarios sobre los métodos de guerra de esta sección y la siguiente se han extraído (y en ocasiones
                                                                                                   de forma literal) de “Napoleon and his marshals" (Napoleón y sus mariscales), de Prion Lost Treasures, de
                                                                                                   A.G. Macdonell, Londres, 1996.
                                                                                              es llegar hasta los austríacos y vencerles antes de que ustedes tengan tiempo de responder a
                                                                                              esta carta".
                                                                                              El 11 de abril, el ejército de Italia fue enviado al extremo de la formación, que también era el
                                                                                              punto de cruce de los ejércitos austriaco y sardo. En noventa y seis horas de marcha y lucha,
                                                                                              la formación se dividió y los ejércitos se separaron. Vencieron a los sardos, separados de los
                                                                                              aliados austríacos, en dos batallas sucesivas: una en Millesimo (13 de abril) y otra en
                                                                                              Mondovi (21 de abril). El rey de Cerdeña acordó pronto la paz, y Niza y Saboya se unieron a
                                                                                              Francia. Mientras tanto, los austríacos también fueron derrotados en Montenotte (12 de abril)
                                                                                              y en Dego (14 de abril), luego se retiraron. El ejército de Italia, eufórico por la victoria,
                                                                                              querían Milán y Mantua, y el norte de Italia recibió con entusiasmo a sus liberadores. Como
                                                                                              parte de su plan de ocupación de Lombardía, Napoleón había cumplido la primera tarea, que
                                                                                              consistía en hacer retroceder a los austríacos hasta el río Adda.
                                                                                              Napoleón se dispuso a perseguir al ejército austriaco a través del Adda. Tomar el puente de
                                                                                              Lodi intacto era una hazaña imprescindible para superar a los austríacos en su avance hacia
                                                                                              Milán. Los austríacos defendieron ambos lados del puente con 14 piezas de artillería y 8.000
                                                                                              hombres. Napoleón envió a su caballería a través del río, al norte del puente. Napoleón dio un
                                                                                              discurso que levantó el ánimo de las tropas y ordenó formar una columna de granaderos en el
                                                                                              puente. El primer ataque francés, bajo el fuego austriaco, llegó hasta el centro del puente antes
                                                                                              de la retroceder. Inmediatamente después se organizó un segundo ataque. Esta vez, los
                                                                                              oficiales superiores -incluidos Berthier y Lannes, un general de la división de Augereau- se
                                                                                              colocaron en el inicio de la columna. Dejando escuchar un grito de “Vive la République!",
                                                                                              cargaron contra el remolino de soldados y llegaron al otro lado justo cuando la caballería se
                                                                                              encontró con el flanco austriaco. Los austriacos tuvieron que retirarse rápidamente dejando
                                                                                              sus armas atrás.
                                                                                              Con esta batalla, Napoleón se ganó la lealtad de sus hombres, que le apodaron “Le Petit
                                                                                              Caporal” como reconocimiento a su valor personal y su determinación. Napoleón continuó
                                                                                              con sus palabras de ánimo: “En dos semanas habéis conseguido seis victorias, tomado 21
                                                                                              banderas... varios fuertes, y habéis conquistado la parte más rica del Piamonte... Soldados,
                                                                                              no os engañéis. No habéis conseguido nada, todo está aún por hacer. Ni Turín ni Milán están
                                                                                              en nuestro poder... Aún quedan batallas que librar, ciudades que tomar, ríos que cruzar...
                                                                                              amigos, yo os prometo que lo conseguiréis todo.” Igual de importante es el aumento de la
                                                                                              Sin embargo, los austríacos tuvieron más éxito en el Rin, donde se obligó a Moreau a realizar
                                                                                              una retirada “estratégica”. Esto permitió la llegada a tierras italianas de otros 70.000
                                                                                              austríacos comandados por Würmser, que deseaba paralizar el asedio francés de Mantua, una
                                                                                              ciudad clave para el control austriaco del norte de Italia. Fue la única vez durante la campaña
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                                                                                              que Bonaparte perdió los nervios y estuvo a punto de ordenar la retirada a Milán. En el
                                                                                              Consejo de guerra de Roverbella, Augereau se opuso a la retirada: “Primero atacamos, y si
                                                                                              nos vencen, entonces será hora de pensar en la retirada". Cuando uno de los comandantes
                                                                                              superiores le preguntó cómo se defendería el ala derecha, simplemente respondió: “¡Con
                                                                                              bayonetas! Mañana nos atacarán. 20.000 austríacos están a una hora de nosotros. Sin
                                                                                              embargo, esto no es lo que me inquieta; lo que me inquieta es que me gustaría veros un poco
                                                                                              más calmados. Luchad ahora y os aseguraré la victoria". Bonaparte aceptó el consejo y el
                                                                                              resultado fueron cinco días de luchas y marchas que han pasado a la historia con el nombre de
                                                                                              la Batalla de Castiglione (5 de agosto de 1796). El mismo Augereau fue quien dirigió el
                                                                                              desesperado ataque final de las tropas de reserva que ganaron la batalla. Würmser perdió
                                                                                              20.000 hombres y 50 piezas de artillería, y regresó con el resto de su ejército a las colinas.
                                                                                              Muchos años después, Napoleón respondió a todas las quejas contra Augereau con las
                                                                                              siguientes palabras: ¡Recordad lo que hizo por nosotros en Castiglione!”
                                                                                              La campaña finalizó el año siguiente con el Tratado de paz de Leoben, y dejó a Venecia sin
                                                                                              aliados. El artillero de 27 años había empezado la campaña en Niza, y la finalizó a sesenta y
                                                                                              cinco millas de Viena. La Revolución ya no estaba en las calles de París, sino que seguía
                                                                                              ahora en los campos de batalla de Europa, y conquistó Italia gracias a ser mejor estratega que
                                                                                              el enemigo. Por citar un último ejemplo: la división de Mássena luchó en Verona el 13 de
                                                                                              enero, marchó 32 kilómetros por caminos nevados aquella noche, llegaron a la meseta de
                                                                                              Rivoli la mañana del día 14, luchó todo el día 15 y marchó 70 kilómetros hacia Mantua
                                                                                              durante más de 30 horas, a tiempo de llegar a la ciudad para participar en la victoria francesa
                                                                                              del día 16. En cuatro días, la división participó en 3 batallas y marchó más de 100 kilómetros.
                                                                                              4    Sólo uno, Davout, demostraría ser capaz de entender completamente las estrategias como para repetirlas él
                                                                                                   mismo para su propio uso. Como Bernadotte luego contaría a los Aliados durante la última campaña
                                                                                                   alemana, los mariscales de Napoleón eran mucho menos capaces cuando actuaban sin el emperador.
                                                                                              La buena voluntad de sus oficiales y su habilidad para desarrollar los planes de ataque de manera
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                                                                                              (semi)autónoma nunca fueron más evidentes que en la Batalla de Marengo. Por vez primera,
                                                                                              Napoleón tuvo que enfrentarse a una situación a la que no estaba acostumbrado, y que siempre antes
                                                                                              habían sufrido sus enemigos, no él.. Por una vez, había subestimado a los austríacos, que habían
                                                                                              concentrado sus tropas en los campos cercanos al pueblo de Marengo. Incluso había mandado
                                                                                              algunas de sus tropas, incluidas las dirigidas por Desaix, en dirección al valle de Po y Genua, en
                                                                                              busca de las fuerzas austríacas. Como toda la estrategia de Napoleón se basaba en el asalto, el
                                                                                              ataque sorpresa austriaco le cogió totalmente desprevenido. Melas y sus 30.000 hombres atacaron a
                                                                                              los 22.000 soldados confiados de la tropa a las 9 de la mañana. Lannes, Victor y Marmont lucharon
                                                                                              con valentía pero tuvieron que retirarse paulatinamente. La artillería de Victor llegó incluso a
                                                                                              quedarse sin munición a las 2 de la tarde. Afortunadamente, el avance austriaco resultó ser lento. De
                                                                                              esta manera, los franceses pudieron evitar una ruta completa y Napoleón pudo paralizar la retirada y
                                                                                              organizar el alto del avance austriaco. Muy necesitado de refuerzos, Napoleón envió un mensaje
                                                                                              urgente al General Desaix: “Estaba pensando en atacar a Melas pero se me ha adelantado. Por el
                                                                                              amor de Dios, ven si aún puedes”5. Por suerte, tras escuchar fuego de cañones en el valle, decidió
                                                                                              volver al campo de batalla, al que llegó a las 3 de la tarde, para el alivio de Napoleón y sus soldados.
                                                                                              “Bueno, ¿qué piensas de esto?”, se dice que Napoleón preguntó con ansia a su querido Desaix a su
                                                                                              llegada. “Señor, esta batalla está perdida, pero son sólo las 3 [de hecho, podrían haber sido las
                                                                                              cinco], aún hay tiempo para ganar otra”. Y con esta rápida respuesta, Desaix cargó contra los
                                                                                              inesperados austríacos que ya habían dado la batalla por ganada. Su comandante ya había
                                                                                              abandonado el campo de batalla, ansioso por anunciar la victoria en el cuartel general. Los
                                                                                              austríacos pronto se paralizaron por la ferocidad del contraataque francés, respaldado por las últimas
                                                                                              cuatro piezas de artillería de Marmont. En aquel breve momento de confusión, otro comandante
                                                                                              francés, Kellerman, hijo del mariscal que destacó en Valmy, ordenó a sus 400 jinetes cargar contra
                                                                                              el enemigo, lo que dejó a los austríacos aturdidos. “Un minuto antes o un minuto después y no
                                                                                              podría haber triunfado, pero la coordinación fue perfecta. La República francesa recuperó el norte
                                                                                              de Italia en aquel mismo momento”.
                                                                                              Alguien escuchó a Berthier decirle a un oficial austriaco aquel mismo día, después de la
                                                                                              batalla, lo siguiente: “Consuélate porque te ha derrotado el mayor general del mundo". Sin
                                                                                              embargo, nunca una victoria napoleónica estuvo tan cerca de la derrota. Poco después de las 9
                                                                                              de la noche, se ganó la Batalla de Marengo a un precio muy elevado. Seis mil franceses
                                                                                              perdieron la vida aquel día - Desaix entre entre ellos 6- mientras que los austríacos perdieron
                                                                                              casi a 10.000 soldados. Al final, consiguieron la victoria no gracias a las órdenes directas de
                                                                                              De hecho, uno de los mayores colaboradores en la victoria fue Masséna, que resistió en
                                                                                              Génova ante un enemigo muy superior y ante el hambre, pues la flota británica bloqueaba el
                                                                                              abastecimiento por mar. Así, Masséna bloqueó una gran parte de las fuerzas austríacas, que de
                                                                                              otra manera, podrían haber invadido Francia, pero no se atrevieron porque tenían al temido
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                                                                                              En ese momento de la carrera militar de Napoleón (14 de junio de 1800), Bonaparte contaba
                                                                                              31 años; Desaix tenía 32; el joven Kellermann, 30; Marmont, 26, Lannes, 31 y Melas, 70.
                                                                                              Unos días antes de la famosa batalla, Napoleón había dado instrucciones de retirada a
                                                                                              cualquier tropa francesa que se encontrara con el enemigo, incluso permitió que los aliados
                                                                                              ocuparan las cumbres de las colinas de Pratzen. Entonces desplegó sus tropas delante de esta
                                                                                              colina: Davout se instaló a la derecha, Soult en el centro y Murat, Bernadotte y Lannes a la
                                                                                              izquierda. Napoleón negoció con el enemigo para dar una falsa impresión de debilidad
                                                                                              francesa y miedo ante la superioridad austriaca.
                                                                                              La intención de Napoleón era presentar al enemigo un ala derecha debilitada. Esperaba que
                                                                                              esto animara a los aliados a intentar atacar por ese lado. Con esta maniobra, las fuerzas aliadas
                                                                                              en marcha dejarían al descubierto su propio flanco al centro francés, que podría cargar contra
                                                                                              ellos. La maniobra de los aliados conllevó una debilitación de su propio centro, que Napoleón
                                                                                              pudo atacar con el envío de tropas bajo su mando directo en una marcha hacia las colinas de
                                                                                              Pratzen. Este movimiento dividió al ejército enemigo en dos y continuó contra la mitad más
                                                                                              débil. Al mismo tiempo, la caballería francesa bajo el mando de Murat, seguida por las
                                                                                              divisiones de Bernadotte y Lannes, se haría cargo de la guardia de los aliados posicionada a la
                                                                                              derecha. La espesa niebla de la mañana de la batalla también ayudó a los franceses, pues
                                                                                              escondió sus posiciones al enemigo y añadió más sorpresa a sus movimientos.
                                                                                              Para mantener a sus hombres al día e informados, se publicó un mandato del día
                                                                                              sorprendentemente abierto: “Las posiciones que ocupamos son extraordinarias, y cuando los
                                                                                              rusos nos ataquen, yo atacaré sus flancos. Soldados, yo mismo voy a dirigir vuestros
                                                                                              batallones. Tendré que manteneros fuera de alcance si con vuestra habitual valentía causáis
                                                                                              desorden o confusión entre las filas del enemigo, pero si dudamos a la hora de conseguir la
                                                                                              Como después el famoso autor Jomini7 escribió: “Nunca en la historia del mundo un líder de
                                                                                              un ejército había revelado su plan a todos sus cuerpos de esta manera”. Aquella noche, cuando
                                                                                              Napoleón salió a inspeccionar las tropas, fue recibido con el tradicional "¡Vive l'Empereur!".
                                                                                              Como confiaba en sus hombres, les explicó el plan de batalla del día siguiente. Esto siempre
                                                                                              ayudaba a elevar la moral de las tropas. Aunque sólo algunos compartieron sus palabras,
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                                                                                              pronto todas las divisiones se enteraron de los cambios que se estaban realizando. Con las
                                                                                              formaciones en sus puestos, la moral alta, un plan claro y un enemigo confiado -que se había
                                                                                              calmado al pensar que los franceses eran débiles- Napoleón ya tenía la batalla medio ganada
                                                                                              antes de empezar.
                                                                                              La batalla que tuvo lugar más tarde fue sangrienta y brutal. El campo de batalla resonaba con
                                                                                              “el retumbar de las herraduras de los caballos y el estruendo de las pistolas”. Un mar de
                                                                                              bayonetas y cascos se movía como “una gran ola de un lado a otro, con gritos de hombres,
                                                                                              choques metálicos de espadas y bayonetas y explosiones ensordecedoras...”. Tal y como se
                                                                                              esperaba, Davout se cansó de sufrir el ataque de los aliados y se retiró poco a poco. Murat,
                                                                                              Lannes y Bernadotte resistieron firmes contra el ala derecha rusa. El centro francés esperó sin
                                                                                              moverse, expectante esperando a que el Emperador moviera su brazo para señalar el inicio del
                                                                                              contraataque francés. El ejército aliado cayó en la trampa de Napoleón, se dividió en dos y les
                                                                                              hicieron retroceder en tres direcciones diferentes. Casi 30.000 rusos y austríacos murieron y
                                                                                              se capturaron 40 banderas y 180 piezas de artillería.
                                                                                              El aislamiento que se autoimpuso Napoleón se manifestó en la distancia que guardaba con los
                                                                                              invitados habituales a las fiestas. Las funciones públicas se redujeron al mínimo. Aparte del
                                                                                              contacto diario con su secretario, Méneval, el único confidente cercano de Napoleón fue
                                                                                              Duroc. Incluso se prohibió que algunos de los amigos soldados más cercanos de Napoleón le
                                                                                              tuteasen. Si bien su horario oficial de negocios era más frenético que nunca, al tener que
                                                                                              desempeñar tareas como recibir delegaciones, sus conversaciones diarias con los generales
                                                                                              veteranos eran cosa del pasado. Algunos de sus mariscales y generales no se hablaban, otros
                                                                                              estaban molestos porque no habían conseguido el título de mariscal o de príncipe, a pesar de
                                                                                              su contribución en las victorias de Napoleón9. Parece que el proceso de ascenso de generales
                                                                                              y de asignación de títulos dejó a algunos con interrogantes sin contestar. Además, el hecho de
                                                                                              que las órdenes para los altos oficiales llegaran desde el despacho del jefe del Estado mayor
                                                                                              del ejército imperial, el cada vez más odiado Berthier, ayudó muy poco a resolver los
                                                                                              problemas.
                                                                                              El ejército multilingüe se constituyó en tres niveles de mando, con una primera línea de
                                                                                              450.000 soldados dirigidos por Napoleón. Además del ejército principal, Napoleón también
                                                                                              dispuso un gran ejército de reserva formado por más de 200.000 soldados. Con tal cantidad de
                                                                                              cuerpos en movimiento, se hizo extremadamente difícil que los hombres marcharan en
                                                                                              formación. Por consiguiente, muchos de los cuerpos y de los reservas estaban retrasados. Los
                                                                                              8    El “Tratado de Tilsit” se firmó dos veces: una con los rusos para mantener una alianza entre Rusia y
                                                                                                   Francia, y otra dos días más tarde con Prusia, que perdió una cantidad importante de territorio. Así, una
                                                                                                   gran porción de Alemania quedó bajo el control francés.
                                                                                              9    Napoleón nombró a dieciocho Mariscales del imperio (Maréchaux d’Empire) en 1804, el día siguiente a su
                                                                                                   nombramiento como Emperador de los franceses (Empereur des Français). Véase Anexo 2: Los Mariscales
                                                                                                   del emperador. Después introdujo nuevos títulos imperiales, como Duque y Príncipe, para reconocer
                                                                                                   servicios excepcionales durante las batallas.
                                                                                              Parecía que Napoleón había sobrestimado el compromiso de sus soldados y sus límites, así
                                                                                              como los desafíos logísticos a los que el ejército se tendría que enfrentar. Casi todos los
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                                                                                              mariscales, incluido el jefe de Estado mayor Berthier, se opusieron con insistencia a esta
                                                                                              campaña, pues decían que invadir Rusia era una locura. Sus quejas siguieron durante toda la
                                                                                              campaña. Napoleón, firme y seguro de su visión e intelecto superior, continuó ignorando sus
                                                                                              opiniones. Tal y como Caulaincourt, embajador francés en Rusia, recordó:
                                                                                                     “Una y otra vez, el Emperador repitió que los rusos, de los que se decía eran muy
                                                                                                     numerosos, tenían no más de 150.000 hombres... [Él] añadió que estaba seguro
                                                                                                     de que nosotros [Caulaincourt y los otros generales franceses que se oponían a la
                                                                                                     campaña] le habíamos engañado sobre todo lo relacionado con el clima ruso,
                                                                                                     insistía en que el invierno aquí era como en Francia pero duraba más tiempo.
                                                                                                     Estas acusaciones contra nosotros se repitieron en varias ocasiones. Reiteré al
                                                                                                     Emperador, en vano como pude comprobar más tarde, que yo no había
                                                                                                     exagerado en nada, y como su más fiel servidor, le había revelado toda la verdad.
                                                                                                     Sin embargo, no logré hacerle cambiar de idea".
                                                                                              Tampoco el jefe del Estado mayor Berthier calmó la cólera de Napoleón. “Los insultos se le
                                                                                              acumulaban a causa de sus consejos sinceros, como recompensa de su constante trabajo y
                                                                                              devoción". Napoleón siguió quejándose de que el personal de Berthier era incompetente, “...
                                                                                              nadie planea de antemano". Se negó a confiar en nadie, ni siquiera en Berthier, para tomar ni
                                                                                              la decisión más pequeña o dar la orden más simple, sin su sello de aprobación. Cada día, sus
                                                                                              mariscales cooperaban menos. Napoleón expresó su desconfianza hacia Murat. Éste, al que no
                                                                                              le gustaba su compañero mariscal Ney, no estaba de acuerdo con los planes de batalla, e
                                                                                              incluso se peleó con Davout. La aversión hacia Berthier se hacía cada día más fuerte.
                                                                                              A pesar de esto, Napoleón logró mantener a sus hombres en marcha hacia Moscú. Después de
                                                                                              perseguirles durante mucho tiempo, Napoleón pudo al fin enfrentarse a los rusos en Borodino,
                                                                                              a 110 kilómetros de Moscú. Resultó ser una victoria pírrica: uno de cada tres soldados
                                                                                              murieron. Dos semanas después, el ejército francés invadió Moscú y Napoleón entró en el
                                                                                              Kremlin. Después de esperar un mes a que el zar de Rusia se rindiese, Napoleón ordenó la
                                                                                              retirada de sus tropas el 19 de octubre. Con casi dos tercios de los hombres muertos, los
                                                                                              supervivientes empezaron la larga marcha de vuelta a casa a través de la dura e invernal
                                                                                              Rusia, a la que seguían atacando los cosacos. Ney, junto con su guardia, luchó con valentía y
                                                                                              sin descanso. Además organizó y permitió la retirada francesa.
                                                                                              Napoleón tenía entonces a la mayor parte de Europa unida contra él. Se enfrentó a los aliados
                                                                                              en la batalla de las naciones en Leipzig, en octubre de 1813, pero se retiró al tercer día porque
                                                                                              el enemigo era muy superior. Al final, los aliados entraron en Francia. El liderazgo militar de
                                                                                              Napoleón durante la Campaña francesa fue brillante: con sólo 70.000 hombres contuvo a los
                                                                                              350.000 de las tropas de los aliados. No obstante, cuando Marmont se rindió en las afueras de
                                                                                              París, el final estaba cerca y los aliados entraron en la ciudad. Al final, los mariscales,
                                                                                              liderados por Ney, forzaron a Napoleón a abdicar y los aliados le exiliaron a la isla de Elba. El
                                                                                              Tan solo nueve meses después, Napoleón escapó de Elba con la ayuda de algunos generales y
                                                                                              de 1.200 soldados de su guardia personal. Su llegada a Francia cogió a las autoridades por
                                                                                              sorpresa. Sin embargo, el pueblo francés reaccionó con una tranquilidad sorprendente.
                                                                                              Consciente de la inflación, de los precios excesivos y de la incompetencia del rey Luis XVIII,
                                                                                              Napoleón ayudó a los campesinos, que estaban a punto de perder las libertades que habían
                                                                                              conseguido durante la Revolución. Les aseguró que no perderían sus tierras en favor de los
                                                                                              émigrés, los aristócratas que iban a reclamar sus títulos y sus tierras y sedujo al pueblo con
                                                                                              promesas de reformas fiscales. Allá donde iba, prometía paz y prosperidad mediante
                                                                                              declaraciones populares como la siguiente: "Es correcto que me consideréis vuestro padre,
                                                                                              sólo vivo por el honor y la gloria de Francia. Mi vuelta borra vuestra ansiedad, garantiza la
                                                                                              conservación de todas vuestras propiedades, la igualdad entre clases y los derechos de los
                                                                                              que habéis disfrutado durante 25 años, los derechos que vuestros padres anhelaron y que
                                                                                              ahora son parte de vuestras vidas diarias”.
                                                                                              Al grito de “Vive l’Empereur”, el Quinto Regimiento se pasó al otro bando. Mientras tanto, el
                                                                                              Rey ordenó al mariscal Ney que arrestara a Napoleón. Una vez frente a su antiguo
                                                                                              comandante, Ney cambió de idea y presionó a sus tropas a que también lo hicieran y pronto se
                                                                                              hizo con 6.000 hombres. Napoleón protagonizó una gran entrada en el Palacio de las Tullerías
                                                                                              de París el 20 de marzo de 1815 y volvió al trono11. "Vuelvo para proteger y defender los
                                                                                              derechos que la revolución nos ha dado". Quiero regalaros una constitución inviolable que
                                                                                              prepararemos el pueblo y yo juntos".
                                                                                              A Davout, quizás el mariscal más capaz y probablemente el más leal, le pidieron que
                                                                                              protegiera París como Ministro de guerra. De hecho, Napoleón estaba preocupado porque
                                                                                              podría ganar en Bélgica pero perder el trono en París, de cuya corona desconfiaba desde que
                                                                                              fue testigo de los días sangrientos de la Revolución. Con el leal Davout en París, Napoleón
                                                                                              pudo concentrarse por completo en la inmediata Campaña de Bélgica.
                                                                                              En la mañana del 15 de junio, el ejército de Napoleón se encontró con el ejército aliado de sus
                                                                                              enemigos. Como los ejércitos de Wellington y de Blücher estaban dispersados sobre una gran
                                                                                              área, la nueva estrategia clave consistía en ocupar una “posición central” entre ellos, así les
                                                                                              dividían y podían derrotar primero a unos y luego a otros. Al ocupar un lateral vital del
                                                                                              camino, el ejército francés también pudo romper la línea de comunicación de los ejércitos
                                                                                              anglo-alemanes. Ney era responsable de contener las fuerzas anglo-alemanas, mientras que
                                                                                              Napoleón y Grouchy acabarían con Blücher y sus prusianos. Luego se unirían e irían a por
                                                                                              Wellington. Si triunfaban, la estrategia culminaría en una de las mejores victorias de
                                                                                              Napoleón.
                                                                                              Sin embargo, desde el principio se empezaron a ver las grietas en la estructura de mando
                                                                                              francesa. Los cuerpos del General Vandamme recibieron las órdenes de movimiento con un
                                                                                              retraso considerable de Soult, cosa que causó un consiguiente retraso cuando cruzaron el río
                                                                                              Sambre. Las órdenes de comunicación durante el día 16 de junio estuvieron sumidas en un
                                                                                              caos sin precedentes. Ney iba a contener a las fuerzas anglo-alemanas en un lugar llamado
                                                                                              Quatre-Bras, mientras que Napoleón y Grouchy marcharían más allá del sur contra los
                                                                                              prusianos en Ligny. Ney esperó toda la mañana a recibir órdenes antes de tomar su propia
                                                                                              iniciativa, lo que resultó ser un gran error. Incluso cuando Ney por fin recibió las órdenes de
                                                                                              Napoleón de regresar a Ligny para completar la victoria contra Blücher, dichas órdenes le
                                                                                              resultaron demasiado difíciles de cumplir, ya que estaba totalmente ocupado en contener las
                                                                                              tropas anglo-alemanas en Quatre-Bras. Además, también puede ser que encontrara
                                                                                              dificultades para entender la táctica de la “posición central” del Emperador. Al fin y al cabo,
                                                                                              12   Al igual que otros mariscales, Berthier, el jefe de Estado mayor más talentoso de Napoleón, había jurado
                                                                                                   lealtad a Luis XVIII hasta que volviera al poder. Junto con Marmont, acompañó a su rey durante la huída
                                                                                                   de París, pero se separó de la familia real en Gante para unirse a su familia en Bamberg, con la intención de
                                                                                                   volver a Francia. Al ver a los prusianos marchar hacia Francia por las calles de Bamberg, es de suponer que
                                                                                                   le embargó el remordimiento y se tiró por una ventana y murió.
                                                                                              La falta de claridad que reinaba en los cuarteles generales franceses pudo haber sido el mayor
                                                                                              y único factor en contra de Napoleón. “En tres horas, la campaña estará decidida”, declaró
                                                                                              un entonces optimista Napoleón. “Si Ney sigue sus órdenes, ni una sola pieza de artillería de
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                                                                                              los prusianos escapará, las tomaremos en el acto”. Sin embargo, Ney no llegó a tiempo, ni
                                                                                              tampoco se pudieron activar las reservas d’Erlon. Estos cuerpos pasaron el día literalmente
                                                                                              caminando de la batalla de Quatre-Bras a la batalla de Ligny, sin saber si acatar las órdenes de
                                                                                              Ney o las de Napoleón, y sin proporcionar la fuerza que podría haber contribuido al golpe
                                                                                              decisivo de los franceses en alguna de las batallas. Los prusianos escaparon, incluido Blücher,
                                                                                              al que dejaron herido en el campo de batalla escondido bajo un caballo. Al final, el viejo
                                                                                              guerrero prusiano fue rescatado por sus propias tropas, que aprovecharon el retraso de los
                                                                                              franceses que perseguían a los prusianos en su retirada nocturna.
                                                                                              Más malentendidos dificultaron el despliegue del ejército francés dos días después en
                                                                                              Waterloo. La misma mañana de la batalla, Napoleón rechazó los consejos de la mayoría de los
                                                                                              comandantes, que le sugirieron que tuviera cuidado con las tácticas de Wellington, ya que
                                                                                              muchos de ellos habían experimentado la derrota ante él en España. Se desestimó la
                                                                                              sugerencia hecha por el jefe de Estado mayor Soult sobre la posible retirada de Grouchy, se
                                                                                              ignoró a Jerónimo Bonaparte cuando avisó sobre el rumor que decía que Wellington y
                                                                                              Blücher planeaban unir fuerzas. Napoleón se equivocó: Wellington se comprometió a luchar
                                                                                              aquel día porque Blücher prometió unirse a él al final del día.
                                                                                              Desde el principio, parece que todo lo que podía ir mal fue mal. En estas circunstancias,
                                                                                              Napoleón trazó una vez más un plan espléndido y volvió a sorprender a los aliados. Sin
                                                                                              embargo, sus mariscales empezaron a decepcionarle profundamente. Hacia el final del día,
                                                                                              aún existía la posibilidad de derrotar a Wellington antes del ataque prusiano. Al final, habían
                                                                                              podido hacer retroceder a las escuadras inglesas. Su única esperanza era que el cuerpo de
                                                                                              Grouchy hubiera seguido sus órdenes y se uniera a él antes de que Blücher se uniera a
                                                                                              Wellington. Sin embargo, Napoleón ignoraba que Soult sólo había dispuesto a dos oficiales
                                                                                              de caballería a que enviaran la orden a Grouchy, mientras que Berthier habría mandado a 10.
                                                                                              A uno le asesinaron y al otro le apresaron. Y la orden que esperaba Grouchy nunca llegó y se
                                                                                              Con la esperanza de dar un empujón a sus tropas, Napoleón incluso sugirió a sus tropas que
                                                                                              las columnas que estaban por llegar eran francesas. Se arriesgó creyendo que cuando los
                                                                                              británicos comenzaran a retirarse, los prusianos se verían obligados a detenerse y así los
                                                                                              franceses tendrían tiempo para reorganizarse. Aunque la orden de Napoleón generó una
                                                                                              última muestra de valor, pronto el pánico invadió los rangos franceses, ya que los oficiales de
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                                                                                              caballería que se dirigían hacia ellos eran los temidos prusianos que portaban calaveras en sus
                                                                                              cascos. La Batalla de Waterloo llegó a su fin, exactamente 102 días después de la vuelta de
                                                                                              Napoleón a Francia.
                                                                                              Ney intentó contener a las tropas que huían y siguió luchando hasta que sólo pudo dirigir a la
                                                                                              Vieja Guardia. Napoleón deseaba morir en el campo de batalla, pero algunos de sus leales
                                                                                              compañeros se lo llevaron en un carruaje.
                                                                                              13   Esta cronología está basada en su mayor parte en “Histoire et Dictionnaire du Consulat et de l'Empire”, de
                                                                                                   A. Fierro, A. Palluel-Guillard y J. Tulard, publicado por Editions Robert Laffont, París, 1995. Se
                                                                                                   proporciona para completar la información detallada en el artículo y no es esencial en la discusión del
                                                                                                   mismo, que puede basarse solo en el contenido principal del artículo.
                                                                                                                        Francia.
                                                                                                24 de diciembre         Atentado contra la vida de Napoleón en Rue Saint-Nicaise.
                                                                                                9 de febrero de         Tratado de Lunéville con Austria.
                                                                                                1801
                                                                                                12 de marzo             Se crean tres cementerios en París bajo el prefecto del Sena (Montmartre,
                                                                                                                        Père Lachaise y Montparnasse).
                                                                                                15 de marzo             La ley autoriza 3 nuevos puentes en París (que se conocerán como le pont
                                                                                                                        d'Austerlitz, le pont Saint-Louis y la passerelle des Arts).
                                                                                                15 de julio             Firma del Concordat, que restablece la Iglesia Católica en Francia.
                                                                                                29 de julio             Reorganización de la Bourse de Paris.
                                                                                                31 de julio             Se ordena organizar una Gendarmerie Nationale.
                                                                                                31 de agosto            Menou se rinde frente a los británicos en Alejandría, se queda con el
                                                                                                                        ejército de Egipto (o lo que queda de él) que se traslada a Francia en barcos
                                                                                                                        británicos.
                                                                                                18 de septiembre        Apertura de la exhibición de la Industrie Nationale en el Louvre.
                                                                                                8 de octubre            Firma en París de un tratado de paz con Rusia.
                                                                                                25 de enero de          Bonaparte es elegido Presidente de la República italiana.
                                                                                                1800
                                                                                                24 de marzo             Se nombra a un comité para que diseñe un borrador para los procedimientos
                                                                                                                        del gobierno civil.
                                                                                                25 de marzo             Francia, Inglaterra, España y Holanda firman el Tratado de Amiens. Francia
                                                                                                                        está en paz por primera vez en 10 años.
                                                                                                26 de abril             Se declara la amnistía para la mayoría de los franceses émigrés.
                                                                                                1 de mayo               Aprobación de una ley para regular la educación pública. Creación de
                                                                                                                        escuelas.
                                                                                                19 de mayo              Se vota una ley para introducir la Legion d’Honneur.
                                                                                                18 de mayo              Una ley autoriza a los reclutas a comprar su exención del servicio militar y a
                                                                                                                        que otros les reemplacen.
                                                                                                20 de mayo              Se restablece el esclavismo en las colonias así como el tráfico de esclavos.
                                                                                                2 de agosto             Tras un exitoso plebiscito, Napoleón se proclama Cónsul vitalicio.
                                                                                                19 de noviembre         Nombramiento de Vivant Denon como primer Director General del Louvre.
                                                                                                24 de diciembre         Decreto que conduce a la creación de Chambres de Commerce en 22
                                                                                                                        ciudades.
                                                                                                23 de enero de          Abolición de la Académie des Sciences Morales et Politiques por ser un
                                                                                                1803                    refugio para los contrarios al régimen.
                                                                                                18 de febrero           Se pide a Inglaterra que cumpla los términos del Tratado de Amiens y que
                                                                                                                        evacue Malta (los británicos la reclamaban a cambio de la anexión francesa
                                                                                                                        de Piedmont).
                                                                                                16 de marzo             Organización en Francia del notariat.
                                                                                                11 de abril             Votación para abrir seis escuelas de Farmacia.
                                                                                                12 de abril             El sector de la producción está organizado y las marcas están protegidas
                                                                                                                        pero los trabajadores no pueden agruparse.
                                                                                                11 de mayo              Rechazo de las demandas inglesas relacionadas con Piedmont y Holanda.
                                                                                                1804                    fue uno de los líderes que podría haber asumido el poder en caso de la
                                                                                                                        llegada inesperada a Francia de un príncipe de la familia real.
                                                                                                15 de marzo             Por ejemplo, raptaron en Bade al Duc d’Enghien, un descendiente de los
                                                                                                                        Borbones y le ejecutaron seis días después en el Château de Vincennes.
                                                                                                18 de mayo              Se nombró a Napoleón Bonaparte Empereur des Français.
                                                                                                19 de mayo              Se nombra Maréchaux d’Empire a dieciocho oficiales veteranos.
                                                                                                10 de julio             Se reintroduce el ministerio de la Police Générale dirigido por Fouché.
                                                                                                2 de diciembre          Napoleón I se corona Emperador en presencia del Papa Pío VII
                                                                                                2 de marzo de           Napoleón presenta su plan para invadir Inglaterra.
                                                                                                1805
                                                                                                17 de marzo             Italia proclama a Napoleón rey de Italia, cargo que acepta.
                                                                                                25 de agosto            Tratado de paz con Baviera. Austria la invade dos semanas después.
                                                                                                25 de septiembre        El ejército francés cruza el Rin.
                                                                                                19 de octubre           El ejército austriaco de Mack se rinde ante los franceses en Ulm.
                                                                                                21 de octubre           Derrota de la flota franco-española de Villeneuve en Trafalgar. Muerte de
                                                                                                                        Nelson.
                                                                                                5 de noviembre          Ney derrota al Archiduque austriaco Juan en Scharnitz y toma Innsbruck.
                                                                                                13 de noviembre         Las tropas francesas entran en Viena.
                                                                                                27 de noviembre         Napoleón finge negociar con los austriacos en Brno.
                                                                                                2 de diciembre          Victoria en Austerlitz contra el emperador ruso y el austriaco.
                                                                                                26 de diciembre         Tratado de Presburgo con Austria.
                                                                                                1 de enero de 1806      El reino de Italia adopta el Code Civil francés.
                                                                                                26 de febrero           Decisión de construir un Arc de Triomphe en honor al ejército francés.
                                                                                                16 de mayo              Los británicos bloquean los puertos desde el río Elba hasta Brest.
                                                                                                30 de marzo             Se proclaman 21 ducados en los reinos de Italia y Nápoles. Se otorgan a
                                                                                                                        miembros de la familia y a colaboradores cercanos.
                                                                                                10 de abril             La delegación alemana se opone a que se nombre al hermano de Napoleón,
                                                                                                                        Luis, rey de Holanda.
                                                                                                22 de abril             Villeneuve se suicida al no querer enfrentarse al juicio por el desastre de
                                                                                                                        Trafalgar.
                                                                                                30 de junio             El rey de Prusia confirma la alianza con Rusia.
                                                                                                12 de julio             Creación de la Confederación del Rin (que incluye Bade, Wurtemberg,
                                                                                                                        Baviera, Wurzburgo, Hesse-Darmstadt, Nassau, Berg y otros seis
                                                                                                                        principados como Liechtenstein).
                                                                                                6 de agosto             El emperador austriaco renuncia a su derecho en el Sacro Imperio Romano
                                                                                                                        Germánico.
                                                                                                11 de agosto            Metternich presenta sus credenciales como embajador de Austria en París.
                                                                                                14 de agosto            Extensión a todo el imperio francés de los dominios hereditarios.
                                                                                                15 de agosto            Se celebra la Saint Napoléon y se pone la primera piedra de l'Arc de Triomphe.
                                                                                                14 de octubre           Victoria de Napoleón en Jena y de Davout en Auerstadt contra Prusia.
                                                                                                27 de octubre           Napoleón y su Grande Armée entran en Berlín.
                                                                                                21 de noviembre         Se decretó en Berlín el Blocus Continental contra el comercio con
                                                                                                                        Inglaterra.
                                                                                                                        "pontonniers" de Eblé.
                                                                                                5 de diciembre          Napoleón deja a Murat a su ejército en retirada. Vuelve a París deseoso de
                                                                                                                        contener las malas noticias y conseguir nuevas tropas. La temperatura
                                                                                                                        desciende hasta los -35ºC y los rusos atacan a un ejército francés cada vez
                                                                                                                        más escaso.
                                                                                                25 de enero             El Papa Pío VII y Napoleón firman un Concordat en Fontainebleau.
                                                                                                9 de febrero            Los rusos entran en Varsovia y anexionan el ducado.
                                                                                                26 de febrero           Murat ofrece a Austria ser un aliado en el sur, como lo es Bernadotte en el
                                                                                                                        norte, a cambio de la supervivencia del reino. La oferta se rechaza.
                                                                                                13 de marzo             Prusia declara la guerra a Francia, pero es vencida en Lützen y en Bautzen.
                                                                                                20 y 21 de mayo         Victoria de Napoleón en Bautzen y Würschen. Los aliados huyen.
                                                                                                21 de junio             Victoria de Wellington en Vitoria. Pérdida de España.
                                                                                                12 de agosto            Austria declara la guerra a Francia.
                                                                                                27 de agosto            Victoria de Napoleón en Dresden.
                                                                                                30 de agosto            Derrota de Vandamme en Kulm, donde le toman prisionero.
                                                                                                6 de septiembre         Derrota de Ney en Dennewitz.
                                                                                                8 de octubre            Baviera se une a los aliados.
                                                                                                16-19 de octubre        Batalla de las Naciones en Leipzig, Napoleón se retira. Se pierde Alemania.
                                                                                                16 de noviembre         ... al igual que Holanda
                                                                                                21 de diciembre         Los aliados entran en Suiza y dos días después en Alsacia.
                                                                                                17 de enero de          Murat huye y el dominio francés de Italia también está en peligro.
                                                                                                1814
                                                                                                Enero y febrero         Campaña de Francia: victorias en Brienne, Champaubert, Montmirail,
                                                                                                                        Montereau y Reims.
                                                                                                10 de marzo             Napoleón no puede vencer a Blücher en Laon. Diez días después tampoco
                                                                                                                        lo consigue con Schwarzenberg.
                                                                                                12 de marzo             Wellington entra en Burdeos con el duque de Angulema.
                                                                                                31 de marzo             Marmont, al que habían derrotado unos días antes en Mortier, se rinde
                                                                                                                        delante de París. Los aliados entran en París y fuerzan al Senado a escribir
                                                                                                                        una nueva constitución.
                                                                                                6 de abril              Los mariscales presionan a Napoleón para que abdique sin ningún tipo de
                                                                                                                        condición en Fontainebleau.
                                                                                                3 de mayo               Luís XVIII vuelve a París.
                                                                                                4 de mayo               Primer exilio en la isla de Elba, que pronto empieza a organizar.
                                                                                                12 de mayo              Se eliminan a 12.000 oficiales franceses del ejército que son leales a
                                                                                                                        Napoleón.
                                                                                                30 de mayo              Tratado de París entre Francia y los aliados.
                                                                                                3 de junio              El ejército de ocupación de los aliados decide abandonar París y Francia.
                                                                                                14 de agosto            Bernadotte conquista Noruega para Suecia.
                                                                                                15 de agosto            La Iglesia celebra la festividad de la Virgen María, los soldados celebran
                                                                                                                        San Napoleón.
                                                                                                13 de octubre           En el Congreso de Viena, Talleyrand propone deportar a Napoleón a las
                                                                                                                        Antillas o a Santa Helena. El Zar no lo aprueba.
                                                                                              14   Las investigaciones acerca del pelo de Napoleón indican que murió víctima de un envenenamiento con
                                                                                                   arsénico, se supone que fue alguno de sus empleados, deseoso de volver a Francia.
                                                                                              Napoleón, Emperador de los franceses mediante un decreto del 19 de mayo de 1804, nombró a
                                                                                              dieciocho oficiales del Ejército francés “Maréchaux d’Empire” (Mariscales del Imperio). Cuatro de
                                                                                              ellos eran Mariscales del Senado honorarios. Los otros catorce pertenecían a la lista activa16.
Documento de consulta gratuito para el uso exclusivo de/a Prof. MAURICIO CALERO, 2019-08-01
                                                                                              15   Este Apéndice se ha extraído del excelente libro de A.G. MacDonell sobre Napoleón llamado “Napoleon
                                                                                                   and His Marshals”, publicado originalmente por Macmillan and Co, 1934 y reeditado en la colección Lost
                                                                                                   Treasures de Prion, Londres 1996.
                                                                                              16   De esta manera, Napoleón buscaba asociarse con algunas de las figuras militares más importantes de los
                                                                                                   inicios de la Revolución y así presentaba su Imperio como una consolidación de la Revolución.
                                                                                              “Es extraño que una gran reunión de personas se guíe por el sentido común, normalmente se le
                                                                                              adelanta la pasión”.
                                                                                              “Un príncipe acusado por sus súbditos no les debe ninguna disculpa".
                                                                                              “Seré el Bruto de los reyes y el César de la república”.
Documento de consulta gratuito para el uso exclusivo de/a Prof. MAURICIO CALERO, 2019-08-01
                                                                                              ******
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                                                                                              secundario".
                                                                                              “En la guerra, un genio sólo piensa en la acción”.
                                                                                              “Nada va mejor para un batallón que el éxito”.
                                                                                              “La ciencia militar es el cálculo de masas en ciertos puntos”.
                                                                                              “Durante la guerra, la teoría es buena para gestar ideas generales, pero la ejecución estricta de estas
                                                                                              reglas siempre será peligrosa: estos son los ejes que nos servirán para trazar la curva”.
                                                                                              “Un general al mando debe preguntarse a sí mismo varias veces al día: si el ejército enemigo
                                                                                              apareciera delante de mí, a mi derecha y a mi izquierda, ¿qué haría? Y si estas preguntas le
                                                                                              avergüenzan, querrá decir que el ejército no está bien desplegado y debería ponerle remedio”.
                                                                                              “Los alemanes y los austriacos no comprenden el valor del tiempo”.
                                                                                              “La artillería es aún demasiado pesada y complicada. Hay que simplificar y reducir aún más".
                                                                                              “Con un ejército inferior, el arte de la guerra consiste en tener siempre más cuerpos que el enemigo en
                                                                                              el punto de ataque".
                                                                                              “Una fuerza superior me conduce hacia un objetivo que desconozco. Mientras no alcance este
                                                                                              objetivo, seré invulnerable. Cuando ya no sea necesario, incluso una mosca podrá derribarme".
                                                                                              17   Esta cronología está basada en su mayor parte en “Histoire et Dictionnaire du Consulat et de l'Empire”, de
                                                                                                   A. Fierro, A. Palluel-Guillard y J. Tulard, publicado por Editions Robert Laffont, París, 1995. Se
                                                                                                   proporciona para completar la información detallada en el artículo y no es esencial en la discusión del
                                                                                                   mismo, que puede basarse solo en el contenido principal del artículo.
                                                                                              “En los asuntos de este mundo no es la fe la que salva, sino la falta de ella".
                                                                                              “El comercio une a las personas, cualquier cosa que les una, también les fusiona. El comercio daña la
                                                                                              autoridad".
                                                                                              “Al final, demasiado poder corrompe hasta al hombre más honrado".
                                                                                              “Los reyes pagarán cara mi caída”.
                                                                                              “Uno de mis mayores propósitos ha sido la aglomeración, la concentración de poblaciones similares
                                                                                              en geografía que las revoluciones y la política separaron y alejaron. Se pueden contar 30 millones de
                                                                                              franceses, 15 millones de españoles, 15 millones de italianos, 30 millones de alemanes y 20 millones
                                                                                              de polacos. Ya se ha dado el impulso. Todas estas revoluciones se completarán. Mis ideas servirán de
                                                                                              apoyo para el futuro destino de Europa”.
                                                                                              “Necesitaba veinte años para restablecer la identidad nacional de Italia”.
                                                                                              “Siempre que dirigí los asuntos de Francia, fue como Roma cuando decretó que necesitaba un dictador
                                                                                              que la salvara: Necesitaba machacar para que no me machacaran".
                                                                                              “Me han forzado a combatir diez años en el ejército alemán, pero no les he dejado ver mi verdadera
                                                                                              disposición hacia ellos, cosa que ha sido magnífica".
                                                                                              “Nunca quise adaptar los acontecimientos a mi propio sistema, al contrario, adapté mi sistema al
                                                                                              contexto imprevisto de la vida diaria”.
                                                                                              “Los franceses valdrán todo su precio cuando sustituyan la turbulencia por los principios, el orgullo
                                                                                              por las instituciones y el amor a los lugares”.
                                                                                              “De todas las aristocracias, la generada por el dinero es la peor”.
                                                                                              “Las declaraciones se van, las acciones permanecen.