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Subsidio - XXII Domingo Del Tiempo Ordinario - Ciclo A

En una tierra árida y sin agua, así te busco en el santuario para contemplar tu poder y tu gloria. R/. Señor, mi alma tiene sed de ti. Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida y alzaré mis manos invocando tu nombre.

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Subsidio - XXII Domingo Del Tiempo Ordinario - Ciclo A

En una tierra árida y sin agua, así te busco en el santuario para contemplar tu poder y tu gloria. R/. Señor, mi alma tiene sed de ti. Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida y alzaré mis manos invocando tu nombre.

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Subsidio Litúrgico preparado por la Comisión Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Maturín para ayudar a las familias en

la Celebración del XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A), en medio de la pandemia del Coronavirus COVID-19.

No. 19 / Año 2020


Subsidio* Litúrgico preparado por la Comisión Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Maturín para ayudar a las familias en
la Celebración del XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A), en medio de la pandemia del Coronavirus COVID-19.

*Subsidio preparado por el Equipo Base de


la Comisión Diocesana de Liturgia
de la Diócesis de Maturín.
*Revisado y aprobado por S.E.R.
Mons. Enrique Pérez Lavado,
Obispo de Maturín.
Diseño y Diagramación:
MEGA Agencia Creativa, C.A.

@Liturgia.Maturin Liturgia.Maturin@gmail.com

Maturín, Agosto 2020


En este Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A), siguiendo
la secuencia que traemos en el evangelio de Mateo, damos un paso adelante: cuando
los discípulos adquieren un conocimiento pleno de la persona de Jesús, éste puede
desvelarles abiertamente el destino que le(s) espera, la pasión en Jerusalén.
Es así como el evangelio de hoy nos pone ante el tema del DISCIPULADO.
Pero no para tratar un aspecto más de éste sino su núcleo fundamental: el seguimiento
de Jesús reproduciendo en la propia vida el camino de la Cruz que culmina en la
Resurrección. El camino del seguimiento en y hacia la verdadera “vida”.
Ofrecemos este subsidio para las celebraciones litúrgicas en familia por la
contingencia del COVID 19. Contiene esquemas celebrativos para el Domingo XXII,
fáciles de seguir, y las indicaciones para cada celebración, sobre todo en la liturgia de
la Palabra, con una gran fidelidad al espíritu litúrgico-teológico. Esperamos que las
familias celebren de manera consciente y activa, en comunión con las demás familias
y pequeñas comunidades, los misterios de la salvación, así; cuando nos volvamos a
reunir en grandes asambleas, pasada esta crisis, cada familia compartirá las maravillas
del señor Resucitado
Invoquemos la intercesión de la Virgen María, la discípula por excelencia, para
que aprendamos a seguir de cerca a su Hijo, asumiendo con valentía las consecuencias
de la cruz.

«El que quiere venir conmigo,


que se niegue a sí mismo»
XXII DOMINGO DEL
TIEMPO ORDINARIO (Ciclo A)
CELEBRACIÓN DOMINICAL VIVIDA EN FAMILIA

¿QUÉ DEBEMOS PREPARAR?


• Disponer una mesa con un crucifijo, velas, una imagen de la Santísima
Virgen María en un lugar adecuado de nuestra casa, el cual será el
centro de reunión para la oración familiar.
• Lecturas para la celebración tomadas del Subsidio (en físico o digital)
¿CÓMO CELEBRAREMOS?
1. Reunida toda la familia se da inicio a la Celebración: un miembro
de la familia lee la monición de inicio y luego se entona un canto para
dar inicio a la celebración; se hace la invocación trinitaria, se reza el
acto penitencial, el himno litúrgica del Gloria a Dios en el cielo” y la
oración propuesta.
2. Los integrantes de la familia procederán a las lecturas que
corresponden al XXII Domingo del T.O. Ciclo A. Culminada la segunda
lectura se canta el Aleluya mientras todos se colocan de pie, se anuncia
la lectura del Evangelio (Del santo Evangelio según S…) y se procede
a la lectura sin signarse. Culminado el Evangelio se dice “Palabra del
Señor”, con su respectiva respuesta.
3. Luego de un momento de silencio meditativo los integrantes de
la familia hacen eco de la Palabra, comparten aquello que más los
interpeló de la lectura, ¿qué luz ha arrojado en su vida? el cabeza de
familia puede guiar también una reflexión general sobre la lectura. Se
considera propicio que, de ser posible, pueda leerse la Catequesis del
Obispo Diocesano para este día, o hacer la lectura de las pistas para la
Lectio Divina incluidas en el subsidio
4. Terminado el tiempo de compartir la Palabra, la familia se coloca
de pie y recita el Credo, sabiendo que se está uniendo a toda la Iglesia
universal que confiesa una única fe.
5. Luego se dirigen peticiones como respuesta a la Palabra proclamada
y al hoy de su vida. Se pide que se guarde al menos unas intenciones
especiales por el Papa, el propio obispo, la Diócesis, la comunidad
parroquial y especialmente por la situación de emergencia que estamos
viviendo por la pandemia del COVID-19.
6. Se culminan las peticiones con el rezo del Padre nuestro. Terminada
la oración dominical en un ambiente de silencio y recogimiento se hace
una oración de comunión espiritual, donde se pida unirse a Cristo y a
todo su cuerpo que es la Iglesia, recordando que la comunión con la
persona de Cristo también se realiza en el encuentro con la Palabra y
en la oración de la comunidad cristiana.
7. El encuentro concluye con el rezo de la oración final, la fórmula de
despedida y el rezo de un Ave María.

Subsidio Litúrgico para la Celebración del XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
Diócesis de Maturín - Comisión de Liturgia
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XXII DOMINGO DEL
TIEMPO ORDINARIO (Ciclo A)
CELEBRACIÓN DOMINICAL VIVIDA EN FAMILIA

Monición de Inicio:
Un miembro de la Familia se dirige a todos con las siguientes palabras:
Querida familia:
A nadie le gusta sufrir. Pero el sufrimiento viene sin que lo busquemos. Todos podemos
hablar de nuestra cruz de cada día. También de la lucha por ir “detrás de Jesús” en
medio de una sociedad que piensa y vive lo contrario.
En este Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, Jesús nos animará a
seguirlo, a poner nuestros pasos en sus huellas. Jesús nos invita a superar nuestro
egoísmo, a tomar nuestra cruz y a dar vida por su reino. La recompensa será enorme.
Alegres porque el Espíritu del Resucitado vive entre nosotros, participemos de este
encuentro de oración y escucha de la Palabra de Dios en familia.
Ritos Iniciales
Canto de Inicio VIENEN CON ALEGRÍA
El Padre de Familia o quien presida la celebración inicia con la invocación trinitaria, signándose:
En el nombre del Padre +, del Hijo y del Espíritu Santo
R./ Amén.
Acto Penitencial
Quien preside la celebración invita al acto penitencial que, después de una breve pausa de silencio,
hacen todos juntos una fórmula de confesión general
Hermanos para iniciar dignamente nuestra celebración reconozcamos humildemente
nuestros pecados. (Momento de silencio)
En ti creemos: Cuando nos dejamos invadir por el desaliento
R./ Señor, ten piedad.
A ti acudimos: Cuando tomamos como modelo los criterios del mundo.
R./ Cristo, ten piedad.
Por ti optamos: Cuando no te seguimos con decisión y generosidad.
R./ Señor, ten piedad
Todos dicen
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna. Amén

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Seguidamente todos proclaman el Himno Litúrgico del Gloria:
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Oración
De pie. El que preside dice:
Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros
corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra
vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud
amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R./Amén.
Liturgia de la Palabra
PRIMERA LECTURA: Jr 20, 7-9. Soy objeto de burla por anunciar la palabra del Señor.
Del libro del Profeta Jeremías:
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste.
He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a
hablar, he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la palabra
del Señor, me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a
decirme: “Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre”. Pero había en
mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por contenerlo
y no podía.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.

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6
SALMO RESPONSORIAL: Del salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma.
Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R/.
Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor
es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos.
De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios. R./
Porque fuiste mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo.
A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo. R/.

SEGUNDA LECTURA: Rom 12, 1-2 Todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por Él y
todo está orientado hacia Él.
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos:
Hermanos: por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que
se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque
en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este
mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para
que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le
agrada, lo perfecto.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que
podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.

EVANGELIO Mt 16, 21-27 El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo..
Del santo Evangelio según san Mateo

E n aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes
y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro
se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso
no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí,
Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no
es el de Dios, sino el de los hombres!”. Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que
quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el
que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.

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¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá
dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de
la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que
merecen sus obras”
Palabra del Señor. R./ Gloria a ti, Señor Jesús.

Para la Reflexión: Se recomienda leer la Catequesis de Mons. Enrique Pérez Lavado el XXII
Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo A publicada en las medios digitales de la Diócesis de
Maturín o bien, las pistas para la Lectio Divina que a continuación se presenta
“Ponte detrás de mí, Satanás
Esta llamada de atención de Jesús sigue siendo de actualidad para todos sus
seguidores en cualquier lugar y momento de su vida. Acabamos de rubricar en la
celebración del domingo anterior las palabras de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios vivo” y, sin embargo, la voz increpante de Jesús sigue resonando con fuerza
en nuestros oídos: “¡Ponte detrás de mí, Satanás!”; asume y acoge tu condición de
discípulo; no me sigas tentando como el Maligno.
En momentos de prueba y de aprieto, cuando irrumpe la adversidad y se hace
la vida cuesta arriba, renunciamos con facilidad a la confesión de fe que habían
profesado alegremente nuestros labios. Son situaciones que nos delatan la práctica
religiosa, rutinaria y cómoda, a la que podemos estar acostumbrados. Que muestran
a las claras la incongruencia personal de una fe endeble, por lo general bastante
superficial y egoísta, incapaz de acoger con entereza los contratiempos inherentes
al mensaje evangélico de la cruz. Nos convertimos de esta manera en destinatarios
directos del duro reproche dirigido por Jesús a Pedro, cuya reacción recriminatoria,
más bien inconsciente y narcisista, se interponía sin el menor rubor en el camino de su
Maestro entorpeciendo y hasta contrariando su llamada radical al seguimiento.
En proceso permanente de conversión
El comienzo del relato evangélico de hoy remite curiosamente a la misma
frase utilizada por el evangelista al presentar el inicio de la predicación de Jesús
en Cafarnaúm, poco antes de la elección de los discípulos para acompañarle en su
misión: “Desde entonces comenzó Jesús…” (4,17). Eran muchos los días y las noches
compartidas con él desde “aquel entonces”, cuando Jesús presentaba novedosamente
su programa de vida: “Convertíos, porque ha llegado el Reino de los cielos”. ¿No
fueron ellos los primeros en acogerlo? ¿Habían comprendido realmente lo que Jesús
quería y esperaba de ellos?
Ahora retoma san Mateo el recuerdo de aquella primera llamada: “desde
entonces comenzó Jesús” para manifestarles la nueva situación, cómo habían tramado
las autoridades civiles y religiosas de Jerusalén para acabar con su vida. Obediente a
la voluntad del Padre, en quien confiaba plenamente como valedor de su proyecto de
vida, afrontaba Jesús de forma decidida y responsable su papel en el plan salvífico de

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Dios. ¿No era también el momento oportuno para presentar claramente a sus seguidores
más fieles cuáles eran las condiciones para seguirle hasta el final? “Si alguien quiere
venir en pos de mí…”. En lugar de ser piedra de escándalo, estaban llamados a asumir
con entereza el “escándalo de la cruz” (1 Cor 1,23). No había sido otra la razón de su
elección como testigos del Reino que ya estaba operando en su persona.
Comenzaba así para ellos una etapa nueva y decisiva en su aprendizaje discipular.
¿Cómo resonaban ahora en sus oídos aquellas palabras? ¿No defraudaban todas
sus expectativas? ¿No echaban por tierra el entusiasmo e ilusión con que se habían
acogido a su persona? ¿Seguían dispuestos a acompañarle? Después de todo, no era
otro el camino de la fe seguido por muchos de sus antepasados. El pequeño fragmento
de las así llamadas “Confesiones” del profeta Jeremías constituye en este sentido una
pequeña muestra de esa alargada nube de testigos. ¿Cuál es el trasfondo vital que
trasluce su predicación? Jeremías hubo de violentar su temperamento natural para
ser fiel a su ministerio; se quejaba por ello amargamente de tener que predicar lo
que no le gustaba: “destruir para edificar” (1,10), anunciar la inesperada deportación
de su pueblo al destierro, ser el “hazmerreír” de todos… Y, sin embargo, no lograba
apagar en sus entrañas el fuego ardiente de la Palabra de Dios. Esa fue la verdadera y
permanente conversión que le pedía su misión profética.
Aprendizaje y discernimiento cristiano
El camino de Jesús, como el del profeta, es el que espera también a sus discípulos.
De ahí el paciente y sinuoso camino de aprendizaje que hubo de compartir con ellos
para ir discerniendo y valorando sus motivaciones y actitudes más personales. Eran
vulnerables y les aguardaban duras pruebas, momentos delicados de desorientación
y de crisis. Iban a necesitar de apoyo, pero también de su implicación y fortaleza de
ánimo para no desdecirse de su vocación apostólica.
La dinámica de la fe, si quiere madurar, requiere un largo recorrido de sincera
introspección y lúcido discernimiento. No basta con dejar pasar el tiempo, ha de ir
acompañada de reflexión e interiorización personal. Es Pablo, el gran Apóstol, quien
nos deja en la segunda lectura las pautas a seguir: “no os acomodéis a los criterios
del mundo presente; distinguid más bien cuál es la voluntad de Dios: lo justo, lo
agradable, lo perfecto”.
Volviendo a nuestra vida: ¿tiempos de crisis, acentuada por la pandemia?;
¿tiempos propicios para aprender a discernir y redimensionar los auténticos valores del
Reino de Dios?; ¿tiempo oportuno para tomarnos el pulso y dar un salto cualitativo en
el aprendizaje de la fe?”. Fray Juan Huarte Osácar O.P. Convento de San Esteban (Salamanca)
Culminada la reflexión el que preside invita a hacer la profesión de fe
Como respuesta a esta Palabra que nos ha sido proclamada y explicada profesemos
nuestra fe: Creo en Dios

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Oración de los fieles:
A cada invocación responderemos:
R/ Ayúdanos, Señor, a seguirte con generosidad
Por la Iglesia: para que siga cargando con la fe la cruz de la incomprensión y de los
obstáculos a su misión evangelizadora. Roguemos al Señor. R/
Por los que de tantas maneras distintas dan su vida en el amor a los demás; para que
se sientan reconfortados por las palabras de Cristo. “El que pierda su vida por amor,
la encontrará”. Roguemos al Señor. R/
Por todos los agentes de pastoral, especialmente los que se encuentran en países de
misión: para que el amor a Cristo los anime a superar cualquier desaliento. Roguemos
al Señor. R/
Por nosotros; para que aprendamos a discernir la voluntad de Dios; lo bueno, lo que
agrada, lo perfecto. Roguemos al Señor. R/
Por las Pequeñas Comunidades Cristianas de nuestra Diócesis, y cuantos les animan
y profundizan en sus encuentros, para que descubran la riqueza de la palabra de Dios
en sus vidas. Oremos: R/
Por los que sufren las consecuencias de la pandemia COVID-19: los que han perdido
su empleo, los enfermos y el personal sanitario que les está asistiendo, para que
puedan sentirse fortalecidos con tu auxilio, Oremos: R/
Por los difuntos, especialmente por los que han fallecido a causa del COVID-19 en
todo el mundo, y particularmente en nuestro país, para que les concedas el descanso
eterno y a sus familiares el consuelo y la paz. Oremos: R/
Unidos como hermanos, hijos de un mismo Padre dirijámonos a Él con las palabras
que Jesús nos enseñó. Padre Nuestro
Oración de comunión espiritual:
El que preside introduce a la oración siguiente:
Yo creo Jesús mío que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar, te amo
sobre todas las cosas y deseo fervientemente recibirte en mi corazón, más al no
poderlo hacer sacramentalmente en este momento te pido vengas espiritualmente
a mi corazón (momento de silencio) y como si ya te hubiera recibido me uno y me
abrazo inmensamente a ti. No permitas Jesús mío que jamás me aparte de ti.
Amén
Oración final:
Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento
de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en
nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R./ Amén.
El Señor nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
R./ Amén.
Terminada la celebración rezamos un Ave María, como un signo de veneración a la Virgen Santísima,
Madre de la Iglesia Dios te salve María…

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“Tallen, mis hermanos, este signo en su corazón. Abracen con
amor lo que produjo la salvación de sus vidas”

(San Juan Crisóstomo)

“Mira hacia el Crucificado. Si estás unida a Él, como una novia


en el fiel cumplimiento de tus santos votos, es tu sangre y su
sangre preciosa las que se derraman. Unida a él, eres como el
Omnipresente. Con la fuerza de la Cruz, puedes estar en todos
los lugares de aflicción”.

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, (Edith Stein)

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