Poesía Intensa de Pizarnik
Poesía Intensa de Pizarnik
ANTOLOGÍA POÉTICA
                      Prólogo y selección de
                    MIGUEL ÁNGEL FLORES
                             MÉXICO, 2010
ÍNDICE
DE LA ÚLTIMA INOCENCIA
 LA ÚLTIMA INOCENCIA                    8
 SOLAMENTE                              8
 A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD            9
 BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA          9
 NOCHE                                  10
 SUEÑO                                  10
 LA ENAMORADA                           11
 CANTO                                  12
 CENIZAS                                12
 SÓLO UN NOMBRE                         13
DE ÁRBOL DE DIANA 18
                                            2
 ANTES                                    23
 SENTIDO DE SU AUSENCIA                   23
 LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES                24   SIGNOS
 DESTRUCCIONES                            24
 POEMA                                    24
 SILENCIOS                                25     Todo hace el amor con el silencio.
                                           3                                                      36
                                                           LA MÁSCARA Y EL POEMA:
EN UN EJEMPLAR                                             BREVE NOTA SOBRE LA POESÍA
DE “LES CHANTS DE MALDOROR”                                DE ALEJANDRA PIZARNIK
   Debajo de mi vestido ardía un campo con flores          Uno es el nombre, Alejandra Pizarnik, conocido en el
alegres como los niños de la medianoche.                   ámbito de la lengua española. Otro, el conjunto de
                                                           una obra dispersa, publicada en breves volúmenes
   El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la      que nunca se reeditaron. La poesía de Alejandra Pi-
palabra tierra. Palabra o presencia seguida por anima-     zarnik es la secreta posesión de unos cuantos lectores
les perfumados; triste como sí misma, hermosa como         que supieron ver en ella una de las voces más perso-
el suicidio; y que me sobrevuela como una dinastía         nales de la poesía escrita en nuestra lengua. Por cierto,
de soles.                                                  entre esos lectores devotos estuvo Alfonso Reyes, a
                                                           quien Alejandra Pizarnik envió un ejemplar dedicado
                                                           de La última inocencia.
                                                              Alejandra Pizarnik casi no tuvo biografía. Los da-
L’OBSCURITÉ DES EAUX                                       tos más importantes de su vida están en sus libros.
                                                           Nació en Buenos Aires, Argentina, en el año de 1939.
                                                           En la Facultad de Filosofía y Letras inició la carrera
   Escucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las        de filosofía, en el año de 1954. Después optó por el
palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis         estudio de las letras, que abandonó también. Se in-
ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me           teresó por la pintura e hizo estudios con Juan Batlle
digo mis silencios. Toda la noche espero que mi len-       Planas. Vivió en París durante cuatro años. Allí pro-
guaje logre configurarme. Y pienso en el viento que        fundizó en la lectura de Lautréamont, Artaud y los
viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he cami-        surrealistas. Su vida estuvo marcada por un exilio
nado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado          interno. Había en Alejandra una fragilidad que la po-
un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y co-      nía en riesgo de sucumbir ante los embates de una
rres desolada como el único pájaro en el viento.           feroz realidad. Su poesía es la búsqueda de una iden-
                                                           tidad, de una afirmación que le concediera sentido al
                                                           caos existencial en que se debatía.
                                                              Dos grandes poetas de nuestro continente nos seña-
LA MÁSCARA Y EL POEMA                                      laron la importancia de su poesía: Octavio Paz y En-
                                                           rique Molina. Octavio Paz dejó constancia de su
                                                           interés por Alejandra Pizarnik al prologar el libro
  El espléndido palacio de papel de los peregrinajes       Árbol de Diana. Paz describe el árbol de Diana desde
infantiles.                                                el punto de vista de la química, la botánica, la mito-
                                                           logía, la heráldica y la física. Químicamente, la poesía
  A la puesta del sol pondrán a la volatinera en una       de Pizarnik es una “cristalización verbal por amalga-
jaula, la llevarán a un templo ruinoso y la dejarán allí   ma de insomnio pasional y lucidez meridiana en una
sola.                                                      disolución de realidad sometida a las más altas tem-
                                                           peraturas. El producto no contiene una sola partícula
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de mentira”. Los poemas de Pizarnik son breves, de            En la cima de la alegría he declarado acerca de una
una concentración que calcina a la realidad y a la         música jamás oída. ¿Y qué? Ojalá pudiera vivir so-
palabra. Esa intensidad de nombrar, de borrarse tras       lamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema
el poema, de desnudarse ante el lenguaje, entusiasmó       con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y
a Enrique Molina que dijo: (Alejandra) “sale indemne       con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a
de esas acechanzas que consisten en abrir las puertas      medida que cada letra de cada palabra haya sido sa-
del poema a notaciones de mero valor informativo,          crificada en las ceremonias del vivir.
destinadas a recrear un latido o un instante, en el sen-
tido en que entiendo la poesía, como una transmuta-
ción de una realidad inmediata y circunstancial a un
plano de revelación”.                                      LA PALABRA DEL DESEO
   La cualidad más notable de los versos de Alejandra
Pizarnik es la tensión a la que somete las palabras,
esa tensión deriva de una intensidad poética queman-         Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía
te. Lucidez para mirar dentro de sí misma, lucidez         en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir
para advertir los signos de un mundo amenazante,           abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hun-
lucidez para elegir la palabra exacta y su contorno.       dirse sin hundirse.
La poesía es una máscara que nos defiende, nos pres-
ta identidad y nos revela el lado oscuro de la vida. El       ¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar.
poema es un espejo, la única vía de acceso al mundo        No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero
interior: Y qué es lo que vas a decir/ voy a decir sola-   entrar.) El dolor en los huesos, el lenguaje roto a pa-
mente algo/ y qué es lo que vas a hacer/ voy a ocultar-    ladas, poco a poco reconstituir el diagrama de la
me en el lenguaje/ y por qué/ tengo miedo. Para            irrealidad.
Pizarnik el lenguaje tiene una doble función: es reve-
lación pero también es ocultamiento. La máscara y el         Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo se-
poema. El mundo sensible de Pizarnik participa de un       guro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera,
agudo conflicto: los elementos de la realidad son inasi-   una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la
bles. El poema sólo rescata algunos fragmentos que         melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mi-
expresan un yo fragmentado. Quizá por ello Alejan-         rada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te
dra Pizarnik buscó la concentración, elaborar con          suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y
esencias los símbolos que expresaran su drama per-         fuera de casa en casa preguntando si estaba.
sonal. En una ocasión comentó sobre su “método”
para escribir poemas: “cada día son más breves mis            Paso desnuda con un cirio en la mano, castillo frío,
poemas: pequeños fuegos para quien anduvo perdida          jardín de las delicias. La soledad no es estar parada
en los extraños (...). Me concentro mucho tiempo en        en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con
un sólo poema. Y lo hago de una manera que recuer-         avidez. La soledad es no poder decirla por no poder
da, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero   circundarla por no poder darle un rostro por no poder
la hoja de papel a un muro y la contemplo: cambio          hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta
palabras, suprimo versos. A veces al suprimir una pa-      melodía rota de mis frases.
labra imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su
nombre. Entonces a la espera de la palabra deseada,
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   Escribo contra el miedo. Contra el viento con ga-          hago en su vacío un dibujo que la alude. Y este dibujo
rras que se aloja en mi respiración.                          es como un llamado ritual”. A veces ese vacío es la
                                                              mención de un silencio. El poema también está hecho
  Y cuando por la mañana temes encontrarte muerta             de silencio. La alusión sólo dibuja el perfil de lo que se
(y que no haya más imágenes): el silencio de la com-          nombra. El deseo de la palabra se realiza desde la so-
prensión, el silencio del mero estar, en esto se van los      ledad: poseer la palabra para desentrañar lo que somos.
años, en esto se fue la bella alegría animal.                 En el otro polo, la palabra del deseo cimenta su vi-
                                                              sión del mundo. El terror, el miedo, la muerte, son
                                                              enfrentados con una fragilidad que al final hará su-
                                                              cumbir a la autora. Acaso para ella haya sido insalva-
EL DESEO DE LA PALABRA                                        ble la distancia entre la realidad y la palabra. En la
                                                              batalla desiciva de su drama interior se impuso la
                                                              victoria de la muerte, una obsesión que recorre toda
  La noche, de nuevo la noche, la magistral sapiencia         su poesía. En una ocasión Alejandra Pizarnik escri-
de lo oscuro, el cálido roce de la muerte, un instante        bió: La muerte siempre al lado./ Escucho su decir./
de éxtasis para mí, heredera de todo jardín prohibido.        Sólo me oigo. Versos que se complementan con los
                                                              siguientes: alguna vez/ alguna vez/ me iré sin que-
   Pasos y voces del lado sombrío del jardín. Risas en        darme/ me iré como quien se va. El 25 de septiembre
el interior de las paredes. No vayas a creer que están        de 1972 dejó de existir Alejandra Pizarnik. Se quitó
vivos. No vayas a creer que no están vivos. En cual-          la vida, es decir, se suicidó: mariposa atravesada por
quier momento la fisura en la pared y el súbito des-          el alfiler incandescente de la realidad y el deseo.
bandarse de las niñas que fui.
  Voy entre muros que se acercan, que se juntan. To-          NOTA: Alejandra Pizarnik escribió los siguientes libros de
da la noche hasta la aurora salmodiaba: Si no vino es         poemas: La tierra más lejana. Buenos Aires, Ediciones
porque no vino. Pregunto. ¿A quién? Dice que pre-             Botella al mar, 1955; La última inocencia. Buenos Aires,
gunta, quiere saber a quién pregunta. Tú ya no hablas         Ediciones poesía, 1956; Las aventuras perdidas. (1958)
                                                              [no hay datos sobre su pie de imprenta]; Árbol de Diana.
con nadie. Extranjera a muerte está muriéndose. Otro
                                                              Buenos Aires, Sur, 1962; Los trabajos y las noches. Bue-
es el lenguaje de los agonizantes.                            nos Aires, Sudamericana, 1965; Extracción de la piedra
                                                              de la locura. Buenos Aires, Sudamericana, 1968; Nombres
   He malgastado el don de transfigurar a los prohibi-        y figuras. Barcelona, Ediciones La Esquina, 1969; El in-
dos (los siento respirar adentro de las paredes). Imposible   fierno musical. Buenos Aires, Siglo XXI, 1971. La edito-
narrar mi día, mi vía. Pero contempla absolutamente sola      rial Sudamericana ha anunciado su intención de publicar
la desnudes de estos muros. Ninguna flor crece ni crecerá     la obra completa de Alejandra Pizarnik. Si consideramos
del milagro. A pan y agua toda la vida.                       la pésima distribución de la editorial y sus altos costos de
                                                              producción y distribución, no es difícil inferir que el libro
                                                              tendrá una circulación muy reducida y no será una gran
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contribución al conocimiento de la poesía de Alejandra        Y era un estremecimiento suavemente trepidante
Pizarnik en México. Este Material de Lectura sólo quiere   (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su
ser una aproximación al mundo poético de Alejandra         musicalidad y trepida con más disonancia que un ca-
Pizarnik y lo anima el propósito de difundir un conjunto   ballo azuzado por una antorcha en las arenas de un
representativo de su obra.
                                                           país extranjero).
Hay un jardín.
OJOS PRIMITIVOS
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   Las muñecas desventradas por mis antiguas manos                        DE LA ÚLTIMA INOCENCIA
de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa
(pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser
Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste    LA ÚLTIMA INOCENCIA
asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
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                                                           hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme
                                                           desnuda en la entrada del tiempo.
A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD
                                                             Un canto que atravieso como un túnel.
                                           a Clara Silva
                                                              Presencias inquietantes,
Ese instante que no se olvida                                 gestos de figuras que se aparecen vivientes por
Tan vacío devuelto por las sombras                         obra de un lenguaje activo que las alude,
Tan vacío rechazado por los relojes                        signos que insinúan terrores insolubles.
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas                             Una vibración de los cimientos, un trepidar de los
Sin ojos para recordar angustias de antaño                 fundamentos, drenan y barrenan,
Sin labios para recoger el zumo de las violencias             y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que
Perdidas en el canto de los helados campanarios            es yo, que espera que me calle para tomar posesión
                                                           de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamen-
Ampáralo niña ciega de alma                                tos,
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego                   aquello que me es adverso desde mí, conspira, to-
Abrázalo pequeña estatua de terror                         ma posesión de mi terreno baldío,
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas                      no,
Tiritantes de pavor frente al futuro                            he de hacer algo,
Dile que los suspiros del mar                                no,
Humedecen las únicas palabras                                   no he de hacer nada,
Por las que vale vivir
                                                              algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas
Pero ese instante sudoroso de nada
                                                           que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, con-
Acurrucado en la cueva del destino
                                                           migo que soy ella y que soy yo, indeciblemente dis-
Sin manos para decir nunca
                                                           tinta de ella.
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos
                                                              En el silencio mismo (no en el mismo silencio)
                                                           tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo
                                                           de los pasos perdidos.
BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA
                                                              No puedo hablar para nada decir. Por eso nos per-
                              a Josefina Gómez Errázuriz   demos, yo y el poema, en la tentativa inútil de trans-
                                                           cribir relaciones ardientes.
la muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida                ¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a
pero nada nada nada                                        lo estéril, a lo fragmentado.
                                                      9                                                       30
blanco, hay un corazón verde tatuado con los ecos de      NOCHE
los latidos de su corazón muerto. Expuesta a todas las
perdiciones, ella canta junto a una niña extraviada                         Quol, taujours? Entre mol sans cesse
                                                                            et le bonheur!
que es ella: su amuleto de la buena suerte. Y a pesar
                                                                                                         G. de Nerval
de la niebla verde en los labios y del frío gris en los
ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre la     Tal vez esta noche no es noche,
sed y la mano que busca el vaso. Ella canta.              debe ser un sol horrendo, o
                                                          lo otro, o cualquier cosa…
                                                          ¡Qué sé yo! ¡Faltan palabras,
                                                          falta candor, falta poesía
VÉRTIGOS O CONTEMPLACIÓN DE ALGO QUE TERMINA              cuando la sangre llora y llora!
                                                    29                                                            10
Prisión                                                      Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy so-
para los días sin retorno                                 la y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que
Mañana                                                    tiembla.
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio                                Aun si digo sol y luna y estrellas me refiero a cosas
Mañana                                                    que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
la carta desconocida encontrará las manos del alma          Deseaba un silencio perfecto.
                                                            Por eso hablo.
                                                     11                                                          28
de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y
hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor in-
cesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu
respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan     CANTO
oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo.
Oh habla del silencio.
                                                          el tiempo tiene miedo
                                                          el miedo tiene tiempo
                                                          el miedo
EN UN OTOÑO ANTIGUO
                                                          pasea por mi sangre
                                  a Marie-Jeanne Noirot   arranca mis mejores frutos
                                                          devasta mi lastimosa muralla
  ¿Cómo se llama el nombre?
                                                          destrucción de destrucciones
   Un color como un ataúd, una transparencia que no       sólo destrucción
atravesarás.
                                                          y miedo
  ¿Y cómo es posible no saber tanto?                      mucho miedo
                                                          miedo
                                                    27                                       12
                                              lúgubre, la muerte en un vestido rojo, la bella, la fu-
Porque a Ti te debo lo que soy                nesta, la espectral, la que toda la noche pulsó un arpa
                                              hasta que adormecí dentro del sueño.
Pero no tengo mañana
                                                …La muerte es una palabra.
Porque a Ti te…
La noche sufre
                                              RESCATE
                                                                                          a Octavio Paz
SÓLO UN NOMBRE
                                                 Y es siempre el jardín de lilas del otro lado del río.
                                              Si el alma pregunta si queda lejos se le responderá:
                  alejandra alejandra         del otro lado del río, no éste sino aquél.
                   debajo estoy yo
                        alejandra
EL HERMOSO DELIRIO
                                         13                                                         26
SILENCIOS
                                                                Hemos inventado nuevos nombres
                                                                para el vino y para la risa,
La muerte siempre al lado.                                      para las miradas y sus terribles
Escucho su decir.                                               caminos.
Sólo me oigo.
                                                                TIEMPO
     DE EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LA LOCURA
                                                                                                        a Olga Orozco
                                                                                                        a León Ostrov
   Toda la noche escucho el llamamiento de la muer-
te, toda la noche escucho el canto de la muerte junto           Señor
al río, toda la noche escucho la voz de la muerte que           la jaula se ha vuelto pájaro
me llama.                                                       y se ha volado
                                                                y mi corazón está loco
  Y tantos sueños unidos, tantas posesiones, tantas             porque aulla a la muerte
inmersiones en mis posesiones de pequeña difunta en             y sonríe detrás del viento
un jardín de ruinas y de lilas. Junto al río la muerte          a mis delirios
me llama. Desoladamente desgarrada en el corazón
escucho el canto de la más pura alegría.                        Qué haré con el miedo
                                                                Qué haré con el miedo
   …Más desde adentro: el objeto sin nombre que na-
ce y se pulveriza en el lugar en que el silencio pesa           Ya no baila la luz en mi sonrisa
como barras de oro y el tiempo es un viento afilado             ni las estaciones queman palomas en mis ideas
que atraviesa una grieta y es esa su sola declaración.          Mis manos se han desnudado
Hablo del lugar en que se hacen los cuerpos poéticos            y se han ido donde la muerte
—como una cesta llena de cadáveres de niñas. Y es               enseña a vivir a los muertos
en ese lugar donde la muerte está sentada, viste un
traje muy antiguo y pulsa un arpa en la orilla del río          Señor
                                                                el aire me castiga el ser
                                                          25                                                      14
Detrás del aire hay monstruos                        en mi memoria
que beben de mi sangre                               por su rostro
                                                     que ardiendo en mi poema
Es el desastre                                       dispersa hermosamente
Es la hora del vacío no vacío                        un perfume
Es el instante de poner cerrojo a los labios         a amado rostro desaparecido
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada
(...)                                                LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES
Señor
Arroja los féretros de mi sangre                     para reconocer en la sed mi emblema
                                                     para significar el único sueño
Recuerdo mi niñez                                    para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos                       he sido toda ofrenda
porque la danza salvaje de la alegría                un puro errar
les destruía el corazón                              de loba en el bosque
                                                     en la noche de los cuerpos
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña                                      para decir la palabra inocente
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor                                                DESTRUCCIONES
La jaula se ha vuelto pájaro
                                                                       en besos, no en razones
y ha devorado mis esperanzas                                                                 QUEVEDO
                                                     POEMA
ORIGEN
                                                15                                                     24
ANILLOS DE CENIZA                                          alguna verdad pequeña en que sentarme
                                                           y desde la cual vivirme,
                                        a Cristina Campo   alguna frase solamente mía
                                                           que yo abrace cada noche,
Son mis voces cantando                                     en la que me reconozca,
para que no canten ellos,                                  en la que me exista.
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.              Pero no. Mi infancia
                                                           sólo comprende al viento feroz
Hay, en la espera,                                         que me aventó al frío
un rumor a lila rompiéndose.                               cuando campanas muertas
Y hay, cuando viene el día,                                me anunciaron.
una partición del sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,                             Sólo una melodía vieja,
una tribu de palabras mutiladas                            algo con niños de oro, con alas de piel verde,
busca asilo en mi garganta,                                caliente, sabio como el mar,
para que no canten ellos,                                  que tirita desde mi sangre,
los funestos, los dueños del silencio.                     que renueva mi cansancio de otras edades.
                                           a Eva Durrell
                                                           ¿Qué bestia caída de pasmo
bosque musical                                             se arrastra por mi sangre
                                                           y quiere salvarse?
los pájaros dibujaban en mis ojos
pequeñas jaulas                                            He aquí lo difícil:
                                                           caminar por las calles
                                                           y señalar el cielo o la tierra
SENTIDO DE SU AUSENCIA
                                                           EL AUSENTE
si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra                                           I
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos                                                 La sangre quiere sentarse
en la lluvia                                               Le han robado su razón de amor.
                                                     23                                                     16
Ausencia desnuda.                                          de nombres, de figuras.
Me deliro, me desplumo.                                    Alguien soñó muy mal,
¿Qué diría el mundo si Dios                                alguien consumió por error
lo hubiera abandonado así?                                 las distancias olvidadas.
II
                                                           RELOJ
Sin ti
el sol cae como un muerto abandonado
                                                           Dama pequeñísima
Sin ti                                                     moradora en el corazón de un pájaro
me tomo en mis brazos                                      sale al alba a pronunciar una sílaba
                                                                            NO
y me llevo a la vida
a mendigar fervor.
                                                           MADRUGADA
LA CARENCIA
DE ÁRBOL DE DIANA
                                       a Laure Bataillon
                                                           VERDE PARAÍSO
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
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CREPÚSCULO
                                                            cuídate de mí amor mío
                                                            cuídate de la silenciosa en el desierto
La sombra cubre pétalos mirados                             de la viajera con el vaso vacío
El viento se lleva el último gesto de una hoja              y de la sombra de su sombra
El mar ajeno y doblemente mudo
en el verano que apiada por sus luces
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este corazón sólo misterioso.
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