Universitaria Agustiniana
Programa de Teología
Curso: Escatología
Docente: Ashraf Nageh Ibrahim Abdelmalak
Estudiante: Iván René Lindo Cabrales
La Escatología Cristiana
Antes de definir lo que se ha de entender por escatología cristiana, es
preciso clarificar un poco lo que se tiene por escatología, para ello se presenta la
definición según DRAE a saber: ”del latín eschatología y este a su vez del griego
éskhatos (último) y lógos (tratado), haciendo alusión a las creencias referentes a la
vida de ultratumba”1.
Ahora, frente a la escatología cristiana, se puede decir que no es otra cosa
que un ejercicio teológico de reflexión que tiene como punto de partida el fin último
del hombre (desde sus distintas realidades) y de la creación, a la luz del misterio
pascual de Jesucristo (su resurrección por obra de Dios Padre), entendiendo al
hombre como un ser futurizo que peregrina en busca de su realización plena y que
se ve limitado y angustiado por su finitud frente a la muerte. Pero que al
entenderse como un ser que vive para el futuro el hombre desde la escatología
“no se centra en los hipotéticos sucesos dramáticos del final de los tiempos, sino
en el destino de la humanidad en su conjunto y del ser humano en su peregrinar
en el sentido último y la finalidad de la historia y, en definitiva, el éskaton”2.
Siguiendo lo anterior, se identifica como la escatología cristiana supera toda
esperanza intramundana proyectando al hombre desde cierta tención hacia
aquello que aún no posee pero que anhela alcanzar y gozar en plenitud. Las
bases que permiten que se exprese lo anterior se fundamentan en la Sagrada
Escritura, de manera particular en el Nuevo Testamento, en la persona de Cristo
(por quien Dios se revela y se hace presente en la tierra) en quien la humanidad,
el mundo y la historia se vuelcan hacia lo escatológico.
1
Definición de Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: https://dle.rae.es/escatolog
%C3%ADa
2
Nuevo Diccionario de Teología. Dir. Juan José Tamayo. Ed. Trotta. (pg. 289)
A continuación, grosso modo se abordará desde el Nuevo Testamento
cómo desde Cristo se vislumbra la realidad escatología de la humanidad, el
mundo y la historia, a saber:
Desde la humanidad: Cristo es presentado como el destino último de la
humanidad, puesto que, así como Cristo fue resucitado por el Padre y no
experimentará de nuevo la muerte (ha vuelto a la vida para siempre), es decir, así
como la resurrección de Cristo es definitiva y no hay en ella posibilidad alguna de
anulación; así también toda la humanidad a ejemplo de Cristo está destinada a la
vida eterna, por ser Cristo el primogénito de entre muchos hermanos (Cf. Roma 8,
29; Col. 1,18; Jn. 3:16-17; Jn. 11, 25-26; Ef. 2, 10; )
Desde el Mundo: Cristo es el fundamento de la creación, puesto que en
Cristo se recapitulan todas las cosas (Ef. 1,10) y la creación por sí sola es
incompleta e imperfecta. En otras palabras, Cristo es el primogénito de la creación
y de toda creatura (Cf. Col. 1, 15; Rm. 11, 36; Rm. 8, 19; Hch.17, 28) y en Él (el
eskatón) toda la creación se orienta hacía la plenitud, hacía su realidad última.
Desde la historia:
De la historia: Por la Encarnación, Cristo se solidarizó con la comunidad humana. Dios hizo suya la
historia, de tal forma que la historia humana se convirtió en historia salvada, redimida. Más aun,
con su muerte Cristo se solidarizó con nuestra condición mortal; por eso la resurrección de Cristo
trajo como consecuencia que la humanidad quedara totalmente transformada, y que la creación,
el hombre y la historia, no fueran ya los mismos. La glorificación de la humanidad de Cristo
ocurrida en el momento de su resurrección implica una transformación total del ser humano y de
todo lo creado, ya que el hombre está formado también de materia creada. A partir de la
resurrección de Cristo surge entonces un destino trascendente y eterno para todos nosotros,
porque lo sucedido a la humanidad de Cristo es lo que sucederá a la humanidad de cada uno. La
humanidad de Cristo recibió vida inmortal de Dios y así sucederá también a nuestra propia
humanidad, de suerte que la resurrección de Jesucristo es anticipación y garantía de nuestra
futura salvación.
Cristo es el eskatón para el hombre, el mundo y la historia