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Responsabilidad Internacional

Este documento analiza la evolución de la responsabilidad internacional. Explica que originalmente se consideraba que solo los estados podían incurrir en responsabilidad por hechos ilícitos. Sin embargo, ahora también pueden incurrir en ella organizaciones internacionales e individuos. Además, la responsabilidad ya no se limita solo a hechos ilícitos.

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Responsabilidad Internacional

Este documento analiza la evolución de la responsabilidad internacional. Explica que originalmente se consideraba que solo los estados podían incurrir en responsabilidad por hechos ilícitos. Sin embargo, ahora también pueden incurrir en ella organizaciones internacionales e individuos. Además, la responsabilidad ya no se limita solo a hechos ilícitos.

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La Responsabilidad Internacional

Los comportamientos de los sujetos el Derecho Internacional pueden ser


valorados desde el punto de vista de su conformidad o contrariedad con dicho
ordenamiento jurídico. En este último caso, se habla comúnmente de los hechos ilícitos,
generadores de ciertas consecuencias negativas para el propio sujeto a quien le son
atribuibles, de entre las cuales la más característica es la responsabilidad internacional.

Tradicionalmente, y en la medida en que al Estado se le había venido


considerando como el único sujeto del Derecho Internacional, las relaciones jurídicas
resultantes de la comisión de hechos internacionalmente ilícitos se configuraban como
relaciones de Estado a Estado. Así, en la sentencia dictada el 14 de junio de 1983 en el
asunto de los fosfatos de Marruecos, el Tribunal Penal de Justicia Internacional señaló
que en cualquier supuesto de un hecho imputable a un Estado y contrarios a los
derechos convencionales de otro, “la responsabilidad internacional se establece
directamente en el plano de las relaciones entre dichos Estados”1.

La relación originada por el hecho internacionalmente ilícito viene a


configurarse como una relación interestatal de naturaleza bilateral, en función de la
lesión inferida por el sujeto al que es atribuible el acto, de un derecho subjetivo del que
es titular el otro sujeto de la relación, es decir, el Estado Perjudicado.

Es cierto, sin embargo, que el hecho de un Estado generador de responsabilidad


internacional puede representar tanto una lesión directa de los derechos de otro Estado
como un perjuicio causado a un particular extranjero. Pero este último supuesto no
convierte en el plano jurídico-internacional a la relación resultante en una relación de
particular lesionado a Estado responsable, sino que, a través de la institución de la
protección diplomática, suscita una relación de Estado a Estado, debido a que, como ha
afirmado el Tribunal Penal de Justicia Internacional en su fallo en el asunto
Mavrommatis, al hacerse cargo un Estado de la causa de una de sus nacionales
lesionados por un acto contrario al Derecho Internacional cometido por otro Estado, no
hace sino valer su propio derecho, el de ser respetado en la persona de sus súbditos el
Derecho Internacional2.

De todo lo señalado hasta este momento se desprende que los postulados sobre
los que se ha venido asentando tradicionalmente la regulación jurídica del hecho
internacionalmente ilícito y de sus consecuencias, serían las siguientes:

1. El origen de la responsabilidad internacional lo constituye el hecho


internacionalmente ilícito como hecho que contraría o infringe el Derecho
Internacional.

2. La relación nueva surgida con ocasión de la comisión de un hecho


internacionalmente ilícito es una relación de Estado a Estado, de esta manera, no
se conciben, en principio, otros sujetos, activos o pasivos, de la relación de
responsabilidad que los propios Estados.

3. Dicha relación es, por regla general, una relación bilateral, directa, entre el
Estado titular de un derecho subjetivo lesionado por el hecho ilícito y el Estado
1
C.P.J.I., Serie A/B, n. 74:28.
2
C.P.J.I., Serie A, n. 2:12.
al que se atribuye este hecho. No es, así, posible una acción, en el sentido de
reclamación internacional, basada en la titularidad de intereses no elevados
formalmente a derechos subjetivos3.

4. Las consecuencias de todo hecho que origina una relación de responsabilidad así
configurada, se traduce, en términos generales, en una obligación de reparar a
cargo del Estado al que el hecho es atribuible.

Ahora bien, los cambios, algunos de ellos profundos, sobrevenidos en la


estructura y el funcionamiento de la sociedad internacional, han provocado, si no una
revolución en las reglas por las que se han venido rigiéndose la responsabilidad
internacional, sí al menos una reconsideración y parcial revisión de las pautas
tradicionales relativas a esta materia, que no puede dejar de influir en la aplicación
práctica de aquellas reglas. Tales cambios resultan, por un lado, de la aparición de
nuevos sujetos de Derecho Internacional, como las organizaciones internacionales o de
la creciente aceptación de la subjetividad jurídico – internacional, siquiera parcial, del
individuo, y, por otro lado, de los riesgos que el recurso a la tecnología confiere a
ciertas actividades, de nuevos planteamientos en materia de relaciones económicas
internacionales o, en fin, de la progresiva toma de conciencia por parte de la comunidad
internacional de que ciertos comportamientos ilícitos revisten particular gravedad a la
luz del Derecho Internacional en cuanto pueden representar agravios para la misma
comunidad en su conjunto y no ya sólo respecto de Estados específicamente
determinados.

En tal sentido, cabría señalar ciertas nuevas tendencias que apuntan en materia
de responsabilidad internacional:

I. La admisión, junto a una responsabilidad por hecho ilícito, de una


responsabilidad objetiva o por riesgo derivada de la realización de actividades en
principio no prohibidas pero potencialmente generadoras de daños a terceros.

II. La irrupción de nuevos sujetos, activos o pasivos, de responsabilidad


internacional, como las organizaciones internacionales o, hasta cierto punto y
aún muy limitadamente, el individuo.

III. La aceptación de la existencia de obligaciones para con la comunidad


internacional en su conjunto, obligaciones erga omnes, correlativas a unos
derechos subjetivos públicos o sin titular determinado, cuyo cumplimiento
podría ser exigido por cualquier Estado, y, en conexión, con tales obligaciones y
con la idea del ius cogens internacional, la constatación de la existencia de
ciertos comportamientos ilícitos que, por atacar intereses fundamentales de
aquella comunidad, adquieren especial gravedad.

IV. El reconocimiento de distintos regímenes de responsabilidad en función


precisamente de la distinta naturaleza de la obligación internacional violada, y,
por ende, de la distinta entidad del hecho ilícito, llegando incluso a rebasarse los
límites de la reparación stricto sensu.
3
Como el interés ostentado por Liberia y Etiopía en su reclamación contra Sudáfrica por presuntas
violaciones de derechos humanos atribuidas a este país, y rechazado por el Tribunal Internacional de
Justicia como base de la legitimación de aquéllos en su polémico fallo de 18 d julio de 1966 sobre el
asunto del Sudoeste africano (C.I.J, Rec. 1966: 34 y 47).
V. El cambio de óptica que las reivindicaciones de los países en desarrollo,
plasmadas en buena parte en las resoluciones de Naciones Unidas relativas al
nuevo orden económico internacional, tienden a producir en las pautas de
responsabilidad en materia de inversión extranjera, provocando, por ejemplo,
que, por transposición al plano internacional de la doctrina civilista del
enriquecimiento sin causa, se propugne tener en cuenta, a la hora de estimar la
compensación por daños causados a los intereses extranjeros en caso de
expropiaciones en el marco de medidas de nacionalización, los beneficios
excesivos con que resultaran primados aquellos intereses al haberse prevalido
durante tiempo de una posición dominante.

A modo de resumen, en una primera aproximación debemos entender por


Responsabilidad Internacional “Aquella institución jurídica, en virtud de la cual, todo
Estado al que sea imputable un acto que el Derecho Internacional declare o repute
ilícito, debe una reparación al Estado en cuyo perjuicio se haya realizado dicho
acto”. Por supuesto, este concepto no está actualizado, y corresponde a lo que se
entendía por responsabilidad internacional hace treinta años, y ello, como se señaló
anteriormente, porque:

 No sólo el Estado hoy en día es reconocido como sujeto de Derecho


Internacional, si no que existen otros entes que son sujetos y pueden incurrir en
responsabilidad internacional.

 No sólo existe responsabilidad internacional por hechos ilícitos, es decir,


acciones u omisiones contrarias al Derecho Internacional, sino que también
existe responsabilidad internacional por hechos lícitos.

 Además, este concepto tiene una fuerte influencia del Derecho Privado,
particularmente del Derecho Civil, pero no sólo existe un responsabilidad
internacional influenciada por el Derecho Civil, de carácter más bien reparatorio,
sino que también los individuos pueden incurrir en Responsabilidad Penal,
especialmente vinculada con la violación de los Derechos Humanos y libertades
fundamentales, y con el uso de fuerza ilegítimo en conformidad al Derecho
Internacional, como por ejemplo, promover una guerra, llevar a cabo actos de
agresión, etc.

Entonces, y debido a todas estas razones, debemos señalar que es necesario


reformular la definición de responsabilidad internacional, para lo cual proponemos que
ella sea considerada como el “Conjunto de efectos que genera un hecho normalmente
ilícito o excepcionalmente generador de riesgos en conformidad con el orden jurídico
internacional”.

Por tanto, es necesario tener claro que la Responsabilidad Internacional supone


la existencia un hecho ilícito, que puede estar constituido por una acción u omisión
contrarias al Derecho Internacional, lo que constituye la regla general. Sin embargo, es
posible que la ejecución de un hecho lícito pueda, excepcionalmente, generar
Responsabilidad Internacional por el daño que origina a terceros, siendo necesario, al
ser excepcional, que dicha responsabilidad esté consagrada en algún tratado
internacional.

El Proceso Codificador

Acorde con la profunda evolución que ha experimentado esta materia, se ha


producido un enorme esfuerzo codificador de las reglas relativas a la responsabilidad.
Esfuerzo que se ha ido reflejando en diversos proyectos codificadores de este sector del
Derecho Internacional4.

Pues bien, en el plano de la codificación oficial, se debe hacer mención a la tarea


codificadora desarrollada bajo los auspicios de la Sociedad de las Naciones a través de
la Conferencia de Codificación de la Haya de 1930, cuya Comisión sobre la
responsabilidad de los Estados por daños causados a extranjeros preparó u proyecto de
diez artículos que no llegó a presentarse al pleno de la Conferencia debido a las
discrepancias surgidas no tanto en torno a los principios relativos a la responsabilidad
propiamente dicha como en torno a los principios de fondo concerniente al trato de los
extranjeros.

En el seno de Naciones Unidas se abordó un ambicioso proceso de codificación


de la responsabilidad de los Estados. En una fase inicial, 1956 a 1961, la Comisión de
Derecho Internacional se centró en la responsabilidad por daños causados a extranjeros,
actuando como Relator Especial F. García Amador. En 1962, y tras considerar la
Comisión de Derecho Internacional que su labor debería abarcar el estudio de las reglas
generales de la responsabilidad de los Estados a la luz de la evolución reciente del
Derecho Internacional, se inició una segunda fase, designándose como Relator Espacial
a R. Ago en 1963. Sobre la base de los sucesivos informes de éste y de los Relatores
Especiales que lo sucedieron, y teniendo en cuenta las observaciones de los gobiernos,
la Comisión de Derecho Internacional llegó a aprobar, tras una doble lectura, la
totalidad del proyecto de artículos sobre “la responsabilidad del Estado por hechos
internacionalmente ilícitos” en agosto de 2001, recomendando a la Asamblea General
que tomara nota de él en una resolución y que estudiara en una etapa posterior la
posibilidad de convocar una conferencia internacional con vistas a concertar una
convención sobre el tema.

Por lo demás, conviene señalar que, paralelamente al estudio de la Comisión de


Derecho Internacional de la responsabilidad de los Estados originada en hechos
internacionalmente ilícitos, la propia Comisión ha emprendido el examen de la
convencionalmente llamada “responsabilidad objetiva” o por riesgo, incluyendo al
efecto en 1978 en su agenda el tema de la “Responsabilidad internacional por las
consecuencias perjudiciales de actos no prohibidos por el Derecho Internacional”. Sin
4
Como en casi todas las instituciones del Derecho Internacional, las normas existentes sobre
responsabilidad internacional tuvieron un origen consuetudinario, vale decir, se originaron básicamente
en la costumbre internacional. Por supuesto, con el tiempo esta situación fue cambiando, y comenzaron a
agregarse otras fuentes a la elaboración de la normativa sobre la responsabilidad internacional, como por
ejemplo la jurisprudencia internacional, la doctrina, algunos principios generales del Derecho y también
algunos tratados que, de alguna manera, contenían algunas normas sobre responsabilidad internacional,
pero que eran los menos. En este sentido, toda esta normativa sobre responsabilidad internacional recibió,
en una primera época, una fuerte influencia del derecho privado, y dentro de esta basta gama que
podemos encontrar en el derecho privado, jugó un rol muy importante el Derecho Civil, algunas de cuyas
normas se adecuaron al carácter internacional y a las características propias del DI para poder ser
aplicadas a los Estados.
embargo, tras constatar que los dos grandes elementos de este tema, la prevención y la
responsabilidad internacional, constituían cuestiones distintas aunque relacionadas entre
sí y que convenía abordarlas por separado, en 1997 decidió dividir ambos elementos
examinando en primer lugar los aspectos relativos a la prevención. Así, con la
aprobación en 2001 del texto definitivo de un proyecto de artículos sobre “Prevención
del daño transfronterizo resultante de actividades peligrosas”, que sometió a la
Asamblea General juntamente con la recomendación de que dicho órgano aprobase una
convención basada en tal proyecto, la Comisión daba por concluida su labor en torno a
la primera parte del tema. En cuanto a la segunda parte, esto es, la cuestión de la
responsabilidad, la Comisión pasó a abordarla a partir de 2002 examinando esta
cuestión bajo el título “Responsabilidad internacional en caso de pérdida causada por un
daño transfronterizo resultante de actividades peligrosas”, llegando a adoptar en
segunda lectura en junio de 2006 un proyecto de principios sobre la asignación de la
pérdida en caso de daño transfronterizo resultante de ese tipo de actividades, proyecto
que la Comisión de Derecho Internacional recomienda que haga suyo la Asamblea
General mediante una resolución instando a los Estados a que adopten disposiciones en
el ámbito interno y en el internacional para llevarlo a efecto.

Por último, en 2002 la Comisión de Derecho Internacional decidió incluir en su


programa de trabajo en tema de la “Responsabilidad internacional de las organizaciones
internacionales”, aprobando en sus sesiones de 2003 a 2006, hasta treinta artículos del
Proyecto.

De esta forma, como puede observarse, la Comisión de Derecho Internacional ha


ido codificando y sistematizando sectorialmente las principales cuestiones y ámbitos
relativos a la responsabilidad.

Concepto de Hecho Internacionalmente Ilícito

Como ya hemos señalado, el origen de la responsabilidad internacional en


sentido clásico lo constituye el hecho internacionalmente ilícito.

La palabra “hecho” alude a la idea de conducta, consista ésta en un


comportamiento activo o pasivo, en que reside todo evento atribuible a un sujeto de
Derecho5.

El vocablo “ilícito” evoca, por su parte, la idea de contravención del Derecho.


Aunque en principio, y al igual que ocurre en los órdenes jurídicos evolucionados, es
posible distinguir en Derecho Internacional entre acto ilícito, generador de
responsabilidad para el sujeto contraventor, y acto inválido, falto de las condiciones
requeridas para el despliegue de efectos jurídicos e incurso, por tanto, en nulidad, el
carácter peculiar del Derecho Internacional hace que en esta esfera la distinción entre
las dos categorías de actos se relativice, dado la incidencia de la efectividad sobre los
actos internacionales, llegando en ocasiones a convertir el acto nulo ejecutado en acto
ilícito, con la responsabilidad del autor como única consecuencia. De ahí que el
principio general aplicable a las contravenciones internacionales sea el de que “Todo
hecho internacionalmente ilícito del Estado genera responsabilidad internacional”.

5
La Comisión de Derecho Internacional recurre, en su proyecto, a la expresión “Hecho Ilícito”,
considerando que la palabra acto no cubre los supuestos de inacción por expresar etimológicamente sólo
la idea de acción.
Pues bien, tomando en consideración lo indicado precedentemente puede
definirse el hecho internacionalmente ilícito como un hecho atribuible a un sujeto
jurídico-internacional que, constituyendo una violación o infracción del Derecho
Internacional, lesiona derechos de otro sujeto u otros sujetos de dicho ordenamiento, o
incluso derechos o intereses de los que sería titular la propia comunidad internacional,
dando lugar, entre otra consecuencias posibles, a la responsabilidad del sujeto autor del
hecho.

Son dos, pues, los planos en que se expresaría la ilicitud:

a. El relativo al Derecho Objetivo, una regla jurídico-internacional, cualquiera que


ésta sea, que resulta violado.

b. El relativo al Derecho Subjetivo que es lesionado como consecuencia del


incumplimiento de la obligación, de hacer o no hacer, impuesta al sujeto por la
regla en cuestión.

De ahí que se haya podido hablar de un comportamiento que esté en


contraste con aquel que el Estado está obligado a tener con base en una regla de
Derecho Internacional y que, dada la correlación presente en este ordenamiento
entre obligaciones jurídicas de un estado y derecho subjetivos de otro, se traduce
en una violación del derecho subjetivo o de los derechos subjetivos del otro
Estado.

Elementos de Hecho Internacionalmente Ilícito

La doctrina suele señalar, como elementos del hecho internacionalmente ilícito,


la existencia de una conducta, acción u omisión, con relevancia en el plano jurídico-
internacional, el hecho de que con esa conducta se viole una obligación establecida por
una regla de Derecho Internacional en vigor, la posibilidad de atribuir a dicha conducta
a un sujeto de Derecho Internacional y la circunstancia de haberse producido un
perjuicio o daño como consecuencia de la acción u omisión contraria a aquella
obligación.

No pocos autores reducen dichos elementos en dos básicos, uno de carácter


subjetivo, que implica la posibilidad de atribuir el hecho o comportamiento a un sujeto
determinado, en concreto al Estado, supuesto que la doctrina se centra esencialmente en
la responsabilidad de estos sujetos de Derecho Internacional, y otro de carácter objetivo
consistente en que mediante tal hecho o comportamiento se viole una regla de Derecho
Internacional de la que derive una obligación de acción o de abstención a cargo del
sujeto en cuestión.

Por su parte, la Comisión de Derecho Internacional, evitando el uso de los


términos subjetivo y objetivo, distingue en el Art. 2 de su proyecto de artículos los dos
elementos de la atribución y la violación:

“Hay hecho internacionalmente ilícito de un Estado cuando un comportamiento


consistente en una acción u omisión:

a) Es atribuible según el Derecho Internacional al Estado; y


b) Constituye una violación de una obligación internacional del Estado”.

Elementos de la Atribución6

Se refiere a la presencia de una conducta activa, acción, o pasiva, omisión, y a la


posibilidad de atribuir esa conducta, en función de ciertas circunstancias, a un
determinado sujeto del Derecho Internacional.

En relación con el Estado en cuanto tal sujeto del Derecho Internacional,


implica, en concreto, a la posibilidad de atribuir un comportamiento, no a la persona o
grupo de personas que lo ha tenido materialmente, sino al propio Estado, habida cuenta
de que la ejecución material de los actos de éste con relevancia en el plano jurídico-
internacional corresponde siempre a individuos o conjunto de individuos.

El comportamiento atribuible al sujeto, puede consistir en una acción o en una


omisión. No pocos hechos internacionalmente ilícitos de los que los Estados resultan
responsables constituyen conductas pasivas, como no sancionar una ley cuya adopción
venía exigida por un tratado, faltar a la diligencia debida no protegiendo los locales de
una misión diplomática extranjera frente a actos dañosos realizados por terceros.

Cabe señalar que lo relevante en esta materia es la conducta objetiva del Estado
per se, e incluso en el supuesto de omisiones ilícitas, vale decir, la violación objetiva de
la obligación de usar la debida diligencia a cargo del Estado, no la actitud psicológica de
las personas que actúan como órganos o agentes del Estado. Lo cual no implicaría que
la culpa del autor material del comportamiento internacionalmente ilícito no pudiera
tenerse en cuenta como elemento susceptible de atenuar o agravar la violación de una
obligación internacional y de incidir sobre la reparación debida por el Estado a título de
responsabilidad internacional.

Sin embargo, existe en la jurisprudencia internacional variadas decisiones que


consideran necesario un mínimo de culpa o negligencia para que la infracción objetiva
del Derecho Internacional pueda atribuirse al Estado y hacerlo por ello
internacionalmente responsable, como por ejemplo el laudo arbitral de 21 de mayo de
1798 en el asunto Jamaica, el fallo en el caso de las reclamaciones británicas en la zona
española de Marruecos o la decisión de 6 de julio de 1933 del tribunal arbitral británico-
panameño en el asunto James Pugh o la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia
relativa al Estrecho de Corfú, etc.
En todo caso, en el marco estricto de al atribución y teniendo en cuenta que el
Estado, sujeto por excelencia de las relaciones de responsabilidad internacional, actúa a
través de los individuos o conjunto de individuos, el problema principal de la atribución
al Estado de un hecho internacionalmente ilícito, originador en cuanto tal de su
responsabilidad internacional, se vincula básicamente a la calidad o no de órganos del
Estado predicable de las personas autoras del hecho, así como a las condiciones en que
6
El comportamiento puede estar constituido por una acción u omisión:
a. Acción, por ejemplo, cuando el Estado o sus órganos dictan una ley contraria a una norma
internacional, o cuando agentes u órganos del Estado, como el Poder Judicial, somete a juicio y apresa a
un embajador extranjero que goza de inmunidad.
b. Omisión, cuando por ejemplo, el Estado o los órganos de éste se abstienen de actuar cuando
jurídicamente, desde el punto de vista del ordenamiento jurídico internacional, están obligados a
desarrollar cierta actividad.
tales actúan. De ahí que vamos a referirnos a la atribución al Estado de los hechos de
sus órganos para determinar, posteriormente, si el Estado es directamente responsable
en el plano internacional por hechos de los particulares u otros, es decir, si son
atribuibles al Estado dichos hechos.

Sin perjuicio de lo anterior, cabe tener claro que el Estado va a responder,


siempre, por las acciones u omisiones, que deben ser consideradas como hechos del
Estado y que están enumeradas en el propio Proyecto de Convención de
Responsabilidad Internacional, vale decir: 

 Por los actos de los órganos competentes de los Estados.


 De otras entidades que se encuentran facultadas para ejercer prerrogativas
del poder público.
 Responsabilidad por los actos efectuados por cuenta del estado pero de hecho.
 Por órganos de otros Estados u organizaciones internacionales.
 Por los comportamientos de órganos del Estado que actúan fuera del ámbito
de su competencia.
 Responsabilidad del Estado por el comportamiento de los particulares, de
carácter de excepcional.
 Por el comportamiento de los insurrectos.

Comportamiento de los Órganos Estatales

Es un principio básico el de que, por regla general, se atribuyen al Estado los


hechos de sus órganos o agentes en tanto que integrantes de la organización estatal.

Ahora, en atención a la capacidad del Estado para autoorganizarse se entiende


que órgano incluye toda persona o entidad que tenga esa condición según el Derecho
Interno del Estado, ya que el Derecho Internacional no hace sino considerar la
pertenencia a la organización del Estado como un presupuesto, lo que, no obstante, no le
resta autonomía al momento de atribuir un hecho al Estado a los efectos de apreciar su
responsabilidad internacional. De esta forma, se tienen en este plano como hechos del
Estado las conductas de pórganos de instituciones públicas distintas del Estado o las
observadas por órganos estatales en sentido propio pero fuera de su competencia.

Es lógico, por otra parte, que sólo se consideren hechos del Estado, desde el
punto de vista del Derecho Internacional, los realizados por personas o entidades que
actúan en calidad de tales órganos, sin que sea procedente atribuirle los realizados por
esas personas o entidades a título puramente privado o sin apariencia alguna de
actuación oficial7.
7
En otras palabras, no existe duda alguna que el Estado responde por los actos de sus órganos
competentes, es decir, básicamente, el Poder Constituyente, el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el
Poder Judicial cuando ellos actúan dentro de la esfera de su competencia. Al respecto, debemos señalar
que el comportamiento de los órganos del Estado es atribuible cualquiera que sea las funciones que tiene
cada uno de los órganos, y dicho comportamiento puede ser de carácter internacional o incluso interno, es
más, puede ser un órgano del Estado que está en una posición superior o subordinada dentro de la
organización éste. Ahora, para determinar si dicho organismo o institución es órgano del Estado, debemos
recurrir al ordenamiento jurídico interno que nos señalará cuales son ellos, a menos que sea el propio
Derecho Internacional el que determine, en algunos casos, si un determinado órgano es o no del Estado, o
actúa o no en representación de él, Ello sucede, por ejemplo, en la Convención de Viena de los Derechos
La conducta por la cual cabe declarar al Estado internacionalmente responsable
puede consistir, ya sea en un hecho instantáneo, ya en una cadena de hechos constitutiva
de un proceso en el cual suelen intervenir varios órganos del Estado. En este último
caso, en que los supuestos de obligaciones que exigen del Estado el logro de un cierto
resultado dejándole un margen mayor o menor para elegir los medios, la acción ulterior
de autoridades superiores a aquella que realizó un hecho inicial en violación del
Derecho Internacional puede evitar aún que el resultado se frustre, lo que contribuye a
explicar la regla del agotamiento de los recursos internos. Ello ha llevado a algunos a
hacer la incorrecta generalización de que el Estado no sería responsable sino por los
hechos de los óranos superiores, sin tener en cuenta que, por una parte, los de los
órganos subordinados son susceptibles de hacer definitiva la violación de la obligación
internacional, y que, por otra, también la actuación de los órganos superiores puede dar
lugar aún a un recurso interno. El Art. 4.1 del Proyecto de Artículos de la Comisión de
Derecho Internacional considera por ello atribuirle al Estado todo hecho de un órgano
suyo cualquiera que sea su posición, superior o subordinada, en la organización del
Estado8.

Asimismo, es indiferente la naturaleza de las funciones, legislativas, ejecutivas,


judiciales o de otra índole, ejercida por el órgano o el carácter internacional o interno de
esas funciones, superándose, de esa forma, la antigua tesis de que el Estado sólo es
responsable por los hechos de los órganos encargados de las relaciones exteriores.

En doctrina existe unanimidad en cuanto a la posibilidad de considerar como


hecho del Estado la conducta de cualquiera de sus órganos independiente del “poder” al
que pertenezca, soliendo figurar un estudio por separado de los más significativos
hechos generadores de responsabilidad internacional realizados por órganos legislativos,
como aplicación irregular de leyes fiscales a extranjeros o la no publicación de una ley
en contra lo ordenado en un tratado, etc., por órganos administrativos, en caso de
desviación de poder, tratos discriminatorios a extranjeros, detenciones arbitrarias, etc., y
por órganos judiciales, como denegación de justicia, fallos manifiestamente injustos,
etc.

En suma, y siguiendo la tendencia mayoritaria, el Estado debe responder


internacionalmente por los actos que, en ejercicio de sus funciones, realizan el Poder
Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial:

I. Poder Legislativo

El Estado fuera de toda duda responde por los hechos ilícitos de su Poder
Legislativo y ello, por supuesto, va a comprometer la responsabilidad internacional del
Estado como tal, ya sea por acción u omisión, como por ejemplo, cuando el Poder
Legislativo aprueba una ley contraria a una obligación internacional del Estado o

de los Tratados donde se determina quién puede representar al Estado en la manifestación del
consentimiento de obligarse en un tratado. Sin perjuicio que, como se señaló, lo primero a lo que uno
recurre en busca de una precisión sobre el punto, es a la Constitución Política de la República y
legislación general de cada Estado.
8
Eso ha llevado a algunos autores a afirmar que el Estado no sería responsable sino por los hechos de los
órganos superiores, sin tomar en consideración que los de los órganos subordinados son susceptibles de
hacer en definitiva violación de la obligación internacional y que, por otra, también la actuación de los
órganos superiores puede dar lugar aún un recurso interno.
cuando se abstiene de legislar en el caso de que exista una obligación internacional de
hacerlo.  

Se ha discutido en doctrina si lo que se sanciona o lo que genera la


responsabilidad internacional es el hecho, por ejemplo, de dictarse una ley contraria a
la obligación internacional, o, si bien, es la aplicación de esa obligación contraria a la
internacional la que genera la responsabilidad, sosteniéndose que no es la
promulgación de la ley sino su aplicación la que da lugar a la responsabilidad
internacional.  En otros términos, una ley puede ir en contra de una obligación
internacional pero la responsabilidad del Estado va a surgir cuando se aplica la ley
contraria a la obligación internacional. 

II. Poder Ejecutivo

La responsabilidad internacional del Estado nace, en la mayoría de los casos,


como consecuencia de la acción de sus órganos ejecutivos y administrativos a través
de funcionarios públicos, policiales, militares, etc. En otros términos, cualquiera que
sea la naturaleza de los órganos del Estado, ellos comprometen su responsabilidad
internacional, no importando su rango o su categoría, pudiendo ser autoridades
nacionales o locales, todos los cuales generan responsabilidad por sus acciones u
omisiones ilícitas contrarias a las obligaciones internacionales, siendo menester, que
el individuo actúe en su carácter oficial de agente del Estado y el ejercicio de sus
funciones propias.

Ahora bien, quien alegue esta responsabilidad del Estado deberá probar, en el
juicio respectivo, tal situación, ya que si el miembro del Poder Ejecutivo, por ejemplo,
actuó más allá  de las competencias que le eran propias, no sería responsable el Estado
por esta causal.   

III. Poder Judicial

Es uno de los poderes del Estado y, al igual que el Legislativo y Ejecutivo, este
poder puede generar responsabilidad internacional por acciones u omisiones ilícitas
internacionalmente. 

Puede generarse responsabilidad internacional en dos situaciones:

1. Esta responsabilidad puede deberse a una infracción de una norma de derecho


internacional.

Ello se producirá cuando el Poder Judicial aplica o ejecuta una norma interna
que contraviene una disposición internacional, como sería el caso de someter a
proceso a una persona que goza de inmunidad diplomática. También se puede
incurrir en responsabilidad, por una omisión, cuando un tribunal no aplica un
tratado internacional debidamente ratificado, promulgado y publicado por el
Estado, por tanto, ley vigente lo que afecta los derechos que dicho tratado otorga. 

2. Por una infracción de su propio derecho interno.

En este caso se genera responsabilidad internacional por una actuación de los


tribunales que infringe, viola su propio ordenamiento jurídico, siempre y cuando se
hayan agotado todos los recursos internos para subsanar las irregularidades que se
cometieron, requisito esencial para que proceda la responsabilidad.

Ahora bien, esa infracción, para que constituya un ilícito internacional y


genere responsabilidad, debe tener una cierta gravedad. Se ha sostenido, al
respecto, que un acto judicial ilegal da lugar a la responsabilidad cuando se le
impide a un extranjero la vía judicial, ello porque, en el fondo, encubre una
arbitrariedad del Poder Judicial y porque, además, infringe el estándar mínimo de
justicia, lo que se denomina Denegación de Justicia, constituyendo la principal
fuente de responsabilidad estatal por hechos de los tribunales de justicia.

Esta Denegación de Justicia comprende diversas hipótesis, dentro de las


cuales encontramos las siguientes: 

1) Denegación a un extranjero a tener acceso a los tribunales para que


así pueda defender sus derechos.
2) Retraso injustificado en la administración de justicia.
3) Irregularidades graves en la tramitación de proceso.

Se ha sostenido que estas irregularidades deben de tal gravedad que develan


que los tribunales no ofrecen las garantías indispensables para una aceptada
administración de justicia, como por ejemplo si el tribunal se niega a escuchar a
los testigos de un  extranjero. Dentro de la gravedad se citan los siguientes
casos:

a. Negativa del tribunal a dictar sentencia.


b. Cualquier retraso o entorpecimiento inexcusable en la administración
de justicia, siempre y cuando el extranjero sea el demandante.
c. Cualquier falta de diligencia en la persecución o detención del asesino
de un extranjero.
d. La insólita prisa en juzgar a un acusado extranjero.
e. La no aplicación de una sentencia judicial dictada en favor de un
extranjero.

4) Sentencias notoriamente injustas.

Se aplican en jurisprudencia el criterio de una simple envergadura, vale


decir, un simple daño no amerita responsabilidad internacional, a menos que sea
intencional.

5) La inejecución de sentencias ya sea internas o internacionales.


Vale decir, se dictó sentencia, firme y ejecutoriada, no hay recurso
pendientes, pero el tribunal no hace nada para ejecutarla. En el fondo se niega o
la posterga indefinidamente, y aquí el extranjero puede reclamar fundándose en
denegación de justicia.

Ahora, además de responder por los hechos de sus órganos actuando en el marco
de sus competencias, el Estado también responderá:

a) Por la conducta de entidades públicas territoriales u otras entidades que


estén facultadas por el Derecho interno del Estado para ejercer
atribuciones del poder público.

El principio de la responsabilidad internacional del Estado por hechos de


dichas entidades ha sido reconocido por la jurisprudencia internacional en
relación, por ejemplo, con hechos de un municipio o de una región9.

En relación a la posible responsabilidad internacional del Estado federal


por hechos de sus Estados miembros y dándola por supuesta en un plano
general, la cuestión de si trata de una responsabilidad directo o indirecta del
Estado federal dependerá en cada caso de la propia estructura política federal.

b) Por la conducta de órganos puestos a disposición del Estado por otro


Estado o por una organización internacional.

La solución lógica de que sea en este caso responsable de los hechos del
órgano en cuestión el Estado a cuya disposición, en cuyo provecho o bajo cuya
autoridad se pone, y no el Estado o la organización internacional que presta el
órgano o agente, como por ejemplo funcionarios encargado de la gestión de un
servicio público, órgano judicial, unidad de policía, etc., aparece avalada por la
doctrina y jurisprudencia. Los autores se pronuncian a favor de la
responsabilidad del Estado beneficiario, insistiendo, no obstante, en la condición
de que la actuación del órgano quede bajo el pleno control del mismo.

Ahora, esta responsabilidad queda, en principio, descartada en los casos de


actuación en su territorio de órganos de otro Estado o de una organización
internacional que actúen en calidad de tales, como por ejemplo representantes
oficiales de Estados extranjeros, funcionarios de bases militares extranjeras
radicadas en el Estado territorial, órganos o enviados ad hoc de una organización
internacional, misiones de paz de las Naciones Unidas o de otras organizaciones
internacionales, etc., a menos que dicho Estado tenga que responder por los
hechos de sus propios órganos al mostrar éstos pasividad con ocasión de hechos
perjudiciales para terceros Estados o súbditos extranjeros provocados por el
órgano del Estado u organización internacional operante en su territorio.

9
Por ejemplo, tenemos la decisión de 14 de Agosto de 1905 relativa al asunto Pieri Dominique & Co.;
R.S.A.: X, 156.
c) Por la conducta de órganos del Estado o de personas o entidades facultadas
para ejercer atribuciones del poder público que actúen excediéndose en su
competencia con arreglo al Derecho Interno o contraviniendo las
instrucciones concernientes a su actividad, supuesto éste diferente del de la
actuación de órganos o agentes a título estrictamente privado.

Los autores consideran atribuible al Estado todo hecho no autorizado por


sus órganos o agentes. Algunos aluden, en este caso, a una responsabilidad
subsidiaria del Estado, que se convertiría en principal en caso de no exigir de los
culpables la reparación del daño causado, castigándolos incluso. Otros prefieren
hablar de responsabilidad por falta ajena asimilando así el supuesto al de la
responsabilidad indirecta e incluso al de la responsabilidad por hechos de
particulares. Otros, por su parte, basan aquí la responsabilidad en la presunción
de una aprobación implícita del hecho por los poderes públicos, lo que vendría a
introducir la idea de complicidad de éstos. Otros, en fin, descartan la
responsabilidad la responsabilidad estatal en los supuestos de hechos no
autorizados de órganos subalternos y de incompetencia manifiesta del órgano.

Con todo, la Comisión de Derecho Internacional propugna considerar


atribuirles al Estado, sin excepción, los hechos aquí contemplados, basándose en
la idea de seguridad que debe presidir las relaciones internacionales, así como el
hecho de que, de seguirse el criterio contrario, se le daría al Estado una
escapatoria para sustraerse a su propia responsabilidad.

Otros Supuestos de Responsabilidad Internacional del Estado

1. Comportamiento bajo la dirección o control del Estado

Como dispone el Art. 8 del Proyecto de Artículos, se considera hecho del Estado
el comportamiento de una persona o de un grupo de personas si ésta o aquéllos actúa
de hecho por instrucciones o bajo la dirección o el control de ese Estado al observar
ese comportamiento.

Lo anterior se traduce en que el comportamiento en cuestión sólo es atribuible al


Estado si éste dirigió o controló la operación y si el comportamiento denunciado era
una parte integrante de la operación

2. Por hechos de los particulares.

Salvo en el supuesto de personas o grupos de personas que actúen de hecho bajo


la dirección o control del Estado o ejerzan de hecho atribuciones del poder público
en defecto de las autoridades oficiales, los comportamientos de los particulares no se
considerarán como hechos del Estado. Vale decir, la regla general es la no atribución
de los comportamientos de éstos al Estado.

Sin embargo, lo anterior no significa que el Estado no pueda resultar responsable


por su pasividad o falta de diligencia en la prevención o represión de tales
comportamientos, en cuyo caso, y siguiendo la doctrina dominante, el Estado no
estaría asumiendo como suyos los hechos de los particulares, sino respondiendo
internacionalmente por sus propios hechos en cuanto constitutivos de la violación de
una obligación internacional de vigilancia y protección.

Por último, en relación con la obligación de prevención a cargo del Estado en


estos casos, debe tenerse en cuenta diversas circunstancias, como la mayor o menor
previsibilidad de disturbios o revueltas, la especial vulnerabilidad de locales oficiales
extranjeros, el carácter público de las personas, etc.

3. Por hechos realizados por movimientos insurreccionales

Si los comportamientos de los particulares no pueden ser tenidos por hechos del
Estado a los efectos de la responsabilidad internacional, tampoco podrán serlo los
hechos realizados por movimientos insurreccionales, es decir, grupos insurgentes,
rebeldes con estatuto de beligerancia, movimientos de liberación nacional, frente a
revolucionarios, etc., en su condición de entes dotados de un aparato institucional
propio, distinto y paralelo al del Estado en cuyo territorio están establecidos y
capaces por ello de incurrir por sí mismo en responsabilidad internacional, y ello
independientemente de que el objetivo de su lucha sea conseguir la independencia de
un pueblo sometido a dominación u ocupación extranjera, crear un nuevo Estado a
expensas del Estado constituido o sustituir el gobierno de un Estado por un nuevo
gobierno.

No obstante, el Estado no quedaría exento de responsabilidad por los hechos de


sus propios órganos consistentes en dejar de cumplir las obligaciones de vigilancia,
prevención o represión a su cargo en relación con la actuación de los rebeldes, siendo
en estos casos la omisión del deber de represión a posteriori, vale decir, el castigo
una vez sofocada la rebelión, de los autores de los hechos ilícitos cometidos durante
la lucha.

Se considerará, en cambio, atribuible al Estado todo hecho de un movimiento


insurreccional que resulte triunfante, esto es, que se convierta en el nuevo gobierno
de un Estado o cuya acción dé lugar a la creación de un nuevo Estado en una parte
del territorio de un Estado preexistente o en un territorio bajo su administración, ello
en virtud del hecho de una continuidad entre la organización que el movimiento
insurreccional se había dado antes de lograr el poder y la organización que después
de su triunfo viene a dar al gobierno del Estado preexistente o del nuevo Estado que
se ha desgajado de aquél.

La atribución al Estado de los hechos de los movimientos insurrectos triunfantes


ha sido afirmada por la jurisprudencia, por la práctica de los Estado y por la doctrina.

Elemento de la Violación10

Según el Proyecto de Artículos de la Comisión de Derecho Internacional, este


elemento del hecho internacionalmente ilícito consiste en que el comportamiento
atribuible al Estado constituye una violación de una obligación internacional a su cargo.
Para un sector de la doctrina, a este elemento habría que agregar otro cual es la
producción de un daño a resultas de dicha violación.
10
Constituye el elemento objetivo.
Las características o aspectos que componen este elemento son las siguientes:

1. Violación de una obligación.

Al apreciar la ilicitud de un hecho desde el punto de vista del Derecho


Internacional, la jurisprudencia internacional suele hablar de violación de una
obligación contraída por el Estado o, según expresión que se ha hecho clásica,
de violación de una obligación impuesta por una norma jurídica internacional11.

En el seno de la Comisión de Derecho Internacional, ha prevalecido la


expresión violación de una obligación internacional, entendiendo por obligación
la exigibilidad de una conducta de acción u omisión impuesta por la norma de
Derecho.

Ahora bien, desde la perspectiva de la obligación habrá violación de la


misma por parte de un Estado cuando un hecho de éste no está en conformidad
con lo que de él exige esa obligación. Así pues, lo que constituye la esencia
misma de la ilicitud es el contraste entre el comportamiento adoptado en la
realidad y el que jurídicamente se debiera haber tenido.

2. Carácter internacional de la obligación.

El hecho de que la obligación cuya violación constituye el hecho


internacionalmente ilícito es una obligación internacional, o sea, impuesta por
una norma de Derecho Internacional.

Lo anterior impide calificar de internacionalmente ilícito a un hecho que


suponga una contravención de obligación contempladas o contenidas en
contratos entre Estados y personas extranjeras o incluso entre dos Estados y
regidos por el Derecho interno de un Estado o excepcionalmente por un
sedicente derecho transnacional12.

3. No es relevante el origen de la obligación.

Al efecto de calificar de ilícito un determinado hecho, es indiferente cuál


sea el origen de la obligación violada. Por tanto, tan ilícito es un acto contrario a
una obligación de origen consuetudinario como uno que contradiga un
compromiso basado en un tratado o en una fuente de otro tipo, como un
principio general de derecho, sentencia de un tribunal internacional, acto
vinculante de una organización internacional, etc.

Asimismo, en la doctrina se reconoce que el distinto origen de las


obligaciones internacionales no afecta a la calificación como ilícito del hecho
11
La disposición vigente sobre este tema habla de obligación internacional, no de norma internacional.
Esto porque el concepto de obligación internacional fue considerado mucho más amplio que el de norma,
a pesar que la obligación tiene como fuente la norma.
12
En consecuencia, quedan excluidas todas aquellas obligaciones que no tienen este carácter, como por
ejemplo las obligaciones que se contienen en contratos celebrados entre un Estado y una empresa
internacional transnacional o personas extranjeras, o incluso, celebrado entre dos Estados, como la
compraventa de un bien raíz. A estos se les aplican las normas del derecho interno, por tanto no tienen el
carácter de Derecho Internacional.
contrario a cualquiera de ella, ni da lugar, en principio, a distintos regimenes de
responsabilidad, o sea, a la elección entre tal o cual tipo de reparación.

4. Vigencia de la obligación

Para poder calificar de ilícito de un hecho es menester que la obligación


que dicho hecho contraría éste en vigor al tiempo de la realización de éste
respecto de sujeto responsable.

5. Carece de importancia el contenido de las obligaciones que son infringidas.

El diferente contenido u objeto de la obligación es irrelevante al efecto de


calificar de internacionalmente ilícito un determinado hecho. Si bien no dejará
de repercutir en ciertos casos a la hora de establecer distintos tipos de hechos
ilícitos y, por ende, distintos regímenes de responsabilidad, y en este sentido la
Comisión de Derecho Internacional, distinguiendo entre la violación de
obligaciones de carácter bilateral o de obligaciones para con algunos Estados y
la violación de obligaciones para la comunidad internacional en su conjunto,
señala que cuestiones relativa a la gravedad de la violación y al carácter
imperativo de la obligación violada pueden influir en las consecuencias que se
derivan para el Estado responsable y, en algunos casos, también para otros
Estados.

La Responsabilidad Internacional en relación al Daño.

La Comisión de Derecho Internacional no hace alusión, en el Proyecto de


Artículos, al daño o perjuicio, en el sentido de daño causado a un Estado en el plano del
Derecho Internacional, como elemento independiente o autónomo del hecho
internacionalmente ilícito.
Así, la Comisión de Derecho Internacional ha estimado que el daño inherente a
todo hecho internacionalmente ilícito es el que al mismo tiempo es inherente a toda
violación de una obligación internacional, considerando, así, comprendido el daño en el
elemento objetivo del hecho internacionalmente ilícito13.

Según la propia Comisión, la exigencia de que concurran elementos adicionales,


como el daño, depende del contenido de la obligación. Así, la obligación que incumbe
en virtud de un tratado de promulgar una legislación uniforme es violada por el hecho
de no promulgar la ley, y no es necesario que otro Estado parte indique que ha sufrido
un daño concreto debido a ese incumplimiento. De modo que el que una obligación
determinada no se cumpla por la mera infracción del Estado responsable, o que se exija
que se produzca alguna otra circunstancia, dependerá del contenido y la interpretación
de la obligación no pudiéndose determinar en abstracto.

13
Curiosamente, durante siglos el daño fue considerado como uno de los electos constitutivos de la
responsabilidad internacional; sin embargo, el Proyecto de la Comisión excluyó la mención específica del
daño como elemento de ésta. Se prescindió de él porque partía de la base que este daño era inherente a
cualquier violación de una norma internacional, por tanto no era necesario mencionarlo. Se dijo que, en el
fondo, constituía regla primaria y no secundaria, como era la responsabilidad internacional. Todavía
existe discusión sobre el punto, pero la Comisión señaló que si bien todo hecho ilícito origina
responsabilidad, no todo hecho ilícito supone un daño.
El Abuso del Derecho

Se planteado en el seno de la Comisión de Derecho Internacional si era posible


ver en la institución del abuso del derecho una excepción al principio conforme al cual
lo que caracteriza el hecho internacionalmente ilícito es la violación de una obligación
internacional. Ello en atención a que en el supuesto del abuso del derecho más que una
conducta contraria a una obligación jurídica existe un ejercicio desmesurado de un
derecho subjetivo por parte de su titular.

La Comisión, al respecto, ha señalado que el supuesto del ejercicio abusivo de


un derecho está comprendido en el elemento objetivo del hecho internacionalmente
ilícito, representado, en este caso, por la violación de una obligación derivada de una
norma que limita el ejercicio por el Estado de sus derechos o competencias prohibiendo
su ejercicio abusivo.

La Reparación

La consecuencia normal del hecho internacionalmente ilícito es la


responsabilidad internacional de su autor. Esta consecuencia se conecta visiblemente
con el derecho lesionado y en este sentido se hace entrar en juego la noción del daño o
perjuicio resultante para uno o varios sujetos de Derecho de la trasgresión por otro
sujeto de una obligación jurídica a su cargo. Ese daño causado a un sujeto de Derecho
con la comisión del hecho ilícito es el que en general da lugar a la obligación de reparar.

Ahora bien, esta obligación de repara en sentido lato cubre dos aspectos distintos
en Derecho Internacional:

I. Poner fin o término a la actividad ilícita, si es que ésta fuere continua, vale
decir, volver a la legalidad.

II. Reparar o compensar los daños o perjuicios.

En relación con el primer aspecto, la Comisión ha señalado que tratándose de


hechos ilícitos de carácter continuo y sin perjuicio de la responsabilidad en que haya
incurrido el Estado autor, esté obligado a poner fin al hecho. Asimismo, en relación con
el segundo, se establece que el Estado responsable está obligado a repara íntegramente
el perjuicio causado por el hecho internacionalmente ilícito.

Obligación de Reparar el Daño

La reparación del daño causado es un principio general de Derecho que se aplica


en Derecho Privado, en Derecho Internacional y en todo orden. Esta reparación debe ser
íntegra y completa.

Así entonces, el Estado responsable está obligado, como se indicó


precedentemente, no sólo hacer cesar el hecho lícito, y si las circunstancias lo exigen, a
ofrecer seguridades y garantías de no repetición, sino, asimismo, a reparar íntegramente
el perjuicio ocasionado el cual engloba tanto el daño material como moral causado por
el hecho ilícito.

El daño que hace surgir, en definitiva, la responsabilidad internacional y,


estrictamente, la obligación de reparar, puede consistir ya sea en una lesión directa de
los derechos de otro Estado, ya en un perjuicio ocasionado a u particular extranjero. En
otros términos, el daño o perjuicio puede recaer en el Estado mismo o en la persona de
algunos de sus nacionales, sin embargo, lo importante, en el plano jurídico
internacional, es el daño sufrido por el Estado14.

De lo señalado se colige que el daño del Estado consiste ya en la lesión


inmediata de un derecho o interés exclusivamente suyo ya en un perjuicio provocado a
un nacional suyo cuya causa viene a asumir el propio Estado, pudiendo representar o no
un perjuicio patrimonial, del modo que en su caso puede representarlo o no para el
propio particular.

Si lo que está en juego es un perjuicio patrimonial causado a un nacional del


Estado, el monto de la reparación, que no deja de tener el carácter de reparación Estado
a Estado, se calcula conforme a los daños sufridos por el particular. Ahora, si el
perjuicio es de naturaleza no patrimonial surgirá un tipo de responsabilidad especial que
puede traducirse en la denominada satisfacción

Formas de Reparación del Daño

La obligación de reparar que corre a cargo del Estado responsable es una


consecuencia directa de la comisión de un hecho internacionalmente ilícito y no
depende, por tanto, de una demanda o protesta por cualquier Estado a pesar que la
forma que debe adoptar la reparación pueda depender de la respuesta del Estado o
Estados lesionados.

Asimismo, la obligación de reparar, al igual que la de hacer cesar el hecho


ilícito, puede darse en relación a otro Estado, a varios Estados o a la comunidad
internacional en su conjunto, dependiendo de la naturaleza y el contenido de la
obligación internacional infringida y las circunstancias de la violación.

De este modo, la obligación de reparar se refiere a los diversos medios con que
cuenta el Estado para liberarse de la responsabilidad derivada del hecho
internacionalmente ilícito, y que pueden resumirse en las siguientes modalidades15:

a. Restitución Natural

b. Indemnización.

c. Pago de Intereses.

14
Ello sin perjuicio de cualquier derecho que la responsabilidad internacional de un Estado pueda generar
directamente en beneficio de una persona o de una entidad distinta de un Estado.
15
Mientras que la satisfacción es la forma más adecuada de reparación de los perjuicios no materiales, la
restitución o compensación por equivalencia en su caso, y la indemnización operan esencialmente en el
campo de los daños patrimoniales causados al propio Estado o a particulares extranjeros.
d. Satisfacción.

a. Restitución Natural

En, en principio, la forma más perfecta de reparación en la medida en que


apunta a restablecer el statu quo ante, borrando todas las consecuencias de hecho
ilícito, como la abrogación de una disposición interna contraria al Derecho
Internacional y la anulación de sus efectos, la puesta en libertad de una persona,
restitución de dinero, documentos o bienes de distinta naturaleza, liberación y
devolución de buques capturados, etc.

El Art. 35 del Proyecto de Artículos de la Comisión, dispone que el Estado


responsable está obligado a la restitución, es decir, a restablecer la situación que
existía antes de la comisión del hecho ilícito en la medida en que ello no sea
materialmente imposible.

Por su parte, el Art. 42 señala que el Estado lesionado puede pedir, por
supuesto, el restablecimiento de la situación que existía antes de haberse
cometido el hecho ilícito. Sin embargo, la restitución en especie no será admitida
ni procederá en los siguientes casos:

 Cuando no sea materialmente posible16.

 La restitución en especie no debe entrañar la violación de una obligación


que nace de una norma imperativa de Ius Cogens.

 La restitución en especie no puede implicar una carga totalmente


desproporcionada en relación con la ventaja que lograría el Estado
lesionado para obtener la restitución en especie.

 La restitución no debe comprometer gravemente la independencia


política o la estabilidad económica del Estado que haya cometido el
hecho ilícito. Esto se somete a la condición de que el Estado que fue
lesionado no se vea afectado del mismo modo si no obtiene la restitución
natural.

b. Indemnización

Ésta tiende, en principio, a cubrir cuantitativamente, además de lo debido por


equivalencia, el resarcimiento de los daños sufridos que no hayan sido reparados
por el pago efectivo. En otras palabras, la indemnización procede normalmente
cuando no es aplicable la restitución natural, por ejemplo falleció el detenido, o
bien como modalidad complementaria a la restitución natural cuando ésta última
no es suficiente para reparar el daño causado.

16
Por ejemplo, si como policía mato a un individuo, en medio de las torturas que aplicó, no lo podrá
resucitar ya que la vida no se devuelve, y por tanto no hay posibilidad de restitución natural.
El Estado responsable está obligado a indemnizar el daño causado por el
hecho ilícito en la medida en que éste no haya sido reparado por la restitución.
Es ésta la forma más común de reparación y, por tanto, la más minuciosamente
analizada en sus diversos aspectos por la jurisprudencia internacional.

Ahora bien, según el principio general, la indemnización implica que deben


cubrirse todos los daños que ha sufrido o soportado la persona natural o jurídica
que fue afectada por el hecho ilícito. Cuando hablamos de indemnización y de
daños, estamos hablando del daño emergente y del lucro cesante, y según la
clasificación clásica de los daños, del daño moral y del daño material, del daño
directo y del daño indirecto. En fin, absolutamente todos los daños deben ser
cubiertos.

Se discutió si procedía además cancelar intereses respecto de las sumas que


se debían pagar por concepto de indemnización. La doctrina al respecto estaba
dividida hasta que el Proyecto de Artículos de la Comisión consagró la
obligación, renunciable, por supuesto, de cancelar intereses como modalidad que
complementa a la indemnización. En definitiva, la idea es eliminar las
consecuencias del hecho ilícito al máximo posible, vale decir, íntegramente.

Por último, el Art. 36 dispone, al respecto, lo siguiente:

 El Estado responsable de un hecho internacionalmente ilícito está


obligado a indemnizar el daño causado por ese hecho en la medida en
que dicho daño no sea reparado por la restitución.

 La indemnización cubrirá todo daño susceptible de apreciación


pecuniaria, incluido el lucro cesante en la medida en que éste sea
comprobado.

c. Pago de Intereses

El Proyecto de Artículos de la Comisión, al respecto, dispone que se debe


pagar intereses sobre toda suma principal adeudada en la medida que sea
necesario para asegurar la reparación íntegra. La tasa de interés y el modo de
cálculo deben fijarse de manera que se alcance ese resultado.

Estos intereses se devengan desde la fecha en que debería haberse pagado la


suma principal, hasta la fecha en que se haya cumplido la obligación de pago.

d. Satisfacción

Es una forma particularmente adecuada para enjugar los daños morales


ocasionados al Estado, ofensa al honor o a la dignidad, aunque puede concurrir
con otras formas de compensación en relación con violaciones de diversa
especie, pues aún en caso de no mediar un ataque expreso a la dignidad del
Estado, la simple tolerancia de una violación del Derecho Internacional es
adecuada para disminuir el prestigio del Estado ofendido17.

En la noción de satisfacción se incluye una serie de prestaciones como la


presentación de excusas, el castigo de los culpables, el pago de una suma
simbólica, e incluso la verificación, por una instancia imparcial internacional,
del carácter ilícito del hecho.

En todo caso, dar satisfacción por el perjuicio causado se presenta como una
obligación del Estado responsable en la medida en que este perjuicio no pueda
ser reparado mediante restitución o indemnización y la satisfacción no debe ser
desproporcionada con relación al perjuicio ni puede adoptar una forma
humillante para el Estado responsable.

La satisfacción, en fin, puede darse a través de varis prestaciones a la vez,


como disculpas, castigo de los funcionarios responsables e incluso
indemnización de daños y perjuicios correspondiente a la gravedad de la
vulneración de los derechos del Estado lesionado.

Determinación del Contenido de la Reparación

El hecho de que, en general, la reparación debe regirse por la regla de la


proporcionalidad significa que debe ajustarse, en la medida que sea posible, a la entidad
del daño, vale decir, que no sea inferior ni superior a éste.
La naturaleza y circunstancias de la violación de la obligación, como su
duración, el origen, contenido de la obligación, la calidad del órgano responsable, entre
otras variables, son factores que se toman en cuenta al momento de ponderar en cada
situación la forma y el grado de responsabilidad internacional.

Una aplicación de esta regla de proporcionalidad en el supuesto de la restitución


podría justificar el sustituir ésta por otra forma de reparación. Es así que se establece
que el Estado responsable queda liberado de la obligación de restituir cuando ello le
suponga una carga totalmente desproporcionada con relación al beneficio que derivaría
de la restitución en vez de la indemnización.

Ahora, el hecho que la reparación debe cubrir en lo posible todo el perjuicio ha


llevado a la jurisprudencia a incluir en ella la indemnización del lucro cesante, el pago
de intereses y el resarcimiento de daños extrapatrimoniales.

Por último, en cuanto al lucro cesante y los intereses el Proyecto de Artículos


establece que la indemnización, que cubrirá todo daño económicamente valorable
sufrido por el Estado lesionado, puede incluir el lucro cesante, en la medida en que éste
sea comprobado, y los intereses, devengados desde la fecha en que debería haberse
pagado la suma principal hasta la fecha en que se haya cumplido la obligación de pago.
En lo que se refiere a los daños extrapatrimoniales, se consagra como una forma
adecuada de satisfacción en el evento de vulneración manifiesta de los derechos del

17
La satisfacción tiene lugar cuando el daño es de carácter moral y no evaluable económicamente. En su
obra “Derecho Internacional”, el autor Alfred Verdross señala que esta modalidad consiste en “actos
destinados a satisfacer el sentimiento jurídico herido del Estado afectado”.
Estado lesionado, la indemnización de perjuicios correspondientes a la gravedad de
dicha vulneración18.

Causas de Exoneración y de Modificación de la Responsabilidad Internacional

Como hemos indicado, la responsabilidad internacional resulta de la violación


por un sujeto de Derecho Internacional de una obligación internacional a su cargo en
virtud de una regla jurídico – internacional. Ahora, cuando en atención a circunstancias
especiales otra regla jurídico – internacional descarta la antijuricidad de un hecho, que
de otro modo sería ilícito, quedan excluidas las consecuencias negativas resultantes para
el sujeto al cual se le atribuye el hecho en cuestión.

De lo anterior se colige que la exoneración de la responsabilidad internacional


resulta del hecho de que, en ciertas circunstancias excepcionales, el comportamiento del
Estado no se considera ilícito y, por tanto, no genera responsabilidad internacional.

Cabe indicar, al respecto, que se concibe la existencia de circunstancias que,


excluyendo la responsabilidad, no excluyen a la vez la ilicitud de hecho siendo posible
distinguir causales de justificación, que eliminan el carácter antijurídico de acto, y
causas de inimputabilidad, que descartan el reproche de la conducta si bien no pueden
volverla conforme a Derecho.

Como causales de exclusión de la ilicitud encontramos el consentimiento del


Estado perjudicado, la fuerza mayor, el peligro extremo, el estado de necesidad y la
legítima defensa.
I. Consentimiento del Estado Perjudicado

Es condición que este consentimiento sea válido, vale decir, que no esté
viciado por la coacción, el error o el dolo. Además, no podrá servir de causa de
exoneración de responsabilidad si la obligación violada procediese de una norma
de ius cogens internacional.

Si el consentimiento se otorga luego de producido el hecho ello equivale a


una renuncia del Estado a su derecho a la reparación o a la acción conducente a
obtenerla. Por lo demás, la exclusión de la ilicitud del hecho en relación con el
Estado que consiente dejar sin resolver la cuestión de la eventual responsabilidad
del Estado autor respecto de un tercer Estado.

II. Fuerza Mayor

Esta causal he sido reconocida expresamente por la jurisprudencia,


señalándose como manifestaciones característica de ésta los casos de
penetración, sin autorización del Estado territorial, de buques de guerra
extranjeros en aguas jurisdiccionales, buscando refugio en situaciones de peligro
inminente.

El Art. 23 del Proyecto de Artículos recoge esta figura, señalando que


estaremos frente a esta causal cuando se trate de una fuerza irresistible o un
18
Cabe señalar que no suele admitir reparaciones de tipo punitivo ni el resarcimiento de daños indirectos,
es decir, aquellos cuya conexión causal con el hecho generador de la responsabilidad es remota o poco
clara.
acontecimiento imprevisto, ajenos al control del Estado, que hacen
materialmente imposible, en las circunstancias del caso, cumplir con la
obligación. De ello se deprende que si la fuerza mayor se debe al
comportamiento del Estado que la invoca o éste haya asumido el riesgo de que
se produjera dicha situación ésta no se configura.

Por último, en el evento de peligro extremo, el Proyecto dispone que la


ilicitud del hecho queda excluida si su autor no tiene razonablemente otro modo
de salvar su vida o la vida de otras personas entregadas a su cuidado, salvo que
la situación de peligro extremo se deba en todo o en parte al comportamiento del
Estado que la invoca o que sea probable que el hecho en cuestión cree un peligro
comparable o mayor.

III. Estado de Necesidad y Legítima Defensa

Estas causales normalmente se han invocado para justificar el recurso de la


fuerza por los Estados. Lo anterior ha llevado a que la doctrina haya recogido
estas causas con reservas y sujetas a estrictas condiciones.

Pues bien, la legítima defensa se acepta actualmente con los


condicionamientos estrictos, vales decir, respuesta de una agresión actual, de
carácter provisional, subordinación al control del Consejo de Seguridad, etc.,
con que aparece regulada en la Carta de Naciones Unidas.

Ahora, en relación con el estado de necesidad se le reconoce, por la


jurisprudencia, como causal de exclusión de la ilicitud de un hecho contrario al
Derecho Internacional, destacándose su carácter excepcional y estimándose que
las condiciones para proceda este estado necesidad son las siguientes:
a. Que el hecho sea el único modo de salvaguardar un interés esencial del
Estado contra un peligro grave e inminente.

b. Que el hecho no afecte gravemente a un interés esencial del Estado


respecto de cual existe la obligación.

c. El Estado autor del hecho no haya contribuido a que sobrevenga el estado


de necesidad.

Es importante tener en cuanto que ninguna de las causales señaladas excluye la


ilicitud de cualquier hecho de un Estado que no esté en conformidad con una obligación
que emana de una norma imperativa del Derecho Internacional General.

Asimismo, debemos consignar que, en los supuestos de consentimiento, fuerza


mayor, peligro extremo y estado de necesidad, si bien queda excluida la ilicitud del
hecho puede subsistir la obligación del Estado autor de indemnizar al Estado
perjudicado por los daños resultantes pues sería injusto que el Estado perjudicado
soporte enteramente con las consecuencias de la intervención de esas diversas
circunstancias.

Por último, a parte de las causales de exclusión de la ilicitud estudiadas existen


diversas circunstancias que, dejando la ilicitud y la responsabilidad en pie, son
susceptibles de intervenir en cada caso pata modificar la responsabilidad, ya sea como
atenuante ya como agravante19.

19
Ejemplo del primer caso sería el supuesto del exceso por parte del Estado en la represión de la conducta
incorrecta del particular extranjero en cuyo favor se ejerce frente a aquél la protección diplomático. En el
segundo caso lo constituye la obtención de ventajas económicas indebidas mediante presiones
desproporcionadas, alevosía, desprecio u ofensa de la dignidad nacional, y, en general, supuestos en que
la especial gravedad del hecho lleve a calificar a éste como crimen internacional, aparejándole un régimen
de responsabilidad más severo.

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